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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO POSGRADO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES ERNST JÜNGER: HISTORIA Y METAPOLÍTICA TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN CIENCIA POLÍTICA PRESENTA ISRAEL FLORES SANDOVAL CIUDAD UNIVERSITARIA, 2006 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Por su apoyo y cariño A mis padres: Miguel y Maria Adoración A mis hermanos: Alejandro y Miguel A mis cuñadas: Juanita y Quira A mis sobrinos: Ale, Edi, Beto, Karlita y Caro 2 ÍNDICE INTRODUCCIÓN I. Justificación y objetivos II. Metodología III. Contenido del trabajo CAPÍTULO I. ASPECTOS BIOGRÁFICOS 1.1. Pensamiento y vida 1.2. Mundo infantil y familiar 1.3. Aventura y Legión extranjera 1.4. Soldado de la primera guerra mundial 1.5. Ejército y entomología 1.6. Ocaso de la República de Weimar 1.7. La segunda guerra mundial 1.8. La derrota alemana y el periodo de posguerra 1.9. Un siglo de vida 1.10. La muerte de Ernst Jünger CAPITULO II. LA MIRADA Y FIGURA 2.1. Mirada e historia 2.2. La complejidad de la mirada 2.3. La mirada frente la catástrofe 2.4. Mirada y testimonio 2.5. La mirada de outsider 2.6. Radiaciones 2.7. La mirada estereoscópica 2.8. Mirada y figuras 2.9. Historia y figuras CAPITULO III. EL SOLDADO DESCONOCIDO 3.1. La primavera de 1918 3.2. La guerra un acontecimiento capital 3.3. El fin de la paz decimonónica 3.4. La movilización total 3.5. El fuego mecánico 3.6. Parálisis del movimiento 3.7. Trinchera y movimiento 3.8. El soldado desconocido 4 8 12 13 15 20 21 27 28 31 34 38 40 42 43 45 47 51 52 53 57 58 61 65 66 68 71 73 76 77 3 CAPITULO IV. EL TRABAJADOR 4.1. El trabajador 4.2. La figura del trabajador 4.3. El poder destructivo. El orden burgués y estamental 4.4. Poder constructivo: Espacio, sociedad e individuo 4.5. El individuo como trabajador 4.6. El tiempo CAPITULO V. EL EMBOSCADO 5.1. El mundo del trabajador y el nihilismo 5.2. El nihilismo 5.3. Nihilismo y soberanía 5.4. Analfabetismo político 5.5. Metapolítica y mito 5.6. La leyenda islandesa y el bosque 5.7. El emboscado CAPITULO VI. EL ANARCA 6.1. La novela de Eumeswil 6.2. La geografía del nihilismo 6.3. La figura del autócrata 6.4. Tribunos, anarquistas y nihilistas 6.5. El metahistoriador 6.6. El anarca EPÍLOGO. UN SIGLO, UNA MIRADA ANEXOS I. Cronología de Ernst Jünger II. Fuentes documentales 82 85 88 93 97 101 107 108 115 116 118 120 124 128 129 131 134 138 142 147 152 158 4 4 INTRODUCCIÓN I. Justificación y objetivos El siglo XX terminó. Es evidente, sin embargo que el final de la centuria no quedó desapercibido. En su reciente libro –Historia del siglo XX1- Erick Hobsbwan sentenció: “El viejo siglo no ha acabado bien.”2 El propio historiador inglés recopiló algunas opiniones de pensadores, filósofos, historiadores, hombres de letras y de ciencia, sobre la centuria y su crepúsculo. Las opiniones recuperadas por Hobsbawn son sugerentes. El siglo XX para algunos ha sido uno de los más terribles de la historia: “Es simplemente un siglo de matanzas y de guerras”3. Para otros fue de extraordinarios progresos y adelantos: “El rasgo esencial es el progreso de la ciencia, que ha sido realmente extraordinario…”4. Algunos tuvieron opiniones más equilibradas: “Si tuviera que resumir el siglo XX, diría que despertó las mayores esperanzas que haya concebido nunca la humanidad y destruyó todas las ilusiones e ideales.”5 Es indudable que el fin de la centuria motiva a reparar en aquellas voces que han buscado reflexionar de forma amplia y profunda el transcurrir del siglo XX; entre ellas se encuentra una muy singular, la del escritor alemán Ernst Jünger. En efecto, en el devenir del siglo XX pocos tuvieron el privilegio del longevo escritor. El pensador alemán no sólo atestiguó, vivió y sobrevivió de forma intensa algunos de los acontecimientos más relevantes de la centuria, de la historia europea y de la historia mundial, también los reflexionó profundamente. En la marcha del siglo XX, Jünger con su mirada acompañó y pensó la centuria, registró el nacimiento doloroso del siglo, su evolución y su porvenir. El propósito general del presente trabajo 1 Hobsbawm, Eric. Historia del siglo XX, Barcelona, Ed. Crítica, 2003. 2 Ibidem., p. 26. 3 René Dumont (Agrónomo, ecologista, Francia) en Hobsbawn, Eric. Historia del siglo XX, op.cit., p. 11 4 Severo Ochoa (Premio nobel, científico, España) en Hobsbawn, Eric. Historia del siglo XX, op.cit., p. 11 5 Yehudi Menuhin (Músico, Gran Bretaña) en Hobsbawn, Eric. Historia del siglo XX, op.cit., p. 12 5 consiste por tanto en analizar y reflexionar la concepción histórica y metapolítica de Ernst Jünger. En dicha concepción encontramos un juicio muy agudo y original sobre el devenir del siglo XX y sobre la evolución del mundo moderno. Desde la perspectiva jüngeriana, en el siglo XX emerge y se consolida un mundo con características singulares, con posibilidades extraordinarias pero también con dilemas serios para la soberanía y la libertad de la persona singular. Los objetivos particulares de este trabajo consisten por tanto en: a) Analizar las primeras manifestaciones históricas del orden al que denomina Jünger como el mundo del trabajador. b) Caracterizar la evolución y consolidación de dicho orden así como su impronta en la sociedad, en el individuo e incluso en el espacio, y en la concepción del tiempo. c) Analizar las opciones que Ernst Jünger considera son posibles para que la persona singular preserve su soberanía en un mundo con un desorbitante potencial técnico y de control, como lo es el del trabajador. d) Desde luego que el análisis de las ideas anteriores será precedido por un acercamiento a la perspectiva jüngeriana, tan singular. Las ideas sobre el devenir histórico y la metapolítica, no es posible comprenderlas sin reparar en la óptica con la que el pensador alemán escudriña y valora los acontecimientos. Analizar por tanto la mirada jüngeriana es parte esencial de este trabajo. d) Finalmente, el trabajo resultaría incompleto si no se trazará en él un bosquejo biográfico que reflejará en lo posible la complejidad y la intensidad de la vida de Ernst Jünger, así como la estrecha relación de su experiencia con sus reflexiones. 6 e) Para alcanzar los objetivos antes planteados en este trabajo centramos nuestro análisis en las “figuras” propuestas por Jünger en su vasta obra, a saber: el soldado desconocido, el trabajador, el emboscado y el anarca. El diagnóstico de Jünger sobre el siglo XX y el mundo moderno resulta original. No es de dudar que su perspectiva sea una de las visiones capitales del pensamiento social, histórico y filosófico contemporáneo con la que podemosaproximarnos al sentido de la historia reciente. Pero hay que señalar que la óptica del pensador alemán no es la de un historiógrafo ni la de un sociólogo propiamente. Si bien sus análisis y juicios sobre la época alcanzan la profundidad y la magnitud de obras clásicas sobre la modernidad como las de Tocqueville, Durkheim, Weber o Marx, su visión crítica de la historia del siglo XX recupera a autores como Spengler, Nietzsche, Dostoiesvki, Heidegger y se nutre de diversos campos de la cultura así como de una compleja y abundante experiencia vital. La literatura, la poesía, la historia, la filosofía, los mitos, los viajes, las visiones e intuiciones, los sueños y las parábolas forman parte del universo reflexivo de Ernst Jünger. Es evidente que el objetivo propuesto en este trabajo no es sencillo de alcanzar, puesto que la temática que se analiza se encuentra prácticamente en toda la obra de Jünger, lo que implica además de una lectura paciente y meditada, un quehacer vasto. A lo anterior, hay que agregar que la escritura, el pensamiento y la figura de Jünger, son complejos e incluso polémicos. Para más de uno la biografía y la obra del escritor son motivo de recelo. Le han reprochado con frecuencia su exaltación de la guerra así como su temprana simpatía por Hitler y el nacionalsocialismo. Los juicios aunque parcialmente ciertos no hacen tampoco justicia a la obra y a la figura de Ernst Jünger. Su obra y figura son más complejas en realidad. 7 La inicial afinidad de Jünger por el régimen nazi y por la guerra, son facetas de una vida poliédrica. En realidad resulta complicado establecer un retrato cabal de Ernst Jünger. Son más numerosas las imágenes, acontecimientos, vivencias y reflexiones en las que tendríamos que reparar para contar con una visión menos fragmentada de la vida de este escritor alemán nacido en 1895. Jünger es muchos: Jünger frente al cometa Halley, a la edad de 10 años y a los 80. Jünger enlistándose en la Legión de honor y aventurándose en el continente africano. Jünger marchando entusiasta entre miles de combatientes a la primera a guerra mundial. Jünger soldado anónimo entre las trincheras del frente occidental. Jünger oficial alemán deambulando en un Paris incendiado, viajando al Caucaso en busca de un Sila. Jünger “ni los suficiente crítico del poder, ni lo “suficiente comprometido” con el régimen nazi. Jünger entomólogo, recolector de escarabajos. Jünger compañero de “experiencias” de Albert Hoffman -el creador de LDS- y cercano a personalidades tan diametrales y dispares como Martin Heidegger, Carl Schmitt, Mircea Eliade, Bertolt Bretch, Pablo Picasso, Francois Miterrand. Jünger habitante de un viejo castillo suabo. Jünger lector ávido y longevo. Jünger, hombre de un siglo, sentado sobre el dique del tiempo meditando al final de sus días sobre el enigma que la Esfinge planteó a Edipo. Todas estas imágenes, pocas en realidad comparadas con la biografía de este personaje, apenas nos permiten atisbar la plenitud de una vida intensa y fascinante. Paradójicamente los muchos Jünger que atraviesan la centuria son uno mismo y son distintos a la vez. Tan compleja como su vida lo son sus escritos, estamos ante “la obra de toda una vida”. En 1978, la editorial alemana Kett-Cotta recopiló sus manuscritos en dieciocho volúmenes. No obstante hay que decir que de la fecha recién citada hasta la muerte del pensador, en febrero de 1998, Jünger continuó siendo un escritor incansable. Del total de sus escritos, dos docenas de libros han sido traducidos al español. Andrés Sánchez Pascual traductor de Nietzsche, se ha echado a cuestas la ingente labor de traducir críticamente y de forma pulcra al escritor alemán. 8 Pero Jünger no es sencillo sólo por la vastedad de su obra, el estilo jüngeriano es críptico, su escritura es sumamente expresiva, llena de imágenes y pero también con metáforas e imágenes literarias difíciles de interpretar. Hay que agregar, que cada escrito jüngeriano en sí mismo encierra ya una gran dificultad para ser analizado e interpretado. II. Metodología Fuentes documentales Para llevar a cabo los objetivos propuestos en el presente trabajo nos ceñimos a leer y analizar los diversos trabajos del escritor alemán que han sido traducidos al español. En el caso del análisis y descripción de las primeras imágenes del mundo del trabajador –y que corresponden a la figura del Soldado desconocido- , tomamos como base los escritos: Tempestades de acero (1920); El bosquecillo 125 (1925); El estallido de la guerra (1934); y La movilización total (1930). Sobre el mundo del trabajador y sus rasgos, nos centramos en el escrito capital: El trabajador. Dominio y figura (1930) así como en Sobre el dolor (1932), en Sobre la línea (1955) y El libro del reloj de arena (1950). En estos textos se ubica la mejor descripción de la figura del trabajador. Para el análisis de las ideas sobre las opciones vitales que tiene la persona singular frente al mundo del trabajador y el nihilismo, centramos nuestro análisis en La emboscadura (1951) y Eusmewil (1977). En estos libros respectivamente Jünger aborda las figuras del emboscado y del anarca. 9 El resto de los textos jüngerianos, no menos importantes, resultaron de mucha utilidad para la realización de este trabajo, especialmente para aproximarnos a la intensa biografía del escritor alemán así como para escudriñar en su óptica. Destacan entre los anteriores: Radiaciones. Diarios de la primera guerra mundial integrado por Jardines y carreteras (1942), Primer Diario de Paris (1949) y Anotaciones sobre el Cáucaso (1949); destacan también: Pasados los setenta I (1982); Abejas de Cristal (1957); y Sobre los acantilados de mármol (1939). Hay que llamar la atención sobre dos entrevistas hechas a Ernst Jünger, publicadas y traducidos al castellano: Los titanes venideros (1997); y Conversaciones con Ernst Jünger (1986). Ambos textos “arrojan” mucha luz sobre la personalidad y las ideas del escritor. A los escritos anteriores, sumamos la bibliografía y la hemerografía existente en español sobre el autor y sus temas. De los libros escritos en español sobre la obra de Jünger destacan, el de José Luis Molinuevo, Estética de lo originario (1994), y Junto a Jünger (1995). Éste último fruto de un ciclo de conferencias realizado en Madrid y en el que destacan los trabajos de Andrés Sánchez Pascual, “Una perplejidad: El trabajador”, Félix Duque, “Cruce de líneas, punto de cruz” y Vicenio Vitiello, “Ernst Jünger: el reloj y el tiempo”. Existen además decenas de artículos, notas periodísticas, y ensayos sobre su obra cuya referencia puede consultarse en la bibliografía de este trabajo. Dentro del medio académico e intelectual mexicano, en 1995 se editó un libro pequeño titulado Ernst Jünger: tres siglos. En él, entusiastas lectores del longevo escritor abordaron distintos tópicos sobre su vida y obra. En el libro escriben: Juan García Ponce, Fernando Savater, José Luis Rivas, Adolfo Castañon, Sergio González Rodríguez, Javier González Rodríguez, Javier García-Galindo, José Manuel de Rivas, y Pablo Soler Frost. También destacan los ensayos y artículos 10 sobre los temas jüngerianos escritos por Lourdes Quintanilla6, Ramón Xirau7, Enrique González Pedrero8, Jesús Silva Márquez9, y Ernesto Hernández Busto10. Después de la muerte del escritor alemán, en febrero de 1998, Jünger ocupó fugazmente la atención en algunos medios académicos mexicanos. Una revista nacional11 sobre temas de filosofía política dedicó en un número algunos artículos sobre el escritor, así como publicó un ensayo inédito al español de dicho autor. Recientemente salió a la luz el libro Ernst Jünger: La mirada de un siglo (2005) escrito por Lourdes Quintanilla. La escritora citada realiza un acercamiento muy sugerentea los libros más destacados de Ernst Jünger. El texto de Quintanilla es una fuente valiosa para aproximarnos a las complejas ideas del pensador alemán. Junto a la bibliografía y hemerografía en castellano sobre Jünger, existen infinidad de artículos y libros escritos en inglés, francés y alemán en los que los temas jüngerianos son materia de análisis. Metodología de investigación. Se ha seguido un método de investigación inductivo para llevar a cabo el análisis propuesto en el presente trabajo. No obstante, es un método deductivo el que se sigue para la exposición de las ideas aquí contenidas. Así, en lo que corresponde a la investigación y el análisis se han seguido los siguientes pasos a saber: 6 Vid. En Revista Metapolítica, vol. 1, núm. 2, abril-junio de 1997. 7 Xirau, Ramón, “¿Más allá de la línea? Del nihilismo: Jünger, Heidegger” en La jornada semanal, no. 32, enero de 1990. 8 Vid. Periódico El Universal, 19 de abril de 1998. 9 Vid. Periódico Reforma, 23 de febrero de 1998. 10 Hernández Busto, Ernesto. “Ernst Jünger: Políticas secretas” en Perfil derecho. Siete escritores de entreguerras, México, Aldus, 1996. 11 Vid. Revista Metapolítica, México, Número 11, vol. 3, julio-septiembre de 1999. 11 Dada su complejidad, se ha llevado a cabo una lectura y relectura, en lo posible pausada y meditada de los diversos escritos del pensador alemán que han sido traducidos al castellano. Se han seleccionado aquellos, en los que se considera que el autor profundiza los planteamientos referidos al tema general y a los temas particulares que nos ocupan en este trabajo. En los textos antes señalados, se ha tratado de identificar y rastrear las ideas y nociones relacionadas con el tema central del trabajo. Se ha buscado ordenar y organizar el sentido y los contenidos de dichas ideas y nociones, así como la relación que entre ellas guardan. El objeto final de este análisis es construir en lo posible un cuerpo estructurado y relacionado, en el que se expongan las ideas principales de la concepción histórica y metapolítica de Ernst Jünger sobre el devenir del siglo XX. Hay que señalar finalmente que la lectura y relectura de los escritos de Jünger guardan siempre sorpresas afortunadas. Jünger es sin duda un autor que nunca termina de leerse. Método expositivo Lo que se pretende en este trabajo es presentar un estudio monográfico sobre algunas ideas del escritor Ernst Jünger. Se trata en otras palabras de un trabajo que permita un acercamiento ordenado y sistematizado a su obra. Se pretende que la exposición contenga las exigencias metodológicas de todo trabajo académico, las referidas a la forma y al fondo. Aunque ciertamente se pretende dar un estilo ensayístico a la redacción. La exposición se ordena de las ideas generales a las particulares. Se ha buscado y se espera que la redacción de la ideas sea sencilla y en lo posible clara. Como se anuncia se trata de realizar un estudio monográfico que trata de no ser pretencioso, no persigue erudición, en lo posible si la sencillez y la claridad. Una de las ideas 12 centrales en la redacción del presente trabajo es construir una interpretación que permita al futuro lector de Ernst Jünger acercarse a su obra, y que perciba la importancia, la profundidad así como la originalidad del pensador alemán. III. Contenido del trabajo El presente trabajo se integra por los capítulos siguientes, a saber: I.- Aspectos biográficos; II.- La mirada jüngeriana; III.- El soldado desconocido; IV.- El trabajador; V.- El emboscado; VI.- El anarca; epilogo; cronología; y fuentes documentales. El objetivo general de cada capítulo es el siguiente; en el primero, es mostrar la relación estrecha entre la vida y la obra de Ernst Jünger. El objetivo del segundo capítulo es poner de relieve la singular perspectiva de análisis de Jünger. El objetivo del tercer capítulo es caracterizar las primeras imágenes del mundo del trabajador, que Jünger engloba con la figura del soldado desconocido. El objetivo del cuarto capítulo es identificar los rasgos del mundo del trabajador con la figura que lleva el mismo nombre. El objetivo del quinto capítulo es abordar la estrategia vital que propone Jünger para “moverse” en el mundo del trabajador y del nihilismo, y a la que nombra como la figura del emboscado. Finalmente el objetivo del sexto capítulo es reflexionar sobre la figura del anarca, la propuesta metapolítica del escritor alemán. 13 CAPÍTULO I ASPECTOS BIOGRÁFICOS 1.1. Pensamiento y vida Quien ha meditado sobre la relación que existe entre la vida y el pensamiento fue José Ortega y Gasset. Para el maestro español las circunstancias y las experiencias nutren al pensamiento, son su alimento y sustancia. Ortega y Gasset solía decir: “Los temas tienen sus biografías, viven en nosotros como nosotros en el mundo”. Habría que añadir que el pensador ibérico no sólo concibió a la vida como la fuente primordial del pensamiento, sino también a éste último como un instrumento vital. Mediante el pensamiento el hombre aclara la “infinita y archiproblemática realidad que es la vida”. Para el hombre sin pensamiento no hay vida, sin ésta última tampoco pensamiento. A la relación dialéctica entre la vida y el pensamiento Ortega y Gasset le llamó razón vital, en ella se pone de relieve la correspondencia íntima entre pensar y vivir, entre concebir y existir. Lo dicho por el pensador ibérico nos abre rutas para explorar las fuentes de inspiración de los autores. Este apartado sugiere la idea de que las vivencias de Ernst Jünger son esenciales para aproximarnos a su pensamiento. Por tanto, el objetivo del capítulo presente consiste en hacer un retrato del pensador alemán, que aunque parcial, refleje en lo posible la complejidad, la intensidad de su vida, y la estrecha relación que ésta última guarda con los temas de su obra. Hay que recalcar que llevar a cabo una tarea como la propuesta aquí implica un quehacer vasto. Dar cuenta de las experiencias más significativas de quién vivió poco más de los cien años, requiere de una minuciosa investigación documental e histórica que está fuera de lo planteado en este trabajo. Más que una reconstrucción pormenorizada de la vida de Jünger, se insiste: En este apartado 14 construimos una imagen que aunque incompleta de sus experiencias, busca en lo posible, translucir la riqueza biográfica de Jünger y la impronta que su biografía tiene en los temas abordados en su obra. La forma en que es desarrollado este capítulo es finalmente al modo jüngeriano. Se intenta “mirar” y examinar fragmentos de una totalidad que es de por sí inconmensurable. Sobre lo recién escrito vale la pena recordar lo que el pensador alemán ha dicho acerca de la “Mirada”: a ésta no corresponde una perspectiva global sino una fragmentada y siempre furtiva. “La mirada se fija casi siempre en cosas secundarias, como un tintero volcado.”1 De esta forma, la mirada propuesta para abordar la biografía del pensador alemán es la de quien se asoma a través de la cerradura y sabe que su campo de visión es reducido. A pesar de lo anterior intentamos reconstruir la “historia” biográfica del pensador alemán con fragmentos que nos acercan a una totalidad inabarcable, la forma en que lo hacemos se aproxima a eso que un escritor denominó como “historia intermitente” en la que se hacen presentes: “La expansión de huellas fosforescentes. Una vasta oscuridad protectora. Destellos eléctricos. Descubrimiento del escenario concreto, incluso del polvo posado sobre los muebles. Absoluta inseguridad de la secuencia. Vaniloquio de las formas. Reposos de invernadero nocturno”.2 A pesar de que no existen en español estudios biográficos sobre el escritor alemán, recuperamos algunos de losepisodios más conocidos de su vida. Mucha de la información biográfica se encuentra contenida en escritos que versan sobre el autor y su obra. No obstante son los propios textos jüngerianos los que aportan innumerables claves; en ellos encontramos recurrentes alusiones biográficas. No es casual que una parte importante de sus escritos tengan la forma del diario y posean 1 Jünger, Ernst, La tijera, Barcelona, Tusquets, 1997, p. 38. 2 Calasso, Roberto, La ruina de Kasch, Barcelona, Anagrama, 1989, p. 185. 15 un carácter testimonial, como el mismo Jünger lo señaló: “La obra es un compendio de un diario que reproduce muy de cerca los acontecimientos”. Entre los escritos jüngerianos que nos permiten tener en este capítulo un mayor acercamiento a la vida del escritor alemán están los siguientes: Tempestades de acero (1929); El bosquecillo 125 (1925); El estallido de la guerra de 1914 (1934); Diarios de Guerra y Ocupación (1939-1949); Radiaciones. Diarios de la Segunda Guerra Mundial (2 tomos); Pasados los setenta I (1965-1970); así como los dos libros de entrevistas que se le hicieron cuando estaba próximo a los cien años y que fueron publicados en español: Conversaciones con Ernst Jünger (1990) y Los Titanes venideros (1998). Con Ernst Jünger estamos frente a un pensador para quién la vida es la materia prima de su escritura. Como sí caminará sobre un campo minado, la vida de Jünger va atravesando prácticamente todo el siglo XX. Las vivencias de Jünger son fascinantes. Una vida tan larga, intensa e indómita como la llevada por él, es motivo de asombro; como dice Claudio Magris, una vida así “tiene algo de regio e invita a reverenciarla como a una vieja encina”. 3 Ernst Jünger experimenta en carne propia algunos de los sucesos más importantes de la historia europea y mundial del siglo XX. Participa en los acontecimientos a la vez que toma distancia de ellos para reflexionarlos. Las intensas vivencias se combinarán en Jünger con el desarrollo de una mirada llena de agudeza, sensibilidad y serenidad que le permitió decir: “Todo es digno de admirarse”. 1.2. Mundo infantil y familiar Las entrevistas que Jünger concedió al final del siglo XX -y que fueron publicadas al español- reflejan a una persona con una memoria prodigiosa. A pesar de su longeva edad, el escritor alemán recordaba con mucha claridad escenas y episodios de la 3 Magris, Claudio. “La edad, nada más que la edad. En ocasión de los cien años de Jünger” en Utopía y desencanto. Historias, esperanzas e ilusiones de la modernidad, Barcelona, Ed. Anagrama, 2001, p. 230. 16 vida infantil y familiar. Junto con los datos históricos, los testimonios de Jünger nos permiten conocer algunos de los rasgos de su temprana edad y personalidad, así como de su vida familiar. Ernst Jünger nació el 29 de marzo de 1895, fue el hijo mayor de Ernst Georg (1868- 1943) y de Karoline Lampl (1873-1950). Tuvo cinco hermanos y una hermana: Johanna Hermine, Friedrich Georg, Hans Otto, Wolfgang, Hermann y Felix. Sus primeros años de vida los pasó en Heilderberg4. A los doce años (1907) se mudó con su familia a la ciudad de Rehburg cercana a Hannover.5 En su infancia, Jünger poseyó ya algunos rasgos que definieron su personalidad el resto de su vida. Por ejemplo, en contraste a los estrictos colegios en donde estudió, su infantil personalidad se caracterizó por la distracción y el desapego a su entorno. El niño Jünger fue siempre un soñador al “que sus informes escolares acusaron de falta de atención”. En alguna ocasión, sobre lo anterior, mencionó: “Yo había inventado una especie de indiferencia distante que me permitía no estar ligado a la realidad sino por un hilo invisible como el de la araña”. 6 Desde la infancia Jünger se jactó de vivir en un mundo novelesco, estimulado por los deseos de huir de la casa familiar y correr en busca de aventuras. Animado por su padre, desde su niñez desarrolló una pasión por la naturaleza que se reflejó en un gustó temprano por la observación y recolección de escarabajos e insectos. En 1911 siendo un adolescente, Jünger se unió junto con su hermano, Friedrich George (1898-1977) al grupo de los Wandervögel -que significa “pájaros errantes”-. El grupo de los Wandervögel estaba integrado en su mayoría por jóvenes de las clases medias alemanas quienes vestían ropas deportivas amplias y solían 4 Ciudad del suroeste de Alemania, situada en el estado de Baden-Württemberg, a orillas del río Neckar, próxima a la ciudad de Mannheim. 5 Ciudad del noroeste de Alemania, capital de la Baja Sajonia, a orillas del río Leine. 6 Hervier, Julián, Conversaciones con Ernst Jünger. México, Fondo de Cultura Económica, 1990, p. 117. 17 acampar en las campiñas, tratando de adoptar un estilo de vida que suponían en armonía con la naturaleza.7 Su afición por los libros y la lectura comenzó también en su niñez. Leyó con fascinación Las mil y una noches, así como las obras de Daniel Defoe8 y de James F. Copper9. En uno de sus escritos encontramos la siguiente cita: “Cuando los padres notan que en su hijo pequeño hay un lector digno de ese nombre esconden sus libros, apagan las luces. No puede pasarles desapercibido que la participación del niño en la vida diaria va disminuyendo, que su laboriosidad, su atención e incluso su conducta marchan de mal en peor.”10 La impronta que la literatura dejó en su vida fue tal magnitud que le llevó a sentenciar en alguna ocasión: “A veces tengo la sensación de haber vivido más intensamente entre los libros que entre los sucesos de este siglo. Tengo la sensación de haber ido no ya de Berlín ha Paris, sino de un capítulo a otro”. 11 Instalados en la ciudad de Rehburg en 1912, su padre, un químico farmacéutico, abrió una farmacia que brindó estabilidad en las finanzas de los Jünger. El negocio familiar participó también de la bonanza que experimentó la industria química alemana después de la segunda mitad del siglo XIX.12 Pese a la gran admiración 7 “Los fenómenos juveniles eran un fenómeno europeo, especialmente en Alemania, donde 35, 000 miembros de los clubs Wandervögel organizaban marchas, tocaban la guitarra, protestaban acerca de la contaminación y el crecimiento de las ciudades y maldecían a los viejos”. Vid. Jonson, Paul. Tiempos modernos. La historia del siglo XX desde 1917 hasta nuestros días. Argentina, ed. Vergara, 2000, p. 33. 8 Novelista y periodista inglés cuya obra refleja su variada experiencia en muchos países y en muchos aspectos de la vida. Su libro más famosos es Vida y extraordinarias y portentosas aventuras de Robinsón Crusoe de York 9 Novelista norteamericano, autor de libros de viajes y crítico social estadounidense, considerado como el primer gran autor de la narrativa de su país. Es famoso por sus historias repletas de acción y por su vívida e idealizada descripción de la vida en los bosques y montañas de Estados Unidos. Entre sus escritos destaca El último mohicano. 10 Jünger, Ernst. La Tijera, Barcelona, Tusquets, 1993, p. 134. 11 Jünger, Ernst. Los Titanes venideros. Ideario último, Barcelona, Península, 1998, p. 74. 12 La industria química será una de las que más se beneficiarán en el desarrollo industrial experimentado por Alemania, Inglaterra y Francia después de la segunda mitad del siglo XIX. “Los colorantes artificiales sustituyeron a las tinturas naturales: en 1856, Perkin produjo una tintura a base de anilina, la malveína. En 1864 el sueco Nobel consiguió hacer utilizable en la práctica la nitroglicerina. En 1865 el belga Solvay puso a punto un procedimiento simple de fabricación de la sosa, de amoníaco, lo que reducía sensiblemente el costo de esta materia prima esencial de la industriaquímica. Los químicos, por último, empezaron a elaborar materias primas plásticas sintéticas: en 1867 se descubrió el celuloide, en 1872 la baquelita y en 1884 Swan y Chardonnet inventaron la primera materia textil artificial. Mientras tanto, en 1875 había fabricado la dinamita. Desde ese momento las aplicaciones de la química interesaban a la mayoría de los campos de la actividad industrial: 18 que Jünger tuvo por su padre, a quien distinguió por su carácter independiente y su energía emprendedora, el escritor alemán no dejo de llamar la atención sobre el excesivo racionalismo y materialismo paterno. Para Jünger, su padre fue un personaje emblemático de la Alemania Guillermina y representante de espíritu burgués de la época. La personalidad del padre de Jünger fue acorde al ambiente propiciado por el desarrollo del capitalismo industrial que vivió Alemania después de la segunda mitad del siglo XIX, y por supuesto, con la expansión dentro de algunos grupos sociales, de la ideología “burguesa”.13 Un ejemplo del racionalismo paterno fue ilustrado por el pensador alemán al rememorar una escena familiar. Reunidos con sus hermanos para observar la aparición del cometa Halley a principios del siglo XX, su padre contabilizó las edades que tendrían sus hijos cuando el fenómeno celeste apareciera de vuelta en el crepúsculo de la centuria, y estimó quizá, que los menores lo volverían a ver. 76 años tuvieron que pasar para que en 1986, el hermano mayor de los Jünger, es decir Ernst, y único sobreviviente de los siete que integraban la familia, contemplara la vuelta del cuerpo celeste. El elegido para la segunda visita del cometa, era de esperarse nunca se encontró en el pronóstico paterno. Los hermanos menores murieron a temprana edad. Fue el propio Jünger quien sostuvo ser “hijo de una generación materialista” pero también “nieto de una generación romántica”14. A diferencia del talante paterno Jünger estimó que el mundo era mucho más complejo para captarlo bajo una perspectiva racionalista. De forma permanente Jünger sostuvo que un sinfín de experiencias eran relegadas por el pensamiento racionalista. Los fenómenos inexplicables eran apartados “al reino del error, de los sueños o de una voluntad industria farmacéutica, fabricación de perfumes, conservación de productos alimenticios, industria textil”. Vid. Palmade, Guy. La Época de la Burguesía, México, Ed. Siglo XXI, 2000, p. 11. 13 Entre 1950 y 1895, de forma distinta y con sus particularidades países como Inglaterra, Francia y Alemania vivirán el apogeo del capitalismo industrial, y sus sociedades verán el ascenso social, político e ideológico de la burguesía. Algunos autores inclusive han denominado a este periodo como la época de la burguesía. Vid. Palmade, Guy. “El apogeo del capitalismo liberal (1850-1895)” en op. cit., pp. 54-132. 14 Sánchez Pascual, Andrés, “Una perplejidad: El trabajador” en Junto a Jünger, Madrid, Ed. Cruce, 1996, p. 98. 19 forzosamente malvada”15. Para Jünger no obstante, el mundo de lo numinoso era una realidad constante. Hay que decir que desde sus primeros escritos hasta los de madurez Jünger indagó y siguió renovando su interés por fenómenos tales como los sueños, las premoniciones, las revelaciones, los símbolos y las alegorías.16 Para el escritor alemán, fueron sus ancestros maternos los que le transmitieron una percepción poco común con la que experimentaba fenómenos inexplicables pero en realidad frecuentes en las personas como “la respiración o el latido del corazón”. Ernst Jünger insistió siempre que la sangre materna le permitió desarrollar una óptica sensible al mundo espiritual. Sostenía, por ejemplo, que entre sus tías abuelas maternas era común ver el futuro. El propio Jünger consideró que mediante visiones o a través de los sueños se “abrían” ventanas al porvenir. Las imágenes eran fugaces y desconcertantes, escribió: “Es posible ver un incendio anticipado e incluso, los menores detalles de un fuego que no estallaría sino hasta años más tarde.”17 Desde una perspectiva racionalista, lo reivindicado por Jünger puede realmente causar incredulidad, no obstante para él, la experiencia de lo numinoso asemejaba siempre “a un pequeño desarreglo provocado acaso por un tornillito que se hubiera aflojado en la complicada maquinaria de la percepción moderna.”18 En uno de sus últimos escritos nos refiere de uno de los atributos de la mirada que desvela lo hermético: “Mirar es también beber un trago de la fuente de Mimír. Mimír es el guardián de un manantial subterráneo que llevaba su nombre... El agua de esa 15 Ernst, Jünger. El trabajador. op.cit., p. 26. 16 Al respecto señala Andrés Sánchez Pascual. “Jünger es desde luego muy racional, pero nada racionalista. En una comparación entre Benjamín y Jünger se ha dicho que Benjamín da la impresión de ser un soñador, un hombre seducido por los sueños, y que si su prosa es tan racional es porque con ella trataba de salvarse de sí mismo. Mientras que Jünger da la impresión de ser muy racional y sí se refugia en los sueños, en aquello que está más allá de la ética, de los propósitos, de los conceptos, es precisamente para salvarse de su propia tentación racional o racionalista”, en Sánchez Pascual, Andrés, “Una perplejidad: El trabajador” en op. cit., p. 98. 17 Jünger, Ernst, La tijera, op.cit., p. 30 18 Jünger, Ernst, El trabajador, op.cit., p. 38. 20 fuente primordial otorgaba el conocimiento de las ultimidades, de las postrimerías; beber de ella les estaba vedado incluso a los dioses”.19 1.3. Aventura y Legión extranjera El ímpetu de autonomía y el deseo de llevar una vida aventurera cristalizaron pronto. Atraído por las cosas que leyó del África, el continente negro, escapó de su casa cuando apenas tenía dieciséis años. Huyó a la ciudad francesa de Verdún20 para enlistarse ahí, en la Legión extranjera. 21 Su incorporación a la unidad del ejercito francés integrada por voluntarios de otras nacionalidades lo llevaron a Sidi-bel-Abbés, Argelia. Bajo la disciplina castrense deambuló por paisajes agrestes en el norte de África, conoció a proscritos, aventureros, trotamundos e hizo amigos inolvidables, fue el caso de Charles Benoit, fumador de opio, veterano de la Legión y con una fascinante filosofía de la vida. En su libro Juegos Africanos quedaron registradas las experiencias del joven aventurero. Años después, recordando su vivencia en las tropas francesas Jünger expresó: “Tengo derecho a decir que yo he llevado también el uniforme francés.”22 Seis semanas después de su temeraria aventura al África, fue su padre quien lo hizo retornar condicionándolo a que una vez que terminase el bachillerato lo enviaría al Kilimanjaro23 como parte de una expedición científica; a regañadientes Jünger regresó temporalmente a casa. “Mi padre, hombre de sentido práctico, había 19 Jünger, Ernst, La tijera, op. cit., p. 166. 20 Verdún, ciudad del noreste de Francia, perteneciente al departamento de Meuse, en la región de Lorena, y situada a orillas del río Mosa. 21 La Legión Extranjera se fundó en 1831, durante el reinado de Luis Felipe como un regimiento adiestrado para servir en Argelia. La principal función de esta unidad ha sido por su propia tradición el mantenimiento del orden público en las colonias francesas. 22 Jünger, Ernst “Alocución en Verdún el 24 de junio de 1979” en Sobre el dolor, Tusquets, Madrid, op.cit., p.224. 23 Kilimanjaro o Uhuru, montaña más elevada de África. Está situada al noreste de Tanzania, cerca de la frontera con Kenia. 21 cerrado un pacto conmigo; primero haría el examen final de bachillerato y luego me dedicaría a recorrerel mundo a mi gusto y capricho” 24, escribió. En algunas líneas escritas en El trabajador, Jünger nos proporciona claves para entender el temperamento que corre por la sangre del adolescente que fue, y que desaira la tranquilidad de la vida familiar y la forma de vida de las clases medias alemanas: “A punto ha estado el burgués de convencer al corazón aventurero de que lo peligroso no existe de ninguna manera y de que la ley que gobierna el mundo y su historia es una ley económica. A los jóvenes que de noche y en medio de la niebla abandonan la casa de sus padres su sentimiento les dice que en la búsqueda del peligro hay que irse muy lejos, cruzar mares, marchar a América, alistarse en la legión extranjera, escapar a los países donde crece la pimienta. Hacénse así posibles unos personajes que casi no se atreven a hablar su propio lenguaje, que es un lenguaje superior, ora el lenguaje del poeta que a sí mismo se compara con el albatros cuyas alas poderosas, hechas para la tempestad, son en un ambiente extraño y sin viento, únicamente objeto de una fastidiosa curiosidad, ora el lenguaje del guerrero nato, el cual aparece como un haragán porque la vida de tendero le llena de asco.”25 1.4. Soldado de la primera guerra mundial En 1914, un año después de su episodio por el territorio africano, el corazón aventurero volvió a delatar a Ernst Jünger. Con el mismo frenesí con el que partió al África se enlistó como voluntario del ejército alemán. La primera guerra mundial fue vista por Jünger como un suceso fundamental que cambiaría su historia personal, y la historia europea y moderna. 24 Vid “El estallido de la guerra de 1914” en Jünger, Ernst, Tempestades de acero, Barcelona, Tusquets, op. cit., p. 446. 25 Jünger, Ernst, El trabajador. Dominio y figura, Barcelona, Tusquets, 1993, p. 58. 22 Para nuestro escritor al igual que para millones de europeos, la “Gran Guerra” dejó una marca indeleble, llegó a ser uno de los presupuestos más importantes de su existencia. Refiriéndose a Jünger, Franklin Baumer señaló: “Nunca pudo sacarla ni de su vida ni de sus reflexiones, pensó y escribió a partir de ella”26. “La guerra no sólo es nuestro padre, sino también nuestro hijo” señaló en alguna ocasión Jünger. Al inicio de la guerra el escritor alemán tuvo sentimientos inusitados. Para él como para muchos jóvenes de aquella época, la conflagración europea de principios del siglo XX desató emociones inauditas. La guerra sedujo a millares de jóvenes que a ella marchaban con excitación, los alentaba un ánimo patriótico, antiburgués, de rebeldía y también de aventura temeraria. 27 La guerra representaba para muchos jóvenes alemanes la huida romántica de una vida que era vista como insoportablemente aburguesada. ”Queríamos oír el silbido de las balas”28 sostuvo Jünger al recordar su partida a la “Gran Guerra” y agregó: “Crecidos en una era de seguridad sentíamos todos un anhelo de cosas insólitas, de peligro grande. Y entonces la guerra nos había arrebatado como una borrachera. Habíamos partido hacía el frente bajo una lluvia de flores, en una embriagada atmósfera de rosas y sangre. Ella, la guerra, era la que había de aportarnos aquello, las cosas grandes, viriles, espléndidas. La guerra 26 Baumer, Franklin. El pensamiento europeo moderno. México, Fondo de Cultura Económica. 1985. p 383. 27 Paul Jonson menciona no sólo como la juventud de principios de siglo se sentía atraída por la guerra, incluso también intelectuales y escritores: “La juventud de la clase media, la consideró, por lo menos al principio, la guerra más popular de la historia. Charles Péguy escribió que él marchó con entusiasmo al frente (y a la muerte). Henry de Montherlant dijo que “amaba la vida del frente, el baño en lo elemental, el aniquilamiento de la inteligencia y el corazón”. Pierrer Drieu la Rochelle afirmo que la guerra era “una maravillosa sorpresa”. Escritores alemanes jóvenes como Walter Flex, Ernst Wurche y Ernst Jünger celebraron lo que éste último denominó “el momento sagrado” de agosto de 1914. El novelista Fritz von Unger describió la guerra como una “purgativo”, el principio de “un nuevo entusiasmo por la vida”. Rupert Brooke afirmó que era “la única vida (…) una elevada emoción, distinta de todo lo que existe en el mundo”. A juicio de Robert Nichols era “Un privilegio”.”Quién no lucha está muerto” escribió Julian Grenfell (into Battle), “y quien muere combatiendo ha crecido”. -Pero también agrega Paul Jonson- “Hacia el invierno de 1916-1917 el ansía de guerra se había agotado. Cuando la lucha se prolongó indefinidamente, los jóvenes ensangrentados y desilusionados se volvieron disgustados y cada vez más coléricos contra hacia sus mayores”. Jonson, Paul, Tiempos modernos. La historia del siglo XX desde 1917 hasta nuestros días. Argentina, Vergara, 2000, op., cit. p. 34. 28 Jünger, Ernst, Tempestades de acero. Barcelona, Tusquets, p. 448. 23 nos parecía un lance viril, un alegre concurso de tiro celebrado sobre floridas praderas y la sangre era rocío”. 29 Además del lance juvenil y temerario que Jünger experimentó, llegó poco a poco a la conclusión de que el estallido de la guerra abría una cesura en la historia precedente. La guerra alteraba una larga época de paz europea caracterizada, a saber: por un intenso desarrollo industrial, iniciado después de la segunda mitad del siglo XIX en países como Inglaterra, Francia y Prusia; una estabilidad política, frágil pero duradera; un incipiente desarrollo tecnológico, y una predominio ideológico del modo de vida burgués, entre otras cosas. La guerra, en efecto, ponía fin a una época, y nuestro joven soldado pronto intuyó que a través de ella se abrían paso fuerzas intempestivas que modelarían el paisaje del siglo XX y del mundo moderno. En los primeros días de la guerra Ernst Jünger se alistó como combatiente voluntario en el 73° regimiento de fusileros. Recib ió la orden de partida el 6 de octubre de 1914; en diciembre de ese año partió al frente en Champagne; combatió en Dorfes-les-Epargnes, en Douchy, en Minchy. En agosto de 1915 fue ascendido a Jefe de sección, en noviembre se convirtió alférez, luego siguió un curso para oficiales en 1916. Participó en los combates del Somme30 y logró el grado de teniente. En 1917 fue nombrado jefe de comando de asalto. Y en 1918 finalizó la guerra en un hospital militar.31 Pasó largos cuatro años en el frente de batalla. La vivencia de Jünger durante la primera guerra mundial fue épica, en catorce ocasiones fue herido. Al hablar sobre sus lesiones escribió: “En una ocasión pasé el tiempo haciendo un recuento de las heridas. Prescindiendo de pequeñeces como los rasguños y las contusiones producidas por balas de rebote, mi cuerpo había retenido al menos catorce proyectiles que dieron en el blanco, a saber: cinco balas 29 Jünger, Ernst, Tempestades de acero. Op.cit., p. 5. 30 Batalla del Somme, prolongado combate librado desde julio hasta noviembre de 1916 por las tropas británicas y francesas contra las fuerzas alemanas, en la región del río Somme (Francia), durante la I Guerra Mundial 31 De Benoist, Alain, Ernst Jünger, Ernst Jünger y el trabajador. Una trayectoria vital e intelectual entre los dioses y los titanes en http://usuarios.lycos.es/TABULARIUM/archivo18.html 24 de fusil, dos cascos de metralla de granadas de artillería, un balín de shrapnel, cuatro cascos de metralla de granada de mano y dos cascos de granadas de fusil; contando las entradas y salidas me habían dejado veinte cicatrices”. 32 Al término de la primera guerra mundial recibió la más alta condecoración del ejército alemán: “La orden al mérito”, creada por Federico II. Sólo doce oficiales entre ellos el futuro mariscal Rommel33 recibierondicha distinción durante la primera guerra mundial. Jünger recuerda como un 22 de septiembre de 1918 recibió un telegrama que decía: “Su majestad el Emperador le ha concedido la Orden pour le Mérite. Le felicito en nombre de toda la división”34. Con el paso del tiempo también escribió sobre dicho reconocimiento: “No es el rey el que otorga la recompensa más alta, es el aedo. De ahí que para mí esa recompensa, también por lo que se refiere a aquella primera guerra, no esté en la estrella de Federico el Grande; está en el poema A mi hermano Ernst.” 35 Durante la guerra, Jünger fue un soldado singular; entre sus escasas pertenencias en la trinchera se hizo acompañar de libros de literatura y filosofía. En el frente leyó Orlando el Furioso,36 a Nietzsche, a Schopenhauer, a Goethe, entre otros, así como escribió sus experiencias sobre la guerra en cuadernos de notas de los que nunca se separó y que a la postre publicaría. Gran parte de sus vivencias como soldado quedaron registradas de manera intensa en sus escritos: Tempestades de acero, El bosquecillo 125 y El estallido de la guerra de 1914. El testimonio escrito de Jünger es invaluable, registra la calma tensa de las trincheras, la belleza gélida del paisaje bélico, y también la frialdad y naturalidad con la que la muerte corta la vida de los jóvenes combatientes. 32 Jünger, Ernst, Tempestades de acero, op.cit. p. 305-306. 33 Erwin Rommel (1891-1944) mariscal de campo alemán, célebre por sus victorias en el desierto africano durante la II Guerra Mundial. Fue acusado de complicidad en el atentado contra la vida de Hitler del mes de julio de 1944, y prefirió suicidarse antes que comparecer a juicio. 34 Ernst, Jünger, Tempestades de acero, op. cit. p. 306. 35 Jünger, Ernst, Radiaciones I, Barcelona, Tusquets, 1989, p. 175. 36 Obra escrita por Ludovico Ariosto, poeta y dramaturgo italiano, arquetipo del renacimiento cuya obra, en la que puso toda su fantasía para construir un mundo más puro está animada por un sentimiento superior de fe y moralidad que ve en el arte su único fin. Ariosto es una de las principales figuras literarias de Cinqueccento italiano. Vid. Enciclopedia interactiva de literatura. Ed Océano multimedia. 25 Andrés Sánchez Pascual ha comentado que de los millares de “recuerdos de la guerra” pocos resistieron el paso del tiempo, pero los jüngerianos han permanecido por su valor literario, y por la “cristalina estilística de quien retrata el caos de la batalla”37. Tempestades de acero despierta “sensaciones volcánicas” expresó en alguna ocasión Jorge Luís Borges. Andre Bretón admiró también las memorias del soldado alemán. Atento lector de Nietzsche, Jünger consideró que la guerra pese a su poder de destrucción podía restituir una visión trágica de la vida. Pese a la adversidad, al dolor, y lo dramático del holocausto, nuestro escritor supuso y encontró experiencias, en las que el temple de las personas, la voluntad y el espíritu se llenaba de energías vitales inauditas. Si la guerra afirmaba la muerte, también en toda su precariedad y vulnerabilidad la vida y la voluntad. Fue evidente que la vivencia de Jünger en el frente alteró gradualmente su entusiasmo inicial por la guerra. En la “Gran batalla” del 21 de marzo de 1918, en la que participó la compañía de Jünger y cuya misión consistía en romper las líneas enemigas entre las aldeas de Ecoust-Saint-Mein y Nereuil; el joven soldado experimentó con plena conciencia, el descomunal potencial de destrucción, la ferocidad de los medios mecánicos de la guerra y sobre todo, la impersonalidad en la que caía el soldado en el momento de combatir. Jünger escribió sobre este episodio de su vida: “La monstruosa acumulación de fuerzas durante las horas cruciales, en las que se luchaba por un futuro lejano, y el delirio que siguió, de manera tan sorprendente, tan desconcertante, a aquella acumulación, me habían conducido por vez primera a las profundidades de determinados ámbitos sobrepersonales. Aquello era distinto de todo lo que hasta aquel momento había vivido; era una iniciación, una iniciación que no sólo abría las ardientes cámaras del Horror, sino también que conducía a través de ellas.”38 37 Jünger, Ernst. Tempestades de acero, op. cit, p. XI. 38 Jünger, Ernst. Tempestades de acero, op.cit. p. 271. 26 Con el tiempo Jünger afirmaría que la guerra fue literalmente, un descenso al Maesltrom, el embudo marino descrito por Edgar Allan Poe39 en una de sus narraciones40. El Maesltrom es un remolino de poderosos corrientes, su fuerza es tal que succiona todas las cosas y los seres próximos y nada ni nadie le sobrevive.41 En la historia del escritor norteamericano, un hombre logra milagrosamente escapar al fatal destino y narra su aventura. El protagonista del Maesltrom es arrastrado en una pequeña embarcación al gran abismo, mientras es engullido a las entrañas del fenómeno natural es testigo de la hecatombe. A su alrededor giran vertiginosamente todas las cosas y seres atrapados por la terrible fuerza; los ve desfilar hacia un fin inminente. El espectáculo de la destrucción es espeluznante a la vez que fascinante. El hombre mira atónito, paralizado, la visión es inolvidable. Pese a la fatalidad que le espera, el hombre sobrevive, sus movimientos de escape son instintivos. Rescatado en la playa cercana, es auxiliado por sus compañeros, pero algo le ha pasado, nadie lo reconoce, ha envejecido tremendamente, mucho menos dan crédito a su historia cuando la cuenta. La vivencia en el Maesltrom puede ser aplicada a Jünger. La guerra dejó en él una huella profunda. No obstante la gravedad de los acontecimientos, hay que señalar que nunca perdió su optimismo y vitalidad. Jünger estuvo convencido de que en el holocausto emergieron posibilidades vitales. A pesar del sufrimiento, o incluso a atravesando el dolor, las personas sacaban de sí una energía no vista antes con la que hacían frente a las adversidades de la guerra. Sobrepasando el horror y el dolor, la persona singular, era capaz de sacar de sí las fuerzas “principescas” que lleva todo hombre. 39 Vid. Allan Poe, Edgar. Narraciones extraordinarias, Madrid, Alianza editorial, 1989. 40 El Maesltrom es también el remolino marino, situado en las costas de Noruega, que engulle al Nautilus, el submarino tripulado por el enigmático capitán Nemo, el personaje central de la novela de Julio Verne. Vid. Veinte mil leguas de viaje submarino, México, ed. Porrúa, 1984. 41 “El Maesltrom es el embudo, es la resaca irresistible hacia la cual atraen el vacío y la nada”. Ernst Jünger. La emboscadura, op. cit., p. 60. 27 1.5. Ejército y entomología Al finalizar la guerra, Jünger continuó dentro del ejército alemán, acuartelado en la Reichswehr de Hannover, ahí trabajó en la redacción de manuales de tácticas para la infantería. Su interés no se concentró sin embargo exclusivamente en la milicia. En 1920, editó por cuenta propia Tempestades de acero, le siguió en 1922 La guerra como experiencia interior, y en 1924 El Bosquecillo 125. El héroe de la guerra fue reconocido inmediatamente como un escritor de gran talento. Jünger dejó el ejército en 1923, se matriculó en la Universidad de Leipzig42 para estudiar zoología así como asistió a algunos cursos de filosofía. En 1925 viajó a Nápoles para colaborar en el acuario del instituto zoológico de Antón Cohrn. Ese año abandonó por completo sus estudios universitarios. Pese a no concluir su carrera como zoólogo, por su cuenta dedicó gran parte de su vida ha contemplar y coleccionar insectos, lo hizo incluso en los momentos más insólitos dándole una expresión singular a su actividad de entomólogo: “caza sutil”, y un significado especial, escribió al respecto:“Estas distracciones son como un baño que elimina el polvo del servicio; en ellas hay libertad."43 Jünger fue un recolector incansable de insectos y en particular de escarabajos, su colección personal rebasó los 40 mil ejemplares. Algunos de ellos llevan incluso su nombre, por ejemplo, una subespecie de escarabajos se llama Jungarella y otra de mariposas Trachydora juengeri. Su fama como entomólogo y naturalista es muy amplia, no sólo escarabajos y mariposas llevan su nombre, también aves, conchas e incluso organismos monocelulares: la gregarina juengeri. “Si usted se interesa en los animales muy pequeños” le dijo a Julien Hervier, “el mundo se hace inmensamente grande”, “ante un único matorral en flor: el mundo se agranda”.44 42 Su hermano Friedrich George Jünger quién fue voluntario durante la primera guerra mundial inició en 1920 también estudios universitarios pero en derecho, se consagraría después al ensayo, la poesía y la filosofía. 43 Jünger, Ernst, Radiaciones I, op. cit., p. 231. 44 Hervier, Julián. Conversaciones con Ernst Jünger, op. cit., p. 45. 28 También expresó alguna vez que su interés por la entomología era similar al de los antiguos botánicos y zoólogos, es decir, “el de cosechar infinitas imágenes de los animales”. Lo que halló en los institutos de enseñanza e investigación fue un excesivo interés por el detalle, las cifras y las estadísticas. Más que un estudio de la naturaleza fundado en cifras, Jünger optaba por una fenomenología del mundo natural centrada en la contemplación. Sobre su rechazo a la descripción cuantitativa del mundo escribió: “Hoy, se propone una cantidad aterradora de cifras, una puesta del mundo en cifras, que tiende cada vez más a medir casi hasta el milímetro. La gente utiliza aparatos para espiar el canto de los pájaros. Con esa manía que tenemos hoy de recurrir siempre a las máquinas para ayudarnos, y miden hasta el micrón de los fenómenos y las masas. Su actividad se pierde cada vez más en el detalle y en realidad se hunde en un aburrimiento cada vez más negro.”45 1.6. Ocaso de la República de Weimar Ernst Jünger regresó de Nápoles, y junto con su esposa y primogénito se establecieron primero en Leipzing en 1926 y luego en Berlín en 1927 en condiciones bastante precarias. Jünger fue testigo durante estos años de la caída de la república de Weimar. 46 En la capital alemana Jünger incursionó en el periodismo político, escribió en diarios y revistas de diversa filiación política. La polarización ideológica era una nota común de la Alemania weimariana, Jünger conoció y trabó amistad con personalidades muy dispares. Por ejemplo, en este periodo conoció a Carl Schmitt47 por quien tuvo 45 Hervier, Julien, Conversaciones con Ernst Jünger, op. cit., p. 45. 46 República de Weimar, denominación del régimen político, y, por extensión, del periodo histórico que tuvo lugar en Alemania desde la reunión de la Asamblea Nacional Constituyente, en 1919, hasta la derogación de la Constitución y la consiguiente asunción del poder efectuada por el dirigente del Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo Adolf Hitler, en 1933. 47 Carl Schmitt (1888-1985), jurista y teórico político alemán. Nacido en la localidad de Plettenberg, fue profesor de Derecho en las universidades de Bonn, Berlín y Colonia. En 1933, tras el ascenso al poder en su país de Adolf Hitler, se adhirió al nacionalsocialismo y elaboró las líneas maestras y los principios jurídicos del nuevo 29 no sólo una gran simpatía intelectual. El escritor de El concepto de la política fue también el padrino del segundo hijo de Jünger, de Alexander. Hizo amistad también con Ernst Niekisch, importante líder del movimiento nacionalbolchevique, cuyo programa político intentaba encontrar una tercera vía entre la derecha y la izquierda alemana, y que luego fue perseguido por Hitler y recluido en un campo de concentración. Así mismo, conoció y se relacionó con otras, personalidades como Ernst von Salomón, Otto Strasser, Bertolt Brech, Arnolt Bronnen, Erich Muhasan, Ernst Toller, Veleriu Marcu, Alfred Kubin, y su editor Ernst Rowohlt.48 Jünger dejó gradualmente de publicar en revistas y periódicos, y centró cada vez más su atención en la redacción de sus primeras novelas y ensayos. En 1929 publicó la primera versión de Corazón aventurero, y también en ese año un ensayo sobre las implicaciones históricas y metafísicas de la guerra: La movilización total. En 1932, en la agonía de la República de Weimar y un año antes del arribo político de Hitler al gobierno alemán, salió a la luz su obra El Trabajador. Algunos lectores postreros de este escrito sugieren su carácter “prefascista” o “protofascista”. El libro es más complejo en realidad, y sobre su posible influencia en el nazismo el propio Jünger precisó: “No es casual la aparición de este libro poco antes de las grandes inflexiones de los tiempos; y no han faltado voces que le han atribuido una influencia sobre ella. Eso, claro está, no siempre se ha dicho en tono de reconocimiento. Más sintiéndolo mucho, tampoco puedo estar de acuerdo con tal afirmación: primero, porque no sobrevaloro el influjo de los libros sobre la acción, y luego, porque éste apareció muy poco antes de los acontecimientos”.49 El soldado condecorado y el novel escritor que fue Jünger en los años de la atribulada República de Weimar, resultó ser blanco perfecto de las ofertas políticas, entre ellas las del Partido Nazi. Sin embargo ya en 1927 rechazó ser régimen. En 1945 fue arrestado por las fuerzas de ocupación aliadas y, posteriormente, procesado. Aunque fue absuelto, se le obligó a abandonar la docencia. 48 Hervier, Julián. Conversaciones con Ernst Jünger, op. cit, p. 118-119. 49 Jünger, Ernst. El trabajador. Op. cit. p. 11. 30 diputado del Reichstag por las listas nacionalsocialistas. En 1931, cuando el nazismo estaba en pleno ascenso, Joseph Goebbels50 hizo tentativas vanas para atraer a Jünger al servicio de Hitler. “Le tendimos puentes de oro a Ernst Jünger, pero él no quiso pasar por ellos”. Jünger desdeñó las invitaciones. En 1933 rehusó entrar a la Academia Alemana de poesía depurada por los nazis. La GESTAPO realizó pesquisas en su casa tratando de encontrar cartas del opositor, el anarquista Musham. En 1934 escribió una carta de protesta al órgano nazi porque se había publicado un fragmento de Corazón aventurero con lo cual se le hacía pasar como un colaborador del régimen. En 1936 publicó Juegos africanos y nació su segundo hijo Alexander. En 1938 comenzó a escribir Sobre los acantilados de mármol cuyo contenido tuvo evidentes resonancias antinazis. La historia escrita con un lenguaje de una belleza extraordinaria presagia la catástrofe, muestra como en un país remoto, Mauritania, fuerzas siniestras y temibles encabezadas por un tirano, el Gran Guardabosque, y sus colaboradores, “los lemures” se apropian del país. El exilio es la única salida de quienes sobreviven y mantienen la oposición a la nueva época del terror político y espiritual. Como era de esperarse, una vez publicada la historia de Jünger en el mes de septiembre de 1939, la cólera fue la reacción natural de los simpatizantes del régimen hitleriano, las comparaciones eran más que inevitables. La venta del libro de Jünger fue suspendida, aún así se habían comprado cerca de 35, 000 ejemplares. 50 Joseph Paul Goebbels (1897- 1945), político alemán, nacido en Rheydt. Estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Heidelberg. Se unió al Partido Nacionalsocialista (nazi) en 1922 y se encargó de la formación de los estudiantes que ingresabanen la organización. En 1925 conoció al dirigente del partido, Adolf Hitler. Goebbels fue nombrado gauleiter (jefe del partido) en la región de Berlín en 1926 y fundó el periódico oficial del nacionalsocialismo, Der Angriff (El ataque), en el que ocupó el cargo de director, en 1927. Fue elegido miembro del Reichstag, el parlamento alemán, en 1928 y un año más tarde se le nombró jefe de Propaganda del partido nazi, cargo desde el cual promovió una campaña de odio irracional a los judíos y a otros grupos "no arios", tales como los eslavos. Su labor propagandística contribuyó a incrementar el poder de Hitler en 1933. En este mismo año, Goebbels fue nombrado ministro de Propaganda e Información. Empleó todos los recursos del sistema educativo y de los medios de comunicación para cumplir los objetivos propagandísticos nazis, e inculcó en el pueblo alemán la idea de que su líder era un verdadero dios y de que el destino de este pueblo era gobernar el mundo. Pasó a ser miembro del consejo de ministros de Hitler en 1938. 31 En esta época muchos pidieron la cabeza de Jünger, Hitler que admiraba el soldado condecorado sentenció: “A Jünger no lo tocan”. Los acosos que sufrió por parte del gobierno nazi lo llevaron a que desde 1933 abandonará Berlín y se retirarse a vivir a distintas ciudades, primero Goslar (1933-1936) luego Uberlinger (1936-1939) y finalmente Kirchhorts (1939-1948); en una suerte de “emigración interior”. 1.7. La segunda guerra mundial Al comenzar la segunda guerra mundial Jünger fue llamado de nuevo a la milicia, su antinazismo en este periodo es decidido. No mantuvo la menor simpatía por Hitler y sus colaboradores; su perspectiva de la guerra también se modificó sustancialmente, no hay el entusiasmo que experimentó por la guerra de 1914, el dolor y el sufrimiento hieren la vista de Jünger. Su perspectiva de la guerra ha pasado del entusiasmo, al estupor, y finalmente al desencanto y el pesar. En Kirchhorst, el 25 de abril de 1939 Jünger recibió su cartilla militar con al grado de alférez en situación de disponible, el 28 de agosto del mismo año, mientras se regocija estudiando a Heráclito51 recibió la orden de movilización. En su traslado a la |guerra, a la segunda guerra mundial, escribe: “Partida. Arriba, no sin ironía, he estado mirándome en el espejo, con mi uniforme de alférez. De todos modos, algo similar estará ocurriendo hoy en Europa a muchos hombres que en ningún momento se imaginaron que volverían a prestar servicio militar”52. Entre noviembre de 1939 y mayo de 1940 al mando de una compañía se dirige al frente occidental. Mientras avanza el ejército alemán a Paris, observa las imágenes devastadoras de la guerra: los caminos sembrados de cadáveres, el éxodo de poblaciones enteras, el abandono de las aldeas, el sufrimiento de los refugiados y de los prisioneros. Jünger siente pesar por los caídos y por las familias, escribe lo siguiente: “La bala hiere a muchos; vemos caer el pájaro y nos alegramos al 51 Vid, Jünger, Ernst. Radiaciones I, op.cit., p. 62. 52 Jünger, Ernst, Ibidem., p. 63. 32 contemplar cómo se esparcen las plumas, pero lo que no vemos son ni los huevos, ni las crías ni la hembra que están en el nido al que nunca regresará el pájaro muerto”. 53 En 1941 arriba con el ejército alemán a Paris en donde permanece hasta 1944, aunque entre 1942 y 1943 es enviado al Cáucaso. En la capital francesa trabajó como censor de correspondencia, era una actividad de inteligencia militar del Estado Mayor asentado en Paris. Pese de su tarea logró prevenir a muchos franceses de la persecución policial. Salvaguarda también las cartas de despedida de los rehenes fusilados, y lo que más le sorprende es encontrar en ellas palabras de “coraje” y “amor”, escribe: “Tal parece que en esas situaciones el ser humano nota en su corazón una capacidad de bendecir y una sobreabundancia de riqueza y comprende que el papel que le es propio es el de víctima sacrificial, el de dispensador de dones.”54 Por vez primera siente aversión y vergüenza por el uniforme militar al ver la insignia amarilla que deben portar los judíos, y sobre todo cuando sabe de los exterminios practicados por los “lemures” -como suele llamar a los colaboradores de Hitler-. La guerra le produce repulsión. En sus diarios sobre la segunda guerra mundial, Jünger llamó a Hitler con la expresión Kniébolo, sus impresiones sobre él son poco favorables, le causa animadversión incluso en sus pesadillas. “Noche agitada. Primero se me aparecía Kniébolo, al que encontraba enclenque y melancólico y menesteroso de contacto. Me ofrecía bombones envueltos en magnifico papel dorado; me decía que le habían regalado cantidades enormes para el día de su santo.” 55 53 Jünger, Ernst, Ibidem., p. 200. 54 Jünger, Ernst. Ibidem., p. 79 55 Jünger, Ernst. Ibidem., p. 38. 33 Harto de la guerra, se refugió en la vida cultural y artística parisina, conoció y estrechó su relación con personajes ligados a la resistencia francesa, es el caso de Jean Cocteau, Gaston Gallimard, Paul Morand. Entabló amistad con Pablo Picasso, de quien escribió: “Sí las cosas hubieran dependido de los dos, inmediatamente se habría podido estipular la paz y ordenar que volviesen a encender las luces de Paris”. 56 Durante el bombardeo de la ciudad y la ocupación alemana, da resguardo a civiles. En Paris la guerra produce efectos devastadores en su ánimo, siente pesar, la idea del suicidio ronda su mente, en la capital gala escribe: “Los torbellinos están demasiado cerca, son demasiados violentos, y no hay en ninguna parte, ni siquiera en esta vieja isla, puntos de seguridad. Los brazos de la marea penetran en las lagunas.” 57 Animado por sus amigos oficiales del Estado mayor alemán escribió 1942 La paz, en dicho escrito sugiere no aplazar más la concordia entre las naciones combatientes, esperando que los frutos de la guerra sean también universales. El escrito jüngeriano será publicado hasta 1945 en Ámsterdam. Entre 1942 y 1943 es enviado el frente oriental, a la región del Caucaso. Hay un doble propósito en su viaje, por una parte conocer en la Rusia soviética, la forma en como la figura del trabajador va cristalizando; y por otra parte lleva la enmienda de buscar entre los oficiales alemanes alguno con la fuerza suficiente para confrontar a Hitler, encontrar “un Sila que enfrenté a la democracia plebiscitaria”. De hecho Jünger tuvo una relación cercana con el grupo de oficiales que llevaron a cabo el atentado fallido en contra de Hitler el 20 de julio 1944, y por el que es obligado a abandonar el ejército.58 56 Jünger, Ernst. Los titanes venideros, op. cit. p. 88. 57 Jünger, Ernst, Radiaciones I, op.cit., p. 239. 58 El atentado fue conocido como la Conspiración de julio, fue planeado por un grupo de oficiales alemanes pertenecientes a la Wehrmacht (Fuerzas Armadas alemanas) y fue encabezada por el conde Claus von Stauffenberg, representaban un pequeño núcleo opositor a Hitler. 34 En 1944 muere su primogénito, Ernestel, de un disparo en la cabeza. Miembro de la marina, el hijo mayor de Jünger fue condenado a seis meses de prisión por manifestar ante sus compañeros que Hitler debía ser eliminado. Cuando Jünger lo visita en su cautiverio, lo hace vestido con su uniforme militar y portando todas sus condecoraciones. Va con la mirada en alto. Al ser liberado el primogénito de Jünger es enviado al frente italiano y es muerto en campaña antes del fin de la guerra. El dolor de Jünger es enorme, algunos años después del trágico suceso escribió acongojado sobre la ocasión en que despidió a su hijo por última vez: “Aquel día yo estaba agotado y el camino hasta Burgdorf era largo. Tal vez bastaría con que acompañasea mi hijo hasta la puerta del jardín; él lo comprendería, lo desearía incluso. Ernestel siempre estaba preocupado por mí. Pero luego echamos a andar. Cuando hoy pienso en aquello, me espanto; a punto estuve de privarme de una hora del destino.”59 1.8. La derrota alemana y el periodo de posguerra Al terminar la segunda guerra mundial Ernst Jünger cumplió los cincuenta años, los años que vendrían no serían menos intensos ni prolíficos. En el momento de la rendición alemana en 1945, el escritor alemán había reingresado al ejército. Cuando las tropas aliadas entraron a Berlín, él se encontraba al frente de la milicia territorial. Pese al repudio del escritor alemán al nazismo, no fueron pocos quienes lo acusaron de ser uno sus predecesores. Su ambivalencia política fue vista con recelo incluso por las fuerzas aliadas. En alguna ocasión escribió: “La ambivalencia me acompaño a lo largo de más de sesenta años de mi producción y me trajo adversarios de todas partes, y es de esperarse que esto no vaya a cambiar mucho”.60 En la Alemania ocupada por las tropas inglesas la hostilidad es mayor, se 59 Jünger, Ernst, Pasados los setenta, op.cit., p. 222. 60 Tomado de García Ponce, Juan. “Una imagen de Ernst Jünger” en Ernst Jünger. Homenaje en sus cien años de vida. México, Heliopolis, 1995. 35 prohíbe la publicación de las obras del escritor, éstas tienen que editarse en Bruselas, Ámsterdam, Zurich, y paradójicamente en Londres. En los años de ocupación Ernst Jünger se negó a dar respuesta al cuestionario de desnazificación61 al que fueron sometidos muchos alemanes para probar su grado de complicidad con el nazismo. Pese a la acusación, voces singulares intercedieron por él y por sus escritos. Hannah Arendt se expresó así del pensador alemán en un informe que redactó para la Comisión on European Jewish Cultural Reconstruction: “Los diarios de Ernst Jünger ofrecen tal vez el mejor ejemplo, y el más transparente, de las inmensas dificultades a que se expone un individuo cuando quiere conservar intactos sus valores y su concepto de la verdad en un mundo en que verdad y moral han perdido toda expresión reconocible. A pesar de la innegable influencia que los primeros trabajos de Jünger han ejercido sobre ciertos miembros de la intelectualidad nazi, él fue desde el primero hasta el último día del régimen un activo opositor al nazismo, demostrando con ello que el concepto del honor, algo anticuado pero difundido antaño entre el cuerpo de oficiales prusianos era completamente suficiente para motivar una resistencia individual.” 62 Después de la guerra tiene encuentros en diversas ocasiones con Martin Heidegger, a quien conoció desde 1930, estableciendo a la par, una fecunda relación intelectual. Al recordar Ernst Jünger al filosofo del Ser y el tiempo apuntó: “En sus gestos se manifestaba la fuerza magnética de su pensamiento, la apremiante evidencia de un interrogar que atrae y convence al interlocutor.”63 En ocasión del cumpleaños sesenta de Heidegger, Jünger le envió como regalo el escrito intitulado Sobre la línea, que es una disertación compleja sobre el nihilismo. Heidegger le 61 “El concepto punitivo original de “culpa colectiva” dio rápidamente lugar a un conjunto de medidas discriminatorias, aunque nunca llegó a quedar claro si el objetivo básico era limpiar a Alemania de nazis o a limpiar a los nazis del estigma del nazismo; y, en caso de que fuera este último el fin, si la desnazificación consistía en un castigo o una reeducación. Al final la clasificación de los alemanes en cinco grupos, desde el de “delincuentes principales” hasta exonerados, basándose en las respuestas a un interminable cuestionario, se convirtió en una especie de pesadilla burocrática”. Vid. Fulbrook, Mary, Historia de Alemania. Gran Bretaña, Cambridge University Press, p. 154 62 Citado en Jünger. Ernst. Los titanes venideros. op. cit. p. 26. 63 Vid. Jünger, Ernst. Los titanes venideros, op. cit. p. 52. 36 devolverá el gesto en 1955, enviándole una extensa carta, Hacia la pregunta del ser, que es un comentario crítico a lo sostenido por Jünger en Sobre la línea. La segunda mitad del siglo XX es también para Jünger un periodo de intensa labor como escritor. En 1949 edita sus diarios sobre la segunda guerra mundial Radiaciones, así como su novela Heliopolis. En 1950 escribe Sobre la línea. La emboscadura sale a la luz en 1951. Visita a Goldenholm se publica 1952, El nudo gordiano en 1953. El libro del reloj de arena en 1954, Abejas de cristal en 1957. En 1959 publica El muro del tiempo a la vez que funda con Mircea Eliade la revista Antaios. En 1960 publica El Estado Universal. Máximas y mínimas salen a la luz en 1964. Cacerías sutiles en 1967. En 1970 publica Aproximaciones, droga y embriaguez y en 1977 una de sus obras cumbres Eumeswil, año en que también muere su hermano más querido, Friedrich Georg. Al comienzo de la década de los ochenta, Jünger recibe el premio Goethe en la ciudad de Francfort, el más prestigioso de la literatura alemana. Durante esta década pública en 1980 Pasados los setenta. El problema de Aladino y El tirachinas en 1983, El autor y la escritura en 1984, Un encuentro peligroso en 1985, Dos veces el cometa en 1987, y en 1990 el pensador de 95 años escribe La Tijera, uno de sus últimos libros. También en estos años (1984) participa en la ciudad de Verdún, junto al canciller Helmut Kohl y el presidente Francois Mitterrand, en el homenaje rendido a las víctimas de las dos guerras mundiales. Jünger comienza su discurso diciendo: “Me inclino ante los caídos.”64 Merece la pena señalar que desde la década de los 50’s Jünger se consagró al estudio de las “sustancias sicoactivas” y dedicó un escrito a este tema: Acercamientos. Drogas y Ebriedad. Para nuestro autor la experiencia con estas sustancias es limitada y privilegiada, no aboga por su uso regular ni masivo. El té, los alcoholes, el peyote, los hongos mágicos, el LDS son medios privilegiados para 64 Jünger, Ernst “Alocución en Verdún el 24 de junio de 1979” en Sobre el dolor, Madrid, Tusquets, op.cit. p. 221. 37 conducirnos a la experiencia religiosa y trascendente, no obstante su uso es reservado e iniciático. Jünger escribió sobre su experiencia: “Puedo narrar, puedo también guardar en secreto lo que aprendí en esta región –silencio prudente o impuesto por un temor reverencial-. No sólo he comprendido lo que movió a hombres de los tiempos y lugares más remotos. Lo he visto en su espacio, y con sus ojos.”65 Otro tema que merece consideración sobre la vida del escritor alemán fue su pasión por los viajes. El ímpetu por conocer lugares nuevos fue una constante en Jünger, fue un viajero empedernido. Antes de la mitad del siglo XX había viajado a Nápoles, Sicilia, Dalmacia, Paris, Rodas, Noruega, entre otros lugares. Después de la segunda centuria sus viajes no se interrumpirán. Viaja a Grecia, Siria, Jordania, Líbano, Cerdeña, Estados Unidos, se embarca en un crucero por el Asia Oriental, conoce Egipto, Sudán, la India, Austria, España. Marruecos, Islas canarias, Creta, Niza, Túnez, Turquía, Ceilán, Malta, Portugal, Chipre. Con el retorno del cometa Halley visita Singapur, Malasia, Sumatra y las islas Mauricio. Son muchos los lugares visitados por el longevo escritor. En alguna ocasión comentó sobre su pasión por viajar: “Siempre he amado viajar y hasta ahora no me he privado de esa costumbre.”66 A edad avanzada también se refirió al tema de la siguiente manera: “De todos modos sigo viajando por el mundo de la literatura y por ese pequeño cosmos que es mi jardín.”67 Para Jünger viajar fue una forma “fugarse” 68 del destino implacable del mundo del trabajador.69 En una visita que lleva a
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