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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO CENTRO MEDICO ABC Capsulorrafia Termica Artroscópica en el Manejo de la Inestabilidad Anterior de Hombro Tesis que para obtener el grado de especialista en Traumatología y Ortopedia Presenta el Dr. Carlos Mochon Halabe Asesor: Dr. Sergio Abush Trotón Febrero 2007 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Dr. José Javier Elizalde González. Jefe del Departamento de Enseñanza e Investigación. Dr. Juan Manuel Fernández Vázquez FACS. Profesor Titular del curso de Ortopedia. Dr . Sergio Abush Torton. Jefe del Servicio de Ortopedia y Asesor de tesis . Dr Carlos Mochon Halabe Agradecimientos A D-os. A Adina. A mis padres. A mis hermanos. A mis abuelas, tíos y primos. A mis suegros. A mis cuñados. A mis amigos. Al Dr. Fernandez Vazquez. A los doctores Jose Antonio Velutini, Jorge López Curto y Jose Carlos Sauri. Al Dr Sergio Abush por su experiencia y dedicación. A todos los Ortopedista del Centro Medico ABC. A mis compañeros de residencia y en especial a Paola, Felipe y Rodrigo. A todos por su impulsarme para llegar hasta aquí, por su cariño, motivación y apoyo. Por creer en mí, a veces mas que yo. Con todo mi agradecimiento. Indice Introducción 1 Objetivos 2 Metodología 3 Marco Teórico 6 Inestabilidad anterior de hombro 6 Capsulorrafia Térmica 13 Pacientes y métodos 27 Resultados 33 Discusión 35 Conclusiones 38 Bibliografía 39 Introducción La inestabilidad del hombro constituye una de las causas comunes de limitación funcional en atletas profesionales y recreativos. En casi todos los casos, es resultado de traumatismos de alta energía y micro traumatismos repetitivos. La mayor parte de los pacientes que presentan inestabilidad, requerirán de tratamiento quirúrgico para asegurar así, una recuperación funcional, con tasas altas de éxito y su reincorporación a las actividades previas, cotidianas y deportivas. Los procedimientos quirúrgicos artroscópicos, para el tratamiento de la inestabilidad del hombro, se practican cada vez con mayor frecuencia. En años recientes, el desarrollo de la energía térmica, que estimula la contracción de la cápsula articular, ha permitido su utilización en el manejo de diferentes patologías del hombro, destacando su aplicación como coadyuvante en las técnicas de estabilización glenohumeral. 1 Objetivo general Conocer los resultados de la capsulorrafia térmica artroscópica como coadyuvante en el manejo de inestabilidad anterior del hombro. Objetivo específico Determinar la presencia de dolor e inestabilidad. Documentar la reincorporación del paciente a sus actividades habituales. 25 Planteamiento Se realizó un estudio retrospectivo y descriptivo. Se revisaron los expedientes de pacientes con inestabilidad glenohumeral, anterior y antero-inferior, tratados quirúrgicamente con capsulorrafia térmica artroscópica adicional a procedimiento de estabilización. Se realizó revisión bibliográfica de acuerdo a los resultados obtenidos en buscadores (MeSH). Se realizó análisis estadístico de los resultados con promedio, mediana, intervalo y porcentajes. 2 Criterios de inclusión Pacientes tratados por inestabilidad glenohumeral, anterior y antero inferior, por cirugía artroscópica con procedimiento de estabilización tipo Bankart y adicionalmente con capsulorrafia térmica. Criterios de exclusión Pacientes con inestabilidad glenohumeral multidireccional. Pacientes con inestabilidad glenohumeral unidireccional o bidireccional que no fueron sometidos a tratamiento quirúrgico o que se manejaron con técnicas quirúrgicas diferentes. Criterios de eliminación Pacientes en los que no se pudo realizar seguimiento postoperatorio adecuado. 3 Variables independientes Tipos de inestabilidad, hombro afectado, edad y sexo. Variables dependientes Presencia de dolor, incorporación a sus actividades previas e inestabilidad recidivante. 4 Marco Teórico Inestabilidad anterior de hombro La inestabilidad de hombro es una de las patologías más comunes del hombro, con una incidencia aproximada en la población general del 1.7%, se presenta con mayor frecuencia en personas jóvenes que realizan algún tipo de actividad deportiva. En el 96% de los casos la inestabilidad es de causa traumática y solo el 4% es a traumática (1). El 25% de las personas que sufren una luxación de hombro entre los 20 y 30 años, desarrollarán inestabilidad recurrente mientras que solo el 10% de los que sufren la luxación después de los 40 años desarrollarán inestabilidad recurrente (1). Definición Existen varias definiciones de inestabilidad glenohumeral (2,3) y entre estas destacan la de los doctores Matsen y Neer. El primero definió la inestabilidad glenohumeral como “la incapacidad para mantener la cabeza del humero centrada en la fosa glenoidea” (4,5), y el segundo la define como “el incremento anormal de la traslación glenohumeral que causa síntomas”(6). 5 Es necesario diferenciar inestabilidad de laxitud. Esta última se define como el grado de desplazamiento o translación de la cabeza humeral en la fosa glenoidea (6). Clasificación Al igual que en la mayoría de los padecimientos, en la inestabilidad glenohumeral, es importante identificar de manera precisa su fisiopatología. Para esto, es necesario clasificar su etiología y modalidades en las que se presenta (7). La inestabilidad glenohumeral se puede clasificar en aguda, crónica o recurrente, de acuerdo a su tiempo de evolución. En relación a su etiología, la inestabilidad se clasifica en traumática, micro traumática y atraumática. Estas, a su vez, se subdividen en voluntarias e involuntarias. La dirección de la inestabilidad se clasifica en anterior, posterior, inferior y multidireccional. De acuerdo a su grado, la inestabilidad puede presentarse como luxación y subluxación (6,7). Esta última se valora de acuerdo a la magnitud de traslación de la cabeza humeral con respecto a la superficie glenoidea y se clasifica como leve cuando la traslación es menor al 50%; moderada cuando la traslación es entre el 50% y 100% y severa cuando la traslación rebasa el borde glenoideo (8) . Thomas y Matsen engloban a los pacientes con inestabilidad recurrente de hombro en dos grupos (6,7). 6 El primer grupo está constituido por pacientes con inestabilidad traumática, unidireccional, que presentan lesión de Bankart y que, en su mayoría, requieren de manejo quirúrgico, Este grupo es conocido como TUBS por sus siglas en inglés. Al segundo grupo lo constituyen pacientes con inestabilidad atraumática y multidireccional. Estos pacientes, frecuentemente presentan laxitud bilateral ydeben ser tratados en programas de fisioterapia, dirigida a fortalecer principalmente los músculos del manguito rotador. Estos generalmente mejoran su sintomatología. Este grupo es conocido como AMBRII por sus siglas en inglés. Algunos pacientes selectos de este grupo, que permanecen sintomáticos a pesar del tratamiento, pueden ser candidatos a tratamiento quirúrgico. Este consiste principalmente en practicar plicaturas y reducciones capsulares, en los planos anterior, posterior e inferior, de acuerdo a las áreas de inestabilidad. Adicionalmente puede requerirse aproximación del intervalo entre los tendones rotadores. El procedimiento quirúrgico se puede realizar por artrotomía o artroscopia, dependiendo de la patología cápsulo- ligamentaria. La historia clínica y una exploración física minuciosa, permiten clasificar de manera adecuada el grado de inestabilidad. En los pacientes que requieren de tratamiento quirúrgico, la revalorización de los parámetros de inestabilidad antes del inicio del procedimiento, permite una mejor planeación quirúrgica y consecutivamente, mejores resultados. Esta se realiza repitiendo la exploración física, inmediatamente después de la inducción de anestesia, en forma comparativa con el lado contralateral sano. Anatomía Patológica. 7 La lesión específica en la inestabilidad glenohumeral anterior, después de luxación traumática del hombro, fue descrita por primera vez por el Dr. Bankart, en un artículo publicado en la Revista Británica de Medicina, en el año de 1923. En este artículo, Bankart describió esta lesión consistente en la avulsión de la cápsula del borde anterior de la glenoides, con o sin avulsión del labrum glenoideo (9). Otros autores han propuesto que desgarros intrasubstanciales de la cápsula, producidos después de la luxación, también contribuyen al desarrollo de la inestabilidad glenohumeral (1). Bankart notó la presencia de estos desgarros capsulares en pacientes después de luxación anterior de hombro, pero consideró que la capsula lesionada mantenía siempre su longitud original durante el proceso de cicatrización, y que los desgarros capsulares no contribuían al desarrollo de inestabilidad (10). Otros autores han implicado a lesiones del tendón subescapular en la etiología de la inestabilidad anterior recurrente (11). Litner y Speer citan diferentes estudios en la literatura acerca de la luxación anterior de hombro (1). En estos, se describe la utilización de diferentes técnicas radiológicas o artroscopia para la evaluación de las lesiones que se producen en la luxación anterior de hombro. Los resultados demostraron que la lesión predominante es la avulsión del complejo cápsulo-labral anteroinferior (Lesión de Bankart), que se encontró con promedio en 85% de los pacientes. En un estudio de investigación realizado en hombros de cadáver en los que se produjo una lesión de Bankart, se demostró que, aplicando una fuerza de 50N en diferentes posiciones del hombro, esta produjo traslación máxima de 8 la cabeza humeral de 2.3 mm. en una posición de 0° de abducción. Esta translación, disminuyó a 1.4 mm. en posición de 90° de abducción. La conclusión del estudio fue que la lesión de Bankart aislada no produce la traslación anterior necesaria para que ocurra luxación glenohumeral anterior (9). En otros estudios de investigación, se ha propuesto que la lesión de la cápsula y de los ligamentos glenohumerales juega un papel importante en la etiología de la inestabilidad anterior, presentando deformación plástica después de una luxación anterior de hombro, que no se recupera después de la reducción articular y que contribuye al desarrollo de inestabilidad recurrente. Esta última provoca, a su vez, micro traumatismos repetitivos, de la cápsula y ligamentos glenohumerales, que producen mayor deformidad de los mismos y conducen a inestabilidad articular (1). La lesión anátomo-patológica, o el patrón de lesiones que ocurren durante la luxación anterior de hombro, son controversiales (1), a pesar de los diferentes reportes de estudios de investigación. 9 ¿Cirugía artroscópica o por artrotomía?. En la mayoría de los pacientes que padecen de inestabilidad glenohumeral anterior traumática, la patología esencial presente es la lesión de Bankart y esta, adicionalmente, se presenta con algún grado de desgarro o estiramiento capsular. Estas lesiones pueden ser tratadas quirúrgicamente por artrotomía o artroscopia. A pesar de los avances recientes en cirugía artroscópica, existen algunas contraindicaciones para realizar este procedimiento; estas pueden ser relativas o absolutas. Las contraindicaciones relativas principales, para cirugía artroscópica, incluyen la presencia de rupturas capsulares masivas y la avulsión humeral de los ligamentos glenohumerales, conocida como HAGL, por sus siglas en inglés. Esto se debe a la dificultad que estas lesiones presentan para su reparación artroscópica. Sin embargo, recientemente se han descrito técnicas que disminuyen esta dificultad y permiten que algunos ortopedistas, con experiencia, puedan realizar reparaciones artroscópicas (12,13,14,15). Otra contraindicación relativa es el antecedente de capsulorafia térmica fallida, dada la mala calidad del tejido o incluso la deficiencia capsular completa que puede resultar en esto casos (16). Las contraindicaciones absolutas principales para cirugía artroscópica, incluyen las deficiencias de tejido óseo, humeral o glenoideo, producidas por displasia o por traumatismos. Las deficiencias capsulares y las rupturas 10 irreparables de los tendones del mango rotador constituyen también contraindicaciones absolutas (16). En general, los pacientes con inestabilidad glenohumeral voluntaria psicógena y los que presentan procesos infecciosos activos, representan contraindicaciones absolutas para cualquier tratamiento quirúrgico (16). En pacientes con artrosis severa las técnicas de reparación por artrotomía o artroscopia no tienen buenos resultados por lo que, dependiendo del estado del mango rotador, la artrodesis o la artroplastia representan mejores opciones. En los casos de parálisis, asociados a inestabilidad crónica, el tratamiento adecuado es la artrodesis (17). El tratamiento artroscópico, de la inestabilidad anterior, en atletas participantes en deportes de contacto es controversial aunque hay estudios que reportan que con una adecuada selección del paciente la artroscopia puede tener resultados similares a las técnicas abiertas (16). Objetivos del tratamiento Los resultados de los procedimientos de estabilización del hombro por artrotomía, constituyen el parámetro histórico con el que se comparan los resultados de la cirugía artroscópica. Esto se debe a que, desde hace muchas décadas la tasa de éxito, de la reconstrucción por artrotomía, ha sido del 91% a 96% (18). Tradicionalmente se ha definido al resultado exitoso como el restablecimiento de la estabilidad articular sin evidencia de luxación o 11 subluxación. Sin embargo, este parámetro ha ido cambiando en los últimos años y actualmente, para definir resultado exitoso, se toman en cuenta nuevos criterios entre los que destaca la reincorporación de los pacientes a sus actividades, cotidianas y deportivas, previas al traumatismo o padecimiento (18). En las actividades deportivas, el parámetro de incorporación de los pacientes atletas a sus actividades previas, representa un ejemplo muy ilustrativo. En aquellos deportes que requieren arcos completos de movilidad, la limitación postoperatoria de alguno de los arcos de movimiento, por ejemplo la rotación externa, pueden restringir el desempeño de los atletas, aun cuando la articulación glenohumeral haya recuperado su estabilidad. Capsulorrafia Térmica Antecedentes La aplicación de calor en la terapéutica,tiene sus antecedentes en el uso del fuego para esterilizar heridas y controlar hemorragias. Sin embargo, hasta hace pocas décadas se logró identificar y comprender la biología celular y los efectos de la aplicación de calor en los tejidos. Los métodos de aplicación del calor también han evolucionado y la utilización del aceite hirviendo, metales calientes y luz solar magnificada, han sido reemplazados por energía de radiofrecuencia y láser, ampliando así sus posibles aplicaciones. 12 Desde los tiempos de Hipócrates el calor era ya conocido, como elemento terapéutico y utilizado ampliamente. De hecho, en esa época, el calor ya se utilizaba en la luxación del hombro e Hipócrates criticaba a sus contemporáneos por “quemarlo indebidamente”. En su descripción original, del método quirúrgico en casos de luxación recurrente del hombro, Hipócrates relató la forma en que los tratantes habían quemado las caras, superior, anterior y posterior del hombro. Esto producía cicatrices en estas zonas quemadas promoviendo así luxaciones del hombro en el plano inferior. Para tratar esto, Hipócrates recomendó utilizar la cauterización, introduciendo al hombro, a través de la axila, un dispositivo de hierro caliente con el propósito de producir tejido fibroso -cicatrizal, únicamente en el plano inferior de la articulación. Además, advirtió a los tratantes del enorme daño que originaría el contacto del hierro caliente con las estructuras vasculares y nerviosas. Después del tratamiento con el hierro caliente, Hipócrates recomendaba fijar el brazo afectado contra la cara lateral del tórax por “largo tiempo para estimular la cicatrización y estrechar el gran espacio hacia el cual suele escaparse la cabeza del humero” (5). A principios de los años noventa, fue cuando los primeros estudios histológicos de investigación, realizados entonces en modelos animales, demostraron que el calentamiento de los tejidos, que contienen colágeno, a temperaturas de entre 65° C y 75° C produce encogimiento de sus fibras por alteraciones en la estructura molecular de la colágena (19). 13 Ciencias Básicas Las moléculas de colágeno están compuestas de tres cadenas de polipéptidos cuya estructura primaria es relativamente simple y repetitiva, con forma de hélice cerrada, que contiene puentes de bisulfuro entre los polipéptidos terminales, de una cadena con otra, formando así una triple hélice. Estas estructuras se encuentran estabilizadas por uniones intramoleculares cruzadas con moléculas de colágeno adyacentes y agregadas en un patrón paralelo que forma fibras (20). Cuando se aplica a los tejidos temperaturas de 65° C - 75° C los puentes intramoleculares bisulfuro se dañan y las moléculas cambian su estructura organizada por una estructura aleatoria, provocando así contracción o encogimiento de las fibras (Figura 1). La intensidad de calor, requerida para inducir los cambios en el tejido conectivo y la extensión del encogimiento, dependen de varios factores. Estos incluyen la temperatura máxima alcanzada, tiempo de exposición y estrés aplicado al tejido durante su calentamiento. Además las propiedades del tejido y su comportamiento con la aplicación de calor, varían según las edades de los pacientes, concentración de electrolitos, pH y estado de hidratación del tejido. 14 Figura 1. Encogimiento de las fibras de colágena y sustitución de su estructura organizada por una aleatoria. Los resultados de un estudio de investigación realizado en muestras obtenidas de diferentes áreas de la cápsula articular glenohumeral, realizado en cadáveres, mostraron correlación entre la máxima temperatura alcanzada y el volumen de tejido encogido; la exposición del tejido al calor, a una temperatura de 65º C, durante 10 minutos, produjo encogimiento del 10% y cuando se expuso el tejido a 80º C, durante uno y medio minutos, el encogimiento resultante fue de 60%. Con los datos de estos resultados, los investigadores concluyeron que, a mayor temperatura alcanzada durante el 15 calentamiento, mayor encogimiento tisular y que el tiempo requerido para encoger el mismo volumen de tejido, disminuye proporcionalmente al aumento de la temperatura (21). Los resultados de otro estudio, realizado en modelos animales, demostraron también las alteraciones tisulares inmediatas ya descritas. Así mismo, los análisis histológicos de la cápsula articular tratada, demostraron que después de siete días de aplicada la termoplastía se produce daño tisular. Este daño se caracteriza por infiltración de células inflamatorias, fusión de la colágena, picnocitosis de fibroblastos, mionecrosis y trombosis vascular (11). De manera subsecuente, si se aplica carga fisiológica inmediata a la aplicación de termoplastía, el tejido se estrecha nuevamente, perdiendo así su fuerza tensil. Sin embargo, los resultados de un estudio de biomecánica, demostraron que las propiedades mecánicas del tejido capsular tratado, restablecen nuevamente sus niveles normales en un periodo de entre seis y doce semanas después del tratamiento (22). Esta recuperación tisular se produce por una respuesta de reparación, caracterizada por revascularización local y migración de fibroblastos, inducidas por la respuesta inflamatoria inicial. Además a partir de un mes, después de la aplicación de termoplastía, se puede observar la presencia de moléculas de colágena sintetizadas recientemente, que forman fibras de menor diámetro (23, 21). Sin embargo y a pesar de los resultados anteriores, el tiempo que tardan los tejidos en recuperar sus propiedades biológicas normales, es todavía controversial (19). 16 Bases anatómicas En el tratamiento con capsulorrafia térmica, existe una correlación directa entre los sitios anatómicos de encogimiento y su repercusión en los arcos de movilidad de la articulación glenohumeral. En un estudio de investigación de capsulorrafia térmica, realizado por Gagey y Boisrenoult, en quince hombros de cadáveres frescos que previamente tenían arcos de movimiento normales, se utilizó un dispositivo de aplicación de termoplastía, con niveles de energía entre 15w y 20w. que se aplicó a través de una área determinada hasta producir restricción de movilidad mayor a 10°. La capsulorrafia se realizó en tres fases, aplicándola por áreas anatómicas. Las aplicaciones iniciaron con el ligamento glenohumeral medio, posteriormente la banda anterior del ligamento glenohumeral inferior y por último la banda posterior del ligamento glenohumeral inferior. Después de aplicar la termoplastía en cada área, se realizaron mediciones de los arcos de movilidad para cada una de las fases de aplicación. Los resultados del estudio demostraron que la capsulorrafía térmica aplicada, no alteró los movimientos de flexión, extensión y rotación externa sin abducción, debido a que estos están limitados por el ligamento coracohumeral. La rotación externa a 45° de abducción, disminuyó al encoger el ligamento glenohumeral medio y la banda anterior del ligamento glenohumeral inferior. La abducción disminuyó con el encogimiento de las bandas, anterior y posterior, del ligamento glenohumeral inferior. La rotación externa a 90° de abducción, disminuyó poco después de encoger el ligamento glenohumeral medio, sin embargo, al encogerse la banda anterior del ligamento glenohumeral inferior, la 17 rotación externa a 90° de abducción disminuyó de manera considerable y se mantuvo sin alteración cuando se realizó el encogimiento de la banda posterior del mismo ligamento. Sin embargo, el encogimiento de esta banda posterior si produjo disminución de la rotación interna en abducción. Los resultados de este estudio demuestran una relación, directa y constante, entre las áreas anatómicas, encogidas por la termoplastía y las alteraciones producidas en los arcos de movimiento. Esto permitedelimitar áreas y estructuras anatómicas para las indicaciones de capsulorrafia térmica(24). Métodos de aplicación Los métodos modernos de aplicación de calor en termoplastía se realizan aplicando energía de radiofrecuencia y rayo láser. El rayo láser, fue el primer sistema aplicado en clínica para realizar capsulorrafia térmica. La energía, transmitida por el rayo láser, es absorbida por los tejidos generando calor (25). La radiofrecuencia produce una forma de energía electromagnética que, al ser aplicada, provoca en los tejidos un movimiento, oscilante y rápido, de partículas en los campos electromagnéticos generando así calor (Figura 2). Existen dos métodos para aplicar termoplastía por radiofrecuencia: el monopolar y el bipolar. El primero, genera calor trasmitiendo energía electromagnética entre una punta del dispositivo eléctrico y una placa conectada a tierra. El segundo, trasmite energía entre dos sitios confinados dentro de la punta del dispositivo (22). Actualmente algunos equipos de 18 aplicación de radiofrecuencia tienen la capacidad de controlar y monitorizar la temperatura en la punta del dispositivo con lo que aumenta su eficacia y seguridad (19). Ambos métodos tienen ventajas y desventajas y en ambos la respuesta de los tejidos es similar, independientemente de la fuente de energía. Figura 2. Aplicación de radiofrecuencia Es importante considerar que la respuesta de los tejidos a la aplicación de calor es diferente según la temperatura aplicada. Las temperaturas menores de 60ºC no producen encogimiento de los tejidos. El rango de temperatura en la que los tejidos colágenos se encogen, por las alteraciones en la colágena mencionadas, se encuentra entre los 65°C y 75ºC. La aplicación de calor de entre 80ºC y 100°C produce efectos de hemostasis, necrosis y desvitalización tisular y cuando se aplican temperaturas mayores a 100ºC, se produce vaporización de los líquidos, intra y extracelulares, con daño térmico irreversible (Cuadro 1) (26,27,28,29,30). 19 Cuadro 1. Efectos de la aplicación de calor en los tejidos. Cortesia Dr. Sergio Abush (26) Indicaciones Existen dos indicaciones principales para realizar capsulorrafia térmica en la inestabilidad del hombro. La primera indicación es en los pacientes cuya cápsula glenohumeral se encuentre intacta. Estos pacientes usualmente desarrollan síntomas de inestabilidad por microtraumatismos repetitivos y en algunos casos la historia clínica y la exploración física demuestran laxitud ligamentaria excesiva, que predispone a inestabilidad y se torna sintomática en relación con algún movimiento específico. En estos pacientes, mientras más se elonga el complejo 20 ligamentario glenohumeral, mayor es la demanda a la que se someten los músculos del manguito rotador y el complejo bicipital-labral para mantener la cabeza humeral centrada. Es estos casos, el síntoma más común es dolor que puede asociarse a patologías del manguito rotador, tendón largo del bíceps o labrum (8). La segunda indicación para capsulorrafía térmica es para corregir la ocasional laxitud remanente después de una reconstrucción capsular o de labrum. La avulsión capsulolabral anteroinferior, o lesión de Bankart, es resultado de un traumatismo de alta energía y el paciente, en la mayoría de los casos, es capaz de recordar ese evento traumático (8). En estos casos, la reconstrucción anatómica de esta avulsión, además de la reparación o plicación de los ligamentos glenohumerales, son indispensables para recuperar la estabilidad del hombro ya que en caso contrario, las tasas de recurrencia son muy altas (31). Manejo postoperatorio Durante el periodo postoperatorio a la capsulorrafia térmica, se requiere de cuatro a seis semanas de restricción de movimientos del hombro para evitar el restiramiento de las áreas capsulares tratadas. Estudios biomecánicos han demostrado que la máxima fragilidad capsular se presenta durante las primeras dos semanas, pudiendo disminuir su resistencia hasta en un 30% o menos de lo normal. El inicio de la recuperación capsular se establece entre la sexta y la octava semanas después de la termoplastía, después de este periodo, se restablece el 60% de las propiedades biomecánicas y después de doce semanas, el 80% de la estructura capsular se habrá restablecido. La debilidad 21 capsular y el tiempo de recuperación de sus propiedades mecánicas, dependen en gran parte, de la extensión de superficie tisular tratada; a mayor superficie tratada, mayor tiempo para la recuperación (8). Debido a esto, se requiere de un programa de rehabilitación progresivo y vigilado cuidadosamente, para lograr resultados exitosos. Complicaciones El los procedimientos de capsulorrafia térmica, las tasas de complicación son relativamente bajas (32). Sin embargo, es probable que la verdadera prevalencia de las complicaciones postoperatorias no sea conocida (25). Las complicaciones postoperatorias más frecuentes son, inestabilidad recurrente, capsulitis adhesiva o térmica, neuropatía axilar, lesión y destrucción de la cápsula articular (8, 25, 30). La recurrencia de inestabilidad, en hombros tratados con capsulorrafia térmica, se presenta con frecuencia variable. En una serie de 236,015 hombros operados por 379 cirujanos, con procedimientos de estabilización, en los que adicionalmente se realizó capsulorrafia térmica, Wong y Williams reportaron inestabilidad recurrente en 8.4% de los pacientes operados con rayo láser, en 8.3% de los pacientes operados con radiofrecuencia monopolar y en 7.1% de los pacientes operados con radiofrecuencia bipolar (25). 22 Los resultados de otro estudio de investigación donde se trato a pacientes con inestabilidad multidireccional únicamente con capsulorrafia térmica, demostraron una tasa de recurrencia del 47% (33). Lo anterior refuerza el concepto de aplicación que la capsulorrafia térmica presenta como coadyuvante en los procedimientos de estabilización glenohumeral y no como procedimiento primario o único. La capsulitis adhesiva o térmica se presenta con incidencias similares a las de otros procedimientos quirúrgicos del hombro (8). Los resultados del estudio de investigación de Wong y Williams demuestran incidencia del 0.33% de capsulitis adhesiva (25). Otro estudio de aplicación de termoplastía demuestra incidencia de capsulitis adhesiva del 2.5% en pacientes tratados, de estos el 50% requirieron manipulación bajo anestesia, el otro 50% respondió al tratamiento conservador con fisioterapia y después de ambos tratamientos, el 100% de pacientes presentaron recuperación funcional completa (34). La neuropatía axilar es una complicación poco frecuente. En el estudio de Wong y Williams se reporta una incidencia en el 1.4% de estos pacientes; el 93% de estos presentaron lesión sensitiva aislada (25). Los resultados de otro estudio de investigación, realizado por D’Alessandro y cols. , (35) demostraron incidencia de neuropatía axilar del 8%. Los pacientes con neuropatía se recuperaron completamente en el 95% de los casos en un periodo de seis a ocho semanas después del procedimiento quirúrgico. Sin embargo, cuando esta se asocia a debilidad motora la recuperación puede tomar más tiempo (8). Las lesiones del nervio axilar pueden ser difíciles de reconocer, ya que las disestesias por lesiones sensitivas se pueden confundir con dolor relacionado al periodo postoperatorio. En pacientes tratados con termoplastía, 23 se puede prevenir la incidencia de neuropatía axilar reduciendo la cantidad de energía aplicada en el receso axilar, dada la proximidad del nervio axilar. En general, las lesiones superficiales de la cápsula articular y aquellas que pueden producir destrucción de espesor completo, son complicaciones poco frecuentes (30). Ambas pueden ser causadaspor aplicaciones tisulares con exceso de energía por tiempo prolongado y a profundidades mayores a las realizadas en estudios in vitro (36). Existen también, reportes de casos de condrolisis que se presentaron después de capsulorrafia térmica. Levine y cols. (37) reportaron dos casos de pacientes en los que se realizó capsulorrafia térmica con dispositivo de radiofrecuencia monopolar. En estos pacientes, no se realizó ningún procedimiento adicional que involucrara al cartílago articular, debido a que este no presentaba ninguna alteración. En ambos pacientes, la condrolisis se manifestó seis meses después de la cirugía, con dolor progresivo y limitación de los arcos de movimiento. El diagnóstico de condrolisis se confirmó, en ambos casos, por resonancia magnética. 24 Pacientes y métodos Durante un período de tres años, que abarca desde enero de 1999 hasta diciembre de 2001, se evaluaron 38 hombros, en 38 pacientes consecutivos, tratados por inestabilidad glenohumeral con procedimiento de estabilización tipo Bankart y adicionalmente, con capsulorrafia térmica. Estos representan el 68% del total de pacientes con inestabilidad glenohumeral, directamente relacionada a traumatismo, intervenidos quirúrgicamente durante ese período. El número y distribución de los pacientes se muestra en el cuadro 2. Distribución No. No. de pacientes 38 No. de hombros: 38 Hombro derecho 25 Hombro izquierdo 13 Sexo masculino 28 Sexo femenino 11 Edad 15 a 31 años (media: 22.39 años) Tiempo de evolución (1a. luxación) 3 a 24 meses (media: 14.1 meses) Cuadro 2. Número y distribución de los pacientes tratados con capsulorrafia térmica 26 Del grupo total de pacientes tratados, cuatro tenían antecedentes de cirugía en el hombro afectado. La distribución de estos procedimientos es como sigue: procedimiento de Putti-Platt (dos pacientes), reconstrucción ligamentaria artroscópica tipo Bankart (un paciente) y artroscopia para “limpieza articular” (un paciente). El resto, 34 pacientes, no tenían antecedentes quirúrgicos en su hombro afectado. La historia clínica demostró que, en todos los casos, los pacientes habían sufrido traumatismo en el hombro afectado, previo al inicio de su sintomatología. El examen físico demostró que todos los pacientes presentaban inestabilidad glenohumeral en diferentes modalidades. Del total de pacientes tratados, 33 presentaron luxaciones recidivantes y 5 presentaron subluxaciones recidivantes. Entre los 33 pacientes que presentaron luxaciones recidivantes, se identificaron 15 hombros con inestabilidad unidireccional anterior y 18 hombros con inestabilidad bidireccional antero inferior. Se excluyeron de esta serie a aquellos pacientes que presentaron inestabilidad multidireccional. Los procedimientos artroscópicos se realizaron colocando a los pacientes en posición de “beach chair” (38) y bajo anestesia general. Previo a los procedimientos de estabilización, se realizó examen artroscópico completo de la articulación glenohumeral y del espacio subacromial. La artroscopia demostró avulsión del área anterior-inferior del labrum o lesión de Bankart en los hombros de 28 pacientes y laxitud capsular anterior-inferior, sin lesión de Bankart, en los hombros de 10 pacientes. Así mismo, se identificaron lesiones óseas y condrales de Hill-Sachs (39) en 21 pacientes. Todos los hombros en los que se identificó lesión de Bankart (N=28), correspondieron a pacientes que habían presentado luxaciones recidivantes. 27 De estos, 15 hombros presentaron inestabilidad unidireccional (anterior) y 13 presentaron inestabilidad bidireccional (anteroinferior). Los hombros que no tenían lesión de Bankart (N=10), presentaban inestabilidad bidireccional (anteroinferior) y dentro de este grupo se encuentran los cinco hombros inestables, correspondientes a los pacientes que presentaron subluxaciones. El procedimiento de estabilización (Bankart), se inició decorticando el borde articular del cuello glenoideo en los planos anterior e inferior. A continuación se redujo el desprendimiento del complejo labrum-ligamentario glenohumeral inferior (CL-LGHI), movilizando este tejido en el plano superior y lateral del cuello glenoideo. En todos los pacientes, la lesión de Bankart pudo ser movilizada una distancia de entre 0.5 y 1 cm. En los 10 hombros que no presentaron lesión de Bankart, se “creó” una lesión, disecando el CL-LGHI del cuello glenoideo para poder fijarlo después, en una posición más superior y lateral (10) (Figuras 3,4,5). Para la fijación del CL-LGHI, al cuello glenoideo, se utilizaron implantes bioabsorbibles Suretac® (Acufex Microsurgical – Mansfield, Massachusetts), consistentes en tachuelas canuladas de ácido poliglicólico, con cabeza de seis milímetros (40). Las tachuelas se introdujeron en orden de distal a proximal, bajo visualización artroscópica, confirmando su posición adecuada. Se utilizaron entre una y tres tachuelas, de acuerdo a la anatomía y al espacio disponible en el cuello glenoideo. 28 Figura 3. Lesión de Bankart. Figura 4. Inserción de suturas en el CL-LGHI. Figura 5. Lesión de Bankart reparada. 29 Después del procedimiento de estabilización, todos los hombros incluidos en este estudio demostraron redundancia capsular remanente (RCR). Del total de pacientes tratados, 23 hombros habían presentado inestabilidad bi direccional con componentes, anterior e inferior. En estos, se observó RCR, en mayor grado, de predominio inferior y en mínimo grado de predominio anterior. Los 15 pacientes restantes, presentaron inestabilidad glenohumeral unidireccional anterior. En estos, se observo RCR únicamente de predominio anterior, en grado mínimo. El tratamiento de la RCR se realizó con capsulorrafia térmica, utilizando equipo de radiofrecuencia bipolar, con punta CAPSure® para encogimiento (ArthroCare®, Sunnyvale, California) (41). La temperatura, se fijó entre 60° y 70°C y la penetración tisular fue ajustada a un milímetro. La capsulorrafia térmica se aplicó pasando la punta CAPSure®, en contacto directo con la cápsula articular, en un patrón de líneas paralelas dejando un mínimo de 0.5 cm de espacio entre cada aplicación (42). Para la RCR de predominio inferior, la capsulorrafia se realizó en el área del receso axilàr, incluyendo la banda anterior del ligamento glenohumeral inferior (LGHI), utilizando cinco a seis aplicaciones (media: 5.21 aplicaciones). Para la RCR de predominio anterior, las aplicaciones se realizaron en la cápsula anterior, incluyendo también la banda anterior del LGHI y el ligamento glenohumeral medio, utilizando dos a tres aplicaciones (media: 2.3 aplicaciones). En todos los casos, se realizó la capsulorrafia térmica bajo visualización directa artroscópica y hasta corroborar estabilidad glenohumeral satisfactoria, en todos los arcos de movimiento (Figura 6). 30 Figura 6. Capsulorrafia térmica utilizando punta de radiofrecuencia. Durante el periodo de rehabilitación postoperatoria, los hombros fueron inmovilizados en cabestrillo por cuatro a seis semanas. Durante ese periodo, los pacientes realizaron ejercicios pendulares, arcos de movimiento del codo y ejercicios isométricos del antebrazo. La fisioterapia continuó durante un promedio de 12 semanas postoperatorias, al final de las cuales la mayoría de los pacientes habían recuperado arcos de movimiento del hombro. A partir de la duodécima semana, se inició terapia resistiva, de manera progresiva. A los seis meses, se permitió a los pacientes iniciar actividades progresivas sin limitación. 31 Resultados Del grupo total de 38 pacientes tratados, 37 (97.36%) estuvieron disponibles para seguimiento y evaluación postoperatoria. Un paciente (2.63%) no pudo ser localizado. El seguimiento mínimo dela evolución, en los 37 pacientes, es de un año con un promedio de 23 meses (rango: 12 a 36 meses). Los resultados de la evaluación demostraron que 32 pacientes (86.48%), se encuentran completamente asintomáticos. De estos, 31 pacientes (83.78%) recuperaron el nivel de actividad previo al inicio de sus síntomas, el otro paciente (2.70%) considera que su nivel de actividad es inferior en calidad, al previo, a pesar de encontrarse asintomático. El resto del grupo, cinco pacientes (13.51%), continúa con sintomatología consistente en dolor recurrente, relacionado a esfuerzo. Sin embargo, tres de estos pacientes (8.10%), refirieron que han continuado realizando actividades en los niveles previos al inicio de sus síntomas. Dos pacientes (5.41%), refirieron “sensación de inestabilidad”, adicional a dolor y han disminuido sus actividades, debido a la recurrencia de sus síntomas (Cuadro 3). Durante el periodo de este estudio, ninguno de los pacientes presentó luxación glenohumeral. Sin embargo, el examen físico practicado demostró inestabilidad glenohumeral en tres pacientes (8.10%) que incluyen a los dos que la manifestaron y al que, a pesar de estar asintomático, disminuyó su nivel de actividad. 32 No. % Pacientes asintomáticos: 32 86.48% nivel de actividad igual al previo 31 83.78% nivel de actividad inferior al previo 1 2.70% Pacientes sintomáticos: 5 13.51% continúan con actividad similar a la previa 3 8.10% disminuyeron sus actividades 2 5.41% Tiempo de seguimiento de la evolución 12 a 36 meses (media: 23 meses) Cuadro 3. Resultados en 37 pacientes tratados con capsulorrafia térmica 33 Discusión La técnica de estabilización glenohumeral artroscópica, utilizando capsulorrafia térmica, tiene mayor probabilidad de éxito en aquellos casos en los que el desprendimiento traumático del CL-LGHI coexista con laxitud o redundancia capsular. Este procedimiento no pretende sustituir al de capsulorrafia abierta, sin embargo representa otra opción de tratamiento para pacientes selectos que presentan RCR después de realizar procedimientos para corregir inestabilidad unidireccional o bidireccional. El problema de coexistencia de la lesión de Bankart con lesiones capsulares o deformidad plástica ha sido discutido en la literatura ortopédica, se ha reportado que la deformidad plástica del CL- LGHI es un factor que contribuye a la recurrencia de inestabilidad anterior traumática, Rowe establece el concepto que el estiramiento capsular es un componente de la lesión del CL- LGHI (5). Speer demostró que la creación de una lesión de Bankart en modelos de hombros de cadáver provocaba solamente, un aumento mínimo en la traslación demostrando que la falta de corrección de la redundancia capsular es una parte esencial de la reparación de Bankart, para evitar la recidiva de la inestabilidad (9). En un estudio (10) en el que se realizo reparación tipo Bankart con tachuelas bioabsorbibles en 42 pacientes, se reporto una tasa de recidiva de inestabilidad en siete pacientes (16.6%). Cuatro de estos fueron reintervenidos por artroscopia, en tres de ellos se pudo comprobar cicatrización completa de la lesión de Bankart en el aspecto anterior de la glenoides, sin embargo los tres 34 pacientes presentaban laxitud y redundancia de la capsula articular antero inferior y uno de ellos presento adicionalmente distensión del intervalo de los músculos rotadores. En esta serie de pacientes, el tratamiento de la RCR aplicando radiofrecuencia, demostró reducción de la laxitud capsular, logrando así estabilizar la articulación glenohumeral. Este estudio demostró que el 86.48% permanecen asintomático y el 8.1% presentaron inestabilidad recurrente durante un periodo promedio de seguimiento de 23 meses. Estos resultados son similares a los reportados en otros estudios. (25,43,44). En un estudio en el que se realizo reparación artroscópica de lesión de Bankart por inestabilidad anterior traumática en 167 pacientes, Seng-Ho y col. (45) reportaron una frecuencia de inestabilidad recurrente postoperatoria del 4%, y observaron que esta la recurrencia relaciona a un defecto óseo mayor al 30% de la circunferencia glenoidea. Otro estudio en el que se realizo capsulorrafia térmica aislada, para inestabilidad de hombro en 19 pacientes, Miniaci y Mc Brian (46) reportan una alta tasa de fracaso. Esta se asocia a la dirección y tipo de inestabilidad (multidireccional, posterior y voluntaria), debido a que en este mismo estudio los pacientes con inestabilidad antero inferior tuvieron excelentes resultados. Karliaftis y cols. (47) realizaron un estudio en 29 pacientes sometidos a tratamiento artroscópico por inestabilidad anterior reportan que el tratamiento artroscópico de la instabilidad anterior, con reparación de Bankart y capsulorrafia térmica adicional o cierre del intervalo de los músculos rotadores en los casos en que se requería, reportan recurrencia de la inestabilidad en dos 35 pacientes y concluyeron que cuando se realiza posterior a una adecuada selección del paciente y por cirujanos experimentados, es una técnica efectiva que logra resultado comparables a los obtenidos con técnicas de cirugía abierta. Los mejores resultados de este procedimiento se han observado en pacientes con inestabilidad unidireccional con lesión de cápsula o labrum. En este grupo la tasa de satisfacción del paciente y la “capacidad” para regresar a sus actividades previas, tanto cotidianas como deportivas ha sido muy alta. Diferentes estudios reportan que entre el 91 y 76% de los pacientes tratados con capsulorrafia térmica retornan a sus actividades en los mismos niveles en que se encontraban previamente a la cirugía (8). 36 Conclusiones Los resultados exitosos de la capsulorrafia térmica, como coadyuvante en los procedimientos de estabilización, dependen de la adecuada selección de pacientes, de técnicas quirúrgicas apropiadas y del apego a programas de rehabilitación racionales y supervisados. La cirugía artroscópica para procedimientos de estabilización glenohumeral, con capsulorrafia térmica, ha demostrado resultados satisfactorios, produciendo y manteniendo contractura de la cápsula articular y coadyuvando así a estabilizar el hombro. Los resultados de este procedimiento, publicados en la literatura, son alentadores, sin embargo es necesario realizar estudios prospectivos, aleatorios y con mayor tiempo de seguimiento para cerciorarse de la cantidad óptima de energía requerida para producir encogimiento sin causar destrucción inadvertida de tejido. Así mismo, sería necesario investigar a largo plazo las propiedades mecánicas y la durabilidad del tejido colágeno producido después de la capsulorrafia térmica. Estos conocimientos permitirían realizar una rehabilitación postoperatoria más eficiente y también, evaluar resultados de forma más objetiva en beneficio de los pacientes tratados con capsulorrafia térmica para la inestabilidad del hombro. 37 Bibliografía 1. Lintner SA, Speer KP: Traumatic Anterior Glenohumeral Instability: The Role of Arthroscopy. J Am Acad Orthop Surg 1997; 5: 233- 239. 2. Gartsman GM, Roddey TS, Hammerman SM. Arthroscopic treatment of anterior-inferior glenohumeral instability. 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