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el libro de los ángeles Nadine Mirabeaux Meditaciones y rituales para evolucionar espiritualmente Mirabeaux, Nadine El libro de los ángeles. - 1a ed. - Buenos Aires : EBook Argentino, 2012. E-Book. ISBN 978-987-648-050-5 1. Angeología. I. Título CDD 235 El libro de los ángeles © 2012 Nadine Mirabeaux © 2012 de esta edición eBook Argentino Alberdi 872, C1424BYV, C.A.B.A., Argentina info@pampia.com www.pampia.com Director Editorial: José Marcelo Caballero Coordinadora de edición: Marcela Serrano Ilustraciónes de cubierta: HM ISBN: 978-987-648-050-5 Primera edición eBook:Marzo 2012 Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningún medio sin permiso del editor. Any unauthorized transfer of license, use, sharing, reproduction or distribution of these materials by any means, electronic, mechanical, or otherwise is prohibited. No portion of these materials may be reproduced in any manner whatsoever, without the express written consent of the publishers. Published under the Copyright Laws 11.723 Of The Republica Argentina. Hecho en Argentina Índice DEDICATORIA Introducción I – Los ángeles y la Biblia II – Clasificación y jerarquía Serafines Los cuatro arcángeles principales y III – Testimonios de contactos Viajar con los ángeles IV – Cómo contactar Oraciones al Ángel de la Guarda Ocho reglas de oro para contactar con los ángeles La Cábala - Tradición Hebrea El Árbol de la Vida Los ángeles y la Cábala 1 – Vehuiah 2 – Jeliel 3 – Sitael 4 – Elemiah 5 – Mahasiah 6 – Lelahel 7 – Achaiah 8 – Cahethel 9 – Haziel 10 – Aladiah 11 – Loviah 12 – Hahaiah 13 – Iezabel 14 – Mebahel 15 – Hariel 16 – Hakamiah 17 – Lauviah 18 – Caliel 19 – Leuviah 20 – Pahalial 21 – Nelchael 22 – Ieiaiel 23 – Melahel 24 – Haiuiah 25 – Nithaiah 26 – Haaiah 27 – Ierathel 28 – Seheiah 29 – Reuel 30 – Omael 31 – Lecabel 32 – Vasariah 33 – Iehuiah 34 – Lehahiah 35 – Chavakiah 36 – Menadel 37 – Aniel 38 – Haamiah 39 – Rehael 40 – Ieiazel 41 – Hahahel 42 – Mikael 43 – Veualiah 44 – Ielahiah 45 – Sealiah 46 – Ariel 47 – Alaliah 48 – Mihael 49 – Vehuel 50 – Daniel 51 – Hahasiah 52 – Imamiah 53 – Nanael 54 – Nithael 55 – Mebahiah 56 – Poiel 57 – Nemahiah 58 – Ieialel 59 – Harel 60 – Mitzrael 61 – Umabel 62 – Iahel 63 – Anauel 64 – Mehekiel 65 – Damabiah 66 – Manakel 67– Eiael 68 – Habuhiah 69 – Rochel 70 – Jabamiah 71 – Haiaiel 72– Mumiah DEDICATORIA A mi hija María mi ángel en esta tierra, a mi esposo Lucas quien desde el cielo nos guía como ángel guardián, a todos aquellos que acompañan mi transición en este mundo. “Cuando ores, mueve los pies” Proverbio africano Introducción Toda persona “sabe” qué es un ángel. Aunque —contrariamente a los afortunados individuos cuyos testimonios aparecen en el capítulo III— no todos puedan dar cuenta de un contacto efectivamente producido, cada uno de nosotros podrá ofrecer una descripción similar de estos seres celestiales: se trata de criaturas increíblemente parecidas a los seres humanos, pero con la peculiaridad de ser alados. En general, prácticamente todos nosotros los asociaríamos con el sexo masculino: a pesar de que un conocido dicho reza que “los ángeles no tienen sexo”, lo cierto es que buena parte de la iconografía los muestra con rostros de varón. Asimismo, no pocos les adjudicaríamos características aniñadas, debido a que múltiples y muy importantes cuadros y frescos de célebres artistas muestran de esa manera a una clase particular de seres angélicos: los querubines, que casi siempre han sido retratados como niños de corta edad y más bien rechonchos. La cultura nos ha acercado a lo largo de los siglos múltiples imágenes de los ángeles y lo ha hecho desde prácticas artísticas, concepciones y épocas muy diversas. Los ángeles están en las pinturas religiosas de la edad Antigua, Media y Moderna; bajo diversas formas, aparecen en cuentos y novelas; canciones dirigidas a jóvenes y adolescentes actuales hablan de ángeles (de hecho, una multitud corea Ángel en cada recital del exitoso Robbie Williams) y el cine, de cuando en cuando, también nos ofrece desde su pantalla alguno de estos seres celestiales alados, últimamente ya a veces sin alas a la vista, ataviados con sobretodo y dispuestos a permutar su celestial eternidad por una más breve, pero placentera y sensorial, estancia en la Tierra tal como sucede en Las alas del deseo. Alas, sobretodos, niños rechonchos, presencia en canciones de moda y en frescos medievales, pero… ¿qué es, en definitiva un ángel? ¿Qué son los ángeles? ¿Son todos iguales? ¿Cuál es su misión? Vayamos por partes. Los ángeles son criaturas espirituales que ejercen la función de mediación y de ministerio en las relaciones entre Dios y los hombres. Tal como se podrá ver en el capítulo siguiente, ya desde la Biblia se tiene referencias acerca de ellos, pero el judeo-cristianismo no es la única rama religiosa que contempla su existencia. De hecho, en las religiones de India, Persia, China y Egipto aparecen los ángeles o, con otra denominación, lo hacen seres que cumplen funciones extremadamente parecidas. Exacto: en la mayoría de las religiones existen entidades espirituales similares y en todas se les atribuye la labor de ayudar al Ser Supremo, así como también la posesión de facultades tales como volar o materializarse frente a contadas y específicas personas. ¿Cuántos son los ángeles? No hay manera de saberlo a ciencia cierta, pero su cantidad es verdaderamente inmensa. Baste considerar que cada persona tiene su ángel de la guarda único y personal para darse una idea de a qué numero puede llegar su cantidad. Además, existen otras legiones de ángeles: protectores de cada signo zodiacal, regentes de los elementos de la naturaleza, etc. En este libro, nos ocuparemos principalmente de un grupo de ángeles: los setenta y dos ángeles cabalísticos, entidades celestiales emanadas del Antiguo Testamento, cada una de las cuales tiene un espectro energético de correspondencias (planeta, aroma, flor, etc.) y que, de acuerdo a las cuestiones o áreas que rigen, permiten meditar acerca de cuestiones que resultan de trascendental importancia para la evolución espiritual del ser humano. Sin embargo para llegar a ellos, harán falta unos capítulos previos que informen al lector acerca de ciertas cuestiones angélicas. De manera más general e histórica, la mención de los ángeles en la Biblia y las jerarquías angélicas. De manera más “práctica” y actual, una serie de testimonios que, efectivamente, son prueba de que es posible contactar a los ángeles y una serie de tips o consejos para propiciar ese vínculo. Luego sí, los 72 ángeles cabalísticos. 1. Acerca de los ángeles I – Los ángeles y la Biblia Tal como lo adelantamos en la Introducción, en la Biblia, más específicamente el Antiguo Testamento, abunda en menciones y citas a los ángeles. Algunas de ellas son: * “El Señor se apareció a Abraham en los sagrados árboles de Mamre. Cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda durante la hora más cálida del día, vio a tres hombres, tres ángeles, que están de pie allí. En cuanto él los viera, corrió afuera para encontrarse con ellos. Arqueando su cuello hasta tocar tierra, dijo: “Señores, por favor, no pasen por mi casa sin detenerse; estoy aquí para servirles. Permítanme traer un poco de agua para lavar sus pies y que puedan descansar aquí, bajo este árbol. También traeré un pedazo de comida que les dará fuerza para continuar su jornada. Ustedes me han honrado viniendo a mi casa, así que permítanme servirles”. Ellos contestaron: “Gracias, aceptamos”. Abraham fue deprisa a la tienda y dijo a Sara: “Rápido, coge un poco de nuestra mejor harina, y cuece un poco de pan”. Después corrió a la manada y escogió un ternero que era tierno y gordo, y se lo entregó a un sirviente que se dio prisa para prepararlo. Tomó un poco de crema, algo de leche y de carne,y puso la comida ante los hombres. Allí bajo el árbol se lo sirvió y comieron. Entonces ellos le preguntaron: “¿Dónde está su esposa Sara?”. “Está allí, en la tienda”, contestó. Uno de ellos dijo: “Nueve meses desde ahora vendrán, y su esposa Sara tendrá un hijo”. Sara estaba detrás de él, escuchando en la puerta de la tienda. Abraham y Sara eran muy viejos, y a Sara le había faltado ya la costumbre de las mujeres. Ella se rió y dijo: “Conque después que ya estoy vieja, y mi señor lo está más, pensaré en usar del matrimonio” Entonces el ángel le preguntó a Abraham: “¿Por qué se ríe Sara?”. Y respondió: “¿Puedo tener realmente un niño cuando soy tan viejo? ¿No es esto un trabajo muy difícil para el Señor?”. “Como ya dije, nueve meses pasarán y Sara tendrá un hijo”, respondió el ángel” Génesis * “Entonces los ángeles salieron y fueron a un lugar donde ellos pudieran mirar a Sodoma, y Abraham fue también. Y el Señor le dijo: “Yo no ocultaré a Abraham lo que voy a hacer. Sus descendientes construirán una gran poderosa nación, y a través de él Yo bendeciré todas las naciones. Yo lo he escogido para que pueda ordenar a sus hijos y a sus descendientes obedecerme y hacer lo que es correcto y justo. Si ellos lo hacen, Yo haré todo lo que he prometido”. Entonces el Señor siguió diciendo a Abraham: “Hay imputaciones terribles contra Sodoma y Gomorra, y su pecado es muy grande. Debo bajar para averiguar si las imputaciones que he oído son verdad”. Entonces los dos ángeles salieron y siguieron hacia Sodoma, pero el Señor permanecía con Abraham. Se acercó Abraham al Señor y preguntó: “¿Vas realmente a destruir al inocente y al culpable? ¿Si hay cincuenta personas inocentes en la ciudad, destruirás la ciudad entera? ¿No les perdonarás a todos para evitar la muerte de esos cincuenta inocentes?”. El Señor contestó: “Si yo encuentro a cincuenta personas inocentes en Sodoma, perdonaré a la ciudad entera”. Abraham habló de nuevo: “Por favor, perdona mi intrepidez por continuar hablándote, Señor. Sólo soy un hombre y no tengo ningún derecho para decir algo. Pero si hay sólo cuarenta y cinco personas inocentes en lugar de cincuenta, ¿destruirás la ciudad entera porque faltan cinco?”. El Señor contestó: “No destruiré la ciudad si encuentro en ella a cuarenta y cinco personas inocentes”. Abraham habló de nuevo: “Quizá solamente haya cuarenta”. Él contestó: “Yo no lo destruiré si hay cuarenta”. Abraham dijo: “Por favor no te enfades, Señor, pero debo hablar de nuevo. ¿Qué pasaría si hay sólo treinta?”. Él dijo: “No lo haré si encuentro treinta”. Abraham dijo: “Por favor, perdona mi intrepidez al continuar hablándote, Señor. Supón que solamente encuentras a veinte”. Él dijo: “No destruiré la ciudad si encuentro veinte”. Abraham dijo: “Por favor no te enfades, Señor, pues sólo hablaré una vez más. ¿Qué pasará si encuentras sólo diez?”. Él dijo: “No lo destruiré si hay diez”. Cuando los dos ángeles llegaron de nuevo a Sodoma, Lot, el sobrino de Abraham, estaba sentado en la puerta de la ciudad. En cuanto los vio, se levantó y fue a su encuentro y les dijo: “Estoy aquí para servirles. Por favor, vengan a mi casa para lavarse los pies y pasar la noche. Por la mañana pueden levantarse temprano y seguir su camino”. Pero ellos contestaron: “No, nosotros no pasaremos la noche aquí en la ciudad”. Él siguió insistiendo, y finalmente fueron a su casa. Lot dijo a los sirvientes que cocieran un poco de pan y preparasen una buena comida para los invitados. Después de comer y antes de que los invitados se acostaran, los hombres de Sodoma rodearon la casa. Todos los hombres de la ciudad, jóvenes y viejos, estaban allí y preguntaron: “¿Dónde están los hombres que han venido a quedarse esta noche contigo? ¡Tráelos a nosotros!, pues los hombres de Sodoma quieren tener contacto carnal con ellos”. Lot salió fuera y cerró la puerta tras de sí. Les dijo: “Amigos, os lo ruego, no hagáis semejante maldad. Si queréis, yo tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Permitidme sacarlas para vosotros, y que podáis hacer cualquier cosa que deseéis con ellas. Pero no hagáis nada a estos hombres, pues son invitados en mi casa, y yo debo protegerlos”. Pero ellos dijeron: “¡Sal de aquí extranjero! ¿Quién eres para decimos lo que podemos hacer? Fuera de aquí o te trataremos peor que a ellos”. Empujaron a Lot y abrieron la puerta, pero los dos ángeles metieron a Lot dentro de la casa y cerraron la puerta. Luego, volvieron a todos los hombres ciegos para que no pudieran encontrar la puerta. Los dos ángeles dijeron a Lot: “Si tienes a otros parientes aquí en esta ciudad, sácalos porque vamos a destruir este lugar. El Señor ha oído las terribles palabras de estas personas y nos ha enviado para que destruyamos Sodoma”. Entonces Lot fue a buscar a los hombres con los cuales se iban a casar sus hijas y les dijo: “¡Deprisa, salid de aquí, pues el Señor va a destruir este lugar!”. Pero ellos pensaron que Lot estaba hablando en broma. Al alba los ángeles intentaron que Lot se apresurara. “¡Rápido!”, dijeron. “Toma a tu esposa y a tus dos hijas y sal fuera, para que así no pierdan sus vidas cuando la ciudad sea destruida”. Lot dudó. El Señor, sin embargo, se apiadó de él y para que todos salieran de la ciudad envió de nuevo a los ángeles. “Corred para salvar la vida”, les dijeron. “No miréis atrás y no os detengáis en el valle. Correr a las colinas”. Pero Lot contestó: “No, por favor, no nos hagas hacer esto, Señor. Me has hecho un gran favor y has protegido mi vida, pero las colinas están demasiado lejos; el desastre me dará alcance y me moriré antes de llegar allí. ¿Ves ese pueblo pequeño? Permíteme ir allí, pues en ese lugar estaré seguro”. El ángel le contestó: “Bien, estoy de acuerdo, no destruiré ese pueblo pequeño. ¡Deprisa! ¡Corre! No os haré nada, pero no miréis atrás”. Génesis * Pero el Ángel del Señor le llamó desde el cielo: “¡Abraham, Abraham!”. Él contestó, “Sí, aquí estoy”. “No hieras al muchacho, ahora sé que eres honrado y obedeces a Dios, porque ni siquiera has ocultado a tu único hijo”. Abraham echó una mirada alrededor y vio un carnero atrapado en un arbusto por sus cuernos. Lo cogió y se lo ofreció como ofrenda en lugar de su hijo. El Ángel del Señor llamó a Abraham desde el cielo nuevamente: “Yo te bendigo y te daré bienes, pues no ocultaste a tu único hijo de mí. Te prometo que te daré tantos descendientes como estrellas hay en el cielo o granos de arena a lo largo de la costa. Tus descendientes conquistarán a sus enemigos y todas las naciones me pedirán que los bendiga como he bendecido a tus descendientes”. Génesis * “Alrededor de él estaban de pie las criaturas, cada una de ellas con seis alas. Cada criatura cubría su cara con dos alas, su cuerpo con dos, y usaban las otras dos para volar. Todos estaban convocando a los hombres: “¡Santo, santo, santo! ¡El Señor es omnipotente y santo! ¡Su gloria llena el mundo!”. El sonido de sus voces sacudió el templo, y el propio templo se llenó de humo. Yo dije: “No hay esperanza para mí, pues me condenaré porque cada palabra que sale de mis labios es pecadora, y vivo entre personas cuyas palabras son pecadoras”. Entonces una de las criaturas voló abajo y llevando un carbón ardiente que había cogido del altar, tocó mis labios y dijo: “Esto ha tocado tus labios, y ahora tu culpa y pecados han sido perdonados”. Isaías * “Yo buscaba cobijo y vi un huracán que venía del norte. Los relámpagos provenían de una nube grande, y el cielo a su alrededor brillaba. Donde el relámpago estaba encendido, algo brilló de un intenso color bronce. En el centro de la tormenta vi lo que parecían cuatro criaturas vivientes con forma humana, pero cada una de ellas tenía cuatro caras y cuatro alas. Sus piernas eran rectas, y tenían pezuñas como la de los toros. Todos brillaban de un bronce pulido. Además de sus cuatro caras y cuatro alas, cada uno tenía cuatro manos humanas, una bajo cada ala. Dos de las alas de cada criatura se extendieron fuera para formar un cuadrado,con sus alas inclinadas tocándose. Cuando se movieron lo hicieron como si fueran un solo cuerpo. Cada ángel, pues eso es lo que eran en realidad, tenía cuatro caras diferentes: una cara humana delante, la cara de un león a la derecha, la cara de un toro a la izquierda, y la cara de un águila en la parte de atrás. Se levantaron dos alas de cada ángel para tocarse por las puntas y sus otras dos alas se plegaron contra sus cuerpos. Cada ángel se puso enfrente a una de las cuatro direcciones. Entre los ángeles había algo que parecía una antorcha llameante y en constante movimiento. El fuego ardía y disparaba fuera las llamaradas, mientras que los ángeles iban de un lado a otro con la velocidad del relámpago. Cuando yo estaba mirando a los cuatro ángeles, vi cuatro ruedas que tocaban la tierra, una al lado de cada uno de ellos. Las cuatro ruedas eran iguales; cada una brillaba como una piedra preciosa, y cada una formaba un ángulo recto para que las ruedas pudieran entrar en cualquiera de las cuatro direcciones. Se cubrieron entonces los márgenes de las medas con ojos y siempre que las criaturas se movían las ruedas lo hacían con ellos, y si los ángeles subían lo hacían las ruedas. Los ángeles iban dondequiera que deseaban, y las ruedas hacían lo mismo porque los ángeles las controlaban. Sobre las cabezas de los ángeles había algo que parecía una cúpula hecha de cristal deslumbrador. Había estado protegida por los ángeles, cada uno con dos alas para cubrirla. Oí el ruido de sus alas en vuelo; parecía el rugido del mar, como el ruido de un gran ejército, como la voz de Dios Omnipotente. Cuando dejaron de volar, plegaron sus alas, pero todavía estaba la gran cúpula cubriendo sus cabezas. Sobre ella estaba un trono hecho de zafiro, y sentada en el trono había una figura que parecía un hombre. La figura brillaba de color bronce en medio de un fuego, con una luz luminosa que tenía todos los colores del arco iris.” Ezequiel * “Le preguntó el ángel: “Señor, ¿qué significan estos caballos?”. Él contestó: “Yo te mostraré lo que quieren decir. Han sido enviados para inspeccionar la tierra. He estado recorriendo el mundo y encontrado que el débil está desvalido y dominado”. Entonces le preguntaron: “Señor omnipotente, has estado primero a favor y ahora enfadado con Jerusalén y las ciudades de Judá, ¿cuánto tiempo debe pasar aún para que les muestres misericordia?”. El Señor contestó al ángel con palabras reconfortantes, y el ángel me dijo que proclamara lo que el Señor había dicho: “Tengo un amor profundo por Jerusalén, mi ciudad santa, y estoy muy enfadado con las naciones que disfrutan callando. Pero mientras yo estoy deteniendo mi enojo contra esas personas, las naciones han hecho sufrir más a otras personas. Cuando yo regrese a Jerusalén para mostrar misericordia a esta ciudad, mi templo se restaurará, y la ciudad será reconstruida”. El ángel también me dijo que proclamara: “El Señor dice que sus ciudades serán de nuevo prósperas y que Él ayudará a Jerusalén una vez más”. En otra visión vi cuatro cuernos de buey y pregunté al ángel que había estado hablándome: “¿Qué significan estos cuernos?”. El contestó: “Simbolizan los poderes mundiales que han esparcido a las personas de Judá, Israel y Jerusalén”. Zacarías * “En el sexto mes Dios envió al arcángel Gabriel a un pueblo en Galilea llamado Nazaret. Tenía un mensaje para una muchacha prometida en matrimonio a un hombre de nombre José que era descendiente del Rey David. El nombre de la muchacha era María. El ángel llegó hasta ella y dijo: “¡La paz esté contigo! ¡El Señor está contigo y te ha bendecido grandemente!”. María se atemorizó profundamente por el mensaje del ángel, y preguntó lo que significaban sus palabras. El ángel le dijo: “No tengas miedo, María; Dios te ha bendecido con su gracia. Te quedarás embarazada y darás a luz a un hijo, al que llamarás Jesús. Él será grande y se llamará Hijo de Dios. El Señor Dios le hará un rey, como su antepasado David lo era, y será para siempre el rey de los descendientes de Jacob y su reino nunca acabará”. María dijo al ángel: “Yo soy una virgen, ¿cómo, entonces, puede suceder esto?”. El ángel contestó: “El espíritu santo vendrá a ti y el poder de Dios descansara en ti. Por esa razón el niño santo se llamará Hijo de Dios”. María dijo: “Soy la sirviente del Señor; hágase en mí cuanto Él ha dicho”. Y el ángel la dejó. Lucas II – Clasificación y jerarquía angélica No todos los ángeles tienen las mismas características ni gozan de la misma jerarquía. Dionisio Aeropagita, un ateniense convertido al cristianismo que finalizó sus días martirizado y muerto por el emperador Domiciano, fue quien estableció la clasificación definitiva sobre las jerarquías de los ángeles en el Cielo. De acuerdo a ella, existen Nueve Coro de Ángeles, jerarquías u órdenes angélicas que son las siguientes: • Serafines • Querubines • Tronos Esta primera tríada o jerarquía se dedica de manera exclusiva a amar, glorificar y alabar a Dios en su presencia. • Dominaciones • Virtudes • Potestades Son responsables del Universo entero, gobernando el espacio y las estrellas. • Principados • Arcángeles • Ángeles La tercera y última tríada es quien interviene en todas nuestras necesidades, cada uno de acuerdo a una misión determinada dada por el mismo Dios. Serafines Ángeles del amor, la luz y el fuego, el nombre de estos seres celestiales deriva de seraph, término que admite múltiples traducciones, todas ellas relacionadas entre sí: “quemar”, “ardiente” e, incluso, “ruedas de fuego”. Siguiendo esa misma línea, Dionisio Areopagita, por su parte, afirmó que el nombre dado a esta inteligencia celeste refiere a los diferentes modos de recibir la impronta de Dios y que serafín equivale a decir “inflamado” o “incandescente”. Ocupan la posición celestial máxima, la más próxima al mismísimo Dios y la razón de ello parece residir en que es posible que no hayan sido creados a imagen y semejanza de Dios (tal como lo fueron los seres humanos) sino que tengan parte o esencia de Él, como si fueran hijos divinos, en el sentido biológico del término. Es precisamente esa filiación la que los impulsa a cuidar con esmero la obra de la Creación toda. Son considerados los seres más bellos del Cielo y están por encima de las rencillas o problemas más mundanos. También se considera que tienen seis alas, son cantantes notables (especialmente en loas a Dios) y son fuente de luz y calor para el Padre. Estas dos últimas características se originan en el hecho de que poseen una gran movilidad en torno al trono divino, lo cual genera calor y una luz que nunca cesa y que sirve para ahuyentar la oscuridad. También se caracterizan por la pasión con la que aman las cosas divinas y por elevar a Dios los espíritus de menor jerarquía. Querubines También conocidos como “sabios” o “maestros celestiales”, Dionisio Areopagita afirma que su nombre significa “plenitud de conocimiento o rebosante de sabiduría a quienes su extrema inteligencia les permite conocer a Dios como ningún ser humano puede hacerlo”. Los querubines son criaturas celestiales aladas (concretamente, cuatro alas), si bien no tienen el aspecto humano de los ángeles. La forma más común de representarlos suele ser un rostro rodeado de alas. Sus misiones son: preservar el árbol de la Ciencia del Bien y del Mal en el Jardín del Edén, ser objeto de adorno en el templo de Salomón, servir de ilustración a la tapa del Arca de la Alianza, recoger la sabiduría de los Serafines y distribuirla (cosa que hacen delegando el trabajo concreto sobre otros ángeles) y ser acompañantes en el trono de Dios y en su vehículo, el carro alado de fuego. Por un lado, se los considera un tanto infantiles en tanto se sienten atraídos por los juguetes, los dulces y los objetos de colores brillantes. Pero, por otro, se los reconoce como seres muy sabios, nada envidiosos y altamente capaces de enseñar a quienes no saben, de allí que también se los nombre “maestros celestiales”. Debido a esa gran capacidad didácticay pedagógica es que la posibilidad de que seres los humanos admitamos la presencia y el legado de Dios depende esencialmente de ellos. Tronos Dionisio Areopagita dice acerca de su denominación: “El nombre de los sublimes y más excelsos tronos indica que están muy por encima de toda deficiencia terrena: han entrado por completo a vivir para siempre de aquel que es el Altísimo”. Su misión celestial es lograr la paz y la calma que el lugar y sus moradores requieren y son también los consejeros personales de Dios, función que pueden cumplir eficientemente debido a su serenidad y su equilibrio. Controlan el orden universal, el tiempo y el espacio, ejercen como jueces y otorgan la máxima categoría de bondad y pureza al Cielo. Iconográficamente no resulta fácil identificarlos; a veces, se ven como “ruedas” que conducen el carro de Dios. Dominaciones Suelen llevar corona y cetro y a veces se los identifica porque visten como soldados y llevan una espada en la mano. Son de carácter melancólico, conocen a fondo los misterios de la Creación y se sienten a gusto en los ambientes místicos. Son iluminados por velas blancas y perfumados con incienso y mirra. Por ser tan profundos conocedores de la obra de la Creación, tienen el poder de delimitar el lugar en el cual se van a producir los acontecimientos, creando leyes dinámicas y físicas para que eso pueda hacerse posible. A través de estos seres el Universo todo está perfectamente sincronizado y en plena actividad. Virtudes Tradicionalmente se decía que los ángeles que presidieron la ascensión de Cristo fueron virtudes, lo que parece confirmarse por el olor a incienso que rodeaba la tumba de Cristo. En un principio, formaron parte de esa dimensión intermedia y desconocida que no es el Cielo ni la Tierra y que esperaba su momento para manifestarse. Las virtudes tienen la función de materializar los deseos divinos, otorgar la forma, el color y el olor adecuado a cada cosa de manera tal que pueda ocupar su lugar en el Universo, efectuar milagros y ser las portadoras de la gracia y el valor. Potestades Resulta difícil distinguirlas y es por ello que en ocasiones suele confundírselas con las dominaciones. Sin embargo, se acuerda en que tienen las siguientes funciones: gobernar las estrellas y los elementos de la naturaleza, proporcionar energía a todos los seres vivientes y delimitar el tiempo que dispondrán de ella, cuidar el mundo en general y reprimir a los poderes adversos. Principados Estas entidades tienen como principal misión cuidar a la Humanidad y presidir a los buenos espíritus. Según algunos eruditos muy especializados en la cuestión angélica, los principados tienen la capacidad de orientarse de manera plena hacia el Principio y, como príncipes, guían a Otros hacia Él. Su morada habitual lo constituyen el reino vegetal y mineral. En relación a su aspecto, en algunas pinturas aparecen vestidos también de guerreros y sosteniendo una flor de lis. Arcángeles Los arcángeles son los oficiales del Cielo, los mensajeros de asuntos elevados, los príncipes guerreros del ejército de Dios, los que entablan luchas con los demonios. Ellos serán los encargados de organizar el Apocalipsis, batalla cósmica final entre las fuerzas del mal y del bien. Los principales cuatro arcángeles tienen la característica de ser reconocidos y nombrados individualmente: Miguel, Rafael, Gabriel y Uriel. • Miguel: su nombre significa “Quien como Dios” y es el arcángel de mayor jerarquía, el máximo encargado de luchar contra las fuerzas del mal. Es más conocido bajo la denominación “San Miguel Arcángel” y constituye el mejor protector del ser humano contra los elementos perturbadores. Por eso, suele encontrarse su imagen en casas y portales. Se lo representa con armadura y espada (que, eventualmente, puede tratarse de una lanza). Este último elemento representa la fuerza de Dios y le permite matar demonios, dragones y cualquier otro representante de las fuerzas oscuras. Esta espada, además, es capaz de atravesar sin problemas cualquier armadura metálica, ofrecer luz en caso de oscuridad y convertirse en llama para arrojar a los incrédulos. La armadura, representa la humildad y el lugar donde se apagan los dardos encendidos del infierno. Su imagen se vincula a la comprensión de las cosas, a la justicia, a los cambios importantes y al alineamiento apropiado con el Universo. • Rafael: su nombre significa “Dios cura” y es por esa razón que se le atribuye la capacidad de curar a los enfermos, tanto a aquellos cuya dolencia se aloja en el cuerpo, como a los que poseen males de espíritu. Es considerado el médico celestial y la protección e inspiración de todos los galenos; entre sus enseñanzas más importantes se encuentra aquella que sostiene que todo buen médico se sostiene sobre la base de pobreza y humildad. Se lo suele representar con un bastón en forma de cetro en su mano derecha, objeto que simboliza el poder, el apoyo, la seguridad y el sostén que Rafael concede a todos aquellos que lo requieren. Su imagen representa fuerza física, cuerpo sano y espíritu saludable. • Gabriel : el nombre del tercer arcángel significa “Varón de Dios” o “Fortaleza de Dios” y es considerado, básicamente, mediador privilegiado entre el Cielo y el género humano y mensajero y propagador de las palabras divinas. Precisamente, ese papel de mensajero fue el que hizo que el Padre Creador lo eligiera y le confiara la misión de anunciarle a María que el hijo de Dios estaba en su seno. A menudo, se lo representa con un lirio en su mano derecha, flor que es símbolo de la pureza; en otras imágenes, aparece con una azucena, otro emblema floral de la misma idea. Se trata de una entidad que proporciona alivio a aquellas personas que están inmersas en el sufrimiento, ya sea éste de índole físico, moral o psicológico. • Uriel: el nombre del cuarto de los arcángeles principales significa “Luz de Dios” o “Fuego de Dios”. Tal vez por su último lugar entre los arcángeles mayores, es aquel acerca del cual menos se ha escrito y representado. Habitualmente, se lo visualiza con un pie calzado y otro descalzo, un cetro, un libro que simboliza la sabiduría y una rama de olivo que alude a la paz. Se lo considera guardián de las emociones y del corazón y ángel del arrepentimiento, aunque también es pródigo en crueldad a la hora de imponer castigos. Los cuatro arcángeles principales y las antiguas escuelas mágico-cabalísticas La concepción antigua y medieval consideraba que el mundo estaba compuesto por cuatro elementos: aire, fuego, agua y tierra y que cada uno de ellos estaba regido por un arcángel, con lo cual la consecuencia era que los arcángeles regían sobre todo lo visible e invisible. Miguel era considerado el arcángel del elemento Fuego, su punto cardinal era el Sur y los magos cabalistas lo visualizaban vestido de color rojo, con rayos complementarios de tonalidad verde. Su área de acción se vinculaba a la voluntad, el coraje, el entusiasmo, la dirección, la libertad y el valor. Rafael era el arcángel del elemento Aire y del punto cardinal Este. Los cabalistas lo visualizaban en dicha dirección, sobre el cielo, vestido con una túnica amarilla que, moviéndose a merced del viento que sopla desde atrás suyo, forma pliegos que ostentan un tono purpúreo. Su área de influencia era la sabiduría, la armonía, la comprensión, la fe, la esperanza y la alegría. Gabriel era el arcángel del elemento Agua. Su lugar era el Oeste y los magos cabalistas lo visualizaban con su brazo derecho extendido hacia el frente y portando en la mano una copa de la que fluye el líquido vital. Su túnica era de color azul, con reflejos naranja. Su esfera de influencia correspondía a las áreas relacionadas con lo sentimental y lo emocional y tenían poder sobre la limpieza, la renovación, el renacimiento y el poder interior. Por último Uriel era el arcángel de la Tierra y los cabalistas lo visualizan situado al Norte, vestido con los colores ocre, oliva, bermejo y negro y llevando un pentáculo o escudo. Lo consideraban elarcángel encargado de las luminarias y también desempeña funciones de justicia. Influía sobre la estabilidad, la persistencia, la abundancia, la concentración y la disciplina. Ángeles Finalmente, los ángeles propiamente dichos, son también mensajeros, aunque de cuestiones menos importantes que los arcángeles. Se dividen en dos grupos: constructores y custodios. Los constructores tienen como misión controlar todo lo referente al éter, al espíritu y a los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego. Los segundos, esto es, los pertenecientes al grupo de los custodios, se ocupan básicamente de los seres humanos y de su naturaleza. Precisamente, por encontrarse en el escalafón más bajo de la jerarquía celestial y, por lo tanto, más alejados de Dios, son los más cercanos a los seres humanos. Se los representa como simples soldados en túnicas que, eventualmente, portan palmas de triunfo o velas. El Ángel de la Guarda También conocido como Ángel custodio, se trata de un espíritu celestial asignado por Dios para cuidar de manera personal y constante de cada uno de nosotros durante toda nuestra encarnación terrestre. El Padre Creador lo puso a nuestro lado (aunque no podamos percibirlo con la vista) para nuestra protección y salvación; pertenece al noveno coro de ángeles de la tercera esfera (o sea, a los ángeles propiamente dichos) y es nuestro contacto directo con lo más elevado de la Creación. Toda persona tiene su propio y único Ángel de la Guarda, cualesquiera sean las características de ese individuo. En efecto, independientemente del nivel social, el poder económico, la raza, las creencias políticas o religiosas, el aspecto físico o las dotes intelectuales particulares, cada persona tiene el inmenso privilegio de tener a su lado un ángel que lo acompaña durante toda su vida. Está con nosotros de manera constante, dondequiera que vayamos y cualquiera sea la cosa que hagamos. Es nuestro guía, colaborador, protector, evangelizador y mediador ante el Padre: se nos asigna desde el momento mismo de la concepción y sólo se aleja de nosotros cuando dejamos esta encarnación terrestre y nuestra alma se dirige a presentarse ante el Creador. Pero, como último servicio, nos acompaña ante el tribunal de Dios, tal como manifiesta la liturgia de la Iglesia en las oraciones, para la recomendación del alma en el momento de la muerte. Asimismo, cada Ángel de la Guarda es propio y único de cada persona, sin que se repitan ni una sola vez. Como está con nosotros desde el primer momento de nuestra encarnación terrestre, sabe todo aquello que nosotros también sabemos: qué pensamos, qué sentimos y qué hacemos, tanto cuando nos ven nuestros semejantes como cuando estamos a solas. Pero… también sabe aquello que nosotros mismos tal vez desconocemos: nuestro potencial, nuestras posibilidades, nuestros deseos inconscientes. Por eso, su amorosa presencia y su ayuda resultan fundamentales para hacer florecer nuestros talentos, dejar de lado aquellas cosas o personas que no nos dejan avanzar y traban nuestro camino de evolución personal y encontrarnos a pleno con aquellos individuos o circunstancias que, efectivamente, sí pueden guiarnos y facilitarnos el desenvolvimiento pleno de la vida en distintos planos. Nuestro Ángel de la Guarda es una presencia esencial para entender aquello que no nos animamos a ver de nosotros mismos. Por todo ello, hemos de tratarle como un entrañable amigo que está siempre en vela dispuesto a ayudarnos. Pero, además de amistad, también le debemos veneración ya que es una presencia celestial Funciones del Ángel de la Guarda Para cuidarnos, esta presencia angélica cumple diferentes funciones. Las principales de ellas son: • Guiarnos hacia los buenos pensamientos. • Preservarnos del mal. • Ayudarnos en nuestro camino de evolución personal • Colaborar con nosotros en la realización de tareas, tanto en las labores simples como en las complejas. • Transmitirnos energía. • Interceder por nosotros ante todo el resto de los ángeles y ante el Padre Creador. • Advertirnos del peligro. III – Testimonios de contactos angélicos A continuación, presento una serie de testimonios de hombres y mujeres que han entablado contacto angélico. Algunos son breves y escuetos porque la persona en cuestión ha decidido contarlo de esa manera. Otros, son extensos y se detienen en detalles que hacen más vívido el relato. Algunos de ellos están conformados por palabras sencillas, mientras que otros hacen gala de un lenguaje más elaborado. Algunos contacto angélicos de los que aquí se relatan se producen de manera “simple” a través de rezos y plegarias (caso de Leonardo) mientras que otros tienen lugar de manera más compleja, tal es el caso de Alejandra, quien descubre a su Ángel de la Guarda en una sesión grupal de contacto angélico. Unas personas relatan haber visto efectivamente un ángel con aspecto de humano alado, otras lo refieren como una luz potente, mientras que en algunos testimonios la presencia angelical sólo parece percibirse por sus benéficos efectos tales como sanación y cambio energético positivo. Pero yo no he querido dejar ninguno de lado, por una razón fundamental: cada uno, a su manera, es una prueba de que los ángeles son una presencia real que puede ayudarnos. Por motivos que hacen al sentido de la discreción y que el lector comprenderá, no he develado el nombre completo de ninguna de las personas que tuvo la amabilidad y generosidad de relatarme su experiencia de contacto angélico. Un ángel soñado Mi nombre es Luisa y tuve la fortuna de experimentar varios episodios con mi ángel protector. Yo le había pedido al Padre Creador, a mi señor Jesucristo que me permitiera tener contacto con mi ángel y saber el nombre de él. Se lo había solicitado con mucha fe e ilusión a través de rezos y plegarias. Para darle más fuerza a mi pedido, también realicé algunos rituales propiciatorios. A los pocos días de comenzar con todo ello, tuve un sueño: en él, alguien a quien yo no veía, pronunciaba un nombre y luego aparecieron unas letras doradas iluminadas por una potente luz blanca. En esas letras estaba escrito el mismo nombre que pronunciaba la voz: Uriel. Así fue que supe el nombre de mi ángel. A partir de ese momento, cuando me he sentido triste o preocupada, yo le hablo y le pido ayuda. Y nomás dormir, sueño con una gran luz, muy potente, pero que no llega a cegar y que me transmite —de una manera que no sé explicar— ideas, soluciones para mejorar mi vida, para remediar eso que me hace mal o que me preocupa. Yo no sabría con qué palabras él me transmite todo eso. Simplemente lo siento, muy dentro de mí y al despertar tengo otro estado de ánimo y ya sé qué hacer para comenzar a solucionar las cosas. Luisa Un ángel que responde preguntas trascendentales La primera vez que tuve contacto con mi Ángel de la Guarda, no estaba preparada para ello. Si bien me considero una persona que está en la búsqueda espiritual constante —básicamente a través de lecturas, hasta el momento del encuentro y la “revelación”— lo cierto es que un suceso tan alejado de la búsqueda espiritual “teórica” y tan práctico y concreto, me llenó de asombro. Había recibido una invitación de mi amiga Marcela para participar de una meditación grupal cuyo propósito era, precisamente, contactar con entidades angélicas. Por aquella época yo trabajaba en el área de servicios informáticos y ese día surgieron complicaciones a último momento, de modo tal que pensé que me sería imposible asistir: el sistema se caía una y otra vez y algunos programas no funcionaban. Sin embargo de un momento para otro, todo se arregló casi mágicamente y en cuestión de minutos. Resultado: pude llegar a la sesión de meditación grupal, pero un poco más tarde de lo acordado. Cuando llegué había seis personas, entre ellas mi amiga Marcela, que notó mi presencia y con un gesto me indicó que me incorporara silenciosamente al grupo. Se encontraban sentadas en el suelo y ya habían comenzado con los primeros ejercicios de relajación físicay mental. Pese a que llegué apurada y en un notable estado de excitación, en cuanto me senté junto a ellos, cerré mis ojos y formé parte de su círculo energético, entré casi de manera instantánea en un placentero estado de relajación. Mi mente y mi espíritu comenzaron a tomar contacto profundo con la música que provenía de un pequeño equipo de música allí instalado: se trataba de una suave y lenta melodía donde se destacaban los violines. Concentrada en esa música, de pronto me visualicé flotando en una nube; me sentí tan relajada y a gusto que comenzaron a correr lágrimas por mis mejillas. Poco a poco, empecé a sentir cómo mi corazón se desbordaba de amor puro y universal y, en un momento dado, visualicé una potente luz blanca con algunos destellos dorados. Gradualmente esa luminosidad fue tomando forma humana, hasta que pude verlo claramente: se trataba de un ser de una belleza increíble y andrógina (esto es, indefinida, entre masculina y femenina), piel muy blanca, cabellos rojizos, ojos turquesas y tenía en su rostro una placidez infinita. Parecía estar vestido por esa luz, que también conformaba sus alas. Recuerdo haberme sorprendido al percibir que sus éstas estaban hechas de luz, ya que en todos los cuadros que yo había visto donde aparecían ángeles, éstos tenían alas de plumas. En ese momento, mientras yo pensaba en la naturaleza de sus alas, este ser al que yo ya no dudaba en calificar de ángel, me transmitió un mensaje telepático que daba respuesta a un cuestionamiento que yo me hacía en forma recurrente por ese entonces: yo había perdido a un amigo muy querido a causa del SIDA y a una hermana apenas mayor que yo víctima de un accidente automovilístico y me inquietaba por demás saber qué era lo que habían encontrado en ese “otro lado”. En ese momento no formulé mentalmente la pregunta. Es más: creo que ni siquiera la tenía presente, pero aparentemente a ese ser le resultaba importante darme una respuesta a un interrogante tan importante. Me dijo textualmente: “No lo olvides: la muerte es hermosa, pacífica y luminosa”. Una vez que hubo dicho la frase, su imagen fue borrándose lentamente hasta que sólo percibí una especie de pantalla blanca. Continué con los ojos cerrados hasta que minutos después, la voz del guía de la sesión, nos indicó que cuando lo creyéramos conveniente abriéramos los ojos. Fue entonces que nos instó a compartir las experiencias de cada uno y yo relaté brevemente la mía, ya que la emoción más profunda me embargaba y me costaba mucho encontrar las palabras adecuadas para transmitir mi experiencia en toda su importancia. Fue un momento trascendental, ese encuentro marcó un punto de inflexión, un antes y un después en mi vida Por ejemplo, dejé de sentir temor ante la muerte y surgió en mi un ferviente anhelo de ser útil a los demás en esta vida. A partir de ese día, sigo comunicándome con mi ángel, a través de meditaciones individuales y oraciones. Pero nunca olvidaré la hermosa forma en que se presentó ante mí aquella tarde del 18 de noviembre de 2003. Alejandra Ángeles “enfermeros” En 1992 me diagnosticaron depresión. Por cierto, yo nunca había sido una persona alegre ni extrovertida. Mi infancia y mi adolescencia fueron períodos difíciles de afrontar ya que suelen ser etapas de gran camaradería entre pares y a mí me resultaba bastante difícil relacionarme con mis compañeros y compañeras. Y la primera época de juventud no fue muy distinta. Sin embargo, a poco de cumplir los 25 años, todo empeoró: una enorme tristeza se apoderó de mí de manera constante, no le veía ningún sentido a empezar un nuevo día y, muchas veces, ni siquiera podía salir de la cama por la mañana. Para colmo de males, no era capaz de hablar de lo que me sucedía. Mis padres, por supuesto, advirtieron el cambio y me llevaron a médicos y psicólogos y el diagnóstico no tardó en llegar: depresión. Estuve en tratamiento, lo cual incluía medicación, pero lo cierto es que no había mejoría a la vista. Yo me sentía profundamente solo y abandonado de la mano de Dios. Por eso, a todo lo narrado se le agregó una profunda crisis de fe, porque sentía que yo sufría cada vez más y que Dios estaba cada vez más lejos de mí. Entonces llegaron los ángeles. Luego de invocarlos mediante plegarias y oraciones que repetía casi sin fuerzas tirado en mi cama, comencé a sentir su presencia a mi alrededor. No puedo decir que “vi” un ángel en el sentido de que se apareció ante mí un ser con alas. Pero sí puedo asegurar, por ejemplo, que a partir de mis invocaciones, la energía que me rodeaba cambió notablemente. Antes yo sentía una suerte de nube negra que se transportaba conmigo y, en cambio, a partir de mi contacto angélico, percibo el aire como una materia liviana y clara que me infunde energía positiva. Los ángeles también acuden a mí de maneras diversas y se me presentan en cosas concretas. Buscando sosiego acudo a una plaza en la que nunca había estado antes, me siento en un banco y, al hacerlo, me doy cuenta que muy cerca hay una estatua de un ángel. O alguien que es muy amable conmigo en un determinado momento (una vendedora, por ejemplo) lleva en su pecho un prendedor con la imagen de un ángel. También hubo otras modificaciones relativas a mi enfermedad: a partir del contacto angélico mi proceso curativo ha avanzado notablemente, sin pausa y yo siento que ellos tienen mucho que ver en ello. Siento que con su presencia me cuidan y me protegen y que me auxilian y me inducen a la sanación. Hoy me siento mucho mejor: tengo ganas de vivir y de luchar el día a día de la existencia. Y sé que los ángeles son, en buena medida, responsables de ello. Leonardo Viajar con los ángeles Hace unos años comencé un camino de búsqueda espiritual consciente. Un tanto cansada del materialismo de este mundo, decidí emprender una serie de aprendizajes y prácticas para vincularme más de lleno con la espiritualidad. Entre los caminos escogidos, estaba el de intentar tener contacto con los ángeles. Para lograrlo y, como debido a lo irregular de mis horarios me resultaba imposible comprometerme a concurrir a un taller de técnicas de comunicación con los ángeles, me decidí por una modalidad autodidacta. Compré una serie de libros acerca del tema, me informé en profundidad y, como consecuencia, comencé a realizar rituales de invocación angélica. Pasaron días y días en los que llevaba a cabo las ceremonias, pero nada en particular sucedía. Hasta que en un momento determinado, el “milagro” sucedió. Estaba en mi hogar meditando muy concentrada cuando apareció ante mí una potente luz con los mismos colores que el arco iris. No pude evitar mirar fijamente hacia ella: su luminosidad y belleza eran tales que atraía de manera irremediable mi mirada. Muy concentrada en esa luz, comencé a sentir cómo mi alma se separaba de mi cuerpo físico y comenzaba a flotar. Dejé de percibir la sensación de peso y sentía que entraba de lleno a la esfera, al plano de ese ser luminoso. Todo mi ser era libre: la sensación de libertad y plenitud era absoluta. No había peso, no había cadenas ni límites ni ataduras: sólo una sensación indescriptible de libertad y la extraña impresión de que eso que me estaba aconteciendo era perfectamente natural. Ese ser luminoso me conducía a través de una especie de vuelo sobre un lugar apacible y colorido, donde predominaban los colores azules y verdes. Recuerdo, además de la clarísima y potente sensación de ingravidez, haber percibido la caricia del viento en mi rostro y haber perdido completamente la noción, mientras flotaba en la placidez y la felicidad más absoluta. En un momento, ese ser de luz me dijo: “No sientas ningún temor: soy tu Ángel de la Guarda y todo lo que sucede obedece a un Orden Divino”. Más adelante, de manera telepática me transmitió el siguiente mensaje: “Tú eres mi vínculo con el mundo físico, de la misma manera en que yo soy tu contacto con el mundo espiritual. Ahora que lo sabes, tienes que regresar”. No bien tuve noción de esas palabras en mi mente, me vi envuelta en un retroceso muy rápido, comosi pasaran una película a toda velocidad de atrás hacia delante. Luego, pude sentir claramente cómo mi alma entraba en mi cuerpo y abrí lentamente mis ojos. Poco a poco fui tomando conciencia del entorno: era mi cuarto, el mismo en el que había dormido cómodamente durante los últimos años. Sin embargo, lo sentía extraño, demasiado limitado en comparación al lugar por el que minutos antes había deambulado. Siempre recuerdo ese suceso y, de hecho, nunca he realizado otra meditación o ritual para contactar nuevamente con mi Ángel de la Guardia. Simplemente, siento que siempre estuvo conmigo y que ese ritual y esa visualización me sirvieron para ser consciente de ello. María Clara El consuelo de un ángel Yo salía cabizbajo y desconsolado del hospital y me senté en un banco del parque de alrededor a llorar. Entonces, una hermosa mujer se acercó a mí: era muy alta y muy delgada, de cara afilada, tez cetrina, ojos casi negros muy grandes y pelo largo, lacio y castaño. Vestía un elegante traje sastre, discreto pero que le sentaba muy bien. La desconocida se sentó junto a mí y me preguntó porque lloraba. Fue entonces que le conté mi pena enorme: hacia la madrugada había llevado a mi esposa al hospital pues había comenzado el trabajo de parto; luego de varias horas de labor había nacido mi primera hija, una criatura extremadamente bella y perfecta pero, lamentablemente, con un corazoncito débil. Tan débil que, apenas mi esposa la tomó entre sus brazos y yo la contemplé, luego de un profundo suspiro se quedó dormidita para siempre. La extraña dama esperó unos segundos, permitió que yo me desahogara y me deshiciera en llanto y, luego, replicó serena: —En realidad, no tienes un verdadero motivo para llorar, puesto que tu hijita estará muy bien junto a otros ángeles del cielo. No desesperes: ya tendrás otros hijos. Luego de decir eso, me pidió que cerrara los ojos por un instante. En lo que luego pensé que fue un acto arriesgado, efectivamente, la obedecí y cerré mis ojos. Nomás hacerlo, sus labios se posaron sobre mi frente y estamparon un suave beso al tiempo que algo caía sobre mi regazo. Juro que abrí los ojos en ese mismo instante, pero la señora ya se había esfumado y una sensación de paz comenzaba a apoderarse de mí. Sobre mi regazo, tenía una medallita con el rostro de Jesús. Miré alrededor hacia el parque pero no había rastro alguno de la mujer. La sensación de paz interior seguía creciendo. Finalmente, estuve lo suficientemente sereno como para volver al hospital junto a mi esposa. No le conté lo sucedido: temía que no me creyera, que pensara que el dolor de haber perdido a nuestra hija me había vuelto loco. Pero yo estaba seguro de lo que había sucedido: Dios había enviado un ángel para consolarme. Y lo cierto es que lo logró y que tenía razón: con los años, tal cual lo predicho, tuve otros tres hijos que hoy son jóvenes con excelente salud. Heriberto IV – Cómo contactar con los ángeles En la sección siguiente del libro explico de forma puntual y detallada cómo invocar de manera específica a cada uno de los 72 ángeles cabalísticos de acuerdo a las correspondencias energéticas de cada uno de ellos. En tanto y en cuanto cada uno se relaciona con una flor, un aroma y un espectro cromático, entre otros elementos y manifestaciones, hacer uso de ellos al invocar al ángel asegura el contacto. Pero… ¿qué y, sobre todo, cómo hacer en caso de que el lector desee invocar alguna otra presencia angélica? A continuación, consejos para contactar con los ángeles. Y una advertencia fundamental: cada uno de los métodos no excluye al otro. Antes bien, lo potencia. Las oraciones Las oraciones y las plegarias son, tal vez, el modo más antiguo y tradicional de solicitar la protección y el amparo angélico. Un poco más abajo, en este mismo capítulo, encontrarás varias de ellas por demás tradicionales y conocidas, algunas con varios siglos de existencia. Asimismo, en la sección dedicada a los 72 ángeles cabalísticos, los rituales de invocación incluyen en algunos casos oraciones. La causa de ello es que la oración es un método sumamente eficaz (no el único, por supuesto) para convocar a los ángeles. ¿De que manera decirlas para que resulten más efectivas? Si te sientes cómodo haciéndolo, puedes decirlas en voz alta, pero lo cierto es que no es necesario que hables de esa manera para que las entidades angélicas te presten atención. De hecho, los ángeles han respondido a muchas oraciones silenciosas o a, simplemente, a un intenso deseo que verdaderamente emana del corazón. Algunas de las oraciones de invocación angélica más conocidas y difundidas son las siguientes: Oración a los ángeles Ángeles y Arcángeles, Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades, Virtudes de los Cielos, Querubines y Serafines: alaben al Señor por siempre. Alaben al Señor todos sus ejércitos, siervos que cumplen su voluntad. Santo Ángel que confortaste a Jesucristo, nuestro Señor, ven y confórtanos a nosotros también. ¡Ven no tardes! Oraciones al Ángel de la Guarda Himno de Laudes al Ángel de la Guarda Ángel santo de la Guarda, compañero de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día. Aunque espíritu invisible, sé que te hallas a mi lado, escuchas mis oraciones y cuentas todos mis pasos. En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre mi pecho tus alas de nácar y oro. Ángel de Dios, que yo escuche tu mensaje y que lo siga, que vaya siempre contigo hacia Dios, que me lo envía. Testigo de lo invisible, presencia del cielo amiga, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compañía. En presencia de los ángeles, suba al cielo nuestro canto: gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Amén. Oración al Ángel de la Guarda (San Juan Berchmans) Ángel Santo, amado de Dios, que después de haberme tomado, por disposición divina, bajo tu bienaventurada guarda, jamás cesas de defenderme, de iluminarme y de dirigirme. Yo te venero como mi protector, te amo como mi custodio; me someto a tu dirección y me entrego todo a ti, para ser gobernado por ti. Te ruego, por lo tanto, y por amor a Jesucristo te suplico, que cuando sea ingrato para ti y obstinadamente sordo a tus inspiraciones, no quieras, a pesar de esto, abandonarme; antes al contrario, ponme pronto en el recto camino, si me he desviado de él. Enséñame, si soy ignorante; levántame, si he caído; sostenme, si estoy en peligro, y condúceme al cielo para poseer en él una felicidad eterna. Amén. Oración al Ángel de la Guarda (Macario, el egipcio) Ángel santo, que velas por mi pobre alma y por mi vida, no me dejes –soy pecador– y no me desampares a causa de mis manchas. No dejes que se me acerque el mal espíritu. Y dirígeme poderoso preservando mi cuerpo mortal. Toma mi mano débil y condúceme por el camino de la salvación. Oraciones al Arcángel san Miguel ¡Oh! gloriosísimo san Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales. Humildemente te rogamos te dignes librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza. Que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección, adelantemos cada vez más en el servicio del Señor. Que tu virtud nos proporcione aliento todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por ti, libres de toda culpa, ante la Divina Majestad. Amén. San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás, y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén. Oración al arcángel san Rafael Arcángel san Rafael,que dijiste: “Bendecid a Dios todos los días y proclamad sus beneficios. Practicad el bien y no tropezaréis en el mal. Buena es la oración con ayuno, y hacer limosna mejor que atesorar oro”. Te suplico me acompañes en todos mis caminos y me alcances gracias para seguir tus consejos. Amén. Oración al arcángel san Gabriel Dios Señor nuestro, imploramos tu clemencia para que habiendo conocido tu Encarnación por el anuncio del arcángel san Gabriel, con el auxilio suyo consigamos también sus beneficios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Oración al arcángel Uriel ¡Oh! Dios que con inefable providencia te dignas enviar a tus santos ángeles para nuestra guarda, accede a nuestros ruegos y haz que seamos siempre defendidos por su protección. Señor, que nos confías a tus ángeles para que nos guarden en todos nuestros caminos, concédenos que por intervención de tu glorioso arcángel San Uriel nos veamos libres de los peligros presentes, y nos asegures contra toda adversidad. Glorioso arcángel san Uriel, poderoso en fortaleza, imploro tu custodia para alcanzar la victoria sobre todo mal espiritual o temporal. Protector mío, concédeme la gracia que te solicito [se pide la gracia deseada], si es conveniente para el bien de mi alma, acompáñame y guía todos mis pasos hasta alcanzar la vida eterna. Amén. La música Una melodía adecuada ayuda en mucho a invocar y contactar con entidades angélicas. Sin embargo, al contrario que en el caso de los aromas, no existe una pieza musical específica para atraer a cada ángel en particular. ¿Cómo elegir, entonces, una música tal que viabilice y hasta facilite el contacto angélico? Un poco más adelante, señalo una posible lista acerca de la cual he comprobado yo misma su eficacia. Pero si quieres ampliarla, tu intuición sabrá seguramente marcarte el camino correcto. Algunos puntos a tener en cuenta para guiar a tu intuición son los siguientes: • Como bien te podrás imaginar, los ángeles detestan la música estridente, con letras violentas o que, más simplemente, hablan de pasiones bajas. Jamás utilices música de ese tipo o especie. • Si sientes que una melodía te relaja y/o te eleva espiritualmente, es un excelente comienzo para empezar a pensar que también puede ser del agrado de los ángeles. • Pero si quieres ir, en principio, a lo seguro, te recomiendo que te ayudes de alguna o algunas de las siguientes músicas para atraer a los ángeles: – Canto gregoriano – Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi – Misa en B menor, de J. S. Bach – Concerto Grosso N° 5 y N° 6 de Friedrich Handel – Stabat Mater, de Giovanni Pergolesi – Oratorio de Navidad de J. S. Bach Dentro de la música actual, las canciones de Enya, Vangelis y Andreas Volenweider suelen tener el mismo efecto. Los rituales Los rituales o ceremonias son una serie de pasos que deben seguirse y, si se lo hace de la forma correcta, se desencadenan determinadas energías que no estaban presentes antes o se potencian las que ya se manifestaban previamente. Para liberar esos fluidos energéticos, se hechan mano a diferentes elementos auxiliares que provocan movilizaciones de la energía. Los más comunes suelen ser: • Velas • Sahumerios. • Aceites esenciales • Quema de incienso, mirra, benjuí u otras sustancias, preferentemente resinosas Los talismanes Se conoce con ese nombre o con el de “amuleto” a objetos que, consagrados debidamente, ofrecen poderes mágicos de protección. Cuando llevamos el talismán correspondiente a un ángel, contamos con su amparo en ese o esos ámbitos de la existencia que se encuentran regidos por esa presencia angélica. Ocho reglas de oro para contactar con los ángeles 1- Cree en los ángeles Tal vez este primer “mandamiento” te resulte innecesario por lo obvio, pero lo cierto es que no lo es. Si llamas a los ángeles desde la fe, ellos más temprano que tarde vendrán. Si lo haces desde el escepticismo o el descreimiento, simplemente porque, por ejemplo, el contacto angélico está de moda y nada cuesta hacer la prueba, ten por seguro que no se harán presentes. 2- Hazle sitio en tu vida a los ángeles Una vez que has logrado contactarlos, si quieres que los ángeles permanezcan a tu lado, deberás hacerlos sentir a gusto. Para ello es importante que tu mundo se parezca más al de ellos. Algunos puntos a tener en cuenta son: Los ángeles se sienten cómodos con pensamientos y sentimientos de paz y de amor y huyen ante, por ejemplo, la irritación y la agresividad. El silencio les resulta preferible al ruido y la lentitud a la velocidad. La limpieza debe ser notable y, de ser posible, absoluta. Se trata de seres celestiales a los que, por razones obvias, la suciedad los incomoda en gran medida. 3- Utiliza el nombre de Dios Dios está dentro de ti, y al utilizar su energía a través de su nombre al dirigirte a los ángeles, ellos te responderán con todo el poder del Universo. 4- Invoca su presencia tan a menudo como puedas Los ángeles siempre están listos para presentarse y brindar ayuda. Pero nosotros no siempre sabemos cómo llegar hasta ellos. O lo sabemos, pero estamos demasiados ocupados o demasiado apurados para hacerlo de manera regular. Sin embargo, déjame decirte que si los convocas, por ejemplo 3 o 4 veces por año, lo más probable es que tu intento no sea precisamente exitoso. Contrariamente a ello, invoca y comulga con ellos lo más a menudo que te sea posible. Si puedes hacerlo diariamente, mucho mejor: de esa manera te ayudarás a ti mismo y harás otro tanto con mucha gente a la que, incluso, ni siquiera conoces. 5- Pídeles ayuda de manera explícita Aún después de instituir y mantener una relación estable con los ángeles, debes acordarte de pedir ayuda explícitamente cuando la necesites. No des nada por sentado al respecto. Los ángeles respetan tu libre albedrío y solamente en contadísimas ocasiones intercederán sin que tú se lo pidas. 6- Nunca pidas algo que sea malo para alguien Los ángeles atenderán tus pedidos e intercederán por ti ante el Padre Creador, con una sola y simple condición: que nunca solicites el mal para alguna persona. Si pides perjudicar a alguien o hacer mal, tu pedido será desoído por completo. 7- Envía tus oraciones o tu pedido de ayuda a la “dirección correcta” Si bien es bueno que invoques a los ángeles diariamente, para establecer un contacto constante y para que ellos llenen de Luz tu vida toda, cuando necesites ayuda o guía en algún aspecto específico, lo mejor es que te dirijas a la presencia angélica que tiene especial ingerencia en esos aspectos. La sección de este libro que trata acerca de los 72 ángeles cabalísticos es por demás específica al respecto. Allí podrás ver, por ejemplo, que si necesitas obtener fortaleza moral o alcanzar paz interior, Mahasiah es la presencia angélica indicada. Cahethel, en cambio, es la entidad celestial que te permitirá conectarte mejor con la abundancia o la prosperidad, mientras que para atravesar momentos oscuros y difíciles, Lauviah es la ayuda indicada. 8- Espera sorpresas, espera milagros Si cumples con las siete simples reglas que acabo de mencionar y explicar, lo único que queda es esperar el sorpresivo milagro de la ayuda angélica. 2. Los 72 ángeles cabalísticos La Cábala - Tradición Hebrea La interpretación judía del Antiguo Testamento menciona 72 ángeles. A ellos, precisamente, suele conocérselos con el nombre de Ángeles cabalísticos o Ángeles de la cábala, aunque a veces también aparecen mencionados como Genios o Ángeles de los Quinarios. Se trata de entidades espirituales que sirven a Dios y a su obra creadora, el hombre, ayudándolo a evolucionar espiritualmente. Según la magia cabalística, estas entidades angélicas poseen una fuerza y un poder especial. Están organizados en nueve coros formados cada uno de ellos a su vez por ocho rostros. Buena parte de la continuación de este volumen trata, precisamente, de esos 72 ángeles que poseen una fuerza y un poder especial y que nos ayudan y nos llaman a reflexión acerca de cuestiones ineludibles paranuestra evolución espiritual. Pero, ante de adentrarnos de lleno en el mensaje de los 72 magos angelicales, se impone explicar brevemente, su origen: la Cábala. Breve noticia acerca de la Cábala La Cábala es, básicamente, un conjunto de conceptos místicos que tienen por objetivo relacionar el universo finito con el Dios infinito, explicar la existencia del mal y señalar el camino hacia la realización espiritual. Su principal misión, su super-objetivo es descubrir la significación secreta y simbólica de las palabras arcanas del Antiguo Testamento. ¿De donde proviene? Existe una antigua leyenda que afirma que la Cábala fue creada por los ángeles caídos. Muchos esoteristas consideran que la Cábala era el lenguaje utilizado por los magos de la sumergida Atlántida, mientras que otros sostienen que fue en Egipto y en Babilonia donde surgió este sistema simbólico- conceptual. Sin embargo, la tradición hebrea —que es considerada el origen más certero de la Cábala— asegura que cuando Moisés recibió las Tablas de la Ley en el Monte Sinaí, el Supremo también le transmitió una serie de enseñanzas vía oral que únicamente estaba autorizado a revelar ante los iniciados. Mientras que las Tablas de la Ley estaban destinadas al común de la gente, existía otro conocimiento secreto que el profeta sólo transmitió oralmente a un grupúsculo de elegidos. Concretamente, cuenta la leyenda que, encontrándose en la cumbre del Monte Sinaí, Dios le habló al oído y le reveló la sabiduría secreta de la Cábala. Moisés hizo partícipes de ese secreto a setenta ancianos, quienes se encargaron de transmitirlo a sus sucesores inmediatos. De esa manera, durante centenares de años, aquella tradición conservada por unos cuantos iniciados de cada generación, se fue propagando oralmente. El sistema cabalístico —como se puede apreciar, proveniente de épocas muy remotas— parece haber tenido su primera recopilación formal y escrita en los primeros siglos del cristianismo, cuando sus principios fueron transcriptos en pergaminos por un grupo de ilustrados religiosos judíos europeos. Siglos después, un filósofo hebreo que tradujo las Sagradas Escrituras analizó una parte de la Cábala y gracias a él, muchos investigadores europeos se interesaron en el tema y fundaron escuelas destinadas al estudio de la Cábala. Lo esencial de la Cábala se encuentra en el Séphirot o Árbol de la Vida, nombre que proviene del término séfira, que significa “luz”. El Árbol de la Vida Se trata de un diagrama compuesto por diez puntos que simbolizan la base de sustentación del proceso creativo del Universo y del hombre, a imagen y semejanza de Dios. Asimismo, son las fuerzas impulsoras del ser humano y del cosmos y se encuentran unidas por veintidós líneas o senderos. Las Séphiras — cada una con su propio nombre— se relacionan con los diez primeros números y los senderos, por su parte, se vinculan a las veintidós letras del alfabeto hebreo. Las Séphiras y los senderos suelen representarse gráficamente por medio de círculos y líneas que constituyen el llamado Árbol de la Vida, el cual abarca y clasifica todo cuanto existe en el Universo al tiempo que también indica el camino seguido por Dios, quien en un relámpago descendió desde Kether, la primera emanación, o Corona, a través de las restantes Séphiras, hasta llegar a Malkuth, la Tierra o el Reino Terrenal. Las diez Séphiras son los siguientes: 1. Kether Punto de la Corona Suprema. Por ser la primera emanación, le corresponde el número uno. 2. Chochmach Representa la Sabiduría Divina y alude al Padre del Universo. 3. Binah Se vincula a la inteligencia y a la comprensión. Es la Madre del Universo. 4. Hesed Punto del amor, en el sentido masculino de fuerza organizativa y constructora. 5. Geburah Corresponde al poder femenino y es la contrapartida de Hesed. Se lo considera la fuerza impulsora de todo lo destructivo. 6. Tipheret Representa la belleza y alude a la energía vital que equilibra. 7. Netzah Se vincula al triunfo y a la perseverancia. Es la fuerza masculina de la naturaleza y representa a los sentidos, las pasiones, el arte y el ritmo. 8. Hod Punto de la majestad. Se trata de una fuerza femenina que representa las cualidades superiores de la mente, como la intuición y la perspicacia. Igualmente, alude a la razón y la lógica, ambas sospechosas a los ojos de los cabalistas. 9. Yesod Representa la Creación y es la base de todas las fuerzas activas de Dios. Simboliza la creatividad, tanto sexual como mental. Su número es el 9, el mismo que es utilizado para las ceremonias de iniciación mágicas y ocultistas. 10. Malkuth Es la Tierra, el reino terrenal. Por el valor numerológico-cabalístico del número 10 (“todas las cosas”) Malkuth es un compendio de todas las Séphiras. Los ángeles y la Cábala Según la tradición de la Cábala, todos y cada uno de nosotros, de acuerdo a nuestra Fecha de nacimiento, tenemos un ángel cabalísitico que nos corresponde y que actúa sobre nuestros potenciales personales. No se trata ni debe confundírselo con el Ángel de la Guarda (que nos protege y nos guía en cada momento de nuestra vida): el ángel cabalístico que nos corresponde no tiene como misión cuidarnos, sino que influye en el desarrollo de nuestra personalidad, marcando algunas tendencias evidentes y acentuadas de nuestro carácter. 1 – Vehuiah Atributo: Dios Elevado Y Exaltado Por Encima De Todas Las Cosas Jerarquía Angelical: Serafín Séphira: Kether Fecha Sobre La Que Rige: 21 De Marzo - 25 De Marzo Planeta: Sol Color De Vibración: Magenta/Rosa Aroma: Incienso Flor: Dalia Lo que nos enseña y nos ofrece este ángel Vehuiah, por ser el primer ángel, se vincula de manera fuerte con la idea de principio, de origen y por eso se lo considera una suerte de primer escalón para comenzar a emprender el maravilloso camino hacia el Cielo. Nos conecta de manera fuerte y directa con el Padre Creador y, por ello, despierta e incrementa nuestra ya presente capacidad creativa. Su papel es permitir que aFloren en nosotros nuevas ideas, que tengamos actitudes renovadoras y que podamos acceder a la Iluminación desde un lugar novedoso que quizás no habríamos descubierto si no hubiéramos contado con su amorosa asistencia. Por esa razón, es que fue uno de los ángeles más a menudo invocado por los antiguos y sabios maestros alquimistas en la persecución de la Gran Obra. Gracias a él podemos iniciar o continuar el trabajo creador incrementando el poder y la fuerza interior, que no son otra cosa que el poder y la fuerza de Dios emplazados en nosotros. Al posibilitarnos la creación y la renovación, también nos advierte que éstas deben ser siempre implementadas y llevadas a cabo por y para el bien de la Humanidad toda. Nos permite asimismo ser más conscientes de la Divina Presencia de Dios en todas las cosas. Vehuiah nos enseña y nos recuerda que el Divino Creador está en todo: en la lluvia que cae, en la Flor que se abre, en el niño que se nos acerca, en el fuego que crepita, en el árbol que nos da la sombra y en el fruto que sacia nuestra hambre y nuestra sed. A través de su ayuda podemos participar de manera más plena en el constante movimiento del Universo, ya que ayudarnos a aceptar los cambios, también es parte de su misión: todo muta, todo se transforma y nadie se baña dos veces en el mismo río. En suma: excepto la Divina Presencia de Dios, nada es seguro ni permanente y eso suele ser fuente casi constante de temor y de angustia para el ser humano. Vehuiah, con su luz, nos auxilia en la tarea de aceptar esa condición energética del Universo, de manera tal que resulte lo menos traumática posible para nosotros. Al poner la fuerza de la Luz a nuestro servicio, despierta la capacidad intuitiva y nos permite establecer un puente hacia esas regiones donde la razón no llega, lo cual hace posible una vinculación más profunda con nuestros semejantes y una captación más esencial de lo que acontece en el Universo todo. Los nacidos bajo la regencia de Vehuiah Las personas que llegan al mundo entreel 21 y el 25 de marzo están amparadas bajo las alas de este ser angélico. Eso las convierte en seres altamente creativos y con capacidades de liderazgo. Suelen estar a la vanguardia, ya sea ésta cultural, artística o política y, por esa razón, no es raro que se conviertan en dirigentes políticos o en artistas de renombre. Son extremadamente curiosos y siempre están en busca de la verdad y la belleza. Gozan de una espiritualidad sutil, tienden a ser optimistas, su nivel energético por lo común es muy alto y, por ello, no se desaniman fácilmente ante los obstáculos. Eventualmente, suelen poseer poderes sanadores en sus manos. Se lo invoca para: • Incrementar el poder creativo personal • Ejecutar acciones u objetivos de difícil concreción • Aceptar los cambios que la vida nos plantea y/o nos impone Cómo invocarlo • Confecciona un polvo de la siguiente manera: 3 partes de talco, 1 parte de benjuí y 1 de incienso. • Mezcla bien todos los ingredientes en el mismo sentido de las agujas del reloj. • Durante tres noches seguidas, traza con parte del preparado la figura de un triángulo en algún lugar del interior de la casa, mientras repites siete veces el nombre del ángel: (“Vehuiah”). • A la mañana siguiente, limpia la figura realizada y esparce el polvo al viento en un lugar al aire libre. 2 – Jeliel Atributo: Dios compasivo Jerarquía angelical: Serafín Séphira: Kether Fecha sobre la que rige: 26 de marzo - 30 de marzo Planeta: Sol Color de vibración: Verde claro/Azul claro Aroma: Patchouli Flor: Narciso Lo que nos enseña y nos ofrece este ángel Este ser angélico despliega sus alas sobre la dimensión temporal, sobre el tiempo y es por eso que nos aconseja y nos incita a meditar sobre él, a cuestionarlo, a tenerlo en cuenta, a revisarlo, a repensarlo. Jeliel nos pide que miremos nuestro pasado. Pero no para lamentarnos por él, por lo que nunca obtuvimos o por lo que tuvimos y perdimos, sino para entender que el tiempo pretérito es la base, la piedra fundamental sobre la que se instala nuestro presente y se prepara nuestro futuro. Revisar nuestro pasado puede generar resistencias, confusión emocional u otros sentimientos desagradables. Pero sólo sintiéndolos y haciéndonos cargo de ellos, podremos limpiar nuestra alma en pos de la Iluminación necesaria y hacer la paz con nosotros mismos, de modo tal de poder estar plenamente bajo la luz de Dios. Pero la enseñanza del segundo ángel va más lejos aún y quien verdaderamente la comprenda y pueda vivenciarla desde el corazón y el espíritu podrá llegar un escalón más alto en el camino hacia el Cielo. La enseñanza que Jeliel nos imparte reside en tener la valentía de cuestionar la noción misma de tiempo, ya que revisando y haciendo las paces con nuestro pasado, estaremos en plena facultad de modificar nuestro presente y, aún más, nuestro futuro, con lo cual pasado, presente y futuro no constituyen tres instancias verdaderamente diferenciadas, sino tres aspectos de una misma dimensión que el Creador ha puesto a nuestra disposición para que construyamos nuestra vida de la manera más acorde a sus Leyes. Con su asistencia angélica, podemos hacer que nuestro plan de vida se encuentre más profundamente ligado al Plan Divino. Jeliel también nos auxilia en la tarea de desarrollar nuestro sentido del deber y para ello nos ayuda a establecer lo auténtico y lo preciso, a distinguir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto y lo apropiado de lo inapropiado. Favorece el discernimiento, nos encamina hacia las Leyes y, también por ello, permite que nuestra existencia se encuentre vinculada de manera más profunda con el Plan Divino. Gracias a él y a su auxilio celestial podemos entender, aprehender que aquello que como seres humanos percibimos y explicamos con el nombre de “tiempo” no es, en el fondo, más que una ilusión de nuestros sentidos y que entender eso mientras seguimos el camino justo y auténtico de acuerdo a las Leyes, nos acerca al Plan Divino. Los nacidos bajo la regencia de Jeliel Quienes nacen entre el 26 y 30 de marzo se encuentran regidos por Jeliel. Eso hace de ellos individuos de poca paciencia y que gustan de hacer todo en forma rápida. Esas características ya se suelen notar desde una edad muy temprana y no es raro que sus maestros los señalen como niños inquietos, que realizan correctamente sus tareas, pero de forma apresurada, luego de lo cual se dedican a otras actividades, perturbando a veces el normal funcionamiento del aula. Por otro lado, también poseen desde pequeños una percepción muy clara para diferenciar aquello que es correcto de lo que no lo es. Son, además, seres de emociones fuertes, amorosos y muy apegados a su familia. Se lo invoca para: • Resolver asuntos del pasado • Superar incidentes traumáticos • Cumplir con las obligaciones Cómo invocarlo • Múnete de una vela de Color verde claro. • Con un elemento punzante, graba dos veces en su superficie el nombre del ángel (“Jeliel”). • Colócala sobre un soporte firme y seguro y enciéndela en un lugar tranquilo y que se encuentre libre de corrientes de aire. • Siéntate en una posición cómoda frente a ella a una distancia de aproximadamente 1 m, mira la llama y entrecierra los ojos. • Medita acerca del problema o situación por la cual has invocado la presencia y auxilio de este ángel. • Cuando lo creas conveniente, da por terminada la meditación y apaga de un soplo la vela. • Guárdala en un lugar privado y seguro, ya que te servirá para repetir el ritual en caso de que así lo desees. 3 – Sitael Atributo: Dios como esperanza de todas las criaturas Jerarquía angelical: Serafín Séphira: Kether Fecha sobre la que rige: 31 de marzo - 4 de abril Planeta: Sol Color de vibración: Violeta/Púrpura Aroma: Nardo Flor: Nardo Lo que nos enseña y nos ofrece este ángel Organización equilibrada y orden armónico son ideas cuya vibración resuena con fuerza cerca del tercer ángel. Una de sus principales misiones es socorrernos y ayudarnos a organizar las actividades de modo tal que éstas no sean meras acciones mecánicas, sino movimientos impregnados de Justicia y Claridad celestial, todas ellas encaminadas y guiadas por el Plan Divino. Sitael nos orienta para que toda palabra que proferimos, la forma en que nos relacionamos con nuestros semejantes y las decisiones que tomamos en los varios ámbitos de nuestra vida (personal, familiar, social, profesional) estén siempre guiadas por la Iluminación que proviene del Padre Creador. Pero este ser angélico no sólo nos guía en la organización de nuestras acciones hacia el entorno; también nos ayuda con nuestro desorden interno. Muchas veces los seres humanos sufrimos de caos emocional o espiritual: padecemos sentimientos que no llegamos a comprender y que nos corroen por dentro, perdemos la senda por la que nuestro espíritu se hallaba encaminado o algún duro golpe de la vida mina nuestros cimientos, dejándonos en el desamparo anímico y existencial. En esos duros momentos, Sitael también roza sus alas sobre nuestro lastimado ser para ayudarnos a poner orden, así como también para auxiliarnos en la tarea de comprender que ese caos es algo de lo que debemos sacar enseñanzas que nos guíen en nuestro camino hacia el Cielo. Para todo ello, esta presencia angélica nos socorre permitiéndonos que recuperemos los recursos energéticos y espirituales que tenemos, esos que forman parte de nosotros mismos y que muchas veces menospreciamos, olvidamos o no llegamos a descubrir del todo. Sitael, entonces, nos empuja amorosamente a utilizarlos y a hacerlos fructificar de modo tal que la energía de la felicidad, la armonía y el equilibrio moren en nosotros, para regocijo del Padre Creador. Él nos ayuda a usar y dirigir la energía en pos de accionar con ella de modo tal de modificar lo negativo y desorganizado de nuestra vida, no sólo para nuestro propio beneficio, sino para beneplácito de la Humanidad toda. Y es precisamente ese empuje y esa ayuda la que nos auxilia en la tarea de cumplir con nuestra misión en la presente
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