La-importancia-de-las-habilidades-sociales-en-la-relacion-de-pareja

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A G R A D E C I M I E N T O 
 
 
Deseo expresar mi más profundo agradecimiento en primer lugar a mis padres 
quienes se mantuvieron, positivos y enérgicos, animándome y dándome la 
confianza en el momento en que yo lo necesitaba, demostrándome su amor, 
seguridad y apoyo incondicional tanto con palabras como con acciones. 
 
En segundo lugar agradezco infinitamente el apoyo y aprecio que me 
proporcionaron familiares y amigos, quienes estuvieron impulsándome 
animosos para alcanzar mis metas. 
 
En tercer lugar a mis profesores que gracias a sus conocimientos que me 
transmitieron, sus aportaciones útiles y sugerencias inestimables, 
proporcionándome con tacto una respuesta valiosísima, así como sus 
suavísimas criticas constructivas y comentarios apropiados para mi 
crecimiento, pude llegar a ser la profesionista que ahora soy. 
 
Y finalmente le doy gracias a ese ser supremo al cual le llamo Dios, por darme 
la oportunidad de ver realizada una de mis metas. 
 
A todos los mencionados anteriormente no me queda más que darles las 
GGRRAACCIIAASS porque juntos me ayudaron a construir el sueño de ver concluidos 
mis estudios. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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D E D I C A T O R I A 
 
Este trabajo lo dedico con el amor y el afecto a una persona muy querida y 
especial para mi, que aunque se adelanto en el camino, se que me esta viendo 
en donde quiera que se encuentre y que estará orgullosa de todo lo que 
emprenda. 
 
Siempre estará presente su amor y su recuerdo, los cuales seguirán 
apoyándome y me darán las fuerzas para continuar aun en los momentos mas 
difíciles. 
 
 
Esa persona es mi abuelita LLuullúú. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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ÍÍ NN DD II CC EE 
 
Contenido Pag. 
 
RESUMEN. 3 
 
INTRODUCCIÓN. 4 
 
CAPITULO 1. 
1. RREELLAACCIIÓÓNN DDEE PPAARREEJJAA YY EENNAAMMOORRAAMMIIEENNTTOO.. 15 
1.1 Definición de relación de pareja 16 
1.2 Procesos en las relaciones de pareja 18 
1.3 Trayectoria del enamoramiento 23 
1.4 Idealización 27 
1.5 Término del enamoramiento 30 
1.6 Desilusión 32 
1.7 Aceptación 34 
1.8 Amor maduro 36 
 
CAPITULO 2. 
2. LLAA TTEERRAAPPIIAA CCOOGGNNIITTIIVVAA--CCOONNDDUUCCTTUUAALL EENN LLAA 
RREELLAACCIIÓÓNN DDEE PPAARREEJJAA.. 
 
40 
2.1 Supuestos teóricos 41 
2.2 Técnicas y Procedimientos 56 
 
CAPITULO 3. 
33.. MMOOTTIIVVOOSS OO CCAAUUSSAASS DDEE LLAASS MMAALLAASS RREELLAACCIIOONNEESS 
DDEE PPAARREEJJAASS.. 
 
69 
3.1 Conflictos en las percepciones y expectativas 70 
3.2 Pensamientos irracionales o disfuncionales 73 
3.3 Alteración de la comunicación 77 
3.4 Igualdad de los role 81 
3.5 Cotidianidad dentro de la relación 82 
 
 
 
 
 
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 2
CAPITULO 4. 
44.. HHAABBIILLIIDDAADDEESS SSOOCCIIAALLEESS EENN LLAA RREELLAACCIIÓÓNN DDEE 
PPAARREEJJAA.. 
 
85 
4.1 Evolución Histórica de las Habilidades Sociales (HHSS) 86 
4.2 Definición de las Habilidades sociales (HHSS) 87 
4.3 Importancia de las Habilidades Sociales (HHSS) en la 
relación de pareja 
 90 
4.4 Componentes de las Habilidades Sociales (HHSS) 92 
 
CAPITULO 5. 
55.. CCOOMMOO MMEEJJOORRAARR LLAA RREELLAACCIIÓÓNN.. 103 
5.1 Reforzar los cimientos 104 
5.2 El arte de conversar 106 
5.3 Dominio de la ira 111 
5.4 Conciliación 114 
 
CONCLUSIONES. 116 
 
BBIIBBLLIIOOGGRRAAFFÍÍAA.. 118 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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RR EE SS UU MM EE NN 
 
El objetivo de la presente tesis fue describir los factores autodestructivos y 
contraproducentes que interfieren para que se dé una mala relación de pareja, 
así como la importancia de las habilidades sociales dentro de la misma para 
favorecer el establecimiento de relaciones satisfactorias y funcionales. Para lo 
cual se recopiló y revisó la bibliografía correspondiente a fin de integrar el 
presente trabajo; encontrando que una relación de pareja es interacción e 
intercambio, dar y recibir entre dos personas, en donde cada uno puede 
obtener satisfacción o insatisfacción mutua. Cuando las satisfacciones son 
poco gratificantes la relación zozobra en una corriente reactiva de desilusiones, 
pobre comunicación y malentendidos que ocasionan relaciones conflictivas y 
poco satisfactorias. El problema avanzará si los miembros de la pareja carecen 
de las habilidades sociales para resolver los múltiples problemas que la 
convivencia y la relación de pareja plantea. 
Ante tal situación se creo la necesidad de estudiar y conocer los problemas que 
hoy en día preocupan a los cónyuges. Una de estas posturas es el enfoque 
cognitivo-conductual, el cual integra el aspecto cognitivo como factor que 
influye en la actualidad del sujeto y la conducta manifiesta del ser humano, 
considerando los eventos internos; como pensamientos, sentimientos, 
recuerdos o sensaciones. 
Se señala que la armonía conyugal total y constante es un mito, que las 
diferencias y dificultades siempre aparecen; sin embargo, si se conocen 
alternativas para mejorar la relación; planteando objetivos, aprendiendo nuevas 
conductas para la solución de problemas, además del aprendizaje de 
estrategias de habilidades sociales para llegar ha acuerdos a fin de resolver 
juntos un problema en cuestión y saber determinar cómo se va a llevar a cabo 
esa solución, se puede mejorar el intercambio de conductas motoras cognitivas 
y emocionales para ambos miembros de las pareja. 
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II NN TT RR OO DD UU CC CC II ÓÓ NN 
 
El ser humano desde que nace, vive siempre en relación con otras personas y 
es en la familia el primer entorno en el que se desenvuelve, convirtiéndose en 
el principal contexto de aprendizaje de conductas, pensamientos y 
sentimientos. La unidad social básica en la que se funda la familia es la pareja, 
la cual se encuentra amenazada por los cambios de su entorno social donde se 
desarrolla encontrándose en peligro de trasformación. Entre los riesgos que 
contribuyen a este fenómeno se encuentrandiferentes problemas que afectan 
el mantenimiento de la pareja en la familia, dando por consecuencia una gran 
cantidad de divorcios o separaciones (Sandoval, 1985). 
 
Los posibles factores que contribuyen a los diferentes problemas que afectan el 
mantenimiento de la pareja en la familia, son producto de no tener claro el por 
qué se conformó la pareja, así como la industrialización que ha contribuido en 
la transformación de roles, sin dejar a un lado los conflictos económicos, la 
presión emocional, los conflictos personales, las perspectivas y expectativas, 
entre otras muchas más (Prado, 2003). 
 
Al consolidarse en matrimonio o unión libre la pareja que sólo cimentó su 
relación en el amor, con la aparición de los conflictos descubre que éste no es 
suficiente para solucionarlos, entonces pareciera que el éxito de la pareja es 
cuestión de suerte justificando erróneamente su fracaso con la falta o la muerte 
del amor, al que se le ve como un mero sentimiento que existía en el noviazgo 
y que durante la trayectoría va acabándose, cuando en realidad se refiere a la 
presencia de un intercambio de conductas motoras, cognitivas y emocionales 
que son gratificantes para los miembros de la pareja. Además de la experiencia 
personal pueden ser innumerables los factores que influyen en las relaciones 
de pareja y que se vuelven determinantes para su éxito o fracaso, sin embargo, 
en la medida que la pareja interactúa es influenciada por lo que sus miembros 
hagan, digan, piensen y sientan (Díaz, 1998). 
 
 
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 5
Cuando una pareja decide unirse, en cada uno de ellos se alienta siempre un 
conjunto de expectativas que esperan ver cumplidas en su vida en común. 
Algunas han sido objetos de largas charlas, otras son anhelos inconfesados, 
vagas ensoñaciones, esperanzas que no se creyeron oportunas decir al 
cónyuge o que se dio por hecho que se compartían (Sager, 2003). 
 
A medida que la relación zozobra en una corriente reactiva de desilusiones, 
pobre comunicación y malentendidos, es posible que la pareja llegue a pensar 
que su relación ha sido un error. Los malentendidos múltiples como reiterados 
y el enojo mutuo resultantes desgastan los cimientos hasta llegar a un punto 
donde no hay retorno. Sin embargo, si ambos miembros se dan cuenta del 
malentendido antes de que éste avance pueden atacar la tormenta (Beck, 
2004). 
 
Es lamentable que actúen fuerzas centrífugas que tienden a herir la relación, 
desilusiones desmoralizadas, malentendidos laberínticos y torturantes 
comunicaciones malogradas. Pocas veces es bastante tenaz el amor para 
resistir a esas fuerzas divisorias y sus derivados, el resentimiento y la rabia. Se 
necesitan otros ingredientes en una relación para que el amor se fortifique en 
lugar de disolverse. La representación idealizada de la pareja feliz que ofrecen 
los medios de comunicación no prepara a las parejas para hacer frente a las 
decepciones, frustraciones y fricciones. A medida que los malentendidos y 
conflictos se combinan para encender el enojo y el resentimiento, la persona 
que antes había sido el “amante aliado y compañero” es visto ahora como 
antagonista (Beck, 2004). 
 
Desde hace algunos años esta situación ha creado la necesidad de estudiar y 
conocer los problemas que hoy en día preocupan a las parejas. El 
conocimiento de las causas de estas relaciones conflictivas y poco 
satisfactorias han permitido que se desarrollen técnicas terapéuticas que 
propicien un funcionamiento más sano de las parejas. 
 
 
 
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Por lo anterior en el primer capítulo se incluye la definición de la relación de 
pareja. Para poder definirla es importante considerar que a lo largo de la 
historia han existido diversas formas de conceptuar a la pareja. Así mismo se 
da una descripción de la evolución que ha tenido, la cual ha ido cambiando 
lentamente, otorgándole diferentes matices y modificando las funciones de sus 
miembros de acuerdo con el momento histórico y las exigencias sociales que 
predominan. Pues en un principio a la mujer se le consideraba únicamente 
como la depositaria de la fertilidad y orientada a los trabajos domésticos, idea 
que a través del tiempo se ha ido modificando hasta llegar a establecerse como 
integrante productivo de la sociedad, tanto en el ambiente familiar como en el 
laboral (Prado, 2003). 
 
Actualmente las bases sobre las cuales una persona establece una pareja, se 
hace de manera voluntaria y las consecuencias de ésta elección recae en los 
mismos interesados. Muchas de las parejas afirman que la base de la elección 
es el hecho de “estar enamorados”, donde participan elementos como: 
apariencia física, costumbres, capacidades intelectuales, afectivas, entre otras. 
Una vez hecha la elección, la pareja se enfrenta al hecho de adaptarse a un 
nuevo estilo de vida, tratando de cumplir en forma rutinaria roles que se 
asignan mutuamente para satisfacer las necesidades requeridas, 
comportándose de manera que genera en el otro las respuestas que él 
necesita. En el proceso de enamoramiento se va percibiendo a la pareja como 
cada vez “más parecida”, cada individuo busca una persona que logre 
satisfacer mejor sus necesidades (Sandoval, 1985). 
 
Cuando las personas se enamoran están como en otro mundo, abstraídos, 
absortos por la fiebre de la pasión, sin aliento, inconscientes de su entorno, 
anestesiados por la dicha tan intensa. Los enamorados se sienten abrumados 
por esa cascada incontrolable de emociones y sentimientos arrolladores de 
euforia, excitación y enajenación. Viven ese estado sublime de éxtasis, 
encantamiento, ensueño y anhelo por la persona amada; en ningún otro 
momento se encuentran tan vulnerables e indefensos como cuando se 
enamoran (Prado, 2003). 
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Sin embargo, la firme creencia de la relación perfecta o ideal, tenazmente 
arraigada en la imaginación de tantos hombres y mujeres, alimenta enormes e 
inalcanzables expectativas. El amor de pareja implica, entre otras cosas, 
imaginación e idealización. Esta imagen idealizada de la relación es el caldo 
de cultivo de la desilusión, del resentimiento y de la ruptura. De hecho un gran 
numero de parejas inconscientes de estos atributos, justifica su separación con 
la falta de estas grandiosas premisas y con el incumplimiento de estos ideales 
(Sandoval, 1985). 
 
Cuando el amor fracasa sin remedio, se desfigura y se convierte en la imagen 
inversa del enamoramiento. Es realmente sorprendente la intensa aversión o el 
desapego que muchas parejas rotas sienten el uno por el otro. Quizá el destino 
más lamentable de una pareja ocurre cuando los sentimientos amorosos 
desaparecen, pero los ayer enamorados permanecen juntos y sufren día tras 
día en silencio, atrapados, prisioneros de una relación vacía o fingida para 
salvar las apariencias (Rojas, 2003). 
 
A menudo la unión de la pareja se debilita con el paso del tiempo, se vuelve 
tediosa se embota su intensidad se apaga o es sustituida por la indiferencia, la 
inquietud o el desasosiego. Sentimientos que poco a poco se comen el amor y 
conducen al resentimiento, a la infidelidad o incluso a la ruptura (Roche, 2001). 
 
Hay que tomar en cuenta que el amor es selectivo y requiere que entendamos 
conozcamos y nos interesemos de verdad por el ser amado y por su mundo, 
porque solo cuando aceptamos que nuestra pareja es única, diferente e 
individual que está ahí fuera de nosotros la conocemos y comprendemos, 
podemos ubicarnos genuinamente con amor y comprensión en su lugar para 
así desarrollar un amor maduro y fructuoso (Rojas, 2003). 
 
Frente a las problemáticas que vive actualmente la pareja se ha tratado de 
definir, explicar y dar tratamiento a la situación de pareja desde varías posturas 
teóricas y metodológicas; una de ellas es el enfoque cognitivo-conductual que 
será planteado en el capítulo dos, el cualintegra el aspecto cognitivo como 
factor que influye en la actualidad del sujeto y la conducta observable del ser 
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 8
humano, considerando los eventos internos, como pensamientos, sentimientos, 
recuerdos o sensaciones (Prado, 2003). 
 
Este modelo, se caracteriza porque toma a la conducta como un proceso 
continuo por lo que hay una interacción constante entre el organismo y el 
medio ambiente, considera al individuo como un ser activo en el proceso 
interactivo, los factores cognitivos son uno de los determinantes de la conducta 
y el significado que el individuo otorga a la situación es factor de suma 
importancia. En general, amplia los elementos que intervienen en el desarrollo 
de la conducta, entendiendo por ésta cualquier respuesta de un individuo ya 
sea motora, fisiológica y/o cognitiva (Díaz, 1998). 
 
El enfoque cognitivo-conductual considera el conflicto de la pareja como el 
proceso de intercambio de conductas inadecuadas, interviniendo en la 
modificación del tipo de relación afectiva no funcional a través de los cambios 
de cada uno de los componentes del comportamiento de la pareja (Prado, 
2003). 
 
En la aplicación de esta terapia a la de pareja se hacen consideraciones como 
es la valoración y estimación que cada miembro de la pareja hace de la 
conducta del otro puede venir matizada por hábitos erróneos ya adquiridos por 
uno o por ambos miembros. Estos hábitos determinan la apreciación que 
cualquier individuo hace de su vida, de su relación y del comportamiento de su 
pareja y, por lo tanto, el grado de satisfacción que estos deparan y el grado de 
exigencia y concesiones que puede hacer el otro (Gil, 1996). 
 
Por lo tanto, los psicólogos cognitivos-conductuales que tratan conflictos de 
pareja se preocupan por determinar cómo y en qué condiciones los eventos 
cognitivos afectan la conducta (Gil, 1996). 
 
De ahí la importancia de este enfoque para tratar este tipo de conflictos 
interpersonales, donde se enfatizan los principios de aprendizaje y se orienta 
no solo hacia el cambio sino también, a la solución de otros conflictos por 
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medio del entrenamiento de habilidades de cambio en diferentes conductas, 
utilizando técnicas y procedimientos específicos (Willi, 1993). 
 
A partir de esto, en el capítulo tres se revisan las principales causas que 
presentan las parejas en conflicto, aunque el amor es un incentivo poderoso 
para que hombres y mujeres se ayuden y apoyen, se hagan felices los unos a 
los otros, no constituye en sí mismo la esencia de la relación, pues no provee 
las cualidades y aptitudes personales que son decisivas para sustentarla y 
hacerla crecer. Hay cualidades especiales como compromiso, sensibilidad, 
generosidad, lealtad, responsabilidad, confiabilidad, que son determinantes 
para una relación estable (Beck, 2004). 
 
Existen muchos aspectos en los cuales una pareja no importa lo abnegada y 
amante que sea, pueden tener desacuerdos que amenacen su estabilidad. A 
menudo al principio de la relación las expectativas acerca de los aspectos 
prácticos están encubiertas por el aura del amor, sueños de felicidad 
permanente, emoción y romance. Como resultado la pareja nunca se detiene a 
tratar asuntos prácticos hasta que éstos se convierten en problemas frustrantes 
(Beck, 2004). 
 
Con frecuencia en este trance, afloran las verdaderas diferencias como 
continuas decepciones que dan lugar al desencanto y la frustración por la 
pérdida de la armonía o el desgaste de la atracción mutua por la falta o la 
inadecuada comunicación, porque uno o ambos se sienten constantemente 
criticados, denigrados o heridos por el resentimiento recíproco, la envidia, los 
celos o por ciertas condiciones estresantes que les llevan a situaciones límites 
(Rojas, 2003). 
 
Las personas imaginan la relación de pareja como una formación estática que 
continúa invariable en el transcurso de los años. Muchas rupturas de conflictos 
surgen y se fijan precisamente porque los cónyuges no se atreven a insertarse 
en este proceso de desarrollo debido a que tienen miedo de perder su felicidad 
anterior (Willi, 1993). 
 
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Toda pareja se enfrenta con la necesidad de tomar docenas de grandes y 
pequeñas decisiones. Una comunicación clara y precisa facilita la toma de 
decisiones, en tanto que la ambigüedad las confunde. Parejas sólo con leves 
problemas en la comunicación pueden tener importantes malentendidos. Estos 
a menudo conducen a la frustración, a la hostilidad y en consecuencia a un 
posterior deterioro de la comunicación. En los peores casos, incluso simples 
conversaciones, se convierten en una reunión de debates competitivos, luchas 
de poder y mutuos menosprecios. Lejos de promover la clarificación y 
comprensión las palabras se convierten en armas; las discusiones, en batallas 
(Beck, 2004) 
 
La relación de pareja requiere de un adecuado equilibrio de reciprocidad así 
como un intercambio consistente de gratificaciones, estímulos, refuerzos o 
recompensas. Pero con el paso del tiempo y cotidianidad provocan una 
habituación en la relación, con lo que la conducta del otro que antes resultaba 
deseable pierde su valor (Roche, 2001). 
 
Existe una amplia gama de factores que pueden incitar a iniciar una relación, 
entre estos determinantes se pueden encontrar los ambientales, los sociales y 
culturales. Es obvio que no es fácil controlar las variables ambientales que 
rodean al ser humano, por lo cual estar en contacto con otros ambientes, las 
personas se exponen a otras alternativas, las cuales son preferidas o 
escogidas por ellas. Las valoraciones de los contenidos que ha expresado una 
persona se contaminan recíprocamente con la valoración global que se 
atribuye hacia la otra persona. Cualquier conducta se adquiere-desarrollo o se 
extingue bajo la presencia de estos determinantes ambientales de la conducta 
humana que pueden localizarse en la relación que existe entre el individuo y su 
medio ambiente (Díaz, 1998). 
 
Cuando ocurren los conflictos los cónyuges parecen estar más dispuestos en 
acusarse mutuamente que en pensar en el conflicto como un problema que 
puede solucionarse, el problema avanzará si los miembros de la pareja tienen 
déficits en las habilidades sociales. Por ello en el capítulo cuarto se da una 
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revisión de las habilidades sociales y la importancia que tienen en la relación 
de pareja. 
 
Las Habilidades Sociales son las conductas o destrezas específicas requeridas 
para ejecutar competentemente una tarea de índole interpersonal (por ejemplo 
mantener una relación o negarse a una petición). El término habilidad se utiliza 
para indicar que nos referimos a un conjunto de comportamientos adquiridos y 
aprendidos, no a un rasgo de la personalidad. Entendemos que las habilidades 
sociales son un conjunto de comportamientos interpersonales complejos que 
se ponen en juego en la interacción con otras personas (Monjas, 2002). 
 
La pesada carga del funcionamiento social defectuoso en la edad adulta o la 
fortuna de una habilidad social apropiada dependen enteramente de los 
padres. Los iguales son importantes modelos y fuentes de reforzamiento 
especialmente durante la adolescencia. Las costumbres sociales, modas, 
estilos de vestir y el lenguaje cambian durante la vida de una persona; por 
tanto, se tiene que continuar aprendiendo con el fin de seguir siendo 
socialmente habilidoso. A este respecto las habilidades sociales pueden 
también perderse por la falta de uso, después de largo períodos de 
aislamiento. La actuación social puede también ser inhibida u obstaculizada por 
perturbaciones cognitivas y afectivas (Caballo, 1993). 
 
Una respuesta socialmente habilidosa sería el resultado final de una cadena de 
conductas que empezaría con una recepción correcta de estímulos 
interpersonales relevantes,seguiría con el procesamiento flexible de estos 
estímulos para generar y evaluar las posibles opciones de respuesta, de las 
cuales se seleccionaría la mejor y se terminaría con la emisión apropiada o 
expresión manifiesta de la opción escogida (Caballo, 1993). 
 
Así las habilidades sociales han sido vistas como comportamientos o 
pensamientos que son instrumentales para resolver conflictos, situaciones o 
tareas sociales; pero para llegar a éste término, se ha dado una serie de 
evoluciones, heredando ciertas controversias que, en un periodo de desarrollo 
breve, aún no han sido totalmente superadas (Caballo, 1993). 
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Con respecto a la relación de pareja se plantea, que las parejas en conflicto 
carecen de las habilidades para resolver los múltiples problemas que la 
convivencia y la relación de pareja plantea. Cuando intentan resolver un 
problema específico, mezclan en sus discusiones toda una gama de otros 
problemas secundarios e irrelevantes que suelen ser fuente habitual de 
conflicto, alejándose de su objetivo inicial. Estas dificultades tienen relación con 
la carencia en los componentes básicos necesarios para la resolución de 
problemas (Díaz, 1998). 
 
Se señala que la armonía conyugal total y constante es un mito, que las 
diferencias y dificultades siempre aparecen; sin embargo, lo que lleva a las 
parejas a ser desafortunadas en la solución o mejora de esas dificultades es 
que carecen de información y habilidades para llevar a cabo una disputa 
constructiva (Díaz, 1998). 
 
Los miembros de todas las parejas emplean constantemente determinadas 
habilidades al relacionarse entre sí; habilidades verbales y no verbales que se 
vuelven básicas e importantes en la medida que contribuyen al desarrollo y 
establecimiento de relaciones funcionales y satisfactorias para sus miembros 
(Prado, 2003). 
 
Estas habilidades se adquieren a través del proceso del habito, para lo cual se 
requiere un esfuerzo voluntario y un interés en realizarlo para aprender, 
practicar y repetir constante, uniforme y significativamente esa serie de 
conductas que componen tal habilidad , poco a poco con la práctica continua 
se van eliminando los errores prestando atención a los detalles individuales del 
desempeño para, finalmente, realizar más o menos correcta y automáticamente 
la actividad sin tener que atender a los detalles (Díaz, 1998). 
 
Finalmente en el capítulo quinto se brindan alternativas para mejorar la 
relación; planteando objetivos, aprendiendo nuevas conductas, conociendo los 
principios teóricos del aprendizaje y aplicación de éstos en la resolución de 
conflictos, además del aprendizaje de estrategia claves para una comunicación 
eficiente. 
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Uno de los diversos problemas en las parejas desavenidas consiste en la fuerte 
convicción de que las cosas no pueden mejorar. Sin embargo esto no es así, 
pero esta idea frustra el cambio porque despoja las motivaciones de los 
cónyuges, todas las relaciones de amor, incluso las que rebosan de felicidad, 
mantienen un delicado equilibrio que exige un continuo afinamiento para 
remontar las múltiples presiones, los conflictos, cambio y ansiedad 
existenciales que emergen inevitablemente a través del tiempo (Rojas, 2003). 
 
Los cónyuges deben conducirse con responsabilidad propia, no obstaculizarse 
en su desarrollo individual; deberían ser capaces de solucionar 
constructivamente sus conflictos, aumentar el reconocimiento, iniciación y 
expresión de gratitud en las interacciones placenteras, disminuir sus 
interacciones aversivas, aprender a comunicarse de forma afectiva y aprender 
a negociar para la resolución de problemas habituales y las insatisfacciones 
(Díaz, 1998). 
 
Algunas parejas creen que expresar ira es la forma más eficaz, de hecho, el 
único modo de ejercer presión sobre otra persona. no obstante, es posible que 
no se percaten de que la manifestación de la cólera puede producir importantes 
resultados negativos (Beck, 2004). 
 
Es mejor que las parejas traten de reducir al mínimo sus estallidos de ira, que 
el cónyuge descontento se exprese con libertad, y el otro integrante de la 
pareja asuma el papel de un investigador, más que el de un acusador. Las 
quejas, conflictos y problemas se abordan mejor si se trata de obtener una 
imagen más específica y clara de ella, para así trazar mejor el plan para su 
solución y reconciliación. Las medidas consisten en no dar excusas y no 
contraatacar, señalar con exactitud las acciones específicas de la queja y lograr 
un consenso sobre los pormenores del incidente que causó el trastorno (Beck, 
2004). 
 
Se puede finalizar diciendo que a menudo las parejas inician su vida marital sin 
haberse puesto de acuerdo sobre los múltiples aspectos de su vida futura, 
como son el compromiso, la responsabilidad, la lealtad, la comunicación, la 
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 14
confianza, entre otros, los cuales son determinantes para una relación 
satisfactoria. 
 
Por estas razones, el propósito del presente trabajo es describir los factores 
autodestructivos y contraproducentes que interfieren para que se dé una mala 
relación de pareja, así como la importancia de las habilidades sociales dentro 
de la relación de pareja para favorecer el establecimiento de relaciones 
satisfactorias y funcionales. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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CC AA PP II TT UU LL OO 11 
 
RREELLAACCIIÓÓNN DDEE PPAARREEJJAA YY EENNAAMMOORRAAMMIIEENNTTOO.. 
 
El interés por el tema de la relación de pareja ha existido desde hace mucho 
tiempo, y ha sido estudiado por diversas ramas del saber como la psicología. 
Las contribuciones de está ciencia comienzan a darse a mediados del siglo XIX 
y a principios del siglo XX, a partir de que la pareja es concebida como el 
sostén fundamental de la familia y esta a su vez, como una institución básica 
de la sociedad para el desarrollo económico, político y social (Gil, 1996). 
 
La formación de una pareja dentro de nuestra sociedad va en la mayoría de las 
ocasiones más allá de contar con una persona con quien compartir emociones, 
sentimientos o ideas. Cada pareja se forma de acuerdo a circunstancias 
singulares y evoluciona de manera continua (Wacuz, 1990). 
 
La unión de amor entre dos personas está siempre en proceso dinámico de 
cambio y a través del tiempo adopta formas diferentes dependiendo de los 
motivos que les haya llevado a unirse. Cada historia de amor es diferente, el 
comienzo es único, el argumento original y el final imprevisible (Rojas, 2003). 
 
Para entender el proceso de la elección de pareja, primeramente se tiene que 
abordar la definición de lo que es la relación de pareja, así como las 
modificaciones y cambios que ha tenido la pareja a lo largo de la historia. 
Finalmente se revisa la trayectoria del enamoramiento en la relación de pareja, 
el cual atraviesa por diferentes etapas pasando de la idealización hasta llegar a 
un amor maduro. Estos aspectos serán abordados a detalle en este primer 
capítulo. 
 
 
 
 
 
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11..11 DDeeffiinniicciióónn ddee llaa rreellaacciióónn ddee ppaarreejjaa.. 
 
La pareja al ser considerada como la base de la sociedad, es tomada como la 
principal unidad social en la que se fundamenta la familia. Para poder definirla 
es importante considerar que a lo largo de la historia han existido diversas 
formas de conceptualizar a la pareja, otorgándole diferentes matices y 
cambiándole las funciones de sus miembros de acuerdo con el momento 
histórico y las exigencias sociales que predominan; además existe una 
tendencia a usar indiferenciadamente los términos de familia y de pareja, por lo 
que es difícil dar una definición única y universal de ella (Díaz, 1998). 
 
La evolución que ha tenidola pareja, explica en la actualidad las conductas que 
se presentan como producto de ideologías que se establecieron en una época 
y que hasta hoy en día se siguen manteniendo (Prado, 2003). 
 
Aunque son varias las ciencias que han tratado de definir el concepto, sobre la 
base de esta multiplicidad, la psicología no define a la familia sino la unidad 
que la conforma y que se denomina pareja. 
 
Existen diversos autores que contribuyen a la formación de una definición, 
entre las cuales se encuentran la de Bueno (1985), Master y Jonhson (1978), y 
Navarro (1986), quienes definen a la pareja como la relación de una persona 
con otra, por medio de la cual se establece el compromiso de seguir unidos, 
apoyándose para su mutuo desarrollo y superación en las diferentes 
actividades que realizan. La pareja puede o no estar unida legal y/o 
religiosamente, y como pareja son la fuente principal de reproducción de 
comportamientos sociales, involucrando valores morales e ideológicos (Díaz, 
1998). 
 
Nelly N. O. y Neill G. O. (1976), describen la relación de pareja como la relación 
franca entre hombre y mujer que tiene su base en una libertad igual para cada 
una de las partes y se sostiene en un compromiso verbal, intelectual y 
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emocional de respetar mutuamente el derecho individual de cada uno (Díaz, 
1998). 
 
Para Palicier (1978, en González, 1996), la pareja se puede definir como el 
conjunto de dos personas que interactúan con la finalidad de satisfacer ambos, 
necesidades tanto sentimentales como sexuales, manteniéndose así por 
tiempo indefinido, no importando si la relación esta institucionalizada 
legalmente. Conformándose así una díada, por una autorelación especifica y 
espontánea, con la pretensión de perdurar. 
 
Esteva (1992, en Díaz, 1998), plantea que la relación de pareja puede definirse 
como una relación a largo plazo, que se establece entre dos personas que 
intentan vivir juntas y que emocionalmente dependen una de la otra, relación 
que termina con la muerte biológica o psicológica de uno o ambos integrantes. 
 
Finalmente Costa y Serrat (2004), definen a la relación de pareja como una 
interacción personal de la conducta de cada uno de los elementos, por efectos 
mutuamente controladores ocurridos por la presencia o ausencia sistemática 
de conductas gratificantes o aversivas estableciéndose un proceso de 
influencia y control mutuo, recíproco y circular de conductas y consecuencias. 
 
Por lo tanto la pareja es la institución mediadora entre el individuo y el grupo 
social, reconociendo su función en la sociedad como un núcleo que refleja las 
formas de relación y productividad dentro de la misma, además de favorecer la 
constitución de la familia que posteriormente recrea y trasmite los valores, 
normas y actitudes que van a condicionar y orientar la conducta individual y 
social de sus miembros (Prado, 2003). Dentro de la conformación de éste 
nuevo sistema, se establecen determinados mecanismos de interacción, 
abrigando diversas expectativas de un miembro con respecto a otro (González, 
1996). 
 
De acuerdo a esto podemos decir que la pareja a tenido que ajustarse a las 
condiciones cambiantes de la sociedad, de acuerdo al tiempo y espacio en el 
que está establecida (Prado, 2003). 
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Actualmente las bases sobre las cuales una persona escoge a otra para unirse 
durante la relación de pareja, son de gran importancia haciéndose la selección 
a partir de una necesidad básica que debe ser satisfecha por el cónyuge 
(González, 1996). 
 
Debido a todos estos acontecimientos históricos de la relación de pareja, se 
deriva la importancia del siguiente apartado, donde se abordará la historia y 
evolución de la pareja, las transformaciones ante la sociedad y las condiciones 
que influyeron de manera importante en la conformación de la pareja actual. 
 
 
11..22 PPrroocceessooss eenn llaa rreellaacciióónn ddee ppaarreejjaa.. 
 
Por el hecho de vivir y desarrollarse en sociedad, las relaciones que se dan 
entre sus miembros y en ese caso las de pareja, se caracterizan en 
correspondencia con las normas vigentes que la misma sociedad crea en un 
momento histórico determinado y también con las peculiaridades de los 
mismos individuos que las formen. Como se verá, la forma de vida económica, 
política y sociocultural son los principales moldeadores de las pautas de 
relación (Díaz, 1998). 
 
En la vida el hombre contrae diferentes tipos de relaciones necesarias e 
indispensables de su voluntad. El conjunto de estas relaciones forman la 
estructura de la sociedad, la base real sobre la que se erige una 
superestructura política y jurídica y a la que corresponden determinadas formas 
de conciencia social (Wacuz, 1990). 
 
Las personas solo pueden existir en relaciones definidas con otras personas. 
Estas nacen en una sociedad, y se puede decir que son hijas de su cultura en 
cuanto a valores, costumbres y modos de ser (Rage, 1997). 
 
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La relación de pareja parte de dos individuos, idealmente un hombre y una 
mujer, y de ambos más no de uno solo dependerá dicha relación en tanto que 
se trata de interacción e intercambio continuo entre ellos (Díaz, 1998). 
 
Además de que son dos individuos los que componen una relación de pareja, 
es importante conocer los principales procesos psicológicos que surgen a lo 
largo del proceso de desarrollo de una relación y que van conformando una 
unión más estrecha (Díaz, 1998). 
 
La pareja no siempre ha existido con las características actuales sino que ha 
sufrido una serie de modificaciones, se ha ido trasformando con base en 
cambios económicos, socio-culturales y políticos del momento histórico que 
atraviesa (Díaz, 1998). 
 
Durante la época prehispánica, el matrimonio estaba permitido siempre y 
cuando estuviera acorde con los intereses políticos, económicos y sociales de 
las familias, donde el afecto y la compatibilidad eran elementos poco 
relevantes. Las uniones en éste periodo eran arregladas por los padres, es 
decir los cónyuges les pareciese o no tendrían que casarse y aceptar las 
decisiones de los padres (Sandoval, 2003). 
 
A la mujer se le consideraba como débil e indefensa y sólo capacitada como 
reproductora de la especie y la atención del hogar, por el contrario el hombre 
estaba dotado de características idóneas para realizar actividades pesadas. 
Como consecuencia de esta distinción los roles de la pareja estaban bien 
delimitados, ya que la mujer se debía a los quehaceres del hogar y crianza de 
los hijos y el hombre adoptaba un papel de autoridad y sostén familiar (Prado, 
2003). Otro de los privilegios de los que gozaba el hombre era el de poder 
tener otras mujeres, siempre y cuando se demostrara que era capaz de 
mantenerlas, llevando a cabo este estilo de vida de manera discreta (Sandoval, 
2003). 
 
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Todo esté panorama nos enmarca como la pareja que se establecía entre los 
prehispánicos define las bases ideológicas de una población, las cuales van a 
ser trasladadas a otro tipo de sociedades y tiempos históricos (Prado, 2003). 
 
A partir de la llegada de los españoles a México se vive un cambio en los 
estilos de vida (Prado, 2003). El matrimonio en el México colonial era regulado 
por las instituciones de control social, como la iglesia, la cual registraba, 
legitimaba matrimonios, intervenía y regulaba los conflictos prenupciales. Los 
motivos para oponerse a un matrimonio eran de interés, si los padres no 
estaban de acuerdo con la unión amenazaban con ser desheredados, esto en 
aquellos tiempos era una gran deshonra y era condenado por el clero español 
(Sandoval, 2003). 
 
Los roles identificados en la etapa de la conquista son muy definidos: la mujer 
se orientaba hacia los trabajos domésticos y la crianza de los hijos; mientras 
que el hombre se dedicabaespecíficamente ha llevar el orden en la casa así 
como la autoridad y el sostén de la familia (Prado, 2003). 
 
En el ámbito de la sexualidad se presentaba como objetivo principal la 
reproducción y satisfacción del hombre, no se habituaba hablar de deseo y 
placer en la realización de la práctica sexual, además de mantenerse un interés 
y sobre valoración de la virginidad en la mujer pues la pureza era el símbolo 
máximo que debía de preservar la mujer para llegar al matrimonio. Y si esto no 
fuera el caso las mujeres eran repudias por la misma sociedad de acuerdo a 
sus costumbres. Tampoco era permitido el uso de cualquier medio para el 
control natal, por ello se presentaban familias muy numerosas y extensas 
(Prado, 2003). 
 
Así la conquista favorece un nuevo modelo familiar propiciando el 
establecimiento de un rol pasivo en la mujer provocando el maltrato, la 
utilización y el relego del hombre conquistador, convirtiéndola en una figura 
débil sin derechos ni autoridad (Prado, 2003). 
 
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Un período de cambio dio origen a una nueva evolución de la pareja, 
enmarcada por la época contemporánea que se distingue por la llegada de la 
industrialización y el capitalismo a México, que propicio otro tipo de ideas 
(Prado, 2003). 
 
Es primordialmente con el advenimiento de la Revolución Industrial en el Siglo 
XVII, que en Inglaterra y Norteamérica se da un creciente individualismo, es 
fuerte hincapié en la autonomía y los derechos individuales aunado al 
reconocimiento de los derechos de la mujer, quien comienza a tener mayor 
participación dentro de la vida social y económica; asimismo, se disminuyo el 
papel de los intereses familiares, se prestó mayor atención a la emoción como 
base de las relaciones familiares y la moralidad religiosa decayó en su control 
sobre la conducta familiar (Díaz, 1998). 
 
Todo esto contribuyó para que a fines del Siglo XVIII apareciera la idea de la 
libertad de selección de cónyuge y se creara la idea sociocultural del amor 
romántico, en pocas palabras, se inicia una “revolución romántica” en la que la 
elección personal y las consideraciones afectivas son el principio fundamental 
para la elección de pareja (Díaz, 1998). 
 
Con la promulgación de las leyes de reforma, la iglesia perdió todo poder legal 
ante asuntos matrimoniales y de la familia, pero el matrimonio como 
sacramento adquirió un poder ideológico que regularía las condiciones de la 
vida en pareja y la cual se manifestó como la tradición familiar más importante, 
después de quitarle todo poder a la iglesia, los reformadores liberales sentaron 
las bases jurídicas que normalizaron las relaciones familiares a través de una 
legislación, se originó el registro civil y el contrato matrimonial, el cual fue 
considerado como el único medio legal y moral de fundar una familia para el 
estado. El matrimonio ya no era por tanto una unión basada en los designios 
divinos como la considera la iglesia, la familia seria considerada entonces como 
una organización social primaria (Sandoval, 2003). 
 
Es por eso que ahora las personas pueden escoger libremente a sus parejas, 
dependiendo de la atracción física, de coincidir en elementos tales como las 
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costumbres, las capacidades intelectuales y afectivas, entre otras (Prado, 
2003). 
 
A partir de que se elige a la pareja, los estilos de vida varían y ya no se 
presentan estilos tipificados y representativos sino que está adaptación que 
vive la pareja depende de las actividades que pueden realizar cada uno de los 
miembros, pues la mujer ya puede insertarse en el ámbito laboral como lo hace 
el hombre, así como puede realizar estudios y desempeñarse en el ámbito 
profesional. Aunque todavía se sigue presentando en algunas parejas 
características tradicionalistas de épocas anteriores (Prado, 2003). 
 
A pesar de todas las trasformaciones sociales las parejas se han ido ajustado a 
cambios que han repercutido en la estructura tradicional de ésta, actualmente 
muchos parejas se van ajustando a las nuevas condiciones sociales, 
entendiéndolas como la reconstrucción y cambio en las concepciones 
estereotipadas de ambos integrantes, sin dejar a un lado el aprendizaje de 
nuevas habilidades (Prado, 2003). 
 
En la actualidad, la relación de pareja está fuertemente influenciada por la 
personalidad de cada uno de los integrantes. Su conformación depende en 
gran medida de las creencias, valores, normas religiosas y morales, que los 
padres han inculcado desde pequeños. Estos elementos van cambiando a lo 
largo de la vida, ya que la relación de pareja es todo un proceso en el que se 
van presentando nuevas experiencias. Los mismos problemas que van 
surgiendo exigen una transformación en la relación, la cual, muchas veces está 
impulsada por el propio desarrollo de sus integrantes (Carmolinga, 1999). 
 
De acuerdo a esto podemos decir que la pareja a tenido que ajustarse a las 
condiciones cambiantes de la sociedad, de acuerdo al tiempo y espacio en el 
que está establecida. 
 
Dentro de cada sociedad la elección de pareja ha ido cambiando en cada 
época, acorde a cada grado de civilización, dando origen a diferentes 
costumbres que han precedido las relaciones entre hombre y mujer. Es decir, el 
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hombre ha galanteado a la mujer de su elección y el método de galanteo o 
selección ha variado de acuerdo a las circunstancias que existan (Díaz, 1998). 
 
Con lo abordado en este punto, se evidencia que los cambios económicos, 
políticos y sociales que existen en el exterior de la pareja han contribuido a la 
crisis por la que atraviesa, sin considerar que en lo interior como pareja, los 
medios con los que cuenta cada miembro para enfrentar esos cambios y 
adaptarse a ellos, no han sido lo suficientemente funcionales. 
 
Independientemente de su origen, la unión con otra persona es la necesidad 
más profunda, la pasión más hirviente y el deseo más poderoso que abrigan 
los seres humanos. El amor de pareja es un estado de ánimo fundamental para 
la existencia humana, el cual se constituye a partir del proceso de 
enamoramiento, el cual se tratará a continuación. 
 
 
11..33 TTrraayyeeccttoorriiaa ddeell eennaammoorraammiieennttoo 
 
El aprender a ser seres sociales y tener contacto continuo con la estructura que 
la compone logra que al paso del tiempo cada individuo se moldee o adapte de 
manera que repita muchos patrones culturalmente establecidos que no se han 
modificado. Socialmente se ha establecido que para existir la familia, como 
primer paso debe existir la pareja, la cual es la base de la sociedad. En esta 
relación ambos integrantes algunas veces repetirán patrones establecidos para 
su rol genérico, otros se compartirán y otros más se modificarán (Wacuz, 
1990). 
 
El amor y la necesidad de compartir la vida con otra persona, son dos aspectos 
de suma importancia en la vida de los seres humanos. La unión en pareja de 
un hombre y una mujer no es sólo un fin social, sino que conlleva factores de 
tipo psicológico como la comunicación, el amor, la comprensión, y el 
compromiso por mencionar solo algunos, los cuales se vinculan unos con otros 
(Camorlinga, 1999). 
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Las bases sobre las cuales una persona escoge a otra para compartirse 
durante la relación en pareja, son de gran importancia, haciendo la selección a 
partir de una necesidad básica que debe ser satisfecha por su pareja. Al 
integrarse la nueva pareja, se enfrentan ambos integrantes ante la nueva 
situación de adaptarse al nuevo sistema de vida con determinantes y 
satisfacciones, las cuales son diferentes a las que se tenía en la familia de 
origen (González, 1996). 
 
Para la mayoría de los individuos el llegar a relacionarse con una persona del 
otro sexo es una meta principal en la vida, ya que indica en alguna forma, 
madurez y adultez,así como realización y logro personal. Es un hecho que las 
relaciones varían considerablemente de una cultura a otra y dentro de la 
misma cultura (Rage, 1997). 
 
Al seleccionar a la pareja se experimenta la sensación de la atracción inicial, la 
cual debe de ser mutua (Wacuz, 1990). Esta selección surge cuando dos 
personas se encuentran y se gustan físicamente; hay un agrado mutuo por el 
estilo, la voz, las acciones, la legitimidad y la forma de ser del otro: de ahí que 
busquen relacionarse con mayor frecuencia e intercambiar, ideas, 
pensamientos, experiencias y/o pequeñas confidencias (Díaz, 1998). 
 
Las relaciones son los contactos más esenciales en la vida cotidiana y entre 
más intensa, con igualdad y libre elección pueden ser más ricas en contenido, 
por lo que marcan la vida cotidiana de las personas (Morales y Guerrero, 
1999). Las parejas que se atraen no distinguen con claridad qué les perturba, 
por qué se sienten atraídos por un tipo de personas, por qué sienten un fuerte 
vinculo si acaban de establecer la relación; la sensación de percibir a una 
persona bajo un manto de extrañeza y cercanía les atrae, ya que no saben 
prácticamente nada de su vida y sienten que la conocen de años (Rojo, 1999). 
 
Existen diferentes tipos de atractivos. Para algunos será muy importante el 
aspecto físico, para otros los elementos psicológicos (ternura, inteligencia, 
comunicación, comprensión, etc.), otros más, buscarán un nivel educativo y 
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social alto y compatible con el suyo, finalmente habrá personas que se fijen en 
los valores morales y religiosos de la persona (Rage, 1996). 
 
Los integrantes de la pareja deben aprender a juzgar lo importante y lo 
relativamente poco importante no sólo para el presente, sino para la vida 
entera. Cuando se empieza a pensar en serio en mantener una pareja, 
reconocen que la madurez emocional, una personalidad agradable, solvencia 
económica, similitud de interés y de antecedentes familiares, además de 
cualidades como atractivo físico, vestimenta y arreglo personal, intereses y 
valores, entre otras, son factores importantes para la determinación de una 
pareja (Suárez, 1998). 
 
El establecer vínculos afectivos va más allá de una atracción física, incluye 
componentes emocionales, e intelectuales, entre otros; se trata de un proceso 
gradual que requiere claridad y congruencia. Esto significa hacer y decir lo que 
se desea para lograr entendimiento y establecer interacciones óptimas. En el 
caso de la relación de pareja procuraría conocimiento del otro, aceptación, 
respeto, intimidad, compañerismo y apoyo. Así como compromiso, 
responsabilidad, confiabilidad, sensibilidad, lealtad, consideraciones tanto para 
si mismos como para la pareja (Rojo, 1999). Un gran número de las parejas 
consideran que la base de la selección es el hecho de estar enamorados, lo 
que dificulta su entendimiento, ya que éste concepto no ha podido ser definido 
científicamente (Heredia, 2003). 
 
A pesar de los gustos individuales, hay una generalidad notable en cuanto a la 
naturaleza del enamoramiento. Los pensamientos acerca de la persona amada 
y su imagen son las fuerzas directrices. Aunque las emociones del amor son 
más espectaculares, la verdadera orientación de los sentimientos proviene de 
la visión que se tiene de la persona amada (Beck, 2004). 
 
Se ha considerado el proceso de enamoramiento, como el de vinculación que 
incluye una etapa de cautivación que es un momento de involucración con el 
otro; una atracción pero no como un fenómeno aislado, debido a que interviene 
tanto la historia personal como la experiencia con otras relaciones (Rojo, 1999). 
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La mayoría de los individuos comparten una imagen de una pareja ideal. 
Tienen ideas definidas sobre lo que están buscando en una pareja, así como 
las categorías de personas que son o no elegibles (Rage, 1996). 
 
En el enamoramiento participan diferentes factores como: apariencia física, 
recuerdos, juicios de otras personas importantes, capacidades intelectuales y 
afectivas (Sandoval, 2003). Cuando una pareja llega a esta etapa, se puede 
decir que están completamente vinculados y que el afecto entre ambos es muy 
fuerte. Estar enamorados significa vivir en un estado alterado de conciencia, es 
decir no escuchar otra cosa que aquellas voces internas, una buena señal de 
que se eligió a la pareja adecuada es precisamente el sentirse “enamorado” 
(Heredia, 2003). 
 
La persona enamorada está gobernada más por el corazón que por la cabeza. 
De pronto la vida de la persona se modifica en forma radical como resultado de 
un encuentro casual con otra persona (Zimbardo, 1992). Surge una mayor 
atracción física y un deseo intenso por poder estar juntos, una sensación que 
solamente una persona podría satisfacer ese deseo. Es apasionado, intenso en 
el que hay una fusión de sentimiento, ternura, sexualidad y gozo, todas estas 
reacciones tienen un componente fisiológico ya que una cara enrojecida, un 
corazón que late de prisa y manos que sudan suelen ser indicadores de 
situaciones que se viven en el enamoramiento, es una experiencia intensa y 
relativamente rápida (Morales y Guerrero, 1999). 
 
El enamoramiento, más que una serie de eventos, se constituye por 
sentimientos y percepciones del individuo enamorado. Puede iniciarse con una 
sensación apenas perceptible de interés, incrementado por una persona que 
bajo determinadas circunstancias favorables llega a grados muy elevados de 
intensidad. Asimismo, en algunos otros casos suele declinar finalmente a 
niveles muy bajos o hasta cero (Álvarez, 1996). 
 
Si a través del tiempo, los intercambios emocionales, intelectuales y físicos se 
hacen constantes y permanentes, llega a haber un entendimiento mutuo y un 
ciclo constante de dar y recibir que es gratificante para ambas partes, se puede 
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decir que hay amor entre ambos. El amor no es otra cosa que un intercambio 
complejo de conductas gratificantes tanto en sus dimensiones motoras como 
cognitivas y emocionales. La variedad de definiciones sobre el amor se 
encuentran en la medida de lo que cada persona espera dar y recibir en su 
relación con otra persona. Sin embargo, podemos encontrar que a nivel social 
se ha generalizado y estereotipado el amor, matizándose por un amor 
idealizado y no realista como se vera a continuación (Díaz, 1998). 
 
 
11..44 IIddeeaalliizzaacciióónn 
 
Una de las características del enamoramiento es la enorme capacidad que éste 
estado desarrolla para enfatizar todo lo positivo del sujeto y omitir los rasgos 
negativos. Es decir, por un lado sólo se ven las cualidades de la persona y, por 
otro, se convierten potenciales defectos en rasgos positivos (Álvarez, 1996). 
 
Macias y Méndez (1988), comentan que al comienzo de una relación se suele 
dar una atracción inicial mutua, debido al poco conocimiento de la conducta del 
otro y al intercambio de refuerzos, que al principio es muy elevado, porque la 
pareja: 
 
� Interacciona en un marco restrictivo ya que normalmente se ven pocas 
horas al día y/o los fines de semana en situaciones agradables para 
ambos (tomar una copa, bailar, salir de paseo, ir al cine, etc.). 
 
� No tienen que tomar decisiones importantes, al revés que las parejas 
establecidas que deben decidir con frecuencia sobre cuestiones 
financieras, la educación de los hijos, entre otras, lo que conlleva el 
riesgo de consecuencias aversivas. 
 
� Experimentan la novedad de la comunicación sexual, lo cual es otro 
elemento muy gratificante. 
 
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� Se idealiza al otro y la futura vida en común, creándose expectativas de 
refuerzos exagerados ó irreales. 
 
Por tanto, al comienzo del enamoramiento, “de luna de miel”, se maximiza la 
tasa de refuerzos y se minimiza la tasa de castigo (Macia y Méndez, 1988). 
 
Esuna etapa donde se siente entusiasmo y una sensación de gran libertad, se 
dice que esto se debe a las magnificas cualidades que se tienen hacia el sujeto 
enamorado. Cuando se sienten evidencias de reciprocidad, la sensación es de 
euforia. Los pensamientos están ocupados en recordar y recrear los momentos 
en que estuvo con la persona, valorando sus rasgos atractivos y considerando 
las propias cualidades que fueron responsables de la reciprocidad. Existe un 
estado de soñar despierto, y se piensa constantemente en el momento de ver a 
esa persona y en lo que va a suceder (Álvarez, 1996). 
 
Frecuentemente, durante el periodo de enamoramiento cada uno de los 
integrantes de la pareja proporciona al otro gran cantidad de atenciones, 
halagos y detalles significativos. Procuran estar dispuestos cuando el otro 
requiere, aparecer ante su pareja lo más agradable posible y arreglan sus vidas 
para pasar el mayor tiempo juntos y hacerse sentir mutuamente que son lo más 
importante. Otra de las cosas que caracteriza el enamoramiento es que rara 
vez la pareja demuestra abiertamente su verdadera forma de ser, no porque 
quiera mentir sino porque desea quedar bien y hacer sentir bien a su pareja. De 
esta manera ambos idealizan a su compañero considerándolo un ser fuera de 
lo común, como el mejor o el más apto para consolidar su vida en pareja (Díaz, 
1998). 
 
El objetivo de toda persona enamorada es claro, en el sentido de que se busca 
y espera una respuesta positiva por parte del otro. La persona enamorada tiene 
un estado de ánimo muy vivaz y despierto; su capacidad perceptiva es alta y 
presenta una inagotable energía para cualquier acto que contribuya al logro de 
la meta. Se encuentra predispuesto para percibir la más mínima acción que 
pudiera ser indicativa de aceptación y rechazo. En este sentido los lenguajes 
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no verbales, es decir, las expresiones corporales, adquieren una enorme 
importancia (Álvarez, 1996). 
 
Los enamorados crean una ilusión de armonía y reciprocidad perfectas, parte 
de lo que se dan el uno al otro es un empacho de ternura, admiración, 
comprensión, apoyo y aceptación mutua incondicional. Valoran sin cuestionar 
las necesidades, los sentimientos y deseos del otro, considerándolos 
esenciales para el mundo que comparten, y en ningún momento son 
considerados inconvenientes, irrelevantes o irritantes. En estás uniones 
románticas los enamorados sienten que han trascendido cualquier deseo 
unilateral de gratificación, que ambos están perfectamente compenetrados y lo 
único que necesitan es simplemente ser espontáneos el uno con el otro. 
Sentirse la persona más importante en la vida del otro ser es uno de los 
factores esenciales que integran la unión de la pareja. El amor es una actividad 
interna que implica la preocupación viva y el continuo cuidado por la vida y el 
bienestar de la persona amada (Rojas, 2003). 
 
En el enamoramiento se considera a la persona amada como algo especial, ya 
que se le atribuyen nobles sentimientos, apoyo emocional, madurez, 
comprensión, respeto mutuo, admiración física, atracción sexual y otros 
aspectos idealizados, por lo que “ese otro” adquiere un carácter de “especial” 
exclusivo, diferente a otros, extraordinario, sin embargo la persona amada no 
es distinta a los otros, así como tampoco se es diferente a los demás, sino que 
esta cautivada, esa atracción es lo que hace distinta y extraordinaria a la 
persona amada (Morales y Guerrero, 1999). 
 
La perspectiva de los enamorados es una idealización o encuadre positivo, 
análogo al encuadre negativo que se produce cuando el amor se convierte en 
aversión. El marco positivo produce una imagen idealizada del amado, que 
destaca los rasgos deseables y esfuma los indeseables. A veces, los rasgos 
seductores se expresan hasta llenar el marco. En cierto sentido, esa 
perspectiva se vuelve “cerrada”, de modo que ningún elemento ingrato pueda 
entrar en el cuadro. Durante esta etapa se puede esquivar cualquier conducta 
desagradable y hacerla positiva (Beck, 2004). 
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Se vuelcan todos los pensamientos en el ser querido y se tiene la seguridad de 
que solo esa persona puede satisfacer los anhelos. La disposición del ánimo en 
lo que concierne al individuo enamorado está supeditada casi por entero a los 
actos del ser amado; las palabras y ademanes de la persona así idolatrada 
alimentan las emociones del sujeto que ama, ansioso de sentirse aceptado y 
temeroso de verse rechazado (Masters y Johnson, 1995). 
 
El estar o no enamorados viene a ser el factor causal relevante, cuando una 
pareja “está enamorada” transcurren sus relaciones con normalidad; en cambio 
los problemas comienzan cuando uno u otro “deja de estar enamorado”. 
 
 
11..55 TTeerrmmiinnoo ddeell eennaammoorraammiieennttoo 
 
El “amor” es una palabra que no se sabe qué define, cómo se adquiere ni cómo 
se pierde, y ante la que, por su falta de concreción y operatividad, no se sabe 
qué hacer, el planteamiento derrotista de la resignación no es ni más ni menos 
que una consecuencia lógica del planteamiento idealista, vago e inconcreto del 
amor. El amor se convierte así en el elemento explicativo por excelencia: el 
amor lo vencerá todo (Costa y Serrat, 2004). 
 
El enamorado se da cuenta de que ha idealizado en forma excesiva, que no es 
conveniente el apego apasionado y que a la larga las consecuencias podrían 
ser desastrosas. Sin embargo, le resulta difícil atribuir mucha significación a 
ese conocimiento, las consideraciones realistas no pueden atravesar la cápsula 
de su amor (Beck, 2004). Enamorarse es siempre algo mágico, parece eterno, 
como si el amor durará para siempre. Se cree ingenuamente que de alguna 
manera están exentos de los problemas, libres de la posibilidad de que el amor 
se desvanezca, seguros de que están destinados para vivir felizmente para 
siempre (Gray, 2000). 
 
Muchas personas enamoradas, están tan absortas en sus palabras que se 
olvidan de la posibilidad de que las cualidades que provocan esa elevación 
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sean ilusorias. Aun cuando admiten que podrían no ser realistas en la 
apreciación de la otra persona, en cubriendo, por ejemplo, diferencias de 
personalidad, de intelecto o de interés, son incapaces de concentrarse en esos 
factores (Beck, 2004). 
 
Con lo cual se puede decir que de ninguna manera es raro, cómo precisamente 
aquellas virtudes que fueron atractivas durante el enamoramiento, se vuelven 
elemento de disgusto y conflicto una vez formada la pareja y cuando el 
enamoramiento a declinado (Álvarez, 1996). Es como si se pusieran otros 
lentes y se viera a la pareja de forma diferente, ahora se asignan rótulos 
negativos a las mismas cualidades que antes se había tildado de brillantes 
(Beck, 2004). 
 
Un poco de reflexión y análisis retrospectivo permitirá descubrir que en realidad 
no hubo un genuino cambio, que las características ya estaban presentes, pero 
por un lado disimuladas por el que las tiene, más la imposibilidad del otro para 
verlas (Álvarez, 1996). 
 
El interés inicial que despertaba el conocimiento íntimo de otro ser empieza a 
disminuir, y la excitación –si aún perdura- se va desvaneciendo 
paulatinamente. Los dos miembros de la pareja empiezan a reparar en los 
defectos del otro, imperfecciones que al principio ignoraban o pasaban por alto, 
y el tedio o la impaciencia empiezan a arraigar. La decepción acontece cuando 
el amor no ésta a la altura de sus fantasías, cuando el individuo se da cuenta 
de que no se han solucionado todos los problemas, o desde el instante en que 
descubre que el éxtasis amoroso no es continuado y que pasa por 
intermitencias (Masters y Johnson, 1995). 
 
El alto grado de emoción y gratificación mutua, durante el enamoramiento, sirve 
a menudo como una especie de patrón por el cual las parejas juzgan las etapas 
posterioresde su relación. Las ofensas, las peleas y las pequeñas 
frustraciones marcan un fuerte contraste con el período del noviazgo. Muchas 
persona no desean, o son incapaces de renunciar a la imagen primera de lo 
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que la relación debería ser, y eso promueve la posterior desilusión tanto con el 
cónyuge como con la propia relación (Beck, 2004). 
 
Sea cual fuera la forma que adopte el estado de enamoramiento, suele ser una 
etapa pasajera. Esto forma parte de los factores que amenazan la armonía 
inicial, la cual está cubierta por la idealización hacia la pareja que al ser 
desbancada por la realidad llega a provocar grandes desilusiones (Díaz 1998). 
 
 
11..66 DDeessiilluussiióónn 
 
A veces, las promesas explícitas que se hacen en el período del noviazgo no 
se cumplen después de unirse en pareja y contribuyen al periodo de desilusión. 
Esas promesas quebrantadas se citan como ejemplo de desinterés del 
cónyuge (Roche, 2001). 
 
Aunque algunas promesas no son explícitas, parecen implícitas en el noviazgo, 
cuya naturaleza puede ser engañosa desde el comienzo. Cada uno de los 
integrantes de la pareja tratan de conducirse bien y de ser agradables, solícitos 
y simpáticos para alentar la relación, se convierten en vendedores eficaces que 
tratan de decir y hacer cosas que realcen su atractivo, para crear expectativas 
no realistas sobre su forma de obrar. El enamoramiento se da al sentir 
atracción hacia una persona, y que esto es independiente de los estereotipos 
de belleza que se imponen culturalmente. El casamiento o el unirse a una 
pareja acrecienta la decepción, si bien en forma no intencionada; proporciona a 
la pareja una fusión de intereses, incluso de identidad, de manera que lo que 
gusta a uno, gusta de forma automática al otro. Parece haber una gran 
comunidad de intereses y de participación, que al final puede reducirse (Beck, 
2004). 
 
El amor es, desde luego, uno de los sentimientos más conmovedores y 
apreciados por los individuos. Pocas personas renunciarían a ese placer, a esa 
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alegría y exaltación intensas, a pesar del lado oscuro que representan las 
ansias insatisfechas, la decepción y la desesperación (Beck, 2004). 
 
El enamoramiento es catalogado como un momento explosivo en el que la 
pasión, la emoción, el deseo, la ternura, la energía sexual entre otras, está a 
flor de piel, ocasionando que la vida del sujeto adquiera otro significado por lo 
que su comportamiento y actitudes son modificadas (Morales y Guerrero, 
1999). 
 
En los procesos de enamoramiento se va percibiendo a la pareja como cada 
vez “más parecida” mientras que, en cambio, en los procesos de separación, 
se procede hacia una diferenciación abismal. Es decir, cada persona busca la 
persona que previera que podría satisfacer mejor sus necesidades (Roche, 
2001). 
 
Si después de reiteradas decepciones, las personas reconocen que sus 
parejas no satisfacen los niveles que implica esas virtudes; por ejemplo, no 
brindan ayuda, comprensión, simpatía, etc., la imagen del compañero empieza 
en generar a cambiar de positiva a negativa. A medida que la desilusión 
avanza, los episodios aislados de decepción parecen suficientes para justificar 
la colocación de un rótulo negativo a la pareja (Beck, 2004). 
 
Al vivir juntos, la pareja tiene que afrontar nuevas situaciones a las que ha de 
adaptarse, apareciendo entonces potenciales fuentes de problemas como los 
mencionados por Macias y Méndez (1988) que son: 
 
� El desajuste entre expectativas y realidad que se produce al convivir a 
diario. 
 
� El aburrimiento, la monotonía, la rutina, que surgen al perder valor 
reforzante la relación después de un periodo más o menos prolongado 
de tiempo. 
 
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� Cambios significativos y/o imprevistos, un serio revés económico, 
pérdida del empleo, entre otras. 
 
� El desacuerdo en temas importantes, como discrepancia en la ideología, 
diferencias en el grado de intimidad deseado, entre otras. 
 
Mientras la pareja tenga mayores ocasiones y oportunidades de convivir e 
intercambiar ideas y emociones, más podrá cada uno conocer la reacción o 
comportamiento que su pareja pueda tener en determinada circunstancia y con 
ello tendrá un mayor conocimiento de su pareja e identificarán los actos que 
agradan o desagrada para poder aceptarla tal y como es (Díaz, 1998). 
 
 
11..77 AAcceeppttaacciióónn 
 
Muchas parejas desavenidas desarrollan ciertas cegueras para lo que es 
bueno en su relación. Al fijarse sólo en lo que no les gusta, dejan de ver cómo 
mejorar lo que sí les gusta. Algunas personas tienen una fuerte tendencia a 
descalificar todo lo que es bueno en su relación sobre la base de algunos 
pocos aspectos negativos. El poder que posee un único suceso desagradable 
de borrar muchos otros positivos, es un principio importante que contribuye a 
los problemas de mala interpretación, mala comunicación y enojo (Beck, 2004). 
 
Ninguna pareja es de un ajuste perfecto. Las diferencias de estilo o de 
temperamento son a menudo los rasgos que atraen a las parejas entre sí, en 
primer lugar. Más tarde, esas mismas diferencias atractivas pueden llevar a los 
compañeros por el camino errado. A medida que la relación madura, esas 
diferencias se combinan en la relación (Beck, 2004). 
 
Se pueden admitir diferencias en las ideas acerca de la religión, la política y la 
gente sin criticarse mutuamente. Esa aceptación es de aceptarse a sí mismos. 
Si el compañero los puede aceptar en forma total –con manchas, verrugas y lo 
demás- puede relajarse y bajar la guardia (Beck, 2004). 
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La capacidad de sentir amor es sumamente valorada y se compadece a los 
individuos que parecen desinteresados o incapaces de experimentar tales 
sensaciones. Las personas piensan que el romance incrementa la sexualidad, 
gracias a la confianza, el deseo de dar y de recibir, así como a la comunicación 
abierta en dicha relación (Tiefer, 1980). 
 
En la vida real son muy pocas las parejas que mantienen un vinculo amoroso 
estable y sin fluctuaciones, al compás de las normales tensiones que comporta 
la vida en común aparecen los desacuerdos. Puede haber momentos en que 
los cónyuges se desdeñen y que incluso se detesten, lo que no impide que 
luego rebrote el sentimiento amoroso (Masters y Johnson, 1995). 
 
Hay que considerar que el espacio personal es un derecho y el estar en una 
relación no significa estar pegados de la cadera, el espacio es tan orgánico y 
necesario para una relación como la intimidad, ya que la necesidad de 
intimidad no significa que se estén rechazando mutuamente (Tiefer, 1980). 
 
Es importante que los integrantes de la pareja mantengan un cuidado 
razonable de su cuerpo y aspecto personal. Que sean una pareja estable, no 
significa que se vean como se veían y estén como estaban; es cierto que se 
tienen que aceptar, pero esto no significa que ya no intenten gustarle a su 
pareja (Álvarez, 1996). Es cierto, que poco son los prototipo del galán o la 
modelo que ven cotidianamente en los medios masivos, pero también es cierto 
que nunca lo fueron y, sin embargo, tuvieron lo suficiente para atraer a su 
pareja (Álvarez, 1996). 
 
Se puede caer en la trampa de pensar que al paso de los años, o incluso a 
consecuencias de heridas, mutilaciones o enfermedades, necesariamente 
algún integrante de la pareja deja de ser atractivo. Así tratarán de mantener el 
nivel de atracción física mediante el mayor cuidado de su cuerpo y de su 
apariencia personal. Dado que las necesidades de una persona pueden 
cambiar de vez en cuando, es importante ser flexibles para permitir que el amor 
continúe vivo (Masters y Johnson, 1995). 
 
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El enamoramiento es un estado con diversas intensidades, no es algo lineal y 
mucho menos eterno, en el amor verdadero implicatratar a la otra persona de 
forma casi excepcional. El tiempo puede ocasionar el terminar con el 
sentimiento y cuando eso surja se tiene que reaccionar pues ese será el 
camino para llegar al amor adulto, al amor maduro (Sandoval, 2003). Lo 
positivo y esencial del enamoramiento es que sea verdadero, que traiga el 
amor y que llegue para quedarse, que sea un amor maduro en donde se 
acepte a la pareja, tema que se abordara a continuación. 
 
 
11..88 AAmmoorr mmaadduurroo 
 
Puesto que muchas parejas parecen perder de vista cuáles son los bloques 
que sirven para edificar una relación sólida, es importante analizarlos. El amor 
no es una réplica del desenlace de los cuentos de hadas. La vida en el seno 
del matrimonio o el vivir en pareja y tener que sacar adelante la unión es tarea 
difícil. Es mucho más sencillo testimoniar amor cuando los niños no los 
despiertan a las tres de la madrugada, cuando los arranques amorosos no se 
ven frenados por una esposa con la cabeza llena de rulos, una máscara de 
cosméticos, el aliento a tabaco del marido o el partido de fútbol del domingo por 
la tarde (Masters y Johnson, 1995). 
 
Cuando el enamoramiento empieza a decrecer y a ello se aúna la convivencia, 
surge la verdadera personalidad de cada uno con defectos y virtudes. Se suele 
decir que la verdadera personalidad de todos es aquella cuando la persona 
está recién levantada, sin peinar, espontánea en su expresión que vemos todos 
los días cuando nos cepillamos los dientes por la mañana (Álvarez, 1996). 
 
Las personas se encuentran con dificultades para distinguir, un amor maduro, 
del enamoramiento fugaz, por lo cual no es extraño encontrar que el principal 
motivo para tomar una decisión trascendental se limite sólo al aspecto físico; 
dejando fuera aspectos como la personalidad, los valores, principios, 
costumbres, virtudes, carácter, sentimientos o emociones que son base de la 
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estructura psicoemocional, por lo tanto el resultado negativo llegará pronto 
(Sandoval, 2003). 
 
Cuando el enamoramiento declina se pueden seguir dos caminos: el interés 
hacia otra persona, o bien la transformación de este sentimiento a otro 
diferente, y que lo ideal es que se convierta en un vínculo afectivo al que 
también pudiéramos llamar amor. No es muy común que pueda haber una 
pareja en la que no exista este vínculo afectivo; podrán existir, y las podemos 
ver, personas que viven o conviven juntas por convencionalismos sociales, 
razones económicas o por la muy arraigada y frecuente falsa idea de que “no 
pueden separarse por los hijos”; sin embargo, están muy lejos de ser parejas 
en el estricto y real sentido del término (Álvarez, 1996). 
 
El amor como fuerza de cohesión y factor psicológico en una pareja es una 
fuerza necesaria pues involucra sentimientos y emociones, cada miembro de la 
pareja expresará su forma de amor de acuerdo a la manera en que haya 
aprendido a recibir y dar amor. El modo en como adoptan esos sentimientos y 
emociones a su desempeño del rol genérico los conducirá al logro de la 
interacción mutua aceptable con su pareja. Aunque hay que recordar que el 
aprendizaje es continuo y que se puede adquirir o moldear la conducta para 
obtener metas deseables para uno mismos y para la sociedad (Wacus, 1990). 
 
La cautivación es importante ya que al ver a la persona como especial hace 
que el sujeto cambie por lo que no se muestra tal como es, por intentar agradar 
al otro, sin embargo es conveniente puntualizar que si el sujeto se queda en 
este momento del proceso de enamoramiento y toma la decisión de 
institucionalizar su relación, es decir, casarse o vivir en unión libre, después se 
enfrenta con que su pareja ya no es como era al conocerse justamente porque 
se desvaneció esa cautivación y no se dio pauta a vivenciar los otros 
momentos en los que cada uno conoce y acepta las diferencias del otro, 
aceptando su individualidad. Por eso es recomendable que la pareja se dé la 
oportunidad de vivir el enamoramiento como un proceso y no fragmentarlo ya 
que no se retoman los elementos que permiten a la pareja crecer juntos y de 
forma individual (Heredia, 2003). 
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Beck (2004) destaca varios componentes básicos de un amor maduro como 
son: 
 
� Los sentimientos de cariño reemplazan la intensidad del enamoramiento 
(los pensamientos obsesivos en el amado, la idealización, los deseos 
arrolladores de estar juntos, la exaltación al estar reunidos, la 
desesperación al estar separados, etc.) a medida que pasa el tiempo. 
 
� Las expresiones de afecto son un medio tan obvio de despertar los 
sentimientos tiernos en su pareja. Sin embargo, a medida que la pareja 
avanza, los gestos afectuosos se van reduciendo cada vez más. 
 
� La empatía es la capacidad de sintonizar con los sentimientos del 
compañero, de experimentar en cierto grado el dolor y el placer, el 
sufrimiento o la alegría de él o ella. 
 
� El compañerismo se aprecia temprano en la relación pero parece 
esfumarse en muchas relaciones con el paso del tiempo. 
 
� Complacer al compañero es, desde luego, decisivo para una relación 
feliz. Pero el placer debe ser mutuo. 
 
� La intimidad se extiende desde las discusiones sobre los detalles de la 
vida diaria. La intimidad es un producto colateral de la solicitud, la 
aceptación, la sensibilidad y el entendimiento. Asimismo es socavada 
por los malentendidos, la crítica indiscriminada, las acusaciones y la 
insensibilidad. Si las parejas se permiten criticarse, castigarse o 
controlarse uno al otro, deben considerar cuánto pierden en intimidad. 
 
El modo en que un integrante de la relación le brinda apoyo al otro varía 
enormemente de pareja a pareja. Lo que puede ser apoyo y sostén para uno, 
puede significar abandono para otro. Si bien todos pueden aportar una dosis de 
aliento y entusiasmo, la forma en que debe manifestarse ese entusiasmo 
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esperanzador depende de la personalidad y del estado de ánimo de cada 
individuo (Beck, 2004). 
 
Es importante mencionar que el amor es la sensación legítima de el querer 
tener compañía sin tener que llegar a la dependencia del uno hacia el otro, de 
existir sin manipular (Wacus, 1990). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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CC AA PP II TT UU LL OO 22 
 
LLAA TTEERRAAPPIIAA CCOOGGNNIITTIIVVAA--CCOONNDDUUCCTTUUAALL EENN LLAA RREELLAACCIIÓÓNN 
DDEE PPAARREEJJAA.. 
 
Como consecuencia de la problemáticas que vive la pareja, se han teorizado y 
brindado alternativas desde los diferentes enfoques psicológicos, con el fin de 
identificar si éstos han considerado la existencia de habilidades dentro de la 
relación de pareja y si permiten explicarlas y comprenderlas; uno de estos 
enfoques es el Cognitivo-Conductual. 
 
El enfoque Cognitivo-Conductual, tiene como objetivo el intervenir y mejorar la 
relación de pareja debido a que la creciente industrialización de la sociedad y la 
liberación de las costumbres, han alterado los papeles de los miembros de la 
pareja y facilitado la manifestación de sus conflictos (Gil, 1996). 
 
Este modelo, toma a la conducta como un proceso continuo por lo que hay una 
interacción constante entre el organismo y el medio ambiente, los factores 
cognitivos son uno de los determinantes de la conducta y el significado que el 
individuo otorga a la situación es factor de suma importancia (Díaz, 1998). 
 
El enfoque Cognitivo-Conductual retoma los conceptos básicos del 
conductismo (estímulos antecedentes; discriminación; reforzamiento positivo y 
negativo; extinción; entre otros) pero además complementa esa teoría 
integrando el concepto cognitivo (pensamientos), esto implica la consideración 
de eventos internos como: pensamientos, sentimientos, recuerdos y 
sensaciones