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SISTEMATIZACIAÔÇN-DEL-CONOCIMIENTO-LOCAL-DE-LOS-RECURSOS-NATURALES-EN-LA-MICROREGIAÔÇN-DE-ABEJONES--ALDO-BAUTISTA

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Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca 
 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN 
 
SISTEMATIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO LOCAL DE LOS RECURSOS NATURALES 
EN LA MICROREGIÓN DE ABEJONES 
 
TESIS QUE PRESENTA: 
 
Aldo Bautista Vargas 
 
COMO REQUISITO PARA OBTENER EL GRADO DE 
 
MAESTRO EN CIENCIAS EN PRODUCTIVIDAD EN AGROECOSISTEMAS 
 
DIRECTOR 
 
Dr. Ernesto Castañeda Hidalgo 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ex-Hacienda de Nazareno, Xoxocotlán, Oaxaca. 
Agosto de 2019. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca 
 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN 
 
 
SISTEMATIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO LOCAL DE LOS RECURSOS 
NATURALES EN LA MICROREGIÓN DE ABEJONES 
 
TESIS QUE PRESENTA: 
 
Aldo Bautista Vargas 
 
COMO REQUISITO PARA OBTENER EL GRADO DE 
 
MAESTRO EN CIENCIAS EN PRODUCTIVIDAD EN AGROECOSISTEMAS 
 
DIRECTOR 
 
Dr. Ernesto Castañeda Hidalgo 
 
 
 
 
Ex-Hacienda de Nazareno, Xoxocotlán, Oaxaca. 
Agosto de 2019. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El presente trabajo se llevó acabo con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y 
Tecnología (CONACYT), a través del número de becario 632246, con el tema de 
investigación: “Sistematización del conocimiento local de los recursos naturales en la 
microregión de Abejones”.
 
 
 
ÍNDICE GENERAL 
 
 Pág. 
ÍNDICE DE CUADROS……………………………………………………… iv 
ÍNDICE DE FIGURAS……………………………………………………...... v 
RESUMEN…………………………………………………………………...... vi 
ABSTRACT……………………………………………………………………. vii 
 
CAPÍTULO I. INTRODUCCIÓN GENERAL……………………………… 1 
CAPÍTULO II. MARCO TEÓRICO………………………………………… 
2.1 El conocimiento………………………………………………………... 
2.1.1 Tipos de conocimiento……………………………………………. 
2.1.2 Importancia del conocimiento local………………………………. 
2.2 Los recursos naturales y sus usos.……………………………………... 
2.3 La etnoecología como estudio del conocimiento local…..….…………. 
2.4 Los pueblos indígenas y recursos naturales…………………................. 
 
3 
3 
4 
7 
9 
10 
11 
CAPÍTULO III. CONOCIMIENTO INDÍGENA DE LOS RECURSOS 
NATURALES EN UNA MICROREGIÓN DEL ESTADO DE OAXACA, 
MÉXICO ……………………………………………………………………..... 
 
 
14 
3.1 Resumen…………………………………………………………..…… 
3.2 Introducción………………………………………………………........ 
3.3 Materiales y métodos……………………………………………........... 
3.3.1 Características del lugar…………………………………………... 
3.3.2 Metodología………………………………………………………. 
3.3.3 Técnicas de estudio……………………………………………….. 
3.3.4 Tamaño de la muestra……………………………………………... 
3.4 Análisis y discusión de resultados……………………………………… 
3.4.1 Unidades familiares y uso de recursos naturales………………….. 
3.4.2 Conocimientos geográficos……………………………………….. 
14 
15 
15 
15 
16 
16 
16 
17 
17 
18 
 
 
ii 
 
3.4.2.1 Conocimientos del relieve……………………………........... 
3.4.2.2 Conocimientos de factores climáticos y 
astronómicos……………………………………………........ 
3.4.2.2.1 Conocimientos de la lluvia……………………………... 
3.4.2.2.2 Conocimiento del viento……………………………….. 
3.4.2.2.3 Conocimiento de ciclos lunares………………………... 
3.4.3 Conocimientos físicos……………………………………………. 
3.4.3.1 Conocimientos del suelo……………………………………. 
3.4.3.2 Conocimientos del agua…………………………………….. 
3.4.3.3 Conocimientos de rocas……………………………………... 
3.4.4 Conocimientos ecogeográficos…………………………………... 
3.4.5 Conocimientos biológicos………………………………………... 
3.4.5.1 Conocimientos de plantas……………………………............. 
3.4.5.2 Conocimientos de animales………………………………….. 
3.4.5.3 Conocimientos de hongos…………………………………… 
3.5 Conclusiones…………………………………………………………… 
3.6 Referencias bibliográficas…………………………………………….... 
 
18 
 
19 
19 
20 
20 
21 
21 
22 
23 
24 
25 
25 
27 
29 
30 
30 
CAPÍTULO IV. PRÁCTICAS DE MANEJO Y APROVECHAMIENTO 
DE RECURSOS NATURALES EN LA MICROREGIÓN DE ABEJONES, 
OAXACA…………………………………………………………………..... 
 
 
37 
4.1 Resumen………………………………………………………….......... 
4.2 Abstract………………………………………………………………… 
4.3 Introducción……………………………………………………………. 
4.4 Materiales y métodos…………………………………………………... 
4.4.1 Ubicación y características generales………………………............... 
4.4.2 Metodología………………………………………………………. 
4.4.3 Técnicas de estudio……………………………………………….. 
4.4.4. Tamaño de la muestra……………………………………............. 
4.5 Resultados y discusión…………………………………………………. 
4.5.1 Prácticas de tipo geográfico………………………………............. 
4.5.1.1 Manejo de la pendiente………………………………………. 
4.5.2 Prácticas de tipo físico……………………………………………. 
4.5.2.1 Manejo del suelo…………………………………………….. 
4.5.2.2 Manejo del agua……………………………………………... 
4.5.3 Prácticas de tipo biológico………………………………………... 
4.5.3.1 Recolección de plantas………………………………............. 
4.5.3.2 La cacería y recolección de animales e insectos…………….. 
4.5.4 Los rituales……………………………………………….......... 
4.6 Conclusión……………………………………………………………... 
4.7 Literatura citada……………………………………………………....... 
37 
38 
39 
40 
40 
41 
41 
42 
43 
43 
43 
45 
45 
46 
47 
47 
50 
51 
53 
54 
 
 
iii 
 
 
CAPITULO V. CONCLUSIONES GENERALES………………………….. 
 
61 
CAPÍTULO VI. RECOMENDACIONES Y CONSIDERACIONES……… 
 
63 
CAPÍTULO VII. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………... 64 
 
 
 
 
 
 
ÍNDICE DE CUADROS 
 
Cuadro Pág. 
1 Características entre el conocimiento científico y conocimiento 
local……………………………………………................................... 
 
6 
2 Diferencias entre ciencia y sabiduría…………………………………. 7 
3 Rocas y sus características reconocidas por los habitantes indígenas 
de comunidades de la Sierra Juárez de 
Oaxaca…...……………………………………………………............ 23 
4 Nombre indígena de las partes externas del venado y aves 
identificadas por habitantes de la Sierra Juárez de 
Oaxaca…..……………………………………………………………. 
 
28 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ÍNDICE DE FIGURAS 
 
Figura Pág. 
1 Especies biológicas reconocidas en las comunidades de la Sierra Juárez 
de Oaxaca……………...………………..…………………………….. 
 
25 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
RESUMEN 
 
Las comunidades indígenas conservan conocimientos, prácticas y creencias sobre su 
entorno natural, los cuales están en proceso de deterioro. El trabajo se realizó durante el 
período de 2018-2019, con el objetivo de sistematizar los conocimientos, prácticas y 
creencias sobre los recursos naturales en la microregión de Abejones, Sierra Juárez de 
Oaxaca. Se utilizó el método etnoecológico propuesto por Toledo (1991). La información 
se generó con la entrevista estructurada, a profundidad y recorridos de campo. El análisis 
de datos fue descriptivo y comparativo, complementado con análisis estadísticos no 
paramétricos; Chi cuadrado para encontrar diferencias significativas entre las 
comunidades y correlación de Spearman para encontrar la interacción entre las variables. 
Se encontró que las tres comunidades conservan conocimientos y prácticas de tipo 
geográfico (relieve, factores climáticos y astronómicos), físico (suelo, agua, rocas), 
ecogeográficos (unidades vegetacionales) y biológicos (plantas, animales, hongos), 
muchos de estos ligados a un sistema de creencias. Existiendo diferencias significativas 
(p<0.05), resaltando el uso del suelo, agua, rocas, plantas y animales, manejo de la 
pendiente, suelo, agua, y aprovechamiento de especies. Se concluye que a pesar que las 
comunidades conservan su conocimiento local, muchos de estos están en deterioro por 
diversos factores; principalmente la edad y religión de los habitantes. 
 
Palabras clave: Conocimiento indígena, etnoecología, zapotecos. 
 
 
ABSTRACT 
 
Indigenous communities retain knowledge, practices and beliefs about their natural 
environment, which are in the process of deterioration. The work was carried out during 
the 2018-2019 period, with the objective of systematizing knowledge, practices and 
beliefs about natural resources in the microregión of Abejones,Sierra Juárez de Oaxaca. 
The ethnoecological method proposed by Toledo (1991) was used. The information was 
generated with the structured interview, in depth and field trips. The data analysis was 
descriptive and comparative, complemented with non-parametric statistical analyzes; Chi 
cuadrado to find significant differences between the communities and Spearman 
correlation to find the interaction between the variables. It was found that the three 
communities conserve knowledge and practices of geographical type (relief, climatic and 
astronomical factors), physical (soil, water, rocks), ecogeographic (vegetative units) and 
biological (plants, animals, fungi), many of these linked to a belief system. There are 
significant differences (p <0.05), highlighting the use of land, water, rocks, plants and 
animals, slope management, soil, water, and use of species. It is concluded that although 
communities retain their local knowledge, many of these are deteriorating due to various 
factors; mainly the age and religion of the inhabitants. 
 
Key words: Indigenous knowledge, ethnoecology, zapotecs. 
 
 
CAPÍTULO I 
 
INTRODUCCIÓN GENERAL 
 
Las comunidades indígenas del mundo, son poseedoras de un conjunto de creencias, 
conocimientos y prácticas ancestrales, las cuales Toledo (2012) ha denominado como 
conocimiento local, indígena, tradicional o ancestral. Este como resultado de una relación 
directa entre el ser humano y la naturaleza, se transmiten de generación en generación de 
manera oral (Zalles, 2017). Dichos conocimientos son parte de la cultura e identidad y 
forma de sobrevivencia de las sociedades indígenas. 
Por otro lado, dichas comunidades son afectadas por una serie de fenómenos sociales, 
económicos y ecológicos, como marginación, explotación, pérdida de biodiversidad, 
despojo, entre otros (Gómez-Baggethun, 2009). Es como resultado del modelo económico 
actual basado en la hegemonía del mundo (Dabat et al., 2015), lo que provoca la 
desarticulación del tejido social de las comunidades indígenas y como consecuencia el 
deterioro del conocimiento local, paralelo a la pérdida de su identidad sociocultural y su 
entorno natural (Cano et al, 2014).
2 
 
En México, la pluralidad étnica es paralela a una alta diversidad ecológica, lo que 
permite la conservación de un sistema de conocimiento sobre la naturaleza, el cual es 
desplazado por fenómenos socioeconómicos como resultado del proceso de 
modernización (Toledo, 2009). Para el caso de Oaxaca, estado rico en diversidad 
ecológica y cultural, y que ocupa el primer lugar a nivel nacional, sufre una serie de 
problemas como pobreza, migración, despojo, contaminación, discriminación, 
principalmente; lo que genera como resultado el desplazamiento de dichos conocimientos 
(Barabas, 2014). 
Según el CONEVAL (2015) las comunidades pertenecientes a la microrregión se 
encuentran en pobreza; Abejones con el 94.98% de la población, San Juan Evangelista 
Analco con el 85.96% y Santa Ana Yareni con un 89.12%; debido principalmente a la 
carencia de servicios básicos, falta de empleo, bajos ingresos, etc. Lo que desarticula la 
vida sociocultural de los habitantes y en consecuencia el deterioro del conocimiento local. 
En paralelo, esto conlleva el uso irracional de los recursos naturales, lo que provoca un 
deterioro de los mismos; en especial el caso de los suelos, afectados intensamente por la 
erosión, la pérdida de los bosques, la escases de agua por el deterioro de ríos y manantiales, 
pérdida de flora y fauna, etc. 
Por lo que la presente investigación se planteó con el objetivo de sistematizar el 
conocimiento local de los recursos naturales para contribuir a su conservación en la 
microrregión de Abejones, Oaxaca. Los objetivos específicos planteados fueron: 1. 
Identificar el conocimiento local de los habitantes de los habitantes referente a los recursos 
naturales. 2. Sistematizar el conocimiento local referente a los mismos.
 
 
CAPÍTULO II 
 
MARCO TEÓRICO 
 
2.1 El conocimiento 
El conocimiento es un reflejo de la realidad, una copia de lo original. Reside 
fundamentalmente en el cerebro de las personas, a partir de un proceso mental (Gonzáles, 
2011); como producto de años de experiencia, habilidades, destrezas, capacidades, 
competencias, etc.; además, está condicionado en un determinado contexto (Contreras y 
Tito, 2013). 
Por su parte, Pérez (2011) lo conceptualiza como un resultado del proceso de desarrollo 
y evolución de la materia, que, en su forma superior de organización y desarrollo, el 
cerebro humano, adquiere la propiedad de reflejar consciente y creadoramente la realidad. 
Jardon y Gierhake (2017), refieren al conocimiento a lo que saben las personas y pueden 
llegar por dos canales diferentes y complementarios; la formación y la experiencia. 
Carbonelli et al. (2017) de manera general describen algunas características generales 
del conocimiento; Se considera como una capacidad humana, cuya generación, 
transmisión y conservación implica un proceso intelectual de enseñanza y aprendizaje; el 
 
4 
 
 
 
conocimiento genera conocimiento; es intangible, es decir, no es algo físico que se pueda 
verse o tocarse; es volátil, refiriéndose a que, sin uso, se pierde con el paso del tiempo; 
aumenta cuando se comparte, a la vez que se transfiere sin perderse; está siempre adscrito 
a un contexto y fuera del mismo puede estar exento de significado; para su transmisión es 
necesario que tanto el emisor como los receptores conozcan dicho contexto; carece de 
valor si permanece estático. 
2.1.1 Tipos de conocimiento 
Actualmente resaltan dos tipos de conocimiento, el denominado científico y el 
tradicional o local, diferentes entre sí y de gran interés para el presente estudio. Por lo que 
es de suma importancia recalcar sus características y diferencias. El primero se refiere al 
conocimiento gestado de forma sistemática, ordenada, metódica, racional y crítica (Cerón, 
2017; Torre-Bouscoulet, 2016). Generalmente es elaborado por grupos especializados de 
personas (Pérez-Valdés et al., 2013). Se obtiene mediante el método de la ciencia, puede 
volver y someterse a prueba, enriquecerse y llegado el caso superarse mediante el mismo 
método (Augusto, 2017). 
Por su parte, el conocimiento local o tradicional es un concepto utilizado en referencia 
al cúmulo de información que tiene una comunidad sobre los fenómenos naturales y los 
seres vivientes que caracterizan su territorio. Se caracteriza como un sistema integrado de 
conocimientos, prácticas y creencias (Clavijo y Pérez, 2014). Producto de una estrecha 
interacción del hombre y la naturaleza, transmitido y mejorado de generación en 
generación, habitualmente de manera oral. Ibarra et al. (2011) mencionan que la 
trasmisión de estos conocimientos son una combinación de procesos verticales 
(intergeneracionales) y horizontales (trasmisión entre pares). 
5 
 
 
 
Valladares y Olive (2015), establecen algunas características generales de estos 
conocimientos: 
1. Dimensión práctica: denota la dimensión mayormente tácita de los conocimientos 
tradicionales, mismos que se constatan y manifiestan en la forma de prácticas 
sociales y culturales llevadas a cabo por grupos humanos en un espacio-tiempo 
determinado. 
2. Arraigo territorial: liga el contenido de los conocimientos directamente al contexto, 
medio o entorno en que se desenvuelve una comunidad indígena, generalmente 
asociada con algún ecosistema particular. 
3. Carácter colectivo: que reconoce como agente poseedor, portador y/o generador del 
conocimiento a una colectividad, comunidad, pueblo o nacionalidad indígena. 
4. Linaje u origen histórico: enfatiza el desarrollo histórico del conocimiento y su 
transmisión, retención y preservación intergeneracional. 
5. Dinamismo intergeneracional: alude a la posibilidad permanentemente abierta que 
han tenido y tienen estos conocimientos de desarrollarsee innovarse 
intergeneracionalmente. 
6. Carácter oral-lingüístico: subraya la importancia de las lenguas indígenas maternas 
como medios de preservación y transmisión intergeneracional de este conocimiento 
y, con frecuencia, la ausencia de un soporte material escrito como forma registro y 
codificación del conocimiento tradicional. 
7. Matriz cultural: que incorpora a los conocimientos tradicionales en el contexto de 
una cultura compartida y de una identidad colectiva con la que se autoidentifican 
los miembros de una comunidad, pueblo o nacionalidad indígena. 
6 
 
 
 
8. Expresión de un derecho colectivo: que ubica a estos conocimientos dentro del 
marco de derechos colectivos de las comunidades, pueblos y nacionalidades 
indígenas. 
Otros autores como Stevenson (1996) distinguen otras características de cada tipo de 
conocimiento, observando que cada uno tiene intereses y objetivos opuestos (Cuadro 1). 
 
Cuadro 1. Características entre el conocimiento científico y conocimiento local. 
Valor tradicional nativo y orientación Valor científico y orientación 
Individual, extensión familiar y relación 
grupal 
Individual y relacionado con la familia 
Grupo pequeño Grupo grande 
Cooperación Competencia 
Visión holística de la naturaleza Visión homocéntrica de la naturaleza 
Asociación con la naturaleza Explotación de la naturaleza 
Recursos económico renovables Recursos económicos no-renovables 
Repartición de tierra y recursos para todos Tierra y recursos con propiedad privada 
Repartición y distribución de la riqueza Acumulación de ahorro y riqueza 
Atención al presente Atención al futuro 
Orientación no materialista Orientación materialista 
Mediciones en tiempos de ciclos naturales Mediciones en tiempos pequeños y arbitrarios 
Pensamiento práctico Pensamiento teórico 
Organización igualitaria Organización jerárquica 
Valoración de la edad y la sabiduría Valoración de la juventud y la belleza 
Alta estima grupal y baja estima personal Alta estima personal y baja estima grupal 
Modestia y reserva Confianza y exageración 
7 
 
 
 
Paciencia: Los problemas se resuelven en el 
tiempo 
Impaciencia: los problemas deben resolverse 
con rapidez 
Colectivo y publico Personal y privado 
Fuente: Stevenson (1996). 
 
Por otra parte, y compartiendo algunos puntos con el autor anterior, Toledo (1991), 
menciona que existen dos modelos de conocimiento; la ciencia y la sabiduría, cada una 
con propias características y contrastantes (Cuadro 2). Siendo ambas importantes para el 
desarrollo humano. Por lo que el interés del presente trabajo es buscar el punto de 
articulación de ambos tipos de conocimiento. 
 
Cuadro 2. Diferencias entre ciencia y sabiduría. 
Ciencia Sabiduría 
Societal Individual 
General Local 
Impersonal Personal 
Abstracta Concreta 
Teórica Practica 
Especialización Globalizadora 
Fuente: Toledo (1991). 
 
2.1.2 Importancia del conocimiento local 
Castro et al. (2012) mencionan que el estudio sobre el conocimiento local aporta 
valiosa información sobre el entorno natural. Otros autores como Reyes-Gracia (2007) 
indican que las prácticas ancestrales más que erosionar la biodiversidad local y demás 
8 
 
 
 
recursos contribuye a la regeneración y conservación de los mismos. Estudios como el de 
Ortega-Ortega y Vázquez-García (2014) en los Valles Centrales de Oaxaca, demuestran 
que la conservación de especies faunísticos que tienen un uso local, no solo depende de 
las condiciones ecológicas; si no también, del manejo localmente desarrollado durante 
muchos años. Por lo que, el conocimiento local contribuye a establecer las bases para 
diseñar propuestas que permitan el aprovechamiento adecuado y conservación de los 
recursos locales (Ángel et al., 2014). 
Así mismo, el estudio sobre el conocimiento local permite generar un análisis entre la 
naturaleza y la vida social de las comunidades lo que permite establecer programas de 
desarrollo desde las necesidades de cada comunidad, interrumpiendo la implementación 
de programas externos que suelen fracasar y desarticular la vida comunal (Castro, 2012). 
Otra relevancia del conocimiento local, es su capacidad para hacer frente a los cambios 
climáticos. Se ha reconocido que las practicas ancestrales han respondido positivamente 
frente a la variabilidad climática (Nicholls et al., 2015); por lo que la comunidad científica 
ha buscado la articulación de estas prácticas con conocimientos científicos para ofrecer 
nuevas alternativas de producción. Respecto a ello, Cetz (2012) menciona que el 
conocimiento ancestral debe de entenderse y fortalecerse con los enfoques del llamado 
conocimiento científico. Existen fuertes evidencias de que alcanzar la sustentabilidad de 
los recursos naturales, se combinan los conocimientos tradicionales con las técnicas 
modernas. En el aspecto económico, en condiciones económicas desfavorables, las 
practicas locales permite generar ingresos a la unidad de producción, ingresos que 
contribuyen a su reproducción social (Sánchez-Olarte et al., 2015). 
 
 
9 
 
 
 
 2.2 Los recursos naturales y sus usos 
Se denominan recursos naturales a los elementos o materias provenientes de la 
naturaleza, pueden ser renovables y no renovables. Los primeros se característica con su 
alta regeneración y son inagotables, como el suelo, plantas animales, roca, viento, luz 
solar. Los no renovables se consideran recursos limitados o con un ritmo de regeracion 
muy bajo, como los combustibles de los fósiles (carbón, petróleo, gas natural) y minerales 
(Molina, 2016). Estos son de sustento para la sobrevivencia del ser humano y ofrecen 
alimento, vestimenta, salud, hogar, servicios económicos y una infinidad de servicios 
ambientales (Orellana y Lalvay, 2018). A continuación, se resaltan algunas de las 
principales características: 
1. La diversidad biológica: es el conjunto de seres vivos del planeta, constituye el 
recurso del que dependen familia del mundo. En ella sobresalen principalmente 
especies de plantas y animales (Oberhuber et al., 2011). Mismo que componen 
otros ecosistemas, como los bosques; lo cuales ofrecen servicios ambientales de 
primordial importancia como el aire limpio, agua limpia y la mitigación de los 
efectos del cambio climático (Limones-Rubio et al., 2015). Por su parte Borrego 
y Hernández (2014) resaltan que en México los recursos forestales casi una tercera 
parte de los bosques y selvas son propiedad de comunidades indígenas, que 
dependen de estos recursos y los usan para su sustento diario 
2. El agua: es un recurso fundamental para los seres vivos, es empleada de diversas 
formas en todas las actividades humanas, ya sea para subsistir o producir e 
intercambiar bienes y servicios (CONAGUA, 2016). La disponibilidad de agua es 
de suma importancia para la vida y el desenvolvimiento económico de regiones 
10 
 
 
 
del mundo. Los recursos disponibles deben repartirse entre numerosos usuarios 
además de tener en cuenta las necesidades del medio ambiente (Fernández, 2012). 
3. El suelo: recurso natural finito y no renovable, lo que implica que su pérdida y 
degradación no son reversibles en el curso de una vida humana (Burbano-Orjuela, 
2016). Este recurso es resultado de la interacción de varios factores del ambiente: 
clima, material parental o tipo de roca, vegetación y uso del suelo, relieve y tiempo. 
Y es parte fundamental del desarrollo agrícola y la sostenibilidad ecológica, es la 
base para la producción de alimentos, combustibles, fibras y para muchos servicios 
ecosistémicos esenciales (SEMARNAT, 2010). 
2.3 La Etnoecología como estudio del conocimiento local 
La Etnoecología es una disciplina para el abordaje y comprensión del conocimiento 
local. Los antecedentes recalcan que este concepto aparece en 1954 en los trabajos de 
Harold Conklin haciendo referencia a los conocimientos de comunidades indígenas sobre 
animales, hongos y demás componentesde la naturaleza como: agua, suelo, rocas, relieve, 
clima etc. relacionados con el sistema tradicional de producción; agrícola, ganadera, 
pesquero, forestal, entre otras (Toledo y Alarcón-Cháires, 2012). Posteriormente toma 
relevancia en los 70´s con la premisa que en el conocimiento tradicional se encuentran las 
claves o estrategias para enfrentas problemáticas ambientales, sociales y económicos 
provocados por un modelo dominante capitalista (Durand, 2000). 
Por lo tanto, la Etnoecología, con su enfoque holístico y multidisciplinario, donde recae 
disciplinas etnográficas como etnozoología, etnobotánica, etnomicología, etnoedafología, 
entre otras, faculta el estudio integral del sistema de creencias (kosmos), conocimientos 
(corpus) y de prácticas (praxis) en torno a la naturaleza. Lo que permite comprender las 
relaciones entre el humano y la naturaleza, en los pueblos indígenas. Lo que contribuye a 
11 
 
 
 
entender problemas socioecológicos, como la degradación ecológica o la pérdida de 
diversidad cultural, desde un punto de vista local (Ruiz-Mallén et al., 2012). 
Toledo (2012) agrega que los que hacen estudios etnoecólogicos hacen una 
interpretación del mundo natural que poseen las culturas tradicionales y al mismo tiempo, 
generan un modelo científico “externo” sobre el mencionado contexto local. Por lo tanto, 
buscan integrar, comparar y validar la sabiduría local con el modelo científico para crear 
directrices que apunten a implementar propuestas de desarrollo local endógeno o 
sustentable con la plena participación de los actores locales (Moraes et al., 2016). 
Son varios trabajos ya documentos referente al estado de Oaxaca. Algunos trabajos 
etnoecológicos como el de aves en la comunidad de Ixtlán de Juárez realizados por Núñez-
García et al. (2012). De mamíferos en la comunidad de Santiago Comotlán por Contreras-
Díaz y Pérez-Lustre (2008). Especies domesticadas como el estudio etnoecológico de 
chile de agua (Capsicum annuum L.) en los Valles Centrales de Oaxaca desarrollados por 
Montaño-Lugo et al. (2013); entre otros. Los cuales demuestran que el enfoque 
etnoecológico en sus tres dimensiones se genera un análisis integral sobre el conocimiento 
indígena. Siendo este el interés de la presente investigación. 
2.4 Los pueblos indígenas y recursos naturales 
Como se ha comentado en los apartados anteriores, las comunidades indígenas son 
conservadores de conocimientos locales entorno a la naturaleza, lo que hace necesario 
saber quiénes son y donde se ubican. Lo indígena significa “originario de un país”. 
También se usa el término “indio” para denominar a los indígenas la cual les fue dado a 
los habitantes originales por los conquistadores españoles en el siglo XVI. Una de las 
características de mayor relevancia ha sido su lengua, ya que buena parte de las personas 
indígenas tienen su propia lengua que difiere de la oficial del Estado-nación al que 
12 
 
 
 
pertenecen (Meneses-Monroy et al., 2014). Otra característica relevante es que pertenecen 
a una comunidad o una población donde conviven, trabajan junto con sus vecinos, 
celebran las mismas fiestas, mantienen ideas y costumbres similares. 
La población indígena se encuentra en todos los lugares del mundo, siendo México uno 
de los más relevantes al albergar a 68 lenguas indígenas con 364 variantes lingüísticas 
(INALI, 2009). Dentro del país, el estado de Oaxaca es el que sobresale por albergar a 16 
grupos etnolingüísticos de los cuales sobresale el zapoteco con alrededor de 14 variantes. 
Se divide en cuatro grandes regiones, que a pesar de tener la misma raíz mantienen 
características específicas que los diferencian unos de otros, no sólo en las variantes 
lingüísticas, sino en general en su cultura. 
Paralelo a la diversidad étnica en México, existe una alta diversidad de ecosistemas, de 
la cual emergen una diversidad de recursos naturales, como agua, fundamental para los 
seres vivos, empleada de diversas formas en todas las actividades humanas de cualquier 
región del mundo (Fernández, 2012). El suelo, parte fundamental del desarrollo agrícola, 
base para la producción de alimentos, combustibles, fibras y para muchos servicios 
ecosistémicos esenciales (Burbano-Orjuela, 2016). La diversidad biológica (animales, 
plantas, hongos) constituye el recurso del que dependen familias, comunidades, naciones 
y las futuras generaciones. Destaca lo mencionado por Navarrete (2010) que indica que, 
a lo largo de miles de años, los indígenas han aprendido a vivir en los ecosistemas más 
variados del territorio, como selvas, desiertos, valles, montañas, que son territorios 
ancestrales. 
La biodiversidad y demás recursos naturales han sido considerada patrimonio de los 
pueblos locales (Plascencia et al., 2011). A la vez asociados a actividades productivas 
como la ganadería, pesca, agricultura, entre otras para el sustento indígena. Se agrega lo 
13 
 
 
 
mencionado por Borrego y Hernández (2014), quienes indican que los recursos naturales 
están en manos de comunidades locales, que dependen de estos recursos y los usan para 
su sustento diario. En México casi una tercera parte de los bosques y selvas son propiedad 
de comunidades o ejidos. 
Gallardo (2014) agrega que trabajos arqueológicos, antropológicos, botánicos y otros 
demuestran que existe conocimientos muy elaborados en las comunidades indígenas sobre 
su entorno natural. Así como, los estudios como de Vasco-Palacios et al. (2008) sobre 
conocimiento local de hongos y sobre el uso local de la fauna en comunidades mayas de 
Campeche por Dardón y Retana (2017), que demuestran que las comunidades indígenas 
aún conservan dichos conocimientos. 
 
 
 
CAPÍTULO III 
 
CONOCIMIENTO INDÍGENA DE LOS RECURSOS NATURALES EN UNA MICROREGIÓN 
DEL ESTADO DE OAXACA, MÉXICO 
Aldo Bautista Vargas¹, Ernesto Castañeda Hidalgo², Gisela Margarita Santiago Martínez², María 
Isabel Pérez León², Rubén Langle Campos³ 
¹Alumno de Maestría en Ciencias en Productividad de Agroecosistemas del Instituto 
Tecnológico del Valle de Oaxaca. ²Profesor-Investigador del Instituto Tecnológico del Valle de 
Oaxaca. ³Profesor-Investigador de Centro de Investigador y de Estudios Superiores en 
Antropología Social, Unidad Pacifico del Sur. 
 
3.1 Resumen 
El objetivo de la investigación fue estudiar el conocimiento indígena de los recursos naturales en 
las comunidades de Abejones, Analco y Yareni de la Sierra Juárez de Oaxaca. Se usó el método 
etnoecológico y la entrevista estructurada y a profundidad como técnicas de investigación, 
aplicadas a una muestra de 60 familias de las 600 existentes; 22, 13 y 25 para Abejones, Analco 
y Yareni, respectivamente. La información se analizó desde un enfoque mixto con el uso de 
estadística no paramétrica (pruebas de Chi cuadrado y coeficiente de correlación de Spearman). 
Se encontró que las comunidades conservan conocimientos geográficos, físicos, ecogeográficos 
y biológicos; sin embargo, existen diferencias significativas entre las tres comunidades sobre 
conocimientos relacionados a temporada de vientos, ciclos lunares, uso del suelo, agua, rocas, 
plantas y animales. Se encontraron correlaciones; edad/rituales realizados en montañas, 
religión/conocimientos sobre ciclos lunares, edad/uso de rocas para la elaboración de cal, 
religión/uso de arbustos en festividades, religión/uso de hiervas en festividades, edad/uso 
medicinal de animales, edad/creencias sobre animales, religión/uso medicinal de animales, edad/
15 
 
 
 
número de plantas, animales y hongos. Se concluye que, aunque los conocimientos están en 
deterioro los habitantes los conservan, en especial los adultos. 
 
Palabras clave 
Conocimiento local, unidad familiar, zapotecos. 
 
3.2 Introducción 
La relación humano/naturaleza ha generado la sobrevivencia, al obtener recursos para la 
alimentación, vivienda, vestimenta, etc., mediante el sistema de conocimientos del entornonatural 
(Zalles, 2017). Este, como principal medio intelectual para la apropiación de la misma, con 
trasmisión oral generacional (Ortiz-Espejel y Toledo, 2012). Este cúmulo de conocimientos está 
en deterioro por la modernización, cambios tecnológicos y económicos, manifestándose en 
fenómenos socioculturales y ecológicos que ocasionan su desplazamiento (Toledo y Barrera-
Bassols, 2008). Sin embargo, esta sabiduría está latente en lugares específicos; en especial, en 
zonas de alta diversidad cultural, biológica y agrobiodiversidad (Toledo, 2013). 
México es un país megadiverso (Jiménez-Sierra, Sosa-Ramírez, Cortes-Calva, Braceda-Solís, 
Iñiguez-Dávalos y Ortega-Rubio, 2014), dada su diversidad orográfica, fisiográfica, climática, etc.; 
lo que permite la conformación de diferentes ecosistemas (Plascencia, Castañón-Barrientos, Raz-
Guzmán, 2011) que albergan una alta diversidad biológica, suelos, cuerpos de agua, etc. 
Paralelamente a la diversidad ecológica en México, existe una gran diversidad cultural con 68 
lenguas indígenas y 364 variantes lingüísticas (INALI, 2009); y son dueños de las riquezas 
naturales mencionadas. En México la relación del humano/naturaleza es significativamente 
directa, por lo que la sabiduría ecológica está vigente, especialmente en el centro, sur y sureste 
del país. 
El estado de Oaxaca posee 16 grupos étnicos con 20 lenguas indígenas y 66 variantes; 
sobresaliendo los zapotecos, mixtecos, mazatecos, mixes y chinantecos (INEGI, 2013). Además, 
una alta diversidad biológica, ocupando el primer lugar; por lo que, el conocimiento ecológico local 
se encuentra latente en las zonas indígenas del estado (Boege, 2008). Sin embargo, están siendo 
afectados debido a la pobreza, marginación, cambio climático, etc. Con base en ello, el objetivo 
de la investigación fue estudiar el conocimiento indígena que poseen los habitantes de una 
microrregión zapoteca de Oaxaca sobre los recursos naturales para contribuir a su conservación, 
al ser parte de la identidad cultural y medio para la apropiación del espacio natural y base material 
para la reproducción sociocultural. 
 
3.3 Materiales y métodos 
3.3.1 Características del lugar 
Los municipios en estudio fueron San Miguel Abejones (17°24’-17°35’ LN y 96°34’-96°43’ LO, en 
un rango altitudinal de 1,100-3,100 m, con 882 habitantes), San Juan Evangelista Analco (17°23'-
16 
 
 
 
17°25’ LN y 96°29'-96°35’ LO, en un rango altitudinal de 1,300-3,000 m, con 413 habitantes) y 
Santa Ana Yareni (17°22’-17°26' de LN y 96°34'-96°41’ LO, en un rango altitudinal de 1,200-2,900 
m, con 918 habitantes). Pertenecen a la etnia zapoteca de la Sierra Norte de Oaxaca, México; 
conservan la lengua nativa en diferentes proporciones, 97.50, 42.24 y 98.77%; Abejones, Analco 
y Yareni, respectivamente, para su sustento practican la agricultura, forestaría y ganadería de 
traspatio. Son comunidades colindantes asentadas en zonas montañosas; con variantes 
geográficas, climáticas y vegetaciones. Abejones posee bosques (63.90%), selvas (14.99%), 
pastizales (8.29%), agricultura (12.23%) y zona urbana (0.59%). Analco tiene bosques (28.49%), 
selvas (27.09%), agricultura (41.44%) y zona urbana (2.98%). Yareni cuenta con boques 
(39.15%), selvas (17.53%), agricultura (41.55%) y zona urbana (1.77%) (DIGEPO, 2017a, 2017b, 
2017c). 
 
3.3.2 Metodología 
Se utilizó el método etnoecológico de Toledo (1991), enfocado a estudiar las formas de 
apropiación de la naturaleza por el humano, para articular el saber local con la ciencia para la 
resolución de problemas ambientales; además, ofrece un marco conceptual para abordar 
sistemática e integralmente el conocimiento indígena. Dicha metodología consta de cuatro 
etapas, sin embargo, se ajustó a las necesidades del estudio cubriendo las siguientes: 1) Análisis 
de la unidad familiar entorno a los recursos naturales. 2) desciframiento del código ecológico 
campesino: se investiga la visión cognoscitiva campesina de los recursos naturales o 
revelamiento del corpus ligado al sistema de creencias (kosmos) mediante el diálogo comunitario. 
Este corpus campesino contiene conocimientos sobre los recursos naturales de cuatro tipos: 
geográficos, físicos, ecogeográficos y biológicos. Se ubican en cuatro modalidades en una 
segunda dimensión dentro del sistema cognoscitivo campesino: estructural, dinámico, relacional 
y utilitario. 
 
3.3.3 Técnicas de estudio 
Se utilizaron la entrevista estructurada y a profundidad. La primera se conformó por una guía de 
temas cerrados relacionados al conocimiento local de los recursos naturales y organización 
familiar, lo que permitió su codificación, complementadas con temas abiertos de manera 
descriptiva (Díaz-Bravo, Torruco-García, Martínez-Hernández y Varela-Ruiz, 2013). Se aplicó al 
jefe de familia de las unidades familiares (UF). La entrevista a profundidad permitió complementar 
la información a partir de objetivos y temas específicos (Robles, 2011). 
 
3.3.4 Tamaño de la muestra 
Del total de la población de estudio, 600 UF, se tomó una muestra por conveniencia del 10% (60), 
distribuidas proporcionalmente; 22, 13 y 25, Abejones, Analco y Yareni (Otzen y Manterola, 2017). 
17 
 
 
 
Para determinar la representatividad de la muestra se calculó el margen de error obteniendo como 
resultado; 0.064 (6.4%) con la fórmula: 
n =
𝑍2. 𝑝. (1 − 𝑝)
𝑒2
 𝑒 = √
𝑍2. 𝑝. (1 − 𝑝)
n
 
Dónde: e= margen de error, n= 60 (tamaño de la muestra), Z= 1.96 (nivel de confianza 95%), p= 
0.933 (probabilidad de ocurrencia: el 93.3% del total de la población usan las hiervas como 
forraje). 
El enfoque del estudio fue mixto, la información se analizó descriptivamente y con análisis 
estadísticos no-paramétricos (pruebas de chi cuadrado y coeficiente de correlación de Spearman) 
para una mayor explicación de los resultados (Guerrero-Castañeda, Lenise-do-Prado y Ojeda-
Vargas, 2016). 
 
3.4 Análisis y discusión de resultados 
3.4.1 Unidades familiares y uso de recursos naturales 
Las UF se estructuran por padre, madre, hijos y abuelos. Estudios realizados en la etnia yaqui, 
en Sonora, México; demuestran que cada miembro de la UF indígena cumple un papel para la 
reproducción sociocultural de la misma (Ramírez-García, Sánchez-García y Montes-Rentería, 
2015). En Analco, el 100% de las UF, el padre es el jefe de familia, toma las decisiones y es el 
principal manejador de los recursos naturales; participa en actividades agrícolas, recolecta 
hongos, frutos, leña, cacería, etc. En Yareni, el 92% cumplen esta condición y en Abejones el 
72.7%, por cuestiones de trabajo, obliga la salida temporal del padre. 
Los abuelos son relevantes en las UF, son la principal fuente y trasmisión de conocimientos 
(Rivero-Romero y Moreno-Calles, 2016). Estudios con indígenas guaraní, en Jujuy, Argentina, 
muestran que son los principales transmisores de saberes, lengua, aspectos socioculturales, etc. 
(Gutiérrez-Guerrero, 2017). Otro estudio en plantas medicinales en Colombia, concluye que 
abuelos y padres son los principales trasmisores de conocimiento (Garzón-Garzón, 2016). En las 
tres comunidades existen diferencias en este aspecto; ya que no viven en el 72.7, 68 y 38.5% de 
la UF de Abejones, Yareni y Analco, respectivamente. Fenómeno que no permite la trasmisión de 
conocimientos. Donde viven, además, ayudan en el manejo de los recursos naturales y 
agricultura. 
Otro miembro fundamental en las UF es la madre, participan en la toma de decisiones, actividades 
comunitarias, agrícolas y trasmisión de saberes (Román-Montes de Oca y Guzmán-Gómez, 
2013). En Analco (100%), son amas de casa, recolectan frutos, semillas, leña y crían animales 
de traspatio; saberes transmitidos principalmente a las mujeres. En Yareni (84%) y en Abejones 
(77.3%) cumplen esta condición, en el resto de las familias las madres son jefas de familia, por 
ausencia del padre, provocando la feminización,lo que debilita la UF, reduce actividades 
agrícolas y el manejo de los recursos naturales (Arias-Rozas, 2015). 
18 
 
 
 
Los hijos también aportan a la UF. Se encontraron diferencias significativas entre las tres 
comunidades (p<0.05), en cuanto al rol en la unidad familiar. En Yareni, Abejones y Analco, los 
hijos no están presentes, pero contribuyen con remesas (en el 88, 50 y 38.46% de las familias, 
respectivamente). Estudio realizado en La Asunción, Oaxaca, México, demuestra que los hijos a 
pesar de estar fuera aportan remesas y conservan el vínculo social (Hernández-Lara, 2016). En 
contraste, este factor puede desarticular a las UF, la organización comunal, agricultura e 
interrupción de saberes locales (Mercado-Mondragón, 2008). Siendo más notorio en Yareni. 
En el resto de las UF los hijos ayudan en la agricultura, manejo de recursos naturales y estudian. 
Este último puede ser un factor que influye en la pérdida del conocimiento, ya que los gestados 
desde los centros educativos formales en las zonas indígenas desplazan la sabiduría local 
(Martínez-Novo, 2016). Siendo este más relevante en Analco (30.76%), seguido de Abejones 
(22.72%) y Yareni (8%). Contrastando, para la conservación de los saberes locales, como Santa 
María Tlahuitoltepec, Oaxaca (Bautista-Martínez y Juárez-López, 2016), Santa María Tiltepec 
(Briseño-Roa, 2015) y San Andrés Solaga (Ruiz-López y Quiroz-Lima, 2014), donde establecieron 
escuelas comunitarias para articular el modelo educativo convencional y la realidad local. 
 
3.4.2 Conocimientos geográficos 
3.4.2.1 Conocimientos del relieve 
Para los zapotecos, el relieve es el espacio donde las familias se reproducen socioculturalmente 
y es la estructura material que sostiene sus recursos naturales. Vivir en su territorio los ha llevado 
a distinguir y nombrar estructuras que componen la misma. Estudios con purépechas de 
Michoacán demuestran que dividen su territorio por estructuras topográficas (Pulido-Secundino y 
Bocco-Verdinelli, 2016). Similar en las comunidades de estudio, al dividir el relieve en estructuras 
topográficas. En Abejones, reconocen ocho y en Yareni y Analco siete. Las tres comunidades 
utilizan la misma terminología para nombrarlos; montaña (i’ya), llano (latsi’), ladera (lita’), pie de 
montaña (xha i’ya), cima de montaña (iki i’ya), atrás de montaña (kue’ i’ya), costado de montaña 
(lhita’ i’ya), depresiones (yetti ga’), esta última reconocida únicamente en Abejones. Son parte del 
sistema de orientación de los habitantes, cazadores y recolectores. También las relacionan al 
movimiento de materiales (como erosión y deslizamiento de rocas), por lluvias y viento. 
Como parte de la cosmovisión, sobresalen por su importancia las montañas; donde se refleja el 
uso espiritual que se les atribuye. Es un medio para desarrollar prácticas espirituales curativas y 
hacer intercambio con el “dueño de la montaña”, el enfermo lleva ofrendas con fines curativos del 
cuerpo y espíritu. Prácticas similares ocurren en Tlahuitoltepec (Castillo-Cisneros, 2016) y San 
José El Paraíso (Osorio-López, Mariaca-Méndez, Santos-Fita, Nazar-Beutelspacher, Huicochea-
Gómez, 2017), comunidades mixes de Oaxaca. En la primera realizan rituales en las montañas 
para hacer peticiones, la segunda realiza rituales de cacería. Esto demuestra que las 
comunidades estudiadas tienen una percepción integral y sagrada del territorio (Barabas, 2014); 
se consideran parte de ella e inferiores a la misma (Meza-Salcedo, 2017). Contrario a la 
19 
 
 
 
percepción de las zonas industrializadas, donde se consideran superiores a la naturaleza (Molina-
Bedoya, 2015). 
Las prácticas espirituales les han permitido reconocer montañas, ubicación, altura y 
nombramiento en su lengua. En Abejones reconocen nueve montañas medianas y grandes; al 
oeste ubican la montaña i’ya dee, al sur i’ya si’nu, al norte i’ya va’, i’ya yalanha, i’ya kuatda, i’ya 
esepe, i’ya erhewi, i’ya siuni’ y i’ya lhakuanha. En Yareni reconocen tres montañas medianas; al 
oriente el cerro i’ya rhenhi, al sur i’ya siw y al oeste lhoo i’ya. En Analco no reconocen montañas. 
Existe una correlación (r=0.401; p<0.05) edad de los habitantes/rituales realizados en las 
montañas; indicando que de 33-64 años no practican rituales y los de 65-83 años se ubican los 
que si practican. En Yareni (16.6%) practican rituales y en Abejones (18.2%). Estudios en Miguel 
Bikan, Waspam, Nicaragua, concluyen que el deterioro de la cosmovisión indígena en los jóvenes 
es resultado de la modernización por la concepción material de la naturaleza (Galo-Sacasa y 
Davis-Rodríguez, 2014). 
 
3.4.2.2 Conocimiento de factores climáticos y astronómicos 
Los fenómenos naturales tienen incidencias sobre los recursos naturales, el conocimiento de 
estos permite predecirlos y tomar decisiones sobre su uso (Gascón, 2014). Las tres comunidades 
tienen conocimiento sobre lluvia, viento y ciclos lunares. 
 
3.4.2.2.1 Conocimiento de la lluvia 
Existe una fuerte similitud sobre los conocimientos de la temporada de lluvia, el 77.3, 76.9 y 68% 
para Abejones, Analco y Yareni, respectivamente. Los campesinos reconocen la temporada; 
señalan que se presentan en primavera, verano e inicios del otoño; observando dos temporadas; 
del 15 de mayo al 15 de junio y al final del temporal con la llegada de los huracanes en octubre. 
Las comunidades usan los fenómenos de su entorno como indicadores para predecir el clima 
mediante la observación e interpretación de los mismos (Ortiz-Espejel y Toledo, 2012). En las 
tres comunidades reconocen las nubes como indicador de lluvias; predicen de acuerdo a 
tonalidad, altura y tamaño; nubes grandes, bajas y oscuras se catalogan de lluvia. Las estrellas 
son otro indicador, cuando no brillan” hay probabilidades de lluvia y ayudan a definir el movimiento 
de las nubes por el viento. La intensidad de luz solar y el aumento de temperatura a nivel de 
bochorno (temperatura cálida mezclada con humedad en el ambiente) son indicios de lluvia. Ulloa 
(2014) indica que en Sant Pol del Mar, Colombia y comunidades indígenas costeras de Goiana, 
Brasil (Fernandes-da-Silva, Martins-Lopes y Girão, 2018), predicen el clima con indicadores 
naturales, reconocen incidencias y toman decisiones sobre su apropiación. 
Consideran que las lluvias son la fuente alimentadora de cuerpos de agua y desarrollo de la 
vegetación. Sin embargo, el tipo de lluvia tiene incidencias específicas. Para el caso, el primer 
tipo de lluvia identificada es conocida en el idioma de Abejones y Yareni como iya laa o iya siu en 
el idioma de Analco, significa lluvias acompañadas con rayos y vientos fuertes que provocan 
20 
 
 
 
daños en suelos y vegetación, suspenden actividades como cacería, recolección y actividades 
sociales. El término iyaa dilha; utilizado por las tres comunidades, son lluvias de intensidad fuerte 
y corta duración, se presentan en marzo o abril e indican el inicio del ciclo agrícola, cuando son 
frecuentes provocan la erosión de suelos, caída de árboles y la suspensión de actividades 
cotidianas. Iya edani; es una terminología utilizada por Abejones y Analco, es equivalente a iya 
bedani en el zapoteco de Yareni, relacionado con lluvias de baja intensidad y larga duración, no 
ocasionan daño y humedecen los suelos agrícolas. Iya esii, en el zapoteco de Abejones y Analco 
es equivalente a iya besi por Yareni, e indican lluvias de muy baja intensidad, larga duración, sin 
daños, humedecen suelos agrícolas y permiten las labores cotidianas. 
 
3.4.2.2.2 Conocimiento del viento 
El viento interviene en las actividades socioculturales en las tres comunidades, al igual que otros 
pueblos indígenas reconocen temporadas, dirección y velocidad (Katz, Lammel y Goloubinoff, 
2008). La dirección se determina por la temporada, observan movimientos de las plantas y la 
posición de las montañas. La velocidad con la intensidad y daño que ocasiona. Existen diferencias(p<0.05) estadísticas en cuanto a la temporada de viento, en Abejones (55.5%) reconocen su 
presencia en invierno, con vientos suaves y fuertes; en Yareni (56%) reconoce que los vientos se 
presentan en otoño, invierno y primavera, en ambas comunidades se consideran vientos suaves 
y fuertes provenientes del norte y del oriente. En Analco (76.9%) reconoce que los vientos se 
presentan en invierno, provienen del norte y son fuertes. 
Los vientos fuertes destruyen casas, caída de árboles, extensión de incendios y destruyen zonas 
de cultivo. En las personas ocasionan enfermedades respiratorias en temporadas frías. Además, 
están relacionados con el ciclo de las plantas, al dispersar las semillas. Asimismo, sirve para 
limpiar granos de las cosechas de la milpa. También es parte de la cosmovisión comunitaria, al 
ocasionar enfermedades espirituales como el “mal de aire”, originado por seres “sobrenaturales”. 
Algo similar ocurre en las creencias de los nahuas de Texcoco, Estado de México (Lorente-
Fernández, 2015). 
 
3.4.2.2.3 Conocimientos de ciclos lunares 
Los ciclos lunares se componen de cuatro fases de nueve días. Cada fase se nombra localmente 
y tiene una incidencia específica. En Abejones, la luna nueva (biu’ kubi), la relacionan con sequía; 
en Analco (biu’ kui), en este ciclo no se recomienda la cosecha de cultivos al estar propensos a 
pudrición y plagas, en Yareni (beo rheyu) no tiene relación alguna. 
La luna creciente denominado biu’ rhe’ne en Abejones y Analco. Para Abejones en ésta fase 
existen posibilidades de lluvia y se cree que los bebes nacidos en éste ciclo son enfermizos, en 
Analco no es recomendable la cosecha de la milpa por la susceptibilidad al ataque de polilla 
(Sitotroga cerealella Olivier) y gorgojo (Sitophilus granarius), en Yareni (beo rhe’ne) no tiene 
relación alguna. 
21 
 
 
 
La luna llena se denomina en Abejones y Analco biu’ xhenhi y en Yareni beo xhati. La creencia 
sobre este ciclo es igual en las tres comunidades. En ésta fase es recomendable el corte de 
árboles, el parto (mujeres y animales), siembra y cosecha de milpa. Algo similar ocurre en Puebla, 
donde es recomendable el inicio del ciclo agrícola (siembra), ya que los cultivos son resistentes 
a plagas y tienen mayor producción (Miranda-Trejo, Herrera-Cabrera, Paredes-Sánchez y 
Delgado-Alvarado, 2009). La luna menguante, para Abejones y Analco (biu’ rheda) y en Yareni 
beo rheda; solo incide en las creencias de los habitantes de Analco; quienes consideran no 
recomendable para que las mujeres den a luz. Estudios en la etnia kari’ña de Venezuela, 
reconocen los ciclos lunares como factor importante para desarrollar actividades, resaltando que 
la luna menguante y nueva son las fases de mayor incidencia en la siembra y cosecha, corte de 
árboles, casería, construcción y elaboración de artesanías (Olivares, 2014). 
Estadísticamente existe diferencia (p<0.05) entre las comunidades sobre estos conocimientos; 
Abejones (90.9%) conserva más los conocimientos, Yareni (84%) y en menor medida Analco 
(53.8%). Se encontró correlación (r=0.837; p<0.05) entre religión de los habitantes/conocimientos 
sobre los ciclos lunares, esto indica que los habitantes católicos los conservan, contrario a los de 
otra religión. Este factor incide en el desplazamiento del conocimiento sobre los sistemas de 
creencias, ya que éstas imponen sus formas de entendimiento desplazando la cosmovisión local 
(García-Medina, 2014). Este fenómeno se aprecia más en Analco (38.5%) al existir familias 
testigos de Jehová, quienes no comparten la cosmovisión local. En menor medida se aprecia en 
Yareni (16%), quienes son protestantes. 
 
3.4.3 Conocimientos físicos 
Son conocimientos del suelo, agua, rocas y recursos pétreos. Las tres comunidades hacen 
clasificaciones e identifican características propias. 
 
3.4.3.1 Conocimientos del suelo 
El conocimiento del suelo es resultado de la experiencia directa, trabajo y observación (Álvarez–
Solís, Mendoza-Vega y Pool-Novelo, 2015a). Las tres comunidades albergan conocimientos 
sobre los suelos, hacen una clasificación basada en tonalidad de colores y usan la misma 
terminología. En Abejones y Yareni reconocen cinco clases por su color, rojo (yuu xhinha), blanco 
(yuu sitsi), negro (yuu yetde), amarillo (yuu yatsi) y gris (yuu tte). En Analco reconocen seis; 
además de los mencionados a excepción del gris identifican el morado (yuu edawi) y café (yuu 
kafe). El color se relaciona directamente con el contenido de materia orgánica, los de mayor 
contenido son obscuros, los claros de menor contenido. Esta forma de clasificación se aprecia en 
grupos étnicos como los tseltales de Chiapas (Rodríguez-Moreno, 2014) y con campesinos de 
Tochimilco, Puebla (Sánchez-Olarte, Argumedo-Macías, Álvarez-Gaxiola, Méndez-Espinoza y 
Ortiz-Espejel, 2015). 
22 
 
 
 
Una segunda clasificación está basada en la profundidad, suelos delgados (yuu latdi) y profundos 
(yuu rhi). Las profundidades de los suelos son variables, dependen de la pendiente, vegetación y 
ubicación. En Abejones, los suelos delgados tienen una profundidad entre 10-20 cm, los gruesos 
de 20-40 cm. En Analco, los suelos delgados van de 10-25 cm y los gruesos de 26-50 cm. En 
Yareni, los delgados van de 10-15 cm y los gruesos de 16-30 cm. En Yareni los suelos profundos 
son menores, contrario a Abejones y Analco, ya que la profundidad se relaciona con la pendiente 
(lita’). A mayor pendiente existe una mayor erosión lo que ocasiona una baja profundidad, 
contrario a los suelos gruesos de las planicies (latsi’). 
Las comunidades reconocen características de los suelos como textura, pedregosidad, materia 
orgánica, humedad, trabajabilidad y fertilidad. Además, las interrelacionan con el medio que los 
rodea (Abasolo-Palacio, 2011). En Abejones y Yareni los suelos rojos, blancos, negros y amarillos 
son arcillosos y abundantes; los suelos grises son relacionados con textura arenosa. En Analco, 
los suelos blancos, rojos, negros, amarillos y morados se relacionan con texturas arcillosas y son 
abundantes; los suelos cafés y grises se consideran arenosos. La textura determina la capacidad 
de retención de humedad y la arabilidad (Álvarez-Solís, Mendoza-Vega y Pool-Novelo, 2015b). 
Reconocen que los arcillosos y pedregosos retienen humedad y son difíciles de arar y los 
arenosos y no pedregosos, tienen baja retención y son arables, aun con lluvias. 
Los indígenas relacionan contenido de materia orgánica con la vegetación y su influencia en la 
fertilidad (Coral, Coral y Muñoz, 2011). En las comunidades estudiadas relacionan que zonas con 
vegetación densa son ricas en materia orgánica y pobres las de menor vegetación. Además, está 
estrechamente relacionado con la fertilidad del suelo, a mayor contenido mayor fertilidad. 
Los suelos tienen varios usos, agricultura, elaboración de adobe, anteriormente teja, construcción 
de viviendas y usos espirituales. Para este último se encontraron diferencias (p<0.05) entre las 
tres comunidades; Abejones (72.7%), el que más usa el suelo en prácticas espirituales, seguido 
de Analco (38.5%) y ausente en Yareni. 
 
3.4.3.2 Conocimientos del agua 
El agua es vital para los habitantes y seres vivos del territorio. La relación cotidiana con este 
recurso ha generado conocimientos sobre su clasificación, uso, manejo y conservación. En las 
comunidades de estudio clasifican el agua de acuerdo a procedencia y usos. Utilizan la misma 
tipología para nombrarlas. En algunos tipos de agua reconocen características como sabor, color 
y nitidez, de ello depende su uso: por ejemplo, el agua de manantial (inda dina’), es limpia, dulce 
y recomendable para consumo humano, el agua de río (inda yoo) considerada turbia y no potable, 
pero sí para los animales. En Fakcha Llakta, Ecuador, el agua tiene distintos usos: agrícola, 
doméstico, turismo y medicinal (Trujillo, Moncada-Rangel, Aranguren-Carrera y Lomas-Tapia, 
2018).Se encontraron diferencias significativas (p<0.05) del uso de agua en Abejones y Analco. El 100% 
consideran que el agua de lluvia (inda iya) es relevante en la agricultura temporalera, para el riego 
23 
 
 
 
de cultivos y las especies perennes. Para ello han desarrollado conocimiento en cuanto al 
temporal, ya que de ello depende el ciclo agrícola. En Yareni (80%) consideran que el agua es 
para los cultivos y el 20% restante considera tiene uso doméstico; debido a que en la comunidad 
se escasea en temporadas, por lo que han desarrollado técnicas de cosecha por canaletas y 
cisternas. El agua de los nacimientos (ojos de agua o loo inda) y el agua del lago (inda yela) son 
reconocidas únicamente en Analco (100%) y la destinan para uso humano, animales, ecoturismo 
y producción de peces. El agua es parte de la cosmovisión de las zonas rurales; para los mayas 
de Guatemala es parte de creencias, mitos, ritos y festividades (Berghuber, Vogl y Gramajo, 
2010). Algo similar se observa en Pirapora, Brasil (Perez-Dictoro y Yuri-Hanai, 2017). En las 
comunidades se refleja el uso del agua para prácticas espirituales (limpias), siendo Yareni (68%) 
quien más la usa, Analco (53.8%) y Abejones (31.8%). 
 
3.4.3.3 Conocimientos de rocas 
Los habitantes reconocen diferentes rocas, características y las nombran en su lengua (Cuadro 
3). Las características las relacionan con diferentes factores; para las rocas con textura lisa 
conciben un proceso de contacto prolongado con el agua. 
Comunidad Roca Color Textura Consistencia Procedencia/zona 
Abejones Iya i’yu Blanca Rasposa Frágil Baja 
 Iya yoo Sin color Liza Dura Baja 
 Iya edee Café Rasposa Dura Media 
 Iya chigala Brilloso Rasposa Frágil Media 
 Iya disa Azul Liza Dura Alta 
Analco Iya sitsi Blanca Rasposa Frágil Media 
 Iya yoo Sin color Liza Dura Baja 
 Iya laaya’ Vidriosa Liza Dura Media 
 Iya panela Café Porosa Frágil Alta/media 
 Cascajo Sin color Liza Dura Media 
Yareni Iya bilha Blanco Rasposa Dura Media/baja 
 Iya yoo Sin color Liza Dura Baja 
 Iya bee Blanco Rasposa Frágil Baja 
 Iya niyedi Sin color Rasposa Frágil Media 
CUADRO 3. Rocas y sus características reconocidas por habitantes indígenas de comunidades de la Sierra Juárez de 
Oaxaca (Fuente: Elaboración propia; Fecha: 2019). 
 
La textura facilita su identificación, ejemplo el iya panela por su textura porosa es fácil de 
identificar, así mismo, el color y la procedencia es fundamental para su recolección; la 
consistencia la relacionan con el manejo y uso, principalmente en la construcción; las rocas duras 
se ocupan para estructuras de soporte de casas, bardas, puentes, pavimento en carreteras, 
24 
 
 
 
construcciones domésticas y hornos por su resistencia al fuego. Las frágiles se ocupan para 
muros de retención y terrazas, en ocasiones la fragilidad favorece su manejo, por ejemplo, el iya 
i´yu su fragilidad favorece la calcinación para elaborar cal. El iya chigala su fragilidad facilita su 
trituración y uso en las losas o techados de casas. 
Las rocas se ocupan para la construcción, elaboración de herramientas para cacería, 
ornamentales, etc. (Alvarado, Cárdenes, Alvarado, Murillo y Arias, 2011). Para la microregión se 
destinan para la construcción, para afilar herramientas y anteriormente para elaborar cal. Existe 
diferencias significativas (p<0.05) entre comunidades, siendo únicamente en Abejones (100%) 
quiénes las ocupan para afilar herramientas. Se encontró correlación (r=0.613; p<0.05), entre la 
edad/elaboración de cal, indicando que, a mayor edad, mayor reconocimiento del potencial para 
éste uso. 
 
3.4.4 Conocimientos ecogeográficos 
Están relacionados a la distinción de unidades vegetacionales. Se diferencian de acuerdo a altura, 
densidad y clima. Se reconocen características de cada unidad (suelo, rocas, especies, recursos 
hidrológicos). De manera general ayudan a determinar el manejo y uso de cada unidad. 
Comunidades mayas de Quintana Roo distinguen las mismas por altura, vegetación, cuerpos de 
agua y los servicios que aportan (Infante-Ramírez y Arce-Ibarra, 2015). Existe similitud entre las 
tres comunidades sobre estos conocimientos, el 100% de los campesinos reconocen tres tipos: 
Zona baja: en las tres comunidades se denomina yuba. Las relacionan con zonas de clima cálido 
y vegetación poca densa de especies arbustivas. Se practica agricultura, extracción de rocas, 
arena, recolección de plantas y cacería. En Yareni ubican en esta zona a los manantiales para 
uso doméstico. En Analco, ubican los suelos de color café, relacionados con altos contenidos de 
materia orgánica y buena fertilidad. En Abejones los suelos amarillos y grises y en Yareni ubican 
los suelos grises. 
Zona media: denominada i’yato-yuba. Identifican climas templados con especies arbustivas y 
arbóreas. Es destinada al cultivo de milpa, maíz (Zea mays L.), frijol (Phaseolus spp.), chícharo 
(Pisum sativum), trigo (Triticum spp.), calabaza (Cucurbita spp.), haba (Faba vulgaris) chile 
(Capsicum spp.), tomate (Solanum spp.), cilantro (Coriandrum spp.), aguacate (Persea spp.), 
durazno (Prunus persica), manzana (Pyrus malus), pera (Pyrus spp.), principalmente. En 
Abejones ubican a los suelos rojos, blancos y negros, principalmente. En Analco, la relacionan 
con la presencia de suelos blancos y rojos; y en Yareni ubican a los suelos blancos. 
Zona alta: en Abejones y Analco (i’yatoo) y Yareni (iyatoo). Se relaciona con climas fríos, 
vegetación densa, zona de aprovechamiento forestal, recolección de abono, ocote, plantas, 
semillas, leña, frutos, hongos, cacería, etc. En Abejones y Analco localizan sus principales 
manantiales. En Abejones, ubican los suelos negros y amarillos para la agricultura; en Yareni, a 
los suelos amarillos y rojos. En Analco ubican a los suelos amarillos y negros. 
25 
 
 
 
3.4.5 Conocimientos biológicos 
Los recursos biológicos son parte de la vida sociocultural y económica de las regiones indígenas 
y se consideran fuente de alimento, medicina, materiales, energéticos, ornamentales, espirituales 
(Vázquez-Sánchez, 2017). Las comunidades estudiadas conservan conocimientos y reconocen 
un cierto número de especies biológicas (Figura 1). 
FIGURA 1. Número de especies biológicas reconocidas en comunidades de la Sierra Juárez de Oaxaca (Fuente: 
Elaboración propia; Fecha: 2019). 
 
3.4.5.1 Conocimientos de plantas 
Analco es donde más reconocen plantas (Figura 1). Estos resultados son similares a los arrojados 
por los estudios realizados en Alta Cima y San José, Gómez Farías, Tamaulipas, quienes 
reconocen 65 y 42 especies nativas, respectivamente (Medellín-Morales, Barrientos-Lozano, 
Mora-Olivo, Almaguer-Sierra y Mora-Ravelo, 2018). Contrario en la comunidad maya de Pich, 
Campeche, reportaron 135 especies silvestres reconocidas con distintos usos (Renata-Guiascón, 
Aguilar-Nah y Niño-Gómez, 2011). Esto indica que existen factores de modernización que 
provocan el deterioro de los conocimientos relacionados a las especies, lo que ha impactado de 
manera especial a la zona estudiada. 
En las comunidades reconocen características propias de las mismas (floración, hábitos de 
crecimiento, tamaño, hojas, flores, frutos, reproducción, etc.), lo que les permite su uso y 
recolección. Esta forma de aprovechamiento favorece la conservación de especies y demás 
individuos asociadas a las mismas, contrario a actividades de aprovechamientos convencionales 
de las zonas industrializados, acompañados con una lógica depredadora (Gómez-Pellón, 2018). 
La clasificación biológica de los grupos indígenas, consiste en la agrupación jerárquica de los 
organismos y nombramiento en su lengua, lo que demuestra la alta relación histórica entre 
hombre/naturaleza (Aparicio-Aparicio, Costa-Neto y De Araújo, 2018). Las tres comunidades 
comparten una clasificación de plantas basada en hábitos de crecimiento y usan la misma 
tipología para nombrarlos y está relacionada con alturay tamaño del tallo. Esta división se 
estructura en tres grupos: 
Arbóreos (yaga): plantas leñosas de gran tamaño. Abejones reconoce 18 especies, Analco 19 y 
Yareni 14. Se usan para construir casas, cercos, leña, utensilio, comestible, forraje, cura y 
0
10
20
30
40
50
60
Abejones Analco Yareni
N
ú
m
e
ro
 d
e
 e
s
p
e
c
ie
s
 
Plantas
Animales
Hongos
26 
 
 
 
aspectos espirituales. Las especies más utilizadas son pino (Pinus spp.) y encino (Quercus spp.). 
Las comestibles son consideradas complementarias a la dieta, y reconocen especies de huajes 
(Leucaena spp.) y guajilote (Parmentiera spp.). Existen diferencias significativas (p<0.05) en 
cuanto al uso de plantas forrajeras y espirituales; solo en Yareni (44%) dan uso forrajero a 
especies de huizache (Acacia spp.) para chivos (Capra spp.) y borregos (Ovis spp.). El uso 
espiritual lo hacen principalmente en Yareni (56%) y Analco (23.1%), con especies de copal 
(Bursera spp.) para el incienso dentro de la iglesia católica; y sin uso en Abejones. 
Arbustivas (yaa xhiti): plantas inferiores al primer grupo en cuanto la altura y tallo. En Abejones 
identifican 11 especies y ocho en Analco y Yareni. Se considera comestible el maguey (Agave 
spp.); otras son medicinales como la cola de caballo (Equisetum hyemale L.) y sauco (Sambucus 
spp.); otras se usan en festividades y elaboración de utensilios. En estas dos últimas se 
encontraron diferencias significativas (p<0.05), siendo Abejones (100%) quien más hace uso de 
arbustos en festividades, como el carrizo (Arundo spp.) y la cucharilla (Dasylirion spp.), Yareni 
(61.5%) y Analco (38.5%). En estas dos comunidades se encontró correlación (r=-0.996; p<0.05) 
entre la religión/uso de plantas en festividades, indicando que la religión no católica ocasiona el 
desplazamiento del uso de plantas en festividades, ya que las religiones no católicas no 
comparten las tradiciones indígenas (Montesi, 2016). En el uso para la elaboración de 
herramientas, solo Analco y Yareni (100%) lo destinan para este fin, se usan por ejemplo el cacho 
de venado (Dodonaea viscosa L.) y el chamizo (Baccharis spp.) para elaborar escobas. 
Herbáceas (ixi’): plantas de menor tamaño respecto a los dos primeros. En Yareni y Analco 
reconocen 22 especies y en Abejones 17. Se usan como comestibles el berro (Nasturtium 
officinale), chepiche (Porophyllum spp.), quintonil (Amaranthus hybridus L.) y verdolaga 
(Portulaca oleracea). Se encontraron diferencias significativas (p<0.05) en el uso para forraje, 
festividades, medicinal, espiritual y ornamental. Abejones y Yareni (100%), son los que más 
hacen uso como forraje, usan la malva (Malva spp.) y girasol silvestre (Tithonia spp.); en menor 
medida Analco (30.8%) resaltando la lengua de vaca (Rumex spp.) y diente de león (Taraxacum 
spp.). El uso en las festividades, Abejones y Analco (100%) son los que más hacen este uso, con 
especies de musgo (Clase: Bryopsida) y pastle (Filandria spp.); Yareni (84%). Existe correlación 
(r=-0.666; p<0.05) entre Religión/uso de hiervas en las festividades, infiriendo que nuevamente 
la religión no católica es un factor relevante en el deterioro del conocimiento local. En cuanto al 
uso medicinal, Yareni (84%) es el que más resalta, usan el diente de león (Taraxacum spp.) y 
árnica (Heterotheca spp.), Analco (69.2%), usan principalmente el chichicaztle (Urtica 
chamaedryoides Pursh) y Abejones (31.8%). En este aspecto, estas especies sirven de 
complemento cuando las medicinas convencionales no están disponibles (Valdés-Cabo, 2013). 
En cuanto al uso espiritual, solo en Abejones (31.8%) conserva este uso, por ejemplo, usan el 
chicalote (Argemone spp.) para “limpias” del alma. El uso ornamental se da mayormente en 
27 
 
 
 
Yareni (100%), Analco (30.8%), resaltando en las dos comunidades especies de bromelias 
(Bromelia spp.) y orquídeas (Familia: Orchidaceae), y ausente en Abejones. 
Las comunidades también hacen un nombramiento en su lengua de las partes externas de las 
plantas. Esta distinción de alta relación que se tiene con el mundo vegetal y el uso específico que 
dan a las diferentes partes de las especies, destacando que una sola planta puede tener usos 
múltiples (Burgos-Herrera, Cruz-León, Uribe-Gómez, Lara-Bueno y Maldonado-Torres, 2016), por 
ejemplo, en Abejones y Analco usan las hojas (la’) de la hierba de borracho (Satureja spp.) como 
comestible; asimismo sus ramas (na’yaga) son medicinales. Los frutos (xhilulu) del guajilote 
(Parmentiera spp.) son comestible, los tallos (ni’llaga) y ramas para leña. En Yareni las flores (iya) 
del maguey (Agave spp.) son alimento y las piñas para elaborar tepache (bebida alcohólica). 
Existe correlación (r=0.483; p<0.05) entre la edad de los habitantes/número de plantas, indicando 
que, a mayor edad, más especies reconocen. Estudios realizados en comunidades indígenas de 
Venezuela, muestran que el conocimiento local está en deterioro, principalmente en jóvenes, 
debido a la migración, bajo consumo de especies nativas, abandono del campo, etc. (Sánchez, 
Muschler, Prins, Solano y Astorga, 2014). 
 
3.4.5.2 Conocimientos de animales 
Reconocen especialmente a mamíferos, aves, reptiles, anfibios e insectos, siendo Analco el que 
más especies reconoce (Figura 1). Sin embargo, comparando con otras comunidades es bajo, 
por ejemplo, en San Vicente de Benítez, Atoyac de Álvarez, Guerrero, México, reportan 85 
especies con diferentes usos (Zavala-Sánchez, Segura-Pacheco, Ávila-Nájera, Herrera-Castro, 
Barrera-Catalán y Sarabia-Ruiz, 2018). 
Se encontró que los animales con uso comestible, en Abejones son el venado (Odocoileus spp.), 
ardilla (Sciurus spp.), conejo (Syvilagus spp.), pájaro carpintero (Dryocopus spp.), gorrión (Passer 
spp.) y correcaminos (Geococcyx spp.). Algunas especies son plagas; en Yareni ubican al zorro 
(Urocyon spp.), ratón (Ratus spp.), gavilán (Buteogallus spp.) y el cuervo (Corvus spp.). 
Igualmente son ornamentales, en Analco usan partes de los animales silvestres como cuernos, 
cola, piel y pata, en especial las del venado, ardilla y cacomiztle (Bassariscus spp.). Además, se 
consideran medicinales y parte de sus creencias; para estos usos se encontraron diferencias 
significativas (p<0.05), Yareni (72%) quienes conserva más el uso medicinal de los animales y 
reconocen de forma especial el coyote (Canis spp.), zorrillo (Conepatus spp.) y víbora de cascabel 
(Crotalus spp.). En cuanto a las creencias, en Abejones (77.3%) conservan más este uso, siendo 
las aves las más representativas, en especial el halcón (Falco spp.), tecolote (Glaucidium spp.) y 
búho (Bubo spp.), estos dos últimos considerados de mala suerte. 
La edad se correlaciona con el uso medicinal (r=0.752; p<0.05) y las creencias (r=513; p<0.05), 
indicando que, a mayor edad, más reconocen estos usos en las tres comunidades. Existen 
correlación (r=-0.530; p<0.05) entre religión/creencia sobre los animales, infiriendo que las 
personas de otra religión diferentes a la católica ya no conservan este conocimiento. Retomando 
28 
 
 
 
las ideas antes mencionadas que las religiones no católicas no se complementan con la 
cosmovisión local, impactando a Yareni y Analco. 
Las tres comunidades nombran las partes externas de los animales, diferenciando características 
propias de cada animal, ejemplo de ello es la distinción de la anatomía de venado y aves (Cuadro 
4). 
Anatomía externa Abejones Analco Yareni 
Venado Ave Venado Ave Venado Ave Venado Ave 
Cabeza Cabeza Iki Iki Iki Iki Iki Iki 
Ojos Ojos Iyalho Iyalho Iyalo Iyalo Iyalho Iyalho 
Oreja Oreja Nagha Nagha Nhaga Nhaga Nagha Nagha 
Mandíbula Pico Roo Sitarho’o Rhua Sitarhoa Rho’o Sitarho’o 
Cuello Cuello Yanhi Yanhi Yani Yani Yenhii Yenhii 
Pierna Pierna Xhicha Xhicha Xhicha Xhicha Xhicha Xhicha 
Pata Pata Ni’i Ni’i Nia Nia Niaa Niaa 
Cola Cola Xhuanha Xhuanha Xuanha Xuanha Xubanha Xubanha 
Pezuña Garras Sit ni’i Tduti ------- -------Sita niaa Sita 
xuabenhi 
Cuerno Dedos Sitiki Xunhi’i Ixtiquia Xueni Sitiki Xunhia 
Piel Plumas Yetixho Tubi’ ------- Tubi’ Yetixho Tubi 
Lomo Alas Cue Xhilha Kue’ Xilha Kue’ Xhila 
CUADRO 4. Nombre indígena de las partes externas del venado y aves identificadas por habitantes de comunidades de 
la Sierra Juárez de Oaxaca (Fuente: Elaboración propia; Fecha: 2019). 
 
La distinción de las partes de los animales toma más relevancia para Abejones, quienes se 
organizan a nivel grupal o familiar para la cacería del venado (expedición con perros). Al final, 
reparten las partes; el cazador que mató el animal recibe las partes representativas (pata, 
cuernos, cola, piel, cabeza). Esto le otorga el reconocimiento de mejor cazador, por lo que el 
venado es de alto valor cultural, usos y por fortalecer las relaciones sociales entre los habitantes. 
Algo similar ocurre en San Francisco Tonalá, Oaxaca, donde consideran al venado el de mayor 
importancia sociocultural (Flores-Manzanero, González-Pérez, Vázquez-Dávila y Manzanero-
Medina, 2013). La edad de los habitantes está correlacionada (r=0.330; p<0.05) con el número 
de especies reconocidas, lo que indica que los adultos son los que más animales reconocen, 
debido a la introducción de productos externos en las zonas indígenas provocando la falta de 
aplicabilidad de los conocimientos locales y contacto con la biodiversidad por los jóvenes (Millán-
Rojas, Arteaga-Reyes, Moctezuma-Pérez, Velasco-Orozco, Arzate-Salvador, 2016). 
 
 
 
29 
 
 
 
3.4.5.3 Conocimientos de hongos 
Son un recurso sociocultural de las regiones indígenas de México. Son fuente comestible, 
económica; medicinal y espiritual (Domínguez-Romero, Arzaluz-Reyes, Valdés-Valdés y Romero-
Popoca, 2015). Respecto a la zona de estudio es únicamente comestible. Siendo Analco y Yareni 
los que más especies reconocen (Figura 1). Los hongos identificados son nombrados en su 
lengua materna y en español. Reconocen épocas de reproducción, hábitos de crecimiento, color, 
tamaño y forma, importantes en la recolección, pues permite ubicarlos y diferenciarlos de 
especies venenosas. 
La época de reproducción está relacionada con las lluvias. Indican que los hongos solo nacen en 
esta temporada y que su presencia varía de acuerdo al tipo, por ejemplo, en Analco, el hongo de 
ocote o be’ya yerhi (Neolentinus spp.) nace en las primeras lluvias, en Abejones el champiñón 
(e’ya dete) (Agaricus spp.), se reproduce en junio y julio, el hongo arrugado (e’ya rexhunu’) 
(Ramaria spp.) se presenta en agosto y el barba (bea luxhubesi) (Hericium spp.) entre septiembre 
y octubre. En Yareni, el hongo panza de toro (bea tue) (Albatrellus spp.) se presenta en 
septiembre. Este conocimiento es similar a San Antonio Acahualco, Zinacantepec, Estado de 
México, donde relacionan el ciclo de vida de los hongos con la temporada de lluvia, demostrando 
que el conocimiento local se base en la observación y relación de los elementos de la naturaleza 
(Jasso-Arriaga, Martínez-Campos, Gheno-Heredia y Chávez-Mejía, 2016). 
Los hábitos de crecimiento lo relacionan con el lugar de brote, en las tres comunidades reconocen 
que se presentan en zonas boscosas y en suelos agrícolas con altos contenidos de materia 
muerta y húmedas. Conocimiento similar en Cherán K’eri de Michoacán, ubicando a los hongos 
en las zonas boscosas, con materia orgánica y humedad (Gonzáles-Rivadeneira y Argueta-
Villamar, 2018). 
El nombre asignado a los hongos demuestra el conocimiento, por ejemplo, el hongo de ocote 
(Neolentinus spp.), reconocido por Abejones y Analco, nombrado así porque se desarrolla en el 
tronco de los pinos muertos; el hongo “hongo excremento de caballo” (e’ya ixke’ kuayu) (Agaricus 
spp.), reconocido en Analco, se desarrolla en el sitio donde excretó el animal, el hongo lechoso 
(be’ya nisi) (Lactarius spp.) reconocido por contener un líquido lechoso. El hecho de nombrarlos 
basándose en características propias brinda una rica información sobre cada especie, lo que 
permite recordar las características y facilita su recolección (Ruan-Soto y Ordaz-Velázquez, 
2015). 
Algo similar pasa con el tamaño y color, por ejemplo, el hongo grande (bea bela) (Amanita spp.), 
nombrado por su gran tamaño y tonalidad amarilla. Otra forma de nombrar se relaciona con 
formas de los animales, en Abejones el hongo “hongo pie de pájaro” (be’ya ni’ini) (Laccaria spp.) 
significa en Analco el “be’ya xhunu” (Ramaria spp.), es nombrado cachito de venado por su 
parecido a los cuernos de venado y el hongo “hongo de lengua de toro” (be’ya losee) (Albatrellus 
spp.). Esta nomenclatura se observa en comunidades de Colombia y facilita la enseñanza y 
trasmisión de conocimiento en la UF (Peña-Cañón y Enao-Mejía, 2014). 
30 
 
 
 
Se encontró que hay correlación (r=0.707; p<0.05) de la edad/identificación de diversidad de 
especies, indicando que, a mayor edad, más hongos reconocen. Infiriendo que este conocimiento 
se está debilitando. Estudios realizados en comunidades otomís de San Pedro el Alto, Estado de 
México, demuestran que el conocimiento sobre los hongos está en deterioro debido a cambios 
socioculturales; principalmente la migración (Lara-Vázquez, Romero-Contreras y Burrola-Aguilar, 
2013). 
 
3.5 Conclusiones 
En Abejones, Analco y Yareni, comunidades de la Sierra Juárez de Oaxaca, México, conservan 
conocimientos sobre el relieve, factores climáticos, astronómicos, suelo, agua, rocas, unidades 
vegetacionales, especies de plantas, animales y hongos. Muchos de ellos son similares entre las 
tres comunidades. Existen diferencias en cuanto a conocimiento sobre la temporada de viento, el 
reconocimiento de ciclos lunares, uso del suelo, agua, rocas, plantas, animales y hongos. La 
religión es un factor relevante en Analco y Yareni en la pérdida de conocimientos sobre los ciclos 
lunares, uso de arbustos y hiervas en festividades, la creencia sobre animales. En las tres 
comunidades a mayor edad de los habitantes conservan más rituales en las montañas, reconocen 
el uso de rocas para la elaboración de cal, uso medicinal de animales, las consideran como parte 
de sus creencias, identifican mayor número de especies de plantas, animales y hongos. La UF 
es el núcleo principal para la construcción del manejo de los recursos naturales y el flujo de 
saberes locales, siendo el padre el principal manejador de los recursos naturales. Factores en 
torno a la UF pueden afectar el uso de recursos naturales y la trasmisión de dichos conocimientos, 
existiendo similitud entre las comunidades en cuanto a la feminización, la ausencia de los 
abuelos, existiendo diferencias significativas en la ausencia de los hijos siendo Yareni el más 
afectado y la escolaridad de los mismos siendo Analco el más afectado. 
 
3.6 Referencias bibliográficas 
Abasolo-Palacio, V.E. (2011). Revalorización de los saberes tradicionales campesinos 
relacionados con el manejo de tierras agrícolas. Iberóforum. Revista de Ciencias Sociales 
de la Universidad Iberoamericana, 6(11). En https://ibero.mx/iberoforum/11/index.html. 
Accedido el 5 de Abril de 2019. 
Alvarado, G.E.; Cárdenes, G.; Alvarado, F.; Murillo J. y Arias, M. (2011). Utilización de rocas 
ornamentales en Costa Rica desde tiempos precolombinos hasta el siglo XX. Revista 
Geológica de América Central, 26: 39-51. 
Álvarez-Solís, J.D., Mendoza-Vega, J. y Pool-Novelo, L. (2015b). Dime cómo te llamas y te diré 
qué suelo eres. Ecofronteras, 19(55): 6-9. 
Álvarez-Solís, J.D.; Mendoza-Vega, J. y Pool-Novelo, L. (2015a). Suelo y tierra pautas para la 
vida. Ecofronteras, 19(55): 2-5. 
https://ibero.mx/iberoforum/11/index.html
31 
 
 
 
Aparicio-Aparicio, J.C.; Costa-Neto, E.M. y De Araújo, G.P. (2018). Etnotaxonomía mixteca de 
algunos insectos en el municipio de San Miguel el Grande, Oaxaca, México. Etnobiología, 
16(2): 58-75. 
Arias-Rozas, P. (2015). Las mujeres en el campo hoy. Estudios Sociales, 23(46). En 
https://www.ciad.mx/estudiosociales/index.php/es/article/view/249/172.

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