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COORDINACIÓN DE BIBLIOTECAS BIBLIOTECA DIGITAL AV. JUÁREZ 976 (PISO 8), S.J., C.P. 44100 TELS. 01 (33) 38.25.88.88 EXT. 1959 FAX. EXT. 1961 GUADALAJARA, JALISCO, MÉXICO AUTORIZACIÓN PARA PUBLICACIÓN DE DOCUMENTOS DE TITULACIÓN EN LA BIBLIOTECA DIGITAL DE LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA El autor del presente documento haciendo uso de los derechos que la ley le concede, autoriza a la Biblioteca Digital de la Universidad de Guadalajara a hacer uso del material aquí presentado con la única condición de que se respete íntegramente el contenido del mismo y de que se aplique en beneficio de la Comunidad Universitaria. En base a este planteamiento y de acuerdo a la Ley Federal de Derechos de Autor, la cual especifica en el Título II del derecho de autor, Capítulo III de los derechos patrimoniales Art. 24.- En virtud del derecho patrimonial, corresponde al autor el derecho de explotar de manera exclusiva sus obras, o de autorizar a otros su explotación, en cualquier forma, dentro de los límites que establece la presente Ley y sin menoscabo de la titularidad de los derechos morales a que se refiere el artículo 21 de la misma. Art. 25.- Es titular del derecho patrimonial el autor, heredero o el adquirente por cualquier título. Esta autorización incluye el cambio al formato digital, así como el uso de este material en los sistemas informáticos de la mencionada institución, la reproducción con fines no lucrativos y otros afines, impidiendo explícitamente las reproducciones con fines lucrativos en cualquier medio de difusión. UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES DIVISIÓN DE ESTUDIOS HISTÓRICOS Y HUMANOS DEPARTAMENTO DE LETRAS LA ARGUMENTACIÓN A TRAVÉS DE LA SINGULARIDAD: ANÁLISIS RETÓRICO- ARGUMENTATIVO DE RUSTICATIO MEXICANA DE RAFAEL LANDÍVAR T E S I S QUE PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIADO EN LETRAS HISPÁNICAS P R E S E N T A JOAQUÍN RODRÍGUEZ BELTRÁN GUADALAJARA, JALISCO. ENERO DEL 2009 LA ARGUMENTACIÓN A TRAVÉS DE LA SINGULARIDAD: ANÁLISIS RETÓRICO-ARGUMENTATIVO DE RUSTICATIO MEXICANA DE RAFAEL LANDÍVAR Joaquín Rodríguez Beltrán Director de tesis: Dr. Alberto Ortiz Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe, y era nuestra herencia una red de agujeros. Con los escudos fue su resguardo, pero ni con escudos puede ser sostenida su soledad. Unos anales históricos de la nación mexicana Autores provenientes de Tlatelolco Vox aures refugit, nec fas est verba profari, ni levibus placeat voces committere ventis. Rafael Landívar A Gio A José Ángel y Chela AGRADECIMIENTOS Nada de esto hubiera podido hacerse sin la ayuda de toda la gente que ha estado alrededor de mí, sin su apoyo constante e incondicionado. Gracias, Gio, y sólo en esa palabra de gratitud espero condensar la enorme cantidad de sentimientos, recuerdos, deseos y aspiraciones que involucra para mí. Gracias por el ayer y por el mañana que ahora se abre hacia adelante. Las palabras tampoco bastarían para expresar mi agradecimiento a mi familia: Chela, Migue, Gaby y Ángel. Especialmente una persona que ya no está, José Ángel, a quien siento vivir dentro de mí cada vez que creo haber hecho algo bien, y otra persona que acaba de llegar, Lila. Probablemente no alcanzo a divisar y comprender cabalmente todo lo que ellos han hecho por mí. Pero también tengo que hablar de quienes han sido como otra familia para mí: Eloísa, sin cuya hospitalidad este trabajo habría sido muy distinto, Vero, Víctor y Claudia. En el plano académico, menciono a tres personas sin otorgar por ello un orden de importancia: Jesús Gómez Fregoso, por sus sugerencias y por haberme abierto las puertas de su biblioteca; José Reyes González, por sus recomendaciones y a veces exigencias en el ámbito metodológico; Alberto Ortiz, por haber supervisado esta tesis paso a paso, haber aportado sus puntos de vista y haberme dado la confianza necesaria para proseguir con la investigación. Por último, no queda sino englobar a todos los académicos del Departamento de Letras en este agradecimiento, muchos de ellos me vieron y ayudaron a crecer intelectualmente. ÍNDICE INTRODUCCIÓN 6 CAPÍTULO I El entorno de Rusticatio mexicana 11 CAPÍTULO II Marco Teórico: La retórica 43 CAPÍTULO III Lo singular como una lucha por lo universal: Las estrategias retórico- argumentativas frente al auditorio europeo 67 CAPÍTULO IV Circularidad y paradojas: La argumentación frente al auditorio novohispano y la conciencia criolla 97 CONCLUSIONES 122 BIBLIOGRAFÍA 128 La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 6 INTRODUCCIÓN La presente investigación tiene como punto de partida cierta desconfianza ante dos de las ideas más repetidas en relación con Rusticatio mexicana de Rafael Landívar, a saber, que lo que determina la obra es una nostalgia provocada por el exilio en que se encontraba el autor, y que el aspecto más significativo es lo que podría llamarse “exaltación patriota del suelo novohispano”. En realidad, no es que se intente aquí negar la pertinencia de estas ideas, cuyas bases se pueden extraer directamente de la obra y de la voz del poeta al decir que intentaba aliviar sus penas con la creación del poema o al afirmar que su propósito era “publicar las maravillas del patrio suelo”, sino su carácter superficial. En este sentido, se parte del presupuesto de que los motivos para publicar tales maravillas no provenían sólo de un amor a la patria en el exilio, sino de algo más. La tesis completa puede verse como un esfuerzo por hacer ver que la obra se enriquece de manera significativa al verla al trasluz de ese “algo más”. Lo anterior consiste en enmarcar el poema de Landívar en el contexto de una disputa –un contexto dialógico–, lo cual quiere decir que dicho poema es visto, desde esta perspectiva, como una respuesta a una serie de ideas que estaban en boga en la época y que de un modo general calificaban a América y sus habitantes como inferiores. Sin duda, esto no es más que una de la infinidad de aproximaciones que se pueden hacer a la obra. Se puede afrontar el problema de las condiciones de producción de una obra literaria desde muy diversas perspectivas; la que aquí se propone se basa en el mundo de las ideas –por así decirlo– en que surge Rusticatio mexicana, el cual, entre otras cosas, estaba caracterizado por un clima polémico en torno al Nuevo Mundo. Es éste el punto de partida del análisis aquí propuesto y teniéndolo en cuenta se puede enunciar la hipótesis que ha guiado este trabajo: la singularidad de la Nueva España es utilizada en Rusticatio mexicana como una estrategia retórico-argumentativa dentro de un contexto dialógico. Ahora bien, una de las principales críticas que se les pueden hacer a los estudios que se centran en el aspecto de las condiciones de producción es que, forzosamente, La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 7 no pueden dar cuenta del acto literario. Afirman David T. Gies y Russell P. Sebold que: [las consideraciones socioeconómicas o políticas] ofrecen toda suerte de refugios temáticos a estos especialistas en letras que se sienten un tanto tímidos al pensar en afrontar la dificultad de estudiar la poiesis y la auténtica res literaria de la obra; y así vemos a tantos sedicentes críticos literarios poner casa en los arrabales de la literatura, donde olvidan el arte del texto para ocuparse de cómo éste refleja las ideas económicas, los problemas sociopolíticos, las teorías pedagógicas, la arquitectura privada,la carestía de víveres, el consumo del tabaco y la cría de cerdos en el setecientos (Citados en Vevia, 2004, p. 223). En estos casos, el texto literario es usado como una ventana para observar diversos aspectos de la realidad donde fue producido. Asimismo, en los casos en que se intenta explicar el surgimiento de una obra a partir de algún aspecto exterior a ella, la llamada poiesis queda irremisiblemente descartada; es obvio, entonces, que desde el punto de vista de las condiciones de producción sólo se puede dar cuenta de la aparición de algunos asuntos específicos dentro de ella y no de su literariedad. Por esta razón, hay que hacer la advertencia de que no se encontrará nada aquí respecto al hecho literario en Rusticatio mexicana. El lector habrá de juzgar por sí mismo si esta investigación cae o no en esos refugios temáticos. Ligado con lo anterior, como crítica, también se destaca la imposibilidad de determinar, en última instancia, las intenciones de un autor. Por supuesto, esto es algo indiscutible. Por una parte, es esto mismo lo que hace permisible no creer en los objetivos expresados explícitamente en una obra; pero, por otra parte, esto también hace que sea una pérdida de tiempo el esfuerzo por descifrar con disquisiciones biográficas el verdadero móvil de una obra. Por lo tanto, nunca se podrá demostrar de manera completa e indiscutible que, desde el punto de vista personal, el motivo de Landívar para escribir el poema haya sido entrar en la disputa. Lo que sí se puede comprobar –y a esto está consagrado el capítulo I de la tesis– es que existen los elementos suficientes para, en el plano de las ideas presentes dentro y fuera de la obra, pensar en ella como una respuesta. Lo que se intentará en dicho capítulo, pues, es revelar primeramente el tipo de diálogo en que surgió esta La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 8 contestación. En un segundo apartado, se hará una evaluación de los estudios sobre la Rusticatio a los que se ha tenido acceso en esta investigación. Por otra parte, hay que hacer explícito un presupuesto más que rige la tesis y que puede iluminar lo que aquí se ha llamado contexto dialógico: la aparición de un texto ocurre siempre dentro de un marco, que se puede llamar tradición, con el cual entra en relación. Esto ocurre simultáneamente como una similitud y como una diferencia. Los textos, entonces, por su sola presencia afirman tanto su parentesco como su independencia; se conectan con la tradición y se separan de ella. En este doble movimiento, que puede analizarse desde el punto de vista de la historia literaria, de las ideas estéticas, o incluso de las ideas políticas si el texto se presta para ello, la obra se presenta como asimilación y como choque; así, sólo por su aparición, transforma –pugnando– el marco en el que fue posible que surgiera. Creo que esta reciprocidad es particularmente clara en la Rusticatio y su contexto dialógico. Todo lo anterior hizo, como un paso casi necesario, que se optara por usar la retórica como el ámbito del cual extraer las herramientas para analizar la respuesta presente en la Rusticatio. El capítulo II está dedicado a este aspecto. De manera más específica, se escogió la llamada nueva retórica o teoría de la argumentación por su énfasis en las estrategias retórico-argumentativas como medios para lograr la adhesión de un público, de manera que lo que se analizará serán los recursos argumentativos en general. Es de resaltar el hecho de que no se presta atención en la tesis a las figuras retóricas como meramente estilísticas; tienen cabida aquí sólo en la medida en que pueden apoyar un argumento. En cierto modo, lo anterior hizo que se descartara un análisis detallado de la métrica del poema, aunque en realidad no fue la única razón, dado que sí existen formas de crear un efecto retórico o una moción de afectos con cierto tipo de hexámetros (Herrera, 2004, p. 34): el verdadero motivo debe buscarse en el hecho de que hacer un análisis exhaustivo de este aspecto del poema excede por mucho las limitaciones de tiempo y espacio de esta tesis e incluso capacidad de su autor. No obstante eso, en todos los otros aspectos el análisis es llevado a cabo en el texto original latino. 1 1 El texto base para la tesis es la edición crítica bilingüe de Faustino Chamorro (Landívar, 2001); pero también se toma en cuenta la edición bilingüe de Ignacio Loureda (Landívar, 1924) y la traducción de Octaviano Valdés (Landívar, 1942). Mi sistema de lectura ha consistido en ir primeramente directo al La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 9 El capítulo III, por su parte, consiste en los resultados del análisis de la Rusticatio vista como una contestación dentro del contexto dialógico. Lo que se tratará de sostener es que la principal característica de ésta fue hacer uso de lo singular y lo admirable como medios para luchar por un espacio que le era negado a América en la disputa, espacio que puede verse como un estatus de humanidad o civilización. Por último, en el capítulo IV se intentará iluminar de manera tangencial la forma en que se proyecta una “conciencia criolla” a partir de dos temas principales: la argumentación que la Rusticatio dirige al criollo y las “contradicciones” visibles tanto en la obra como en la identidad criolla. Al respecto, hay que recalcar que no es que se vea en la Rusticatio una capacidad de reflejar mejor que otras obras la conciencia criolla –llámesele identidad o subjetividad–, como si fuera más representativa y captara de mejor manera su esencia. Se parte de la idea de que las identidades deben ser abordadas como procesos, como cosas en construcción que se expresan principalmente mediante discursos o relatos (Bermúdez, 2002), pues en el fondo son una representación. Estos discursos no parten de una identidad como un todo ya dado y delimitado para después expresarlo y definirlo; el mismo acto de su aparición transforma el mosaico de símbolos que hace que un individuo se adscriba a una colectividad, esto es, la identidad. Esta idea tiene dos corolarios: por una parte, significa que si se puede encontrar una subjetividad en un texto, ésta será siempre de carácter relacional, posicional e incluso conflictivo. Por otra parte, esta visión destaca la heterogeneidad intrínseca y también la pluralidad de identidades existentes; dicho de otro modo, al resaltar el cambio no se quiere decir que éste sea parte de una esencia que poco a poco acrecienta y perfecciona de manera teleológica sus modos de expresión, sino que su principal rasgo es un devenir, que paradójicamente encuentra sus mayores sustentos y puntos de estabilidad en la historia y en la tierra. Partiendo de todo lo anterior se puede enunciar la idea conductora del último capítulo, que en realidad es un desarrollo de la hipótesis ya mencionada: la Rusticatio, en tanto que producto de una confrontación ante el otro y la visión que éste había ofrecido de América, se ve obligada a presentar ante él una visión propia de la Nueva España; responder al otro implicaba mostrar una cara específica ante él. La exaltación texto latino y, después, corroborar mis interpretaciones –o en otros casos, corregirlas– utilizando dichas traducciones.La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 10 de lo propio no es, pues, sólo un discurso dirigido del sí mismo para el sí mismo, sino que primeramente es una contestación al otro, lo cual genera un segundo movimiento de carácter autorreferencial a través del cual se puede ver una subjetividad criolla, en el cual ya sólo es afirmación de sí misma. La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 11 CAPÍTULO I EL ENTORNO DE RUSTICATIO MEXICANA Puesto que, como ya quedó asentado, la aproximación que se pretende hacer a la obra se fundamenta inicialmente en el contexto que la produjo, se dará primeramente un panorama general y breve acerca del autor y las circunstancias que vivió, para después explorar y tratar de describir el contexto dialógico y, por último, valorar los estudios a los que se ha tenido acceso respecto a la obra. Concretamente, se tratará de demostrar que la obra apareció en un entorno caracterizado por la discusión en torno a la condición del Nuevo Mundo y que, por tanto, puede ser comprendida como una voz dentro del diálogo. LANDÍVAR Y LA OBRA Rafael Landívar nació el 27 de octubre de 1731 en lo que hoy en día es la cuidad de Antigua Guatemala, entonces llamada Santiago de los Caballeros de Guatemala, capital de la gobernación o la provincia de Guatemala, dependiente en aquel tiempo del virreinato de la Nueva España. De ascendencia criolla, Landívar estudió en el Seminario Francisco Borja. Continuó su formación religiosa y literaria en el Colegio de San Francisco Javier en Tepotzotlán, donde vistió la sotana de la Compañía de Jesús en 1750. Después, pasó al Colegio Máximo de México, principal centro educativo jesuita en la Nueva España, de donde egresó como maestro en teología. Posteriormente, fue profesor de sintaxis en el Colegio del Espíritu Santo de Puebla y de retórica en el Colegio Máximo. En 1767, lo sorprendió la orden de expulsión siendo superior o rector del Seminario Francisco Borja en Guatemala. Vivió en Bolonia, Italia, donde, ocho años después de la supresión de la Compañía y de la orden de dispersión que se les imponía a los jesuitas, publicó Rusticatio Mexicana en 1781 y, luego, por segunda vez, en 1782. Murió en Italia el 27 de septiembre de 1793. El libro en su primera edición, que Faustino Chamorro denomina la Mutinense, se llamó Rusticatio Mexicana, seu rariora quaedam, ex agris mexicanis decerpta atque in libros decem distributa; el título ha sido traducido como “Por los campos de México” en la versión de Octaviano Valdés y el subtítulo como “O algunas cosas La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 12 bastante raras recogidas de las tierras mexicanas y distribuidas en diez libros”, en la de Chamorro. La segunda edición, publicada en Bolonia y que Chamorro llama la Bononiense, llevó el nombre de Rusticatio Mexicana, editio altera auctior et emendatior, cuyo subtítulo puede vertirse al español como “segunda edición aumentada y corregida”. En ésta se incluyeron cinco libros –o capítulos– más, un apéndice y algunos pasajes extras dentro de los otros libros. MARCO HISTÓRICO E IDEOLÓGICO Se dice comúnmente que el siglo XVIII es el de la Ilustración; sin embargo, es bien sabido que en la Nueva España y, por extensión, en la Provincia de Guatemala, ésta no es una tendencia que prevalezca de manera uniforme en este periodo, sino que se manifiesta como un proceso de asimilación y en algunos casos franco enfrentamiento. Sin duda, se trata de algo mucho más complejo que un mero choque entre ideas modernas y otras propias de una línea de pensamiento anquilosada, en lo cual falta mucho por explorar. Algunos autores ven incluso una tendencia marcadamente conservadora en la Ilustración hispanoamericana frente a un barroquismo más osado y liberal que ella (Cañizares, 2007). De cualquier modo, la idea más común es que el siglo XVIII novohispano presenta múltiples características que atestiguan el surgimiento de las ideas de la modernidad y de la Ilustración, lo cual ocurre sin embargo de manera paulatina y se percibe a lo largo de la centuria como un diálogo entre elementos modernos y otros pertenecientes a la tradición escolástica; esto llega algunas veces a manifestarse en esfuerzos por asimilarlos y reconciliarlos y otras veces en un franco ataque a los primeros, lo cual revela ya cierto conocimiento de ellos. El pensamiento filosófico novohispano de ese momento osciló entre la escolástica y la modernidad adoptando las más de las veces un eclecticismo que privilegiaba o bien a la una o bien a la otra. De hecho, de una escolástica tradicional se pasó a una escolástica modernizada. No parece que en ese siglo se haya dado un abandono completo de la base escolástica, que constituía la formación filosófica de los novohispanos (Beuchot, 1995, p. V). En el plano político, se puede percibir un claro desfase entre las ideas ilustradas adoptadas por la Corona española y la realidad novohispana. En este contexto, ocurre La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 13 un choque que provoca una serie de medidas destinadas a paliar esta disparidad: las reformas borbónicas. En realidad, son éstas el acontecimiento de mayor trascendencia a mediados del siglo XVIII, tan importantes que, para algunos historiadores, con ellas inicia la etapa que hace distintivo al siglo: Si una época se delimita por los rasgos específicos que la hacen diferente de las precedentes y de los posteriores, entonces habría que encerrar el siglo XVIII entre 1760 y 1821, porque entre esas fechas ocurren las transformaciones que dan a esta época una personalidad propia. Durante esos años se ensaya la reforma política y administrativa más radical que emprendió España en sus colonias, y ocurre el auge económico más importante que registra la Nueva España (Florescano y Menegus, 2000, p. 366). Según Florescano y Menegus (2000, pp. 366-369), los propósitos de estas reformas eran parte de una nueva concepción del Estado, cuyo deber primordial sería retomar la dirección administrativa, económica y política de las provincias en ultramar. Así, la intención era incrementar la “sujeción” y reforzar el poder del Estado en ámbitos donde imperaban los intereses particulares de una gran cantidad de funcionarios políticos. Gracias a esto, la Nueva España al parecer comenzó a tener un auge económico manifestado de manera más clara en la minería, las industrias textil y vitivinícola. Otra de las consecuencias de estas reformas fue que la rivalidad que se venía gestando desde muchos años atrás entre los españoles peninsulares y los criollos se recrudeció. La élite administrativa de los Borbones, respaldada por Carlos III en España y dirigida por José de Gálvez en la Nueva España, demostró un profundo desdén por los criollos y, de manera general, éstos fueron aun más desplazados de los puestos de poder (Brading, 1991, pp. 513-515). Igualmente, la intención por parte de las reformas de incrementar el poder de la Corona, que implicaba necesariamente la disminución del poder del clero, afectaba también de manera directa los intereses de numerosos criollos, dado que, como resultado de la misma política de exclusiónde cargos públicos vigente durante el Virreinato, los españoles americanos habían encontrado en el sacerdocio y en la carrera eclesiástica las mejores perspectivas para su futuro. Incluso dentro del ámbito de la Iglesia fueron desplazados, puesto que “se La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 14 nombraron sacerdotes europeos para ocupar cabildos de catedral” (Brading, 1991, p. 514). LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN LA NUEVA ESPAÑA Desde su fundación en 1540 por san Ignacio de Loyola, la Compañía de Jesús se distinguió por ciertos rasgos específicos: por ser el baluarte de la Contrarreforma en contra del protestantismo luterano, su adhesión incondicionada al Papa, su intensa labor educativa, la importancia de la predicación y la estricta reglamentación tanto dentro de la orden como en los requerimientos para ingresar. En la Nueva España, los jesuitas fueron una orden que entró al acontecimiento evangelizador de manera tardía en comparación con los franciscanos o los dominicos. Su aparición en el escenario novohispano en 1572 y su rápido crecimiento satisficieron las demandas educativas de los criollos, a las que las otras órdenes atendían muy poco. Aunque ‘el fin principal de la ida de la Compañía a las Indias, es ayudar a los naturales’, al llegar a la Colonia se encontraron con ‘que una de las mayores necesidades que tenía, era la mala crianza e instrucción de los muchachos’, porque no había estudios y colegios para la instrucción de los criollos. Ello, sin duda, era comprensible, pues, aparte de la Universidad, la labor educativa había sido dirigida hasta entonces hacia los indios (Osorio, 1979, pp. 14-15). A este respecto, es notable que para el año 1577 ya se enseñaba teología. La rapidez y la importancia con las que la Compañía desarrolló sus facultades docentes dependieron, por una parte, del financiamiento que recibió de los criollos y españoles acaudalados y, por otra parte, de la aceptación con que se recibieron sus peticiones al rey de España de que se le concedieran algunos de los privilegios de la Real y Pontificia Universidad de México, a saber, que los cursos que ofrecieran los jesuitas tuvieran validez dentro de tal universidad (Palencia, 1975, pp. 384-385). Por el papel decisivo de la educación jesuita en la formación de intelectuales criollos, tanto que llegó a rivalizar con la Universidad y generó un clima competitivo entre ésta y los colegios de la Compañía (Ochoa, 1975, p. 24), hay que profundizar más en su labor pedagógica. En primer lugar, es preciso mencionar que el ingreso a la La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 15 orden requería cursar una serie de niveles por los que tenía que pasar cualquier aspirante. Todos los postulantes o coadjutores y candidatos a sacerdotes en la Compañía deben cursar, primeramente, dos años, llamados de noviciado, en que aprenden los ideales del instituto y amoldan y organizan su vida de acuerdo con las reglas de éste. Concluidos los dos años pasan ambos –postulante y candidatos– al juniorado en el que, por espacio de un año, los primeros aprenden el mayor número de oficios mecánicos y los segundos se emplean, por el tiempo conveniente, en el estudio profundo de la literatura (Osorio, 1979, p. 272). Especialmente para estos últimos –los candidatos– el método de enseñanza utilizado se llamaba Ratio studiorum, adoptado en 1599, con gran énfasis tanto en el aprendizaje de las lenguas clásicas y la antigüedad grecolatina, como en la tradición cristiana. Osorio (1979) resume el método así: Sus principales características son: 1) divide a los estudiantes, según su edad y aprovechamiento, en mayores, provectiores, rudiores, etcétera, que después serían mayores, medianos y menores; 2) ubica a los alumnos con un solo profesor y les impide vagar de clase en clase; 3) periódicamente organiza repeticiones y discusiones públicas; 4) la docencia pierde el carácter de conferencia para dar paso a un trato directo con el alumno; 5) pone especial cuidado en que el alumno lea e imite a los autores de la época de oro de la literatura grecolatina; 6) promueve, por último, hacia el exterior, solemnes actos públicos y otras manifestaciones literarias en que el alumno y el profesor pronuncian oraciones, conferencias y recitaciones latinas alusivas a la ocasión (p. 14). La Ratio studiorum privilegiaba, pues, la práctica –por encima de la memorización–, la redacción y el comentario de textos. Siguiendo una vez más a Osorio (1989, p. 15), hay que añadir que los pilares en que se basaba su sistema eran el método de la Universidad de París y las enseñanzas de Erasmo de Rotterdam, Luis Vives, Antonio de Nebrija y Lorenzo della Valla, cuya postura, a rasgos generales, se encaminaba a una defensa del conocimiento directo de los autores latinos en detrimento de la utilización de las gramáticas de la latinidad medieval, que habían conducido a un “uso corrompido del latín”. En realidad, los jesuitas, junto con los franciscanos – La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 16 introductores de Erasmo (Osorio, 1980, p. 74)–, fueron los importadores de estos autores renacentistas en las tierras novohispanas. Asimismo, hay que advertir que en la provincia de la Nueva España de la Compañía de Jesús el predominio lo tenía el latín, a diferencia del griego, que no entraba en la formación curricular obligatoria. El estudio de la lengua de Lacio era el pilar inicial sobre el que se basaba todo el aprendizaje posterior. En este ámbito, pues, es evidente que tal educación entrañaba un carácter aristocratizante que excluía al vulgo del acceso a una vasta producción intelectual, carácter todavía más obvio al pensar en su marcada ortodoxia religiosa, en oposición a la influencia protestante, y su férrea defensa de los intereses de las clases nobles y terratenientes (que hacían aportaciones cuantiosas a la Compañía) frente a las de comerciantes y artesanos (Osorio, 1980, p. 78). Guiada por todas estas tendencias generales, la labor educativa de la Compañía de Jesús en la Nueva España gravitaba en torno a un centro de aprendizaje: el Colegio Máximo, situado en la ciudad de México. Los otros centros que vale la pena mencionar aquí son los siguientes: el Colegio de San Ildefonso, donde estaba un seminario o convictorio, lugar donde los estudiantes no tomaban clases sino que solamente vivían y estudiaban; el Colegio de San Francisco Javier, creado específicamente para el noviciado2, en Tepotzotlán, localidad donde había otros colegios dedicados a la enseñanza de lenguas indígenas y a la formación de los hijos de la “nobleza indígena”; por último, el Colegio de San Lucas y el Seminario Francisco Borja, que eran las dos instituciones escolares jesuitas en Guatemala (Rodríguez Gil, 1954, p. 12). Asimismo, los jesuitas eran titulares de una cátedra de gran importancia que se impartía en la Universidad, dedicada al teólogo y jurista jesuita Francisco Suárez: Las cátedras correspondientes al Colegio [Máximo], en orden de importancia eran: En la Universidad: la de Suárez En el Colegio: prima de teología, vísperas de teología, Sagrada Escritura, moral (para los que querían ser sacerdotes sin estudiar la teología con grados académicos), filosofía (metafísica), lógica, física, retórica, poesía, tercerade 2 Aunque también se podía estudiar uno o dos años más después de él, en lo cual se dice que era único (Palencia, 1975, p. 371). La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 17 Gramática, segunda de Gramática y primera de Gramática. (Palencia, 1975, pp. 386-387) Con respecto a esto, se dice que las clases de humanidades, esto es, las de gramática, retórica y poesía, “no eran estructuralmente parte del currículo” (Palencia, 1975, p. 387); es decir, que, al ser las primeras que tomaban niños, comenzando a los diez años, lo que justificaba que duraran tanto tiempo era la opinión de que éstos debían estar lo suficientemente maduros para estudiar filosofía. Fuera o no fuera cierto esto, lo que hay que recalcar en ello es que la lengua latina era introducida desde una edad temprana en los estudiantes, que ella era lo único que se aprendía durante largas temporadas –gramática, poética y retórica abarcaban cinco años– y que, por tanto, los alumnos podían alcanzar un nivel de dominio considerable tanto en la lectura de la literatura clásica como en la producción oral y escrita, la cual se podía manifestar en los actos públicos frecuentemente realizados. En este contexto, pues, la Compañía de Jesús surgió como uno de los cimientos en que se fundaba de manera general la educación novohispana y de donde surgieron “los rectores de la vida intelectual y política de la Nueva España” (Osorio, 1979, p. 204). Pero esto no ocurrió, durante todo el tiempo, como el establecimiento de un sistema inamovible; hubo cambios significativos a mediados del siglo XVIII en el método de enseñanza, los cuales corrieron a cargo de la generación de jesuitas que después iría al exilio y de la que formaba parte Rafael Landívar. Los miembros de este grupo, entre otros, fueron Francisco Javier Clavijero, Francisco Javier Alegre, Diego José Abad, Manuel Fabri, Rafael Campoy, Juan Luis Maneiro. Entre ellos, como se trasluce en la biografía escrita por Maneiro, el que fue considerado como el mentor fue Campoy, cuya vida no careció de complicaciones a causa de sus ideas novedosas. Desde un punto de vista general, es posible afirmar que esta renovación se produjo como una modificación de método. Este cambio, según se trasluce en los escritos del grupo de jesuitas mencionado, fue una mayor apertura ante la ciencia y, de manera más precisa, el conocimiento natural. Esto es obvio, por ejemplo, en el vívido retrato de Campoy hecho por Maneiro (1989, p. 40), al describirlo en Italia examinando diversas especies marinas y estudiando a Plinio el Viejo. Maneiro (p.14) afirma que el cambio significó un regreso a la genuina filosofía de Aristóteles, La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 18 opinión que ilumina el sentido que tuvo para el grupo, al tiempo que refleja la crítica que hacían al modo de hacer filosofía en su generación anterior. Parece ser que al decir “genuina filosofía” se quería expresar la revaloración de los argumentos racionales por encima de los de autoridad, como si se absorbiera el espíritu reflexivo de la filosofía y no las palabras textuales de filósofos legadas por una tradición incuestionable; lo cual en cierto modo explica el hecho de que autores como David Mayagoitia afirmen que esta reacción se expresó como una rebelión abierta contra Aristóteles y Santo Tomás y como “una inteligente revisión, por parte de los alumnos más inquietos, de aquellos puntos que ni Aristóteles ni Santo Tomás pudieron estudiar satisfactoriamente, sujetándose a proponer soluciones probables” (Citado en Ochoa, 1975, p. 355). Como explicación de todo esto, hay que observar que, “ante corrientes filosóficas nuevas, tenía necesariamente que cambiar un sistema secular que por diversas circunstancias no había dado a la enseñanza de las ciencias ni el lugar ni el método que les correspondía” (Ochoa, 1972, p. 360). Por otra parte, en un plano económico, acerca de la Compañía de Jesús es bien sabido –y también lo era en ese tiempo– que era poseedora de grandes haciendas y propiedades en el campo. Esto se inserta en una tendencia general con respecto a la Iglesia y a las órdenes religiosas: La Iglesia (…) tuvo una influencia decisiva sobre el desarrollo de la agricultura y la conformación de la organización agraria. El enorme peso social, político y moral de que disfrutaba, y su considerable capital, le abrieron tres vías para intervenir directamente en la agricultura: como propietaria, como receptora del impuesto pagado por los agricultores y como prestamista de la mayor parte de los agricultores. (…) A mediados del siglo XVIII las mejores y más eficientes haciendas azucareras, y muchas de las cerealeras y ganaderas, eran propiedad de diversas órdenes religiosas, en especial de los jesuitas (Florescano y Menegus, 2000, p. 421). Todo esto produjo en algunos sectores desconfianza con respecto a la Compañía, acusándola algunas veces de elitismo y extrema acumulación de riqueza. Por una parte, la acusación provino de las otras órdenes mendicantes, a lo cual respondieron La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 19 ya desde el siglo XVII con obras como De instauranda aethiopum salute de Alonso de Sandoval, jesuita que se dedicaba a la predicación del evangelio a los esclavos africanos que llegaban a Cartagena. Por otra parte, surgieron conflictos frente al clero secular, ejemplo de lo cual es la intensa disputa en el siglo XVII que tuvieron con Juan de Palafox y Mendoza, quien defendía la jurisdicción episcopal y afirmaba que la Compañía gozaba de prerrogativas injustificadas. A este respecto, es particularmente claro el poder de los jesuitas al tener presente el desenlace de tal conflicto: conducir fuera de la Nueva España a un noble de excelente reputación que había ocupado cargos como el de virrey interino y el de arzobispo, para no regresar nunca más. La defensa de los jesuitas por estos dos flancos es notoria también en el hecho de que “habían tenido cuidado de no entrar en competencia con los mendicantes o incurrir en el peligro de una visitación episcopal aceptando encargarse de parroquias indias” (Brading, 1991, p. 201); la única excepción a esta regla ocurría en Tepotzotlán, lo cual revela, por cierto, el carácter excepcional de los colegios de este lugar. Por último, en relación con el modo en que la propia Compañía se protegió de los ataques, hay que mencionar algo significativo: el silencio absoluto por parte de los escritores jesuitas acerca de sus riquezas en las haciendas. Tomando en cuenta lo que se ha mencionado respecto a la Compañía y las reformas borbónicas, se pueden comprender en buena medida las razones por las que ocurrió la expulsión de los jesuitas. Desde las primeras décadas del siglo XVIII los Borbones intentaron reducir la fuerza del clero regular prohibiendo la fundación de nuevos conventos en América. En 1734 se mandó que las órdenes religiosas no admitieran más novicios por un periodo de diez años. En 1754 se prohibió a las órdenes que intervinieran en la redacción de testamentos. (…) A partir de 1760 los ataques a la Iglesia fueron más violentos. La Compañía de Jesús, la orden más conflictiva por su adhesión al papa (quien luchaba por mantener la independencia de laIglesia frente al Estado), por su influencia en la educación superior, por su riqueza y su carácter independiente, fue sorpresivamente expulsada de los dominios americanos en 1767 (Florescano y Menegus, 2000, p. 369). La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 20 La operación estatal que desterró a los jesuitas, dirigida por el visitador José de Gálvez y ejecutada con rigor ante las rebeliones populares que se desataron, hizo que la gran mayoría de ellos optara por salir de la Nueva España en lugar de renunciar a la Compañía3; los condujo a la Habana y después a Europa, para radicar finalmente en Italia. Se sabe que Alegre, Clavijero, el padre Castañiza –posteriormente el restaurador de la Compañía en México– y Landívar vivieron en Bolonia en la misma casa, llamada Sapiencia por el renombre de sus habitantes (Rodríguez Gil, 1954, pp. 14-15). Al parecer, así permanecieron hasta la orden papal de supresión de la Compañía en 1773 –el breve Dominus ac redemptor– que provocó la dispersión de todos, obligando a muchos a presentarse a sí mismos como parte del clero secular y a oficiar misas. Se ha discutido mucho acerca del papel que tuvieron los jesuitas expulsos en la Independencia. Sin embargo, la perspectiva que parece más realista es la que afirma que ninguno de ellos participó o influyó de manera activa en el estallido de la lucha independentista; lo cual, ciertamente, no excluye algo indiscutible: que el efecto político de su expulsión y de la oleada de protestas que desató “consistió en crear en el pueblo de México y en los expulsos la conciencia de una Patria esbozada tenuemente en un principio, pero cuyos rasgos fueron cobrando fuerza y aun vigorosa precisión” (Pérez, 1987, p. 10). Así, se trata fundamentalmente de una influencia indirecta pero decisiva. Una de las ideas de índole jesuita que se ha interpretado como la que tuvo peso ideológico al momento de la Independencia es la referente a la importancia del pueblo como la fuente de donde emana el poder del rey. Pérez Alonso (1987, p. 36) la expresa así: “para los jesuitas la autoridad no venía directamente de Dios al soberano, sino al pueblo, quien a su vez la deposita en el soberano. A éste le recordada que la autoridad recibida era en beneficio del propio pueblo de quien la derivaba, y no en provecho propio.” No obstante, hay que hacer salvedades; desde un punto de vista práctico, no se tiene noticia de que algún jesuita expulso haya cuestionado directamente la autoridad estatal, que haya puesto en entredicho el poder de la Corona española en América, ni mucho menos que haya apelado a la orden de expulsión. De hecho, la forma en que acataron la orden es, para algunos, de una abnegación 3 Gómez Fregoso (1975) afirma que “de los casi 700 de la Provincia de México no llegaron a una docena los que escogieron quedarse en México” (p. 95). La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 21 ejemplar; en el exilio, la nota predominante es la nostalgia, en ningún momento parece haberse manifestado públicamente alguna actitud contestataria a la Corona. Una idea que está más en concordancia con esto último y que ostensiblemente se opone a lo mencionado por Pérez Alonso es la que resalta el hecho de que “san Ignacio forjó su instituto de acuerdo con los ideales nacientes de la monarquía absoluta” (Brading, 1991, p. 207). Esta afinidad se mantiene claramente a lo largo de las diversas obras que realizaron los jesuitas novohispanos durante el Virreinato y, de hecho, está en concordancia con el espíritu criollo –tal como se manifestaba antes del furor independentista–, que no tenía ningún problema para mezclar un elogio a la Corona española con elementos del pasado indígena, simbiosis evidente en el arco triunfal con que Carlos de Sigüenza y Góngora recibió al recién nombrado virrey de la Nueva España (González, 2002, p. 63). Se pueden ver otros ejemplos en el poema titulado Hernadía de Francisco Ruiz de León o en el proyecto, al parecer tan persistente pero que quedó sin realizarse enteramente, de Agustín Castro –jesuita criollo de mediados del siglo XVIII, de quien Maneiro hace la biografía– de escribir un poema épico llamado La Cortesiada donde, como es claro por el título, Hernán Cortés era el héroe principal (Decorme, 1941, p. 223). La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 22 LA DISPUTA DEL NUEVO MUNDO Si se acepta la idea de que todo texto quiere dar algo a conocer, sea cual fuere la índole de ello, se concluirá fácilmente que una obra cuyo rasgo más evidente sea la descripción de algo tendrá por objeto principal mostrarlo a un público. Ahora bien, cuando sobre un tema ya se ha escrito de manera extensa, la aparición de un texto nuevo se justifica por el hecho de que pretende aportar algo novedoso al respecto, que adquiere sentido al contrastarlo con lo ya dicho. Rusticatio mexicana, que se centra en describir la naturaleza y diversas actividades humanas de la Nueva España, surge como parte de una larga tradición volcada al mismo tema. La obra, en tanto que escrita por un jesuita criollo novohispano en su exilio en una Europa que acababa de renovar su visión acerca de América, puede comprenderse como un intento por mostrar su propio punto de vista, es decir, como una respuesta. Lo que se intentará demostrar en este apartado es que existen suficientes elementos en el entorno de la obra –caracterizado por ser un debate– para que dicha respuesta pueda ser entendida no sólo como nostálgica, como ya lo han afirmado muchos autores, sino también argumentativa. Para profundizar en la comprensión de la obra, hay que, por tanto, examinar tal entorno, el cual, siguiendo a Antonello Gerbi (1982), se llamará aquí la disputa del Nuevo Mundo. Según dicho autor, esta disputa en la historia de las ideas, estrictamente hablando, comenzó con Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon. Sin embargo, para entender cabalmente sus fundamentos es necesario remitirse primeramente de manera somera a sus antecedentes. La disputa hunde sus raíces en el famoso debate entre Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, en cuyo fondo, según Olga Camps en su prólogo (Las Casas, 2001, p. 14), había dos cuestiones teóricas conflictivas: la primera, de orden jurídico, fundamentar legalmente la anexión de los territorios americanos a España y su monopolio exclusivo; y la segunda, de orden filosófico-jurídico, definir la naturaleza y la condición jurídica de los indios. En el centro de este debate se encontraba la figura del indio americano. Es bien sabido que el principal argumento de Sepúlveda se apoyaba en las afirmaciones de Aristóteles acerca de los esclavos cuando éste declaraba que los hombres de los que no cabe esperar nada más aparte del trabajo físico debían ser gobernados por otros. La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 23 Así, siguiendo a Gerbi (1982, pp. 87-88), el punto de apoyo de Sepúlveda era la capacidad física “indiscutible” de los indios y su fortaleza en los trabajos pesados, lo cual, no obstante, no contradecíasu inclinación a la pereza; en cambio, Las Casas enfatiza su debilidad y los retrata como seres humildes, pacíficos y tranquilos –sin caer en la indolencia– que no buscan “bienes temporales” (Las Casas, 2001, p. 32) y que están indefensos frente a los conquistadores, esos “lobos” guiados por el oro y la ambición personal. Las Casas se vio también obligado a argumentar desde el punto de vista natural. Ya desde estos momentos, en el siglo XVI, se había utilizado la antigua idea del determinismo climático para explicar los defectos que los europeos encontraban en los indios por influencia de su entorno natural. En este contexto, defendió constantemente la fertilidad de la tierra y el carácter benigno del clima americano. Asimismo, por su trascendencia, hay que recalcar el papel que jugó la idea de derecho natural en el debate. Tanto Sepúlveda como Las Casas la tenían como punto de partida, pero llegaban a conclusiones opuestas: para el primero, como afirma García-Pelayo en su estudio introductorio (Sepúlveda, 1941, p. 8), el derecho natural tal como aparecía en los seres humanos coincidía con el derecho de gentes, esto es, con el sentir de los pueblos que sí eran “civilizados”, mediante lo cual los indios eran situados “al margen de las elementales condiciones de vida jurídica indispensables para el respeto por los demás pueblos” (Sepúlveda, 1941, p. 12); para el segundo, el derecho natural constituía uno de los pilares en que descansaba su combate a la visión degradante del indio, por medio de lo cual afirmaba la posibilidad de que un grupo humano ignorante de la “verdadera religión”, mediante la razón, accediera a una organización social justa. Como herencia de Las Casas, los defensores de los indios alegaban que éstos, al menos en las dos grandes culturas que tradicionalmente se aceptaban como las “más avanzadas” –los aztecas y los incas–, poseían tales cualidades. Lo anterior se apoyó, en realidad, en un cambio de orientación en el debate, cambio de gran importancia para entender el desarrollo ulterior y que Brading (1991) atribuye al dominico Francisco de Vitoria: este religioso “desvió la discusión de las afirmaciones acerca de la naturaleza inherente de los indios, hacia un debate sobre la calidad de su cultura y su sociedad” (p. 104). En los textos posteriores de Las Casas, La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 24 especialmente en Apologética Historia Sumaria, se puede percibir este viraje y, así, su argumentación se vuelca al estudio y el análisis comparativo de los pueblos de “las Indias” para demostrar que su sociedad se basaba en el derecho natural4 y en la búsqueda innata de Dios por el hombre, argumento respaldado por san Agustín y su defensa de la vía introspectiva como camino a la divinidad. El debate generó, pues, un cúmulo de nociones en torno a las cuales giraron continuamente muchos escritos posteriores. El peso que tienen numerosas ideas desarrolladas ulteriormente se entiende cabalmente al interpretarlas con la disputa como marco de referencia. Así, haciendo evidentemente abstracción de numerosos detalles, es posible ver cómo se van perfilando dos tradiciones distintas: por una parte, la que Brading (1991) llama “tradición criolla”, entre cuyos representantes más notorios están Las Casas y, posteriormente, el Inca Garcilaso de la Vega, Juan de Torquemada, Fernando de Alva Ixtlixóchitl y Carlos de Sigüenza y Góngora, muchos de los cuales recurrieron en buena medida a Bernardino de Sahagún como fuente; y por otra parte, la “tradición imperial”, cuyo abrevadero eran los cronistas Gonzalo Fernández de Oviedo y Francisco López de Gómara, de donde Sepúlveda extrajo sus ejemplos para mostrar la supremacía cultural española (Sepúlveda, 1941, p. 29). Un representante de gran influjo de esta última también fue Antonio de Herrera, con su Historia general de los hechos castellanos en las islas y tierra firme del mar océano. En esta obra, producto del primer cronista mayor de Indias, es clara la intención de defender “la justicia y el derecho de la Corona española al dominio de América” (Brading, 1991, p. 236), lo cual se basaba en la tesis que denigraba a los indígenas al nivel de salvajes idólatras; nótese a este respecto la conexión intrínseca entre las dos ideas: justicia del dominio español y salvajismo indígena. Por lo tanto, al parecer se puede afirmar que la tradición criolla se distinguió primordialmente por su desacuerdo con esto último; dicho de otro modo, conllevó una revaloración y dignificación de la figura del indígena y, por tanto, de su pasado prehispánico, todo ello sin cuestionar directamente la primera idea. Esto es claro en el doble elogio de los indígenas y de los conquistadores hecho por los criollos. Pero la inercia, la íntima relación entre las dos ideas, condujo finalmente y de manera consecuente, después de un largo proceso, al ataque directo a la primera. 4 De lo cual era posible desprender que su organización social era inviolable, conclusión que, aunque nunca enunciada, permitía vislumbrar cómo podía ponerse en tela de juicio la justicia de la conquista. La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 25 Ahora bien, hay que describir la participación jesuita en este contexto. Para finales del siglo XVII, la Compañía de Jesús ya había adquirido una fama indiscutible por su obra evangelizadora en lugares muy diversos, como Filipinas, China, California y el norte de la Nueva España. De un modo general, se puede afirmar que en la mayoría de las valoraciones jesuitas de los oriundos, en parte para justificar y mostrar el éxito de su catequesis, se ofrecía una visión que enfatizaba el derecho natural. En relación con esto, es significativo “el creciente ataque [por parte] de los jesuitas al modo en que las doctrinas de san Agustín se habían aprovechado para atribuir un origen diabólico a toda idolatría, levantando una barrera infranqueable entre los valores cristianos y los valores paganos” (Brading, 1991, p. 294). Para diluir esta barrera levantada por las condenas agustinianas a los pueblos de la antigüedad – que es muestra clara de la forma en que a lo largo del debate se hizo uso de todo lo que ofrecía la tradición europea para justificar las propias ideas y atacar las contrarias, tomando del mismo autor argumentos de los que se concluían cosas opuestas–, no sólo se esgrimió el derecho natural, sino que también se exploró la posibilidad de una evangelización apostólica en América. Esto es notorio en Antonio Ruiz de Montoya, autor jesuita del siglo XVII de la obra titulada La conquista espiritual hecha por los religiosos de la Compañía de Jesús en las provincias de Paraguay, Paraná, Uruguay y Tape, en la que aparecía el mito de que Santo Tomás había estado en misión apostólica desde Perú hasta Brasil, idea que estaba respaldada por la célebre cruz de Carabuco en Perú (Brading, 1991, p. 197) y que persistió hasta finales del siglo XVIII revelando sus implicaciones políticas –negación de la justicia de la conquista española– en ideólogos como Servando Teresa de Mier. En la misma línea, surgieron tesis que les daban sentido a los americanos dentro de la tradición judeocristiana, postulándolos como una de las tribus perdidas de Israel, como en el caso de Gregorio García (Brading, 1991, p. 221). De importancia también fueron, sobre todo en el criollismo de Sigüenza y Góngora, según menciona Brading (1991), las ideas de AthanasiusKircher, jesuita alemán que localizaba el origen de la ciencia y de toda la humanidad en Egipto. Como puede observarse, entonces, los jesuitas parecen haberse inclinado más a favor de la tradición criolla. Se puede percibir, por ejemplo, en Andrés Pérez de La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 26 Ribas y su obra de mediados del siglo XVII llamada La historia de los triunfos de la Santa Fe entre los pueblos más bárbaros de nuestro globo obtenidos por los soldados de la milicia de la Compañía de Jesús. En esta descripción de la evangelización de la parte norte de la Nueva España, se presenta “a los indios de la región como buenos cristianos, dóciles y leales, sin nada de la malicia y de la hipocresía de las ‘naciones civilizadas” (Brading, 1991, p. 199). Un caso digno de mención es el jesuita José de Acosta en su Historia natural y moral de las Indias. Hay dos aspectos que lo hacen destacable y que lo acercan ligeramente a la tradición imperial: el primero, que asume la idea del determinismo climático para tratar de explicar tanto las causas del clima tropical americano como sus consecuencias en la población indígena; el segundo, que enfatiza la idolatría indígena y ve la conquista “como un providencial acto de liberación mediante el cual los naturales del Nuevo Mundo quedaron libres del dominio de Satanás y de los tiranos humanos, y se les ofrecieron los medios de salvación” (Brading, 1991, p. 218). Con todo esto como antecedente, la disputa del Nuevo Mundo propiamente dicha surge a mediados del siglo XVIII –con tres representantes principales: el conde de Buffon, Cornelius de Pauw y William Robertson– como una renovación de la visión propia de la tradición imperial con respecto a América por parte de la Ilustración europea, pero con diferencias significativas: que se desarrolla desde una perspectiva europeocentrista al tiempo que antihispana y, principalmente, que tiene como base un esfuerzo racional por explicar los fenómenos naturales, es decir, una secularización del debate propia de los ideales ilustrados. Por lo que respecta al primer aspecto, para evitar la contradicción que éste podría sugerir es preciso resaltar, por una parte, la tendencia innegable de la Ilustración a hacer de Europa el marco de referencia con respecto al cual juzgar lo ajeno, y por otra parte, el hecho de que las ideas de los autores principales arriba mencionados encarnaban la percepción que una buena parte de Europa tenía acerca de España: el país de la contrarreforma, la nación que había permanecido más reacia a la entrada de ideas ilustradas, la que había adquirido inmensos territorios a la fuerza y a costa de sangre derramada. Ya desde el siglo XVI se gestaba una visión negativa de las conquistas españolas, perceptible en Girolano Benzoni y su Historia del Nuevo La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 27 Mundo, que subraya la injusticia y las crueldades españolas al tiempo que presenta a los indígenas como “seres irracionales” (Brading, 1991, p. 230). En un plano más general y de tinte menos político, se puede decir que lo que estaba detrás de esta visión negativa de España era una nueva forma de otorgar credibilidad a las fuentes históricas, tendencia ya bastante fuerte para mediados del siglo XVIII. Según afirma Cañizares (2007), en dichos años se comenzó a poner en tela de juicio la veracidad de los relatos españoles de la conquista –junto con una gran cantidad de relatos elaborados por viajeros sin la formación filosófica necesaria para no dejarse engañar por lo aparente– debido a las numerosas incongruencias que éstos presentaban entre sí, o por la falta de coherencia, ya fuera interna o con respecto a hechos que parecían palpables, como datos geográficos, lingüísticos, climáticos, vestigios arqueológicos o fósiles. Cañizares utiliza, al respecto, el término de “viajeros filosóficos” para denominar al grupo de escritores de relatos de viaje con estas nuevas tendencias, que son los que formarían el corpus de datos en el que posteriormente se basarían Buffon, De Pauw y Robertson. En esta nueva aproximación a las fuentes históricas, casi todas las de los españoles cayeron en descrédito, por ser éstos considerados como fanáticos religiosos que, como el vulgo, tenían una propensión a la credulidad ingenua (Cañizares, 2007, p. 63), una tendencia a aceptar con facilidad y buscar lo maravilloso. Con este ánimo fueron criticadas las visiones jesuitas de China y las descripciones del imperio inca hechas por Garcilaso, que parecían exaltaciones basadas en símiles clásicos grecorromanos. Con el espíritu, pues, de desechar estas interpretaciones que parecían engañosas ante los ojos de los ilustrados, se gestaron nuevas maneras de abordar el estudio del Nuevo Mundo, maneras que se rodeaban de un manto de “objetividad” supuestamente alcanzado por el análisis filosófico. Ligado con lo anterior, la nueva visión ilustrada se distinguió, como ya se dijo, por tratar de abordar y explicar los fenómenos naturales desde un punto de vista “racional”; al respecto, lo mejor es cederle la palabra a Gerbi (1982), cuya obra es la fuente primordial en las siguientes explicaciones aquí expuestas acerca de la disputa del Nuevo Mundo: Con todo, y no obstante la radical revisión a que sometía Hume, la secular doctrina de la conexión entre clima y caracteres –readaptada a las nuevas circunstancias, robustecida con el ansia racionalista de relaciones claras, precisas, no variables en La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 28 el curso de los tiempos, sino fijas como las leyes de la naturaleza, esquemática, evidente, sencilla e irrefutable como lo caliente y lo frío, la sequía y los aguaceros– acababa por confluir en el juicio sumario que Europa estaba a punto de pronunciar sobre América. El continente que en el siglo XVI había suscitado tantos problemas filosóficos y teológicos, cosmográficos y políticos, ahora, tras el eclipse de la era barroca, se representaba como Naturaleza y como Clima a los espíritus prácticos y apasionados del siglo XVIII (p.55). Como puede observarse, la principal tesis era la del determinismo climático, recogida de la tradición. En efecto, “el ‘clima’ servía para salvar el abismo lógico que mediaba entre la tesis de la debilidad física del continente americano y la de su inferioridad civil y política. Era sólo un factor, pero un factor crucial, que permitía esbozar una explicación unitaria de infinidad de fenómenos geográficos e históricos” (Gerbi, 1982, pp. 54-55). Es ésta una de las nociones centrales en el conde de Buffon, iniciador de la discusión, quien se suele contar entre los más destacados naturalistas de la época. Partiendo de una descripción de la fauna y la naturaleza americanas, del estado de conocimiento factual a mediados del siglo XVIII y de la información que podía llegar a él a través de los viajeros, este autor percibe cuatro cosas: primero, que en el Nuevo Mundo los mamíferos son más pequeños, menos variados y menos fuertes –el tapir es diminuto en comparación con el elefante; el jaguar, lampiño, no iguala en fuerza al león, tan potente y melenudo–; segundo, que los animales domésticos traídos de Europa a América sufren de cierta degeneración o decadencia –el ganado bovino y los caballospierden fuerza en el suelo americano–; tercero, que el Nuevo Mundo, en comparación con el Viejo, tiene numerosos manglares y zonas pantanosas de gran humedad; y cuarto, que América posee insectos y reptiles más variados y de mayor tamaño. En un afán por encontrar una sola explicación para todo esto, Buffon aduce el estado bruto de la naturaleza americana, es decir, su carácter primigenio y poco desarrollado, el cual presenta dos caras: por una parte, es hostil al crecimiento de los animales superiores; por la otra, favorece con su clima a los seres inferiores como batracios, reptiles, culebras e insectos, que tienen “sangre de agua” y por tanto se La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 29 reproducen y desarrollan mejor en un medio húmedo, hasta adquirir algunos proporciones “gigantescas”. Así pues, como parte de una asociación antiquísima, a saber, entre el agua y el inicio de la vida, llamar al continente americano el Nuevo Mundo tiene incluso un sentido físico y geológico: es un mundo primigenio “que permaneció durante más tiempo bajo las aguas del mar, que está recién salido de ellas y aún no se ha secado bien” (Gerbi, 1982, pp. 20-21). La infancia geológica buffoniana llega investida como inferioridad hasta Hegel, quien hereda en buena medida las ideas de Buffon para articular su visión del papel de América dentro de la historia (Salmerón, 2003). Se puede percibir fácilmente que, dentro de este razonamiento caracterizado por una generalización implacable, el hombre queda englobado en el retraso que la tierra provoca en los animales superiores. Tal inferioridad estaba corroborada por la supuesta falta de apetito sexual de los indios por sus mujeres, su falta de vello, símbolo de masculinidad, y lo que mencionaban los viajeros ilustrados, según los cuales los idiomas de los pueblos originarios americanos “carecían de los medios para expresar ideas abstractas o generales” (Brading, 1991, p. 465), observación hecha por Charles-Marie de la Condamine, un “viajero filosófico” en su viaje por Perú en 1737. Nótese la forma en que, partiendo de un dato de un grupo nativo particular, se podía concluir algo acerca de todo el continente. El caso de Cornelius de Pauw, en Investigaciones filosóficas sobre los americanos (1768), presenta algunas diferencias en relación con Buffon. Para este último, la inferioridad del indio es un corolario de su visión de la naturaleza americana, que es la que ocupa el lugar fundamental en su obra; para De Pauw, en cambio, el centro de gravitación pasa de la naturaleza al hombre americano. En su visión, que parte de una posición en un plano opuesto a la idea del buen salvaje de Rousseau, los indios son mostrados como “bestias, o poco más que bestias, que ‘odian las leyes de la sociedad y los frenos de la educación’. Viven cada uno por su cuenta, sin ayudarse los unos a los otros, en un estado de indolencia, de inercia, de completo envilecimiento” (Gerbi, 1982, p. 67). Esto último tiene una importancia capital para comprender sus ideas, puesto que refleja otra divergencia con respecto a Buffon: éste habla de hombres primitivos y de naturaleza en estado bruto, en la infancia; aquél lo describe como un estado viciado, depravado, algo que fue en retroceso. La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 30 La intención de polemizar y llevar al extremo esta visión es algo con lo que la mayoría de los historiadores están de acuerdo con respecto a De Pauw. Sin embargo, a pesar de sus obvias exageraciones, articuló su interpretación del problema bajo una luz novedosa y en correspondencia con el espíritu ilustrado, lo cual explica su fortuna editorial –la obra fue rápidamente traducida a diversos idiomas europeos. Esta perspectiva se basaba en un esfuerzo por comprender las razones de los horrores cometidos por los europeos –españoles, especialmente– y ver los problemas de los países americanos al trasluz de hechos que parecían comprobables, para lo cual adujo el clima y las catástrofes como explicaciones. Respecto a esto último, hay que recalcar que se trata de un argumento cuyas fuentes pueden remontarse hasta Francis Bacon y su idea de que había existido un diluvio exclusivo de América: La inferioridad telúrica del Nuevo Mundo se explica con los mismos argumentos y se colorea con las mismas pinceladas que habían servido para ilustrar la triste condición de toda la tierra después del Pecado Original y después del nuevo azote del Diluvio: se aduce la degeneración de la fauna, se aduce la pérdida de vigor de la naturaleza, (…) se aduce la inestabilidad, causa de decadencia incluso para el género humano, se aducen varias señales premonitorias del fin del mundo, y se aduce, por último, justamente el Diluvio, entre cuyos efectos enumeraba Lutero la extirpación de todos los árboles buenos, la formación de desiertos de estériles arenas y la multiplicación de bestias y plantas nocivas (Gerbi, 1982, p. 75). En efecto, De Pauw planteaba la idea de una gran inundación que había trastornado el desarrollo de la naturaleza y los hombres en el Nuevo Mundo, lo cual se puede ver como un replanteamiento o reutilización secular de una tradición específicamente religiosa. William Robertson, por su parte, tomó un tono menos polémico y estuvo más abierto ante las fuentes históricas españolas, retomando sobre todo a Herrera y a Acosta, pero con un argumento muy especial en el caso de los testigos oculares hispanos, completamente descartados por De Pauw por ser proclives a lo maravilloso: para Robertson, “la ignorancia misma de los observadores garantizaba la credibilidad de partes de sus testimonios” (Cañizares, 2007, p. 87); eran los españoles recién llegados tan ingenuos que no podían haber inventado por sí mismos algunas de las La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 31 cosas tan complejas que relataban referentes a la forma de organización social prehispánica. No obstante esta diferencia, Robertson retrata en su Historia de América la naturaleza y al hombre americano en términos emparentados a los anteriores: respecto a ésta, resalta el predominio del frío en el continente americano, siguiendo a Buffon; respecto al segundo, a pesar de su moderación, plantea un esquema donde deja relativamente mal paradas a las que se consideraban las grandes civilizaciones americanas. En efecto, en Robertson queda muy clara una de las tendencias que, siguiendo a Cañizares (2007), regían los trabajos de la época de los ilustrados: ante la desconfianza que les generaban numerosas fuentes históricas –especialmente las elaboradas a partir de escritura no alfabética– el mejor modo de estudiar el desarrollo del hombre “objetivamente” era buscar directamente culturas que, por sus características, demostraran en aquellos momentos estar en estadios más primitivos de la humanidad. Dentro de esta perspectiva, que pretendía hacer una “historia conjetural” de tales etapas, el Nuevo Mundo se presentaba como una gran oportunidad para descubrir al hombre en etapas anteriores dentro de la escala evolutiva en cuyo pináculo se colocaba, evidentemente, Europa. Así, en el esquema de tres niveles que defendía Robertson –donde el salvajismo ocupa el lugar más bajo; la barbarie, el intermedio; y la civilización, el más alto– los mexicasy los incas ocupaban el segundo nivel, dejando a las otras poblaciones americanas en el salvajismo. Digno de notarse es el hecho de que uno de los aspectos centrales que hacían posible adquirir el estatus de civilización era el comercio, Robertson se adscribe en el llamado “humanismo comercial”, que defendía que “el surgimiento del comercio no amenazaba las virtudes cívicas” (Cañizares, 2007, p. 82). Robertson también menciona algo que tendría fuertes implicaciones simbólicas; cuando describe los hermosos plumajes de las aves americanas, escribe: “But nature, satisfied with clothing them in this gay dress, has denied most of them that melody of sound, and variety of notes, which catches and delights the ear” (Gerbi, 1982, p. 199)5. Este silencio de las aves, señal de la tristeza y carácter lúgubre de la naturaleza del Nuevo Mundo, se elevó a símbolo de la impotencia expresiva americana en el 5 “Pero la naturaleza, contenta con vestirlas de alegres ropajes, le negó a la mayoría de ellas la melodía de sonidos y la variedad de notas que atrapan al oído y lo deleitan”. (Todas las traducciones del inglés al español son mías) La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 32 ámbito de la poesía, idea que incluso un defensor de la naturaleza americana, Thomas Jefferson, mantuvo. Así, de un modo global, Buffon presentó las bases naturalistas y De Pauw y Robertson las conjuntaron con el aspecto cultural e histórico, engarzándose estos últimos con la tradición imperial, que enfatizaba el salvajismo de los indios y que estaba en plena oposición a la visión criolla: De Pauw lo hizo “negando abiertamente la veracidad virtualmente de todas las fuentes históricas que trataban de los indios de la época de la conquista” (Brading, 1991, p. 465), las fuentes que hablaban del nivel avanzado de los aztecas y de los incas; Robertson lo hizo cuando “en cada punto, desde su denigración de Torquemada y Gracilaso hasta su encomio de Gálvez y Carlos III, (…) ofendió las sensibilidades de los patriotas criollos” (Brading, 1991, p. 476). Las primeras respuestas a todas estas ideas perfiladas en la visión europea ilustrada se generaron primeramente en Europa, con autores como Antoine-Joseph Pernety, Paolo Frisi y otros que afirmaban haber tenido una experiencia directa en América. Entre las críticas provenientes del Nuevo Mundo, el papel central se le suele atribuir a la Compañía de Jesús, especialmente a Clavijero. Se puede decir sin lugar a dudas que gran parte de la producción intelectual de los jesuitas novohispanos en el exilio se dio a conocer bajo la forma de un alegato, una defensa cuyo prepósito era desmentir los duros juicios del bando ilustrado, que falseaban, en su opinión, la realidad novohispana. Clavijero, por ejemplo, apoyado en sus conocimientos del náhuatl y otros idiomas indígenas, atacó directamente y proporcionando ejemplos la idea de que éstos carecían de términos abstractos. De manera más significativa, su Historia Antigua de México combatió desde el flanco cultural, haciendo descripciones de los habitantes novohispanos, su historia y su pasado prehispánico. Pero Clavijero no fue el único que reaccionó; en realidad, puede insertarse en una tendencia de carácter más general, que Cañizares (2007, pp. 358-446) ve como la creación de una “epistemología patriótica”, no circunscrita únicamente a los jesuitas exiliados. Según él, la crítica por parte de los criollos contra los ilustrados y sus “historias conjeturales” postuló como limitaciones para ellos y sus principios metodológicos la falta de conocimiento de lenguas indígenas para comprender a los La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 33 informantes directamente o para interpretar los logogramas y pictogramas indígenas, la falta de experiencia suficiente –como haber estado en América un tiempo considerable–, la mala recopilación y uso de las fuentes bibliográficas. Relacionado con lo último, la epistemología patriótica defendió criterios diferentes para la evaluación de la credibilidad de las fuentes, privilegiando “los testimonios de las élites amerindias y de los criollos clericales” (Cañizares, 2007, p. 362). Ahora bien, para regresar al grupo de jesuitas expulsos, en una carta que Maneiro le envía a Clavijero se puede ver la actitud crítica que seguramente tuvieron ellos respecto a las respuestas de Clavijero y, por extensión, a la visión que los ilustrados mencionados habían dado de América; por su labor defensora en el debate, Maneiro lo llama: “violatae ultorem veritatis" (Osorio, 1989, p. 357).6 Sin duda, esto también muestra lo que pudo haber experimentado un jesuita criollo novohispano ante los juicios de Buffon, De Pauw y Robertson: sus ideas acerca de la inferioridad, a pesar del respeto que podían tenerle a un notable naturalista como Buffon o a un historiador de renombre como Robertson, no podían ser más que calumnias. En la misma carta, Maneiro anexa un poema anónimo llamado Pro reparata Patriae forma carmen7, el cual, siguiendo a Osorio (1989, p. 350), se le puede atribuir a él mismo; en dicho poema se le cede la palabra a América, que, retratada como una mujer afligida, expresa: Complures alexit amor, neque inde colentes / non ultra natale solum rediere, penates / hic facere suos, facere palatia natis. / Quos non chara soli traxit dulcedo, sed una / auri sacra fames, veniunt, redeuntque. Beatam / me, sin nunquam illi mea regna, et littore nossent! / Hi nova spergentes veterem commenta per orbem, / prima fuere mihi labes, et origo malorum (Osorio, 1989, p. 359).8 En el pasaje se puede apreciar una clara separación entre los criollos –en los tres primeros versos–, descendientes de los que fueron guiados por el amor e hicieron de América su casa, y los europeos –en los versos siguientes–, atraídos por el oro, 6 “El vengador de la verdad violada” (La traducción es mía). 7 “Canto en pro de la hermosura restaurada de la patria”. (Las traducciones de este poema son mías) 8 “A muchos atrajo el amor, y ya como habitantes de esta parte / no volvieron a su suelo natal y crearon / aquí a sus propios penates y palacios para sus descendientes. / Quienes no fueron atraídos por el encanto y la dulzura / sino sólo por un hambre insaciable de oro, vinieron y se fueron. / ¡Dichosa yo si nunca hubieran pisado ellos mis reinos y riberas! / Ellos, al esparcir sus hallazgos e invenciones por el Viejo Mundo, / fueron mi primer desgracia y el origen de mis males”. La argumentación a través de la singularidad Análisis retórico-argumentativo de Rusticatio mexicana de Rafael Landívar 34 residentes temporales y dispersores de los comentarios y las ficciones que fueron el origen de los males para el Nuevo Mundo. Aquí, la acusación de codicia tiene como presupuesto la riqueza del continente; al dar esto por sobreentendido, parece quedar velado que éste es el verdadero contraargumento, el cual sería retomado por otros autores. Asimismo, las ideas de Maneiro entroncan con la tradición criolla con respecto a la imagen del indio y, en oposición a Buffon y De Pauw, se acercan a la noción de derecho natural y a la del buen salvaje; en su biografía de Campoy, menciona: En esos lugares [lejos del bullicio de las ciudades populosas] de América, pueden verse ordinariamente
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