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TECNOLÓGICO DE MONTERREY Escuela de Graduados en Educación Universidad Virtual Escuela de Graduados en Educación La distribución del liderazgo en los centros educativos: el caso de la Escuela Normal Pablo Livas Tesis que para obtener el grado de: Maestría en Administración de Instituciones Educativas con acentuación en Educación Superior presenta: Mireya Chapa Chapa Asesor tutor: Alicia Vistrain Juárez Asesor Titular: Kathryn Singh Wood Monterrey, Nuevo León, México Julio 2011 Universidad Virtual Escuela de Graduados en Educación La distribución del liderazgo en los centros educativos: el caso de la Escuela Normal Pablo Livas Tesis que para obtener el grado de: Maestría en Administración de Instituciones Educativas con acentuación en Educación Superior presenta: Mireya Chapa Chapa Asesor tutor: Alicia Vistrain Juárez Asesor titular: Kathryn Singh Wood Monterrey, Nuevo León, México Julio 2011 TECNOLÓGICO DE MONTERREY Esajela de Graduados en Educación Agradecimientos La realización de este trabajo fue posible gracias a la colaboración y apoyo de varias personas, que además de dar las autorizaciones correspondientes, aportaron su valioso tiempo y enriquecieron el proceso, permitiendo a la autora crecer, tanto en lo personal como en lo profesional. Este agradecimiento se extiende a: El Mtro. Gustavo García Ríos, así como todos y cada uno de los profesores que forman la planta docente de la Licenciatura en Educación Preescolar de la Escuela Normal Pablo Livas, que otorgaron todas las facilidades para la realización del trabajo de campo, no sólo de esta investigación, sino de las múltiples actividades realizadas a lo largo de los estudios de maestría. La Dra. Alicia Vistrain Juárez, que con su atinada asesoría apoyó el desarrollo de la investigación, y con sus recomendaciones favoreció que este documento adquiriera el rigor científico y académico que corresponde a un trabajo que se presenta para la obtención del grado. La Dra. Kathryn Singh Wood, directora titular del proyecto de investigación, que desde el momento de su presentación en Investiga EGE 2010, motivó a la autora a participar en él, además que proporcionó la metodología aplicada en el proceso. De manera especial, y cambiando al tono personal, agradezco a tres personas, que son mi fuente de inspiración, motivación y valor para seguir adelante: Carlos, mi papá, que aunque no esté presente sé que estará orgulloso, porque mis logros son el fruto de lo que él dejó en mí. Mireya, mi mamá, que día con día me demuestra lo que es el amor verdadero y que hay que enfrentar la vida con valentía. René, mi amor, mi compañero, mi esposo, que está conmigo en cada paso del camino y es mi luz, mi futuro y mi esperanza. 2 Tabla de contenidos Resumen 7 Capítulo I Planteamiento del problema 8 Antecedentes 8 Definición del problema 12 Objetivos 13 Justificación 14 Limitaciones del estudio 15 Capítulo II Marco teórico 17 La evolución de los estudios sobre liderazgo 17 El liderazgo en la escuela 20 La relación entre dirección de una institución educativa y cultura escolar 24 El rol directivo desde la organización escolar 25 Una nueva perspectiva para la dirección de centros educativos: el liderazgo distribuido 31 El liderazgo distribuido en la práctica escolar 36 Las implicaciones del liderazgo distribuido 40 Investigaciones empíricas sobre liderazgo distribuido 46 Conclusión 47 Capítulo III Metodología 49 Enfoque metodológico 50 Participantes 51 Instrumentos 53 3 Procedimiento 56 Estrategia de análisis de datos 59 Capítulo IV Análisis de resultados 62 El contexto escolar 63 Descripción breve de los procedimientos 66 La distribución de liderazgo en la Escuela Normal Pablo Livas 70 Función directiva y concepción del personal sobre liderazgo.... 71 Procesos institucionales que implican distribución de liderazgo 75 Mecanismos de comunicación permanente y participación 78 Trabajo en equipo y decisiones consensadas 82 Compromiso personal y perfil del líder 84 Resultados 87 Capítulo V Conclusiones 89 Principales hallazgos de la investigación 90 Limitaciones del estudio 93 La distribución del liderazgo en la Escuela Normal Pablo Livas 94 Recomendaciones 96 Referencias 100 Apéndice A - Guión de entrevista Director 105 Apéndice B - Entrevista con el Director 106 Apéndice C - Guión de preguntas para Grupo de enfoque con coordinadores 118 Apéndice D - Grupo de enfoque con coordinadores 119 Apéndice E - Guión de preguntas para Grupo de enfoque con docentes 139 4 Apéndice F - Grupo de enfoque con docentes 140 Apéndice G - Análisis de documentos 164 Curriculum Vitae 166 5 índice de tablas 1 Roles en el liderazgo distribuido 44 2 Resultados en el EGC C E N E V A L 52 3 Indicadores de la Licenciatura en Educación Preescolar 53 4 Caracterización de participantes 53 5 Instrumentos de recopilación de datos y categorías presentadas 71 6 Resumen La dinámica social actual exige que las instituciones educativas adopten nuevas formas de organización. La efectividad de las escuelas se mide actualmente en base a sus resultados y obtener buenos resultados en estos tiempos no puede llevarse a cabo de manera aislada; trabajar en equipo es importante. Esta investigación analiza la distribución del liderazgo con el propósito de describir los factores y estrategias que impactan su operación en la Escuela Normal Pablo Livas, tomando en cuenta diferentes perspectivas desde las que se ha abordado el liderazgo, resaltando también la manera en que este concepto se convirtió en un fenómeno muy estudiado por investigadores educativos. Las actividades de este estudio se derivan de la línea de investigación Modelos innovadores de gestión educativa. Se utiliza el enfoque cualitativo de la investigación con metodología de estudio de caso considerando el proyecto "La distribución del liderazgo en centros escolares efectivos". El análisis de datos incluye la descripción del contexto escolar y cómo se manifiesta el liderazgo distribuido, así como una caracterización de las principales categorías identificadas. Los hallazgos permiten corroborar la existencia de tres factores en la institución: un liderazgo inclusivo que distribuye tareas, la delegación de funciones en distintos actores educativos y la comunicación constante entre sus miembros. Éstos son mencionados de manera precisa en la literatura sobre liderazgo distribuido, que se constituye en una forma diferente de organizar las actividades, basada principalmente en la toma de decisiones consensada y la distribución de responsabilidades entre el personal, proporcionando una oportunidad para el aprendizaje organizacional. 7 Capítulo I Planteamiento del problema La administración de instituciones educativas ha tomado importancia como tema de estudio a partir de la década de los noventa, con el auge de los estudios sobre las características de las escuelas efectivas y el análisis del papel del liderazgo en la calidad de los resultados obtenidos. En este capítulo se presentan los argumentos que dan justificación al problema de investigación de este estudio: los factores que influyen en la distribución del liderazgo en una institución de educación superior. En el apartado Antecedentes se da a conocer el origen de la problemática, haciendo un recorrido panorámico por las diferentes perspectivas sobre la dirección escolar. En la Definición del problema, se establece la relación entre los constructos distribución del liderazgo y papel del directivo, como base para las preguntas de investigación y parámetro para la determinación de los objetivos de la misma. La relevancia del papel directivo en la administración escolar y la distribución del liderazgo se explican brevemente en la Justificación; y para concluir, se presentan las Limitaciones delestudio, mismas que se derivaron de las condiciones particulares de la institución en la que se lleva a cabo el estudio. Antecedentes El éxito en las instituciones escolares depende de múltiples factores. La investigación educativa que aborda el tema de los factores que caracterizan a las escuelas con buenos resultados inició en 1980 y ha continuado hasta la actualidad. Los resultados 8 de estos estudios coinciden en un punto: el papel que juega la dirección escolar. Una de las primeras aproximaciones a una caracterización de las escuelas efectivas se realizó en Inglaterra. Los resultados de esta serie de estudios sobre eficacia escolar, en los que destacan los trabajos de Rutter, Maughan, Mortimore y Ouston (1979) y el de Reynolds (1985), coincidieron al manifestar la existencia de cinco factores generadores de buenos resultados en la escuela: un fuerte liderazgo educativo, altas expectativas en cuanto a los resultados de los alumnos, énfasis en las destrezas básicas, clima seguro y disciplinado y evaluaciones frecuentes del progreso de los estudiantes. En 1988, Mortimore, Sammons, Stoll y Lewis profundizan en el estudio de las características de las escuelas eficaces y llegan a la conclusión de que éstas comparten: liderazgo razonado del director, participación del subdirector, participación y coherencia entre los profesores, sesiones estructuradas, enseñanza estimulante, ambiente centrado en el trabajo, propósitos concretos, comunicación máxima entre profesor y alumnos, registro de los progresos, participación de los padres de familia y clima positivo. E l resultado de los estudios citados anteriormente originó un interés por definir los aspectos que de cierta manera hacen más probable el éxito de una escuela. Investigadores iniciaron estudios en distintos países: Levine y Lezotte (1990) y Teddlie y Stringfield (1993) en Estados Unidos; Vermeulen (1987) y Scheerens (1992) en Holanda. Ejemplos de este tipo de estudios en América Latina son el de Lentijo, Cancela y Martiné (1998) en Argentina, y la revisión de la organización escolar realizada por Antúnez (2004) en México. Es importante mencionar la labor de Antúnez (2004), quien expone una serie de evidencias que caracterizan a las escuelas mexicanas. Este autor dice que están 9 fuertemente condicionadas por sus características y organización, que son muy peculiares, que necesitan del trabajo en equipo y que para que se produzcan en ellas cambios significativos es necesario que se considere a toda la escuela como escenario. A raíz de estas características, como consecuencia, el posible éxito o fracaso de las innovaciones didácticas dependen en gran medida de la consideración de los factores organizativos institucionales y del papel de quienes desempeñan esas directivas. Aquí tienen una influencia preponderante las prácticas profesionales relacionadas con la planificación compartida, la participación en la toma de decisiones, la resolución de los conflictos, la creación de una cultura institucional que favorezca los cambios, la colaboración y el trabajo en equipo entre los docentes, la adecuada gestión de los recursos - especialmente el tiempo -, el establecimiento y la formalización de los acuerdos institucionales en documentos e instrumentos y una acción comprometida con la innovación por parte de quienes desempeñan tareas directivas (Antúnez, 2004, p. 27). Las palabras de Antúnez toman importancia cuando se revisa el éxito o fracaso de las reformas educativas en México. Hablando específicamente de educación primaria (nivel en el que se desarrolla el trabajo de Antúnez), la reforma educativa de 1993 enfrentó diversas problemáticas, muchas de ellas derivadas de la administración escolar (capacitación en cascada poco efectiva, falta de participación de los profesores, laxa supervisión escolar, instrumentos de evaluación poco efectivos, falta de transparencia en la rendición de cuentas). El considerar el papel que toman los directivos en las innovaciones es relevante actualmente, cuando de 2009 a 2011 se vive el proceso de Reforma Integral de la Educación Básica que transforma la dinámica de trabajo de las escuelas primarias en el país. A l hacer una revisión de la evolución de los estudios sobre las características de las buenas escuelas, con el paso del tiempo y su aplicación en distintos contextos, se sigue considerando el papel de la dirección escolar como un factor que ha estado presente desde hace tiempo y sigue permaneciendo. 10 E l director escolar, ha sido visto de diferentes maneras a través del tiempo. En un primer momento, se consideraba el timón del centro escolar, el encargado de mandar, controlar y guiar a todo el personal de la institución hacia el éxito. Esta visión mesiánica y omnipotente del directivo se ha transformado en virtud de que raramente se podría encontrar una persona así, además que las condiciones actuales de la escuela y los procesos de gestión escolar son distintos. Hoy día, la atención se centra en la dinámica del salón de clases y el trabajo docente, puntos clave para la satisfacción de las necesidades de los alumnos y el alcance de las expectativas de sus familias. Esta situación exige modelos de comunicación y colaboración distintos que requieren de la participación de todos los actores educativos. Elmore (2000) hace referencia a la necesidad de reconfigurar la manera en que la escuela trabaja. Dirigir una institución educativa actualmente implica tener una óptica distinta sobre la relación entre el personal de un plantel. De ser el jefe que todo hace y decide, el director se convierte en agente de cambio, y poniendo en juego sus habilidades personales y preparación profesional, propicia un clima escolar de participación e intercambio. Coordina de manera efectiva las actividades de profesores, alumnos y padres de familia en la realización de un proyecto común: el aprendizaje de los alumnos, y al mismo tiempo el aprendizaje para mejorar la organización. En este panorama, la manera tradicional de definir el trabajo escolar también se modifica. Los profesores ya no son simples seguidores que ponen en práctica lo que se les indica, sino que tienen la posibilidad de proponer, e incluso dirigir. Gronn (2003) hace un análisis de las implicaciones de que los seguidores se conviertan en líderes, lo que 11 traslada la esfera de liderazgo de un individuo particular hacia la organización, hacia la escuela. Dicha estructura organizacional basada en la participación colectiva en la toma de decisiones del centro escolar se conoce como liderazgo distribuido. Este término es mencionado en un primer momento por Gibb en 1954, al contrastar el liderazgo individual y el compartido (Harris, 2006). Spillane y Sherer (2004) definen el liderazgo distribuido como una red en la que interactúan seguidores y líderes, en el marco de su situación. La perspectiva que aquí se menciona implica tener una nueva cultura escolar, la redefinición de los roles educativos y las responsabilidades que asume cada integrante y su dinámica de organización en la comunidad escolar. Asimismo, debe considerarse la situación particular del centro escolar, ya que aunque la idea del liderazgo distribuido es innovadora y popular, debe ajustarse a las características particulares del centro escolar y su cultura y las metas en común que tiene su personal. Definición del problema La distribución del liderazgo es una estrategia que posibilita que una institución educativa cumpla con las exigencias de la comunidad en la que se encuentra, la eficacia de las escuelas se evalúa con resultados y una persona no puede lograrlo sola, necesita del apoyo y trabajo de todos los integrantes de la comunidad escolar. La investigación desarrollada aborda los mecanismos de distribución del liderazgo entre el personal que labora en la Licenciatura en Educación Preescolar en la EscuelaNormal Pablo Livas y los medios por las que éste se propicia desde la dirección de la 12 escuela, enfocándose en la relación entre el rol directivo y la percepción de los docentes sobre el liderazgo distribuido. A partir de la revisión de literatura y la aplicación de metodología cualitativa que permita reunir evidencias de la dinámica escolar, este trabajo pretende dar respuesta a las siguientes preguntas de investigación: 1. ¿Cuál es la percepción y operación del liderazgo distribuido entre los docentes de la Licenciatura en Educación Preescolar de la Escuela Normal Pablo Livas, ubicada en Sabinas Hidalgo, Nuevo León? 2. ¿Cuál es el impacto del rol directivo en la distribución de liderazgo entre el personal que labora en la Licenciatura en Educación Preescolar de la Escuela Normal Pablo Livas? Objetivos El objetivo central de este trabajo es describir las dinámicas del liderazgo distribuido entre el personal de la Licenciatura en Educación Preescolar de la Escuela Normal Pablo Livas y el impacto del rol directivo en esa distribución. Con la puesta en marcha del proceso de investigación, se espera: • Analizar la percepción y el conocimiento de la visión de la institución que posee su personal. • Definir la percepción del liderazgo distribuido de los docentes de la institución. • Delimitar los roles que asumen los integrantes de la comunidad educativa en la distribución del liderazgo y sus funciones. 13 • Describir el proceso que ha seguido el liderazgo distribuido en la escuela. • Identificar las características del rol directivo que propician la distribución del liderazgo en la Escuela Normal Pablo Livas. Justificación Las características sociales actuales y la llamada "sociedad del conocimiento" han puesto a las instituciones educativas en una encrucijada: tienen que renovarse para poder ajustarse a las demandas sociales. El decidir si una escuela es buena, o no, depende en gran medida de sus resultados, y en el contexto actual, obtener buenos resultados de manera aislada es prácticamente imposible. Ante esta situación, el liderazgo distribuido como estrategia de trabajo es una opción. López y Lavié (2010) plantean el liderazgo distribuido como estrategia que permite el desarrollo colectivo de conocimientos y capacidades. Gronn (2002) menciona como desde diferentes modelos de colaboración, el liderazgo distribuido propicia el aprendizaje en conjunto. Spillane (2004) se refiere a las interacciones entre el personal, aprendiendo en el marco de su situación particular. Estos estudios muestran que la investigación sobre las dinámicas del liderazgo distribuido es relativamente reciente, por lo que este trabajo representa una aportación al tema. Asimismo, es relevante considerar los diferentes contextos de aplicación. En su mayoría, los trabajos sobre el tema se han realizado en Inglaterra y Estados Unidos (Gronn, 2002; Harris y Chapman, 2002; Bennett, Wise, Woods y Harvey, 2003; Firestone y Martínez, 2007; MacBeath, 2009). En Iberoamérica, se han realizado trabajos en España (Murillo, 2006; López y Lavié, 2010), pero el estudio de este fenómeno es 14 reciente. Diversos autores (Spillane, 2004; Harris, 2003; Gronn, 2006, MacBeath, Oduro y Waterhouse, 2004; Murillo, 2006) coinciden en que el liderazgo distribuido es una estrategia para mejorar la dinámica escolar, pero no es la panacea, por lo que es importante seguir reuniendo información sobre el tema. El factor contexto es de suma importancia. No siempre lo que funciona en los países desarrollados funciona de igual manera en otros lugares, así que es importante considerar el contexto particular de las escuelas antes de afirmar que el liderazgo distribuido es una estrategia eficaz para elevar la calidad escolar. El presente trabajo es una contribución a un proyecto de investigación más amplio, en el que se analiza la distribución de liderazgo en centros escolares efectivos en distintos países de América Latina. Este proyecto es coordinado por el Centro de Investigación Educativa del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y se enmarca en la línea de investigación Modelos innovadores de gestión educativa. El estudio tiene el propósito de identificar nuevas prácticas administrativas que permitan facilitar la operación de las escuelas y el máximo aprovechamiento de sus recursos (EGE, 2010). Limitaciones del estudio Las limitaciones del estudio se derivan de las características particulares del centro educativo en el que se lleva a cabo la investigación. Una de ellas es la perspectiva negativa que ciertos profesores tienen de la institución, lo que se refleja en sus respuestas a los instrumentos de recopilación de información. Esta limitación se contrarresta con el 15 análisis concienzudo de la información y la delimitación de categorías de respuesta. Otra de las limitantes es que no se considera a todo el personal de la institución, sino al que labora en la Licenciatura en Educación Preescolar, esto debido a que esta licenciatura trabaja como programa educativo independiente, en su propio horario de trabajo y con su organización particular y en ella se refleja la distribución de liderazgo; mientras que en la otra licenciatura que se oferta en la escuela, esto no sucede. Analizar la dinámica de organización del trabajo y la distribución del liderazgo en una institución educativa permitirá hacer un contraste entre la información teórica sobre el tema, abordada en la revisión de literatura del siguiente capítulo y cómo ésta se adapta a la compleja realidad educativa de nuestros días. 16 Capítulo II Marco teórico La exigencia de una educación de calidad que prepare a los ciudadanos para desenvolverse satisfactoriamente en los diferentes aspectos de la vida es una constante en los países en vías de desarrollo. Las escuelas son las encargadas de satisfacer esa exigencia, por lo que su operación debe ser efectiva y eficaz, lo que depende en buena medida de su organización. Esta organización está relacionada con su dirección. La revisión de literatura que se presenta pretende aportar argumentos que validen la relación que se establece entre el papel del directivo y la distribución del liderazgo, por lo que se inicia con un recuento general de la evolución de los estudios sobre liderazgo, hasta llegar a lo que se conoce como liderazgo distribuido. Enseguida se caracteriza al liderazgo distribuido como estrategia de organización escolar, se menciona su aplicación en la práctica y las implicaciones que ésta conlleva, así como los diversos roles que los miembros de una institución adquieren en esta dinámica. Para finalizar, se enuncian algunas investigaciones empíricas que proporcionan información sobre el liderazgo distribuido. La evolución de los estudios sobre liderazgo Los estudios sobre el liderazgo y su impacto en las relaciones laborales y la productividad han pasado por distintas etapas y marcos conceptuales. La investigación inició en el siglo pasado y no siempre estuvo relacionada con el terreno educativo. Los conceptos relacionados con este campo se acuñaron en una primera etapa en el ambiente 17 empresarial, centrándose en el desarrollo de capital humano para mejorar la organización. Uno de los primeros enfoques fue la teoría de los rasgos. Esta vertiente tuvo auge entre 1930 y 1940, distinguiéndose principalmente por la premisa "el líder no se hace, nace". Este enfoque daba especial importancia a las características innatas que hacen que una persona actúe de manera destacada. Desde esta perspectiva, un buen líder era aquella persona que tenía carisma, se relacionaba con los demás, imponía su autoridad, pero no porque tuviera conocimientos de administración o manejo de personal, sino porque tenía una personalidad atractiva que motivaba que sus subordinados lo siguieran. Esta visión sobre el liderazgomanifiesta un punto a debate: no cualquiera puede ser líder. Es decir, para hacer un buen papel en la dirección de una empresa se hace necesario poseer ciertas cualidades personales innatas, que no todo el mundo posee. Además, el ser carismático y llevarse bien con todos era un factor idóneo para un tipo de organización, pero podía no serlo para otra, que requiera de autoridad y seriedad. A l hacerse patente que en realidad no es posible definir las características del líder ideal, pues van ligadas al contexto, es decir a las características particulares de la institución que se dirige y el personal que se atiende, (Watkins, 1989 y Northouse, 2002, citados por Murillo, 2006) se evoluciona y los estudios empiezan a centrarse en las conductas y comportamientos de quienes ejercían liderazgo, dando lugar a la teoría conductual sobre liderazgo. Con la teoría conductual sobre liderazgo se empieza a considerar que al dirigir, no sólo es importante que la persona a cargo tenga habilidades y carisma, las características particulares de la organización y el trabajo que se tiene que realizar también adquieren relevancia. Esta teoría se divide en dos vertientes, una centrada en la 18 investigación de las características del trabajo directivo y otra basada en las características de los directores eficaces. En las características del trabajo directivo, Murillo (2006) destaca los resultados de los estudios de Lewin sobre la identificación de estilos directivos, por el impacto que tuvieron en el terreno educativo. Lewin (1939, citado por Murillo, 2006) establece tres estilos de ejercicio de liderazgo: autoritario, democrático y "laissez faire". El líder autoritario concentra todo el poder y la toma de decisiones, es el que comúnmente menciona: yo puedo solo. El polo opuesto está representado por aquel líder que no ejerce su función, no tiene iniciativa y no toma responsabilidades, este es el liderazgo laissez faire. E l justo medio lo representa el líder democrático, quien procura que la toma de decisiones se base en la colaboración y participación de los miembros de la organización que dirige. En la segunda vertiente de estudios, la de las características de los directivos eficaces, Murillo (2006) resalta el trabajo de Likert (1961, citado por Murillo, 2006), en el que caracteriza cinco rasgos que definen la conducta exitosa de un líder: fomento de relaciones positivas, sentimiento de lealtad, altos estándares de rendimiento y entusiasmo, conocimientos técnicos así como coordinar y planificar. En similitud con la teoría de los rasgos, los trabajos sobre la teoría conductual del liderazgo demostraron que caracterizar el comportamiento ideal de un líder es un proceso complicado que siempre está en relación al contexto en el que éste se desenvuelve. Esta situación dio pie a una nueva forma de ver el liderazgo: la teoría de la contingencia. La teoría de la contingencia toma auge a partir de 1960 y pretende definir un estilo de liderazgo adecuado, considerando factores del contexto como relación líder - 19 miembros, características de los integrantes de la comunidad, clima y cultura organizativa y factores ambientales. En esta teoría, Murillo (2006) destaca los estudios de Fiedler (1967), House (1971) y Hersey y Blanchard (1977). Fiedler postula la idea de que la eficacia del liderazgo depende de dos variables: estilo de líder y control de la situación. Por su parte, House identifica cuatro comportamientos del liderazgo (directivo, rendimiento, apoyo, participativo) en relación a variables del entorno (seguidores y ambiente) para explicar la eficacia del líder en la interacción con el entorno en el que se desenvuelve. En su trabajo, Hersey y Blanchard, afirman que en la eficacia del liderazgo se combinan dos variables: el estilo de dirección y las características de los miembros de la organización que se dirige (madurez).Los tres trabajos están enmarcados en la caracterización del liderazgo en general. El liderazgo en la escuela La cuestión del impacto del liderazgo en el funcionamiento y la productividad de una organización se abordó principalmente en el ámbito empresarial. Cuando se empezó a hacer popular la idea de que la educación escolar se da en una organización, una entidad con tipología y características concretas en la que se desarrollan procesos que generan productos (Antúnez, 2004), se propuso una nueva visión. La escuela es una de las pocas organizaciones que debe responder a múltiples requerimientos y exigencias, además debe generar y rendir resultados a múltiples instancias: alumnos, padres de familia, autoridades. Aunque la escuela como organización comparte algunas semejanzas con una empresa, su naturaleza y 20 funcionamiento la hacen diferente, por lo que su dinámica debe analizarse desde una perspectiva distinta. Para valorar el impacto del liderazgo en los resultados de una escuela, éste tenía que revisarse desde una perspectiva que considerara las características propias de la escuela, por lo que el estudio del liderazgo educativo empieza a tomar fuerza a partir de 1960 (Murillo, 2006). Los estudios sobre liderazgo educativo incluyen por ejemplo, el trabajo de Sergiovanni en 1984, quien definió cinco estilos de liderazgo: técnico, humanista, educativo, simbólico y cultural. Murillo (2006) destaca también la tipología de estilo de liderazgo escolar de Leithwood, Begley y Cousins (1990, citado en Murillo, 2006), quienes establecen cuatro tipos centrados en diferentes aspectos de la vida escolar: relaciones interpersonales, rendimiento de los alumnos, programas y la administración, lo que trajo como consecuencia la inserción de nuevos factores de análisis para comprender el liderazgo en el campo escolar. Los diferentes estudios realizados en 1980 respaldaron la noción de liderazgo instructivo, lo que constituyó un parteaguas fundamental en el ámbito de la dirección educativa, ya que esta propuesta fue el punto de partida para el cambio del enfoque tradicional de una dirección burocrática centrada en la organización, a una dirección preocupada por la calidad de la enseñanza. En el transcurso del tiempo la figura del directivo ha sido vista desde perspectivas distintas. En el pasado, las funciones del directivo incluían la planificación, organización y coordinación de un centro escolar, basados en su capacidad de mandar y controlar, con una perspectiva meramente administrativa (Isaacs, 2004). 21 Dicha perspectiva ha considerado el directivo escolar como la cabeza de la institución, el eje rector que decide qué es lo mejor para la escuela, y por su autoridad, todos los miembros de la comunidad escolar, deben hacer lo que se les indica. Este director que lo sabe todo y lo hace todo es caracterizado por Argyris (citado por Senge, 2005) en cuatro puntos: 1. Es un líder que adquiere y mantiene el control todo el tiempo. 2. Gana todas las confrontaciones con cualquier miembro de la comunidad escolar. 3. Nunca expresa sentimientos negativos, pues pondría en evidencia falta de control o incompetencia. 4. Aparece siempre como racional y culto. Este perfil del director coincide con el líder mesiánico de Cantón y Arias, (2008); que es víctima y salvador de la gestión del centro escolar. Es víctima porque es quien trabaja, quien piensa y quien asume las consecuencias de lo que pasa en la escuela; además de que las exigencias de su trabajo no le permiten establecer relaciones de amistad con los miembros del personal, pues esta situación podría restarle autoridad. Paradójicamente, es también el salvador, el que arregla todo, pues todos los resultados escolares dependen de él, de su organización y de la manera en que exige que cada quien haga su trabajo. Los buenos resultados en aprovechamiento, la manera en que destaca la escuela, las mejoras en la infraestructura, en fin, todos los avances que serealizan en la escuela son consecuencia de su atinada labor. La realización de trámites, el llenado de papelería y la gestión ante las autoridades educativas, la organización de las reuniones y la toma de decisiones colectivas son 22 algunas de las responsabilidades de quien dirige una escuela, el liderazgo, considerando lo burocrático, se define como un conjunto de prácticas que asumen los individuos en posiciones directivas, una cualidad de la práctica, dando por hecho que en cualquier organización debe haber un líder que ocupe la posición de autoridad. De acuerdo a Senge (2005), muchas personas destinadas a posiciones de autoridad no son necesariamente líderes y esto tiene que ver con las cualidades personales que éste debe tener y su concepción de lo que implica dirigir una institución. ¿Qué pasa cuando el director de una escuela no es propiamente un líder? La ausencia de liderazgo y la falta de visión del directivo en las escuelas tiene un peso tal que es considerado como factor para explicar la ineficacia en las escuelas y el nivel de calidad educativa (Alvariño, Arzola, Brunner, Recart y Vizcarra, 2000; Cantón y Arias, 2008). Para Cantón y Arias (2008), el director es un factor determinante de la calidad educativa debido a razones psicológicas (armonía entre lo personal y lo grupal), sociológicas (dirección y guía), profesional (calidad) y pedagógicas (transferencia de información). La estructura de una escuela y la manera en que ésta es dirigida debe propiciar que los profesores trabajen en armonía y que utilicen prácticas colaborativas que permitan mejorar los procesos de enseñar y aprender. Una de las características para el buen funcionamiento de una escuela es el que los líderes desarrollen, aprendan y enseñen prácticas, procedimientos y recursos para trabajar que sean sistemáticamente desarrollados y sustentados, así como modelados (Webb, Neumann y Jones, 2004). 23 La relación entre dirección de una institución educativa y cultura escolar A partir del reconocimiento de la literatura sobre el impacto del líder en la eficacia de una escuela, se comienza a proponer modelos de dirección para contribuir a la mejora de la educación, en lugar de simplemente definir las características de la dirección efectiva (Murillo, 2006). Los factores que se ponen en juego a la hora de caracterizar la dirección escolar efectiva son variados. Uno de ellos es la cultura escolar y la forma en que la propia escuela considera la actuación e impacto del director en la toma de decisiones. Los tiempos actuales y las condiciones sociales de las escuelas exigieron y siguen exigiendo un cambio, el papel de los dirigentes escolares adquiere una visión cada vez más compleja e importante. Senge (2005) hace referencia a la reconstrucción del liderazgo educacional, con la transformación de las escuelas como punto central, lo que implica el cambio de la cultura escolar. Isaacs (2004) define la cultura de un centro educativo como la forma habitual y tradicional de pensar, sentir, decidir, actuar y reaccionar al reflexionar sobre el futuro y enfrentar los problemas. La cultura escolar se desarrolla en el día a día con las rutinas que sigue el personal a la hora de enfrentar las tareas diarias. Es posible distinguir la influencia de la cultura escolar en tres ámbitos distintos: artefactos, costumbres establecidas y procedimientos no tipificados y valores sustanciales (Isaacs, 2004). En el tema de liderazgo educativo, estas costumbres adquieren importancia, ya que incluyen la forma de trabajar y la relación con los directivos, que por mucho tiempo se ha considerado meramente burocrática (Isaacs, 2004; Fullan, 2002; Senge, 2005). La manera en que una escuela ve la función directiva está estrechamente ligada a 24 la persona del director, cómo se relaciona el personal con él, el respeto que le tienen, si consideran sus conocimientos y valoran sus decisiones, son sólo algunos aspectos que influyen en esta visión. Asimismo está relacionado con su manera de dirigir, ¿permite la expresión de ideas?, ¿comparte la toma de decisiones?, ¿acepta sugerencias?, ¿comenta sus ideas con el personal? Estos aspectos que son parte de la cultura escolar definen el rol directivo en una institución. El rol directivo desde la organización escolar El rol directivo en sí ha evolucionado, así como ha evolucionado el papel de la escuela en la sociedad. La escuela se ha vuelto una organización abierta en la que maestros, alumnos y padres de familia, coordinados por el director, trabajan juntos por una meta común: cumplir las exigencias sociales proporcionando una educación de calidad. Esta meta común no puede lograrse de manera individual. Una sola persona, por muchas cualidades personales que tenga, no es capaz de lograrla de manera aislada. Se requiere del consenso y la participación de todos para hacer realidad esa visión común. Miranda (2002), aportó la noción de liderazgo como una función que se desempeña por distintas personas. Resalta como características del líder el espíritu de servicio y el agrado por el trabajo en conjunto. De acuerdo a su propuesta, esto permitirá que el centro escolar alcance un alto nivel de satisfacción y desarrollo. Una definición más reciente de la función directiva implica "conseguir resultados relacionados con los objetivos institucionales contando con el trabajo productivo de los colaboradores" (Isaacs, 2004, p. 163). Esto implica que los directivos escolares motiven la participación del personal para la consecución de fines comunes, mediante iniciativas 25 particulares, por lo que se requiere el ejercicio de una auténtica autoridad, la vivencia de cualidades humanas, la creación de una cultura de trabajo y convivencia, el aseguramiento de una buena comunicación y la disposición a motivar continuamente a los colaboradores para que contribuyan con el proyecto común (Isaacs, 2004). Pero no debe caerse nuevamente en el esquema de que las cualidades del director y su capacidad de negociación y relación con los demás serán los cimientos sobre los que se construirá la efectividad de una escuela. Por el contrario, el director es un colaborador como todos los miembros de la institución escolar, con la diferencia de que tiene que asumir responsabilidades distintas de acuerdo al rol y las funciones que le corresponde desempeñar. A l revisar la literatura relacionada con el papel del directivo y sus funciones en la dinámica escolar, es posible encontrar diferentes concepciones. De acuerdo a Murillo y Gómez (2006), los centros educativos requieren un líder que movilice a la comunidad educativa en su conjunto, buscando la mejora de la escuela. Esta capacidad debe de ir acompañada de conocimientos técnicos y concretos Para Senge (2005), el liderazgo escolar es un arte mecánico que implica la práctica intelectual y moral. Las actividades que implica la dirección del centro escolar requieren poseer conocimientos teóricos y procedimentales sobre las actividades a realizar, pero también tienen un alto contenido de carácter moral, ya que el directivo debe vivir y representar los valores que distinguen al centro escolar. Isaacs (2004) considera cinco cualidades directivas que contribuyen al logro de un ambiente adecuado para el trabajo colaborativo: fortaleza, responsabilidad, sencillez, cordialidad y optimismo. Asimismo, Senge (2005) refiere cuatro competencias claves que 26 permiten ejercer un liderazgo efectivo, sin caer en el control: participación, pensar en sistemas, liderar el aprendizaje y conciencia de sí mismo. Estos puntos de vista comparten entre sí dos aspectos importantes: las cualidades personales del director y su preparación profesional. Si bien es claro que para asumir de manera efectiva el rol directivo en una escuela es necesario contar con cualidades relacionadas con el liderazgo, como comunicación,optimismo, responsabilidad y motivar a las personas; es también importante el contar con conocimientos y habilidades relacionadas con la labor educativa, así como prestigio profesional y experiencia. A l reunir cualidades personales y profesionales, es posible que el directivo se convierta en factor y motor de cambio para su organización, propiciando la transformación de la escuela. Murillo y Gómez (2006), sugieren que el liderazgo transformacional parte de la contribución de los directivos escolares al logro de objetivos vinculados al cambio cultural y a la resolución de problemas de organización. Lo caracterizaron como un proceso dinámico, variante en función de las situaciones y generador de cambios. Su contribución resalta el carisma, la visión, la consideración individual, la estimulación intelectual y la capacidad para motivar que tiene la persona que ocupa la posición directiva. La idea de que las cualidades personales y la experiencia profesional de quien ejerce la función directiva tienen un impacto en la organización escolar se rescatan nuevamente como factores importantes, aunque sobre un estado del arte evolucionado que permitió fijar la mirada en otras características del estilo de dirección y los cambios que se propician en la institución a la que pertenece. 27 Miranda (2002) señala tres posibles formas de liderazgo, considerando el interés y las características que demuestra quien dirige una organización: a) Liderazgo educativo: énfasis en la pedagogía y el aprendizaje. b) Liderazgo político: aseguramiento de recursos y consenso. c) Liderazgo directivo: generación de estructuras de participación, planificación, supervisión y apoyo. Para obtener buenos resultados e impactar positivamente en la escuela, el liderazgo debe ejercerse de forma equilibrada, poniendo en práctica un estilo afiliativo (armonía), democrático (consenso y participación) y directivo (motivación) con el propósito de obtener los mejores resultados (Miranda, 2002). La literatura sobre liderazgo ha mostrado como las características del directivo tienen un impacto (positivo o negativo) en la dinámica escolar (Alvariño, et al., 2000; Cantón y Arias, 2008). De igual manera presenta distintas tipologías del directivo, relacionadas con su manera de dirigir o sus características (Álvarez, 2003; Miranda, 2002; Murillo, 2006). Miranda (2002) considera que para ejercer de manera equilibrada la función directiva, los aspectos educativo, político y directivo deben combinarse. Por su parte, Murillo (2006), al considerar al director como elemento que genera la transformación en las organizaciones escolares, incorpora nuevos elementos y distingue tres conceptos de liderazgo: facilitador, persuasivo y sostenible. Estos tres conceptos son planteados por investigadores en particular, como resultado de trabajos etnográficos, razón por la que Murillo (2006) considera que no son conceptos que vayan a perdurar en el tiempo, debido a que están directamente relacionados con la situación específica en la que se 28 desarrollaron. De cualquier forma, opina que es importante mencionarlos, debido a que guardan ciertas similitudes con factores implicados en el desarrollo del liderazgo distribuido en una institución. E l postulado del liderazgo facilitador implica ejercer el poder a través de los demás y no sobre ellos. Se define como los comportamientos que favorecen la capacidad colectiva de un centro educativo para la adaptación, resolución de problemas y mejora de resultados (Murillo, 2006). El liderazgo persuasivo se sustenta en las premisas de optimismo, respeto a la individualidad, confianza e intencionalidad. Su aplicación se realiza en cuatro dimensiones autoinvitación personal y profesional e invitación personal y profesional. En la opinión de Murillo (2006), esta postura no ha tenido mucha relevancia, pero constituye un planteamiento interesante debido a que considera la importancia de vivir las experiencias y modelarlas, con el propósito de entender los puntos de vista de otros y propiciar su participación. E l liderazgo sostenible se basa en siete principios: aprendizaje sostenible, éxito en el tiempo, apoyo al liderazgo de otros, atención a la justicia social, desarrollo de recursos humanos desarrollo de la diversidad y capacidad del entorno y compromiso activo con él. Otro concepto de los diferentes tipos de liderazgo en centros escolares es la propuesta de Álvarez (2003) en la que menciona cuatro estilos de dirección que asume el ejercicio de un liderazgo compartido: a) Liderazgo instructivo y educacional: ejercicio del liderazgo del proceso de enseñanza - aprendizaje en una organización que aprende. b) Liderazgo transformacional: desarrollo y crecimiento profesional de los 29 docentes. c) Liderazgo compasivo: interacción afectiva y apoyo basado en la solidaridad compartida. d) Liderazgo resonante: la motivación es la pieza clave, conocimiento y uso de las emociones para potencias los sentimientos positivos de los colaboradores. En esta revisión de las diferentes transformaciones del concepto de liderazgo es posible distinguir no sólo la evolución del concepto, sino la transformación de la función de los centros escolares y sus actores. El liderazgo pasa de ser un asunto personal relacionado con las habilidades de cada individuo, a una cuestión en la que se entremezclan cualidades personales y preparación profesional. Asimismo, el rol del directivo pasa de ser el personaje clave de una institución educativa, en el que se centran todas las decisiones y quien asume todas las responsabilidades y consecuencias, al encargado de coordinar las actividades escolares, y poniendo en práctica sus habilidades personales y preparación profesional. Es él quien se encargará de propiciar un clima escolar de participación e intercambio de ideas entre los actores de la comunidad escolar, coordinando las acciones de maestros, alumnos y padres de familia. Este cambio en la forma de coordinarse y colaborar requiere de una nueva manera de ver la relación entre los directivos, los docentes, estudiantes y todos los involucrados en la dinámica de un plantel escolar, considerado desde esta perspectiva como una organización que aprende con características particulares, y no como una versión empresarial simplificada. 30 Una nueva perspectiva para la dirección de centros educativos: el liderazgo distribuido Retomando la idea de que las exigencias sociales contemporáneas requieren nuevas actuaciones de los actores escolares, Gronn (2007) explica como la dicotomía tradicional de las escuelas: director que dirige, maestros que siguen, ya no es eficiente en la actualidad. Diferentes autores mencionan como el liderazgo no siempre se origina en el directivo y las escuelas y cómo las reformas educativas, para realmente ser efectivas, exigen una nueva organización de las actividades escolares (Sammons, et al., 1995; Lentijo et al., 1998; Antúnez, 2004; Senge, 2005). En el marco de las nuevas relaciones entre los actores escolares, aparece el término liderazgo distribuido. Como se hizo mención en los antecedentes del problema, este término fue utilizado por primera vez en 1954 en la primera edición de un Manual de Psicología Social escrito por Gibb. En ese contexto solamente hacía referencia a la operación y dinámica de los procesos que estructuraban el trabajo de grupos formales o informales. El término distribuido implicaba que las decisiones del grupo eran compartidas o dispersas entre un número de sus miembros (Gronn, 2006). E l liderazgo distribuido como concepto en las organizaciones educativas es relativamente reciente. Surgió a partir de la redefinición de la estructura organizacional y la distribución de funciones en las escuelas. Es una idea que aparece en los primeros años del siglo X X I y se basa en el desarrollo de un modelo de direcciónpara el cambio y mejora continua, fundado en el liderazgo compartido por la comunidad escolar en su conjunto (Spillane, Halverson y Diamond, 2001). La comunidad escolar ha sido definida por Senge (2005) como la totalidad de 31 relaciones dinámicas entre las personas, en la que cada una recibe una invitación a participar. Además, este autor destaca la importancia de que profesores y estudiantes constituyan una comunidad. Así la comunidad escolar es un factor que ayuda a definir el liderazgo distribuido y colabora al redefinir el papel de los actores educativos en la organización. Flecha, Padrós y Puigdellivol (2003) también han aportado a la idea del liderazgo distribuido. Plantearon que el director de un centro debe asumir la responsabilidad de acuerdo a la normativa legal, pero que en la práctica, el liderazgo resulta compartido, al distribuir y tomar decisiones en los distintos miembros. Uno de los aspectos clave de la distribución del liderazgo es compartir, no sólo las decisiones sino las funciones. El liderazgo compartido supone la remodelación de tareas, implica un cambio cultural que exige el compromiso y la participación de todos los miembros del centro escolar en la marcha, funcionamiento y gestión institucional. Se aprovechan las habilidades de las personas en una causa común en todos los niveles (Harris y Chapman, 2002). Louis y Miles (1990, citados por Fullan y Stiegelbauer, 1997) hacen referencia a la importancia del poder compartido como factor para el desarrollo exitoso de un centro escolar. Algunas de las características de los líderes en este tipo de organización incluyen apoyo y estimulo para las iniciativas de otros, establecimiento de jerarquías cruzadas con la participación de maestros, directivos, padres y estudiantes. Esta visión del rol directivo plantea también algunas de las dificultades, la renuncia al poder sin perder control, la toma de iniciativas conjunta, sin exclusiones y el apoyo a las propuestas de otros sin condescendencia, lo que implica una redefinición del papel del director, que tiene ante sí 32 el reto de convertirse en agente de cambio que aprovecha las potencialidades de los miembros de la comunidad educativa para la consecución de un objetivo común (Murillo, 2006). La dirección es ahora vista como un ejercicio distribuido, democrático, distribuida en el conjunto de la organización, dejando atrás el papel esquemático del director como líder que lo puede y lo hace todo. De acuerdo a Fullan y Stielgebauer (1997), una de las ventajas de esta cultura de trabajo en colaboración es la disminución del aislamiento profesional de los maestros y brindar la posibilidad de que se compartan las prácticas exitosas. Entre los beneficios de trabajar con otras personas se destaca el potencial para elevar la moral, inspirar entusiasmo, favorecer la implementación de nuevas estrategias y brindar un sentido de eficacia. Asimismo, la presión constante y el apoyo brindado por el equipo de trabajo derivado de la comunicación constante y la labor compartida son factores importantes en el logro de los propósitos planteados. La colaboración entre colegas genera un impulso al liderazgo múltiple del profesorado, en un ambiente de aprendizaje entre compañeros y mejora del centro basada en los proyectos que se ponen en juego. El liderazgo distribuido facilita la realización del trabajo de manera eficiente y destacada; fortaleciendo a cada uno de los participantes Trabajando de esta manera, la escuela es capaz de resolver sus problemas de manera más efectiva, se incrementan los aprendizajes del alumnado y también de los maestros (Murillo, 2006). La mejora del centro depende de la acción coordinada de sus integrantes y propicia que pongan en práctica ideas innovadoras que nacen de su creatividad. El considerar el liderazgo distribuido como esquema organizacional en una 33 escuela implica el cambio de cultura escolar y la manera en que se realizan las actividades cotidianamente, exige una redistribución de funciones y la adopción de nuevas formas de participación. Esto trae consigo las presiones generadas por la innovación y el cambio educativo. A l hablar de la implementación de los procesos de cambio en centros educativos, Fullan y Stielgebauer (1997) destacan cuatro aspectos relevantes: iniciación y participación activa, presión y apoyo, cambios y comportamiento en convicciones y el problema de la propiedad. Estas condiciones se generan a partir del trabajo en conjunto derivado de una visión compartida, propias de la distribución de liderazgo. Fullan (2002) enfatiza la capacidad individual, debido a que no es sano esperar a que el sistema cambie. Es necesario que cada miembro de la comunidad escolar desarrolle sus propias capacidades individuales para aprender y seguir aprendiendo, evitando así que las vicisitudes del cambio lo absorban. También se considera necesario que el profesorado adopte un papel más profesional, asumiendo funciones de liderazgo en sus respectivas áreas y ámbitos. Así, la visión del liderazgo se transforma de lo individual a lo colectivo, y se adopta por distintas personas de acuerdo a sus competencias y momentos. La misión del director en esta perspectiva es desarrollar las capacidades de liderazgo entre sus compañeros, estimulando el talento y la motivación (Elmore, 2000). Little (1981, citada por Fullan y Stiegelbauer, 1997) menciona algunas pautas en las actividades del personal que favorecen la mejora en los centros escolares, considerando dicha característica: a) Conversaciones frecuentes, continuas y concretas acerca de su trabajo. 34 b) Evaluación del desempeño basada en observaciones mutuas. c) Planeación, diseño, investigación, evaluación y preparación de materiales de la enseñanza realizada de manera conjunta entre docentes y administradores. d) Enseñanza mutua de la práctica de la enseñanza de maestros y administradores. Un punto en común en estas estrategias es ver la colaboración como un factor relevante. Un centro educativo gira en torno a las relaciones que se establecen entre sus miembros, estas relaciones dependen de diferentes elementos, entre los que destacan comunicación y motivación. La comunicación se puede entender como un: proceso dinámico de intercambio de acciones, pensamientos y sentimientos entre las personas que componen la organización, que tienden a compartir, proteger y reforzar algo valioso en las relaciones, aumentando así la calidad y la unión de las mismas durante el transcurso del tiempo (Isaacs, 2004, p. 183). Otro aspecto importante para el trabajo conjunto es la motivación, para Isaacs (2004) ésta depende de la identificación del personal con los fines del centro educativo. En la construcción de un liderazgo compartido, es importante considerar, de acuerdo a Senge (2005), el aprendizaje como gobierno y el gobierno como aprendizaje. En la experiencia de la escuela como organización que se transforma y aprende, Senge describe cómo el proceso de liderazgo se comparte entre los miembros, lo que implica crear una visión para la escuela en conjunto, compartir la dirección, valorar los resultados y avances (aunque no sean los esperados) y mantener el esfuerzo hasta alcanzar la meta. E l liderazgo distribuido consiste en aprovechar las capacidades y destrezas de todos, pasando funcionalmente de unos miembros a otros según las actuaciones requeridas en cada caso; es una forma coordinada de trabajar de un grupo amplio de 35 personas que toman decisiones en conjunto (Murillo, 2006). Por otra parte, en palabras de Harris (2006), la visión de liderazgo distribuido permite cruzar las barreras estructurales y culturales de la organización escolar, evolucionando de la visión de una sola persona a la visión compartida de las personas que forman la comunidad escolar. Las tres barreras que el liderazgo distribuido rompeson la distancia, la cultura y la estructura. A medida que pasa el tiempo, las escuelas se han vuelto organizaciones más complejas, lo que dificulta la comunicación entre sus miembros, además de que la colaboración y comunicación con otras escuelas es una exigencia, por lo que la distancia puede ser un obstáculo. El liderazgo distribuido permite superar la barrera de la distancia, al establecer nuevas formas de comunicación. La distribución de las funciones transforma también la cultura escolar, al pasar de un modelo vertical en las relaciones a una estructura basada en las interacciones entre las personas y equipos de trabajo para resolver juntos sus problemas. Lo anterior implica modificaciones a la estructura, ya que la comunicación y colaboración exigirán (y desarrollarán sobre la marcha) una estructura mucho más abierta y flexible. El liderazgo distribuido en la práctica escolar El liderazgo distribuido traslada el ejercicio de la influencia desde la función directiva hacia los equipos de trabajo y los docentes, permitiendo el desarrollo colectivo de conocimientos y capacidades (López y Lavié, 2010). Esta perspectiva permite que el liderazgo proceda de cualquier lugar de la organización, no necesariamente estar vinculado a una función. Tiene que ver con la dinámica de trabajo de las personas en su 36 contexto (Gronn, 2003). López y Lavié (2010) refieren que la distribución del liderazgo en la práctica tiene muchas implicaciones, que van desde la repartición de tareas hasta procurar materiales, así como el seguimiento, evaluación y actualización del profesorado (Firestone y Martínez, 2007); se incluye también la realización específica de tareas asignadas a personal de apoyo a las escuelas, lo que lleva a un "liderazgo del sistema" (Higham, Hopkins y Matthews, 2009). Diferentes investigadores entre los que destacan Gronn (2002), Spillane (2006), Leithwood, Mascall, Strauss, Sacks, Memon y Yashkina (2007), MacBeath (2009) han sugerido patrones de distribución del liderazgo en la práctica, desde perspectivas diferentes. Gronn (2002) distingue entre patrones holísticos y patrones aditivos. Los patrones holísticos implican interdependencia y coordinación entre diversos líderes que comparten objetivos. Estos patrones pueden ser de tres formas: colaboración espontánea, relaciones intuitivas de trabajo y práctica institucionalizada, dependiendo del tipo de relación entre los participantes. Los patrones aditivos no suponen alineamiento estratégico alguno, surgen de las circunstancias e intereses. Es importante mencionar los patrones encontrados por Anderson, Moore y Sun en 2009 (citados por López y Lavié, 2010), de ámbito escolar (interviene toda la escuela) y de actuaciones específicas (derivado de tareas). Por su parte, Spillane (2006) presenta dos tipos de liderazgo: coordinado y distribuido. En el liderazgo coordinado los líderes trabajan juntos o separados dirigiendo diferentes tareas que se organizan secuencialmente. En el liderazgo colectivo, la práctica 37 de liderazgo se concentra en el trabajo de dos o más líderes que trabajan de manera separada pero interdependiente. De acuerdo a la perspectiva de Spillane (2006), el liderazgo distribuido va más allá de identificar y contar a las personas que son responsables de las actividades de una escuela. Implica más que identificar líderes con sus funciones y actividades particulares. La práctica de liderazgo desde este punto de vista, se define por las interacciones entre las personas, ya sean líderes o seguidores y su interdependencia en las situaciones escolares. Además, al estudiar las disposiciones para distribuir responsabilidades, Spillane considera una clasificación de tres diferentes tipos: a) División del trabajo (diferentes líderes realizan tareas por separado) b) Co-liderazgo (múltiples líderes realizan juntos tareas vinculadas) c) Liderazgo en paralelo (múltiples líderes realizan las mismas tareas en contextos diferentes). De acuerdo a la forma que adopta, el co-liderazgo puede realizarse en colaboración, cuando dos líderes trabajan en conjunto en el mismo contexto; en colectivo, cuando dos o más líderes realizan tareas independientes en distintos contextos y distribución coordinada al llevar a cabo reacciones independientes de dos o más líderes realizadas en secuencia. Es importante mencionar que para este autor toda la idea de liderazgo distribuido se basa en las interacciones que se dan entre las personas en las situaciones particulares que deben enfrentar. Por su parte, Leithwood et al. (2007) mencionan que el liderazgo puede distribuirse en patrones de alineamiento planificado, alineamiento espontáneo, desajuste espontáneo y desajuste anárquico, los que se derivan de la manera en que se establecen 38 las relaciones entre los miembros del personal. López y Lavié (2010) hacen una crítica a esta tipología basada en que a partir de sus hipótesis, los autores presentan una orientación prescriptiva al señalar uno de los patrones como ideal. Se menciona que tanto el alineamiento planificado como el espontáneo favorecen la productividad a corto plazo, mientras que el alineamiento planificado coadyuva a la productividad a largo plazo. Por otra parte el desajuste espontáneo y anárquico tiene efectos negativos en la productividad organizativa a corto y largo plazo. MacBeath (2009) identifica seis patrones en la distribución del liderazgo en las escuelas: formal, pragmático, estratégico, instrumental, oportunista y cultural. Esta tipología tiene la premisa de que el liderazgo existe bajo diferentes sistemas de actividad y el éxito de un líder radica en la operación de todos los patrones, en la medida y combinación adecuada a su propia escuela. En relación a la operación del liderazgo distribuido en centros educativos, López y Lavié (2010) insertan el término hibridación. Este término, definido por Gronn (2009), se refiere a la coexistencia de patrones de concentración y distribución de liderazgo, de acuerdo a las necesidades particulares de la escuela. Las diferentes tipologías relacionadas con el liderazgo distribuido presentan puntos en común: la delegación de funciones en distintos actores educativos, basada en la comunicación constante y un liderazgo inclusivo que distribuye funciones. Esta postura abierta y que favorece la participación en colaboración ha permitido que la idea del liderazgo distribuido, como forma de renovar las escuelas, vaya tomando fuerza. De acuerdo a Harris (2006), es posible distinguir tres diferentes razones. Primero, 39 su poder representativo, es decir, la idea de distribuir el liderazgo escolar contiene en sí la idea de que es posible transformar la estructura organizacional de las escuelas, basándose en la colaboración y el establecimiento de redes. Por otro lado, esta idea tiene también una fuerza normativa, en la que se reflejan las prácticas escolares. El modelo de director que lo puede todo y dirige todo está evolucionando hacia un modelo en el que se requiere que el liderazgo sea compartido activamente entre los miembros de la comunidad escolar. Asimismo, esta forma de ver la distribución de las actividades tiene un poder descriptivo, que permite caracterizar las formas implícitas de la práctica en el trabajo de los profesionales en las comunidades de aprendizaje o en las comunidades de práctica. El liderazgo distribuido involucra nuevas exigencias para los miembros de las instituciones educativas, en especial para los líderes formales de las escuelas. La puesta en práctica de un liderazgo distribuido requiere de la coordinación y supervisión de las capacidades de cada uno de los miembros de la comunidad escolar, además de la retroalirrientación (y valoración) de los esfuerzos de todos. Las implicaciones del liderazgo distribuido El liderazgo distribuido implica el cambio de la cultura escolar,la adopción de nuevos roles, flexibilidad en la estructura institucional y sobre todo la participación de todos los actores educativos. El funcionar con este tipo de esquema propicia cambios tanto en la manera de trabajar como en las formas de relación de directivos, maestros y alumnos en una escuela. Elmore (2000) explica cómo el liderazgo distribuido propicia que en cualquier institución las personas regularmente se especialicen o desarrollen algunas competencias 40 particulares, éstas se relacionan con sus aptitudes, predisposiciones, conocimientos previos, habilidades y roles especializados. Organizar las diferentes competencias en un todo coherente implica entender las diferencias individuales y de manera particular como las habilidades de una persona pueden ser el complemento de las de otra y cómo esas competencias pueden ser compartidas con otros. Para Elmore (2000), distribuir el liderazgo significa multiplicar las fuentes de guía y dirección, siguiendo los contornos de la experiencia de la organización, siendo coherente con la. cultura común. Los objetivos comunes son el eje que permite mantener a todos juntos en el mismo camino, saliendo adelante como equipo. La unión en la búsqueda de una meta común, implica la coherencia con los valores y propósitos de la organización como prerrequisito del liderazgo distribuido. La colaboración y el trabajo colegiado entre maestros; y entre maestros y directivos, es necesaria pero no suficiente para la mejora. No basta con comentar ideas y trazar estrategias, es necesario aplicarlas, evaluarlas y mejorarlas como equipo de trabajo. La aplicación del liderazgo distribuido tiene el reto de la distribución de responsabilidades y guía para dirigir la institución, fomentar los aprendizajes e incrementar el gusto por las decisiones individuales que los profesores y directivos toman acerca de lo que hay que hacer y aprender, aunado a los beneficios colectivos para el aprendizaje de los estudiantes. E l aplicar un modelo de liderazgo distribuido en una institución escolar no es labor sencilla y requiere primero del consenso, y luego la participación de todos los miembros de la comunidad escolar. Considerando lo que Elmore (2000) explica, la creación de un modelo de distribución del liderazgo en una escuela incluye dos tareas 41 principales: 1. Describir las reglas que los líderes de varios tipos tendrán que seguir para poner en marcha las mejoras a gran escala 2. Describir cómo los líderes de varios tipos asumirán varios roles y posiciones, al compartir responsabilidades en un sistema de mejora a gran escala. Para la realización de estas tareas es necesario un cambio de estructura, es importante que los miembros que interactúan en la escuela adquieran nuevas responsabilidades, y facetas. Elmore (2000) establece algunos principios para la mejora del proceso de enseñanza - aprendizaje en las escuelas, basado en un esquema de liderazgo distribuido: a) E l propósito del liderazgo es mejorar la práctica y el desempeño. b) La mejora requiere aprendizaje continuo, individual y grupal. c) Los líderes inspiran al ejemplificar los valores y la conducta que quieren que los demás adopten. d) Las personas colaboran entre sí para conseguir objetivos comunes al reconocer las habilidades de los demás. e) Los líderes son responsables de ayudar a hacer posible lo que requieren que los demás realicen. Fullan y Stiegelbauer (1997) enfatizan que algunos maestros, dependiendo de su personalidad e influidos por experiencias previas y etapas en su carrera, se actualizan constantemente y tienen un mayor sentido de eficacia, por lo que son persistentes en el esfuerzo que implican las innovaciones en el campo educativo. Estos maestros son los que pueden guiar al resto del equipo y quienes funcionaran como líderes que interactúan 42 y se interrelacionan, de acuerdo a las situaciones que se les presenten, haciendo realidad la premisa "el liderazgo es una práctica que distribuye las interacciones escolares en líderes, seguidores y su situación" (Spillane, 2006, p.l). Los procesos de mejora en la escuela implican desarrollar y distribuir conocimientos, lo que exige que aparezcan nuevos roles para cada uno de los actores educativos. Elmore (2000) presenta los roles que se generan en la aplicación del liderazgo distribuido, los actores que los ocupan generalmente y las actividades que realizan. Una característica de la distribución del liderazgo es la asunción de los diferentes elementos de la comunidad escolar de funciones específicas, de acuerdo al rol que desempeñan, ya sea político, profesional, en la escuela o en la práctica. El éxito en el desarrollo del liderazgo distribuido depende de las transacciones entre los roles y la creación de mutua dependencia y reciprocidad, así como en la definición de las responsabilidades nucleares de cada uno de los roles, como se muestran en la Tabla 1, que aparece en la siguiente página. E l cambio en las escuelas requiere una redefinición del liderazgo, alejada de la concepción basada en roles esquemáticos y más cercana a una visión distributiva, además requiere clarificar y diseñar una serie de principios que guíen la práctica de la mejora a gran escala. E l liderazgo distribuido se deriva de la idea de que una mejora a gran escala requiere de la acción concertada entre personas con diferentes áreas de experiencia y respeto mutuo por sus habilidades y conocimientos, de acuerdo al rol que les corresponde desempeñar (Elmore, 2000). El rol del directivo adquiere relevancia, no por su papel como eje central o guía 43 único, por el contrario, como fuente de inspiración y motivación, que utiliza la comunicación para interactuar con sus compañeros y resolver las distintas situaciones que les corresponde enfrentar como organización escolar. Tabla 1 Roles en el liderazgo distribuido Roles Personal Funciones Fijar las metas de actuación Polít ico (elección, designación) Legisladores Aprobar estándares Polít ico (elección, designación) Jefes de Oficinas Estatales Monitorear actuaciones Aprobar y monitorear estructuras Monitorear problemas y diseñar estrategias para su solución Administrar recompensas y sanciones Desarrollar estándares Profesional Maestros distinguidos, investigadores Desarrollar y pilotear nuevas prácticas educativas Diseñar aprendizajes pre y en servicio Conducir modelos de desarrollo profesional Crear modelos de contenidos y práct icas Desarrollar y pilotear nuevas estructuras Diseñar estrategias para mejorar el sistema Diseñar e implementar estructuras de incentivos para las escuelas y su personal Sistema Inspectores Reclutar y evaluar directivos Proveer desarrollo profesional consistente con las estrategias de mejora Gestionar recursos para el sistema Delimitar asuntos no instruccionales entre directivos y maestros Directivos, Diseñar estrategias para la mejora de la escuela Escuela asesores Implementar incentivos para los docentes y apoyo personal Escuela técnico pedagógicos Reclutar y evaluar maestros Diseñar, conducir y participar en el desarrollo profesional Participar en la contratación de nuevos profesores Práct ica Docentes Evaluar el desarrollo profesional Práct ica Docentes Consultar, y evaluar la práctica profesional de los colegas Evaluar el trabajo de los estudiantes Participar en el desarrollo de nuevas práct icas de desarrollo profesional Retomado de: Elmore (2000), p. 23 Para Senge (1990) la principal función de un líder es la creación de nuevas realidades a través del cambio progresivo de la forma de pensar de sus subordinados, mediante el diálogo y la discusión. Quien funge como director debe ser capaz de construir una visión compartida, que se aplique en la práctica. 44 Argyris (2001) postula que la acción directiva efectiva implica la transformacióndel comportamiento requerido para llevar a cabo rutinas organizativas que den resultado y en esta tónica Lentijo et al. (1998) mencionan que la dirección de un establecimiento escolar es una tarea que se cimienta en bases racionales, antes que mandar el directivo deberá persuadir sobre la legitimidad, conveniencia y eficacia de su proceder. En un esquema de liderazgo distribuido, los maestros deben asumir funciones en las que trabajen en colaboración con sus compañeros y realicen en conjunto las tareas necesarias para promover el aprendizaje de los estudiantes de la escuela (MacBeath et al., 2004). Asimismo, el desarrollo profesional debe ser una tarea constante, en la que los profesores adquieran conocimientos sobre ideas básicas de liderazgo y administración, trabajo en equipos colaborativos, habilidades para la solución de conflictos, negociación y comunicación con otros y estrategias para innovar y mejorar la enseñanza (Bennett et al., 2003). E l liderazgo distribuido representa una manera distinta de organizar la escuela, posibilita la puesta en práctica de las habilidades personales y el espíritu de equipo, para que trabajando en conjunto, toda la organización alcance sus metas, propiciando que cada persona, en lo individual, se desarrolle y cumpla con sus expectativas. Es importante mencionar que considerando a distintos autores, el liderazgo distribuido no es la solución a los problemas de liderazgo en las escuelas, incluso la manera en que se aplica en el día a día es problemática y retadora, pero en sí representa una nueva forma de ver las cosas y de llevarlas a cabo (Spillane 2006; Harris, 2002.; Gronn, 2003, Mac Beath et al., 2004; Murillo, 2006). 45 Investigaciones empíricas sobre liderazgo distribuido Aunque es una temática reciente, existen diferentes estudios sobre la aplicación del liderazgo distribuido en instituciones educativas, un ejemplo es el trabajo de Spillane (2006) en escuelas de la ciudad de Chicago. Este estudio sobre el liderazgo distribuido es relevante porque tiene una duración de cinco años, y además destaca entre sus hallazgos que la ejecución de la mayoría de las acciones de liderazgo implica la participación de múltiples líderes, ya que "el director no puede hacer todo solo" (reforzando el nuevo rol del director en las escuelas). El punto principal no radica en el liderazgo distribuido en sí, sino en la manera en cómo éste es distribuido entre líderes, seguidores y las situaciones que se presentan en las escuelas. El autor concluye que la práctica del liderazgo se define en la interacción entre dos o más líderes, seguidores y su situación. López y Lavié (2010) estudiaron los diversos factores que influyen en la aplicación del liderazgo distribuido, concluyendo que aspectos como el enfoque que se tiene de la visión directiva (tarea individual o compartida); la presentación del proyecto educativo del centro (imposición o como meta colectiva); la aplicación de políticas orientadas a construir comunidad entre los miembros del personal; el uso del consenso como herramienta fundamental de la acción directiva; la creación de una estructura para la coordinación de actividades y el trabajo colaborativo, la idea de liderazgo como una función colectiva y la postura ideológica y cultural del profesorado, tienen importante influencia. Esto se debe a que forman parte de la cultura escolar, y ésta en gran medida, define como se organizan las actividades, además, nuevamente el papel del directivo y la visión que los miembros de la comunidad escolar tienen de su labor ejerce importante influencia. 46 Una experiencia positiva en el estudio y la aplicación del liderazgo distribuido en escuelas de Vancouver, Canadá, es descrita en el estudio de Green (2006). En su trabajo, la autora resalta los resultados de su experiencia, en la que los participantes discutieron, aprendieron y debatieron sobre el liderazgo en sus lugares de trabajo. Conclusión En esta revisión de literatura es posible distinguir la evolución del concepto de liderazgo hasta llegar a la noción de liderazgo distribuido. Es importante destacar que la administración escolar y la gestión directiva en la práctica no es tarea fácil y a la fecha no hay una fórmula mágica para llevarla a cabo. En la dirección de una escuela se combinan las habilidades personales, la preparación profesional, las relaciones entre compañeros, la cultura escolar, en fin, diversos factores que en relación al contexto conforman una situación única e irrepetible en otro lugar. Una constante en los textos que hablan sobre liderazgo distribuido es el hincapié que hacen los diferentes autores en que no constituye una panacea o la solución para todos los problemas, pero sí una nueva perspectiva ante la administración escolar. En una sociedad en la que la información es pública, la comunicación un canal abierto y la colaboración necesaria, es lógico que las escuelas se encaminen a un esquema en el que las cosas se compartan, se trabaje en conjunto y se logren los objetivos propuestos por todos los miembros de la comunidad escolar. En este marco el liderazgo distribuido se constituye en una forma de organización, que permite la adaptación de las habilidades personales a las situaciones por enfrentar. 47 Comunicación, colaboración y distribución son aspectos clave para el funcionamiento de las escuelas, pero no se debe dejar de lado la dirección. Aunque es difícil caracterizar el rol del director en el contexto del liderazgo distribuido, hay algo en lo que todos los autores coinciden: tiene habilidades personales como facilidad de palabra, optimismo, responsabilidad, le gusta trabajar con otros y es empático. Además cuenta con preparación y experiencia profesional que lo respaldan como modelo a seguir por sus compañeros y mantiene una actitud de aprendizaje permanente. Esas son las características del director que requieren las escuelas para ser efectivas en la sociedad actual. ¿Cómo se distribuye el liderazgo en una comunidad escolar? ¿Cuál es el impacto del rol directivo en la distribución del liderazgo? ¿De qué manera influye la distribución del liderazgo en el trabajo de la comunidad escolar? Estas interrogantes son la base para la aplicación de distintos instrumentos y metodología específica que se describen en el siguiente capítulo. 48 Capítulo III Metodología El liderazgo distribuido es una estrategia de organización escolar que ha traído buenos resultados en instituciones escolares de Estados Unidos e Inglaterra (Spillane, 2006; MacBeath, 2009), lo que la convierte en una opción de organización frente a los problemas derivados de la gestión escolar. Este trabajo de investigación se centra en el análisis del liderazgo distribuido aplicado en una institución de educación superior, ubicada en el norte del estado de Nuevo León, México. La Escuela Normal Pablo Livas, de Sabinas Hidalgo, se caracteriza por un mejoramiento paulatino en los años recientes y por los cambios manifestados en la gestión directiva. A partir del año 2005 la designación del director pasó de ser una cuestión política, en la que el director era nombrado por la autoridad educativa estatal, a un concurso de oposición abierto en la que los docentes de carrera de la institución tienen oportunidad de participar con base en sus méritos profesionales y académicos. Esta situación propició nuevas dinámicas de gestión escolar en la institución. La inmersión en las actividades escolares, propia del enfoque cualitativo, permitió conocer la cotidianeidad del centro escolar y obtener información sobre la manera en la que las actividades son realizadas por los miembros de la comunidad normalista. En este capítulo se presenta el enfoque metodológico que se consideró en este estudio, se realiza una descripción de las etapas y procesos que se pusieron en práctica para la recolección
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