Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA “LOCALIZACIÓN ANATOMICA DE NEOPLASIAS INTRACRANEALES Y SU ASOCIACIÓN CON SÍNTOMAS NEUROPSIQUIÁTRICOS” TESIS QUE PARA OBTENER EL DIPLOMA DE ESPECIALIZACIÓN EN PSIQUIATRIA P R E S E N T A : LUIS EDUARDO JUÁREZ NOGUEIRA COLABORADORES: Dra. Maria Francisca Tristan Agundis. Jefe del departamento de Anatomía Patológica del Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez” Jesús Daniel Rembao Bojorquez. Jefe del departamento de Neuropatología del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” Dr. Jesús Ramírez Bermúdez. Jefe de Investigación Clínica del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” TUTOR TEÓRICO: TUTOR METODOLÓGICO: DRA. DIANA MOLINA VALDESPINO DRA. CLAUDIA FOUILLOUX MORALES MEXICO, D.F. ENERO 2007 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. COLABORADORES: Dra. Maria Francisca Tristan Agundis. Jefe del departamento de Anatomía Patológica del Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez” Jesús Daniel Rembao Bojorquez. Jefe del departamento de Neuropatología del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” Dr. Jesús Ramírez Bermúdez. Jefe de Investigación Clínica del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” AGRADECIMIENTOS A mi esposa Cecilia y a mis hijas Paula, Fernanda y Mariana. A mis Padres A la comunidad rarámuri de la sierra de Chihuahua. INDICE RESUMEN…………………………………………………………………3 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA…………………………………..5 MARCO TEORICO………………………………………………………..6 ANATOMIA PATOLOGICA……………………………………………...6 SINTOMAS NEUROPSIQUIATRICOS………………………………….10 MANIFESTACIONES CLINICAS………………………………………..11 ANTECEDENTES………………………………………………………...15 EPIDEMIOLOGIA………………………………………………………...23 OBJETIVO GENERAL…………………………………………………....25 OBJETIVOS PARTICULARES.......………………………………….…...25 HIPOTESIS…………………………………………………………….…..26 VARIABLE INDEPENDIENTE…………………………………………..26 VARIABLE DEPENDIENTE………………………………………….….26 CRITERIOS DE INCLUSION………………………………………….…26 CRITERIOS DE EXCLUSION…………………………………………....26 CRITERIOS DE ELIMINACION………………………………………....26 DISEÑO METODOLOGICO………………………………………….…..28 PROCEDIMIENTO……………………………………………………..….29 ANALISIS ESTADISTICO……………………………………….…….…29 RESULTADOS………………………………………………………..…...30 DISCUSION……………………………………………………….….……39 CONCLUSION………………………………………………………….…42 BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………...44 AGRADECIMIENTOS………………………………………….………... 49 INDICE………………………………………………………………….… 50 RESUMEN Las neoplasias intracraneales pueden presentar sintomatología muy diversa, dependiendo de la localización, tipo y tamaño del tumor. Las manifestaciones neuropsiquiátricas al inicio o durante el proceso neoplásico son frecuentes, y es importante hacer un diagnóstico diferencial oportunamente entre un problema psiquiátrico funcional idiopático y la presencia de una neoplasia intracraneal. El propósito de este estudio es identificar cuales fueron los síntomas neuropsiquiátricos de presentación más frecuente en los casos de neoplasias intracraneales. Se realizó un estudio retrospectivo de casos comprendidos del año 1987 al año 2005 en los cuales se realizó autopsia y se identificó una neoplasia intracraneal. Se recolectaron datos demográficos, localización del tumor, tipo histológico de la neoplasia, síntomas clínicos en general y presencia o no de manifestaciones neuropsiquiátricas. Con base en los datos recabados, se realizó análisis de frecuencias. Para la comparación de características clínicas y anatomopatológicas se realizo análisis de Chi cuadrada y se realizó estadística inferencial (prueba exacta de Fisher) para la búsqueda de asociación entre variables. Los resultados obtenidos fueron los siguientes: Del total de la muestra (93 casos), el 87.1% correspondieron a neoplasias primarias del Sistema Nervioso Central, y el 12.9% correspondieron a tumores metastásicos. 36 casos del total de la muestra presentaron algún tipo de alteración neuropsiquiátrica. En cuanto a la correlación existente entre la localización del tumor y la presencia de síntomas neuropsiquiátricos se encontró que los tumores localizados en el lóbulo frontal derecho tienen una correlación estadísticamente significativa con la presencia de sintomatología psiquiátrica en general (p=0.031), y específicamente con la presencia de desinhibición (p=0.008) y verborrea (p=0.020). De igual manera los tumores bifrontales se correlacionaron de manera significativa con la presencia de sintomatología psiquiátrica en general (p=0.020) y específicamente con la presencia de errores de juicio y conducta (p=0.040), agitación psicomotora (p=0.015), alucinaciones complejas (p=0.027) y la presencia de ideas delirantes (p=0.000) El lóbulo parietal izquierdo se correlacionó con alteraciones del sensorio (p=0.005), somnolencia (p=0.032), ideas delirantes (p=0.005) y alucinaciones complejas (p=0.005). Con estos resultados concluimos que la valoración integral del paciente independientemente del servicio al que acuda, es indispensable para un diagnóstico correcto y oportuno en el caso de la presencia de una neoplasia intracraneal. La presencia de sintomatología neuropsiquiátrica no se debe únicamente a la localización anatómica de la neoplasia, sino que también hay factores que pueden coadyuvar en la aparición de síntomas. La detección de neoplasias intracraneales en estadios tempranos tiene relevancia en la evolución y pronóstico del paciente, es por eso importante identificar los casos probables de padecer una neoplasia intracraneal. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Las neoplasias intracraneales pueden presentar sintomatología muy diversa, dependiendo de la localización, tipo y tamaño del tumor. Las manifestaciones neuropsiquiátricas al inicio o durante el proceso neoplásico son frecuentes, y es importante hacer un diagnóstico diferencial oportunamente entre un problema psiquiátrico funcional idiopático y la presencia de una neoplasia intracraneal. Por esto, cabe preguntarse: ¿Cuáles son las manifestaciones clínicas más frecuentes en las neoplasias intracraneales? MARCO TEORICO Anatomía Patológica Las neoplasias cerebrales pueden definirse como lesiones expansivas benignas o cancerosas cuyas células se multiplican de manera irrestricta y forman una masa dentro de la cavidad craneal o raquídea. Se conocen dos tipos principales: 1) tumores primarios compuestos de astrocitos, oligodendrocitos, ependimocitos (juntos se conocen como gliomas), fibroblastos aracnoideos especiales (meningiomas), neuroblastomas-meduloblastomas y pinealocitos y 2) tumores secundarios, es decir, metástasis de carcinomas de pulmón, seno y otros órganos y linfomas. Todos estos tumores causan síntomas mediante infiltración, desplazamiento y compresión del tejido cerebral, y provocan convulsiones. La incidencia de los tumores del SNC oscilaentre 10 y 17 por cada 100.000 habitantes para los tumores intracraneales. Aproximadamente la mitad son tumores primarios y el resto son metastáticos. Los tumores del SNC suponen hasta un 20% del total de cánceres de la infancia, disminuyendo este porcentaje considerablemente en la edad adulta. En los niños, el 70% de los tumores primarios aparecen en la fosa posterior, mientras que en los adultos, este porcentaje corresponde a los tumores que tienen su origen por encima del tentorium (2). Los tumores del sistema nervioso tienen varias características especiales que les diferencian de los otros procesos neoplásicos de otros lugares del cuerpo. En primer lugar, la distinción entre lesiones benignas y malignas no es tan clara como en otras zonas. Algunos tumores gliales que tienen las características histológicas de una neoplasia benigna, con un índice mitótico bajo, uniformidad celular y crecimiento lento, pueden infiltrar regiones enteras del cerebro, dando lugar a un comportamiento clínicamente maligno. Además, la posibilidad de extirpar quirúrgicamente la neoplasia se ve limitada por consideraciones anatómicas funcionales. Hay lesiones inequívocamente benignas que pueden tener consecuencias mortales a causa de su localización. En patrón de diseminación de las neoplasias primarias del SNC tiene también aspectos poco comunes. Incluso con los gliomas más manifiestamente malignos (glioblastoma multiforme) es excepcional que se produzca metástasis fuera del SNC, excepto en el contexto de una intervención quirúrgica. En los pacientes de hospitales generales, las lesiones metastásicas, en su mayor parte de carcinomas, suponen, aproximadamente, la mitad de los tumores intracraneales. Las cinco localizaciones primarias más frecuentes son los pulmones, las mamas, la piel (melanoma), los riñones y el aparato digestivo, que son el origen de alrededor del 80% del total de metástasis (3). Las neoplasias intracraneales corresponden al 9% del total de las neoplasias que se presentan en los adultos. Estas neoplasias son mas frecuentes en la infancia, en donde llegan a ser el 20% del total de cánceres (3). Los meningiomas son los tumores cerebrales benignos más frecuentes en los adultos. La prevalencia de meningiomas varía de 2.3 casos por 100 000 durante la vida para la población general, a 5.5 por 100 000 si datos de autopsia son incluidos. La tasa de incidencia de los meningiomas es de 1.5 y 3.1 por 100 000 para hombres y mujeres, respectivamente, y las tasas aumentan cuando aumenta la edad (4). Los meningiomas suelen causar síntomas focales al comprimir una región limitada de la corteza, mientras que los gliomas suelen causar síntomas difusos. El delirium Suele ser un componente de tumores de crecimiento rápido, grandes o de metástasis cerebrales. Hecaen & Ajuriaguerra reportaron una alta frecuencia de anormalidades mentales en pacientes con gliomas (60%) comparados con meningiomas (42%) y otras lesiones ocupativas, y esto es probablemente por la gran velocidad de crecimiento y destructividad de los tumores malignos (10). De igual manera Hyland (9) reporta que los trastornos mentales son más importantes, en general, en aquellos pacientes con los tumores de mayor tasa de crecimiento, y aquellos que presentaban convulsiones. Es invariablemente severo en aquellos casos en los que el tumor invade el cuerpo calloso. Keschner en una serie de 530 casos verificados de tumores cerebrales encontró Trastornos del sensorio en el 61%, las alucinaciones fueron observadas más frecuentemente en pacientes con tumores supratentoriales. De igual manera los cambios en el intelecto y en las funciones mentales superiores fueron más frecuentes en pacientes con tumores supratentoriales (8). Hay además reportes de casos y estudios en los cuales se intenta asociar el edema peritumoral con la gravedad de los síntomas psiquiátricos (31). La importancia del correcto diagnóstico de estas entidades patológicas reside en el pronóstico y calidad de vida del paciente. La diferenciación entre una alteración funcional idiopática y un problema neoplásico, no siempre es fácil. Sin embargo, el primer paso para un diagnóstico correcto es un adecuado examen clínico y una historia clínica completa Síntomas Neuropsiquiátricos Los síntomas neuropsiquiátricos se refieren a aquellos síntomas que tienen una manifestación psiquiátrica, y en los cuales es posible identificar una alteración anatómica o funcional como causante de dicho síntoma. La división entre los síntomas psiquiátricos y neuropsiquiátricos cada vez es más estrecha, debido a que conforme avanzan los métodos diagnósticos, y los estudios médicos se vuelven más sofisticados, es posible encontrar una alteración como causa de la manifestación clínica. Así, sintomatología que era considerada anteriormente como “idiopática”, actualmente se considera como síntoma neuropsiquiátrico al encontrar una causa anatomofuncional. Los primeros síntomas considerados como neuropsiquiátricos fueron la afasia en sus distintas modalidades, el deterioro cognitivo, la agitación psicomotriz. Actualmente sintomatología ansiosa, depresiva, psicótica, maniaca, puede ser considerada de igual manera neuropsiquiátrica, debido a que se tienen identificadas regiones cerebrales implicadas en los procesos de pensamiento, percepción, afecto y control de impulsos (33). Es conveniente pues, mantener la visión neuropsiquiátrica en cuanto a la posibilidad de identificar las causas anatomo-funcionales de los síntomas “puramente psiquiátricos”. Manifestaciones clínicas. Cuadro clínico general. En general, los tumores intracraneales producen síntomas por los siguientes mecanismos: • Compresión, distorsión o destrucción del parénquima o meninges adyacentes. • Irritación cortical. • Hipertensión intracraneal. Los síntomas derivados de estos mecanismos pueden agruparse en cuatro categorías: • Cefalea con o sin evidencia de hipertensión intracraneal (papiledema, etc.), • Deterioro progresivo de las capacidades mentales (cognitivas) o de funciones específicas como la memoria, marcha, lenguaje. • Actividad epiléptica de inicio en la edad adulta, con sin convulsiones, o bien, incremento o cambio en el patrón previo de las crisis. • Síntomas o signos neurológicos focales que dependerán de la localización del tumor, dando a veces cuadros clínicos muy característicos, como la hemianopsia bitemporal de los tumores pituitarios, los meningiomas del bulbo olfatorio, los neurinomas (schwanomas) del nervio acústico, etc. Las manifestaciones clínicas de los tumores intracraneales están determinadas por el daño o distorsión que éstos causan a las estructuras vecinas, y por los efectos generales originados del aumento de la presión intracraneana, además del tipo histológico del tumor y su localización (30) Los trastornos mentales pueden ser divididos en tres grandes categorías, y la descripción que a continuación sigue es tomada de la clásica monografía de Hecaen y Ajuriaguerra (1956) (10) Aproximadamente un tercio de los pacientes experimentan estados confusionales o deterioro intelectual progresivo. La desorientación con alteraciones variables del estado de conciencia, indiferencia hacia el mundo externo, euforia, conducta pueril, pérdida del “insight” son prominentes en aquellos con estados confusionales, mientras que las alteraciones en la memoria, pérdida de iniciativa, bradifrenia y bradicinecia, están presentes en aquellos con deterioro intelectual progresivo. Papiledema y otros signos de aumento depresión intracraneana, son particularmente comunes en este grupo y el síndrome es más frecuente en tumores que involucran ambos hemisferios. Alrededor del 20% experimentan trastornos de la conducta o del afecto. La irritabilidad y la euforia con anormalidadespsicomotoras moderadas son los síntomas más comunes. Depresión, síntomas conversivos e ideas paranoides son menos frecuentes. Un pequeño porcentaje presenta alteraciones paroxísticas, como alucinaciones simples y automatismos, los cuales probablemente indican la afectación de los lóbulos temporales. La fluctuación en la severidad de los trastornos mentales es comúnmente observada dentro de un curso deteriorante y progresivo, y en muchos casos síntomas de estas tres categorías coexisten en el mismo paciente. En este mismo estudio también se reportó la alta frecuencia de anormalidades mentales en pacientes con gliomas (60%) comparados con los meningiomas (42%). Según otras fuentes, en aproximadamente el 80% de estos pacientes con síntomas neuropsiquiátricos, los tumores se localizan en las regiones cerebrales frontales o límbicas, más que en las regiones parietales o temporales (8). Los tumores frontales y temporales de crecimiento lento son los que más se asocian a síntomas afectivos, apatía y depresión. Si la historia y el paciente revelan incontinencia urinaria o fecal, se debe sospechar de un tumor de lóbulo frontal; si la historia y el examen revelan anormalidades en la memoria y el discurso, se debe de sospechar de un tumor del lóbulo temporal. Generalmente se observan alteraciones en la cognición, el lenguaje, la memoria, la percepción, el afecto, la personalidad, y en estadios avanzados se observan alteraciones de la conciencia. En 1937, Hyland y Cols. Realizaron un estudio de neoplasias localizadas en el lóbulo frontal En una serie de 30 casos con presencia de algún tipo de neoplasia intracraneal identificada por autopsia o cirugía, encontró que los cambios en la personalidad y en la mentalidad se habían establecido de manera temprana en 10 casos (33%). Los síntomas que aparecían tempranamente incluían defectos en la concentración y en la memoria para eventos recientes, pobre juicio en cuestiones de negocios, irritabilidad, apatía, depresión desorientación y deterioro de los estándares morales. En la valoración en el hospital, 18 de los 30 pacientes mostraban trastornos psiquiátricos gruesos. Uno estaba semiconsciente y siete estaban afásicos. (9) Antecedentes La relación entre las neoplasias intracraneales y síntomas neuropsiquiátricos se remonta a 40 años a.C., cuando según la tradición Talmúdica, el Emperador Titus decía que un mosquito había entrado por su nariz, de ahí a su cerebro, y que le había golpeado el cerebro por siete años. El dolor lo llevó al borde de la locura. A su muerte, los médicos abrieron su cráneo y encontraron algo a lo que llamaron “un gorrión de dos selas de peso” (1) Esta parece ser la primera descripción de un tumor asociado a sintomatología neuropsiquiátrica. Morgagni, profesor en Jefe del servicio de Anatomía en Padua, Italia, fue probablemente el primer observador moderno en describir el hallazgo de una masa tumoral en una persona que había sufrido de sintomatología psiquiátrica asociada (5). En 1869, Camillo Golgi (1843-1926) tuvo una paciente a la cual describía como una mujer de 48 años activa, de clase alta, que ha comenzado a tornarse pueril y caprichosa, irreverente y malhablada, incapaz de mantener su atención en la ejecución de tareas simples, incapaz de tener un pensamiento abstracto, desprovisto de preocupación e interés” La paciente cayó de un balcón y murió. En la autopsia se encontró: una masa fungoide del tamaño de una naranja naciendo de la aracnoides y comprimiendo de manera severa el lóbulo frontal izquierdo (5) A finales del siglo XVII la orientación de los científicos a buscar la relación anatómica con los padecimientos, como el caso de Pierre Broca (1824- 1880), Hughlings Jackson (1835-1911), Eduard Hitzig (1838-1907), junto con el desarrollo de la anestesiología, y la posterior posibilidad de realizar intervenciones quirúrgicas ayudó para encontrar la relación de algunos síntomas neuropsiquiátricos con la presencia de una neoplasia. Las primeras descripciones de esta asociación en libros remontan a 1888, en el libro Tumores Intracraneales de Sir Byron Bramwells. Comenta al respecto: En aquellos casos raros en los cuales se desarrollan síntomas maníacos… a menos de que haya historia previa y de que el curso de estos síntomas sean bien conocidos por un médico... La presencia de un tumor debe de ser considerada. (5) El primer libro dedicado al tema de tumores cerebrales y sus manifestaciones psiquiátricas fue escrito por I.W. Blackburn, patólogo del Hospital Gubernamental para el insano, Washington D.C: “intracraneal Tumors Among The Insane, publicado en 1903. (5) En 1933, Moses Keschner colaboró en un artículo en donde se describían los síntomas psiquiátricos en pacientes con tumores del lóbulo frontal (6). Posteriormente encabezó un estudio de pacientes con tumores en el lóbulo temporal y su asociación con síntomas mentales así como otro entre la presencia de tumores infratentoriales y la presencia de síntomas mentales. En 1938 publicó en un solo artículo los hallazgos encontrados en sus series anteriores. (7,8). Los datos clínicos fueron analizados desde el punto de vista de trastornos del sensorio, trastornos en el afecto (incluyendo tristeza y euforia), trastornos en la memoria, trastornos en la orientación, en el intelecto, funciones mentales superiores, alucinaciones, y alteraciones del esfínter. Cada ítem analizaba varios síntomas dentro de la misma categoría, así, en las alteraciones del sensorio se consideraban estados alterados de la conciencia, como la somnolencia, así como la apatía y las fluctuaciones del estado de alerta, además de incluir las alucinaciones. Dentro de sus conclusiones, comentan que no hay un síntoma mental característico o patognomónico de la presencia de un tumor intracraneal, además de que la sintomatología psiquiátrica y en particular las alteraciones de la memoria son más frecuente en los tumores supratentoriales que en los infratentoriales, las alucinaciones complejas auditivas y visuales son más frecuentes en pacientes con tumores en el lóbulo temporal, las alucinaciones táctiles localizadas indican que el lóbulo parietal opuesto a el lado con las alucinaciones presentes, es el sitio del tumor. Se observó de igual manera que los casos en los cuales los síntomas psiquiátricos eran mas variados eran de pacientes con tumores que involucraban ambos lados del cerebro, y que las reacciones psicógenas eran determinadas más frecuentemente por las características de personalidad previa del paciente, que por la localización del tumor. Entre los factores patogénicos en la producción de síntomas mentales en orden de importancia, comentan que son: a) ambos hemisferios afectados por la neoplasia, b) aumento en la tasa de desarrollo de los síntomas del tumor cerebral en general, c) la rapidez del crecimiento tumoral, d) aparición súbita y rápido desarrollo de hipertensión intracraneana, y e) localización supratentorial del tumor (8). En 1937, H.H. Hyland y E.H. Botterell realizaron un estudio con 30 pacientes que tenían tumores intracraneales que involucraban a uno o ambos lóbulos frontales. En cada caso el tumor se corroboró por medio de la cirugía o la autopsia. La muestra consistió en 20 hombres y 10 mujeres. En este estudio se valoró la presencia de síntomas neurológicos y psiquiátricos, encontrando que la cefalea y las crisis epilépticas fueron los síntomas neurológicos más frecuentemente encontrados, y los trastornos en las funciones mentales superiores se presentaron en el 33% de los casos. Los signos más frecuentes fueron el papiledema y a paresia facial. Entre los síntomas mencionados está el retardo del pensamiento, fallas en la percepción y en la atención, indiferencia y somnolencia. Los trastornos mentales fueron mayores en general,en aquellos pacientes con los tipos de tumores de más rápido crecimiento, y en aquellos que tenían convulsiones. Finalmente realizan una comparación entre sus hallazgos y los estudios previos en monos acerca de las funciones de cada región cerebral. Concluyen que los tumores que se localizan en un plano profundo del lóbulo frontal y que envuelven al cuerpo calloso, son más propensos a desarrollar síntomas psiquiátricos severos, que aquellos que se localizan en un plano superficial. Otras de las conclusiones fueron que los trastornos del afecto y los trastornos mentales fueron síntomas comunes pero no tienen un valor de localización del tumor per se. (9) En 1956, Hecaen & Ajuriaguerra realizaron un estudio con pacientes con tumores intracraneales, y dividieron las anormalidades mentales en tres grandes categorías: 1) Estados confusionales o deterioro intelectual progresivo. La desorientación con grados variables de deterioro de la conciencia, indiferencia al mundo externo, euforia, conducta pueril, y pérdida de insight son comunes en aquellos con estados confusionales, mientras que los trastornos de la memoria, pérdida de iniciativa, bradifrenia, y bradicinecia está presente en aquellos con deterioro intelectual progresivo. El papiledema, y otros signos de aumento en la presión intracraneana son particularmente frecuentes en este grupo de pacientes, y el síndrome es más frecuente en tumores que involucran a ambos hemisferios. 2) trastornos de conducta y del afecto. La irritabilidad y la euforia con anormalidades psicomotoras moderadas son los síntomas más frecuentes. Depresión, conversión histérica e ideas delirantes fueron menos frecuentes. 3) trastornos paroxísticos. Generalmente se presenta como automatismos o alucinaciones, lo que probablemente indique que los lóbulos temporales están afectados. Las fluctuaciones en la severidad de las anormalidades mentales son comúnmente observadas con un curso progresivo hacia el deterioro, y en muchos casos síntomas de estas tres categorías coexisten en el mismo paciente (10). En 1956, Naomi Raskin publicó un estudio de 2,430 autopsias realizadas en un hospital psiquiátrico durante el período de 1930 a 1950, concluyendo que hay más meningiomas, más tumores hipofisiarios y tumores metastásicos que en un hospital general. Concluye de igual manera que la mayoría de los tumores intracraneales no diagnosticados fueron en pacientes mayores con aterosclerosis cerebral severa (11). Posteriormente, en 1967, Nathan Malamud, realiza un estudio de sintomatología psiquiátrica en los tumores intracraneales del sistema límbico. Describe el caso clínico de 18 pacientes que presentaron sintomatología psiquiátrica con un tumor localizado en el lóbulo temporal. En esta serie, todos los pacientes presentaron crisis epilépticas. En el total de los casos, la presencia de un tumor no fue sospechada, debido a que los síntomas psiquiátricos predominaban el cuadro, lo que confirma la importancia que tiene el sistema límbico en la expresión de emociones. Hace hincapié el autor en la posibilidad de que exista una relación causal directa entre la localización anatómica de la lesión y la sintomatología psiquiátrica (12). Se han publicado una serie de reportes de casos, como el de T.L. Avery en 1971, acerca de una serie de 7 casos de pacientes con neoplasias en el lóbulo frontal con presentación psiquiátrica. Concluye en su estudio que: 1) los meningiomas son más frecuentemente encontrados en las autopsias de un hospital mental (24-36%) que en hospital general (6-18%), 2) los meningiomas son cuatro veces más frecuentes en pacientes psiquiátricos que en pacientes de hospital general, 3) los meningiomas son los tumores que más frecuentemente producen síntomas mentales, 4) Los meningiomas de localización frontal producen principalmente síntomas psiquiátricos, por lo que los pacientes acuden primeramente a los servicios psiquiátricos. Reporta además que los síntomas mentales estuvieron presentes en todos los casos. El ánimo deprimido fue el síntoma más frecuente. En los siete casos hubo presencia de síntomas físicos: cefalea y alteraciones visuales estuvieron presentes en 6 de los 7 casos. El método más eficaz para el diagnóstico fueron la historia clínica completa, examen mental completo y exploración neurológica. Se comentan como estudios auxiliares útiles para el diagnóstico la radiografía de cráneo y la arteriografía. (13). En resumen: los síntomas más frecuentemente asociados a la presencia de neoplasias del lóbulo frontal fueron cambios en la personalidad, alteraciones en la habilidad del trabajo, amnesia, desorientación, y alteración de las actividades motoras. M. A. Ron realiza una revisión en 1989 acerca de la sintomatología psiquiátrica en los tumores del lóbulo frontal. Hace énfasis en la necesidad de un diagnóstico correcto, y en las consecuencias que resulta de la falta de éste, y un tratamiento quirúrgico temprano conlleva un mejor pronóstico. De igual manera, hace hincapié en la necesidad de una historia clínica completa, en una extensa exploración física y neurológica para obtener datos acerca de la posible presencia de una neoplasia intracraneal. (14) Se han reportado posteriormente series de casos en donde se reporta la presencia de sintomatología o síndromes psiquiátricos relacionados con la presencia de una neoplasia intracraneal (15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24). Epidemiología Los datos epidemiológicos acerca de la prevalencia de síntomas neuropsiquiátricos en pacientes con tumores intracraneales se remontan al libro de Blackburn, publicado en 1903 (5). En el hospital gubernamental para el insano el porcentaje de autopsias en dicha institución fue de 58.5%. En estos, la prevalencia de tumores psiquiátricos era del 1.76%. Estos números pueden ser comparados con series posteriores, como la del Hospital Mental de Boston Massachussets. Fue una muestra de 2430 autopsias realizadas de 1930 a 1950, en donde al 100% se le realizó revisión de cerebro. Su prevalencia de tumores cerebrales fue de 3.5% (86 tumores) (11). En uno de los estudios mas comprensivos muestreando varios hospitales psiquiátricos norteamericanos (25) la prevalencia de tumores intracraneales (un tercio de los cuales eran frontales) fue entre 1.3 y 2.6%. En esta misma serie, el deterioro intelectual y las alteraciones de la conciencia fueron las características principales en aquellos casos en los cuales la neoplasia parecía ser la causa de los trastornos mentales. R.K Gupta en una serie de 79 pacientes con diagnóstico de una neoplasia benigna intracraneal, demostró que 21% debutaron con sintomatología psiquiátrica en ausencia de síntomas neurológicos (26) Las manifestaciones psiquiátricas de las neoplasias intracraneales pueden ser la primera presentación en un 20% de los tumores cerebrales supratentoriales, y en un 5% de los infratentoriales (27). Sin embargo El 50% de los pacientes con un tumor cerebral experimentan síntomas mentales en algún momento del curso de la enfermedad. (14). Parry (28) reportó que 1 de cada 200 pacientes admitidos en una unidad psiquiátrica tenían un tumor cerebral. La serie más grande fue reportada por Keschner y cols. (8) quienes encontraron síntomas mentales en el 94% de los casos con tumores del lóbulo temporal, 90% de los casos con tumores en el lóbulo frontal y 47% de los casos de tumores infratentoriales. En una población de pacientes psiquiátricos hospitalizados, Kocher y cols (29) encontraron tumores primarios de cerebro en 1 de cada 1000 pacientes, 20 veces más que en la población general. Keschner Encontró que el 23% de su muestra había presentado síntomas neuropsiquiátricos de manera temprana, y entre los más frecuentes refiere defectos en la memoria, irritabilidad, somnolencia, inestabilidad emocional,ansiedad, estados depresivos (8). Law mencionó en uno de sus estudios una incidencia anual para los síntomas psiquiátricos de 6.6 casos por cada 100 000 casos de tumores primarios del sistema nervioso central en el Reino Unido. (30) Esta alta incidencia nos hace pensar en la posibilidad de que algunos casos existe comorbilidad psiquiátrica independientemente de la presencia de la neoplasia. Cabe mencionar que sólo el 3% de los pacientes psiquiátricos institucionalizados tienen tumores intracraneales. OBJETIVO GENERAL • Conocer la relación entre la localización anatómica de los tumores intracraneales con la presencia de síntomas neuropsiquiátricos. OBJETIVOS ESPECIFICOS • Describir los síntomas neuropsiquiátricos encontrados a lo largo de la evolución de los tumores intracraneales. • Describir los tipos histológicos de tumores intracraneales más frecuentemente asociados con las alteraciones neuropsiquiátricas • Conocer la frecuencia de presentación de las neoplasias intracraneales que tienen manifestaciones neuropsiquiátricas. HIPOTESIS Las manifestaciones neuropsiquiátricas son frecuentes en los pacientes con neoplasias intracraneales VARIABLE INDEPENDIENTE Neoplasias intracraneales VARIABLE DEPENDIENTE Manifestaciones neuropsiquiátricas CRITERIOS DE INCLUSION • Expedientes de casos con diagnóstico de Neoplasia Intracraneal de cualquier edad y sexo, en los cuales se haya realizado un estudio de autopsia en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía en el período de Julio de 1987 a Diciembre del 2005. CRITERIOS DE EXCLUSION • Haber sido sometido a resección quirúrgica del tumor a lo largo del tratamiento. • HIV (+) • Antecedentes de trastorno psiquiátrico previo al diagnóstico de neoplasia intracraneal. CRITERIOS DE ELIMINACION. Expedientes que no reunieron en el expediente con la información necesaria para llenar la hoja de captura de datos. DISEÑO METODOLÓGICO TIPO DE ESTUDIO Descriptivo, clínico, retrospectivo, no experimental. PROCEDIMIENTO • Se seleccionaron del registro de autopsias realizadas en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, durante el período comprendido entre 1987 y 2005, los casos en los cuales se haya tenido como principal diagnóstico la presencia de una neoplasia intracraneal. Un residente de 4to año revisó cada uno de los expedientes de los casos seleccionados en las instalaciones del Archivo del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía. • En caso de requerirse, se tomó información histopatológica de los datos de necropsias de pacientes con diagnóstico de tumor intracraneano. • Se vació la información a un sistema de captura de datos donde se incluirán tanto los datos sociodemográficos, como las características clínicas del padecimiento y los hallazgos anatomopatológicos. ANALISIS ESTADISTICO. Se realizó análisis de frecuencias, tendencia central y dispersión. Para la comparación de características clínicas y anatomopatológicas se realizaron análisis de Chi cuadrada y se realizó estadística inferencial (prueba exacta de Fisher) para la búsqueda de asociación entre variables. RESULTADOS La muestra consistió en 93 casos, de los cuales 44 (47.3%) eran del sexo femenino, y 49 (52.7%) eran del sexo masculino. El grupo de edad fue de los 16 a los 84 años (media de 46.01, SD 16.9). Los lugares de origen más frecuentes entre la muestra fueron el Distrito Federal (29%) y el Estado de México (17.2%) (Cuadro 1). Del total de los casos, 36 presentaron algún tipo de alteración neuropsiquiátrica (38.7%), de los cuales 15 eran del sexo femenino, y 21 del sexo masculino (Cuadro 2). No se encontró correlación significativa entre el sexo y la presencia de sintomatología neuropsiquiátrica. Por subgrupos, encontramos 6 casos de alteraciones en el afecto (6.5%), 7 casos de alteraciones en el sensorio (7.5%), 12 casos de alteraciones en la personalidad (12.9%) y 22 casos de alteraciones en la conducta (23.7%). Algunos casos presentaron cambios en uno o más subgrupos. (Cuadro 3) Los tipos histológicos y su frecuencia se muestran en el cuadro 4. 85 de los casos (87.1%) correspondieron a tumores primarios del SNC, y 12 de los casos correspondieron a tumores metastásicos. No hubo correlación estadísticamente significativa para una relación entre el tipo histológico de la neoplasia intracraneal y la presencia de sintomatología neuropsiquiátrica. Los síntomas neurológicos mas frecuentes se mencionan en el cuadro 5. Los síntomas neuropsiquiátricos de presentación más frecuentes se enumeran en el cuadro 6. En cuanto a la correlación existente entre la localización del tumor y la presencia de síntomas neuropsiquiátricos, se encontró que los tumores localizados en el lóbulo frontal derecho tienen una correlación estadísticamente significativa con la presencia de sintomatología psiquiátrica (p= 0.031). Igualmente los tumores bifrontales presentaron correlación estadísticamente significativa con la presencia de sintomatología psiquiátrica (p=0.020). Se encontró también correlación estadísticamente significativa entre la presencia de desinhibición y neoplasias del lóbulo frontal derecho (p=0.008). Se encontró correlación estadísticamente significativa entre la presencia de neoplasias del lóbulo parietal izquierdo y la presencia de alteraciones en el sensorio (p=0.005), así como entre la correlación entre la presencia de errores de juicio y conducta y la presencia de tumor de localización bifrontal (p= 0.040). Se encontró de igual manera correlación estadísticamente significativa entre la presencia de agitación psicomotriz y neoplasias localizadas en el lóbulo frontal derecho. (p= 0.015). Las neoplasias localizadas en el lóbulo parietal izquierdo tuvieron una correlación estadísticamente significativa con la presencia de somnolencia (p=0.032) Se observo una correlación estadísticamente significativa entre las neoplasias del lóbulo frontal derecho y la presencia de verborrea (p=0.020). Se observó una correlación estadísticamente significativa entre las lesiones neoplásicas bifrontales y la presencia de ideas delirantes (p=0.000). De igual manera, se encontró una correlación entre la presencia de ideas delirantes y las neoplasias localizadas en el lóbulo parietal izquierdo (p=0.005). Además se encontró correlación estadísticamente significativa entre las neoplasias localizadas en ganglios basales y ventrículos laterales con la presencia de pensamiento desorganizado (p=0.022). Se observaron correlaciones estadísticamente significativas entre alucinaciones complejas y la presencia de neoplasias bifrontales. (p=0.027), de igual manera, la correlación entre alucinaciones complejas y la presencia de neoplasias de localización parietal izquierdo tuvo significancia estadística (p=0.005). Otros síntomas neuropsiquiátricos que presentaron correlación estadísticamente significativa fueron: Frontal izquierdo y afasia motora (p=0.000) Frontotemporal izquierdo y afasia mixta (p=0.007) Cerebelo y trastornos de la marcha (p=0.002) Los síntomas neurológicos en los cuales se encontró correlación estadísticamente significativa con la localización de la neoplasia fueron las siguientes: Tercer y cuarto ventrículo y trastornos de la marcha (p=0.038) Bifrontal y pérdida de control de esfínteres (p=0.022) Hipófisis y trastornos de la visión (p=0.000) Cerebelo y trastornos de la visión ((p=0.047) Ganglios basales y ventrículos laterales y síndrome de hipertensión endocraneana (p=0.038) Cuadro 1.Datos Epidemiológicos Cuadro 2. Presencia de alteraciones psiquiátricas.Alteraciones psiquiátricas Total Ausente Presente sexo femenino 29 15 44 masculino 28 21 49 Total 57 36 93 LUGAR DE ORIGEN NO. DE CASOS PORCENTAJE Distrito Federal 27 29% Estado de México 16 17.2% Guerrero 8 8.6% Guanajuato 8 8.6% Oaxaca 6 6.5% Michoacán 4 4.3% Chiapas 4 4.3% Hidalgo 4 4.3% Otras entidades 23 24.7% TOTAL 93 100% Cuadro 3. Tipo de alteración psiquiátrica. N= 36 Tipo de alteración psiquiátrica Número de casos Porcentaje Alteraciones en el afecto 6 6.5% Alteraciones en el sensorio 7 7.5% Cambios de la personalidad 12 12.9% Alteraciones en la conducta 22 23.7% NOTA: Algunos casos presentaron cambios en uno o más subgrupos. Cuadro 4. Tipo Histológico del Tumor TIPO HISTOLOGICO DEL TUMOR No. CASOS PORCENTAJE MENINGIOMA 17 18.3% ADENOMA DE HIPOFISIS 16 17.2% GLIOBLASTOMA MULTIFORME 14 15.1% ASTROCITOMA ANAPLASICO 10 10.8% HEMANGIOBLASTOMA 5 5.4% CRANEOFARINGIOMA 4 4.3% GLIOMA 3 3.2% LINFOMA PRIMARIO 3 3.2% LINFOMA NO HODGKIN 3 3.2% CARCINOMATOSIS MENINGEA 2 2.2% GERMINOMA 2 2.2% SCHWANOMA 2 2.2% METASTASIS DE MELANOMA 2 2.2% METS. CA CANALICULAR 2 2.2% PINEALOMA 1 1.1% PAPILOMA 1 1.1% EPENDIMOMA 1 1.1% ADENOCARCINOMA DE HIPOF. 1 1.1% MEDULOBLASTOMA 1 1.1% METS CA PULMON 1 1.1% METS CACU 1 1.1% CA VESICAL 1 1.1% Cuadro 5. Sintomatología Neurológica SINTOMA NO. CASOS PORCENTAJE Cefalea 61 65% Síndrome Hipertensión Endocraneana 51 54.8% Déficit Motor 42 45.2% Vómito 38 40.9% Trastornos de la visión 32 34.4% Trastornos de la Marcha 32 34.4% Pérdida de control de esfínteres 18 19.4% Déficit Sensitivo 20 21.5% Cuadro 6. Sintomatología Neuropsiquiátrica. Síntoma No. Casos Porcentaje inatención 32 34.4% Fallas en la comprensión 30 32.2% Fallas en la memoria 28 30.1% Pensamiento desorganizado 18 19.4% Deterioro Cognitivo 15 16.1% Pobre respuesta a estímulos 11 11.8% Agitación Psicomotora 10 10.8% Desinhibición 8 8.6% Risas sin condicionante 7 7.5% Alucinaciones complejas 7 7.5% Ideas delirantes 5 5.4% Verborrea 4 4.3% DISCUSION La presentación de una neoplasia intracraneal es frecuentemente con una mezcla de sintomatología neurológica y neuropsiquiátrica, en donde predominan los datos de hipertensión endocraneana y la cefalea. En el estudio de Malamud (12) se reportan 11 casos de pacientes hospitalizados en un centro psiquiátrico con diagnósticos de esquizofrenia, depresión y ansiedad, y que al momento de la autopsia, se descubrió la presencia de un tumor en el sistema límbico. En el 100% de estos casos, se reporta historia de epilepsia. En nuestro estudio no se observó tal tendencia, pero si observamos que las manifestaciones neurológicas son más frecuentes que los síntomas neuropsiquiátricos, como la cefalea (65%) y el síndrome de hipertensión endocraneana (54.8%) En nuestro estudio, 38.7% de los casos presentaron algún tipo de alteración neuropsiquiátrica. Los estudios previos reportan una incidencia de síntomas neuropsiquiátricos en casos de neoplasias intracraneales muy variable, que va desde un 21% reportado por Gupta (26) hasta un 94% reportado por Keschner (8). Esta variabilidad es debida a los criterios usados para considerar los síntomas neuropsiquiátricos, y a los métodos de medición utilizados. En el presente estudio encontramos que la localización de la neoplasia intracraneal se relacionó con síntomas neurológicos y neuropsiquiátricos específicos. Sin embargo, fue más evidente la relación entre localización y la presencia de síntomas neurológicos. En el caso de los síntomas neuropsiquiátricos, parece haber otros factores que favorecen su presencia, como el edema peritumoral, reportado en estudios previos (31), o la lateralidad del tumor (32, 33), incluso la secreción de sustancias endógenas con actividad en sistema nervioso central (citocinas, factores de crecimiento, factor de necrosis tumoral –α etc.) (34, 35). Otros factores distintos al tumor, como el tratamiento (quimioterapia, radioterapia), cirugía, son causa frecuente de aparición de síntomas psiquiátricos. Encontramos una relación significativa de lesiones en lóbulo frontal derecho o bifrontales con la presencia de sintomatología neuropsiquiátrica. La revisión de M. A. Ron reporta previamente estos hallazgos (14), además del estudio de Cummings (33), en donde resalta la localización en el hemisferio derecho como factor importante en la presencia de síntomas neuropsiquiátricos, principalmente cambios afectivos (manía, depresión), psicosis, alucinaciones, cambios en la personalidad, ansiedad, estados disociativos y conducta sexual alterada. En el estudio de Mainio (32) se encontraron niveles de ansiedad mayores en pacientes con tumores en el hemisferio derecho, en comparación con los pacientes con tumores en el hemisferio izquierdo. De igual manera en el estudio de Salo (36) se concluye que los pacientes con tumores en el hemisferio derecho tienen una percepción en relación a su calidad de vida menor en relación a pacientes con tumores en el hemisferio izquierdo. Sokolski (24) reporta un caso de exacerbación de manía previamente estabilizado con valproato secundario a un tumor en el temporal derecho. Sin embargo, hay estudios que no encuentran relación con la presencia de síntomas neuropsiquiátricos y la lateralidad el tumor (8, 26) La neuropsicología se convierte en una herramienta valiosa al momento de localizar con exactitud lesiones que ocasionan alteraciones en la cognición. Se deben de realizar pruebas neuropsicológicas para poder determinar con exactitud las regiones alteradas por las neoplasias. La valoración inicial a la que fueron sometidos los pacientes en el servicio de urgencias del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, fue llevada a cabo por médicos residentes de diferentes especialidades (neurología, neurocirugía, psiquiatría), en donde fue evidente su tendencia a resaltar la sintomatología perteneciente a su rama de especialidad, lo que ocasiona que la información recabada lleve un sesgo. Los casos valorados por residentes de psiquiatría, tenían un informe detallado del estado mental al momento de la evaluación inicial, mientras que los síntomas neurológicos eran mencionados de manera vaga y poco concisa. Inversamente, los pacientes valorados por residentes en neurología y neurocirugía, llevaban a cabo una amplia descripción de la sintomatología neurológica, mientras que omitían el estado mental del paciente, o era mínima la descripción de la sintomatología. Al tomar esta valoración inicial como base primaria de información, no podemos dejar de ver un sesgo importante que le resta validez al presente estudio. La asociación anatomo-clínica es mas evidente en los síntomas neurológicos que en los síntomas neuropsiquiátricos, esto debido, primero, a el conocimiento más exacto de regiones cerebrales y su función neurológica que en su contraparte neuropsiquiátrica; segundo, a la complicada interacción en las vías cerebrales encargadas de los procesos cognitivos y conductuales. CONCLUSIONES 1. el 38.7% del total de la muestra presentaron sintomatología neuropsiquiátrica 2. Las manifestaciones neurológicas más frecuentes fueron la cefalea (65%) y el síndrome de hipertensión endocraneana (54.8%) 3. Las manifestaciones neuropsiquiátricas más frecuentes fueron la inatención (34.4%) y fallas en la comprensión (32.2%) 4. Las asociaciones mas significativas entre la localización anatómica de la neoplasia y la presencia de síntomas neuropsiquiátricos fueron: *Lóbulo frontal derecho: desinhibición (p=0.008), verborrea (p=0.020); *Localización bifrontal: ideas delirantes (p=0.000), Errores dejuicio y conducta (p=0.40), Alucinaciones audiovisuales (p=0.027), agitación psicomotora (p=0.015), pérdida del control de esfínteres (p=0.022) *lóbulo parietal izquierdo: Alucinaciones audiovisuales (p=0.005), Somnolencia (p=0.032), Ideas delirantes (p=0.005), afasia motora (p=0.000), *Frontotemporal izquierdo: Afasia mixta (p=0.022) 5. Los síntomas neurológicos en los cuales se encontró asociación con la localización de la neoplasia fueron: *Cerebelo: trastornos de la marcha (p=0.002) *Hipófisis y trastornos de la visión (p=0.000) 6. No se encontró asociación entre la estirpe histológica del tumor y la presencia de sintomatología neuropsiquiátrica. 7. La localización anatómica de las neoplasias intracraneales no explica en su totalidad la presencia de síntomas neuropsiquiátricos, por lo que otros factores deben de ser considerados, entre ellos la secreción de sustancias por parte de las neoplasias con acción sobre el Sistema Nervioso Central. 8. El presente estudio concluye que la localización anatómica del tumor explica algunos de los casos la presencia de sintomatología neuropsiquiátrica. Sin embargo, hay que tomar en cuenta otros factores como causantes o coadyuvantes de la sintomatología. Estudios posteriores deberán incluir en las variables las sustancias endógenas producidas por las neoplasias con influencia en el Sistema Nervioso Central. BIBLIOGRAFIA 1. Preuss J. Biblical and Talmudic Medicine. Rosner F, trans. New York, NY Sanhedrin Press; 1978. 2. Russell, D.S., Rubenstein, L.J.: Pathology of Tumor son the Nervous System, 5th ed. Baltimore, Williams & Wilkins, 1989. 3. Boring, C. C., et al.: Cancer statistics, 1994. CA 44:7, 1994. 4. Kepes, J.J..: Meningiomas: Biology, Pathology, and Differential Diagnosis. New York, Masson, 1982. 5. Psychiatric Symptoms and Brain Tumors. A Brief Historical Overview [editorial]. Arch Neurol 2004; 61:1801. 6. Keschner M, Bender MB, Strauss I. Mental Symptoms in cases of tumor of the temporal Lobe. Arch. Neurol. & Psychiat. 1936; 35: 572 7. Strauss, Israel, and Keschner, Moses: Mental Symptom in Cases of Tumor of the Frontal Lobe, Arch. Neurol. & Psychiat. 1935; 33: 986 8. Keschner, M., Bender, M. B. & Strauss, I. Mental symptoms associated with brain tumor: a study of 530 verified cases. Journal of The American Medical Association, 1938; 110, 714-718 9. Hyland H. H., Botterell E. H. Frontal Lobe Tumors: A clinical and physiological Study. The Can Med Association Journal Dec. 1937: 530-540 10. Hecaen, H., Ajuriaguerra, J. Troubles Mentaux au Cors des Tumeurs Intracraniennes. Paris. Ed. Masson. 1956. 11. Raskin N. Intracranial neoplasms in Psychotic Patients: Survey of 2,430 consecutive complete autopsies performed at the Boston State Hospital during the period 1930-1950. Am J Psychiatry. 1956; 112: 481-484. 12. Malamud, Nathan: Psychiatric Disorder With Intracranial Tumors of Limbic System, Arch. Neurol; Vol. 17 (Aug) 1967; 113-123 13. Avery, T.L: Seven Cases of Frontal Tumor with Psychiatric Presentation. Brit J. Psychiat. 1971; 119, 19-23 14. Ron, M.A. Psychiatric Manifestations of Frontal Lobe Tumors. BMJ 1989; 155, 735. 15. Durst and Rosca-Rebaudengo: Koro Secondary to a Tumour of the Corpus Callosum: Case Report. Br J Psychiatr. 1988;153: 251-254 16. Wilcox, James: Pituitary Microadenoma Presenting as Panic Attacks. Br J Psychiat. 1991;158: 426-427 17. Kugaya, A.; Fujikawa, Y.; Yoshimura, Y.; Uchitomi, Y.; Yamawaki, S.: Ependymal cyst and Psychiatric symptoms. J Neurol Neurosurg & Psychatr. 1996;60: 461-462 18. Carson, Benjamin; Weingart Jon; Guarnieri, Michael; Fischer, Paul: Third Ventricular choroid plexus papilloma with psychosis: Case report. J Neurosurg. 1997; 87: 103-105, 19. Chipkevitch, Eugenio: Brain Tumors and Anorexia Nervosa Syndrome. Brain & Development 1994; 16: 175-9 20. Julie, Ma: Mania Resulting From Brain Tumor. Proceedings of UCLA Healthcare. Fall 2000, Vol. 4, No. 3. 3-4 21. Nyffeler, Thomas; Regard, Marianne: Kleptomania in a Patient with a Right Frontolimbic Lesion. Neuropsychiatry, Neuropsychology and Behavioral Neurology 2001; 14: 73-76 22. Rueda-Lara, María; Buchert, Stephanie; Skotzko, Chirstine; Clemow, Lynn: Psychiatric Symptoms masking Pituitary adenoma in Spanish speaking Inmigrants. Gen Hosp Psychiatry 2003; 25: 367-371 23. Izci, Y; Karlidere, T; Caliskan, U; Akay, KM: Diencephalic tumours presenting as psychosis. Acta Neuropsychiatrica 2003; 15:97-101. 24. Sokolski, Kenneth; Denson, Thomas: Exacerbation of Mania Secondary to Right Temporal Lobe Astrocytoma in a Bipolar Patient Previously Stabilized on Valproate. Cognitive and Behavioral Neurology 2003; 16: 2003. 234-238 25. Morse, M. E. Brain Tumors as Seen in Hospitals for the Insane. Archives of Neurology and Psychiatry. 1920; 3: 417-428. 26. Gupta Ramesh K., Kumar Rajeev. Benign brain tumors and psychiatric morbidity: a 5-years retrospective data analysis Aus NZ J Psychiatry 2004; 38: 316-319 27. Cardoner N, Benlloch L. Depresión Orgánica en Trastornos Afectivos. En: J. Vallejo Ruiloba y C. Gastó Ferrer Editores. Ansiedad y Depresión. 2ª Edición. Barcelona: Masson S.A., 2000: 396-435. 28. Parry J. Contribution a l´etude des manifestations des lesions expansives observees dans un hopital psychiatrique. Thesis. Paris Faculte de Medicine de Paris 1968 29. Kocher R, Linder M, Stula D. Schweiz. Archives of Neurology Neurochirgery Psychiatry 1984; 135: 217-227 30. Law, J. Late diagnosis of frontal meningiomas. British Medical Journal, 1988; 6: 297-423 31. Lampl Y, Barak Y, Achiron A, Sarova Pinchas I. Intracranial meningiomas. Correlation of Peritumoral oedema and psychiatric disturbances. Psychiatry Research 1995; 58: 177-180 32. A Mainio, H Hakko, A Niemelä, T Tuurinkoski, J Koivukangas, P Räsänen. The effect of brain tumor laterality on anxiety levels among neurosurgical patients J Neurol Neurosurg Psychiatry 2003; 74: 1278- 1282 33. Cummings Jeffrey L Neuropsychiatric manifestations of Right Hemisphere Lesions. Brain And Language. 1997; 57: 22-37 34. Holden, R. J. Paluka I. S. Tumor necrosis factor-α: is there a continuum of liability between stress, anxiety states and anorexia nervosa? Medical Hypotheses 1999; 52(2): 155-162. 35. Kronfol Ziad, M. D., Remick Daniel G. M. D. Cytokines and the Brain: Implications for Clinical Psychiatry. Am J Psychiatry 2000; 157: 683-694. 36. J Salo, A Niemelä, M joukamaa, J Koivukangas., Effect of brain tumor laterality on patient’s perceived quality of life. J Neurol Neurosurg Psychiatry 2002; 72: 373-377 Portada Índice Resumen Planteamiento del Problema Marco Teórico Síntomas Neuropsiquiátricos Antecedentes Epidemiología Objetivos Hipótesis Variable Independiente Variable Dependiente Criterios de Inclusión Criterios de Exclusión Criterios de Eliminación Diseño Metodológico Procedimiento Análisis Estadístico Resultados Discusión Conclusiones Bibliografía
Compartir