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Exploracion Clinica del Ganado Vacuno (Rosemberg)

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G.Rosemberg 
Exploración clínjca 
del 
CA~ADO \"AC.liNO 
... 
~Exploración clínica 
el el 
GANADO V ACUNO 
por 
GUSTAV ROSENBERGER 
Doctor en Vettrh,orlo. Cotedr6tlco 
Director de lo Clrnlca de Enfermeclodea del go~todo vacuno 
de lo Escuela Superior de Veterinario de Honnover 
Con la colaboración 
de 
C. 011\KSEN, 
11.-D. GltÜND~B 
y M. STÓUEH 
Con 166 flguraa en el tuto y ' 16mlnoa en color 
EDITORIAL LA*>R, S. A. 
IAICRONA • MADIID • BUENOS AllfS 
110 DE JANEtlO • MDICO ·MONTEVIDEo 
TratluCI' Í•Ín C!' JII'Iiwlu l'.,r el 
PROF. DR . CLEMENTE SÁNCHCZ-GARNICA MONTES 
Cnlctlrú&ico IIUIIH' I'Itr&n tl t! l'nlulugí~t Ct•ucrnl, l'ropt·tll-ut Ít' ll ~· Eurunu· tlncft•:~ .E,.¡H• IIÍtlintll 
f'll In Fue·ult 1ul tlt: \'t•re riunrin tic Zuru¡:uzn 
Tftulo de la obra orlf:tlnnl: 
Guatav Rosenbtr¡tr, DIE KLINISCHE UNTERSUCHUNG DES RINDES 
Editada por VERLAO PAUL l'AREY, BcrUn- Hnmburg 
e EDITORIAL LABOR, S. A. : Cnlnbria, 235 - 239 : Barcelona - 15 
Depósito legal: B. 10.841 - : S . 0 Registro: n. 170 - 66 Printed 1n Spaan 
TALLERES GRÁFICOS MARIANO GALVE ! Carmen, 16 BarcelonA - 1 
VI Prólogo de la edición española 
de tanto interés y de tan prometedor futuro. sobre todo en nuestro país. en el 
que la explotación del ganado vacuno se halla en vías de rranco desarrollo. 
EDITORIAL LABOR ha cuidado la edición española con el interés y ericicncia 
QU!! pone siempre en sus publicaciones. y tanto la Editorial como el traductor 
están seguros de haber prestado un buen servicio a los veterinarios y es!udian· 
tes de habla castellana. 
Prof. Dr. CLEMENTE SÁNCHEZ·ÜARNICA MONTES 
VIII Prólogo de 1:1 edición akm:1na 
Con esta obra hemos pretendido Henar las necesidades de la práctica y 
facilitar a los estudiantes una ayuda eficaz en el aprendizaje de Jos métodos 
de exploración clínica. 
Si hemos logrado nuestros propósitos. pese a Jos múlti~lcs trabajos. lógicos 
para todos los que intervienen en un servicio clínico importante. hemos de 
agradecerlo. sobre todo. a nuestros colaboradores de largos años; docente 
Dr. DtRKSEN y asistentes Dr. STOBER y Dr. GRÜNDER. con ayuda de los cuales ha 
sido posible culminar la primera parte de la obra. El Drw STOBER ha colaborado 
en la preparación de las ilustraciones. índice de materias y composición. Vaya 
también nuestro agrad~cimiento. a todos los demás colaboradores de la clínica. 
quienes. con su ayuda. han facilitado la terminación de la obra. 
La editorial ha colmado todos nuestros deseos y ha dado al libro una 
adecuada presentación; por ello queremos aquí hacer constar nuestro vivo 
agradecimiento al señor FRIEDRICH GEORGI. 
G. ROSENBERGER 
PRÓLOGO DE LA EDICIÓN ESPAÑOLA 
Con plena satisfacción he acometido la tarea de traducir esta obra. Me 
honro con la amistad del profesor G. Rosenbcrgcr. y. por haber permanecido 
tantos años en su clínica. conozco bien sus m¿todos de trabajo y la honrad~z 
de sus investigaciones. 
La Clínica Bovina de la Escuela Sup~rior de V~terinaria de Hannover. que 
fundara el inolvidabl~ y llorado prof~sor R. Gotze. cs. sin duda alguna. la 
primera dd mundo. no sólo por sus instalaciones y material. sino tambi~n por 
el gran número de casos que utiende durante.: el año. Además. junto con el 
profesor G. Roscnbcrger. trabajan en ella clínicos tan prestigiosos como los 
doctori!S Dirksen y Stobcr. Ello supone ya una sólida garantía. fundamentada 
por más de trdnta arios de estudios ininterrumpidos sobre la especialidad. 
Hace ya tiempo quc los prufcsor~s de la Clínica Bovina dc Hannover sc 
habían propuesto la daboraci(;n y publicación dc un tratado sobre las enfer-
med~ldcs del gaoo1do vacuno. Esta primera partc de la obra se dcdica exclusiva-
mente a las cuestiones de diagnóstico. y en ella encontrará d lector soJucinna-
dos todos Jos problemas referentes a la exploración. Sorprenden la sencillez 
cxpositiva y la riquc1.a iconográfica. frutos naturales de un perfecto conoci-
miento de la materia y de muchos años de trabajo. 
La exploración y el diagnóstico en Jos bovinos no están exentos de dificul-
tades. Tiene particular importancia lo referente a los preestómagos. extremo 
que se explica en esta obra de acu~rdo con las últimas técnicas y los procedi-
mientos mejor comprobados. Quien pretenda dedicarse a la clínica vacuna. 
nunca podrá seguir un camino seguro si no domina perfectamente las tt!cnicas 
de exploración. En este libro se exponen con la misma seguridad y sencillez 
con que las explicaría el profesor Rosenberger con sus extraordinarias dotes 
de maestro. 
La edición española viene a IJenar un vacío sentido duránte muchos años. 
Los especialistas y veterinarios en generaL...saben muy bien cuán escasa es la 
bibliografía que hoy pueden manejar sobre estos temas. Cuando aparezca el li-
bro sobre las enfermedades de los bóvidos. ya en preparación. se habrá dado 
un gran paso en el conocimiento de la patología y clínica de los rumiantes. 
PRÓLOGO DE LA EDICIÓN ALEMANA 
Sobre el tema de las enfermedades de los bóvidos existe actualmente sólo 
un compendio de POMMIER (1952) en lengua fra ncesa y una gran obra. en in-
glés, de GmaoNs. con la colaboración de otros 54 autores. que se ha editado 
en los Estados Unidos con el título de Diseases of Cattle (segunda edición. 1963). 
Además. LAGERLOF y HOFLUND han publicado (1936) un diagnóstico buiátrico 
en sueco, traducido al danl.!s. Las obras publicadas anteriormente en Alemania 
por HARMS (1895), DlECKERifOFF (1903), así como por WEBER (Die k/inische 
U ntersuclumg des Rindes, 1928 f Exploración clínica de los bóvidos] : Die 
Krankheitt•n dt•s Rimh•s, 2.• ed., 1947 [ Enfer~m,dcuh•s del ¡:cm a do ''acwrn ] han 
quedado anticuadas. y su contenido es incompleto o está parcialmente SUJl'!ra-
do gr..&cias a los progresos científicos realizados dcsdc cntonccs. Entre tanto 
han aparecido nuevos libros alemanes sobre trastornos de la rcprnducción. así 
como de obstctrici~t y enfermedades de las mamas en los bóvidos: pcro los 
veterinarios clínicos y los estudiantes seguían echando de menos una obra mo-
derna especiulizada. sobre enfermedades del ganado vacuno. Por esta razón. 
y hace ya vurios años. existía en la Clínica Bovina de Hannover el plan dc pu-
b) icar un tratado sobre los padecimientos de los bóvidos. que incluyera. ade-
más. la exploración. Al preparar el libro se pensó. sin embargo. que sería 
preferible agrur.ar las numerosas materias en dos tomos separados. El primero. 
que ahora aparece. Exploración clínica del ~cmado vacww, será seguido. in-
mediatamente. por otro más voluminoso y de mayor contenido. titulado En-
fermedades del ganado ¡·acuno. 
Tal como se enseña en las clases de p.ropcdéutica clínica. en el primer tomo 
se incluye un apartado sobre el comportamiento con los bovinos. incluyendo los 
medios de sujeción y la tranquilización medicamentosa. Siguen capítulos sobre 
anamncsis. reseña. exploración general. así como la especial de los diferentes 
aparatos orgánicos. incluyendo la de la sangre. lfquido de panza, orina y heces. 
para terminar con un estudio sobre la valoración de los datos reunidos. 
Junto con las características normales de cada órgano, se destacan también 
los síntomas patológicos, que se aClaran con ejemplos. En el segundo tomo 
se describirá el .cuadro patológico esp.ecial. junto con los datos anormales de 
orina. sangre. heces y otros líquidos orgánicos. 
INDICE DE MATERIAS 
Maanejo de los bóYidos . 
Generalidades 
Pn:caucion.:s para acercar e a lo'l bóvido · 
on1ención mediante procc!'dimi~nto coercitivo'\ 
Captura de Jo.¡ bóvido · c:n liherrad . 
'ujcción de lo bóvido 
ahc:ta 
Extremidades antcriore 
Extremidades pn tcriorc 
Cola . 
Torcedor del tMax 
Putros 
Dcrriho de lo · hóvidu 
Gcncralidadc" 
Pr<lccdimicnto. de derribo con cuerda · 
Mc"a portátil de opcracionc 
Ocrriho con ayuda de medicamentos 
Incorporación de lo bóvido, tumbado 
General ida des 
Intento de incorporación 
Incorporación forzada 
Tranquilización y an esta medicamentog 
Tranquilización gcnerát 
Anestesialocal 
Preliminarc 
Anesttsico locales 
Anestesia superficial 
1 
2 
2 
3 
3 
S 
6 
10 
11 
11 
12 
14 
14 
14 
1() 
18 
)9 
19 
20 
20 
24 
24 
26 
26 
27 
28 
Ane'itC i. p r infiltración 
Anc:slc ·ia de e m.lucción . 
Anc le. iu cxtradural . 
Ane. tesia general (narco i!)) 
Preliminarc 
are ~¡ · p r inhalación 
Narcosis por inyección 
Narcosis oral 
N:trcosis por vía rectal 
Plan de la exploración dlnlca 
Preliminarc 
Hi torial (:.namne i ·) 
Gener:.tlidadc · 
Oumción dd padc:dmic:nto 
fndicc de: materia 
aracterc y dc:llarrollo de: 1 'i síntom:h 
Po il;\lc C'.tU'ia del proc;e~¡u 
Tratamiento. anteriores 
Rcsc~a 
Gcncralidadc 
Raza y tipo de explotación 
Sexo y edad . 
Peso corpur-.11 
Coloración de la capa 
Marca, en la oreja . 
MarC'ns de fuego . 
lmprc ·ión del escudo nasal 
Fórmul de grup · sangurneo" 
Exploración aenenal 
Preliminarc 
Actitud . 
Comportamiento. 
Estado de nutrición 
Hábito o aspecto • 
Frecuencia de la rc:'ipiraciones. 
Frecuencia del pul o . 
Temperatura corporal . 
Resumen . 
., -
28 
29 
34 
34 
37 
38 
39 
40 
44 
44 
45 
45 
45 
46 
47 
48 
48 
48 
4K 
49 
.SS 
SS 
57 
57 
58 
SR 
60 
60 
60 
62 
66 
67 
68 
69 
70 
74 
F.. ploradón e pedal 
Prcliminarc' 
lnt.licc di! m. tcri e; 
Pelo. . pie!, tcjidü uhcut:ínco y muco :h vi ihlcs 
Gene m 1 ida de~ 
Plan de la c. pi•Mación . 
~ isl nea llnf:itico 
Gencr:alidadc 
Plan de 1 «: ploración 
Aparato ~lrculatorlo. 
GcneraJid:uJc 
Plan de la exploraci · n 
Aparato respiratorio 
Gcneralidade' 
Plan de la explüración 
Aparato dilh"livo 
cncr. lidadcs 
Plan de la cxpJc,racil\n 
Aparate• urinario. 
Gcncralida'k' 
Plan de la cxpluracil;n 
AJ:arato locomotor 
General ida de' 
Plan de la exploración 
· trma nervio o ~enlral. 
Gcncr..&l idadc'i 
Plan de la e plorací ' n 
órganos de lo s ntido 
Generalidadc 
Plan de la cxploraci · n ·. 
Aparato aenltal . 
Generalidades 
Plan de la exploración . 
Xf 
15 
75 
75 
75 
76 
88 
88 
8 
9:! 
9:! 
9:! 
11 S 
115 
11 S 
1 4 
134 
134 
188 
18H 
IH8 
200 
200 
200 
206 
206 
:!07 
210 
210 
.. 210 
213 
213 
213 
XII (ndicc c.Je materias 
Mama. 
Genera lidade~ 
Plan de la exploración 
Evaluación de lo d to obtenido en la uploradón. 
Diagnóstico, dif·renciación y enjuiciamiento d~ la enfermedad 
Tratamiento y prorilaxi 
Redacción del hi torial de la enfermedad 
fNDICE ALFABÉTI O 
217 
:!17 
117 
:!23 
223 
12S 
226 
227 
MANEJO DE LOS BÓVIDOS 
Generalidades 
El veterinario es juzgado de acu~rdo con su forma de actuar ante los pa-
cientes. Una actitud tranquila. firme y confiada. con el empl~o de palabr.1s 
amistosas y procurando ofrecer alimentos y caricias al animal. logra siempre 
mejores resultados. aun en bóvidos con cpsiquismo obtuso•. que los gritos. 
golpes o hasta carreras. Sin embargo. cuando no bastan estos cuidados y d 
trato carir1oso. para evitar dificultades o accidentes. habrá que recurrir a los 
medios de sujeción adecuados. Pura ello se utilizar3n primeramente los pro-
cedimientos más simples (contención de la cabeza. o extremidades). acudiendo 
al uso de los sistemas m3s dolorosos (aciaks) sólo cuando aquéllos fracasan . 
El pmpictario está obligado a advertir al facultativo sobre los malos hábito~ 
(pat;adas. afán de embestir) dd bóvido enfermo ~ por otr.1 parte. es misión dd 
veterinario proteger al p.aciente y al personal ayudante. dentro de lo posible. 
de posibles accidentes y lesiones. durante la exploración y el tratamiento. or-
dcnamJn la adopción de las oportunas medidas de seguridad (responsabilidad). 
Precauciones para acercarse a los bóvidos 
Si las circunstancias no exigen otra cosa. d que va a explorar debe acercarse 
al animal. preferentemente por el lado derecho. es decir. por aquel desde el 
cual se efectúa corrientemente el ordeño. Cuando ya ha tomado contacto con el 
paciente --golpeándole suavemente con la mano o acariciándolo en el dorso- . 
puede p.asar a la otra parte. No se ha de olvidar que los animales medrosos, in-
tranquilos o agresivos. suelen saltar hacia un lado imprevisiblemente y cocear 
o topar. Por lo genentl. los bóvidos, en contra~osición a los équidos. suelen 
atacar con las extremidades posteriores en sentido lateral. describiendo con 
ellas un semicírculo con movimiento de guadaña hacia atrás. Pero ocasional-
mente pueden también lanzar cortos go~s hacia la parte posterior. Los toros 
y las vacas ninfómanas intentan, además. golpear con la cabeza o los cuernos 
al que explora, empujándolo hacia la pared o contra el suelo. Con la adecuada 
sujeción de las extremidades o de la cabeza p.ueden evitarse estos malos hábitos. 
J . Rosp~auc;Ea : E•ploración diaica ckl aaa•do ncuno. 
Contención mediante procedimientos coercitivos 
Capturo de los bóvidos en libertad 
Las acas se sujetan sin dificultad en el prado o en el corral. ·obre todo 
cuand comen durante:: el ordeño. simplemente agarrándolas con la mano 
(de las narices o J::Or el morro. y. mejor. del pliegue de la babilla o de.: la la) 
o colocándoles un laz de cuerda o cabezada. Por el contrario. los animalc. 
jóvenc ·. así comq los de cebo y las vaca que están criando. no aco tumbrado. 
al contact e n d hombrt=. se dejan e gcr con dificultad. En tale caso~ habrá 
F ui. l . Empalit .1d.1 .;un 111 :1n~.1 p:ar:.1 conh.'ll\.' f l.h r~"c."' ~·n l i h~.·rt:•ll 
que acudir a la ayuda de personal suficiente. que.: colabore en las tare01s de 
contención el tiempo ncccsari . Cuando no se di ponga de un cobertizo será 
prcci ·n agrup.ar al rebaño en un rincón de la pradera. evitando hostigar innece-
sariamente a lo anima~es. Hecho e to. un <.~yudante se acercu desp<.~ci por 
detrás de la res que se ha de sujetar. a la cual llegará pasando entre las demás. 
procurando así agarrarla r.ípidamente por medio de un lazo de cuerda colocad 
obre los cuernos o e n una cabezada. Si fracasan todos e tos intentos. será 
necesario e nducir toda la manada hasta el establo. 
la inyecciones c¡ue se aplican por medio d ' un proyectil utilizando un fusil 
adecuado. y que se vacian automáticamente en el animal. sólo se citan aquí 
de pasada como medio auxiliar para la e ntención. Con ellas puede lograrse 
la tmnquilización de un paciente desde gmndes distancias (hasta 30 m) em· 
pleando fármacos traquilizantes (pág. 24) o relajadores musculares (pág. 18). 
con los cuales, pasado un poco tiempo, se sujeta al animal sin esfuerzo. Este 
procedimiento sólo se aplica hasta ahora en casos aislados. 
Cuando hayan de ser explorados o tratados simultáneamente varios anima-
les o todo un efectivo en libertad en la pradera. es recomendable el empleo 
Contención m..:di:mll.: pmcc:dimicnhl' cn~~rcui v,,, 3 
de un cerc-ado con num;.:a (fig. 1 ). en el cual se reúnen todos. entrando uno a 
uno en la manga. que puede cerrarse por detrás. Una vez allí. los movimientos 
t-'1c. . 1 Suj~·c • <>n de la c.thc:l.l pur 
dch.1jo 
FIG . . \ . SUJI . .'C:Í li n d e: 1.1 c:Jh~·/,1 por 
1,1 n.H I/. 
del animal quedarán muy limitados. y ser-.i posible atarlo por Jos lados. para 
proceder así a Ja exploración o al tratamiento en serie. 
Sujeción de los bovinos 
Cabe~a 
El animal que se ha de explorar debe estar sujeto con una cadena o cabe-
zada o a~ado al pesebre. En caso necesario se contiene la cabeza por debajo 
(fig. 2) o agarrando por las narices (fig. 3). En Jugar de este último procedí-
4 
miento puede rccurrirse también al empleo de los 1wrigo11t•s o pin:.a.\· 11a.mles, 
tah.:s como los d«:scritos en la figura 4. con los cuales se evitan lesion«:s en la 
mucosa nasal. corrientes cuando se utiliza sólo la mano (uiias de los dedos). 
Se ha de tener en cuenta que la cabeza debe mant«:nerse alt:1 o elevada hacia 
delante, porque. en otro caso. el animal empuja a quien lo sujeta. dada la 
fuerza que puede desarrollar con el cuello. Los toros. a partir de los 12 meses. 
deben estar provistos del correspondiente anillo mlSal. por el que pueden ser¡•garrudos sin dificultad. No obstante. como quiera que al intentar sujetarlos 
Fui . 4. Naritton..:s. 0 :: itqukrd:t :1 tf-:n:c:h:l . mot.fdo' d \.· H.,K~I!'o , 
IIA A..:t' y Rm-.r.l 
pnr el anillo los animales suelen defenderse escondiendo la cabeza contna el 
pesebre. es recomendable atar una cuerda o cuerdas desde el anillo hasta los 
cuernos con lo cual será más fácil la operación. Los toros adultos no pueden 
ser sujetados con seguridad suficiente utilizando sólo la mano para agarrar el 
ani llo. por lo que será preciso recurrir al empleo de un bastón de conducción 
(fig. 21 ). El anillo se sujeta mejor agarrándolo con una pinza adecuada. Estos 
anillos deben estar colocados en la parte más anterior del tabique nasal. dond«: 
sólo hay mucosa en ambos lados sin septos cartilaginosos. Los toros adultus 
agresivos llevan un ap.arato llamado Zahmbu. construido a base de abmzaderas 
de hierro elásticas con salientes. que se fijan en los cuernos y al anillo nasal. 
gracias a los cuales, si el animal intenta embestir o empujar hacia delante. se 
produce dolor" por la presión en la nuca, frente y dorso de la nariz. 
En determinados casos. tales como intervenciones en la cabeza. cuello. 
boca. faringe o esófago, puede ser necesario sujetar fuertemente la cabeza del 
animal. En tales circunstancias se podrá recurrir al empleo de un cabezal y 
cornil, que se atan a un poste vertical. o sujetando por los cuernos a un trave-
Cunh:ncíún nh.·díantl.' prnccdimícnlo~ coercitivo<; 5 
s~lño a la altura adecuada. También puc.!de contc.!ncrsc la cabeza con el narigón. 
levantándola fuertt:mc!nlc hacia delante y a rriba. mientras que dos ayudantes 
la contienen por los lados y por debajo. 
Para cualquier tipo de exploración o tratam iento en las extremidades de 
los animales en pie es también fundamental la sujeción de la cabeza por el 
morro o por los o llart:s. 
t· u;. e¡ . Ekvacu)n tk la ~· lllrcmi<.lac.J .wlcrinr l;ltl. f, , Elcvach\n de la c~lrcmi(Jatl .uu.:no: 
con :.yuda (.!e un:t cuad:t 
Extremidades anteriores 
La t:xtremidad anterior de un bóvido. por ejemplo. para explorar una 
cojera. se lewmra con la ayuda de un hombre situado a un lado. por delante 
de la t:spalda. y en la forma que se representa en la figura 5. El miembro asi 
doblado debe sostenerse suavemente. ya que. en otro caso. el animal apoya 
circunstancialmente todo su peso sobre la persona que lo sujeta. También 
puede levantarse la extremidad util izando una cuerda colocada en el metacarpo 
o en el menudillo. que se lleva hasta la cruz para ser ma11tenida en posición 
por un ayudante situado en el lado contrario (fig. 6). Por último. el levanta-
miento del miembro y las pequeñas intcr'lenciones se facil itan colocando un 
torcedor del antebrazo (análogo al del corvejón que se aplica en las extremi-
dades posteriores); simultáneamente, este torcedor sirve para evitar las hemo-
rragias en el campo operatorio. 
M.tn~jo de lo' hóvidtlS 
Extremidades posteriores 
Para mantener quieto al animal duranh! la exploración. o p.ara proh:gerse 
de las coces. la extremidad posh:rior que se ha de examinar se suj~ta agarran-
do fm•rremf'/ll(.' nm la numo el plit'gllt' df' la babilla (fig. 7) o imrculuci(.'llclo /u 
cola por debajo del mismo (fig. 17). o. tambi~n. recurriendo al empico de un 
trozo de cuerda dc 30 a 40 cm de longitud. do blado. que se coloca comn 
Fu: . 7. Sujeción dd plic¡w c de la hahilla Fw. 8. Turccdor eh: cnrv.:jt1n 
torn•c/or c/e/ COf\ '(.'j<JII (fig. , 8). S~ logran Jos mismOS fines COn la (JÍII:,ll de/ 
t<•nddn, según SCHEEL (fig.. 9). que se coloca en el tendón de los gastrocnemios. 
Para inmo vilizar s imultáneamente ambas extremidades puede emplearse una 
cuerda. que se a ta en R en los dos corvejones. po r encima de los calcáncns. 
tirando de la cuerda po r detrás (fig. 11 ). o bi~n las cadenas ele con •t•jt}n. que se 
colocan en el tendón a cada lado y se enganchan. tirantes. en los respect ivos 
anillos (fig. 1 0). 
Lel:antar las extremidades posteriores en los bóvidos resulta generalmente 
más difícil que en los équidos. Lo mejor es emplear para ello un palo (estaca) 
sin aristas. de 1.5 m de largo, del grueso aproximado de un brazo. y que se 
introduce por debajo del corvejón le\'antando éste y. con ello. la extremidad hacia 
arriba. con la ayuda de dos hombres fuertes (fig. 12). Si es necesario, se mantie-
ne el miembro en esta posición gracias a una cuerda. que se desata fácilmente 
fijada al palo. o colocando. además. el torcedor de corvejón; SI se procura que 
Conlcnción mcdiJnlc procedimicnhh cocrcilivu 7 
1-tt. IJ. t•int.l dd h:n<.lt\n ~k Attuiks. 
'~~,ttín St 111 1 1 
1 u •. 1 O. Suj~c: il\n d • l.h ~·x trtmitl.td.-, 
ptht.-riorc' c:on e ,,kn.h ~k e: un :j,'m 
F1G. 11. Su,cción de las extremidades po tcriores con una cuerda colocada en forma de 8 
~fan~jo d~ lo~ bóvidos 
Fu;. 1 ! . Ekv~lc tt'.n t.k la cxtr..:mid;td pmt~rior 
1, .. . . 
FaG. 13. Confcc.:ión de un lazo para trabar y sujetar (las diferentes fases, de izquierda a 
derecha); tirando del extremo libre de la cuerda se puede desatar el nudo rápídamcnte y sin 
esfuerzo 
Cnntl!nci<1n mediante procc<.limicntn"i col!rci ti vth 
d palo de este último quedt: si tuado precisamente en el pliegue dd corveJon. 
la extremidad puede levantarse solamente con su ayuda. Los dos hombres que 
sujetan el palo deben r.crmanecer muy juntos al animal. a fin de que ~ste no se 
balancee o intente: moverse hacia un lado. Si la intervención que se ha de realizar 
es de mucha duración. habrá que conceder al paciente un descanso de tiempo 
t:n tiempo. durante d cual se le pcrmitc que apoye la extremidad en el sudo. 
¡: ,<; . 14. Suj~:c:ión ror v l~oro~o levantamiento 
haci:t arriha de la ra fz de la cola ocacial dd 
r:tho• 
Fm. 1 ~ . Pin1a t.k Ctlla 
Lils extremidades posteriores pueden levantarse de manera análoga. tambi~n 
con la ayuda de un palo. que se introduce entre los rayos de una rueda de carro 
frenada. un agujero de la pared o procedimiento parecido. sujetándolo por el 
otro extremo con un solo hombre. En el potro (pág. 11 ). la extremidad pos-
terior se levanta primero con una cuerda. y. después de introducir un palo 
perpendicular. a la altura del pliegue tarsal. se fija fuertemente a él. Esta fija-
ción debe estar realizada. como todas. de manera que pueda ser desatada 
rápidamente y sin dificultades. La figura 13 muestra cómo debe manejarse la 
cuerda (sin nudos); tirando fuertemente- del extremo libre. las partes atadas se 
sueltan inmediatamente. 
SIEBER recomienda un procedimiento parecido al de HEss p.ara levantar 
las extremidades posteriores (una cuerda sin poleas atada al metatarso). El 
JO 
lazo se sujeta por encima dd corvejón alrededor de la tibia. y con ayuda de 
una polea y una cuerda (viga o gancho en la pared o en el techo dd establo). 
se sube hacia arriba hasta que la tuberosidad cakánea alcance la altura del 
isquion . Aunque con este sistema muchos animales se dejan caer o se tumban . 
los accidentes son raros. 
Colo 
En las intervenciones en las extremidades posteriores. flancos. aparato 
genital o mama. la cola de los bóvidos molesta y amenaza con sus sacudi-
das la limpieza del cam~o operatorio. Para exámenes cortos p.uede ser su¡t•-
tatla por un ayudante. que. simultáneamente. agarra la cabeza (por las nan-
F1c.. 16. Traoado de la cola 1-"IG. 17. Sujc.:ción d.: b cob por d plk-
guc d e 1::1 h:ahill:t 
ces). dirigiéndola hacia atrás por un lado. y tira de la cola hacia delante 
por el lado contrario. De esta manera. casi todas las reses permanecen tran-
quilas. Efectos análogos se logran también con el llamado torcedor df! la cvlu. 
o sea. levantando fuertemente hacia arriba el maslo de la misma (fig. 14). Cuan-
do la intervención sea más prolongada. es ¡:referible utilizar Ja pinza de cola 
(fig. J 5). o atarla en la parte contraria a la operación por encima del corvejón. 
con un ramal (lazo de la cola). pero nunca a objetos fijos de las proximidades 
(peligro de heridas) más o menos cercanos (fig.16). Para los tratamientos en 
Conh:nción m~diant~ proc\!dimil!nto..; coercitivo;¡ 1 1 
la mama. el rabo y la extremidad posterior. se fijan p.or un ayudante. pasando 
aquél alrededor de la pierna entre ésta y la mama. y sacando luego el extremo 
por delante de la rod illa p.ara tirar así fuertemente hacia arriba (t'ncolamiemo. 
figura 17). 
Torcedor del tórax 
Los animales muy inquietos. que no puedan ser contenidos por SUJecaon 
de la cabeza. extremidades o cola. se mantienen casi siempre quietos poni¿ndo-
ks un torcedor del tórax. Para esto se pone una cuerda fuerte alrededor del 
FtG. 18. TorcL-dor d: tt',rax 
pecho. por detrás de la espalda. anudándola en esta postcton y procediendo 
luego a tensarla. según necesidad. por medio de un palo (fig. 18). Este sistema. 
llamado agarrote•. sólo debe ser utilizado en casos especiales. en los que es 
totalmente imprescindible. A menudo se obtienen los mismos resultados con 
la administración de tranquil izantes (pág. 24). 
Potros 
En muchas intervenciones se facilita el trabajo del veterinario y se evita el 
esfuerzo de sus ayudantes utilizando un potro o aparato de contención. En la 
figura 19 se representa una instalación adecuada para todas las necesidades 
1:! ~anejo de lo~ hóvidns 
en clínica vacuna. Se construye. preferentemente. con tubos de hierro de 6 a R 
centímetros de diámetro. que se enclavan t:n suelo de cemento a una profundi· 
dad aproximada de 50 cm. Los travesaños horizontales que se colocan por de· 
hmte del pecho y por detrás del animal. así como d arco de la nuca y la barra 
1 1 
1 1 
1 1 ,_, 
1 1 
1 1 
1 1 
1_1 
Fu;. 19. Pot ro fijo rara bthiJo~ (nh:didas :I Jlroxim.td :h : 1 : JO : lon.:ilud, 1.70 m: ~.n~hur.l, 
O,MO m: ahura, O.~ m : cndav:u.J,, ~.·n d sudo, 0 ,50 
p:1ra levantar has extremidades posteriores. deben ser gr•u.Juables. y los pasa· 
dores que los sujetan pudrán ser sac;ados con facilidad. Para la limpieza es 
deseable una conducción de agua en las cerc:mias. Modernamente se han 
construido potros portdtilt· . ..,· para la clínica bovina y p.ara d cuidado de los 
cascos (KASTNER. KNEZEVIC. CLEMENTE). 
Conducción de los bóvidos 
Los animales jóvenes y las vacas deben ser conducidos. como norma. con 
una cabezada (de cuerdas. cadenas o cuero). No es correcto. y hasta puede 
resultar peligroso sacar a un bóvido del establo o del prado sólo con la cadena 
del cuello o con un cornil. La cabezada debe tener el tamaño adecuado. sin ex· 
trcmos colgantes en el morro que molesten al animal con sus lazos. La otra 
punta se pasa por det rás de las orejas y se ata o se sujeta con una hebilla. La 
persona que guía al animal se sitúa a la izquierda. y mantiene el extremo del 
ramal evitando que la res intente marchar demasiado de prisa. para lo cual la 
golpeará suavemente en la cara con la cuerda o con un trozo de vara (fig. 20). 
En caso necesario se le coloca un antifaz de lona. 
Los toros adultos. y como medida de precaución, se llevarán siempre con 
ayuda de un bastón de conducción, colocando. además. para mayor seguridad. 
una cuerda o una cadena fina atada al anillo nasal (fig. 21). Para conducir a 
onten i )n l1l ·di.tnt.: rm ú•tlirnicnllh ·ocrciti\' ll IJ 
e to. anima le · ebl! confi· rs~ sól en ayudantes ma. culin s on fuerza . ufi-
cil!ntc. Otro ayudante d~be olaborar en las tareas de at~u y desatar al paciente 
en el .: ·ta blo. Par;.t 1 toro e i. ten antibce · adecuado · e n pr lectores ocu-
lart!~. Sin embargo. n todo 1 s animales mue tran mayor tr:.mquilidad con 
d antifaz que sin él. p r lo cual hay que e mpr bar previamente ha t krancia 
en ada ca o. 
Ft ;, :o. Com.luc .¡,·"' t.k un;a a ·a 
Fto. 21. Conducción de un toro 
14 Mancjn de 1,1.,. h ' vidl-> 
Derribo de los bóvidos 
Generalidades 
Para muchas intc:rvencionc . tales como. por ejemplo. operacion...::s de: brg.a 
Juración en la pc;zuña o c;n l s pezonc . es preferible trabajar con el • nimal 
tumbado. tanto para r.roteger al paciente y en inter¿s del ¿xit de la operación. 
como para facilitar la tarea del veterinario y de su ayudante . Para ello. 
igual que: en los équido . puede recurriese. en 1 s bóvidos. al i tema de tra-
bonc de Berlín; sin embargo. e te procedimiento e ha abandonado por 1 
peligros que; entraña (lesiones en los cuerno . p lvi o co tillas. rotura de: la 
panza repleta o dd útero gestante). Es más seguro y encillo el si tema de 
derribo sin trab ne ·. En t do ca o. habrá que di p ner de coldwnt!Ws ele paja 
para Lumbar al paciente. sobre todo p.ara col carlas bajo la cabeza. e palda y 
antebrazo (en caso contrario. existe el peligro dc: una parálisis del nc'ITio 
r,Lulial) •. y tambi¿n bajo la pelvis. El cuerno que queda hacia abajo pucdl! 
protl!gcrsc con una cubierta de ucro (funda de cuernos). Además. e rc:comcn-
dabh.! col car ~Ll unirmtl un muifcr:.. i las circunstancias n l exigen otra <.: lsa. ta 
res debe tumb~arse cun la pcm:.a hacia alwjo. c. decir. sobre d lado izquit!n.ln. 
Procedimientos de derribo con cuerdos 
01.! los distintos métodos utilizabks en clínica bovina para el derribo c:nn 
CUt!rdas. ·t)fo s~rán descritOS a <.:Ontinuacit\n dos d~ Jos más antiguos. p.\!rO ade-
CUados para la m¡ayorfa de los casos: platalong:.1 DI! Jong y las técnicas d-
Mads~n y Abd~in. propias par•a determinadas circunstancias. 
Para los animalt!s adultos se recomienda utilizar una p/atalun¡.:a larga. qul.! 
se ata en nudo corredizo alrededor de ambos cuerno . pa ándola succsivam\!ntl.! 
por delante y por detrás de la espalda. así como r.or delante de. la pclvi ·. alre-
dedor del cuello. tórax y abdomen: d extremo libre se lleva ha ia atrás. Ade-
má . se e 1 can trabonc de cuero en el meta<.:arpo y metatars de cada una 
de las cuatro extremidades. teniendo en cuenta que la hebillas han de ucd:u 
hacia fuera (¡:eligro de heridas). y los anill s. por debajo d 1 abdomen. A con· 
tinuación se pone una cuerda en lazo <.:orrcdizo. pa ando por los anill s de 
cada uno de los dos par s de extremidades anterior y posterior. dejando sus 
extremos libres para tirar de ellos hacia el lado contrario del que se haya 
de realizar el derribo. Durante la operación. que se efectúa a una señal del 
veterinario. un hombre sujeta p.or debajo la cabeza del paciente y la dobla 
hacia el mismo lado. Simultáneamente, dos o tres ayudantes tesan con lenti· 
tud la platolonga y, tan pronto como se tumba el animal, dos personas tiran 
de cada una de las cuerdas de las extremidades hacia un lado (fig. 22). Cuando 
el paciente está tumbado. dos hombres presionan la cabeza y la pelvis sobre el 
suelo, para mantenerlo quieto, y comprueban. durante la operación, que las 
ont~nción mediante procedimiento ... cocrcitivn 15 
Fro. 12. Derribo con pl:ualon 
Jr. . 13. O rribo por el procedimiento d Jon 
colchonetas no se desvíen. Si es necesario. la extremidades trabadas del animal 
tumbado se atan a algún punto fijo (árbol o po te). o bien se suelta un miembro 
para tratarlo con mayor facilidad. o hacer así asequible la mama. Entonces 
puede soltarse la platalonga. 
J(, 
Para 1 s unimal!.! dc.:scornado . a í e< mo para los pacic.:nt~ j<1vc.:ncs } 
anestesiad s. e apn. piad el método dt! derriho C< m cuerda . de.: DE Jo u. 
Para ello. un ayudante.: s~ col a junto a la cabc.:za. d blada hacia un lado y 
u jetada ~ r el m rro; 1 egundo. por el e ntraril). '-= itúa al lad del :tbdo-
mc.:n del animal tra ado en la forma que ante.: se dijo. y. prcci amc.:ntc.:. en 
el lado en e) que e ha de.: hacer el derri o. Una uerda larga e lkva alredc.:dor 
dd ientre, dándole forma d'-= U. y l do · extrem s libres e tiran hacia arriba 
pasando p r el fond de.: la U. de tal manera que éste. al tirar de 1 e trc.:m . 
quede c.:n el lado e ntrario. aproximadamente.: a la altura media dd tronco. 
La dos mmas de la U se dirigen entoncc.:s por dc.:tds de la e ·palda .alreded< r 
del tórax. y p.or delante del isquion. rodt:and el abdomen. Tirando fut:rtc.:-
mente de las puntas hacia arriba. se aprieta b cuerda de t 1 manera. que el 
animal. sobre cuyo doro presiona el ayudante con sus brazos. no tarda c.:n 
tumbarse (fig. 23). 
Si n e di pone de trab nes. puede n:currir e ul método de Mud en. que. 
má que a un procedimic.:nto para tumbar. e pare c.: a un sistema para tirar 
al sudo. La dos c.:xtremidadcs anteriore del animal sujet p r la cabeza. c 
traban con una cuerda en forma de 8 alrededor dc.: lo · mc.:nudill s. A continua-
dt1n ·c.: ata en cada mic.:mbn po terior. y a la altura dd cor c.:jón. una cuc.:rda 
de :l a 4 m de larga. c.:n nudo corredizo. Ambas cuc.:rd<.~ e pasan c.:ntrc la 
c.:xtrc.:midades antc.:riore p r dc.:b<.~jo de us trabas. hacia ddantc.: y arriba. p.ara 
volver luc.:go hacia atrás y . al ir por el lado del animal qu~ luc.:gn s~ ha dc.: 
quc.:dar t:n la parte ·upc.:rior. El derribo s~ logra a ·í tc.:sando ambas cuerdas en 
sc.:ntido diagonal hacia atrás y algo en din:ccic.Sn al lado en el que debu cac.:r el 
paciente.: ( 1 ó 2 hornhn:s). tirando simultánc.:amcntc.: de 1<.~ cola (otru ayudante). 
mientras se tuerce la cahc7.a (como se ha indicado anteriormente.!). 
El pron•dimi<•mo d(· 1fhd(•in. que.: rc.:quiere el empleo de una cincha adc.:-
euada. con do · anillos en c·lda lado. es apropiad para tumbar a los toros gran-
des (tmtamicnto del pene . Para ello. además de la persona que ·c.: itúa en la 
cub~za del animal. hay que disponer de cuatro ayudantes p,ara tirar de la cuerda 
y juntar las extremidades bajo el vientre. Primero e e tocan la cincha y los 
trabones dotados de anillos (alredcd r del mctac:upo y metatarso . A continua-
ción. en cada miembro se ata en el menudillo una cuerda en laz corredizo. El 
extremo libre d~ estas cuerdas e pa a por 1 s an íllo superiores d~ la cincha 
(cuerdas de las e trernidadc ant riorc ) y. a imi mo. p r lo anillos infc.:rior~ 
(cuerdas de la extremidades po teriorcs . luego por los anill · de los orrc ·-
pondientes trabone y. de nuevo. por los de.: la cincha. como se hizo ante . Al 
tirar de los cabo para te arios. se ejerce una acción de poleas. Lo animale 
derribado con este sistema pueden ser colocados fácilmente de un lado o dt: 
tro gracias a que los miembro e tán bien recogidos y fijado bajo el abdomen. 
Mesa portótil de operacio"es 
La escasez de mano de obra en el camp.o hace difícil encontrar los ayudan-
tes en número necesario para la ejecución de los procedimientos de derribo 
ont.:nción mediante proccdimienl · coc:rci1ivo 17 
ante citados. Por ello se han realizado intentos para ~fectuar la o.pl!ración on 
ayuda de instalacione mecánica • a fin de ahorrar e fuerz y mejorar la 
FrG •. 24 y 25. Derribo de una vaca sobre la mesa portátil de op raciones 
(modelo del in,titulo Richurd-Gotzc d: Hannovcr) 
Arriba, introducción del animal en el suelo de Ja mesa; abajo, roLación de la 
me con el animal sujeto, gracia a la ayuda de tres cola orador fuertes, 
que p~ ionan sobre l limón y sobre una palanca 
condiciones operatorias. Desde 1955 se viene utilizando con éxito. tanto en la 
clínica rural como en las instalaciones hospitalarias la mesa portátil de opera· 
dones (modelo Richard Gi:>tze), del Instituto de Hannover. con una fuerza de 
Manejo de 1 hó ido 
trae i 'n de 700 kg '11). Está formada por una parrilla de aria part~. recubier-
tas de goma. s bre la cual pucd ser sujetado d animal e n cincha . y tiene 
tambi~n un suelo sobre el que se coloca el animal durante las opaacioncs 
de fijación y al tumbarlo o levantarlo. así e m una lanza o timón. gracias al 
cual la m~sa p.uede hacerse girar alrededor dd c;;je de su rueda . y que ·irve 
además, con los adecuados acoplamientos. para pemtitir el transporte de é ta 
como remolque en un coche de turismo. El manej de la me a de operaciones 
es muy simple. y se comprende rápidamente por los ayudantes (fig . 24. 25). 
El animal que se ha de tumbar se coloca s bre el sud del aparato. provi ·to 
de cabe~da. antifaz y cornil. ha la que la cabeza est¿ a la altura del cabezal. 
que. previamente, según las necesidades. se habrá situado en el lado izquierdo 
o derecho de la parrilla. Entonce e sujeta aquélla a la me a con la cabezada 
y el cornil. A continuación se pDnen tres cinchas alrededor del tronco del 
animal: las dos anteriores se e tocan en el tórlx y se atan a la parrilla. mien-
tras que la posterior se emplaza alrededor del abdomen. y luego pasando entre 
la mama (e;; croto) y la extremidad posterior externa. dirigiénd se hacia atrás 
y rodeando inmediatamenh: a la interna para ser fijada luego en la parrilla. 
He;; ho e t . y a una serial. e tesan simultáneamente las tre cincha por me-
dio de una manivela. con lo cual. el animal así ujet e coloca fácilmente en 
po ición horizontal con la ayuda de tres J:c:rsonas. Dos de ellas agarran la 
lanza y tiran hacia abajo; la tcrcc;;ra empuja de una palanca que se ha colocado 
en el suelo de la cama. Con el animal tumbado. se: tesan r.ipidámente y de nuc· 
vo l;a cinchas y. por último. se atan las extremidades con corre;ls o cuerdas 
a la parrilla del aparah>. Para las Opt!raciones en las extremid.adc · . .abdomen ,, 
mama. se quita la placa que forma el suelo. Una colchoneta adecuada de paja 
n espuma de gom~a. coloc¡ada por debajn de la espalda y rarte upcriur del 
antebrazo. protege contra posibles parálisis del 1wrl'io radial. La incorr.ora-
ción del animal se lleva a cabo n:alizando las operacil'mcs en cntido inverso: 
e sueltan las lig<tdurus de los miembros. se pone en su sitio el suelo de la cama . 
. e colo a ~sta en posición vertical. se aflojan y sueltan las cinchas. terminando 
con la ligaduras de la cabeza (siempre en últim Jugar). y. finalmente. se quita 
al paciente el antifaz. 
Derribo con ayuda de medicamentos 
La aplicación endovcnosa de relajadores mu culares. como ayuda para tum-
bar al animaL es poco adecuada para lo bóvidos. Los compuesto de succinil-
colina no están exentos de pj!ligro. ya que pueden originar paráli is de los 
músculos respiratorios y p rturbaciones cardíacas. Por estas razones. tales pro-
ductos sólo pueden ser empleados con cuidado y a veces se requiere la prác-
tica de la res¡;iración artificial. WESTHUES, así como DI TZ y colaboradores, 
han e municado. por el contrario lo mismo que G HRJNG y LUKANC. haber 
obtenido buenos resultados con el empleo del éter glicerina de guayaco] (My 
•) Fabricante ; Karo scric(nbrik H. BENZf., Hannovcr-Ricklin¡en. 
Conlcncit1n ml'tli.Jnh.' pr ctlimicnlu' cucrci1ivo 19 
301-Lübcck; GGG-fábrica de quírnicu ~n Berlín-Grünau; Myocain A-Hol-
zing r de Yil:na). que aplican a raz · n de 2-5 gr p r cada 50 kg de pe o 
vi . o. mejor. en rlo ificación individual. o sea. hasta que e 1 gra que el 
animal se tumbe. Dadas las particularidad hemolisantcs de estos p.reparados, 
e deben evitar en las soluciones las e ncentrucione upai res al 5 %. El 
relajamiento mu cular p.u de 1 grar e tambi~n durante un tiempo may r por 
medio de la infusión gota a gota. En el caso de sobred sificaci nes pueden pro-
ducir en el animal tumbado convulsione· pasajeras. La aplicación previa de 
tranquilizantes (pág. 24) re ulta ventaj a. Sin embargo. se ha de e nsiderar 
que los relajadores musculares originan una cierta paralización de la muscula-
tura (ausencia de movimientos ddensivo ·). pero no eliminan el dolor ni actúan 
. bre el sens rio. Para lo rar e to últimos fine será precis recurrir a la 
anestesia local o general (pág. 26). 
Existen otra posibilidade para el derribo por medicamento : el empleo 
de la wu•stesia extradura/ alta (pág. 29) o la nurcvsis del paciente (pág. 34). 
Incorporación de los bóvidos tumbados 
Genera 1 id a des 
La in~:apacidad para ll!vantarse. el llamado ch'clíbito de los bóvidos en-
fermos. puelk kncr distint<l. causas. Los intento para incorporar o mantener 
en pjc a tales animales deben ir precedido · de un diagnóstico preciso. Lo prime-
ro que se ha de cumproh~u es si el decúhito . e debe a un~1 paresia por hipocal-
cemia o a una insuficicnda circul~atoria. que habrán de recibir el oportuno 
tratamiento. Pnr otra parte. antes de intcnt;ar la incorporacit'>n habrá que rea-
lizarlo· oportunos exámenes (pá~. 200). para determinar si existe una parálisi · 
o un traumatismo grave (fracturas 6scas. lu. aci ncs articulares. roturas muscu-
lares). que no sólo impidan la operación. sino c.¡uc hasta la hagan pcligr sa. 
Por último. •mtcs de efectuar Jo intentos será preciso tomar las necesaria pre-
cauciones. Así. cuando de la hi ·toria clínica se de prenda que el animal lleva 
mucho tiempo echado. habrá que prepararle espacio suficiente para levantarlo. 
porque en su incapacidad intenta a anzar hacia delante o e mueve hacia los 
lados ba culando. El paciente no dcberá estar atad ni e tocado ante el pesebre 
o en un sitio e trecho. P r otra p.artc. es ac nsejable. antes de intentar incor-
porar! . cambiarlo de postura hacia el lado contrari en el que ~crmanece 
echado. porque las partes que han quedado debajo están entumecidas y son 
incapaces de realizar esfuerzos y movimient . El cambio de p sición se logra 
presionand sobre el dorso y la pelvis y. ca o necesario. colocando juntas las 
extremidades bajo el abdomen. mientras otro ayudante . tira de la cabeza del 
enfermo. Inmediatamente antes de intentar Ja incorporación. lo miembros se 
doblarán en forma adecuada bajo el tórax y el abdomen. Finalmente. se pre-
para una superficie idónea en el suelo por medio de una capa bien apisonada 
de paja con estiércol. turba. serrín. arena o tierra. La paja suelta sobre una 
superficie resbaladiza no evita las dificultades para que el animal se incorpore. 
Intento de incorporación 
Después de tos cxámen~.: y medida pr.:na ·. lo pnmcro que ha quc 
hacer e lograr uc el animal t! incorpc>rt! por ·us propios nu•clios. Para cllt) 
se int nta animarlo con v ce o golpeándole con fuerza en el uell y en d tó· 
rax: el o necesario. se recurre al empleo de lo · aguij ne d~ctricos. que e 
aplican en las zona del cuerp situadas en la parte baja del lado en que el 
Fu;. 1t,, V;H::t ~ch:HI:t a 1.1 ru..: M: k h.l coltlO.:.Illo l;a cu~nJa d..: John~: 
rara inrcm. r incorJlu r:trl.a 
paciente e~tá tumbado. para hl cu;tl <.:Oil\'Ícnc humedecer la piel con un poco 
dt.! agua. a fin de logwr una mayor cnnductibilídad. De forma parecida actúan 
las instilaciones o inyecciones de pt.!lJUCr1as cantid:.adcs di.! :.agua fria en d paht.> 
llón auricular. así com la contt.:nción de la re piración duranh! brt.!vcs momentos 
(pág. 127). método este último que no th:bc ·cr aplic:.ado en pacil.!nlc · con in~u· 
ficicncia rcspiratori¡a, · 
Incorporación forzada 
uando fraca an lo proccdimicnt antcri res habrá 4ue re urnr a h·· 
vantar al animal por la fuera. Para ell no hay que lvidar que los bóvido . de 
manera fi iológi a, e levantan primero con Ja parte posterior del cuerpo. por 
lo cual habrá que seguir el mismo orden en los intentos de incor¡;owción. En 
t d s los casos. un ayudante se col ca al lado de la cabeza del paciente y otro 
sujeta la cola. mientras dos más. situados a ambos lados. agarran Jos coxales 
o el pliegue de la babilla (pág. 6). para levantar asr el tercio posterior. La 
operación habrá de efectuarse a una señal del veterinario. con un fuerte im-
pulso y, caso necesario. utilizando un aguijón eléctrico. Los intentos repetidos 
infructuosos para incorporar al paciente logran sólo perjudicarlo y fatigarlo. 
C onl~nción m~di:anlc prnccdimientm Clh:rcÍIÍVOS 21 
Con d empkü de la cuerda de Jo/me (fig. :!6) no siempre St! logra el éxito. 
P~t ra este procedimiento se prepara una cuen.Ja fu erte. que se coloca y anuda 
alrededor del cuerpo del animal prcpurado en dt!cúbito csternal. de t:ll manera 
que. pasando por debajo y delante del pecho y articulucioncs cscápulo- humera-
lc:s. rodeu los coxales por la cara externa de las extremidades. Colocada así la 
cuerda. tres o cuatro ayudantes pueden agurrarla e intentar de I!Stt: modo le-
vant ar ~•1 paci.:nte. en la forma indicadu untcriormcnte. Muchas veces. el lazo 
de cuerda se desliza hacia los con ejones y por de Junte dd pecho. con lo cual 
Fu: . ~7 . V.ac:t cch.ttb. prcpJr:tdJ para el int-:nto de incorpor~lción 
COl\ 1 .1~ cuerda.¡ hajo d tóra~ y IJ pclvi' 
las extremidades se recogen debajo del abdomen. y así se dificultan sus mo-
vimkntos. impidiendo que el raciente pueda p<>ncrse en pie. 
Es más útil el empleo de dos cuerdas. que se colocan perpendicularmente 
alrededor del tórax y del abdomen. por del~ulte d~.: las mamas: cw!rdas torcí-
cica y pt!h·ica (fig. 27}. Las cuerdas se tesan y anudan en las posiciones descri-
tas. tras lo cual. uno o clos humhrcs tiran de los extremos hacia arriba para 
poner al pacienh! en pie. 
También es posible la incorporación de Jos bóvidos tumbados con la ayuda 
de un aparato de suspensión provisto de poleas. No obstante. para mantener 
al animal en pie no es apropiado este método e incluso puede resultar peligro-
so. porque los pacientes se reclinan sobre el aparato. dejándose caer por la 
parte posterior; además. esta posición forzada resulta perjudicial para el 
aparato circulatorio. En Inglaterra y Estados Unidos. las vacas tumbadas se 
levantan también utilizando unas pinzas metálicas que se colocan en ambas 
tuberosidades isquiáticas ( Bagslwwe's caule lwist), a las que se adosan las 
poleas que. en caso dado. sirven p.ara_mantener a] animal en pie durante algún 
tiempo. No obstante, con este sistema pueden producirse lesiones (desgarros 
musculares). 
22 Manej dt: los bóvidu 
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Tra~quilización y anestesia medicamentosas 
Pese a que la tranquilización medicamentosa y la anestc ia por mcdi de 
anestésicos y narcóticos ólo rara vez se utilizan para 1 s bóvidos en las ex· 
ploraciones clínicas. y su empleo se limita a facilitar las medidas terapéuticas. 
esto prO<'t•diminuos químicos de derribo han de ser descritos aquí junto e n 
los métodos mecánicos. tant por su importancia general e mo para e itar 
rcret iciones. 
Tranquilización general 
En los caso ~n que se presentan dificultadc para examinar y tratar a b,). 
id medro. os o agresivos. 4uc ofrecen mucha rcsish:nci¡t, y tambi~n cuando 
falle el personal adecuado. puede hacerse preciso el empleo de los trmu¡uili-
:.tmtes p ra lograr un mejor manejo le lo pacientes. Estos produ<.:t~.c)S. llamados 
también m•urvph~~icos. m·urvléptico.r y atarÓC'~kol', actúan produciendo una 
inhibición centr:sl psicomotora. sin obnubilacitSn apreciable d~l en orio ni 
anulación de la scnsibilid¡1d dolorosa . Los anímate así tratados aparecen m:i: 
trnnquilos. con menor irritabilidad y mejores posibilidadc de man~jo. Este 
estado ( «lrnnquilidad •) facilita o po ibilita toda clase de operaciones necesa-
rias. tale como. p r ejemplo. exámenes de la cabeza. boca y faringe. extremi-
dades. pezuñas. mamas y pezones. así como lo trabajos de contcnci · n (suje-
ción. derribo). sin que se prc enten movimientos apreciable de defen a e~ ta­
dos de excitación. En los transportes. además de la tranquili7.ación con el 
empleo de e to productos e evitan lesiones y pérdidas de pe o. El e tad de 
tranquilidad se acompaña de un relajamiento de la musculatura. En 1 s t ros. 
el pene cae fláccido por su propio peso fig. 30 . o puede ser extraído. examinado 
y tratado con el animal en pie. 
Pese a lodo. los tranquilizantes. como ya se ha dicho. no producen una 
eliminación o disminución apreciable en la sensib.ilidad dolorosa. En las ope-
raciones cruenta . aunque se hayan administrado estos fármacos, habrá que 
contar con las naturales reacciones defensivas. o obstante, en tales interven-
ciones la anestesia local o general (pág. 26) pueden realizarse con mayor facili-
dad utilizando esta premedicación. 
15 
FtGS. ~H a 30. Valor:1ción t.lc los efecto~ de un tr:m~uil iz;lotc : A la izquierda, o jo de un toro 
joven antes t.ll! la iny~o•cción: en el C~o'l\lro, dc,pués tk iniciarse los efectos (JliO)is y prolap~o 
dd cuc:rpo clignot:.anrc: ,¡nc.Jrome de 1 lorncr) ; a la dcn:cha, d pene colganlc :l cau~a de! 1:1 
accit;n dd tr:1nquili2antc 
En Alemania S\! utilizun como tranquilizantcs para los bóvidos. sobre todo. 
cl CombciJn llaya (Propionilpronwcina): Dcccntán Mcrck ( Pcrfcnacina} y 
Domina! Cda (hi<.Jrocloruro de pmtipendil). En los a nimules (sobre todo en los 
intranquilos) en que se prescntan dificultades par~• la inyección. los productos 
se inycctan por vía intramuscular profunda: cn otro caso. cs prdcrible la 
inyecc.:ián intravenosa. porque con ella se logran dcctos m:.ís r•ír.idos. Las in-
yecciones en la vena no tlcbcn dcc.:tuarse con excesiva rapide7.. sino que habd 
llliC invertir en dlas entre 5 y JO segum.los. De no haccrlo así. pucdc succdcr 
que d paciente caiga ~ti sudo como consecuencia de un d;.!sccnso brusco de la 
p.n.:s ión sanguínea. Las dosis p<tra animales de 500 kg de peso son de lOO a 
150 rng de CombeJJn. 75-125 mg de D.:ccnt:.ín o de 300-800 ·mg di! Dominal: los 
animales jóvenes recibirán la mitad. y los terneros. la cuarta parte de estas 
dosis. mic'ntras que los bueyes y toros pesados habrán de ser tr4.1tados con una 
mitad más. Los efectos. tras la inyección cndovenosa. t:mpiezan a manifestarse 
pasados cinco o diez minutos. mientras que. tras t ... inyección intramuscular. 
sólo se hact:n ma nifiestos entre 15 y 45 minutos. para mantenerse durante 2 
a 6 horas. Los primeros síntomas se caracterizan r .or un descenso de la cabeza. 
que se acompaña por una caída de los párpados, con los ojos semicerrados 
(figs. 28 y 29). así como por la sequedad del escudo nasal y por la ausencia de 
movimientos de defensa al tocar los pabellones auriculares. La seguridad en la 
estación se mantiene generalmente. pero.-muchos animales muestran una mar-
cha tambaleante. a causa de ]as con~iguientes dificultades en las extremidades. 
como consecuencia de la flaccidez de los tendones. Como quiera que los efectos 
residuales se mantienen durante un día, no es aconsejable lle\'ar al animal rápi-
~lancjo di! hh h vidu 
damcnte junt a ·us compañdo . Los tor s mue tran una disminucit'>n pasaJera 
de la /ihidv de put! de la administración de tranquilizante ·. 
Para la intcrvcnci ne en la cavidad abdominal e n d paciente en pk 
e recurrirá sólo al u. o de lo trlnquilizantc . cu ndo la. circun tancias lo 
hagan absolutamente preciso. En laks ca. os es ac n ·e jable la aplicación intra-
muscular de pequeña do ~i . ya que. de no haccrl a í. e corre el rit:sgo de 
que el animal e tumbe bru amente durantt: la or.cra ión. Los tranquilizantes 
están tOlatm~nte e ntraindicados en 1 animal~' e n afecciones cardíacu . re -
piratoria o hepática . En tales circun tancia pueden actuar con excesiva 
violencia movimientos de tic e n la cabeza y cuc!ll . fal ' a masticaciones. 
dccúbitt) y hasta originar graves tra tornos circulat ri con colapso. E to 
enfermo . que. por otra parte. permanecen tranquilo a cau a de su padeci-
miento. no precisan el citado tratamiento. Si se ob:crvan íntomas de intoleran-
cia como 1 s citado . e utilizurá para combatirlo ólo la nomdrenalina (Ar-
tcrcn 1 Hocch t. nc r-Epirenan-Byk Gulden • Va ·oprc ina (por ejemplo, Hypo-
fisin Hoechst y cafdna. 
Lu Humadas reac·dones parmh'jic:as, curacterizada por uumcnto di! la in-
tranquilidad y agre ividad. son e tra rdinariamente rara en los bóvidos. al 
contrario de lt) que sucede.: con lo équidos y cerdos de. pul!s de la administra-
ción detranqu ilizantl.! ·. Con t do. sed preciso e it4lr al pacicntl.! t da clase de 
m >ll.!stias ante. di.! la inyección. 
Anestesia local 
Preliminares 
En toda opl.!ración dolorosa - r:or cjcmpln. en la amputacitlncs uc las 
pczu11as o cn el de. cornauo de los animalcs adultos - es n ccs~tria y hasta 
preceptiva h •meste ia medicamentosa. tanto para protcg\!r al paciente comn 
para lograr las naturales condici ncs de seguridad en Ja intcrvcncit)n. Sólo 
r: drá presl:inuirsc de ella cuando el dolor que se haya de sufrir sea rápido e 
in ignificante - como sucede al abrir un abscc ·o ·uperficial o en el descornado 
de los terneros- . en circun ~tancias similares a la pequeñas intervenciones que 
uclcn efectuar e en el hombre sin anestesia (inter t.:nci ncs odontológicas y 
. tras). o bien uando u ejecución no es posible ante la gra l.!dad de un proceso 
que pone en peligro la vida del pa ientc y que e ige actuar con rapidez - pun-
ción de la panza con trocar. o abertura de la misma en el curso de un timpa-
ni mo inten o y per istentc-. La castración de los machos p.odrá realizarse. 
según lo dicho. sin anestesia. sólo hasta la edad de 9 mese , pero los animales 
adulto deberán ser anestesiados en tal ca . Por el contrario. la est rilización 
de los toros por resección de la cola del epidídimo puede realizarse sin tal trata-
miento en todas las edades. ya que se considera como una intervención de 
escasa importancia. 
Dado que los bóvidos tienen una particular tolerancia, la mayor parte de 
las intervenciones en las clínicas se efectúa con anestesia local, es decir. sin 
_¡ 
variar el estado de e nsciencia y. casi siempre. con el animal en pie. 11 se ha 
facilitado más aún mod\;rnamcntc con el emplc de lo tranquilizante (pág. 24). 
también para los pacientes indó ilcs y salvaje . Según donde se aplique el 
ane ti!. ico. se distinguirá la anestesia local pt:rift!rica (superficial de infiltra-
ción y de conducción) de la llamada •central» o extradural. 
AnesMsicos locales 
Para la aneste ia 1 al de las mue sa y otro tejido e utiliza. obre tod • 
la Pantocaína Hoech t (0.5-2 %) ~ también on adecuado para est fin ... s 
la Xilocaína Ciba (1-:! o/ 00). así como la Gingicaína Hoechst en spray (e ·ta 
última n puede utilizarse en los ojos). En caso nece ario se podrá emple:.t r 
también la Tuto aína Baycr (5 %) como mwstésic superficial. 
fl H • II~S I) F. LA . Ctl:>:CRSTI\ACI S F. DI': 1.0 . SI'!ST F..'I COS LOCAU·:S ISY F.C.T.\ IIL R 
Ql f: SR APLI C S LOS IIÓ\'fU OS 
An · l ~"ikns An<' h •.;ia Anc · tc t~lu Allt'st csiu de lnfillr:witin tic COIHIU ·d ún tx t r:ltlu ra 1 
, 'ovo ·n(na .. ... .. . . . .. .. ... . .. t -., .. , • :J - li o;. 2 - 1 u• •• - ti . () 
·rutoc:l (na • • . •. . . . .•.. . .. ... .. 1 - :! " 1 - ¡j " 1 - 3 u ~ •• .. . o 
1-ln!lt:u:aln:-. • . . . . .. . .. . ..... .. . 0,5 - 1 o • t • 2 ~o 0,!'1- •) "' •• " - u 
Xilnnthln 0.5- 1 " t • 2 ~~ • t -•) ... •• . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . ... - . ) 
. 
Entre los tmestésicos /ocah·l· illyc·ctahlc•.,·. atkcuado para las anl!stcsias de 
infiltración. conducción y extmdural l!n lo· bóvidos. se emplean. además de 
la ovocaína Hul!chst y compuestos similares (p .. nr ejemplo. la Nc caína. la 
Jsocaína di! J\!napharm. la O r"'-caína Rcntschh:r y la Clorprocaina Ll!una). 
sobre todo la Tutocaína Dayer. a i como la Hostacaína Hol!chst y la Xilocaína 
Pharma tcrn. Los dos último til!ncn un efecto muy ráp.ido. 
Con la adición de los llamados \'asoc·ollstrictorcs, tales como la Adrenalina 
( upriurcnina Hoeeh ·t y otros) o. mejor. la oradrl!nalina (Arterenol Hoech t 
y similares) en la cantidad de 1 c.c. de la . olución al 1 11 / 011 para 100 c.c. del 
anestésico local. se logra retrasar la resorción. y con ello se aumentan )a inten-
idad y duración de la insensibilización. En cada caso. estas solucione se pre-
paran inmediatamente antes de su uso. Si se añade Adrenalina hay que tener 
en cuenta la posibilidad de hemorragias p st peratorias en la zona intervenida. 
La adición simultánea de 500 a 1000 VRE Hyaluronidasa (Lurona a Bayer 
o Kinetín Schering) por cada lOO c.c. de ane té ic . facilita una mejor difusión 
del producto en 1 s tejido (p. r el llamado factor de difusión), pero en este caso 
no pueden permitirse defectos groseros en la técnica de la inyección. Cuando 
Explicación de las JI madas : 
•) Par ne tesias de larga duración se ftadirán vasoconstrictorcs . 
.. ) Las concentraciones más elevadas t.iencn el peligro de producir lesiones medulares, por 
lo cual, sólo puedl!n aplicarse para la anestesia caudal sacra; por las mismas razones, 
no pueden afladirsc vasoconstrictores en la ane tesia extradural. 
~lan~jo de 1 ' bóvido · 
las in fu ione s • r\!alizan uidado ·amente. empleando 1 m d'-=rn anc t~ ic s. 
la citadas ~•diciones dt:: productos suckn ser innccc arias para 1 bó idos. 
Anestesia superficial 
Para la anestesia 1 al de las mucosa.\· e utiliza alguno de lo producto ci-
tad en la página 27. apli ándol en g ta p r medio de una torunda de 
algod · n. para extender) por la sup.erficie que se ha de anestesiar. Pura inter-
ven iones de larga duración serán precisas la e ncentracione más alt·as. y 
las más pequeña ~ pam aquellas otras de rápida ejecución. ta aneste ia su-
~erficial es adecuada. por ejempl . para extra r cu rp s extraños d~ los ojos. 
para la end se pia de las f sa na aJes (pág. 123) para pequeñas intervcn-
ci ncs dolor a en la extremidad del pene. Tambi¿n para las operaciones en 
el inte tino suele ser preciso eliminar 1 sen ibilidad dolorosa del mesemerio 
por medio de la instilación de uno de aquell s productos. o empapando con 
una torunda. Por el contrario. la intervenciones en la vagina pueden realizarse 
. ó1o recurriendo a la ane tcsia caudal sacra (p:ig. 31 . La ane tcsia por enfria-
miento en la superficies CllttÍm·as t'Xternas. utilizando instilacione de Cloroe-
tileno. tiene p a aplicación en los bóvid . dado d gro or de su piel; por ello 
e mcj r realizar una infiltración subcutánea en la zona que se ha de intervenir. 
Anestesia por infiltración 
Muchas ínter c!nciones de poca impnrtancia pu ... ~cn rc!alizarse pn:via una 
cuidmJo. a infiltración subcutánea e inlramu cular del campo operutorio. em-
pleando anc. té ic · locales {pág. 27). L" · hcrni~as umbilicalc! y los tumores. 
se infiltran así en su otse siguic!ndo la líneas de un rombo. Al p.nner la inyec· 
cic;n habrá que cuidar de que la punta de la aguja no penetre en ningún vaso. 
y. asimismo. e e itarán cuidtu.losamcntc Jos tejidos infectados. Rcali7.ad i.& la 
inyección. se refuerza 1 efecto anest~ ico dando un ligero ma aje con los dedos 
sobre la zona infiltrada. Si esta infiltración no logra una anestesia manifiesta 
en la línea de ección. e p dr:í asociar con la anestesia de conducci ·n; por 
ejemplo. en operaciones ~n la zona de lo flanc s. 
Anestesia de conducción 
En los cas en que la infiltración del campo operatorio no sea suficiente 
o resulte inadecuada por las alteraciones de los tejidos. se emplea un anestésico 
local inyectado en la p rte proximal del camp.o. para interrumpir la sensibili· 
dad en el curso de las fibras nerviosas de la región. Este tipo de anestesia es 
de gran utilidad, ~or ejemplo. en las amputaciones de las pezuñas (infiltración 
de los nervios podales). asf como en las laparotomías (anestesia de las astas 
ventrales de los últimos nervios torácicos y de los dos o tres primeros lumbares 
=anestesia para vertebral. y también para el descornado (infiltración del ner-
vio del cuerno). Más rara vez se utiliza para intervenciones en el pene (anestesia 
del nervio dorsal peneal). También en e tos casos es recomendable un lig~ro 
Anestesra eltlradura! 
seqmenlal ( dorsolumoar) 
Anes:~sta e:r:tradu1al 
umhar (lumbcs,cra) 
1 
A :tes:~s 1 ~~.~r.:d u ral 
s.1cra (sac ococcrgea) 
1 
1 Y2 3 
~ 4 
Vertebras 
coccigeas 
Dura madre externa - Espacto extradural (grasa) 
Cánulas para anestes1a exlradural 
Dura madre interna -Espacro subdural (suero) 
Aracnoides 
Espac10 subaracnoideo(hqu1do cefalorraquldeo) 
Piamadre 
-
lateua nerv1osa (t~ePIIOS espmales) 
Canal central (liqu1do cefalorraqUideo) 
Inadecuada Correcta 
masajl.! dd punto di.! inyl.!cción para lograr ml.!jor~s efectos. Las particulari,ht· 
des de estas tc.!cnicas de inyección se estudiarán en el tomo correspondiente a 
<'11/crmcclmh·s de lo.\· búridos. a l describir los distintos métodos de operación. 
A continuación se detallará sólo la técnica de la anestesia ~.:x tradural. porque 
tiene aplic~tción en muy distintas intervcncioncs y. por ello. ticnen una gran 
importancia. Sus características la ddincn como una anestesia de la conducción 
• central •. 
Anestesia extradural 
Gi!m'rulidadc•s. En los bóvidos es posible la aplicación extradural (también 
epidural o ccentrat.) de anestésicos locales (pág. 27). desde las vértebms torá-
• 
cicas hasta las coccígeas. La anestesia se produce así en los nervios espinales a 
lo largo de su curso por el canal medular-(zonas caudales de la espina dorsal) 
o a su salida de éste (zonas craneales). La amplitud del campo anestesiado co-
rresponde a la extensión de los nervios afectados. y también depende del punto 
de inyección (fig. 31) y de la cantidad de líquido inyectado. Por el contra rio. 
JO Manejo de los bóvidllS 
la duración de la insensibilización dependerá. sobr~ todo. del tipo y concen-
tración del producto empleado. Las inyeccion(!s en el esp.acio existente entre 
el sacro y las vértebras caudal(!s reciben el nombre de mu•sresias sacras. Cuando 
se inyecta el producto entre las últimas vértebras lumbares y el sacro se habla 
de tmel·tesia ·lumbar; por último. cuando se logra una insensibilización en 
forma de faja o cinturón. despuc!s de la inyección cxtradural en las vértebras 
torácicas o lumbares. se tratará de una ant!stesia seg/11('/l/tJI, aunque sería más 
correcto denominarlas anestesia sacrococcígea. lumbvsacra y roraco/umbtu. 
El extremo caudal de la médula suele alcanzar en los bóvidos solamente 
las últimas vértebras lumbares. pero muchas veces llega hasta el sacro. En la 
anestesia lumbar y segmenta} es posible. por estas razones. alcanzar. después 
de atravesar la duramadre illler11a, hasta la cavidad más profunda en forma 
de hendidura. e inclusive el espacio subdural y el subaracnoideo. llegando a la 
misma médula {fig. 31). por lo cual ésta puede ser anestesiada y. en determina-
das circunstancias. también lesionada. Este peligro no existe en la anestesia 
sacra. ¡:orque én el sacro se encuentnan solamente las astas nerviosas de la cauda 
equina, parcialmente relacionadas con las cubiertas medulares. Inyectando altas 
dosis en la anestesia sacra. puede alcanzarse la zona lumbar por vía extradural 
sin ningún peligro; por este motivo es el método de elección para las interven-
ciones importantes en el tercio posterior de los bóvidos. 
En los bóvidos. la ilwn·ación t'll las extrc•midades postt•riort's corresponde 
a h.ts astas vcntrales de los cuatro últimos nervios lumbares y de los cuatro 
~rimeros sacros. todos los cualc:s discurren un determinado espacio r.or el 
camal vertebral. en dirección caudal cubiertos por la duramudrc: illl('rna. ant~s 
de abandonar la espina dorsal por los orificios laterales de los espacios intcr-
vcrtebrulcs. Por ello. en toda anestesia cxtradural. ~n la que d producto 
anestésico alcanza. en dirección craneal (anestesia segmenta!). el sl.!gundo o 
tercer segmento lumbar de la médula. o en dirección caudal (anestesia sacra) el 
tercero o cuarto segmento sacro. habrá que contar con una posible influencia 
sobre la estabilidad en la estación del paciente (movimientos hacia delante y 
atrás. flexiones de las extremidades posteriores. caída al suelo). efectos que 
dependen de la clase. cantidad y concentración de la solución utilizada. La 
anestesia sacra dosificada de tal manera que permita al animal mantenerse en 
pie con seguridad. se denomina caudal (también. baja o pec¡uetia). En caso 
contrario. se llamará sacroanestesia craneal (también anterior, alta o grande). 
La i11yección extradural sólo debe aplicarse con el animal en ~ie o en 
decúbito esternal. Cuando el anestésico se aplica con el paciente echado en 
decúbito lateral. sólo se logra una insensibilización efectiva en el lado situado 
en la parte inferior. mientras que las zonas superiores apenas se anestesian o 
no sufren ninguna influencia. En toda inyección extradural es imprescindible 
cuidar la limpieza y asepsia en el trabajo. porque. en caso contrario. pueden 
p.roducirse graves infecciones en el canal ráquideo. capaces de originar pará-
lisis permanente. A causa del peHgro de lesiones medulares las dosis altas 
citadas en la página 27. en lo referente a las concentraciones de los anesté-
sicos, sólo deben aplicarse para la sacroanestesia caudal y en casos especiales. 
31 
Por las mismas razones no pueden utilizarse los vasoconstrictores junto con 
los anestésicos en este tipo de inyecciones. Para evitar los efectos del schock 
es recomendable! inyectar solamente soluciones -a la temperatura dd cuerpo. y 
no con demasiada rapidez. sino lentamente. 
lmlicadum:s. La anestesia sacrocaudal es a~ropiada p.ara intervenciones 
en la cola. ano. recto. periné. vagina y vejiga urinaria. con d animal en pie. 
Por el contrario. para operaciones en las extremidades posteriores. mamas. 
aparato genital masculino y las laparotomías con el paciente tumbado. es 
preferible la sacrvaneJte . .,·ia craneal, con la que. además. se facilita el derribo. 
Con la adecuada elección de las concentraciones y de los anestésicos. así como 
de sus dosis. es posible la anestesia y extracción del pene en los toros. J:ermane-
cicndo el paciente en la estación (pág. 32). La anestesia lumbar se utiliza. 
ocasionalmente. para la castración de los toros y para intervenciones en las 
marr.as o en las extremidades p.ostcriorcs. Con todo. en estos casos. se recurre 
casi siempre a la anest~sia sacra. La Ollt•stesia se.c!mtmtal logra una insensibi-
lización electiva de las paredes abdominales en la región de los flancos. y es 
útil para las laparotomías con el animal en pie. Sin embargo. el método. exige 
determinadas com.liciones y experiencia en el op~rador. y Se! corre cl riesgo de 
que! el paciente caiga al suelo ·por ddiciencias técnicas (inye~ción subdural o 
subaracnoid..:a) o que quede compl..:tamente sin anestesiar (iny..:cción del ancs-
tJsico fuer~a de! las vértebras). 
Tt!cnica. P~1r~1 la anest('sia sacra es preciso buscar la hendidura existente 
entre el cxtrt!mn dd sacro y la apófisis espinosa de la primera vért..:bra caudal. 
n la que aparece entre! las apófisis de los dos primeros anillos caudales. lo cual 
se logra f:icilm&.:nte palpando con el dedo mientras qu..:. simult:incamcntc. se 
mueve la cola del animal hacia arriba y 01hajo (fig. 3~). En este! punto Se! cor-
tan los ¡:dos. y la piel se dcsinkcta y limpi¡a con cuitlóidn. En el punto medio 
se clava una aguja estéril - aproximadam..:ntc. de 60 mm de longitud por 
l .R mm de diámetro y con lu punta conformada como se ve en la figura 31 - . 
con una inclinación de 45 o respecto a la columna vertebral. y de tal manera 
que se diri~c haci¡a abajo y adelante. ¡:ara que alcance la luz del canal vertebral 
con una enérgica presión. Si la aguja está bien implantada. con frecuencia se 
aprecia un débil silbido. debido a la entrada de aire; pero si la punta se ha 
enclavado en el cuerpo de la vértebra o en los cartílagos intervertebrales. se 
apreciará una resistencia y será necesario extraerla un poco ¡:ara buscar el ca-
mino adecuado. Caso de que fluya sangre por la cánula o pueda ser aspirada 
con la jeringuilla. habrá que retirar también la aguja o. mejor. extraerla 
totalmente realizando una nueva implantación. Si la posición es correcta. el 
líquido anestésico corre sin dificultad. casi de forma espontánea sin que sea 
necesario presionar mucho con la jeringuilla (fig. 33). • 
Según el tamaño del animal. para · -la-anestesia sacrocaudal bastan de 8 
a 10 c. c. del producto anestesiante. Los pacientesjóvenes sólo reciben 6 c. c .• 
mientras que los toros grandes precisarán. generalmente. hasta 15 c. c .. según 
las circunstancias. Para las anestesias de corta duración se utilizarán las con-
Man~jo de lth hó\'Ídll~ 
ccntracioncs bajas. y ('iara las intervenciones largas. las altas. tal como se.: dc.:s-
crihe en la rágina 27. 
Para la sacroanasrc•sia craneal se emplearán. según el tamaiio de los ani-
maks. de.: 20 a 100 c.c. de anestésico. En las anc.:stc.:sias superficiall!s o en los 
<.~nimaks pl!queños bastará b inyección di! 20 c. c .. pero cuando se realicen 
laparatomías en las zonas ventrales de la región abdominal. con el animal 
echado. serán precisos 100 c. c. o más (la inyección ha de ser lenta). Con todo. 
es comeniente no utilizar altas concentr-~cionc.:s de anestésico en la anestesia 
l"acrocraneal (pág. 27) a fin de.: e\ itar lesiones mcdubrcs y decúbitos demasiudo 
prolongados. Tras la inyección. el animal debe permanecer en un lugar ad~­
cuadn t pág. 14 ). Su cabeza debe estar algo más elevada que el rc.:sto del cuer-
po. rara evitar que el anestésico llegue a centros medulares vitales. Mientras 
dura la intervención. las extremidades r.ermanecerán atadas. para que el pa-
ciente no realice movimientos perturbadores (intentos de incorporarse con los 
miembros anteriores). El animal permanecerá en observación hasta tanto pueda 
permanecer en pie. y no será obligado a levantarse con demasiada precocidad. 
Después de una anestesia extradural sacra. utilizando 60 a 80 c. c. de la 
solución entre el 0.25 y el 0.5 % de Tutocaina. o bien 60 c. c. de Ja solución 
al 0.25 % de Hostacaína. se logra en los toros la extracción y tratamiento del 
pene en el paciente en pie. No obstante, hay que prever posibles inseguridades 
en la estación. intranquilidad en los movimientos o caída al suelo. por lo cual 
deberán tenerse a mano los aparatos adecuados (colchonetas y trabones (pá-
gina 14 ]). Modernamente. para los citados fines se emplean casi siempre los 
tranquilizantes (pág. 24). o métodos especiales de anestesia de la conducción 
Trunquili1-ación y an~ .. ~~~ia medicamento .. a~ 33 
(m!rrio dorsal del pcm.•, ncr\'ios pudc•ndas y hc•morroidales, mtísculo rctractor 
del pene). 
Para la m1estesia lumbar se inyectan -después de corta r el pelo. limpiar 
y desinfectar- Jos líquidos anestésicos. precisamente en el punto más blando. 
que se aprecia entre las apófisis espinosas de la última vértebra lumbar y el 
sacro. utilizando unas c-.ínulas de 60 a 140 mm de longitud (para animaks jó-
venes y adultos. respectivamente) y de 1.8 mm de diám~:tro provista de man-
1-"10 . 33. Inyección del anestésico en 13 an~c:sl.a cxlrJdural ~lCra 
drín. La cánula se enclava en dirección oblicu:.a. de arriba abajo. hasta que su 
punta alcanza la luz de la hendidura extradural que aquí es bastante amplia. 
Cuando se extrae el mandrín suele orrsc la entrada del a ire. Si la prueba de 
aspiración resulta negativa (no se absorbe sangre ni líquido cefalorraquídeo). 
se inyectan de 20 a 30 c. c. de anestésico en solución de mediana concentra-
ción (pág. 27). Con este tipo de anestesia. el animal suele encontrarse incapaz 
para permanecer en pie. En estos casos habrá que tomar las mismas medidas 
que las descritas para la anestesia sacrocraneal. Ernt castra toros jóvenes sin 
producirles dolor. y con los animales en pie, emp.leando la anestesia lumbar e 
inyectando sólo 2 a 5 c. c. • 
La inyección extraduntl par~ la ane..Slf..sia segmental se efectúa, tras las 
consiguientes medidas preparatorias (véase anteriormente). preferentemente en-
tre las vértebras lumbares primera y segunda. 1 a 2 cni a un lado de 1a línea 
media (hacia la derecha para anestesiar el flanco izquierdo. y viceversa), en-
3. RoSE,.IUOE" : Ellploradón dCnka del aanado vacuno. 
Manejo di! los bó\ idos 
clavando Ja cánula tras la línea de unión. a lo largo d\!l bordl! anterior de las 
apófisis transversas de la 11 vértebra lumbar. Primeramente se introduce una 
cánula corta dirigiéndola hacia el orificio intervertebral para depositar allí 
5 a 10 c. c. del anestésico y. a continuación. y en el mismo punto se introduce. 
otra cánula con mandrín de 100 mm de longitud (por ejemplo. núm. 629 a). 
tomando una ligera inclinación hacia delante y en sentido medial. hasta que 
se atraviesa el ligamento imeracual (resistencia). Cuando se llega a la dura-
madre in/enza se ap¡ccian repent inos movimientos de defensa por parte del 
paciente. En este momento se extrae el mandrín y se comyrueba la posición de 
la punta de la cánula en el espacio extradural siguiendo los criterios conocidos: 
débil silbido producido p.or la corriente de aire. ausencia de sangre o de líquido 
al asyirar con la jeringuilla y falta de resistencia al inyectar el anestésico. Para 
la anestesia de los flancos son necesarios de 10 a 12 c. c. de una solución de 
concentración media (pág. 27). Las concentraciones más elevadas son peli-
grosas porque pueden originar una parálisis en Jos nervios de las extremidades 
posteriores (pág. 31). La insensibilidad se comprueba pinchando suavemente 
con una aguja en los flancos. y a veces se aprecia un ligero encorvamiento de 
la columna vertebral hacia la parte anestesiada. 
Anestesia general (narcosis} 
Prel iminares 
Rara vez es necesario en los bóvidos recurrir a la narcosis. o sea. a la anu-
l ~u.: ió n pasajera del sensorio y de la motilidad por medio de narcóticos. port¡ue 
la mayor parte de las operaciones pueden efectuarse con ane~tesia local (p<í-
gina 27) y. en caso necesario. previa adn.linistración de tranquilizantes (pági· 
na 24). únicamente para intervenciones de importancia en la cabeza (resecci<ln 
de granulomas actinomicóticos. por ejemplo). o ~n el terdo anterior del cuerpo 
(reposición de fracturas) y también en el dorso (extirpación de papilomas gran-
des y numerosos) p.uede hacerse precisa una anestesia general. Sin embargo. 
en los bóvidos. en la narcosis de larga duración con ausencia de reflejos suelen 
presentarse dificultades debidas a las particularidades anatómicas y fisiológicas 
de los preestómagos. lo cual provoca accidentes que ponen en peligro la vida 
del paciente. Así sucede con la falta de eruptos. que ocasiona un meteorismo 
de panza de mayor o menor intensidad, en virtud del cual se comprime el dia-
fragma y aparecen anormalidades en la mecánica respiratoria y circulatoria. 
La plenitud de los rcservorios y el decúbito lateral del animal facilitan, además. 
el reflujo del contenido de la p.anza. y. como quiera que los reflejos están eli-
minados. pueden aspirarse con grandes cantidades de saliva (ausencia de los 
reflejos de la tos y de la deglución). Las neumonías por aspiración que así se 
originan tienen casi siempre terminación mortal. A fin de evitar estas compli-
caciones e1tisten sondas especiales con manguetas insuflables, para empujar el 
esófago contra la panza o a la tráquea contra la cavidad larfngea, evitando así 
estas entradas de líquido por aspiraciones. En caso necesario, la sonda introdu-
TranquiliLación y anc'ilc'iiil mcdicanwnto,a'i 35 
cida por la tráquea puede ser útil para efectuar una respiración artificial y 
para la administración de narcóticos por inhalación (pág. 37). Con todo. taJes 
sondas tienen hasta ahora una aplicación limitada. ya que su empJco requiere 
muchos cuidados y una ayuda especializada. Pese a todo no hay que olvidar 
Ja posibilidad de Jos citados riesgos cuando se trate d~ anestesias generales 
en los bóvidos. procurando que los efectos ni sean muy prolongados ni muy 
profundos (ausencia total de reflejos) y colocar al paciente en una posición 
adecuada. 
Ante todo. hay que examinar detenidamente al animal p.ara descubrir b 
existencia de procesos cardíacos. pulmonares o hepáticos (págs. 92. 124. 174). 
En tales casos se prescindirá en absoluto de Ja anestesia general o se hará con 
dosis muy bajas. Lo mismo sucederá cuando se trate de hembras en avanzado 
estado de gestación o durante el parto (peligro para el ternero). Siempre que sea 
posible.

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