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Ernst-Junger--historia-y-metapolitica

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1
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
POSGRADO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS 
POLÍTICAS Y SOCIALES 
 
 
 
ERNST JÜNGER: HISTORIA Y 
METAPOLÍTICA 
 
 
TESIS 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN 
CIENCIA POLÍTICA 
 
 
PRESENTA 
ISRAEL FLORES SANDOVAL 
 
 
 
 
 
 
 
 
CIUDAD UNIVERSITARIA, 2006 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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Por su apoyo y cariño 
A mis padres: Miguel y Maria Adoración 
A mis hermanos: Alejandro y Miguel 
A mis cuñadas: Juanita y Quira 
A mis sobrinos: Ale, Edi, Beto, Karlita y Caro 
 
 
 
 
 
 2
ÍNDICE 
 
INTRODUCCIÓN 
 
I. Justificación y objetivos 
II. Metodología 
III. Contenido del trabajo 
 
CAPÍTULO I. ASPECTOS BIOGRÁFICOS 
 
1.1. Pensamiento y vida 
1.2. Mundo infantil y familiar 
1.3. Aventura y Legión extranjera 
1.4. Soldado de la primera guerra mundial 
1.5. Ejército y entomología 
1.6. Ocaso de la República de Weimar 
1.7. La segunda guerra mundial 
1.8. La derrota alemana y el periodo de posguerra 
1.9. Un siglo de vida 
1.10. La muerte de Ernst Jünger 
 
CAPITULO II. LA MIRADA Y FIGURA 
 
2.1. Mirada e historia 
2.2. La complejidad de la mirada 
2.3. La mirada frente la catástrofe 
2.4. Mirada y testimonio 
2.5. La mirada de outsider 
2.6. Radiaciones 
2.7. La mirada estereoscópica 
2.8. Mirada y figuras 
2.9. Historia y figuras 
 
CAPITULO III. EL SOLDADO DESCONOCIDO 
 
3.1. La primavera de 1918 
3.2. La guerra un acontecimiento capital 
3.3. El fin de la paz decimonónica 
3.4. La movilización total 
3.5. El fuego mecánico 
3.6. Parálisis del movimiento 
3.7. Trinchera y movimiento 
3.8. El soldado desconocido 
 
 
 
 
 
 
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CAPITULO IV. EL TRABAJADOR 
 
4.1. El trabajador 
4.2. La figura del trabajador 
4.3. El poder destructivo. El orden burgués y estamental 
4.4. Poder constructivo: Espacio, sociedad e individuo 
4.5. El individuo como trabajador 
4.6. El tiempo 
 
CAPITULO V. EL EMBOSCADO 
 
5.1. El mundo del trabajador y el nihilismo 
5.2. El nihilismo 
5.3. Nihilismo y soberanía 
5.4. Analfabetismo político 
5.5. Metapolítica y mito 
5.6. La leyenda islandesa y el bosque 
5.7. El emboscado 
 
CAPITULO VI. EL ANARCA 
 
6.1. La novela de Eumeswil 
6.2. La geografía del nihilismo 
6.3. La figura del autócrata 
6.4. Tribunos, anarquistas y nihilistas 
6.5. El metahistoriador 
6.6. El anarca 
 
EPÍLOGO. UN SIGLO, UNA MIRADA 
 
ANEXOS 
 
I. Cronología de Ernst Jünger 
II. Fuentes documentales 
 
 
 
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 4
INTRODUCCIÓN 
 
I. Justificación y objetivos 
 
El siglo XX terminó. Es evidente, sin embargo que el final de la centuria no quedó 
desapercibido. En su reciente libro –Historia del siglo XX1- Erick Hobsbwan 
sentenció: “El viejo siglo no ha acabado bien.”2 
 
El propio historiador inglés recopiló algunas opiniones de pensadores, filósofos, 
historiadores, hombres de letras y de ciencia, sobre la centuria y su crepúsculo. Las 
opiniones recuperadas por Hobsbawn son sugerentes. El siglo XX para algunos ha 
sido uno de los más terribles de la historia: “Es simplemente un siglo 
de matanzas y de guerras”3. Para otros fue de extraordinarios progresos y 
adelantos: “El rasgo esencial es el progreso de la ciencia, que ha sido realmente 
extraordinario…”4. Algunos tuvieron opiniones más equilibradas: “Si tuviera que 
resumir el siglo XX, diría que despertó las mayores esperanzas que haya concebido 
nunca la humanidad y destruyó todas las ilusiones e ideales.”5 
 
Es indudable que el fin de la centuria motiva a reparar en aquellas voces que han 
buscado reflexionar de forma amplia y profunda el transcurrir del siglo XX; entre 
ellas se encuentra una muy singular, la del escritor alemán Ernst Jünger. En efecto, 
en el devenir del siglo XX pocos tuvieron el privilegio del longevo escritor. El 
pensador alemán no sólo atestiguó, vivió y sobrevivió de forma intensa algunos de 
los acontecimientos más relevantes de la centuria, de la historia europea y de la 
historia mundial, también los reflexionó profundamente. En la marcha del siglo XX, 
Jünger con su mirada acompañó y pensó la centuria, registró el nacimiento doloroso 
del siglo, su evolución y su porvenir. El propósito general del presente trabajo 
 
1 Hobsbawm, Eric. Historia del siglo XX, Barcelona, Ed. Crítica, 2003. 
2 Ibidem., p. 26. 
3 René Dumont (Agrónomo, ecologista, Francia) en Hobsbawn, Eric. Historia del siglo XX, op.cit., p. 11 
4 Severo Ochoa (Premio nobel, científico, España) en Hobsbawn, Eric. Historia del siglo XX, op.cit., p. 11 
5 Yehudi Menuhin (Músico, Gran Bretaña) en Hobsbawn, Eric. Historia del siglo XX, op.cit., p. 12 
 5
consiste por tanto en analizar y reflexionar la concepción histórica y metapolítica de 
Ernst Jünger. En dicha concepción encontramos un juicio muy agudo y original 
sobre el devenir del siglo XX y sobre la evolución del mundo moderno. Desde la 
perspectiva jüngeriana, en el siglo XX emerge y se consolida un mundo con 
características singulares, con posibilidades extraordinarias pero también con 
dilemas serios para la soberanía y la libertad de la persona singular. 
 
Los objetivos particulares de este trabajo consisten por tanto en: 
 
a) Analizar las primeras manifestaciones históricas del orden al que denomina 
Jünger como el mundo del trabajador. 
 
b) Caracterizar la evolución y consolidación de dicho orden así como su impronta en 
la sociedad, en el individuo e incluso en el espacio, y en la concepción del tiempo. 
 
c) Analizar las opciones que Ernst Jünger considera son posibles para que la 
persona singular preserve su soberanía en un mundo con un desorbitante potencial 
técnico y de control, como lo es el del trabajador. 
 
d) Desde luego que el análisis de las ideas anteriores será precedido por un 
acercamiento a la perspectiva jüngeriana, tan singular. Las ideas sobre el devenir 
histórico y la metapolítica, no es posible comprenderlas sin reparar en la óptica con 
la que el pensador alemán escudriña y valora los acontecimientos. Analizar por 
tanto la mirada jüngeriana es parte esencial de este trabajo. 
 
d) Finalmente, el trabajo resultaría incompleto si no se trazará en él un bosquejo 
biográfico que reflejará en lo posible la complejidad y la intensidad de la vida de 
Ernst Jünger, así como la estrecha relación de su experiencia con sus reflexiones. 
 
 6
e) Para alcanzar los objetivos antes planteados en este trabajo centramos nuestro 
análisis en las “figuras” propuestas por Jünger en su vasta obra, a saber: el soldado 
desconocido, el trabajador, el emboscado y el anarca. 
 
El diagnóstico de Jünger sobre el siglo XX y el mundo moderno resulta original. No 
es de dudar que su perspectiva sea una de las visiones capitales del pensamiento 
social, histórico y filosófico contemporáneo con la que podemosaproximarnos al 
sentido de la historia reciente. Pero hay que señalar que la óptica del pensador 
alemán no es la de un historiógrafo ni la de un sociólogo propiamente. Si bien sus 
análisis y juicios sobre la época alcanzan la profundidad y la magnitud de obras 
clásicas sobre la modernidad como las de Tocqueville, Durkheim, Weber o Marx, su 
visión crítica de la historia del siglo XX recupera a autores como Spengler, 
Nietzsche, Dostoiesvki, Heidegger y se nutre de diversos campos de la cultura así 
como de una compleja y abundante experiencia vital. La literatura, la poesía, la 
historia, la filosofía, los mitos, los viajes, las visiones e intuiciones, los sueños y las 
parábolas forman parte del universo reflexivo de Ernst Jünger. 
 
Es evidente que el objetivo propuesto en este trabajo no es sencillo de alcanzar, 
puesto que la temática que se analiza se encuentra prácticamente en toda la obra 
de Jünger, lo que implica además de una lectura paciente y meditada, un quehacer 
vasto. A lo anterior, hay que agregar que la escritura, el pensamiento y la figura de 
Jünger, son complejos e incluso polémicos. 
 
Para más de uno la biografía y la obra del escritor son motivo de recelo. Le han 
reprochado con frecuencia su exaltación de la guerra así como su temprana 
simpatía por Hitler y el nacionalsocialismo. Los juicios aunque parcialmente ciertos 
no hacen tampoco justicia a la obra y a la figura de Ernst Jünger. Su obra y figura 
son más complejas en realidad. 
 
 7
La inicial afinidad de Jünger por el régimen nazi y por la guerra, son facetas de una 
vida poliédrica. En realidad resulta complicado establecer un retrato cabal de Ernst 
Jünger. Son más numerosas las imágenes, acontecimientos, vivencias y reflexiones 
en las que tendríamos que reparar para contar con una visión menos fragmentada 
de la vida de este escritor alemán nacido en 1895. 
 
Jünger es muchos: Jünger frente al cometa Halley, a la edad de 10 años y a los 80. 
Jünger enlistándose en la Legión de honor y aventurándose en el continente 
africano. Jünger marchando entusiasta entre miles de combatientes a la primera a 
guerra mundial. Jünger soldado anónimo entre las trincheras del frente occidental. 
Jünger oficial alemán deambulando en un Paris incendiado, viajando al Caucaso en 
busca de un Sila. Jünger “ni los suficiente crítico del poder, ni lo “suficiente 
comprometido” con el régimen nazi. Jünger entomólogo, recolector de escarabajos. 
Jünger compañero de “experiencias” de Albert Hoffman -el creador de LDS- y 
cercano a personalidades tan diametrales y dispares como Martin Heidegger, Carl 
Schmitt, Mircea Eliade, Bertolt Bretch, Pablo Picasso, Francois Miterrand. Jünger 
habitante de un viejo castillo suabo. Jünger lector ávido y longevo. Jünger, hombre 
de un siglo, sentado sobre el dique del tiempo meditando al final de sus días sobre 
el enigma que la Esfinge planteó a Edipo. Todas estas imágenes, pocas en realidad 
comparadas con la biografía de este personaje, apenas nos permiten atisbar la 
plenitud de una vida intensa y fascinante. Paradójicamente los muchos Jünger que 
atraviesan la centuria son uno mismo y son distintos a la vez. 
 
Tan compleja como su vida lo son sus escritos, estamos ante “la obra de toda una 
vida”. En 1978, la editorial alemana Kett-Cotta recopiló sus manuscritos en 
dieciocho volúmenes. No obstante hay que decir que de la fecha recién citada hasta 
la muerte del pensador, en febrero de 1998, Jünger continuó siendo un escritor 
incansable. Del total de sus escritos, dos docenas de libros han sido traducidos al 
español. Andrés Sánchez Pascual traductor de Nietzsche, se ha echado a cuestas 
la ingente labor de traducir críticamente y de forma pulcra al escritor alemán. 
 8
Pero Jünger no es sencillo sólo por la vastedad de su obra, el estilo jüngeriano es 
críptico, su escritura es sumamente expresiva, llena de imágenes y pero también 
con metáforas e imágenes literarias difíciles de interpretar. Hay que agregar, que 
cada escrito jüngeriano en sí mismo encierra ya una gran dificultad para ser 
analizado e interpretado. 
 
II. Metodología 
 
Fuentes documentales 
 
Para llevar a cabo los objetivos propuestos en el presente trabajo nos ceñimos a 
leer y analizar los diversos trabajos del escritor alemán que han sido traducidos al 
español. 
 
En el caso del análisis y descripción de las primeras imágenes del mundo del 
trabajador –y que corresponden a la figura del Soldado desconocido- , tomamos 
como base los escritos: Tempestades de acero (1920); El bosquecillo 125 (1925); El 
estallido de la guerra (1934); y La movilización total (1930). 
 
Sobre el mundo del trabajador y sus rasgos, nos centramos en el escrito capital: El 
trabajador. Dominio y figura (1930) así como en Sobre el dolor (1932), en Sobre la 
línea (1955) y El libro del reloj de arena (1950). En estos textos se ubica la mejor 
descripción de la figura del trabajador. 
 
Para el análisis de las ideas sobre las opciones vitales que tiene la persona singular 
frente al mundo del trabajador y el nihilismo, centramos nuestro análisis en La 
emboscadura (1951) y Eusmewil (1977). En estos libros respectivamente Jünger 
aborda las figuras del emboscado y del anarca. 
 
 9
El resto de los textos jüngerianos, no menos importantes, resultaron de mucha 
utilidad para la realización de este trabajo, especialmente para aproximarnos a la 
intensa biografía del escritor alemán así como para escudriñar en su óptica. 
Destacan entre los anteriores: Radiaciones. Diarios de la primera guerra mundial 
integrado por Jardines y carreteras (1942), Primer Diario de Paris (1949) y 
Anotaciones sobre el Cáucaso (1949); destacan también: Pasados los setenta I 
(1982); Abejas de Cristal (1957); y Sobre los acantilados de mármol (1939). 
 
Hay que llamar la atención sobre dos entrevistas hechas a Ernst Jünger, publicadas 
y traducidos al castellano: Los titanes venideros (1997); y Conversaciones con Ernst 
Jünger (1986). Ambos textos “arrojan” mucha luz sobre la personalidad y las ideas 
del escritor. A los escritos anteriores, sumamos la bibliografía y la hemerografía 
existente en español sobre el autor y sus temas. 
 
De los libros escritos en español sobre la obra de Jünger destacan, el de José Luis 
Molinuevo, Estética de lo originario (1994), y Junto a Jünger (1995). Éste último 
fruto de un ciclo de conferencias realizado en Madrid y en el que destacan los 
trabajos de Andrés Sánchez Pascual, “Una perplejidad: El trabajador”, Félix Duque, 
“Cruce de líneas, punto de cruz” y Vicenio Vitiello, “Ernst Jünger: el reloj y el 
tiempo”. Existen además decenas de artículos, notas periodísticas, y ensayos sobre 
su obra cuya referencia puede consultarse en la bibliografía de este trabajo. 
 
Dentro del medio académico e intelectual mexicano, en 1995 se editó un libro 
pequeño titulado Ernst Jünger: tres siglos. En él, entusiastas lectores del longevo 
escritor abordaron distintos tópicos sobre su vida y obra. En el libro escriben: Juan 
García Ponce, Fernando Savater, José Luis Rivas, Adolfo Castañon, Sergio 
González Rodríguez, Javier González Rodríguez, Javier García-Galindo, José 
Manuel de Rivas, y Pablo Soler Frost. También destacan los ensayos y artículos 
 10
sobre los temas jüngerianos escritos por Lourdes Quintanilla6, Ramón Xirau7, 
Enrique González Pedrero8, Jesús Silva Márquez9, y Ernesto Hernández Busto10. 
 
Después de la muerte del escritor alemán, en febrero de 1998, Jünger ocupó 
fugazmente la atención en algunos medios académicos mexicanos. Una revista 
nacional11 sobre temas de filosofía política dedicó en un número algunos artículos 
sobre el escritor, así como publicó un ensayo inédito al español de dicho autor. 
 
Recientemente salió a la luz el libro Ernst Jünger: La mirada de un siglo (2005) 
escrito por Lourdes Quintanilla. La escritora citada realiza un acercamiento muy 
sugerentea los libros más destacados de Ernst Jünger. El texto de Quintanilla es 
una fuente valiosa para aproximarnos a las complejas ideas del pensador alemán. 
 
Junto a la bibliografía y hemerografía en castellano sobre Jünger, existen infinidad 
de artículos y libros escritos en inglés, francés y alemán en los que los temas 
jüngerianos son materia de análisis. 
 
Metodología de investigación. 
 
Se ha seguido un método de investigación inductivo para llevar a cabo el análisis 
propuesto en el presente trabajo. No obstante, es un método deductivo el que se 
sigue para la exposición de las ideas aquí contenidas. 
 
Así, en lo que corresponde a la investigación y el análisis se han seguido los 
siguientes pasos a saber: 
 
 
6 Vid. En Revista Metapolítica, vol. 1, núm. 2, abril-junio de 1997. 
7 Xirau, Ramón, “¿Más allá de la línea? Del nihilismo: Jünger, Heidegger” en La jornada semanal, no. 32, enero 
de 1990. 
8 Vid. Periódico El Universal, 19 de abril de 1998. 
9 Vid. Periódico Reforma, 23 de febrero de 1998. 
10 Hernández Busto, Ernesto. “Ernst Jünger: Políticas secretas” en Perfil derecho. Siete escritores de 
entreguerras, México, Aldus, 1996. 
11 Vid. Revista Metapolítica, México, Número 11, vol. 3, julio-septiembre de 1999. 
 11
Dada su complejidad, se ha llevado a cabo una lectura y relectura, en lo posible 
pausada y meditada de los diversos escritos del pensador alemán que han sido 
traducidos al castellano. Se han seleccionado aquellos, en los que se considera que 
el autor profundiza los planteamientos referidos al tema general y a los temas 
particulares que nos ocupan en este trabajo. 
 
En los textos antes señalados, se ha tratado de identificar y rastrear las ideas y 
nociones relacionadas con el tema central del trabajo. Se ha buscado ordenar y 
organizar el sentido y los contenidos de dichas ideas y nociones, así como la 
relación que entre ellas guardan. 
 
El objeto final de este análisis es construir en lo posible un cuerpo estructurado y 
relacionado, en el que se expongan las ideas principales de la concepción histórica 
y metapolítica de Ernst Jünger sobre el devenir del siglo XX. Hay que señalar 
finalmente que la lectura y relectura de los escritos de Jünger guardan siempre 
sorpresas afortunadas. Jünger es sin duda un autor que nunca termina de leerse. 
 
Método expositivo 
 
Lo que se pretende en este trabajo es presentar un estudio monográfico sobre 
algunas ideas del escritor Ernst Jünger. Se trata en otras palabras de un trabajo que 
permita un acercamiento ordenado y sistematizado a su obra. Se pretende que la 
exposición contenga las exigencias metodológicas de todo trabajo académico, las 
referidas a la forma y al fondo. Aunque ciertamente se pretende dar un estilo 
ensayístico a la redacción. 
 
La exposición se ordena de las ideas generales a las particulares. Se ha buscado y 
se espera que la redacción de la ideas sea sencilla y en lo posible clara. Como se 
anuncia se trata de realizar un estudio monográfico que trata de no ser pretencioso, 
no persigue erudición, en lo posible si la sencillez y la claridad. Una de las ideas 
 12
centrales en la redacción del presente trabajo es construir una interpretación que 
permita al futuro lector de Ernst Jünger acercarse a su obra, y que perciba la 
importancia, la profundidad así como la originalidad del pensador alemán. 
 
III. Contenido del trabajo 
 
El presente trabajo se integra por los capítulos siguientes, a saber: I.- Aspectos 
biográficos; II.- La mirada jüngeriana; III.- El soldado desconocido; IV.- El trabajador; 
V.- El emboscado; VI.- El anarca; epilogo; cronología; y fuentes documentales. 
 
El objetivo general de cada capítulo es el siguiente; en el primero, es mostrar la 
relación estrecha entre la vida y la obra de Ernst Jünger. El objetivo del segundo 
capítulo es poner de relieve la singular perspectiva de análisis de Jünger. El objetivo 
del tercer capítulo es caracterizar las primeras imágenes del mundo del trabajador, 
que Jünger engloba con la figura del soldado desconocido. El objetivo del cuarto 
capítulo es identificar los rasgos del mundo del trabajador con la figura que lleva el 
mismo nombre. El objetivo del quinto capítulo es abordar la estrategia vital que 
propone Jünger para “moverse” en el mundo del trabajador y del nihilismo, y a la 
que nombra como la figura del emboscado. Finalmente el objetivo del sexto capítulo 
es reflexionar sobre la figura del anarca, la propuesta metapolítica del escritor 
alemán. 
 
 13
CAPÍTULO I 
ASPECTOS BIOGRÁFICOS 
 
1.1. Pensamiento y vida 
 
Quien ha meditado sobre la relación que existe entre la vida y el pensamiento fue 
José Ortega y Gasset. Para el maestro español las circunstancias y las 
experiencias nutren al pensamiento, son su alimento y sustancia. Ortega y Gasset 
solía decir: “Los temas tienen sus biografías, viven en nosotros como nosotros en el 
mundo”. 
 
Habría que añadir que el pensador ibérico no sólo concibió a la vida como la fuente 
primordial del pensamiento, sino también a éste último como un instrumento vital. 
Mediante el pensamiento el hombre aclara la “infinita y archiproblemática realidad 
que es la vida”. Para el hombre sin pensamiento no hay vida, sin ésta última 
tampoco pensamiento. A la relación dialéctica entre la vida y el pensamiento Ortega 
y Gasset le llamó razón vital, en ella se pone de relieve la correspondencia íntima 
entre pensar y vivir, entre concebir y existir. 
 
Lo dicho por el pensador ibérico nos abre rutas para explorar las fuentes de 
inspiración de los autores. Este apartado sugiere la idea de que las vivencias de 
Ernst Jünger son esenciales para aproximarnos a su pensamiento. Por tanto, el 
objetivo del capítulo presente consiste en hacer un retrato del pensador alemán, 
que aunque parcial, refleje en lo posible la complejidad, la intensidad de su vida, y 
la estrecha relación que ésta última guarda con los temas de su obra. 
 
Hay que recalcar que llevar a cabo una tarea como la propuesta aquí implica un 
quehacer vasto. Dar cuenta de las experiencias más significativas de quién vivió 
poco más de los cien años, requiere de una minuciosa investigación documental e 
histórica que está fuera de lo planteado en este trabajo. Más que una 
reconstrucción pormenorizada de la vida de Jünger, se insiste: En este apartado 
 14
construimos una imagen que aunque incompleta de sus experiencias, busca en lo 
posible, translucir la riqueza biográfica de Jünger y la impronta que su biografía 
tiene en los temas abordados en su obra. 
 
La forma en que es desarrollado este capítulo es finalmente al modo jüngeriano. Se 
intenta “mirar” y examinar fragmentos de una totalidad que es de por sí 
inconmensurable. Sobre lo recién escrito vale la pena recordar lo que el pensador 
alemán ha dicho acerca de la “Mirada”: a ésta no corresponde una perspectiva 
global sino una fragmentada y siempre furtiva. “La mirada se fija casi siempre en 
cosas secundarias, como un tintero volcado.”1 
 
De esta forma, la mirada propuesta para abordar la biografía del pensador alemán 
es la de quien se asoma a través de la cerradura y sabe que su campo de visión es 
reducido. A pesar de lo anterior intentamos reconstruir la “historia” biográfica del 
pensador alemán con fragmentos que nos acercan a una totalidad inabarcable, la 
forma en que lo hacemos se aproxima a eso que un escritor denominó como 
“historia intermitente” en la que se hacen presentes: “La expansión de huellas 
fosforescentes. Una vasta oscuridad protectora. Destellos eléctricos. 
Descubrimiento del escenario concreto, incluso del polvo posado sobre los muebles. 
Absoluta inseguridad de la secuencia. Vaniloquio de las formas. Reposos de 
invernadero nocturno”.2 
 
A pesar de que no existen en español estudios biográficos sobre el escritor alemán, 
recuperamos algunos de losepisodios más conocidos de su vida. Mucha de la 
información biográfica se encuentra contenida en escritos que versan sobre el autor 
y su obra. No obstante son los propios textos jüngerianos los que aportan 
innumerables claves; en ellos encontramos recurrentes alusiones biográficas. No es 
casual que una parte importante de sus escritos tengan la forma del diario y posean 
 
1 Jünger, Ernst, La tijera, Barcelona, Tusquets, 1997, p. 38. 
2 Calasso, Roberto, La ruina de Kasch, Barcelona, Anagrama, 1989, p. 185. 
 15
un carácter testimonial, como el mismo Jünger lo señaló: “La obra es un compendio 
de un diario que reproduce muy de cerca los acontecimientos”. 
 
Entre los escritos jüngerianos que nos permiten tener en este capítulo un mayor 
acercamiento a la vida del escritor alemán están los siguientes: Tempestades de 
acero (1929); El bosquecillo 125 (1925); El estallido de la guerra de 1914 (1934); 
Diarios de Guerra y Ocupación (1939-1949); Radiaciones. Diarios de la Segunda 
Guerra Mundial (2 tomos); Pasados los setenta I (1965-1970); así como los dos 
libros de entrevistas que se le hicieron cuando estaba próximo a los cien años y 
que fueron publicados en español: Conversaciones con Ernst Jünger (1990) y Los 
Titanes venideros (1998). 
 
Con Ernst Jünger estamos frente a un pensador para quién la vida es la materia 
prima de su escritura. Como sí caminará sobre un campo minado, la vida de Jünger 
va atravesando prácticamente todo el siglo XX. Las vivencias de Jünger son 
fascinantes. Una vida tan larga, intensa e indómita como la llevada por él, es motivo 
de asombro; como dice Claudio Magris, una vida así “tiene algo de regio e invita a 
reverenciarla como a una vieja encina”. 3 Ernst Jünger experimenta en carne propia 
algunos de los sucesos más importantes de la historia europea y mundial del siglo 
XX. Participa en los acontecimientos a la vez que toma distancia de ellos para 
reflexionarlos. Las intensas vivencias se combinarán en Jünger con el desarrollo de 
una mirada llena de agudeza, sensibilidad y serenidad que le permitió decir: “Todo 
es digno de admirarse”. 
 
1.2. Mundo infantil y familiar 
 
Las entrevistas que Jünger concedió al final del siglo XX -y que fueron publicadas al 
español- reflejan a una persona con una memoria prodigiosa. A pesar de su longeva 
edad, el escritor alemán recordaba con mucha claridad escenas y episodios de la 
 
3 Magris, Claudio. “La edad, nada más que la edad. En ocasión de los cien años de Jünger” en Utopía y 
desencanto. Historias, esperanzas e ilusiones de la modernidad, Barcelona, Ed. Anagrama, 2001, p. 230. 
 16
vida infantil y familiar. Junto con los datos históricos, los testimonios de Jünger nos 
permiten conocer algunos de los rasgos de su temprana edad y personalidad, así 
como de su vida familiar. 
 
Ernst Jünger nació el 29 de marzo de 1895, fue el hijo mayor de Ernst Georg (1868-
1943) y de Karoline Lampl (1873-1950). Tuvo cinco hermanos y una hermana: 
Johanna Hermine, Friedrich Georg, Hans Otto, Wolfgang, Hermann y Felix. Sus 
primeros años de vida los pasó en Heilderberg4. A los doce años (1907) se mudó 
con su familia a la ciudad de Rehburg cercana a Hannover.5 
 
En su infancia, Jünger poseyó ya algunos rasgos que definieron su personalidad el 
resto de su vida. Por ejemplo, en contraste a los estrictos colegios en donde 
estudió, su infantil personalidad se caracterizó por la distracción y el desapego a su 
entorno. El niño Jünger fue siempre un soñador al “que sus informes escolares 
acusaron de falta de atención”. En alguna ocasión, sobre lo anterior, mencionó: “Yo 
había inventado una especie de indiferencia distante que me permitía no estar 
ligado a la realidad sino por un hilo invisible como el de la araña”. 6 Desde la 
infancia Jünger se jactó de vivir en un mundo novelesco, estimulado por los deseos 
de huir de la casa familiar y correr en busca de aventuras. 
 
Animado por su padre, desde su niñez desarrolló una pasión por la naturaleza que 
se reflejó en un gustó temprano por la observación y recolección de escarabajos e 
insectos. En 1911 siendo un adolescente, Jünger se unió junto con su hermano, 
Friedrich George (1898-1977) al grupo de los Wandervögel -que significa “pájaros 
errantes”-. El grupo de los Wandervögel estaba integrado en su mayoría por jóvenes 
de las clases medias alemanas quienes vestían ropas deportivas amplias y solían 
 
4 Ciudad del suroeste de Alemania, situada en el estado de Baden-Württemberg, a orillas del río Neckar, 
próxima a la ciudad de Mannheim. 
5 Ciudad del noroeste de Alemania, capital de la Baja Sajonia, a orillas del río Leine. 
6 Hervier, Julián, Conversaciones con Ernst Jünger. México, Fondo de Cultura Económica, 1990, p. 117. 
 17
acampar en las campiñas, tratando de adoptar un estilo de vida que suponían en 
armonía con la naturaleza.7 
 
Su afición por los libros y la lectura comenzó también en su niñez. Leyó con 
fascinación Las mil y una noches, así como las obras de Daniel Defoe8 y de James 
F. Copper9. En uno de sus escritos encontramos la siguiente cita: “Cuando los 
padres notan que en su hijo pequeño hay un lector digno de ese nombre esconden 
sus libros, apagan las luces. No puede pasarles desapercibido que la participación 
del niño en la vida diaria va disminuyendo, que su laboriosidad, su atención e 
incluso su conducta marchan de mal en peor.”10 La impronta que la literatura dejó en 
su vida fue tal magnitud que le llevó a sentenciar en alguna ocasión: “A veces tengo 
la sensación de haber vivido más intensamente entre los libros que entre los 
sucesos de este siglo. Tengo la sensación de haber ido no ya de Berlín ha Paris, 
sino de un capítulo a otro”. 11 
 
Instalados en la ciudad de Rehburg en 1912, su padre, un químico farmacéutico, 
abrió una farmacia que brindó estabilidad en las finanzas de los Jünger. El negocio 
familiar participó también de la bonanza que experimentó la industria química 
alemana después de la segunda mitad del siglo XIX.12 Pese a la gran admiración 
 
7 “Los fenómenos juveniles eran un fenómeno europeo, especialmente en Alemania, donde 35, 000 miembros 
de los clubs Wandervögel organizaban marchas, tocaban la guitarra, protestaban acerca de la contaminación y 
el crecimiento de las ciudades y maldecían a los viejos”. Vid. Jonson, Paul. Tiempos modernos. La historia del 
siglo XX desde 1917 hasta nuestros días. Argentina, ed. Vergara, 2000, p. 33. 
8 Novelista y periodista inglés cuya obra refleja su variada experiencia en muchos países y en muchos aspectos 
de la vida. Su libro más famosos es Vida y extraordinarias y portentosas aventuras de Robinsón Crusoe de York 
9 Novelista norteamericano, autor de libros de viajes y crítico social estadounidense, considerado como el primer 
gran autor de la narrativa de su país. Es famoso por sus historias repletas de acción y por su vívida e idealizada 
descripción de la vida en los bosques y montañas de Estados Unidos. Entre sus escritos destaca El último 
mohicano. 
10 Jünger, Ernst. La Tijera, Barcelona, Tusquets, 1993, p. 134. 
11 Jünger, Ernst. Los Titanes venideros. Ideario último, Barcelona, Península, 1998, p. 74. 
12 La industria química será una de las que más se beneficiarán en el desarrollo industrial experimentado por 
Alemania, Inglaterra y Francia después de la segunda mitad del siglo XIX. “Los colorantes artificiales 
sustituyeron a las tinturas naturales: en 1856, Perkin produjo una tintura a base de anilina, la malveína. En 1864 
el sueco Nobel consiguió hacer utilizable en la práctica la nitroglicerina. En 1865 el belga Solvay puso a punto 
un procedimiento simple de fabricación de la sosa, de amoníaco, lo que reducía sensiblemente el costo de esta 
materia prima esencial de la industriaquímica. Los químicos, por último, empezaron a elaborar materias primas 
plásticas sintéticas: en 1867 se descubrió el celuloide, en 1872 la baquelita y en 1884 Swan y Chardonnet 
inventaron la primera materia textil artificial. Mientras tanto, en 1875 había fabricado la dinamita. Desde ese 
momento las aplicaciones de la química interesaban a la mayoría de los campos de la actividad industrial: 
 18
que Jünger tuvo por su padre, a quien distinguió por su carácter independiente y su 
energía emprendedora, el escritor alemán no dejo de llamar la atención sobre el 
excesivo racionalismo y materialismo paterno. Para Jünger, su padre fue un 
personaje emblemático de la Alemania Guillermina y representante de espíritu 
burgués de la época. La personalidad del padre de Jünger fue acorde al ambiente 
propiciado por el desarrollo del capitalismo industrial que vivió Alemania después de 
la segunda mitad del siglo XIX, y por supuesto, con la expansión dentro de algunos 
grupos sociales, de la ideología “burguesa”.13 
 
Un ejemplo del racionalismo paterno fue ilustrado por el pensador alemán al 
rememorar una escena familiar. Reunidos con sus hermanos para observar la 
aparición del cometa Halley a principios del siglo XX, su padre contabilizó las 
edades que tendrían sus hijos cuando el fenómeno celeste apareciera de vuelta en 
el crepúsculo de la centuria, y estimó quizá, que los menores lo volverían a ver. 76 
años tuvieron que pasar para que en 1986, el hermano mayor de los Jünger, es 
decir Ernst, y único sobreviviente de los siete que integraban la familia, contemplara 
la vuelta del cuerpo celeste. El elegido para la segunda visita del cometa, era de 
esperarse nunca se encontró en el pronóstico paterno. Los hermanos menores 
murieron a temprana edad. 
 
Fue el propio Jünger quien sostuvo ser “hijo de una generación materialista” pero 
también “nieto de una generación romántica”14. A diferencia del talante paterno 
Jünger estimó que el mundo era mucho más complejo para captarlo bajo una 
perspectiva racionalista. De forma permanente Jünger sostuvo que un sinfín de 
experiencias eran relegadas por el pensamiento racionalista. Los fenómenos 
inexplicables eran apartados “al reino del error, de los sueños o de una voluntad 
 
industria farmacéutica, fabricación de perfumes, conservación de productos alimenticios, industria textil”. Vid. 
Palmade, Guy. La Época de la Burguesía, México, Ed. Siglo XXI, 2000, p. 11. 
13 Entre 1950 y 1895, de forma distinta y con sus particularidades países como Inglaterra, Francia y Alemania 
vivirán el apogeo del capitalismo industrial, y sus sociedades verán el ascenso social, político e ideológico de la 
burguesía. Algunos autores inclusive han denominado a este periodo como la época de la burguesía. Vid. 
Palmade, Guy. “El apogeo del capitalismo liberal (1850-1895)” en op. cit., pp. 54-132. 
14 Sánchez Pascual, Andrés, “Una perplejidad: El trabajador” en Junto a Jünger, Madrid, Ed. Cruce, 1996, p. 
98. 
 19
forzosamente malvada”15. Para Jünger no obstante, el mundo de lo numinoso era 
una realidad constante. Hay que decir que desde sus primeros escritos hasta los de 
madurez Jünger indagó y siguió renovando su interés por fenómenos tales como los 
sueños, las premoniciones, las revelaciones, los símbolos y las alegorías.16 
 
Para el escritor alemán, fueron sus ancestros maternos los que le transmitieron 
una percepción poco común con la que experimentaba fenómenos inexplicables 
pero en realidad frecuentes en las personas como “la respiración o el latido del 
corazón”. Ernst Jünger insistió siempre que la sangre materna le permitió 
desarrollar una óptica sensible al mundo espiritual. Sostenía, por ejemplo, que entre 
sus tías abuelas maternas era común ver el futuro. El propio Jünger consideró que 
mediante visiones o a través de los sueños se “abrían” ventanas al porvenir. Las 
imágenes eran fugaces y desconcertantes, escribió: “Es posible ver un incendio 
anticipado e incluso, los menores detalles de un fuego que no estallaría sino hasta 
años más tarde.”17 
 
Desde una perspectiva racionalista, lo reivindicado por Jünger puede realmente 
causar incredulidad, no obstante para él, la experiencia de lo numinoso asemejaba 
siempre “a un pequeño desarreglo provocado acaso por un tornillito que se hubiera 
aflojado en la complicada maquinaria de la percepción moderna.”18 En uno de sus 
últimos escritos nos refiere de uno de los atributos de la mirada que desvela lo 
hermético: “Mirar es también beber un trago de la fuente de Mimír. Mimír es el 
guardián de un manantial subterráneo que llevaba su nombre... El agua de esa 
 
15 Ernst, Jünger. El trabajador. op.cit., p. 26. 
16 Al respecto señala Andrés Sánchez Pascual. “Jünger es desde luego muy racional, pero nada racionalista. En 
una comparación entre Benjamín y Jünger se ha dicho que Benjamín da la impresión de ser un soñador, un 
hombre seducido por los sueños, y que si su prosa es tan racional es porque con ella trataba de salvarse de sí 
mismo. Mientras que Jünger da la impresión de ser muy racional y sí se refugia en los sueños, en aquello que 
está más allá de la ética, de los propósitos, de los conceptos, es precisamente para salvarse de su propia 
tentación racional o racionalista”, en Sánchez Pascual, Andrés, “Una perplejidad: El trabajador” en op. cit., p. 98. 
17 Jünger, Ernst, La tijera, op.cit., p. 30 
18 Jünger, Ernst, El trabajador, op.cit., p. 38. 
 20
fuente primordial otorgaba el conocimiento de las ultimidades, de las postrimerías; 
beber de ella les estaba vedado incluso a los dioses”.19 
 
1.3. Aventura y Legión extranjera 
 
El ímpetu de autonomía y el deseo de llevar una vida aventurera cristalizaron 
pronto. Atraído por las cosas que leyó del África, el continente negro, escapó de su 
casa cuando apenas tenía dieciséis años. Huyó a la ciudad francesa de Verdún20 
para enlistarse ahí, en la Legión extranjera. 21 
 
Su incorporación a la unidad del ejercito francés integrada por voluntarios de otras 
nacionalidades lo llevaron a Sidi-bel-Abbés, Argelia. Bajo la disciplina castrense 
deambuló por paisajes agrestes en el norte de África, conoció a proscritos, 
aventureros, trotamundos e hizo amigos inolvidables, fue el caso de Charles Benoit, 
fumador de opio, veterano de la Legión y con una fascinante filosofía de la vida. En 
su libro Juegos Africanos quedaron registradas las experiencias del joven 
aventurero. Años después, recordando su vivencia en las tropas francesas Jünger 
expresó: “Tengo derecho a decir que yo he llevado también el uniforme francés.”22 
 
Seis semanas después de su temeraria aventura al África, fue su padre quien lo 
hizo retornar condicionándolo a que una vez que terminase el bachillerato lo 
enviaría al Kilimanjaro23 como parte de una expedición científica; a regañadientes 
Jünger regresó temporalmente a casa. “Mi padre, hombre de sentido práctico, había 
 
19 Jünger, Ernst, La tijera, op. cit., p. 166. 
20 Verdún, ciudad del noreste de Francia, perteneciente al departamento de Meuse, en la región de Lorena, y 
situada a orillas del río Mosa. 
21 La Legión Extranjera se fundó en 1831, durante el reinado de Luis Felipe como un regimiento adiestrado para 
servir en Argelia. La principal función de esta unidad ha sido por su propia tradición el mantenimiento del orden 
público en las colonias francesas. 
22 Jünger, Ernst “Alocución en Verdún el 24 de junio de 1979” en Sobre el dolor, Tusquets, Madrid, op.cit., p.224. 
23 Kilimanjaro o Uhuru, montaña más elevada de África. Está situada al noreste de Tanzania, cerca de la 
frontera con Kenia. 
 21
cerrado un pacto conmigo; primero haría el examen final de bachillerato y luego me 
dedicaría a recorrerel mundo a mi gusto y capricho” 24, escribió. 
 
En algunas líneas escritas en El trabajador, Jünger nos proporciona claves para 
entender el temperamento que corre por la sangre del adolescente que fue, y que 
desaira la tranquilidad de la vida familiar y la forma de vida de las clases medias 
alemanas: “A punto ha estado el burgués de convencer al corazón aventurero de 
que lo peligroso no existe de ninguna manera y de que la ley que gobierna el mundo 
y su historia es una ley económica. A los jóvenes que de noche y en medio de la 
niebla abandonan la casa de sus padres su sentimiento les dice que en la búsqueda 
del peligro hay que irse muy lejos, cruzar mares, marchar a América, alistarse en la 
legión extranjera, escapar a los países donde crece la pimienta. Hacénse así 
posibles unos personajes que casi no se atreven a hablar su propio lenguaje, que es 
un lenguaje superior, ora el lenguaje del poeta que a sí mismo se compara con el 
albatros cuyas alas poderosas, hechas para la tempestad, son en un ambiente 
extraño y sin viento, únicamente objeto de una fastidiosa curiosidad, ora el lenguaje 
del guerrero nato, el cual aparece como un haragán porque la vida de tendero le 
llena de asco.”25 
 
1.4. Soldado de la primera guerra mundial 
 
En 1914, un año después de su episodio por el territorio africano, el corazón 
aventurero volvió a delatar a Ernst Jünger. Con el mismo frenesí con el que partió al 
África se enlistó como voluntario del ejército alemán. La primera guerra mundial fue 
vista por Jünger como un suceso fundamental que cambiaría su historia personal, y 
la historia europea y moderna. 
 
 
24 Vid “El estallido de la guerra de 1914” en Jünger, Ernst, Tempestades de acero, Barcelona, Tusquets, op. cit., 
p. 446. 
25 Jünger, Ernst, El trabajador. Dominio y figura, Barcelona, Tusquets, 1993, p. 58. 
 22
Para nuestro escritor al igual que para millones de europeos, la “Gran Guerra” dejó 
una marca indeleble, llegó a ser uno de los presupuestos más importantes de su 
existencia. Refiriéndose a Jünger, Franklin Baumer señaló: “Nunca pudo sacarla ni 
de su vida ni de sus reflexiones, pensó y escribió a partir de ella”26. “La guerra no 
sólo es nuestro padre, sino también nuestro hijo” señaló en alguna ocasión Jünger. 
 
Al inicio de la guerra el escritor alemán tuvo sentimientos inusitados. Para él como 
para muchos jóvenes de aquella época, la conflagración europea de principios del 
siglo XX desató emociones inauditas. La guerra sedujo a millares de jóvenes que a 
ella marchaban con excitación, los alentaba un ánimo patriótico, antiburgués, de 
rebeldía y también de aventura temeraria. 27 La guerra representaba para muchos 
jóvenes alemanes la huida romántica de una vida que era vista como 
insoportablemente aburguesada. 
 
”Queríamos oír el silbido de las balas”28 sostuvo Jünger al recordar su partida a la 
“Gran Guerra” y agregó: “Crecidos en una era de seguridad sentíamos todos un 
anhelo de cosas insólitas, de peligro grande. Y entonces la guerra nos había 
arrebatado como una borrachera. Habíamos partido hacía el frente bajo una lluvia 
de flores, en una embriagada atmósfera de rosas y sangre. Ella, la guerra, era la 
que había de aportarnos aquello, las cosas grandes, viriles, espléndidas. La guerra 
 
26 Baumer, Franklin. El pensamiento europeo moderno. México, Fondo de Cultura Económica. 1985. p 383. 
27 Paul Jonson menciona no sólo como la juventud de principios de siglo se sentía atraída por la guerra, incluso 
también intelectuales y escritores: “La juventud de la clase media, la consideró, por lo menos al principio, la 
guerra más popular de la historia. Charles Péguy escribió que él marchó con entusiasmo al frente (y a la 
muerte). Henry de Montherlant dijo que “amaba la vida del frente, el baño en lo elemental, el aniquilamiento de 
la inteligencia y el corazón”. Pierrer Drieu la Rochelle afirmo que la guerra era “una maravillosa sorpresa”. 
Escritores alemanes jóvenes como Walter Flex, Ernst Wurche y Ernst Jünger celebraron lo que éste último 
denominó “el momento sagrado” de agosto de 1914. El novelista Fritz von Unger describió la guerra como una 
“purgativo”, el principio de “un nuevo entusiasmo por la vida”. Rupert Brooke afirmó que era “la única vida (…) 
una elevada emoción, distinta de todo lo que existe en el mundo”. A juicio de Robert Nichols era “Un 
privilegio”.”Quién no lucha está muerto” escribió Julian Grenfell (into Battle), “y quien muere combatiendo ha 
crecido”. -Pero también agrega Paul Jonson- “Hacia el invierno de 1916-1917 el ansía de guerra se había 
agotado. Cuando la lucha se prolongó indefinidamente, los jóvenes ensangrentados y desilusionados se 
volvieron disgustados y cada vez más coléricos contra hacia sus mayores”. Jonson, Paul, Tiempos modernos. 
La historia del siglo XX desde 1917 hasta nuestros días. Argentina, Vergara, 2000, op., cit. p. 34. 
28 Jünger, Ernst, Tempestades de acero. Barcelona, Tusquets, p. 448. 
 23
nos parecía un lance viril, un alegre concurso de tiro celebrado sobre floridas 
praderas y la sangre era rocío”. 29 
 
Además del lance juvenil y temerario que Jünger experimentó, llegó poco a poco a 
la conclusión de que el estallido de la guerra abría una cesura en la historia 
precedente. La guerra alteraba una larga época de paz europea caracterizada, a 
saber: por un intenso desarrollo industrial, iniciado después de la segunda mitad del 
siglo XIX en países como Inglaterra, Francia y Prusia; una estabilidad política, frágil 
pero duradera; un incipiente desarrollo tecnológico, y una predominio ideológico del 
modo de vida burgués, entre otras cosas. La guerra, en efecto, ponía fin a una 
época, y nuestro joven soldado pronto intuyó que a través de ella se abrían paso 
fuerzas intempestivas que modelarían el paisaje del siglo XX y del mundo moderno. 
 
En los primeros días de la guerra Ernst Jünger se alistó como combatiente 
voluntario en el 73° regimiento de fusileros. Recib ió la orden de partida el 6 de 
octubre de 1914; en diciembre de ese año partió al frente en Champagne; combatió 
en Dorfes-les-Epargnes, en Douchy, en Minchy. En agosto de 1915 fue ascendido a 
Jefe de sección, en noviembre se convirtió alférez, luego siguió un curso para 
oficiales en 1916. Participó en los combates del Somme30 y logró el grado de 
teniente. En 1917 fue nombrado jefe de comando de asalto. Y en 1918 finalizó la 
guerra en un hospital militar.31 Pasó largos cuatro años en el frente de batalla. 
 
La vivencia de Jünger durante la primera guerra mundial fue épica, en catorce 
ocasiones fue herido. Al hablar sobre sus lesiones escribió: “En una ocasión pasé el 
tiempo haciendo un recuento de las heridas. Prescindiendo de pequeñeces como 
los rasguños y las contusiones producidas por balas de rebote, mi cuerpo había 
retenido al menos catorce proyectiles que dieron en el blanco, a saber: cinco balas 
 
29 Jünger, Ernst, Tempestades de acero. Op.cit., p. 5. 
30 Batalla del Somme, prolongado combate librado desde julio hasta noviembre de 1916 por las tropas británicas 
y francesas contra las fuerzas alemanas, en la región del río Somme (Francia), durante la I Guerra Mundial 
31 De Benoist, Alain, Ernst Jünger, Ernst Jünger y el trabajador. Una trayectoria vital e intelectual entre los dioses 
y los titanes en http://usuarios.lycos.es/TABULARIUM/archivo18.html 
 24
de fusil, dos cascos de metralla de granadas de artillería, un balín de shrapnel, 
cuatro cascos de metralla de granada de mano y dos cascos de granadas de fusil; 
contando las entradas y salidas me habían dejado veinte cicatrices”. 32 
 
Al término de la primera guerra mundial recibió la más alta condecoración del 
ejército alemán: “La orden al mérito”, creada por Federico II. Sólo doce oficiales 
entre ellos el futuro mariscal Rommel33 recibierondicha distinción durante la primera 
guerra mundial. Jünger recuerda como un 22 de septiembre de 1918 recibió un 
telegrama que decía: “Su majestad el Emperador le ha concedido la Orden pour le 
Mérite. Le felicito en nombre de toda la división”34. Con el paso del tiempo también 
escribió sobre dicho reconocimiento: “No es el rey el que otorga la recompensa más 
alta, es el aedo. De ahí que para mí esa recompensa, también por lo que se refiere 
a aquella primera guerra, no esté en la estrella de Federico el Grande; está en el 
poema A mi hermano Ernst.” 35 
 
Durante la guerra, Jünger fue un soldado singular; entre sus escasas pertenencias 
en la trinchera se hizo acompañar de libros de literatura y filosofía. En el frente leyó 
Orlando el Furioso,36 a Nietzsche, a Schopenhauer, a Goethe, entre otros, así como 
escribió sus experiencias sobre la guerra en cuadernos de notas de los que nunca 
se separó y que a la postre publicaría. Gran parte de sus vivencias como soldado 
quedaron registradas de manera intensa en sus escritos: Tempestades de acero, El 
bosquecillo 125 y El estallido de la guerra de 1914. El testimonio escrito de Jünger 
es invaluable, registra la calma tensa de las trincheras, la belleza gélida del paisaje 
bélico, y también la frialdad y naturalidad con la que la muerte corta la vida de los 
jóvenes combatientes. 
 
32 Jünger, Ernst, Tempestades de acero, op.cit. p. 305-306. 
33 Erwin Rommel (1891-1944) mariscal de campo alemán, célebre por sus victorias en el desierto africano 
durante la II Guerra Mundial. Fue acusado de complicidad en el atentado contra la vida de Hitler del mes de julio 
de 1944, y prefirió suicidarse antes que comparecer a juicio. 
34 Ernst, Jünger, Tempestades de acero, op. cit. p. 306. 
35 Jünger, Ernst, Radiaciones I, Barcelona, Tusquets, 1989, p. 175. 
36 Obra escrita por Ludovico Ariosto, poeta y dramaturgo italiano, arquetipo del renacimiento cuya obra, en la 
que puso toda su fantasía para construir un mundo más puro está animada por un sentimiento superior de fe y 
moralidad que ve en el arte su único fin. Ariosto es una de las principales figuras literarias de Cinqueccento 
italiano. Vid. Enciclopedia interactiva de literatura. Ed Océano multimedia. 
 25
Andrés Sánchez Pascual ha comentado que de los millares de “recuerdos de la 
guerra” pocos resistieron el paso del tiempo, pero los jüngerianos han permanecido 
por su valor literario, y por la “cristalina estilística de quien retrata el caos de la 
batalla”37. Tempestades de acero despierta “sensaciones volcánicas” expresó en 
alguna ocasión Jorge Luís Borges. Andre Bretón admiró también las memorias del 
soldado alemán. 
 
Atento lector de Nietzsche, Jünger consideró que la guerra pese a su poder de 
destrucción podía restituir una visión trágica de la vida. Pese a la adversidad, al 
dolor, y lo dramático del holocausto, nuestro escritor supuso y encontró 
experiencias, en las que el temple de las personas, la voluntad y el espíritu se 
llenaba de energías vitales inauditas. Si la guerra afirmaba la muerte, también en 
toda su precariedad y vulnerabilidad la vida y la voluntad. 
 
Fue evidente que la vivencia de Jünger en el frente alteró gradualmente su 
entusiasmo inicial por la guerra. En la “Gran batalla” del 21 de marzo de 1918, en la 
que participó la compañía de Jünger y cuya misión consistía en romper las líneas 
enemigas entre las aldeas de Ecoust-Saint-Mein y Nereuil; el joven soldado 
experimentó con plena conciencia, el descomunal potencial de destrucción, la 
ferocidad de los medios mecánicos de la guerra y sobre todo, la impersonalidad en 
la que caía el soldado en el momento de combatir. Jünger escribió sobre este 
episodio de su vida: “La monstruosa acumulación de fuerzas durante las horas 
cruciales, en las que se luchaba por un futuro lejano, y el delirio que siguió, de 
manera tan sorprendente, tan desconcertante, a aquella acumulación, me habían 
conducido por vez primera a las profundidades de determinados ámbitos 
sobrepersonales. Aquello era distinto de todo lo que hasta aquel momento había 
vivido; era una iniciación, una iniciación que no sólo abría las ardientes cámaras del 
Horror, sino también que conducía a través de ellas.”38 
 
 
37 Jünger, Ernst. Tempestades de acero, op. cit, p. XI. 
38 Jünger, Ernst. Tempestades de acero, op.cit. p. 271. 
 26
Con el tiempo Jünger afirmaría que la guerra fue literalmente, un descenso al 
Maesltrom, el embudo marino descrito por Edgar Allan Poe39 en una de sus 
narraciones40. El Maesltrom es un remolino de poderosos corrientes, su fuerza es 
tal que succiona todas las cosas y los seres próximos y nada ni nadie le sobrevive.41 
En la historia del escritor norteamericano, un hombre logra milagrosamente escapar 
al fatal destino y narra su aventura. 
 
El protagonista del Maesltrom es arrastrado en una pequeña embarcación al gran 
abismo, mientras es engullido a las entrañas del fenómeno natural es testigo de la 
hecatombe. A su alrededor giran vertiginosamente todas las cosas y seres 
atrapados por la terrible fuerza; los ve desfilar hacia un fin inminente. El espectáculo 
de la destrucción es espeluznante a la vez que fascinante. El hombre mira atónito, 
paralizado, la visión es inolvidable. Pese a la fatalidad que le espera, el hombre 
sobrevive, sus movimientos de escape son instintivos. Rescatado en la playa 
cercana, es auxiliado por sus compañeros, pero algo le ha pasado, nadie lo 
reconoce, ha envejecido tremendamente, mucho menos dan crédito a su historia 
cuando la cuenta. 
 
La vivencia en el Maesltrom puede ser aplicada a Jünger. La guerra dejó en él una 
huella profunda. No obstante la gravedad de los acontecimientos, hay que señalar 
que nunca perdió su optimismo y vitalidad. Jünger estuvo convencido de que en el 
holocausto emergieron posibilidades vitales. A pesar del sufrimiento, o incluso a 
atravesando el dolor, las personas sacaban de sí una energía no vista antes con la 
que hacían frente a las adversidades de la guerra. Sobrepasando el horror y el 
dolor, la persona singular, era capaz de sacar de sí las fuerzas “principescas” que 
lleva todo hombre. 
 
 
39 Vid. Allan Poe, Edgar. Narraciones extraordinarias, Madrid, Alianza editorial, 1989. 
40 El Maesltrom es también el remolino marino, situado en las costas de Noruega, que engulle al Nautilus, el 
submarino tripulado por el enigmático capitán Nemo, el personaje central de la novela de Julio Verne. Vid. 
Veinte mil leguas de viaje submarino, México, ed. Porrúa, 1984. 
41 “El Maesltrom es el embudo, es la resaca irresistible hacia la cual atraen el vacío y la nada”. Ernst Jünger. La 
emboscadura, op. cit., p. 60. 
 27
1.5. Ejército y entomología 
 
Al finalizar la guerra, Jünger continuó dentro del ejército alemán, acuartelado en la 
Reichswehr de Hannover, ahí trabajó en la redacción de manuales de tácticas para 
la infantería. Su interés no se concentró sin embargo exclusivamente en la milicia. 
En 1920, editó por cuenta propia Tempestades de acero, le siguió en 1922 La 
guerra como experiencia interior, y en 1924 El Bosquecillo 125. El héroe de la 
guerra fue reconocido inmediatamente como un escritor de gran talento. 
 
Jünger dejó el ejército en 1923, se matriculó en la Universidad de Leipzig42 para 
estudiar zoología así como asistió a algunos cursos de filosofía. En 1925 viajó a 
Nápoles para colaborar en el acuario del instituto zoológico de Antón Cohrn. Ese 
año abandonó por completo sus estudios universitarios. Pese a no concluir su 
carrera como zoólogo, por su cuenta dedicó gran parte de su vida ha contemplar y 
coleccionar insectos, lo hizo incluso en los momentos más insólitos dándole una 
expresión singular a su actividad de entomólogo: “caza sutil”, y un significado 
especial, escribió al respecto:“Estas distracciones son como un baño que elimina el 
polvo del servicio; en ellas hay libertad."43 
 
Jünger fue un recolector incansable de insectos y en particular de escarabajos, su 
colección personal rebasó los 40 mil ejemplares. Algunos de ellos llevan incluso su 
nombre, por ejemplo, una subespecie de escarabajos se llama Jungarella y otra de 
mariposas Trachydora juengeri. Su fama como entomólogo y naturalista es muy 
amplia, no sólo escarabajos y mariposas llevan su nombre, también aves, conchas 
e incluso organismos monocelulares: la gregarina juengeri. “Si usted se interesa en 
los animales muy pequeños” le dijo a Julien Hervier, “el mundo se hace 
inmensamente grande”, “ante un único matorral en flor: el mundo se agranda”.44 
 
 
42 Su hermano Friedrich George Jünger quién fue voluntario durante la primera guerra mundial inició en 1920 
también estudios universitarios pero en derecho, se consagraría después al ensayo, la poesía y la filosofía. 
43 Jünger, Ernst, Radiaciones I, op. cit., p. 231. 
44 Hervier, Julián. Conversaciones con Ernst Jünger, op. cit., p. 45. 
 28
También expresó alguna vez que su interés por la entomología era similar al de los 
antiguos botánicos y zoólogos, es decir, “el de cosechar infinitas imágenes de los 
animales”. Lo que halló en los institutos de enseñanza e investigación fue un 
excesivo interés por el detalle, las cifras y las estadísticas. Más que un estudio de la 
naturaleza fundado en cifras, Jünger optaba por una fenomenología del mundo 
natural centrada en la contemplación. Sobre su rechazo a la descripción 
cuantitativa del mundo escribió: “Hoy, se propone una cantidad aterradora de cifras, 
una puesta del mundo en cifras, que tiende cada vez más a medir casi hasta el 
milímetro. La gente utiliza aparatos para espiar el canto de los pájaros. Con esa 
manía que tenemos hoy de recurrir siempre a las máquinas para ayudarnos, y 
miden hasta el micrón de los fenómenos y las masas. Su actividad se pierde cada 
vez más en el detalle y en realidad se hunde en un aburrimiento cada vez más 
negro.”45 
 
1.6. Ocaso de la República de Weimar 
 
Ernst Jünger regresó de Nápoles, y junto con su esposa y primogénito se 
establecieron primero en Leipzing en 1926 y luego en Berlín en 1927 en condiciones 
bastante precarias. Jünger fue testigo durante estos años de la caída de la república 
de Weimar. 46 
 
En la capital alemana Jünger incursionó en el periodismo político, escribió en diarios 
y revistas de diversa filiación política. La polarización ideológica era una nota común 
de la Alemania weimariana, Jünger conoció y trabó amistad con personalidades 
muy dispares. Por ejemplo, en este periodo conoció a Carl Schmitt47 por quien tuvo 
 
45 Hervier, Julien, Conversaciones con Ernst Jünger, op. cit., p. 45. 
46 República de Weimar, denominación del régimen político, y, por extensión, del periodo histórico que tuvo lugar 
en Alemania desde la reunión de la Asamblea Nacional Constituyente, en 1919, hasta la derogación de la 
Constitución y la consiguiente asunción del poder efectuada por el dirigente del Partido Nacionalsocialista 
Alemán del Trabajo Adolf Hitler, en 1933. 
47 Carl Schmitt (1888-1985), jurista y teórico político alemán. Nacido en la localidad de Plettenberg, fue profesor 
de Derecho en las universidades de Bonn, Berlín y Colonia. En 1933, tras el ascenso al poder en su país de 
Adolf Hitler, se adhirió al nacionalsocialismo y elaboró las líneas maestras y los principios jurídicos del nuevo 
 29
no sólo una gran simpatía intelectual. El escritor de El concepto de la política fue 
también el padrino del segundo hijo de Jünger, de Alexander. Hizo amistad también 
con Ernst Niekisch, importante líder del movimiento nacionalbolchevique, cuyo 
programa político intentaba encontrar una tercera vía entre la derecha y la izquierda 
alemana, y que luego fue perseguido por Hitler y recluido en un campo de 
concentración. Así mismo, conoció y se relacionó con otras, personalidades como 
Ernst von Salomón, Otto Strasser, Bertolt Brech, Arnolt Bronnen, Erich Muhasan, 
Ernst Toller, Veleriu Marcu, Alfred Kubin, y su editor Ernst Rowohlt.48 
 
Jünger dejó gradualmente de publicar en revistas y periódicos, y centró cada vez 
más su atención en la redacción de sus primeras novelas y ensayos. En 1929 
publicó la primera versión de Corazón aventurero, y también en ese año un ensayo 
sobre las implicaciones históricas y metafísicas de la guerra: La movilización total. 
 
En 1932, en la agonía de la República de Weimar y un año antes del arribo político 
de Hitler al gobierno alemán, salió a la luz su obra El Trabajador. Algunos lectores 
postreros de este escrito sugieren su carácter “prefascista” o “protofascista”. El libro 
es más complejo en realidad, y sobre su posible influencia en el nazismo el propio 
Jünger precisó: “No es casual la aparición de este libro poco antes de las grandes 
inflexiones de los tiempos; y no han faltado voces que le han atribuido una influencia 
sobre ella. Eso, claro está, no siempre se ha dicho en tono de reconocimiento. Más 
sintiéndolo mucho, tampoco puedo estar de acuerdo con tal afirmación: primero, 
porque no sobrevaloro el influjo de los libros sobre la acción, y luego, porque éste 
apareció muy poco antes de los acontecimientos”.49 
 
El soldado condecorado y el novel escritor que fue Jünger en los años de la 
atribulada República de Weimar, resultó ser blanco perfecto de las ofertas 
políticas, entre ellas las del Partido Nazi. Sin embargo ya en 1927 rechazó ser 
 
régimen. En 1945 fue arrestado por las fuerzas de ocupación aliadas y, posteriormente, procesado. Aunque fue 
absuelto, se le obligó a abandonar la docencia. 
48 Hervier, Julián. Conversaciones con Ernst Jünger, op. cit, p. 118-119. 
49 Jünger, Ernst. El trabajador. Op. cit. p. 11. 
 30
diputado del Reichstag por las listas nacionalsocialistas. En 1931, cuando el 
nazismo estaba en pleno ascenso, Joseph Goebbels50 hizo tentativas vanas para 
atraer a Jünger al servicio de Hitler. “Le tendimos puentes de oro a Ernst Jünger, 
pero él no quiso pasar por ellos”. Jünger desdeñó las invitaciones. En 1933 rehusó 
entrar a la Academia Alemana de poesía depurada por los nazis. La GESTAPO 
realizó pesquisas en su casa tratando de encontrar cartas del opositor, el 
anarquista Musham. En 1934 escribió una carta de protesta al órgano nazi porque 
se había publicado un fragmento de Corazón aventurero con lo cual se le hacía 
pasar como un colaborador del régimen. En 1936 publicó Juegos africanos y nació 
su segundo hijo Alexander. 
 
En 1938 comenzó a escribir Sobre los acantilados de mármol cuyo contenido tuvo 
evidentes resonancias antinazis. La historia escrita con un lenguaje de una belleza 
extraordinaria presagia la catástrofe, muestra como en un país remoto, Mauritania, 
fuerzas siniestras y temibles encabezadas por un tirano, el Gran Guardabosque, y 
sus colaboradores, “los lemures” se apropian del país. El exilio es la única salida de 
quienes sobreviven y mantienen la oposición a la nueva época del terror político y 
espiritual. Como era de esperarse, una vez publicada la historia de Jünger en el 
mes de septiembre de 1939, la cólera fue la reacción natural de los simpatizantes 
del régimen hitleriano, las comparaciones eran más que inevitables. La venta del 
libro de Jünger fue suspendida, aún así se habían comprado cerca de 35, 000 
ejemplares. 
 
 
50 Joseph Paul Goebbels (1897- 1945), político alemán, nacido en Rheydt. Estudió en las universidades de 
Bonn, Berlín y Heidelberg. Se unió al Partido Nacionalsocialista (nazi) en 1922 y se encargó de la formación de 
los estudiantes que ingresabanen la organización. En 1925 conoció al dirigente del partido, Adolf Hitler. 
Goebbels fue nombrado gauleiter (jefe del partido) en la región de Berlín en 1926 y fundó el periódico oficial del 
nacionalsocialismo, Der Angriff (El ataque), en el que ocupó el cargo de director, en 1927. Fue elegido miembro 
del Reichstag, el parlamento alemán, en 1928 y un año más tarde se le nombró jefe de Propaganda del partido 
nazi, cargo desde el cual promovió una campaña de odio irracional a los judíos y a otros grupos "no arios", tales 
como los eslavos. Su labor propagandística contribuyó a incrementar el poder de Hitler en 1933. En este mismo 
año, Goebbels fue nombrado ministro de Propaganda e Información. Empleó todos los recursos del sistema 
educativo y de los medios de comunicación para cumplir los objetivos propagandísticos nazis, e inculcó en el 
pueblo alemán la idea de que su líder era un verdadero dios y de que el destino de este pueblo era gobernar el 
mundo. Pasó a ser miembro del consejo de ministros de Hitler en 1938. 
 31
En esta época muchos pidieron la cabeza de Jünger, Hitler que admiraba el soldado 
condecorado sentenció: “A Jünger no lo tocan”. Los acosos que sufrió por parte del 
gobierno nazi lo llevaron a que desde 1933 abandonará Berlín y se retirarse a vivir 
a distintas ciudades, primero Goslar (1933-1936) luego Uberlinger (1936-1939) y 
finalmente Kirchhorts (1939-1948); en una suerte de “emigración interior”. 
 
1.7. La segunda guerra mundial 
 
Al comenzar la segunda guerra mundial Jünger fue llamado de nuevo a la milicia, su 
antinazismo en este periodo es decidido. No mantuvo la menor simpatía por Hitler y 
sus colaboradores; su perspectiva de la guerra también se modificó 
sustancialmente, no hay el entusiasmo que experimentó por la guerra de 1914, el 
dolor y el sufrimiento hieren la vista de Jünger. Su perspectiva de la guerra ha 
pasado del entusiasmo, al estupor, y finalmente al desencanto y el pesar. 
 
En Kirchhorst, el 25 de abril de 1939 Jünger recibió su cartilla militar con al grado 
de alférez en situación de disponible, el 28 de agosto del mismo año, mientras se 
regocija estudiando a Heráclito51 recibió la orden de movilización. En su traslado a la 
|guerra, a la segunda guerra mundial, escribe: “Partida. Arriba, no sin ironía, he 
estado mirándome en el espejo, con mi uniforme de alférez. De todos modos, algo 
similar estará ocurriendo hoy en Europa a muchos hombres que en ningún 
momento se imaginaron que volverían a prestar servicio militar”52. 
 
Entre noviembre de 1939 y mayo de 1940 al mando de una compañía se dirige al 
frente occidental. Mientras avanza el ejército alemán a Paris, observa las imágenes 
devastadoras de la guerra: los caminos sembrados de cadáveres, el éxodo de 
poblaciones enteras, el abandono de las aldeas, el sufrimiento de los refugiados y 
de los prisioneros. Jünger siente pesar por los caídos y por las familias, escribe lo 
siguiente: “La bala hiere a muchos; vemos caer el pájaro y nos alegramos al 
 
51 Vid, Jünger, Ernst. Radiaciones I, op.cit., p. 62. 
52 Jünger, Ernst, Ibidem., p. 63. 
 32
contemplar cómo se esparcen las plumas, pero lo que no vemos son ni los huevos, 
ni las crías ni la hembra que están en el nido al que nunca regresará el pájaro 
muerto”. 53 
 
En 1941 arriba con el ejército alemán a Paris en donde permanece hasta 1944, 
aunque entre 1942 y 1943 es enviado al Cáucaso. En la capital francesa trabajó 
como censor de correspondencia, era una actividad de inteligencia militar del 
Estado Mayor asentado en Paris. Pese de su tarea logró prevenir a muchos 
franceses de la persecución policial. Salvaguarda también las cartas de despedida 
de los rehenes fusilados, y lo que más le sorprende es encontrar en ellas palabras 
de “coraje” y “amor”, escribe: “Tal parece que en esas situaciones el ser humano 
nota en su corazón una capacidad de bendecir y una sobreabundancia de riqueza y 
comprende que el papel que le es propio es el de víctima sacrificial, el de 
dispensador de dones.”54 
 
Por vez primera siente aversión y vergüenza por el uniforme militar al ver la insignia 
amarilla que deben portar los judíos, y sobre todo cuando sabe de los exterminios 
practicados por los “lemures” -como suele llamar a los colaboradores de Hitler-. La 
guerra le produce repulsión. 
 
En sus diarios sobre la segunda guerra mundial, Jünger llamó a Hitler con la 
expresión Kniébolo, sus impresiones sobre él son poco favorables, le causa 
animadversión incluso en sus pesadillas. “Noche agitada. Primero se me aparecía 
Kniébolo, al que encontraba enclenque y melancólico y menesteroso de contacto. 
Me ofrecía bombones envueltos en magnifico papel dorado; me decía que le habían 
regalado cantidades enormes para el día de su santo.” 55 
 
 
53 Jünger, Ernst, Ibidem., p. 200. 
54 Jünger, Ernst. Ibidem., p. 79 
55 Jünger, Ernst. Ibidem., p. 38. 
 33
Harto de la guerra, se refugió en la vida cultural y artística parisina, conoció y 
estrechó su relación con personajes ligados a la resistencia francesa, es el caso de 
Jean Cocteau, Gaston Gallimard, Paul Morand. Entabló amistad con Pablo Picasso, 
de quien escribió: “Sí las cosas hubieran dependido de los dos, inmediatamente se 
habría podido estipular la paz y ordenar que volviesen a encender las luces de 
Paris”. 56 Durante el bombardeo de la ciudad y la ocupación alemana, da resguardo 
a civiles. En Paris la guerra produce efectos devastadores en su ánimo, siente 
pesar, la idea del suicidio ronda su mente, en la capital gala escribe: “Los torbellinos 
están demasiado cerca, son demasiados violentos, y no hay en ninguna parte, ni 
siquiera en esta vieja isla, puntos de seguridad. Los brazos de la marea penetran en 
las lagunas.” 57 
 
Animado por sus amigos oficiales del Estado mayor alemán escribió 1942 La paz, 
en dicho escrito sugiere no aplazar más la concordia entre las naciones 
combatientes, esperando que los frutos de la guerra sean también universales. El 
escrito jüngeriano será publicado hasta 1945 en Ámsterdam. 
 
Entre 1942 y 1943 es enviado el frente oriental, a la región del Caucaso. Hay un 
doble propósito en su viaje, por una parte conocer en la Rusia soviética, la forma en 
como la figura del trabajador va cristalizando; y por otra parte lleva la enmienda de 
buscar entre los oficiales alemanes alguno con la fuerza suficiente para confrontar a 
Hitler, encontrar “un Sila que enfrenté a la democracia plebiscitaria”. De hecho 
Jünger tuvo una relación cercana con el grupo de oficiales que llevaron a cabo el 
atentado fallido en contra de Hitler el 20 de julio 1944, y por el que es obligado a 
abandonar el ejército.58 
 
 
56 Jünger, Ernst. Los titanes venideros, op. cit. p. 88. 
57 Jünger, Ernst, Radiaciones I, op.cit., p. 239. 
58 El atentado fue conocido como la Conspiración de julio, fue planeado por un grupo de oficiales alemanes 
pertenecientes a la Wehrmacht (Fuerzas Armadas alemanas) y fue encabezada por el conde Claus von 
Stauffenberg, representaban un pequeño núcleo opositor a Hitler. 
 34
En 1944 muere su primogénito, Ernestel, de un disparo en la cabeza. Miembro de la 
marina, el hijo mayor de Jünger fue condenado a seis meses de prisión por 
manifestar ante sus compañeros que Hitler debía ser eliminado. Cuando Jünger lo 
visita en su cautiverio, lo hace vestido con su uniforme militar y portando todas sus 
condecoraciones. Va con la mirada en alto. Al ser liberado el primogénito de Jünger 
es enviado al frente italiano y es muerto en campaña antes del fin de la guerra. El 
dolor de Jünger es enorme, algunos años después del trágico suceso escribió 
acongojado sobre la ocasión en que despidió a su hijo por última vez: “Aquel día yo 
estaba agotado y el camino hasta Burgdorf era largo. Tal vez bastaría con que 
acompañasea mi hijo hasta la puerta del jardín; él lo comprendería, lo desearía 
incluso. Ernestel siempre estaba preocupado por mí. Pero luego echamos a andar. 
Cuando hoy pienso en aquello, me espanto; a punto estuve de privarme de una 
hora del destino.”59 
 
1.8. La derrota alemana y el periodo de posguerra 
 
Al terminar la segunda guerra mundial Ernst Jünger cumplió los cincuenta años, los 
años que vendrían no serían menos intensos ni prolíficos. En el momento de la 
rendición alemana en 1945, el escritor alemán había reingresado al ejército. 
Cuando las tropas aliadas entraron a Berlín, él se encontraba al frente de la milicia 
territorial. 
 
Pese al repudio del escritor alemán al nazismo, no fueron pocos quienes lo 
acusaron de ser uno sus predecesores. Su ambivalencia política fue vista con recelo 
incluso por las fuerzas aliadas. En alguna ocasión escribió: “La ambivalencia me 
acompaño a lo largo de más de sesenta años de mi producción y me trajo 
adversarios de todas partes, y es de esperarse que esto no vaya a cambiar 
mucho”.60 En la Alemania ocupada por las tropas inglesas la hostilidad es mayor, se 
 
59 Jünger, Ernst, Pasados los setenta, op.cit., p. 222. 
60 Tomado de García Ponce, Juan. “Una imagen de Ernst Jünger” en Ernst Jünger. Homenaje en sus cien años 
de vida. México, Heliopolis, 1995. 
 35
prohíbe la publicación de las obras del escritor, éstas tienen que editarse en 
Bruselas, Ámsterdam, Zurich, y paradójicamente en Londres. 
 
En los años de ocupación Ernst Jünger se negó a dar respuesta al cuestionario de 
desnazificación61 al que fueron sometidos muchos alemanes para probar su grado 
de complicidad con el nazismo. Pese a la acusación, voces singulares intercedieron 
por él y por sus escritos. Hannah Arendt se expresó así del pensador alemán en un 
informe que redactó para la Comisión on European Jewish Cultural Reconstruction: 
“Los diarios de Ernst Jünger ofrecen tal vez el mejor ejemplo, y el más transparente, 
de las inmensas dificultades a que se expone un individuo cuando quiere conservar 
intactos sus valores y su concepto de la verdad en un mundo en que verdad y 
moral han perdido toda expresión reconocible. A pesar de la innegable influencia 
que los primeros trabajos de Jünger han ejercido sobre ciertos miembros de la 
intelectualidad nazi, él fue desde el primero hasta el último día del régimen un activo 
opositor al nazismo, demostrando con ello que el concepto del honor, algo 
anticuado pero difundido antaño entre el cuerpo de oficiales prusianos era 
completamente suficiente para motivar una resistencia individual.” 62 
 
Después de la guerra tiene encuentros en diversas ocasiones con Martin Heidegger, 
a quien conoció desde 1930, estableciendo a la par, una fecunda relación 
intelectual. Al recordar Ernst Jünger al filosofo del Ser y el tiempo apuntó: “En sus 
gestos se manifestaba la fuerza magnética de su pensamiento, la apremiante 
evidencia de un interrogar que atrae y convence al interlocutor.”63 En ocasión del 
cumpleaños sesenta de Heidegger, Jünger le envió como regalo el escrito intitulado 
Sobre la línea, que es una disertación compleja sobre el nihilismo. Heidegger le 
 
61 “El concepto punitivo original de “culpa colectiva” dio rápidamente lugar a un conjunto de medidas 
discriminatorias, aunque nunca llegó a quedar claro si el objetivo básico era limpiar a Alemania de nazis o a 
limpiar a los nazis del estigma del nazismo; y, en caso de que fuera este último el fin, si la desnazificación 
consistía en un castigo o una reeducación. Al final la clasificación de los alemanes en cinco grupos, desde el de 
“delincuentes principales” hasta exonerados, basándose en las respuestas a un interminable cuestionario, se 
convirtió en una especie de pesadilla burocrática”. Vid. Fulbrook, Mary, Historia de Alemania. Gran Bretaña, 
Cambridge University Press, p. 154 
62 Citado en Jünger. Ernst. Los titanes venideros. op. cit. p. 26. 
63 Vid. Jünger, Ernst. Los titanes venideros, op. cit. p. 52. 
 36
devolverá el gesto en 1955, enviándole una extensa carta, Hacia la pregunta del 
ser, que es un comentario crítico a lo sostenido por Jünger en Sobre la línea. 
 
La segunda mitad del siglo XX es también para Jünger un periodo de intensa labor 
como escritor. En 1949 edita sus diarios sobre la segunda guerra mundial 
Radiaciones, así como su novela Heliopolis. En 1950 escribe Sobre la línea. La 
emboscadura sale a la luz en 1951. Visita a Goldenholm se publica 1952, El nudo 
gordiano en 1953. El libro del reloj de arena en 1954, Abejas de cristal en 1957. En 
1959 publica El muro del tiempo a la vez que funda con Mircea Eliade la revista 
Antaios. En 1960 publica El Estado Universal. Máximas y mínimas salen a la luz en 
1964. Cacerías sutiles en 1967. En 1970 publica Aproximaciones, droga y 
embriaguez y en 1977 una de sus obras cumbres Eumeswil, año en que también 
muere su hermano más querido, Friedrich Georg. 
 
Al comienzo de la década de los ochenta, Jünger recibe el premio Goethe en la 
ciudad de Francfort, el más prestigioso de la literatura alemana. Durante esta 
década pública en 1980 Pasados los setenta. El problema de Aladino y El tirachinas 
en 1983, El autor y la escritura en 1984, Un encuentro peligroso en 1985, Dos veces 
el cometa en 1987, y en 1990 el pensador de 95 años escribe La Tijera, uno de sus 
últimos libros. También en estos años (1984) participa en la ciudad de Verdún, 
junto al canciller Helmut Kohl y el presidente Francois Mitterrand, en el homenaje 
rendido a las víctimas de las dos guerras mundiales. Jünger comienza su discurso 
diciendo: “Me inclino ante los caídos.”64 
 
Merece la pena señalar que desde la década de los 50’s Jünger se consagró al 
estudio de las “sustancias sicoactivas” y dedicó un escrito a este tema: 
Acercamientos. Drogas y Ebriedad. Para nuestro autor la experiencia con estas 
sustancias es limitada y privilegiada, no aboga por su uso regular ni masivo. El té, 
los alcoholes, el peyote, los hongos mágicos, el LDS son medios privilegiados para 
 
64 Jünger, Ernst “Alocución en Verdún el 24 de junio de 1979” en Sobre el dolor, Madrid, Tusquets, op.cit. p. 221. 
 37
conducirnos a la experiencia religiosa y trascendente, no obstante su uso es 
reservado e iniciático. Jünger escribió sobre su experiencia: “Puedo narrar, puedo 
también guardar en secreto lo que aprendí en esta región –silencio prudente o 
impuesto por un temor reverencial-. No sólo he comprendido lo que movió a 
hombres de los tiempos y lugares más remotos. Lo he visto en su espacio, y con 
sus ojos.”65 
 
Otro tema que merece consideración sobre la vida del escritor alemán fue su pasión 
por los viajes. El ímpetu por conocer lugares nuevos fue una constante en Jünger, 
fue un viajero empedernido. Antes de la mitad del siglo XX había viajado a Nápoles, 
Sicilia, Dalmacia, Paris, Rodas, Noruega, entre otros lugares. Después de la 
segunda centuria sus viajes no se interrumpirán. Viaja a Grecia, Siria, Jordania, 
Líbano, Cerdeña, Estados Unidos, se embarca en un crucero por el Asia Oriental, 
conoce Egipto, Sudán, la India, Austria, España. Marruecos, Islas canarias, Creta, 
Niza, Túnez, Turquía, Ceilán, Malta, Portugal, Chipre. Con el retorno del cometa 
Halley visita Singapur, Malasia, Sumatra y las islas Mauricio. Son muchos los 
lugares visitados por el longevo escritor. En alguna ocasión comentó sobre su 
pasión por viajar: “Siempre he amado viajar y hasta ahora no me he privado de esa 
costumbre.”66 A edad avanzada también se refirió al tema de la siguiente manera: 
“De todos modos sigo viajando por el mundo de la literatura y por ese pequeño 
cosmos que es mi jardín.”67 
 
Para Jünger viajar fue una forma “fugarse” 68 del destino implacable del mundo del 
trabajador.69 En una visita que lleva a

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