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MEDICINA IV SISTEMA NERVIOSO PROFESORA A CARGO: Dra. MONICA MERCADO SISTEMA NERVIOSO CENTRAL (S.N.C.) Se realizará un recordatorio anatómico previo para facilitar la comprensión de las diversas enfermedades que asientan sobre el sistema nervioso central. El S.N.C. se divide en: - CEREBRO TELENCEFALO - TALLO CEREBRAL DIENCEFALO MESENCEFALO METENCEFALO MIELENCEFALO - MÉDULA ESPINAL TELENCÉFALO: Forman parte de él la corteza cerebral y los núcleos basales. - CORTEZA CEREBRAL: Lób. FRONTAL(actividad intelectual, motora, aprendizaje) Lób. PARIETAL (sensibilidad) Lób. TEMPORAL (audición) Lób. OCCIPITAL (visión) - NUCLEOS BASALES: NUCLEO CAUDADO PUTAMEN tono muscular y control GLOBO PALIDO de los mov. voluntarios En esta región existe un sistema funcional denominado Sistema Límbico. Está formado por parte del lóbulo frontal, parte del lóbulo temporal, y los núcleos grises. Su función es la de permitir ciertas emociones tales como el miedo o la agresividad. Así también regula la expresión de ciertas conductas innatas como la de supervivencia, el comportamiento maternal y el sexual. DIENCÉFALO: Es la región más craneal del tallo cerebral. Está compuesto por el hipotálamo, tálamo, subtálamo y metatálamo. Su función es la regulación endrócrina y las funciones neurovegetativas (sistema nervioso autónomo). Se encuentran también en esta región los pares craneanos I (olfatorio) y II (óptico) . MESENCÉFALO: Formado por el Sistema Activador Reticular Ascendente (S.A.R.A.), el núcleo rojo (origen del tracto rubroespinal), y los pares craneanos III (oculomotor) y IV ( troclear). El S.A.R.A. regula la conducta de alerta y el sueño, el núcleo rojo contiene los cuerpos neuronales que participan en la flexión voluntaria de los miembros, por lo que las lesiones en esta región, provocan signos severos como el coma y la rigidez extensora. METENCÉFALO: Aquí se encuentra el puente y el cerebelo. En el puente se origina el par craneano V (trigémino), varios de los tractos sensorios y motores, y los centros encargados de regular la respiración. El cerebelo coordina los movimientos de la cabeza, el tronco y los miembros, participa junto al sistema vestibular en el mantenimiento del equilibrio, y controla el tono muscular. MIELENCÉFALO: También llamado médula oblonga o bulbo raquídeo. Contiene los centros vitales (respiratorio, cardiaco, y vasopresor), los pares craneanos VI; VII; y VIII (abducens, facial y vestibulococlear) en la parte craneal, y los pares craneanos IX, X, XI, y XII (glosofaríngeo, vago, espinal accesorio e hipogloso) en caudal. MEDULA ESPINAL: La sustancia gris central contiene en el asta dorsal los cuerpos de las interneuronas, en el asta ventral los cuerpos de las neuronas motoras, y en la parte central los cuerpos de las neuronas simpáticas. Los cuerpos de las neuronas sensitivas se encuentran en el ganglio espinal correspondiente. La sustancia blanca está compuesta por axones mielínicos que conforman los tractos ascendentes y descendentes ESTADOS DE LA CONCIENCIA El animal normal presenta al examen clínico un estado de conciencia llamado de alerta, a través del cual se conecta con el medio ambiente y reacciona normalmente a los estímulos. Los estados alterados de la conciencia que pueden encontrarse son: depresión, delirio, estupor (semicoma) y coma. La depresión mental puede definirse como un estado de somnolencia o agotamiento. Refleja una disminución o retardo de las funciones cerebrales. Es el estado de alteración menos grave que se observa en los animales. El delirio refleja una alteración más importante del S.A.R.A.. El animal puede emitir aullidos o ladridos, estar muy irritable, desorientado y temeroso. En el estupor o semicoma, el animal se encuentra prácticamente dormido y reacciona solo a estímulos intensos (dolor). En general en este estado se observan signos pupilares (miosis o midriasis de acuerdo a la localización de la lesión). Es un estado realmente grave de alteración de las funciones cerebrales. El estado de coma es un estado de inconsciencia. El individuo no reacciona a ningún estímulo (ni siquiera a los que provocan dolor profundo) y no despierta. Se acompaña en general de signos pupilares y respiraciones típicas de acuerdo a la gravedad y localización de la lesión. Es prácticamente un estado irrecuperable. Se podrían resaltar ciertos aspectos importantes con respecto al coma. Este estado se produce por lesiones que afectan al diencéfalo, al cerebro medio (mesencéfalo) o a la porción cortical del S.A.R.A.. Para localizar exactamente la lesión se deben observar algunos signos. En lesiones del diencéfalo, conjuntamente con el estado de inconsciencia, se pueden hallar pupilas normales con reacción a la luz o en miosis con ligera reacción, y nistagmo vestibular inducido conservado. También puede aparecer una respiración de tipo Cheyne- Stockes. Si la lesión se encuentra en el cerebro medio, además del estado de coma, se pueden observar las pupilas en posición media fija o midriáticas sin respuesta a la luz (puede ser unilateral si la lesión se encuentra comprometiendo un solo lado). Según la evolución del paciente y la progresión de la lesión pueden aparecer otros signos que ayudarán a focalizar con mayor exactitud el sitio afectado, como por ejemplo la pérdida del nistagmo vestibular inducido (lesión en el fascículo longitudinal medio que interconecta el núcleo vestibular con el núcleo oculomotor), estrabismo ventrolateral (daño del nervio oculomotor), rigidez extensora de los miembros y cabeza (daño al núcleo rojo o tracto rubroespinal). Si la lesión progresa hacia caudal (puente y bulbo raquídeo), se puede observar hiperventilación neurogénica central y bradicardia, y afección de los centros vitales. Las causas que pueden ocasionar un estado alterado de la conciencia son variadas. Dentro de las más observadas se encuentran: Hidrocéfalo congénito. Infecciones: moquillo canino y peritonitis infecciosa felina. Hepatopatías: la encefalopatía hepática puede deberse a una alteración congénita (comunicación porto-sistémica o déficit enzimático) o adquirida (comunicación porto-sistémica o cirrosis hepática). Nefropatías: encefalopatía urémica. Trastornos metabolicos: hipoglucemia en razas miniatura y cachorros; hiperglucemia (síndrome hiperosmolar del diabético). Drogas: drogas utilizadas corrientemente en la práctica diaria producen alteración de la conciencia (barbitúricos, diazepán, ketamina, acepromacina, etc.). Def. nutricionales: la deficiencia de vitamina B1 puede provocar en los animales estados de depresión grave. Se observa en general en gatos jóvenes que padecen estados de anorexia crónica (complicación de un Complejo Respiratorio Felino), o en caninos alimentados crónicamente a base de carne cocida. Esta deficiencia suele presentar primariamente signos de depresión y ataxia, llegando a convulsiones. La vitamina B1 interviene en el metabolismo de la glucosa en el cerebro. La lesión que produce la deficiencia crónica es una necrosis cerebro-cortical y hemorragias bilaterales en el tallo cerebral. Parasitosis: las parasitosis graves (internas y externas), sobre todo en cachorros. Intoxicaciones: piretroides, organofosforados, organoclorados, talio, plomo, etc. Cardiovasculares: los accidentes cerebro-vasculares son comunes en la clínica de pequeños animales y pueden dejar como secuela un estado de alteración del sensorio. Golpe decalor. Traumas. Neoplasias: las neoplasias cerebrales producen compresión y edema cerebral. El diagnóstico etiológico de la alteración del sensorio debe indagarse exhaustivamente para realizar el tratamiento específico y determinar un pronóstico certero. Como primer paso, la reseña junto a la anamnesis orientarán al clínico sobre el problema. Luego del examen del paciente e identificada la alteración será necesario conocer la etiología de la misma. Para este fin son de gran utilidad algunos métodos complementarios. La primera medida es chequear el medio interno mediante los análisis de laboratorio (sangre, bioquímica sérica, y orina). Puede ser relevante encontrar anemia severa que pueda provocar cierta hipoxia cerebral, hipo- hiper glucemia, aumento de la urea en sangre o de las enzimas hepáticas (ALT/ AST/ FAS), alteración del recuento de glóbulos blancos que sugieran infección (viral o bacteriana) y trastornos electrolíticos. En la orina puede evidenciarse daño renal, hepático, infecciones, y trastornos metabólicos. Si el examen clínico y los estudios de laboratorio han hecho sospechar de una causa extracraneana es necesario realizar estudios orientados a encontrar la alteración. Por ejemplo un electrocardiograma (E.C.G.) y quizás una ecocardiografía, estarían indicados ante la evidencia de trastornos cardiovasculares en el examen clínico general. Si existe algún antecedente traumático o se sospecha de una neoplasia que pueda haber involucrado alguna estructura ósea del cráneo o provocado calcificaciones es necesaria la indicación de radiografías de cráneo. Si el plan diagnóstico ha llevado a sospechar un origen intracraneano se debe profundizar en los estudios buscando la causa del problema. El primer paso será la evaluación del cerebro por medio de imágenes. El método complementario de elección es la Imagen de Resonancia Magnética (IRM). Este estudio permite un minucioso detalle de las estructuras anatómicas del cerebro. Mediante el mismo se diagnostican lesiones ocupantes de espacio (neoplasias, abscesos, hemorragias, granulomas, quistes, etc.) y se visualiza perfectamente el sistema ventricular cerebral para descartar hidrocefalia. Además se puede evidenciar inflamaciones parenquimatosas y edemas, como también atrofias de cerebro debido a envejecimiento (disfunción cognitiva). Por otra parte la Tomografía Computada es un sistema de rayos x en el cual se logran imágenes transversales (axiales) que tiene alta definición sobre tejidos óseos o calcificados. Con ella se obtiene excelente detalle de las paredes óseas del cráneo, bullas timpánicas, paredes de los senos paranasales, y cavidad nasal. Tanto la IRM como la TC tienen la ventaja de ser estudios no invasivos. Sus desventajas son que se necesita de aparatología costosa y específica (solo en centros facultativos y privados) y que el paciente debe encontrarse sedado para obtener imágenes de calidad. La Electroencefalografía permite el estudio de la actividad eléctrica cerebral y permite sospechar retardos en la función cortical, irritaciones de cualquier causa, y posibles focos epileptógenos. No permite obtener un diagnóstico definitivo pero puede clasificar enfermedades. Por ejemplo puede determinar si la enfermedad es focalizada o difusa, si es aguda o crónica, y si es inflamatoria o degenerativa.Sin embargo tiene la desventaja de que debe realizarse con aparatología específica (electroencefalógrafo) y el paciente tiene que estar sedado. El análisis del líquido cefalorraquideo (L.C.R.) es el método de elección para el diagnóstico de enfermedades inflamatorias (meningitis, meningoencefalitis, encefalitis). Es sencillo de obtener y de bajo costo. Tiene la desventaja que el paciente debe encontrarse sedado (aunque muy poco tiempo) y que la muestra debe procesarse dentro de los 30 minutos de obtenida. El pronóstico en las alteraciones de conciencia depende de la causa. El estado comatoso suele ser grave o infausto. Los animales que se recuperan de este estado suelen quedar con alguna secuela. Puede tomarse como parámetro que los animales en coma por más de 48 hs no suelen recuperarse. Dichos individuos sin cuidados intensivos probablemente evolucionen hacia la muerte. SINDROME CEREBELOSO La función del cerebelo consiste en coordinar los movimientos adecuándolos en tiempo y espacio mediante la regulación de los grupos musculares del cuerpo. A esta función se la suele denominar PROPIOCEPCIÓN INCONCIENTE. También el cerebelo forma parte del SISTEMA VESTIBULAR CENTRAL a través del lóbulo floculonodular y el núcleo fastigial. Estos están interrelacionados con los núcleos vestibulares del tallo cerebral, por lo que participan en el mantenimiento del equilibrio o postura normal. Cuando existe alguna alteración en las vías ascendentes (tractos espinocerebelares) o en el cerebelo pueden aparecer los siguientes signos: Ataxia: incoordinación de los movimientos de la cabeza, cuello, y miembros. La propiocepción consciente (vías que terminan en la corteza parietal ) se encuentra conservada y el animal responde a las pruebas en forma normal. Dismetría: imposibilidad de medir correctamente las distancias. En general aparecen movimientos bruscos e incoordinados. Frecuentemente los pasos al caminar son exagerados, lo que se denomina hipermetría. Temblores de intención: muchas veces cuando el animal está quieto puede notarse un movimiento de la cabeza leve y vertical que se exagera cuando es iniciado un movimiento voluntario o el animal se excita. Aumento de la base de sustentación: se manifiesta cuando el animal está quieto. Los miembros anteriores están más separados de lo habitual y existe un movimiento oscilatorio del cuerpo hacia adelante y hacia atrás. En esta postura suele observarse el temblor vertical de la cabeza. En el diagnóstico es importante tener en cuenta la edad del animal ya que muchos trastornos se observan en cachorros. Se debe diferenciar si la alteración ha sido progresiva, estable, o ha mejorado. Las lesiones que sugieren malformaciones cerebelares se observan en cachorros cuando comienzan a caminar, y es frecuente observarlas en gatitos de 20 a 30 días de edad provocadas por el virus de la panleucopenia antes o a los pocos días de nacer. Esta deficiencia tiene la particularidad de no ser progresiva y los gatitos no muestran signos de infección sistémica, por lo que algunos gatos pueden compensar esa deficiencia con el tiempo. El virus del moquillo canino es una causa frecuente como etiología de afección cerebelar. Pueden afectarse los caninos de cualquier edad aunque son más suceptibles los cachorros y los gerontes. Es común que en los cachorros haya signos sistémicos de esta enfermedad. Si tenemos en cuenta las razas, algunas como el Setter irlandés, el Beagle, y el Labrador, tienen desórdenes cerebelares que se evidencian al comenzar a caminar. En estos cachorros se ha diagnosticado hipoplasia cerebelar y diferentes grados de degeneraciones. Algunos animales muestran signos leves y si no progresan logran vivir aceptablemente. Los traumas en general producen signos agudos que no progresan y tienden a ser regresivos aunque pueden dejar secuelas importantes. Las neoplasias se observan en animales adultos y los signos tienden a progresar. En la pericia diagnóstica, como en cualquier enfermedad, es de suma importancia realizar un examen completo para buscar otras deficiencias neurológicas asociadas, o trastornos orgánicos de diferente origen, que puedan ser relevantes en el diagnóstico etiológico de la afección cerebelar observada. Los métodos complementarios más utilizados son las radiografías de cráneo y del foramen magno, que permiten evaluar una posible fractura del cráneo o alguna neoplasia que afecte a los huesos del mismo.Es de gran utilidad poder contar con técnicas más avanzadas como la T.C. y la I.R.M. El síndrome cerebeloso puede deberse a causas no progresivas y progresivas. Las causas no progresivas tienden a manifestarse cuando el animal comienza a deambular. Suelen producirse por el virus de la panleucopenia felina, el herpesvirus canino, y malformaciones. No hay tratamiento pero algunos animales pueden desarrollar una vida relativamente normal. Las causas progresivas producen manifestaciones luego de que el animal ha comenzado a caminar. Ejemplos son: el virus del moquillo canino, el virus de la peritonitis infecciosa felina, la toxoplasmosis, y las neoplasias. En general el pronóstico es de reservado a grave, ya que al progresar los signos neurológicos pueden aparecer convulsiones, signos vestibulares, marcha en círculos, trastornos de conducta, etc. El tratamiento de este síndrome depende de la etiología. Para las lesiones traumáticas se debe instaurar el tratamiento de trauma craneoencefálico. Algunas neoplasias son extirpables. El resto de las alteraciones no tiene tratamiento específico. El pronóstico también dependerá de la causa subyacente (progresiva o no progresiva), de la posibilidad de compensación con el desarrollo, de las posibilidades terapéuticas, y de las secuelas (transitorias o permanentes). SINDROME VESTIBULAR El sistema vestibular se divide en una porción central (núcleos vestibulares en el tallo cerebral, el lóbulo floculonodular del cerebelo, y el núcleo fastigial) y una porción periférica (nervio vestibular y receptores del oído interno). Las dos porciones se encuentran interrelacionadas y su función consiste en coordinar los movimientos, mantener el equilibrio y la postura adecuada, la posición correcta de la cabeza, y los movimientos de los ojos. El síndrome vestibular se manifiesta al presentarse alguna alteración en las estructuras anteriormente mencionadas. Los signos clínicos que pueden observarse en un animal con este tipo de trastornos son los siguientes: Inclinación de la cabeza. Marcha en círculos. Giros, caídas, y rodadas (pérdida del equilibrio). Nistagmo. Temblores. Paralisis facial. Síndrome de Horner (miosis, protrusión del 3er. párpado, ptosis palpebral, y enoftalmos). El examen del paciente debe comenzar al tomar los datos del mismo (reseña). Luego se debe realizar una detallada anamnesis y un examen clínico general. Una vez concluido éste, se debe iniciar el examen objetivo particular (E.O.P.) ante la sospecha de una alteración del sistema nervioso. Una de las partes más importantes en el examen de un paciente con lesión neurológica es la inspección, donde generalmente se observan los signos más valiosos. En el paciente que padece un síndrome vestibular es común observar una lateralización de la cabeza, generalmente hacia el lado afectado. Si la lesión es importante el animal puede caminar en círculos y caerse hacia el mismo lado. Muchas veces se lo observa caminar apoyado a la pared para lograr mantener el equilibrio. Cuando la enfermedad vestibular es grave el animal no puede incorporarse, manifestando rodadas y movimientos contínuos de la cabeza y los miembros buscando alguna posición que le permita recuperar el equilibrio. En el sindrome vestibular bilateral se suele observar un animal atáxico que puede perder el equilibrio y caer hacia cualquiera de sus lados. Si la lesión es grave el animal se encontrará postrado en decúbito lateral, con los miembros estirados y realizando algunos movimientos de pedaleo como intentos de recuperar la estación. Si se lo ayuda a incorporarse se observan movimientos laterales de la cabeza hacia un lado y hacia el otro en forma permanente. La diferencia con el síndrome cerebeloso es la ausencia de hipermetría y de los temblores de intención característicos de la lesión cerebelosa. En el examen objetivo general se puede encontrar un signo valioso, el nistagmo. Es el movimiento rítmico involuntario de los ojos. El nistagmo puede ser de origen visual o vestibular, y a su vez en fisiológico o anormal. El nistagmo fisiológico se observa en animales donde el sistema vestibular funciona adecuadamente. Cuando el animal mueve la cabeza hacia un lado aparece un movimiento horizontal de los ojos que es lento hacia el lado contrario del que se lateraliza la cabeza (fase lenta)y luego aparece otro más rápido (fase rápida o compensadora) hacia el lado que se está moviendo la cabeza. Si la cabeza se mueve hacia arriba aparece el nistagmo vertical con su fase rápida hacia arriba. El nistagmo se clasifica según la dirección de la fase rápida. El nistagmo patológico puede presentarse de diferentes formas, pero debe tenerse en cuenta que siempre la fase rápida es hacia el lado contrario de la lesión. El nistagmo patológico puede ser espontáneo o posicional. El espontáneo se observa sin modificar la postura de la cabeza. La dirección del nistagmo puede ser horizontal, vertical, o rotatorio. En lesiones del sistema vestibular central puede presentarse en todas estas direcciones, en las periféricas nunca se observa el vertical. El nistagmo posicional es aquel que aparece cuando el animal es cambiado de posición (decúbito lateral o dorsal) o cuando la cabeza es forzada por el examinador a tomar otra posición. Esta alteración puede observarse tanto en déficits periféricos o centrales del sistema vestibular. Si el nistagmo es espontáneo y al cambiar la posición del animal éste cambia de dirección, se debe sospechar de una lesión central ya que en lesiones periféricas nunca cambia de dirección. Una prueba de utilidad, sobre todo en aquellos animales internados con trastornos neurológicos (por ej.: trauma craneoencefálico), es la prueba de estimulación calórica. Se coloca agua caliente en un oído, y al cabo de 3 a 5 minutos aparecerá un nistagmo horizontal de fase rápida hacia el lado estimulado si no hay lesiones vestibulares. Si existe algún trastorno en los pares III, IV, y VI (oculomotor, troclear, y abducens respectivamente) responsables de los movimientos oculares, en los núcleos vestibulares del tronco, en el nervio vestibular, o en los receptores vestibulares del oído interno, la prueba será negativa al no producirse el nistagmo esperado. Otro signo importante del examen clínico es la presencia de otitis ya que puede ser la causa del síndrome vestibular (periférico). El examen neurológico debe realizarse completo para observar si existen otras alteraciones asociadas. Según los signos encontrados en el examen, puede diferenciarse si el síndrome vestibular es central (SVC) o periférico (SVP). SIGNOS SVC SVP INCLINACIÓN DE LA CABEZA PRESENTE PRESENTE CAIDAS Y RODADAS PUEDE HABER PUEDE HABER NISTAGMO a) ESPONTÁNEO b) INDUCIDO (POSICIONAL) -HORIZONTAL -ROTATORIO -VERTICAL -PRESENTE -CAMBIA DE DIRECCIÓN -AUSENTE -HORIZONTAL -ROTATORIO -PRESENTE -MANTIENE SU DIRECCIÓN -AUSENTE NERVIOS CRANEALES VARIOS VII SINDROME DE HORNER NO PRESENTE DEFICITS PROPIOCEPTIVOS ATAXIA GRAVE PROPIOCEPCION CONCIENTE ALTERADA IPSILATERAL ATAXIA LEVE PROPIOCEPCION CONCIENTE CONSERVADA PARESIS Y DEPRESION POSIBLE AUSENTE Las causas más frecuentes observadas en la clínica que pueden provocar un síndrome vestibular son: Infecciones del oído medio e interno: complicaciones de las otitis externas (sobre todo en razas de orejas péndulas). Intoxicaciones por antibióticos aminoglucósidos: provocan degeneración del sistema vestibular y auditivo. Traumas: los signos vestibulares pueden ser observados en animales con trauma craneoencefálico. Idiopáticos: en los felinos es común la aparición de un síndrome vestibular periférico de etiología desconocida. Aparece a cualquier edad y suele mejoraren 72 horas y desaparece a los 15 a 20 días. El pronóstico para la recuperación es excelente y no suelen quedar secuelas. En los perros de edad avanzada, muchas veces se observan signos severos y agudos de alteración vestibular que suelen ceder a los pocos días. En estos casos puede quedar la cabeza lateralizada como secuela aunque no suele interferir con la deambulación normal (síndrome vestibular geriátrico o senil). Otras etiologías que aparecen con menor frecuencia son los defectos congénitos (ovejero alemán, doberman, beagle, gatos siameses y birmanos), las infecciones virales (moquillo canino), las neoplasias, las carencias nutricionales (déficit de tiamina), y los desórdenes vasculares. El diagnóstico se basa en una buena reseña y anamnesis, los signos clínicos observados, y los estudios complementarios que puedan realizarse. Como indicación principal se sugieren las radiografías de bullas óseas para descartar la otitis media en los síndromes periféricos, y la IRM para los centrales. Una vez descubierta la etiología del síndrome vestibular se debe realizar el tratamiento específico y un tratamiento médico antinflamatorio. En las complicaciones de las otitis externas donde se diagnostica otitis media y/o interna se debe realizar un tratamiento sistémico y tópico con antibióticos, agregando al protocolo algún corticoide. En caso de que las radiografías muestren radioopacidad de las bullas timpánicas puede realizarse la miringotomía (punción de la membrana timpánica) para drenar la colecta y tomar muestra para citología, cultivo, y antibiograma. También está recomendada la osteotomía de la bulla como drenaje quirúrgico que permita en forma más efectiva la eliminación del exudado. En las intoxicaciones por utilización de aminoglucósidos en forma prolongada, se debe suspender la medicación de inmediato. Los signos vestibulares en general desaparecen, pero si se ha instaurado la sordera, ésta suele ser irreversible. En las etiologías traumáticas se debe realizar el mismo tratamiento que para cualquier trauma craneoencefalico. En el síndrome vestibular geriátrico canino no suele realizarse tratamiento y los pacientes habitualmente pueden volver a la normalidad aproximadamente en 1 semana. En cuanto al pronóstico, dependerá de la causa primaria. El síndrome vestibular idiopático felino y el geriátrico canino suelen tener pronóstico bueno, al igual que los traumas que provocan un síndrome vestibular periférico. Los traumas que provocan un síndrome vestibular central, las infecciones virales, las otitis medias e internas, la ototoxicidad, y los desórdenes vasculares, tienen pronóstico variable de acuerdo al grado de lesión que hayan provocado. Las neoplasias tienen pronóstico grave. Las secuelas más leves que se observan luego de un síndrome vestibular, son la cabeza inclinada y la marcha levemente atáxica. Otras de mayor importancia son la queratitis seca, la parálisis del nervio facial, y el síndrome de Horner. Las más graves son la osteomielitis de la bulla timpánica y del hueso petroso del temporal. Algunas infecciones ascendentes pueden provocar abscesos en el tallo cerebral o meningitis. Las infecciones vestibulares centrales pueden progresar y causar la muerte del animal. SINDROME CONVULSIVO Una convulsión es el resultado de descargas neuronales excesivas, paroxísticas y transitorias que provocan una alteración clínica en el paciente. En general estos focos excitatorios se encuentran situados en la corteza cerebral, en el sistema límbico, el hipotálamo y el tálamo. En diversas situaciones estos focos logran superar el llamado “umbral convulsivo”, apareciendo la alteración clínica llamada convulsión. Estos focos excitatorios tienen capacidad de transmitir esta disfunción a las neuronas vecinas, lo que da la posibilidad de que un foco convulsivo pueda diseminarse. De la magnitud de la diseminación dependerán los signos observados en el animal. Las convulsiones suelen presentar tres etapas más o menos definidas. La primera de ellas es llamada etapa preictial se manifiesta clínicamente por alteración de la conducta. El propietario puede relatar inseguridad e inquietud del animal antes de la convulsión propiamente dicha. La siguiente etapa es llamada ictus o convulsión propiamente dicha. Es la etapa más importante ya que es donde se presentan los signos clínicos que ayudan al diagnóstico etiológico. Estos dependerán de la magnitud y diseminación del o de los focos convulsivos en el sistema nervioso central. La duración del ictus es variable según el tipo de convulsión que presente el animal. La última etapa, llamada postictial o de recuperación, también presenta diversidad de manifestaciones. Los animales pueden quedar agotados y descansar por varias horas, pueden quedar hiperexcitados por padecer confusión mental o desorientación, desconocer a los dueños y su hábitat, comer y/o tomar agua en exceso, y quedar ciegos temporariamente. La duración de esta etapa es variable (minutos a horas) hasta que el animal vuelve a su estado normal. Los signos que se observan, tanto en la fase preictial como en la postictial, no se relacionan con la severidad de la causa de origen de la convulsión. De acuerdo a la diseminación del foco convulsivo en el sistema nervioso, las convulsiones se clasifican en tres tipos: a) Generalizadas: las descargas eléctricas se producen en forma difusa y bilateral en el encéfalo. Se clasifican según su forma de presentación: Tónico-Clónicas: son las más frecuentes en los animales. Existe pérdida de la conciencia, caída en decúbito lateral, contracción tónica de los miembros y opistótonos de corta duración (10 a 30 segundos), seguida de contracciones clónicas de los músculos. El ictus no suele durar mas de dos minutos, y en caso de prolongarse, debe pensarse en alguna causa tóxica o metabólica. Atónicas (ausencias): se evidencia pérdida de contacto con el ambiente pero ocurre sin actividad motora. Es muy difícil reconocerlas en los animales y se cree que tienen baja incidencia. Clónicas: ocurren más frecuentemente en gatos y son raras en los perros. Se caracterizan por contracciones rítmicas musculares. No existe componente tónico. Tónicas: son frecuentes en caninos de raza Caniche, Dachshund, y Terriers. Se observa hipertonía muscular generalizada y puede haber pérdida de conciencia. Estos ataques pueden durar desde pocos minutos a varias horas. Los animales suelen mantenerse en postura esternal y presentar un estado de ansiedad notable. Mioclónicas: se caracterizan por contracciones súbitas breves de uno o más músculos. Pueden aparecer en rápida sucesión y finalizar en convulsiones tónico-clónicas. b) Parciales: el foco convulsivo sobrepasa el umbral pero no se disemina. Los episodios tienen duración variable. Motoras Simples: se presentan sacudidas en algún grupo muscular (cara o miembros). Habitualmente terminan generalizándose (parciales con generalización). Complejas o Psicomotoras: se presume que pueden ser convulsiones sensorias en corteza temporal o visual y tener alteraciones de conduta secundarias o visiones (agresión, alucinaciones, salivación, etc.). La llave diagnóstica está en que el paciente padece episodios paroxísticos de conducta anormal. Puede resultar complejo diferenciarlas de trastornos funcionales de la conducta. Debe recordarse que si nos encontramos frente a un trastorno convulsivo usualmente es precedido por un aura y seguido de una fase postictial. Además, los componentes autonómicos durante el ictus son muy frecuentes. Se debe asociar este tipo de convulsiones con compromiso del sistema límbico. Las enfermedades inflamatorias comoel Distemper y la Rabia pueden provocar este tipo de alteraciones. c) Parciales con generalización : existe lesión focalizada en el cerebro y luego se disemina en forma secundaria. En ocasiones, la fase parcial de la convulsión no se observa o pasa inadvertida, pero puede haber actividad convulsiva en un grupo muscular facial o de un miembro y posteriormente generalizarse hacia una forma severa. La duración suele ser menor a dos minutos y la recuperación variable. Las convulsiones también pueden clasificarse según la causa que las producen en: a- Extracraneanas: Intoxicaciones : las mas frecuentemente observadas son producidas por organofosforados (baños antiparasitarios o tratamientos ambientales), y se acompañan en general por signos muscarínicos (salivación, vómito, diarrea, miosis pupilar y temblores). En los cachorros debería tenerse en cuenta la intoxicación con plomo, y en los animales con hábitos de ingerir basura, la intoxicación con estricnina o diversos fármacos (ácido acetil salicílico, anfetaminas, etc.). Enfermedades metabólicas: un trastorno común de observar es la hipoglucemia como causa de convulsiones. En los cachorros suele producirse por nutrición deficiente y/o parasitosis severas, en las razas toy por ayunos prolongados, y en los adultos por algún tumor secretor de insulina (insulinoma). Otras posibles causas son la hipocalcemia producida por la lactancia sin un correcto manejo nutricional o pancreatitis aguda, la encefalopatía urémica por enfermedad renal terminal, la encefalopatía hepática por comunicaciones porto-sistémicas o cirrosis, y la hiperosmolaridad severa por diabetes mellitus. Hipoxia cerebral: la hipoxia cerebral ocasionada por enfermedades cardiovasculares o respiratorias pueden producir en algún momento convulsiones. Hipertermia : en el golpe de calor, ante la imposibilidad de regular normalmente la temperatura corporal, puede observarse depresión del sistema nervioso central y en ocasiones convulsiones. b- Intracraneanas: Enfermedades congénitas: en los cachorros pueden ser causadas por hidrocefalia o alguna otra malformación. Traumas : son observadas convulsiones en animales con traumatismo cefálico, tanto inmediatas como post-traumáticas (aún mediando largos períodos de acontecido el episodio). Enfermedades infecciosas: las causas infecciosas más comunes son el moquillo canino y la peritonitis infecciosa felina. Enfermedades vasculares: en general se presentan estos trastornos asociados a los traumatismos cefálicos. Pueden aparecer cuadros vasculares agudos primarios. Neoplasias : en los animales viejos, los tumores del sistema nervioso, tanto primarios como metastásicos, son un importante diagnóstico diferencial cuando se busca la causa de las convulsiones. Es importante realizar la diferenciación terminológica entre convulsiones y epilepsia. La epilepsia es una enfermedad que tiene como signo principal las convulsiones. La epilepsia se denomina verdadera, hereditaria, o idiopática cuando no se encuentra causa que pueda haber dejado como secuela un síndrome convulsivo. Se presenta en razas puras como el ovejero alemán, setter irlandés, beagle, daschshund, boxer, cocker spaniel, collie, golden y labrador retriever, schnauzer, san bernardo, siberian husky, y caniche. La edad de presentación oscila entre los seis meses de vida y los cinco años. Las convulsiones son de tipo generalizado severo y se sospecha que la causa es algún trastorno bioquímico en las neuronas corticales o subcorticales. La epilepsia se denomina adquirida, cuando se sospecha de alguna enfermedad anterior que haya causado un daño cerebral, y dejado como secuela la presentación periódica de convulsiones. Estas pueden aparecer hasta varios años luego de ocurrido el daño cerebral. Las convulsiones suelen ser parciales o parciales con generalización secundaria y pueden presentarse en animales de cualquier raza o mestizos. Luego de lo enunciado, puede deducirse que la epilepsia es una enfermedad incurable y que se debe tender a controlar la presentación de los ataques convulsivos (menor frecuencia e intensidad). Tener presente que entre un 50 y un 60 % de los animales convulsivos son catalogados como epilépticos idiopáticos debido a la imposibilidad de realizar los métodos complementarios de diagnóstico indicados para cada caso (TC, IRM, etc.). Aproximación diagnóstica: -reseña: el conocimiento de la edad, la raza, el sexo y la actividad del animal, es de gran utilidad en la búsqueda de la etiología del síndrome convulsivo. -anamnesis: este punto es uno de los pilares en el diagnóstico de las convulsiones. Se debe tratar de profundizar al máximo el interrogatorio al dueño del animal para tener datos aproximados sobre el tipo de convulsión, los signos que se observaron antes, durante y luego de la misma, su duración, presentación de ataques anteriores y con qué frecuencia, posibilidad de traumas o procesos infecciosos previos, datos sobre vacunaciones y desparasitaciones, etc. La finalidad de todo interrogatorio exhaustivo es diferenciar una convulsión de otro proceso morboso (síncope, desmayo, etc.), y establecer si se trata de una enfermedad activa (síndrome convulsivo), de una secuela neurológica (epilepsia adquirida), o de algún trastorno cerebral de causa desconocida que llevará a indicar los estudios necesarios para confirmarla (epilepsia verdadera). -examen físico: se debe realizar un detallado examen para identificar el origen de las convulsiones (extracraneanas o intracraneanas). El examen neurológico debe realizarse cuidadosamente para tratar de detectar la existencia de algún compromiso actual encefálico. -mét.complementarios: los datos de laboratorio se utilizan para detectar algún trastorno metabólico. De rutina se indican hemograma, bioquímica sanguínea y análisis de orina. Se puede analizar el líquido cefalorraquídeo para detectar procesos inflamatorios o infecciosos. La IRM cerebral es el método de elección para el estudio del cerebro. También la TC puede permitir evaluar radiográficamente el cráneo en forma completa. El electroencefalograma y los potenciales evocados actualmente tienen indicaciones acotadas. El tratamiento específico se debe instaurar si existe una causa primaria extracraneana. Si se sospecha de epilepsia (verdadera o adquirida) se debe realizar un tratamiento sintomático. Este debe ser instaurado si las convulsiones se presentan con mayor frecuencia que un episodio por mes o si los propietarios manifiestan interés en que el animal sea medicado. Es muy importante la educación que debe recibir el dueño de un animal convulsivo por parte del profesional veterinario. Este debe dejar en claro que, de padecer epilepsia, el animal tiene una enfermedad incurable, y que el tratamiento estará encausado a disminuir la duración y frecuencia de los ataques convulsivos lo máximo posible, y que el éxito del tratamiento en gran parte depende de ellos, sobre todo por la administración de la medicación (factor de falla en los tratamientos). Se los debe asesorar sobre los efectos colaterales y secundarios de la medicación para que en caso de presentarse alguno consulten a la brevedad. El fenobarbital puede producir sedación que suele desaparecer dentro de la primera semana de tratamiento. También puede provocar la aparición de polifagia, polidipsia, y poliuria en algunos animales. La hepatotoxicidad es infrecuente. La droga de elección tanto para caninos como felinos es el fenobarbital. Se administra a razón de 2-5 mg /kg. cada 12 hs. por vía oral. Esta droga alcanza niveles séricos terapéuticos tardíos (dos semanas) aunque en la práctica se suele observar una rápidarespuesta clínica (12 horas). Si las convulsiones se siguen presentando es posible combinar durante 15 días el fenobarbital y el clonazepan (0,5 mg/kg cada 12 hs.), retirando luego el clonazepán. Actualmente es posible realizar en nuestro medio la medición del nivel sérico de fenobarbital (15-45 ug/dl) para detectar posibles interferencias en la respuesta a la droga. Aún así en algunos animales no son controladas las convulsiones a pesar de que el nivel sérico del fenobarbital es el correcto y debe replantearse si el diagnóstico es el correcto (enfermedad progresiva). La medicación anticonvulsiva necesita un control y ajuste de dosificación constante, que se maneja en general guiándose por la respuesta clínica del animal. Hay pacientes que tienen convulsiones refractarias al fenobarbital y en ellos se intenta la asociación con bromuro de potasio (40 mg/kg/día). Luego de 15- 20 días se disminuye la dosis del fenobarbital un 50 % ya que las drogas se potencian. En nuestro país el bromuro de potasio se debe adquirir como receta magistral, pero su costo es muy accesible. Otra alternativa válida para los caninos es la primidona (10-15 mg/kg cada 8 hs.) que en ocasiones mejora el control de las convulsiones en animales tratados con fenobarbital. Se cree que es debido a diferencias en la absorción de la droga ya que la primidona luego de metabolizarse produce fenobarbital como droga activa. Los efectos colaterales suelen ser más intensos que los del fenobarbital, sobre todo por la posibilidad de producir necrosis hepática. Existen otras drogas anticonvulsivas tales como difenilhidantoína, clonazepán, clorazepato, diazepán, etc., donde su utilización como monodrogas en caninos es algo controvertida. En los gatos, una buena alternativa al fenobarbital, es el diazepán. En esta especie puede utilizarse como única droga (0.5-1 mg/kg cada 8 hs.) para el control a largo plazo. Se deben realizar chequeos hepáticos periódicos. Factores de falla del tratamiento: Las fallas encontradas durante el tratamiento ambulatorio son la deficiente administración de la medicación por parte del propietario, la mala dosificación de la/las drogas indicadas, epilepsia refractaria (ovejero alemán, setter irlandés, san bernardo), y la presencia de enfermedad progresiva. Las drogas que frecuentemente se administran a los animales y producen la reaparición de los ataques o el aumento de la frecuencia y severidad de los mismos son la acepromazina (disminuye el umbral convulsivo), la metoclopramida, la piperazina, corticoides (disminuyen el nivel sérico del fenobarbital ), difenhidramina . No olvidar que es frecuente tener que aumentar la frecuencia y la dosis de fenobarbital en un animal que está tomando esta medicación, ya que la misma suele dar tolerancia por el aumento de las enzimas hepáticas que lo metabolizan. La función hepática y renal en estos pacientes debe ser controlada periódicamente. El fenobarbital se metaboliza en hígado y se excreta por riñón. Si la causa primaria es una neoplasia cerebral o algún trastorno metabólico, frecuentemente las convulsiones se hacen incontrolables y no debe considerarse una falla en el tratamiento anticonvulsivo por medicación. La medicación puede comenzar a disminuirse un 50% mensual, si han transcurrido 6 meses a 1 año y el animal no ha presentado convulsiones. Pronóstico: Para los animales con causa primaria extracraneana, dependerá de las posibilidades terapéuticas de la afección específica. Luego, si es resuelta, podrían quedar secuelas en el sistema nervioso que produzcan convulsiones (epilepsia adquirida). En los animales con causa primaria intracraneana, es variable. En las neoplasias se debe estudiar la posibilidad de escisión quirúrgica ya que es el tratamiento de elección. Algunos tumores en particular, como los meningiomas, tienen pronóstico favorable con cirugía. Si es infecciosa dependerá de la respuesta al tratamiento y si posteriormente no quedan secuelas graves. En los animales con epilepsia, en general el pronóstico es bueno, salvo en determinadas razas, como el Ovejero Alemán, San Bernardo, y Setter, donde es reservado. ESTADO EPILEPTICO El estado epiléptico (status epilépticus) es un estado convulsivo múltiple o permanente con período interictial ausente. En general se realiza una terapia médica inmediata con el fin de frenar las convulsiones para luego abocarse de lleno a la investigación de la causa, ya que las complicaciones de este estado son graves si no se tratan a la brevedad. En un estado convulsivo el animal sufre deficiencia ventilatoria, lo que ocasiona hipoxia, y posterior edema cerebral. Las causas son anormalidades metabólicas, tóxicas, enfermedades progresivas cerebrales, suspensión de la medicación, y medicación inefectiva. También puede aparecer edema pulmonar y necrosis miocárdica. Debido a la importante actividad muscular hay un gran incremento de ácido láctico que produce acidosis metabólica. Al comienzo de las convulsiones es posible detectar un estado hiperglucémico en el paciente debido a la liberación de adrenalina que se produce. Luego, la gran actividad del animal causará disminución de la glucemia y es posible detectar estados hipoglucémicos que prolonguen por sí mismos las convulsiones. Las complicaciones neurológicas de los cambios metabólicos expresados anteriormente, como se observa, pueden ser graves. Los principales son el edema, la hipoxia, y la necrosis cerebral. Se pueden observar cambios en el electroencefalograma y aumento de focos epilépticos. El tratamiento del estado epiléptico se basa primariamente en el establecimiento de una buena oxigenación del paciente (máscara o tubo endotraqueal). Inmediatamente se debe administrar diazepan e.v. (10-50 mg. totales en pequeños bolos de 10 mg. cada vez) previa colocación de un catéter intravenoso. Generalmente resulta dificultosa la colocación del catéter si el animal presenta sacudidas importantes, por lo que puede resultar una medida práctica la aplicación de una dosis intrarrectal de diazepán (1mg/kg) para frenar las convulsiones. Este se absorberá dentro de los 10 minutos de administrado. La solución intravenosa para fluidoterapia debe ser fisiológica de ringer lactato. No debe olvidarse tomar muestras de sangre y orina para un análisis completo. La cabeza del paciente debe mantenerse algo elevada del resto del cuerpo para evitar el edema cerebral. Debe realizarse una medición rápida de la glucemia (tiras reactivas) para descartar que la causa sea por hipoglucemia, donde en ese caso se administrará dextrosa al 50 % intravenoso (2-3 ml en razas toy y 50 ml en razas grandes). Si las convulsiones no se detienen es posible que la hipoglucemia sea más una complicación que la causa primaria. También debe chequearse en forma permanente la temperatura corporal para evitar las lesiones por hipertermia. Si las convulsiones no logran controlarse se debe administrar fenobarbital e.v. a razón de 2-4 mg/kg a intervalos de 30 minutos siempre monitoreando al animal. En gatos debería administrarse tiamina (vitamina B1), de 0.5-1 gr. e.v. cada 8 hs. durante 24 a 48 hs. Hay controversias entre los autores sobre la indicación de administrar gluconato de calcio profilácticamente. En general es de rara presentación la hipocalcemia sin historia previa de parto reciente o lactancia. Otros sugieren la perfusión intravenosa con diazepán, pero la droga suele adherirse a las paredes de los sachets y a las guías de suero por lo que no se tiene noción de la cantidad real de droga que está recibiendo el paciente. Sí puede recomendarse la perfusión contínua de tiopental sódico (2-5 mg/kg/hora) para manteneral animal sin convulsiones. Aunque esta droga no tiene propiedades anticonvulsivantes significativas, se controlarán las manifestaciones externas que ponen en peligro la vida del paciente. La complicación más importante del estado epiléptico es el edema cerebral, por lo tanto es imprescindible realizar el tratamiento preventivo o específico en caso de que se sospeche que ya esté instaurado. Parte del tratamiento se establece al comienzo con la oxigenación del paciente y debe agregarse manitol 15 % e.v. (1-2 gr/kg) junto con corticoides de acción rápida. Es igualmente importante mantener siempre una temperatura menor a 39°.5 C, lo que puede lograrse mediante aplicación de toallas húmedas sobre ingles y axilas. Si como complicación aparece hipoglucemia, debe tenerse en cuenta que el daño causado al cerebro por la falta de glucosa puede ser grave. Debido a esto, la glucemia debe corregirse lo antes posible con dextrosa al 50 %, y luego evaluar si han quedado secuelas graves. Una vez que las convulsiones han sido controladas el animal debe comenzar a recibir un tratamiento con fenobarbital 2-4 mg./kg cada 12 hs. i.m., hasta que la recuperación del paciente permita restablecer la medicación por vía oral. TRAUMA CRANEOENCEFÁLICO (T.C.E.) El TCE es una emergencia médica bastante frecuente en la clínica diaria. Las consecuencias del trauma son la contusión cerebral, el aumento de la presión intracraneana por edema o hemorragia cerebral, la hipoxia cerebral debida a la hipertensión endocraneana y al aumento del CO2, y las convulsiones. El edema cerebral siempre está presente, en algún grado, luego del TCE. Si el mismo no se trata inmediatamente, puede ser fatal o dejar secuelas neurológicas muy severas. La causa mayormente observada es el trauma debido a accidentes automovilísticos, pero también son vistos a causa de caídas desde alturas, mordeduras por otro animal o heridas de bala. Como primera medida se debe explorar la permeabilidad de las vías respiratorias y el sistema cardiovascular (posible shock, arritmias, o hipotensión). Luego se examinarán las funciones neurológicas rápidamente. Existen algunos signos que pueden ayudar al diagnóstico y a la localización de las lesiones. Ellos son los diferentes tipos respiratorios encontrados y las diferentes posturas adoptadas por los animales traumatizados. a) tipos respiratorios: Cheyne Stockes (a): se observan períodos de hiperventilación seguidos por apnea. Este tipo de respiración suele aparecer en lesiones de la corteza cerebral y diencéfalo. Hiperventilación neurogénica central (b): aparece una respiración rápida y regular que suele deberse a lesiones del cerebro medio. Es común la aparición conjunta de bradicardia. Respiración apnéusica (c): se observa prolongada inspiración- espiración seguidos por períodos de apnea. Aparece en lesiones del tallo cerebral (región pontina). Respiración atáxica o irregular (d): aparece en lesiones de la médula oblonga. Si la lesión es severa puede aparecer arritmia cardíaca (sinusal). Es un tipo de respiración frecuentemente observado previo a la muerte del animal. (a) (b) (c) (d) b) posiciones corporales: Pueden aparecer las posturas de descerebración, descorticación y descerebelación que ayudan a localizar la lesión encefálica y a emitir un pronóstico. Descerebración: la lesión asienta en el mesencéfalo (cerebro medio). El animal se encuentra con rigidez extensora de los cuatro miembros y cabeza, y no responde a los estímulos externos (estado comatoso). El pronóstico es infausto. Descorticación: la lesión se encuentra en la corteza superior. La posición es idéntica a la de descerebración pero el animal puede responder a los estímulos. El pronóstico es de reservado a grave. Descerebelación: la lesión se encuentra en el cerebelo. Hay rigidez extensora de la cabeza y los miembros anteriores. Los miembros posteriores están flexionados. El animal reacciona a los estímulos con movimientos incoordinados. El pronóstico suele ser grave. Puede presentarse un estado comatoso si conjuntamente hay lesión mesencefálica. El tratamiento del trauma craneoencefálico debe ser de instauración rápida para disminuir los riesgos. Si las vías aéreas están permeables puede administrarse oxígeno para evitar la hipoxia cerebral. En caso contrario se debe intubar al animal para realizar la oxigenoterapia. Si el animal está estable se prefiere no instaurar la hiperventilación (aumento del O2), hasta 24 hs. post-trauma. El aumento de oxígeno puede llevar a vasoconstricción cerebral por disminución del CO2, lo que redundaría en isquemia e hipoxia cerebral. Si el animal no está estable, se lo debe intubar e hiperventilar para disminuir el edema. Luego se comienza con la terapia del shock: fluidoterapia: se realiza para mantenimiento (no sobrehidratar) con solución fisiológica por vía endovenosa. corticoterapia: se administran corticoides para reducir el edema cerebral y disminuir la respuesta inflamatoria. Se realiza con dexametasona (2-5 mg/kg c/6-8 hs. ev), las primeras 24 hs. y luego, 1-2 mg/kg c/24 hs. durante 48 horas. Junto con los corticoides se administran protectores de la mucosa gástrica como la ranitidina (0.5 mg/kg c/12 hs EV lento). El corticoide más recomendado en este momento es el succinato sódico de metilprednisolona. Se utiliza en dosis iniciales de 30 mg/kg. y se continúa luego c/6hs con dosis de 15 mg/kg durante la siguientes 48 hs. Se recomienda que los corticoides se utilicen de esta forma antes de cumplirse las 8 horas post-trauma. La instauración de estos protocolos luego de este lapso puede empeorar el pronóstico. diuréticos: los mejores resultados suelen obtenerse al combinar el uso del manitol y furosemida. Se comienza administrando 1 gr/kg de manitol EV (solución al 15 %-) y a los 15’ se administra furosemida a 0,75 - 1 mg/kg. Esta combinación mantiene el efecto diurético durante 5 horas. El manitol brinda una mejor acción ya que disminuye la viscosidad de la sangre, mejorando la oxigenación cerebral y el edema luego de 20 minutos. La furosemida no tiene la cualidad de mejorar la oxigenación cerebral. El manitol se contraindica en casos de hemorragia severa y franca (sangrado por fosas nasales y por los oídos). anticonvulsivantes: en caso de presentarse convulsiones se debe administrar diazepan e.v. (10-50 mgs. totales en bolos de 10 mgs. por vez). El pronóstico, como se expresó anteriormente, dependerá de la localización de la lesión y la gravedad de la misma. En general los animales que permanecen en estado de coma por más de 48 hs. no se recuperan. ESTADOS DE LA CONCIENCIA SINDROME CEREBELOSO SINDROME VESTIBULAR
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