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el	libro
de	los	ángeles
Nadine	Mirabeaux
Meditaciones	y	rituales	para	evolucionar
espiritualmente
Mirabeaux,	Nadine
El	libro	de	los	ángeles.	-	1a	ed.	-	Buenos	Aires	:	EBook	Argentino,	2012.
E-Book.
ISBN	978-987-648-050-5
1.	Angeología.	I.	Título
CDD	235
El	libro	de	los	ángeles
©	2012	Nadine	Mirabeaux
©	2012	de	esta	edición	eBook	Argentino
Alberdi	872,	C1424BYV,	C.A.B.A.,	Argentina
info@pampia.com
www.pampia.com
Director	Editorial:	José	Marcelo	Caballero
Coordinadora	de	edición:	Marcela	Serrano
Ilustraciónes	de	cubierta:	HM
ISBN:	978-987-648-050-5
Primera	edición	eBook:Marzo	2012
Reservados	todos	los	derechos.	Ninguna	parte	de	esta	publicación	puede	ser
reproducida,	almacenada	o	transmitida	por	ningún	medio	sin	permiso	del	editor.
Any	unauthorized	transfer	of	license,	use,	sharing,	reproduction	or	distribution
of	these	materials	by	any	means,	electronic,	mechanical,	or	otherwise	is
prohibited.	No	portion	of	these	materials	may	be	reproduced	in	any	manner
whatsoever,	without	the	express	written	consent	of	the	publishers.
Published	under	the	Copyright	Laws	11.723	Of	The	Republica	Argentina.
Hecho	en	Argentina
Índice
DEDICATORIA
Introducción
I	–	Los	ángeles	y	la	Biblia
II	–	Clasificación	y	jerarquía
Serafines
Los	cuatro	arcángeles	principales	y
III	–	Testimonios	de	contactos
Viajar	con	los	ángeles
IV	–	Cómo	contactar
Oraciones	al	Ángel	de	la	Guarda
Ocho	reglas	de	oro	para	contactar	con	los	ángeles
La	Cábala	-	Tradición	Hebrea
El	Árbol	de	la	Vida
Los	ángeles	y	la	Cábala
1	–	Vehuiah
2	–	Jeliel
3	–	Sitael
4	–	Elemiah
5	–	Mahasiah
6	–	Lelahel
7	–	Achaiah
8	–	Cahethel
9	–	Haziel
10	–	Aladiah
11	–	Loviah
12	–	Hahaiah
13	–	Iezabel
14	–	Mebahel
15	–	Hariel
16	–	Hakamiah
17	–	Lauviah
18	–	Caliel
19	–	Leuviah
20	–	Pahalial
21	–	Nelchael
22	–	Ieiaiel
23	–	Melahel
24	–	Haiuiah
25	–	Nithaiah
26	–	Haaiah
27	–	Ierathel
28	–	Seheiah
29	–	Reuel
30	–	Omael
31	–	Lecabel
32	–	Vasariah
33	–	Iehuiah
34	–	Lehahiah
35	–	Chavakiah
36	–	Menadel
37	–	Aniel
38	–	Haamiah
39	–	Rehael
40	–	Ieiazel
41	–	Hahahel
42	–	Mikael
43	–	Veualiah
44	–	Ielahiah
45	–	Sealiah
46	–	Ariel
47	–	Alaliah
48	–	Mihael
49	–	Vehuel
50	–	Daniel
51	–	Hahasiah
52	–	Imamiah
53	–	Nanael
54	–	Nithael
55	–	Mebahiah
56	–	Poiel
57	–	Nemahiah
58	–	Ieialel
59	–	Harel
60	–	Mitzrael
61	–	Umabel
62	–	Iahel
63	–	Anauel
64	–	Mehekiel
65	–	Damabiah
66	–	Manakel
67–	Eiael
68	–	Habuhiah
69	–	Rochel
70	–	Jabamiah
71	–	Haiaiel
72–	Mumiah
DEDICATORIA
A	mi	hija	María	mi	ángel	en	esta	tierra,	a	mi	esposo	Lucas	quien	desde	el	cielo
nos	guía	como	ángel	guardián,	a	todos	aquellos	que	acompañan	mi	transición	en
este	mundo.
“Cuando	ores,
mueve	los	pies”
Proverbio	africano
Introducción
Toda	persona	“sabe”	qué	es	un	ángel.	Aunque	—contrariamente	a	los
afortunados	individuos	cuyos	testimonios	aparecen	en	el	capítulo	III—	no	todos
puedan	dar	cuenta	de	un	contacto	efectivamente	producido,	cada	uno	de	nosotros
podrá	ofrecer	una	descripción	similar	de	estos	seres	celestiales:	se	trata	de
criaturas	increíblemente	parecidas	a	los	seres	humanos,	pero	con	la	peculiaridad
de	ser	alados.	En	general,	prácticamente	todos	nosotros	los	asociaríamos	con	el
sexo	masculino:	a	pesar	de	que	un	conocido	dicho	reza	que	“los	ángeles	no
tienen	sexo”,	lo	cierto	es	que	buena	parte	de	la	iconografía	los	muestra	con
rostros	de	varón.	Asimismo,	no	pocos	les	adjudicaríamos	características
aniñadas,	debido	a	que	múltiples	y	muy	importantes	cuadros	y	frescos	de
célebres	artistas	muestran	de	esa	manera	a	una	clase	particular	de	seres
angélicos:	los	querubines,	que	casi	siempre	han	sido	retratados	como	niños	de
corta	edad	y	más	bien	rechonchos.
La	cultura	nos	ha	acercado	a	lo	largo	de	los	siglos	múltiples	imágenes	de	los
ángeles	y	lo	ha	hecho	desde	prácticas	artísticas,	concepciones	y	épocas	muy
diversas.	Los	ángeles	están	en	las	pinturas	religiosas	de	la	edad	Antigua,	Media
y	Moderna;	bajo	diversas	formas,	aparecen	en	cuentos	y	novelas;	canciones
dirigidas	a	jóvenes	y	adolescentes	actuales	hablan	de	ángeles	(de	hecho,	una
multitud	corea	Ángel	en	cada	recital	del	exitoso	Robbie	Williams)	y	el	cine,	de
cuando	en	cuando,	también	nos	ofrece	desde	su	pantalla	alguno	de	estos	seres
celestiales	alados,	últimamente	ya	a	veces	sin	alas	a	la	vista,	ataviados	con
sobretodo	y	dispuestos	a	permutar	su	celestial	eternidad	por	una	más	breve,	pero
placentera	y	sensorial,	estancia	en	la	Tierra	tal	como	sucede	en	Las	alas	del
deseo.
Alas,	sobretodos,	niños	rechonchos,	presencia	en	canciones	de	moda	y	en	frescos
medievales,	pero…	¿qué	es,	en	definitiva	un	ángel?	¿Qué	son	los	ángeles?	¿Son
todos	iguales?	¿Cuál	es	su	misión?	Vayamos	por	partes.
Los	ángeles	son	criaturas	espirituales	que	ejercen	la	función	de	mediación	y	de
ministerio	en	las	relaciones	entre	Dios	y	los	hombres.
Tal	como	se	podrá	ver	en	el	capítulo	siguiente,	ya	desde	la	Biblia	se	tiene
referencias	acerca	de	ellos,	pero	el	judeo-cristianismo	no	es	la	única	rama
religiosa	que	contempla	su	existencia.	De	hecho,	en	las	religiones	de	India,
Persia,	China	y	Egipto	aparecen	los	ángeles	o,	con	otra	denominación,	lo	hacen
seres	que	cumplen	funciones	extremadamente	parecidas.	Exacto:	en	la	mayoría
de	las	religiones	existen	entidades	espirituales	similares	y	en	todas	se	les
atribuye	la	labor	de	ayudar	al	Ser	Supremo,	así	como	también	la	posesión	de
facultades	tales	como	volar	o	materializarse	frente	a	contadas	y	específicas
personas.
¿Cuántos	son	los	ángeles?	No	hay	manera	de	saberlo	a	ciencia	cierta,	pero	su
cantidad	es	verdaderamente	inmensa.	Baste	considerar	que	cada	persona	tiene	su
ángel	de	la	guarda	único	y	personal	para	darse	una	idea	de	a	qué	numero	puede
llegar	su	cantidad.	Además,	existen	otras	legiones	de	ángeles:	protectores	de
cada	signo	zodiacal,	regentes	de	los	elementos	de	la	naturaleza,	etc.
En	este	libro,	nos	ocuparemos	principalmente	de	un	grupo	de	ángeles:	los	setenta
y	dos	ángeles	cabalísticos,	entidades	celestiales	emanadas	del	Antiguo
Testamento,	cada	una	de	las	cuales	tiene	un	espectro	energético	de
correspondencias	(planeta,	aroma,	flor,	etc.)	y	que,	de	acuerdo	a	las	cuestiones	o
áreas	que	rigen,	permiten	meditar	acerca	de	cuestiones	que	resultan	de
trascendental	importancia	para	la	evolución	espiritual	del	ser	humano.
Sin	embargo	para	llegar	a	ellos,	harán	falta	unos	capítulos	previos	que	informen
al	lector	acerca	de	ciertas	cuestiones	angélicas.	De	manera	más	general	e
histórica,	la	mención	de	los	ángeles	en	la	Biblia	y	las	jerarquías	angélicas.	De
manera	más	“práctica”	y	actual,	una	serie	de	testimonios	que,	efectivamente,	son
prueba	de	que	es	posible	contactar	a	los	ángeles	y	una	serie	de	tips	o	consejos
para	propiciar	ese	vínculo.
Luego	sí,	los	72	ángeles	cabalísticos.
1.	Acerca	de
los	ángeles
I	–	Los	ángeles	y	la	Biblia
Tal	como	lo	adelantamos	en	la	Introducción,	en	la	Biblia,	más	específicamente	el
Antiguo	Testamento,	abunda	en	menciones	y	citas	a	los	ángeles.	Algunas	de
ellas	son:
*	“El	Señor	se	apareció	a	Abraham	en	los	sagrados	árboles	de	Mamre.	Cuando
Abraham	estaba	sentado	a	la	entrada	de	su	tienda	durante	la	hora	más	cálida	del
día,	vio	a	tres	hombres,	tres	ángeles,	que	están	de	pie	allí.	En	cuanto	él	los	viera,
corrió	afuera	para	encontrarse	con	ellos.	Arqueando	su	cuello	hasta	tocar	tierra,
dijo:	“Señores,	por	favor,	no	pasen	por	mi	casa	sin	detenerse;	estoy	aquí	para
servirles.	Permítanme	traer	un	poco	de	agua	para	lavar	sus	pies	y	que	puedan
descansar	aquí,	bajo	este	árbol.	También	traeré	un	pedazo	de	comida	que	les	dará
fuerza	para	continuar	su	jornada.	Ustedes	me	han	honrado	viniendo	a	mi	casa,
así	que	permítanme	servirles”.
Ellos	contestaron:	“Gracias,	aceptamos”.
Abraham	fue	deprisa	a	la	tienda	y	dijo	a	Sara:	“Rápido,	coge	un	poco	de	nuestra
mejor	harina,	y	cuece	un	poco	de	pan”.
Después	corrió	a	la	manada	y	escogió	un	ternero	que	era	tierno	y	gordo,	y	se	lo
entregó	a	un	sirviente	que	se	dio	prisa	para	prepararlo.	Tomó	un	poco	de	crema,
algo	de	leche	y	de	carne,y	puso	la	comida	ante	los	hombres.	Allí	bajo	el	árbol	se
lo	sirvió	y	comieron.
Entonces	ellos	le	preguntaron:	“¿Dónde	está	su	esposa	Sara?”.
“Está	allí,	en	la	tienda”,	contestó.
Uno	de	ellos	dijo:	“Nueve	meses	desde	ahora	vendrán,	y	su	esposa	Sara	tendrá
un	hijo”.
Sara	estaba	detrás	de	él,	escuchando	en	la	puerta	de	la	tienda.	Abraham	y	Sara
eran	muy	viejos,	y	a	Sara	le	había	faltado	ya	la	costumbre	de	las	mujeres.	Ella	se
rió	y	dijo:	“Conque	después	que	ya	estoy	vieja,	y	mi	señor	lo	está	más,	pensaré
en	usar	del	matrimonio”
Entonces	el	ángel	le	preguntó	a	Abraham:	“¿Por	qué	se	ríe	Sara?”.
Y	respondió:	“¿Puedo	tener	realmente	un	niño	cuando	soy	tan	viejo?	¿No	es	esto
un	trabajo	muy	difícil	para	el	Señor?”.
“Como	ya	dije,	nueve	meses	pasarán	y	Sara	tendrá	un	hijo”,	respondió	el	ángel”
Génesis
*	“Entonces	los	ángeles	salieron	y	fueron	a	un	lugar	donde	ellos	pudieran	mirar	a
Sodoma,	y	Abraham	fue	también.
Y	el	Señor	le	dijo:	“Yo	no	ocultaré	a	Abraham	lo	que	voy	a	hacer.	Sus
descendientes	construirán	una	gran	poderosa	nación,	y	a	través	de	él	Yo
bendeciré	todas	las	naciones.	Yo	lo	he	escogido	para	que	pueda	ordenar	a	sus
hijos	y	a	sus	descendientes	obedecerme	y	hacer	lo	que	es	correcto	y	justo.	Si
ellos	lo	hacen,	Yo	haré	todo	lo	que	he	prometido”.
Entonces	el	Señor	siguió	diciendo	a	Abraham:	“Hay	imputaciones	terribles
contra	Sodoma	y	Gomorra,	y	su	pecado	es	muy	grande.	Debo	bajar	para
averiguar	si	las	imputaciones	que	he	oído	son	verdad”.
Entonces	los	dos	ángeles	salieron	y	siguieron	hacia	Sodoma,	pero	el	Señor
permanecía	con	Abraham.
Se	acercó	Abraham	al	Señor	y	preguntó:	“¿Vas	realmente	a	destruir	al	inocente	y
al	culpable?	¿Si	hay	cincuenta	personas	inocentes	en	la	ciudad,	destruirás	la
ciudad	entera?	¿No	les	perdonarás	a	todos	para	evitar	la	muerte	de	esos
cincuenta	inocentes?”.
El	Señor	contestó:	“Si	yo	encuentro	a	cincuenta	personas	inocentes	en	Sodoma,
perdonaré	a	la	ciudad	entera”.
Abraham	habló	de	nuevo:	“Por	favor,	perdona	mi	intrepidez	por	continuar
hablándote,	Señor.	Sólo	soy	un	hombre	y	no	tengo	ningún	derecho	para	decir
algo.	Pero	si	hay	sólo	cuarenta	y	cinco	personas	inocentes	en	lugar	de	cincuenta,
¿destruirás	la	ciudad	entera	porque	faltan	cinco?”.
El	Señor	contestó:	“No	destruiré	la	ciudad	si	encuentro	en	ella	a	cuarenta	y	cinco
personas	inocentes”.
Abraham	habló	de	nuevo:	“Quizá	solamente	haya	cuarenta”.
Él	contestó:	“Yo	no	lo	destruiré	si	hay	cuarenta”.
Abraham	dijo:	“Por	favor	no	te	enfades,	Señor,	pero	debo	hablar	de	nuevo.	¿Qué
pasaría	si	hay	sólo	treinta?”.
Él	dijo:	“No	lo	haré	si	encuentro	treinta”.
Abraham	dijo:	“Por	favor,	perdona	mi	intrepidez	al	continuar	hablándote,	Señor.
Supón	que	solamente	encuentras	a	veinte”.
Él	dijo:	“No	destruiré	la	ciudad	si	encuentro	veinte”.
Abraham	dijo:	“Por	favor	no	te	enfades,	Señor,	pues	sólo	hablaré	una	vez	más.
¿Qué	pasará	si	encuentras	sólo	diez?”.
Él	dijo:	“No	lo	destruiré	si	hay	diez”.
Cuando	los	dos	ángeles	llegaron	de	nuevo	a	Sodoma,	Lot,	el	sobrino	de
Abraham,	estaba	sentado	en	la	puerta	de	la	ciudad.	En	cuanto	los	vio,	se	levantó
y	fue	a	su	encuentro	y	les	dijo:
“Estoy	aquí	para	servirles.	Por	favor,	vengan	a	mi	casa	para	lavarse	los	pies	y
pasar	la	noche.	Por	la	mañana	pueden	levantarse	temprano	y	seguir	su	camino”.
Pero	ellos	contestaron:	“No,	nosotros	no	pasaremos	la	noche	aquí	en	la	ciudad”.
Él	siguió	insistiendo,	y	finalmente	fueron	a	su	casa.	Lot	dijo	a	los	sirvientes	que
cocieran	un	poco	de	pan	y	preparasen	una	buena	comida	para	los	invitados.
Después	de	comer	y	antes	de	que	los	invitados	se	acostaran,	los	hombres	de
Sodoma	rodearon	la	casa.
Todos	los	hombres	de	la	ciudad,	jóvenes	y	viejos,	estaban	allí	y	preguntaron:
“¿Dónde	están	los	hombres	que	han	venido	a	quedarse	esta	noche	contigo?
¡Tráelos	a	nosotros!,	pues	los	hombres	de	Sodoma	quieren	tener	contacto	carnal
con	ellos”.
Lot	salió	fuera	y	cerró	la	puerta	tras	de	sí.	Les	dijo:	“Amigos,	os	lo	ruego,	no
hagáis	semejante	maldad.	Si	queréis,	yo	tengo	dos	hijas	que	todavía	son
vírgenes.	Permitidme	sacarlas	para	vosotros,	y	que	podáis	hacer	cualquier	cosa
que	deseéis	con	ellas.	Pero	no	hagáis	nada	a	estos	hombres,	pues	son	invitados
en	mi	casa,	y	yo	debo	protegerlos”.
Pero	ellos	dijeron:	“¡Sal	de	aquí	extranjero!	¿Quién	eres	para	decimos	lo	que
podemos	hacer?	Fuera	de	aquí	o	te	trataremos	peor	que	a	ellos”.
Empujaron	a	Lot	y	abrieron	la	puerta,	pero	los	dos	ángeles	metieron	a	Lot	dentro
de	la	casa	y	cerraron	la	puerta.	Luego,	volvieron	a	todos	los	hombres	ciegos	para
que	no	pudieran	encontrar	la	puerta.
Los	dos	ángeles	dijeron	a	Lot:	“Si	tienes	a	otros	parientes	aquí	en	esta	ciudad,
sácalos	porque	vamos	a	destruir	este	lugar.	El	Señor	ha	oído	las	terribles	palabras
de	estas	personas	y	nos	ha	enviado	para	que	destruyamos	Sodoma”.	Entonces
Lot	fue	a	buscar	a	los	hombres	con	los	cuales	se	iban	a	casar	sus	hijas	y	les	dijo:
“¡Deprisa,	salid	de	aquí,	pues	el	Señor	va	a	destruir	este	lugar!”.	Pero	ellos
pensaron	que	Lot	estaba	hablando	en	broma.
Al	alba	los	ángeles	intentaron	que	Lot	se	apresurara.	“¡Rápido!”,	dijeron.	“Toma
a	tu	esposa	y	a	tus	dos	hijas	y	sal	fuera,	para	que	así	no	pierdan	sus	vidas	cuando
la	ciudad	sea	destruida”.
Lot	dudó.	El	Señor,	sin	embargo,	se	apiadó	de	él	y	para	que	todos	salieran	de	la
ciudad	envió	de	nuevo	a	los	ángeles.	“Corred	para	salvar	la	vida”,	les	dijeron.
“No	miréis	atrás	y	no	os	detengáis	en	el	valle.	Correr	a	las	colinas”.
Pero	Lot	contestó:	“No,	por	favor,	no	nos	hagas	hacer	esto,	Señor.	Me	has	hecho
un	gran	favor	y	has	protegido	mi	vida,	pero	las	colinas	están	demasiado	lejos;	el
desastre	me	dará	alcance	y	me	moriré	antes	de	llegar	allí.	¿Ves	ese	pueblo
pequeño?	Permíteme	ir	allí,	pues	en	ese	lugar	estaré	seguro”.
El	ángel	le	contestó:	“Bien,	estoy	de	acuerdo,	no	destruiré	ese	pueblo	pequeño.
¡Deprisa!	¡Corre!	No	os	haré	nada,	pero	no	miréis	atrás”.
Génesis
*	Pero	el	Ángel	del	Señor	le	llamó	desde	el	cielo:	“¡Abraham,	Abraham!”.
Él	contestó,	“Sí,	aquí	estoy”.
“No	hieras	al	muchacho,	ahora	sé	que	eres	honrado	y	obedeces	a	Dios,	porque	ni
siquiera	has	ocultado	a	tu	único	hijo”.	Abraham	echó	una	mirada	alrededor	y	vio
un	carnero	atrapado	en	un	arbusto	por	sus	cuernos.
Lo	cogió	y	se	lo	ofreció	como	ofrenda	en	lugar	de	su	hijo.	El	Ángel	del	Señor
llamó	a	Abraham	desde	el	cielo	nuevamente:	“Yo	te	bendigo	y	te	daré	bienes,
pues	no	ocultaste	a	tu	único	hijo	de	mí.	Te	prometo	que	te	daré	tantos
descendientes	como	estrellas	hay	en	el	cielo	o	granos	de	arena	a	lo	largo	de	la
costa.	Tus	descendientes	conquistarán	a	sus	enemigos	y	todas	las	naciones	me
pedirán	que	los	bendiga	como	he	bendecido	a	tus	descendientes”.
Génesis
*	“Alrededor	de	él	estaban	de	pie	las	criaturas,	cada	una	de	ellas	con	seis	alas.
Cada	criatura	cubría	su	cara	con	dos	alas,	su	cuerpo	con	dos,	y	usaban	las	otras
dos	para	volar.	Todos	estaban	convocando	a	los	hombres:	“¡Santo,	santo,	santo!
¡El	Señor	es	omnipotente	y	santo!	¡Su	gloria	llena	el	mundo!”.
El	sonido	de	sus	voces	sacudió	el	templo,	y	el	propio	templo	se	llenó	de	humo.
Yo	dije:	“No	hay	esperanza	para	mí,	pues	me	condenaré	porque	cada	palabra	que
sale	de	mis	labios	es	pecadora,	y	vivo	entre	personas	cuyas	palabras	son
pecadoras”.
Entonces	una	de	las	criaturas	voló	abajo	y	llevando	un	carbón	ardiente	que	había
cogido	del	altar,	tocó	mis	labios	y	dijo:	“Esto	ha	tocado	tus	labios,	y	ahora	tu
culpa	y	pecados	han	sido	perdonados”.
Isaías
*	“Yo	buscaba	cobijo	y	vi	un	huracán	que	venía	del	norte.	Los	relámpagos
provenían	de	una	nube	grande,	y	el	cielo	a	su	alrededor	brillaba.	Donde	el
relámpago	estaba	encendido,	algo	brilló	de	un	intenso	color	bronce.	En	el	centro
de	la	tormenta	vi	lo	que	parecían	cuatro	criaturas	vivientes	con	forma	humana,
pero	cada	una	de	ellas	tenía	cuatro	caras	y	cuatro	alas.	Sus	piernas	eran	rectas,	y
tenían	pezuñas	como	la	de	los	toros.	Todos	brillaban	de	un	bronce	pulido.
Además	de	sus	cuatro	caras	y	cuatro	alas,	cada	uno	tenía	cuatro	manos	humanas,
una	bajo	cada	ala.	Dos	de	las	alas	de	cada	criatura	se	extendieron	fuera	para
formar	un	cuadrado,con	sus	alas	inclinadas	tocándose.	Cuando	se	movieron	lo
hicieron	como	si	fueran	un	solo	cuerpo.	Cada	ángel,	pues	eso	es	lo	que	eran	en
realidad,	tenía	cuatro	caras	diferentes:	una	cara	humana	delante,	la	cara	de	un
león	a	la	derecha,	la	cara	de	un	toro	a	la	izquierda,	y	la	cara	de	un	águila	en	la
parte	de	atrás.	Se	levantaron	dos	alas	de	cada	ángel	para	tocarse	por	las	puntas	y
sus	otras	dos	alas	se	plegaron	contra	sus	cuerpos.	Cada	ángel	se	puso	enfrente	a
una	de	las	cuatro	direcciones.	Entre	los	ángeles	había	algo	que	parecía	una
antorcha	llameante	y	en	constante	movimiento.	El	fuego	ardía	y	disparaba	fuera
las	llamaradas,	mientras	que	los	ángeles	iban	de	un	lado	a	otro	con	la	velocidad
del	relámpago.	Cuando	yo	estaba	mirando	a	los	cuatro	ángeles,	vi	cuatro	ruedas
que	tocaban	la	tierra,	una	al	lado	de	cada	uno	de	ellos.	Las	cuatro	ruedas	eran
iguales;	cada	una	brillaba	como	una	piedra	preciosa,	y	cada	una	formaba	un
ángulo	recto	para	que	las	ruedas	pudieran	entrar	en	cualquiera	de	las	cuatro
direcciones.	Se	cubrieron	entonces	los	márgenes	de	las	medas	con	ojos	y	siempre
que	las	criaturas	se	movían	las	ruedas	lo	hacían	con	ellos,	y	si	los	ángeles	subían
lo	hacían	las	ruedas.	Los	ángeles	iban	dondequiera	que	deseaban,	y	las	ruedas
hacían	lo	mismo	porque	los	ángeles	las	controlaban.	Sobre	las	cabezas	de	los
ángeles	había	algo	que	parecía	una	cúpula	hecha	de	cristal	deslumbrador.	Había
estado	protegida	por	los	ángeles,	cada	uno	con	dos	alas	para	cubrirla.	Oí	el	ruido
de	sus	alas	en	vuelo;	parecía	el	rugido	del	mar,	como	el	ruido	de	un	gran	ejército,
como	la	voz	de	Dios	Omnipotente.	Cuando	dejaron	de	volar,	plegaron	sus	alas,
pero	todavía	estaba	la	gran	cúpula	cubriendo	sus	cabezas.	Sobre	ella	estaba	un
trono	hecho	de	zafiro,	y	sentada	en	el	trono	había	una	figura	que	parecía	un
hombre.	La	figura	brillaba	de	color	bronce	en	medio	de	un	fuego,	con	una	luz
luminosa	que	tenía	todos	los	colores	del	arco	iris.”
Ezequiel
*	“Le	preguntó	el	ángel:	“Señor,	¿qué	significan	estos	caballos?”.	Él	contestó:
“Yo	te	mostraré	lo	que	quieren	decir.	Han	sido	enviados	para	inspeccionar	la
tierra.	He	estado	recorriendo	el	mundo	y	encontrado	que	el	débil	está	desvalido	y
dominado”.	Entonces	le	preguntaron:	“Señor	omnipotente,	has	estado	primero	a
favor	y	ahora	enfadado	con	Jerusalén	y	las	ciudades	de	Judá,	¿cuánto	tiempo
debe	pasar	aún	para	que	les	muestres	misericordia?”.
El	Señor	contestó	al	ángel	con	palabras	reconfortantes,	y	el	ángel	me	dijo	que
proclamara	lo	que	el	Señor	había	dicho:	“Tengo	un	amor	profundo	por	Jerusalén,
mi	ciudad	santa,	y	estoy	muy	enfadado	con	las	naciones	que	disfrutan	callando.
Pero	mientras	yo	estoy	deteniendo	mi	enojo	contra	esas	personas,	las	naciones
han	hecho	sufrir	más	a	otras	personas.	Cuando	yo	regrese	a	Jerusalén	para
mostrar	misericordia	a	esta	ciudad,	mi	templo	se	restaurará,	y	la	ciudad	será
reconstruida”.	El	ángel	también	me	dijo	que	proclamara:	“El	Señor	dice	que	sus
ciudades	serán	de	nuevo	prósperas	y	que	Él	ayudará	a	Jerusalén	una	vez	más”.
En	otra	visión	vi	cuatro	cuernos	de	buey	y	pregunté	al	ángel	que	había	estado
hablándome:	“¿Qué	significan	estos	cuernos?”.	El	contestó:	“Simbolizan	los
poderes	mundiales	que	han	esparcido	a	las	personas	de	Judá,	Israel	y	Jerusalén”.
Zacarías
*	“En	el	sexto	mes	Dios	envió	al	arcángel	Gabriel	a	un	pueblo	en	Galilea
llamado	Nazaret.	Tenía	un	mensaje	para	una	muchacha	prometida	en	matrimonio
a	un	hombre	de	nombre	José	que	era	descendiente	del	Rey	David.	El	nombre	de
la	muchacha	era	María.
El	ángel	llegó	hasta	ella	y	dijo:	“¡La	paz	esté	contigo!	¡El	Señor	está	contigo	y	te
ha	bendecido	grandemente!”.	María	se	atemorizó	profundamente	por	el	mensaje
del	ángel,	y	preguntó	lo	que	significaban	sus	palabras.
El	ángel	le	dijo:	“No	tengas	miedo,	María;	Dios	te	ha	bendecido	con	su	gracia.
Te	quedarás	embarazada	y	darás	a	luz	a	un	hijo,	al	que	llamarás	Jesús.	Él	será
grande	y	se	llamará	Hijo	de	Dios.	El	Señor	Dios	le	hará	un	rey,	como	su
antepasado	David	lo	era,	y	será	para	siempre	el	rey	de	los	descendientes	de
Jacob	y	su	reino	nunca	acabará”.
María	dijo	al	ángel:	“Yo	soy	una	virgen,	¿cómo,	entonces,	puede	suceder	esto?”.
El	ángel	contestó:	“El	espíritu	santo	vendrá	a	ti	y	el	poder	de	Dios	descansara	en
ti.	Por	esa	razón	el	niño	santo	se	llamará	Hijo	de	Dios”.
María	dijo:	“Soy	la	sirviente	del	Señor;	hágase	en	mí	cuanto	Él	ha	dicho”.	Y	el
ángel	la	dejó.
Lucas
II	–	Clasificación	y	jerarquía
angélica
No	todos	los	ángeles	tienen	las	mismas	características	ni	gozan	de	la	misma
jerarquía.	Dionisio	Aeropagita,	un	ateniense	convertido	al	cristianismo	que
finalizó	sus	días	martirizado	y	muerto	por	el	emperador	Domiciano,	fue	quien
estableció	la	clasificación	definitiva	sobre	las	jerarquías	de	los	ángeles	en	el
Cielo.
De	acuerdo	a	ella,	existen	Nueve	Coro	de	Ángeles,	jerarquías	u	órdenes
angélicas	que	son	las	siguientes:
•	Serafines
•	Querubines
•	Tronos
Esta	primera	tríada	o	jerarquía	se	dedica	de	manera	exclusiva	a	amar,	glorificar	y
alabar	a	Dios	en	su	presencia.
•	Dominaciones
•	Virtudes
•	Potestades
Son	responsables	del	Universo	entero,	gobernando	el	espacio	y	las	estrellas.
•	Principados
•	Arcángeles
•	Ángeles
La	tercera	y	última	tríada	es	quien	interviene	en	todas	nuestras	necesidades,	cada
uno	de	acuerdo	a	una	misión	determinada	dada	por	el	mismo	Dios.
Serafines
Ángeles	del	amor,	la	luz	y	el	fuego,	el	nombre	de	estos	seres	celestiales	deriva	de
seraph,	término	que	admite	múltiples	traducciones,	todas	ellas	relacionadas	entre
sí:	“quemar”,	“ardiente”	e,	incluso,	“ruedas	de	fuego”.	Siguiendo	esa	misma
línea,	Dionisio	Areopagita,	por	su	parte,	afirmó	que	el	nombre	dado	a	esta
inteligencia	celeste	refiere	a	los	diferentes	modos	de	recibir	la	impronta	de	Dios
y	que	serafín	equivale	a	decir	“inflamado”	o	“incandescente”.
Ocupan	la	posición	celestial	máxima,	la	más	próxima	al	mismísimo	Dios	y	la
razón	de	ello	parece	residir	en	que	es	posible	que	no	hayan	sido	creados	a
imagen	y	semejanza	de	Dios	(tal	como	lo	fueron	los	seres	humanos)	sino	que
tengan	parte	o	esencia	de	Él,	como	si	fueran	hijos	divinos,	en	el	sentido
biológico	del	término.
Es	precisamente	esa	filiación	la	que	los	impulsa	a	cuidar	con	esmero	la	obra	de
la	Creación	toda.	Son	considerados	los	seres	más	bellos	del	Cielo	y	están	por
encima	de	las	rencillas	o	problemas	más	mundanos.	También	se	considera	que
tienen	seis	alas,	son	cantantes	notables	(especialmente	en	loas	a	Dios)	y	son
fuente	de	luz	y	calor	para	el	Padre.	Estas	dos	últimas	características	se	originan
en	el	hecho	de	que	poseen	una	gran	movilidad	en	torno	al	trono	divino,	lo	cual
genera	calor	y	una	luz	que	nunca	cesa	y	que	sirve	para	ahuyentar	la	oscuridad.
También	se	caracterizan	por	la	pasión	con	la	que	aman	las	cosas	divinas	y	por
elevar	a	Dios	los	espíritus	de	menor	jerarquía.
Querubines
También	conocidos	como	“sabios”	o	“maestros	celestiales”,	Dionisio	Areopagita
afirma	que	su	nombre	significa	“plenitud	de	conocimiento	o	rebosante	de
sabiduría	a	quienes	su	extrema	inteligencia	les	permite	conocer	a	Dios	como
ningún	ser	humano	puede	hacerlo”.
Los	querubines	son	criaturas	celestiales	aladas	(concretamente,	cuatro	alas),	si
bien	no	tienen	el	aspecto	humano	de	los	ángeles.	La	forma	más	común	de
representarlos	suele	ser	un	rostro	rodeado	de	alas.
Sus	misiones	son:	preservar	el	árbol	de	la	Ciencia	del	Bien	y	del	Mal	en	el	Jardín
del	Edén,	ser	objeto	de	adorno	en	el	templo	de	Salomón,	servir	de	ilustración	a	la
tapa	del	Arca	de	la	Alianza,	recoger	la	sabiduría	de	los	Serafines	y	distribuirla
(cosa	que	hacen	delegando	el	trabajo	concreto	sobre	otros	ángeles)	y	ser
acompañantes	en	el	trono	de	Dios	y	en	su	vehículo,	el	carro	alado	de	fuego.
Por	un	lado,	se	los	considera	un	tanto	infantiles	en	tanto	se	sienten	atraídos	por
los	juguetes,	los	dulces	y	los	objetos	de	colores	brillantes.
Pero,	por	otro,	se	los	reconoce	como	seres	muy	sabios,	nada	envidiosos	y
altamente	capaces	de	enseñar	a	quienes	no	saben,	de	allí	que	también	se	los
nombre	“maestros	celestiales”.	Debido	a	esa	gran	capacidad	didácticay
pedagógica	es	que	la	posibilidad	de	que	seres	los	humanos	admitamos	la
presencia	y	el	legado	de	Dios	depende	esencialmente	de	ellos.
Tronos
Dionisio	Areopagita	dice	acerca	de	su	denominación:	“El	nombre	de	los
sublimes	y	más	excelsos	tronos	indica	que	están	muy	por	encima	de	toda
deficiencia	terrena:	han	entrado	por	completo	a	vivir	para	siempre	de	aquel	que
es	el	Altísimo”.
Su	misión	celestial	es	lograr	la	paz	y	la	calma	que	el	lugar	y	sus	moradores
requieren	y	son	también	los	consejeros	personales	de	Dios,	función	que	pueden
cumplir	eficientemente	debido	a	su	serenidad	y	su	equilibrio.	Controlan	el	orden
universal,	el	tiempo	y	el	espacio,	ejercen	como	jueces	y	otorgan	la	máxima
categoría	de	bondad	y	pureza	al	Cielo.
Iconográficamente	no	resulta	fácil	identificarlos;	a	veces,	se	ven	como	“ruedas”
que	conducen	el	carro	de	Dios.
Dominaciones
Suelen	llevar	corona	y	cetro	y	a	veces	se	los	identifica	porque	visten	como
soldados	y	llevan	una	espada	en	la	mano.	Son	de	carácter	melancólico,	conocen
a	fondo	los	misterios	de	la	Creación	y	se	sienten	a	gusto	en	los	ambientes
místicos.	Son	iluminados	por	velas	blancas	y	perfumados	con	incienso	y	mirra.
Por	ser	tan	profundos	conocedores	de	la	obra	de	la	Creación,	tienen	el	poder	de
delimitar	el	lugar	en	el	cual	se	van	a	producir	los	acontecimientos,	creando	leyes
dinámicas	y	físicas	para	que	eso	pueda	hacerse	posible.	A	través	de	estos	seres	el
Universo	todo	está	perfectamente	sincronizado	y	en	plena	actividad.
Virtudes
Tradicionalmente	se	decía	que	los	ángeles	que	presidieron	la	ascensión	de	Cristo
fueron	virtudes,	lo	que	parece	confirmarse	por	el	olor	a	incienso	que	rodeaba	la
tumba	de	Cristo.	En	un	principio,	formaron	parte	de	esa	dimensión	intermedia	y
desconocida	que	no	es	el	Cielo	ni	la	Tierra	y	que	esperaba	su	momento	para
manifestarse.
Las	virtudes	tienen	la	función	de	materializar	los	deseos	divinos,	otorgar	la
forma,	el	color	y	el	olor	adecuado	a	cada	cosa	de	manera	tal	que	pueda	ocupar	su
lugar	en	el	Universo,	efectuar	milagros	y	ser	las	portadoras	de	la	gracia	y	el
valor.
Potestades
Resulta	difícil	distinguirlas	y	es	por	ello	que	en	ocasiones	suele	confundírselas
con	las	dominaciones.	Sin	embargo,	se	acuerda	en	que	tienen	las	siguientes
funciones:	gobernar	las	estrellas	y	los	elementos	de	la	naturaleza,	proporcionar
energía	a	todos	los	seres	vivientes	y	delimitar	el	tiempo	que	dispondrán	de	ella,
cuidar	el	mundo	en	general	y	reprimir	a	los	poderes	adversos.
Principados
Estas	entidades	tienen	como	principal	misión	cuidar	a	la	Humanidad	y	presidir	a
los	buenos	espíritus.	Según	algunos	eruditos	muy	especializados	en	la	cuestión
angélica,	los	principados	tienen	la	capacidad	de	orientarse	de	manera	plena	hacia
el	Principio	y,	como	príncipes,	guían	a	Otros	hacia	Él.
Su	morada	habitual	lo	constituyen	el	reino	vegetal	y	mineral.	En	relación	a	su
aspecto,	en	algunas	pinturas	aparecen	vestidos	también	de	guerreros	y
sosteniendo	una	flor	de	lis.
Arcángeles
Los	arcángeles	son	los	oficiales	del	Cielo,	los	mensajeros	de	asuntos	elevados,
los	príncipes	guerreros	del	ejército	de	Dios,	los	que	entablan	luchas	con	los
demonios.	Ellos	serán	los	encargados	de	organizar	el	Apocalipsis,	batalla
cósmica	final	entre	las	fuerzas	del	mal	y	del	bien.	Los	principales	cuatro
arcángeles	tienen	la	característica	de	ser	reconocidos	y	nombrados
individualmente:	Miguel,	Rafael,	Gabriel	y	Uriel.
•	Miguel:	su	nombre	significa	“Quien	como	Dios”	y	es	el	arcángel	de	mayor
jerarquía,	el	máximo	encargado	de	luchar	contra	las	fuerzas	del	mal.	Es	más
conocido	bajo	la	denominación	“San	Miguel	Arcángel”	y	constituye	el	mejor
protector	del	ser	humano	contra	los	elementos	perturbadores.	Por	eso,	suele
encontrarse	su	imagen	en	casas	y	portales.	Se	lo	representa	con	armadura	y
espada	(que,	eventualmente,	puede	tratarse	de	una	lanza).	Este	último	elemento
representa	la	fuerza	de	Dios	y	le	permite	matar	demonios,	dragones	y	cualquier
otro	representante	de	las	fuerzas	oscuras.	Esta	espada,	además,	es	capaz	de
atravesar	sin	problemas	cualquier	armadura	metálica,	ofrecer	luz	en	caso	de
oscuridad	y	convertirse	en	llama	para	arrojar	a	los	incrédulos.	La	armadura,
representa	la	humildad	y	el	lugar	donde	se	apagan	los	dardos	encendidos	del
infierno.	Su	imagen	se	vincula	a	la	comprensión	de	las	cosas,	a	la	justicia,	a	los
cambios	importantes	y	al	alineamiento	apropiado	con	el	Universo.
•	Rafael:	su	nombre	significa	“Dios	cura”	y	es	por	esa	razón	que	se	le	atribuye	la
capacidad	de	curar	a	los	enfermos,	tanto	a	aquellos	cuya	dolencia	se	aloja	en	el
cuerpo,	como	a	los	que	poseen	males	de	espíritu.	Es	considerado	el	médico
celestial	y	la	protección	e	inspiración	de	todos	los	galenos;	entre	sus	enseñanzas
más	importantes	se	encuentra	aquella	que	sostiene	que	todo	buen	médico	se
sostiene	sobre	la	base	de	pobreza	y	humildad.	Se	lo	suele	representar	con	un
bastón	en	forma	de	cetro	en	su	mano	derecha,	objeto	que	simboliza	el	poder,	el
apoyo,	la	seguridad	y	el	sostén	que	Rafael	concede	a	todos	aquellos	que	lo
requieren.	Su	imagen	representa	fuerza	física,	cuerpo	sano	y	espíritu	saludable.
•	Gabriel	:	el	nombre	del	tercer	arcángel	significa	“Varón	de	Dios”	o	“Fortaleza
de	Dios”	y	es	considerado,	básicamente,	mediador	privilegiado	entre	el	Cielo	y
el	género	humano	y	mensajero	y	propagador	de	las	palabras	divinas.
Precisamente,	ese	papel	de	mensajero	fue	el	que	hizo	que	el	Padre	Creador	lo
eligiera	y	le	confiara	la	misión	de	anunciarle	a	María	que	el	hijo	de	Dios	estaba
en	su	seno.	A	menudo,	se	lo	representa	con	un	lirio	en	su	mano	derecha,	flor	que
es	símbolo	de	la	pureza;	en	otras	imágenes,	aparece	con	una	azucena,	otro
emblema	floral	de	la	misma	idea.	Se	trata	de	una	entidad	que	proporciona	alivio
a	aquellas	personas	que	están	inmersas	en	el	sufrimiento,	ya	sea	éste	de	índole
físico,	moral	o	psicológico.
•	Uriel:	el	nombre	del	cuarto	de	los	arcángeles	principales	significa	“Luz	de
Dios”	o	“Fuego	de	Dios”.	Tal	vez	por	su	último	lugar	entre	los	arcángeles
mayores,	es	aquel	acerca	del	cual	menos	se	ha	escrito	y	representado.
Habitualmente,	se	lo	visualiza	con	un	pie	calzado	y	otro	descalzo,	un	cetro,	un
libro	que	simboliza	la	sabiduría	y	una	rama	de	olivo	que	alude	a	la	paz.	Se	lo
considera	guardián	de	las	emociones	y	del	corazón	y	ángel	del	arrepentimiento,
aunque	también	es	pródigo	en	crueldad	a	la	hora	de	imponer	castigos.
Los	cuatro	arcángeles	principales	y
las	antiguas	escuelas	mágico-cabalísticas
La	concepción	antigua	y	medieval	consideraba	que	el	mundo	estaba	compuesto
por	cuatro	elementos:	aire,	fuego,	agua	y	tierra	y	que	cada	uno	de	ellos	estaba
regido	por	un	arcángel,	con	lo	cual	la	consecuencia	era	que	los	arcángeles	regían
sobre	todo	lo	visible	e	invisible.
Miguel	era	considerado	el	arcángel	del	elemento	Fuego,	su	punto	cardinal	era	el
Sur	y	los	magos	cabalistas	lo	visualizaban	vestido	de	color	rojo,	con	rayos
complementarios	de	tonalidad	verde.	Su	área	de	acción	se	vinculaba	a	la
voluntad,	el	coraje,	el	entusiasmo,	la	dirección,	la	libertad	y	el	valor.
Rafael	era	el	arcángel	del	elemento	Aire	y	del	punto	cardinal	Este.	Los	cabalistas
lo	visualizaban	en	dicha	dirección,	sobre	el	cielo,	vestido	con	una	túnica	amarilla
que,	moviéndose	a	merced	del	viento	que	sopla	desde	atrás	suyo,	forma	pliegos
que	ostentan	un	tono	purpúreo.	Su	área	de	influencia	era	la	sabiduría,	la	armonía,
la	comprensión,	la	fe,	la	esperanza	y	la	alegría.
Gabriel	era	el	arcángel	del	elemento	Agua.	Su	lugar	era	el	Oeste	y	los	magos
cabalistas	lo	visualizaban	con	su	brazo	derecho	extendido	hacia	el	frente	y
portando	en	la	mano	una	copa	de	la	que	fluye	el	líquido	vital.	Su	túnica	era	de
color	azul,	con	reflejos	naranja.	Su	esfera	de	influencia	correspondía	a	las	áreas
relacionadas	con	lo	sentimental	y	lo	emocional	y	tenían	poder	sobre	la	limpieza,
la	renovación,	el	renacimiento	y	el	poder	interior.
Por	último	Uriel	era	el	arcángel	de	la	Tierra	y	los	cabalistas	lo	visualizan	situado
al	Norte,	vestido	con	los	colores	ocre,	oliva,	bermejo	y	negro	y	llevando	un
pentáculo	o	escudo.	Lo	consideraban	elarcángel	encargado	de	las	luminarias	y
también	desempeña	funciones	de	justicia.	Influía	sobre	la	estabilidad,	la
persistencia,	la	abundancia,	la	concentración	y	la	disciplina.
Ángeles
Finalmente,	los	ángeles	propiamente	dichos,	son	también	mensajeros,	aunque	de
cuestiones	menos	importantes	que	los	arcángeles.	Se	dividen	en	dos	grupos:
constructores	y	custodios.	Los	constructores	tienen	como	misión	controlar	todo
lo	referente	al	éter,	al	espíritu	y	a	los	cuatro	elementos:	tierra,	aire,	agua	y	fuego.
Los	segundos,	esto	es,	los	pertenecientes	al	grupo	de	los	custodios,	se	ocupan
básicamente	de	los	seres	humanos	y	de	su	naturaleza.	Precisamente,	por
encontrarse	en	el	escalafón	más	bajo	de	la	jerarquía	celestial	y,	por	lo	tanto,	más
alejados	de	Dios,	son	los	más	cercanos	a	los	seres	humanos.	Se	los	representa
como	simples	soldados	en	túnicas	que,	eventualmente,	portan	palmas	de	triunfo
o	velas.
El	Ángel	de	la	Guarda
También	conocido	como	Ángel	custodio,	se	trata	de	un	espíritu	celestial
asignado	por	Dios	para	cuidar	de	manera	personal	y	constante	de	cada	uno	de
nosotros	durante	toda	nuestra	encarnación	terrestre.	El	Padre	Creador	lo	puso	a
nuestro	lado	(aunque	no	podamos	percibirlo	con	la	vista)	para	nuestra	protección
y	salvación;	pertenece	al	noveno	coro	de	ángeles	de	la	tercera	esfera	(o	sea,	a	los
ángeles	propiamente	dichos)	y	es	nuestro	contacto	directo	con	lo	más	elevado	de
la	Creación.
Toda	persona	tiene	su	propio	y	único	Ángel	de	la	Guarda,	cualesquiera	sean	las
características	de	ese	individuo.	En	efecto,	independientemente	del	nivel	social,
el	poder	económico,	la	raza,	las	creencias	políticas	o	religiosas,	el	aspecto	físico
o	las	dotes	intelectuales	particulares,	cada	persona	tiene	el	inmenso	privilegio	de
tener	a	su	lado	un	ángel	que	lo	acompaña	durante	toda	su	vida.	Está	con	nosotros
de	manera	constante,	dondequiera	que	vayamos	y	cualquiera	sea	la	cosa	que
hagamos.
Es	nuestro	guía,	colaborador,	protector,	evangelizador	y	mediador	ante	el	Padre:
se	nos	asigna	desde	el	momento	mismo	de	la	concepción	y	sólo	se	aleja	de
nosotros	cuando	dejamos	esta	encarnación	terrestre	y	nuestra	alma	se	dirige	a
presentarse	ante	el	Creador.	Pero,	como	último	servicio,	nos	acompaña	ante	el
tribunal	de	Dios,	tal	como	manifiesta	la	liturgia	de	la	Iglesia	en	las	oraciones,
para	la	recomendación	del	alma	en	el	momento	de	la	muerte.
Asimismo,	cada	Ángel	de	la	Guarda	es	propio	y	único	de	cada	persona,	sin	que
se	repitan	ni	una	sola	vez.
Como	está	con	nosotros	desde	el	primer	momento	de	nuestra	encarnación
terrestre,	sabe	todo	aquello	que	nosotros	también	sabemos:	qué	pensamos,	qué
sentimos	y	qué	hacemos,	tanto	cuando	nos	ven	nuestros	semejantes	como
cuando	estamos	a	solas.	Pero…	también	sabe	aquello	que	nosotros	mismos	tal
vez	desconocemos:	nuestro	potencial,	nuestras	posibilidades,	nuestros	deseos
inconscientes.	Por	eso,	su	amorosa	presencia	y	su	ayuda	resultan	fundamentales
para	hacer	florecer	nuestros	talentos,	dejar	de	lado	aquellas	cosas	o	personas	que
no	nos	dejan	avanzar	y	traban	nuestro	camino	de	evolución	personal	y
encontrarnos	a	pleno	con	aquellos	individuos	o	circunstancias	que,
efectivamente,	sí	pueden	guiarnos	y	facilitarnos	el	desenvolvimiento	pleno	de	la
vida	en	distintos	planos.	Nuestro	Ángel	de	la	Guarda	es	una	presencia	esencial
para	entender	aquello	que	no	nos	animamos	a	ver	de	nosotros	mismos.
Por	todo	ello,	hemos	de	tratarle	como	un	entrañable	amigo	que	está	siempre	en
vela	dispuesto	a	ayudarnos.
Pero,	además	de	amistad,	también	le	debemos	veneración	ya	que	es	una
presencia	celestial
Funciones	del	Ángel	de	la	Guarda
Para	cuidarnos,	esta	presencia	angélica	cumple	diferentes	funciones.	Las
principales	de	ellas	son:
•	Guiarnos	hacia	los	buenos	pensamientos.
•	Preservarnos	del	mal.
•	Ayudarnos	en	nuestro	camino	de	evolución	personal
•	Colaborar	con	nosotros	en	la	realización	de	tareas,	tanto	en	las	labores	simples
como	en	las	complejas.
•	Transmitirnos	energía.
•	Interceder	por	nosotros	ante	todo	el	resto	de	los	ángeles	y	ante	el	Padre
Creador.
•	Advertirnos	del	peligro.
III	–	Testimonios	de	contactos
angélicos
A	continuación,	presento	una	serie	de	testimonios	de	hombres	y	mujeres	que	han
entablado	contacto	angélico.
Algunos	son	breves	y	escuetos	porque	la	persona	en	cuestión	ha	decidido
contarlo	de	esa	manera.	Otros,	son	extensos	y	se	detienen	en	detalles	que	hacen
más	vívido	el	relato.
Algunos	de	ellos	están	conformados	por	palabras	sencillas,	mientras	que	otros
hacen	gala	de	un	lenguaje	más	elaborado.
Algunos	contacto	angélicos	de	los	que	aquí	se	relatan	se	producen	de	manera
“simple”	a	través	de	rezos	y	plegarias	(caso	de	Leonardo)	mientras	que	otros
tienen	lugar	de	manera	más	compleja,	tal	es	el	caso	de	Alejandra,	quien	descubre
a	su	Ángel	de	la	Guarda	en	una	sesión	grupal	de	contacto	angélico.
Unas	personas	relatan	haber	visto	efectivamente	un	ángel	con	aspecto	de
humano	alado,	otras	lo	refieren	como	una	luz	potente,	mientras	que	en	algunos
testimonios	la	presencia	angelical	sólo	parece	percibirse	por	sus	benéficos
efectos	tales	como	sanación	y	cambio	energético	positivo.
Pero	yo	no	he	querido	dejar	ninguno	de	lado,	por	una	razón	fundamental:	cada
uno,	a	su	manera,	es	una	prueba	de	que	los	ángeles	son	una	presencia	real	que
puede	ayudarnos.
Por	motivos	que	hacen	al	sentido	de	la	discreción	y	que	el	lector	comprenderá,
no	he	develado	el	nombre	completo	de	ninguna	de	las	personas	que	tuvo	la
amabilidad	y	generosidad	de	relatarme	su	experiencia	de	contacto	angélico.
Un	ángel	soñado
Mi	nombre	es	Luisa	y	tuve	la	fortuna	de	experimentar	varios	episodios	con	mi
ángel	protector.	Yo	le	había	pedido	al	Padre	Creador,	a	mi	señor	Jesucristo	que
me	permitiera	tener	contacto	con	mi	ángel	y	saber	el	nombre	de	él.	Se	lo	había
solicitado	con	mucha	fe	e	ilusión	a	través	de	rezos	y	plegarias.	Para	darle	más
fuerza	a	mi	pedido,	también	realicé	algunos	rituales	propiciatorios.
A	los	pocos	días	de	comenzar	con	todo	ello,	tuve	un	sueño:	en	él,	alguien	a	quien
yo	no	veía,	pronunciaba	un	nombre	y	luego	aparecieron	unas	letras	doradas
iluminadas	por	una	potente	luz	blanca.	En	esas	letras	estaba	escrito	el	mismo
nombre	que	pronunciaba	la	voz:	Uriel.	Así	fue	que	supe	el	nombre	de	mi	ángel.
A	partir	de	ese	momento,	cuando	me	he	sentido	triste	o	preocupada,	yo	le	hablo
y	le	pido	ayuda.	Y	nomás	dormir,	sueño	con	una	gran	luz,	muy	potente,	pero	que
no	llega	a	cegar	y	que	me	transmite	—de	una	manera	que	no	sé	explicar—	ideas,
soluciones	para	mejorar	mi	vida,	para	remediar	eso	que	me	hace	mal	o	que	me
preocupa.	Yo	no	sabría	con	qué	palabras	él	me	transmite	todo	eso.	Simplemente
lo	siento,	muy	dentro	de	mí	y	al	despertar	tengo	otro	estado	de	ánimo	y	ya	sé	qué
hacer	para	comenzar	a	solucionar	las	cosas.
Luisa
Un	ángel	que	responde	preguntas
trascendentales
La	primera	vez	que	tuve	contacto	con	mi	Ángel	de	la	Guarda,	no	estaba
preparada	para	ello.	Si	bien	me	considero	una	persona	que	está	en	la	búsqueda
espiritual	constante	—básicamente	a	través	de	lecturas,	hasta	el	momento	del
encuentro	y	la	“revelación”—	lo	cierto	es	que	un	suceso	tan	alejado	de	la
búsqueda	espiritual	“teórica”	y	tan	práctico	y	concreto,	me	llenó	de	asombro.
Había	recibido	una	invitación	de	mi	amiga	Marcela	para	participar	de	una
meditación	grupal	cuyo	propósito	era,	precisamente,	contactar	con	entidades
angélicas.	Por	aquella	época	yo	trabajaba	en	el	área	de	servicios	informáticos	y
ese	día	surgieron	complicaciones	a	último	momento,	de	modo	tal	que	pensé	que
me	sería	imposible	asistir:	el	sistema	se	caía	una	y	otra	vez	y	algunos	programas
no	funcionaban.	Sin	embargo	de	un	momento	para	otro,	todo	se	arregló	casi
mágicamente	y	en	cuestión	de	minutos.	Resultado:	pude	llegar	a	la	sesión	de
meditación	grupal,	pero	un	poco	más	tarde	de	lo	acordado.
Cuando	llegué	había	seis	personas,	entre	ellas	mi	amiga	Marcela,	que	notó	mi
presencia	y	con	un	gesto	me	indicó	que	me	incorporara	silenciosamente	al
grupo.	Se	encontraban	sentadas	en	el	suelo	y	ya	habían	comenzado	con	los
primeros	ejercicios	de	relajación	físicay	mental.	Pese	a	que	llegué	apurada	y	en
un	notable	estado	de	excitación,	en	cuanto	me	senté	junto	a	ellos,	cerré	mis	ojos
y	formé	parte	de	su	círculo	energético,	entré	casi	de	manera	instantánea	en	un
placentero	estado	de	relajación.	Mi	mente	y	mi	espíritu	comenzaron	a	tomar
contacto	profundo	con	la	música	que	provenía	de	un	pequeño	equipo	de	música
allí	instalado:	se	trataba	de	una	suave	y	lenta	melodía	donde	se	destacaban	los
violines.	Concentrada	en	esa	música,	de	pronto	me	visualicé	flotando	en	una
nube;	me	sentí	tan	relajada	y	a	gusto	que	comenzaron	a	correr	lágrimas	por	mis
mejillas.	Poco	a	poco,	empecé	a	sentir	cómo	mi	corazón	se	desbordaba	de	amor
puro	y	universal	y,	en	un	momento	dado,	visualicé	una	potente	luz	blanca	con
algunos	destellos	dorados.	Gradualmente	esa	luminosidad	fue	tomando	forma
humana,	hasta	que	pude	verlo	claramente:	se	trataba	de	un	ser	de	una	belleza
increíble	y	andrógina	(esto	es,	indefinida,	entre	masculina	y	femenina),	piel	muy
blanca,	cabellos	rojizos,	ojos	turquesas	y	tenía	en	su	rostro	una	placidez	infinita.
Parecía	estar	vestido	por	esa	luz,	que	también	conformaba	sus	alas.	Recuerdo
haberme	sorprendido	al	percibir	que	sus	éstas	estaban	hechas	de	luz,	ya	que	en
todos	los	cuadros	que	yo	había	visto	donde	aparecían	ángeles,	éstos	tenían	alas
de	plumas.	En	ese	momento,	mientras	yo	pensaba	en	la	naturaleza	de	sus	alas,
este	ser	al	que	yo	ya	no	dudaba	en	calificar	de	ángel,	me	transmitió	un	mensaje
telepático	que	daba	respuesta	a	un	cuestionamiento	que	yo	me	hacía	en	forma
recurrente	por	ese	entonces:	yo	había	perdido	a	un	amigo	muy	querido	a	causa
del	SIDA	y	a	una	hermana	apenas	mayor	que	yo	víctima	de	un	accidente
automovilístico	y	me	inquietaba	por	demás	saber	qué	era	lo	que	habían
encontrado	en	ese	“otro	lado”.	En	ese	momento	no	formulé	mentalmente	la
pregunta.	Es	más:	creo	que	ni	siquiera	la	tenía	presente,	pero	aparentemente	a
ese	ser	le	resultaba	importante	darme	una	respuesta	a	un	interrogante	tan
importante.	Me	dijo	textualmente:	“No	lo	olvides:	la	muerte	es	hermosa,	pacífica
y	luminosa”.	Una	vez	que	hubo	dicho	la	frase,	su	imagen	fue	borrándose
lentamente	hasta	que	sólo	percibí	una	especie	de	pantalla	blanca.
Continué	con	los	ojos	cerrados	hasta	que	minutos	después,	la	voz	del	guía	de	la
sesión,	nos	indicó	que	cuando	lo	creyéramos	conveniente	abriéramos	los	ojos.
Fue	entonces	que	nos	instó	a	compartir	las	experiencias	de	cada	uno	y	yo	relaté
brevemente	la	mía,	ya	que	la	emoción	más	profunda	me	embargaba	y	me	costaba
mucho	encontrar	las	palabras	adecuadas	para	transmitir	mi	experiencia	en	toda
su	importancia.
Fue	un	momento	trascendental,	ese	encuentro	marcó	un	punto	de	inflexión,	un
antes	y	un	después	en	mi	vida	Por	ejemplo,	dejé	de	sentir	temor	ante	la	muerte	y
surgió	en	mi	un	ferviente	anhelo	de	ser	útil	a	los	demás	en	esta	vida.
A	partir	de	ese	día,	sigo	comunicándome	con	mi	ángel,	a	través	de	meditaciones
individuales	y	oraciones.	Pero	nunca	olvidaré	la	hermosa	forma	en	que	se
presentó	ante	mí	aquella	tarde	del	18	de	noviembre	de	2003.
Alejandra
Ángeles	“enfermeros”
En	1992	me	diagnosticaron	depresión.	Por	cierto,	yo	nunca	había	sido	una
persona	alegre	ni	extrovertida.	Mi	infancia	y	mi	adolescencia	fueron	períodos
difíciles	de	afrontar	ya	que	suelen	ser	etapas	de	gran	camaradería	entre	pares	y	a
mí	me	resultaba	bastante	difícil	relacionarme	con	mis	compañeros	y
compañeras.	Y	la	primera	época	de	juventud	no	fue	muy	distinta.	Sin	embargo,	a
poco	de	cumplir	los	25	años,	todo	empeoró:	una	enorme	tristeza	se	apoderó	de
mí	de	manera	constante,	no	le	veía	ningún	sentido	a	empezar	un	nuevo	día	y,
muchas	veces,	ni	siquiera	podía	salir	de	la	cama	por	la	mañana.	Para	colmo	de
males,	no	era	capaz	de	hablar	de	lo	que	me	sucedía.	Mis	padres,	por	supuesto,
advirtieron	el	cambio	y	me	llevaron	a	médicos	y	psicólogos	y	el	diagnóstico	no
tardó	en	llegar:	depresión.	Estuve	en	tratamiento,	lo	cual	incluía	medicación,
pero	lo	cierto	es	que	no	había	mejoría	a	la	vista.	Yo	me	sentía	profundamente
solo	y	abandonado	de	la	mano	de	Dios.	Por	eso,	a	todo	lo	narrado	se	le	agregó
una	profunda	crisis	de	fe,	porque	sentía	que	yo	sufría	cada	vez	más	y	que	Dios
estaba	cada	vez	más	lejos	de	mí.
Entonces	llegaron	los	ángeles.	Luego	de	invocarlos	mediante	plegarias	y
oraciones	que	repetía	casi	sin	fuerzas	tirado	en	mi	cama,	comencé	a	sentir	su
presencia	a	mi	alrededor.	No	puedo	decir	que	“vi”	un	ángel	en	el	sentido	de	que
se	apareció	ante	mí	un	ser	con	alas.	Pero	sí	puedo	asegurar,	por	ejemplo,	que	a
partir	de	mis	invocaciones,	la	energía	que	me	rodeaba	cambió	notablemente.
Antes	yo	sentía	una	suerte	de	nube	negra	que	se	transportaba	conmigo	y,	en
cambio,	a	partir	de	mi	contacto	angélico,	percibo	el	aire	como	una	materia
liviana	y	clara	que	me	infunde	energía	positiva.	Los	ángeles	también	acuden	a
mí	de	maneras	diversas	y	se	me	presentan	en	cosas	concretas.	Buscando	sosiego
acudo	a	una	plaza	en	la	que	nunca	había	estado	antes,	me	siento	en	un	banco	y,	al
hacerlo,	me	doy	cuenta	que	muy	cerca	hay	una	estatua	de	un	ángel.	O	alguien
que	es	muy	amable	conmigo	en	un	determinado	momento	(una	vendedora,	por
ejemplo)	lleva	en	su	pecho	un	prendedor	con	la	imagen	de	un	ángel.
También	hubo	otras	modificaciones	relativas	a	mi	enfermedad:	a	partir	del
contacto	angélico	mi	proceso	curativo	ha	avanzado	notablemente,	sin	pausa	y	yo
siento	que	ellos	tienen	mucho	que	ver	en	ello.	Siento	que	con	su	presencia	me
cuidan	y	me	protegen	y	que	me	auxilian	y	me	inducen	a	la	sanación.
Hoy	me	siento	mucho	mejor:	tengo	ganas	de	vivir	y	de	luchar	el	día	a	día	de	la
existencia.	Y	sé	que	los	ángeles	son,	en	buena	medida,	responsables	de	ello.
Leonardo
Viajar	con	los	ángeles
Hace	unos	años	comencé	un	camino	de	búsqueda	espiritual	consciente.	Un	tanto
cansada	del	materialismo	de	este	mundo,	decidí	emprender	una	serie	de
aprendizajes	y	prácticas	para	vincularme	más	de	lleno	con	la	espiritualidad.
Entre	los	caminos	escogidos,	estaba	el	de	intentar	tener	contacto	con	los	ángeles.
Para	lograrlo	y,	como	debido	a	lo	irregular	de	mis	horarios	me	resultaba
imposible	comprometerme	a	concurrir	a	un	taller	de	técnicas	de	comunicación
con	los	ángeles,	me	decidí	por	una	modalidad	autodidacta.	Compré	una	serie	de
libros	acerca	del	tema,	me	informé	en	profundidad	y,	como	consecuencia,
comencé	a	realizar	rituales	de	invocación	angélica.	Pasaron	días	y	días	en	los
que	llevaba	a	cabo	las	ceremonias,	pero	nada	en	particular	sucedía.	Hasta	que	en
un	momento	determinado,	el	“milagro”	sucedió.	Estaba	en	mi	hogar	meditando
muy	concentrada	cuando	apareció	ante	mí	una	potente	luz	con	los	mismos
colores	que	el	arco	iris.	No	pude	evitar	mirar	fijamente	hacia	ella:	su
luminosidad	y	belleza	eran	tales	que	atraía	de	manera	irremediable	mi	mirada.
Muy	concentrada	en	esa	luz,	comencé	a	sentir	cómo	mi	alma	se	separaba	de	mi
cuerpo	físico	y	comenzaba	a	flotar.	Dejé	de	percibir	la	sensación	de	peso	y	sentía
que	entraba	de	lleno	a	la	esfera,	al	plano	de	ese	ser	luminoso.	Todo	mi	ser	era
libre:	la	sensación	de	libertad	y	plenitud	era	absoluta.	No	había	peso,	no	había
cadenas	ni	límites	ni	ataduras:	sólo	una	sensación	indescriptible	de	libertad	y	la
extraña	impresión	de	que	eso	que	me	estaba	aconteciendo	era	perfectamente
natural.	Ese	ser	luminoso	me	conducía	a	través	de	una	especie	de	vuelo	sobre	un
lugar	apacible	y	colorido,	donde	predominaban	los	colores	azules	y	verdes.
Recuerdo,	además	de	la	clarísima	y	potente	sensación	de	ingravidez,	haber
percibido	la	caricia	del	viento	en	mi	rostro	y	haber	perdido	completamente	la
noción,	mientras	flotaba	en	la	placidez	y	la	felicidad	más	absoluta.	En	un
momento,	ese	ser	de	luz	me	dijo:	“No	sientas	ningún	temor:	soy	tu	Ángel	de	la
Guarda	y	todo	lo	que	sucede	obedece	a	un	Orden	Divino”.	Más	adelante,	de
manera	telepática	me	transmitió	el	siguiente	mensaje:	“Tú	eres	mi	vínculo	con	el
mundo	físico,	de	la	misma	manera	en	que	yo	soy	tu	contacto	con	el	mundo
espiritual.	Ahora	que	lo	sabes,	tienes	que	regresar”.	No	bien	tuve	noción	de	esas
palabras	en	mi	mente,	me	vi	envuelta	en	un	retroceso	muy	rápido,	comosi
pasaran	una	película	a	toda	velocidad	de	atrás	hacia	delante.	Luego,	pude	sentir
claramente	cómo	mi	alma	entraba	en	mi	cuerpo	y	abrí	lentamente	mis	ojos.	Poco
a	poco	fui	tomando	conciencia	del	entorno:	era	mi	cuarto,	el	mismo	en	el	que
había	dormido	cómodamente	durante	los	últimos	años.	Sin	embargo,	lo	sentía
extraño,	demasiado	limitado	en	comparación	al	lugar	por	el	que	minutos	antes
había	deambulado.
Siempre	recuerdo	ese	suceso	y,	de	hecho,	nunca	he	realizado	otra	meditación	o
ritual	para	contactar	nuevamente	con	mi	Ángel	de	la	Guardia.	Simplemente,
siento	que	siempre	estuvo	conmigo	y	que	ese	ritual	y	esa	visualización	me
sirvieron	para	ser	consciente	de	ello.
María	Clara
El	consuelo	de	un	ángel
Yo	salía	cabizbajo	y	desconsolado	del	hospital	y	me	senté	en	un	banco	del
parque	de	alrededor	a	llorar.	Entonces,	una	hermosa	mujer	se	acercó	a	mí:	era
muy	alta	y	muy	delgada,	de	cara	afilada,	tez	cetrina,	ojos	casi	negros	muy
grandes	y	pelo	largo,	lacio	y	castaño.	Vestía	un	elegante	traje	sastre,	discreto
pero	que	le	sentaba	muy	bien.	La	desconocida	se	sentó	junto	a	mí	y	me	preguntó
porque	lloraba.	Fue	entonces	que	le	conté	mi	pena	enorme:	hacia	la	madrugada
había	llevado	a	mi	esposa	al	hospital	pues	había	comenzado	el	trabajo	de	parto;
luego	de	varias	horas	de	labor	había	nacido	mi	primera	hija,	una	criatura
extremadamente	bella	y	perfecta	pero,	lamentablemente,	con	un	corazoncito
débil.	Tan	débil	que,	apenas	mi	esposa	la	tomó	entre	sus	brazos	y	yo	la
contemplé,	luego	de	un	profundo	suspiro	se	quedó	dormidita	para	siempre.	La
extraña	dama	esperó	unos	segundos,	permitió	que	yo	me	desahogara	y	me
deshiciera	en	llanto	y,	luego,	replicó	serena:
—En	realidad,	no	tienes	un	verdadero	motivo	para	llorar,	puesto	que	tu	hijita
estará	muy	bien	junto	a	otros	ángeles	del	cielo.	No	desesperes:	ya	tendrás	otros
hijos.
Luego	de	decir	eso,	me	pidió	que	cerrara	los	ojos	por	un	instante.	En	lo	que
luego	pensé	que	fue	un	acto	arriesgado,	efectivamente,	la	obedecí	y	cerré	mis
ojos.	Nomás	hacerlo,	sus	labios	se	posaron	sobre	mi	frente	y	estamparon	un
suave	beso	al	tiempo	que	algo	caía	sobre	mi	regazo.	Juro	que	abrí	los	ojos	en	ese
mismo	instante,	pero	la	señora	ya	se	había	esfumado	y	una	sensación	de	paz
comenzaba	a	apoderarse	de	mí.	Sobre	mi	regazo,	tenía	una	medallita	con	el
rostro	de	Jesús.	Miré	alrededor	hacia	el	parque	pero	no	había	rastro	alguno	de	la
mujer.	La	sensación	de	paz	interior	seguía	creciendo.	Finalmente,	estuve	lo
suficientemente	sereno	como	para	volver	al	hospital	junto	a	mi	esposa.	No	le
conté	lo	sucedido:	temía	que	no	me	creyera,	que	pensara	que	el	dolor	de	haber
perdido	a	nuestra	hija	me	había	vuelto	loco.	Pero	yo	estaba	seguro	de	lo	que
había	sucedido:	Dios	había	enviado	un	ángel	para	consolarme.	Y	lo	cierto	es	que
lo	logró	y	que	tenía	razón:	con	los	años,	tal	cual	lo	predicho,	tuve	otros	tres	hijos
que	hoy	son	jóvenes	con	excelente	salud.
Heriberto
IV	–	Cómo	contactar
con	los	ángeles
En	la	sección	siguiente	del	libro	explico	de	forma	puntual	y	detallada	cómo
invocar	de	manera	específica	a	cada	uno	de	los	72	ángeles	cabalísticos	de
acuerdo	a	las	correspondencias	energéticas	de	cada	uno	de	ellos.	En	tanto	y	en
cuanto	cada	uno	se	relaciona	con	una	flor,	un	aroma	y	un	espectro	cromático,
entre	otros	elementos	y	manifestaciones,	hacer	uso	de	ellos	al	invocar	al	ángel
asegura	el	contacto.	Pero…	¿qué	y,	sobre	todo,	cómo	hacer	en	caso	de	que	el
lector	desee	invocar	alguna	otra	presencia	angélica?	A	continuación,	consejos
para	contactar	con	los	ángeles.	Y	una	advertencia	fundamental:	cada	uno	de	los
métodos	no	excluye	al	otro.	Antes	bien,	lo	potencia.
Las	oraciones
Las	oraciones	y	las	plegarias	son,	tal	vez,	el	modo	más	antiguo	y	tradicional	de
solicitar	la	protección	y	el	amparo	angélico.	Un	poco	más	abajo,	en	este	mismo
capítulo,	encontrarás	varias	de	ellas	por	demás	tradicionales	y	conocidas,
algunas	con	varios	siglos	de	existencia.
Asimismo,	en	la	sección	dedicada	a	los	72	ángeles	cabalísticos,	los	rituales	de
invocación	incluyen	en	algunos	casos	oraciones.	La	causa	de	ello	es	que	la
oración	es	un	método	sumamente	eficaz	(no	el	único,	por	supuesto)	para
convocar	a	los	ángeles.
¿De	que	manera	decirlas	para	que	resulten	más	efectivas?	Si	te	sientes	cómodo
haciéndolo,	puedes	decirlas	en	voz	alta,	pero	lo	cierto	es	que	no	es	necesario	que
hables	de	esa	manera	para	que	las	entidades	angélicas	te	presten	atención.	De
hecho,	los	ángeles	han	respondido	a	muchas	oraciones	silenciosas	o	a,
simplemente,	a	un	intenso	deseo	que	verdaderamente	emana	del	corazón.
Algunas	de	las	oraciones	de	invocación	angélica	más	conocidas	y	difundidas	son
las	siguientes:
Oración	a	los	ángeles
Ángeles	y	Arcángeles,
Tronos	y	Dominaciones,
Principados	y	Potestades,
Virtudes	de	los	Cielos,
Querubines	y	Serafines:
alaben	al	Señor	por	siempre.
Alaben	al	Señor	todos	sus	ejércitos,
siervos	que	cumplen	su	voluntad.
Santo	Ángel	que	confortaste	a	Jesucristo,	nuestro	Señor,
ven	y	confórtanos	a	nosotros	también.
¡Ven	no	tardes!
Oraciones	al	Ángel	de	la	Guarda
Himno	de	Laudes	al	Ángel	de	la	Guarda
Ángel	santo	de	la	Guarda,	compañero	de	mi	vida,
tú	que	nunca	me	abandonas,	ni	de	noche	ni	de	día.
Aunque	espíritu	invisible,	sé	que	te	hallas	a	mi	lado,
escuchas	mis	oraciones	y	cuentas	todos	mis	pasos.
En	las	sombras	de	la	noche,	me	defiendes	del	demonio,
tendiendo	sobre	mi	pecho	tus	alas	de	nácar	y	oro.
Ángel	de	Dios,	que	yo	escuche	tu	mensaje	y	que	lo	siga,
que	vaya	siempre	contigo	hacia	Dios,	que	me	lo	envía.
Testigo	de	lo	invisible,	presencia	del	cielo	amiga,
gracias	por	tu	fiel	custodia,	gracias	por	tu	compañía.
En	presencia	de	los	ángeles,	suba	al	cielo	nuestro	canto:
gloria	al	Padre,	gloria	al	Hijo,	gloria	al	Espíritu	Santo.
Amén.
Oración	al	Ángel	de	la	Guarda	(San	Juan	Berchmans)
Ángel	Santo,	amado	de	Dios,
que	después	de	haberme	tomado,	por	disposición	divina,
bajo	tu	bienaventurada	guarda,
jamás	cesas	de	defenderme,	de	iluminarme	y	de	dirigirme.
Yo	te	venero	como	mi	protector,	te	amo	como	mi	custodio;
me	someto	a	tu	dirección	y	me	entrego	todo	a	ti,	para	ser	gobernado	por	ti.
Te	ruego,	por	lo	tanto,	y	por	amor	a	Jesucristo	te	suplico,
que	cuando	sea	ingrato	para	ti	y	obstinadamente	sordo	a	tus	inspiraciones,	no
quieras,	a	pesar	de	esto,	abandonarme;
antes	al	contrario,	ponme	pronto	en	el	recto	camino,
si	me	he	desviado	de	él.
Enséñame,	si	soy	ignorante;
levántame,	si	he	caído;
sostenme,	si	estoy	en	peligro,
y	condúceme	al	cielo	para	poseer	en	él	una	felicidad	eterna.
Amén.
Oración	al	Ángel	de	la	Guarda	(Macario,	el	egipcio)
Ángel	santo,	que	velas	por	mi	pobre	alma	y	por	mi	vida,
no	me	dejes	–soy	pecador–
y	no	me	desampares	a	causa	de	mis	manchas.
No	dejes	que	se	me	acerque	el	mal	espíritu.
Y	dirígeme	poderoso	preservando	mi	cuerpo	mortal.
Toma	mi	mano	débil	y	condúceme	por	el	camino	de	la	salvación.
Oraciones	al	Arcángel	san	Miguel
¡Oh!	gloriosísimo	san	Miguel	Arcángel,
príncipe	y	caudillo	de	los	ejércitos	celestiales,
custodio	y	defensor	de	las	almas,
guarda	de	la	Iglesia,
vencedor,	terror	y	espanto	de	los	rebeldes	espíritus	infernales.
Humildemente	te	rogamos	te	dignes	librar	de	todo	mal
a	los	que	a	ti	recurrimos	con	confianza.
Que	tu	favor	nos	ampare,
tu	fortaleza	nos	defienda	y	que,	mediante	tu	incomparable	protección,
adelantemos	cada	vez	más	en	el	servicio	del	Señor.
Que	tu	virtud	nos	proporcione	aliento	todos	los	días	de	nuestra	vida,
especialmente	en	el	trance	de	la	muerte,
para	que,	defendidos	por	tu	poder	del	infernal	dragón
y	de	todas	sus	asechanzas,
cuando	salgamos	de	este	mundo	seamos	presentados	por	ti,
libres	de	toda	culpa,	ante	la	Divina	Majestad.
Amén.
San	Miguel	Arcángel,	defiéndenos	en	la	batalla.
Sé	nuestro	amparo	del	demonio.
Reprímale	Dios,	pedimos	suplicantes,
y	tú,	Príncipe	de	la	Milicia	Celestial,
arroja	al	infierno	con	el	divino	poder	a	Satanás,
y	a	los	otros	espíritus	malignos
que	andan	dispersos	por	el	mundo
para	la	perdición	de	las	almas.
Amén.
Oración	al	arcángel	san	Rafael
Arcángel	san	Rafael,que	dijiste:
“Bendecid	a	Dios	todos	los	días	y	proclamad	sus	beneficios.
Practicad	el	bien	y	no	tropezaréis	en	el	mal.
Buena	es	la	oración	con	ayuno,	y	hacer	limosna	mejor	que	atesorar	oro”.
Te	suplico	me	acompañes	en	todos	mis	caminos
y	me	alcances	gracias	para	seguir	tus	consejos.
Amén.
Oración	al	arcángel	san	Gabriel
Dios	Señor	nuestro,
imploramos	tu	clemencia	para	que	habiendo	conocido	tu
Encarnación
por	el	anuncio	del	arcángel	san	Gabriel,
con	el	auxilio	suyo	consigamos	también	sus	beneficios.
Por	Jesucristo	nuestro	Señor.
Amén.
Oración	al	arcángel	Uriel
¡Oh!	Dios	que	con	inefable	providencia
te	dignas	enviar	a	tus	santos	ángeles	para	nuestra	guarda,
accede	a	nuestros	ruegos
y	haz	que	seamos	siempre	defendidos	por	su	protección.
Señor,	que	nos	confías	a	tus	ángeles
para	que	nos	guarden	en	todos	nuestros	caminos,
concédenos	que	por	intervención	de	tu	glorioso	arcángel	San	Uriel
nos	veamos	libres	de	los	peligros	presentes,
y	nos	asegures	contra	toda	adversidad.
Glorioso	arcángel	san	Uriel,	poderoso	en	fortaleza,
imploro	tu	custodia	para	alcanzar	la	victoria	sobre	todo	mal	espiritual	o
temporal.
Protector	mío,
concédeme	la	gracia	que	te	solicito	[se	pide	la	gracia	deseada],
si	es	conveniente	para	el	bien	de	mi	alma,
acompáñame	y	guía	todos	mis	pasos	hasta	alcanzar	la	vida	eterna.
Amén.
La	música
Una	melodía	adecuada	ayuda	en	mucho	a	invocar	y	contactar	con	entidades
angélicas.	Sin	embargo,	al	contrario	que	en	el	caso	de	los	aromas,	no	existe	una
pieza	musical	específica	para	atraer	a	cada	ángel	en	particular.	¿Cómo	elegir,
entonces,	una	música	tal	que	viabilice	y	hasta	facilite	el	contacto	angélico?	Un
poco	más	adelante,	señalo	una	posible	lista	acerca	de	la	cual	he	comprobado	yo
misma	su	eficacia.	Pero	si	quieres	ampliarla,	tu	intuición	sabrá	seguramente
marcarte	el	camino	correcto.	Algunos	puntos	a	tener	en	cuenta	para	guiar	a	tu
intuición	son	los	siguientes:
•	Como	bien	te	podrás	imaginar,	los	ángeles	detestan	la	música	estridente,	con
letras	violentas	o	que,	más	simplemente,	hablan	de	pasiones	bajas.	Jamás	utilices
música	de	ese	tipo	o	especie.
•	Si	sientes	que	una	melodía	te	relaja	y/o	te	eleva	espiritualmente,	es	un
excelente	comienzo	para	empezar	a	pensar	que	también	puede	ser	del	agrado	de
los	ángeles.
•	Pero	si	quieres	ir,	en	principio,	a	lo	seguro,	te	recomiendo	que	te	ayudes	de
alguna	o	algunas	de	las	siguientes	músicas	para	atraer	a	los	ángeles:
–	Canto	gregoriano
–	Las	cuatro	estaciones	de	Antonio	Vivaldi
–	Misa	en	B	menor,	de	J.	S.	Bach
–	Concerto	Grosso	N°	5	y	N°	6	de	Friedrich	Handel
–	Stabat	Mater,	de	Giovanni	Pergolesi
–	Oratorio	de	Navidad	de	J.	S.	Bach
Dentro	de	la	música	actual,	las	canciones	de	Enya,	Vangelis	y	Andreas
Volenweider	suelen	tener	el	mismo	efecto.
Los	rituales
Los	rituales	o	ceremonias	son	una	serie	de	pasos	que	deben	seguirse	y,	si	se	lo
hace	de	la	forma	correcta,	se	desencadenan	determinadas	energías	que	no
estaban	presentes	antes	o	se	potencian	las	que	ya	se	manifestaban	previamente.
Para	liberar	esos	fluidos	energéticos,	se	hechan	mano	a	diferentes	elementos
auxiliares	que	provocan	movilizaciones	de	la	energía.	Los	más	comunes	suelen
ser:
•	Velas
•	Sahumerios.
•	Aceites	esenciales
•	Quema	de	incienso,	mirra,	benjuí	u	otras	sustancias,	preferentemente	resinosas
Los	talismanes
Se	conoce	con	ese	nombre	o	con	el	de	“amuleto”	a	objetos	que,	consagrados
debidamente,	ofrecen	poderes	mágicos	de	protección.	Cuando	llevamos	el
talismán	correspondiente	a	un	ángel,	contamos	con	su	amparo	en	ese	o	esos
ámbitos	de	la	existencia	que	se	encuentran	regidos	por	esa	presencia	angélica.
Ocho	reglas	de	oro	para	contactar	con	los	ángeles
1-	Cree	en	los	ángeles
Tal	vez	este	primer	“mandamiento”	te	resulte	innecesario	por	lo	obvio,	pero	lo
cierto	es	que	no	lo	es.	Si	llamas	a	los	ángeles	desde	la	fe,	ellos	más	temprano	que
tarde	vendrán.	Si	lo	haces	desde	el	escepticismo	o	el	descreimiento,	simplemente
porque,	por	ejemplo,	el	contacto	angélico	está	de	moda	y	nada	cuesta	hacer	la
prueba,	ten	por	seguro	que	no	se	harán	presentes.
2-	Hazle	sitio	en	tu	vida	a	los	ángeles
Una	vez	que	has	logrado	contactarlos,	si	quieres	que	los	ángeles	permanezcan	a
tu	lado,	deberás	hacerlos	sentir	a	gusto.	Para	ello	es	importante	que	tu	mundo	se
parezca	más	al	de	ellos.	Algunos	puntos	a	tener	en	cuenta	son:
Los	ángeles	se	sienten	cómodos	con	pensamientos	y	sentimientos	de	paz	y	de
amor	y	huyen	ante,	por	ejemplo,	la	irritación	y	la	agresividad.
El	silencio	les	resulta	preferible	al	ruido	y	la	lentitud	a	la	velocidad.
La	limpieza	debe	ser	notable	y,	de	ser	posible,	absoluta.	Se	trata	de	seres
celestiales	a	los	que,	por	razones	obvias,	la	suciedad	los	incomoda	en	gran
medida.
3-	Utiliza	el	nombre	de	Dios
Dios	está	dentro	de	ti,	y	al	utilizar	su	energía	a	través	de	su	nombre	al	dirigirte	a
los	ángeles,	ellos	te	responderán	con	todo	el	poder	del	Universo.
4-	Invoca	su	presencia	tan	a	menudo	como	puedas
Los	ángeles	siempre	están	listos	para	presentarse	y	brindar	ayuda.	Pero	nosotros
no	siempre	sabemos	cómo	llegar	hasta	ellos.	O	lo	sabemos,	pero	estamos
demasiados	ocupados	o	demasiado	apurados	para	hacerlo	de	manera	regular.	Sin
embargo,	déjame	decirte	que	si	los	convocas,	por	ejemplo	3	o	4	veces	por	año,	lo
más	probable	es	que	tu	intento	no	sea	precisamente	exitoso.	Contrariamente	a
ello,	invoca	y	comulga	con	ellos	lo	más	a	menudo	que	te	sea	posible.	Si	puedes
hacerlo	diariamente,	mucho	mejor:	de	esa	manera	te	ayudarás	a	ti	mismo	y	harás
otro	tanto	con	mucha	gente	a	la	que,	incluso,	ni	siquiera	conoces.
5-	Pídeles	ayuda	de	manera	explícita
Aún	después	de	instituir	y	mantener	una	relación	estable	con	los	ángeles,	debes
acordarte	de	pedir	ayuda	explícitamente	cuando	la	necesites.	No	des	nada	por
sentado	al	respecto.	Los	ángeles	respetan	tu	libre	albedrío	y	solamente	en
contadísimas	ocasiones	intercederán	sin	que	tú	se	lo	pidas.
6-	Nunca	pidas	algo	que	sea	malo	para	alguien
Los	ángeles	atenderán	tus	pedidos	e	intercederán	por	ti	ante	el	Padre	Creador,
con	una	sola	y	simple	condición:	que	nunca	solicites	el	mal	para	alguna	persona.
Si	pides	perjudicar	a	alguien	o	hacer	mal,	tu	pedido	será	desoído	por	completo.
7-	Envía	tus	oraciones	o	tu	pedido	de	ayuda	a	la	“dirección	correcta”
Si	bien	es	bueno	que	invoques	a	los	ángeles	diariamente,	para	establecer	un
contacto	constante	y	para	que	ellos	llenen	de	Luz	tu	vida	toda,	cuando	necesites
ayuda	o	guía	en	algún	aspecto	específico,	lo	mejor	es	que	te	dirijas	a	la	presencia
angélica	que	tiene	especial	ingerencia	en	esos	aspectos.	La	sección	de	este	libro
que	trata	acerca	de	los	72	ángeles	cabalísticos	es	por	demás	específica	al
respecto.	Allí	podrás	ver,	por	ejemplo,	que	si	necesitas	obtener	fortaleza	moral	o
alcanzar	paz	interior,	Mahasiah	es	la	presencia	angélica	indicada.	Cahethel,	en
cambio,	es	la	entidad	celestial	que	te	permitirá	conectarte	mejor	con	la
abundancia	o	la	prosperidad,	mientras	que	para	atravesar	momentos	oscuros	y
difíciles,	Lauviah	es	la	ayuda	indicada.
8-	Espera	sorpresas,	espera	milagros
Si	cumples	con	las	siete	simples	reglas	que	acabo	de	mencionar	y	explicar,	lo
único	que	queda	es	esperar	el	sorpresivo	milagro	de	la	ayuda	angélica.
2.	Los	72	ángeles
cabalísticos
La	Cábala	-	Tradición	Hebrea
La	interpretación	judía	del	Antiguo	Testamento	menciona	72	ángeles.	A	ellos,
precisamente,	suele	conocérselos	con	el	nombre	de	Ángeles	cabalísticos	o
Ángeles	de	la	cábala,	aunque	a	veces	también	aparecen	mencionados	como
Genios	o	Ángeles	de	los	Quinarios.
Se	trata	de	entidades	espirituales	que	sirven	a	Dios	y	a	su	obra	creadora,	el
hombre,	ayudándolo	a	evolucionar	espiritualmente.	Según	la	magia	cabalística,
estas	entidades	angélicas	poseen	una	fuerza	y	un	poder	especial.
Están	organizados	en	nueve	coros	formados	cada	uno	de	ellos	a	su	vez	por	ocho
rostros.
Buena	parte	de	la	continuación	de	este	volumen	trata,	precisamente,	de	esos	72
ángeles	que	poseen	una	fuerza	y	un	poder	especial	y	que	nos	ayudan	y	nos
llaman	a	reflexión	acerca	de	cuestiones	ineludibles	paranuestra	evolución
espiritual.
Pero,	ante	de	adentrarnos	de	lleno	en	el	mensaje	de	los	72	magos	angelicales,	se
impone	explicar	brevemente,	su	origen:	la	Cábala.
Breve	noticia	acerca	de	la	Cábala
La	Cábala	es,	básicamente,	un	conjunto	de	conceptos	místicos	que	tienen	por
objetivo	relacionar	el	universo	finito	con	el	Dios	infinito,	explicar	la	existencia
del	mal	y	señalar	el	camino	hacia	la	realización	espiritual.	Su	principal	misión,
su	super-objetivo	es	descubrir	la	significación	secreta	y	simbólica	de	las	palabras
arcanas	del	Antiguo	Testamento.
¿De	donde	proviene?	Existe	una	antigua	leyenda	que	afirma	que	la	Cábala	fue
creada	por	los	ángeles	caídos.	Muchos	esoteristas	consideran	que	la	Cábala	era
el	lenguaje	utilizado	por	los	magos	de	la	sumergida	Atlántida,	mientras	que	otros
sostienen	que	fue	en	Egipto	y	en	Babilonia	donde	surgió	este	sistema	simbólico-
conceptual.
Sin	embargo,	la	tradición	hebrea	—que	es	considerada	el	origen	más	certero	de
la	Cábala—	asegura	que	cuando	Moisés	recibió	las	Tablas	de	la	Ley	en	el	Monte
Sinaí,	el	Supremo	también	le	transmitió	una	serie	de	enseñanzas	vía	oral	que
únicamente	estaba	autorizado	a	revelar	ante	los	iniciados.	Mientras	que	las
Tablas	de	la	Ley	estaban	destinadas	al	común	de	la	gente,	existía	otro
conocimiento	secreto	que	el	profeta	sólo	transmitió	oralmente	a	un	grupúsculo
de	elegidos.
Concretamente,	cuenta	la	leyenda	que,	encontrándose	en	la	cumbre	del	Monte
Sinaí,	Dios	le	habló	al	oído	y	le	reveló	la	sabiduría	secreta	de	la	Cábala.	Moisés
hizo	partícipes	de	ese	secreto	a	setenta	ancianos,	quienes	se	encargaron	de
transmitirlo	a	sus	sucesores	inmediatos.
De	esa	manera,	durante	centenares	de	años,	aquella	tradición	conservada	por
unos	cuantos	iniciados	de	cada	generación,	se	fue	propagando	oralmente.
El	sistema	cabalístico	—como	se	puede	apreciar,	proveniente	de	épocas	muy
remotas—	parece	haber	tenido	su	primera	recopilación	formal	y	escrita	en	los
primeros	siglos	del	cristianismo,	cuando	sus	principios	fueron	transcriptos	en
pergaminos	por	un	grupo	de	ilustrados	religiosos	judíos	europeos.
Siglos	después,	un	filósofo	hebreo	que	tradujo	las	Sagradas	Escrituras	analizó
una	parte	de	la	Cábala	y	gracias	a	él,	muchos	investigadores	europeos	se
interesaron	en	el	tema	y	fundaron	escuelas	destinadas	al	estudio	de	la	Cábala.
Lo	esencial	de	la	Cábala	se	encuentra	en	el	Séphirot	o	Árbol	de	la	Vida,	nombre
que	proviene	del	término	séfira,	que	significa	“luz”.
El	Árbol	de	la	Vida
Se	trata	de	un	diagrama	compuesto	por	diez	puntos	que	simbolizan	la	base	de
sustentación	del	proceso	creativo	del	Universo	y	del	hombre,	a	imagen	y
semejanza	de	Dios.	Asimismo,	son	las	fuerzas	impulsoras	del	ser	humano	y	del
cosmos	y	se	encuentran	unidas	por	veintidós	líneas	o	senderos.	Las	Séphiras	—
cada	una	con	su	propio	nombre—	se	relacionan	con	los	diez	primeros	números	y
los	senderos,	por	su	parte,	se	vinculan	a	las	veintidós	letras	del	alfabeto	hebreo.
Las	Séphiras	y	los	senderos	suelen	representarse	gráficamente	por	medio	de
círculos	y	líneas	que	constituyen	el	llamado	Árbol	de	la	Vida,	el	cual	abarca	y
clasifica	todo	cuanto	existe	en	el	Universo	al	tiempo	que	también	indica	el
camino	seguido	por	Dios,	quien	en	un	relámpago	descendió	desde	Kether,	la
primera	emanación,	o	Corona,	a	través	de	las	restantes	Séphiras,	hasta	llegar	a
Malkuth,	la	Tierra	o	el	Reino	Terrenal.
Las	diez	Séphiras	son	los	siguientes:
1.	Kether
Punto	de	la	Corona	Suprema.	Por	ser	la	primera	emanación,	le	corresponde	el
número	uno.
2.	Chochmach
Representa	la	Sabiduría	Divina	y	alude	al	Padre	del	Universo.
3.	Binah
Se	vincula	a	la	inteligencia	y	a	la	comprensión.	Es	la	Madre	del	Universo.
4.	Hesed
Punto	del	amor,	en	el	sentido	masculino	de	fuerza	organizativa	y	constructora.
5.	Geburah
Corresponde	al	poder	femenino	y	es	la	contrapartida	de	Hesed.	Se	lo	considera	la
fuerza	impulsora	de	todo	lo	destructivo.
6.	Tipheret
Representa	la	belleza	y	alude	a	la	energía	vital	que	equilibra.
7.	Netzah
Se	vincula	al	triunfo	y	a	la	perseverancia.	Es	la	fuerza	masculina	de	la	naturaleza
y	representa	a	los	sentidos,	las	pasiones,	el	arte	y	el	ritmo.
8.	Hod
Punto	de	la	majestad.	Se	trata	de	una	fuerza	femenina	que	representa	las
cualidades	superiores	de	la	mente,	como	la	intuición	y	la	perspicacia.
Igualmente,	alude	a	la	razón	y	la	lógica,	ambas	sospechosas	a	los	ojos	de	los
cabalistas.
9.	Yesod
Representa	la	Creación	y	es	la	base	de	todas	las	fuerzas	activas	de	Dios.
Simboliza	la	creatividad,	tanto	sexual	como	mental.	Su	número	es	el	9,	el	mismo
que	es	utilizado	para	las	ceremonias	de	iniciación	mágicas	y	ocultistas.
10.	Malkuth
Es	la	Tierra,	el	reino	terrenal.	Por	el	valor	numerológico-cabalístico	del	número
10	(“todas	las	cosas”)	Malkuth	es	un	compendio	de	todas	las	Séphiras.
Los	ángeles	y	la	Cábala
Según	la	tradición	de	la	Cábala,	todos	y	cada	uno	de	nosotros,	de	acuerdo	a
nuestra	Fecha	de	nacimiento,	tenemos	un	ángel	cabalísitico	que	nos	corresponde
y	que	actúa	sobre	nuestros	potenciales	personales.	No	se	trata	ni	debe
confundírselo	con	el	Ángel	de	la	Guarda	(que	nos	protege	y	nos	guía	en	cada
momento	de	nuestra	vida):	el	ángel	cabalístico	que	nos	corresponde	no	tiene
como	misión	cuidarnos,	sino	que	influye	en	el	desarrollo	de	nuestra
personalidad,	marcando	algunas	tendencias	evidentes	y	acentuadas	de	nuestro
carácter.
1	–	Vehuiah
Atributo:	Dios	Elevado	Y	Exaltado	Por	Encima	De	Todas	Las	Cosas
Jerarquía	Angelical:	Serafín
Séphira:	Kether
Fecha	Sobre	La	Que	Rige:	21	De	Marzo	-	25	De	Marzo
Planeta:	Sol
Color	De	Vibración:	Magenta/Rosa
Aroma:	Incienso
Flor:	Dalia
Lo	que	nos	enseña	y	nos	ofrece	este	ángel
Vehuiah,	por	ser	el	primer	ángel,	se	vincula	de	manera	fuerte	con	la	idea	de
principio,	de	origen	y	por	eso	se	lo	considera	una	suerte	de	primer	escalón	para
comenzar	a	emprender	el	maravilloso	camino	hacia	el	Cielo.	Nos	conecta	de
manera	fuerte	y	directa	con	el	Padre	Creador	y,	por	ello,	despierta	e	incrementa
nuestra	ya	presente	capacidad	creativa.
Su	papel	es	permitir	que	aFloren	en	nosotros	nuevas	ideas,	que	tengamos
actitudes	renovadoras	y	que	podamos	acceder	a	la	Iluminación	desde	un	lugar
novedoso	que	quizás	no	habríamos	descubierto	si	no	hubiéramos	contado	con	su
amorosa	asistencia.	Por	esa	razón,	es	que	fue	uno	de	los	ángeles	más	a	menudo
invocado	por	los	antiguos	y	sabios	maestros	alquimistas	en	la	persecución	de	la
Gran	Obra.
Gracias	a	él	podemos	iniciar	o	continuar	el	trabajo	creador	incrementando	el
poder	y	la	fuerza	interior,	que	no	son	otra	cosa	que	el	poder	y	la	fuerza	de	Dios
emplazados	en	nosotros.
Al	posibilitarnos	la	creación	y	la	renovación,	también	nos	advierte	que	éstas
deben	ser	siempre	implementadas	y	llevadas	a	cabo	por	y	para	el	bien	de	la
Humanidad	toda.
Nos	permite	asimismo	ser	más	conscientes	de	la	Divina	Presencia	de	Dios	en
todas	las	cosas.	Vehuiah	nos	enseña	y	nos	recuerda	que	el	Divino	Creador	está
en	todo:	en	la	lluvia	que	cae,	en	la	Flor	que	se	abre,	en	el	niño	que	se	nos	acerca,
en	el	fuego	que	crepita,	en	el	árbol	que	nos	da	la	sombra	y	en	el	fruto	que	sacia
nuestra	hambre	y	nuestra	sed.
A	través	de	su	ayuda	podemos	participar	de	manera	más	plena	en	el	constante
movimiento	del	Universo,	ya	que	ayudarnos	a	aceptar	los	cambios,	también	es
parte	de	su	misión:	todo	muta,	todo	se	transforma	y	nadie	se	baña	dos	veces	en	el
mismo	río.	En	suma:	excepto	la	Divina	Presencia	de	Dios,	nada	es	seguro	ni
permanente	y	eso	suele	ser	fuente	casi	constante	de	temor	y	de	angustia	para	el
ser	humano.	Vehuiah,	con	su	luz,	nos	auxilia	en	la	tarea	de	aceptar	esa	condición
energética	del	Universo,	de	manera	tal	que	resulte	lo	menos	traumática	posible
para	nosotros.
Al	poner	la	fuerza	de	la	Luz	a	nuestro	servicio,	despierta	la	capacidad	intuitiva	y
nos	permite	establecer	un	puente	hacia	esas	regiones	donde	la	razón	no	llega,	lo
cual	hace	posible	una	vinculación	más	profunda	con	nuestros	semejantes	y	una
captación	más	esencial	de	lo	que	acontece	en	el	Universo	todo.
Los	nacidos	bajo	la	regencia	de	Vehuiah
Las	personas	que	llegan	al	mundo	entreel	21	y	el	25	de	marzo	están	amparadas
bajo	las	alas	de	este	ser	angélico.	Eso	las	convierte	en	seres	altamente	creativos	y
con	capacidades	de	liderazgo.	Suelen	estar	a	la	vanguardia,	ya	sea	ésta	cultural,
artística	o	política	y,	por	esa	razón,	no	es	raro	que	se	conviertan	en	dirigentes
políticos	o	en	artistas	de	renombre.	Son	extremadamente	curiosos	y	siempre
están	en	busca	de	la	verdad	y	la	belleza.	Gozan	de	una	espiritualidad	sutil,
tienden	a	ser	optimistas,	su	nivel	energético	por	lo	común	es	muy	alto	y,	por	ello,
no	se	desaniman	fácilmente	ante	los	obstáculos.	Eventualmente,	suelen	poseer
poderes	sanadores	en	sus	manos.
Se	lo	invoca	para:
•	Incrementar	el	poder	creativo	personal
•	Ejecutar	acciones	u	objetivos	de	difícil	concreción
•	Aceptar	los	cambios	que	la	vida	nos	plantea	y/o	nos	impone
Cómo	invocarlo
•	Confecciona	un	polvo	de	la	siguiente	manera:	3	partes	de	talco,	1	parte	de
benjuí	y	1	de	incienso.
•	Mezcla	bien	todos	los	ingredientes	en	el	mismo	sentido	de	las	agujas	del	reloj.
•	Durante	tres	noches	seguidas,	traza	con	parte	del	preparado	la	figura	de	un
triángulo	en	algún	lugar	del	interior	de	la	casa,	mientras	repites	siete	veces	el
nombre	del	ángel:	(“Vehuiah”).
•	A	la	mañana	siguiente,	limpia	la	figura	realizada	y	esparce	el	polvo	al	viento	en
un	lugar	al	aire	libre.
2	–	Jeliel
Atributo:	Dios	compasivo
Jerarquía	angelical:	Serafín
Séphira:	Kether
Fecha	sobre	la	que	rige:	26	de	marzo	-	30	de	marzo
Planeta:	Sol
Color	de	vibración:	Verde	claro/Azul	claro
Aroma:	Patchouli
Flor:	Narciso
Lo	que	nos	enseña	y	nos	ofrece	este	ángel
Este	ser	angélico	despliega	sus	alas	sobre	la	dimensión	temporal,	sobre	el	tiempo
y	es	por	eso	que	nos	aconseja	y	nos	incita	a	meditar	sobre	él,	a	cuestionarlo,	a
tenerlo	en	cuenta,	a	revisarlo,	a	repensarlo.
Jeliel	nos	pide	que	miremos	nuestro	pasado.	Pero	no	para	lamentarnos	por	él,	por
lo	que	nunca	obtuvimos	o	por	lo	que	tuvimos	y	perdimos,	sino	para	entender	que
el	tiempo	pretérito	es	la	base,	la	piedra	fundamental	sobre	la	que	se	instala
nuestro	presente	y	se	prepara	nuestro	futuro.	Revisar	nuestro	pasado	puede
generar	resistencias,	confusión	emocional	u	otros	sentimientos	desagradables.
Pero	sólo	sintiéndolos	y	haciéndonos	cargo	de	ellos,	podremos	limpiar	nuestra
alma	en	pos	de	la	Iluminación	necesaria	y	hacer	la	paz	con	nosotros	mismos,	de
modo	tal	de	poder	estar	plenamente	bajo	la	luz	de	Dios.
Pero	la	enseñanza	del	segundo	ángel	va	más	lejos	aún	y	quien	verdaderamente	la
comprenda	y	pueda	vivenciarla	desde	el	corazón	y	el	espíritu	podrá	llegar	un
escalón	más	alto	en	el	camino	hacia	el	Cielo.	La	enseñanza	que	Jeliel	nos
imparte	reside	en	tener	la	valentía	de	cuestionar	la	noción	misma	de	tiempo,	ya
que	revisando	y	haciendo	las	paces	con	nuestro	pasado,	estaremos	en	plena
facultad	de	modificar	nuestro	presente	y,	aún	más,	nuestro	futuro,	con	lo	cual
pasado,	presente	y	futuro	no	constituyen	tres	instancias	verdaderamente
diferenciadas,	sino	tres	aspectos	de	una	misma	dimensión	que	el	Creador	ha
puesto	a	nuestra	disposición	para	que	construyamos	nuestra	vida	de	la	manera
más	acorde	a	sus	Leyes.	Con	su	asistencia	angélica,	podemos	hacer	que	nuestro
plan	de	vida	se	encuentre	más	profundamente	ligado	al	Plan	Divino.
Jeliel	también	nos	auxilia	en	la	tarea	de	desarrollar	nuestro	sentido	del	deber	y
para	ello	nos	ayuda	a	establecer	lo	auténtico	y	lo	preciso,	a	distinguir	lo	bueno	de
lo	malo,	lo	justo	de	lo	injusto	y	lo	apropiado	de	lo	inapropiado.	Favorece	el
discernimiento,	nos	encamina	hacia	las	Leyes	y,	también	por	ello,	permite	que
nuestra	existencia	se	encuentre	vinculada	de	manera	más	profunda	con	el	Plan
Divino.
Gracias	a	él	y	a	su	auxilio	celestial	podemos	entender,	aprehender	que	aquello
que	como	seres	humanos	percibimos	y	explicamos	con	el	nombre	de	“tiempo”
no	es,	en	el	fondo,	más	que	una	ilusión	de	nuestros	sentidos	y	que	entender	eso
mientras	seguimos	el	camino	justo	y	auténtico	de	acuerdo	a	las	Leyes,	nos	acerca
al	Plan	Divino.
Los	nacidos	bajo	la	regencia	de	Jeliel
Quienes	nacen	entre	el	26	y	30	de	marzo	se	encuentran	regidos	por	Jeliel.	Eso
hace	de	ellos	individuos	de	poca	paciencia	y	que	gustan	de	hacer	todo	en	forma
rápida.	Esas	características	ya	se	suelen	notar	desde	una	edad	muy	temprana	y	no
es	raro	que	sus	maestros	los	señalen	como	niños	inquietos,	que	realizan
correctamente	sus	tareas,	pero	de	forma	apresurada,	luego	de	lo	cual	se	dedican	a
otras	actividades,	perturbando	a	veces	el	normal	funcionamiento	del	aula.	Por
otro	lado,	también	poseen	desde	pequeños	una	percepción	muy	clara	para
diferenciar	aquello	que	es	correcto	de	lo	que	no	lo	es.	Son,	además,	seres	de
emociones	fuertes,	amorosos	y	muy	apegados	a	su	familia.
Se	lo	invoca	para:
•	Resolver	asuntos	del	pasado
•	Superar	incidentes	traumáticos
•	Cumplir	con	las	obligaciones
Cómo	invocarlo
•	Múnete	de	una	vela	de	Color	verde	claro.
•	Con	un	elemento	punzante,	graba	dos	veces	en	su	superficie	el	nombre	del
ángel	(“Jeliel”).
•	Colócala	sobre	un	soporte	firme	y	seguro	y	enciéndela	en	un	lugar	tranquilo	y
que	se	encuentre	libre	de	corrientes	de	aire.
•	Siéntate	en	una	posición	cómoda	frente	a	ella	a	una	distancia	de
aproximadamente	1	m,	mira	la	llama	y	entrecierra	los	ojos.
•	Medita	acerca	del	problema	o	situación	por	la	cual	has	invocado	la	presencia	y
auxilio	de	este	ángel.
•	Cuando	lo	creas	conveniente,	da	por	terminada	la	meditación	y	apaga	de	un
soplo	la	vela.
•	Guárdala	en	un	lugar	privado	y	seguro,	ya	que	te	servirá	para	repetir	el	ritual	en
caso	de	que	así	lo	desees.
3	–	Sitael
Atributo:	Dios	como	esperanza	de	todas	las	criaturas
Jerarquía	angelical:	Serafín
Séphira:	Kether
Fecha	sobre	la	que	rige:	31	de	marzo	-	4	de	abril
Planeta:	Sol
Color	de	vibración:	Violeta/Púrpura
Aroma:	Nardo
Flor:	Nardo
Lo	que	nos	enseña	y	nos	ofrece	este	ángel
Organización	equilibrada	y	orden	armónico	son	ideas	cuya	vibración	resuena
con	fuerza	cerca	del	tercer	ángel.
Una	de	sus	principales	misiones	es	socorrernos	y	ayudarnos	a	organizar	las
actividades	de	modo	tal	que	éstas	no	sean	meras	acciones	mecánicas,	sino
movimientos	impregnados	de	Justicia	y	Claridad	celestial,	todas	ellas
encaminadas	y	guiadas	por	el	Plan	Divino.
Sitael	nos	orienta	para	que	toda	palabra	que	proferimos,	la	forma	en	que	nos
relacionamos	con	nuestros	semejantes	y	las	decisiones	que	tomamos	en	los
varios	ámbitos	de	nuestra	vida	(personal,	familiar,	social,	profesional)	estén
siempre	guiadas	por	la	Iluminación	que	proviene	del	Padre	Creador.
Pero	este	ser	angélico	no	sólo	nos	guía	en	la	organización	de	nuestras	acciones
hacia	el	entorno;	también	nos	ayuda	con	nuestro	desorden	interno.	Muchas	veces
los	seres	humanos	sufrimos	de	caos	emocional	o	espiritual:	padecemos
sentimientos	que	no	llegamos	a	comprender	y	que	nos	corroen	por	dentro,
perdemos	la	senda	por	la	que	nuestro	espíritu	se	hallaba	encaminado	o	algún
duro	golpe	de	la	vida	mina	nuestros	cimientos,	dejándonos	en	el	desamparo
anímico	y	existencial.	En	esos	duros	momentos,	Sitael	también	roza	sus	alas
sobre	nuestro	lastimado	ser	para	ayudarnos	a	poner	orden,	así	como	también
para	auxiliarnos	en	la	tarea	de	comprender	que	ese	caos	es	algo	de	lo	que
debemos	sacar	enseñanzas	que	nos	guíen	en	nuestro	camino	hacia	el	Cielo.
Para	todo	ello,	esta	presencia	angélica	nos	socorre	permitiéndonos	que
recuperemos	los	recursos	energéticos	y	espirituales	que	tenemos,	esos	que
forman	parte	de	nosotros	mismos	y	que	muchas	veces	menospreciamos,
olvidamos	o	no	llegamos	a	descubrir	del	todo.	Sitael,	entonces,	nos	empuja
amorosamente	a	utilizarlos	y	a	hacerlos	fructificar	de	modo	tal	que	la	energía	de
la	felicidad,	la	armonía	y	el	equilibrio	moren	en	nosotros,	para	regocijo	del	Padre
Creador.
Él	nos	ayuda	a	usar	y	dirigir	la	energía	en	pos	de	accionar	con	ella	de	modo	tal
de	modificar	lo	negativo	y	desorganizado	de	nuestra	vida,	no	sólo	para	nuestro
propio	beneficio,	sino	para	beneplácito	de	la	Humanidad	toda.
Y	es	precisamente	ese	empuje	y	esa	ayuda	la	que	nos	auxilia	en	la	tarea	de
cumplir	con	nuestra	misión	en	la	presente

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