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1 PLANTEOS INTENSIVOS DE CRÍA BOVINA. Autor: Cariola, Alejandro. Colaboradores: Gil, Susana B. y Scena, Carlos. Docentes de la cátedra de Producción Bovinos de Carne, FCV-UBA. Frente a la expansión del sector agrícola de las dos últimas décadas, la ganadería vacuna debió repensar su estrategia apelando a técnicas que permitan hacer aún más eficientes los planteos productivos en campos mixtos, agrícola-ganaderos. El objetivo se centra en la mayor producción de terneros a través del aumento global de la carga. Todo ello a partir de una mejora en la oferta forrajera, mediante la utilización de forrajes conservados, uso de silos de maíz y/o sorgo, y planteos de pastoreos más intensivos en búsqueda de la utilización de los suelos de calidad agrícola (capacidad de usos II y III), llevándolos hacia un planteo sustentable. Los productores ganaderos se han orientado hacia un modelo productivo de precisión, optimizando el manejo nutricional, los índices reproductivos y los resultados físicos, en coexistencia con la agricultura, mediante un proceso de intensificación. Con el paso de los planteos mixtos a una agricultura permanente y la adaptación de la ganadería a modelos intensivos, se torna necesaria la actualización constante, tanto de los profesionales que interactúan en estos sistemas como de los productores. En los sistemas intensivos de cría se pueden identificar dos ramas; la llamada Cría Bovina Intensiva (CBI) propuesta por el Med. Vet. Correa Luna, zona de Venado Tuerto, Santa Fe, y el modelo de Cría Intensificada en la Cuenca del Salado, Buenos Aires, propuestos por el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) de dicha zona. Cría Bovina Intensiva. La CBI es un sistema de producción agropecuario mixto implementado en campos de buena aptitud agrícola, en los cuales la cría bovina se realiza con un manejo más intensivo en todos sus aspectos (nutrición, salud animal, genética, etc.), principalmente el manejo alimenticio. La alimentación es base pastoril sobre pasturas consociadas con predominio de alfalfa, las cuales entran en la rotación agrícola. Incluye utilización de verdeos de invierno y el pastoreo de los rastrojos de cosecha. El manejo del pastoreo (asignación forrajera y descansos de la pastura) pasa a ser fundamental, asegurando así el forraje necesario para poder mantener muchas cabezas por hectárea (alrededor de 5 vacas/ha) durante la vida útil de la pastura. Dicha carga se mantiene durante la lactancia-servicio (primavera-verano) sobre pastura y pastorean los rastrojos durante el período en el cual las vacas ya fueron destetadas (otoño-invierno), con requerimientos menores. Sobre este punto hubo críticas por parte de los agricultores por el uso de los rastrojos (pisoteo y compactación de suelo), pero Correa Luna considera que a través de un uso racional de los mismos, éstos resultan ser recursos forrajeros sumamente útiles (requisitos: no “pelar” demasiado el rastrojo evitando dejar sectores desnudos, como así también tener la precaución de no ingresar en potreros con alta humedad, o retirar la hacienda previo a una lluvia). Pero ¿cuál sería el real perjuicio que puede existir en el uso de los rastrojos? En cuanto a la dinámica del agua del suelo, y según los estudios de pastoreo y pisoteo llevados a cabo por el Ing. Agr. Miguel Taboada (FAUBA, INTA Venado Tuerto), indica que “no se han hallado diferencias relevantes en la densidad aparente del suelo causado por el pastoreo, lo cual coincide con estudios de otros autores (García Prechac et al., 2004; Díaz Zorita et al., 2002). La densidad fue siempre significativamente más alta (P<0,05) en el Hapludol que en el Argiudol, lo cual resulta de las diferentes porosidades de suelos con diferente textura. Los valores fueron similares a los hallados en otros sitios con los mismos suelos (Micucci & Taboada, 2006; Taboada et al. 1998). Los cambios en densidad aparente por pisoteo animal, según Chanasyk & Naeth (1995), se manifiestan hasta los 10 cm. de profundidad. Sin embargo, las densidades que fueron halladas en la CBI fueron inferiores a las máximas que pueden alcanzar estos suelos (1,46 – 1,48 Mg m3)”. 2 Otro punto importante al momento de evaluar las ventajas y desventajas, es la posible extracción de carbono del suelo al haberse pastoreado los rastrojos. El pastoreo directo, aun siendo de alta intensidad mediante vacas de cría, solamente puede cosechar alrededor del 30 % del material orgánico proveniente de rastrojos en superficie, y el resto es parcialmente puesto en mayor contacto con el suelo por el pisoteo. Del 30 % que el bovino ingiere, aproximadamente un 70 % o más vuelve mediante el bosteo y la orina al sistema, resultando así muy importante para el reciclado de nutrientes permitir que esta devolución se realice dentro de la misma parcela del lote y no en sectores no productivos predeterminados, como ensenadas, aguadas, corrales. Se ha reportado que un sistema de siembra directa, integrado por agricultura con cultivos para cosecha en rotación con recursos forrajeros, es totalmente viable, estable y sustentable en el tiempo, manteniendo al mismo tiempo una mayor biodiversidad que los sistemas agrícolas puros. Para esto, la superficie agrícola para cosecha de altos rendimientos debe ser de un 80 %, intercalando verdeos para el ganado, y un porcentaje cercano al 20 % debe ser ocupado por praderas de base alfalfa en rotación. El aprovechamiento se realiza mediante pastoreo directo por bovinos de cría, tanto del forraje como de los rastrojos. Por lo tanto, como planteo estratégico, las vacas durante la época de mayores requerimientos (lactancia y servicio) se mantienen en pasturas con alta calidad forrajera y gran volumen, llegando a situaciones de 15 a 20 Tn MS/año. Con ello se logran cubrir dichos requerimientos, pudiendo llegar a la carga animal objetivo de 5 vacas/ha. Luego del destete, momento en que bajan las necesidades nutricionales del rodeo, se pastorean recursos forrajeros más groseros como los rastrojos de maíz y soja, con una carga animal aproximada de 1 vaca/ha. Mediante el uso de dichos recursos se busca el necesario descanso de la pastura para su correcta recuperación. A su vez, resulta fundamental el uso de un pastoreo rotativo y/o racional, donde mediante la evaluación de la oferta forrajera disponible en el potrero se ajusta la carga existente y se determina el tamaño de las parcelas a pastorear. La tecnología disponible de alambrados electrificados (hilos de alambre y electropiolines) permite modificar las superficies de asignación de forraje por animal en busca de la correcta superficie a pastorear. Vacas pastoreando avena, como verdeo de invierno en rotación agrícola de soja/verdeo invierno/maíz (Sur de Córdoba). La productividad de la CBI con estas cargas resulta muy alta, pudiendo superar los 800 kg de carne/ha/año debido a la obtención de altos índices reproductivos (tasas de preñez superiores al 90% y de destete superiores al 85%), pesos al destete mayores a 170 - 180 kg y muy buenas condiciones de peso y terminación de las vacas de rechazo. Existe un beneficio agronómico asociado que se relaciona con poder ampliar más el número de especies que se rotan en un ciclo agrícola, incorporando a la rotación dos gramíneas detrás del cultivo de la soja. Permite sembrar sobre la soja, en estado reproductivo, un verdeo de invierno, por ejemplo avena o rye grass con avión, y posterior a su aprovechamiento realizar un cultivo de maíz tardío para cosecha. Sistemas de Cría intensificada. En la zona ganadera de cría típica de Buenos Aires, ante la demanda del sector productivo sobre nuevas herramientas y conocimientos, la Estación Experimental Agropecuaria Cuenca del Salado del INTA, experimenta desde hace más de 10 años sistemas productivos de cría con distinto nivel de intensificación. A diferencia del caso anterior, trabajan en campos ganaderos de baja aptitudagrícola, y la dieta base sigue siendo el campo natural, apoyado por el uso de verdeos y silajes a fin de incrementar la carga de vientres. 3 La zona de la Cuenca del Salado presenta un gran potencial productivo, tanto por tratarse de un territorio con alta concentración de vientres como de buena calidad forrajera de su campo natural, aunque con gran estacionalidad en la producción. Esta disminución en la producción (cantidad y calidad) es cubierta con pasturas implantadas y con verdeos. A su vez, requiere la utilización estratégica de herramientas de fertilizaciones otoñales y de fin de invierno para potenciar el rendimiento de las pasturas y favorecer su persistencia. Estos cultivos forrajeros deben ser incorporados en aquellos sectores de buena aptitud productiva, los que se pueden hallar en los campos con fisonomía “overa” (el campo presenta sectores con distinta aptitud para la producción agropecuaria). Así, el INTA de la Cuenca del Salado propone un Sistema de Cría Intensificada y Sustentable que busca complementar el aporte forrajero del campo natural con la utilización estratégica de verdeos de verano e invierno mediante pastoreos rotativos intensivos, incluso por horas, para mejorar la dieta. A su vez, se recurre a la suplementación con silaje de sorgo o maíz. Pretende maximizar la cosecha del forraje en pie mediante un manejo racional del recurso forrajero que logra, no sólo mejorar la disponibilidad del mismo sino también su calidad, a fin de buscar un aumento de la carga animal (2 vacas/ha), mejores índices reproductivos (tasa de destete superior al 80%) y consecuentes producciones de carne por hectárea superiores a la media zonal (mayores a 200 - 240 kg carne/ha/año). La utilización de pastoreos por horas y la suplementación con silaje permiten mantener cargas altas durante las épocas más críticas como el invierno y, sobre todo, el inicio de la primavera. Para la mejora y mantenimiento de los índices reproductivos realizan un manejo ajustado de cada vientre, especialmente previo al servicio, teniendo en cuenta su condición corporal. Ambas propuestas productivas buscan intensificar los sistemas de cría a fin de evitar reducir el stock vacuno frente al aumento de las superficies agrícolas sobre las ganaderas. Se pretende con estas opciones obtener productividad y competitividad a través de la intensificación del manejo de la cría. La integración entre agricultura y ganadería permite lograr la mejor complementación entre actividades, beneficiándose ambas y determinando la sustentabilidad del sistema. Bibliografía -Chanasyk, D, Naeth A. 1995. Grazing impacts on bulk density and soil strength in the foothills fescue grasslands of Alberta, Canada. Can. J. Soil Sci. 75: 551-557. -Correa Luna, M. 2008. Pastoreo de rastrojos de maíz y soja en cría bovina intensiva. Ed. Proyecto regional Producción de Carne. INTA EEA Oliveros, Sta. Fe Visitado en abril 2020. Link: https://inta.gob.ar/sites/default/files/script-tmp-pastoreo_de_rastrojos_de_maz_y_soja.pdf -Garcia-Prechac F. O., Ernst, G. Siri-Prieto, J. A. Terra. 2004. Integrating no-till into crop-pasture rotations in Uruguay. Soil and Tillage Research 77, 1-13. -IPCVA 2006. 6° Jornadas Nacionales de cría bovina intensiva. Venado Tuerto, Sta. Fe, 15 de agosto de 2006. -Micucci, FG, Taboada MA. 2006. Soil physical properties and soybean (Glycine max, Merrill) root abundance in conventionally and zero-tilled soils in the humid Pampas of Argentina. Soil and Tillage Research 86, 152-162. -Taboada, MA, Micucci FG, Cosentino DI, Lavado RS. 1998. Comparison of compaction induced by conventional and zero tillage in two soils of the Rolling Pampa of Argentina. Soil and Tillage Research 49, 57-6. https://inta.gob.ar/sites/default/files/script-tmp-pastoreo_de_rastrojos_de_maz_y_soja.pdf
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