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UUUNNNIIIVVVEEERRRSSSIIIDDDAAADDD NNNAAACCCIIIOOONNNAAALLL AAAUUUTTTÓÓÓNNNOOOMMMAAA DDDEEE MMMÉÉÉXXXIIICCCOOO FFF AAA CCC UUU LLL TTT AAA DDD DDD EEE MMM EEE DDD III CCC III NNN AAA DDDIIIVVVIIISSSIIIÓÓÓNNN DDDEEE EEESSSTTTUUUDDDIIIOOOSSS DDDEEE PPPOOOSSSTTTGGGRRRAAADDDOOO HHHOOOSSSPPPIIITTTAAALLL GGGEEENNNEEERRRAAALLL DDDEEE MMMÉÉÉXXXIIICCCOOO,,, OOO...DDD... “““CCCIIIEEERRRRRREEE DDDEEE LLLAAA IIINNNCCCIIISSSIIIÓÓÓNNN DDDEEE LLLAAA LLLÍÍÍNNNEEEAAA MMMEEEDDDIIIAAA EEENNN PPPAAARRREEEDDD AAABBBDDDOOOMMMIIINNNAAALLL AAANNNTTTEEERRRIIIOOORRR::: ESTANDARIZACIÓN DEL MÉTODO BASADO EN LA EVIDENCIA CIENTÍFICA”. TTT EEE SSS III SSS DDD EEE PPP OOO SSS TTT GGG RRR AAA DDD OOO PARA OBTENER EL TÍTULO DE ESPECIALISTA EN CIRUGÍA GENERAL P R E S E N T A : DR OMAR DAVID GONZÁLEZ GACHUZ MÉXICO D.F. AGOSTO 2007 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. __________________________________________ DR FRANCISCO GONZÁLEZ MARTÍNEZ DIRECTOR DE ENSEÑANZA HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO _________________________________________ DR CESAR ATHIE GUTIÉRREZ PROFESOR TITULAR CURSO UNIVERSITARIO DE POSGRADO JEFE DE SERVICIO CIRUGÍA GENERAL HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO ________________________________________ DR NOE I. GRACIDA MANCILLA CIRUJANO ADSCRITO UNIDAD DE TRANSPLANTES ASESOR DE TESIS HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO ________________________________________ DR OMAR D. GONZÁLEZ GACHUZ RESIDENTE DE 4° AÑO CIRUGÍA GENERAL HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO AAAGGGRRRAAADDDEEECCCIIIMMMIIIEEENNNTTTOOOSSS A DIOS, por permitirme nacer en esta familia, en este país y encontrarme entre tantos amigos y gente valiosa, así como por permitirme elegir esta carrera y especialidad. En general, por colmarme siempre de bendiciones. A MI MADRE, por sembrar en mí semillas de grandeza. Siempre has sido ejemplo de amor, virtud, inteligencia y fortaleza. A ti mamá, todo mi cariño, admiración y respeto. A FER, por estar a mi lado, sobretodo en los momentos más difíciles y seguir amándome. Eres el Amor de mi vida. A XIMENA, por ser mi alegría, mi más grande tesoro y el motor de mi existencia. A mi PAPA y mi HERMANO, por todo el apoyo y el gran cariño que siempre me han brindado. A mi Familia, por haberme hecho sentir siempre especial y querido. A mis abuelos por ser el inicio de todo, a mis tías por ser como mis segundas madres, a mi padrino Guillermo por tener siempre palabras de sabiduría y en especial a Quiux, por ser mi hermano y confidente. A mis Suegros, por todas sus atenciones y cariño, y por cuidar de lo más importante cuando nosotros teníamos que trabajar: mi hija. A mis Amigos del Colegio del Tepeyac, Eduardo, Jesús, Jorge y Juan Carlos. Su amistad es un tesoro a prueba de todo, incluso de mi carrera. A Ramón, por tu amistad ya de muchos años. A mis Amigos y compañeros de la residencia, Luis, Néstor Cruz, Cynthia, Omar, Carlos Alexander, Salvador, Alfonso, Claudia, Oscar, Miguel Ángel, Verónica, Juan y Néstor Procuna, por todos esos buenos momentos que hacían tan grata la residencia. Gracias en especial a Antonio Palomeque, Francisco Corona y Raúl Pérez así como Miguel Gómez, Antoine Lagunes, Isaac de Hita, Karlita, Tsutsumi, Edwin, Juevenal, Daruni, Poncho Franco, Gordillo, Lomelin, Bravo, Sastré, Jiménez y a todos aquellos residentes con los que tuve la oportunidad de trabajar y de pasar buenos momentos. A mis Maestros, todos ellos excelentes cirujanos, dignos de admiración. Gracias por la paciencia y toda su enseñanza. En especial, gracias al Dr Noe Gracida por todo el apoyo para la realización de esta tesis. Al Hospital General de México, por ser mi segundo hogar y por permitirme la oportunidad ser una pequeña parte de su gran historia. A la Universidad Nacional Autónoma de México , la máxima casa de estudios y mi Alma mater. La educación que me ha otorgado no tiene precio. A todos los pacientes que pusieron su salud y confianza en mis manos. Al igual que a mis maestros, gracias por toda su paciencia y toda su enseñanza. CCCOOONNNTTTEEENNNIIIDDDOOO AGRADECIMIENTOS 3 INDICE 4 INTRODUCCIÓN 5 ANATOMÍA DE LA PARED ABDOMINAL ANTERIOR 5 GENERALIDADES DEL MATERIAL DE SUTURAS 21 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 25 JUSTIFICACIÓN 25 HIPÓTESIS 26 OBJETIVO 26 MATERIAL Y MÉTODOS 27 RESULTADOS 28 ANALISIS. 44 DISCUSIÓN. 45 CONCLUSIONES. 48 FIGURAS 50 REFERENCIAS 64 IIINNNTTTRRROOODDDUUUCCCCCCIIIÓÓÓNNN... A continuación se realiza una revisión de la pared abdominal para comprender la naturaleza de los tejidos que se afrontan durante el cierre de un abordaje por línea media, así como una descripción breve del material de sutura generalmente utilizado con este fin. A) ANATOMÍA DE LA PARED ABDOMINAL ANTERIOR La pared abdominal está compuesta por varias capas tisulares (Figura 1). Se consideran dichas capas desde la superficie hacia la cavidad abdominal. 1. Piel. La piel es la capa más externa. La trayectoria de los haces conectivos del corion forma líneas de tensión sobre la piel (líneas de Langer). En la zona anterior del abdomen estas líneas corren en una dirección más o menos transversal. Las incisiones cutáneas paralelas a dichas líneas producen cicatrices más finas. Esto debe ser tenido en cuenta para obtener un resultado más estético. La piel del abdomen es gruesa (2 a 4 mm), ricamente vascularizada y muy elástica por lo que tiende a distenderse fácilmente en los casos de obesidad, embarazo y meteorismo. Normalmente la piel regresa a su forma inicial cuando la causa de distensión desaparece, aunque la elasticidad se encuentra limitada al grado de distensión mecánica, factores endocrinos y edad. 2. Tejido celular subcutáneo. Este plano se encuentra formado por el panículo adiposo, tejido graso subcutáneo de la pared abdominal que se encuentra entre la piel y la fascia superficial. Su morfología varía dependiendo del sexo. El tejido adiposo se compone de tejido conectivo conteniendo abundantes adipocitos que son células esféricas con un diámetro entre 50 y 150 micras. Este tejido, particularmente abundante en la región de la pared abdominal anterior, comprende la tercera parte de la reserve grasa del cuerpo (solo la región glútea y la región lateral del tronco son cuantitativamente mayores). En los hombres el panículo adiposo predomina en la región supraumbilical mientras que en las mujeres la grasa tiende a acumularse en la región periumbilical, notablemente entre la cintura y el pliegue cutáneo inferior. Mas profundo a este plano se encuentra el tejido subcutáneo laminar areolar que contiene los vasos y nervios superficiales. 3. Fascias superficiales: Camper, Scarpa y Galaudet. La fascia de Camper, se dispone en forma continua inmediatamentepor debajo de la piel que cubre el cuerpo, conteniendo mayor cantidad de tejido fibroso que el tejido celular subcutáneo. La fascia de Scarpa se ubica inferior a la fascia de Camper, constituyendo la porción profunda de los tejidos subcutáneos y conteniendo más elementos fibrosos, separado de la aponeurosis muscular por un tejido areolar. La fascia de Scarpa se extiende algunos centímetros por debajo del ligamento inguinal para fundirse con la fascia profunda del muslo (fascia lata). Esta fascia más superficial se continúa sobre el pene y la superficie del cordón inguinal y forma el dartos. En la línea media, la fascia de Scarpa se fusiona con la fascia profunda areolar (Galaudet) para formar el ligamento infundibuliforme del pene. Tanto la fascia de Camper como la de Scarpa poseen una escasa irrigación sanguínea que condiciona su lenta cicatrización y la facilidad con la que se infectan. La fascia de Scarpa es la única de esas dos capas puede ser definida como para permitir su afrontamiento con sutura. La fascia profunda de la pared abdominal es una capa poco definida, delgada y poco importante, formada por tejido fibroso laxo. Puede ser observada con mayor facilidad en la parte muscular del oblicuo mayor que en su zona aponeurótica, en donde se encuentra bien adherida. Se conecta en forma laxa con la fascia de Scarpa mediante tejido areolar. Esta fascia se extiende sobre el cordón espermático para formar la fascia espermática externa, sobre el pene donde se denomina fascia de Buck, en el escroto (como ya se dijo el dartos) y en el perineo (fascia de Colles). Por lo general se forman dos espacios a nivel perineal: la hendidura perineal superficial y la bolsa perineal superficial. La hendidura está situada entre la fascia de Colles y la fascia muscular que recubre los músculos de la bolsa perineal superficial. La bolsa está definida por la membrana perineal, la fascia perineal externa (Gallaudet) y las ramas isquiopúbicas (Figura 2) El plano facial superficial no tiene fuerza intrínseca, como ya se mencionó, para el cierre de la pared, pero es valuable ya que su cierre provee otra capa de protección extra para el resto del cierre en los casos necesarios, sobretodo cuando se utiliza malla protésica. Esta fascia membranosa profunda se encuentra unida con la aponeurosis anterior muscular. 4. PLANO OSTEOMUSCULAR. 4.1 Generalidades. Este es el plano más importante en cuanto a resistencia posterior al cierre de una herida. Puede considerarse que la pared anterior del abdomen a nivel de su plano osteomuscular se encuentra dividido en dos partes: una porción anteroexterna compuesta de los músculos oblicuos externo e interno y transverso del abdomen, y una media constituida por los músculos recto del abdomen y piramidal. Porción anteroexterna: Los tres músculos anchos (oblicuos externo e interno y transverso del abdomen) están dispuestos de tal manera que sus fibras son más o menos paralelas a medida que se aproximan a su inserción en la vaina del recto. La dirección de las fibras es aproximadamente horizontal en la porción superior solo para convertirse en oblicuos en las porciones inferiores mientras se pliegan sobre si mismas en el ligamento inguinal. Se extienden prácticamente desde el borde lateral del cuadrado lumbar por detrás hasta el borde externo del músculo recto en donde sus aponeurosis después de contribuir a la porción anterior de la vaina del recto abdominal se insertan en la línea alba, la cual es una línea densa formada por la decusación final medial de dichas aponeurosis. Los músculos oblicuos externos e internos tienen función de soporte de las vísceras abdominales así como asistir a la flexión y rotación del tronco (Figuras 3-6). Porción media: Consta de los músculos rectos y piramidales. Las fibras del músculo recto corren en dirección vertical y se encuentran envueltas en una vaina fuerte formada por la aponeurosis bilaminar, que pasa hacia adelante y atrás alrededor del músculo y se inserta internamente en la línea blanca que está formada por decusación de las fibras aponeuróticas. Estas aponeurosis representan tendones aplanados para la inserción de músculos laterales. Estas estructuras serán descritas en forma individual y detallada. 4.2 Músculo Oblicuo Externo (Mayor). Desde el más superficial al más profundo, el oblicuo externo es la primera capa de músculos laterales (Figuras 3-6). Siendo el mayor de los tres, el oblicuo externo se extiende desde la cara lateral de las últimas 6-8 costillas inferiores posteriormente para intercalarse con los músculos serratos y latísimo del dorso en la porción dorsal. Sus fibras corren hacia abajo y adentro, las más externas son casi verticales y termina insertándose en la mitad anterior de la cresta ilíaca sin llegar a convertirse en aponeurótico. El borde posterior del músculo es libre y forma el borde anterior del triángulo de Petit (Figura 4) Las fibras más internas corren hacia adentro; las superiores son casi transversales mientras que las inferiores son progresivamente más oblicuas. Se transforman en fibras aponeuróticas a casi dos traveses de dedo por debajo del borde costal. Estas fibras aponeuróticas se fusionan con las fibras anteriores de la aponeurosis del oblicuo menor para formar la hoja anterior de la vaina del recto y luego terminar insertándose en la línea blanca en toda su longitud. En algunos estudios (184) se ha señalado sin embargo, que esta fusión de la aponeurosis del oblicuo externo con la del interno no se produce en el borde externo del recto anterior, sino algo más adentro, en forma tal que las fibras del oblicuo externo, en especial por debajo del ombligo, pueden ser separadas de las del interno, sobre el recto anterior, hacia la línea media en una distancia variable. En la parte inferior, el oblicuo externo contribuye a formar el ligamento inguinal o de Poupart (Figura 5). 4.3 Músculo Oblicuo Interno (Menor). El oblicuo interno se extiende desde los dos tercios anteriores de la cresta ilíaca, en la fascia lumbodorsal, y la mitad lateral del ligamento inguinal (Poupart) corriendo esencialmente a la par del oblicuo externo (por debajo). Las fibras más inferiores e internas que nacen en el ligamento inguinal, describen una curva hacia arriba y adentro para luego convertirse en aponeuróticas y fusionarse con las del músculo transverso y formar el tendón conjunto, que se inserta en la espina del pubis. Las fibras más posteriores y superiores toman la forma de la cresta ilíaca extendiéndose en forma de abanico para insertarse en las ultimas 6 costillas. El resto de las fibras provenientes del ligamento inguinal y de la cresta ilíaca corren en forma transversal en el abdomen superior y se convierten en aponeuróticas en el borde externo del recto en toda su extensión. Estas fibras aponeuróticas se dividen, casi de inmediato, en dos hojas; la hoja anterior, pasa por delante del recto anterior y se fusiona con la aponeurosis del oblicuo externo para formar la hoja anterior de su vaina, que se fusiona con su compañera del lado opuesto para formar la línea alba (blanca) que se extiende desde el xifoides hasta la sínfisis del pubis. La hoja posterior pasa por detrás del recto y se une con las fibras aponeuróticas del transverso para luego insertarse también en la línea alba. Las fibras más altas de la hoja posterior de la vaina se insertan en los cartílagos costales séptimo, octavo y noveno. En un punto ubicado a mitad de camino entre el ombligo y la sínfisis pubiana, la hoja posterior de la vaina formada por las aponeurosis del oblicuo interno y el transverso, pasa por delante del recto haciendo desaparecer la hoja posterior a partir de ese lugar. El sitio donde desaparece la hoja posterior se denomina línea arqueada (arcuata, semicircular o de Douglas) y ocupaposiciones variables. De esta forma la hoja posterior de la vaina del recto se extiende desde el borde costal por encima de la línea arqueada, mientras que la hoja anterior se dispone desde el quinto cartílago costal hasta la cresta pubiana. Por dentro, ambas hojas se insertan en la línea media. La dirección de las numerosas fibras aponeuróticas que forman las hojas anterior y posterior de la vaina es transversal en dirección a la línea alba donde se insertan. El lugar donde las fibras aponeuróticas del oblicuo interno se dividen para formar las dos hojas de la vaina se denomina línea semilunar, y se encuentra en el borde externo del recto, desde la espina del pubis hasta la punta del noveno cartílago costal. Sobre esta línea ingresan a la vaina los vasos intercostales y lumbares y los nervios intercostales a través de orificios por los cuales se producen lar raras hernias de Spigel. 4.4 Músculo Transverso del Abdomen. La vaina completa del recto puede ahora ser ilustrada con la inclusión de la aponeurosis anterior del transverso abdominal, el más profundo de los tres músculos laterales abdominales. (Figuras 3,5-6). Este músculo se encuentra debajo del oblicuo interno. Al igual que este músculo, el transverso nace por debajo en el tercio externo de la arcada inguinal y en los tres cuartos anteriores de la cresta ilíaca. Su parte media se inserta en la fascia lumbodorsal y sus fibras superiores vienen de la superficie interna de las últimos seis cartílagos costales, donde se entrecruzan con las fijaciones del diafragma. Las fibras musculares de este grupo corren esencialmente horizontales, excepto en la porción inferior de las fibras mediales, las cuales corren en dirección inferomedial para insertarse en la cresta púbica y tubérculo del pubis. Las fibras más inferiores pasan hacia abajo y adentro para describir un arco sobre el cordón espermático y terminan con su fusión con fibras del oblicuo interno para formar el tendón conjunto. El resto del transverso adopta una posición transversal y se convierte en aponeurótico antes de unirse con el oblicuo interno y formar la hoja posterior de la vaina del recto. Las fibras del transverso se hacen aponeuróticas a diferentes distancias de la línea alba en relación con el nivel de esas fibras. Por debajo del ombligo, el transverso se hace aponeurótico en el borde externo del recto, y a nivel del xifoides, la aponeurosis aparece recién a 2 o 4 cm de la línea blanca. A partir de este nivel, hacia abajo, el punto de transición entre las fibras musculares y las aponeuróticas se va haciendo cada vez más externo hasta el ombligo, donde las fibras se hacen aponeuróticas a la altura del borde externo del recto. Las fibras aponeuróticas del transverso pasan por detrás del recto para fusionarse con la hoja posterior del oblicuo menor y se insertan en la línea blanca formando la hoja posterior de la vaina del recto, excepto por debajo de la línea arqueada donde las fibras pasan por delante del recto y se insertan en la línea alba, ya que no existe hoja posterior de la vaina a partir de esta línea, y está limitada en la parte posterior sólo por la fascia transversalis (Figura 7) 4.5 Músculo Recto Anterior del Abdomen. El Recto Anterior del Abdomen es el principal músculo vertical de la pared abdominal anterior y consiste en un par de músculos separados por la línea alba. El cuerpo muscular del recto abdominal es ancho, grueso y espeso en su límite superior (10 a 12 cm en su grosor transversal) y progresivamente disminuye en forma descendente (5 a 8 cm a la altura del ombligo) para terminar adelgazándose en un tendón fibroso (2 a 3 cm) al nivel del pubis. Se origina desde el 5° al 7° cartílago costal y xifoides para insertarse en la sínfisis y cresta del pubis (Figura 5) El recto abdominal es un músculo poligástrico que presenta 3 (o menos frecuente 4) intersecciones (las últimas son generalmente incompletas). Estas estructuras fibrosas son zonas de adhesión fuerte del músculo a la capa anterior (lamina anterior) de la vaina (pero ocupan solo la mitad anterior del músculo y no se fijan a la hoja posterior de la vaina) y dan paso a los pedículos vasculares perforantes. Una de dichas intersecciones se localiza a la altura del ombligo o muy cerca de él. Las otras dos, separadas por distancias iguales, se encuentran entre el ombligo y el reborde costal. Por fuera de estas zonas, la lámina anterior de la vaina del recto abdominal puede ser fácilmente movilizada. La porción lateral de ambos músculos rectos y su vaina forman la línea semilunar lateralmente. 4.6 Músculo Piramidal. En 80% de las personas existe un músculo triangular conocido como músculo piramidal localizado anterior a la parte inferior del recto. Este músculo asiste para mantener la tensión de la línea alba (Figura 5). Está formado en casi toda su extensión por fibras musculares que se insertan abajo en el pubis y por encima en la línea alba, a mitad de camino entre el ombligo y el pubis. Estos músculos juegan un papel poco importante en la realización o cierre de las incisiones. Sin embargo pueden ser útiles ayudas para localizar la línea media cuando se efectúa una incisión media infraumbilical en pacientes obesos. Si se identifica el borde lateral del músculo piramidal de un lado, puede seguirse ese borde hacia arriba y adentro hasta que se encuentre con el del lado opuesto. La línea media se ubica entre ambas inserciones. 4.7 Línea Alba. La línea alba o blanca, que podría parecer el resumen de las relaciones anatómicas antes mencionadas, requiere mención especial por los fines que persigue este trabajo. Consideraciones anatómicas macroscópicas: Se extiende en la zona anterior media del abdomen (Figuras 3,7) desde el xifoides hasta la sínfisis del pubis. El ombligo divide en las zonas supraumbilical e infraumbilical, que tienen longitudes parecidas. Esta línea no es una zona de debilidad ya que se trata de una banda densa formada por la intersección miofascial de los tres grandes músculos anchos anterolaterales abdominales (Figura 7). En la línea alba, la aponeurosis del oblicuo externo y la hoja anterior de la aponeurosis del oblicuo interno que han formado la hoja anterior de la vaina del recto, se fusionan con la hoja posterior de esa vaina. Esta última se forma con la lámina posterior del oblicuo interno que se ha fusionado con la aponeurosis del transverso para cerrar el borde interno del compartimiento del recto anterior (Figura 7). Todas estas capas forman una banda fibrosa densa que se une con otra similar formada por elementos del lado opuesto. Se ensancha por arriba del ombligo pero, por debajo de ese nivel, se estrecha y algunas veces es difícil de encontrar. En la zona ancha supraumbilical de la línea alba existen pequeños orificios a través de los cuales pasan vasos y nervios perforantes y por los que se pueden producir las hernias epigástricas. Dado que las ramas de las arterias epigástricas se anastomosan muy poco a través de la línea media, la irrigación de esta zona es menos abundante que en otras. Considerando que la línea blanca representa una condensación de todas las capas que forman la hoja anterior y posterior de la vaina del recto, las incisiones realizadas sobre ella no abren el compartimiento del recto en ninguno de los lados ni exponen capas aponeuróticas separadas. Además, la incisión realizada en la línea media pasa a través de una zona relativamente avascular y no destruye la inervación de ningún músculo. Sin embargo, debido a la pobre irrigación es posible que sea más proclive a las eventraciones que otras incisiones. Consideraciones micromorfológicas y biomecánicas: Uno de los investigadores que más ha trabajado en la conformación de las fascias de la pared abdominal es Askar (147), por lo que sus trabajosson una referencia obligada. En 1977 dicho autor llevó a cabo un estudio anatómico de la pared anterior del abdomen para establecer la relación entre la estructura y la función de las aponeurosis. Utilizó primeramente muestras de cadáveres que después correlacionó con estudios in vivo en pacientes a los que se había practicado una intervención quirúrgica abdominal. Observó 3 tipos morfológicos de línea alba: En un 30% de los casos, la parte anterior de la línea alba estaría constituida por 3 estratos. Las 2 primeras capas corresponderían a 2 estratos que forman las aponeurosis de los músculos oblicuos externos, cuyas fibras siguen un patrón de entrecruzamiento o decusación simple. La parte posterior de la línea media estaría formada por la lámina posterior de los músculos oblicuos internos y por las 2 capas de las aponeurosis de los músculos transversos, cuyas fibras siguen también un patrón de entrecruzamiento simple. Por tanto, en este caso, las decusaciones de las distintas fibras aponeuróticas que convergen en la línea alba serían simples (Figura 8A). En un 10% de los individuos, el patrón de decusación de la línea alba es simple en la cara anterior y triple en la posterior (Figura 8B). En un 60% de los casos, en la cara anterior de la línea media, el patrón de entrecruzamiento de las fibras de la aponeurosis de los músculos oblicuos externos es triple. La vertiente posterior de la línea media estaría constituida por la lámina posterior de la aponeurosis de los músculos oblicuos internos y las 2 capas correspondientes a la aponeurosis de los músculos transversos, pero en este caso el patrón de entrecruzamiento también es triple (Figura 8C). Según Askar, el triple patrón de decusación confiere a la línea alba una resistencia adicional, por lo que la aparición de hernias en esta variante anatómica es menos probable. En un trabajo posterior (23), este mismo autor realizó una revisión en la que se establece la relación entre la aparición de hernias y la estructura de las diferentes zonas funcionales de la línea media (epigástrica, umbilical e hipogástrica). En la zona epigástrica, la línea alba recibe fibras procedentes de la porción esternocostal del diafragma, y parece que hay una sincronización entre los movimientos de la zona epigástrica con los del diafragma. Aquí, la aparición de hernias se produciría como una complicación ligada a los movimientos respiratorios. Así, la tos produce una distensión severa de la aponeurosis, lo que sería suficiente para desgarrar la zona aponeurótica en individuos con una línea alba que tuviera una estructura de decusación simple. En estos pacientes también sería frecuente la aparición de eventraciones postlaparotomía. En la zona umbilical las fibras aponeuróticas dan lugar a una línea en forma de “S”, excepto en el embarazo en donde es una línea recta. La distensión abdominal sería la causa de la aparición de hernias en esta zona; en las mujeres embarazadas son frecuentes en la región paraumbilical. En la zona hipogástrica, la línea alba es delgada y está formada por una sola línea de decusación. Los extremos de los músculos rectos se solapan formando una capa muscular; es una zona débil de la línea media, la incidencia de hernia incisional es alta. En otros estudios (20) cabe mencionar que no se pudieron verificar la disposición de las fibras propuesta por Askar, encontrando dicha disposición de forma irregular sin patrones de entrecruzamiento simple ni triple, sino con una disposición en “tijera” en el plano frontal que continúa en las vainas de los músculos rectos. En el estudio histológico algunas preparaciones de línea alba consistían en fibras delgadas que formaban una red laxa con poca resistencia, mientras que otras veces estaban constituidas por fibras gruesas y delgadas que formaban una red con áreas laxas y tupidas. Por último, en otros casos, las fibras estaban íntimamente entretejidas con mayor resistencia que las anteriores. Los resultados de este estudio tienen como conclusión que la resistencia biomecánica de la línea alba no depende del entrecruzamiento de las fibras aponeuróticas, sino de su espesor y densidad. En un estudio (43) sobre muestras de línea alba en cadáveres a los que realizaron exámenes biomecánicos se obtuvieron medidas de la elasticidad y capas de deformación y de la fuerza de rotura en 3 zonas: supraumbilical, umbilical e infraumbilical. La región infraumbilical mostraba mayor coeficiente de elasticidad que la supraumbilical; sin embargo, no se encontraron diferencias en cuanto a la fuerza de rotura entre las distintas zonas estudiadas. También realizaron un estudio morfológico de la línea alba en el que observaron una mayor anchura de ésta a partir de los 45 años, en toda su longitud excepto en la región umbilical. Además, observaron que en los varones, la región supraumbilical de la línea alba es más ancha que en las mujeres. En otro estudio anatómico de la línea alba (22) mediante microscopia láser con focal de barrido se observó que la línea alba estaba constituida por 3 tipos de haces de fibras de colágeno: fibras oblicuas descendentes de derecha a izquierda (oblicua I), fibras descendentes de izquierda a derecha (oblicua II) y fibras transversales. Todas estas fibras forman una red tridimensional mezclándose entre si, pero siempre en capas adyacentes, deforma que una fibra nunca atraviesa varias capas (Figura 9). En esta red se pueden diferenciar 3 zonas según la orientación de sus fibras a) la más superficial es una red que tiene 4 a 6 haces de fibras oblicuas I y II (lamina fibrae oblicuae); b) la siguiente está formada por unas 6 capas de haces de fibras principalmente transversales (lamina fibrae transversae), y c) la más profunda o dorsal está constituida por 1 o 2 capas de haces de fibras oblicuas (lamina fibrae irregularium). De este análisis se desprende que, debido a la concordancia entre la estructura de la zona de transición de la línea media con la de la línea arcuata de las vainas de los músculos rectos, la línea alba y las vainas deben constituir un sistema cooperante de fibras. En otro trabajo (21) se analizaron los diámetros de cada haz de fibras de colágeno. Comprobaron que la región infraumbilical, eran más gruesos que en la supraumbilical, lo que traducía en un mayor espesor de la línea media en la primera. Esto explicaría que las hernias primarias se desarrollen sólo en las zonas supraumbilical y umbilical. También observaron variaciones en la disposición espacial de las fibras: las oblicuas predominan en la zona supraumbilical (implicadas en los movimientos del tronco) y las transversas en la zona infraumbilical. En las mujeres detectaron mayores anchuras de la línea alba, junto con una mayor proporción de fibras transversales. Esto podría explicar la adaptación a situaciones fisiológicas como el embarazo, en las que la presión intraabdominal en la región infraumbilical aumenta ostensiblemente. 4.8 Irrigación de la Pared Abdominal. En áreas sin incisiones previas, el riego de la pared del abdomen no implica problemas. Cuando existen cicatrices, el cirujano debe familiarizarse con el riego a fin de evitar necrosis por isquemia de áreas específicas. Si es posible, debe procederse a través de la misma cicatriz. La parte inferior de la pared anteroexterna del abdomen recibe su riego de tres ramas de la arteria femoral que son, de arriba hacia abajo, arteria circunfleja iliaca superficial, arteria epigástrica superficial y arterias pudendas externas superior e inferior. Estas arterias siguen hacia el ombligo en el tejido conjuntivo subcutáneo (Figura 10A). La arteria epigástrica superficial se anastomosa con la contralateral y las tres arterias tienen anastomosis con las arterias profundas. Las arterias profundas están situadas entre el transversodel abdomen y el oblicuo menor. Son las arterias intercostales posteriores 10 y 11, la rama anterior de la arteria subcostal, las ramas anteriores de las cuatro arterias lumbares y la arteria circunfleja iliaca profunda (Figura 10B). La vaina del recto recibe su riego de la arteria epigástrica superior, que proviene de la arteria mamaria interna, y la arteria epigástrica inferior, que se origina en la arteria iliaca externa, justo arriba del ligamento inguinal. La arteria epigástrica superior penetra en el extremo superior de la vaina del recto profundamente al músculo del mismo nombre. Las ramas musculocutáneas perforan la vaina anterior del recto para irrigar la piel suprayacente. Las arterias perforantes están más cerca del borde externo del recto que de la línea blanca. Una incisión muy lateral originará hemorragia por varias arterias perforantes y parálisis muscular debido a sección de los nervios musculocutáneos (Figura 10B). La arteria epigástrica inferior está situada primero en el tejido conjuntivo preperitoneal, penetra en la vaina a nivel de la línea semilunar, o arriba de ella, y pasa entre el músculo recto y la capa posterior de la vaina. El drenaje venoso sigue a las arterias. 4.9 Inervación de la Pared Abdominal. La inervación cutánea de la pared abdominal consiste en un patrón de dermatomos segmentario. Tanto la porción anteroexterna de la pared abdominal como el músculo recto del abdomen están inervados por ramas anteriores de los nervios torácicos séptimo a decimosegundo y primer lumbar (Figuras 11,14). De cada rama anterior surge una rama, cutánea externa, que perfora los dos músculos anchos externos, inerva el oblicuo mayor y forma el nervio cutáneo externo. Las ramas anteriores de los seis últimos nervios torácicos penetran en la capa posterior de la vaina del recto, inervan este músculo y envían ramas perforantes a través de la capa anterior de la vaina para formar los nervios cutáneos anteriores. El primer nervio lumbar forma un nervio cutáneo anterior sin pasar a través de la vaina. En la figura 12 se muestra el diagrama de estas relaciones. La sección de más de uno de estos nervios origina parálisis del recto con debilidad de la pared del abdomen. Las ramas cutáneas anterior y lateral de la rama ventral de los nervios intercostales 7 a 12 y la rama ventral del primer y segundo nervio lumbar tienen sensibilidad importante y función motora. T7 pasa a el área justo debajo del apéndice infraesternal, T10 cercano al ombligo y T12 al área justo debajo del ombligo (Figura 13). La primera rama anterior de este grupo inerva la musculatura de la pared abdominal así como a los músculos intercostales. Hay una pobre comunicación entre nervios mientras corren hacia la línea media. Esto resulta en la capacidad de usar una incisión transversal a través del recto para tener acceso al contenido abdominal (Figura 13). Reflejando la fascia superficial los nervios ilioinguinal (L1) e iliohipogástrico (T12, L1) pueden observarse. El nervio iliohipogástrico inerva la piel justo arriba del pubis después de atravesar el oblicuo externo. 5. FASCIA TRANSVERSALIS. Esta capa recubre la cavidad abdominal en forma parecida al peritoneo, con la importante diferencia que no se refleja sobre las vísceras abdominales, excepto una pequeña reflexión que presenta sobre las víscera pelvianas. La porción de la fascia transversalis que se encuentra detrás del músculo recto anterior está muy adherida a la vaina posterior de ese músculo y al peritoneo parietal, razón por la cual ellos son suturados en forma conjunta con el cierre del peritoneo. Por fuera de la vaina del recto la fascia transversalis está adherida en forma laxa al transverso, cuadrado lumbar y psoas mayor en forma que puede ser fácilmente despegada de ellos y, junto con el peritoneo que la recubre y la parte superior del uréter y el riñón, puede ser llevada hacia adentro para exponer la cadena simpática lumbar, la vena cava y la aorta e forma extraperitoneal. La fascia transversalis es bastante más gruesa en la mitad inferior del abdomen, en especial por debajo del nivel de la línea arqueada (de Douglas) donde no existe vaina posterior del recto. En la zona inguinal también es bastante fuerte y se fusiona con la aponeurosis y la fascia del transverso para formar la mayor parte de la pared posterior del conducto inguinal. En esta zona, los vasos epigástricos inferiores se encuentran por dentro de la fascia transversalis, que debe ser abierta si se desea denudar esos vasos. La fascia transversalis está fija, por debajo al labio interno de la cresta ilíaca, la mitad externa del ligamento inguinal, el ligamento lacunar y la cresta del pubis. Luego se continua hacia abajo sobre la mitad interna del ligamento inguinal y sobre los vasos femorales para pasar al muslo formando la vaina femoral. Cuando se realiza el cierre por planos la fascia transversalis suele afrontarse junto con el peritoneo. 6. TEJIDO ADIPOSO PREPERITONEAL. Esta capa está compuesta por tejido areolar fibroso, contiene grasa en cantidad variable y se encuentra entre la fascia transversalis y el peritoneo parietal. Su espesor varía de acuerdo con la región abdominal que se considere. En la zona subdiafragmática y en la parte posterior de la vaina del recto, excepto en la zona ocupada por el ligamento falciforme y también en la línea medioaxilar, esta capa contiene muy poca grasa. En consecuencia, cuando se realiza cierre por planos se engloban en la misma línea de sutura la vaina posterior del recto, la fascia transversalis, la grasa preperitoneal y el peritoneo parietal. Las incisiones abdominales superiores pueden encontrar el ligamento falciforme, que es un pliegue de peritoneo parietal que se encuentra en la pared anterior del abdomen y que incluye en su borde libre al ligamento redondo del hígado, de origen extraperitoneal. También contiene grasa extraperitoneal y vasos paraumbilicales. Este ligamento corre desde el ombligo hacia arriba y algo a la derecha de la línea media hasta alcanzar el hígado, donde la grasa suele ocultar el peritoneo. 7. PERITONEO PARIETAL. El peritoneo parietal constituye la capa más interna de la pared abdominal (Figura 1). Es un plano formado por una capa serosa delgada que limita la cavidad abdominal y se refleja sobre las diversas vísceras para formar el peritoneo visceral. El peritoneo tiene para el cirujano características especiales como su rápida epitelización con formación de una superficie lisa. Normalmente se desgarra con facilidad por ser poco resistente a la tensión y por ello durante el cierre por planos se utilizan estructuras suprayacentes para realizar su afrontamiento. B) MATERIAL DE SUTURA. 1. GENERALIADES. El material de sutura adecuado permite al cirujano aproximar el tejido con el menor trauma posible y con la suficiente precisión para eliminar espacios muertos. En tanto que se debe aplicar suficiente tensión para aproximar los tejidos y eliminar el espacio muerto, las suturas deben estar lo suficientemente flojas para evitar molestias exageradas al paciente, isquemia y necrosis del tejido durante la cicatrización. 2. MONOFILAMENTO Y MULTIFILAMENTO. Las suturas monofilamento están hechas de una sola hebra de material. Debido a su estructura simplificada, encuentran menos fuerza al pasar a través del tejido que el material multifilamento. También resisten a los microorganismos que pueden causar infección en la sutura. Estas suturas se anudan fácilmente, sin embargo, debido a su fabricación se debe tener extremo cuidado al manejarlas y anudarlas. Si se comprimen o aprietan puede crearse una muesca o un punto débil. Esto puede tener como resultado la ruptura de la sutura.Las suturas de multifilamento están formadas varias hebras o hilos trenzados juntos. Esto proporciona mayor fuerza de tensión y flexibilidad. Las suturas de multifilamento pueden también estar recubiertas para facilitar el paso suave a través del tejido y mejorar las características de manejo. 3. ABSORCIÓN. a) MATERIAL ABSORBIBLE. Su función principal es mantener los bordes de la herida aproximados temporalmente, hasta que haya cicatrizado lo suficiente para soportar la tensión normal. Estas suturas se preparan con colágena de mamíferos sanos o con polímeros sintéticos. Algunas se absorben rápidamente, mientras que otras son tratadas o químicamente estructuradas para prolongar el tiempo de absorción. Pueden también estar impregnadas o recubiertas con agentes que mejoran sus propiedades de manejo, y teñidas con un colorante para aumentar su visibilidad en el tejido. Las suturas absorbibles naturales son digeridas por enzimas del organismo que atacan y degradan el hilo de sutura. Las suturas sintéticas absorbibles son hidrolizadas – proceso mediante el cual penetra gradualmente agua en los filamentos de la sutura ocasionando degradación de la cadena de polímero. En comparación con la acción enzimática de las suturas naturales, la hidrólisis tiene como resultado un menor grado de reacción tisular después de colocarse en el tejido. Durante la primera fase del proceso de absorción la fuerza de tensión disminuye en forma gradual, casi lineal. Esto ocurre en las primeras semanas después de su implantación. Sigue una segunda fase, a menudo con sobreposición considerable a la primera, y se caracteriza por pérdida de masa de la sutura. Ambas fases exhiben respuestas leucocitarias que sirven para eliminar los restos celulares y el material de sutura de la línea de aproximación del tejido. La pérdida de fuerza de tensión y la tasa de absorción son fenómenos separados. Una sutura puede perder fuerza de tensión rápidamente y sin embargo absorberse lentamente o puede mantener una fuerza de tensión adecuada durante la cicatrización de la herida, seguida por una rápida absorción. En cualquier caso, el hilo se disuelve por completo eventualmente, dejando trazas indetectables en el tejido. b) MATERIAL NO ABSORBIBLE. Las suturas no absorbibles son aquellas que no son digeridas por las enzimas del organismo o hidrolizadas en el tejido. Pueden utilizarse en una diversidad de aplicaciones : cierre exterior de la piel, para ser retiradas después que ha ocurrido suficiente cicatrización; en el interior del organismo en donde quedan permanentemente encapsuladas en el tejido; cuando hay antecedentes de reacción a las suturas absorbibles, tendencias queloide o posible hipertrofia del tejido. Las suturas no absorbibles están compuestas de filamento único o múltiple de metal, sintéticos, o fibras orgánicas que se reducen a un hilo torcido, o trenzado. Cada hilo es sustancialmente uniforme en su diámetro a lo largo de toda su longitud. Además estas suturas pueden ser recubiertas o no, sin color o teñidas naturalmente o con colorantes para aumentar su visibilidad. La evolución del material de sutura ha llegado a un grado de refinamiento tal que incluyen suturas diseñadas para procedimientos quirúrgicos específicos, como el cierre de la pared abdominal. Dichos materiales serán evaluados posteriormente en el desarrollo de este trabajo. 4. AGUJA. El tejido que se sutura debe alterarse lo menos posible con la aguja puesto que el único propósito de la misma es introducir la sutura en el tejido para su aposición. En cuanto a la disposición de su cuerpo las agujas pueden considerarse rectas, medio curvas, curvas y curvas compuestas (Figura 23) Las agujas rectas se utilizan con tejidos fácilmente accesibles. No son utilizadas con frecuencia para el cierre de la pared abdominal. La aguja medio curva puede utilizarse para cerrar la piel, pero su uso es poco frecuente por la dificultad de su manejo. Las agujas curvas permiten una vuelta predecible en el tejido y por tanto son las que se usan frecuentemente. Según el grado de su curvatura se dividen en 1/4, 3/8, 1/2, y 5/8 de círculo (Figura 23). Las agujas más comúnmente utilizadas en el cierre de la pared abdominal son la de 3/8 de círculo y de 1/2, la cual fue diseñada para uso en un espacio confinado. Estas agujas son frecuentemente usadas en todos los planos. En cuanto a su punta y la estructura de su cuerpo las agujas se dividen en cortantes, ahusadas, combinadas y romas. Las agujas cortantes tienen por lo menos dos bordes opuestos cortantes. Están afiladas para cortar a través de tejidos duros, difíciles de penetrar. Son ideales para la piel ya que deben atravesar el tejido conjuntivo dérmico denso, irregular y relativamente grueso. Debido a su borde cortante deben evitarse en aponeurosis para evitar cortar más tejido del necesario. Las agujas ahusadas también llamadas agujas cónicas, penetran y separan el tejido sin cortarlo. La punta se adelgaza hasta terminar en una punta delgada. El cuerpo de la aguja se aplana para tomar una forma ovalo rectangular. Se prefieren cuando se desea el orificio más pequeño posible en el tejido y un mínimo corte del tejido. Las agujas ahusadas generalmente se usan en tejidos de fácil penetración como el peritoneo, plano subcutáneo y algunos tejidos resistentes como planos fasciales en donde la posibilidad desgarrar el delgado tejido conjuntivo es grande. Las agujas combinadas cuentan con tres bordes cortantes incluyendo la punta y posteriormente un cuerpo ahusado. Son utilizadas con poca frecuencia, pero pueden ser útiles al afrontar planos fasciales. PPPLLLAAANNNTTTEEEAAAMMMIIIEEENNNTTTOOO DDDEEELLL PPPRRROOOBBBLLLEEEMMMAAA... El abordaje por incisión media (Figura A) es una de las técnicas quirúrgicas realizadas con más frecuencia, no solo en Cirugía General, sino en toda especialidad en que se requiere la apertura de la cavidad abdominal. Sin embargo, en lo que al cierre de dicho abordaje se refiere se ha mantenido como un procedimiento que comúnmente refleja las preferencias personales del cirujano con bases en la tradición y la experiencia anecdótica. Aún cuando las técnicas ideales y materiales han sido sugeridos por la literatura quirúrgica, no han sido aceptados de forma uniforme. Es decir, el cierre de las heridas abdominales postlaparotomía de la línea media, que involucra todas las capas de la pared abdominal, no se encuentra estandarizado. JJJUUUSSSTTTIIIFFFIIICCCAAACCCIIIÓÓÓNNN... Aunque la incisión de la línea media anterior abdominal sigue siendo probablemente el abordaje más empleado en cirugía abierta, existen aún un gran número de complicaciones (tempranas y tardías) secundarias a dicha técnica. Aunque existen múltiples factores involucrados en la incidencia de estas complicaciones, el factor en el que el cirujano puede influir de forma directa para contribuir a una cicatrización exitosa de dicha incisión es su técnica de cierre de la herida. La importancia este estudio radica en que en él se expondrán las bases para la unificación o estandarización de un cierre de pared abdominal más seguro, teniendo como posible alcance o impacto que incidirá en la disminución de complicaciones tempranas y tardías de esté abordaje, así como en la mejora de la técnica en práctica quirúrgica de todo cirujano que realiza cirugía abdominal. HHHIIIPPPOOOTTTEEESSSIIISSS... Existe suficiente evidencia de adecuado peso científico para proponer un método estándar de cierre de la pared abdominal posterior a la incisión de la línea media. OOOBBBJJJEEETTTIIIVVVOOOSSS... 1. Confrontar los dogmas y criterios tradicionales en cuanto al tema se refiere contra la evidencia científica existente. 2. Proponer laestandarización del método de cierre de la incisión de la línea media de la pared anterior basado en la mejor evidencia científica existente. MMMAAATTTEEERRRIIIAAALLL YYY MMMÉÉÉTTTOOODDDOOOSSS... Se realizó un estudio retrospectivo, lineal y observacional de la literatura científica utilizando medios electrónicos (Medline/PubMed, Medscape, y Ovid), así como archivos convencionales de información científica (CEIDS y Biblioteca Central del Instituto Mexicano del Seguro Social) con búsqueda de artículos relacionados con la técnica de cierre de pared abdominal (todas sus estructuras) posterior a incisiones a través de la línea media, de artículos relacionados a las suturas utilizados en dicha técnica y complicaciones del procedimiento publicados en un amplio período de tiempo que abarca desde 1929 hasta el año 2007. Dichos artículos fueron clasificados de acuerdo a sus características en: Clase I Estudios controlados, aleatorizados, prospectivos. Doble ciego. Clase II Estudios clínicos prospectivos y grandes análisis retrospectivos (metanaálsis) con datos confiables. Clase III Estudio retrospectivo y opinión de los expertos. De acuerdo con esta clasificación se les otorgó una calificación para su nivel de evidencia: Nivel I Convincente, basado en la información científica disponible, generalmente datos clase I o algunos clase II Nivel II Razonable, generalmente datos clase II y soportados por la opinión del experto. Nivel III Soportado por lo disponible, pero con poca evidencia, generalmente soportado por datos clase III RRREEESSSUUULLLTTTAAADDDOOOSSS... El valor de cada técnica de cierre debe evaluarse según la incidencia de complicaciones tempranas y tardías en la herida, teniendo en cuenta que la mejor técnica debe ser además rápida, fácil, y “costo efectiva”. Múltiples hechos teóricos y prácticos han sido descritos acerca de la cicatrización del sitio operatorio e incluyen la fisiología de la cicatrización de la fascia, las propiedades fisiológicas de los métodos específicos de cierre, y las propiedades de los materiales de sutura disponibles y los factores de riesgo relacionados a los pacientes (70,109). Tradicionalmente los autores han preferido una técnica sobre otra por razones prácticas o teóricas, pero hasta recientemente los principios basados en la evidencia no habían sido aplicados al asunto en absoluto. Factores relevantes para revisar incluyen (a) cierre por planos Vs cierre en bloque (en masa), así como puntos de contensión; (b) cierre continuo Vs cierre interrumpido; (c) material de sutura y (d) relación entre la longitud de la sutura y la longitud de la herida (e) calibre de la sutura (f) tensión en la herida por el material de sutura (g) afrontamiento de los bordes (h) número y clase de nudos quirúrgicos. Existen 4 complicaciones relacionadas en la comparación con las distintas técnicas de cierre de pared en la revisión de la literatura: Complicaciones Tempranas. 1. Dehiscencia de la aponeurosis (Figura B). 2. Infección. Complicaciones Tardías. 3. Hernias. 4. Senos secundarios a la sutura/Dolor en la herida. Estas cuatro complicaciones se derivan como un común denominador de los artículos encontrados en este estudio. Debe ser dicho que varias técnicas son comparadas en cada artículo que está citado en la base de uno o más de estás 4 complicaciones. La elección del método de cierre es uno de los momentos en los que el cirujano puede tener injerencia para la evolución subsecuente de la herida. Existen estudios en los que se tiene como conclusión que la principal causa de dehiscencia es iatrogénica (151). Las cuatro principales causas son ruptura de las suturas, la desatadura del nudo, sección de la fascia con el material de sutura y la mala elección del material de sutura (151,157). Elección del método (a): Cierre por planos Vs cierre en bloque (en masa) y puntos de contención. El cierre por planos se ha descrito como el cierre por separado de los componentes individuales de la pared abdominal, específicamente el peritoneo y las distintas capas músculo-aponeuróticas. El cierre en bloque (en masa) hace referencia al afrontar todas las capas mioaponeuróticas de la pared abdominal en una sola estructura. El cierre por planos (Figura 15), usualmente realizado en las incisiones paramedianas, es una técnica que ha sido vista como esencial para el cierre de herida en el pasado. La discusión de la incisión paramediana sin embargo, ha desaparecido de la escritura quirúrgica actual y es poco usada en la práctica. Los defensores del cierre por planos de las heridas paramedianas creen que la aproximación reduce las adherencias intraperitoneales, contribuye a la fuerza de la herida, disminuye la dehiscencia, previene la salida del contenido intraperitoneal y promueve la hemostasis (95,96,105,129,130,141). Smead fue el primero en describir la técnica de cierre en bloque (la cual involucra todas las capas mioaponeuróticas e incluso el peritoneo) en 1900. Jones describió la misma técnica en 1941, y desde ahí se conocen como puntos de Smead-Jones (Figura 16). Las principales desventajas del cierre con la técnica de Smead-Jones (puntos en figura de “8” en la aponeurosis) residen en el gran consumo de sutura y el mayor gasto de tiempo en su ejecución por tratarse de una sutura interrumpida y con puntos redundantes. Además, este método de doble lazada aunque provee mayor fuerza de tensión, ha sido asociado con un incremento significativo del índice de complicaciones pulmonares y muerte postoperatoria, posiblemente relacionado con la disminución de la capacidad de adaptación o elasticidad de la pared abdominal (31). En un estudio experimental (170) se mostró que el cierre en bloque (Figura 17) era superior al cierre por planos usando acero inoxidable. Posteriormente se soportó dicho concepto (164) demostrando un índice de dehiscencia del 11% con el cierre por planos comparado con un índice de 1% con el cierre en bloque debe hacerse notar, sin embargo, que el catgut crómico (que por sus características inherentes podría explicar la falla en el cierre de herida) era usado para el cierre por planos en comparación con el alambre de acero inoxidable usado para el cierre en masa](164). En años posteriores en estudios prospectivos de 1129 cirugías abdominales se demostró que el cierre por planos estaba asociada a un índice significativamente mayor de dehiscencia comparado con el cierre en masa [3.81% vs. 0.76%] (131). Investigadores subsecuentes se preguntaron por el efecto benéfico del cierre por planos comparado con el cierre en bloque donde virtualmente todos los estudios son favorables a este último (55,110,131,151,164,168,171,175,178, 179). Algunos estudios incluso reportan que la incidencia de evisceración disminuyó de un 3.8% a un 0.7% cuando se abandonó el uso de la sutura por planos por la sutura en bloque (120). Metaanálisis recientes han confirmado esta reducción estadísticamente significativa en la formación de hernias y la dehiscencia con el cierre en bloque (34,16,19). En cuanto al cierre del peritoneo específicamente, los estudios clásicos enfatizaban su afrontamiento ya que se pensaba que los defectos peritoneales tenían relación con de dehiscencia de herida (186,187). Sin embargo estudios posteriores han mostrado que el peritoneo a diferencia, por ejemplo de la piel, no cicatriza a partir de los bordes de la herida, sino que se regenera de forma simultánea en toda su superficie (148,173). Cicatriza rápido y la duración de su reparación es independiente del tamaño del defecto peritoneal (14). De forma experimental se ha observado que la cicatrización puede ser tan rápida como 24 hr, siendo completa a los 5 días (14) pero que puede prolongarse hasta por 2 o 3semanas cuando es suturado (14). Además la presencia de suturas promueve una respuesta inflamatoria intensa a cuerpo extraño, y causa necrosis tisular la cual puede promover a la formación de adherencias. Existe controversia al respecto ya que aunque algunos estudios aleatorizados han revelado que no existe diferencia entre suturar o no suturar el peritoneo en cuanto a complicaciones posoperatoria a corto plazo, entre ellas la presencia de dolor posoperatorio o la formación de adherencias, (77,148) otros lo han relacionado con aumento de incidencia de las mismas, la presencia de fiebre posoperatoria, infección, requerimientos de analgesia y aumento en la estancia hospitalaria postoperatoria (9,13,50). Si bien no hay un consenso en cuanto a la existencia de complicaciones inmediatas o mediatas, sí existe un común acuerdo en cuanto a que esta práctica demora el tiempo quirúrgico [cuantificado hasta por 7.33 minutos] (9,13), aumenta los costos por la utilización de sutura extra y no tiene implicaciones en las principales complicaciones como son dehiscencia de la herida o hernia incisional, por lo que no juega un papel preponderante en el cierre de la pared abdominal (14,76,77,83,97,132). Los puntos de contención (que involucran el grosor total de la pared abdominal incluyendo plano peritoneal, mioaponeurótico, celular subcutáneo y la piel) fueron descritos por primera vez por Reid en 1933. Aunque algunos estudios han demostrado que la seguridad adicional de los puntos de contención es grandemente hipotética, incluso negando sus ventajas de forma clínica (167) o experimental (177) y que están asociados al incremento de dolor postoperatorio, dificultad en los casos necesarios de colocación de estomas enterales y que no han demostrado disminuir la incidencia hernia incisional (132) [aunque si de evisceración], existen estudios que sugieren la eficacia de dichos puntos en casos de cierre difícil de la pared abdominal (55,73,76,159). La evaluación de dichos casos escapa del interés de este trabajo. Elección del método (b): Cierre contínuo v.s. cierre con puntos separados. Si bien es cierto que múltiples reportes no han demostrado diferencia en la incidencia de dehiscencia o formación de hernia cuando cualquiera de estas técnicas ha sido usada, la mayor parte de la literatura favorece al cierre continuo (24,34,36,44,57,67,71,78,84,104,108,118,124,125). Aquellos que proponen el cierre continuo citan la facilidad del método, una aparente distribución de la tensión en toda la longitud de la herida y un cierre más efectivo en cuanto al costo requiriendo la mitad del tiempo y menos material de sutura como ventajas definitivas del cierre en bloque continuo (34, 36,44,51,66,67,71,84,104,108,118). También ha sido demostrado de forma experimental que la fuerza de tensión de una herida es significativamente mayor cuando se utiliza un cierre continuo por los cirujanos (98,115). El cierre continuo disminuye el número de nudos y ha demostrado estar asociado a un índice menor de hernia incisional en 4 metaanálisis (16,19,24,34). La única desventaja teórica es que la seguridad de la herida es dependiente de una sola línea de sutura y un número limitado de nudos. La desatadura del nudo sin embargo, ha sido demostrada como una causa rara de la dehiscencia de la herida (51,174). Elección del Material de Sutura (c): absorbible Vs no absorbible, monofilamento Vs multifilamento. La definición del material ideal de sutura para el cierre de pared fue propuesta talvez desde 1929 (189) : "Debe ser libre de infección y no causar irritación en los tejidos, debe ser adecuada en su objetivo de forma precisa, tener resistencia suficiente para mantener la pared abdominal cerrada y desaparecer una vez que su trabajo ha sido cumplido”. En otras palabras, la sutura debe satisfacer estos requerimientos: ser bien tolerada, ser resistente a la infección, mantener una buena resistencia mecánica mientras a la pared le falte, flexibilidad para facilidad de manejo y seguridad del nudo, y ser absorbible al terminar su función. Los materiales no absorbibles y los absorbibles de corta y larga duración se encuentran disponibles para el cierre de pared abdominal. Además, dichos materiales se encuentran en presentación de mono o multifilamento. La elección del material de sutura para el cierre de la pared debe ser en virtud de lo que es conocido acerca de la cicatrización fascial y propiedades físicas del material de sutura [fuerza, durabilidad, capacidad de manejo y resistencia a la infección] (78). Ha sido demostrado desde el inicio de la década de 1950 que el proceso de cicatrización de la fascia abdominal después de una incisión quirúrgica continúa por 9 a 12 meses (33,182). La fascia abdominal conserva solo 51% a 59% de su fuerza de tensión original a los 42 días, 70% a 80% a los 120 días y 73% a 93% para los 140 días. La fuerza de tensión nunca alcanza más del 93% de la fuerza original (33,182). Los materiales no absorbibles han sido ampliamente usados para el cierre de la fascia abdominal desde 1970. El material de sutura más comúnmente usado es el polipropileno y también son usados el nylon, polietileno y polibutester (25). El alambre de acero inoxidable y la seda son de interés histórico ya que son usados de forma muy poco frecuente en la práctica quirúrgica para el cierre de la pared abdominal. El acero es difícil de manejar y atar y tiende a desarrollar fracturas. La seda trenzada es un biomaterial de larga duración pero asociado a una rápida pérdida de fuerza de tensión (similar a las suturas absorbibles). También ha sido asociada frecuentemente con infección y con una reacción inflamatoria intensa (119,120,128). Otros materiales trenzados no absorbibles tienen mejor fuerza de tensión, pero son menos resistentes a la infección que los materiales no absorbibles o absorbibles monofilamento (119,120,128). En cuanto a la tolerancia (o capacidad de generar respuesta a cuerpo extraño), en los materiales de sutura no absorbibles se ha visto menor reacción con el polipropileno y el nylon que con el poliéster o poliéster recubierto de teflón (56,116,119). Para las suturas absorbibles, el ácido poliglicólico parecer ser mejor tolerado que la poliglactina 910 (39,122). Sin embargo, el ácido poliglicóligo parece ser menor tolerado que el dacrón (162), el nylon o el alambre de acero (149). Es así que los materiales monofilamento no absorbilbles han demostrado tener mayor reacción tisular que el acero inoxidable, pero menor que las suturas absorbibles (109). Son más resistentes a la infección que las suturas absorbibles, pero su uso está asociado a formación de senos, dolor de herida y hernia relacionada con el orificio de la aguja (100,119,120,121,128,135,154, 155). Una hernia relacionada con el orificio de la aguja se desarrolla lateral a la incisión principal asociada con el aumento de tamaño del orificio secundario a la punción con la aguja en la aponeurosis en el momento en el que pasa el material de sutura permanente. Para la resistencia a la infección, algunos estudios experimentales muestran que las suturas monofilamento presentan menor adhesión bacteriana que las suturas trenzadas (120). También se demostró que la adhesión bacteriana depende en menor medida de la naturaleza del material que de si se trataba de mono o multifilamento. Además mediante electromicroscopia se demostró que las bacterias se almacenaban entre los intersticios de los filamentos de las suturas trenzadas. Sin embargo la mayoría de los autores muestra que no existe mayor reacción inflamatoria o de incidencia de infección entre el uso de poligliconato y poliglactina (71), ácido poliglicólico y nylon (136), poliglactina y polidioxanona o entre polidioxanona y nylon (62). Algunos estudios mostraron un índicemayor de infección con el uso de polidioxanona comparado con nylon (112), pero éste último provocó más senos que la poliglactina 910 y la polidioxanona en un estudio clínico controlado (100). Ya que la tolerancia parece ser más o menos similar para todos los materiales de sutura actualmente usados, la elección del material deberá depender en realidad de su resistencia mecánica después de la sutura de la herida de laparotomía durante el período crítico de la cicatrización, el cual puede extenderse hasta el 4° mes posoperatorio. Entonces el material de sutura ideal debe ser aquel que desaparezca cuando el soporte artificial para mantener afrontados los tejidos no sea más necesario. Desde estudios antiguos (187) se han comparado curvas de resistencia entre el incremento de la cicatrización parietal y la disminución de la sutura absorbible (en ese caso catgut) para establecer el momento en que ambas curvas se cruzaban, es decir, el momento en que la pared se volvía más resistente que la sutura. Este punto debe ser cuando la pared ha obtenido resistencia suficiente para no necesitar más el material de sutura para permanecer afrontada. En estudios posteriores se logró realizar dichas curvas ahora incluyendo distintas suturas absorbibles (33) (Figura 18). Los beneficios de los materiales no absorbibles recaen en el hecho de que mantienen su fuerza mientras que la fascia desarrolla su fuerza intrínseca en el proceso de cicatrización de herida. Los materiales absorbibles están designados para aproximar la fascia durante el período crítico temprano de cicatrización y subsecuentemente absorberse para evitar las complicaciones de formación de senos, dolor y hernia asociada al orificio de la aguja, relacionados con el uso de suturas no absorbibles. La incidencia de dolor crónico en la herida y formación de senos ha sido demostrada ser menor con los materiales absorbibles (19,100,135,155). Las suturas absorbibles pueden ser clasificadas como de corta o larga duración (rápidamente absorbibles o lentamente absorbibles). El catgut crómico, el ácido poliglicólico y la poliglactina 910 son ejemplos de suturas absorbibles de corta duración (rápidamente absorbibles). En la práctica quirúrgica, el catgut simple y el catgut crómico ya no son usados por los cirujanos para el cierre de la fascia. El ácido poliglicólico y la poliglactina 910 son los materiales absorbibles de corta duración más utilizados por los cirujanos. La absorción de dichos materiales se encuentra entre 15 y 90 días, aunque la mayor parte (90%) de su fuerza de tensión se pierde en 14 a 21 días, siendo casi inexistente a los 30 días (25, 107). Ambas suturas son de material trenzado, pero menos reactivos que la seda o el catgut porque se absorben mediante hidrólisis. Su absorción puede ser retrasada por infección, pueden actuar como foco de infección (como ya se ha mencionado antes) y como cuerpo extraño y estar asociados con retardo en la cicatrización (16,19,24,34,120). Los materiales absorbibles de corta duración han sido asociados con incremento del índice de formación de hernias incisionales cuando son comparados con las suturas no absorbibles (19,25,100). La polidioxanona y el poligliconato son las suturas absorbibles de larga duración (lentamente absorbibles) mas comúnmente usadas por los cirujanos. La absorción de dichos materiales toma en promedio aproximadamente 180 días, y mantienen el 50% de su fuerza de tensión por aproximadamente 4 semanas (25,52,62,86,90,94,137). Específicamente, el poligliconato mantiene su resistencia entre el 40 a 50% a los 30 días y de 25 a 30% a los 45 días (111), mientras que la polidioxanona mantiene entre el 50 al 70% su resistencia después de 30 días, 35 a 40% a los 45 días y hasta de 14% después de 2 meses (137), para desaparecer por completo después de 3 meses. Existen estudios que incluso indican que la polidioxanona mantiene el 100% de su resistencia después de 42 días al igual que el poligliconato (87). La polidioxanona ha demostrado tener 1.7 veces más fuerza de tensión que el polipropileno y mantener una resistencia a la presión de la pared abdominal al mes, 2 y 6 meses de posoperatorio similar a dicha sutura (116). El poligliconato ha demostrado ser 16% más fuerte que la poliglactina 910 (98). La polidioxanona y el poligliconato son similares a los materiales no absorbibles a diferencia de los materiales absorbibles de corta duración en que conservan su fuerza por un período mayor durante la cicatrización de la fascia. Ambas suturas se absorben lentamente por hidrólisis y no aumenta su absorción por actividad enzimática bacteriana. Múltiples estudios, incluyendo 4 metaanálisis han demostrado la ausencia de diferencia estadísticamente significativa en la incidencia de formación de hernias incisionales, dehiscencia de herida o infección entre los materiales absorbibles de larga duración y las suturas no absorbibles (16,19,24,34). En contraste, tanto estudios prospectivos como metaanálisis han asociado a los materiales no absorbibles con índices estadísticamente mayores de dolor en la incisión y formación de senos (19,24,33,85,100,135). Un relativamente nuevo polímero el poli-L-lactido-glicólido (Panacryl) compuesto por 5% de poliactido y 5% de poliglicólido parece mantener el 80% de su resistencia a los tres meses y 60% a los 6 meses después de la operación en estudios experimentales en perro de acuerdo con su manufacturador. Esta sutura se degrada por hidrólisis después de un año y medio. Se trata de un material multifilamento (lo que es una relativa desventaja), sin embargo se encuentra cubierta por polímeros (policaprolactone 90% y poliglicólido 10%) (26). Aún con toda la información antes mencionada, ningún estudio prospectivo aleatorizado ha podido demostrar de forma exitosa una relación entre algún material particular de sutura y una disminución en el riesgo de evisceración. A pesar de esto, cuando ocurre una evisceración, la principal causa ha sido la ruptura del material de sutura, principalmente cuando se ha usado la poliglactina 910 (57). Esto a diferencia de cuando se ha usado material no absorbible, en donde la causa de evisceración no es la ruptura del material de sutura, sino el desgarro de la fascia por parte de la sutura (109). La comparación entre dos materiales de sutura absorbibles ya sea poliglactina 910 Vs poligliconato (71), poliglactina 910 Vs ácido poliglicólico (122), o poliglactina Vs polidioxanona I o II (53) no ha mostrado diferencias en la incidencia de evisceración. Tampoco se ha visto diferencia comparando materiales de sutura absorbibles vs. no absorbibles [ácido poliglicólico Vs polipropileno (129) o dacron (162,139). La polidioxanona II da los mismos resultados que el nylon (62), lo mismo que el poligliconato (52) o el ácido poliglicólico (149). La poliamida no mostró tampoco ventajas sobre el poligliconato (86). Por otro lado existen estudios en donde se observa incidencia de hernia incisional de 12.5% para el ácido poliglicólico contra 4.75% para el nylon (120,136), de 14.2% para la poliglactina 910 contra 9.4% para la polidioxanona II (53) o de 17 a 29% para la poliglactina 910 contra 10% para el nylon o 13% para la polidioxanona después de un año de posoperatorio (100). Hay otros estudios donde la diferencia es mayor entre dichas suturas: nylon 8.5% contra 20% de polidioxanona (117). Un estudio prospectivo aleatorizado (101) mostró una mayor incidencia de evisceración cuando la pared abdominal fue suturada con polipropileno que con polidioxanona (6.4 y 0.7% respectivamente), Relación entre la longitud de la sutura y la longitud de la herida (incluyendo la distancia al extremo de la herida y entre puntos) (d): La distancia entre puntos así como la cantidad de tejido a tomar involucra un enfoque geométricocon la meta de evitar la dehiscencia de herida y la formación de hernias. Ha sido demostrado de forma experimental por Jenkins que la longitud de una incisión por laparotomía en la línea media puede aumentar hasta en un 30% en el período postoperatorio en asociación con múltiples factores que incrementan la presión intraabominal (158). Si las tomas de tejido durante el procedimiento de sutura (y la longitud asociada del material de sutura usado por los cirujanos) no son suficientes para abarcar el aumento potencial de la longitud de la herida, entonces la sutura puede cortar a través de la fascia resultado en dehiscencia de la herida. Jenkins (158) usando los principios de geometría y las reglas que aplican a los lados componentes de los triángulos estudio la relación de las tomas del tejido durante su afrontamiento con la cantidad de material usado por los cirujanos. Concluyó que la toma de tejido necesitado para evitar complicaciones debe ser expresada en la longitud del material necesitado para la incisión en consideración. En el estudio, se determinó que la longitud de la sutura para la herida debe ser aprox. 4:1 incorporando una cantidad de toma suficiente de tejido para que la sutura no se traccionara y desgarrara la aponeurosis aún durante el período posoperatorio y con incremento máximo de la longitud de la herida en dicho período (32,68 158) El índice de longitud para la herida 4:1 de la sutura obtenida en el estudio de Jenkins se logró colocando las suturas aproximadamente a una distancia 1.5 a 2 cm lateral al borde libre de la herida y con una distancia de aproximadamente 1.5 a 2 cm entre puntos (Figura 20). Estudios prospectivos clínicos muestra que el porcentaje de hernias incisionales al 12° mes cae de 23.7% a 9% cuando se respeta este principio (68). Es importante hacer notar que para laparotomías de la línea media, las suturas deben ser pasadas en la zona de transición entre la línea alba y la vaina del recto para evitar la zona de colagenolisis a nivel de los márgenes de las heridas (44). Calibre de la sutura (e). Como se mencionó en un inicio, las cuatro principales causas son la mala elección del material de sutura, ruptura de las suturas, el desamarre del nudo, sección de la fascia con el material de sutura (151,157). Generalmente la segunda y tercera causas son raras. Pero la dehiscencia de herida ocurre de forma frecuente cuando los materiales de sutura desgarran la fascia. La fuerza de materiales de sutura particulares se incrementan cuando su diámetro (calibre) aumenta, y las suturas de diámetro pequeño están asociadas con una capacidad de corte y desgarro mayor en los tejidos (51,82,118,140,174). La mayoría de los estudios en la literatura quirúrgica actual emplean un calibre 0 o mayor para el cierre de la fascia. Sin embargo debe hacerse notar, que en series de estudios no encontraron mayor incidencia en la dehiscencia de herida cuando se comparó el uso de suturas de calibre mayor con suturas calibre 2-0 para el cierre de la fascia (85). El calibre o grosor de la sutura elegida entonces, debe proveer fuerza de tensión adecuada así como elasticidad adecuada para amortiguar una presión intraabominal aumentada en el período postoperatorio. Por ejemplo, tanto el polipropileno como la polidioxanona tienen diámetros menores en todo su calibre que la mayoría de materiales, pero una fuerza de tensión mayor. Tensión en la línea de sutura (f). La fuerza que se obtuvo con una adecuada toma de tejido puede verse comprometida si se afronta con demasiada fuerza. La tensión de la sutura que excede la presión capilar en el borde de la herida 30 a 40 mmHg puede causar necrosis (158). Es así que la tensión ideal es aquella que permite la aproximación de la fascia permitiendo además su perfusión, y al mismo tiempo evitando que el omento o las vísceras escapen a través de la herida. Se ha demostrado que cuando la fascia se ha afrontado lo suficiente para aproximar sus bordes presenta 25% más fuerza de tensión que cuando se afrontó utilizando toda la tensión posible (151). Otro estudio aleatorio prospectivo en 302 laparotomías demostró que el rango de hernias incisionales al 6° mes era de 10% si la sutura se había atado de forma normal contra 5% si se habían atado con mayor fuerza, pero el índice de infección era mayor en la segunda técnica (138). Contrario a esto los resultados de otro estudio aleatorio (166) demostraron que entre más apretada se encontraba la sutura, más puntos de necrosis producía, promoviendo la actividad lítica de los polimorfonucleares, infección y el riesgo de que la sutura corte a través de los tejidos. Afrontamiento de los bordes (g). Otro punto en la técnica quirúrgica concierne a la forma en que se afrontan los bordes. Un estudio experimental ha comparado la sutura de borde con borde y la sutura en sobreponiendo ambos márgenes. Las pruebas de fuerza de tensión demostraron superioridad en el primer grupo, así como la presencia de mayor tejido conectivo con enlaces covalentes de colágena (49). Entonces la sutura de borde con borde parece ser mejor ya que promueve el proceso de cicatrización. Número y tipo de nudos (h). El nudo es el punto más importante en cuanto a las lazadas de material de sutura, y puede llegar a desatarse cuando la sutura es sujeta a un incremento de tensión (156). Se ha examinado (81) la desatadura del nudo y la fuerza de rompimiento con distintos tipos de nudos. En todos los casos, los nudos cuadrados fueron superiores a los corredizos. Más de cuatro lazadas en los nudos corredizos y más de tres en los nudos cuadrados no mejoraron la seguridad del nudo. Por el contrario se ha visto que un nudo de sutura de 5 cm o más está asociada a incidencia de infección del 17%, significativamente más alto que el 7% cuando es más corto (48). El nudo de cirujano, aunque útil en incrementar el poder de fijación de la primera lazada, no influyó en la seguridad del nudo. Se examinó de forma el poder de retensión de nudos realizados por cirujanos expertos con un tensiómetro (152). Se observó que en general los cirujanos hacían más lazadas de las necesarias. Basados en los resultados se determinó que usando nudos cuadrados con suturas 4-0 se necesitaban para la seda trenzada cuatro; para el poliéster, cinco; y para acido poliglicólico dos. A pesar de todo lo mencionado anteriormente la seguridad del nudo es una característica mucho más variable que la resistencia a la ruptura del material de sutura. Además de la variable inherente al material, se encontró considerable variación entre los nudos de diferentes individuos e inclusive entre los nudos del mismo individuo en diferentes ocasiones. Finalmente, se hace mención del cierre de las capas más superficiales de la pared abdominal: CCCIIIEEERRRRRREEE DDDEEELLL TTTEEEJJJIIIDDDOOO CCCEEELLLUUULLLAAARRR SSSUUUBBBCCCUUUTTTÁÁÁNNNEEEOOO... La dehiscencia superficial de la herida se define como la separación postoperatoria de las capas extrafaciales de la incisión. Ocasionalmente ocurre de forma espontánea como resultado de la formación de hematoma o seroma subcutáneos, en otras ocasiones es resultado de la infección de la herida y ocurre en un 5% de los pacientes, aunque el rango puede variar. Algunos estudios prospectivos que involucran pacientes obesos sugieren que el cierre del celular subcutáneo o de las fascias superficiales (Scarpa) resulta en una disminución de la dehiscencia superficial de la herida, con el fundamento teórico de que se disminuye el espacio muerto y la subsecuente formación de seroma en dicho sitio. Evidencia contradictoria refiere que la presencia de material de sutura adicional en la herida también se relaciona con reacción a cuerpo extraño e infección, ya que se utilizan por lo general materiales
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