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1 PROTOCOLO DE TESIS DE POSTGRAGO “FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS A LESIÓN DE VÍA BILIAR EN PACIENTES CON COLECISTECTOMÍA CONVENCIONAL Y LAPAROSCÓPICA EN EL HOSPITAL METROPOLITANO DR. BERNARDO SEPÚLVEDA” Programa Multicéntrico de Residencias Médicas ITESM – SSNL Especialidad de Cirugía General Dr. Juan José Monrreal Alanís Residente del Departamento de Cirugía General. Programa Multicéntrico de Residencias Médicas. Escuela de Medicina del Tecnológico de Monterrey. Teléfono domicilio: 83838998 Teléfono celular: 811 004 63 81 Correo electrónico: dr.monrreal@gmail.com mailto:dr.monrreal@gmail.com 2 FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS A LESIÓN DE VÍA BILIAR EN PACIENTES CON COLECISTECTOMÍA CONVENCIONAL Y LAPAROSCÓPICA EN EL HOSPITAL METROPOLITANO DR. BERNARDO SEPÚLVEDA Juan J. Monrreal-Alanís (1,2), José A. Díaz-Elizondo (2), José Pulido- Rodríguez. (1), Eduardo Flores-Villalba (2). (1) Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepúlveda”. Secretaría de Salud del Estado de Nuevo León. Monterrey, Nuevo León. (2) Tecnológico de Monterrey. Tec Salud, Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud. 3 INDICE Resumen 4-5 Introducción 6-7 Marco teórico 8-17 Metodología 18,19 Resultados 20-33 Discusión 34-36 Conclusiones 36 Referencias 37-44 4 RESUMEN La lesión de vías biliares en una complicación muy seria que puede ocurrir durante una colecistectomía. Lo anterior se asocia a una mayor morbilidad y mortalidad en el postoperatorio así como una calidad de vida disminuida, especialmente cuando la lesión pasa desapercibida (1). El porcentaje mundial de lesión de la vía biliar es del 0.4%. La finalidad de éste estudio es demostrar la prevalencia de lesión de vía biliar en colecistectomías, así como encontrar los factores de riesgo relacionados de dicha patología, en el Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepulveda”. Se analizaron 215 pacientes que fueron sometidos a colecistectomía en el departamento de Cirugía General del Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepúlveda”, durante el periodo de enero de 2012 a julio de 2012. La edad mínima fue de 15 años y la máxima de 88 años, con una media de 38 años y una desviación estándar de 14 años.04. La mayoría de los pacientes fue del sexo femenino, 92.6% (199) y 7.4% del sexo masculino (14). La colecistolitiasis fue el diagnóstico de ingreso más frecuente, representando el 67.4% de los casos (145), colecistitis 21.4% (46), pancreatitis biliar resuelta 6% (13), coledocolitiasis 4.2% (9), pólipo vesicular 0.5% (1) y discinesia vesicular 0.5% (1). Se realizaron grupos dependiendo del grado académico del residente que realizó la cirugía: R2 8.8% (19), R3 72.6% (156), R4 13% (28), R5 1.9% (4), Médico externo 3.7% (8). 5 Se encontró una lesión de la vía biliar St E3, la cual representó el 0.5% de los casos, la cual se reparó en un segundo tiempo después de la cirugía inicial con una derivación bilio-entérica. Se compararon variables con la lesión de la vía biliar, no siendo significativo estadísticamente por el tamaño de la muestra. Posteriormente se realizan dos grupos en donde se comparan sangrado mayor de 50 ml (si-no) y las siguientes variables: menor de 40 años (si-no), género (Masc-Fem) , IMC mayor de 25 (si-no), cualquier grado de inflamación de la vesícula biliar (si- no), cirugía con duración mayor a 60 minutos (si-no) y rango de residentes (mayor r4-r5) y menor (r2 y r3), encontrando significancia estadística para las variables grado de inflamación (p 0.001), tiempo (p 0.009) . El grado del residente no se relacionó con mayor tasa de sangrado. Es importante conocer los factores de riesgo preoperatorios y transoperatorios para prevenir una lesión de la vía biliar. En nuestro hospital el rango de residente no se relacionó con mayor tasa de complicaciones. 6 INTROODUCCIÓN Los pacientes con lesión de la vía biliar se encuentran con un riesgo importante del desarrollo de complicaciones, que van desde el desarrollo de biliomas derivadas de figas biliares contenidas de pequeños conductos biliares, así como el desarrollo de abscesos intraabdominales, colangitis, cirrosis biliar, cirrosis biliar e hipertensión portal, estas últimas derivadas de la fuga u oclusión de un conducto biliar de mayor tamaño. (15). El desarrollo de una lesión de vía biliar implica un impacto negativo en la calidad de vida de dichos pacientes. (16). Esto no se limita a un incremento en la morbilidad y en la mortalidad, sino que también afecta la economía del paciente. La estancia hospitalaria relacionada a una lesión de la vía biliar es de 32 días (17). Según cifras estadounidenses el costo promedio en materia de cuidados de la salud de un paciente con lesión de las vías biliares en general es de 50,000 dólares. Así mismo, la lesión de la vía biliar iatrógena es una de las causas más frecuentes de demandas en el rubro de salud en dicho país, con un costo de 40-100 millones de dólares anuales por dicho apartado. (18). En México, la colecistolitiasis constituye una de las enfermedades más comunes, y aunque no contamos con estadísticas que puedan generalizarse a nivel nacional algunos estudios arrojan una prevalencia global del 14% con un incremento hasta del 35% en pacientes ancianos, (6) lo cual coloca a nuestro país entre las 10 naciones con mayor número de casos.(7,8). Actualmente la colecistectomía laparoscópica es el estándar de oro en el tratamiento de la colecistolitiasis. La colecistectomía laparoscópica (CL) ha 7 demostrado tener grandes beneficios tales como una menor morbilidad, menor estancia hospitalaria, integración más rápida a las actividades cotidianas. (10) La frecuencia de lesiones iatrogénicas de la vía biliar ha aumentado, desde un rango de 0.1 a 0.2% durante la era de la colecistectomía abierta, a un 0.4 % en la era de la colecistectomía laparoscópica, probablemente por la curva de aprendizaje en los inicios de la laparoscopía (11,12) lo cual repercute en el ámbito clínico, laboral, económico y legal. Existen pocos estudios en nuestro país acerca de la lesión de las vías biliares de manera iatrógena, la mayoría de los cuales son publicaciones del centro del país en hospitales de concentración y centros nacionales (21,60,61). No hay ninguna publicación en la región noreste en donde se refleje esta problemática tan importante, motivo por el cual la importancia de la realización del presente protocolo. En los hospitales de la zona norte de nuestro país, al igual que en la mayoría de los hospitales de México, la información epidemiológica, tanto de la litiasis biliar como de las complicaciones iatrogénicas asociadas a su tratamiento laparoscópico, no es suficiente como para poder compararla con otros estudios y tomar medidas preventivas 8 MARCO TEÓRICO La lesión iatrógena de la vía biliar representa cerca del 95% de todas las estenosis benignas del árbol biliar (14). Existen múltiples factores asociados con un riesgo incrementado de lesión de la vía biliar iatrogénica. La inflamación aguda o crónica alrededor de la vesícula biliar y del ligamento Hepato-duodenal puede aumentar la dificultad de un procedimiento quirúrgico. Otros factores como la obesidad, grasa en el ligamento hepatoduodenal, poca exposición y sangrado en el área quirúrgica también aumentan el riesgo de lesión iatrógena de la vía biliar. Factores de mal pronóstico también son: sexo masculino y larga duración de la sintomatología antes de la colecistectomía. Anomalías anatómicas de la vía biliar y dela vasculatura hepática también incrementan el riesgo. La causa más frecuente de lesión de vía biliar es la identificación errónea del conducto cístico en casos de anomalías de la inserción del conducto cístico en el conducto hepático común. Entre el 70-80% de todas las lesiones iatrogénicas de la vía biliar son consecuencia de una identificación errónea de la vía biliar antes de la colocación de “clips”, ligado y división de estructuras (13). La disección excesiva alrededor del conducto colédoco en la colecistectomía convencional puede conllevar a una estenosis por el daño del plexo pericoledociano (ramas terminales a las 3 y a las 9 del reloj). De acuerdo a la literatura, la lesión iatrogénica de la vía biliar distal se acompaña de un daño de las arterias axiales del colédoco (15%) y la lesión proximal se asocia usualmente a daño de la arteria hepática y de sus ramas (40-50%). La lesión de vías biliares continúa siendo una entidad poco común, con una incidencia reportada entre el 0.1 y 0.4% según las cifras mundiales (6). 9 Se ha hecho énfasis de manera continua a lo largo del tiempo en los mecanismos de reconocimiento de las lesiones para marcar la importancia de la prevención de dichas lesiones, así como disminuir la extensión de esta temida complicación (7). Este elevado estado de alerta y el nivel de experiencia en la colecistectomía han contribuido a la disminución progresiva de la incidencia de lesiones (8). Las consecuencias de una lesión de la vía biliar pueden ser devastadoras. La mortalidad en general de una lesión de la vía biliar es de hasta el 9% dependiendo del mecanismo de la lesión y de la existencia o ausencia de lesiones vasculares concomitantes (9).En los comienzos de la cirugía laparoscópica, Hunter et. al describieron algunas técnicas muy útil para reducir la tasa de incidencia de lesión de la vía biliar, tales como utilizar de rutina lente laparoscópico de 30 grados, tracción firme del fondo de la vesícula biliar para reducir la redundancia en el infundíbulo de la vesícula biliar y exponer mejor el conducto cístico, tracción lateral del infundíbulo de la vesícula biliar para colocar la vesícula biliar en una posición perpendicular al conducto colédoco, además de la utilización de rutina de la colangiografía transoperatoria, haciendo énfasis que si los pasos anteriores no proporcionan al cirujano una orientación anatómica adecuada, el procedimiento debe convertirse a colecistectomía abierta. (10). Las guías actuales de la Sociedad de Cirugía Europea (19), agregan algunos consejos clave para evitar dichas lesiones: La identificación visual del colédoco supraduodenal sin disecarlo. La disección debe comenzar en el peritoneo del infundíbulo de la vesícula biliar, no directamente en lo que se supone es el conducto cístico. La disección se 10 procede a realizar de manera alternativa hacia la porción lateral y medial de la vesícula biliar más allá del conducto cístico, con la alternativa de movilizar la bolsa de Hartmann con el grasper, sosteniéndolo en ambos lados (técnica de la bandera). La disección se puede lograr con cualquier instrumento dependiendo de la experiencia del cirujano. Para evitar el daño térmico el electrocauterio monopolar se debe de utilizar poco, y con descargas cortas (1 a 2 segundos). Se debe de prestar particular atención a no colocar algún instrumento con energía alterna activa cerca del árbol biliar para evitar lesión térmica. Se debe de separar por completo el infundíbulo. El siguiente paso es liberar el triángulo de Calot de grasa, pequeños vasos y linfáticos, exponiendo el conducto y la arteria cística. La vista crítica de Strasberg se completa cuando solo dos estructuras tubulares (el conducto y la arteria cística) son identificadas. El ganglio de Calot puede ser utilizado como referencia para identificar la arteria cística (19). En caso de no lograr la visión crítica de Strasberg: Reevaluar las estructuras anatómicas. Proceder a la disección con la vesícula biliar separada del lecho hepático. Realizar colangiografía transoperatoria o ultrasonido trasoperatorio en caso de alguna duda acerca de la anatomía. Considerar la técnica de fondo a cístico (o retrógrada). Considerar también la colecistectomía parcial en caso de inflamación importante y disección difícil. Considerar conversión.(19). En nuestro país la colecistectomía abierta sigue siendo un procedimiento habitual (74.8%). Los motivos de esto son variados, puede ser la falta de equipo laparoscópico, de entrenamiento en laparoscopia, o por los costos que este abordaje representa en algunos casos (20). En un estudio publicado en el 2007 por Torres Cisneros et. al, al observar el número de colecistectomías, 11 abiertas o laparoscópicas, realizadas por los encuestados, resulta que en promedio el cirujano mexicano ha realizado 84 colecistectomías al año; 63 de forma abierta y 21 de forma laparoscópica. Al expresarlo por mes, se obtiene 7 colecistectomías/ mes, número razonable considerando que la mitad del tiempo está dedicado a la práctica pública, donde el número de procedimientos es muy elevado y constante. (21). De acuerdo a los datos de la encuesta en relación a la colangiografía transoperatoria, en nuestro país se realiza de forma rutinaria en menos del 8% (21). Se ha observado en algunos estudios que cuando no se lleva a cabo rutinariamente el estudio de colangiografía transcística, el riesgo de lesión puede aumentar hasta 2.8 veces (22). El reconocimiento y diagnóstico adecuado de una lesión de la vía biliar tiene muchas ventajas y previene complicaciones serias , con altas tasas de éxito en su reparación. En 10-30 % de las veces, la lesión de un conducto biliar es reconocida al momento de la cirugía. La lesión es sospechada cuando hay salida de bilis, cuando se observa durante la colangiografía intraoperatoria. Una vez reconocida la lesión, el cirujano debe valorar la severidad del problema y buscar la existencia de lesiones vasculares concomitantes. La mayoría de los cirujanos tienen la posibilidad de reparar lesiones simples como fuga del muñón cístico, fuga del lecho hepático y laceraciones parciales de algún conducto biliar (23). Para lesiones más complejas, múltiples estudios han mostrado que una referencia temprana a un cirujano hepatobiliar con experiencia en dichas lesiones mejora el diagnóstico. Un retraso puede llevar a un incremento en la tasa de complicaciones después de la reparación definitiva y un 1.5 % de tasa de mortalidad (24). La tasa de éxito de la reparación en una primera instancia 12 de un cirujano hepato-biliar es superior a la de un cirujano general (79% vs 27%). A pesar de estos valores, cerca del 87 % de las reparaciones en la actualidad son realizadas por un cirujano general. (25). Si la lesión fue realizada en un hospital que no tiene la capacidad para tratar estas lesiones, la colocación de un drenaje en el lecho hepático es el tratamiento de elección. Si el abordaje inicial es laparoscópico no es adecuado convertir a cirugía abierta para realizar alguna otra intervención diagnóstica o terapéutica. Una transferencia rápida a un centro especializado en tratar dichas lesiones previene retrasos en el manejo y disminuye la necesidad de reoperaciones. En un estudio publicado por Fisher et. al encontró que el 49% de las intervenciones realizadas inicialmente fueron inapropiadas. (26). La mayoría de las lesiones no son reconocidas de manera intraoperatoria, y la mayoría de los pacientes son enviados a casa inmediatamente después o en las primeras 24 hrs. Pacientes que no presentan una recuperación en los primeros días de postoperatorio o que desarrollan dolor abdominal vago se les debe de descartar una lesión de la vía biliar. Los pacientes con obstrucción se presentan con dolor abdominal vago, anorexia,ictericia y elevación de las transaminasas. Por alguna razón que se desconoce, el neumoperitoneo por sí mismo puede ocasionar una elevación de las transaminasas de manera temporal así como hiperbilirrubinemia. Por lo anterior, los valores de exámenes de laboratorio elevados no es un factor predictor de una lesión posterior a una colecistectomía laparoscópica. (28) La colangiografía es el estándar de oro para la evaluación de las lesiones biliares. La colangiografía se puede realizar de manera percutánea 13 transhepática, por CPRE, o por colangioresonancia. Cuando la CPRE no es posible realizarse, se realiza una colangiografía percutánea transhepática. Hay muchos sistemas de clasificación propuestos para estandarizar la lesión de la vía biliar. Sin embargo, ninguna se acepta universalmente como estándar. La primera fue propuesta por Bismuth en 1982. Se diseñó para categorizar las estenosis secundarias a una lesión biliar de acuerdo con su localización anatómica. 1: A más de 2 cm de la confluencia hepáticos 2: A menos de 2 cm de la confluencia hepáticos 3: Coincide con la confluencia 4:Destrucción de la confluencia 5: Afección de la rama hepática derecha o con el colédoco Tabla 1 Posteriormente Strasberg propone una nueva clasificación que abarca las lesiones más frecuentemente encontradas en la laparoscopía, incluyendo lesiones parciales, fugas y lesiones completas. La clasificación de Strasberg incluye cinco variantes de lesión: A. Fuga del muñón del conducto cístico o fuga de un canalículo en el lecho hepático. B. Oclusión de una parte del árbol biliar, casi invariablemente un conducto hepático derecho aberrante C. Transección sin oclusión del conducto hepático derecho aberrante. D. Daño lateral a un conducto hepático mayor. E. Lesión circunferencial. Subdividida por la clasificación de Bismuth. Tabla 2 14 Tratamiento dependiendo del tipo de lesión según la clasificación de Strasberg. Lesiones tipo A: El tratamiento endoscópico (papilotomía y prótesis) en las fugas biliares del CC es muy eficiente, en cambio, si las fugas son más proximales el porcentaje de resolución del cuadro es inferior (49). Lesiones tipo B y C: No existe continuidad con la vía biliar principal por lo que el uso de prótesis no será efectiva. Si el conducto es pequeño, se puede ligar, evolucionando hacia una atrofia (53), o bien dando episodios de colangitis. Si es un conducto de mayor calibre (2 o más segmentos) se debería reconstruir mediante hepato-yeyuno anastomosis (H-Y). Con respecto a las resecciones hepáticas, hay que reservarla para el fallo de la H-Y previa o si hay sintomatología persistente (55). Lesiones tipo D: Pueden abordarse por: 1) Cierre primario con sutura absorbible y un drenaje subhepático. La colocación de una sonda T es opcional. 2) Anastomosis término-terminal: Su realización va a depender de una serie de factores como la presencia de los extremos proximales y distales intactos, similitud de diámetro entre los extremos, lesión menor de 1cm longitud y ausencia de tensión excesiva, signos de infección o inflamación. Las ventajas son la simplicidad y la preservación de la longitud de la vía biliar, pero aproximadamente un 50% sufre estenosis durante el seguimiento. Se describe un refuerzo mediante un parche de la vena umbilical y del tejido adiposo del ligamento redondo (46). 3) Hepaticoyeyunostomía: es el método más utilizado y más seguro. La anastomosis bilio-entérica con la anastomosis latero-lateral es superior al 15 preservar mejor la vascularización, minimizar la disección detrás de los conductos (47). Lesiones tipo E: La hepático-yeyuno anastomosis es la técnica ideal para lesiones E1, E2 y E3. Para las lesiones E4 y E5 la anastomosis es técnicamente más demandante, especialmente cuando existe una interrupción amplia entre el conducto hepático derecho e izquierdo, y se extiende longitudinalmente la estenosis a un conducto sectorial. Generalmente se asocia a daño vascular, atrofia hepática, colangitis de repetición e intentos previos de reparación. En este contexto, se recomienda considerar la hepatectomía antes del trasplante (56). 16 JUSTIFICACIÓN La colecistectomía es una cirugía que se realiza con mucha frecuencia. Las indicaciones para dicha cirugía generalmente se asocia a la presencia de litiasis vesicular y puede ser un procedimiento urgente o electivo, dependiendo de la severidad del problema. Dicho abordaje, ya sea abierto o laparoscópico, no es inocuo, y puede relacionarse a complicaciones, que generalmente son infrecuentes, y van desde infecciones de sitio quirúrgico, íleo postoperatorio, sangrado del lecho quirúrgico, neumonía, complicaciones cardiacas, lesión de vía biliar y muerte. La lesión de la via biliar tiene una incidencia que varía de 0.1 a 0.4. La mortalidad global de una lesión de la vía biliar es de 0.06% en cirugía electiva y de un 6% en cirugía de urgencia (61). Hay pocos estudios en nuestro país que refleje dicha problemática y las publicaciones disponibles han sido elaboradas en hospitales de concentración del Distrito Federal. (21,60,61). Es de vital importancia identificar los factores de riesgo asociados a dichas cirugías, para poder posteriormente prevenir alguna complicación. La lesión de la vía biliar conlleva una elevada morbilidad y mortalidad, y se asocia a una importante cantidad de recursos financieros, debido a que se acompaña de estancia intrahospitalaria prolongada y múltiples intervenciones médicas y quirúrgicas. No existe alguna publicación acerca de lo descrito en la región noreste, por lo cual se considera que tendrá un impacto social importante. 17 OBJETIVO PRIMARIO GENERAL Definir la incidencia de lesión de vía biliar en el Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepúlveda” en el año 2012. OBJETIVOS SECUNDARIOS - Identificar los factores de riesgo que predisponen a una lesión de vía biliar. - Analizar la mortalidad en casos de lesión de vía biliar. HIPÓTESIS En el Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepúlveda” la incidencia de lesiones de la vía biliar es mayor a lo reportado en la literatura. Hipótesis nula: En el Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepúlveda” la incidencia de lesiones de la vía biliar es menor a lo reportado en la literatura. Hipótesis alterna: En el Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepúlveda” La lesión de la vía biliar es igual a lo reportado en la literatura. 18 METODOLOGÍA LUGAR DONDE SE REALIZÓ EL ESTUDIO - Hospital Metropolitano “Bernardo Sepúlveda”. Ave. Adolfo López Mateos #4600. Colonia Bosques del Nogalar. CP 66480. San Nicolás de los Garza, Nuevo León, México. UNIVERSO, MUESTRA Y TAMAÑO DE LA MUESTRA - Pacientes con diagnóstico de colecistolitiasis, operados de manera convencional y laparoscópica recopilados de la base de datos del Hospital Metropolitano Dr. Bernardo Sepúlveda durante el año 2012. MÉTODOS DE SELECCIÓN DE LOS PARTICIPANTES. CRITERIOS DE INCLUSIÓN, EXCLUSIÓN Y SUSPENSIÓN DE LOS PARTICIPANTES INCLUSIÓN: - Pacientes de cualquier sexo, mayores de 15 años con diagnóstico de colecistitis, colecistolitiasis, pancreatitis biliar resuelta, discinecia vesicular. EXCLUSIÓN: - Pacientes con coledocolitiasis. 19 VARIABLES DEL ESTUDIO Las variable dependiente fue el presentar lesión de vía biliar (si-no), posteriormente se agregó cantidad de sangrado transquirúrgico mayor a 50 ml (si-no). Las variables independientes cualitativas fueron edad, género, diagnóstico de ingreso, tiempo de evolución con el padecimiento (mayor o menor a una semana) tipo de cirugía (urgente o electiva), técnica quirúrgica (abierta o laparoscópica) conversión, parámetros de ultrasonidocomo pared de vesícula biliar mayor a 3 mm, diagnóstico ultrasonográfico de hidrocolecisto, drenaje en lecho hepático y grado del residente. Las variables independientes cuantitativas fueron edad, IMC, los serie roja de la BH, glucosa, BT,BD, BI, Fosfatasa alcalina, GGT, TP,TTP, INR y duración de la cirugía en minutos. TÉCNICAS DE ANÁLISIS ESTADÍSTICO Se realizó una descripción de las variables, para aquellas categóricas se utilizó totales y porcentajes, mientras que para las continuas se expresan en medianas y rangos intercuartiles. Se realizó un análisis para evaluar las complicaciones y la mortalidad relacionada a la cirugía en función al año en que se encuentra el residente de cirugía. Se analizaron las variables dicotómicas utilizando una chi cuadrada, las categóricas con la U de Mann Withney. Se considera como significativa una 20 p<0.05. Se utilizó el programa SPSS versión 20. RESULTADOS Se analizaron 215 pacientes que fueron sometidos a colecistectomía en el departamento de Cirugía General del Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepúlveda”, durante el periodo de enero de 2012 a julio de 2012. La edad mínima fue de 15 años y la máxima de 88 años, con una media de 38 años y una desviación estándar de 14. Posteriormente se dividen las edades en dos grupos: Menores de 40 años y mayores de 40 años.04 La mayoría de los pacientes fue del sexo femenino, 93.2% (192) y 6.79% del sexo masculino (14). 21 La colecistolitiasis fue el diagnóstico de ingreso más frecuente, representando el 70.39% de los casos (145), colecistitis 22.33% (46), pancreatitis biliar resuelta 6.311% (13), pólipo vesicular 0.485% (1) y discinesia vesicular 0.485% (1). Se excluyeron de éste estudio los pacientes con diagnóstico de coledocolitiasis ya mencionados (9) debido a que a dichos pacientes posteriormente se les realizó una una exploración de las vías bilares convencional, Este tipo de patología y de intervenciones no son elementos considerados en este estudio. La estancia máxima fue de 32 días con una media de 1.44 días con una desviación estándar de 1. Los índices de masa corporal (IMC) de los pacientes estudiados oscilaron entre 17.3 y 48.8, con una media de 28.3 y desviación estándar de 5. Posteriormente se dividen en dos grupos, los pacientes con IMC mayor a 25 y con IMC menor a 25. 22 .2. Las comorbilidades de los pacientes se buscaron intencionadamente en caso de estar presentes, las más frecuentes fueron diabetes mellitus tipo 2 en un 8.8% de los pacientes (14), hipertensión arterial sistémica en un 5.1% de los casos, y otros 1.4% (3). El 84.47% (174) de los pacientes no presentaba comorbildades. 23 En cuanto a las cirugías abdominales previas, el 85.1%(183) no las presentaba, y el restante 14.9 (32) sí presentaba. El tiempo de evolución con su diagnóstico inicial se dividió en dos grupos, los cuadros de menos de una semana y más de una semana; encontrando 14.08%(29) para el primer grupo, 85.92% (177) para el segundo grupo. grupo. 24 Las variables continuas se tomaron de los análisis de laboratorios que se encontraron en el expediente clínico de cada paciente antes de operarse. Variables Continuas x Desv.Est. Hemoglobina 13.3 1.3 Leucocitos 9.3 4.3 Plaquetas 261.8 60.4 Glucosa 98.7 31.4 BT 0.7 1.1 BD 0.3 0.7 BI 0.4 0.4 25 Albumina 4.2 0.5 TGO 42.6 78.3 TGP 60.7 127.1 FA 96.7 77.3 GGT 70.1 137.2 TP 13.4 1.2 TTP 30.4 3.8 INR 1.1 0.1 Tabla 3 Las cirugías realizadas con carácter de urgente representaron un 26.2% (54) y las electivas un 73.8% (152). La técnica laparoscópica se utilizó en un 78.3% (152) con una tasa de conversión del 0.5% (1), mientras que la técnica abierta en 26.2% (54). 26 Posteriormente se analizaron datos ultrasonográficos, tales como la presencia de litos en vesícula biliar, pared de vesícula biliar engrosada, datos de hidrocolecisto, colédoco mayor de 6 mm y esteatosis hepática. Se encontró que el 95.5% de los pacientes presentaban litos en el interior de la vesícula biliar, 18.1% (39) de los pacientes presentaban pared engrosada, 9.2% (19) con datos de hidrocolecisto y 10.2% (22) con datos de esteatosis hepática. 27 Los hallazgos transoperatorios se agruparon en 6 grupos, siendo el más frecuente la colecistolitiasis sin datos de agudización en un 70.87%(154), el resto de los hallazgos fueron: colecistitis 14.56% (30), hidrocolecisto 4.85% (11), piocolecisto 5.82% (12), colecistitis con focos de gangrena 2.42% (5), vesícula biliar escleroatrófica 1.45% (3). 28 Se valoró la presencia de adherencias firmes a estructuras vecinas: Epiplón, duodeno, Sindrome de Mirizzi, encontrándose lo anterior en un 9.3% de los casos. (20). Se realizó colangiografía transoperatoria en 9.3% (20). 29 El sangrado transquirúrgico más frecuente fue de 5 ml en un 74% (159), con una media de 32.69, mediana de 5, con un máximo de 600 ml, u una desviación estándar de 88.3 La duración de la cirugía en minutos la moda fue de 60, una media de 87, mediana de 80, el tiempo mínimo de 25 y el máximo de 240, la desviación estándar de 38. 2. Se realizaron grupos dependiendo del grado académico del residente que realizó la cirugía: R2 8.8% (19), R3 72.6% (156), R4 13% (28), R5 1.9% (4), Médico externo 3.7% (8). 30 Se encontró una lesión de la vía biliar Strasberg E3, la cual representó el 0.5% de los casos, la cual se reparó en un segundo tiempo después de la cirugía inicial con una derivación bilio-entérica. Posteriormente se realiza el análisis estadístico utilizando la U de Mann Withney para las variables cuantitativas discretas y continuas. La prueba de Chi cuadrada para las variables cualitativas nominales y ordinales. Se compararon las siguientes variables con la lesión de la vía biliar utilizando la prueba de chi cuadrada: Menor de 40 años (si-no) p 0.398 Género(Masc-Fem) p 0.932 IMC mayor de 25 (si-no) p 0.019 Tiempo de evolución con diagnóstico p 0.859 31 de enfermedad litiásica biliar ( más de una semana: si-no) Cirugía urgente/electiva p 0.738 Ultrasonido pared engrosada (si-no) p 0.816 Ultrasonido hidrocolecisto (si-no) p 0.908 Ultrasonido colédoco >6 mm (si-no) p 0.947 Adherencias firmes de vesícula biliar a estructuras vecinas p 0.002 Hallazgos transoperatorios p 0.032 Ultrasonido esteatosis hepática (si-no) p 0.893 Cualquier grado de inflamación de a vesícula biliar (si-no) p 0.291 Colangiografía transoperatoria p 0.908 Conversión p 0.995 Sangrado mayor a 50 ml p 0.022 Rango de residentes (mayor r4-r5) y menor (r2 y r3) p 0.194 Tiempo de cirugía mayor a 60 minutos p 0.592 Se identificó lesión durante la cirugía p 0.005 Complicaciones postoperatioras p 0.995 Estancia intrahospitalaria p 0.001 COMPARATIVO CON LESIÓN DE LA VÍA BILIAR – Chi Cuadrada(tabla 4) Se comparan las variables ordinales o continuas con la prueba de Mann 32 Whitney: Mann Whitney vs. Lesión de vía biliar Menores de 40 años 0.398 Peso 0.019 Talla 0.369 Hemoglobina 0.107 Leucocitos 0.020 Plaquetas 0.566 Glucosa 0.696 BT 0.990 BD 0.689 BI 0.592 Albumina 0.790 TGO 0.312 TGP 0.439 FA 0.859 GGT 0.810 TP 0.429 TTP 0.234 33 INR 0.618 Duración de la cirugía en minutos 0.01 Sangrado0.044 COMPARATIVO CON LESIÓN DE LA VÍA BILIAR – Mann Whitney(tabla 5) En el análisis multivariante de las variables estadísticamente significativas los resultados son los siguientes. IMC mayor de 25 (si-no) p 0.094 Peso p 0.019 Leucocitos p 0.020 Ultrasonido pared engrosada (si-no) p 0.630 Adherencias firmes de vesícula biliar a estructuras vecinas p 0.002 Hallazgos transoperatorios (cualquier grado de inflamación: si-no) p 0.006 Sangrado mayor a 50 ml p 0.022 COMPARATIVO CON LESIÓN DE LA VÍA BILIAR – Análisis Multivariante(tabla 4) 34 DISCUSIÓN La frecuencia de lesiones iatrogénicas de la vía biliar ha aumentado, desde un rango de 0.1 a 0.2% durante la era de la colecistectomía abierta, a un 0.4 % en la época laparoscópica. (6). Se ha hecho énfasis de manera continua a lo largo del tiempo en los mecanismos de reconocimiento de las lesiones para marcar la importancia de la prevención de dichas lesiones, así como disminuir la extensión de esta temida complicación (7). Este elevado estado de alerta y el nivel de experiencia en la colecistectomía han contribuido a la disminución progresiva de la incidencia de lesiones (8). En el presente estudio sólo se encontró un evento de lesión de la vía biliar, que representó un 0.5%, lo que representa una prevalencia de dicha patología por dentro del rango de las cifras internacionales. Sin embargo se requiere una mayor muestra de pacientes enrolados, ya que en este estudio la muestra fue no tan amplia. Las consecuencias de una lesión de la vía biliar pueden ser devastadoras. La morbilidad en general de una lesión de la vía biliar es de hasta el 9% dependiendo del mecanismo de la lesión y de la existencia o ausencia de lesiones vasculares concomitantes (9). En nuestro Hospital no se presentaron defunciones derivadas de lesión de vía biliar. Existen múltiples técnicas para evitar una lesión de la vía biliar, entre ellas las descritas por Hunter et. al, el uso de colangiografía transoperatoria entre otras. Los factores de riesgo preoperatorios que se mencionan en la literatura son: sexo masculino, malformaciones congénitas, anomalías 35 anatómicas de la vía biliar, error de percepción cístico-colédoco y experiencia del cirujano (21-23). En el presente estudio se encontraron significativas las variables de índice de masa corporal en nuestro estudio se encontró la lesión en una paciente delgada con IMC inferior a 20. La cifra de leucocitos preoperatoria elevada se relacionó con la presencia de lesión de vía biliar en el análisis univariante, sin embargo en la literatura no hay estudios que sustenten este hecho. Los hallazgos transoperatorios con respecto al grado de inflamación de la vesícula biliar tuvo valor significativo (p: 0.006), según lo descrito en la literatura éste factor predispone a un mayor riesgo de lesión hasta tres veces más que cuando no la hay con una incidencia de 0.77-5% (23). El sangrado transoperatorio demostró ser un factor de riesgo para lesión de vía biliar, existen reportes acerca de que la lesión de estructuras vasculares vecinas al árbol biliar (la arteria hepática derecha es la más comúnmente lesionada) se asocia a mayor comorbilidad como sangrado profuso, lesión hepática, formación de abscesos, hemobilia y lesión de la vía biliar hasta en un 32%, lo cual dificulta también la reconstrucción bilio-entérica por la desvascularización concomitante (64). Las adherencias firmes a estructuras vecinas fue otro factor que resultó ser significativo en el análisis estadístico. De acuerdo con un estudio publicado por Lawrence Way et. al, la inflamación, exceso de tejido conectivo y el infundíbulo adherido hacia el colédoco fue un factor de riesgo para las lesiones de la vía biliar en un 63% de sus pacientes (65). 36 Se identificó la lesión visualmente durante la cirugía en nuestro estudio, en contraste con el 34.5% de lesiones encontradas intraoperatoriamente según el estudio de Regoly-Me´rei et al.(63) . CONCLUSIÓN La incidencia de lesión de la vía biliar en nuestro hospital es similar a la reportada mundialmente. Existen factores de riesgo preoperatorios y transoperatorios que se deben de tomar en cuenta para prevenir una lesión de la vía biliar. 37 REFERENCIAS 1. Guidelines CoSfDTCP, Medicine Io (2011) Clinical practice guidelines we can trust. The National Academies Press, Washington. 2. Shackelford's Surgery of the Alimentary Tract , Seventh Edition. 3. Valdivia-Gómez GG. Colecistitis aguda y crónica. En: Morales Saavedra JL. 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