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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO POSGRADO EN ANTROPOLOGÍA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS FRACTURAS EN RESTOS ÓSEOS T E S I S QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE PRESENTA MAESTRA EN ANTROPOLOGÍA SOCORRO BÁEZ MOLGADO TUTOR DE TESIS DRA. GABRIELA SÁNCHEZ-MEJORADA MILLÁN MÉXICO, D.F. 2008 P O R M I R A Z A H A B L R A A S P IR IT V E E L UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. INDICE Tablas……………………………………………………….ii Figuras ……………………………………………………..vi Cuadros……………………………………………………..x Gráficas……………………………………………………..x Introducción……………………………………….………..1 Definición de conceptos ……………………………….….8 Hipótesis…………………………….………………….….13 Objetivos……………………………………………….…..13 Metodología…………………………………………….…14 Resultados…………………………………………………21 Análisis de la distribución y frecuencia de las fracturas……………………………192 Discusión…….………………………..………..…………202 Bibliografía…………………………………...……………207 ii Tablas Tabla 1. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 1.1 Acortamiento del hueso p.21 p.21 Tabla 2. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 2.1 Acortamiento del hueso Tabla 2.2. Secuencia del acontecimiento p.24 p.24 p.27 Tabla 3. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 3.1 Acortamiento del hueso Tabla 3.2. Secuencia del acontecimiento p.28 p.28 p.31 Tabla 4. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 4.1 Acortamiento del hueso Tabla 4.2. Secuencia del acontecimiento p.32 p.32 p.33 Tabla 5. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 5.1 Acortamiento del hueso Tabla 5.2. Secuencia del acontecimiento p.34 p.34 p.37 Tabla 6. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 6.1 Acortamiento del hueso Tabla 6.2. Secuencia del acontecimiento p.39 p.39 p.41 Tabla 7. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 7.1 Acortamiento del hueso Tabla 7.2. Secuencia del acontecimiento p.42 p.42 p.45 Tabla 8. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 8.1 Acortamiento del hueso Tabla 8.2. Secuencia del acontecimiento p.46 p.46 p.49 Tabla 9. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 9.1 Acortamiento del hueso Tabla 9.2. Secuencia del acontecimiento p.50 p.50 p.52 Tabla 10. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 10.1 Acortamiento del hueso p.53 p.53 Tabla 11. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 11.1 Acortamiento del hueso Tabla 11.2. Secuencia del acontecimiento p.58 p.58 p.59 Tabla 12. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 12.1 Acortamiento del hueso Tabla 12.2. Secuencia del acontecimiento p.60 p.60 p.62 Tabla 13. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 13.1 Acortamiento del hueso Tabla 13.2. Secuencia del acontecimiento p.64 p.64 p.67 Tabla 14. Ubicación, forma y tipo de fractura p.69 iii Tabla 14.1 Acortamiento del hueso Tabla 14.2. Secuencia del acontecimiento p.69 p.71 Tabla 15. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 15.1 Acortamiento del hueso Tabla 15.2. Secuencia del acontecimiento p.72 p.72 p.73 Tabla 16. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 16.1 Acortamiento del hueso Tabla 16.2. Secuencia del acontecimiento p.74 p.74 p.76 Tabla 17. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 17.1 Acortamiento del hueso Tabla 17.2. Secuencia del acontecimiento p.77 p.77 p.79 Tabla 18. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 18.1 Acortamiento del hueso Tabla 18.2. Secuencia del acontecimiento p.80 p.80 p.82 Tabla 19. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 19.1 Acortamiento del hueso Tabla 19.2. Secuencia del acontecimiento p.84 p.84 p.85 Tabla 20. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 20.1. Acortamiento del hueso Tabla 20.2. Secuencia del acontecimiento p.86 p.86 p.88 Tabla 21. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 21.1 Acortamiento del hueso Tabla 21.2. Secuencia del acontecimiento p.90 p.90 p.92 Tabla 22. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 22.1 Acortamiento del hueso Tabla 22.2. Secuencia del acontecimiento p.94 p.94 p.96 Tabla 23. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 23.1 Acortamiento del hueso Tabla 23.2. Secuencia del acontecimiento p.97 p.97 p.100 Tabla 24. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 24.1 Acortamiento del hueso Tabla 24.2. Secuencia del acontecimiento p.101 p.101 p.103 Tabla 25. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 25.1 Acortamiento del hueso Tabla 25.2. Secuencia del acontecimiento p.104 p.104 p.106 Tabla 26. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 26.1 Acortamiento del hueso Tabla 26.2. Secuencia del acontecimiento p.108 p.108 p.109 Tabla 27. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 27.1 Acortamiento del hueso p.111 p.111 iv Tabla 27.2. Secuencia del acontecimiento p.112 Tabla 28. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 28.1. Acortamiento del hueso Tabla 28.2. Secuencia del acontecimiento p.113 p.113 p.115 Tabla 29. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 29.1 Acortamiento del hueso Tabla 29.2 Secuencia del acontecimiento p.117 p.117 p.120 Tabla 30. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 30.1 Acortamiento del hueso Tabla 30.2. Secuencia del acontecimiento p.121 p.121 p.124 Tabla 31. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 31.1 Acortamiento del hueso Tabla 31.2. Secuencia del acontecimiento p.125 p.125 p.128 Tabla 32. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 32.1 Acortamiento del hueso Tabla 32.2. Secuencia del acontecimiento p.129 p.129 p.131 Tabla 33. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 33.1 Acortamiento del hueso Tabla 33.2. Secuencia del acontecimiento p.133 p.133 p.136 Tabla 34. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 34.1 Acortamiento del hueso Tabla 34.2. Secuencia del acontecimiento p.137 p.137 p.139 Tabla 35. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 35.1 Acortamiento del hueso Tabla 35.2. Secuencia del acontecimiento p.140 p.140 p.143 Tabla 36. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 36.1 Acortamiento del hueso Tabla 36.2. Secuencia del acontecimiento p.144 p.144 p.147 Tabla 37. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 37.1 Acortamiento del hueso Tabla 37.2. Secuencia del acontecimiento p.148 p.148 p.149 Tabla 38. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 38.1 Acortamiento del hueso Tabla 38.2. Secuencia del acontecimiento p.151 p.151 p.152 Tabla 39. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 39.1 Acortamiento del hueso Tabla 39.2. Secuencia del acontecimiento p.153 p.153 p.155 Tabla 40. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 40.1 Acortamiento del hueso Tabla 40.2. Secuencia del acontecimiento p.157 p.157 p.161 v Tabla 41. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 41.1 Acortamiento del hueso Tabla 41.2. Secuencia del acontecimiento p.162 p.162 p.164 Tabla 42. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 42.1 Acortamiento del hueso Tabla 42.2. Secuencia del acontecimiento p.166 p.166 p.167 Tabla 43. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 43.1 Acortamiento delhueso Tabla 43.2. Secuencia del acontecimiento p.168 p.168 p.170 Tabla 44. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 44.1 Acortamiento del hueso Tabla 44.2. Secuencia del acontecimiento p.171 p.171 p.174 Tabla 45. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 45.1 Acortamiento del hueso Tabla 45.2. Secuencia del acontecimiento p.176 p.176 p.178 Tabla 46. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 46.1 Acortamiento del hueso Tabla 46.2. Secuencia del acontecimiento p.179 p.179 p.181 Tabla 47. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 47.1 Acortamiento del hueso Tabla 47.2. Secuencia del acontecimiento p.182 p.182 p.184 Tabla 48. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 48.1. Acortamiento del hueso Tabla 48.2. Secuencia del acontecimiento p.186 p.186 p.188 Tabla 49. Ubicación, forma y tipo de fractura Tabla 49.1 Acortamiento del hueso Tabla 49.2. Secuencia del acontecimiento p.189 p.189 p.191 vi Figuras Figura 1. Radiografía y fotografía AP y LAT de ulna izquierda y fíbula derecha Figura 1.1 Asociación de fracturas por acontecimiento p.22 p.22 Figura 2. Radiografía y fotografía AP y LAT de cubito y radio derecho Figura 2.1. Radiografía y fotografía de tibia derecha Figura 2.2. Asociación de fracturas por acontecimiento p.25 p.25 p.26 Figura 3. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna izquierdo Figura 3.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.29 p.29 Figura 4. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna izquierdo Figura 4.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.32 p.33 Figura 5. Fotografía AP, PA y LAT fémur derecho Figura 5.1. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia y fíbula derecha Figura 5.2. Asociación de fracturas por acontecimiento p.35 p.35 p.36 Figura 6. Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia izquierda y fíbula derecha Figura 6.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.40 p.40 Figura 7. Radiografía y fotografía AP y LAT de húmeros Figura 7.1. Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia y fíbula derecha Figura 7.2. Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia y fíbula izquierda Figura 7.3.Asociación de fracturas por acontecimiento p.43 p.43 p.44 p.44 Figura 8. Radiografía y fotografía AP y LAT ambos húmeros Figura 8.1. Radiografía y fotografía AP y LAT de radio derecho Figura 8.2. Radiografía y fotografía LAT de ambas tibias y fíbulas Figura 8.3. Radiografía y fotografía AP de ambas tibias y fíbulas Figura 8.4. Asociación de fracturas por acontecimiento p.47 p.47 p.47 p.48 p.48 Figura 9. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna y radio derecho Figura 9.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.51 p.51 Figura 10. Radiografía y fotografía AP y LAT fémur derecho Figura 10.1. Radiografía y fotografía AP y LAT ambos húmeros Figura 10.2. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna derecho Figura 10.3. Asociación de fracturas por acontecimiento p.54 p.55 p.55 p.56 Figura 11. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna izquierda Figura 11.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.58 p.58 Figura 12. Radiografía y fotografía AP y LAT humero derecho y fémur Figura 12.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.61 p.61 Figura 13. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia y fíbula derecha Figura 13.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.65 p.66 Figura 14. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna y radio derecho Figura 14.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.70 p.70 vii Figura 15. Radiografía y fotografía AP y LAT fíbula izquierda Figura 15.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.72 p.73 Figura 16. Radiografía y fotografía AP y LAT húmero izquierdo Figura 16.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.75 p.75 Figura 17. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna y radio izquierdo Figura 17.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.78 p.78 Figura 18. Radiografía y fotografía AP y LAT fémur izquierdo Figura 18.1. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna y radio derecho Figura 18.2. Asociación de fracturas por acontecimiento p.81 p.81 p.82 Figura 19. Radiografía y fotografía AP y LAT fíbula izquierda Figura 19.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.84 p.85 Figura 20. Radiografía y fotografía AP y LAT de húmero, ulna y fíbula izquierdo Figura 20.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.87 p.87 Figura 21. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia y fíbula derecha Figura 21.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.91 p.92 Figura 22. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia y fíbula izquierda Figura 22.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.95 p.95 Figura 23. Radiografía y fotografía AP en ambas tibia y fíbula Figura 23.1. Radiografía y fotografía LAT en ambas tibia y fíbula Figura 23.2 Asociación de fracturas por acontecimiento p.98 p.98 p.99 Figura 24. Radiografía y fotografía AP y LAT fíbula derecha Figura 24.1. Radiografía y fotografía AP y LAT radio derecho Figura 24.2. Asociación de fracturas por acontecimiento p.102 p.102 p.102 Figura 25. Radiografía y fotografía AP y LAT en húmero, ulna y radio izquierdo Figura 25.1. Radiografía y fotografía AP y LAT ambas tibias y fíbula Figura 25.2. Asociación de fracturas por acontecimiento p.105 p.105 p.106 Figura 26. Radiografía y fotografía AP y LAT radio izquierdo Figura 26.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.108 p.109 Figura 27. Radiografía y fotografía AP y LAT fíbula izquierda Figura 27.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.111 p.112 Figura 28. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia y fíbula derecha Figura 28.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.114 p.115 Figura 29. Radiografía y fotografía AP y LAT de fíbula izquierda Figura 29.1. Radiografía y fotografía AP y LAT de húmero derecho Figura 29.2. Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia y fíbula derecha Figura 29.3. Asociación de fracturas por acontecimiento p.118 p.118 p.118 p.119 viii Figura 30. Radiografía y fotografía AP y LAT húmero derecho Figura 30.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.122 p.123 Figura 31. Fotografía AP y LAT de fémur con miositis osificante Figura 31.1 Radiografía y fotografía AP y LAT húmero izquierdo Figura 31.2 Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia izquierda Figura 31.3. Asociación de fracturas por acontecimiento p.126 p.126 p.127 p.127 Figura 32. Radiografía y fotografía AP y LAT en ambas fíbulas Figura 32.1. Radiografía y fotografía AP y LAT de radio izquierdo Figura 32.2. Asociación de fracturas por acontecimiento p.130 p.130 p.131 Figura 33. Radiografía y fotografía AP y LAT en ulna y húmero izquierdo Figura 33.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.134 p.135 Figura 34. Radiografía y fotografía AP y LAT en fémur derecho Figura 34.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.138 p.138 Figura 35. Radiografía y fotografía AP y LAT en ambos radios, ulnas y húmeros Figura 35.1. Radiografía y fotografía AP y LAT en fémur derecho Figura 35.2. Asociación de fracturas por acontecimiento p.141 p.141 p.142 Figura 36. Radiografía y fotografía AP y LAT en tibia y fíbula derecha Figura 36.1. Radiografía y fotografía AP y LAT en radio derecho Figura 36.2. Asociación de fracturas por acontecimiento p.145 p.145 p.146 Figura 37. Radiografía y fotografía AP y LAT en radio derecho Figura 37.1 Asociación de fracturas por acontecimiento p.148 p.149 Figura 38. Radiografía y fotografía AP y LAT en radio derecho Figura 38.1 Asociación de fracturas por acontecimiento p.151 p.152 Figura 39. Radiografía y fotografía AP y LAT en tibia y fíbula derecha Figura 391. Radiografía y fotografía AP y LATen tibia y fíbula izquierda Figura 39.2. Asociación de fracturas por acontecimiento p.154 p.154 p.155 Figura 40. Radiografía y fotografía AP en ambos radios, ulnas y húmeros Figura 40.1. Radiografía y fotografía LAT en ambos radios, ulnas y húmeros Figura 40.2. Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia y fíbula derechas Figura 40.3. Asociación de fracturas por acontecimiento p.158 p.158 p.159 p.159 Figura 41. Radiografía y fotografía AP y LAT en fémur izquierdo Figura 41.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.163 p.163 Figura 42. Radiografía y fotografía AP y LAT en fíbula derecha Figura 42.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.166 p.167 Figura 43. Radiografía y fotografía AP y LAT en fíbula derecha Figura 43.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.168 p.169 Figura 44. Radiografía y fotografía AP y LAT en fémur izquierdo Figura 44.1. Radiografía y fotografía AP y LAT en fíbula derecha p.172 p.172 ix Figura 44.2. Radiografía y fotografía AP y LA en húmero izquierdo y ulna derecha Figura 44.3. Asociación de fracturas por acontecimiento p.173 p.173 Figura 45. Radiografía y fotografía AP y LAT en húmero y radio izquierdo Figura 45.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.177 p.177 Figura 46. Radiografía y fotografía AP y LAT en ulna y radio izquierdo Figura 46.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.180 p.180 Figura 47. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia derecha Figura 47.1. Radiografía y fotografía AP y LAT en ulna derecha Figura 47.2. Asociación de fracturas por acontecimiento p.183 p.183 p.184 Figura 48. Fotografía derecha porción proximal fémur izquierdo Figura 48.1. Fotografía ambas tibias y fíbulas Figura 48.2. Fotografía húmero izquierdo Figura 48.3 Radiografía y fotografía AP y LAT ulna y radio derecho Figura 48.4. Asociación de fracturas por acontecimiento p.187 p.187 p.187 p.187 p.188 Figura 49. Radiografía y fotografía AP y LAT húmero izquierdo Figura 49.1. Asociación de fracturas por acontecimiento p.190 p.190 x Cuadros Cuadro 1.- Frecuencia de tercio lesionado por hueso p.193 Cuadro 2.- Porcentaje total de huesos fracturados p.196 Cuadro 3.- Consecuencias postraumáticas y atención recibida p.198 Gráficas Gráfica 1.- Porcentaje total de huesos fracturados por lado p.194 Gráfica 2.- Porcentaje de lesiones en huesoso largos p.195 Gráfica 3.- Porcentaje total de huesos fracturados p.197 Gráfica 4.- Número total de fracturas por individuo p.198 Gráfica 5.- Consecuencias postraumáticas p.199 Gráfica 6.- Atención recibida p.200 Gráfica 7.- Posible distribución de las lesiones por caída accidente o violencia p.201 1 Introducción El estudio de los restos óseos humanos es uno de los medios que tiene la antropología física para reconstruir parte del pasado de las poblaciones. Tradicionalmente el análisis anatomorfológico ha sido la herramienta con la cual se ha desarrollado la antropología física. Una de las muchas opciones que tiene los antropólogos es el estudio de las fracturas desde diferentes puntos de vista, unos se enfocan en las descripciones, otros en las frecuencias dentro de las poblaciones, otros más relacionan las fracturas con las actividades desarrolladas por las personas, de tal manera que no se encuentran parámetros que permitan comparar o entender el análisis de las fracturas entre poblaciones distintas. En esta tesis se establece una técnica para el análisis de las fracturas de los restos óseos enfocada en los huesos largos, con lesiones registradas en los esqueletos que forman parte de la colección ósea del Departamento de Antropología Física de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Esta colección se comenzó a integrar en 1994 por el interés de los Doctores Joaquín Reyes Téllez y Mario Alva Rodríguez (Báez et. al, 2007). Esta colección es reciente por ello algunas de las características que se observaron en las fracturas difieren con las colecciones óseas creadas antes de la Segunda Guerra Mundial, donde es posible observar diferencias en el manejo de las fracturas con el uso de antibióticos como la penicilina o las curaciones quirúrgicas con o sin material de osteosíntesis. Los investigadores de diferentes áreas se interesan en los restos óseos no solo por los estudios llevados a cabo en la antropología, arqueología o historia, sino también en el uso de las colecciones de restos óseos modernos que se han utilizado para fines médicos, como algunos ejemplos tenemos el trabajo realizado por los reumatólogos Rothchild y Robinson (2007) quienes analizaron la artritis reumatoide o la espondilolisis en muestras óseas analizadas en la articulación acromio clavicular y esterno clavicular para observar la correlación que existe con aquellos tipos de artritis erosiva presentes en les articulaciones periféricas. Un grupo de ortopedistas (Hyder, et.al. 2005) realizaron la medición de las carillas metatarsianas para determinar la angulación en varo existente del primer metatarsiano, o el análisis presentado por Dar y Hershkovitz (2006) sobre los puentes óseos observados en la articulación sacroiliaca y la relación que guardan con el sexo. Debido a lo reciente de su temporalidad los esqueletos modernos pueden ser utilizados para aportar parámetros de comparación para fines forenses (Bass y Jefferson; 2004). Como ejemplo, tenemos la Hamann-Todd Collection con las condiciones de almacenamiento adaptadas para el resguardo de más de 3,000 ejemplares en el Museo de Historia Natural de Cleveland, las cuales ofrecen facilidades de consulta a biólogos, médicos, antropólogos y odontólogos entre 2 otros. Los parámetros de comparación están basados en el registro que da cuenta de algunas de las afecciones presentes en el esqueleto y la causa de muerte de las personas (Gottlieb, 1982; Jones-Kern y Latimier, 1996). Mensforth y Latimer (1989) revisaron los tipos de fractura con respecto a la edad, el sexo y la raza caracterizándolos con la muestra de Hamann-Todd de principios de siglo XX. Ellos reportaron que la distribución y magnitud de las lesiones corresponden a los patrones de fracturas observados en zonas urbanas americanas y europeas. Existen algunas limitaciones para el análisis de las fracturas en los restos óseos que han sido mencionadas por Roberts y Manchester (1991). En general no es posible determinar la edad de la persona al momento de ocurrir la fractura. Algunas fracturas especialmente en subadultos pueden sanar sin dejar signos de su presencia inclusive cuando son observadas en las radiografías. Las fracturas por estrés pueden no reconocerse fácilmente al menos que el hueso sea radiografiado, pero esta metodología a menudo se ve limitada por cuestiones financieras y logísticas por lo tanto puede haber un subregistro de las fracturas. Con el propósito de que este estudio ofrezca una base para el estudio de las fracturas, y pueda ser comparado con otros estudios, se ha planteado una técnica para el análisis de las fracturas en los restos óseos. La técnica se ha enfocado en los huesos largos por varias razones: la frecuencia de fracturas es mayor que en cualquier otra parte del cuerpo (Ortner, 2003; Roberts y Manchester, 2005; Merbs 1989a; Lovell 1997); cuando los materiales óseos provienen de excavaciones arqueológicas los huesos largos son los que mejor se preservan (Roberts y Manchester 2005). Un análisis detallado sobre el esqueleto, en particular sobre todos los huesos largos nos permite sugerir, tanto una interpretación de la secuencia de acontecimientos que ocasionaron la fractura como la reconstrucción de cómo la lesión pudo haber sido provocada, proponiendo el posible movimiento del segmento afectado y la dirección de la fuerza, y en ocasiones de acuerdo acomo se observa la fractura sanada inferir si recibió o no atención o tratamiento. Para entender su secuencia, se requiere de una documentación escrupulosa de todas las fracturas observadas, sin embargo no es fácil de establecer en golpes aislados en diferentes partes del cuerpo. Debe entenderse que existen varias las posibilidades y que es difícil e incierto, en ocasiones proponer una relación cronológica. La manera de abordar el estudio de las fracturas ha estado influenciada por el desarrollo de la arqueología. En el pasado no se prestó tanta importancia al estudio de los restos humanos, si acaso los cráneos eran las únicas fuentes de interés (Serrano y Villanueva 1998). Fue hasta 1910 que Sir Marc Armand Ruffer definió a la paleopatología como la ciencia de las enfermedades, y cuya existencia puede ser demostrada sobre la base de los restos óseos del 3 pasado, tanto humano como animal (Aufderheide y Rodriguez-Martín, 1998). En general se enfoca en la variación anormal de los restos humanos de sitios arqueológicos. La paleopatología se concentra en dos tipos de hechos, el primero, son las lesiones que se encuentran en restos óseos y momias, que al ser analizadas indican algunos de los problemas o el tipo de enfermedad que las personas padecieron estando vivas. El segundo hecho son los documentos históricos e iconográficos en los que se pretendió describir o ilustrar las enfermedades (Aufderheide y Rodriguez-Martín, 1998; Ortner, 2003; Roberts y Manchester, 2005). En este sentido se puede decir que la paleopatología estudia las enfermedades sobre los restos óseos. Los materiales en los cuales se apoya, se ven limitados por las huellas de las lesiones encontradas en el hueso, que pueden ser: infecciones, traumatismos, desordenes congénitos, enfermedades osteoarticulares, metabólicas, endócrinas, neoplasias, enfermedades dentales, etc. Desde el punto de vista antropológico, el análisis de las fracturas se ha centrado en el estudio de su frecuencia y distribución en las poblaciones extintas con respecto al sexo, edad y el tipo de fractura (Ortner, 2003; Roberts y Manchester, 2005). Estos datos biológicos junto con la información arqueológica, histórica o etnológica se pueden relacionar con sus condiciones de vida, como son: la violencia interpersonal, la actividad predominante de la sociedad estudiada, y/o el tipo de herramientas o maquinaria utilizada, conformando así el enfoque bio-social. En este sentido podemos decir que el estudio de las fracturas ha correspondido a dos enfoques ampliamente desarrollados, el descriptivo y el cuantificable, haciendo este último uso del análisis estadístico. Ambos enfoques continúan utilizándose y los dos tratan de ofrecer una interpretación de los resultados apoyándose en la historia, arqueología o etnología. Dentro del enfoque de tipo descriptivo podemos mencionar el estudio realizado por Ángel (1974) en el que trató de establecer la relación de las fracturas con las actividades de subsistencia. En este trabajo se reportó que los cazadores presentan un patrón diferente de lesiones que el de los agricultores, tomó en cuenta los aspectos culturales y la interpretación de las fracturas, integró los factores físicos y culturales con el contexto del ambiente específico en la interpretación de los patrones del trauma observados. El trabajo de Lovejoy y Heiple (1981) trata de romper con los análisis descriptivos tradicionales que no cuantifican los resultados, es el primero en presentar un estudio poblacional que registra las frecuencias de las fracturas por el tipo de hueso afectado presentando los datos de forma sistemática y con una metodología propia cuya influencia continuó durante esta década y la siguiente con los estudios de Buikstra y Ubelaker (1994). Mencionan la importancia de la estandarización el registro del número de huesos fracturados, ofrece una descripción de las fracturas encontradas en cuanto a su alineación y o reducción así como una probable etiología. 4 Los trabajos de Grauer y Roberts (1996); Prokopec y Halman (1999); Holck (2002); Neri y Lancellotti (2004); Roberts et. al. (2005) entre otros proponen establecer a partir del la observación anatómica de los huesos fracturados, el tipo de tratamiento recibido y el conocimiento médico que se utilizó para tratar este tipo de lesiones. Grauer y Roberts (1996) examinaron los patrones de las fracturas de los huesos largos en un cementerio del Medioevo en York, Inglaterra, cuyos restos óseos en su mayoría pertenecieron a pobres. El propósito del estudio fue determinar los patrones de curación y el posible de tratamiento. En los huesos que estaban fracturados no se presentó una deformidad considerable, lo que sugiere que la inmovilización y muy posiblemente la reducción de la fractura fue practicada con éxito incluso en los residentes más pobres de la ciudad medieval. Este es uno de los trabajos que propone una metodología para el análisis de las fracturas, si bien la metodología que propone está muy completa, los resultados fueron presentados por el total de huesos analizados, perdiendo el contexto de la información individual. El estudio de Prokopec y Halman (1999) sobre las fracturas encontradas en los esqueletos de poblaciones urbanas de la Matiegka Pathological Collection de Praga del siglo XV al XVIII, fueron comparados con algunos de los esqueletos Peruanos recopilados por Ales Hrdlicka en 1910 y en 1913. En el estudio demuestra que en ambos grupos geográfica y étnicamente diferentes el patrón de fracturas fue similar, muestran que ciertos segmentos de los huesos largos (tibia y fémur) tienden a romperse más fácilmente y el tratamiento quirúrgico fue prácticamente inexistente en ambas localidades. Holck (2002) encontró pruebas sobre el tratamiento médico en un esqueleto del Medioevo, posiblemente anterior a 1530, la extremidad inferior derecha mostraba considerables cambios patológicos, debido probablemente a una fractura abierta en la parte distal de ambos huesos de la pierna, tibia y peroné. Debido a la lesión se presentó una severa infección con la consecuente osificación de los ligamentos y el anquilosamiento de la articulación tibiofibular. En el cóndilo medial del hueso también se observa una fractura años antes de que la persona muriera, muestra una osteoartrosis como una consecuencia secundaria, pero no se puede establecer si ambas fracturas ocurrieron al mismo tiempo. En la parte media de la diáfisis de la tibia de observa una superficie abierta antero medialmente de 11 cm de largo con severa osteomielitis, los bordes anteriores e inferiores muestran marcas de corte la cual fue posiblemente realizada con un cuchillo para supurar la infección. No se observan signos de regeneración ósea lo que indica que el paciente murió poco tiempo después probablemente cuando la osteomielitis dio paso a una septicemia. Asimismo, Neri y Lancelloti (2004) apuntan en la descripción de un esqueleto de inicios de 1900, que sufrió severas fracturas en los miembros inferiores tuvo adaptaciones biomecánicas secundarias, que si bien no se observa un tratamiento médico adecuado o alguna otra terapia alternativa, infieren que la persona al menos estuvo inmóvil 4 meses tiempo promedio en que una 5 fractura de hueso largo sane, se infiere que las piernas solo pudieron haber estado vendadas y estuvo acostado en la cama solo el tiempo necesario para que la fracturas sanaran sin embargo opinan que siguió necesitando algún tipo de cuidado y apoyo asistencial para haber sobrevivido. Ambos trabajos solo son presentados como estudios de caso, si bien ganan interés en la detallada descripción, pierde presencia en cuando a datos de una población Merbs (1989b, 1996) ha escrito acerca de la etiología de la espondilosis, como una fractura que se ha relacionado con la postura erecta, la locomoción bípeda y la presenciade la curvatura lumbar. Su manifestación solo se ha observado en humanos, con mayor frecuencia en personas de sexo masculino, asociada a ciertas actividades que exigen mayor presión en la región lumbar. La espondilosis ha sido relacionada con actividades deportivas y laborales, se considera una fractura por estrés, tiene como manifestación más común la completa separación bilateral entre el proceso articular superior e inferior de la quinta vértebra lumbar como resultado de un estrés sostenido o un micro trauma repetitivo en esta región (Merbs, 1989b). Stewart (1953) atribuyó la frecuencia de la espondilólisis en los esquimales al uso del trineo, en donde la cadera junto con la columna, producen una hiperextención, lo que reduce la curvatura de la postura lumbar y crea gran tensión en esta zona de la cadera. Ambos autores solo basan su estudio enfocándose en una región del esqueleto sin mencionar si existió relación con otro tipo de lesiones o fracturas encontradas en otras partes del esqueleto. Diversos estudios se han enfocado a aquellas lesiones traumáticas que pudieran ser interpretadas como resultados de interrelaciones violentas. Judd (2004) examinó las fracturas del cráneo y esqueleto postcraneal de la Ciudad de Kerma, en Egipto (1750-1550 a.C), se comparó la distribución de estas fracturas con dos muestras clínicas actuales, una procedente de la India y la otra de Nigeria donde se registró que las caídas fueron la causa más común de la lesión. La distribución del patrón de fracturas observado en Kerma, varió drásticamente con los resultados encontrados en la distribución de las lesiones clínicas. En la antigua población de Egipto el cráneo, seguido de la ulna fueron las regiones que sufrieron el mayor número de fracturas, mientras que el radio, húmero y las extremidades inferiores fueron los que más se fracturaron entre las poblaciones modernas y los que menos en las poblaciones pasadas. Roksandic y colaboradores (2006) basaron su interpretación en datos bioarqueológicos de las lesiones esqueléticas observadas con traumatismo violentos, su interpretación se apoyó en la hipótesis de que el periodo Mesolítico estuvo caracterizado por una violencia endémica o guerra. Los hechos observados se basaron en la incidencia de puntas de proyectiles encajados en diferentes elementos óseos. Por otro lado, se han utilizados los resultados de los estudios clínicos y se han comparado con los resultados observados en las colecciones óseas arqueológicas como un esfuerzo por 6 interpretar las fracturas (Judd y Roberts, 1998). Los estudios clínicos han comprobado que el factor biológico de la edad, predispone a las personas a las fracturas durante las acciones rutinarias ya que el deterioro de los sentidos de la visión, audición, y la osteoporosis incrementan el riesgo de las caídas. Estas variables deben ser consideradas ya que pueden mostrarnos si el riesgo de una fractura en un grupo puede ser examinado por medio de su frecuencia de acuerdo al sexo y la edad o bien por la frecuencia del hueso afectado. Lo anterior da la posibilidad de relacionar el riesgo de la fractura y puntualizar cuales podrían ser las variantes que influyen en su distribución, incluyen entre otras la actividad y la salud. El hospital medieval para pacientes leprosos en Chichester, Inglaterra, atendía a peronas de escasos recursos, por lo que se trato de examinar el nivel de salud manifestado en la etiología de la fractura, para lograr determinar los patrones de curación y el indicio de tratamiento. Debido a la naturaleza del sitio, muchas de las fracturas se pueden atribuir a las condiciones de pobreza y salud asociadas a una nutrición inadecuada, en donde los enfermos pueden ser más susceptibles a las infecciones, la debilidad, la pobre coordinación y la propensión a las caídas. En los estudios en clínicas se menciona que los factores que contribuyen al riesgo de fracturas son, la visión defectuosa, la disminución del la audición, la reacción lenta, vértigos, debilidad en las piernas. Sin embargo mencionan que todos estos síntomas también pueden estar asociados a la lepra. (Judd y Roberts, 1998). Jurmain (2001) ha relacionado los patrones de las fracturas encontrados en los huesos del antebrazo y la presencia de lesiones cráneo facial y puntas de proyectil, en una población prehistórica del centro de California. Los hallazgos le permiten suponer que la agresión interpersonal era común en la prehistoria Californiana. No solo se han estudiado las causas y consecuencias de las fracturas, tratando de integrar el mayor número de variables que puedan ofrecer una mejor explicación, Neri y Lancelloti (2004) presentan el estudio de un caso en un esqueleto masculino del siglo XX, con fracturas encontradas en los huesos largos y lesiones en las articulaciones asociadas, mencionan las implicaciones funcionales de postura y locomoción, e interpretan el tipo de tratamiento médico que recibió. En otra investigación Judd y Roberts (1999) encontraron diferencias en la distribución de las fracturas entre los agricultores rurales ingleses del Medioevo con una población contemporánea urbana del Medioevo (s. X-XII a.C), cuya actividad predominante fue la alfarería, la frecuencia de fracturas para la población rural fue del 19% mientras que en el sitio urbano se registró una frecuencia del 5.5%. Los autores mencionan que estas diferencias pueden estar relacionadas con el tipo de actividad que las personas realizaron. En los últimos años dentro del ámbito de la antropología física ha habido importantes avances en el diagnóstico e interpretación de las fracturas, sin embargo aun existen 7 inconsistencias en las descripciones y ofrecen diferentes tipos de resultados, impidiendo la comparación entre los estudios. Los trabajos que se mencionan en general presentan la información con base a la frecuencia de las fracturas encontrada en los huesos largos, y tratan de ofrecer una explicación a partir del número total de huesos fracturados. Por lo general, la información se presenta por segmentos y se pierde información sobre un contexto más amplio como serían las particularidades individuales. Por otro lado los estudios de caso presentan una información detallada y minuciosa que a nivel grupal pierde significado pues la condición patológica que se presenta es muy general y se ha asociado con aspectos sociales o culturales. Lo cuantificable como las frecuencias de las fracturas en determinados huesos o regiones solo representa una parte de la realidad y las descripciones no cuantificables originan que las interpretaciones en ocasiones caigan en enunciados subjetivos. Este trabajo pretende analizar las lesiones a partir de un método de análisis descriptivo que conjugue la mayor parte de la información, tanto desde la población estudiada como desde un nivel individual. La técnica para el análisis de las fracturas en los restos óseos, ofrece la posibilidad de registrar la ubicación y tipo de fractura de los huesos largos fracturados, la existencia de algún tipo de consecuencia postraumática, cuantificación del total de huesos largos fracturados, asociación de las fracturas encontradas en cada esqueleto así como el mecanismo por medio del cual la fuerza actuó sobre el hueso. Como una nueva alternativa se trató de establecer los posibles movimientos del cuerpo al generarse las fracturas, así como las huellas observadas en las radiografías y en la morfología del hueso que establecen si existió algún tipo tratamiento médico. La información obtenida puede ser utilizada para ofrecer algún tipo de interpretación sobre la etiología de la lesión e incluirla dentro de la categoría de violencia interpersonal, accidente o caída. El método que se propone valoró e incluyó la aportación de otros estudios y desarrolló los propios buscando que los resultados de esta colección sean útilesy comparativos con otras colecciones. 8 Definición de conceptos: Para poder llevar a cabo nuestro propósito fue necesario la revisión de conceptos y la clasificación de las fracturas. No fue necesario ahondar sobre varias clasificaciones, bastó que se mencionaran las más frecuentes que van desde las que limitan la interpretación de las fracturas agrupándolas entre el tipo de fuerza, pasando por aquellas que basan su clasificación de acuerdo al tipo de instrumento utilizado, hasta las que ofrecen una gama de definiciones que agrupan bajo diferentes parámetros por el tipo de fractura, el tipo de fuerza o el tipo de mecanismo. Traumatismo y fractura son dos conceptos que tienen una relación estrecha tanto que ambos conceptos no deben ser utilizados indistintamente, por eso es importante establecer las diferencias de estos dos términos. Lovell (1997) refiere al traumatismo como la lesión causada por la transferencia de energía de un objeto externo en movimiento hacia los tejidos. El cuerpo usualmente absorbe esta energía, por la elasticidad de sus tejidos blandos o por la rigidez de la estructura ósea. Cuando la intensidad de la fuerza aplicada excede la capacidad de los tejidos para absorber o resistir la fuerza es cuando se produce un traumatismo (Nordín y Fankel, 2001). Cuando un traumatismo provoca una ruptura en la continuidad de un hueso se le denomina fractura (Merbs, 1989a, Lovell, 1997; Galloway, 1999; Ortner, 2003). Es donde la diferencia del término cobra sentido, pues sin duda las fracturas sobrevienen siempre después de un traumatismo pero no todos los traumatismos ocasionan una fractura en el hueso. Existen varias clasificaciones de las fracturas, la mencionada por Merbs (1989a), Gustillo (1992), Galloway (1999); Lovell (1997); y Ortner (2003) en general cada clasificación varía de un autor a otro. Merbs (1989a) prácticamente propone un listado con términos comúnmente utilizados para referir a las fracturas. Sus definiciones mencionan los tipos de fracturas, los tipos de fuerzas que las producen o el mecanismo de la lesión pero no las agrupa en alguna clasificación o división. Gustillo (1992) dividió las fracturas de los huesos largos en dos grupos principales: las articulares y la extra articulares, cada una con su respectiva clasificación, las articulares las clasificó en cuatro diferentes características: lineales, impactadas, conminutas y con pérdida ósea. Las segundas, es decir las extra articulares las dividió en dos clases, las metafisiarias cuando la 9 lesión ocurre en los extremos proximal o distal, y las diafisiarias divididas en su tercio proximal, medio o distal, subclasificándolas en desplazadas – no desplazadas, abiertas – cerradas, y mediante la configuración de la fractura en transversa, oblicua, espiral, conminuta, segmentaria y pérdida ósea. Esta clasificación útil y simple, esta diseñada para la clínica, y persigue el tratamiento eficaz de la lesión. El trabajo de Galloway (1999) enfocado a la ciencia forense; analizó las fracturas, relacionando el tipo de instrumento empleado con la velocidad resultado del tipo de fuerza que causó algún grado de fractura o separación en el material óseo. Galloway (1999) se basa en el estudio de la fractura ósea con tres tipos de fuerzas con relación al instrumento utilizado: 1) Golpes contusos (blunt force trauma), 2) Golpes cortantes (Sharp force trauma) y 3) Lesiones por proyectiles o disparos (gunshot and proyectile injuries). Los golpes contusos (blunt force trauma), los define como impactos de baja velocidad, separación del hueso debida a el impacto directo o indirecto, doblamiento, empuje y torsión de los elementos óseos generados por instrumentos romos como los golpes con tubos, piedras, martillos etc. La superficie afectada generalmente es amplia. En esta definición se incluyen las fracturas que resultan de accidentes vehiculares y caídas. Los golpes cortantes (Sharp force trauma), los describe como una fuerza directa que se aplicó a lo largo de una superficie estrecha. La discontinuidad producida se observa por la interrupción física del tejido esquelético por un objeto extraño y cortante (cuchillo hacha, sable). Finalmente menciona los disparos con arma de fuego y las lesiones por proyectiles que involucran altas velocidades y fuerzas considerables distribuidas sobre pequeñas áreas. El estudio de Galloway (1999) ofrece una guía para determinar el número y la secuencia de lesiones óseas cuando estas son observadas por los antropólogos. Debido a que su estudio tiene un punto de vista forense, la descripción de las fracturas está enfocado a aquellas fracturas que están relacionadas al momento de la muerte y no aquellas fracturas antemortem que podemos observar en restos óseos secos. Lovell (1997) por su parte, clasificó los traumatismos de acuerdo a las características de las lesiones que se observaron en el hueso seco, de procedencia arqueológica. Propuso una clasificación en la cual pretende analizar los mecanismos que producen la lesión ósea, por medio de 4 tipos de mecanismos: el trauma directo, trauma indirecto, aquel ocasionado por estrés y el secundario a una enfermedad. En su trabajo, relacionó el mecanismo que produce la lesión con el tipo de fractura que se generó y la fuerza que se aplicó. Así, estableció que en los traumatismos directos la lesión ocurrió en el punto del impacto y este tipo de fuerza puede producir fracturas penetrantes, conminutas, transversas por aplastamiento, por depresión, compresión o presión. En el traumatismo indirecto la fractura ocurre en un lugar distinto al punto de impacto, el tipo de fracturas con el que nos podemos encontrar en el traumatismo indirecto son en espiral, oblicua, en rama verde, impactada, por entallamiento, conminuta por 10 avulsión. Las fracturas producidas por estrés, se producen por la repetición de una fuerza que rompe al hueso por fatiga o aquellas fracturas que se generan secundarias a una enfermedad, como la osteoporosis y tumores. La clasificación que ofrece Lovell resume las fracturas que más comúnmente se encuentran en los esqueletos arqueológicos, adaptó la clasificación clínica y de la medicina forense a los traumatismos óseos más comunes. Ortner (2003) distingue cuatro tipos de traumatismos que lesionan al esqueleto a) la fractura, entendida como la ruptura parcial o completa del hueso, b) el desplazamiento o dislocación normal de las articulaciones, c) la interrupción del suministro de sangre en el hueso a través de alguna arteria, d) el cambio y la forma en el contorno del hueso producido artificialmente. Sin embargo, los tipos de traumatismos que menciona no son más que una consecuencia de las fracturas, no tipos diferentes de fracturas. Ortner (2003) define a la fractura como el resultado de un estrés anormal, aplicado en uno o más huesos, que resulta en una parcial o completa discontinuidad en el hueso y que se generan por diferentes tipos de fuerzas. Parte de la clasificación de las fuerzas, tales como la tensión, compresión, torsión, flexión y desplazamiento, para comprender la dirección de fuerzas ejercidas sobre el hueso y relacionarlas con diferentes tipos de fracturas. Las fracturas por tensión generalmente se asocian con las uniones tendinosas del hueso. En este tipo de fracturas es por una tensión excesiva del tubérculo o el proceso en el cual el tendón que se une al hueso se rompe. La dislocación de las articulaciones generalmente se asocia con este tipo de fractura. La fractura de compresión es el resultado de un impacto repentino y da una variedad diferente de patrones. El eje del hueso se puede fracturar con la misma dirección de la fuerza. Las fracturas de compresión se aprecian mejor en la columna vertebral donde los cuerpos vertebrales sufren de compresión, algunas fracturas delas uniones articulares son el resultado de la compresión. En general este tipo de lesiones se observan en el hueso sobre tejido de tipo esponjoso. En las fracturas de torsión la fuerza se dirige en espiral, cuando uno de los extremos del hueso permanece fijo mientras el otro se mueve en alguna dirección lateral (izquierda o derecha). El estrés ocurre en dirección de espiral por lo que la línea de fractura también es espiral. Las fracturas de torsión pueden ser confundidas con fracturas de compresión en huesos largos, los cuales siguen una natural hendidura espiral que se localiza en algún plano del hueso. Las fracturas por doblamiento son el tipo más común de separación del hueso, y a menudo se complican con otro tipo de estrés. El estrés anormal puede ser el resultado de una caída o la respuesta a un golpe como las fracturas de Parry´s en el ante brazo. 11 En jóvenes las fracturas de doblamiento pueden producir una fractura incompleta en el hueso largo asociada con una separación longitudinal. Esta condición se conoce como fractura en rama verde. Las fracturas por desplazamiento resultan cuando fuerzas opuestas son aplicadas en el hueso en diferentes planos. La clasificación que ofrece Ortner (2003) estimo que es la que más se adapta para los fines antropológicos, pues cuando el antropólogo trata con materiales arqueológicos o restos esqueletizados formados para las colecciones como en este caso, la atención se dirige a el análisis de las fracturas antemortem, basado en como se observa la línea de fractura, el callo óseo y el hueso sanado después de que la fractura sanó, observado tanto a nivel morfológico como en las radiologías, esto permite catalogar al tipo de fractura e inferir la fuerza que la produjo. Con base en esta revisión se observó que la fractura ósea es muy variable, y cada caso puede presentar un único sistema de cambios en la interpretación y reconstrucción de los hecho que las producen. Depende del interés de cada investigador y de cada disciplina es cómo han sido ordenadas y expuestas las clasificaciones, no puede decirse que una esta mejor elaborada que la otra o que es más completa sino, cada clasificación es una guía que sirve para exponer un trabajo. Así vemos como la clasificación de los especialistas en la disciplina forense dirige más la atención al mecanismo que ocasionó la lesión ya que necesitan demostrar como se produjo. Por otro lado los médicos centran más la atención en el tipo de fractura que observan pues su objetivo es iniciar el proceso de reparación de hueso con una buena reducción y alineación. En ocasiones es difícil definir la fuerza que generó la fractura sobretodo cuando son varios huesos los que resultaron afectados. El traumatismo óseo es variable y cada caso presenta diferencias en la interpretación y reconstrucción de los acontecimientos que los producen (Galloway, 1999). Las fracturas que se analizaron en esta tesis son el resultado de diferentes tipos de fuerzas y no siempre fue posible identificar la fuerza que ocasionó la fractura después de que se formó el callo óseo y el hueso esta sanado. Un cuidadoso análisis en el hueso seco puede suponer el tipo de fuerza, el tipo de fractura que se generó, las consecuencias postraumáticas y en determinados casos si la persona recibió o no algún tipo de tratamiento médico, este fue uno de los puntos que se tomaron en cuenta para desarrollar una técnica para el análisis de las fracturas, para este fin se tomó como referencia la clasificación de Ortner (2003). A partir de un cuidadoso análisis en el hueso seco sobre una fractura antemortem se tratará de sugerir el tipo de fuerza y el tipo de fractura que se generó cumpliendo así con uno de los objetivos del presente trabajo. Las clasificaciones son solo una guía que cada investigador o interesado utiliza para presentar su información. Por ejemplo, los especialistas en la disciplina forense pueden dirigir más la atención al mecanismo que ocasionó la lesión, necesitan demostrar cómo se produjo la fractura, 12 mientras que los médicos pueden centrar más su atención en el tipo de fractura que observan, su objetivo es iniciar el proceso de reparación de hueso con una buena reducción y alineación. El antropólogo por su parte puede estar dirigiendo la atención a la frecuencia en el sexo, edad y el tipo de hueso que más comúnmente se afecta pues le interesa relacionarlo con aspectos culturales y sociales. Es decir, con las causas y circunstancias físicas, sicológicas, sociales y su contexto. Para ofrecer una buena interpretación es muy importante establecer una correcta descripción de los elementos a estudiar pues si no los resultados pueden carecer de validez. Por ejemplo en los contextos arqueológicos las frecuencias de las fracturas son usualmente calculadas como un porcentaje total de los huesos examinados, los datos en ocasiones no mencionan el total de esqueletos afectados (Roberts y Manchester. 2005). En general los estudios antropofísicos han estudiado la frecuencia del sexo, edad y el tipo de hueso que más comúnmente se afecta y ha permitido relacionarlo con aspectos epidemiológicos, fisiológicos, culturales y sociales. 13 Hipótesis A partir de la técnica para el análisis de la fracturas en restos, se podrá sugerir los posibles movimientos del cuerpo ejecutados, previos a la fractura. Como hipótesis alternativa tenemos que, si las fracturas encontradas indican que pudieron haberse originado en un mismo momento se propondrá una secuencia del acontecimiento que asocie las diversas fracturas encontradas en cada caso. La técnica para el análisis de las fracturas en restos óseos pudiera sugerirnos los tipos de movimientos realizó el cuerpo justo en el instante anterior al que la fractura se produjo. Como hipótesis nula tenemos que si las fracturas que se observan no indican una posible concatenación de movimientos, no se propondrá una secuencia del acontecimiento y solo se mencionará la posible fuerza que generó la fractura. Objetivos Establecer un método de análisis descriptivo de las lesiones observadas en los restos óseos que sea capaz de sugerir la secuencia de los movimientos que pudieron provocar las fracturas de esta manera se podrá: Contar con una técnica para el análisis de las fracturas en restos óseos. Proponer la secuencia de movimientos que pudieron generar la lesión o las lesiones con base al tipo y en la forma de las fracturas observadas en cada caso. Sugerir una posible causa que originara el acontecimiento, si se asocia a un accidente, a una caída, o por el contrario si se generó por un hecho violento. 14 Metodología La muestra La colección ósea del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) esta formada por los cadáveres que llegan para las prácticas de disección de los estudiantes de medicina. En total se cuenta con 133 esqueletos, de los cuales el 45.86% (61 casos) provienen de algún hospital, el 40.6% (54 casos) vienen del Servicio Médico Forense (SEMEFO), mientras que 12.03% (16 casos) provienen de alguna institución Psiquiátrica y del restante 1.5 % (2 casos) no cuentan con la información de procedencia. Los esqueletos que conforman la muestra, probablemente, fueron en vida, inmigrantes, indigentes, enfermos mentales, sin familiares, por lo que al morir no hubo quien reclamara el cuerpo. Por este motivo, cabe señalar que el 88.72 % (118 casos) no cuenta con el registro de sus datos o con la causa de su muerte, lo que desafortunadamente impide que se pueda correlacionarse alguna de las características observadas en el esqueleto, con información en expediente o registro sobre su vida o causa de muerte, y esto limita un análisis más amplio. Con respecto a los datos de identificación, podemos mencionar que solo el18.8% (25 casos) cuentan con identificación y el restante 81.2 % (108 casos) no cuentan con identificación, lo que sugiere que posiblemente murieron en la calle sin ningun tipo de carnet de filiación. De acuerdo con el sexo la colección esta compuesta por 72 esqueletos femeninos (54.14 %) y 61 esqueletos masculinos (45.86%). En este estudio solo se analizaran las fracturas de los huesos largos que componen el miembro superior e inferior (húmero, ulna, radio, fémur tibia y fíbula) por ser los huesos que se utilizan en la mayoría de los trabajos de antropología física para el análisis de las fracturas y para que el resultado de los datos pueda ser comparados con otras colecciones. En orden de registrar las características de cada fractura en hueso largo se propuso una técnica para el análisis de las fracuras esn restos óseos. La idea es obtener la información necesaria tanto para cada uno de los esqueletos analizados como de toda la colección bajo estudio. Se proponen 11 puntos que deben ser completados a fin de obtener, de una manera ordenada y metódica la información fácil de registrar y analizar. Muchos de los puntos que se abordan, están basados en anteriores recomendaciones hechas por diferentes autores. Cada apartado está acompañado de la referencia bibliográfica de quien o quienes proponen la información y la importancia para el análisis de las fracturas. 15 Algunos de los puntos son de naturaleza estrictamente objetiva donde la información puede ser medible y cuantificable, los resultados son concretos e invariables. Al inicio del los apartados (9 y 10) se encuentra un paréntesis, en el se indicó si presento o no repercusiones en las articulaciones vecinas, consecuencias postraumáticas y si se observa a o no atención médica recibida en el tratamiento de las fracturas. La afirmación o negación se pone en negritas esto es para facilitar el conteo cuando los datos se manejen en una base. Sin embargo en toda interpretación entra algo de subjetividad y esta parte no puede cuantificarse, como serían los apartados que refieren a la “asociación de las fracturas por acontecimiento” y la “secuencia del acontecimiento” (puntos 7 y 8). El peso que tiene el desarrollo de ambos puntos es que sugieren la “movimiento del cuerpo” cuando en una determinada posición esta propenso a fracturarse o se produjo la fractura. El desarrollo de estas dos propuestas, se basaron en la forma y el tipo de la fractura observada, se justificaron estableciendo los movimientos que el cuerpo pudo haber realizado al momento de lesionarse, esta hipótesis se apoya con los rango de movimientos de las articulaciones ya establecidos en biomecánica por Kapandji (1998 a y b). De esta manera se propusieron las posibles posiciones que el cuerpo realizó, cuando los golpes junto con el límite de movimiento de la articulación o segmento del cuerpo fue sobrepasado generando de esta forma el mecanismo de las lesiones y las fracturas observadas. En la “asociación de fracturas por acontecimiento” se analiza la posibilidad de vincular las fracturas a un solo suceso. Si en un esqueleto se observan múltiples fracturas, entonces se estuvo en la posibilidad de establecer una correlación de las lesiones observadas sugiriendo en ocasiones movimientos que involucraron dos extremidades opuestas o contra laterales. Esta información después se utilizó para proponer la “secuencia del acontecimiento” que indica mediante una tabla la secuencia de los movimientos que intervinieron para que las fracturas se generaran, proponiendo la posición del cuerpo en el instante anterior a que las fractura se generara hasta la posición final del cuerpo después de haber sufrido las lesiones. Es importante resaltar que las posiciones del cuerpo fueron propuestas en base al tipo y forma de la fractura que se observó. Esta interpretación o sugerencia de una caída, se apoyó con dibujos que representan los movimientos del cuerpo. En estos puntos (7 y 8) es donde prácticamente se desarrolla la hipótesis y una parte de los objetivos. El punto 11, denominado conclusiones, presenta una interpretación si lo observado o analizado corresponde a un accidente, caída o violencia interpersonal. En ocasiones es difícil 16 determinar pues en una riña o accidente puede existir una caída, sin embargo se intentó dar una explicación de por qué se infería un accidente, caída o violencia. Es importante mencionar que esto puede ser una aportación para los interesados en reconstruir aspectos del pasado de las poblaciones, y en este sentido este método puede estar más enfocado para los antropólogos que trabajan los restos arqueológicos. Sin embargo no deja de tener aplicación en el ámbito forense y en los procesos de enseñanza aprendizaje de la medicina. A continuación se explica cada uno de los puntos que propone la técnica para el análisis de las fracturas en restos óseos. 1.- Identificación del esqueleto: Por número de catálogo o registro, se definen o corroboran las variables biológicas de edad y sexo, fecha de ingreso a la colección y procedencia. Este punto es obligado en cualquiera estudio antropofísico (Bass, 1987; Ortner, 2003; White y Folkens, 2005), para la asignación de sexo y edad se utilizaron los criterios, basados en cráneo, pelvis, costillas, brote y desgaste dental, cierre epifisiario en hueso largo descritos por varios autores (Iscan y Loth, 1989; Meindl y Lovejoy, 1985; Lovejoy, et. al. 1985a; Lovejoy, et. al 1985b; Buikstra y Ubelaker, 1994; White y Folkens, 2005). Individuo: Sexo: Edad: Ingreso: Procedencia: 2.- Ubicación, forma y tipo de fractura.- Primero se elaboró la cédula gráfica del esqueleto donde se registraron las fracturas que presentó el esqueleto en orientación anterior y posterior. En el reverso de la hoja se encuentran los huesos de manos y pies. Esta cédula fue de gran utilidad pues permitió la visualización de las fracturas y sus posibles consecuencias postraumáticas. Posteriormente se pensó en el diseño de una tabla con el fin de que el manejo de la información fuera más práctico, de esta forma se puede observar rápidamente cuantos huesos están fracturados, la ubicación, si afecta a la extremidad superior o inferior, el lado, el tipo de fractura, en la tabla solo se consideraron los huesos que tienen fractura. Para el llenado de esta tabla se requiere que cada hueso, especialmente aquellos que tengan fracturas sanadas antemortem sea registrado. Cuando un hueso presenta fractura se describe brevemente por su forma y su tipo, la clasificación de las fracturas se basó en lo establecido por Lovell (1997), Merbs (1989a), y 17 Galloway (1999). También se determinó si el golpe que recibió al momento de la lesión fue de tipo directo o indirecto o bien correspondió a un límite de movimiento articular. Tabla 1.- Tipo y forma de las fracturas Segmento Ubicación, forma y tipo de fracturas. Cráneo Columna vertebral Costillas Clavículas Omoplato Húmero Ulna Radio Carpos y metacarpos Iliacos Sacro Fémur Tibia Fíbula Tarsos y metatarsos 3.-Repercusión en articulaciones vecinas: (si o no) Cuando la fractura en el hueso no sana adecuadamente, puede cambiar la forma y longitud del hueso, repercutiendo en la biomecánica o el movimiento de las articulaciones adyacentes al segmento afectado, en este apartado se mencionan cuales fueron las articulaciones afectadas como consecuencia de las fracturas. Las manifestaciones degenerativas articulares adyacentes al lugar de la fractura, pueden informar, sobre la antigüedad de la lesión ya que el desajuste biomecánico del miembro afectado favorece la aparición de procesos artrósicos (Grauer y Roberts, 1996; Ortner, 2003, Neri y Lancellotti, 2004, Roberts y Manchester, 2005). 4.-Acortamiento y angulación del hueso: Se tomaron las longitudes totalesde los huesos afectados y se compararon con el lado opuesto, el cual no está afectado, así se estableció el acortamiento del segmento afectado. Lovell (1997) en su trabajo presentó el desarrollo de un sencillo y eficaz protocolo para la evaluación de las fracturas en el cual incluye un registro de la longitud máxima del hueso, la aposición de los extremos de la fractura, el grado de rotación y angulación del hueso en el sitio de 18 fractura. Estos detalles ayudan en la interpretación de aspectos el tratamiento y las complicaciones asociadas a las fracturas En este apartado solo se enfocó a la longitud total, la cual fue medida en la tabla osteométrica y junto con la comparación del lado opuesto también se pudo valorar el acortamiento del hueso. Para obtener la angulación provocada por una fractura sobre el eje longitudinal de la diáfisis se toma al hueso en una posición lo más cercana a su posición anatómica. Al identificarse el punto de ruptura se trazó una línea imaginaria transversal a la diáfisis, sobre el punto medio de esa línea se posiciona el punto cero del goniómetro, procurando que los dos ejes se ubiquen a lo largo de la diáfisis. El ángulo de desviación provocado por la fractura se lee en grados y el eje estable es que se tomó en cuenta para tener una mayor línea de referencia sobre la diáfisis y el eje “movible” en la determinación del ángulo es aquel que se encuentra más cercano a una epífisis y a la fractura. Cabe recordar que existen huesos que presentan una curvatura natural debido a su función (radio, ulna y fíbula) sobre los cuales es difícil mantener una línea recta sobre su diáfisis, para lo cual es mejor tener como referencia la parte central de sus epífisis como línea de proyección del eje diafisiario. 5.- Radiografías y fotografías: Después de la descripción macroscópica de la fractura en el hueso, el material óseo fue sometido a un análisis radiográfico por el método convencional (antero posterior y lateral), de este modo se estudió el aspecto de la trama del hueso que circunda el área de fractura, se pudo establecer el tipo de fractura observando la línea de fractura. Teniendo en cuenta que los huesos radiografiados carecen de partes blandas, se emplearon kilo voltajes bajos, la técnica combinó la baja intensidad con 1 segundo de exposición lo que resultó en un buen contraste. La distancia foco placa fue de un metro y el rayo central quedó perpendicular al hueso y a la placa. La metodología de este punto se base en la metodología propuesta por Grauer y Roberts (1996) También se realizó un análisis fotográfico. Se tomaron fotografías de acuerdo a los parámetros descritos por RHOI photography protocol (2007) Hueso Longitud total en mm. Angulación. Ulna I Ulna D Fíbula I Fíbula D 19 Posteriormente con el uso de Photoshop se editaron las imágenes con la fotografía y radiografía de cada uno de los huesos. 6.-Total de huesos largos lesionados: Este dato es importante porque de ahí puede derivar otro tipo de análisis sobre la frecuencia de huesos fracturados. Indicar el número y región de huesos fracturados facilita el registro de la información para generar una base de datos estadística. 7.- Asociación de fracturas por acontecimiento: El objetivo fue vincular las fracturas observadas a un solo acontecimiento y secuenciar los posibles movimientos que tuvieron lugar durante la caída. El apoyo de una secuencia de dibujos fue útil. 8.- Secuencia del acontecimiento: Para un mejor entendimiento y apoyados en la interpretación del punto anterior, la secuencia del acontecimiento se dividió mediante una tabla, fraccionando el posible movimiento del cuerpo durante la producción de la fractura. La posición de inicio, describe la posición del segmento o de los segmentos corporales implicados en el momento anterior a los movimientos de desequilibrio. En la columna Golpe se describe el movimiento del cuerpo y la fuerza que ocurre al momento de la lesión. En el apartado Fractura se describen las consecuencias de la pérdida de apoyo y la ocurrencia de la fractura, la fuerza que lesiona al hueso y el lugar donde lo lesiona. Posición de inicio Golpe Fractura 9.- Consecuencias postraumáticas: (Si, No) Se describen las secuelas que padeció probablemente durante el resto de su vida, como consecuencia de las fracturas. 20 10.- Registro de atención recibida: (Si, No) De acuerdo a las características observadas en el hueso fracturado se establece si existió o no atención médica y/o intervención quirúrgica. 11.- Conclusiones: Se trata de interpretar y sugerir si las fracturas observadas fueron producto de un accidente o están relacionada con un hecho de tipo violento. 21 Resultados. 1.-Individuo: 002 Sexo: Femenino Edad: 57 años Ingreso: 06/92 Procedencia: H. Adolfo M. Nieto 2.- Ubicación, forma y tipo de fractura: Tabla1. Segmento Ubicación, forma y tipo de fracturas. Cráneo Fractura en hueso nasal y golpe contuso en orbita izquierda. Costillas Fractura simple en lado izquierdo C5, C6 y C10, C11 y doble C4 C7 y C9 ,Fractura simple lado derecho C8 y doble C7 y C9. Clavículas Asimetría en clavículas. Ulna Fractura transversa en epífisis distal izquierda, consolidada. Carpos y metacarpos Fractura en quinto metacarpiano derecho. Iliacos Fractura en la cresta iliaca derecha. Acetábulo izquierdo displasia de cadera. Fémur Cabeza femoral izquierda y parte de la diáfisis con desgaste a consecuencia de la displasia ósea. Fíbula Fractura en epífisis 1/3 proximal de fíbula derecha. Tarsos y metatarsos Fractura en quinto metatarsiano izquierdo. 3.-Repercusión en articulaciones vecinas: En la fractura de ulna no se observan problemas postraumáticos relacionados directamente con la fractura. El esqueleto presenta indicios de artritis en ambas manos, sin embargo esta condición puede estar más vinculada a la edad que a una consecuencia postraumática. La fractura de la fíbula derecha podría relacionarse con la artritis observada en el rotula derecha tal vez ocasionada por el sobre peso que la articulación recibió, debido a la poca estabilidad en el hueso coxal del lado izquierdo por displasia que se observa. 4.-Acortamiento de hueso: Tabla 1.1. Hueso Longitud max. (mm.) Angulación. Ulna I 224 10º Ulna D 230 Fíbula I 315 Fibula D 315 2º 22 5.-Radiografías y fotografías AP y LAT: Ulna izquierda, fractura en el 1/3 distal consolidada y antigua. Perfecta alineación Fíbula derecha, fractura en el 1/3 distal, consolidada antigua. Perfecta alineación. Figura 1. 6.-Total de huesos largos lesionados: Dos fracturas: la ulna izquierda y fibula derecha. 7.- Asociación de fracturas por acontecimiento: Figura 1.1. 23 Debido al número de elementos fracturados, la ubicación y el patrón de las fracturas que se observan, no se asocian a un solo acontecimiento. La displasia ósea observada en la articulación coxo-femoral izquierda, fue producto de una malformación congénita que posiblemente dificultó su locomoción. Se podría pensar que esta condición causó el desequilibrio y propició las caídas recurrentes que en asociación con la osteoporosis observada produjeran las fracturas. Sin embargo los politraumatismos observados no descartan la posibilidad de que las fracturas se pueden relacionar a acontecimientos de tipo violento, la fractura en orbita izquierda, nariz, y la fractura observada en el borde superior de la cresta iliaca son lesiones causada por golpes directos y es difícil imaginar que se realizaron como consecuencia de una caída. Las fracturas de ulna y fíbula pueden corresponder a caídas. 8.- Secuencia del acontecimiento: No aplica. 9.-Consecuencias postraumáticas: (si) Posibleosteoartrosis en rótula derecha, derivada de un estrés en la región asociada a la fractura en fíbula del mismo lado. 10.- Atención recibida en el tratamiento de fracturas: (si) Las fracturas que se observan se encuentran alineadas 11.- Conclusiones: Caídas y/o violencia 24 1.-Individuo: 003 Sexo: Femenino Edad: 59 años Ingreso: 39/91 Procedencia: H. Adolfo M. Nieto 2.- Ubicación, forma y tipo de fractura: Tabla 2. Segmento Ubicación, forma y tipo de fracturas. Clavículas Fractura transversa. Ulna Ulna derecha. Fractura compresión en apófisis estiloides. Radio Radio derecho. Fractura de Colles en epífisis distal del lado derecho. Carpos y metacarpos Artritis postraumática. Tibia Fractura de tibia derecha por desplazamiento, depresión en plato tibial medial, y lesión en eminencia intercondílea. 3.- Repercusión en articulaciones vecinas: Fractura por depresión -avulsión que se observa en plato tibial medial derecho, la fuerza de tensión incidió sobre el ligamento cruzado anterior, generalmente es ocasionada por un movimiento de hiperextensión (Porreo y Hurlé 2005: Perry y Elstrom, 2000 y Moore 2002), se aprecia la huella alrededor de la eminencia intercondílea, en los bordes óseos que insertan al ligamento cruzado anterior, formando exostosis Esta lesión pudo haber afectado también el cartílago y menisco Posiblemente existió una ligera calcificación del ligamento rotuliano que pasa sobre la rótula debido tal vez a que la persona evitó mover la pierna después de la lesión. Se observa cambio morfológico en la rodilla. No contamos con el fémur del lado derecho para contemplar las secuelas del golpe. También se observa en el radio derecho una fractura de Colles y en la ulna una fractura de compresión sobre la apófisis estiloides. Existe huella de artritis postraumática en huesos del carpo. 4.-Acortamiento del hueso: Tabla 2.1. Hueso Longitud max. (mm.) Angulación. Radio I 210 Radio D 215 6 Ulna I 233 Ulna D 233 Tibia I 332 Tibia D 331 25 5.-Radiografías y fotografías: Trauma extremidad distal radio y la ulna derechos, bien consolidadas anguladas antiguas, Radio dorso afuera 10 º. Tibia derecha, se observa lesión de eminencia intercondílea y depresión del plato tibial medial. Figura 2. Figura 2.1. 6.-Total de huesos largos lesionados: Tres fracturas: en radio derecho, ulna derecha y tibia derecha. 26 7.- Asociación de fracturas por acontecimiento: Figura 2.2. Se observa una lesión en la eminencia intercondílea y el lugar de inserción de los ligamentos cruzados debido a un movimiento en hiperextensión, que afecto la rodilla. Al tratar de evitar la caída posiblemente utilizó el brazo derecho el cual sufrió una fractura en la epífisis distal del radio y apófisis estiloides el ulna derecho. 27 8.- Secuencia del acontecimiento: La caída origino una serie de acontecimientos los cuales terminan en distintas fracturas, las cuales se enlistan. Tabla 2.2. Posición de inicio Golpe Fractura Pierna derecha en hiperextensión que afecto los ligamentos cruzados que están situados en el centro de la articulación. El pie iba a dar el paso para apoyarse en algún momento del ciclo de marcha, el talón se desplaza hacia delante (pierna en hiperextensión) y el peso del cuerpo recae sobre la rodilla. La hiperextensión se presentó en el momento de efectuar el paso. La hiperextensión afecto los ligamentos, los meniscos y el hueso. Fractura por depresión de baja energía, en el plato medial, es el resultado de una fuerza en valgo a través de la rodilla (fractura por depresión SCHATZKER tipo III Schenck) (Perry y Elstrom 2000). En la rótula derecha se aprecia calcificación del ligamento rotuliano. Antebrazo derecho: Fractura en radio y en ulna. Posición de inicio: Al deslizarse hacia atrás el cuerpo, trató de detener el golpe con el brazo, el cual se encuentra a 50º con respecto a la articulación del hombro, el ángulo del codo se encontraba en flexión. El impacto sucede paralelo al eje axial del brazo entrando en las carillas articulares de radio y apófisis estiloides del ulna derecho. Fractura de Colles en radio y en el ulna la fractura se observa una fractura por compresión sobre la apófisis estiloidea derecho. Se aprecia artritis postraumática en los huesos del carpo. 9.-Consecuencias postraumáticas: (si) Existe indicio de artritis postraumática en huesos del carpo. El fémur del lado derecho no esta presente por lo que no se pueden valorar las secuelas postraumáticas en la articulación condilofemoral-plato tibial. Si embargo en la rodilla se aprecia clasificación del ligamento rotuliano 10.- Atención recibida en el tratamiento de fracturas: (no) La fractura que se observa en el radio derecho no muestra alineación y la calcificación del ligamento rotuliano indica que no hubo una rehabilitación o tratamiento en la articulación. 11.- Conclusiones: Caída 28 1.-Individuo: 004 Sexo: Femenino Edad: 55-60 años Ingreso: Desconocido Procedencia: s/p 2.- Ubicación, forma y tipo de fractura: Tabla 3. Segmento Ubicación, forma y tipo de fracturas. Columna vertebral Osteofitos en cuerpos vertebrales de C3 a C7 y L2 a L5. Costillas Fractura L. Izquierdo C6 y C7 transversa anterior consolidada. L. Derecho C5, C6, y C9 cara externa consolidadas. Clavículas Clavícula derecha fractura completa por rotación y/o torsión, cabalgada, se apoyo sobre apófisis coracoides. Clavícula izquierda con fractura en tercio medio distal de la diáfisis. Ulna Fractura directa de compresión en apófisis estiloides en ulna izquierdo Fractura indirecta transversa en el primer tercio distal lado izquierdo. Tarsos y metatarsos Fractura directa oblicua en la parte media de la diáfisis del quinto metatarsiano derecho. 3.-Repercusión en articulaciones vecinas: La fractura en la clavícula derecha es la que pudo haber originado mayores repercusiones. En la clavícula derecha se observa en la diáfisis una consolidación ósea con acortamiento y torsión, cuya consecuencia más visible se aprecia en las vértebras cervicales, en el omoplato y en el tubérculo mayor del húmero, debido al desplazamiento anterior del omoplato por las modificaciones estructurales a consecuencia de la fractura. (Báez y Herrera, 2007). La fractura en ulna, se observa artritis postraumática en los huesos que componen la muñeca (radio y ulna). 4.-Acortamiento de hueso: Tabla 3.1. Hueso Longitud max. (mm.) Angulación. Ulna I 221 10º Ulna D 225 29 5.-Radiografías y fotografías: Ulna izquierda fractura a la altura del 1/3 distal bien consolidada angulación de 4º vértice anterior. Mínimo callo perióstico. Figura 3. 6.-Total de huesos largos lesionados: Una fractura: en la ulna de lado izquierdo. 7.- Asociación de fracturas por acontecimiento: Figura 3.1. El origen de la caída “fractura del 5to. Metatarso” Caída lado derecho posible causa de fractura en ambas clavículas y costillas. 30 Persona caminando, probablemente cargando algún objeto con el brazo derecho, cuando golpea directamente con el pie derecho, lo que ocasiona fractura directa en el quinto metatarsiano derecho por lo que se produce la caída hacia el frente. Es posible se intentara detener la caída con el brazo izquierdo, en extensión y la mano en hiperextensión. Suponemos que a pesar de no tener apoyo no soltó el objeto que estaba cargando. Al ocurrir la caída, provoca primero la fractura directa de compresión en la apófisis estiloides, y una fractura indirecta en el primer tercio distal del ulna izquierda. La fuerza se propagó hasta la clavícula izquierda, fracturándola. En caídas con la mano extendida las fuerzas se transmiten a través del brazo hacia la escápula
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