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Una-television-para-todos--la-experiencia-de-Canal-9-de-television-del-Instituto-Oaxaqueno-de-Radio-y-Television-19891993

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
 
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES 
 
 
UNA TELEVISIÓN PARA TODOS. LA EXPERIENCIA DE CANAL 9 DE TELEVISIÓN 
DEL INSTITUTO OAXAQUEÑO DE RADIO Y TELEVISIÓN. 1989-1993 
 
 
 
TESINA 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADO EN CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN 
 
 
PRESENTA: 
 
 
AGUEDA MARTÍNEZ PENICHE 
 
 
ASESORA: AÍDA LUNA LÓPEZ 
 
 
MÉXICO, D. F. MAYO DE 2006 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CON PROFUNDO AMOR: 
 
 
 
 
A PAPÁ, POR SU HERENCIA DE LETRAS, MÚSICA Y BAILE; POR SU AMOR A 
MÉXICO, A LA UNAM… A LOS GATOS 
 
 A MAMÁ, SIEMPRE GENEROSA, AMOROSA Y COMPAÑERA, POR 
SU EJEMPLO Y SU MARAVILLOSO SABOR YUCATECO 
 
 A RICARDO, A MARÍA, A ANDREA, POR SUS RISAS Y SU 
COMPAÑÍA… PORQUE SOMOS UNO 
 
A MIS HERMANOS TODOS, LOS SIETE, POR SU CARIÑO... 
Y PORQUE TAMBIÉN SOMOS UNO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS: 
 
 
 
A Virgilio Caballero, por permitirme acompañarlo en esta extraordinaria 
experiencia comunicativa. 
 
A Gustavo Esteva, por invitarme a emprender la maravillosa aventura que 
representó Oaxaca. 
 
A los Fuentes, siempre solidarios y amorosos. 
 
A mis amigos, los que de alguna manera me motivaron para cerrar (¡por 
fin!) este capítulo de mi vida. 
 
A Aída, quien tuvo la paciencia para conducirme por el tortuoso camino 
de la titulación tardía. 
 
Y, por supuesto, a la UNAM, la mejor universidad de habla hispana, por 
enseñarme el mundo de las ciencias sociales y mostrarme a mi país. 
¡Goya, Goya…! 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“La televisión continúa realizando la hazaña, 
verdaderamente fantástica, 
 de ocultar su país a los mexicanos” 
 
Virgilio Caballero 
 
 
 
ÍNDICE 
 
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. - 6 - 
1. EL CONTEXTO ............................................................................................................... - 13 - 
1.1. EL PODER DE LA TELEVISIÓN.............................................................................................. - 13 - 
1.2. LOS PELIGROS PARA LA DEMOCRACIA ................................................................................ - 18 - 
1.3. EL CASO DE MÉXICO. UNA HISTORIA DE COMPLICIDADES ..................................................... - 21 - 
1.4. UN PODER NO CONTROLADO .............................................................................................. - 29 - 
2. EL INSTITUTO OAXAQUEÑO DE RADIO Y TELEVISIÓN. ........................................... - 39 - 
2.1. UNA TELEVISORA DE ESTADO PÚBLICA ............................................................................... - 39 - 
2.2. UNA TELEVISORA REGIONAL .............................................................................................. - 45 - 
2.3. OAXACA .......................................................................................................................... - 48 - 
2.4. INICIOS DEL SISTEMA DE RADIO Y TELEVISIÓN DE OAXACA .................................................... - 52 - 
2.5. UNA TELEVISORA CON PROGRAMACIÓN OAXAQUEÑA, MEXICANA .......................................... - 55 - 
2.5.1. BARRA DE NIÑOS Y JÓVENES ................................................................................. - 58 - 
2.5.2. BARRA DE SERVICIOS ........................................................................................... - 61 - 
2.5.3. BARRA DE ARTE Y CULTURA .................................................................................. - 63 - 
2.5.4. BARRA INFORMATIVA Y DE ANÁLISIS ....................................................................... - 65 - 
2.5.5. UNA RED REGIONAL INFORMATIVA .......................................................................... - 69 - 
2.5.6. EL VESTIDO DEL CANAL 9 ..................................................................................... - 71 - 
2.6. UNA TELEVISIÓN CON LOS INDIOS ....................................................................................... - 72 - 
2.7. LA CAÍDA DEL SISTEMA ...................................................................................................... - 79 - 
CONCLUSIONES .......................................................................................................................... - 84 - 
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................. - 92 - 
 
 
 - 6 -
INTRODUCCIÓN 
 
La presente tesina tiene como finalidad transmitir la experiencia de la fundación y 
desarrollo del Instituto Oaxaqueño de Radio y Televisión (IORT) que se llevó a 
cabo entre 1988 y 1993, a fin de dejar constancia de su relevancia en el quehacer 
televisivo en México, al incorporar como principio fundamental y como su razón de 
ser la responsabilidad social. Cabe señalar que si bien, en este documento se 
aborda de manera general el desarrollo del IORT, la parte central se relaciona con 
la experiencia del Canal 9 de televisión por haber sido una práctica que aportó 
elementos significativos en el campo de la producción, realización y contenido. 
 
La tesina está conformada por dos capítulos: en el primero, y a manera de 
contexto, se abordan algunas características de los medios electrónicos, 
específicamente de la televisión, en relación a su influencia en las sociedades 
modernas; asimismo, se hace una breve revisión de lo que, según mi apreciación, 
ha representado la televisión en México, a través del recuento de algunos 
aspectos históricos, y de la relación establecida con el Estado y la sociedad. 
 
El segundo capítulo constituye el repaso propiamente de la experiencia profesional 
vivida en el IORT, desde su planeación en 1987, hasta su término en 1993, 
específicamente en el Canal 9 de televisión, no sin antes documentar la coyuntura 
política y social de Oaxaca que permitió el surgimiento del proyecto. 
 
El marco teórico de este trabajo, está basado en algunos conceptos de 
académicos contemporáneos, como Javier Esteinou, Virgilio Caballero, Raúl Trejo 
Delarbre, Javier Corral, entre otros, que han abordado las temáticas tanto de la 
relación Estado, medios de comunicación, sociedad y democracia, así como de los 
medios regionales y públicos, además de su responsabilidad social con la nación. 
 
 
 
 - 7 -
Empleo algunas de las ideas de teóricos como Denis Mac Quail, quien señala que 
entre los objetivos de la televisión se encuentra el de socializar; así como de 
Giovanni Sartori (desde sus teorías de democracia y homo videns) y Umberto Eco 
quienes analizan los impactos de la televisión en las sociedades modernas y 
denuncian que el monopolio de los medios de comunicación es la principal 
característica de la dictadura. 
 
Cabe señalar, que escribo esta tesina desde una postura crítica hacia lo que ha 
sido la televisión en general como un instrumento de manipulación del que 
muchos autores han hablado, desde Jerry Mander, en su obra cumbre “Cuatro 
buenas razones para eliminar la televisión” en donde la acusaba dela 
manipulación de las imágenes, del control de las conciencias, hasta el pensador 
alemán Kart Popper, que señalaba la necesidad de controlar a la televisión por los 
riesgos que representaba. 
 
Bajo estos argumentos, tal vez, cabría hacerse la pregunta ¿tiene la televisión 
posibilidades de reflejar y expresar a la sociedad, y concretamente al país en que 
el vivimos?. Sostengo en definitiva que sí; porque aunque en esta tesina, se 
reconoce y se asumen en parte las posturas anteriores, también se plantea que la 
televisión puede ser una herramienta invaluable e indispensable para la 
democracia; siempre y cuando persiga el bien común, se identifique con los 
ciudadanos, los reproduzca, los transmita y los apoye en sus procesos políticos, 
educativos, sociales y culturales. Sí, a condición de cambiar la mirada de los 
responsables de producirla y reproducirla; a condición de reafirmar la identidad del 
país y contribuir a la conformación de un proyecto nacional incluyente; de alguna 
manera, el IORT lo hizo en un momento y un espacio determinados. En este 
trabajo se da cuenta de ello. 
 
Para entender el contexto en el que nació y se desarrolló esta experiencia, es 
necesario ubicar a Oaxaca, que con sus 16 etnias, sus lenguas y sus dialectos es 
uno de los estados con mayor diversidad cultural del país, al mismo tiempo que con 
 
 
 - 8 -
mayor grado de marginación y pobreza. Asimismo, por su complejidad orográfica -
“como una hoja de papel arrugado”, dijeron los españoles cuando pisaron por 
primera vez tierras oaxaqueñas- sus habitantes hoy constituyen 570 municipios, la 
cuarta parte de todos los que integran a la República Mexicana. Esto implica 
dispersión que, si bien significó en su momento una ventaja para defenderse de los 
conquistadores, también ha representado una desventaja para la comunicación entre 
los pueblos y las personas. 
 
Justamente en ese contexto humano, histórico, geográfico, lingüístico y cultural 
debió ubicar sus razones de ser el IORT. Nacido por un impulso gubernamental que 
consideró en su programa de gobierno las necesidades de comunicación e 
integración de los oaxaqueños como parte central de su estrategia. Así, su decreto 
de creación sostenía que había que comunicar a los oaxaqueños entre sí, a los 
oaxaqueños con el país, con el mundo; al mundo y al país con los oaxaqueños. 
Pero, ¿cómo comunicar a 3 millones de personas alejadas física, social, cultural y 
políticamente?. ¿Para qué? 
 
Había que comunicar a los oaxaqueños para contrarrestar su marginación pero 
también para hacerlos parte de un México que se había negado a asumir a su 
población indígena, por el terrible racismo todavía hoy imperante, y a toda su 
población dentro del contexto nacional, por el terrible centralismo que reina en el 
país, exacerbado por los medios de comunicación, que entienden lo nacional 
como lo citadino, reducen el país al Distrito Federal y nombran al resto 
“provinciano” con un dejo despectivo. 
 
Sí, efectivamente había que comunicar a los oaxaqueños porque los tiempos 
habían cambiado; el país se preparaba para dar un brinco hacia el federalismo y la 
democracia, por lo menos en lo electoral; había que abrirse a la participación de 
los ciudadanos, de los estados, de los municipios. 
 
 
 
 - 9 -
Pero es obvio que ni la democracia ni la práctica de la comunicación se instituyen 
por decreto. Descubrimos que, además de los recursos económicos y técnicos 
indispensables, había que escuchar, reconocer y mirar -con todo lo que esto 
significa- a los oaxaqueños. Así nació el IORT, un 21 de marzo, fecha muy 
simbólica para nuestro país, que hoy algunos políticos pretenden hacer 
desaparecer de la memoria de los mexicanos. 
 
Como justificación a esta tesina, surge una pregunta obligada: ¿por qué una 
experiencia profesional que ocurrió hace más de 15 años puede ser en estos 
momentos un tema relevante para las ciencias de la comunicación?. 
 
En primer término, porque el tema de la responsabilidad social de los medios de 
comunicación masiva es determinante en el momento actual, en que México se 
encuentra en plena transición democrática. Sostengo que esta transición no será 
completada sin la correspondiente democratización de los mass media. 
 
Como profesionista y ciudadana mexicana, considero preocupante la manera en 
que los medios masivos de comunicación, concretamente la televisión en México, 
salvo algunos dignos casos, han mostrado que, contrariamente a su esencia social 
y al espíritu de la ley que los enmarca, ha contribuido a la incomunicación, la 
despolitización y la desinformación de una sociedad, que pareciera conformarse 
con la mediocridad, guiada por la moda y el rating. Lejos de ser herramientas 
sociales para defender los valores, la identidad y la cultura mexicanas, ha sido 
utilizados como instrumento de poder y de penetración extranjera, que ofrece una 
imagen distorsionada, maquillada y retocada de la realidad nacional que poco o 
nada tiene que ver con la mexicanidad. 
 
La televisión ha despolitizado y enajenado a una parte de los ciudadanos 
mexicanos; los ha alejado de su realidad, a través de valores como el 
consumismo, la frivolidad y la sumisión al poder, constantes en los contenidos 
violentos, machistas, triviales, racistas, clasistas y vulgares de los programas 
 
 
 - 10 -
difundidos por casi toda la televisión privada y, en algunos casos, por la televisión 
de Estado que al no tener una propuesta propia definida, se ha dedicado a imitar 
fórmulas de las grandes televisoras concesionadas. 
 
La excepción de la regla en este caso, se da en las televisoras que de alguna u 
otra manera, han asumido su responsabilidad social ante el país. Como muestra, 
tenemos actualmente, a algunas televisoras regionales, al canal 11, al canal 22, a 
TV UNAM y también a lo que en su momento, entre 1988 y 1993 representó el 
IORT, motivo de esta tesina, que demostró que era posible la existencia de 
medios de comunicación masiva que formaran, politizaran, fortalecieran el proceso 
de ciudadanización, válgase el término, y así reforzaran la identidad, la cultura 
nacionales. Sostengo que hoy más que nunca es necesario volver la mirada hacia 
los medios públicos y defender su viabilidad, pertinencia y necesidad. 
 
El IORT demostró que se puede ser de Estado, sin ser de gobierno, que al ser de 
Estado el medio es público; que se puede hacer una televisión inteligente para 
ciudadanos inteligentes, no para una masa indeterminada y ausente de criterios, 
como pudiera pensarse. Esta televisora sentó precedente sobre una producción 
distinta de televisión en México, porque fue una de las primeras experiencias que 
involucró a la gente y a las comunidades, indígenas y no, en este medio de 
comunicación. 
 
La sociedad mexicana tiene hoy en día un reto innegable: la democratización de 
los medios electrónicos, con todo lo que esto implica. La televisión, por ser el 
medio más rezagado en este campo, tiene que incorporar principios institucionales 
y responsabilidades sociales en su agenda; debe ser más mexicana, más pública, 
más educativa, más democrática, porque como sostiene Raúl Trejo, aunque 
actualmente los medios de comunicación son el nuevo espacio público, 
paradójicamente es más cerrado a la participación de la gente; es un medio que 
se dirige a la sociedad pero al mismo tiempo, la ignora. 
 
 
 
 - 11 -
Por otro lado, es fundamental resaltar que el espíritu de la ley plasmado, tanto en 
el artículo 27 Constitucional, que señala: corresponde a la nación “el espacio 
situado sobre el territorio nacional, en la extensión y términos que fije el derecho 
Internacional”, como en el artículo 4º, de la Ley Federal de Radio y Televisión que 
expresa: “La radio y la televisión constituyen una actividad de interés público, por 
lo tanto, el Estado deberá protegerla y vigilarla para el debido cumplimiento desu 
función social” se encuentra en riesgo por la recién aprobada reforma a las leyes 
federales de Radio y Televisión y de Telecomunicaciones. De alguna manera, la 
soberanía nacional y la transición democrática mexicana se encuentran en riesgo. 
 
Lejos de entregar el poder del Estado, a la oligarquía mediática para el beneficio 
de unos cuantos, México está obligado a avanzar hacia un planteamiento 
completo sobre la relación Estado, medios de comunicación y sociedad, sobre la 
base de los principios de la libertad de expresión y de la eliminación de los 
mecanismos de control político, pero sobre todo, del bien común. Parte 
fundamental de la reforma del Estado pendiente y necesaria para la 
democratización, México se refiere a los medios electrónicos; porque mientras 
éstos no tengan un límite jurídico claro y acorde con las necesidades actuales del 
país, los intereses económicos de algunos cuantos seguirán estando por encima 
del interés público y en consecuencia, del Estado nacional, como ha quedado 
demostrado con la reciente reforma citada. 
 
Existe una segunda razón que justifica esta tesina y se relaciona con la 
importancia de dejar un testimonio escrito sobre una actividad que fue formadora 
para muchos en el área de la comunicación masiva, específicamente en un medio 
público. En el IORT hubo algunos que comenzaban su práctica profesional, que 
sabían algo de teoría, pero muy poco o casi nada de práctica; otros que sabían 
nada de teoría y de práctica. Hoy, muchas de las personas que fundamos el IORT, 
trabajamos de manera destacada en los medios de comunicación nacionales. 
Varios de nosotros coincidimos en la necesidad de contar y escribir lo que significó 
esta historia, pero hasta ahora ninguno lo había hecho. Éste también es el sentido 
 
 
 - 12 -
del presente trabajo, aportar algunas luces, tanto a estudiantes como a 
profesionales de la televisión, sobre los procesos y prácticas de la producción y 
realización, así como dejar constancia de la viabilidad de los medios públicos, en 
beneficio de la sociedad. 
 
Hay otra razón para escribir este trabajo ahora, y no antes: justamente por ser una 
experiencia de hace más de 10 años, su descripción considero, es más objetiva. 
Como sabemos, en las ciencias sociales es necesario tomar distancia de los 
hechos en dos sentidos, en el temporal y en el emocional. Es ahora cuando puede 
relatarse una experiencia sin la nostalgia de por medio, ya que, como dice Gabriel 
García Márquez, muchas veces, ésta nos hace trampa y nos hace ver cosas que 
no existieron. 
 
Por si no bastaran las razones antes expuestas, existe una personal para escribir 
sobre el IORT: Oaxaca representa para mí la experiencia profesional más 
importante y enriquecedora en mis años de ejercicio en el área de la 
comunicación. 
 
 
 - 13 -
1. EL CONTEXTO 
 
1.1. EL PODER DE LA TELEVISIÓN 
 
En 1977, Jerry Mander nos advertía sobre la dificultad de transformar, de reformar 
siquiera –decía él- la televisión como medio de comunicación de masas que ha 
revolucionado nuestra vida cotidiana, ya que sus problemas eran inherentes a la 
tecnología y eran tan peligrosos que debería ser eliminada para siempre. Hablaba de 
riesgos para la salud pública, para el ambiente y para los procesos democráticos. 
Advertía sobre los efectos del abuso de la luz y de la manipulación de las imágenes; 
decía que el control de las conciencias y la pérdida de información eran inclinaciones 
propias de la televisión1. 
 
Como Mander, muchos intelectuales han criticado a la televisión y su práctica en 
manos de empresarios, hombres de negocios, que la operan por consideraciones de 
presupuesto, de beneficio económico; posturas apocalípticas, las llamaría Umberto 
Eco, que analizaron procesos y fenómenos consecuencia del uso y abuso de los 
medios electrónicos en general, desde los pensadores de la Escuela de Frankfurt2 
hasta los teóricos de la sociedad de masas que hablaban de la transformación de 
una sociedad con identidad distinguible, a una masa heterogénea, sin identidad, 
carente de nexos con grupos cercanos de referencia. 
 
En la década de los setenta, quizá la más prolífica en los ensayos que plantean 
esta postura de conocimiento, surge un grupo abocado a estudiar a los medios de 
 
1 MANDER, Jerry. Cuatro buenas razones para eliminar la televisión. Gedisa. Primera reimpresión 1984, México. 
2 Esta escuela hablaba de los mass media como reproductores de sistema y opresores del pueblo, instrumentos del 
fascismo y del imperialismo; entre sus principales representantes se encuentran: Theodor Adorno (La industria cultural, 
1967), Max Horkheimer, Jürguen Habermas (Teoría de la acción comunicativa, 1987) Herbert Marcuse (El hombre 
unidimensional, 1992). 
 
 
 - 14 -
comunicación que muestra a la televisión en el centro de las relaciones de 
dominio, explotación e incluso, de alienación y manipulación, conceptos utilizados 
desde la teoría marxista3. Estas voces se han repetido durante años, en el mundo 
entero y un sinnúmero de investigaciones siguen hablando de sus efectos 
sociales, psicológicos, culturales e ideológicos, porque la comunicación masiva, y 
claramente la televisión, es uno de los fenómenos contemporáneos que, por su 
incidencia y repercusiones en la vida social, más ha llamado la atención desde la 
segunda mitad del siglo XX. 
 
Pero como en todo, hay otra posición. Entre los partidarios de la televisión y de los 
medios de comunicación en general, los elogios son múltiples y variados que se 
convierten frecuentemente en una exaltación propia de los integrados como les 
llamaría Eco4. Hay una especie de apología hacia su uso, a lo que representa un 
avance, a su poder y a sus posibilidades; una especie de fetiche5 en donde la 
tecnología representa, en sí misma, la causa necesaria y suficiente para una 
nueva sociedad con mejor calidad, más desarrollada, con lo que esto signifique. 
Ignoran, a propósito o no, que los intereses de los empresarios, dueños de los 
medios, no tienen que ver con el desarrollo ni con la justicia social, y menos aún, 
con la democracia. 
 
De esta manera, apocalípticos e integrados continúan con las nunca acabadas 
discusiones sobre las bondades o maldades de la televisión y pareciera que sólo 
pueden ser unas u otras; hay quienes todo lo ven negativo y le atribuyen muchos 
males modernos de la sociedad; los otros, por el contrario, sólo consideran sus 
potencialidades como si fueran una panacea. Los apocalípticos han influido en 
sectores intelectuales de izquierda, generalmente de pensamiento progresista, 
que si bien, tienen parte de razón en algunos de sus argumentos, no han 
 
3 Como representantes de esta escuela tenemos a Dorfman, Maximo Simpson, Antonio Pascuali, Armand Mattelart, 
Seltzer, Ludovico Silva. 
4 ECO, Umberto. Apocalípticos e Integrados. Editorial Lumen, 1977. Barcelona. 
5 Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Fetiche es un “Ídolo u objeto de culto al que se 
atribuye poderes sobrenaturales, especialmente entre los pueblos primitivos”. Editorial Espasa Calpe XXI Edición. Madrid 
1998 en CD-Rom. 
 
 
 - 15 -
demostrado el completo dominio de los medios electrónicos sobre el público. Los 
integrados, apoyan y sirven de argumento de defensa de los poderosos dueños de 
los medios electrónicos. 
 
Por otra parte, no podemos entender a un medio tan complejo como la televisión 
sin remitirnos al Funcionalismo, teoría de la comunicación desde la cual podemos 
entender los diferentes tipos de mensajes emitidos por los mass media. 
 
Marshall McLuhan, perteneciente a esta escuela, señala que el desarrollo técnico 
de los medios de comunicación masiva en un momento histórico dado, determina 
en gran medida la forma en cómo piensan y actúan los miembros de una 
sociedad; afirmaque la historia de la humanidad puede estudiarse con base en la 
progresiva complejidad de los medios empleados en la comunicación y señala que 
la función de los mass media consiste en proporcionar, tanto a la industria como a 
la sociedad, una coherencia, una síntesis de la experiencia, una conciencia de la 
globalidad que no destruya la especialización requerida por la realidad. 
 
Por su parte, Denis Mac Quail, en su Introducción a la Teoría de la Comunicación 
de Masas plantea que la función principal de los medios es la socialización, 
proceso que incluye las funciones de: 
 
– Informar. 
– Correlacionar -explicar, interpretar y comentar. 
– Dar continuidad. Reconocer las diferentes culturas y los avances de la 
modernidad, manteniendo los valores de la comunidad. 
– Entretener. 
– Movilizar hacia determinados objetivos sociales. 
 
Desde este planteamiento, los medios de comunicación se encuentran en el 
centro de prácticamente todo lo que nos hace sujetos sociales. Y así es. 
Concretamente, la televisión es una realidad que forma parte de nuestro entorno, 
 
 
 - 16 -
el cual difícilmente podría imaginarse sin su presencia, y constatamos a diario que 
no hay nada que no pueda ser mostrado por ella. 
 
En principio, frente a ella y a lo que nos ofrece, cada individuo debería desechar lo 
que enajena y utilizar lo que sirve para su propio desarrollo como personas. Sin 
embargo, el asunto no es tan sencillo. La mirada discrecional de los ciudadanos 
no es suficiente. 
 
En la época actual, del homo videns según Sartori6, la televisión tiene una mayor 
influencia sobre la conducta de los ciudadanos que los discursos políticos, las 
acciones de los partidos e incluso, la literatura y la prensa escrita, justamente 
porque la imagen está sustituyendo a la palabra. Pero advierte: “el ojo no es la 
mente; debe prevalecer el homo sapiens frente al homo videns”7. 
 
Sostiene Sartori que la imagen desplaza a las ideas y las técnicas del marketing al 
discurso, a las propuestas políticas. Denomina videopolítica a la enorme influencia 
de los medios en la definición de las relaciones políticas en la actualidad: “es la 
fuerza que nos está modelando”8. 
 
Hoy en día, la política depende en gran medida de la televisión; su discurso se 
ajusta a las exigencias de la imagen y su agenda define y conforma parte de la 
agenda pública. Tiene un papel determinante en los sistemas políticos 
contemporáneos, porque no existe mecanismo de mayor influencia sobre la 
sociedad y sobre la idea que ésta tiene de sí misma; es fundamental en la 
formación de actitudes, de la conciencia y de la conducta social; se constituye en 
juez y parte; es protagonista e impone sus puntos de vista sin dejar que la 
sociedad distinga; empuja a valorizar y a enjuiciar. 
 
6 SARTORI, Giovanni. Homo videns: la sociedad teledirigida; traducción Ana Díaz Soler. México. Taurus, 2000. 205 pp. 
El autor desarrolla la teoría del tránsito del Homo Sapiens en Homo videns, es decir una nueva forma de pensamiento 
en donde lo visible resalta sobre lo inteligible; la imagen sobre el discurso. 
7 MATEOS-VEGA, Mónica. “Llama Sartori a combatir la hegemonía de los mass media” Entrevista a Giovanni Sartori, 
para periódico La Jornada. 8 de abril de 2003; p. 2-a. 
8 SARTORI, Giovanni. Elementos de Teoría Política. Traducción de Ma. Luz Morán. Alianza Editorial, Madrid, 1992. 
 
 
 - 17 -
 
Pareciera que no sucede algo fuera de la televisión y que sólo lo que ésta 
proyecta existe; es por eso que los políticos creen lo que se les ha hecho creer, 
que no existen si no aparecen en las pantallas, que la televisión puede hacer 
crecer o deshacer a una figura política, y por eso su temor a pelearse con los 
poderosos dueños de los medios electrónicos. 
 
Justamente por eso, en las sociedades políticamente más desarrolladas, los 
medios masivos se encuentran bajo la mirada permanente de los ciudadanos 
vigilantes y bajo legislaciones que norman y limitan su poder. 
 
Específicamente en México, la televisión enfrenta una contradicción fundamental: 
por un lado, se multiplican y afinan sus adelantos técnicos, mientras la calidad de su 
programación decae y sus contenidos se alejan de los ciudadanos y de su 
responsabilidad social. Ni el Estado ni los telespectadores tienen prácticamente 
injerencia alguna para decidir e influir en su contenido e imágenes, ya que la 
consolidación de monopolios hace difícil ponerles límites, puesto que la sola 
mención de esta palabra ha generado reacciones negativas, por decir lo menos. 
 
Pareciera olvidarse que los medios electrónicos son de interés público, en tanto 
utilizan el espacio aéreo que es un bien nacional9, y el Estado debe regularlos 
para propiciar el buen desarrollo social del país. No deben estar al libre albedrío y 
regirse exclusivamente mediante sus leyes que, generalmente son de mercado, 
como lo han hecho al utilizar un bien nacional como si fuera propiedad privada, 
incrementando día con día su poder, poder que con la reciente aprobación de la 
reforma a las leyes federales de Radio y Televisión y Telecomunicaciones será 
cada vez mayor. 
 
 
9 El Artículo 27, párrafo 5, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Artículo 4º de la Ley Federal de 
Radio y Televisión, señala: “La radio y la televisión constituyen una actividad de interés público, por lo tanto, el Estado 
deberá protegerla y vigilarla para el debido cumplimiento de su función social”. 
 
 
 - 18 -
1.2. LOS PELIGROS PARA LA DEMOCRACIA 
 
Los sistemas jurídicos siempre se refieren a algo más que a sí mismos; a través 
de la evolución y el ejercicio del derecho, apuntan a la condición que define un 
sistema político. Así, los sistemas republicanos como las sociedades 
democráticas, se construyen a través de una red de dispositivos y aparatos que 
producen y regulan las costumbres, los hábitos y las prácticas productivas en pro 
de un bien común10. 
 
En 1996, Karl Popper sostenía que “la democracia consiste en poner bajo control 
el poder político; ésta es su característica esencial. En una democracia no debería 
existir ningún poder no controlado”11. Así también afirmaba que si bien, a través de 
la historia los sistemas democráticos habían creado sistemas de participación, 
representación y contrapesos, era increíble que algo tan fundamental como los 
medios de comunicación electrónica hubieran quedado fuera de las instituciones e 
incluso, más allá de las leyes, justamente cuando éstos son un poder político. 
 
En democracias avanzadas se legisla a los medios de comunicación para delimitar 
sus derechos, libertades y obligaciones. La indefinición jurídica trae confusión, 
incertidumbre y riesgos. 
 
Popper se refería concretamente a la televisión y decía: “Sucede se ha convertido 
en un poder político colosal, se podría decir que, potencialmente, el más 
importante de todos, como si fuera Dios mismo quien habla. Y así será si 
continuamos consintiendo el abuso. Se ha convertido en un poder demasiado 
 
10 Nos referimos al concepto de Res pública, utilizado por los griegos, concretamente Cicerón, que destaca la cosa 
pública, la cosa del pueblo, el bien común, la comunidad , el consenso a una ley común , a aquel derecho sólo a través 
del cual una comunidad afirma su justicia. Asimismo, Kant destaca que se necesita una constitución para ser partícipes 
de lo que es de derecho; “legislar, es el fundamento de todas las formas de Estado”. El Estado republicano para Cicerón 
y Kant es sobre todo un ordenamiento jurídico para proteger y garantizar los derechos de los ciudadanos. En BOBBIO, 
Norberto. Diccionario de Política. México Siglo XXI. 1982. 2 Volúmenes. 
11 POPPER, Karl. Licencia para hacer televisión. Revista Nexos. No. 220; pp. 25-29 México abril 1996, p. 29.- 19 -
grande para la democracia. Ninguna democracia sobrevivirá si no pone fin al 
abuso de este poder” 12. 
 
Al analizar el proceso y desarrollo de la democracia de una nación queda claro 
ésta depende en gran medida de la calidad de los medios de comunicación que se 
desarrollan en ella, debido a que la información es la base de todo sistema 
democrático y porque, finalmente, todo sistema democrático es un proceso 
comunicativo.”13 
 
Como sostiene Javier Corral: 
 
“La democracia se alimenta y, de hecho depende, de que los ciudadanos 
puedan normar su criterio y realizar juicios informados sobre los temas centrales 
de su vida y la del país. Los ciudadanos requieren información, análisis y 
opiniones- en ese orden- para poder decidir por sí mismos y, sobre todo, para 
poder discernir su propio interés en un ambiente crecientemente complejo. Sin 
medios profesionales dedicados a satisfacer las necesidades de información de 
la ciudadanía, la democracia acaba siendo una imposibilidad”. 14 
 
Así las cosas, es claro que el papel que juegan los medios en el proceso 
informativo se torna fundamental y se relaciona directamente con el desarrollo de 
una democracia. Por principio, no puede haber una sociedad democrática si no 
está regulada, tampoco la puede haber si los medios de comunicación se 
mantienen al margen de esa regulación, y menos aún si éstos responden sólo a 
intereses económicos, personales y de grupo, lejos de basarse en el bien común. 
En la democracia, a mayor libertad, mayor responsabilidad social de los medios de 
comunicación 
 
12 Ídem. 
13 LUNA Pla, Issa. Medios de comunicación y democracia: realidad, cultura cívica y respuestas legales y políticas. 
Revista Electrónica Razón y Palabra No. 23. año 6, octubre - nov. 2001. 
http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n23/index.html. 
14 CORRAL Jurado, Javier. Canal legislativo. Un reto para la televisión pública. Ponencia impartida en el Foro Los 
Medios Públicos de Comunicación en el Marco de la Reforma del Estado en México. Comisión de Radio, televisión y 
Cinematografía. LVII Legislatura de la Cámara de Diputados 2ª edición, marzo de 2000 p. 330. 
 
 
 - 20 -
 
Popper sostiene: "una democracia no puede existir si no pone bajo control la 
televisión o, más precisamente, no podrá existir por mucho tiempo cuando el 
poder de la televisión se descubra plenamente"15. 
 
En un Estado democrático los medios de comunicación deben tener contrapesos, 
estar en manos de diferentes sectores y basar en el interés público. Como afirma 
Sartori “una característica importante de la dictadura es el monopolio de los 
medios de comunicación y de la opinión pública”16. 
 
El ideal de la democracia ha sido el origen de la construcción de Estados y, si 
bien, éste no es un sistema perfecto, es el que de una u otra manera, ha 
funcionado en la mayoría de naciones occidentales. Concretamente México, ha 
decidido transitar hacia las democracias, por lo que el debate sobre el papel que 
desempeñan y deben desempeñar los medios de comunicación en esa transición 
es una demanda social indiscutible. 
 
Como sostiene Javier Esteinou: 
 
“El proceso de transición a la democracia no se puede alcanzar sin la 
profunda democratización de los medios de información colectivos: 
democracia social es sinónimo de apertura y pluralidad de los canales de 
información, por consiguiente, no puede existir democracia si no existen 
sistemas de comunicación democráticos”.17 
 
Asimismo, Javier Corral, senador panista, uno de los más fervientes impulsores de 
una reforma integral del marco jurídico de los medios electrónicos de 
comunicación y valiente opositor a la recién aprobada “Ley Televisa”, llamada así 
 
15 POPPER., Karl... opus Cit. 
16 MATEOS-VEGA, Mónica. “Llama Sartori a combatir la hegemonía de los mass media”, opus cit. 
17 ESTEINOU Madrid, Francisco J. Cambio jurídico y transición comunicativa en México. Revista Electrónica Razón y 
Palabra No. 26, año 7, abril - mayo 2002. http://cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n26/esteinou.html. 
 
 
 - 21 -
por los beneficios evidentes que su aprobación representa para esta empresa, 
sostiene: “Para que la política sea más libre, independiente, de visión de Estado y 
menos coyuntural, necesita ser menos mediática (…) Hay que revertir que los 
poderes mediáticos estén ganándole terreno los poderes constitucionales. El 
poder financiero es el que realmente está mandando en las grandes decisiones 
del poder mediático”18. 
 
Hoy más que nunca habría que escuchar a Sartori cuando dice: “Estamos a 
tiempo de legislar y evitar que se consolide en otros países una nueva forma de 
dictadura, que se manifiesta mediante el monopolio o control de los medios de 
comunicación”19, porque la televisión, como señala Popper: “Se ha convertido en 
un poder demasiado grande para la democracia. Ninguna democracia sobrevivirá 
si no pone fin al abuso de ese poder”20. 
 
1.3. EL CASO DE MÉXICO. UNA HISTORIA DE COMPLICIDADES 
 
Debido a que desde su origen en 1950, la televisión en México ha tenido enormes 
libertades para desarrollarse bajo esquemas mercantiles y empresariales, no es 
casualidad que actualmente la mayoría de los canales de televisión abierta 
existentes en México se encuentren concentrados en manos de dos grandes 
empresas privadas: Televisa, que controla el 80 por ciento de las 461 televisoras 
concesionadas, y TV Azteca, que controla alrededor del 13 por ciento; el resto es 
administrado por pequeños empresarios. 
 
Al privilegiar el uso de las televisoras privadas, con el rasgo comercial que esto 
representa, por encima del uso social o de servicio público, actualmente sólo 
 
18 PAGÉS, Beatriz. La política secuestrada por el spot. Entrevista realizada a Javier Corral. Revista Siempre!, 5 de 
diciembre de 2004. p. 29. 
19 MATEOS-VEGA, Mónica. “Llama Sartori a combatir la hegemonía de los mass media”, opus cit 
20 POPPER, Kart. Licencia para hacer televisión, opus cit., p. 29. 
 
 
 - 22 -
existen las siguientes televisoras permisionadas21: el canal 11, administrado por el 
Instituto Politécnico Nacional desde 1959, el canal 22, en manos del Consejo para 
la Cultura y las Artes del Gobierno Federal, y el recién lanzado canal de TV 
UNAM; todos de corte cultural y cuyas señales son reproducidas por sistemas de 
cable en diversas zonas del país. Asimismo, existen 23 estaciones televisoras de 
gobiernos estatales. 
 
Como señala la académica Patricia Ortega: “(Los empresarios de los medios 
privados) prácticamente crecieron bajo la protección de gobiernos que, a veces 
por complicidad y otras por falta de voluntad política, dejaron en manos de 
poderosos grupos económicos la explotación y el desarrollo de la radio y la 
televisión”22. 
 
Así, la televisión se desarrolló como una industria y el gobierno actuó con enorme 
pasividad ante el nuevo poder. De esta manera, pasó de la sumisión completa, al 
control del poder político; por su lado, el poder presidencial pasó del autoritarismo 
a la complicidad, a transar con un poder con el que hay que pactar y al que hay 
que tener contento. 
 
Si bien es cierto que, contra la parcialidad que distinguió a la televisión privada en 
las décadas de los sesenta, setenta, ochenta y parte de los noventa, 
recientemente ha habido cierta apertura, ésta ha sido resultado de un proceso de 
democratización del país, no de la voluntad de los empresarios. Como bien lo dice 
Adolfo Sánchez Rebolledo: “los medios concesionados rompieron la unanimidad 
informativa y se transformaron en agentes del cambio cuando la pluralidad ya se 
había instalado en el Congreso y en la sociedad, antes no”23. 
 
21 En su artículo 13, LFRyT contempla, según su naturaleza ypropósito, las figuras jurídicas para las estaciones de radio 
y televisión, las cuales podrán ser: comerciales, oficiales, culturales, de experimentación, escuelas radiofónicas o de 
cualquier otra índole. Señala que las “estaciones comerciales requerirán concesión. Las estaciones oficiales, culturales, 
de experimentación, escuelas radiofónicas o las que establezcan las entidades y organismos públicos para el 
cumplimiento de sus fines y servicios, sólo requerirán permiso”. 
22 ORTEGA, Patricia. Medios Públicos y democracia, viejas necesidades, nuevas opciones. Revista El Cotidiano No. 98, 
noviembre- diciembre de 1999. p. 34. 
23 SÁNCHEZ Rebolledo, Adolfo. Víctimas y victimarios. La Jornada. 17 de octubre de 2003, p. 23. 
 
 
 - 23 -
 
Fueron los movimientos sociales y políticos de los últimos años, así como los 
contextos electorales, los que obligaron a la televisión a presentar otra cara, la de 
un país más creíble y menos imaginario, a fuerza de recuperar ratings por medio 
de la credibilidad perdida. Una vez más, la transformación de México no tuvo su 
origen en la apertura de los medios sino en esos movimientos de las cuatro 
últimas décadas –movimiento ferrocarrilero, de maestros, estudiantil, guerrilla, 
temblor del 85, Consejo Estudiantil Universitario, escisión del PRI, formación de 
PSUM y posterior PRD, etc.- que desembocaron en 1988, cuando por primera vez 
el PRI perdió las elecciones federales y tuvo que recurrir al fraude y a la caída del 
sistema para mantenerse en el poder por otros 12 años más24. 
 
La tardía apertura informativa - de la que mucho se ufanan gobierno y medios- ha 
sido lenta e inconsistente porque las causas de su transformación han sido, en 
cierto modo, perversas y resultado de una severa crisis de credibilidad que forzó a 
los dos empresas televisivas a pluralizarse, sin que esto haya significado la 
desaparición de contenidos manipuladores y desinformación, como dan cuenta los 
noticiarios de mayor audiencia que reproducen la agenda política dependiendo de 
sus intereses y apuestas. 
 
Claudia Fernández y Andrew Paxman, autores del libro El Tigre. Emilio Azcárraga 
y su imperio Televisa, señalan que si Televisa decidió abrir y hacer más plural sus 
contenidos noticiosos. Fue a raíz de la crisis de credibilidad en que se encontraba 
a partir de la cobertura de las polémicas elecciones de Chihuahua de julio de 1986 
en donde se evidenció un fraude electoral contra el candidato panista, Francisco 
Barrio Terrazas. En esas elecciones, el PRI endureció su posición y no estuvo 
dispuesto a ceder el poder; para Televisa no existió el fraude. 
 
 
24 SAMANIEGO, Fidel. ¿Qué dijo MMH sobre el 88? Periódico El Universal, 20 de septiembre de 2005. Primera Plana. El 
19 de septiembre de 2005, en una entrevista con Carlos Loret de Mola, transmitida por el Canal 2 de Televisa, a 
propósito del aniversario del temblor de 1985, Miguel de la Madrid confesó que en 1988 el PRI perdió las elecciones: “La 
crisis económica que el gobierno tuvo que afrontar con medidas de austeridad, "fue la razón por la que el PRI perdió las 
elecciones de 1988... o por lo menos perdió una gran parte del electorado al que estaba acostumbrado". 
 
 
 - 24 -
En ese entonces, los panistas denunciaron la manipulación informativa de 
Televisa que se había dedicado a legitimar el triunfo del PRI, lo que provocó el 
rechazo público de la ciudadanía chihuahuense. Incluso, el historiador Enrique 
Krauze, paradójicamente muy cercano a Televisa, comentó “(…) con los comicios 
de Chihuahua no sé cuál de las dos televisoras –la privada o la pública- fue más 
oficialista. Posiblemente, Televisa fue más oficialista que Canal 13”25. Como lo 
resumió el presidente del PAN en ese entonces, Luis H. Álvarez, “para Televisa no 
hay más noticias que las que genera el sistema”26. 
 
El impacto de este hecho se viviría dos años después. Las campañas y elecciones 
del proceso de 1988 constituyeron el desplome de la credibilidad de Televisa que 
se dedicó a golpear al candidato del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc 
Cárdenas, a ignorar a Manuel Clouthier, candidato panista, y a cubrir todas las 
acciones de Carlos Salinas de Gortari, evidenciando su influencia antidemocrática 
y sus vicios pasados. 
 
Televisa fue la vocera del candidato priísta, y estuvo supeditada a la voluntad 
gubernamental. Emilio Azcárraga no sólo no lo negaba sino lo presumía “Televisa 
está con México, con el Presidente de la República y con el PRI… Somos del 
Sistema”27. Incluso, hace más de una década Azcárraga resumió en una sola frase 
el pacto existente entre el antiguo régimen y su empresa, al afirmar que Televisa 
era un soldado del PRI y de su presidente. 
 
El costo fue alto. La credibilidad de Televisa fue constantemente cuestionada y 
tras las elecciones de 1988, fue muy criticada por los partidos de oposición y por 
las organizaciones civiles que consignaban: ¡Muerte a Televisa!. “De nuevo el 
supremo poder de los medios vio descender un mínimo escalón su influencia real 
 
25 En: FERNÁNDEZ, Claudia- PAXMAN, Andrew. El Tigre. Emilio Azcárraga y su imperio Televisa. Grijalbo 2000, p. 316. 
26 Ibídem. 
27 Revista Mexicana de Comunicación, núm. 11, mayo-junio 1990, Bitácora, p. 6. En: ALVA De la Selva, Alma Rosa. 
Quince años de televisión en México. De la expansión a la cúpula. del poder. Septiembre -Octubre de 2003. Edición 
virtual: http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/RMC/rmc83/indice.html 
 
 
 - 25 -
sobre una sociedad cada vez más inconforme con que le tratara como menor de 
edad o analfabeta virtual”28. 
 
Antes del 88, la televisión era oficialista y cerrada a la crítica; además, sin 
competencia alguna, Televisa poseía prácticamente todo el mercado televisivo 
mientras que la televisión estatal no lograba equilibrar la situación. De hecho, en 
esa década se abandonaba un proyecto que contemplaba la televisión estatal, 
surgido en los años setenta; de ahí observamos cómo la televisión privada fue 
adquiriendo el gusto del público y acentuando su poder económico y, por 
supuesto, político. 
 
Después del fraude y ya en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Televisa 
estrechó sus vínculos con el poder político, en sus espacios se destacaba la figura 
presidencial y la información gubernamental, dejando fuera de su agenda, noticias 
de mayor relevancia para el auditorio. “Así, la televisión se constituyó en el 
espacio menos confiable en términos de pluralidad, apertura e, incluso, como 
simple difusora de información. Entre el consorcio televisivo y el poder oficial había 
una luna de miel apenas interrumpida por incidentes menores a los que se daba 
un final feliz”29. 
 
Mientras tanto, se anunciaba el desmantelamiento de la red de televisión estatal, 
se vendían los canales 7 y 13; sólo por la presión ejercida por un numeroso grupo 
de intelectuales, se destinaba el canal 22 al quehacer cultural. Surgía Televisión 
Azteca como la competencia directa de Televisa pero con el mismo corte, la 
misma programación como medio de distracción y entretenimiento. 
 
Entonces y ahora, los intereses de Televisa no han coincidido con los del pueblo 
mexicano. La relación simbiótica, ahora sabemos, no era sólo con el PRI, sino con 
 
28 SÁNCHEZ Rebolledo, Adolfo. Opus Cit. 
29 ALVA De la Selva, Alma Rosa. Quince años de televisión en México. De la expansión a la cúpula. del poder. Revista 
Mexicana de la Comunicación No. 83, edición virtual: 
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/RMC/rmc83/expansion.html. 
 
 
 - 26 -
el partido en el poder. Durante el sexenio foxista hemos visto la burda complicidad 
entre el poder y la televisión privada. Una muestra clara fue el acto público 
promovido por Televisa “Celebremos México” enel Palacio de Bellas Artes en 
donde la televisora privada reunió a prácticamente todo el poder político mexicano, 
sin importar el partido, la ideología, las posiciones. Todos estaban ahí, desde 
Andrés Manuel López Obrador, hasta Carlos Salinas; desde Roberto Madrazo, 
hasta Vicente Fox; de pláceme, legitimando, adulando, inclinándose ante el poder 
real en México, el poder de Televisa; plutocracia le llama Carlos Fazio:30 
 
¿Con qué representatividad, quienes ejercen el monopolio telefónico, 
el duopolio televisivo, el oligopolio radiofónico, pretenden erigirse en la 
vanguardia de la unidad nacional? (…) pensamos que para seguir saqueando 
al país y controlar a la "gran bestia" (el populacho), los plutócratas y sus 
aliados necesitan un cambio de modelo. Un modelo protofascista, con eje en 
el Pacto de Chapultepec y "Celebremos México”. 
 
En resumen, si bien, la televisión en México, por las causas arriba señaladas, ha 
experimentado una apertura en comparación con la parcialidad que solía 
distinguirlos hace unos años, la legislación en la materia permite que estos 
cambios se den por la “buena voluntad” de los dueños y no por una obligación con 
la nación. Hasta ahora, “la contradicción entre el ejercicio de la comunicación, que 
es social por definición, y la apropiación privada de los medios de comunicación se 
ha resuelto justamente a favor del totalitarismo y la unilateralidad (…) Esta 
contradicción es parte de los obstáculos que imposibilita el desarrollo democrático 
del país”31 (basta recordar los litigios entre Televisión Azteca y CNI-Canal 40; 
Televisa y Multivisión, Radio Centro y Monitor, así como la recién aprobación de la 
“Ley Televisa”), en donde ha prevalecido la ley del más fuerte y los arreglos 
discrecionales. 
 
30 FAZIO, Carlos. El Club de Pluto. Periódico La Jornada, 5 de diciembre de 2005. p. 25. 
31 CABALLERO, Virgilio. Entrevista realizada por Eduardo Torreblanca “La lucha por la autonomía de la televisión 
regional”. Espacios de silencio. La televisión mexicana. Nuestro tiempo, México, 1988, p. 163. 
 
 
 - 27 -
 
Pero hay otras muestras: recordemos el sensacionalismo con el que los medios se 
manejaron en el llamado videogate que impidió la crítica objetiva; los hechos 
políticos se manejaron como espectáculo denigrante en donde lo que se vendía al 
público era el escándalo y el amarillismo. Los medios se erigieron en jueces al 
emitir condenas y juicios de valor para golpear al entonces Jefe de Gobierno del 
Distrito Federal y que contaba con altos niveles de aceptación. Todo se hizo con la 
complicidad de controvertidos actores políticos, con el consentimiento del aparato 
del gobierno (como quedó demostrado con el desafuero) y con la impunidad que 
da el espectáculo. 
 
El caso es que aún en este sexenio -el del “cambio”, el democrático, el que nos 
sacó de las garras de la dictadura- se sigue demostrando en dónde está el poder. 
Así pasó cuando, en diciembre de 2002, Televisión Azteca tomó, de manera 
violenta y en franca violación a la ley, la antena del Canal 40 en el Cerro del 
Chiquihuite, y el Presidente, al que se le demandaba la aplicación de la ley, dijo: 
“¿Y yo por qué?”; así pasó también cuando unos días después de este 
vergonzoso asalto, la señora Fox, se mostraba en pantalla en un acto de donación 
de bicicletas con ejecutivos de Televisión. En agosto de 2005, se supo que el 
amigo de la señora Fox, Ernesto Vidal, trabajaba como alto ejecutivo de Azteca, 
al mismo tiempo que sustentaba el cargo de jefe de la Unidad Coordinadora de 
Medios, en la oficina de Comunicación Social de la Presidencia, en un claro 
conflicto de intereses. 
 
Al final de cuentas Televisión Azteca, con una maniobra legaloide y con la 
complicidad de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes obtuvo el control 
de Canal 40 en diciembre de 2005. 
 
Intercambio de favores, les llamarían unos; compromisos políticos, le llamarían 
otros. Un gobierno que se autodenominó del cambio “ha frustrado la principal 
 
 
 - 28 -
herramienta de modernización: la auténtica democratización del régimen de 
medios”32. 
 
Dice Luis Javier Garrido 
 
Los medios masivos de comunicación de México atraviesan por una 
severa crisis de credibilidad que es consecuencia tanto del hecho de que su 
labor sigue estando normada no por la ley, sino por acuerdos con el poder; de 
que funcionan al margen de cualquier código de ética y de que, mucho más 
que en el pasado reciente, pretenden erigirse en actores políticos 
determinantes.33 
 
Las reglas de operación de la televisión privada mexicana son todavía del pasado. 
Por ejemplo, siguen guiándose por el rating, que en televisión es el indicador más 
consultado sobre la audiencia y es elaborado por Ibope de México, una de las 
agencias privadas que mide el auditorio de los canales de radio y televisión, pero 
solamente en las 27 ciudades más pobladas del país, las cuales cuentan 
aproximadamente con 39 millones de habitantes. Es decir, si en México hay algo 
más de 100 millones de personas, esto significa que el rating evaluado toma en 
cuenta a menos del 40 por ciento de los posibles televidentes.34 El resto del país 
no cuenta para las empresas televisivas. 
 
Siguen demostrando una incapacidad de comprender y adaptarse a los nuevos 
tiempos del país, de asumir un papel realmente democratizador e impulsor de la 
educación, la cultura y la identidad. 
 
Los dueños de las televisoras y el gobierno presidencialista siguen sin ver a la 
televisión como un bien nacional de servicio público en el que deben participar 
 
32 VILLAMIL, Jenaro. Columna República en Pantalla- Periódico La Jornada 12 de octubre de 2003, p.4. 
33 GARRIDO, Luis Javier. Los Medios 1ª parte. La Crisis Jurídica. Diario La Jornada, 22 de octubre de 2004. Edición 
electrónica: http://www.jornada.unam.mx/2004/10/22/ 
34 GONZÁLEZ Jordán, Héctor y GURREA, José Antonio. Para comprender los ratings. Semanario Etcétera no. 8, junio 
de 2001. Edición virtual: http://www.etcetera.com.mx/pag58bne8.asp 
 
 
 - 29 -
distintos actores sociales sino como un instrumento de control político. A pesar de 
la transformación del país no hemos percibido aún un nuevo modelo de 
comunicación más abierto y menos concentrado que el anterior; lo que hemos 
visto es una cooperación obligada, una alianza entre el poder político y el 
económico -que también es político. 
 
1.4. UN PODER NO CONTROLADO 
 
Los medios de comunicación en México se han convertido, ya no en el quinto 
poder del que alguna vez habló Manuel Buendía refiriéndose a Televisa, ni en el 
cuarto poder, como lo afirmaba la tradición política estadounidense; los medios de 
comunicación se han convertido en el poder, lo que representa una franca 
contradicción al espíritu de todo democracia, cuya características fundamenta es 
la de ser un sistema basado equilibrios y contrapesos. Cuando uno de los poderes 
no tiene estos contrapesos adquiere tanta influencia e impunidad que deja en 
desventaja a los demás. 
 
De hecho, los medios electrónicos han alcanzado tal influencia que a veces, 
incluso, han sustituido a la política. Lejos de formar parte de la tendencia 
democratizadora en México, han incrementado su influencia y “emergen como 
nuevos apartados de la hegemonía dominante que, en forma prioritaria, modelan y 
dirigen la sociedad civil”35. 
 
Las virtudes de los medios de comunicación electrónicos son múltiples y enormes, 
pero los riesgos son mayores cuando no existen instancias que los normen. 
“Ningún poder se limita por sí solo, a menos que existan poderosas instancias 
reguladoras y normadoras de su actividad. Sin obligaciones de derecho no hay 
democracia de hecho. Así ha sucedido con los bancos, así sucedió con el 
 
35 ESTEINOU Madrid, Francisco J. Los medios decomunicación y la construcción de la hegemonía. Editorial Trillas, 
México 1993, p. 43. 
 
 
 - 30 -
presidencialismo mexicano y así está ocurriendo con el poder de los medios, que 
no encuentran límites reales, más que el que se marca por los dictados de la 
guerra de televisoras”36. 
 
Muchos podrían decir que los medios están normados, que existe una legislación 
que limita su poder, e incluso algunos podrían presumir que esta legislación ha 
sido actualizada con la reciente reforma aprobada el 30 de marzo pasado, y 
promulgada por el Presidente Fox el 11 de abril, pero todos sabemos que esto no 
es del todo cierto. 
 
Por una parte, tenemos que la Ley Federal de Radio y Televisión (LFRyT) fue 
promulgada en 1960 ¡10 años después del nacimiento de la televisión y 15 del de 
la radio! Como señala la académica Beatriz Solís, “es como si un padre quisiera 
‘meter en cintura’ a un casi adolescente sin nunca antes haberle planteado un 
límite claro de lo que podía o no podía hacer”. Por otra parte, la “Ley Televisa”, 
sólo no constituye un avance, sino representa un claro retroceso en el camino 
hacia la democratización de los medios masivos. 
 
Es cierto, la LFRyT, creada en un contexto presidencialista, incluyó características 
autoritarias, discrecionales y unilaterales. Con certeza, Raúl Trejo señala que: 
 
“La televisión y antes la radio, se desarrollaron como industrias ante la 
notable indolencia del gobierno federal. A diferencia de muchas otras naciones 
que consolidaron ordenamientos legales y sistemas de medios públicos 
capaces de atemperar el dominio de otras maneras irrefrenable de los medios 
electrónicos, en México el poder político asumió con ignorancia, tardanza e 
incluso incomodidad, el tema de la comunicación social. Resultado de esas 
condiciones, es la permanencia de leyes atrasadas e ineficaces pero además, 
 
36 VILLAMIL, Jenaro. Columna República en Pantalla. La Jornada 11 de octubre de 2002, p. 4. 
 
 
 - 31 -
la flagrante impunidad con que suelen desempeñarse los medios 
electrónicos”37. 
 
Además, esa Ley hoy se torna obsoleta y arcaica por los marcados cambios que 
económicos, políticos, sociales y tecnológicos que en estos 45 años se han dado 
en el país, transformando las instituciones; hoy en México hay una oferta política, 
un Congreso plural, una mayor participación social, pero seguimos con medios 
electrónicos autoritarios y parciales. 
 
Claro que es necesaria una actualización de la ley de 1960, pero una actualización 
que garantice el ejercicio democrático de los medios de comunicación. Una 
reforma integral, transparente y democrática que ordene los medios privados que 
durante décadas ejercieron todo tipo de abusos y aprovecharon los vacíos legales 
para imponer la ley del más fuerte, es decir la ley de los propietarios de los 
consorcios de radio y televisión. 
 
Esos que ahora ejercieron el poder real y presionaron de manera abierta a 
diputados, senadores y candidatos presidenciales para que aprobaran de manera 
tramposa la “Ley Televisa”, una reforma que es, por principio de cuentas, 
anticonstitucional al fomentar los monopolios, prohibidos expresamente por la 
Constitución mexicana38, son los mismos que durante años se negaron a participar 
en el debate acerca del estado jurídico de los medios de comunicación, 
argumentando que no permitirían una ley mordaza. 
 
Durante más de 20 años, académicos, ciudadanos y organizaciones sociales 
hicieron llamados de atención sobre la urgencia de reformar la LFRyT; intentos 
que se vieron frenados por esos sectores que no sólo no estaban dispuestos a 
 
37 TREJO Delarbre, Raúl. La comunicación política, la democracia mediática y el derecho a la información. Documento 
preparado para un debate organizado por la Fundación Carlos Pereyra, del Partido Democracia Social, Octubre de 1999, 
p.3. 
38 El artículo 28 Constitucional señala: “En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las 
prácticas monopólicas, los estancos y las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que fijan las leyes. El 
mismo tratamiento se dará a las prohibiciones a título de protección a la industria”. 
 
 
 
 - 32 -
perder canonjías que durante décadas habían tenido, bajo el cobijo de un sistema 
antidemocrático, sino que querían más privilegios y, desgraciadamente, ahora los 
han obtenido. 
 
Durante años, el Gobierno Federal, así como algunos políticos y legisladores se 
rehusaron a abordar el tema y no quisieron modificar ni un ápice de la Ley en la 
materia. Cada vez que pudieron, argumentaron en contra, bajo la propuesta de la 
autorregulación; soslayaron el tema, diluyeron el debate y eludieron su 
responsabilidad social. 
 
Durante el sexenio del Presidente Fox, México ha vivido dos de los momentos 
más vergonzosos y trágicos de la política mexicana en materia de comunicación, 
con lo que ha quedado clara –por si hubiera habido duda- la complicidad del poder 
político con el duopolio –le llama Trejo Delarbre- televisivo. 
 
El primero ocurrió el 10 de octubre de 2002, cuando los empresarios 
radiotelevisivos demostraron su poder real a través de la presión que ejercieron 
sobre el Poder Ejecutivo, cuando éste decretó el Reglamento de radio y televisión, 
a espaldas de la sociedad y detuvo la reforma integral de la LFRyT, aquélla en la 
que durante 19 meses organizaciones civiles y sociales habían trabajado, a través 
de diversas consultas públicas, foros y propuestas legislativas, y concertado con 
representantes de la Secretaría de Gobernación, de Comunicaciones y 
Transportes, de las Comisiones de Radio, Televisión y Comunicaciones de la 
Cámara de Diputados, de Comunicaciones y Transportes del Sendo, y con los 
partidos Revolucionario Institucional, del Trabajo y Acción Nacional, además de la 
Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión, del Sistema de 
Televisoras y Radiodifusoras Estatales, entre otras instancias. 
 
El decreto, que desaparece la obligación del 12.5 por ciento de tiempo fiscal, 
constituyó una de las mayores renuncias que gobierno alguno ha hecho de los 
derechos del Estado mexicano en pro de los grandes consorcios televisivos. 
 
 
 - 33 -
 
En términos políticos, esta decisión representó un rendimiento del Poder Ejecutivo 
frente a los capitales de la industria, un Ejecutivo en manos del PAN, el mismo que 
en 1986 organizó protestas contra Televisa por su evidente parcialidad y 
tendencias desinformadoras. En términos democráticos, constituyó el peor signo 
de retroceso del foxismo, porque se hizo caso omiso de los derechos ciudadanos 
frente a los medios y se demostró el poder real de los empresarios, dueños de los 
medios de radio y televisión. En términos económicos, significó una pérdida muy 
alta para el Estado mexicano. 
 
Con humor, Jenaro Villamil lo explica así: “Una vez que, al parecer, se derrotó 
electoralmente al régimen priísta y El Tigre murió antes de que abandonara la 
Presidencia su partido, la máxima de Azcárraga cambió, pero para beneficio de los 
concesionarios: el Presidente de la República es, ahora, soldado de las 
televisoras”39. 
 
 El albazo que acompañó esta reforma constituyó una señal de contra-
democratización, en donde el presidente, Vicente Fox, entregó todo sin algo a 
cambio. Según versiones no oficiales, el decreto fue redactado en un hotel de la 
Ciudad de México por el director jurídico de Televisa, en coordinación con 
personal del entonces Secretario de Gobernación, Santiago Creel. Se cuenta que 
incluso, Bernardo Gómez, entonces presidente de la Cámara de la Industria de 
Radio y Televisión (CIRT) y todavía hoy vicepresidente de Televisa, lanzó un 
ultimátum telefónico al Subsecretario de Gobernación, José Luis Durán Reveles: 
las cosas se harían como ellos -Televisa- querían40. 
 
Fue tan evidentela presión que Javier Corral, entonces presidente de la Comisión 
de Radio y Televisión del Senado, se refirió a los concesionarios de radio y 
televisión de esta manera: “ahora ya no solamente nos imponen agenda, sino que 
 
39 VILLAMIL, Jenaro. Columna República en Pantalla. El Presidente, soldado de los concesionarios. Periódico La 
Jornada 13 de octubre de 2002, p. 4. 
40 VILLAMIL, Jenaro. Concesionarios: ni un peso menos. Revista Proceso. No. 1466. 5 de diciembre de 2004, p.26. 
 
 
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también legislan, resuelven y derogan impuestos (…) Se recicla el viejo modelo 
priísta de mutua rentabilidad y Los Pinos se subordina a Televisa”41. 
 
Así también, Manuel Bartlett, hasta ahora senador y Presidente de la Comisión de 
Puntos Constitucionales, sostuvo que: “Por las tradicionales pifias de este 
gobierno, Televisa y Televisión Azteca, en contubernio con Marta Sahagún, todo 
mundo lo sabe, acordaron el decretazo por el cual el presidente Vicente Fox 
prácticamente regaló los tiempos oficiales del 12.5 por ciento” 42 
 
En el acto de presentación del decreto ante la CIRT, Bernardo Gómez, quién 
dejaba ese día la presidencia de dicha Cámara, expresó ante los empresarios 
eufóricos: “Durante 33 años este impuesto amenazó nuestra libertad de expresión 
por su incertidumbre. Impuesto que año con año negociaban los políticos del 
pasado con reglas ya también del pasado”43. 
 
Ese mismo día, Javier Alatorre, conductor del noticiario Hechos de Televisión 
Azteca, trató de conmovernos: “este impuesto fue un invento del presidente 
Gustavo Díaz Ordaz que lo aplicó como una medida de represión para controlar a 
los medios y acallar las voces críticas a su gobierno, como un castigo a los medios 
de comunicación y a la libertad de todos los mexicanos”.44 
 
Incluso, el propio Secretario de Gobernación, Santiago Creel, se atrevió a decir 
que el impuesto del 12.5% era una medida de castigo para los “demócratas” 
concesionarios de la radio y la televisión, que en 1968 denunciaron la masacre 
contra estudiantes. 
 
Creyeron y siguen creyendo que la historia de México se puede ignorar o borrar; 
que los mexicanos podemos olvidar que en los días previos a la matanza de 1968, 
 
41 DELGADO, Álvaro. Rendición a escondidas. Revista Proceso No. 1354. 13 octubre de 2004, p.12. 
42 En: MERCADO, Mónica. La televisión a debate. Revista Proceso. No. 1457 11 de octubre de 2004, p.9. 
43 DÁVALOS, Renato. Expide Fox nuevo reglamento de radio y tv. Periódico La Jornada, 11 de octubre de 2002, p 9. 
44 ALATORRE, Javier. Noticiario Hechos.Televisión Azteca, Canal 13, 10 de octubre de 2002. Emisión Nocturna. 
 
 
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en las pantallas de Televisa se pedía la intervención del ejército contra los 
estudiantes; que podemos borrar de la memoria que esa empresa justificó la 
represión y que, si hubo algún sector que aplaudió a Díaz Ordaz en su informe de 
gobierno, unas semanas después del 2 de octubre - puestos de pie durante siete 
minutos-, fueron precisamente el de los industriales de la radio y la televisión. 
 
Como si realmente la televisión en nuestro país se hubiera destacado por abrir un 
espacio o apoyar a las voces disidentes y críticas del sistema totalitario que 
vivimos durante décadas; más aún, en el 68, cuando sólo algunos medios escritos 
dieron cuenta de lo que estaba pasando con los estudiantes, de los que Televisa 
hablaba como si fueran delincuentes. 
 
El segundo momento trágico y vergonzoso es el que acaba de suceder con la 
aprobación de la “Ley Televisa” y su posterior promulgación por parte del 
Ejecutivo. Comenzó el 1º de diciembre de 2005, cuando la Cámara de Diputados 
aprobó por unanimidad, sin siquiera leerla ante el Pleno, la minuta de reforma a 
las leyes federales de telecomunicación y de radio y televisión. 
 
En los días posteriores algunos dignos senadores –entre ellos Javier Corral, 
Manuel Barttlet y Raúl Ojeda- pudieron parar el albazo que estaba ya preparado, 
mientras alertaban y convocaban a un Foro a intelectuales, académicos, 
comunicadores, universitarios, miembros de la Comisión Federal de 
Telecomunicaciones, entre otros, a analizar y discutir la minuta presentada. 
 
Los principales argumentos presentados por los opositores contra la minuta de 
reforma fueron los siguientes: 
 
– La Comisión Federal de Telecomunicaciones tendrá a su cargo todo lo relativo 
al otorgamiento, renovación, revocación de concesiones y permisos, vigilancia 
en el funcionamiento y operación de las estaciones y sus servicios a través de 
un Consejo integrado por comisionados designados por el Ejecutivo Federal, 
 
 
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que estarán en el cargo 8 años, con la posibilidad de reelegirse por otro 
periodo similar, lo que garantiza su poder trasexenal. Asimismo, por no existir 
“candados” para su designación, no se garantiza de forma alguna su 
imparcialidad. 
 
– El Estado mexicano está cediendo el control publico del espacio radioeléctrico 
a un Consejo, con lo cual se atenta contra la soberanía nacional. 
 
– Las concesiones para la radiodifusión comercial serán otorgadas por medio de 
la subasta, por lo que se impondrá un criterio meramente mercantil que 
beneficiará a los que más poder económico tienen, fortaleciendo los 
monopolios de la comunicación. Se plantea que sea el dinero el que 
determine quiénes pueden hacer uso del espectro para operar un bien público 
y prestar un servicio de interés público. 
 
– La Reforma responde a intereses de las dos empresas más poderosas de la 
televisión comercial a las que de manera automática (sin pagar ni un peso por 
ello) se les permitirá utilizar, para ofrecer diversos servicios de 
telecomunicaciones, la porción del espectro radioeléctrico que les fue 
concedida a fin de que hagan televisión digital. 
 
– Las opciones que abre la tecnología digital para la propagación de diversos 
servicios (telefonía, radiodifusión, transmisión de datos, etc.) beneficiarían 
solamente a los concesionarios más poderosos y no a las radiodifusoras que 
operan bajo permisos. 
 
– La Reforma no toma en cuenta a los medios de comunicación públicos, 
condenándolos a su desaparición en un futuro cercano. 
 
Sin embargo, a pesar de que en dicho Foro, el 80 por ciento de las opiniones 
expresadas fueron en contra de la aprobación de la minuta tal y como estaba 
 
 
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redactada, de manera tramposa fue aprobada en las comisiones de 
Comunicaciones y Transportes y de Estudios Legislativos para llevarla al Pleno en 
donde, el 30 de marzo, 82 senadores, algunos presionados por sus partidos, otros 
engañados y otros más protegiendo sus intereses económicos particulares y 
traicionando el ejercicio republicano para el cual fueron elegidos, aprobaron la 
Reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones y a la Ley Federal de Radio y 
Televisión. De nada sirvieron los argumentos expuestos en tribuna durante horas 
por algunos senadores opositores. 
 
Doce días después, nuevamente sin escuchar siquiera los argumentos de los 
opositores y las protestas ciudadanas, de organizaciones sociales y académicas, e 
ignorando incluso los errores en la redacción de la Ley, el Presidente Fox la 
mandó publicar en el Diario Oficial de la Federación, quedando a la fecha vigente. 
 
El grupo de senadores opositores a la reforma esta por presentar (en los primeros 
días de mayo) la acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia 
de la Nación bajo el argumento de que la reforma aprobada es ilegal. 
 
Vale la pena señalar que estos hechos ocurren a escasos meses de la elección 
presidencial, una de las más competidas en la historia de México, y ninguno de los 
candidatos ha expresado clara y públicamente su opinión respecto a la citada 
reforma. No sólo eso, versiones periodísticas narraron una reunión que el 
presidente del PAN sostuvo con los senadoresde su fracción para conminarlos –
por decir lo menos- a votar por la aprobación de la “Ley Televisa” ya de esa 
manera “ayudaban” a su candidato presidencial, Felipe Calderón, cuya niveles en 
las encuestas previas eran muy bajos. 
 
Es evidente que uno de los principales problemas a vencer es que, tanto 
ciudadanos como partidos políticos, gobierno y legisladores hemos construido un 
imaginario colectivo a partir del convencimiento de que limitar a los medios es algo 
imposible. Pero valdría la pena preguntarse el porqué; ¿quién tiene el poder?, 
 
 
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¿quién sirve a quién?: ¿los medios al Estado, a la sociedad, o el Estado a los 
medios?. Si democracia, en su concepto más elemental, significa el poder de las 
mayorías, por y para las mayorías, en pro de un bien común, habría que seguirnos 
preguntando, ¿cuál sería el bien común en materia de comunicación?. El reto es 
innegable, el Estado tiene que hacer que los medios electrónicos incorporen 
principios institucionales y responsabilidades sociales; que sean más públicos, 
más educativos, más democráticos. 
 
Si bien es cierto que, como sostiene Raúl Trejo, no sólo con cambios legales los 
medios electrónicos van a transformar su conducta e intereses y se convertirán en 
promotores de la democracia “tampoco parece posible que, sin reformas legales, 
los medios abandonen las inercias que durante varias décadas los han convertido 
--salvo excepciones, claro-- en reductos de maniqueísmos, simplificaciones e 
intolerancias, en la apreciación que difunden acerca de los asuntos públicos más 
diversos”45. 
 
Es indispensable abrir una amplia discusión sobre el tipo de medios que 
queremos. Plantear una reforma integral, no la que los medios más poderosos de 
México proponen, sino la resultante de un ejercicio democrático que beneficie a la 
sociedad. Es el momento de definir el país que queremos; qué haremos con 
nuestros recursos, con el petróleo, con la electricidad, con nuestro espacio aéreo, 
con nuestra soberanía. 
 
En este sentido, este capítulo alude a la responsabilidad que tenemos como 
ciudadanos y estudiosos de la comunicación de fortalecer la democracia mexicana 
a través de la participación y la transparencia en la relación medios, Estado y 
sociedad. No podemos dejar que la posición de algunos legisladores que, más que 
representar a los ciudadanos, representa los intereses de las grandes empresas, 
nos haga abandonar un proyecto fundamental en la reforma del Estado nacional. 
 
45 TREJO Delarbre, Raúl. La comunicación… opus Cit., p. 6. 
 
 
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2. EL INSTITUTO OAXAQUEÑO DE RADIO Y TELEVISIÓN. 
 
2.1. UNA TELEVISORA DE ESTADO PÚBLICA 
 
El Instituto Oaxaqueño de Radio y Televisión (IORT) nació como un proyecto de 
Estado. A pesar de que en la época de su creación, 1989, era común escuchar que 
las televisoras regionales eran de los gobiernos, con todo lo que esto puede 
significar. Desde la planeación del proyecto se impulsó la idea de crear un sistema 
de comunicación de medios electrónicos que incluyera los preceptos básicos de lo 
que significa ser de Estado. 
 
No era gratis pensar que, el que un medio de comunicación fuera subsidiado por el 
gobierno, con recursos fiscales, lo hacía propiedad del gobernante en turno. Así 
había sido la historia de los medios en los cuales el Estado mexicano había 
incursionado. Desde los inicios de la radio y la televisión privada, México abrió las 
puertas a un modelo de televisión cultural cuando otorgó al Instituto Politécnico 
Nacional, en 1959, un permiso de transmisión y una frecuencia. 
 
Si bien se trató de una incursión limitada por los pocos recursos destinados para su 
desarrollo -producción y equipamiento técnico-, esta empresa constituyó el primer 
esbozo de lo que posteriormente, serían los medios públicos en México. Asimismo, 
los inicios de Canal 11 estuvieron estrechamente ligados a los mandatos 
gubernamentales y muchos de sus contenidos fueron orientados a difundir las 
acciones del gobierno; en general, la participación de grupos sociales fue limitada. 
 
A mediados de los años setenta, el Canal 11 comenzó una recuperación de sus 
funciones con el impulso de un pequeño grupo de intelectuales que reformó la 
 
 
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programación, la hizo atractiva y definió un sesgo político-informativo que dio a 
México una televisión de análisis y de reflexión en torno de los problemas 
nacionales. En el Canal 11, se formaron generaciones completas de profesionales 
en el área de la comunicación que, posteriormente, fueron a nutrir las plantillas 
laborales de la televisión privada. Como lo sostiene Lidia Camacho: “Canal Once es 
la televisora pública más antigua de América Latina. Ha sido a lo largo de estos 45 
años una institución formadora de periodistas, actores, conductores, ingenieros, 
técnicos, maquillistas, operadores, camarógrafos, directores, guionistas, 
escenógrafos, productores, realizadores, iluminadores y arreglistas”.46 
 
Asimismo, a principios de los años setenta, el gobierno de Luis Echeverría adquirió 
la frecuencia del Canal 13 de televisión que, junto con el Canal 7 incorporado poco 
después al sistema televisivo estatal, se convirtió durante las dos siguientes décadas 
en la cara oficial mexicana en la televisión, pretendiendo, en cierta medida lograr un 
equilibrio frente a la programación de la televisión comercial. 
 
Una década después, en abril de 1982, empezó sus transmisiones el Canal 22 del 
Distrito Federal en la banda UHF, bajo los auspicios de Televisión de la República 
Mexicana, como instrumento de apoyo a la red para extender su cobertura en la 
Ciudad de México y el área metropolitana. En 1983, fue creado el Instituto Mexicano 
de Televisión para integrar las estaciones de televisión pertenecientes al poder 
ejecutivo federal. 
 
Así, el panorama de la televisión en México en la década de los ochenta estaba 
compuesto de la siguiente manera: una cadena privada que era Televisa, una red 
de televisión de Estado, IMEVISIÓN, compuesta por los canales 13 y 7 en 
televisión abierta; un canal cultural, el 11, la Televisión de la República Mexicana 
(TRM) en los estados del país, y la recién estrenada frecuencia del Canal 22. Visto 
a grandes rasgos parecería que existía un equilibrio entre la televisión pública y la 
 
46 CAMACHO Lidia. Cumpleaños importantes de medios públicos Revista Mexicana de Comunicación. Febrero - Marzo 
2005. Edición virtual: http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/RMC/rmc91/cumpleanos.html 
 
 
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de Estado, sin embargo, no era así. Las televisoras permisionadas se encontraban 
en una aguda crisis económica y sin un proyecto definido; por IMEVISIÓN habían 
pasado funcionarios al antojo del presidente López Portillo, incluso hubo uno que 
duró solamente un día como director general, y los contenidos eran manejados en 
función de los intereses del gobierno y de los grupos en el poder. 
 
Cierto es que la televisión estatal en México se caracterizó se caracterizó durante 
años por su tarea pro gubernamentalista en lo informativo, por la pobreza de sus 
producciones, por el desorden administrativo en medio de una superabundancia de 
burócratas y empleados, y por el intento -siempre frustrado, pero decisivo para su 
definición- de imitar los criterios de programación y contenidos de la televisión 
privada. 
 
Sin embargo, es indispensable reconocer que de vez en cuando, y según el humor 
del gobierno en turno, en estos medios estatales se abrieron espacios a programas 
de información y cultura que sirvieron de ensayo para nuevas formas de hacer 
comunicación de tipo social que, sin duda, sentaron las bases de experiencias 
institucionales con respecto a una televisión de verdadero servicio público. Porque 
descontinuados e inestables, a veces apoyados o acosados, seguidos por un

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