Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Meditación para aceptar el miedo Rebekah Borucki Preparación/acerca de esta meditación Por fin estoy en un momento de mi vida en el que puedo decir que el miedo y yo nos llevamos bien, y doy gracias por ello. He perdido muchísimo de mi valioso tiempo evitando el miedo, enfrentándome a él y, en demasiadas ocasiones, sucumbiendo a él. No puedo negar que me gustaría recuperar como mínimo parte de ese tiempo. Podría haberme divertido mucho más si hubiera hecho las cosas que me asustaban en lugar de evitarlas y arrepentirme. Permití que el miedo me retuviera, y es una pena. Ahora me llevo al miedo conmigo y la verdad es que juntos nos lo pasamos bastante bien. Esta práctica se llama «meditación para aceptar el miedo», aunque quizá se trate de un título un tanto engañoso. En realidad es una meditación para aceptar que el miedo existe y que no pasa nada, porque el miedo no es más que algo imaginario, no eres tú, y no puede impedirte hacer nada a menos que tú lo permitas. Sin embargo, ese era un título demasiado largo para una meditación. El miedo está presente. Podemos pasar todo el tiempo que queramos diseccionándolo, estudiándolo o preguntándonos por qué está aquí. O podemos ahorrarnos ese tiempo y aceptar su existencia. Apuesto a que si estás leyendo esta meditación, es porque el miedo te está reteniendo en algún área de tu vida y estás listo para avanzar. No perdamos ni un segundo más. ¿Cuándo? Al igual que los invitados sorpresa, el miedo tiende a presentarse sin avisar y en los momentos más inoportunos. Es como si el miedo pudiera oler que está a punto de suceder algo increíblemente importante en tu vida y reservara un asiento en primera fila. Justo en el centro. Y entonces te provoca desde allí. Plantea en tu mente escenarios absolutamente improbables, como la humillación total, un fracaso de proporciones épicas o incluso la muerte. Esto describe a la perfección el clásico miedo escénico. En este caso, el miedo es un impresentable y no tienes por qué aceptarlo si no quieres. Lo que sí debes aceptar es que tiene un propósito valioso porque, de lo contrario, te arriesgas a perder la calma y a que seas tú el que acabe pareciendo impresentable. Así que practica esta meditación antes de cualquier acontecimiento en el que anticipes una aparición sorpresa del miedo. Por otro lado, hay veces en las que quizá lleves tiempo enfrentándote a un tema o un proyecto en el que no puedes dejar de procrastinar y, por lo tanto, no avanzas. En este caso, el miedo está oculto. Cuando por fin se revela su verdadera identidad, el miedo puede enseñarte a reconocerlo y a eliminar bloqueos. Sin embargo, no es necesario que dediques mucho tiempo a descubrir el miedo o a averiguar qué intenta enseñarte. Con tan solo reconocer que hay algo que aprender puede ser suficiente. Practica esta meditación en momentos en que las dificultades o la procrastinación se prolonguen en el tiempo para dar al miedo espacio para revelarse. ¿Dónde? Practica la aceptación del miedo en tu espacio de meditación preferido o allí donde estés cuando necesites realizar esta meditación. ¿Postura? Adopta la postura fácil, con las manos apoyadas en las rodillas o los muslos con las palmas hacia arriba. Aunque se trata de una postura relajada, debes mantener la espalda erguida para que la energía circule con libertad desde la coronilla hasta el coxis. Asegúrate de eliminar cualquier tensión muscular porque esta puede interrumpir el flujo de energía. Abre y cierra los ojos cuando te lo indique. Tienes 4 minutos para entablar amistad con el miedo Hace mucho tiempo que el miedo forma parte de tu vida, y a veces ha impedido que experimentes todo lo bueno que la vida te está reservando. Transformemos el miedo para que deje de ser una carga que te lastra y se convierta en tu nuevo compañero de viaje. El miedo te acompañará en el camino, pero eres tú quien decide la ruta. 1. Centra la atención en la respiración tal y como es en este momento. Observa detenidamente cómo son las inspiraciones y exhalaciones naturales. ¿Son rápidas o lentas, superficiales o profundas? Sigue observando tu respiración sin intentar cambiarla de ningún modo. 2. Escanea tu cuerpo desde la coronilla hasta el coxis y luego baja por las piernas hasta los dedos de los pies. A medida que pasas por cada parte de tu cuerpo, libera cualquier tensión muscular que vayas encontrando. Hazlo inspirando profundamente y soltando la tensión muscular con grandes exhalaciones liberadoras. Concédete el tiempo suficiente (hasta diez ciclos de respiraciones) para poder escanear todo el cuerpo plenamente. 3. Devuelve la atención a la respiración. Empieza practicando la respiración equilibrada e iguala la duración de cada exhalación con la de la inhalación que la ha precedido. Controlas tus pensamientos, tu respiración y tu conducta. El miedo no tiene ningún poder sobre ti. Estás a punto de lanzar al Universo el poderoso mensaje de que el miedo no te gobierna. Tú llevas el timón en este viaje. 4. Lee el primer mantra. Después cierra los ojos (o desenfoca la mirada) y repítelo en las exhalaciones de cinco ciclos completos de respiración. Si te sientes cómodo, repite los mantras en voz alta. Cuando hayas terminado con el primero, pasa al segundo. Mantra 1 Tengo miedo, pero no soy una persona miedosa. Mantra 2 El miedo es un maestro que trae ofrendas. Estoy abierto a las lecciones que me enseñe. 5. Vuelve a la respiración equilibrada, centrando toda la atención en mantener el ritmo tranquilo. Te sientes a salvo, relajado y en paz. Confías en tu capacidad para mantener la calma y enfrentarte a su miedo. 6. Prosigue con la respiración equilibrada durante tanto tiempo como te resulte cómodo. Cuando sientas que ha sido suficiente, abre los ojos y reincorpórate a tu jornada.
Compartir