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Tecnica-para-el-analisis-de-las-fracturas-en-restos-oseos

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
POSGRADO EN ANTROPOLOGÍA 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS 
TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS FRACTURAS 
EN RESTOS ÓSEOS 
T E S I S 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE 
PRESENTA
MAESTRA EN ANTROPOLOGÍA 
SOCORRO BÁEZ MOLGADO 
TUTOR DE TESIS
DRA. GABRIELA SÁNCHEZ-MEJORADA MILLÁN 
MÉXICO, D.F. 2008
P O R M I R
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
INDICE 
 
Tablas……………………………………………………….ii 
Figuras ……………………………………………………..vi 
Cuadros……………………………………………………..x 
Gráficas……………………………………………………..x 
Introducción……………………………………….………..1 
Definición de conceptos ……………………………….….8 
Hipótesis…………………………….………………….….13 
Objetivos……………………………………………….…..13 
Metodología…………………………………………….…14 
Resultados…………………………………………………21 
Análisis de la distribución 
 y frecuencia de las fracturas……………………………192 
Discusión…….………………………..………..…………202 
Bibliografía…………………………………...……………207 
 
 
 
 ii 
 
Tablas 
Tabla 1. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 1.1 Acortamiento del hueso 
 
p.21 
p.21 
Tabla 2. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 2.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 2.2. Secuencia del acontecimiento 
p.24 
p.24 
p.27 
Tabla 3. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 3.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 3.2. Secuencia del acontecimiento 
p.28 
p.28 
p.31 
Tabla 4. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 4.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 4.2. Secuencia del acontecimiento 
p.32 
p.32 
p.33 
Tabla 5. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 5.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 5.2. Secuencia del acontecimiento 
p.34 
p.34 
p.37 
Tabla 6. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 6.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 6.2. Secuencia del acontecimiento 
p.39 
p.39 
p.41 
Tabla 7. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 7.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 7.2. Secuencia del acontecimiento 
p.42 
p.42 
p.45 
Tabla 8. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 8.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 8.2. Secuencia del acontecimiento 
p.46 
p.46 
p.49 
Tabla 9. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 9.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 9.2. Secuencia del acontecimiento 
p.50 
p.50 
p.52 
Tabla 10. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 10.1 Acortamiento del hueso 
p.53 
p.53 
Tabla 11. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 11.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 11.2. Secuencia del acontecimiento 
p.58 
p.58 
p.59 
Tabla 12. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 12.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 12.2. Secuencia del acontecimiento 
p.60 
p.60 
p.62 
Tabla 13. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 13.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 13.2. Secuencia del acontecimiento 
p.64 
p.64 
p.67 
Tabla 14. Ubicación, forma y tipo de fractura p.69 
 iii 
Tabla 14.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 14.2. Secuencia del acontecimiento 
p.69 
p.71 
Tabla 15. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 15.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 15.2. Secuencia del acontecimiento 
p.72 
p.72 
p.73 
Tabla 16. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 16.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 16.2. Secuencia del acontecimiento 
p.74 
p.74 
p.76 
Tabla 17. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 17.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 17.2. Secuencia del acontecimiento 
p.77 
p.77 
p.79 
Tabla 18. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 18.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 18.2. Secuencia del acontecimiento 
p.80 
p.80 
p.82 
Tabla 19. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 19.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 19.2. Secuencia del acontecimiento 
p.84 
p.84 
p.85 
Tabla 20. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 20.1. Acortamiento del hueso 
Tabla 20.2. Secuencia del acontecimiento 
p.86 
p.86 
p.88 
Tabla 21. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 21.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 21.2. Secuencia del acontecimiento 
p.90 
p.90 
p.92 
Tabla 22. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 22.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 22.2. Secuencia del acontecimiento 
p.94 
p.94 
p.96 
Tabla 23. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 23.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 23.2. Secuencia del acontecimiento 
p.97 
p.97 
p.100 
Tabla 24. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 24.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 24.2. Secuencia del acontecimiento 
p.101 
p.101 
p.103 
Tabla 25. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 25.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 25.2. Secuencia del acontecimiento 
p.104 
p.104 
p.106 
Tabla 26. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 26.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 26.2. Secuencia del acontecimiento 
p.108 
p.108 
p.109 
Tabla 27. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 27.1 Acortamiento del hueso 
p.111 
p.111 
 iv 
Tabla 27.2. Secuencia del acontecimiento p.112 
Tabla 28. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 28.1. Acortamiento del hueso 
Tabla 28.2. Secuencia del acontecimiento 
p.113 
p.113 
p.115 
Tabla 29. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 29.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 29.2 Secuencia del acontecimiento 
p.117 
p.117 
p.120 
Tabla 30. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 30.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 30.2. Secuencia del acontecimiento 
p.121 
p.121 
p.124 
Tabla 31. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 31.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 31.2. Secuencia del acontecimiento 
p.125 
p.125 
p.128 
Tabla 32. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 32.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 32.2. Secuencia del acontecimiento 
p.129 
p.129 
p.131 
Tabla 33. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 33.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 33.2. Secuencia del acontecimiento 
p.133 
p.133 
p.136 
Tabla 34. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 34.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 34.2. Secuencia del acontecimiento 
p.137 
p.137 
p.139 
Tabla 35. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 35.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 35.2. Secuencia del acontecimiento 
p.140 
p.140 
p.143 
Tabla 36. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 36.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 36.2. Secuencia del acontecimiento 
p.144 
p.144 
p.147 
Tabla 37. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 37.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 37.2. Secuencia del acontecimiento 
p.148 
p.148 
p.149 
Tabla 38. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 38.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 38.2. Secuencia del acontecimiento 
p.151 
p.151 
p.152 
Tabla 39. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 39.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 39.2. Secuencia del acontecimiento 
p.153 
p.153 
p.155 
Tabla 40. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 40.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 40.2. Secuencia del acontecimiento 
p.157 
p.157 
p.161 
 v 
Tabla 41. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 41.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 41.2. Secuencia del acontecimiento 
p.162 
p.162 
p.164 
Tabla 42. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 42.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 42.2. Secuencia del acontecimiento 
p.166 
p.166 
p.167 
Tabla 43. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 43.1 Acortamiento delhueso 
Tabla 43.2. Secuencia del acontecimiento 
p.168 
p.168 
p.170 
Tabla 44. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 44.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 44.2. Secuencia del acontecimiento 
p.171 
p.171 
p.174 
Tabla 45. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 45.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 45.2. Secuencia del acontecimiento 
p.176 
p.176 
p.178 
Tabla 46. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 46.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 46.2. Secuencia del acontecimiento 
p.179 
p.179 
p.181 
Tabla 47. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 47.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 47.2. Secuencia del acontecimiento 
p.182 
p.182 
p.184 
Tabla 48. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 48.1. Acortamiento del hueso 
Tabla 48.2. Secuencia del acontecimiento 
p.186 
p.186 
p.188 
Tabla 49. Ubicación, forma y tipo de fractura 
Tabla 49.1 Acortamiento del hueso 
Tabla 49.2. Secuencia del acontecimiento 
p.189 
p.189 
p.191 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 vi 
 
Figuras 
 
Figura 1. Radiografía y fotografía AP y LAT de ulna izquierda y fíbula derecha 
Figura 1.1 Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.22 
p.22 
Figura 2. Radiografía y fotografía AP y LAT de cubito y radio derecho 
Figura 2.1. Radiografía y fotografía de tibia derecha 
Figura 2.2. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.25 
p.25 
p.26 
Figura 3. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna izquierdo 
Figura 3.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.29 
p.29 
Figura 4. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna izquierdo 
Figura 4.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.32 
p.33 
Figura 5. Fotografía AP, PA y LAT fémur derecho 
Figura 5.1. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia y fíbula derecha 
Figura 5.2. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.35 
p.35 
p.36 
Figura 6. Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia izquierda y fíbula derecha 
Figura 6.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.40 
p.40 
Figura 7. Radiografía y fotografía AP y LAT de húmeros 
Figura 7.1. Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia y fíbula derecha 
Figura 7.2. Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia y fíbula izquierda 
Figura 7.3.Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.43 
p.43 
p.44 
p.44 
Figura 8. Radiografía y fotografía AP y LAT ambos húmeros 
Figura 8.1. Radiografía y fotografía AP y LAT de radio derecho 
Figura 8.2. Radiografía y fotografía LAT de ambas tibias y fíbulas 
Figura 8.3. Radiografía y fotografía AP de ambas tibias y fíbulas 
Figura 8.4. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.47 
p.47 
p.47 
p.48 
p.48 
Figura 9. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna y radio derecho 
Figura 9.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.51 
p.51 
Figura 10. Radiografía y fotografía AP y LAT fémur derecho 
Figura 10.1. Radiografía y fotografía AP y LAT ambos húmeros 
Figura 10.2. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna derecho 
Figura 10.3. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.54 
p.55 
p.55 
p.56 
Figura 11. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna izquierda 
Figura 11.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.58 
p.58 
Figura 12. Radiografía y fotografía AP y LAT humero derecho y fémur 
Figura 12.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.61 
p.61 
Figura 13. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia y fíbula derecha 
Figura 13.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.65 
p.66 
Figura 14. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna y radio derecho 
Figura 14.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.70 
p.70 
 
 vii 
 
 
Figura 15. Radiografía y fotografía AP y LAT fíbula izquierda 
Figura 15.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.72 
p.73 
Figura 16. Radiografía y fotografía AP y LAT húmero izquierdo 
Figura 16.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.75 
p.75 
Figura 17. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna y radio izquierdo 
Figura 17.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.78 
p.78 
Figura 18. Radiografía y fotografía AP y LAT fémur izquierdo 
Figura 18.1. Radiografía y fotografía AP y LAT ulna y radio derecho 
Figura 18.2. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.81 
p.81 
p.82 
Figura 19. Radiografía y fotografía AP y LAT fíbula izquierda 
Figura 19.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.84 
p.85 
Figura 20. Radiografía y fotografía AP y LAT de húmero, ulna y fíbula izquierdo 
Figura 20.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.87 
p.87 
Figura 21. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia y fíbula derecha 
Figura 21.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.91 
p.92 
Figura 22. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia y fíbula izquierda 
Figura 22.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.95 
p.95 
Figura 23. Radiografía y fotografía AP en ambas tibia y fíbula 
Figura 23.1. Radiografía y fotografía LAT en ambas tibia y fíbula 
Figura 23.2 Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.98 
p.98 
p.99 
Figura 24. Radiografía y fotografía AP y LAT fíbula derecha 
Figura 24.1. Radiografía y fotografía AP y LAT radio derecho 
Figura 24.2. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.102 
p.102 
p.102 
Figura 25. Radiografía y fotografía AP y LAT en húmero, ulna y radio izquierdo 
Figura 25.1. Radiografía y fotografía AP y LAT ambas tibias y fíbula 
Figura 25.2. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.105 
p.105 
p.106 
Figura 26. Radiografía y fotografía AP y LAT radio izquierdo 
Figura 26.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.108 
p.109 
Figura 27. Radiografía y fotografía AP y LAT fíbula izquierda 
Figura 27.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.111 
p.112 
Figura 28. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia y fíbula derecha 
Figura 28.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.114 
p.115 
Figura 29. Radiografía y fotografía AP y LAT de fíbula izquierda 
Figura 29.1. Radiografía y fotografía AP y LAT de húmero derecho 
Figura 29.2. Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia y fíbula derecha 
Figura 29.3. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.118 
p.118 
p.118 
p.119 
 viii 
 
 
Figura 30. Radiografía y fotografía AP y LAT húmero derecho 
Figura 30.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
 
p.122 
p.123 
Figura 31. Fotografía AP y LAT de fémur con miositis osificante 
Figura 31.1 Radiografía y fotografía AP y LAT húmero izquierdo 
Figura 31.2 Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia izquierda 
Figura 31.3. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.126 
p.126 
p.127 
p.127 
Figura 32. Radiografía y fotografía AP y LAT en ambas fíbulas 
Figura 32.1. Radiografía y fotografía AP y LAT de radio izquierdo 
Figura 32.2. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.130 
p.130 
p.131 
Figura 33. Radiografía y fotografía AP y LAT en ulna y húmero izquierdo 
Figura 33.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.134 
p.135 
Figura 34. Radiografía y fotografía AP y LAT en fémur derecho 
Figura 34.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.138 
p.138 
Figura 35. Radiografía y fotografía AP y LAT en ambos radios, ulnas y húmeros 
Figura 35.1. Radiografía y fotografía AP y LAT en fémur derecho 
Figura 35.2. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.141 
p.141 
p.142 
Figura 36. Radiografía y fotografía AP y LAT en tibia y fíbula derecha 
Figura 36.1. Radiografía y fotografía AP y LAT en radio derecho 
Figura 36.2. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.145 
p.145 
p.146 
Figura 37. Radiografía y fotografía AP y LAT en radio derecho 
Figura 37.1 Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.148 
p.149 
Figura 38. Radiografía y fotografía AP y LAT en radio derecho 
Figura 38.1 Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.151 
p.152 
Figura 39. Radiografía y fotografía AP y LAT en tibia y fíbula derecha 
Figura 391. Radiografía y fotografía AP y LATen tibia y fíbula izquierda 
Figura 39.2. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.154 
p.154 
p.155 
Figura 40. Radiografía y fotografía AP en ambos radios, ulnas y húmeros 
Figura 40.1. Radiografía y fotografía LAT en ambos radios, ulnas y húmeros 
Figura 40.2. Radiografía y fotografía AP y LAT de tibia y fíbula derechas 
Figura 40.3. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.158 
p.158 
p.159 
p.159 
Figura 41. Radiografía y fotografía AP y LAT en fémur izquierdo 
Figura 41.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.163 
p.163 
Figura 42. Radiografía y fotografía AP y LAT en fíbula derecha 
Figura 42.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.166 
p.167 
Figura 43. Radiografía y fotografía AP y LAT en fíbula derecha 
Figura 43.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.168 
p.169 
Figura 44. Radiografía y fotografía AP y LAT en fémur izquierdo 
Figura 44.1. Radiografía y fotografía AP y LAT en fíbula derecha 
p.172 
p.172 
 ix 
Figura 44.2. Radiografía y fotografía AP y LA en húmero izquierdo y ulna derecha 
Figura 44.3. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.173 
p.173 
Figura 45. Radiografía y fotografía AP y LAT en húmero y radio izquierdo 
Figura 45.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.177 
p.177 
Figura 46. Radiografía y fotografía AP y LAT en ulna y radio izquierdo 
Figura 46.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.180 
p.180 
Figura 47. Radiografía y fotografía AP y LAT tibia derecha 
Figura 47.1. Radiografía y fotografía AP y LAT en ulna derecha 
Figura 47.2. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.183 
p.183 
p.184 
Figura 48. Fotografía derecha porción proximal fémur izquierdo 
Figura 48.1. Fotografía ambas tibias y fíbulas 
Figura 48.2. Fotografía húmero izquierdo 
Figura 48.3 Radiografía y fotografía AP y LAT ulna y radio derecho 
Figura 48.4. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.187 
p.187 
p.187 
p.187 
p.188 
Figura 49. Radiografía y fotografía AP y LAT húmero izquierdo 
Figura 49.1. Asociación de fracturas por acontecimiento 
p.190 
p.190 
 
 x 
 Cuadros 
 
 
 
Cuadro 1.- Frecuencia de tercio lesionado por hueso p.193 
Cuadro 2.- Porcentaje total de huesos fracturados p.196 
Cuadro 3.- Consecuencias postraumáticas y atención recibida p.198 
 
 
Gráficas 
 
 
 
Gráfica 1.- Porcentaje total de huesos fracturados por lado p.194 
Gráfica 2.- Porcentaje de lesiones en huesoso largos p.195 
Gráfica 3.- Porcentaje total de huesos fracturados p.197 
Gráfica 4.- Número total de fracturas por individuo p.198 
Gráfica 5.- Consecuencias postraumáticas p.199 
Gráfica 6.- Atención recibida p.200 
Gráfica 7.- Posible distribución de las lesiones por caída accidente o violencia p.201 
 
 1 
 
 
Introducción 
 
El estudio de los restos óseos humanos es uno de los medios que tiene la antropología 
física para reconstruir parte del pasado de las poblaciones. Tradicionalmente el análisis 
anatomorfológico ha sido la herramienta con la cual se ha desarrollado la antropología física. Una 
de las muchas opciones que tiene los antropólogos es el estudio de las fracturas desde diferentes 
puntos de vista, unos se enfocan en las descripciones, otros en las frecuencias dentro de las 
poblaciones, otros más relacionan las fracturas con las actividades desarrolladas por las personas, 
de tal manera que no se encuentran parámetros que permitan comparar o entender el análisis de 
las fracturas entre poblaciones distintas. 
En esta tesis se establece una técnica para el análisis de las fracturas de los restos óseos 
enfocada en los huesos largos, con lesiones registradas en los esqueletos que forman parte de la 
colección ósea del Departamento de Antropología Física de la Facultad de Medicina de la 
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Esta colección se comenzó a integrar en 1994 
por el interés de los Doctores Joaquín Reyes Téllez y Mario Alva Rodríguez (Báez et. al, 2007). 
Esta colección es reciente por ello algunas de las características que se observaron en las 
fracturas difieren con las colecciones óseas creadas antes de la Segunda Guerra Mundial, donde 
es posible observar diferencias en el manejo de las fracturas con el uso de antibióticos como la 
penicilina o las curaciones quirúrgicas con o sin material de osteosíntesis. 
Los investigadores de diferentes áreas se interesan en los restos óseos no solo por los 
estudios llevados a cabo en la antropología, arqueología o historia, sino también en el uso de las 
colecciones de restos óseos modernos que se han utilizado para fines médicos, como algunos 
ejemplos tenemos el trabajo realizado por los reumatólogos Rothchild y Robinson (2007) quienes 
analizaron la artritis reumatoide o la espondilolisis en muestras óseas analizadas en la articulación 
acromio clavicular y esterno clavicular para observar la correlación que existe con aquellos tipos 
de artritis erosiva presentes en les articulaciones periféricas. Un grupo de ortopedistas (Hyder, 
et.al. 2005) realizaron la medición de las carillas metatarsianas para determinar la angulación en 
varo existente del primer metatarsiano, o el análisis presentado por Dar y Hershkovitz (2006) sobre 
los puentes óseos observados en la articulación sacroiliaca y la relación que guardan con el sexo. 
Debido a lo reciente de su temporalidad los esqueletos modernos pueden ser utilizados 
para aportar parámetros de comparación para fines forenses (Bass y Jefferson; 2004). Como 
ejemplo, tenemos la Hamann-Todd Collection con las condiciones de almacenamiento adaptadas 
para el resguardo de más de 3,000 ejemplares en el Museo de Historia Natural de Cleveland, las 
cuales ofrecen facilidades de consulta a biólogos, médicos, antropólogos y odontólogos entre 
 2 
otros. Los parámetros de comparación están basados en el registro que da cuenta de algunas de 
las afecciones presentes en el esqueleto y la causa de muerte de las personas (Gottlieb, 1982; 
Jones-Kern y Latimier, 1996). 
Mensforth y Latimer (1989) revisaron los tipos de fractura con respecto a la edad, el sexo y 
la raza caracterizándolos con la muestra de Hamann-Todd de principios de siglo XX. Ellos 
reportaron que la distribución y magnitud de las lesiones corresponden a los patrones de fracturas 
observados en zonas urbanas americanas y europeas. 
Existen algunas limitaciones para el análisis de las fracturas en los restos óseos que han 
sido mencionadas por Roberts y Manchester (1991). En general no es posible determinar la edad 
de la persona al momento de ocurrir la fractura. Algunas fracturas especialmente en subadultos 
pueden sanar sin dejar signos de su presencia inclusive cuando son observadas en las 
radiografías. Las fracturas por estrés pueden no reconocerse fácilmente al menos que el hueso 
sea radiografiado, pero esta metodología a menudo se ve limitada por cuestiones financieras y 
logísticas por lo tanto puede haber un subregistro de las fracturas. 
Con el propósito de que este estudio ofrezca una base para el estudio de las fracturas, y 
pueda ser comparado con otros estudios, se ha planteado una técnica para el análisis de las 
fracturas en los restos óseos. La técnica se ha enfocado en los huesos largos por varias razones: 
la frecuencia de fracturas es mayor que en cualquier otra parte del cuerpo (Ortner, 2003; Roberts y 
Manchester, 2005; Merbs 1989a; Lovell 1997); cuando los materiales óseos provienen de 
excavaciones arqueológicas los huesos largos son los que mejor se preservan (Roberts y 
Manchester 2005). Un análisis detallado sobre el esqueleto, en particular sobre todos los huesos 
largos nos permite sugerir, tanto una interpretación de la secuencia de acontecimientos que 
ocasionaron la fractura como la reconstrucción de cómo la lesión pudo haber sido provocada, 
proponiendo el posible movimiento del segmento afectado y la dirección de la fuerza, y en 
ocasiones de acuerdo acomo se observa la fractura sanada inferir si recibió o no atención o 
tratamiento. 
Para entender su secuencia, se requiere de una documentación escrupulosa de todas las 
fracturas observadas, sin embargo no es fácil de establecer en golpes aislados en diferentes partes 
del cuerpo. Debe entenderse que existen varias las posibilidades y que es difícil e incierto, en 
ocasiones proponer una relación cronológica. 
La manera de abordar el estudio de las fracturas ha estado influenciada por el desarrollo 
de la arqueología. En el pasado no se prestó tanta importancia al estudio de los restos humanos, si 
acaso los cráneos eran las únicas fuentes de interés (Serrano y Villanueva 1998). 
Fue hasta 1910 que Sir Marc Armand Ruffer definió a la paleopatología como la ciencia de 
las enfermedades, y cuya existencia puede ser demostrada sobre la base de los restos óseos del 
 3 
pasado, tanto humano como animal (Aufderheide y Rodriguez-Martín, 1998). En general se enfoca 
en la variación anormal de los restos humanos de sitios arqueológicos. 
La paleopatología se concentra en dos tipos de hechos, el primero, son las lesiones que se 
encuentran en restos óseos y momias, que al ser analizadas indican algunos de los problemas o el 
tipo de enfermedad que las personas padecieron estando vivas. El segundo hecho son los 
documentos históricos e iconográficos en los que se pretendió describir o ilustrar las enfermedades 
(Aufderheide y Rodriguez-Martín, 1998; Ortner, 2003; Roberts y Manchester, 2005). 
En este sentido se puede decir que la paleopatología estudia las enfermedades sobre los 
restos óseos. Los materiales en los cuales se apoya, se ven limitados por las huellas de las 
lesiones encontradas en el hueso, que pueden ser: infecciones, traumatismos, desordenes 
congénitos, enfermedades osteoarticulares, metabólicas, endócrinas, neoplasias, enfermedades 
dentales, etc. 
Desde el punto de vista antropológico, el análisis de las fracturas se ha centrado en el 
estudio de su frecuencia y distribución en las poblaciones extintas con respecto al sexo, edad y el 
tipo de fractura (Ortner, 2003; Roberts y Manchester, 2005). Estos datos biológicos junto con la 
información arqueológica, histórica o etnológica se pueden relacionar con sus condiciones de vida, 
como son: la violencia interpersonal, la actividad predominante de la sociedad estudiada, y/o el tipo 
de herramientas o maquinaria utilizada, conformando así el enfoque bio-social. 
En este sentido podemos decir que el estudio de las fracturas ha correspondido a dos 
enfoques ampliamente desarrollados, el descriptivo y el cuantificable, haciendo este último uso del 
análisis estadístico. Ambos enfoques continúan utilizándose y los dos tratan de ofrecer una 
interpretación de los resultados apoyándose en la historia, arqueología o etnología. 
Dentro del enfoque de tipo descriptivo podemos mencionar el estudio realizado por Ángel 
(1974) en el que trató de establecer la relación de las fracturas con las actividades de subsistencia. 
En este trabajo se reportó que los cazadores presentan un patrón diferente de lesiones que el de 
los agricultores, tomó en cuenta los aspectos culturales y la interpretación de las fracturas, integró 
los factores físicos y culturales con el contexto del ambiente específico en la interpretación de los 
patrones del trauma observados. 
El trabajo de Lovejoy y Heiple (1981) trata de romper con los análisis descriptivos 
tradicionales que no cuantifican los resultados, es el primero en presentar un estudio poblacional 
que registra las frecuencias de las fracturas por el tipo de hueso afectado presentando los datos de 
forma sistemática y con una metodología propia cuya influencia continuó durante esta década y la 
siguiente con los estudios de Buikstra y Ubelaker (1994). Mencionan la importancia de la 
estandarización el registro del número de huesos fracturados, ofrece una descripción de las 
fracturas encontradas en cuanto a su alineación y o reducción así como una probable etiología. 
 4 
Los trabajos de Grauer y Roberts (1996); Prokopec y Halman (1999); Holck (2002); Neri y 
Lancellotti (2004); Roberts et. al. (2005) entre otros proponen establecer a partir del la observación 
anatómica de los huesos fracturados, el tipo de tratamiento recibido y el conocimiento médico que 
se utilizó para tratar este tipo de lesiones. 
Grauer y Roberts (1996) examinaron los patrones de las fracturas de los huesos largos en 
un cementerio del Medioevo en York, Inglaterra, cuyos restos óseos en su mayoría pertenecieron a 
pobres. El propósito del estudio fue determinar los patrones de curación y el posible de tratamiento. 
En los huesos que estaban fracturados no se presentó una deformidad considerable, lo que 
sugiere que la inmovilización y muy posiblemente la reducción de la fractura fue practicada con 
éxito incluso en los residentes más pobres de la ciudad medieval. Este es uno de los trabajos que 
propone una metodología para el análisis de las fracturas, si bien la metodología que propone está 
muy completa, los resultados fueron presentados por el total de huesos analizados, perdiendo el 
contexto de la información individual. 
El estudio de Prokopec y Halman (1999) sobre las fracturas encontradas en los esqueletos 
de poblaciones urbanas de la Matiegka Pathological Collection de Praga del siglo XV al XVIII, 
fueron comparados con algunos de los esqueletos Peruanos recopilados por Ales Hrdlicka en 1910 
y en 1913. En el estudio demuestra que en ambos grupos geográfica y étnicamente diferentes el 
patrón de fracturas fue similar, muestran que ciertos segmentos de los huesos largos (tibia y fémur) 
tienden a romperse más fácilmente y el tratamiento quirúrgico fue prácticamente inexistente en 
ambas localidades. 
Holck (2002) encontró pruebas sobre el tratamiento médico en un esqueleto del Medioevo, 
posiblemente anterior a 1530, la extremidad inferior derecha mostraba considerables cambios 
patológicos, debido probablemente a una fractura abierta en la parte distal de ambos huesos de la 
pierna, tibia y peroné. Debido a la lesión se presentó una severa infección con la consecuente 
osificación de los ligamentos y el anquilosamiento de la articulación tibiofibular. En el cóndilo 
medial del hueso también se observa una fractura años antes de que la persona muriera, muestra 
una osteoartrosis como una consecuencia secundaria, pero no se puede establecer si ambas 
fracturas ocurrieron al mismo tiempo. En la parte media de la diáfisis de la tibia de observa una 
superficie abierta antero medialmente de 11 cm de largo con severa osteomielitis, los bordes 
anteriores e inferiores muestran marcas de corte la cual fue posiblemente realizada con un cuchillo 
para supurar la infección. No se observan signos de regeneración ósea lo que indica que el 
paciente murió poco tiempo después probablemente cuando la osteomielitis dio paso a una 
septicemia. 
Asimismo, Neri y Lancelloti (2004) apuntan en la descripción de un esqueleto de inicios de 
1900, que sufrió severas fracturas en los miembros inferiores tuvo adaptaciones biomecánicas 
secundarias, que si bien no se observa un tratamiento médico adecuado o alguna otra terapia 
alternativa, infieren que la persona al menos estuvo inmóvil 4 meses tiempo promedio en que una 
 5 
fractura de hueso largo sane, se infiere que las piernas solo pudieron haber estado vendadas y 
estuvo acostado en la cama solo el tiempo necesario para que la fracturas sanaran sin embargo 
opinan que siguió necesitando algún tipo de cuidado y apoyo asistencial para haber sobrevivido. 
Ambos trabajos solo son presentados como estudios de caso, si bien ganan interés en la 
detallada descripción, pierde presencia en cuando a datos de una población 
Merbs (1989b, 1996) ha escrito acerca de la etiología de la espondilosis, como una fractura 
que se ha relacionado con la postura erecta, la locomoción bípeda y la presenciade la curvatura 
lumbar. Su manifestación solo se ha observado en humanos, con mayor frecuencia en personas de 
sexo masculino, asociada a ciertas actividades que exigen mayor presión en la región lumbar. La 
espondilosis ha sido relacionada con actividades deportivas y laborales, se considera una fractura 
por estrés, tiene como manifestación más común la completa separación bilateral entre el proceso 
articular superior e inferior de la quinta vértebra lumbar como resultado de un estrés sostenido o un 
micro trauma repetitivo en esta región (Merbs, 1989b). 
Stewart (1953) atribuyó la frecuencia de la espondilólisis en los esquimales al uso del 
trineo, en donde la cadera junto con la columna, producen una hiperextención, lo que reduce la 
curvatura de la postura lumbar y crea gran tensión en esta zona de la cadera. 
Ambos autores solo basan su estudio enfocándose en una región del esqueleto sin 
mencionar si existió relación con otro tipo de lesiones o fracturas encontradas en otras partes del 
esqueleto. 
Diversos estudios se han enfocado a aquellas lesiones traumáticas que pudieran ser 
interpretadas como resultados de interrelaciones violentas. 
Judd (2004) examinó las fracturas del cráneo y esqueleto postcraneal de la Ciudad de 
Kerma, en Egipto (1750-1550 a.C), se comparó la distribución de estas fracturas con dos muestras 
clínicas actuales, una procedente de la India y la otra de Nigeria donde se registró que las caídas 
fueron la causa más común de la lesión. La distribución del patrón de fracturas observado en 
Kerma, varió drásticamente con los resultados encontrados en la distribución de las lesiones 
clínicas. En la antigua población de Egipto el cráneo, seguido de la ulna fueron las regiones que 
sufrieron el mayor número de fracturas, mientras que el radio, húmero y las extremidades inferiores 
fueron los que más se fracturaron entre las poblaciones modernas y los que menos en las 
poblaciones pasadas. 
Roksandic y colaboradores (2006) basaron su interpretación en datos bioarqueológicos de 
las lesiones esqueléticas observadas con traumatismo violentos, su interpretación se apoyó en la 
hipótesis de que el periodo Mesolítico estuvo caracterizado por una violencia endémica o guerra. 
Los hechos observados se basaron en la incidencia de puntas de proyectiles encajados en 
diferentes elementos óseos. 
Por otro lado, se han utilizados los resultados de los estudios clínicos y se han comparado 
con los resultados observados en las colecciones óseas arqueológicas como un esfuerzo por 
 6 
interpretar las fracturas (Judd y Roberts, 1998). Los estudios clínicos han comprobado que el factor 
biológico de la edad, predispone a las personas a las fracturas durante las acciones rutinarias ya 
que el deterioro de los sentidos de la visión, audición, y la osteoporosis incrementan el riesgo de 
las caídas. Estas variables deben ser consideradas ya que pueden mostrarnos si el riesgo de una 
fractura en un grupo puede ser examinado por medio de su frecuencia de acuerdo al sexo y la 
edad o bien por la frecuencia del hueso afectado. Lo anterior da la posibilidad de relacionar el 
riesgo de la fractura y puntualizar cuales podrían ser las variantes que influyen en su distribución, 
incluyen entre otras la actividad y la salud. 
El hospital medieval para pacientes leprosos en Chichester, Inglaterra, atendía a peronas 
de escasos recursos, por lo que se trato de examinar el nivel de salud manifestado en la etiología 
de la fractura, para lograr determinar los patrones de curación y el indicio de tratamiento. Debido a 
la naturaleza del sitio, muchas de las fracturas se pueden atribuir a las condiciones de pobreza y 
salud asociadas a una nutrición inadecuada, en donde los enfermos pueden ser más susceptibles 
a las infecciones, la debilidad, la pobre coordinación y la propensión a las caídas. En los estudios 
en clínicas se menciona que los factores que contribuyen al riesgo de fracturas son, la visión 
defectuosa, la disminución del la audición, la reacción lenta, vértigos, debilidad en las piernas. Sin 
embargo mencionan que todos estos síntomas también pueden estar asociados a la lepra. (Judd y 
Roberts, 1998). 
Jurmain (2001) ha relacionado los patrones de las fracturas encontrados en los huesos del 
antebrazo y la presencia de lesiones cráneo facial y puntas de proyectil, en una población 
prehistórica del centro de California. Los hallazgos le permiten suponer que la agresión 
interpersonal era común en la prehistoria Californiana. 
No solo se han estudiado las causas y consecuencias de las fracturas, tratando de integrar 
el mayor número de variables que puedan ofrecer una mejor explicación, Neri y Lancelloti (2004) 
presentan el estudio de un caso en un esqueleto masculino del siglo XX, con fracturas encontradas 
en los huesos largos y lesiones en las articulaciones asociadas, mencionan las implicaciones 
funcionales de postura y locomoción, e interpretan el tipo de tratamiento médico que recibió. 
En otra investigación Judd y Roberts (1999) encontraron diferencias en la distribución de 
las fracturas entre los agricultores rurales ingleses del Medioevo con una población contemporánea 
urbana del Medioevo (s. X-XII a.C), cuya actividad predominante fue la alfarería, la frecuencia de 
fracturas para la población rural fue del 19% mientras que en el sitio urbano se registró una 
frecuencia del 5.5%. Los autores mencionan que estas diferencias pueden estar relacionadas con 
el tipo de actividad que las personas realizaron. 
En los últimos años dentro del ámbito de la antropología física ha habido importantes 
avances en el diagnóstico e interpretación de las fracturas, sin embargo aun existen 
 7 
inconsistencias en las descripciones y ofrecen diferentes tipos de resultados, impidiendo la 
comparación entre los estudios. 
Los trabajos que se mencionan en general presentan la información con base a la 
frecuencia de las fracturas encontrada en los huesos largos, y tratan de ofrecer una explicación a 
partir del número total de huesos fracturados. Por lo general, la información se presenta por 
segmentos y se pierde información sobre un contexto más amplio como serían las particularidades 
individuales. Por otro lado los estudios de caso presentan una información detallada y minuciosa 
que a nivel grupal pierde significado pues la condición patológica que se presenta es muy general 
y se ha asociado con aspectos sociales o culturales. 
Lo cuantificable como las frecuencias de las fracturas en determinados huesos o regiones 
solo representa una parte de la realidad y las descripciones no cuantificables originan que las 
interpretaciones en ocasiones caigan en enunciados subjetivos. 
Este trabajo pretende analizar las lesiones a partir de un método de análisis descriptivo que 
conjugue la mayor parte de la información, tanto desde la población estudiada como desde un nivel 
individual. La técnica para el análisis de las fracturas en los restos óseos, ofrece la posibilidad de 
registrar la ubicación y tipo de fractura de los huesos largos fracturados, la existencia de algún tipo 
de consecuencia postraumática, cuantificación del total de huesos largos fracturados, asociación 
de las fracturas encontradas en cada esqueleto así como el mecanismo por medio del cual la 
fuerza actuó sobre el hueso. Como una nueva alternativa se trató de establecer los posibles 
movimientos del cuerpo al generarse las fracturas, así como las huellas observadas en las 
radiografías y en la morfología del hueso que establecen si existió algún tipo tratamiento médico. 
La información obtenida puede ser utilizada para ofrecer algún tipo de interpretación sobre la 
etiología de la lesión e incluirla dentro de la categoría de violencia interpersonal, accidente o caída. 
El método que se propone valoró e incluyó la aportación de otros estudios y desarrolló los 
propios buscando que los resultados de esta colección sean útilesy comparativos con otras 
colecciones. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 8 
 
 
 
Definición de conceptos: 
Para poder llevar a cabo nuestro propósito fue necesario la revisión de conceptos y la 
clasificación de las fracturas. No fue necesario ahondar sobre varias clasificaciones, bastó que se 
mencionaran las más frecuentes que van desde las que limitan la interpretación de las fracturas 
agrupándolas entre el tipo de fuerza, pasando por aquellas que basan su clasificación de acuerdo 
al tipo de instrumento utilizado, hasta las que ofrecen una gama de definiciones que agrupan bajo 
diferentes parámetros por el tipo de fractura, el tipo de fuerza o el tipo de mecanismo. 
Traumatismo y fractura son dos conceptos que tienen una relación estrecha tanto que 
ambos conceptos no deben ser utilizados indistintamente, por eso es importante establecer las 
diferencias de estos dos términos. 
Lovell (1997) refiere al traumatismo como la lesión causada por la transferencia de 
energía de un objeto externo en movimiento hacia los tejidos. El cuerpo usualmente absorbe esta 
energía, por la elasticidad de sus tejidos blandos o por la rigidez de la estructura ósea. Cuando la 
intensidad de la fuerza aplicada excede la capacidad de los tejidos para absorber o resistir la 
fuerza es cuando se produce un traumatismo (Nordín y Fankel, 2001). 
Cuando un traumatismo provoca una ruptura en la continuidad de un hueso se le denomina 
fractura (Merbs, 1989a, Lovell, 1997; Galloway, 1999; Ortner, 2003). 
Es donde la diferencia del término cobra sentido, pues sin duda las fracturas sobrevienen 
siempre después de un traumatismo pero no todos los traumatismos ocasionan una fractura en el 
hueso. 
Existen varias clasificaciones de las fracturas, la mencionada por Merbs (1989a), Gustillo 
(1992), Galloway (1999); Lovell (1997); y Ortner (2003) en general cada clasificación varía de un 
autor a otro. 
Merbs (1989a) prácticamente propone un listado con términos comúnmente utilizados para 
referir a las fracturas. Sus definiciones mencionan los tipos de fracturas, los tipos de fuerzas que 
las producen o el mecanismo de la lesión pero no las agrupa en alguna clasificación o división. 
Gustillo (1992) dividió las fracturas de los huesos largos en dos grupos principales: las 
articulares y la extra articulares, cada una con su respectiva clasificación, las articulares las 
clasificó en cuatro diferentes características: lineales, impactadas, conminutas y con pérdida ósea. 
Las segundas, es decir las extra articulares las dividió en dos clases, las metafisiarias cuando la 
 9 
lesión ocurre en los extremos proximal o distal, y las diafisiarias divididas en su tercio proximal, 
medio o distal, subclasificándolas en desplazadas – no desplazadas, abiertas – cerradas, y 
mediante la configuración de la fractura en transversa, oblicua, espiral, conminuta, segmentaria y 
pérdida ósea. Esta clasificación útil y simple, esta diseñada para la clínica, y persigue el 
tratamiento eficaz de la lesión. 
El trabajo de Galloway (1999) enfocado a la ciencia forense; analizó las fracturas, 
relacionando el tipo de instrumento empleado con la velocidad resultado del tipo de fuerza que 
causó algún grado de fractura o separación en el material óseo. 
Galloway (1999) se basa en el estudio de la fractura ósea con tres tipos de fuerzas con 
relación al instrumento utilizado: 1) Golpes contusos (blunt force trauma), 2) Golpes cortantes 
(Sharp force trauma) y 3) Lesiones por proyectiles o disparos (gunshot and proyectile injuries). 
Los golpes contusos (blunt force trauma), los define como impactos de baja velocidad, 
separación del hueso debida a el impacto directo o indirecto, doblamiento, empuje y torsión de los 
elementos óseos generados por instrumentos romos como los golpes con tubos, piedras, martillos 
etc. La superficie afectada generalmente es amplia. En esta definición se incluyen las fracturas que 
resultan de accidentes vehiculares y caídas. 
Los golpes cortantes (Sharp force trauma), los describe como una fuerza directa que se aplicó a lo 
largo de una superficie estrecha. La discontinuidad producida se observa por la interrupción física 
del tejido esquelético por un objeto extraño y cortante (cuchillo hacha, sable). 
Finalmente menciona los disparos con arma de fuego y las lesiones por proyectiles que involucran 
altas velocidades y fuerzas considerables distribuidas sobre pequeñas áreas. 
El estudio de Galloway (1999) ofrece una guía para determinar el número y la secuencia 
de lesiones óseas cuando estas son observadas por los antropólogos. Debido a que su estudio 
tiene un punto de vista forense, la descripción de las fracturas está enfocado a aquellas fracturas 
que están relacionadas al momento de la muerte y no aquellas fracturas antemortem que podemos 
observar en restos óseos secos. 
Lovell (1997) por su parte, clasificó los traumatismos de acuerdo a las características de 
las lesiones que se observaron en el hueso seco, de procedencia arqueológica. 
Propuso una clasificación en la cual pretende analizar los mecanismos que producen la 
lesión ósea, por medio de 4 tipos de mecanismos: el trauma directo, trauma indirecto, aquel 
ocasionado por estrés y el secundario a una enfermedad. En su trabajo, relacionó el mecanismo 
que produce la lesión con el tipo de fractura que se generó y la fuerza que se aplicó. Así, 
estableció que en los traumatismos directos la lesión ocurrió en el punto del impacto y este tipo de 
fuerza puede producir fracturas penetrantes, conminutas, transversas por aplastamiento, por 
depresión, compresión o presión. En el traumatismo indirecto la fractura ocurre en un lugar distinto 
al punto de impacto, el tipo de fracturas con el que nos podemos encontrar en el traumatismo 
indirecto son en espiral, oblicua, en rama verde, impactada, por entallamiento, conminuta por 
 10 
avulsión. Las fracturas producidas por estrés, se producen por la repetición de una fuerza que 
rompe al hueso por fatiga o aquellas fracturas que se generan secundarias a una enfermedad, 
como la osteoporosis y tumores. La clasificación que ofrece Lovell resume las fracturas que más 
comúnmente se encuentran en los esqueletos arqueológicos, adaptó la clasificación clínica y de la 
medicina forense a los traumatismos óseos más comunes. 
 
Ortner (2003) distingue cuatro tipos de traumatismos que lesionan al esqueleto a) la 
fractura, entendida como la ruptura parcial o completa del hueso, b) el desplazamiento o 
dislocación normal de las articulaciones, c) la interrupción del suministro de sangre en el hueso a 
través de alguna arteria, d) el cambio y la forma en el contorno del hueso producido artificialmente. 
Sin embargo, los tipos de traumatismos que menciona no son más que una consecuencia de las 
fracturas, no tipos diferentes de fracturas. 
Ortner (2003) define a la fractura como el resultado de un estrés anormal, aplicado en uno 
o más huesos, que resulta en una parcial o completa discontinuidad en el hueso y que se generan 
por diferentes tipos de fuerzas. Parte de la clasificación de las fuerzas, tales como la tensión, 
compresión, torsión, flexión y desplazamiento, para comprender la dirección de fuerzas ejercidas 
sobre el hueso y relacionarlas con diferentes tipos de fracturas. 
Las fracturas por tensión generalmente se asocian con las uniones tendinosas del hueso. En este 
tipo de fracturas es por una tensión excesiva del tubérculo o el proceso en el cual el tendón que se 
une al hueso se rompe. La dislocación de las articulaciones generalmente se asocia con este tipo 
de fractura. 
La fractura de compresión es el resultado de un impacto repentino y da una variedad diferente de 
patrones. El eje del hueso se puede fracturar con la misma dirección de la fuerza. 
Las fracturas de compresión se aprecian mejor en la columna vertebral donde los cuerpos 
vertebrales sufren de compresión, algunas fracturas delas uniones articulares son el resultado de 
la compresión. En general este tipo de lesiones se observan en el hueso sobre tejido de tipo 
esponjoso. 
En las fracturas de torsión la fuerza se dirige en espiral, cuando uno de los extremos del hueso 
permanece fijo mientras el otro se mueve en alguna dirección lateral (izquierda o derecha). El 
estrés ocurre en dirección de espiral por lo que la línea de fractura también es espiral. Las fracturas 
de torsión pueden ser confundidas con fracturas de compresión en huesos largos, los cuales 
siguen una natural hendidura espiral que se localiza en algún plano del hueso. 
Las fracturas por doblamiento son el tipo más común de separación del hueso, y a 
menudo se complican con otro tipo de estrés. El estrés anormal puede ser el resultado de una 
caída o la respuesta a un golpe como las fracturas de Parry´s en el ante brazo. 
 11 
En jóvenes las fracturas de doblamiento pueden producir una fractura incompleta en el 
hueso largo asociada con una separación longitudinal. Esta condición se conoce como fractura en 
rama verde. 
Las fracturas por desplazamiento resultan cuando fuerzas opuestas son aplicadas en el hueso en 
diferentes planos. 
La clasificación que ofrece Ortner (2003) estimo que es la que más se adapta para los fines 
antropológicos, pues cuando el antropólogo trata con materiales arqueológicos o restos 
esqueletizados formados para las colecciones como en este caso, la atención se dirige a el análisis 
de las fracturas antemortem, basado en como se observa la línea de fractura, el callo óseo y el 
hueso sanado después de que la fractura sanó, observado tanto a nivel morfológico como en las 
radiologías, esto permite catalogar al tipo de fractura e inferir la fuerza que la produjo. 
Con base en esta revisión se observó que la fractura ósea es muy variable, y cada caso 
puede presentar un único sistema de cambios en la interpretación y reconstrucción de los hecho 
que las producen. 
Depende del interés de cada investigador y de cada disciplina es cómo han sido ordenadas 
y expuestas las clasificaciones, no puede decirse que una esta mejor elaborada que la otra o que 
es más completa sino, cada clasificación es una guía que sirve para exponer un trabajo. 
Así vemos como la clasificación de los especialistas en la disciplina forense dirige más la 
atención al mecanismo que ocasionó la lesión ya que necesitan demostrar como se produjo. 
Por otro lado los médicos centran más la atención en el tipo de fractura que observan pues 
su objetivo es iniciar el proceso de reparación de hueso con una buena reducción y alineación. 
En ocasiones es difícil definir la fuerza que generó la fractura sobretodo cuando son varios 
huesos los que resultaron afectados. El traumatismo óseo es variable y cada caso presenta 
diferencias en la interpretación y reconstrucción de los acontecimientos que los producen 
(Galloway, 1999). 
Las fracturas que se analizaron en esta tesis son el resultado de diferentes tipos de fuerzas 
y no siempre fue posible identificar la fuerza que ocasionó la fractura después de que se formó el 
callo óseo y el hueso esta sanado. Un cuidadoso análisis en el hueso seco puede suponer el tipo 
de fuerza, el tipo de fractura que se generó, las consecuencias postraumáticas y en determinados 
casos si la persona recibió o no algún tipo de tratamiento médico, este fue uno de los puntos que 
se tomaron en cuenta para desarrollar una técnica para el análisis de las fracturas, para este fin se 
tomó como referencia la clasificación de Ortner (2003). 
A partir de un cuidadoso análisis en el hueso seco sobre una fractura antemortem se tratará de 
sugerir el tipo de fuerza y el tipo de fractura que se generó cumpliendo así con uno de los objetivos 
del presente trabajo. 
Las clasificaciones son solo una guía que cada investigador o interesado utiliza para 
presentar su información. Por ejemplo, los especialistas en la disciplina forense pueden dirigir más 
la atención al mecanismo que ocasionó la lesión, necesitan demostrar cómo se produjo la fractura, 
 12 
mientras que los médicos pueden centrar más su atención en el tipo de fractura que observan, su 
objetivo es iniciar el proceso de reparación de hueso con una buena reducción y alineación. El 
antropólogo por su parte puede estar dirigiendo la atención a la frecuencia en el sexo, edad y el 
tipo de hueso que más comúnmente se afecta pues le interesa relacionarlo con aspectos culturales 
y sociales. Es decir, con las causas y circunstancias físicas, sicológicas, sociales y su contexto. 
Para ofrecer una buena interpretación es muy importante establecer una correcta descripción de 
los elementos a estudiar pues si no los resultados pueden carecer de validez. Por ejemplo en los 
contextos arqueológicos las frecuencias de las fracturas son usualmente calculadas como un 
porcentaje total de los huesos examinados, los datos en ocasiones no mencionan el total de 
esqueletos afectados (Roberts y Manchester. 2005). 
En general los estudios antropofísicos han estudiado la frecuencia del sexo, edad y el tipo de 
hueso que más comúnmente se afecta y ha permitido relacionarlo con aspectos epidemiológicos, 
fisiológicos, culturales y sociales. 
 13 
Hipótesis 
 
A partir de la técnica para el análisis de la fracturas en restos, se podrá sugerir los posibles 
movimientos del cuerpo ejecutados, previos a la fractura. 
Como hipótesis alternativa tenemos que, si las fracturas encontradas indican que pudieron 
haberse originado en un mismo momento se propondrá una secuencia del acontecimiento que 
asocie las diversas fracturas encontradas en cada caso. 
La técnica para el análisis de las fracturas en restos óseos pudiera sugerirnos los tipos de 
movimientos realizó el cuerpo justo en el instante anterior al que la fractura se produjo. 
Como hipótesis nula tenemos que si las fracturas que se observan no indican una posible 
concatenación de movimientos, no se propondrá una secuencia del acontecimiento y solo se 
mencionará la posible fuerza que generó la fractura. 
 
Objetivos 
 
Establecer un método de análisis descriptivo de las lesiones observadas en los restos 
óseos que sea capaz de sugerir la secuencia de los movimientos que pudieron provocar las 
fracturas de esta manera se podrá: 
 
 Contar con una técnica para el análisis de las fracturas en restos óseos. 
 Proponer la secuencia de movimientos que pudieron generar la lesión o las lesiones con 
base al tipo y en la forma de las fracturas observadas en cada caso. 
 Sugerir una posible causa que originara el acontecimiento, si se asocia a un accidente, a 
una caída, o por el contrario si se generó por un hecho violento. 
 
 
 14 
Metodología 
La muestra 
 
La colección ósea del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la 
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) esta formada por los cadáveres que llegan 
para las prácticas de disección de los estudiantes de medicina. 
En total se cuenta con 133 esqueletos, de los cuales el 45.86% (61 casos) provienen de 
algún hospital, el 40.6% (54 casos) vienen del Servicio Médico Forense (SEMEFO), mientras que 
12.03% (16 casos) provienen de alguna institución Psiquiátrica y del restante 1.5 % (2 casos) no 
cuentan con la información de procedencia. 
Los esqueletos que conforman la muestra, probablemente, fueron en vida, inmigrantes, 
indigentes, enfermos mentales, sin familiares, por lo que al morir no hubo quien reclamara el 
cuerpo. 
Por este motivo, cabe señalar que el 88.72 % (118 casos) no cuenta con el registro de sus datos o 
con la causa de su muerte, lo que desafortunadamente impide que se pueda correlacionarse 
alguna de las características observadas en el esqueleto, con información en expediente o registro 
sobre su vida o causa de muerte, y esto limita un análisis más amplio. 
Con respecto a los datos de identificación, podemos mencionar que solo el18.8% (25 casos) 
cuentan con identificación y el restante 81.2 % (108 casos) no cuentan con identificación, lo que 
sugiere que posiblemente murieron en la calle sin ningun tipo de carnet de filiación. 
De acuerdo con el sexo la colección esta compuesta por 72 esqueletos femeninos (54.14 
%) y 61 esqueletos masculinos (45.86%). 
En este estudio solo se analizaran las fracturas de los huesos largos que componen el 
miembro superior e inferior (húmero, ulna, radio, fémur tibia y fíbula) por ser los huesos que se 
utilizan en la mayoría de los trabajos de antropología física para el análisis de las fracturas y para 
que el resultado de los datos pueda ser comparados con otras colecciones. 
En orden de registrar las características de cada fractura en hueso largo se propuso una 
técnica para el análisis de las fracuras esn restos óseos. La idea es obtener la información 
necesaria tanto para cada uno de los esqueletos analizados como de toda la colección bajo 
estudio. 
Se proponen 11 puntos que deben ser completados a fin de obtener, de una manera 
ordenada y metódica la información fácil de registrar y analizar. Muchos de los puntos que se 
abordan, están basados en anteriores recomendaciones hechas por diferentes autores. Cada 
apartado está acompañado de la referencia bibliográfica de quien o quienes proponen la 
información y la importancia para el análisis de las fracturas. 
 15 
Algunos de los puntos son de naturaleza estrictamente objetiva donde la información 
puede ser medible y cuantificable, los resultados son concretos e invariables. Al inicio del los 
apartados (9 y 10) se encuentra un paréntesis, en el se indicó si presento o no repercusiones en 
las articulaciones vecinas, consecuencias postraumáticas y si se observa a o no atención médica 
recibida en el tratamiento de las fracturas. La afirmación o negación se pone en negritas esto es 
para facilitar el conteo cuando los datos se manejen en una base. 
Sin embargo en toda interpretación entra algo de subjetividad y esta parte no puede 
cuantificarse, como serían los apartados que refieren a la “asociación de las fracturas por 
acontecimiento” y la “secuencia del acontecimiento” (puntos 7 y 8). El peso que tiene el 
desarrollo de ambos puntos es que sugieren la “movimiento del cuerpo” cuando en una 
determinada posición esta propenso a fracturarse o se produjo la fractura. 
El desarrollo de estas dos propuestas, se basaron en la forma y el tipo de la fractura 
observada, se justificaron estableciendo los movimientos que el cuerpo pudo haber realizado al 
momento de lesionarse, esta hipótesis se apoya con los rango de movimientos de las 
articulaciones ya establecidos en biomecánica por Kapandji (1998 a y b). 
De esta manera se propusieron las posibles posiciones que el cuerpo realizó, cuando los 
golpes junto con el límite de movimiento de la articulación o segmento del cuerpo fue sobrepasado 
generando de esta forma el mecanismo de las lesiones y las fracturas observadas. 
En la “asociación de fracturas por acontecimiento” se analiza la posibilidad de vincular 
las fracturas a un solo suceso. Si en un esqueleto se observan múltiples fracturas, entonces se 
estuvo en la posibilidad de establecer una correlación de las lesiones observadas sugiriendo en 
ocasiones movimientos que involucraron dos extremidades opuestas o contra laterales. 
Esta información después se utilizó para proponer la “secuencia del acontecimiento” 
que indica mediante una tabla la secuencia de los movimientos que intervinieron para que las 
fracturas se generaran, proponiendo la posición del cuerpo en el instante anterior a que las fractura 
se generara hasta la posición final del cuerpo después de haber sufrido las lesiones. Es importante 
resaltar que las posiciones del cuerpo fueron propuestas en base al tipo y forma de la fractura que 
se observó. 
Esta interpretación o sugerencia de una caída, se apoyó con dibujos que representan los 
movimientos del cuerpo. 
En estos puntos (7 y 8) es donde prácticamente se desarrolla la hipótesis y una parte de 
los objetivos. 
El punto 11, denominado conclusiones, presenta una interpretación si lo observado o 
analizado corresponde a un accidente, caída o violencia interpersonal. En ocasiones es difícil 
 16 
determinar pues en una riña o accidente puede existir una caída, sin embargo se intentó dar una 
explicación de por qué se infería un accidente, caída o violencia. 
Es importante mencionar que esto puede ser una aportación para los interesados en 
reconstruir aspectos del pasado de las poblaciones, y en este sentido este método puede estar 
más enfocado para los antropólogos que trabajan los restos arqueológicos. Sin embargo no deja 
de tener aplicación en el ámbito forense y en los procesos de enseñanza aprendizaje de la 
medicina. 
 
A continuación se explica cada uno de los puntos que propone la técnica para el análisis de 
las fracturas en restos óseos. 
 
1.- Identificación del esqueleto: Por número de catálogo o registro, se definen o corroboran las 
variables biológicas de edad y sexo, fecha de ingreso a la colección y procedencia. Este punto es 
obligado en cualquiera estudio antropofísico (Bass, 1987; Ortner, 2003; White y Folkens, 2005), 
para la asignación de sexo y edad se utilizaron los criterios, basados en cráneo, pelvis, costillas, 
brote y desgaste dental, cierre epifisiario en hueso largo descritos por varios autores (Iscan y Loth, 
1989; Meindl y Lovejoy, 1985; Lovejoy, et. al. 1985a; Lovejoy, et. al 1985b; Buikstra y Ubelaker, 
1994; White y Folkens, 2005). 
 
Individuo: 
Sexo: 
Edad: 
Ingreso: 
Procedencia: 
 
2.- Ubicación, forma y tipo de fractura.- Primero se elaboró la cédula gráfica del esqueleto donde 
se registraron las fracturas que presentó el esqueleto en orientación anterior y posterior. En el 
reverso de la hoja se encuentran los huesos de manos y pies. Esta cédula fue de gran utilidad 
pues permitió la visualización de las fracturas y sus posibles consecuencias postraumáticas. 
Posteriormente se pensó en el diseño de una tabla con el fin de que el manejo de la información 
fuera más práctico, de esta forma se puede observar rápidamente cuantos huesos están 
fracturados, la ubicación, si afecta a la extremidad superior o inferior, el lado, el tipo de fractura, en 
la tabla solo se consideraron los huesos que tienen fractura. Para el llenado de esta tabla se 
requiere que cada hueso, especialmente aquellos que tengan fracturas sanadas antemortem sea 
registrado. 
Cuando un hueso presenta fractura se describe brevemente por su forma y su tipo, la 
clasificación de las fracturas se basó en lo establecido por Lovell (1997), Merbs (1989a), y 
 17 
Galloway (1999). También se determinó si el golpe que recibió al momento de la lesión fue de tipo 
directo o indirecto o bien correspondió a un límite de movimiento articular. 
Tabla 1.- Tipo y forma de las fracturas 
 
Segmento Ubicación, forma y tipo de fracturas. 
Cráneo 
Columna vertebral 
Costillas 
Clavículas 
Omoplato 
Húmero 
Ulna 
Radio 
Carpos y metacarpos 
Iliacos 
Sacro 
Fémur 
Tibia 
Fíbula 
Tarsos y metatarsos 
 
3.-Repercusión en articulaciones vecinas: (si o no) Cuando la fractura en el hueso no sana 
adecuadamente, puede cambiar la forma y longitud del hueso, repercutiendo en la biomecánica o 
el movimiento de las articulaciones adyacentes al segmento afectado, en este apartado se 
mencionan cuales fueron las articulaciones afectadas como consecuencia de las fracturas. Las 
manifestaciones degenerativas articulares adyacentes al lugar de la fractura, pueden informar, 
sobre la antigüedad de la lesión ya que el desajuste biomecánico del miembro afectado favorece la 
aparición de procesos artrósicos (Grauer y Roberts, 1996; Ortner, 2003, Neri y Lancellotti, 2004, 
Roberts y Manchester, 2005). 
 
4.-Acortamiento y angulación del hueso: Se tomaron las longitudes totalesde los huesos 
afectados y se compararon con el lado opuesto, el cual no está afectado, así se estableció el 
acortamiento del segmento afectado. 
Lovell (1997) en su trabajo presentó el desarrollo de un sencillo y eficaz protocolo para la 
evaluación de las fracturas en el cual incluye un registro de la longitud máxima del hueso, la 
aposición de los extremos de la fractura, el grado de rotación y angulación del hueso en el sitio de 
 18 
fractura. Estos detalles ayudan en la interpretación de aspectos el tratamiento y las complicaciones 
asociadas a las fracturas 
En este apartado solo se enfocó a la longitud total, la cual fue medida en la tabla 
osteométrica y junto con la comparación del lado opuesto también se pudo valorar el acortamiento 
del hueso. 
Para obtener la angulación provocada por una fractura sobre el eje longitudinal de la diáfisis se 
toma al hueso en una posición lo más cercana a su posición anatómica. 
Al identificarse el punto de ruptura se trazó una línea imaginaria transversal a la diáfisis, 
sobre el punto medio de esa línea se posiciona el punto cero del goniómetro, procurando que los 
dos ejes se ubiquen a lo largo de la diáfisis. 
El ángulo de desviación provocado por la fractura se lee en grados y el eje estable es que 
se tomó en cuenta para tener una mayor línea de referencia sobre la diáfisis y el eje “movible” en la 
determinación del ángulo es aquel que se encuentra más cercano a una epífisis y a la fractura. 
Cabe recordar que existen huesos que presentan una curvatura natural debido a su función 
(radio, ulna y fíbula) sobre los cuales es difícil mantener una línea recta sobre su diáfisis, para lo 
cual es mejor tener como referencia la parte central de sus epífisis como línea de proyección del 
eje diafisiario. 
 
 
 
 
 
5.- Radiografías y fotografías: 
Después de la descripción macroscópica de la fractura en el hueso, el material óseo fue 
sometido a un análisis radiográfico por el método convencional (antero posterior y lateral), de este 
modo se estudió el aspecto de la trama del hueso que circunda el área de fractura, se pudo 
establecer el tipo de fractura observando la línea de fractura. 
Teniendo en cuenta que los huesos radiografiados carecen de partes blandas, se 
emplearon kilo voltajes bajos, la técnica combinó la baja intensidad con 1 segundo de exposición lo 
que resultó en un buen contraste. La distancia foco placa fue de un metro y el rayo central quedó 
perpendicular al hueso y a la placa. La metodología de este punto se base en la metodología 
propuesta por Grauer y Roberts (1996) 
También se realizó un análisis fotográfico. Se tomaron fotografías de acuerdo a los 
parámetros descritos por RHOI photography protocol (2007) 
Hueso 
Longitud total 
en mm. 
Angulación. 
Ulna I 
Ulna D 
Fíbula I 
Fíbula D 
 19 
Posteriormente con el uso de Photoshop se editaron las imágenes con la fotografía y radiografía de 
cada uno de los huesos. 
6.-Total de huesos largos lesionados: 
Este dato es importante porque de ahí puede derivar otro tipo de análisis sobre la frecuencia de 
huesos fracturados. Indicar el número y región de huesos fracturados facilita el registro de la 
información para generar una base de datos estadística. 
 
7.- Asociación de fracturas por acontecimiento: El objetivo fue vincular las fracturas observadas 
a un solo acontecimiento y secuenciar los posibles movimientos que tuvieron lugar durante la 
caída. El apoyo de una secuencia de dibujos fue útil. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
8.- Secuencia del acontecimiento: Para un mejor entendimiento y apoyados en la interpretación 
del punto anterior, la secuencia del acontecimiento se dividió mediante una tabla, fraccionando el 
posible movimiento del cuerpo durante la producción de la fractura. La posición de inicio, 
describe la posición del segmento o de los segmentos corporales implicados en el momento 
anterior a los movimientos de desequilibrio. En la columna Golpe se describe el movimiento del 
cuerpo y la fuerza que ocurre al momento de la lesión. En el apartado Fractura se describen las 
consecuencias de la pérdida de apoyo y la ocurrencia de la fractura, la fuerza que lesiona al hueso 
y el lugar donde lo lesiona. 
 
Posición de inicio Golpe Fractura 
 
 
9.- Consecuencias postraumáticas: (Si, No) Se describen las secuelas que padeció 
probablemente durante el resto de su vida, como consecuencia de las fracturas. 
 
 20 
10.- Registro de atención recibida: (Si, No) De acuerdo a las características observadas en el 
hueso fracturado se establece si existió o no atención médica y/o intervención quirúrgica. 
 
11.- Conclusiones: Se trata de interpretar y sugerir si las fracturas observadas fueron producto de 
un accidente o están relacionada con un hecho de tipo violento. 
 
 21 
Resultados. 
 
1.-Individuo: 002 
Sexo: Femenino 
Edad: 57 años 
Ingreso: 06/92 
Procedencia: H. Adolfo M. Nieto 
 
2.- Ubicación, forma y tipo de fractura: 
 
Tabla1. 
Segmento Ubicación, forma y tipo de fracturas. 
Cráneo Fractura en hueso nasal y golpe contuso en orbita izquierda. 
Costillas Fractura simple en lado izquierdo C5, C6 y C10, C11 y doble C4 
C7 y C9 ,Fractura simple lado derecho C8 y doble C7 y C9. 
Clavículas Asimetría en clavículas. 
Ulna Fractura transversa en epífisis distal izquierda, consolidada. 
Carpos y metacarpos Fractura en quinto metacarpiano derecho. 
Iliacos Fractura en la cresta iliaca derecha. 
Acetábulo izquierdo displasia de cadera. 
Fémur Cabeza femoral izquierda y parte de la diáfisis con desgaste a 
consecuencia de la displasia ósea. 
Fíbula Fractura en epífisis 1/3 proximal de fíbula derecha. 
Tarsos y metatarsos Fractura en quinto metatarsiano izquierdo. 
 
3.-Repercusión en articulaciones vecinas: 
 
En la fractura de ulna no se observan problemas postraumáticos relacionados directamente con la 
fractura. El esqueleto presenta indicios de artritis en ambas manos, sin embargo esta condición 
puede estar más vinculada a la edad que a una consecuencia postraumática. 
La fractura de la fíbula derecha podría relacionarse con la artritis observada en el rotula derecha tal 
vez ocasionada por el sobre peso que la articulación recibió, debido a la poca estabilidad en el 
hueso coxal del lado izquierdo por displasia que se observa. 
 
4.-Acortamiento de hueso: 
 
Tabla 1.1. 
Hueso 
Longitud max. 
(mm.) Angulación. 
Ulna I 224 10º 
Ulna D 230 
Fíbula I 315 
Fibula D 315 2º 
 
 
 
 22 
 
5.-Radiografías y fotografías AP y LAT: 
 Ulna izquierda, fractura en el 1/3 distal consolidada y antigua. Perfecta alineación 
Fíbula derecha, fractura en el 1/3 distal, consolidada antigua. Perfecta alineación. 
 
 
 Figura 1. 
 
6.-Total de huesos largos lesionados: 
Dos fracturas: la ulna izquierda y fibula derecha. 
 
7.- Asociación de fracturas por acontecimiento: 
 
 
 Figura 1.1. 
 23 
Debido al número de elementos fracturados, la ubicación y el patrón de las fracturas que se 
observan, no se asocian a un solo acontecimiento. 
La displasia ósea observada en la articulación coxo-femoral izquierda, fue producto de una 
malformación congénita que posiblemente dificultó su locomoción. Se podría pensar que esta 
condición causó el desequilibrio y propició las caídas recurrentes que en asociación con la 
osteoporosis observada produjeran las fracturas. Sin embargo los politraumatismos observados no 
descartan la posibilidad de que las fracturas se pueden relacionar a acontecimientos de tipo 
violento, la fractura en orbita izquierda, nariz, y la fractura observada en el borde superior de la 
cresta iliaca son lesiones causada por golpes directos y es difícil imaginar que se realizaron como 
consecuencia de una caída. Las fracturas de ulna y fíbula pueden corresponder a caídas. 
 
8.- Secuencia del acontecimiento: 
No aplica. 
 
9.-Consecuencias postraumáticas: 
(si) 
Posibleosteoartrosis en rótula derecha, derivada de un estrés en la región asociada a la fractura 
en fíbula del mismo lado. 
 
10.- Atención recibida en el tratamiento de fracturas: (si) 
 Las fracturas que se observan se encuentran alineadas 
 
11.- Conclusiones: 
Caídas y/o violencia 
 
 24 
1.-Individuo: 003 
Sexo: Femenino 
Edad: 59 años 
Ingreso: 39/91 
Procedencia: H. Adolfo M. Nieto 
 
2.- Ubicación, forma y tipo de fractura: 
 
 
Tabla 2. 
Segmento Ubicación, forma y tipo de fracturas. 
Clavículas Fractura transversa. 
Ulna Ulna derecha. Fractura compresión en apófisis estiloides. 
Radio Radio derecho. Fractura de Colles en epífisis distal del lado 
derecho. 
Carpos y metacarpos Artritis postraumática. 
Tibia Fractura de tibia derecha por desplazamiento, depresión en plato 
tibial medial, y lesión en eminencia intercondílea. 
 
 
3.- Repercusión en articulaciones vecinas: 
 
Fractura por depresión -avulsión que se observa en plato tibial medial derecho, la fuerza de tensión 
incidió sobre el ligamento cruzado anterior, generalmente es ocasionada por un movimiento de 
hiperextensión (Porreo y Hurlé 2005: Perry y Elstrom, 2000 y Moore 2002), se aprecia la huella 
alrededor de la eminencia intercondílea, en los bordes óseos que insertan al ligamento cruzado 
anterior, formando exostosis 
Esta lesión pudo haber afectado también el cartílago y menisco 
Posiblemente existió una ligera calcificación del ligamento rotuliano que pasa sobre la rótula 
debido tal vez a que la persona evitó mover la pierna después de la lesión. Se observa cambio 
morfológico en la rodilla. 
No contamos con el fémur del lado derecho para contemplar las secuelas del golpe. 
También se observa en el radio derecho una fractura de Colles y en la ulna una fractura de 
compresión sobre la apófisis estiloides. Existe huella de artritis postraumática en huesos del carpo. 
 
4.-Acortamiento del hueso: 
 
Tabla 2.1. 
Hueso Longitud max. 
(mm.) 
Angulación. 
Radio I 210 
Radio D 215 6 
Ulna I 233 
Ulna D 233 
Tibia I 332 
Tibia D 331 
 
 
 25 
 
 
 
5.-Radiografías y fotografías: 
 
Trauma extremidad distal radio y la ulna derechos, bien consolidadas anguladas antiguas, Radio 
dorso afuera 10 º. 
Tibia derecha, se observa lesión de eminencia intercondílea y depresión del plato tibial medial. 
 
 Figura 2. 
 
 Figura 2.1. 
 
6.-Total de huesos largos lesionados: 
Tres fracturas: en radio derecho, ulna derecha y tibia derecha. 
 26 
7.- Asociación de fracturas por acontecimiento: 
 
 
 Figura 2.2. 
 
Se observa una lesión en la eminencia intercondílea y el lugar de inserción de los ligamentos 
cruzados debido a un movimiento en hiperextensión, que afecto la rodilla. Al tratar de evitar la 
caída posiblemente utilizó el brazo derecho el cual sufrió una fractura en la epífisis distal del radio 
y apófisis estiloides el ulna derecho. 
 
 27 
8.- Secuencia del acontecimiento: 
 
La caída origino una serie de acontecimientos los cuales terminan en distintas fracturas, las cuales 
se enlistan. 
 
Tabla 2.2. 
Posición de inicio Golpe Fractura 
Pierna derecha en 
hiperextensión que afecto los 
ligamentos cruzados que 
están situados en el centro 
de la articulación. 
El pie iba a dar el paso para 
apoyarse en algún momento 
del ciclo de marcha, el talón 
se desplaza hacia delante 
(pierna en hiperextensión) y 
el peso del cuerpo recae 
sobre la rodilla. 
La hiperextensión se 
presentó en el momento de 
efectuar el paso. 
La hiperextensión afecto los 
ligamentos, los meniscos y el 
hueso. 
Fractura por depresión de 
baja energía, en el plato 
medial, es el resultado de 
una fuerza en valgo a través 
de la rodilla (fractura por 
depresión SCHATZKER tipo 
III Schenck) (Perry y Elstrom 
2000). 
 
En la rótula derecha se 
aprecia calcificación del 
ligamento rotuliano. 
Antebrazo derecho: Fractura 
en radio y en ulna. 
Posición de inicio: Al 
deslizarse hacia atrás el 
cuerpo, trató de detener el 
golpe con el brazo, el cual se 
encuentra a 50º con respecto 
a la articulación del hombro, 
el ángulo del codo se 
encontraba en flexión. 
El impacto sucede paralelo al 
eje axial del brazo entrando 
en las carillas articulares de 
radio y apófisis estiloides del 
ulna derecho. 
Fractura de Colles en radio y 
en el ulna la fractura se 
observa una fractura por 
compresión sobre la apófisis 
estiloidea derecho. 
 
Se aprecia artritis 
postraumática en los huesos 
del carpo. 
 
9.-Consecuencias postraumáticas: (si) 
 
Existe indicio de artritis postraumática en huesos del carpo. El fémur del lado derecho no esta 
presente por lo que no se pueden valorar las secuelas postraumáticas en la articulación 
condilofemoral-plato tibial. Si embargo en la rodilla se aprecia clasificación del ligamento rotuliano 
 
10.- Atención recibida en el tratamiento de fracturas: (no) 
La fractura que se observa en el radio derecho no muestra alineación y la calcificación del 
ligamento rotuliano indica que no hubo una rehabilitación o tratamiento en la articulación. 
 
 11.- Conclusiones: Caída 
 28 
1.-Individuo: 004 
Sexo: Femenino 
Edad: 55-60 años 
Ingreso: Desconocido 
Procedencia: s/p 
 
2.- Ubicación, forma y tipo de fractura: 
 
Tabla 3. 
Segmento Ubicación, forma y tipo de fracturas. 
Columna vertebral Osteofitos en cuerpos vertebrales de C3 a C7 y L2 a L5. 
Costillas Fractura L. Izquierdo C6 y C7 transversa anterior consolidada. L. 
Derecho C5, C6, y C9 cara externa consolidadas. 
Clavículas Clavícula derecha fractura completa por rotación y/o torsión, 
cabalgada, se apoyo sobre apófisis coracoides. Clavícula 
izquierda con fractura en tercio medio distal de la diáfisis. 
Ulna Fractura directa de compresión en apófisis estiloides en ulna 
izquierdo Fractura indirecta transversa en el primer tercio distal 
lado izquierdo. 
Tarsos y metatarsos Fractura directa oblicua en la parte media de la diáfisis del quinto 
metatarsiano derecho. 
 
3.-Repercusión en articulaciones vecinas: 
 La fractura en la clavícula derecha es la que pudo haber originado mayores repercusiones. 
En la clavícula derecha se observa en la diáfisis una consolidación ósea con acortamiento y 
torsión, cuya consecuencia más visible se aprecia en las vértebras cervicales, en el omoplato y en 
el tubérculo mayor del húmero, debido al desplazamiento anterior del omoplato por las 
modificaciones estructurales a consecuencia de la fractura. (Báez y Herrera, 2007). 
La fractura en ulna, se observa artritis postraumática en los huesos que componen la muñeca 
(radio y ulna). 
 
4.-Acortamiento de hueso: 
 
Tabla 3.1. 
Hueso Longitud max. 
(mm.) 
Angulación. 
Ulna I 221 10º 
Ulna D 225 
 
 
 29 
5.-Radiografías y fotografías: 
Ulna izquierda fractura a la altura del 1/3 distal bien consolidada angulación de 4º vértice anterior. 
Mínimo callo perióstico. 
 
 Figura 3. 
 
 
 
 
6.-Total de huesos largos lesionados: 
Una fractura: en la ulna de lado izquierdo. 
 
7.- Asociación de fracturas por acontecimiento: 
 
 
Figura 3.1. 
 
El origen de la caída “fractura del 5to. Metatarso” 
 
Caída lado derecho posible causa de fractura en ambas clavículas y costillas. 
 
 30 
Persona caminando, probablemente cargando algún objeto con el brazo derecho, cuando golpea 
directamente con el pie derecho, lo que ocasiona fractura directa en el quinto metatarsiano derecho 
por lo que se produce la caída hacia el frente. 
Es posible se intentara detener la caída con el brazo izquierdo, en extensión y la mano en 
hiperextensión. Suponemos que a pesar de no tener apoyo no soltó el objeto que estaba 
cargando. 
 Al ocurrir la caída, provoca primero la fractura directa de compresión en la apófisis estiloides, y 
una fractura indirecta en el primer tercio distal del ulna izquierda. La fuerza se propagó hasta la 
clavícula izquierda, fracturándola. En caídas con la mano extendida las fuerzas se transmiten a 
través del brazo hacia la escápula

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