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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES 
 
 
 
EL PENSAMIENTO DE ANDRÉS MOLINA ENRÍQUEZ 
ANÁLISIS DE “LOS GRANDES PROBLEMAS 
NACIONALES” 
 
 
T E S I N A 
PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
 
LICENCIADO EN SOCIOLOGÍA 
 
 
P R E S E N T A: 
ALEJANDRO MIRANDA NIETO 
 
TUTOR: 
MTRA. VERONICA CAMERO MEDINA 
2008 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
A mi familia. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Agradezco particularmente a la Mtra. Verónica Camero 
por el apoyo, la confianza y la solidaridad. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Índice 
 
 
 
Introducción 1 
 
Esbozo biográfico 3 
 
Su propuesta 6 
 
El desarrollo de su pensamiento 19 
 
La actualidad de Los grandes problemas nacionales 30 
 
Reflexiones finales 37 
 
Fuentes de información 39 
 
 
EL PENSAMIENTO DE ANDRÉS MOLINA ENRÍQUEZ 
ANÁLISIS DE “LOS GRANDES PROBLEMAS 
NACIONALES” 
 
 
 
 
 
 
 
 INTRODUCCIÓN 
 
Hace casi cien años se publicó por primera vez Los grandes problemas 
nacionales
1, escrito por Andrés Molina Enríquez. El libro es un valiosísimo 
testimonio del período prerrevolucionario, y a lo largo del siglo XX se ha 
discutido su influencia en la ideología de la Revolución Mexicana, el peso que 
tuvo en la elaboración del artículo 27 constitucional y la viabilidad de sus 
propuestas. Diferentes autores han analizado el texto tomando en cuenta la 
Revolución (que inició un año después de que se publicó el libro) y el 
desarrollo del Estado posrevolucionario, sin embargo, este ensayo pretende 
referirse únicamente a las ideas plasmadas en Los grandes problemas 
nacionales y a las corrientes de pensamiento en las que se basó su autor. 
 
1 Andrés Molina Enríquez, Los grandes problemas nacionales, México, Imprenta de A. Carranza e hijos, 
1909. 
 
 Los grandes problemas nacionales es un estudio de la situación agraria en 
México en los últimos años del porfiriato. En él, el problema de la propiedad de 
la tierra es vinculado a la estructura socioeconómica, la evolución social, la 
raza y la pluralidad étnica. El pensamiento de Andrés Molina Enríquez se 
apoya principalmente en dos teorías que fueron predominantes en su tiempo: el 
liberalismo y el positivismo. Si bien, nuestro autor parte de estas teorías para 
ubicar cuáles son los problemas principales del país, su pensamiento se 
caracteriza por cierta autonomía respecto a los liberales y positivistas 
mexicanos de la época. La independencia de pensamiento que muestra en Los 
grandes problemas nacionales se hace latente en su análisis y en sus 
propuestas. La solución que Molina Enríquez deriva de su análisis se resume en 
la división de las haciendas a través de la intervención del Estado, iniciativa 
que se concretaría mediante la división forzosa de la propiedad cuando haya 
transmisiones de dominio por herencia y a través de la creación de instituciones 
de crédito para la adquisición y parcelación de haciendas. 
 
Utilizó teorías europeas conservadoras para afirmar el nacionalismo mestizo y 
formular un modelo para la modernización de México. Adaptó estas teorías al 
contexto social del porfiriato, matizándolas y transformándolas. Su 
pensamiento articula los conceptos de raza y propiedad de la tierra para 
proponer la transformación socioeconómica impulsada por los pequeños y 
medianos propietarios mestizos que unificarían al país, consolidando la 
nacionalidad mexicana. 
 
ESBOZO BIOGRÁFICO 
 
Andrés Molina Enríquez nació en Jilotepec, población ubicada al norte del 
Estado de México, el 30 de noviembre de 1868. Jilotepec está ubicado en una 
región montañosa y árida, originalmente habitada por indígenas otomíes. Por 
esos años hubo cambios políticos importantes en el país: se restauró la 
república, tras el triunfo de Juárez y los liberales contra Maximiliano y los 
conservadores. Molina vivió el triunfo del liberalismo y su posterior división. 
 
Su familia poseía la hacienda de Doxichó, lo que le permitió vivir una niñez y 
adolescencia dentro de una familia de clase media. Ingresó como becario al 
Instituto Científico y Literario de Toluca, que era una institución educativa con 
una marcada tradición liberal y positivista, y se recibió como abogado en 1901. 
Un poco antes, en la última década del siglo XIX, se casó con Eloísa Rodea 
Miranda, mujer nacida en Jilotepec, teniendo con ella dos hijos. Trabajó como 
escribano público en la notaría de Jilotepec y posteriormente ejerció el cargo de 
juez de primera instancia en diferentes municipios del Estado de México. 
Varios autores sugieren que su experiencia como notario lo puso en contacto 
directo con los problemas agrarios y las disputas legales por la propiedad de la 
tierra, aunque este punto no está exento de polémica, ya que existen datos que 
contradicen esta idea. 
 
 
 
En 1905 ganó el concurso de celebración del centenario del natalicio de Juárez 
con el ensayo titulado “La Reforma y Juárez, estudio histórico-sociológico”, 1 
situación que le hizo obtener cierto reconocimiento entre algunos círculos 
intelectuales. En el año siguiente ingresó al Museo Nacional de Arqueología, 
Historia y Etnografía como profesor de Etnología. 
 
Como bien describe Agustín Basave2, Molina Enríquez incursionó en una gran 
variedad de actividades: 
 
“Y es que la sombra de este hombre polifacético dibuja el 
laberíntico perfil de un antropólogo, historiador, jurista, politólogo y 
sociólogo que se convierte a un tiempo en padre del agrarismo 
revolucionario, ideólogo del presidencialismo mexicano y teórico 
del nacionalismo mestizo. Y a sus credenciales de escritor y a las 
calificaciones a su legado […] se podrían agregar los oficios de 
administrador público, educador, juez, periodista y político.”3 
 
Antes de escribir Los grandes problemas nacionales publicó “El evangelio de 
una nueva reforma” (en 1897), “La cuestión del día” (en 1902) y “Juárez y la 
Reforma” (en 1906). Adicionalmente escribió una serie de artículos 
periodísticos, entre los que se encuentran los “Estudios de sociología 
mexicana”, publicados en varios folletos de un periódico de la época llamado 
El tiempo. No todos los artículos fueron editados porque Molina Enríquez los 
 
1 Andrés Molina Enríquez, La reforma y Juárez: estudio histórico-sociológico, México, Viuda de F. Días 
de León, 1906. 
2 Andrés Molina Enríquez, Andrés Molina Enríquez: Con la revolución a cuestas, Estudio introductorio y 
selección de Agustín Basave Benítez, México, FCE, 2001. 
3 Ibíd., p. 22. 
modificó y finalmente dieron origen al texto que en el presente ensayo 
analizaremos. 
 
Es generalmente aceptado que Los grandes problemas nacionales es el libro 
más importante de Andrés Molina Enríquez, al ser el texto más ambicioso, más 
profundo y el que mejor refleja las preocupaciones del autor. Siendo publicado 
justo un año antes del estallido de la Revolución de 1910, su planteamiento no 
sugiere la insurrección, sin embargo, resulta clara su importancia como 
antecedente de la Revolución Mexicana.Los grandes problemas nacionales ha tenido un buen reconocimiento en 
México y en el extranjero, y ha sido acentuada la influencia ideológica que tuvo 
en la Revolución Mexicana. Cuando el texto fue publicado por primera vez no 
tuvo una gran aceptación, pero paulatinamente fue creciendo el número de 
estudiosos que lo consideraron. En la primera mitad del siglo XX, autores como 
Luis Cabrera y Jesús Silva Herzog analizaron el libro apegándose al discurso 
ideológico de alguno de los grupos resultantes de la Revolución Mexicana.4 
Durante la segunda mitad del siglo XX, numerosos intelectuales se ocuparon de 
los textos de Molina desde diversas perspectivas, enriqueciendo el análisis del 
pensamiento de nuestro autor. 
 
 
4 Luis Cabrera, Discurso del 3 de diciembre de 1912 en la Cámara de Diputados. En este discurso Luis 
Cabrera planteó que el texto de Andrés Molina Enríquez ayudó a entender mejor las cuestiones 
económicas mexicanas, principalmente aquellas relacionadas con el problema de la tierra. Citado en 
Arnaldo Córdova, op. cit., p. 29. También véase Jesús Silva Herzog, El agrarismo mexicano y la reforma 
agraria, México, FCE, 1980. 
SU PROPUESTA 
 
En Los grandes problemas nacionales subyacen ciertas preguntas básicas sobre 
la constitución de la población mexicana, la manera en la que los grupos 
sociales se relacionan con la estructura socioeconómica y la posibilidad de que 
el país se consolide como una nación homogénea. Molina Enríquez responde a 
estos cuestionamientos basándose en el liberalismo, el positivismo y las teorías 
agrarias formuladas por Wistano Luis Orozco en Legislación y jurisprudencia 
sobre terrenos baldíos.1 
 
PROPIEDAD DE LA TIERRA 
 
Durante el Porfiriato la mayoría de los mexicanos vivían en comunidades 
rurales. Los habitantes de zonas urbanas tan sólo sumaban el 11% del total.2 La 
población era básicamente agraria y este periodo se caracterizó por la 
concentración de la propiedad territorial en pocas manos. 
 
“Si se toman las cuatro categorías en que se dividían los propietarios 
de tierras: hacendados, rancheros, pequeños propietarios y pueblos, 
para 1910 la propiedad de la tierra resultaba distribuida de la 
siguiente manera: el 97% de la tierra censada pertenecía a los 
hacendados y a los rancheros; el total de haciendas era 5 932 y el de 
 
1 Wistano Luis Orozco, Legislación y jurisprudencia sobre terrenos baldíos, México, Imprenta del 
periódico “El tiempo”, 1895. 
2 Daniela Marino, “El problema de la tierra y la propiedad comunal indígena en Andrés Molina 
Enríquez. Antes y después de la revolución”, en Iztapalapa, Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 
UAM, México, núm. 51, julio- diciembre 2001, p. 206. 
ranchos 32 557. Los pequeños propietarios poseían sólo el 2% de las 
tierras censadas, mientras que el 1% restante se repartía entre los 
pueblos y las comunidades. El 96% de la población rural lo 
constituían los peones; había dos millones de aparceros y un millón 
de acapillados. Había en el país 70 mil comunidades rurales, de las 
cuales 50 mil se hallaban en terrenos pertenecientes a las haciendas. 
El 40% del área total del país estaba repartida en media docena de 
latifundios.”3 
 
Resulta consecuente que Molina considerara la propiedad de la tierra como uno 
de los problemas nacionales más importantes. Es destacable la preocupación 
que tiene por el problema agrario, y sobre todo su vinculación con las ideas 
evolucionistas de la época, los grupos étnicos y las formas de propiedad de la 
tierra. 
 
Molina Enríquez afirma que la historia de la humanidad es un proceso 
evolutivo determinado por la manera en la que el hombre se relaciona con la 
naturaleza. Basándose en las teorías biológicas de Ernst Haeckel4, postula que 
todos los seres humanos requieren de oxígeno y carbono para sobrevivir. 
Habiendo oxígeno en abundancia, y siendo únicamente necesario respirar para 
obtenerlo, el problema surge de la dificultad para adquirir el carbono. Según 
esta teoría, el carbono se obtiene gracias a la ingesta de cereales. La forma en 
la que los seres humanos extraen el carbono indispensable para vivir y asegurar 
 
3 Arnaldo Córdova, Op. cit., p. 16. 
4 Ernst Haeckel fue un destacado biólogo, naturalista, físico, filósofo y artista que introdujo el trabajo de 
Darwin en Alemania. Muchos de sus escritos fueron utilizados para justificar el racismo y el darwinismo 
social. Los nazis retomaron una de sus frases que decía “la política es biología aplicada”. Véase Wilhelm 
Bolsche, Haeckel, His life and work, Londres, Unwin, 1906. 
la supervivencia de la comunidad daría pauta a la constante evolución de la 
humanidad. Por esta razón, la agricultura define el grado de desarrollo y el 
progreso de las sociedades. 
 
“La ganadería en los pueblos pastores […] hizo la alimentación 
regular; pero los elementos de alimentación que dio, no 
proporcionaban el carbono en el estado de división necesaria para 
hacer fácil, viva y general en el organismo la combustión. Los frutos 
de producción espontánea que alimentaron de preferencia a muchos 
de los pueblos primitivos en las regiones calientes en que 
aparecieron, no daban tampoco en condiciones satisfactorias de 
regularidad, de riqueza y de división, el carbono necesario para la 
vida, y por ello dichos grupos no se desarrollaron en esas regiones. 
Hasta que el hombre no encontró los cereales, no afirmó su 
existencia y no aseguró la de su especie. Los cereales, en efecto, por 
el almidón que contienen, dan al organismo carbono en cantidad 
suficiente y en un estado conveniente de división, para mantener en 
condiciones favorables la combustión vital. La agricultura vino a 
hacer regular y sistemático el aprovisionamiento de ese carbono. Tal 
es la razón de la singular concomitancia que ha enlazado la 
aparición de la agricultura en todos los pueblos, al principio de la 
multiplicación y de desarrollo de éstos, y tal es la razón de la 
relación singular que se advierte entre el estado de desarrollo de un 
pueblo y la naturaleza de su ocupación del territorio en que vive, 
relación tan precisa, que puede servir para medir el desarrollo 
evolutivo de ese pueblo”.5 
 
El desarrollo de las civilizaciones estaría estrechamente ligado a la producción 
de cereales: 
 
 “Todos los pueblos de la tierra que han logrado multiplicar 
rápidamente sus unidades, extender dilatadamente el círculo de su 
acción y desarrollar ampliamente sus facultades, cualquiera que 
haya sido la época de la humanidad en que han vivido, han ocupado 
zonas ricas en la producción de alguno de los cereales, y han debido 
a esa producción su engrandecimiento”.6 
 
Molina Enríquez estudió la producción de cereales para revelar la evolución de 
la sociedad mexicana. Dicha producción está primordialmente concentrada en 
la “zona fundamental de los cereales”, región socioeconómica ubicada en la 
parte central de México de la cual depende alimentariamente el resto del país. 
La “zona fundamental de los cereales” es definida como la mayor productora 
de maíz, trigo y frijol, además de contar con una población más numerosa que 
la de cualquier otra región. Al ser la agricultura el elemento más importante 
para la supervivencia de las sociedades, asevera que la historia de México se ha 
desarrollado en torno a la lucha por el control de la “zona fundamental de los 
cereales”. 
 
 
5 Andrés Molina Enríquez, Los grandes problemas nacionales, Prólogo de Arnaldo Córdova, México, 
Ediciones Era, 1978, p. 74-76. 
6 Ibíd., p.76. 
“Toda nuestra historia, desde los tiempos prehistóricos hasta 
nuestros días, ha sido la lucha por el dominio de la zona de 
referencia. El poder que ha tenido la fortuna de ejercer su dominio 
en la zona delos cereales ha sido permanente; el que esa fortuna no 
ha logrado ha sido transitorio. Ella tendrá que ser siempre en nuestro 
país el objetivo principal de toda operación militar trascendente; 
lejos de ella, un ejército de cierta magnitud se morirá de hambre.”7 
 
El gran problema nacional es la propiedad de la tierra, ya que existe un estrecho 
vínculo entre la apropiación del territorio y el grado de desarrollo que las 
sociedades alcanzan: 
 
“Como consecuencia de la relación que existe entre la vida humana 
individual y colectiva, y el suelo en que ellas se desarrollan, 
llegamos a la conclusión de que la primera condición necesaria para 
que esa vida sea posible, es que se desarrolle en una superficie 
determinada de ocupación. Una patria, un pueblo, una sociedad, un 
estado, formas todas de la vida humana colectiva, necesitan, ante 
todo, el dominio del territorio que ocupen. La relación entre la vida 
de una comunidad humana y la ocupación de un territorio 
determinado es tan estrecha que aquélla no puede existir como tal, 
sin ésta última.”8 
 
OCUPACIÓN DEL TERRITORIO 
 
7 Ibíd., p. 78. 
8 Ibíd., p. 373. 
 
En Los grandes problemas nacionales se analizan diferentes formas de 
ocupación del territorio. Apoyándose en el positivismo y el darwinismo social, 
Molina desarrolló un esquema evolutivo de las diferentes formas de propiedad 
de la tierra que daría cuenta del nivel en el que se encontrarían los diferentes 
grupos sociales. Bajo esta clasificación existen cinco periodos de dominio 
territorial: 1) falta absoluta de toda noción de derecho territorial, 2) noción de la 
ocupación, pero no de la posesión, 3) noción de la posesión, pero no de la 
propiedad, 4) noción de la propiedad, y 5) derechos de propiedad territorial 
desligados de la posesión territorial misma. A cada uno de estos periodos le 
corresponden dos estados de desarrollo, completando así un cuadro que busca 
explicar la evolución de los grupos sociales a través de la historia.9 La 
evolución dependería de la forma en que la sociedad se apropia del territorio, 
siendo siempre una transformación lineal. Bajo esta perspectiva, la conquista 
española ocasionó que dos civilizaciones con grados muy distintos de 
desarrollo convivieran en un mismo espacio, diversificando los estados 
evolutivos de los grupos sociales. 
 
A pesar de su determinismo, esta teoría asume que la composición de la 
población es heterogénea y que dentro de los tres grandes grupos étnicos de 
México (criollos, mestizos e indígenas) había diferencias importantes. Los 
indígenas estarían ubicados en los tres primeros niveles, caracterizándose por la 
posesión comunal. A los mestizos los ubica en el tercer y cuarto nivel, y a los 
criollos únicamente en el cuarto. El quinto nivel no se había alcanzado en 
 
9 Véase anexo 1. 
nuestro territorio, y su propuesta estaba encaminada a promover la pequeña 
propiedad. 
 
En estas ideas hay dos puntos que me parece necesario destacar. Por una parte 
existe una relación estrecha entre dominio territorial y las condiciones de 
desarrollo que los grupos sociales alcanzan. Es por esto que la modernización 
socioeconómica depende de la transformación de los sistemas de propiedad y, 
como lo veremos más adelante, de la división de las haciendas y el fomento de 
la pequeña propiedad. El segundo elemento, que a mi parecer refleja la 
originalidad de Molina Enríquez, es la reflexión sobre la diversidad de los 
grupos étnicos. No sólo plantea las distintas formas en que los mestizos, 
indígenas y criollos poseían la tierra, sino que también observa las diferencias 
al interior de estos grupos étnicos. Desde esta perspectiva, hablar de indígenas, 
criollos o mestizos, implicaba pensar en toda una diversidad de comunidades 
con diferentes costumbres, cultura y formas de poseer el territorio. 
 
 
LA RAZA 
 
Molina Enríquez dividió a la sociedad mexicana en tres grandes grupos: 
mestizos, criollos e indígenas. Cada uno tenía diferentes atributos, de tal suerte 
que los mestizos eran vinculados con lo nacional, lo auténticamente mexicano, 
el progreso, la clase media, la pequeña y mediana propiedad, la modernidad. 
Los criollos eran identificados con la ineficiencia en la explotación de la tierra, 
el conservadurismo, la herencia colonial, el autoritarismo y el latifundismo. 
Finalmente, los indígenas eran relacionados con la propiedad comunal, el 
servilismo y la ignorancia. Los grupos étnicos están diferenciados unos de otros 
primordialmente por su relación con la estructura económica; específicamente, 
con las diferentes formas de propiedad de la tierra. Así, el concepto de raza en 
Molina Enríquez no se refiere únicamente a la apariencia física (a pesar de estar 
presente en los diferentes grupos), sino a la manera de producir y apropiarse del 
territorio. 
 
 No existe una definición clara del concepto de raza en la obra de Molina. De 
sus textos se puede inferir que las razas (entendidas como grupos étnicos) están 
formadas por conjuntos de hombres que tienen cierta uniformidad de 
organización y de aspecto físico por haber vivido en condiciones similares por 
un periodo considerable de tiempo. 
 
“De modo que una raza no es, en suma, más que un conjunto de 
hombres que por haber vivido largo tiempo en condiciones iguales 
de medio, han llegado a adquirir cierta uniformidad de organización, 
señalada por cierta uniformidad de tipo.”10 
 
La idea de raza en Molina Enríquez también está vinculada a los intereses de 
clase. El antagonismo entre criollos, mestizos e indígenas surge esencialmente 
de la oposición de los intereses de clase. Aunque parecería que el concepto de 
raza en Molina Enríquez sería equiparable a la noción de clase social creada por 
el pensamiento social clásico, existen diferencias importantes: Molina refutaba 
 
10 Andrés Molina Enríquez, Op. cit., p. 36. 
la visión marxista, y en específico, rechazaba que el conflicto de intereses de 
clase fuera el motor de la historia. Para él, los conflictos entre los distintos 
grupos étnicos surgen de las diferencias en la evolución de cada grupo, y estas 
disimilitudes se reflejan en los sistemas de tenencia de la tierra. Los grupos 
étnicos se distinguen entre sí por la relación que tienen con la estructura 
socioeconómica; pero esta diferencia no surge de un determinado modo de 
producción, sino de las formas de propiedad de la tierra. 
 
Según Molina Enríquez, la selección natural llevaría a los mestizos a superar su 
condición de inferioridad, gracias a su notable adaptación al medio local. La 
clase mestiza alcanzaría la uniformidad de tipo (entendida como la 
homogeneidad en la apariencia y constitución física) y la homogeneidad de 
intereses para construir la verdadera nacionalidad mexicana. La nacionalidad 
no podría estar fundada en otros grupos sociales ya que sólo los mestizos tenían 
uniformidad de intereses, uniformidad de tipo y uniformidad en el papel que 
jugaban en la estructura socioeconómica. Los criollos estaban culturalmente 
vinculados a los europeos, siendo imposible que contribuyeran a formar una 
nación homogénea. Por otra parte, los indios siempre estarían vinculados a sus 
pueblos y no a una nación. 
 
Para él, la diversidad cultural de la población no permitiría la cohesión social 
necesaria para construir una auténtica nación mexicana. Éste punto me parece 
muy importante: es cierto que Molina ve en la diversidad cultural un obstáculo 
para la construcción de la nacionalidad, pero no deja de ser interesante que 
efectivamente reconozca ésta diversidad. Lejos de ver a los indígenas como un 
grupo atrasado y homogéneo, nuestro autor reconoce la diversidad cultural del 
país y da cuenta de los diferentes grados de evolución que cada grupo tiene.EL PROBLEMA DE LA HACIENDA 
 
En Los grandes problemas nacionales se afirma que las haciendas impedían el 
progreso material del país y su consolidación como nación ya que eran 
absolutamente ineficientes y representaban un perjuicio para el país. Las 
grandes propiedades individuales estaban poseídas exclusivamente por criollos 
que no aprovechaban el potencial económico de sus tierras, ya que grandes 
extensiones territoriales permanecían sin cultivar. Esto limitaba a los 
verdaderos agricultores (los mestizos, y en menor medida, los indígenas) 
porque los terratenientes acaparaban los territorios cultivables, monopolizaban 
el uso de las aguas e impedían que mestizos e indígenas acrecentaran su 
producción, forzándolos a trabajar para los hacendados. Además, los 
latifundistas obligaban a los trabajadores a permanecer en una misma hacienda 
a través de deudas hereditarias y anticipos del jornal, imposibilitando la 
movilidad de mano de obra. 
 
Molina, citando a Wistano Luis Orozco, afirma que es absolutamente 
desproporcionada la relación entre pequeñas y grandes propiedades. Las 
pequeñas propiedades comprendían unas cuantas hectáreas, mientras que las 
haciendas llegaban a tener 754 912 hectáreas. 11 El “feudalismo rural” es 
 
11 Andrés Molina Enríquez, Op. cit., p.157. 
atribuido a la vanidad y al orgullo criollo que, lejos de impulsar la eficiente 
producción de cereales, impedía el desarrollo agrícola del país. También 
relaciona la ineficacia de las haciendas con el maltrato a los trabajadores y las 
condiciones deplorables en las que se ejerce el poder casi absoluto del 
hacendado. A esto se debe agregar que las haciendas regularmente no pagaban 
los impuestos que correspondían al tamaño de la propiedad, siendo 
generalizado el fraude fiscal entre las haciendas. 
 
“En nuestro país, el ser hacendado significa tener un título de alta 
posición, de solvencia y de consideración social, aseguradas y 
permanentes; pero no significa ser dueño de una negociación 
productiva. Las haciendas, sin ciertas condiciones de que después 
hablaremos, no son negocio.”12 
 
Molina, convencido de que el Estado debía dirigir la administración de la 
propiedad territorial, propuso la reestructuración de los sistemas de tenencia de 
la tierra mediante dos acciones: imponer la división forzosa de la propiedad 
cuando hubiera transmisiones de dominio por herencia y crear instituciones de 
crédito que adquirieran haciendas para ser vendidas con facilidades de pago a 
los mestizos. La propuesta está encaminada a reducir significativamente el 
tamaño de las grandes propiedades para fomentar la pequeña y mediana 
propiedad. Como veremos más adelante, esta propuesta está estrechamente 
vinculada al pensamiento liberal en sus fines, pero se inclina por un gobierno 
dictatorial en sus métodos. 
 
12 Ibíd., p.163. 
 
 
INDÍGENAS Y PROPIEDAD COMUNAL 
 
La propuesta de Molina Enríquez planteaba una política estatal que no acabara 
con las formas de propiedad menos evolucionadas, sino que impulsara su 
transformación paulatina hacia formas más avanzadas de propiedad territorial. 
Él concebía las diferentes formas de propiedad como un elemento característico 
de cada grupo étnico, por lo tanto, no creía conveniente acabar de tajo con la 
propiedad comunal. Razonaba que en definitiva, el mestizaje lograría la 
homogeneidad en los sistemas de tenencia de la tierra. 
 
Al igual que muchos pensadores de su época, Molina sugería que la pequeña y 
mediana propiedad era el modelo ideal para el desarrollo del país. Sin embargo, 
concebía a la propiedad comunal como una forma transitoria que desaparecería 
cuando los diferentes grupos indígenas llegaran a las condiciones evolutivas 
para ser propietarios individuales. La propiedad comunal no era censurada por 
ser ineficiente, sino comparada con otras formas de propiedad que coincidían 
con el proyecto modernizador que él proponía. 
 
“En realidad, los indígenas no habían podido llegar a los grados de 
desarrollo del periodo de la propiedad. Los pueblos indígenas más 
avanzados, comenzaban a tocar el primero de esos grados. El 
concepto de la propiedad, independiente de la posesión, sólo puede 
llegar a ser preciso, desde que existe la titulación escrita. Las tribus 
de la zona fundamental de los cereales, estaban poco más o menos 
en el periodo de la posesión: las tribus del resto de la mesa del sur y 
de las vertientes exteriores de las cordilleras, estaban poco más o 
menos en el periodo de la ocupación; y las del norte, estaban, de 
modo general, en el periodo de la falta de toda noción de derecho 
territorial”.13 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
13 Ibíd., pp. 92 – 93. 
 
EL DESARROLLO DE SU PENSAMIENTO 
 
Los grandes problemas nacionales no muestra claramente sus fuentes, y tan 
sólo menciona ocasionalmente algunos autores u obras en las que se apoyó. Sin 
embargo, es posible identificar la influencia que recibió de la tradición liberal 
mexicana, particularmente de Mariano Otero y José María Luis Mora. Su 
perspectiva positivista tuvo sustento principalmente en Herbert Spencer, Ernst 
Harckel y Charles Darwin. En el análisis del problema agrario se apoyó 
principalmente en Wistano Luis Orozco. 
 
 
LIBERALISMO 
 
A pesar de que el liberalismo mexicano estuvo constituido por diferentes 
grupos, entre ellos existían ciertos principios básicos que describen la esencia 
de este movimiento: libertad, educación, progreso y soberanía de la voluntad 
general. Charles A. Hale hace una interesante descripción en el libro El 
liberalismo mexicano
1: 
 
“El liberalismo del siglo XIX fue un conjunto de ideas políticas que 
vieron su formulación clásica como ideología en los años 1820-
1840 y su cumplimiento, en la Constitución de 1857 y en las leyes 
de Reforma. Con la victoria en 1857 de Benito Juárez sobre el 
 
1 Charles A. Hale, El liberalismo mexicano en la época de Mora: 1821-1853, México, Siglo XXI, 1972. 
emperador Maximiliano y el partido Conservador, el liberalismo 
acabó por imponerse. A partir de entonces se le identificó 
irrevocablemente con la nación misma, una nación que, en palabras 
de Juárez, había logrado su independencia por segunda vez.”2 
 
El liberalismo clásico afirma que los individuos deben ser libres, esto es, que 
las instituciones y los gobiernos no limiten su libertad, garantizando su 
igualdad por medio de un conjunto de leyes. La separación de poderes, el 
federalismo y las instituciones representativas garantizarían la libertad de los 
individuos, siendo reguladas por una Constitución. El constitucionalismo era 
uno de los objetivos más importantes del liberalismo. En el caso mexicano, 
para tener igualdad ante la ley era necesario sustituir las instituciones que dejó 
la colonia (iglesia, ejército y gremios) para modernizar al país e implantar la 
legalidad. De esta manera se impulsó la laicidad del Estado, se atacó la 
ingerencia de la iglesia en la educación y se promovió la pequeña y mediana 
propiedad. Si bien, por un lado se buscó acabar con la propiedad monopolista 
de la iglesia, el liberalismo mexicano relacionaba la propiedad comunal con el 
atraso. Se proponía a la pequeña y mediana propiedad, tomando como modelo 
la experiencia norteamericana. 
 
 
 
 
 
 
2 Ibíd., p.15. 
EL LIBERALISMO Y LA DIVISÓN DE LAS HACIENDAS 
 
La idea de dividir la propiedad latifundista no era nueva puesto que el 
liberalismo mexicano de mediados del siglo XIX ya había planteado la 
necesidad de fraccionar las grandes propiedades. Los liberales defendían la 
democracia política, soportada por cierta igualdad social. Esta igualdad era 
relacionada con la propiedad de latierra. 
 
“Todo lo que sea aumentar el número de los propietarios 
particulares, que solos forman la población de la mayor parte de las 
ciudades y los lugares de la república, será dar fuerza a esas 
poblaciones, y extender por todas partes la vida y la ilustración: 
independientes estas clases de todos lo yugos que imponen la 
necesidad y el error, y dueñas de los recursos materiales y morales 
que dan la influencia, ellas vendrán a ser el verdadero principio 
constitutivo de la república […]”3 
 
Según los liberales, los pequeños propietarios serían los actores principales en 
la construcción de un país próspero. Dueños de sus recursos impulsarían el 
desarrollo de una república libre. 
 
“La clase media que constituía el verdadero carácter de la población 
[…] debía naturalmente venir a ser el principal elemento de la 
sociedad […]”.4 
 
3 Mariano Otero, Obras, Vol. I, México, Porrúa, 1967, pp. 57-58. 
4 Ibíd., p. 35. 
 
Los conceptos de clase media, pequeños propietarios y mestizos están 
estrechamente ligados en el pensamiento de Molina. Su propuesta de 
transformación socioeconómica es claramente liberal ya que afirma que la 
sociedad mexicana debía estar cimentada en un amplio grupo de pequeños 
propietarios. 
 
“Si todo el terreno útil que abarca la zona de los cereales se pusiera 
en cultivo, en un cultivo igual al de la propiedad ranchería, al de la 
pequeña propiedad individual, siquiera al de la propiedad comunal 
indígena, la producción y con ella la población, ascenderían hasta 
alcanzar proporciones colosales.”5 
 
A partir de 1867, el liberalismo mexicano sufrió una serie de transformaciones. 
Ya no era precisamente ese conjunto de ideas políticas que se enfrentaron a los 
conservadores y a las instituciones relacionadas con la colonia. Después de la 
Reforma, el liberalismo mexicano sirvió más como elemento de cohesión que 
como elemento de lucha.6 Fue justamente en esta época cuando el positivismo 
comenzó a tomar fuerza en México, principalmente en el campo de la 
educación y la justificación del régimen político. El liberalismo que vivió 
Andrés Molina Enríquez ya no era el mismo liberalismo de la Reforma: era un 
conjunto de ideas políticas que siguieron su propia transformación, y que 
además tuvieron que compartir espacios con el positivismo, principalmente con 
la teoría de Herbert Spencer. 
 
5 Andrés Molina Enríquez, Op. cit., p. 101. 
6 David Brading, Mito y profecía en la historia de México, México, FCE, 2004, p. 93. 
 
POSITIVISMO SPENCERIANO 
 
En su prólogo, Arnaldo Córdova hace una excelente descripción de la filiación 
spenceriana de Molina Enríquez: 
 
“Como todos los mexicanos que lograban formarse intelectualmente 
hasta alcanzar el nivel de la enseñanza media en las escuelas laicas, 
Molina Enríquez se hizo positivista desde que era estudiante 
preparatoriano. Y en ese tiempo el autor positivista de moda en 
México era Spencer. Molina se hizo spenceriano. Pero sucedió con 
Molina lo que ocurrió con todos los spencerianos mexicanos de la 
época: abrazaron con entusiasmo los postulados filosóficos de 
Spencer, pero rechazaron decididamente sus concepciones políticas, 
liberal radicales, que hicieron del sociólogo británico el partidario 
más ardiente del laissez faire. En esto Molina no se diferencia de los 
positivistas porfirianos de su tiempo. Como ellos fue sostenedor del 
gobierno fuerte y encontró siempre que éste era la verdadera 
solución a los problemas nacionales, claro está, como veremos, 
partiendo de premisas y llegando a conclusiones muy diferentes de 
las que habían sido típicas de los ideólogos porfiristas.”7 
 
La influencia que recibió Molina de Herbert Spencer se hace latente en su 
preocupación por la cohesión social y también en la comparación de los grupos 
 
7 Arnaldo Córdova, Op. cit., p. 26. 
étnicos y su clasificación en diferentes grados evolutivos. Detrás de estas ideas 
están los conceptos de supervivencia de los mejor adaptados y de la 
transformación de los grupos sociales mediante la evolución. 
 
“Pero no sólo importa la conservación de los mismos sentimientos 
(se refiere a la cohesión social), para mantener el estado de 
agregación natural de todas las unidades sociales patrias en su 
mutua dependencia, sino que hay que desarrollar la fuerza integral 
que ellos producen, para determinar una agregación más estrecha, 
una integración más completa y firme de todas esas unidades, con el 
fin de derivar de la mayor integración así producida, una más 
perfecta diferenciación y un paso más activo de lo homogéneo a lo 
heterogéneo, en que consisten, según la fórmula de Spencer, la 
evolución y el progreso. Es decir, no sólo se necesita conservar las 
fuerzas de cohesión social para mantener el agregado patria en su 
natural estado, sino que hay también que desarrollar esas fuerzas 
para que el agregado se organice y se desenvuelva en una evolución 
progresiva. Esta evolución, pues, requiere la formación de una 
organización más o menos integral.”8 
 
 
LA INFLUENCIA DE LA NOTARÍA 
 
 
8 Andrés Molina Enríquez, Op. cit., p. 284. 
Varios autores sostienen que la experiencia que Molina Enríquez tuvo como 
escribano en diferentes notarías del Estado de México lo puso en contacto con 
la injusta concentración de la propiedad de la tierra en unas cuantas manos. 
Renato Molina desarrolla esta idea: 
 
“En el diario ejercicio profesional, advirtió cómo se operaba un 
alarmante proceso de concentración de la tierra; crecían las 
haciendas en poder de españoles y criollos, mediante el sistemático 
despojo de ranchos y ejidos poseídos por mestizos e indios, que 
carecían de titulación escrita para poder salvar sus propiedades. 
Estas prácticas, toleradas por el porfirismo, aumentaban en vez de 
disminuir y los campesinos no podían defenderse, atemorizados por 
los jefes políticos, bajo la amenaza de la deportación y el 
"contingente" (que sustituían a las "levas" santanistas para reclutar 
al ejército). Nadie parecía percatarse de que se perfilaba un 
pavoroso problema de extinción paulatina de los ejidos de los 
pueblos indígenas, ranchos y pequeñas propiedades, con el 
consiguiente estancamiento y miseria de la población agrícola, 
condenada a morirse de hambre o a ser esclavizada por los 
hacendados. La notaría proporcionaba el observatorio ideal, para 
seguir el curso de fenómenos que lenta pero inexorablemente 
minaban la estructura social del país.”9 
 
9 Renato Molina E., "Conciencia de México: Andrés Molina Enríquez", Boletín Bibliográfico, México, 
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, n. 41, lunes 15 de agosto de 1955, p. 1, citado en Hildebrando 
Jaimes Acuña, Un escribano sensible, Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Vol. 
29. edición electrónica consultada en http://www.iih.unam.mx/moderna/ el 29 de octubre de 2007. 
 
Agustín Basave señala esta misma cuestión: 
 
“Con 8 255 habitantes en 1867, en su mayoría campesinos 
indígenas, Jilotepec y sus alrededores fueron durante el Porfiriato un 
lugar idóneo para palpar las injusticias cometidas por los 
terratenientes criollos. Y si bien los mismísimos Enríquez se 
hallaban del otro lado del mostrador gracias a su hacienda de 
Doxichó, la tradición liberal-progresista del resto de sus 
antepasados, entre los que se encontraban un gobernador juarista, un 
guerrillero republicano y, más cercanamente, un director del 
Instituto de Toluca, hacían a Andrés Eligio inmune a la mentalidad 
latifundista. Su infancia y adolescencia, además, transcurrieron en el 
seno de una familia de clase media, que pese a provenir de estirpe 
ilustre se vio en la necesidad de obtener una beca para queél 
pudiese estudiar.”10 
 
 
 
Un poco más adelante, Basave escribe: 
 
“Tanto su judicatura como su escribanía, vale añadir, la cual ejerció 
además de en Jilotepec (1891), en Toluca (1893), Sultepec (1894), 
Tenancingo (1898), Otumba y Tenango (1899), contribuyeron 
 
10 Andrés Molina Enríquez, Andrés Molina Enríquez: Con la revolución a cuestas, Estudio introductorio 
y selección de Agustín Basave Benítez, México, FCE, 2001, p. 12. 
seguramente a consolidar su aversión por las desigualdades étnico-
sociales.”11 
 
Y en ese mismo escrito es reforzada esta idea: 
 
“Porque, efectivamente, la pluma de Andrés Molina Enríquez se 
mueve entre los influjos encontrados de su logos y su ethos, 
delineando la ondulante caligrafía intelectual de un hombre atrapado 
entre las líneas rectas del darwinismo social y los trazos cíclicos de 
su predisposición afectiva por el indio. Como intelectual formado en 
la educación positivista de los institutos científicos y literarios de 
nuestro siglo XIX, Molina Enríquez profesa fervientemente el 
evolucionismo y su principio de la selección natural. Como testigo 
del racismo y la marginación, se subleva contra la injusticia; no sé si 
infancia sea destino, pero si la niñez, la adolescencia, la juventud y 
la madurez se viven frente al drama de la miseria indígena, se 
requiere de un temperamento muchísimo menos sensible que el de 
Molina Enríquez para evadir la compasión”12 
 
Es generalmente aceptado que el periodo en que Molina trabajó como notario 
fue determinante en la conformación de su pensamiento y que de ahí se derivó 
su concientización respecto a la injusta concentración de la propiedad de la 
tierra. ¿Qué tan cierto es que Molina Enríquez fue testigo del despojo de los 
pequeños propietarios, propiciado por la avaricia latifundista? Hidelbrando 
 
11 Ibíd., p. 13. 
12 Ibíd., p. 24. 
Jaimes Acuña cuestiona la idea del notario que se sensibiliza con la injusticia 
social en un artículo relativamente reciente. 13 En éste, concluye que, 
ateniéndose a las fuentes primarias, la experiencia notarial en Jilotepec no tuvo 
que ver en la conformación de una conciencia social respecto a la injusticia del 
crecimiento de las haciendas a costa del pillaje. 
 
Hidelbrando Jaimes analiza las escrituras protocolizadas en la notaría de 
Jilotepec entre el 31 de agosto de 1891 y el 11 de mayo de 1893, período en el 
que Molina Enríquez trabajó como notario en esta localidad. Las operaciones 
protocolizadas en las notarías de la época comprendían hipotecas, testamentos, 
venta de ranchos, venta de haciendas (la venta de ranchos y haciendas hace más 
complejo el escenario), casas, terrenos, entre otros. 42% de las operaciones 
(137 en números absolutos) que tuvieron lugar cuando Molina fue notario en 
Jilotepec fueron venta de tierras. Aparentemente la venta de tierras corrobora la 
idea de que “la notaría proporcionaba el observatorio ideal, para seguir el curso 
de fenómenos que lenta pero inexorablemente minaban la estructura social del 
país.”14 
 
En todas las operaciones que tuvieron lugar en la notaría, los vendedores 
poseían títulos de propiedad, o cuando menos, podemos asegurar que a los 
propietarios se les reconocía legalmente. Las tierras vendidas estaban divididas 
en régimen de pequeña propiedad y propiedad comunal. Según los datos que 
 
13 Hildebrando Jaimes Acuña, Un escribano sensible, Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de 
México, Vol. 29. edición electrónica consultada en http://www.iih.unam.mx/moderna/ el 29 de octubre de 
2007. 
14 Renato Molina E., "Conciencia de México: Andrés Molina Enríquez", Boletín Bibliográfico, México, 
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, n. 41, lunes 15 de agosto de 1955, p. 1, citado en Hildebrando 
Jaimes Acuña, Un escribano sensible, Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Vol. 
29. edición electrónica consultada en http://www.iih.unam.mx/moderna/ el 29 de octubre de 2007. 
ofrece Hidelbrando Jaimes, 20 de las 137 operaciones pertenecían al régimen 
de propiedad comunal, y el resto eran pequeñas propiedades. Jaimes razona que 
la mayoría de las operaciones de compra-venta en el período y lugar en 
cuestión tenían la forma de pequeña propiedad. Agrega además que las ventas 
no se concentraron en una misma área del distrito, sino que fueron dispersas y 
realizadas por compradores distintos, lo que nos lleva a pensar que su labor 
como notario no contribuyó a “consolidar su aversión por las desigualdades 
étnico-sociales.”15 
 
Este argumento no descarta que en el período del porfiriato México vivía un 
proceso de concentración de la propiedad de la tierra injusto, desigual y con 
repercusiones brutales en la población. Lo que postula este análisis, y coincido 
con él, es que resulta poco probable que la experiencia que Molina Enríquez 
tuvo en la judicatura le haya permitido atestiguar el proceso de concentración 
de la propiedad. Parece convincente que sus opiniones sean producto de la 
influencia del liberalismo, las polémicas de la época en torno a las haciendas y 
quizá observaciones que no se dieron precisamente en la notaría. 
 
 
 
15 Andrés Molina Enríquez, Andrés Molina Enríquez: Con la revolución a cuestas, Estudio introductorio 
y selección de Agustín Basave Benítez, México, FCE, 2001, p. 13. 
LA ACTUALIDAD DE LOS GRANDES PROBLEMAS 
NACIONALES 
 
El que la experiencia notarial no haya sido determinante en el desarrollo de su 
pensamiento no minimiza su profunda preocupación por la consolidación de la 
nación mexicana. Este impulso nacionalista lo llevó a proponer la reforma de 
los sistemas de propiedad de la tierra y promover el mestizaje. 
 
Arnaldo Córdova le da una particular importancia a la dimensión política del 
texto y enfatiza sus tesis políticas: 
 
“Lo que hace de éste (Los grandes problemas nacionales) un 
documento imperecedero, e inclusive, una prueba de la historia 
nacional, son las poderosas tesis políticas que lo informan, la 
verdadera plataforma de principios con la cual la Revolución dio la 
batalla ideológica al antiguo régimen y construyó el nuevo orden 
político.”1 
 
Un poco más adelante, Arnaldo Córdova escribe: 
 
“Más que sus ‘teorías agrarias’, que en lo fundamental había tomado 
de Orozco, como hemos podido ver, y a las que embrocó 
arbitrariamente sus esquemas positivistas, excéntricos y dogmáticos, 
lo que Molina construyó de verdaderamente original, fue una teoría 
 
1 Arnaldo Córdova, Op. cit., p.26. 
del poder político, fundado, esto sí, en un reconocimiento 
sumamente inteligente de la importancia que el problema de la tierra 
había llegado a cobrar.”2 
 
Efectivamente, el poder político es una parte esencial del pensamiento de 
Molina Enríquez, pero no considero que en sus “poderosas tesis políticas” esté 
su mayor aportación. La vigencia de Los grandes problemas nacionales, desde 
mi particular punto de vista, reside en que el libro es un excelente antecedente 
de la Revolución mexicana, en que propone (aunque sea de manera transitoria) 
la convivencia de diferentes sistemas de propiedad, planteando la conservación 
de la propiedad comunal, y sobre todo, en el reconocimiento de la pluralidad y 
complejidad de la sociedad mexicana. 
 
El análisis de la diversidad de la población lo hizo siempre pensando en la 
consolidación de la nación mexicana. El leer a Molina Enríquez nos lleva a 
cuestionarnos qué tan consolidada está nuestra nacionalidad, qué tan diversa es 
nuestra población y qué ha pasado con los grupos étnicos de los que él hablaba. 
A partir de la conquista española, la diversidad étnica de las comunidades que 
originalmente habitaban el territorio mexicanofue reducida a una sola 
categoría: indio. Por siglos se ignoró la diversidad étnica del país y se consideró 
a los indígenas como un grupo social uniforme, pero hoy no es posible pensar a 
los pueblos indígenas como un actor social homogéneo. Eso implicaría ignorar 
las profundas diferencias que existen entre los grupos étnicos. 
 
 
2 Ibíd., p. 52. 
 
ESTADO FUERTE 
 
El reconocimiento de la pluralidad de la población llevó a Molina a inclinarse 
abiertamente por el autoritarismo, situación que no lo vuelve ni muy actual, ni 
muy popular en una época en la que todo el mundo habla de democracia y 
derechos humanos. Al concebir la heterogeneidad de la población como un 
impedimento para la construcción de la nacionalidad, Molina opinaba que era 
necesario un Estado fuerte que interviniera en los diferentes aspectos de la vida 
social. Un gobierno autoritario contradecía los postulados básicos del 
liberalismo económico, sin embargo, esta clase de gobierno podría contrarrestar 
la inestabilidad del país. Además, la amenaza de una invasión norteamericana 
le hacía pensar en la necesidad de un Estado que controlara la mayor parte de 
las instituciones. 
 
“Después de lo que hemos dicho en todo el curso de esta obra, 
parece ocioso decir que la forma de nuestro Gobierno tiene que ser, 
todavía por muchos años, la dictatorial, tal cual la han establecido 
nuestros estadistas. Desde el momento en que nuestra población está 
compuesta, dentro de los grandes elementos en que la hemos 
dividido y a los que agregamos el elemento extranjero, de unidades, 
tribus, pueblos y grupos, que, como hemos dicho en otra parte, 
presentan todos los estados evolutivos que la humanidad ha 
presentado en su desarrollo en el curso de todas las edades en que ha 
vivido, es imposible que todos ellos sean regidos por una sola ley y 
que sean gobernados por un magistrado civil, simple dispensador de 
justicia.”3 
 
Molina defendía el respeto a la Constitución, pero insistía en la necesidad de un 
Estado que controle las discrepancias entre los grupos sociales, producto de las 
diferencias en su evolución. 
 
 
LOS GRANDES PROBLEMAS 
 
Al leer Los grandes problemas nacionales es inevitable preguntarse qué está 
pasando con las cuestiones que él señaló, en específico tres de ellas: las 
diferentes formas de propiedad de la tierra, la producción de cereales como 
punto estratégico del desarrollo nacional y la diversidad étnico- cultural de la 
población. 
 
Es necesario reflexionar sobre la actual composición de lo sistemas de 
propiedad, sobre todo después de las reformas constitucionales de 1992.4 Las 
enmiendas al artículo 27 constitucional repercutieron en el sistema agrario 
ampliando el régimen de propiedad privada y desapareciendo la propiedad 
social del sistema de tenencia de la tierra. La propiedad ejidal se convirtió en 
una forma de propiedad privada, clasificada como dominio moderado.5 
 
3 Andrés Molina Enríquez, Op. cit., p. 348. 
4 En 1992 se reformó en México el marco jurídico relacionado a la apropiación, uso y aprovechamiento 
de los recursos naturales (tierras, aguas, bosques, selvas y minerales), que se materializó en la 
modificación del artículo 27 constitucional. Véase Juan Carlos Pérez Castañeda, El nuevo sistema de 
propiedad agraria en México, México, Ed. Textos y contextos, 2002. 
5 Ibíd., pp. 302 -309. 
 
La producción de cereales se ha transformado enormemente en los últimos cien 
años y sería difícil explicar la complejidad de ésta utilizando los planteamientos 
de Molina Enríquez. El tema sigue sobre la mesa. Uno de los debates más 
actuales es la producción de biocombustibles usando cereales como el maíz, la 
soya y el arroz. Se espera que la producción de biocombustibles sustituya una 
parte de los combustibles fósiles utilizados tradicionalmente, como el carbón y 
el petróleo, ya que en promedio contaminan menos por emisión de gases 
invernadero. Uno de los inconvenientes inmediatos es que el incremento en la 
producción mundial de cereales tendría un impacto ambiental muy severo, 
además de no eliminar la contaminación por emisión de gases. Otro punto del 
debate es si se deben producir cereales para la alimentación o para la 
producción de combustible. Existen millones de personas en el mundo que 
sufren de desnutrición, y el uso generalizado de biocombustibles incrementaría 
los precios de los cereales, teniendo consecuencias dramáticas en países como 
México, que importa una buena parte de los cereales que consume. La 
producción de cereales sigue siendo, al menos para México, un gran problema 
nacional. 
 
 
DIVERSIDAD CULTURAL 
 
El Estado ha sido el eje organizador de la sociedad mexicana en el siglo XX, y 
reflexionar sobre la diversidad cultural mexicana implica cuestionarnos sobre el 
significado del mestizaje, la lucha indígena por el reconocimiento de derechos 
económicos, sociales y culturales, la construcción de la identidad nacional, la 
inmigración y el establecimiento de minorías no indígenas en el país, las 
transformaciones culturales que han tenido los mexicanos en el siglo XX y su 
relación con la globalización y los cambios que han sufrido los Estados 
nacionales. El escenario es ciertamente complejo. 
 
Durante el siglo XX, los movimientos migratorios, la difusión masiva de la 
televisión y la radio, el desarrollo de las vías de comunicación y la utilización 
cada vez más generalizada de las computadoras han transformado 
culturalmente a la población. Estos cambios tienden a difuminar la 
identificación del México rural con lo indígena y el México urbano con lo 
mestizo. Es muy probable que el México actual sea más mestizo que el que 
Molina estudió, sin embargo, es realmente una pena que en ese proceso 
desaparezcan lenguas, manifestaciones artísticas, tradiciones culinarias, 
música… En la diversidad cultural está buena parte de la riqueza de México. 
Habría que repensar esta diversidad en el contexto de la globalización.6 
 
 
 
 
 
6 Mundialización o globalización. Aún no hay un acuerdo en como llamarle a ese fenómeno en español. 
Aparentemente mundialización sería más preciso, ya que el término “global” en castellano no tiene el 
mismo significado que “global” en inglés. 
REFLEXIONES FINALES 
 
La autonomía de pensamiento plasmada en Los grandes problemas nacionales 
es uno de los puntos más destacables en la propuesta de Molina Enríquez. Se 
basó en teorías europeas que conducían al conservadurismo y al racismo para 
plantear el desarrollo de un México mestizo mediante la transformación de la 
estructura socioeconómica a través del impulso de la pequeña y mediana 
propiedad. Adaptó las teorías europeas a la realidad mexicana. Utilizó 
elementos del liberalismo para afirmar la necesidad de modernizar al país, y 
tomó al positivismo para sistematizar su pensamiento, haciendo un esquema 
evolutivo de los grupos sociales. 
 
Molina Enríquez hace un estudio histórico de los diferentes grupos étnicos del 
país que da cuenta de una sociedad plural y compleja. Además, propone 
diversas soluciones al problema de la propiedad de la tierra tomando en cuenta 
a los diferentes grupos étnicos del país. Rechaza el latifundismo y aboga por su 
desaparición, impulsa la pequeña y mediana propiedad y plantea la 
conservación temporal de la propiedad comunal. El reconocimiento de la 
propiedad comunal como algo legítimo, que es necesario conservar, es algo 
totalmente nuevo en el contexto liberal y positivista de la época. 
 
El impulso nacionalista que lo llevó a analizar la problemática nacional estuvo 
fundado en ideologías y experiencias. No está guiado únicamente por un interés 
teórico o explicativo: la propuesta de Molina Enríquez tiene la firme convicción 
de que es posible transformar alpaís en una nación próspera y uniforme a 
través de la intervención del Estado, que impulsaría la división forzosa de las 
grandes propiedades cuando haya transmisiones de dominio por herencia y 
creando instituciones de crédito. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 FUENTES DE INFORMACIÓN 
 
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HEMEROGRAFÍA 
 
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27 de abril de 1911, México. 
 
TESIS 
 
Flores Flores, Alvaro, El tejido del discurso agrarista mexicano: ensayo 
historiográfico sobre un texto de Andrés Molina Enríquez / Álvaro Flores 
Flores. Tesis para obtener la maestría en historiografía, Universidad Autónoma 
Metropolitana (UAM), Unidad Azcapotzalco, 2001. 
 
Cruz Reyna, Gonzalo de la, Trascendencia del pensamiento de don Andrés 
Molina Enríquez, en el proceso histórico del derecho agrario. Tesis para 
obtener el título de licenciado en derecho, UNAM, 1963. 
 
 
 
 
 
 
 
 
FUENTES ELECTRÓNICAS 
 
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Moderna y Contemporánea de México, Vol. 29. Edición electrónica consultada 
en http://www.iih.unam.mx/moderna/, el 29 de octubre de 2007. 
 
 
 1 
ANEXO 1 
 
 
Escala de la naturaleza de los derechos territoriales 
y de los estados evolutivos correspondientes 
Períodos de dominio territorial 
1.º Falta absoluta de toda 
noción de derecho territorial. 
2.º Noción de la ocupación, pero no 
de la posesión. 
 
3.º Noción de la posesión, 
 pero no la de propiedad. 
4.º Noción de la propiedad. 
5.º Derechos de propiedad territorial, 
desligados de la posesión territorial 
misma. 
Estados de desarrollo 
Sociedades nómades 
Sociedades sedentarias 
pero movibles 
Sociedades de ocupación 
común no definida 
Sociedades de ocupación 
común limitada 
Sociedades de posesión 
comunal sin posesión individual 
Sociedades de posesión comunal 
con posesión individual 
Sociedades de propiedad comunal 
Sociedades de propiedad individual 
Sociedades de crédito territorial 
Sociedades de titulación 
territorial fiduciaria 
 
{ 
{ 
{ 
{ 
{ 
	Portada
	Índice
	Introducción
	Esbozo Biográfico
	Su Propuesta
	El Desarrollo de su Pensamiento
	La Actualidad de los Grandes Problemas Nacionales
	Reflexiones Finales
	Fuentes de Información
	Anexo 1

Otros materiales