Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
TRATAMIENTO DEL SINDROME DE SUPRESION POR BENZODIAZEPINAS: ENFASIS EN DOXEPINA Y ANTIDEPRESIVOS TRCICLICOS Tesina que presenta el Dr. Héctor José Castro Macias Para obtener el grado de especialista en psiquiatría por la Universidad Nacional Autónoma de México Departamento de Psicología médica, psiquiatría y salud mental, Facultad de Medicina, UNAM Asesor Metodologico: Dra. Claudia Follieux Morales Febrero 2001 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Página Introducción 2 Farmacología de las benzodiacepinas 3 Síndrome de abstinencia de benzodiacepinas 6 Tratamiento del síndrome de supresión de benzodiacepinas 12 Neurobiología de la adicción y utilidad de doxepina en la abstinencia 26 Neurobiología de la dependencia y supresión de benzodiacepinas 28 Cuestiones destacadas 32 Uso de doxepina en la supresión por otras sustancias 33 Papel de histamina en funciones las cerebrales y ansiedad 34 Monografía de doxepina 36 Conclusión 43 Referencias 43 Introducción En conjunto, las benzodiazepinas constituyen uno de los medicamentos prescritos con mayor frecuencia en todo el mundo. El primer contacto con estos fármacos es generalmente por prescripción médica. En general las benzodiazepinas suelen presentar pocas interacciones con otros fármacos y los efectos secundarios son poco frecuentes, generalmente leves y pueden corregirse fácilmente ajustando la dosis. Sin embargo, se ha demostrado que las benzodiazepinas pueden dar lugar a problemas de abuso y dependencia. Se utilizan principalmente como parte del tratamiento de los trastornos por ansiedad e insomnio. La historia de los tratamientos de la ansiedad ha pasado por varias etapas. En la actualidad se ha hecho patente que los trastornos por ansiedad suelen ser crónicos o recurrentes y se acepta que en general son cada vez mas frecuentes. Aunque durante algún tiempo se pensaba que las benzodiazepinas podrían caer en desuso por el advenimiento de nuevos medicamentos antidepresivos y otros ansiolíticos en realidad siguen ocupando un lugar primordial en la psicofarmacología. En consecuencia la dependencia a BZD continua siendo un tema de gran importancia clínica. 1 Las BZD son más usadas por su mayor índice terapéutico (menor riesgo de intoxicación) y su menor riesgo de tolerancia y dependencia que los barbitúricos. Sin embargo, la dependencia fisiológica es posible y ocurre en administraciones prolongadas, incluso a dosis terapéuticas. Epidemiología de la dependencia a benzodiazepinas En México, el síndrome de Intoxicación por psicotrópicos depresores, es decir, sedantes, hipnóticos o ansiolíticos excluyendo al etanol, más observado en los ámbitos clínicos y salas de urgencias, es causado por la ingestión de benzodiazepínicos. En cambio, la intoxicación por barbitúricos es poco frecuente, debido a que actualmente estos medicamentos sólo se utilizan en forma aislada como antiepilépticos en una muy pequeña proporción, ya que la disponibilidad de nuevos fármacos anticonvulsivos presentan un menor poder adictivo. La prevalencia del consumo de benzodiazepinas estimada en la población general presenta grandes variaciones entre los países y en función de la pauta, pero en general se mantiene en tasas elevadas Esto hace que el problema del abuso y dependencia a dosis altas y bajas de benzodiazepinas continúe siendo un importante problema de salud pública sobre todo en mujeres. Entre el 10 y el 20% de la población de los países occidentales reconoce el consumo de benzodiazepinas en el último año, y entre el 1 y el 3% las ha consumido diariamente durante más de un año. En general se observa un mayor consumo en mujeres, en personas de 50 a 65 años y una utilización de benzodiazepinas hipnóticas más elevada que la de las ansiolíticas. De acuerdo a la a la encuesta nacional de adicciones en México la prevalencia de uso de tranquilizantes en nuestro país es de 1.77 para la pregunta de si alguna vez los han utilizdo y de 1.07 con la pregunta de si ha utilizado tranquilizantes en el último año y en el último mes de 0.61. Según el ruebr o “alguna vez en la vida” el consumo global de psicofármacos de usos médico (en dónde se clasifican las benzodiazepinas) fue de 15.4%. De este total, el 83% se consume bajo prescripción y el 17% lo hace fuera de control médico. Respecto a su distribución por sexo, el 63% son mujeres, lo cuál indica que por cada aconsumidor varón, existen casi dos mujeres que utilizan estas sustancias. Es en la región norte-centro del país en la que se observa mayor consumo con un 18.4%. La tasa específica de síndrome de supresión por benzodiazepinas en nuetros país se desconoce. Las indicaciones principales de estos medicamentos son el tratamiento de la ansiedad y del insomnio. También son los medicamentos de elección en el tratamiento del síndrome de abstinencia del alcohol y, cuando se administran de forma intravenosa, se emplean en el control del estado epiléptico y como sedantes preoperatorios. A pesar de su elevada prevalencia no existe un consenso claro sobre el manejo óptimo de la dependencia a benzodiazepinas y muy en especial el manejo médico del síndrome de supresión por estas sustancias. A pesar de la gran cantidad de estudios tanto básicos como clínicos, todavía hay mucha controversia al respecto de la duración e intensidad de uso de las benzodiazepinas para tratar los trastornos por ansiedad y otros similares así como del manejo óptimo del síndrome de supresión . La razón principal para este debate es la preocupación que tienen los clínicos, autoridades y población en general sobre el riesgo de dependencia y abuso a las benzodiazepinas. En un consenso de 73 expertos en la farmacoterapia de la ansiedad y trastornos depresivos de diversos países se consideró que las benzodiazepinas tienen un alto riesgo de producir dependencia y abuso. Por otro lado, también hay gran heterogeneidad respecto del riesgo comparativo de dependencia y abuso entre un tipo de benzodiazepinas y otro. Las diferencias entre las benzodiazepinas de acción corta y larga para inducir síntomas de supresión es mucho menos clara durante el retiro gradual o del medicamento que cuando se suspende en forma brusca. Tampoco existe consenso en torno a los factores quecontribuyen en mayor medida a la aparición de síntomas de supresión e intento fallido de retirar la administración de BZD. Las propiedades farmacológicas de los medicamentos administrados son quizás uno de los factores mas importantes en la aparición de síntoma de abstinencia. Por otro lado, las características clínicas del paciente quizás sean de mayor importancia para el fracaso del intento de retirar el fármaco. Los expertos parecen coincidir en la utilidad de estos medicamentos para tratar la ansiedad aun por periodos prolongados. En general, la dependencia y abuso a BZD es considerada como una situación grave pero remediable cuando se detecta y trata a tiempo. Sin embargo también quedó claro que no existe un consenso sobre la mejor manera de tratar los pacientes con síndrome de abstinencia ya instalado. Aunque la terapia de sustitución es la mas conocida existen otras modalidades terapéuticas cuya validez no ha sido establecida por completo pero que han sido una respuesta parcial a la falta de eficacia del primer modelo terapéutico mencionado.5 Existen diversas tecnicas de amnejo de la supresion de BZD que seran comentadas. Otra evidencia de la falta de consenso a este respecto es la falta de guías o criterios uniformes de tratamiento del síndrome de supresión por benzodiazepinas publicadas por los organismos académicos correspondientes. Baste citar a manera de ejemplo las Practice guidelines for the treatment of patients with substance use disorders: alcohol, cocaine, opioids de la American Psychiatric Association (APA) publicadas en 1995 (6) las que está ausente un consenso respecto al manejo de la dependencia a benzodiazepinas. Farmacología de las benzodiazepinas: Farmacocinética Cuando se ingieren las benzodiacepinas tienen una biodisponibilidad de 70-100%, aunque la presencia de alimento o de antiácidos, retarda su absorción. Por vía oral las concentraciones plasmáticas más elevadas se obtienen en el transcurso de las siguientes 4 hs. Por vía intramuscular la biodisponibilidad del diazepam y del clordiacepóxido es irregular, lenta y errática. Por esas vías las concentraciones plasmáticas más altas se logran entre las 10-12 hs. Así por ejemplo 78% de las benzodiacepinas circulantes en sangre se fijan a la albúmina sérica, con lo que se alarga el tiempo del efecto terapéutico. Los barbitúricos por su parte, al ser débilmente ácidos, liposolubles y encontrarse en el estómago en forma no ionizada, se absorben con rapidez. Sin embargo, la rapidez de absorción es mayor en los que tienen acción corta que en los que tienen acción prolongada, posiblemente en proporción directa a los efectos que muestran. La biotransformación de la mayor parte de las benzodiacepinas, produce desmetildiazepam y oxacepam que son metabolitos activos de vida media prolongada. Los metabolitos hidrosolubles de las benzodiacepinas son excretados principalmente por el riñón. Los cambios en la función renal no tienen en la mayoría de las personas, un efecto notable en la eliminación de los medicamentos originales. Las vías metabólicas principales de los barbitúricos consisten en la oxidación por enzimas hepáticas y la glucorización, como única variante de actividad metabólica. Vías de Administración La forma de sumistro a la que con mayor frecuencia se recurre para fines de abuso de psicotrópicos es la bucal. Si bien algunos de ellos como el diazepam y el flunitrazepam se pueden administrar parenteralmente, el clordiacepóxido combinado con clidinio (Librax) sólo puede administrarse oralmente. Farmacodinamia El efecto más importante de las benzodiacepinas se ejerce en el sistema límbico y específicamente en el hipocampo del lóbulo temporal. El efecto ansiolítico está quizá relacionado con la disminución en el recambio de la serotonina. La capacidad anticonvulsiva se relaciona con la potenciación de la actividad GABAérgica, mientras que la relajación muscular podría deberse al efecto de estos medicamentos sobre la glicina. Se han identificado receptores específicos para el diazepam localizados básicamente en la corteza frontal y occipital y en menor cantidad en el hipotálamo, cerebelo, cuerpo estriado y tallo cerebral. Las benzodiazepinas ejercen sus efectos fisiológicos mediante su unión a una subunidad del receptor GABA. El receptor GABA consta de un canal iónico y varias subunidades que se fijan a diferentes sustancias: una subunidad se fija al alcohol, otra a las benzodiazepinas y otra a los barbitúricos. La subunidad que se fija a las benzodiazepinas se ha denominado: receptor benzodiazepínico. Las benzodiazepinas que aumentan el efecto del GABA se denominan agonistas. El GABA es el neurotransmisor inhibidor mayor del SNC, y las sinapsis GABA, distribuidas a través del cerebro y la médula espinal, constituyen alrededor del 40% de todas las sinápsis. La función fisiológica de las sinapsis gabérgicas es modular la polarización de las neuronas. El receptor GABA lo consigue mediante la apertura o el cierre de los canales de cloro. La apertura de los canales de cloro permite que entren más iones cloro al interior de la célula. El flujo de iones cloro cargados negativamente aumenta el gradiente eléctrico a través de la membrana celular y convierte a la neurona en menos excitable. El cierre de los canales disminuye la polarización eléctrica y convierte a la célula en más excitable. La unión de un agonista al receptor benzodiazepínico facilita el efecto del GABA (abre el canal de cloro). Los efectos clínicos son la reducción de la ansiedad, la sedación y el aumento del umbral anticonvulsivante. Las sustancias que se unen al receptor y cierran el canal del cloro producen un efecto opuesto: son ansiogénicas y disminuyen el umbral anticonvulsivante. Algunos componentes como las betacarbolinas, que producen los efectos opuestos a los de los agonistas benzodiazepínicos se denominan agonistas inversos . Algunos componentes se unen al receptor benzodiazepínico pero no aumentan ni disminuyen el efecto del GABA. En ausencia de agonistas benzodiazepínicos o agonistas inversos, son ligandos neutros (se unen al receptor y bloquean los efectos tanto de los agonistas como de los agonistas inversos). En consecuencia, los agonistas neutros se suelen denominar antagonistas. Si el receptor es ocupado a continuación por un agonista o un agonista inverso, el agonista neutro desplazará al agonista o agonista inverso. El desplazamiento del agonista benzodiazepínico tiene utilidad clínica. Por ejemplo, el antagonista benzodiazepínico flumazenil revierte la sedación producida por la sobredosis de benzodiazepinas. La interacción de los receptores benzodiazepínicos con sus ligandos son muy complejas. La unión de los ligandos pueden alterar la farmacología del receptor (por ejemplo alterar el número de receptores o cambiar la afinidad del ligando por el receptor). Efectos neuroquímicos. Desde que hace 15 años se identificaron los lugares de fijación de las benzodiazepinas, se han realizado múltiples estudios sobre el efecto de la administración crónica de benzodiazepinas en experimentación animal. En general los datos indican que la tolerancia a las benzodiazepinas y los efectos de su retiro correlacionan con alteraciones en la función del receptor benzodiazepínico y del receptor GABAa, aunque las bases moleculares de estos cambios permanecen por definir. Farmacología conductual. En general los resultados de los estudios de farmacología conductual de las benzodiazepinas indican que los síndromes de supresión de benzodiazepinas probablemente: 1)- se relacionan con el desarrollo de tolerancia y probablemente ocurren sólo cuando hay un cierto grado de tolerancia; 2)- dependen de la configuración del receptor benzodiazepina/GABAa; 3) implican a múltiples sistemas de neurotransmisión más allá del sistema GABAa. Este último aspecto resulta de gran trascendencia para la discusión que se plantea en este trabajo todavez que la falta de un sustrato anatómico y neurobiológico específico hace difícil que agentes con mecanismos de acción también muy específicos candidatos idóneos para el manejo de estos pacientes. Efectos fisiológicos Las benzodiacepinas actúan en el SNC tanto a nivel encefálico como medular. Las benzodiacepinas disminuyen el estado I del sueño acortando su latencia, incrementan los estados II, III y IV, disminuyendo el que corresponde a la fase de Movimientos Oculares Rápidos, MOR. Estos fármacos reducen la amplitud de los potenciales somatosensoriales evocados, acortando la latencia del primer pico graficado, con prolongación de su pico tardío. Las benzodiacepinas por su parte, causan de manera global menos problemas de depresión respiratoria que los barbitúricos; sin embargo, a dosis de preparación para la endoscopía, el diazepam (Valium) puede deprimir la respiración. Las benzodiacepinas a dosis terapéuticas, tienen poco o ningún efecto sobre esos parámetros fisiológicos. El diazepam (Valium) inhibe la secreción nocturna de ácido gástrico hasta en 50% Los oxibarbitúricos por su parte, disminuyen el tono de la musculatura gastrointestinal y la amplitud de las contracciones rítmicas al igual que las secreciones gástricas. Abuso y dependencia de las benzodiazepinas. La mayoría de los individuos que no son ansiosos no encuentran que los efectos de las benzodiazepinas sean reforzadores o placenteros y por consiguiente, las benzodiazepinas no suelen utilizarse con fines recreativos. Las investigaciones sobre la dependencia de las benzodiazepinas pueden diferenciarse entre las que se focalizan en el abuso de dosis altas y las que se focalizan en el desarrollo de dependencia tras el uso crónico a dosis terapéuticas. En general podemos clasificar los pacientes que desarrollan dependencia de benzodiazepinas en: 1. Politoxicómanos que también consumen benzodiazepinas. 2.Alcohólicos y pacientes que abusan de las benzodiazepinas que se les ha prescrito para el tratamiento de la ansiedad crónica o el insomnio. 3.Pacientes con depresión o trastornos de pánico a los que se les ha prescrito dosis altas de benzodiazepinas durante períodos de tiempo prolongados. a. Los politoxicómanos pueden tomar benzodiazepinas para mejorar los efectos adversos de la cocaína, como automedicación del síndrome de abstinencia de la heroína o del alcohol, para aumentar los efectos de la metadona, para "colocarse" cuando no disponen de otras drogas. Rara vez las benzodiazepinas son sus drogas preferidas. Incluso aunque el uso que realizan de las benzodiazepinas no pueda calificarse como "abuso" desde el punto de vista de los criterios del DSM-IV, suele decirse que estos individuos abusan de las benzodiazepinas puesto que su consumo se realiza fuera del contexto del tratamiento médico y es parte del patrón de policonsumo de drogas. Además, las benzodiazepinas suelen obtenerse en el mercado ilegal. b. Los alcohólicos y los pacientes abusadores que reciben tratamiento por ansiedad crónica o por insomnio, son los candidatos más importantes a desarrollar dependencia de benzodiazepinas. Pueden recibir benzodiazepinas por períodos de tiempo prolongados y pueden estar biológicamente predispuestos a desarrollar dependencia de las benzodiazepinas, puesto que en estos sujetos los efectos subjetivos de las benzodiazepinas pueden ser diferentes. c. Los pacientes con depresión o trastornos de pánico pueden seguir tratamiento con benzodiazepinas a dosis altas durante períodos de tiempo prolongados. Algunos de estos pacientes desarrollaran dependencia de las benzodiazepinas que, en este contexto, no es exactamente lo mismo que el trastorno por abuso/dependencia de benzodiazepinas. Características clínicas Las benzodiazepinas provocan un enlentecimiento de las funciones cognitivas y psicomotoras, principalmente con las de vida media larga, en tanto que las de vida media corta se han asociado más a trastornos de memoria de tipo amnesia anterógrada. Se ha reportado depresión, agitación, desinhibición y delirium por su uso y, si bien esto es raro, es más frecuente en los ancianos. Estas sustancias con frecuencia favorecen tolerancia en su uso crónico. La suspensión brusca puede facilitar la presencia de síndrome de supresión que irá desde insomnio, inquietud y ansiedad, hasta convulsiones (ver cuadro 1)2. Para evitarlo es importante el destete gradual, de tal manera que si se han consumido las de vida media corta, se puede prevenir usando las de vida más larga para que decaiga el nivel sérico lentamente. Síndromes de abstinencia de benzodiazepinas. Los primeros trabajos sobre los síndromes de abstinencia de las benzodiazepinas sugerían que estos efectos ocurrían a dosis altas, y que estos síndromes eran muy poco frecuentes en los pacientes que estaban recibiendo dosis terapéuticas. Sin embargo estudios posteriores indicaron que también podían ocurrir en pacientes que estaban recibiendo dosis terapéuticas de algunas benzodiazepinas y que la incidencia de éstos varía entre el 5% y el 35% en pacientes en tratamiento con benzodiazepinas por lo menos durante un mes. Así pues actualmente se acepta que el consumo crónico de benzodiazepinas puede producir dependencia física y aparición de un síndrome de abstinencia, tanto tras el uso a dosis superiores a las terapéuticas, como tras el uso a dosis terapéuticas durante un tiempo prolongado. En los pacientes que han estado crónicamente intoxicados, el Síndrome de Abstinencia puede ser disparado por una reducción en la dosis diaria, así como por la descontinuación abrupta de ésta, ya que no se requiere de suspensión brusca. También hay evidencia de que la exposición periódica a las benzodiacepinas, puede sensibilizar a los pacientes y precipitar el síndrome. Características del síndrome por abstinencia a benzodiazepinas Los síntomas de abstinencia de benzodiacepinas inician a los pocos días de interrumpir bruscamente la ingestión de esos fármacos, pero pueden presentarse de manera tardía 2-3 semanas después de la descontinuación del medicamento. La supresion de BZD es un cuadro clinico severo, prolongado, con graves complicaciones, que por el malestar subjetivo que produce, ocasiona refuerzamiento del consumo de la sustancia, dando oportunidad a que empeore el cuadro en forma progresiva. A menudo requiere hospitalización. Se presenta ante la suspensión súbita de las BZD con signos y síntomas opuestos a los efectos agudos observados por primera vez con la droga como delirium tremens, o más común, un síndrome caracterizado por ansiedad, irritabilidad, hiperactividad autonómica (temblor, palpitaciones, sudoración), contracciones musculares, vértigo, hipersensibilidad a la luz o al sonido, algias, síndrome de despersonalización, gusto metálico, parestesias, depresión, confusión, nauseas, vómitos, insomnio, alucinaciones y convulsiones. Aparece al cabo de 12-72 horas con BZD de acción corta, entre 4-10 días con BZD de acción prolongada y entre 12 horas y 10 días con barbitúricos. Desaparece al cabo de unas 5 semanas sin tratamiento o incluso persiste por varios meses en el caso de drogas de vida media larga (Sellers, 1988). La dosificación a la cual se venía consumiendo la droga es importante para determinar la magnitud de la abstinencia, pero con dosis tan bajas como 15 mg de Diazepam, o su equivalente con otras BZD, pueden presentarse cuando la ingesta ha sido prolongada (más de 3 a 6 meses). Dosis de 40 mg de la misma sustancia pueden conducir a efectos severos y dosis mayores a 100 mg pueden llevar a convulsiones o delirium (American Psychiatric Association, 1994; Córdoba, 1991). El manejo de la abstinencia requiere la reinstauración de una BZD y luego su disminución progresiva (2.5 - 5 mg / día de Diazepam o 0.25 mg /día de Alprazolam cada 15 días). También se utiliza la Hidroxicina, 50 mg V.O. en caso de agitación y ansiedad. Recientemente, la Carbamazepinaha sido usada efectivamente en la abstinencia por benzodiacepinas, en especial por Alprazolam (Dagadakis, 1993). El abuso de benzodiacepinas por su parte, puede cursar con malestar general consistente en: debilidad, cefalea, mareos, ataxia, dolor precordial y disfunciones sexuales; las reacciones de hipersensibilidad, la leucopenia y la agranulocitosis, así como las erupciones cutáneas, son más bien raras. El glaucoma de ángulo cerrado (estrecho) también se ha reportado por ingestión de benzodiacepínicos. El uso crónico de benzodiacepinas -especialmente las de vida media o larga- promueve su acumulación por lo que habrá que valorar la evolución del paciente y en caso necesario corregir la dosis. El diagnóstico nosológico de los trastornos físicos coexistentes se hace tanto por medio de la historia clínica, como a través de estudios clínicos acordes con la patología presente. Los casos de granulocitopenia cursan con fiebre, malestar general, ulceraciones de la mucosa bucal y odinofagia, estos datos deben alertar sobre la presencia de este síndrome, en cuyo caso la medicación debe ser suspendida de inmediato y solicitada la interconsulta a un servicio de medicina interna y hematología. Las reacciones urticarianas son también poco frecuentes, y aunque se pueden presentar en cualquier momento del tratamiento, aparecen con más frecuencia en las primeras etapas. Los datos incluyen desde reacciones menores como urticaria, hasta graves cuadros anafilácticos con edema de glotis y compromiso cardiovascular por estado de choque. Al tener importantes capacidades como relajantes musculares, las benzodiacepinas pueden agravar cuadros preexistentes de Miastenia Gravis; igualmente, incrementan la ataxia en aquellos pacientes que padecen ese síndrome en cualquiera de sus formas. La evolución de los trastornos asociados al consumo de hipnóticos y sedantes, dependerá de factores múltiples, entre ellos el grado de cronicidad de consumo de sustancias, o la gravedad de las alteraciones preexistentes. Las alteraciones pulmonares de tipo infeccioso responden a la antibioticoterapia convencional. Los problemas alérgicos requieren de antihistamínicos y broncodilatadores; y en el caso del enfisema pulmonar, se indica terapia respiratoria, expectorantes y antibióticos. La cirrosis y la hepatitis deben ser tratadas de forma habitual, suspendiendo lo más pronto posible, tanto las benzodiacepinas como los barbitúricos, ya que estos fármacos pueden precipitar el coma hepático. Cuando la administración de sedantes, hipnóticos y ansiolíticos produce reacciones idiosincráticas del tipo del estado de choque, el tratamiento debe incluir la administración de líquidos y expansores del plasma junto con corticoides o adrenalina, de acuerdo con los criterios generales de tratamiento de los síndromes de intoxicación y abstinencia. Los criterios de canalización incluyen síntomas que no puedan ser tratados con los recursos existentes; el agravamiento de todos aquellos estados previos, por ejemplo, enfermedad pulmonar o la aparición de cualquier complicación grave o que ponga en riesgo la vida de la persona. Trastornos Psiquiátricos Coexistentes (Comorbilidad psiquiátrica) La excitación paradójica que va de la inquietud a la agitación, el insomnio y la desorientación, puede desencadenarse mediante el uso de diazepam (Valium) y clordiacepóxido combinado (Librax). Este síndrome se observa con más frecuencia en las personas ancianas y en los niños, o en sujetos con personalidad sociopática, o con antecedentes criminales, o aquellos en que se sospecha cierto grado de organicidad. Aparece durante la primera semana de la ingestión del medicamento y consiste en temblor, contracciones musculares, mareos, vértigo e hipotensión ortostática. Los efectos colaterales de las benzodiacepinas representan una extensión de sus propiedades terapéuticas; entre ellos se encuentran: Somnolencia, flacidez muscular, mareo, dificultad para la concentración. Las benzodiacepinas pueden alterar de manera importante la memoria, especialmente cuando se administran endovenosamente o a dosis altas. Dicho efecto amnésico se relaciona clínicamente con las circunstancias en que utilizó el medicamento. Cuando la administración es por vía oral, se pueden generar alteraciones cognitivas pasajeras. Todos los hipnóticos y sedantes pueden exacerbar los cuadros depresivos y en algunos casos las psicosis. Por ello, es importante racionar la prescripción de estos medicamentos en los pacientes con trastornos afectivos; sobre todo cuando la depresión aún no ha recibido el manejo apropiado. En esas personas es más conveniente la prescripción de un medicamento antidepresivo con propiedades sedantes como la amitriptilina (Tryptanol) o el tetracíclico maprotilina (Ludiomil). Las reacciones paradójicas requieren observación del paciente mientras dure el periodo de agitación; el uso de haloperidol (Haldol) en dosis bajas (1-3 mg) constituye un fármaco de elección. SÍNDROME DE ABSTINENCIA A DOSIS BAJAS DE LAS BENZODIAZEPINAS. También se le denomina síndrome de abstinencia a dosis terapéuticas, síndrome de abstinencia a dosis normales o síndrome de retirada de las benzodiazepinas. Factores de riesgo. En terapéutica disponemos de más de 40 benzodiazepinas diferentes. De las 15 de mayor utilización (alprazolam, bromazepam, clordiazepóxido, clobazam, clonazepam, diazepam, flunitrazepam, flurazepam, lorazepam, lormetazepam, midazolam, nitrazepam, oxazepam, temazepam, triazolam), se han descrito efectos tras la retirada de su uso crónico en todas ellas, excepto con el midazolam que suele usarse sólo de forma aguda o subaguda. En la actualidad no está claro cuales son los componentes individuales que se asocian más con los efectos de retirada. Probablemente las benzodiazepinas de vida media corta se asocian más con estos efectos debido a sus características farmacocinéticas: en una pauta de una dosis diaria, los niveles de estos componentes es más probable que disminuyan hasta concentraciones indetectables. Por el contrario las benzodiazepinas de vida media larga como el diazepam y el flurazepam se asocian con menos probabilidad con efectos de retirada debido a sus niveles prolongados del fármaco primario o sus metabolitos activos. Muchos estudios sugieren que el alprazolam es la benzodiazepina que presenta más síndromes de retirada, aunque los estudios de correlación farmacocinética/farmacodinámica apoyan que tales efectos se deben más a la dosis y la duración que a efectos específicos del alprazolam. Por otra parte algunos investigadores han sugerido que las benzodiazepinas de elevada potencia se asocian con mayor probabilidad con efectos de retirada probablemente debido a una elevada afinidad del receptor, aunque las evidencias neuroquímicas no apoyan esta hipótesis. Dosis. Aunque en general se asume que la probabilidad de aparición de los efectos de retirada aumentan con la dosis, las evidencias que apoyan esta asociación son limitadas. Los estudios recientes de los pacientes recibiendo tratamiento crónico con alprazolam indican que los efectos de retirada aumentan a dosis altas y además sugieren que hay un umbral a partir del cual los efectos de retirada son mucho menos probables. Duración. En general se admite que la mayor duración del tratamiento con benzodiazepinas predispone a la aparición de efectos de retirada. Personalidad. No está clara la existencia de factores de personalidad predisponentes a la aparición de síndrome de abstinencia de las benzodiazepinas a dosis bajas. Clínica. El síndrome de retirada o abstinencia tras el uso de benzodiazepinas es variable según su naturaleza, gravedad y duración. En general tras la retirada de benzodiazepinas pueden ocurrir cuatro situaciones: � Ausencia de efectos. � Síntomas de rebote. � Síntomas de abstinencia. � Recaída. Síntomas de rebote. Generalmentecaracterizado por síntomas parecidos a los síntomas premórbidos pero más intensos. Suelen aparecer 1-2 días después el cese de la administración de una benzodiazepina de vida media corta o 3-8 días después del de una de vida media larga. Presenta una duración de 7-14 días. Síntomas de abstinencia. Generalmente caracterizados por síntomas de descarga simpática y síntomas premórbidos asociados: ansiedad, agitación, taquicardia, palpitaciones, anorexia, visión borrosa, calambres musculares, insomnio, pesadillas, confusión, espasmos musculares, psicosis, hipersensibilidad a la luz y los ruidos y parestesias. Los signos y síntomas suelen aparecer 1-7 días tras la ultima administración de la benzodiazepina o tras la reducción importante de la dosis. Recaída. Implica la reaparición de los síntomas premórbidos. Los síntomas emergen cuando cesa la administración de la benzodiazepina y no mejoran con el tiempo. SÍNDROME DE ABSTINENCIA A DOSIS ALTAS DE LAS BENZODIAZEPINAS. Los estudios en humanos establecieron que las dosis altas de clordiazepóxido y diazepam tomadas durante un mes o más producían un síndrome de abstinencia clínicamente similar al síndrome de abstinencia producido por las dosis altas de barbitúricos. Los signos y síntomas de la abstinencia de benzodiazepinas incluyen: ansiedad, temblores, insomnio, pesadillas, anorexia, nauseas, vómitos, hipotensión postural, convulsiones, síndrome confusional, hiperpirexia y muerte. El cuadro suele aparecer a las 24-48 horas del cese de administración de una benzodiazepina de vida media corta o a los 3-8 días de una de vida media larga. Cuadro 1. Síntomas del síndrome de supresión por benzodiazepinas Después del uso de dosis de bajas a moderadas (terapéuticas) • Ansiedad, agitación • Hipersensbilidad a la luz o los sonidos • Parestesias, disestesias • Calambres • Mioclonías (contracciones musculares dolorosas e involuntarias) • Trastornos del patrón de sueño • Mareo Después de dosis altas • Crisis convulsivas • Delirio Cuadro 2. Criterios de dioagnóstico de abstinencia por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos de acuerdo al sistema DSM-IV (APA, 1994) Cesación o reducción en el uso marcado y prolongado de sedantes, hinópticos o ansiolíticos. Dos o más de los siguientes, desarrollados en horas a pocos días después del criterio A: hiperactividad autonómica (p.ej: sudación o pulso mayor de 100 LPM) temblor de manos naúseas y vómitos alucinaciones o ilusiones visuales, táctiles o auditivas transitorias agitación psicomotora ansiedad convulsiones generalizadas crisis convulsivas generalizadas Los síntomas en el criterio B causan alteración en la socialización, ocupacional o de otro tipo clínicamente significativa Los síntomas no son atribuibles a ninguna otra enfermedad o trastorno mental asociado Especificar si se acompaña de trastornos de la percepción Características de la tolerancia a benzodiazepinas: Se trata de una condicion fisiológica definida en terminos de adaptación del organismo a la presencia e interacción constante-mientras duren los efectos de su administración- de uno o varios psicotropicos. Este fenómeno se caracteriza por la instauración relativamente forzada de mecanismos compensatorios que permiten el funcionamiento relativamente normal de los órganos y sistemas corporales aun en presencia de altas concentraciones plasmáticas de una o varias sustancias . La tolerancia se expresa a nivel clínico como una disminución de los síntomas producidos por la intoxicación que demanda el incremento de las dosis para producir semejantes efectos Cuadro 3. Escala de valoración de síndrome de supresión a benzodiazepinas de la Addiction Research Foundation de Toronto, Canadá (Busto, 1989). 4 Encierre con un círculo el número de la opción que describa de la mejor manera la gravedad de los signos o síntomas mencionados en cada pregunta. 1. Observar conductas de inquietud y agitación. 0 ausente actividad normal 1 2 inquieto 3 4 movimientos de balanceo, incpacidad para sentarse o sostenerse tranquilo 2. Pedir al paciente que extienda los brazos con los dedos estirados, observar la presencia de temblor: 0 ausencia de temblor 1 temblor indistinguible a simple vista sólo se percibe al tacto de los dedos 2 visible pero leve 3 de moderada intensidad con los brazos extendidos 4 grave, aun sin extender los brazos 3. Observar la presencia de sudación tocando las palmas: 0 ausente 1 indistinguible a simple vista sólo se percibe al tacto de los dedos 2 visible pero leve 3 moderada intensidad 4 de gran intensidad Para cada uno de los siguientes apartados, trate de calcular el número que mejor corresponda a la gravedad de su problema de acuerdo a la siguiente escala: 4. ¿Se siente irritable? 0 en absoluto 1 2 3 4 mucho 5. ¿Se siente fatigado? 0 en absoluto 1 2 3 4 mucho 6. ¿Se siente tenso? 0 en absoluto 1 2 3 4 mucho 7. ¿Siente dificultad para concentrar su pensamiento? 0 sin dificultad 1 2 3 4 no me puedo concentrar 8. ¿Siente que ha perdido el apetito? 0 no 1 2 3 4 ausencia de apetito, no come nada 9. ¿Siente entumecimiento o ardor en cara, manos o pies? 0 sin entumecimiento 1 2 3 4 intensa sensación de entumecimiento o ardor 10. ¿Siente palpitaciones? 0 no ninguna vez 1 2 3 4 cada vez más 11. ¿Siente como una “banda que le comprime la cabeza”? 0 no en absoluto 1 2 3 4 intenso dolor de cabeza 12. ¿Siente dolor o rigidez muscular? 0 no en absoluto 1 2 3 4 dolor o rigidez intensa 13. ¿Siente ansiedad o nerviosismo? 0 no en absoluto 1 2 3 4 mucho 14. ¿Se siente enjoado(a)? 0 no en absoluto 1 2 3 4 mucho 15. ¿Qué tan bien descansa después de dormir por la noche? 0 muy bien 1 2 3 4 absolutamente nada 16. ¿Se siente débil? 0 no en absoluto 1 2 3 4 mucho 17.¿Siente que durmió suficiente la noche anterior?= 0 Si muy bien 1 2 3 4 nada 18. ¿Ha presentado alteraciones de la vista (sensibilidad a la luz, visión borrosa? 0 no en absoluto 1 2 3 4 intensa sensibilidad a la luz o visión borrosa 19. ¿Se siente preocupado? 0 no 1 2 3 4 mucho 20. ¿Se siente preocupado por el futuro? 0 no 1 2 3 4 mucho 21. ¿Cuántas horas considera que durmió anoche?________ 22. ¿Cuántos minutos recuerda haber tratado en conciliar el sueño la última noche? ________ TRATAMIENTO Toxicología y desintoxicación. Las situaciones clínicas en las que está indicada la desintoxicación pueden agruparse en tres categorías: � Pacientes que han seguido mantenimiento a dosis terapéuticas durante largos períodos de tiempo. � Pacientes que toman dosis supraterapéuticas. � Pacientes politoxicómanos que entre otras drogas toman también benzodiazepinas. La toxicidad, tanto de las benzodiacepinas, tiene relación directa con la dosis ingerida, la producción de metabolitos activos, la vida media de éstos y las características individuales de los sujetos que ingieren los fármacos. La dosis de benzodiacepinas capaces de producir síntomas de intoxicación varían de un individuo a otro. En el caso del diazepam (Valium) puede ser de 10-20 mg o su equivalente, tratándose de otras benzodiacepinas. El margen de seguridad de los benzodiacepínicos es en general muy amplio, aunque dosis mayores a 700 mg -dosis superlativa- pueden causar la muerte. Cuadro 4. Nivel Sanguíneo de Sedantes, Hipnóticos y Ansiolíticos.* NIVEL SANGUÍNEO Mg./100 Ml TERAPÉUTICO TÓXICO LETAL Barbitúricos Acción corta 0.1-0.8 0.7-1.4 3-4 Acción intermedia 0.1-0.5 1-3 3 Fenobarbital 1.0 4-6 8-15 Barbital 1.0 6-8 10-20 Benzodiacepinas Clorodiacepoxido 0.1- 0.2 0.55 2.0 Diazepam 0.05-0.25 0.5-2.0 2.0 Oxacepam 0.1 Otros Sedantes e Hipnóticos Metacualona 0.5 1-3 3 Hidrato de Cloral 1.0 10 25 Glutetimida 0.02 1-9 3-10 Meprobamato 1 8-12 20 Etanol0.15 0-35 Paraldehído 5.0 20-40 50 Modificado de Ellenhorn MJ.; Barceloux DG. Medical Toxicology. Elsevier. New York. 1988: 579. Las situaciones clínicas en las que está indicada la desintoxicación pueden agruparse en tres categorías: � Pacientes que han seguido mantenimiento a dosis terapéuticas durante largos períodos de tiempo. � Pacientes que toman dosis supraterapéuticas. � Pacientes politoxicómanos que entre otras drogas toman también benzodiazepinas. Cuadro 5. Diagnóstico de la intoxicación por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos en la CIE-10, OMS se hace a partir de los siguientes criterios: A. Debe haber presencia clara de consumo reciente de uno o varios sedantes, hipnóticos o ansiolíticos en dosis suficientemente elevadas como para poder dar lugar a una intoxicación Debe haber síntomas o signos de intoxicación compatibles con el efecto de la sustancia o sustancias, tal como se especifica más adelante y de la suficiente gravedad como para producir alteraciones en el nivel de conciencia, estado cognitivo, percepción, afectividad o comportamiento, de relevancia clínica. Los síntomas y signos no pueden ser explicados por ninguna enfermedad médica no relacionada con el consumo de la sustancia ni por otro trastorno mental o del comportamiento La intoxicación ocurre frecuentemente en personas que presentan además otros problemas relacionados con el consumo de psicotrópicos. Se deben tener en cuenta los problemas como el consumo perjudicial, el síndrome de dependencia y el trastorno psicótico. B. Debe existir un comportamiento alterado como se evidencia en alguno de los siguientes: Euforia y desinhibición Apatía y sedación Agresividad Labilidad afectiva o inestabilidad del humor Deterioro de la atención Amnesia anterógrada Rendimiento psicomotor alterado Interferencia con el funcionamiento personal C. Al menos uno de los siguientes signos deben estar presentes: Marcha inestable Dificultad para mantenerse en pie Disartria Nistagmo Nivel de conciencia disminuído (P.ej. estupor/estado de coma) Ampollas o lesiones eritematosas en la piel Además, la intoxicación aguda puede acompañarse de hipotensión, hipotermia y depresión de los reflejos osteotendinosos ROT. La determinación del síndrome de intoxicación requiere de una evaluación cuidadosa del estado de conciencia, así como del posible agravamiento de los síntomas durante las primeras horas. Las intoxicaciones moderadas usualmente no progresan a la pérdida de conciencia, ni producen depresión de los centros respiratorios, sin embargo, pueden existir otros signos de depresión del SNC que desaparecen dentro de las siguientes 4-6 hs. La intoxicación severa se caracteriza por la pérdida de la conciencia, alteración de los reflejos y alteraciones cardiovasculares tales como: hipotensión y variaciones en la frecuencia cardiaca, entre otros. Habitualmente existe disartria, ataxia, nistagmo vertical y horizontal sostenido, tiempo de reacción lentificado, letargo, pérdida de respuesta a estímulos físicos, disminución de la temperatura y depresión respiratoria progresiva caracterizada por respiración superficial e irregular, así como deterioro del estado de conciencia que puede llegar al estado de coma. Si la ingestión de benzodiacepinas se descubre rápidamente y de instaurarse las medidas terapéuticas adecuadas, estos episodios pocas veces terminan en la muerte. De lo contrario el pronóstico suele ser malo. El tratamiento varía de acuerdo con la gravedad de la intoxicación. Cuando es moderada, se lleva a cabo en el hogar o en la consulta ambulatoria, después de haber efectuado una cuidadosa evaluación integral de la persona. El tratamiento ambulatorio en una unidad de consulta externa requiere apoyo de la familia para evitar intercurrencias durante la fase aguda de la intoxicación. Como regla general, un paciente debe permanecer bajo observación varias horas, antes de decidir si se trata en la consulta ambulatoria y una vez que se está seguro que la intoxicación no progresa; ya que, si bien el deterioro del estado de conciencia puede no ser aparente en algunos pacientes que han ingerido dosis altas de sedantes, hipnóticos y ansiolíticos, el estado de coma y las alteraciones respiratorias, pueden sobrevenir con sorprendente rapidez, antes de que se pueda actuar en el sentido de su revertimiento. En esos casos se debe inducir el vómito, manteniendo al paciente vigilado y explicando a la familia los signos y síntomas que pueden ocurrir durante la intoxicación, proporcionándo la información que les pueda ser útil, a fin de reconocer signos tempranos de empeoramiento; en estos casos, la medicación debe ser evitada y suplida por la observación y monitoreo constante. La intoxicación más grave y la sobredosis requieren de un tratamiento en una sala de emergencia hospitalaria. Si el paciente ha ingerido una sobredosis pero se encuentra despierto, el vómito deberá ser inducido, recogiendo las muestras de material para su análisis toxicológico. La canalización de una vena siempre es una buena medida preventiva y terapéutica y suele hacerse al ingresar el paciente a la unidad. El flumazenil (Lanexat) es efectivo como agente antagonista de las benzodiacepinas. Este medicamento bloquea selectivamente la acción de las benzodiacepinas en el sitio de union de estas sustancias con el receptor GABAérgico, sin ejercer, por sí mismo, un efecto farmacológico. La dosis i.v. de este antagonista (Lanexat) es de 0.2 mg administrados en 15 segundos; en caso de no obtenerse el grado de conciencia deseado, dentro de los próximos 60 segundos puede aplicarse otra segunda dosis de 0.1 de mg. pudiendo repetirse, de ser necesario, a intervalos de 60 segundos, hasta llegar a una dosis máxima total de 1 mg. Si la condición del paciente es estable, sólo se requerirá de observación durante las siguientes horas, monitoreando las funciones respiratorias, cardiovasculares y su estado de conciencia. El uso de carbón activado (100 mg vía bucal) se indica especialmente en las intoxicaciones por barbitúricos y glutetimida, pudiendo ser administrado varias veces al día. Una vez que el paciente recupera totalmente la conciencia, debe efectuarse una evaluación amplia e insistir en que se continúe un tratamiento y respectiva rehabilitación psicosocial de su dependencia en la consulta externa. Si el paciente se encuentra semicomatoso y no puede tolerar una cánula endotraqueal, las vías respiratorias deben ser permeabilizadas evitando la inducción del vómito. En este caso se indica el lavado gástrico. Otras medidas a ser efectuadas incluyen la canalización de una vena periférica, el monitoreo de las funciones cardiovasculares y respiratorias. Si el paciente inicia el estado de coma y desarrolla depresión respiratoria dentro de las primeras horas de haber ingerido las sustancias, es probable esperar periodos largos de inconsciencia que requieran de un tratamiento de sostén prolongado. La hipotensión arterial es un problema frecuentemente observado en estos pacientes; la intubación endotraqueal y la ventilación adecuada pueden, por sí solas, incrementar la tensión arterial. La hipotensión persistente puede responder a la aplicación de solución salina endovenosa; este es un procedimiento razonablemente seguro en pacientes jóvenes con adecuada función renal. De acuerdo con la evaluación clínica, si se espera un estado de coma que persista más allá de las 48 horas, la hemodiálisis puede estar indicada y por tanto habrá de ser valorada. Aunque vale la pena señalar, que si bien son los pacientes jóvenes los que más a menudo se intoxican con sedantes, la farmacodependencia en general no puede ni debe considerarse como un fenómeno exclusivo de personas en edad juvenil. En este mismo sentido cabe mencionar, que la edad como factor participante, no ejerce restricción ninguna en el consumo indiscriminado y múltiple de pscicotrópicos. Una hipotensión persistente puede requerirdel uso de vasopresores en pacientes que presenten estado IV de coma en los que la mortalidad se incrementa notoriamente; tales pacientes también pueden recibir los beneficios de la hemodiálisis. Antes de efectuar el procedimiento de diálisis, es necesario tener en mente que los depresores dialisables incluyen: barbitúricos, hidrato de cloral, glutetimida, metacualona, paraldehído y dextropropoxifeno. En cambio el clordiacepóxido combinado (Librax) y el diazepam (Valium) son pobremente removidos por la diálisis. En todos los casos deben colectarse muestras de orina, de sangre y de vómito para efectuar un análisis toxicológico de esos materiales. Si la condición del paciente empeora, el tratamiento debe continuarse en una unidad de terapia intensiva, proporcionando un manejo conservador y buenos cuidados de enfermería; en este último caso, las medidas de sostén son los recursos a ser empleados mientras persista el estado de coma. Sin embargo, en estos pacientes las tasas de fatalidad de los casos son muy altas. Los estimulantes del SNC no son recomendados por la mayoría de los expertos, por lo que debe evitarse la administración de estos productos ya que no eliminan ni neutralizan la acción farmacológica existente. Es decir no son verdaderos agentes ametísticos. SÍNDROME DE SUPRESIÓN A BENZODIAZEPINAS Principios generales: Los protocolos de tratamiento tienen como finalidad enfrentar los problemas clínicos mencionados. Para cada esquema terapéutico se deben tomar en cuenta algunos criterios tales como el metabolismo propio de las benzodiazepinas (es decir si se trata de medicamentos de corta o larga acción), la dosis y tiempo de uso de los medicamentos, comorbilidad o enfermedades asociadas (es decir la presencia o no de padecimientos psiquiátricos activos), tiempo transcurrido desde la suspensión del medicamento (es decir inicio, clímax y duración de los síntomas de abstinencia), y tolerancia cruzada a otras sustancias (p.e. etanol) (Albeck 1987). También es de importancia la edad del paciente para el éxito o fracaso del tratamiento (Schweizer 1989). Los autores concluyen que el retiro paulatino de benzodiazepinas en los ancianos no conlleva mayores riesgo comparado con otros grupos de edad. En realidad, cualquier medicamento depresor puede ser usado para tratar el Síndrome de Abstinencia, sin embargo se prefieren medicamentos de acción prolongada como las benzodiacepinas, para el manejo de la abstinencia del alcohol y las benzodiacepinas y el fenobarbital -cada vez menos usado- para la abstinencia de barbitúricos. Los medicamentos de acción prolongada producen fluctuaciones menores en sus niveles sanguíneos con una excreción más lenta, lo cual induce un periodo de abstinencia mucho más suave. De modo que el tratamiento del Síndrome de Abstinencia de sedantes, hipnóticos o ansiolíticos incluye tres fases: Interrupción o disminución de la abstinencia Estabilización por medio del uso de medicación sustitutiva Reducción programada de la medicación sustitutiva A continuación se describe el manejo de la abstinencia de benzodiacepinas y barbitúricos de acuerdo con las fases mencionadas. El tratamiento del Síndrome de Abstinencia de benzodiacepinas incluye la determinación del medicamento benzodiacepínico causante de la abstinencia y la dosis previamente usada por el paciente, así como su potencia equivalente en relación con el medicamento sustitutivo. Después se selecciona una benzodiacepina de acción prolongada del tipo del clordiacepóxido combinado (Librax), cloracepato dipotásico (Tranxene), diazepam (Valium) o el alprazolam (Tafil) para ser usada como fármaco de sustitución. El clordiacepóxido se administra en dosis v.o. de 10-15 mg 3 veces al día. El cloracepato dipotásico se prescribe en dosis v.o. de 20-50 mg hasta controlar el cuadro. La dosis oral de diazepam (Valium) es de 0.5-1 mg/Kg dividida en 2 tomas. Los casos más severos pueden requerir dosis i.v. de 10-20 mg de diazepam (Valium) cada 2 hrs. hasta que los síntomas desaparezcan. En el caso del alprazolam dosis de 0.50-1.0 mg tres veces al día son suficientes en la mayoría de los casos. En ocasiones, los síntomas de abstinencia no responden al cambio a un benzodiacepínico de larga duración. Esta situación ocurre con más frecuencia con la suspensión de las triazolobenzodiacepinas. Los pacientes deben ser tratados con la sustancia causante del síndrome de abstinencia o con dosis de diazepam (Valium) suficientemente altas para logar sedación, las cuales deben dividirse en 3-4 tomas al día, monitorizando en todo momento la presencia de síntomas que refieran al Síndrome de Intoxicación o de Abstinencia que como son distintos, bien pueden calificarse por separado. Posteriormente se determinará si el paciente requiere aún del medicamento de mantenimiento; esto se hace por medio de la prueba de tolerancia. Esta prueba se realiza administrando 20 mg v.o de diazepam (Valium) sin que el paciente haya ingerido alimento, excepto jugos u otros líquidos previamente a la toma del medicamento. Si la persona exhibe signos de intoxicación como ataxia, disfasia, nistagmo, signo de Romberg positivo o somnolencia, debe considerarse que el sujeto no es tolerante y que no se requiere continuar la medicación. Si el paciente se encuentra totalmente alerta, deben administrársele dosis adicionales de 20 mg de diazepam (Valium) cada 2 hrs., hasta que muestre los signos de intoxicación. Esta prueba de tolerancia es negativa cuando el paciente se intoxica con 1-2 dosis de 20-40 mg de diazepam (Valium) y positiva si se requieren 3 o más dosis de 60 mg de diazepam (Valium). En este último caso se continuará administrando el medicamento a la dosis en la que el paciente mostró datos compatibles con la intoxicación en el marco de los lineamientos comentados previamente. Más adelante el medicamento de sustitución deberá ser paulatinamente disminuído, decrementando 10 mg de diazepam (Valium) o su equivalente diariamente hasta su interrupción total. No se trata en ningún caso de continuar el manejo a largo plazo con tranquilizantes o equivalentes. El tratamiento del síndrome de supresión por benzodiazepinas se clasifica en el destinado al tratamiento de supresión a bajas y altas dosis de benzodiazepinas. Se debe tomar en cuenta que en todo paciente con antecedente de ansiedad dicha manifestación puede constituir una variable de confusión más porque no se puede diferenciar una recurrencia del estado ansioso o debido al síndrome de supresión. Criterios de hospitalización Para decidir si un paciente ha de tratarse en un hospital en la consulta externa, o en la unidad hospitalaria, es necesario evaluar el estado físico y mental de la persona, especialmente la existencia de complicaciones médicas; la intensidad del Síndrome de Abstinencia y las complicaciones psiquiátricas, las cuales, en caso de la depresión mayor con riesgo suicida, requieren un cuidado cauteloso, en cuyo caso, la canalización a un hospital esta indicada. Cuadro 6. Técnicas de desintoxicación y manejo del síndrome de supresión por benzodiazepinas • Reducción progresiva de dosis. • Otras tratamientos Antidepresivos tricíclicos, combinados con reducción gradual de dosis de BZD o solos Inhibidores de la recaptura de serotinina (ISRS) Anticonvulsivantes Propanolol. Otros TRATAMIENTO DEL SÍNDROME DE SUPRESIÓN A BAJAS DOSIS DE BENZODIAZEPINAS Métodos de retiro de las benzodiazepinas. Es muy dudosa la utilidad de retirar en forma paulatina la administración de benzodiazepinas después del uso de dosis terapéuticas diarias durante un mes o menos. Sin embargo algunos autores demasiado cautelosos recomiendan retirar en forma paulatina el medicamento aún en estos casos durante un periodo de una a dos semanas. Dosis terapéuticas. Los pacientes pueden seguir tratamiento a largo plazo de benzodiazepinas por un problema agudo y que una vez resuelto nose ha retirado el tratamiento de benzodiazepinas, por razones de enfermedad, o por diagnóstico de trastorno de ansiedad. En este grupo los pacientes han recibido benzodiazepinas a dosis terapéuticas, de forma estable, las han obtenido de forma legal y pueden estar todavía bajo los beneficios clínicos de la medicación. La determinación de si continúan siendo beneficiosas puede ser difícil y puede requerir la disminución periódica o la supresión del tratamiento. Si al disminuir la dosis reaparecen síntomas puede justificar el que se siga con el tratamiento, pero también debe considerarse la posibilidad de que se trate de un síndrome de supresión. La desintoxicación suele realizarse utilizando la misma benzodiazepina que el paciente está tomando. El cambio de una benzodiazepina de vida media corta a una de vida media larga no es necesario si el programa de disminución de dosis es suficientemente largo. Si hay dificultades en seguir disminuyendo la misma benzodiazepina, entonces puede sustituirse por otra de vida media larga (cuadro 7). Cuadro 7. Equivalencia de dosis de benzodiazepinas aproximadas. Nombre genérico dosis (mg) Clordiazepóxido 25 Diazepam 10 Lorazepam 2 Alprazolam 1 Triazolam 0.25 Clonazepam 0.5 Oxazepam 30 Temazepam 20 Clorazepato 15 Flurazepam 30 Prazepam 10 En general la dosis debe disminuirse de la siguiente forma, el primer 50% de forma relativamente rápida, el siguiente 25% de forma más lenta y el último 25% de forma muy lenta. Esta pauta debe ajustarse de forma individual. Cuando es difícil suprimir las dosis muy bajas, pueden utilizarse otras benzodiazepinas diferentes (ejemplo el alprazolam a 1 mg puede ser difícil de suprimir y puede cambiarse por clonazepam o carbamazepina). Se recomienda evitar la suspensión aguda del medicamento en los pacientes que hayan estado recibiendo dosis diarias de BZD dentro del rango terapéutico durante un mes (Petursson 1981, Laughren 1982, Tyrer 1983, Harrison 1984, Fontaine 1984). Dado que los mas probable es que no se presente ningún síndrome de abstinencia el retiro paulatino del medicamento se puede hacer con el paciente ambulatorio. No debe olvidarse que los síntomas de abstinencia mas intensos suelen presentarse cuando ya se han alcanzado dosis mas bajas por lo que algunos casos no terminan el proceso de retiro paulatino del medicamento en forma ambulatoria haciendo necesario hospitalizarlos. Si el paciente no está recibiendo BZD de acción prolongada (véase Cuadro 7), el paciente puede seguir recibiendo el mismo medicamento. La frecuencia por semana a la que se debe disminuir la dosis estará definida por la dosis total diaria dividida entre un factor de cinco (5) procediendo a redondear el número que se ajuste a las presentaciones disponibles del medicamento. La dosis se irá disminuyendo cada semana de acuerdo a la regla anterior. De esta manera el pacientes que haya estado recibiendo 20 mg/d de diazepam deberá ser sometido a un esquema de retiro de dosis de 16 mg/d la primera semana, de 12 mg/d durante la segunda semana, 8 mg/d durante la tercera semana y 4 mg/d durante la cuarta. Este protocolo de retiro de dosis abarca el periodo en el que por lo general aparecen los síntomas de abstinencia (Busto, 1986). En caso necesario, el esquema de retiro puede hacerse en más tiempo de acuerdo a las necesidades del paciente. Si el paciente estaba recibiendo una BZD de acción corta, es aconsejable implementar un esquema de retiro mas lento con la misma BZD de la misma manera como ya se mencionó antes o bien sustituir con una BZD de acción prolongada a la que tengan tolerancia cruzada. La razón para ello es la observación de que los síntoma de supresión son menos intensos en caso de BZD de acción prolongada. Aunque se cuenta con algunos estudios que apoyan la utilidad de esta estrategia terapéutica sobre todo en el caso de BZD de acción corta, no se tienen estudios suficientes en número y calidad que lo avalen como el tratamiento estándar (Perry 1981, Harrison 1984, Busto 1986, Albeck 1987). Para hacer el cambio de una BZD de acción corta a una de acción prolongada se deben utilizar dosis equivalentes (Smith 1983, Busto 1986) (Véase Cuadro 7). Sin embargo, la falta de precisión en cuanto ala equivalencia de dosis entre las diferentes BZD puede comprometer la utilidad de esta recomendación. Aunque en teoría se puede utilizar cualquier benzodiazepinas de acción prolongada el medicamento más utilizado y estudiado es el diazepam (Perry 1981, Harrison 1984, Busto 1986). En fecha reciente se han tenido informes sobre la utilidad del clonazepam. Herman y colaboradores (1987) substituyeron en promedio 1 mg de clonazepam por cada 2 mg de alprazolam en 48 pacientes con trastorno por pánico. Un total de 39 (82%) pacientes manifestaron preferencia por el clonazepam en lugar de alprazolam debido a que produce menor ansiedad entre una dosis y otra y porque se requieren menos dosis por día, es decir se administra dos veces al día en lugar de cuatro tomas al día. TRATAMIENTO DEL SÍNDROME DE SUPRESIÓN POR ALTAS DOSIS DE BZD SIN PRUEBA DE TOLERANCIA Los pacientes que requieren desintoxicación de benzodiazepinas a dosis elevadas o supraterapéuticas constituyen un grupo pequeño de pacientes, pero tienen un riesgo elevado de sufrir síntomas de retirada que pueden ser graves como convulsiones, cuadro confusional y psicosis. Habitualmente la desintoxicación debe realizarse en régimen de ingreso y sólo en condiciones de gran garantía de soporte externo y contención puede intentarse en régimen ambulatorio y en este caso no debe disminuirse más del 5% de la dosis semanalmente. Por lo general se sustituye la dosis de la benzodiazepina de abuso por dosis equivalentes de una benzodiazepina de vida media larga (diazepam es la más utilizada) administrada en dosis fraccionadas durante el primer día. Al segundo día la dosis total administrada se disminuye en un 30% y posteriormente un 5% en los siguientes días. Si durante la disminución de dosis aparece sudoración, temblor o aumento de los signos vitales, deberá enlentecerse la disminución. Muchos de los casos de supresión a altas dosis de BZD se presentan en pacientes con antecedente e abuso de diversas sustancias. De manera característica, estos pacientes son dificiles de tartar por la duda que suele existir respecto a la dosis y tiempo de uso del medicamento o la situación nada rara de que utilizan en forma simultánea otros medicamentos de tipo ansiolítico o hipnótico. En los siguientes párrafos se describen diversas modalidades terapéuticas para el retiro del consumo de BZD. Casi todas estas medidas se basan en la premisa de que se conoce con razonable precision los antecedents de consumo de la BZD. El uso de una BZD conlleva un menor riesgo de aparición de efectos indeseados en caso de que la dosis adminisrada sea mucho mayor de la que estaba consumiendo la persona si se compara con los barbitúricos usados de la misma manera. La administración de una dosis demasiado alta por lo general producirá ligeros signos y síntomas de intoxicación después de haber administrado una a tres dosis. Este fenómeno de sobresedación puede ser revertido con rapidez mediante la suspension y/ disminución de la cantidad adminisrada en dosis sucesiva. El uso de dosis demasiado bajas puede ocasionar signos y síntomas leves de abstinencia lo cual debe ser interpretado como indicio de la necesidad de aumentar la dosis. Benzodiazepinas de acción corta. Los pacientes que estuviesen ingiriendo dosis altas de algfuna BZD de acción cortadeben ser manejados con la administración del mismo medicamento (Albeck 1987). El medicamento mas utilizado para tratar la supresión a BZD de acción corta es el alprazolam. Aunque el fabricante recomienda que los pacientes reciban una dosis progresivamente menor a razón de 1 mg cada 3 días, un estudio informó que 14 de 18 pacientes tratados con lñas dosis recomendada >12 senanas nopudieron cumplir adecuadamente este protocolo (Fyer 1987). Este mismo fenómeno se observó en otros tres casos reportados con suspensión de alprazolam (Browne 1986). En la actualidad se recomienda retirar en forma progresiva el medicamento a una velocidad máxima de 0.5 mg cada tercer día. No se tienen informes de éxito con esta recomendación, en especial cuando se trata de dosis elevadas. Dicha medida no es útil para retirar en forma gradual el medicamento en pacientes hopsitalziados que están recibiendo dosis altas de alprazolam por el tiempo tan prolongado que se necesitaría para lograr la abstinencia total. Harrison y colaboradores (1984) lograron retirar en 16 de 23 pacientes hospitalizados que estaban recibiendo dosis altas de BZD en el rango equivalente de diazepam a dosis de 40 a 500 mg (mediana = 150 mg/d) sin ninguna complicación. De los restantes 7 pacientes, 6 presentaron síntomas leves y sólo uno presentó síntomas graves como paranoia y confusión. El diazepam fue sustutuido a razón de 40% de la dosis diaria reportada y disminuida en una proporción de 10% por día. La ventaja de utilizar diazepam radica en que tiene una vida nmedia de eliminación larga al igual que su principal metabolito, el desmetildiazepam. La dosis de diazepam debe ser dividida y adminisrada cada 6 horas. Se piensa que las triazolobenzodiazepinas, alprazolam y triazolam, no presentan tolerancia cruzada con potras benzodiazepinas. En dos casos, la sustitución con diazepam no consiguió mejorar wel síndrome de abstinencia por alprazolam una vez establecido(Browne 1986). Sin embargo, las dosis utilizadas en estos pacientes quizas fueron demasiado bajas. Se tiene un informe de un caso de psicosis por supresión de triazolam que respondió a lorazepam (Heritch 1987) mientras que otro paciente que estaba utilizando triazolam a 10 mg/d todav´ñia tenía crisis convulslivas 13 horas después de suspendido el medicamento a pesar de estar recibiendo 600 mg VO de clordiazepóxido y 75 mg IV de diazepam antes de iniciar las crisis (Schneider 1987). Benzodiazepinas de acción prolongada. Los pacientes que utilizan BZD de acción prolongada antes der ser internados pueden tratarse mediante la administración de una BZD de sustitución de la misma manera descrita antes con las BZD de acción corta (P.ej, iniciar con 40% de la dosis total diaria en el primer día e ir disminuyendo un 10% por día utilizando diazepam). También puede ser útil la carbamazepina de acuerdo al esquema ya mencionado antes. SUSPENSION DEL CONSUMO CON PRUEBA DE TOLERANCIA Antecedentes. Aunque no hay discusión sobre la necesidad de identificar y tratar a la persona con dependencia a benzodiazepinas evitando la aparición de síntomas de supresión en ocasiones resulta imposible establecer con precision la cantidad de medicamento queestaba consumiendo el paciente. Si consideramos que también es possible que haya abuso simultáneo de ansiolíticos/hipnóticos entonces está indicado llevar a cabo una prueba de tolerancia para establecer la dosis total de tolerancia a BZD. Desde el punto de vista histórico, la primera prueba de este tipo se utilizaba en el caso de el pentobarbital en pacientes dependientes a barbitúricos (Fraser 1958, Ewing 1967). Conforme fue aumentando el consumo de benzodiazepinas se hizo necesario establecer los lineamientos para realizar prueba de tolerancia a este grupo de medicamentos (Perry 1981). Aunque los barbitúricos y las benzodiazepinas tienen cierta tolerancia cruzada, el diazepam es el medicamento preferido para las pruebas de tolerancia. El diazepam se puede administrar a dosis de 20 mg VO cada 2 horas hasta alcanzar el nivel tóxico, en tanto que el pentobarbital se utiliza a dosis máxima de 1000 mg para evitar el riesgo de depression respiratoria, aun en pacientes con tolerancia a los efectos hiponóticos de esta dosis tan grande (Perry 1981). Las pruebas de tolerancia a las benzodiacepinas deben efectuarse en un medio hospitalario por personas que se encuentren familiarizadas con el manejo de estas sustancias. La duración total del tratamiento de los estados de abstinencia de sedantes, hipnóticos y ansiolíticos, es de aproximadamente 10 días, pero en algunos casos puede ser más prolongado. Es poca la experiencia que se tiene con prueba de tolerancia en pacientes que consumen alprazolam. Un caso reportado fue el de un paciente masculine quien estuvo recibiendo alprazolam a dosis de 4 mg/d durante 18 meses, el cual incrementó la dosia hasta 10 mg/d durante dos semanas previas a que se le realizara una prueba de tolerancia con diazepam (Votalato 1987). Dicho pacientes toleró la dosis de diazepam mas de 2.5 veces lo esperado de acuerdo a la dosis equivalente (ver cuadro 7). No fue sino hasta que recibió una dosis de 260 mg/d que el paciente presentó ligera ataxia. Se pudoretirar el medicamento en forma exitosa después de un periodo no especificado, después de haber presentado ligero insomnio durante los primeros 5 días de iniciado el protocolo de retiro. Estabilización. Un paciente podrá ser sometido a una prueba de tolerancia hasta que ya no tenga ningun signos ni síntoma de supresión ni intoxicación. Debido a que los pacientes suelen ser internados durante la tarde o en la noche, la prueba de tolerancia no suele poderse implementar sino hasta el día siguiente. Por lo tanto, if a patient is lucid with signs of neither withdrawal nor intoxication when initially seen, an order for diazepam 20 mg orally at bedtime may be given and the test begun at 8 a.m. the following morning. If the patient exhibits signs of withdrawal when initially seen, he should be given diazepam 20 mg every two hours until asleep and then no medication until the test commences at 8 a.m. the following morning. If the patient shows signs of intoxication (e.g., lateral gaze nystagmus, minimal ataxia, slurred speech, positive Romberg sign) when initially seen, then no medication is necessary until the test dose begins at 8 a.m. the following morning. While the patient is being tested, he should be NPO except for fruit juices. Prueba de tolerancia. Consiste en la administración de dosis repetidas de 20 mg de diazepam porvía oral a paciwentes sin manifestaciones clínicas de intoxicación en ayuno excepto por la administración de líquidos claros o jugos de frutas durante dos horas. En condiciones normales la dosis inicial de diazepam se administra a las 8 a.m. si el paciente llegara a presentar cualquier signo de intoxicación como ataxia, disartria, nistagmous, o sueño entre las 8 a.m. 10 a.m., se considera que presenta intolerancia por lo que no es necesarilo administrar más medicamento. Si está alerta, se le administrarán dosis adicionales de 20 mg cada dos horas hasta que aparezcan signos de intoxicación en cualquier momento después de las dos horas que transcurren entre una dosis y otra. Los pacientes que presenten intoxicación con una o dos dosis (p.ej. hasta 40 mg de diazepam) se consideran sin mayor riesgo de presentar síntomas graves de supresión y por lo tanto quizás no requieran ser hospitalziados para lo cual debe tom,arse en cuenta también el criterio clínico del médico tratante. En tèrminos conservadores, el paciente puede ser incluido en un protocolo de manejo a dependencia a bajas dosis. Protocolo de retiro. Cuando la prueba de tolerancia es positiva, se debe proceder al protocolo de retiro mediante la administración de diazepam. La dosis diaria administrada del medicamento se debe disminuir en forma paulatina un 10% por día partiendo de una dosis equivalente similar a la de la dosis de intoxicación. El esquema de retiro gradual (p.ej, Día 1) comenzará a la medianoche delñ día siguiente de haber realizado la prueba de tolerancia. La dosis total al día 1 deberá ser 10% menor que la dosis utilizada en la prueba de tolerancia. Se recomienda indica4r el medicamento cada 6 horas en lugar 4 veces al día. Las adminmistración cada 6 hioras significa que unoo dos dosis ser´ña administradas en los momentos en que el paciente esperaría estar dormido. Un paciente que presente síntomas característicos de supresión no suele tener sueño. Por lo tanto, si la persona estuviera durmiendo dicha dosis seráin suspendidas. Esta es la parte de autoajuste de la dosis que caracteriza a este protocolo. Procedimientos de monitoreo. El equipo de salud debe observar la presencia de náusea, diaforesis y temblores además de estar tomando la prsión arterial, temperatura y pulso antes de cada dosis. El personal de enfermería también será responsible de registrar el número de horas que el paciente duerme durante las noche y cualquier otro sígno o síntoma observado o referido. Estasanotaciones de enfermería se utilizarán para ajustar la dosis de retiro dependiendo de si el paciente presente manifestaciones clínicas de abstinencia o intoxicación. Los signos vitales son indicadores de síndrome de abstinencia cuando hay hipetrermia y mala respuesta cardiovascular a la ortostasis. La hipertermia o fiebre se define como una temperatura corporal mayor de 37.5 C. La mala respuesta cardiovascular a la ortostasis se considera cuando hay aumento de las frecuencia cardiaca en 20 latidos por minutio o una caida en la presión sistólica de 20 mmHg. Además, el esquema de retiro de la BZD se puede hacer mas o menos lento de acuerdo a la presencia de síntomas (p.ej. tembhlores, náusea y diaforesis) o si el paciente presenta sueño de menos de cuatro horas por noche. En caso de importantes síntomas de abstinencia entre las dosis por vía oral de diazepam, se pueden administrar dosis adicionales de 10 mg de diazepam o 2 mg de lorazepam por vía IV cada 20 minutos cvonforme sea necesario para eliminar los signos y síntomas de abstinencia. Dicha cantidad deberá ser agregada a la dosis de BZD del esquema procediéndo a reajustar el esquema de retiro. Si los síntoma no son muy intensos y el paciente puede seguir tomando medioamentos por vía oral, se deber´`a seguir administradno diazepam a dosis de 20 mg cada dos horas hasta la desdaparición de los síntomas. De nuevo, dichas dosis se deben agregar a la dosis claculada por día y reajustar el esquema de retiro del medicamento. Los pacientes también pueden ser monitorizados mediante la búsuqueda intencionada de alguns signos y síntomas tales como datos de falta de precisión de la prueba de tolerancia (p.ej, pruebas falsas positivas o sobreestimación de la tolerancia). Si antes de que el paciente reciba medicamento alguno ya presenta ataxia, disartria, nistagmus, Romber positivo o mareo persistente, se deberán suspender toda dosis hasta aclafrar la situación y disminuir la dosis diaria requerida por el paciente. Busto y cols. Desarrollaron una escala de 22 preguntas para evaluar la intensidad del syndrome de abstinencia a benzodiazepinas que puede ser utilizada para evaluar y vigilar el syndrome de supresiónn por este tipo de medicanmentos y otros semejantes. Los investigadores utilizaron una base de datos de 23 pacientes con dependencia a muy altas dosis de BZD (dosis equivalente promedio de diazepam = 150 mg/d, rango 40-500 mg/d) y 40 casos con depdencia a dosis bajas de BDZ (dosis equivalente promedio de diazepam = 15 mg/d, rango 5-40 mg/d, uso promedio = 72 meses, rango = 6-240 meses). Los autores de este trabajo estudiaron 104 síntomas identificando 22 que son útiles para diferenciar el syndrome de abstinencia del los síntomas previos que ayudan al médico a controlar la velcoidad con la cual se debe retirar en forma gradual el medicamento ansiolítico. En el cuadro 3 puede consultar dicha escala de valoración. TRATAMIENTO CON OTROS MEDICAMENTOS DISTINTOS A LAS BENZODIAZEPINAS. Diversos autores han utilizado medicamentos distintos a las benzodiazepinas mismas para el manejo del síndrome de abstinencia por esta causa. El objetivo propuesto es evitar el efecto de reforzamiento de la dependencia que acompaña al consumo de benzodiazepinas utilizando otros medicamentos que tenga también propiedades ansiolíticas, terapéuticas e inclusive anticonvulsivantes propios de las benzodiazepinas que paradójicamente se presentan durante el síndrome de abstinencia por estos medicamentos. Ninguno de estos tratamiento ha sido suficientemente estudiado con protocolos controlados y comparativos en una muestra suficiente de pacientes. Se necesitan mas estudios para definir la utilidad de este grupo heterogéneo de medicamentos en el síndrome de abstinencia por BZD. Anticonvulsivantes, no son eficaces ansiolíticos ni inductores del sueno. Su uso es complementario a otras estrategias. Las crisis convulsivas son uno de los efectos adversos más graves. Su uso se basa en la necesidad de contar con medicamentos útiles para controlar la abstinencia que además no produzcan crisis convulsivas. En los síndrome de abstinencia son también una manifestación frecuentesobre todoen casos graves. Trataándose de4 benzodiazepinas dicha manifestación es común en pacientes, dependientes a dosis altas deñl medicamento pero esto no es exclusivo. Se tioene informes de casos que opresentan esta manifeastación aun cuando se consideraba que eran dependientes a dosis bajas. Las evidencias disponibles señelan que la molindona, flufenazina y haloperidol son algunos de los medicamentos que más crisis convulsivas desencadenan mientras que la doxepina y los inhibidores de la monoaminaoxidasa son mucho mas seguros en pacientes con depresión (Markowitz y cols). Inclusive algunos autores preconizan el efecvto antiepiléptico de la doxepina de acuerio a un revisión hecha por Ojemann y cols en 1983 de la cual concluyen que doxepinma mejoróa las crisis cionvulsivas de 15 pacientes, no tuvo efecto en otros dos casos y sólo eumantarons en dos pacientes. Quizás el efecto se debió a mejoría del estado afectivo, efecto anticonvulsicvante directo o interacción medicamentosa favorable. Algunos investigadores proponen el uso de carbamazepina como parte del tratamiento del síndrome de abstinencia a benzodiazepinas tanto a nivel empírico (anecdótico) (Klein 1986) como en algunos estudios de tipo abierto (Ries 1989). Schweizer (1991) estudió el efecto de la carbamazepina sobre la gravedad y evolución de los síntomas de supresión a dosis bajas de BZD (diazepam a 15-25 mg/d o una dosis equivalente) en un estudio controlado que incluyó a 40 pacientes con antecedente de haber suspendido en forma brusca la BZD después de haberla utilizado por tiempo prolongado. Un total de cuarenta pacientes fueron asignados al azar para recibir o carbamazepina a dosis de 200-800 mg/d (promedio = 432 mg/d, 6.1 µg/ml) o bien placebo durante el retiro gradual de la benzodiazepina (25% por semana). Cinco semanas después de terminado el periodo de retiro de la benzodiazepinas, un mayor número de pacientes (95%) que recibieron carbamazepina se mantuvieron libres de la necesidad de administrar BZD en comparación con aquellos en el grupo placebo (62%). Esto se observó sobre todo en los pacientes que estaban tomando más de 20 mg/d de diazepam o su equivalente. Cinco semanas después de terminado el periodo de retiro de la BZD, 5 (63%) de los 8 pacientes que estaban tomando mas de 20 mg de diazepam o su equivalente fueron incapaces de continuar haciéndolo sin necesidad de tomar benzodiazepinas en comparación con sólo tres de los 13 pacientes que estaban tomando menos de 20 mg/d (23%) en el grupo que recibió carbamazepina. Sin embargo esta diferencia desaparición a las 12 semanas. El estudio solo permitió corroborar una ligera tendencia en favor del uso de carbamazepina para disminuir la gravedad de los síntomas de supresión. Los autores concluyen que la carbamazepina es mas útil para facilitar el proceso de síndrome de supresión en pacientes que estuviesen tomando más de 20 mg/d de diazepam, grupo con un peor pronóstico. Propanolol. Bloqueo de los síntomas neurovegetativos, sin incidir sobre el resto del cuadro (insomnio, ansiedad,
Compartir