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Psicologia de la Saúde: Definição e Delimitação

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MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD 
 
 
 UNIDAD I. DEFINICIÓN, CONCEPTOS, DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS DE LA PSICOLOGÍA DE L A SALUD 
DELIMITACIÓN CONCEPTUAL DE LA PSICOLOGÍA DE LA 
SALUD Y SU RELACIÓN CON OTRAS ÁREAS DE ESTUDIO ....2 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
L e c t u r a 2 
 
 
 
 
Ballester, A., R. (1997) Introducción a la 
psicología de la salud. Valencia: 
Promolibro. Cap. 3, pp. 131-203. 
 
1. EL CONCEPTO DE PSICOLOGÍA DE LA SALUD.................2 
2. DELIMITACIÓN DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD ...........4 
RESPECTO A OTRAS DISCIPLINAS O CIENCIAS SOCIALES
....................................................................................................4 
2.1. Definición y descripción del Sistema de Salud.................4 
2.2. La Sociología Médica: origen, características y ámbito de 
estudio.....................................................................................5 
2.3. Antropología Médica: Origen, características y ámbito de 
estudio.....................................................................................8 
2.4. Economía de la Salud: Origen, características y ámbito 
de estudio..............................................................................10 
2.5. Comparación entre las “ciencias sociales” de la salud ..12 
3. DELIMITACIÓN DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD 
RESPECTO A OTROS TÉRMINOS AFINES...........................13 
3.1. Medicina Psicosomática: Definición, origen y 
características .......................................................................13 
3.2. Medicina Comportamental: Definición, origen y 
características .......................................................................16 
3.3. Relación entre la Medicina Comportamental y la Medicina 
Psicosomática .......................................................................23 
3.4. Relación entre la Psicología de la Salud y la Medicina 
Comportamental....................................................................24 
4. DELIMITACIÓN DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD 
RESPECTO A OTRAS ÁREAS DE LA PSICOLOGÍA: 
PSICOLOGÍA DE LA SALUD Y PSICOLOGÍA CLÍNICA..........27 
 
 
 
 
DD EE FF II NN II CC II ÓÓ NN ,, CC OO NN CC EE PP TT OO SS ,, 
DD EE SS AA RR RR OO LL LL OO HH II SS TT ÓÓ RR II CC OO YY 
PP EE RR SS PP EE CC TT II VV AA SS DD EE LL AA 
PP SS II CC OO LL OO GG ÍÍ AA DD EE LL AA SS AA LL UU DD 
 
 
UU NN II DD AA DD II .. 
 
 
MÓDULO 0503- PSICOLOGÍA TEÓRICA I EL CAMPO GENERAL TEÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD 
 
 
 UNIDAD I. DEFINICIÓN, CONCEPTOS, DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS DE LA PSICOLOGÍA DE L A SALUD 
 
DDEELLIIMMIITTAACCIIÓÓNN CCOONNCCEEPPTTUUAALL DDEE LLAA PPSSIICCOOLLOOGGÍÍAA DDEE LLAA 
SSAALLUUDD YY SSUU RREELLAACCIIÓÓNN CCOONN OOTTRRAASS ÁÁRREEAASS DDEE EESSTTUUDDIIOO 
 
Si los capítulos anteriores han estado dedicados a analizar la historia del 
concepto de salud y de la psicología de la salud con el objeto de conocer 
las raíces de su identidad, el presente capítulo tiene por objeto delimitar 
conceptualmente esta disciplina. Para cualquier disciplina, subdisciplina 
o campo de aplicación que acaba de nacer y desea hacerse un hueco en 
el saber científico, una de las primeras tareas a realizar es establecer 
claramente qué es lo específico que aporta tal disciplina respecto a otras 
ya conocidas con el fin de acotar su campo de conocimientos, de 
investigación y de práctica y con ello, justificar la necesidad de su 
existencia. En el caso de la Psicología de la Salud, como disciplina 
relativamente reciente, este trabajo está todavía en curso, por lo que 
todavía se pueden oír voces que no entienden por ejemplo, qué puede 
aportar la psicología de la salud que no aporte la psicología clínica. Por 
ello, en este capítulo, además de delimitar el concepto de la disciplina de 
Psicología de la Salud, se establece su relación, en primer lugar, con 
otras disciplinas o ciencias sociales como la Sociología o la Antropología 
de la Salud; en segundo lugar, con otros términos o campos afines como 
la Medicina Comportamental o la Medicina Psicosomática; y, en tercer 
lugar, con otras áreas de la Psicología y en especial con la Psicología 
Clínica. Para ello, previamente se expondrá, aunque sea sucintamente, 
el origen y las características básicas que delimitan tales disciplinas o 
áreas de estudio. De este modo, la delimitación conceptual de la 
Psicología de la Salud quedará bosquejada en un primer epígrafe, para 
después perfilarse totalmente a través del establecimiento de los límites 
con otras disciplinas en los epígrafes siguientes. 
 
1. EL CONCEPTO DE PSICOLOGÍA DE LA SALUD 
A la hora de establecer el concepto de la disciplina objeto de este libro 
quizás sea bueno comenzar por la definición oficial de la misma. En este 
sentido, como ya se dijo en el capitulo anterior, Matarazzo (1980) 
propuso la primera definición de la Psicología de la Salud como “el 
conjunto de aportaciones, tanto de tipo educativo corno científico y 
profesional, que proporcionan las diversas áreas psicológicas para la 
promoción y el mantenimiento de la salud, la prevención y el tratamiento 
de la enfermedad, la identificación de los correlatos etiológicos y 
diagnósticos de la salud, la enferme dad y sus consecuencias” (pág.8 
15). 
A esta definición, añadió poco después lo siguiente: 
“así como el análisis y la mejora de los sistemas sanitarios y de la 
política general de formación sanitaria” (1982, pág.4). 
Con esta última frase, Matarazzo (1982) intentaba reflejar la posición de 
un cierto número de profesionales de la psicología de la salud, que 
además de centrarse en la responsabilidad individual para el 
mantenimiento de la salud y el bienestar, enfatizaban la necesidad de 
prestar atención a tos contextos sociales, políticos y económicos de la 
salud y las conductas de salud (Winnett, 1983; Marston, 1983), 
especialmente con el fin de reducir los costes huma nos y económicos 
asociados a determinadas condiciones que se pueden prevenir. 
De algún modo, ya se ha plasmado en los capítulos anteriores cuál ha 
sido el decurso de los acontecimientos responsables del nacimiento de 
la Psicología de la Salud. Resumiendo se puede afirmar que, junto a la 
aparición del modelo biopsicosicial, los factores que mayormente han 
posibilitado el afianzamiento de la Psicología de la Salud son muy 
similares a los que posibilitaron el desarrollo de la medicina 
comportamental, si exceptuamos los avances en biofeedback. Entre 
otros son los siguientes (Matarazzo y Carmody, 1983; Krantz, Grunberg 
y Baum, 1985; Taylor, 1986; Reig, Rodríguez y Miro, 1987; Botella, 
Ibáñez y Martínez, 1987; Botella, 1996): 
a) Los cambios experimentados en las causas de mortalidad a lo largo 
de este siglo en los países occidentales. 
b) El reconocimiento de una etiología multifactorial de los diferentes 
problemas médicos. 
c) Incremento en los gastos de salud, sin que se observe un aumento 
paralelo en los beneficios obtenidos. 
d) Énfasis en la prevención y promoción de estilos de vida sanos 
e) Reconocimiento de la necesidad de una colaboración interdisciplinar 
f) Creciente reconocimiento entre los profesionales sanitarios de la 
utilidad de las técnicas comportamentales. 
g) Apoyo institucional y consideraciones pragmáticas respecto a más 
pues os de trabajo y más recursos. 
En cuanto a su objeto de estudio, diversos autores (Singer y Krantz, 
1982; y Van Veldhoven, 1990) consideran que, a grandes rasgos, la 
Psicología de la Salud debe estudiar los mecanismos de relación entre el 
“comportamiento” y la “salud” (Borda, 1996). De hecho, Krantz y cols. 
(1985) señalan es puntos de relación entre .ambos aspectos, todos los 
cuales caerían dentro del ámbito de interés de la Psicología de la Salud: 
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 UNIDAD I. DEFINICIÓN, CONCEPTOS, DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS DE LA PSICOLOGÍA DE L A SALUD 
 
a) La ocurrencia de comportamientos que pueden tener efectos 
fisiológicos directos que afectan al estado de salud. 
b) Los estilos de vida y hábitos diarios que pueden hacer peligrar la 
salud o potenciar la enfermedad a medio o a largo plazo, y 
c) La forma en que las personas perciben y se enfrentan a la 
enfermedad, que puede convertir en un factor de facilitación o 
empeoramiento del proceso. 
Por otra parte, si nos centramos en cuáles deberían ser las funciones del 
psicólogo de la salud, de la definición de Matarazzo (1982) se deriva que 
éste se debe ocupar de: 
a) La promoción y el mantenimiento de la salud 
b) La prevención y el tratamiento de la enfermedad 
c) La identificación de correlatos etiológicos y diagnósticos de la salud, la 
enfermedad y las disfunciones relacionadas, y 
d) La mejora de los sistemas de asistencia sanitaria y la configuración de 
políticas sanitarias. 
Concretando un poco más, la División de la Psicología de la Salud 
estableció como objetivos prioritarios de la disciplina los siguientes 
aspectos (Buela-Casal y Carrobles, 1996): 
a) Comprender y evaluar la interacción existente entre el estado de bien 
estar físico y los diferentes factores biológicos, psicológicos y sociales. 
b) Entender cómo las teorías, los principios y los métodos de 
investigación psicológica pueden aplicarse para potenciar los enfoques 
biomédicos en la promoción de la salud y el tratamiento de la 
enfermedad. 
c) Comprender la naturaleza de la respuesta de estrés y su importancia 
en la etiología y el proceso de adquisición de un gran número de 
problemas de salud. 
d) Entender cómo los métodos y las técnicas conductuales y cognitivas 
pueden ayudar a las personas a afrontar y controlar el estrés. 
e) Desarrollar las habilidades necesarias para diseñar y aplicar 
programas cuyo objetivo sea crear o aumentar hábitos y estilos de vida 
personales de salud. 
f) Comprender las dificultades que experimentan los pacientes al decidir 
buscar tratamiento para sus molestias y problemas 
g) Ser consciente del estado y de las condiciones experimentadas por 
los pacientes en el ámbito hospitalario, así como de los factores que 
afectan la adherencia a los tratamientos médicos y las fuentes de 
problemas en lo que a la relación médico-paciente se refiere. 
h) Entender las diferencias existentes entre los métodos psicológicos y 
médicos para reducir el dolor y cómo se combinan éstos para mejorar la 
eficacia del tratamiento. 
i) Ser conscientes del impacto que las enfermedades incapacitantes y 
terminales producen en los propios pacientes y sus familiares, y 
j) Descubrir y entender cómo las técnicas y los principios psicológicos 
pueden aplicarse para ayudar a los pacientes a afrontar y tratar de 
controlar las enfermedades crónicas. 
Tras la lectura de todos estos objetivos, uno podría preguntarse: “pero, 
¿cuál es exactamente la identidad de la Psicología de la Salud? ¿qué 
rasgos la caracterizan y la diferencian de otras áreas de estudio?. Estas 
preguntas no son fáciles de responder. Sin embargo, el presente 
capítulo supone un intento de hacerlo. En líneas generales, mi posición 
al respecto coincide bastante con la de Matarazzo. Este autor 
(Matarazzo, 1987) se preguntaba hace unos años cuál era la identidad 
real de la Psicología de la salud, afirmando que se trataba de un campo 
emergente y que continuaría como tal durante al menos una década 
más. Dado que ya ha transcurrido ese plazo, parece que tendremos que 
esperar todavía algo más para saber qué es exactamente lo que 
estamos haciendo. Como decía, coincido plenamente con Matarazzo 
(1987), en que los psicólogos de la salud son, primero, psicólogos, y 
después, especialistas en la salud. “Psicología” es el sustantivo que 
identifica el sujeto, y “salud”, el adjetivo que describe el cliente, el 
problema o el lugar en que la psicología es aplicada. Como todos los 
campos de la psicología, la Psicología de la salud aporta sus propios 
conocimientos al cuerpo general de la psicología y aplica los principios 
de la psicología general a un área particular. Por tanto, utilizando 
palabras del mismo Matarazzo (1987), en mi opinión, “la Psicología de la 
salud hoy no es más que la aplicación del conocimiento acumulado de la 
ciencia y profesión de toda la psicología al área de la salud” (pág. 55). 
En el mismo trabajo, este autor afirma que la Psicología de la Salud no 
emergerá como una profesión independiente en los Estados Unidos, 
cuna de esta disciplina, hasta que no haya pasado al menos por los 
siguientes ocho estadios, estadios que incluso la Psicología clínica 
todavía no ha pasado y de los cuales, la Psicología de la Salud sólo ha 
superado hasta el momento los tres primeros: 
1) Fundar sus propias asociaciones nacionales e internacionales 
2) Establecer revistas propias, además de la de Health Psychology 
3) Ser reconocida por profesionales de otros campos de la psicología, en 
lo que respecta a unos temas de estudio, métodos y aplicaciones 
distintos de aquéllos. 
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 UNIDAD I. DEFINICIÓN, CONCEPTOS, DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS DE LA PSICOLOGÍA DE L A SALUD 
 
4) Formación postdoctoral específica y distinta de otros campos como la 
psicología clínica. 
5) Reconocimiento de los Institutos Nacionales de Salud y otras 
agencias federales de su existencia separada de otras disciplinas 
6) Departamentos de psicología de la salud dentro de facultades de 
medicina, escuelas de salud pública, universidades y hospitales 
7) Aceptación por parte de otros psicólogos y por el colegio oficial de que 
los psicólogos de la salud son expertos que pueden ser diferenciados de 
los psicólogos clínicos y de otros psicólogos 
8) Declaración por parte de la American Borrad of Professional 
Psychology de que la psicología de la salud es una profesión 
independiente. 
Entretanto, parece que el concepto de la Psicología de la Salud 
actualmente no es algo tan consensuado como pudiera parecer. Para 
Echeburúa (1993), actualmente el término de psicología de la salud 
todavía se utiliza al menos en cuatro sentidos muy distintos: 
a) Como punto de referencia del papel de la Psicología como ciencia y 
como profesión en la Medicina 
b) como sinónimo de Medicina Comportamental (Bayés, 1985) 
c) como sustituto del término Psicología Clínica (Reig, 1989) o 
d) como un término que comprende y amplía el de Psicología Clínica 
(Macia y Méndez, 1988). 
Por mi parte, desearía cerrar este punto trayendo a colación unas 
palabras de Stone (1990, pág.4) que me parecen muy atingentes a los 
problemas de identidad de la psicología de la salud en la actualidad, 
según las cuales: 
“llevar a cabo una actividad, darse cuenta de que se está realizando tal 
actividad y dar nombre de acuerdo de tiempo en la vida de las personas 
y en la historia de la humanidad”. 
Durante ese tiempo, sólo cabe seguir trabajando y analizando lo que se 
hace, para lo cual puede ser útil cualquier punto de referencia. En este 
sentido, creo que el análisis y la delimitación de la Psicología de la Salud 
respecto a otras áreas de estudio puede arrojar mucha claridad acerca 
del concepto que buscamos, esto es, de la existencia o no de un campo 
de estudio propio de la Psicología de la Salud, así como de sus límites. 
2. DELIMITACIÓN DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD 
RESPECTO A OTRAS DISCIPLINAS O CIENCIAS SOCIALES 
Antes de entrar a establecer la relación que guarda la psicología de la 
salud con otras disciplinas o ciencias sociales y de conocer cuál es la 
historia y cómo surgieron cada una de esas ciencias sociales, sería útil 
considerar la definición y elementos de lo que Stone (1979b) denominó 
“sistema de salud” (health system). 
2.1. Definición y descripción del Sistema de Salud 
Stone (1979b) define y describeel concepto de “sistema de salud” con el 
fin de estructurar el posible ámbito de actuación de los psicólogos en la 
salud. El objetivo principal es proporcionar un marco que permita 
delimitar qué han hecho hasta el momento los psicólogos en el campo 
de la salud, qué podrían hacer en el futuro, cómo debe ser su formación 
para llevar a cabo tales tareas, y de qué aspectos del sistema de salud 
se han ocupado ya otras disciplinas o ciencias sociales, esto es, cuál es 
el campo de estudio o trabajo de la psicología de la salud. Según este 
autor, difícilmente se puede encontrar un concepto cuyo valor positivo 
sea reconocido más universalmente que en el caso de la salud. Sin 
embargo, no existe tan gran acuerdo acerca de cuál es el contenido que 
debería ser incluido en este concepto, es decir, cuándo podemos decir 
que se tiene o no salud y en qué es posible hacer para mantener o 
restablecer la salud. Un modo efectivo de acercarse a estas cuestiones 
fundamentales para la Psicología de la Salud es enmarcar la salud 
dentro de un “sistema” de constructos y relaciones. “En su definición 
más amplia, el sistema de salud es el sistema de entidades que afectan 
a la salud de los seres humanos, entidades cuyo objetivo que las define 
es proteger, incrementar y restablecer la salud de los humanos” (Stone, 
1979b, pág.13). El sistema de salud es algo mucho más que el sistema 
sanitario, el cual constituye una parte del sistema que trata lo que 
implican a los agentes de salud y a las metas de salud. Las categorías 
que forman parte del sistema de salud son cuatro: 
 
a) Los agentes de salud 
Los agentes de salud constituyen entidades que participan en 
actividades cuyo propósito explícito es la protección, incremento o 
restablecimiento de la salud. Para Stone (1979b), existen tres clases de 
agentes de salud: las personas, las organizaciones y las máquinas. 
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 UNIDAD I. DEFINICIÓN, CONCEPTOS, DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS DE LA PSICOLOGÍA DE L A SALUD 
 
Las personas actúan como agentes en el sistema de salud cuando se 
comportan deliberadamente de un modo dirigido a servir algún propósito 
del sistema de salud, como por ejemplo, una persona que sigue una 
dieta para mantener bajos sus niveles de colesterol. Cuando lo hacen, 
se convierten en los agentes principales del sistema. Un tipo de agentes 
humanos lo constituyen quienes buscan la salud (health seekers), que 
incluyen, aunque no se limitan, a los usuarios de los servicios sanitarios. 
Otro tipo de agentes de salud son los profesionales de la salud, los 
familiares y otras personas que mantienen una relación significativa con 
“los que buscan la salud”, los educadores para la salud, administradores 
de organizaciones de salud, legisladores que promueven legislaciones 
relacionadas con la salud, e investigadores en el ámbito de la salud. 
Las organizaciones de salud incluyen grupos informales, colectivos, 
clínicos, hospitales, gobiernos y, en general, todos los colectivos de 
individuos que actúan juntos con el propósito de promover la buena 
salud. 
Las máquinas, tales como los ordenadores y las máquinas automáticas 
de pruebas médicas, funcionan como agentes y como recursos del 
sistema de salud. Se consideran agentes de salud cuando operan sin la 
supervisión de un humano. En tal caso, un error de la máquina podría 
ser difícil de localizar por un receptor de salud e incluso por un 
profesional. 
 
b) Las metas, receptores u objetivos de salud (health targets) 
Son las personas hacia las cuales dirigen los agentes de salud sus 
actividades con el fin de mejorar su estado de salud. Hay dos grandes 
tipos: los pacientes, que reciben un cierto cuidado para restablecer su 
salud; y las personas en riesgo. El mismo individuo puede ser, y suele 
serlo, al mismo tiempo,”buscador de salud” y receptor u objetivo de 
salud. El individuo siempre es la meta o el receptor de su propia 
conducta de búsqueda de salud, pero la misma persona puede ser la 
meta u objetivo de otros agentes de salud. Por otro lado, la persona que 
es inconsciente o incompetente a causa de la edad, discapacidad u otras 
razones para cuidar de su salud, puede ser meta, pero no agente. Aquí 
se crea la cuestión de hasta qué punto los profesionales de la salud 
deben presionar a los receptores de salud para que pasen a ser sus 
propios agentes o no, o la cuestión de si los agentes sociales deberían 
dirigirse a las personas como agentes o como receptores. El grado en 
que los agentes sociales reconocen la autonomía, competencia y 
responsabilidad del otro es el grado en que les reconocen como agentes 
de salud. 
 
c) Los riesgos para la salud (health hazards) 
Son aquellas cosas cuyo impacto sobre la capacidad de los receptores 
de salud para funcionar efectivamente intentan disminuir los agentes de 
salud. Los riesgos para la salud toman muchas formas: toxinas, 
estresores, defectos en herramientas de trabajo, actividades de otras 
personas u organizaciones... 
 
d) Los recursos de salud (health resources) 
Incluyen todas aquellas entidades que son utilizadas por los agentes de 
salud en el curso de sus actividades. Según Stone (1979b), conviene 
considerarlas aparte de los agentes de salud, ya que en muchas 
ocasiones el trabajo de los agentes está dirigido completamente a crear 
o mantener recursos de salud. En el capítulo de recursos de salud 
entrarían a formar parte aspectos tan variados como el conocimiento y 
las habilidades técnicas (y por tanto, formación de profesionales de la 
salud), herramientas y máquinas, sustancias terapéuticas, el tiempo no 
recompensado que emplean los agentes de salud sus actividades, las 
leyes o normativas, las organizaciones de salud... 
Según Adler y Stone (1979), el sistema de salud ha existido y funcionado 
desde mucho antes que los profesionales y científicos sociales 
intentaran describirlo y comprender su funcionamiento. Analizando el 
trabajo proveniente de distintas ciencias sociales en el análisis del 
sistema de salud, el investigador se encuentra con una constante: los 
científicos sociales de todas esas disciplinas se encontraban trabajando 
en el ámbito del sistema de salud mucho antes de que comenzaran a 
organizarse y tener conciencia como disciplina. Siguiendo el trabajo de 
Adler y Stone (1979), aquí se hará un análisis de tres disciplinas, la 
Sociología Médica, la Antropología Médica y la Economía de la Salud 
por tener una tradición académica similar a la de la psicología a pesar 
del reconocimiento de otras que también han realizado contribuciones 
significativas en el ámbito de la salud, como la política de la salud, 
epidemiología, la geografía médica o la ecología humana. En el capítulo 
de Adler y Stone (1979), estos autores también incluyen en su análisis a 
la Política de Salud, si bien al autor de este libro le parece algo forzada 
la justificación para incluirlo aquí. 
 
2.2. La Sociología Médica: origen, características y ámbito de estudio 
Se puede encontrar desde la antigüedad hechos que relacionan la salud 
con factores sociales y culturales, si bien, la Sociología Médica no 
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 UNIDAD I. DEFINICIÓN, CONCEPTOS, DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS DE LA PSICOLOGÍA DE L A SALUD 
 
emergió como un campo organizado hasta la década de los 40 y de los 
50 (Olsen, 1975). Haciendo un breve repaso por los antecedentes de la 
disciplina (Rosen, 1972), podemos encontrar las siguientes 
aportaciones. En el año 1879, John Shaw Billings relacionó el estudio de 
la higiene con el de la sociología. En 1894, John Mclntire estableció la 
primera definición de la sociología médica en términos semejantes a lo 
que hoy día constituye esta disciplina: “la ciencia del fenómeno social de 
los médicos en sí mismos como una clase aparte separada; y la ciencia 
que investiga las leyes que regulanla relación entre profesión médica y 
la sociedad humana en su conjunto; tratando la estructura de ambas, 
cómo se llegó a las condiciones actuales, cómo ha afectado progreso de 
la civilización y, en general, cualquier cosa relacionada con el tema” 
(pág.425-426). 
Una vez iniciado el siglo XX, los primeros antecedentes de la sociología 
médica los constituyeron trabajos que giraban en torno a la Medicina 
Social y al Bienestar Social. En 1910, James Warbasse publicó el libro 
Medical Sociology, que defendía una variedad de medidas de reforma en 
relación con la salud. En el mismo año, la American Public Health 
Association formó una sección en Sociología. Sin embargo, sus 
miembros no eran sociólogos sino médicos y trabajadores sociales 
preocupados por la salud y los problemas sociales. Hasta los años 40, 
fueron relativamente numerosos los trabajos sobre medicina y bienestar 
social, como reflejo del gran énfasis político en los programas dirigidos a 
combatir la pobreza y la enfermedad. 
En contraste con el interés aplicado de la Medicina Social, a finales de la 
década de los 40, la Sociología Médica se estableció como una 
disciplina académica, cuyo desarrollo se vio impulsado por el 
fortalecimiento y extensión de los National Institutes of Health y el 
establecimiento del National Institute of Mental Health (Hollingshead, 
1973). Los primeros sociólogos médicos destacables fueron académicos 
de la Sociología General, con intereses no restringidos al ámbito médico, 
siendo especialmente notables las figuras de Talcott Parsons, Everett 
Hugues, Robert Merton y August Hollmgshead. Así, la obra de Parsons 
sobre la medicina como una institución social y la consideración de la 
enfermedad como una desviación formaba parte y era una ilustración de 
una teoría sociológica más general. Merton habló de la medicina como 
un ejemplo de una profesión en una obra más general sobre las distintas 
profesiones. La obra de Hugues se enmarca en el ámbito de la 
sociología ocupacional. Y, por último, el mayor interés de Hollingshead 
se centraba en las clases sociales. 
En cualquier caso, y como es de suponer, los primeros centros de 
formación en sociología médica se crearon alrededor de estos autores y 
en las décadas de los 40 y 50, esta formación tenía lugar en cuatro 
grandes departamentos: en la Universidad de Columbia, Harvard, Yale y 
Chicago, cada uno con su propia orientación teórica. Así, Harvard donde 
trabajaba Parsons siguió una perspectiva estructuralista-funcionalista; 
Chicago, la orientación del interaccionismo simbólico. El primer 
programa de doctorado en Sociología Médica se impartió en Yale en 
1954, en 1965 había 15 programas y en 1972, 39 programas en Estados 
Unidos y Canadá. 
También el número de publicaciones se disparó en pocos años, a partir 
de los años 40 y 50. En la revisión realizada por McCartney (1970), en el 
período comprendido entre 1895 y 1904, la sociología de la medicina 
ocupaba el noveno lugar entre los tópico de las publicaciones de 
sociología, con un 3.1% de los artículos; en 1955, el cuarto lugar con un 
7.5% de los artículos. 
Según Bloom (1976) dos hechos motivaron la creciente 
profesionalización de la sociología médica en los años 50. Por un lado, 
la colaboración de los sociólogos médicos con investigadores médicos 
en investigaciones a gran escala. Por otro lado, la creación de puestos 
de trabajo a tiempo completo para sociólogos en instituciones médicas, 
además de en los departamentos universitarios. De este modo, el 
número de sociólogos médicos que trabajaban en facultades de 
medicina y de salud pública en los Estados Unidos pasó de 34 en 1957, 
a 96 en 1961 y 218 en 1965. 
A nivel institucional, en 1955 se creó una comisión informal dentro de la 
American Sociological Association y en 1959 se constituyó una Sección 
de Sociología Médica. En 1960 comenzó a publicarse la primera revista 
oficial de la Sección, el Journal ofHealth and Human Behavior que 
después cambió su nombre por el de Journal of Health and Social 
Behavior. En 1970, la Sección de Sociología Médica era ya una de las 
secciones más numerosas y activas de la American Sociological 
Ássociation y ha seguido creciendo hasta la actualidad, impulsada por la 
evidencia cada vez mayor de que las gran des mejoras en la salud 
pública no se derivan de los hallazgos en los laboratorios, sino de los 
cambios de comportamientos en la población. 
Una de las características de la Sociología Médica, al igual que su 
disciplina “madre”, es el amplio espectro de temas que trata, así como la 
diversidad de enfoques teóricos y metodológicos que hacen imposible 
hablar de una sola orientación o perspectiva integrada. Aún así, existen 
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tres supuestos básicos sobre los que descansa la disciplina (Twaddle y 
Hessler, 1977): 
 
1. Existe una estructura social y la conducta social se encuentra 
organiza da en mayor o menor grado. 
2. El nivel social, esto es, el estudio de los colectivos, es el más útil para 
el análisis de los fenómenos y el estudio de los individuos por separado 
no puede explicar estos fenómenos en su globalidad. 
3. La estructura social impone restricciones tanto a los individuos como a 
los grupos. 
Al igual que la sociología general, la sociología médica está interesada 
por las relaciones y los procesos sociales y su base teórica es 
necesariamente la que proviene de la sociología general. Las 
actividades de los sociólogos médicos cubren áreas diversas como la 
organización social, la conducta desviada, el control social, la 
socialización y otras. Su metodología también es variada, desde los 
estudios epidemiológicos a gran escala y los análisis cuantitativos, hasta 
la observación participante centrada en un único grupo de personas y 
acercamientos cualitativos. 
Aunque resulta difícil resumir los aspectos tratados desde la sociología 
medica por su diversidad, Kendall y Merton (1958) identificaron cuatro 
áreas. La primera es la etiología social y la ecología de la enfermedad, 
que mantiene puntos de contacto con la epidemiología, pero, considera 
variaciones en las definiciones de salud y enfermedad, así como la 
incidencia de la enfermedad entre distintos grupos sociales. La segunda 
área es el estudio sociológico del tratamiento y la recuperación, 
incluyendo la consideración del apoyo social en la enfermedad. La 
tercera área es el estudio de la organización institucional de la salud. Y, 
por último, el área más reciente que estaba surgiendo en el momento en 
que Kendall y Merton elaboraron su trabajo es la sociología de la 
educación médica. 
Veinte años después del trabajo de estos autores, Mechanic (1978) en 
su libro sobre Sociología Médica identificaba 22 áreas de estudio en la 
disciplina (excepto las tres últimas podrían incluirse en las categorías de 
Kendall y Morton): (1) la distribución y etiología de la enfermedad; (2) las 
influencias sociales en los patrones de mortalidad; (3) epidemiología 
social; (4) fuentes y efectos del estrés social en la enfermedad; (5) 
correlatos sociales de los problemas psiquiátricos (psiquiatría 
comunitaria); (6) respuestas sociales y culturales a la salud y la 
enfermedad; (7) utilización de los servicios sanitarios; (8) medidas de 
salud pública para cambiar la conducta y el entorno social de modo que 
mejore la salud; (9) nuevas tecnologías para modificar las conductas 
relacionadas con la salud; (10) problemas psicológicos en la búsqueda y 
respuesta a los cuidados médicos y respuestas de éstos a esos 
problemas; (11) aspectos socioculturales del cuidado médico, 
especialmente la organización de los sistemas sanitarios; (12) 
organización de la práctica médica; (13) organización del hospital; (14) 
organización de las ocupaciones sanitarias; (15) organización de 
profesiones sanitarias no médicas como enfermeríay farmacia; (16) 
organización de los servicios comunitarios de salud; (17) cambios en el 
cuidado sanitario en relación con los cambios en el contexto económico 
y sociocultural; (18) comparaciones internacionales de los sistemas de 
salud; (19) aspectos legales y éticos implicados en el cuidado sanitario, 
la introducción de nuevas tecnologías y la investigación médica; (20) el 
análisis de supuestos de los modelos económicos de cuidado sanitario; y 
(21) gestión y políticas de salud. 
Una de las primeras descripciones hechas de la sociología médica, con 
sus diferentes acercamientos, es todavía una de las más útiles a la hora 
de estudiar su campo de estudio. Se trata de la distinción realizada por 
Robert Strauss (1957) (y dentro de la cual podrían caber las áreas 
señaladas por Mechanic), entre la Sociología en Medicina y la Sociología 
de la Medicina. Según este autor, la Sociología en Medicina se ocuparía 
de estudiar las cuestiones en las que la profesión médica en sí misma 
está interesada, cuestiones relativas a la solución de problemas 
esencialmente médicos como por ejemplo, la distribución social de 
determinadas enfermedades. En contraste, la Sociología de la Medicina, 
desde una perspectiva más externa, examinaría factores tales como la 
estructura organizacional, las relaciones de rol, los sistemas de valores, 
rituales, y funciones de la medicina como un sistema. Según Strauss 
(1957) estos dos tipos de sociología médica serían incompatibles para 
un mismo investigador ya que requerirían una formación y perfil 
profesional distintos. Así, la sociología en medicina requiere buenas 
relaciones de colaboración con el personal sanitario, mientras que la 
sociología de la medicina se beneficia más de una perspectiva 
independiente. Como el mismo Strauss señaló “El sociólogo de la 
medicina puede perder objetividad si se identifica demasiado con la 
docencia médica o la investigación clínica, mientras que el sociólogo en 
medicina arriesga una buena relación si intenta estudiar a sus colegas” 
(Strauss, 1957, pág.203), consejo que podría considerarse también útil 
para los psicólogos de la salud. 
Hasta el momento y siguiendo la distinción de Strauss, la mayoría de 
investigación en sociología médica se ha realizado en la vertiente de 
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 UNIDAD I. DEFINICIÓN, CONCEPTOS, DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS DE LA PSICOLOGÍA DE L A SALUD 
 
 
sociología en la medicina. Según Freidson (1970), la mayoría de 
estudios realizados versan sobre correlatos de enfermedad, utilización 
de los servicios sanitarios y aspectos de la conducta de los pacientes o 
de los futuros pacientes, considerando esto como una muestra de por 
dónde es probable que se decante la disciplina en un futuro. En una 
revisión de Gold (1977) respecto a los trabajos presentados en el 
Journal of Health and Social Behavior desde 1960 a 1976, este autor 
encontró que un 60% de los artículos se centraban en las características 
de los pacientes, lo que consideró un sesgo médico, defendiendo la 
necesidad de una mayor autonomía e independencia en el trabajo futuro 
de los sociólogos dentro de las instituciones sanitarias. Este aspecto 
parece ser una de las actuales preocupaciones de los sociólogos de la 
salud en su actividad profesional. 
2.3. Antropología Médica: Origen, características y ámbito de estudio 
Al igual que se comentaba en el caso de la sociología médica, los 
antropólogos comenzaron a trabajar en el ámbito de la salud mucho 
antes de que tuvieran conciencia de una nueva especialidad. La primera 
revisión realizada por un autor respecto a las contribuciones de la 
Antropología al campo de la salud, fue realizada por Caudhill en 1953. 
En su capítulo titulado “Applied Anthropology in Medicine “, Caudhill 
afirmaba “Casi todos los antropólogos desde el final del siglo XIX han 
incluido, demasiado a menudo de paso, alguna referencia a la medicina 
o la enfermedad en sus monografías” (Caudhill, 1953, pág.772). Con 
anterioridad a este autor, se habían realizado muy pocos trabajos 
transculturales significativos de datos etnográficos relacionados con la 
medicina. Especialmente importante fue una serie de siete artículos 
sobre “medicina primitiva” escritos por el historiador, médico y 
antropólogo Erwin Ackerknecht, y que aparecieron entre 1942 y 1947. 
Esta serie de trabajos tuvo una gran influencia y estimuló a muchos otros 
antropólogos a interesarse por el tema de la enfermedad y la curación 
como aspectos importantes de una cultura. Así, si en la revisión del 
capítulo de Caudhill se citaron 200 trabajos, en la revisión posterior de 
Polgar (1962) titulada “Health and human behavior: areas of interest 
common to the social and medical sciences” más de 500 trabajos fueron 
citados. Un año más tarde, en 1963, Scotch publicaba otra revisión de 
trabajos (añadiendo más de 100 estudios a la revisión de Polgar) en 
cuyo título se explicitaba por vez primera el nombre de “Medical 
Anthropology“. En 1968 comenzó a publicarse el Medical Anthropology 
Newsletter. En 1969, se constituyó la Society for Medical Anthropology. 
En 1970 Von Mehring y Kasdan editaron un libro en el que eran 
frecuentes las afirmaciones respecto a la relación entre la antropología y 
las ciencias de la salud. Y en 1977 el Social Science and Medicine creó 
una sección dedicada al ámbito de la Antropología Médica. 
Analizando la corta historia de la Antropología Médica podría decirse que 
en el tiempo que ha transcurrido desde 1953, con el trabajo de Caudhill 
hasta la década de los 70 se ha producido el proceso de independencia 
de su disciplina “madre”, la antropología, para constituirse en una 
especialidad parcialmente distinta. Según Weidman (1971), los estadios 
de su emergencia fueron los siguientes: 
 
1. Primero, la antropología médica era un área teórica desarrollada de 
una antropología general que analizaba la salud, la enfermedad y los 
sistemas médicos desde una perspectiva tanto evolucionista como 
transcultural. 
2. Después pasó a ser un campo aplicado que utilizaba los conceptos de 
la antropología general para el análisis de nuestro sistema médico 
occidental. 
3. En tercer lugar, un campo teórico muy especializado que integraba 
conceptos de algunas ramas de la antropología y una rama de la 
medicina. 
4. En cuarto lugar, un área teórica que llega a ser capaz de hacer 
contribuciones importantes a la teoría de la antropología general. 
5. Por último, un área que resulta de la integración y síntesis de 
conceptos oncológicos y médicos. 
Según Adler y Stone (1979), estos estadios no habría que verlos como 
sucesivos (como propuso Weidman) sino como nuevas etapas que se 
van incorporando en un cuerpo teórico cada vez más complejo. 
Por lo que respecta a las características definitorias del acercamiento 
antropológico, y en concreto de la antropología médica, se puede hablar 
de grandes ramas, correspondientes de alguna manera con la división 
existente en la disciplina “madre” entre antropología física y biológica por 
un lado y antropología social y cultural por otro. Los antropólogos que 
han abajado en el ámbito de la medicina, por lo general lo han hecho 
más desde el ámbito de la antropología social que desde la biológica. La 
diferencia estriba en el tipo de acercamiento. 
Los antropólogos biológicos estudian desde una perspectiva “etic” (como 
observadores externos) las actividades adaptativas de una cultura que 
moviliza sus recursos para hacer frente a sus necesidades. Los 
antropólogos sociales intentan desde una perspectiva “emic” 
comprender el significado de la interacción entre el agente de salud y el 
receptor o meta de salud. La distinción etic/emic hace referencia a lo 
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 UNIDAD I. DEFINICIÓN, CONCEPTOS, DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS DE LA PSICOLOGÍA DE L ASALUD 
 
Comportamental frente a lo fenomenológico o a lo objetivo frente a lo 
subjetivo. A la antropología social le interesa en primer lugar la cultura y 
utiliza como método la etnografía que implica registrar y describir los 
conceptos clave de distintos aspectos de la cultura, intentar entender los 
pensamientos de las personas, documentarse en el legado de 
explicaciones míticas, literatura popular o transmitida oralmente, ritos en 
la religión y la medicina, ceremonias sociales y políticas... El resultado 
de tal análisis es una etnología o historia de un pueblo y sus costumbres. 
De este modo, los antropólogos buscan una comprensión holística de los 
patrones de conducta de una comunidad humana, desde una 
perspectiva normativa, atendiendo especialmente a los significados que 
las personas otorgan a sus conductas y a la relación entre distintas 
esferas de la vida de esas personas, como la religión, la salud, la 
procreación... Más que ningún otro científico social, los antropólogos han 
sentido siempre la profunda obligación ética de mantener en el mínimo el 
impacto de su presencia en una cultura dada. Aún así, se puede hablar 
de dos tendencias frecuentes: 
1. Por un lado, los antropólogos médicos tienden a ser personas que 
observan y describen más que personas que hacen, al menos hasta 
hace unos años cuando comienza a ser más frecuente la demanda de 
antropólogos que asesoran en otros países acerca de cómo adaptar los 
sistemas sanitarios que han funcionado bien en su país de origen a otros 
donde la realidad sociocultural es distinta. 
2. Por otro, tienden a identificarse con las personas que estudian. Foster 
(1976) ha identificado tres supuestos que han guiado secuencialmente la 
ayuda americana en los programas de salud para los países en vías de 
desarrollo. En un principio, con anterioridad a la colaboración de los 
antropólogos se partía de la idea de que los métodos curativos y de 
prevención americanos serían eficaces en cualquier lugar y que serian 
bien aceptados por cualquier persona. Cuando se evidenció que esto no 
era así, el movimiento internacional de salud pública adoptó la idea de 
que los programas tendrían más éxito si tenían en cuenta el contexto 
cultural de quienes iban a recibir el programa. Para ello se pidió la 
colaboración de los antropólogos quienes pronto percibieron que, aún 
con todo, se mantenía la idea de que los métodos occidentales eran 
superiores a los de otras culturas, una idea que por lo general solía 
provocar bastante rechazo entre los profesionales antropólogos. Stein 
(1977, pág.16) ha llegado a decir que “los antropólogos han sido 
absolutamente fóbicos respecto a la medicina occidental por su 
orientación curativa y deshumanizadora. Finalmente, la tercera premisa 
ya provino de los mismos antropólogos quienes defendieron que incluso 
los programas médicos y de salud pública con más éxito en los países 
en desarrollo requieren el conocimiento de los factores sociales, 
culturales y psicológicos inherentes en las nuevas organizaciones y sus 
profesionales. 
Como se ha dicho antes, los antropólogos médicos son principalmente 
antropólogos sociales y culturales que utilizan como método casi 
exclusivo la descripción etnográfica, al principio de los sistemas 
culturales tradicionales en lo que respecta al ámbito de la enfermedad y 
su curación y más recientemente en nuestra propia cultura occidental. A 
la hora de agrupar el tipo de trabajos o el ámbito de estudio de la 
antropología médica, no existe gran acuerdo en cuanto a la clasificación 
realizada por los grandes autores que han elaborado revisiones sobre el 
campo, como son Caudhill (1953), Polgar (1962), Scotch (1963), 
Fabrega (1972), Lieban (1973) y Colson y Selby (1974). Sin embargo, en 
general se puede hablar de tres grandes grupos o tipos de trabajos: la 
etnomedicina, la epidemiología y ecología médica y el cambio y contacto 
cultural (Adler y Stone, 1979): 
1. Por lo que respecta a la Etnomedicina, su interés principal se centra 
en la descripción de las concepciones que las personas tienen acerca de 
la salud y la enfermedad, así como de los comportamientos o medidas 
que llevan a cabo para curar sus enfermedades. También estudia la 
explicación que determinada cultura otorga a determinadas 
enfermedades (tanto las enfermedades que tienen un referente biológico 
objetivo, como las que sólo existen en esa cultura, como el “susto” 
(Fabrega, 1972)), especialmente la explicación en torno a la etiología de 
la enfermedad, como la teoría del “caliente-frío”, frecuente en gran parte 
de Latinoamérica. Otro aspecto que interesa a la etnomedicina es el 
comportamiento de los sanadores o curanderos en las culturas sin 
tradición escrita, su selección y formación y la eficacia de sus 
tratamientos. En este sentido, resultan frecuentes los estudios de caso 
sobre cuestiones que van desde el etiquetamiento de la enfermedad, 
pasando por la búsqueda de ayuda, hasta el tratamiento y la 
recuperación. Así, en la comunidad maya de Guatemala donde el 
sistema de creencias enfatiza la importancia del equilibrio entre lo 
caliente y lo frío, existe un gran interés por la prevención del enfriamiento 
(Lieban, 1973). Kleinman (1975) es uno de los autores más destacados 
en este campo, conocido también por la descripción de episodios de 
enfermedad en nuestra cultura, en los que se aprecia bien la relación 
entre creencias y comportamientos relacionados con la salud. Por último, 
algunos profesionales de la etnomedicina trabajan en torno a la matriz 
sociocultural dentro de la cual tienen lugar las prácticas de salud, las 
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 UNIDAD I. DEFINICIÓN, CONCEPTOS, DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS DE LA PSICOLOGÍA DE L A SALUD 
 
interrelaciones entre las conductas relacionadas con la salud y otras 
preocupaciones culturales, así como la coexistencia de sistemas 
alternativos de cuidado de la salud, en la mayoría de los casos, el 
tradicional y el occidental. Se han realizado algunos trabajos para 
intentar comprender la relación de nuestro propio sistema sanitario y 
nuestras creencias culturales, aunque la mayoría de trabajos con este 
enfoque han sido realizados por sociólogos más que por antropólogos. 
 
2. La Epidemiología y la Ecología Médica son otros temas relevantes 
que aparecen en todas las revisiones que se han hecho sobre 
antropología médica. Los trabajos en este terreno suelen estar 
encabezados no sólo por antropólogos sociales, sino también por 
antropólogos biológicos. Los primeros suelen ver la epidemiología sobre 
todo como un examen de la distribución geográfica y cultural de las 
enfermedades, con el fin de demostrar el impacto de los factores 
sociales en la salud o enfermedad de los pueblos, como por ejemplo, el 
impacto de determinadas prácticas culturales o del mismo estrés que 
resulta de la ruptura de las culturas tradicionales y de la urbanización, 
sobre las enfermedades crónicas, psicológicas, alcoholismo y suicidio. 
Por contra, los antropólogos que siguen una orientación más biologicista 
tienden a ver la epidemiología como la fuente de información sobre las 
perturbaciones ambientales y las amenazas a los sistemas adaptativos 
de la comunidad humana. También les interesa, por tanto, como a los 
antropólogos sociales, el impacto de los cambios en sistemas bien 
adaptados. Sin embargo, no se sienten tan interesados por el impacto de 
la conducta en la enfermedad y menos por la significación que se le da 
al estrés derivado de los cambios culturales, sino por la capacidad de 
adaptación de los humanos frente a los problemas provenientes del 
entorno. Una buena revisión de este enfoque se puede encontrar en 
Haas y Harrison (1977). Por su parte, la Ecología Médica se ocupa más 
bien de estudiar el efecto que la salud y la enfermedad de una cultura 
tiene sobre el desarrollo y logros de esa cultura. El trabajo más clásico 
de esta orientaciónes el de Zinsser (1935) que con el título de “Rats, lice 
and history” (Ratas, piojos e historia) hablaba del impacto de las 
enfermedades epidémicas sobre el destino de las naciones, sobre el 
origen y la decadencia de las civilizaciones. 
3. Finalmente, el tercer grupo de trabajos en antropología médica versan 
sobre el área de Contacto y Cambio Cultural. La preocupación de los 
antropólogos médicos por la influencia de la medicina occidental en el 
sistema tradicional de cuidado de la salud de una cultura determinada ha 
tomado varias formas. La primera ha sido describir y explicar la 
existencia paralela de los sistemas tradicionales y el occidental, con 
individuos que utilizan ambos sistemas de salud. La segunda ha estado 
orientada hacia la evitación y la negación de la “falacia de los vasos 
vacíos” (Polgar, 1962), esto es, el su puesto de que el conocimiento 
médico occidental puede ser “vertido” en personas sin tener en cuenta 
los conocimientos y creencias que ya tienen. Y la tercera es la 
recomendación a la medicina occidental acerca del modo de 
incorporarse en las prácticas tradicionales. Una derivación de esto seria 
pensar el modo de que exista un sistema sanitario que incorpore la 
medicina occidental, pero que también encuentre un lugar a los 
curanderos tradicionales. La orientación y algunas de las ideas que han 
mantenido los antropólogos médicos en torno al contacto de distintos 
sistemas de cuidado de la salud han variado en las últimas décadas. 
Como afirma Foster (1976), en un principio los distintos sistemas de 
cuidado de la salud, que suele ser el tradicional y la medicina occidental, 
se veían como adversarios en continua pugna por prevalecer uno sobre 
el otro. Más tarde, se evidenció que las personas que se guían los 
sistemas tradicionales eran, por encima de todo, pragmáticas y 
relativamente bien dispuestos a aceptar nuevos métodos, siempre que 
eso no supusiera renunciar a sus antiguas creencias. Caudhill (1953) ya 
había reconocido en los mismos inicios de la antropología médica que 
resultaba más fácil introducir nuevas técnicas que cambiar las creencias 
implícitas acerca de la causación de la enfermedad y su tratamiento. 
Foster (1976) fue más lejos al afirmar que costaba al menos tanto tiempo 
cambiar las creencias subyacentes de los planificadores y 
administradores de la medicina occidental como las de los usuarios de 
un sistema tradicional de cuidado de salud, por lo que recomendaba 
estudiar y analizar a los primeros por las mismas razones que a los 
segundos, si se deseaba llegar a conocer el modo de integrar distintos 
modos de concebir la enfermedad y su curación. 
2.4. Economía de la Salud: Origen, características y ámbito de estudio 
La historia de la Economía de la Salud como especialidad es bastante 
nueva a pesar de no ser tan reciente el interés y la preocupación por los 
costes económicos de los sistemas sanitarios. Antes de la década de los 
60, la única información que se tenía acerca de aspectos económicos 
relacionados con la salud era la que se encontraba en los informes de 
las comisiones nacionales o en comunicaciones de congresos, no 
necesariamente llevadas a cabo por especialistas en economía. La 
primera conferencia que atrajo a economistas con el propósito expreso 
de hablar de cuestiones relacionadas con la economía de la salud se 
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 UNIDAD I. DEFINICIÓN, CONCEPTOS, DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS DE LA PSICOLOGÍA DE L A SALUD 
 
celebró en Ann Arbor (Michigan) en el año 1962. Esta “Conferencia 
sobre la economía de los servicios de salud” fue seguida por otra 
conferencia en 1968. Pero, según Klarman (1968), algunos importantes 
cambios habían ocurrido durante ese intervalo de tiempo. En la segunda 
conferencia ya no había necesidad de establecer las diferencias en 
cuanto a características económicas entre el mercado del sistema 
sanitario y otros mercados. Se había creado un cuerpo teórico como 
resultado de la investigación, se usaban ampliamente los métodos 
econométricos y el número de economistas que trabajaban en el campo 
de la salud había aumentado enorme mente. 
Por otro lado, la importancia de la sanidad en relación con otros recursos 
nacionales, la mayor evidencia del papel de la red sanitaria como un 
elemento de crecimiento económico y la creciente conciencia de la 
necesidad de tener otros criterios diferentes que los mecanismos de 
mercado para tomar decisiones acerca de la distribución de los recursos 
en el cuidado médico, todo ello incrementó el interés en este ámbito 
(Hauser, 1972). 
Sin embargo, a pesar del gran desarrollo de la economía de la salud 
duran te estos años, todavía siguió como un campo fragmentado durante 
mucho tiempo, quedando como una pequeña especialidad de la 
economía. En 1974, Fuchs registró la existencia de aproximadamente 
100 economistas de la salud en los Estados Unidos, cinco veces menos 
que economistas especializa dos en la agricultura, a pesar de que los 
costes de la salud respecto al producto nacional bruto sobrepasaban con 
mucho los de la agricultura. En 1979, todavía no existía un programa de 
formación para licenciados que estuviera especializado en economía de 
la salud. De este modo, los economistas de la salud, recibían una 
formación general, que después tenían que saber aplicar a este campo. 
En 1979, tampoco había ninguna revista científica especializa da, por lo 
que los trabajos en el área debían publicarse en revistas de contenidos 
más generales como el Medical Care. 
Por lo que respecta a las características y el ámbito de interés de la 
Economía de la Salud, en primer lugar, cabe hacer una reflexión acerca 
de los principios que la guían. Según Fuchs (1974), existen de entrada 
tres principios en los que descansa la economía general: (1) en 
comparación con los deseos humanos, los recursos son inevitablemente 
escasos, de modo que es preciso hacer algunas elecciones en su 
distribución; (2) los recursos pueden tener usos alternativos y pueden 
satisfacer cierta variedad de necesidades; (3) las personas difieren entre 
sí en sus deseos y prioridades. De estos principios se deriva el problema 
económico básico: ¿cómo distribuir los recursos escasos para que 
satisfagan mejor los deseos humanos? En nuestra sociedad, el modo en 
que solemos resolver este problema es apelando al mecanismo del 
mercado, asumiendo que la mejor distribución ocurrirá en un mercado 
libre. Pero, como señala Weisbrod (1961), tres condiciones son 
necesarias también para que un mercado libre satisfaga los deseos 
humanos y esas condiciones no las cumple el mercado de salud, ya que: 
(1) no es fácil para los individuos decidir sobre la cantidad de cuidados 
sanitarios que necesitan, entre otras cosas, por falta de información 
respecto a factores relevantes como el precio y la eficacia, información 
que sólo posee el profesional; (2) es difícil comprar el cuidado sanitario, 
lo que hace complicado la transmisión de la demanda; y (3) el cuidado 
de la salud genera economías externas, como en el caso de la persona 
que por vacunarse disminuye la probabilidad de otra de padecer una 
enfermedad. A estas condiciones no cumplidas, hay que añadir la 
siguiente: si un mercado libre está determinado por la capacidad de 
compra o pago de la gente, esto sería injusto en el caso de la salud, 
pues limitaría a los pobres en su acceso a ella, por lo que la carga en 
este caso debe descansar en la sociedad entera. Pero esto introduce 
una distorsión ya que los incentivos para economizar a nivel individual 
disminuyen sobremanera. 
Dado que resulta difícil conseguir el funcionamiento óptimo del sistema 
sanitario por sus propias características, los economistas de la salud se 
han dedicado a estudiar problemas más concretos, como por ejemplo, 
cuáles son los incentivos para los profesionales que ejercen con eficacia 
su profesión o cómo varían los costes y accesibilidad al cuidado médicoen función de los ingresos económicos y la clase social. En líneas 
generales, como señala Periman (1974) es posible encontrarse con dos 
grandes orientaciones en economía de la salud. La primera, denominada 
“inversión en capital humano” a el coste de la enfermedad, por las bajas 
profesionales que produce, y el encarecimiento que por tanto, conlleva 
para el producto final. Se trata, por tanto, de invertir en la salud como un 
producto intermedio, un modo de bajar los costes de los bienes. El 
segundo acercamiento es la “función reproducción” que trata la salud 
como un producto final, una meta de consumo. Se trata, entonces, de 
incrementar la eficiencia del sistema de producción, el sistema de 
servicios sanitarios, por ejemplo, a través del empleo de para 
profesionales para servicios médicos. 
Sin embargo, Bowen y Jeffers (1972) señalan que mientras el cuidado 
de la salud no cumpla con los requisitos de funcionamiento de un 
mercado libre, resulta necesario pensar otros modos analíticos de tomar 
decisiones para la distribución de los recursos existentes. Weisbrod 
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 UNIDAD I. DEFINICIÓN, CONCEPTOS, DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS DE LA PSICOLOGÍA DE L A SALUD 
 
 
(1961) remarca las insuficiencias del modelo económico, al no 
contemplar costes de tipo humano, como el sufrimiento, el dolor o la 
pérdida de seres queridos. Estas ideas quedaron muy bien plasmadas 
por Fuchs (1974, pág.29) al señalar que: 
“De acuerdo con una definición bien conocida, la economía es la ciencia 
de los medios, no de los fines: puede explicar cómo se determinan los 
precios en el mercado, pero no cómo se forman los valores básicos; 
puede hablamos de las consecuencias de varias alternativas, pero no 
puede hacer la elección por nosotros. Estas limitaciones estarán siempre 
con nosotros, pues la economía no puede nunca sustituir a la ética o la 
moralidad”. 
2.5. Comparación entre las “ciencias sociales” de la salud 
Retomando el análisis que Stone (1 979b) hace del sistema de salud en 
los elementos que lo componen: riesgos para la salud, agentes de salud, 
recursos de salud..., Adler y Stone (1979) realizan una comparación de 
distintas disciplinas relacionadas con la salud, la Sociología de la Salud, 
la Antropología de la Salud y la Economía de la Salud. Según estos 
autores, existe cierto solapamiento entre ellas. Tanto la sociología como 
la antropología se centran en un espectro amplio de aspectos del 
sistema de salud. Sin embargo, mientras que ambas se dirigen a 
cuestiones de riesgos, agentes, metas o receptores y recursos, las 
preguntas que se hacen acerca de esos aspectos son diferentes. Olesen 
(1975) encontró bastantes diferencias en los temas estudiados, mientras 
que enfatizó la conveniencia de que ambas disciplinas colaboraran en 
algunas áreas. Así, los sociólogos se han dedicado mucho a la 
socialización de los profesionales de la salud, mientras que pocos 
sociólogos y muchos antropólogos se han dedicado a las alternativas o 
complementos al sistema de salud tradicional. También hay diferencias 
en los conceptos y métodos empleados. Los sociólogos suelen utilizar 
mucho más que los antropólogos técnicas epidemiológicas y análisis 
cuantitativos de los datos. Aunque tanto unos como otros pueden utilizar 
la observación de campo como una herramienta de investigación, 
difieren en sus puntos de énfasis y las conclusiones finales. 
También hay solapamiento entre los campos de la economía, la 
sociología y las ciencias políticas en su estudio acerca de la distribución 
de recursos y la relación de los médicos con los recursos. Desde fuera 
prácticamente no se aprecian diferencias e incluso, muchos autores 
citados en ciencias políticas son realmente sociólogos que trabajan en 
torno a la economía política de la salud. Todas estas disciplinas se 
centran en el comportamiento de la gente en su conjunto, usando 
estadísticos descriptivos para grandes muestras. Sin embargo, los 
sociólogos tienden a centrarse en los procesos por los cuales las 
organizaciones establecen y alcanzan sus metas, los economistas se 
centran en los procesos por los que los recursos son distribuidos e 
intercambiados y los científicos políticos, en los procesos por los que se 
adquiere el poder para participar en tales actividades. 
Para Adier y Stone (1979) hay aún una serie de aspectos del sistema de 
salud que deberían ser más estudiados. Uno es el papel creciente de las 
máquinas como agentes de salud, por ejemplo, ¿quién usará tales 
máquinas?, ¿quién tendrá acceso a los datos que se acumulen?, ¿cómo 
responderán los pacientes a diagnósticos transmitidos por ordenador?, 
¿contribuirán a un sentimiento de deshumanización? Otro aspecto poco 
estudiado en lo que respecta a las metas, receptores o usuarios es la 
naturaleza y necesidades de algunos usuarios como los niños, su visión 
sobre la salud, su reacción ante las intervenciones. También dentro de 
los agentes, la relación de las personas como usuarios y como agentes. 
¿Qué factores hacen que una persona permanezca pasiva como usuario 
o sea más activa convirtiéndose en su propio agente? En el tercer 
aspecto, el de los recursos, se podría estudiar más la consideración del 
tiempo como recurso, no sólo el del profesional, sino también el del 
paciente, intentando fijar las citas de modo que ambos pierdan el menor 
tiempo posible, abandonando la idea de que el tiempo del profesional es 
más valioso que el del paciente. Por último, el aspecto del sistema de 
salud que ha recibido menos atención es el de los riesgos para la salud. 
Los antropólogos y sociólogos han trabajado sobre los efectos de los 
riesgos de los factores sociales para los usuarios, pero no otros riesgos 
como los químicos (polución...), físicos (radiación...) y naturales (tiempo 
atmosférico, terremotos...). Especialmente se encuentra muy 
abandonada el área de la relación entre los agentes de salud y los 
riesgos, como por ejemplo, por qué la gente decide seguir viviendo en 
San Francisco, conociendo e ignorando al mismo tiempo que viven 
sobre la falla de San Andrés. 
Desde el punto de vista del autor de este libro, frente a todas estas 
“ciencias sociales de la salud”, la Psicología de la Salud se caracteriza 
por su interés en los aspectos individuales del sistema de salud, y más 
concretamente, en los factores psicológicos de los individuos que 
intervienen en el proceso que va desde que la persona se encuentra 
sana, hasta el enfermo terminal, pasando por la adopción de conductas 
de riesgo para la salud, la conducta de enfermedad y la búsqueda de 
ayuda médica, el afrontamiento de la enferme dad y la adherencia a los 
tratamientos médicos. Por otra parte, la Psicología de la Salud en 
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contraste con la Sociología y la Antropología de la Salud, además de 
poseer una vertiente descriptiva y explicativa, tiene una potente faceta o 
dimensión de intervención sobre los problemas de salud. Como se 
puede apreciar, aparecen campos bastante bien definidos para las 
distintas ciencias sociales de la salud, aunque puedan darse áreas de 
competencia con posibles solapamientos. Quizás la disciplina social 
ajena a la psicología con la que el solapamiento pueda ser mayor es la 
Sociología de la Salud. Es cierto que desde esta disciplina, que como se 
ha dicho precede en el tiempo a la Psicología de la Salud, se han 
realizado muchas y muy importantes aportaciones a nuestro campo de 
estudio. Algunos de los autores más conocidos y más relevantes para la 
Psicología de la Salud proceden de la Sociología, como es el caso de 
Mechanic o de Antonovsky Además, hay que admitir que las 
aportaciones de algunos de estos autores (los ejemplificados son una 
buena muestrade ello) no se limitan únicamente a la esfera de lo social, 
sino que se introducen en la explicación de los procesos psicológicos 
individuales, como ocurre en el caso del estudio de la introspección 
(Mechanic) o de la disposición denominada “sentido de coherencia” 
(Antonovsky). Sin embargo, en general, se puede decir que la psicología 
de la salud incorpora todo el bagaje de la psicología (del aprendizaje, 
psicología cognitiva, personalidad...) para el análisis e intervención de 
todas las cuestiones relacionadas con la salud y que los límites de cada 
una de las disciplinas sociales (especialmente la sociología, antropología 
y economía de la salud) están fijados sobre todo, en relación al nivel de 
explicación y/o intervención respecto a los problemas de salud, que 
puede ser individual, social o cultural, siendo obvio que no existen 
fronteras tajantes entre estos niveles explicativos de la conducta 
humana. Por ello, lejos de justificarse un conflicto de competencias entre 
las distintas ciencias, se debería hablar de una complementariedad en 
los niveles de análisis, y por tanto, de una posible y necesaria 
colaboración entre ellas. 
3. DELIMITACIÓN DE LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD 
RESPECTO A OTROS TÉRMINOS AFINES 
En el presente epígrafe, se intenta delimitar la Psicología de la Salud 
respecto de otros términos afines, como la Medicina Psicosomática, la 
Psicofisiología y la Medicina Comportamental. El orden de exposición 
responde a la antigüedad de las áreas de estudio (ni mucho menos a su 
importancia), considerando algunos autores como Donker (1991), que la 
Medicina Psicosomática y la Psicofisiología, junto con la Medicina 
Preventiva, constituyen los principales antecedentes de la Medicina 
Comportamental, a la que, por su relevancia, se dedicará una mayor 
atención. 
3.1. Medicina Psicosomática: Definición, origen y características 
La idea de que los factores psicológicos pueden ejercer una influencia 
importante en los aspectos físicos y médicos, es bastante antigua como 
ya ha quedado claro en los capítulos anteriores. Lipowsky cita en su 
trabajo de 1977 (pág.234) unas palabras de Gaub, un profesor de 
medicina que en 1747 escribió: “la razón por la cual un cuerpo sano 
enferma o un cuerpo enfermo se recupera, muy a menudo reside en la 
mente”. Otra cita mucho más reciente indica que “Cerca del 90% de 
nosotros nacemos sanos y sufrimos muerte e incapacidad prematura 
sólo como consecuencia de nuestra conducta personal y las condiciones 
ambientales” (Knowles, 1977, pág. 1104). 
La Medicina Psicosomática nace como una teoría explicativa acerca del 
papel que desempeñan los factores psicológicos en la etiología de la 
enfermedad física y orgánica. Esto supone una nueva concepción de la 
Medicina y, en este sentido, la Medicina Psicosomática surge como un 
enfoque médico que se opone a la orientación tradicional dualista sobre 
el cuerpo humano (la mente y el cuerpo separados) (Sandín, Chorot, 
Sante y Jiménez, 1995; Borda, 1996). 
La idea de la que parte la Medicina Psicosomática es que toda 
enfermedad física posee componentes emocionales o psicológicos y la 
enfermedad es el resultado final de la interacción entre estos últimos y la 
disfunción o alteración física (Brannon y Feist, 1 992) el cuerpo humano 
se percibe como un “mapa” en el que se pueden localizar regiones 
vulnerables a los impulsos emocionales (1996). 
El término “Medicina Psicosomática” se utilizó por primera vez en 
Alemania, con el psiquiatra J.C. Heinroth (1818; citado en Margetts, 
1950) quien describió el papel de los conflictos internos en la aparición 
de los trastornos mentales (Borda, 1996). No obstante, se puede decir 
que la “etapa psicosomática” en Medicina comenzó con el trabajo de W. 
Cannon (1911) aplicado al estudio del estrés en las enfermedades 
orgánicas crónicas (Borda, 1996). Cannon hizo referencia a los 
mecanismos por los cuales las emociones influían en las funciones de 
los órganos internos. 
Es en el año 1922, con F. Deutsch (citado en Lipowsky, 1986) y, 
posteriormente, en 1935 con la publicación de H.F. Dunbar “Emotions 
and bodily change “cuando el termino Medicina Psicosomática logró 
consolidarse (Borda, 1996). Un paso decisivo en la delimitación del 
pc
Resaltado
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campo de la Medicina Psicosomática se produjo con la proclamación 
oficial de los objetivos de esta nueva disciplina, creada en 1939 con la 
fundación de la Sociedad Psicosomática Americana y la publicación del 
primer número de la revista “Psychosomatic Medicine “. En este sentido, 
Lipowsky (1986) señala que el objetivo de la Medicina Psicosomática es 
estudiar en su interrelación los aspectos psicopatológicos y fisiológicos 
de todas las funciones corporales norma les y anormales y, por 
consiguiente, integrar la terapia somática y la psicoterapia. 
Fuentenebro, Santos, Agud y de Dios (1990) consideran que la Medicina 
Psicosomática ha pasado por dos fases históricas (Borda, 1996): 
 
1er PERÍODO: 1935-1960 
En esta etapa se da un predomino de la influencia psicoanalítica. Está 
centrada, básicamente, en el estudio de la interacción entre los factores 
psicológicos y biológicos Desde la perspectiva psicoanalítica se intenta 
explicar la aparición de los fenómenos relacionados con la clínica de la 
Medicina, en la que se observa el efecto que pueden desencadenar las 
emociones persistentes, llegando a producir alteraciones en el 
funcionamiento somático. 
En este período Alexander (1950) señaló siete tipos de trastornos 
psicosomáticos (asma bronquial, úlcera gastrointestinal, colitis ulcerosa, 
hipertensión esencial, artritis reumatoide, neurodermatitis e 
hipertiroidismo). Posteriormente, el DSM-II (APA, 1968) amplió hasta 
nueve los trastornos y los definió en base a la presencia de síntomas 
físicos asociados a un sólo sistema fisiológico (síntomas respiratorios, 
gastrointestinales, cardiovasculares, músculo-esqueléticos, de la piel, 
endocrinos, genitourinarios, hemáticos y linfáticos), vinculados con el 
sistema nervioso autónomo y causados por factores emocionales 
(Borda, 1996). 
La confluencia de varios factores dieron como resultado el abandono de 
las posiciones psicodinámicas como corriente dominante de la Medicina 
Psicosomática y la emergencia de una nueva Medicina Psicosomática, 
más ecléctica sobre la década de los 70. Según Elliot (1983), los 
factores que propiciaron el cambio de orientación fueron, entre otros, los 
siguientes: 
1) El fracaso para obtener datos que apoyaran las teorías 
psicosomáticas. 
2) La incapacidad para desarrollar intervenciones específicas al tratar, 
controlar o prevenir los síntomas físicos. 
3) La preocupación exclusiva por los fenómenos relacionados con el 
comienzo de la enfermedad y el descuido de otros aspectos asociados 
con el agravamiento de las enfermedades ya existentes. 
4) El exceso de énfasis sobre determinadas cuestiones de investigación 
que pueden estar presumiblemente asociadas con ciertas enfermedades 
(por ejemplo, los rasgos de personalidad) 
5) El fracaso en eliminar adecuadamente los problemas derivados del 
dualismo cartesiano, y 
6) El predominio de la teoría psicodinámica, con el desinterés por otras 
alternativas ya existentes en otras áreas que estudian el comportamiento 
humano. 
 
2° PERÍODO: 1960 hasta la actualidad 
El segundo período se caracteriza por un mayor rigor en la investigación 
acerca de la relación entre los factores psicosociales y la enfermedad-
salud. 
Con los cambios producidos en los últimos años, la Medicina 
Psicosomática se encontraba a principios de los 70 con la necesidad de 
alcanzar una base científica más sólida y equiparable a la médica 1996). 
Esta idea es resaltada, por ejemplo, por Valdés, Flores, Tob y Massana 
(1983), quienes además auguran un gran futuro a la medicina 
psicosomática, hastael punto de afirmar que ésta llegará a cambiar el 
modo tradicional de hacer medicina, un modo que presenta grandes 
deficiencias tanto en la comprensión como en el tratamiento de las 
dolencias que presentan los enfermos: 
“el estudio de la enfermedad desde la perspectiva psicosomática.. 
modificará el modo de entender la medicina.. .En cuanto a las relaciones 
medicina psicosomática y psiquiatría, no sería descabellado prever que 
las respuestas obtenidas por la primera colaboren al exterminio de la 
segunda. La psiquiatría es una especialidad amenazada de extinción por 
muchos frentes y, desde éste, pueden erradicarla de la medicina” (pág. 
10-11) 
Para Belloch (1996), una de las razones para el cambio de orientación 
de la medicina psicosomática podría deberse al hecho de que el 
principio psicosomático, en la práctica, queda relegado a unas pocas 
enfermedades al proponer que ciertas enfermedades son 
“psicosomáticas”, lo que a su vez supone admitir que otras no lo son. 
Con este planteamiento, por tanto, se seguía manteniendo la separación 
entre lo mental y lo corporal, dicotomía que actualmente resulta 
totalmente absurda e inoperante. 
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McHugh y Vallis (1986) han descrito la medicina psicosomática como un 
movimiento reformista dentro de la medicina, pero declaran que la 
Medicina Psicosomática no ha vivido para ver cumplidos sus objetivos 
de enfatizar los componentes psicológicos y sociales de las 
enfermedades somáticas. Afirman que la medicina psicosomática es el 
dominio de la psiquiatría, un campo de la medicina y sugieren que los 
objetivos de colaboración de la Medicina psicosomática no se han 
alcanzado, esto es que los aspectos psicológicos y fisiológicos de la 
enfermedad todavía no han sido totalmente integrados, enfatizando que 
los objetivos de la Medicina Psicosomática han sido asumidos por la 
Medicina Comportamental (Borda, 1996). 
Finalmente, hay que decir que la Medicina Psicosomática ha dejado su 
huella en los manuales diagnósticos psiquiátricos de los que nos 
servimos los psicólogos, por lo que respecta al interés por la 
interrelación entre los aspectos psíquicos y físicos de la salud y la 
enfermedad y el intento de superar el dualismo mente-cuerpo. Así, 
podemos apreciar que, ya el DSM-III (1987) asume implícitamente que 
los trastornos orgánicos pueden ser psicosomáticos y el DSM-IV (1994), 
con una significación distinta de la que originalmente se daba al término 
psicosomático, defiende la idea de que los factores psicológicos pueden 
afectar “adversamente” sobre cualquier trastorno físico a través de 
alguna de las vías siguientes (Borda, 1996): 
a) Alterando el curso de la enfermedad 
b) Interfiriendo con el tratamiento de la condición médica general (por 
ejemplo, con la disminución de la adherencia al tratamiento médico). 
c) Constituyendo un factor de riesgo adicional para la salud del individuo 
(por ejemplo, la sobre ingesta en un paciente con diabetes), y 
d) Precipitando o exacerbando los síntomas de una condición médica 
general a través de respuestas fisiológicas asociadas al estrés (por 
ejemplo, provocando bronco espasmos en personas con asma 
bronquial). 
La nueva denominación aparecida en la más reciente clasificación del 
APA (1994) mantiene la postura de que los factores psicológicos o 
conductas específicas pueden influir adversamente en el inicio y el curso 
de cualquier trastorno físico o condición médica general, por lo que se 
denomina a esta categoría “Factores psicológicos que afectan a la 
condición médica”. Corresponde al psicólogo clínico dar respuesta a la 
demanda de los profesionales que trabajan en el campo de los 
trastornos físicos y las disfunciones fisiológicas, y es la terapia de 
conducta la fuente que provee de recursos al psicólogo para cooperar 
con el profesional de la Medicina en beneficio de la salud (Borda, 1996). 
Como se puede apreciar, también aquí, la terminología utilizada que 
distingue lo físico de lo psíquico no hace más que agudizar el dualismo 
del que se reniega. No obstante, interesa resaltar que en el DSM-IV 
aparece una referencia expresa según la cual se afirma que se utilizan 
los términos psicológico/orgánico o físico, por no encontrar una solución 
mejor, a pesar de la convicción de la interrelación entre los distintos 
aspectos. Así, por lo que respecta al mismo título del manual y a la 
distinción entre la categoría Condición Médica general y la de trastorno 
mental, en el DSM-IV se dice: 
“Aunque este volumen se titule, “Manual Diagnóstico y Estadístico de los 
Tras tornos Mentales”, el término “trastorno mental”, 
desafortunadamente, implica una distinción entre trastornos “mentales” y 
“trastornos físicos” que es un anacronismo reduccionista del dualismo 
mente-cuerpo. Una literatura convincente ha puesto de manifiesto que 
existe mucho “físico” en los trastornos “mentales” y mucho “mental” en 
los trastornos “físicos”. El problema que plantea el término trastornos 
“mentales” ha sido mucho más claro que su solución, y, 
desafortunadamente, el término persiste en el título del DSM-IV debido a 
que no hemos encontrado un sustituto apropiado” (pág. XXI) 
“Se debería poner de manifiesto que éstos son meramente términos de 
conveniencia y no deberían ser tomados para implicar que existe 
cualquier distinción fundamental entre trastornos mentales y condiciones 
medicas generales que los trastornos mentales no están relacionados 
con factores o procesos físicos o biológicos, o que las condiciones 
médicas generales no están relacionadas con factores o procesos 
comportamentales o psicosociales” (pág, XXV). 
De este modo, el DSM-IV se hace eco de una necesidad, la de superar 
el dualismo mente-cuerpo, y de una dificultad, el saber cómo vencer no 
sólo una forma de expresamos, sino también un modo de pensar. A este 
respecto, Belloch (1993) recuerda que: 
“el problema de este dualismo surgió como consecuencia del deseo de 
comprender el mundo, y todo lo que hay en él, como un sistema 
unificado, de tal modo que la evidente diversidad de fenómenos 
naturales existentes pudiera ser explicada apelando a un número mucho 
menor, y más manejable, de principios y postulados elementales” (pág. 
188). 
En mi opinión, puede que no tardemos mucho tiempo en acordar un 
término que recoja en su significado el conjunto de aspectos 
relacionados con la salud y la enfermedad, tanto los aspectos psíquicos 
como los físicos, evitando el reduccionismo en cualquiera de las 
direcciones. Sin embargo, creo que tardaremos mucho más en dejar de 
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pensar en lo psíquico y lo físico para después expresar que ambos 
aspectos están intrínsecamente unidos, ya que estos conceptos 
constituyen herramientas sin las cuales es difícil pensar. Con ello quiero 
decir que el pensamiento dualista, quizás afecte más a la forma de 
nuestro pensamiento que a su contenido, y como es sabido, resulta más 
difícilmente modificable lo primero que lo segundo. En otras palabras, si 
hemos pensado de modo dualista prácticamente desde los albores del 
pensamiento racional, esto es, durante aproximadamente 25 siglos, 
seguramente es porque nos ha resultad” adaptativo para entender el 
mundo y sobrevivir en él; o bien, porque ese dualismo es quizás la 
consecuencia del pensamiento analítico que caracteriza al ser humano. 
En cualquiera de los dos casos, no creo que nos resulte fácil abandonar 
ese lastre. Otra cosa, más accesible a nuestra voluntad, aunque no por 
ello sencillo, es que los profesionales de la salud nos propongamos de 
una vez conseguir la atención “integral” a las personas que sufren, por 
cualquier tipo de

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