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https://www.facebook.com/novelasgratis 1 https://www.facebook.com/novelasgratis 2 https://www.facebook.com/novelasgratis 3 Un acuerdo práctico… ¡Y un deseo innegable! El jeque Karim necesitaba una prometida para evitar que su tirano padre, el rey de Zafar, lo obligase a casarse por interés. Orla Calhoun necesitaba salvar el legendario criadero de caballos de su familia. La cláusula del contrato que establecía que no habría sexo entre ambos debería haber simplificado la situación, ¡si hubiesen sido capaces de contener la química que había entre ambos! Detrás de la reputación de niña rica de Orla había muchos años de duro trabajo y su mayor secreto: ¡era virgen! Eso nunca había sido un problema, hasta que surgió aquella intensa atracción entre Karim y ella. Atracción que sería ineludible cuando el deber hizo que Karim, y su futura esposa, tuviesen que volver a Zafar… https://www.facebook.com/novelasgratis 4 Prólogo POR QUÉ no te buscas una esposa, hermano? Así, el viejo no te tendría que obligar a un matrimonio concertado. –No, gracias, hermano – respondió Karim Jamal Amari Khan, príncipe heredero de Zafar, en tono sarcástico, mientras le daba a su hermano Dane una patada por debajo de la mesa del café–. Nuestro padre no me puede obligar a nada. –El término padre es algo impreciso, ¿no piensas? –le respondió Dane sonriendo–. Teniendo en cuenta que lo único que ha hecho ha sido dejar embarazadas a nuestras madres. –Cierto, pero irrelevante –mintió Karim. Dado que él era el hermano mayor y el heredero al trono, había recibido algo más de atención por parte de su padre, incluidos los horribles veranos que se había visto obligado a pasar en Zafar después del suicidio de su madre. Veranos de los que Dane no sabía nada. –El caso es que no voy a casarme porque lo diga nuestro padre. Si quiere desheredarme, que lo haga. De hecho, a Karim le encantaba la idea. Solo tenía malos recuerdos del reino de Zafar, motivo por el que se había labrado su propio camino y, con treinta y dos años, había levantado ya un imperio multimillonario. De hecho, no había vuelto a Zafar desde que tenía dieciséis años. –Eso me dejaría a mí en la línea de fuego –replicó Dane, dejando de sonreír de repente–. Vaya, gracias, hermano. –Así es. Karim se echó a reír. Eso sería una buena lección para su padre, ya que Dane era un hombre imprudente e indisciplinado, al que le interesaba la herencia de su familia todavía menos que a él. Mientras que la madre de Karim, Cassandra Wainwright, había sido una joven aristócrata inglesa que https://www.facebook.com/novelasgratis 5 había vuelto al Reino Unido con él después del divorcio y lo había mandado a varios internados disciplinarios, la de Dane, Kitty Jones, se había dedicado a vivir entre la jet set de Nueva York después del divorcio. Y no había puesto ningún límite a su hijo. Solo se llevaban cuatro años, pero Dane había rechazado la oferta de Karim de trabajar con él en Amari Corp y había montado su propia empresa hotelera cinco años antes, empresa que había tenido un sorprendente éxito. Porque si había algo que se le daba bien a Dane era organizar fiestas. –Tengo una información que tal vez te haga cambiar de opinión acerca de buscar esposa cuanto antes –anunció Dane con los ojos brillantes. Karim se sintió incómodo. No había nada que Dane disfrutase más que molestarlo, motivo por el que se había presentado en su mansión del barrio londinense de Belgravia a las ocho de la mañana y sin llamar antes, recién llegado de Nueva York. –¿Qué sabes? –inquirió Karim con impaciencia, decidiendo terminar con el juego. Necesitaba ponerse a trabajar y no tenía tiempo para juegos. –El viejo sabe que andas detrás del criadero de los Calhoun –anunció Dane como si acabase de ganar una carrera. –¿Cómo sabes tú eso? –le preguntó Karim. El tema era secreto. Michael Calhoun había fallecido un año antes, dejando su criadero y su centro de adiestramiento de caballos ahogado por las deudas. Habían vendido gran parte de los animales, pero Karim había descubierto varios días antes que el negocio iba a tener que entrar en liquidación voluntaria. Y estaba preparado a entrar a matar en cuanto saliese a subasta. –Me lo contó anoche en Tribeca una de las amantes de papá. Por eso he tomado el primer vuelo a Londres. Ambos sabemos que lo que quiere es ganarte la mano para obligarte a casarte. Karim juró entre dientes. –Me podrías haber llamado por teléfono –murmuró, sabiendo que lo más probable era que su hermano se hubiese presentado allí para verlo sudar en persona, pero no iba a darle ese placer–, pero gracias por el aviso. De no haber estado al corriente de las intenciones de su padre, habría perdido la subasta. https://www.facebook.com/novelasgratis 6 Y eso le habría dolido. Comprar aquel negocio representaba su oportunidad de entrar en el mundo de las carreras de caballos y hacerse un nombre en él, idea a la que llevaba tiempo dándole vueltas. Lo único que le gustaba hacer en Zafar era montar a caballo y adiestrar a los sementales árabes que el rey tenía allí. Pero se negaba a jugar el juego de su padre. El viejo bastardo ya había intentado manipularlo antes en el pasado, obligándolo a competir con él. A Karim no le había importado hasta entonces, de hecho, le había divertido buscar la manera de ganar a su padre y demostrarle que no le tenía miedo. Y, según su negocio había ido creciendo, le había sido más sencillo ganar. No obstante, los intentos de chantaje de su padre eran cada vez más desesperados y Karim se había dado cuenta de que eso estaba afectando a la economía de Zafar además de a la de su padre. Zafar había sido uno de los reinos más ricos de la región, pero estaba perdiendo relieve porque su padre se estaba gastando el dinero en medir fuerzas con él. Y, a pesar de que Karim no se sentía unido a su país natal, tampoco quería que sus habitantes se vieran castigados. Por eso había dejado de tener relación con su padre varios años atrás y había mantenido todas sus operaciones en secreto o se había retirado de ellas si su padre había mostrado algo de interés. Para ello, había tenido que dejar a un lado su orgullo, pero había sabido que la táctica funcionaba y, de hecho, hacía un año que su padre no había intentado ningún truco nuevo. –¿Por qué no aceptas el reto en esta ocasión? –le preguntó Dane–. En vez de tirar la toalla. –No me voy a casar para cerrar un trato –le respondió Karim, preguntándose si su hermano había perdido la cabeza. –¿Y si en realidad no te estuvieses casando? Podría ser un matrimonio de conveniencia –le sugirió su hermano–. Sería la venganza perfecta ante tanta manipulación. Si no te acuestas con ella, no podrás darle al viejo los herederos que tanto desea. –El principal motivo por el que no quiero casarme no tiene nada que ver con nuestro padre –le explicó Karim, molesto con las tonterías de su hermano–. Si no, sencillamente, que no quiero una esposa. Tenía relaciones esporádicas, pero no duraderas. –Aunque no fuese una esposa de verdad, tendría ciertas expectativas… Y me exigiría parte de mi tiempo. https://www.facebook.com/novelasgratis 7 Y no quería convertirse en una persona tan débil y frágil como su madre. La recordó con el rostro manchado por las lágrimas. La tristeza de su madre había marcado toda su niñez y no quería ser responsable de otra mujer que pudiese querer cosas que él no le podía dar. Por eso tenía en Kensington una agradable casa de cuatro dormitorios, a la que llevaba a la mujer con la que se estuviese acostando en ese momento, para poder ir a verla cuando le apeteciese, pero sin implicarse emocionalmente. Aunque la casa llevaba vacía un mes, o dos. Desde que había terminado con Alexandra cuando esta había empezado a hablar de tener una relación más seria. –Cómo eres –comentó su hermano.Y Karim pensó que, lo mismo que a su hermano le gustaba provocarlo, a él le gustaba provocar a su padre todavía más. –Dile a tu equipo de abogados que se ponga a redactar un contrato prenupcial –añadió Dane–. Y después solo tendrás que buscar a una mujer ambiciosa o lo suficientemente desesperada como para dejarse comprar. https://www.facebook.com/novelasgratis 8 Capítulo 1 ORLA, Orla, hay un helicóptero sobrevolando la granja. Gerry le acaba de dar permiso para aterrizar en el pasto trasero. Gerry dice que es él, el jeque que va a echarnos a todos a la calle. Orla Calhoun dejó un instante de limpiar el establo de Aderyn al oír gritar a su hermana Dervla. El semental la empujó y arrastró las pezuñas por el suelo. Ella apoyó una mano en su hocico para tranquilizarlo. Como casi todos los caballos de carreras retirados, Aderyn era bastante tranquilo y le gustaba tener compañía casi tanto como a ella, pero… –Shh, tranquilo, amigo, Dervla está estresada –le susurró antes de salir del establo. Cerró la puerta, se quitó los guantes y fulminó a su hermana con la mirada. –Por favor, Dervla, ¿cuántas veces te he dicho que no levantes la voz cuando estamos con los caballos? –la reprendió en un susurro–. Los asustas y alguien podría hacerse daño o, lo que es peor, el animal podría hacerse daño. Solo le quedaban seis caballos, pero cada uno de ellos era muy importante para ella, y seguía lamentando el haber tenido que separarse de aquellos que se había visto obligada a vender durante el último año. Tal vez aquel había sido el problema, que le habían importado más los animales en sí que el negocio. Y estaba a punto de perderlo todo. –Está bien, está bien –le contestó su hermana en voz baja, agarrándola del codo para sacarla de allí–, pero ¿qué vas a hacer con él? Orla oyó entonces el sonido del helicóptero mientras aterrizaba. Estaba lo suficientemente lejos para no molestar a los caballos, pero a ella había conseguido ponerla nerviosa. https://www.facebook.com/novelasgratis 9 –¿Estás segura de que es él? –preguntó–. Se supone que no iba a venir hasta el viernes. El administrador judicial había quedado con el príncipe Karim Jamal Amari Khan para enseñarle las instalaciones antes de la subasta del sábado. Aquella debía de ser una visita de alguno de sus súbditos. Tenía que serlo, sobre todo, porque Orla no se sentía preparada para recibir al príncipe. Bajó la vista a sus botas de trabajo y a sus vaqueros manchados, se dio cuenta de que la camisa sudada se le pegaba a los pechos. Llevaba despierta desde el amanecer. Había sacado a Aderyn a galopar y después había estado limpiando los establos porque habían tenido que despedir al último mozo un mes antes. –Gerry dice que ha hablado con él –murmuró Dervla–. ¡Es el príncipe quien pilota el helicóptero! Según Gerry, ha venido solo. La ansiedad que se había adueñado de su estómago desde que se había visto obligada a enfrentarse a lo inevitable dio otro giro de tuerca. Había planeado tener la casa impoluta y estar ella impecable cuando el príncipe llegase. Había querido tener buen aspecto ya que iba a pedir un enorme favor. –Mantenlo ocupado mientras me aseo un poco –le pidió Orla–. Y pídele a Maeve que me traiga mis mejores pantalones, ropa interior limpia y una blusa que planché ayer. Y, dicho aquello, corrió hacia el cuarto de baño que había en la parte trasera del establo, quitándose las botas a patadas y desabrochándose los pantalones vaqueros. Podría lavarse allí para quitarse el mal olor y cambiarse de ropa antes de salir a saludarlo. No iba a fingir que era una mujer sofisticada porque no lo había sido nunca. Jamás había encajado en los círculos de la alta sociedad que había frecuentado su padre. Había intentado hacerlo teniendo una relación con Patrick Quinn, pero había sido un desastre. «¿Qué esperabas, Orla? Los hombres tienen necesidades, Orla. Y tú eres más fría que un témpano de hielo». Todavía se estremeció al recordar las palabras de Patrick cinco años antes y recordó las náuseas que había sentido al verlo abrazado a Meghan O’Reilly en su propia fiesta de compromiso. Orla tiró los pantalones al lado del lavabo e ignoró la sensación de humillación que siempre acompañaba a aquellos recuerdos. https://www.facebook.com/novelasgratis 10 «No importa, por suerte, te has librado de él». Pero Patrick había tenido razón con respecto a una cosa: nunca se le había dado bien coquetear. Así que, tratar de impresionar a un jeque conquistador iba a requerirle algo de imaginación. Aunque hubiese tenido tiempo para prepararse. Si se ponía ropa limpia, al menos podría fingir que estaba tranquila y que controlaba la situación. Y lo necesitaba para intentar convencer a Karim Khan de que le permitiese quedarse allí. Este sabía cuál era su situación económica, que estaban obligadas a vender, así que Orla no tenía mucho poder de negociación. Había hecho una buena búsqueda por Internet acerca del príncipe la noche anterior y, al parecer, era rico, privilegiado y arrogante, un hombre acostumbrado a que se hiciese lo que él quería, que pensaba que podía hacerse con un legado familiar que a ellos les había costado diez generaciones levantar. Pero Orla no iba a permitir que el príncipe la echase tan fácilmente de un trabajo al que había dedicado toda su vida. Lo que necesitaba era tener la oportunidad de demostrarle que podía serle útil. Al fin y al cabo, llevaba cinco años gestionando el negocio, desde que había cumplido los diecisiete y su padre había caído en una depresión tras la muerte de su madre. Aunque no quería presentarse como una pobre huérfana desvalida. Había leído que el príncipe era de esos hombres que solo prestaba atención a las mujeres bellas y sofisticadas, con la manicura hecha, ropa de diseño y recién salidas de la peluquería. Una clase de mujer que ella no había sido nunca, ni siquiera cuando se había creído enamorada del hijo de los vecinos. Una vez en ropa interior, tomó la manguera que utilizaba para limpiar los aperos y abrió el grifo. Todo su cuerpo tembló bajo el chorro de agua gélida. Y ella juró en voz alta. ¿Por qué había llegado Karim Khan cinco días antes de lo previsto? ¿Sería para sorprenderla? Oyó que alguien se aclaraba la garganta a sus espaldas. –Supongo que es usted la señorita Calhoun –dijo una voz masculina a sus espaldas. Orla se giró bruscamente, salpicándolo todo de agua con la manguera. https://www.facebook.com/novelasgratis 11 Sintió calor en las mejillas y en el pecho. Enfrente de ella había un hombre muy alto con un hombro apoyado en la puerta del baño. A pesar de que su rostro estaba entre las sombras, lo reconoció de inmediato de las fotografías que había visto en Internet. Orla se cruzó de brazos para cubrirse el pecho, pero no pudo evitar sentirse humillada bajo su dura y fría mirada. ¿En serio? No podía haber dado una peor imagen. ¿Y cómo era posible que el príncipe la hubiese encontrado allí? «Dervla, te voy a estrangular». –¿Señor… Khan? –preguntó, levantando la barbilla para intentar mostrar cierta dignidad a pesar de su aspecto–. No lo esperábamos hasta el viernes. ¿Y qué está haciendo en los establos? Iba vestido con unos pantalones vaqueros azules, un jersey de cuello redondo negro que se pegaba a su impresionantemente ancho pecho, y unas botas de piel también negras. Era muy moreno, con el pelo negro. A Orla le vino a la mente un malvado rey de un cuento que había leído de niña, un hombre cruel, frío y poderoso, pero también sorprendentemente guapo, para ser el villano de un libro infantil. Le había encantado aquel libro, lo había leído una y otra vez. Y en esos momentos se dio cuenta del motivo. –¿Qué estoy haciendo aquí? –le dijo él en tono sarcástico–. He venido a comprar su criadero, señorita Calhoun. Hoy. «¿Hoy?». Orla volvió a sentir pánico, pero entonces élavanzó hacia la luz y tomó una toalla que colgaba de una estaca de la pared. Y la mente se le quedó en blanco. «Es todavía más guapo que el rey del cuento», pensó. De repente, la vergüenza se convirtió en algo todavía más inquietante. Ya había sabido que Karim Khan era muy guapo. Había estudiado sus fotografías la noche anterior, lo había visto vestido de esmoquin, de traje, con el pelo perfectamente peinado, acompañado de modelos y actrices como si se tratasen de meros accesorios. Pero las fotografías no le hacían justicia. En persona y de cerca, y aunque no fuese vestido de manera tan elegante, era un hombre impresionante. El corazón de Orla dejó literalmente de latir mientras lo devoraba con la mirada, desde los sensuales labios, pasando por la fuerte https://www.facebook.com/novelasgratis 12 mandíbula, las mejillas esculpidas y la nariz recta. Tenía una pequeña protuberancia en esta y una cicatriz encima del ojo izquierdo que estropeaban la perfecta simetría de su rostro, pero que solo conseguían que pareciese todavía más masculino y arrebatador. El calor de las mejillas se trasladó también a la sangre que corría por sus venas, a los pechos, que se le habían endurecido de repente. Orla cerró los brazos con fuerza para calmar un poco aquella sensación. Se sentía todavía más humillada que cuando se había encontrado a su prometido besándose con otra mujer en su fiesta de compromiso. Y eso que siempre había pensado que jamás viviría una situación peor. «Estabas equivocada». –Séquese –le dijo él, lanzándole la toalla. Orla la agarró con una mano y se obligó a respirar. Los ojos marrones claros del príncipe la miraron con impaciencia, cómo no. Se envolvió en la toalla mientras él la recorría con la mirada de arriba abajo, hasta llegar al charco de agua que se había formado a sus pies. –La veré en la casa dentro de quince minutos –añadió él, tratándola como si fuese una niña desobediente de diez años–. Necesito cerrar el trato hoy. A pesar de las dificultades de Orla para respirar, se sintió molesta. ¿Quién pensaba aquel hombre que era para hablarle así? Porque fuese guapo y estuviese seco y completamente vestido no podía… Pero antes de que se le ocurriese una respuesta lo suficientemente indignada, antes de que se armase de valor para replicar, él se dio la media vuelta y se marchó por donde había llegado. https://www.facebook.com/novelasgratis 13 Capítulo 2 SEÑOR Khan, siento haberle hecho esperar. ¿Le ha ofrecido Dervla algo de beber? Karim apartó la mirada de las verdes colinas que rodeaban la finca de los Calhoun y se giró hacia la muchacha a la que había visto veinte minutos antes en los establos. Se había puesto unos sencillos pantalones negros y una camisa blanca y tenía el pelo rojizo todavía húmedo. Al entrar en la luz del enorme salón, Karim se dio cuenta de que no iba maquillada. Todavía podría ver las pecas que cubrían su pálida piel, en las que ya se había fijado antes. Parecía muy joven y fresca, todavía más que cuando la había visto mojada. Apartó de su mente el recuerdo de sus tonificados muslos, de sus esbeltas piernas y de sus pechos túrgidos a través de la tela mojada del sujetador e intentó no sentir calor. Iba a necesitar una amante nueva, no podía reaccionar así ante una muchacha tan poco delicada. –No tengo tiempo para tomar nada –le respondió en tono impaciente–. Tengo una propuesta que hacerle, pero solo si la venta se realiza hoy. Era un buen plan, infalible y honesto. Karim no había tardado mucho tiempo en encontrar una solución mejor que dejar escapar aquel negocio, mejor que la que Dane le había sugerido esa misma mañana en Londres. Así que había pilotado el Puma él mismo para llegar allí lo antes posible y poner su plan en marcha. Solo había necesitado la advertencia de Dane para tomarle la delantera a su padre. También había querido ver la propiedad antes de realizar la oferta, pero, nada más entrar en los establos, había sabido que quería comprarlos, costase lo que costase, porque aquello era exactamente lo que había estado buscando. https://www.facebook.com/novelasgratis 14 –Lo comprendo, señor Khan, pero me temo que no voy a poder aceptar –le respondió ella–. El negocio está en liquidación, como ya sabe. Él asintió. –Pero todavía no se ha procedido a la subasta y, si he entendido bien, su hermana y usted han heredado la propiedad, ¿verdad? Había puesto a trabajar a su equipo de abogados mientras él sobrevolaba el mar de Irlanda, así que, en realidad, aquella era una pregunta retórica, pero la joven le sorprendió con una sorprendente franqueza. –Sí, pero también hemos heredado las deudas. La propiedad está hipotecada y ya no podemos hacer frente a los pagos de los intereses. Su hermana y ella se quedarían sin nada después de la venta, según los cálculos de Karim, porque su padre había hundido el negocio familiar con su adicción al juego, que había mantenido en secreto durante años. –Entiendo que quiera que bajemos el precio todavía más, pero ya es una buena oportunidad –continuó ella en tono orgulloso, que hizo que Karim pensase que tal vez no fuese tan joven como parecía. –No he venido aquí a regatear. He venido a ofrecerle la oportunidad de salir de esta sin deudas. –¿Cómo? –le preguntó ella en tono escéptico. Podía ser joven, pero no era inocente. –Saldaré todas sus deudas hoy, mediante una transferencia bancaria. Será una suma superior al valor del negocio, de unos cinco millones de euros más –le contestó él–. Así podrán venderme a mí la propiedad, inmediatamente después, por la cantidad de un euro, y los administradores podrán llevarse también su parte. Era un trato justo, que los favorecía a los dos. Ella y su hermana se librarían de las deudas de su padre y podrían comenzar una nueva vida. No tendrían casa, eso era cierto, pero dado que procedían de una buena familia, seguro que les salían oportunidades. Y era evidente que la chica era trabajadora, porque, si no, no se la habría encontrado así en el establo. Pero lo importante era que la propiedad no saldría a subasta y que su padre no tendría la oportunidad de pujar contra él. Ella lo miró con sorpresa. https://www.facebook.com/novelasgratis 15 –Entonces, ¿tenemos un trato? –le preguntó él, seguro de la respuesta. La joven tenía que saber que aquella era su única oportunidad para salir de la montaña de deudas en la que su padre le había dejado. –No –le contestó ella. –¿Perdone? –inquirió Karim, sorprendido por la testarudez de su expresión. –Yo… He dicho que no. No tenemos un trato. Tengo algo que pedirle. Él frunció el ceño. No podía estar hablando en serio. –Me parece que no lo ha entendido, señorita Calhoun. Esto no es una negociación. Es una oferta por tiempo limitado. Y, sin duda, la mejor oferta que va a recibir, con mucha diferencia. Si me marcho hoy de aquí sin ser el nuevo dueño de Calhoun, el negocio se subastará el sábado por mucho menos dinero del que yo le estoy ofreciendo. –Eso lo comprendo, pero usted necesita cerrar el trato hoy. Lo que significa que yo tengo cierto margen. ¿No quiere oír qué es lo que le quiero pedir? Estaba intentando parecer tranquila, pero tenía el escote colorado y eso hizo que Karim la recordase con menos ropa y toda mojada. Era una mujer enigmática en muchos aspectos… No habría imaginado encontrársela lavándose en el establo, sudada tras haber realizado un trabajo que tenía que haber estado haciendo un empleado. Lavándose con una manguera. Aunque, a juzgar por el estado de la casa: las alfombras desgastadas, los muebles viejos y la pintura desconchada, la familia Calhoun llevaba mucho tiempo con problemas económicos. ¿Cuántas personas seguirían trabajando allí? Él solo había visto a un hombre mayor llamado Gerry y al ama de llaves, también mayor, una tal Maeve, por el momento. –La escucho –le dijo él, sorprendiéndose a sí mismo conla decisión de oír al menos lo que la joven le quería decir. –Yo… quiero un trabajo. –¿Qué trabajo? –le preguntó él. Y entonces, sin saber por qué, recordó la ridícula sugerencia que Dane le había hecho unas horas antes. https://www.facebook.com/novelasgratis 16 «Solo tendrás que buscar a una mujer ambiciosa o lo suficientemente desesperada como para dejarse comprar». –Cualquier trabajo con el que pueda quedarme en la finca. Llevo cinco años ocupándome de todo. Conozco el mundo de las carreras y a los caballos, incluido todo lo que hay que saber de los que quedan aquí. Hizo una pausa y Karim vio tristeza y posiblemente vergüenza en su rostro. –Mi… mi padre dejó de trabajar con los caballos cuando mi madre falleció. Así que todos los éxitos de los últimos cinco años se deben al trabajo del equipo que he formado yo. Me gustaría tener la oportunidad de continuar trabajando aquí… Continuó hablando, dándole una lista de logros y éxitos, que podían ser ciertos o no, pero Karim ya solo la estaba escuchando a medias, mientras en su cabeza iba cobrando forma otra idea. Esa mañana, había desestimado la sugerencia de Dane de un falso matrimonio. Le había parecido demasiado excesiva y ridícula, pero los beneficios de mantener a su padre a raya y de llevar a una Calhoun agarrada del brazo cuando por fin entrase en el mundo de las carreras de caballos empezó a gustarle cada vez más. Además, aunque se trataba de todo lo opuesto a las mujeres que le gustaba tener en la cama, lo cierto era que se sentía atraído por ella. –¿Cuántos años tienes? –la interrumpió. –Veintidós. La respuesta lo alivió. No era una adolescente. Parecía joven e inexperta, pero a juzgar por cómo había reaccionado al verlo en los establos, no debía de ser del todo inocente. Mucho mejor. –Consideraré la idea de darle un puesto de trabajo aquí –le dijo–. Y pondré otro millón de euros más en el banco cuando se realice la venta. Pero, en estos momentos, tengo en mente otro puesto para usted. –Eso… Eso sería estupendo –le respondió ella, ruborizándose–. Sea cual sea el puesto, estoy segura de que podré desempeñarlo. Me adapto a las circunstancias. Sé que no me conoce, así que no me importará tener un periodo de prueba, siempre y cuando pueda seguir trabajando con nuestros caballos. Estaba desesperada por complacer, así que era perfecta. Salvo por… https://www.facebook.com/novelasgratis 17 Karim estudió otra vez su cuerpo esbelto, la ropa masculina, la falta de maquillaje y el pelo salvaje que se le estaba empezando a rizar detrás de las orejas, y volvió a sentir aquella inexplicable atracción que ya lo había sorprendido en los establos. Aunque tal vez tuviese una sencilla explicación. Era guapa y su comportamiento torpe y candoroso la hacía muy distinta a las mujeres con las que él solía salir. La novedad se pasaría pronto, lo mismo que el inexplicable deseo que sentía por ella. Además, él se ocuparía de buscar una amante nueva en cuanto volviese a Londres. Con otra mujer en su cama, la atracción que sentía por aquella no tardaría en apagarse. –¿Qué puesto tiene en mente para mí, señor Khan? –le preguntó ella por fin. –Quiero que se convierta en mi prometida, señorita Calhoun. https://www.facebook.com/novelasgratis 18 Capítulo 3 QUÉ HA dicho? –balbució Orla, sintiendo un intenso calor en el torso. ¿Le acababa de pedir que se casase con él? No, no podía ser. Debía de haber tenido una alucinación. –He dicho que quiero que se convierta en mi prometida –le repitió él. Pero Orla siguió pensando que aquello no tenía sentido. ¿Habría entrado en coma? ¿O estaría soñando? Tal vez no se hubiese despertado esa mañana, no hubiese pasado una hora galopando con Aderyn y cinco horas más limpiando los establos. Tal vez siguiese en el piso de arriba, en la cama, durmiendo y soñando con las imágenes que había encontrado de aquel hombre en Internet. –Yo… yo… –continuó, deseando poder pellizcarse para despertar–. ¿Quiere casarse conmigo? ¡Pero si no me conoce! Ni siquiera hemos tenido una cita. «Ni nos hemos besado», pensó, porque en esos momentos parecía no poder pensar en otra cosa. Él arqueó las cejas y esbozó una sonrisa sarcástica. Y la miró de tal manera que Orla sintió calor por todo el cuerpo, sintió que se le aceleraba el pulso. –No deseo casarme con usted –le respondió él–. Ni tener una cita. Ella se sintió humillada. –Será un falso compromiso –continuó el príncipe–. Para el que firmaremos un contrato. Usted accederá a ir de mi brazo, y a actuar como si fuese mi futura y enamorada esposa en cualquier evento al que yo tenga que asistir, para que dé la impresión de que tenemos una relación real. Tendremos que aparecer juntos ante la prensa, y en las carreras, donde yo https://www.facebook.com/novelasgratis 19 utilizaré sus contactos para abrirme paso en ese mundo… «¿Contactos? ¿Qué contactos?». Orla no tenía contactos en el mundo de las carreras de caballos. Siempre se había dejado la piel trabajando entre bastidores, manteniendo la ficción de que el gran Michael Calhoun seguía conservando el legado de los Calhoun, mucho después de que este se hubiese hundido en la tristeza y en su adicción. Ella había trabajado codo con codo con los jinetes, con los entrenadores y con los directores de otros criaderos, pero no conocía a las personas más influyentes del negocio. Solo a los Quinn, los dueños del criadero vecino, que habían dejado de hablarle después de que se cancelase el compromiso con su hijo Patrick. A ella le había gustado permanecer en el anonimato y realizar el trabajo que le encantaba, con los caballos. La parte social nunca le había interesado y, además, no se le había dado bien. Patrick se lo había dicho muy claramente. Se mordió el labio inferior, sabiendo que no podía contarle la verdad a Karim Khan sin arriesgarse a que este retirase su extraña oferta. Oferta que ella estaba considerando porque estaba desesperada. –Cuando todo el mundo esté convencido de que el compromiso es real – continuó él sin rastro de emoción–, podrás hacer tu vida, siempre y cuando lo hagas con discreción. –¿Y cuánto tiempo sería? –le preguntó ella–. ¿Durante cuánto tiempo tendríamos que fingir que estamos enamorados? Él la miró y apretó la mandíbula al oírla hablar de amor. –Hasta que yo ya no necesite tener una prometida… –le respondió en tono sumamente arrogante. Por supuesto, las condiciones del acuerdo las pondría él. –Pero ¿para qué necesita una prometida? –le preguntó ella por curiosidad. ¿Para qué necesitaba un hombre como él llegar a un acuerdo así? Orla entendía que el príncipe quisiese sentirse aceptado en el mundo de las carreras, pero lo cierto era que iba a conseguirlo comprando el criadero, no la necesitaba a ella. Ni aunque hubiese tenido esos contactos que él pensaba que tenía. El dinero era más importante que las herencias en aquel mundo, como en cualquier otro deporte. Y un hombre así podía tener a su lado a cualquier mujer que quisiera. ¿Por qué iba a pagarle a ella para que fingiese que estaba enamorada de él? Era una locura. https://www.facebook.com/novelasgratis 20 –Un falso compromiso, ¿no? –quiso aclarar Orla. –Voy a pagarle un millón de euros por hacer un trabajo, señorita Calhoun, precisamente para no tener que dar explicaciones. ¿Lo acepta o no? Ella pensó que debía decirle que no. No quería ser su falsa prometida. No podía comprarla. Además, no se le daría bien hacer ese papel. No obstante, no consiguió decirle que no, a pesar de saber que no estaba soñando, que aquello era real. –¿Y nos podríamos quedar Dervla y yo con la casa? ¿Si no nos quedásemos con el dinero? –preguntó. Aquel siempre había sido su hogar. Ella no necesitaba un millón de euros, solo necesitaba una oportunidad. Él miró a su alrededor, fijándose probablemente en la alfombra vieja, en los pocos mueblesque quedaban, que estaban demasiado viejos para venderlos, en la humedad que había en un rincón y en las manchas del papel de la pared, de los cuadros que habían tenido que vender mucho tiempo atrás para pagar las deudas de juego de su padre. Michael Calhoun había necesitado escapar del dolor provocado por la pérdida del amor de su vida, la madre de Orla. Por desgracia, esa válvula de escape había ido desgastándolo hasta dejar de él solo la sombra del hombre que había sido. Y la casa reflejaba eso. –Se puede quedar con la propiedad si lo desea, yo no la necesito, pero le exigiré que esté a mi disposición, que viaje para acompañarme a los actos que ya le he comentado. Ella sintió que se le encogía el estómago. Se dijo que aquello era solo un acuerdo comercial. No iba a implicarse emocionalmente. Aquel hombre no la quería a ella, solo quería su apellido, su herencia y, por algún motivo que ella desconocía, necesitaba una prometida. Se dijo que aquella era su oportunidad para conservar la casa familiar, para darle a su hermana un lugar en el que vivir mientras estudiaba. Porque Dervla podía ir y venir a Dublín todos los días desde allí. Por supuesto, si Khan se daba cuenta de que ella era una disléxica social y que era virgen, tal vez retirase la oferta. Pero ¿cómo iba a comportarse como una mujer enamorada cuando jamás había tenido un amante, mucho menos un hombre como aquel? No obstante, le respondió: https://www.facebook.com/novelasgratis 21 –¿Cuándo quiere que empiece? Él sonrió. –Volverá conmigo a Londres esta noche y firmaremos el contrato mañana por la mañana, a primera hora. «Tan pronto». –Tengo que asistir a la fiesta que se celebra en el hotel The Chesterton mañana por la noche –continuó él–. Podemos anunciar nuestro compromiso y la venta del criadero al mismo tiempo. Ella parpadeó y tragó saliva para intentar contener el pánico. Por supuesto. A la fiesta del día siguiente asistirían todas las personas importantes del mundo de las carreras. Era el principal evento social que marcaba la mitad del calendario hípico en Europa. Ella solo había asistido en una ocasión anteriormente, con Patrick y con su padre, cinco años antes, y lo había odiado. Se había sentido expuesta e incómoda. ¿Podía sentirse peor presentándose allí como la prometida de Karim Khan? Sintió pánico, pero se obligó a respirar hondo. Una vez firmado el contrato, ya no podría cambiar de opinión. ¿O sí? Tendría que improvisar. Y cruzar los dedos para que el príncipe no se diese cuenta antes del día siguiente por la noche de que no era la persona adecuada para el papel que debía desempeñar. –Entonces, ¿trato hecho, señorita Calhoun? –le preguntó él en tono arrogante y autoritario, provocando con su mirada dorada que se le acelerase de nuevo el corazón–. Por cierto, ¿cómo se llama? La pregunta le pareció tan incongruente que estuvo a punto de echarse a reír. Aquel hombre le acababa de pedir que fingiese estar enamorada de él y ni siquiera sabía su nombre. –Orla –le respondió, sintiéndose como si acabase de montar a lomos de un enorme semental salvaje por primera vez, aterrada y eufórica al mismo tiempo. Dervla y ella conservarían la casa y ella podría continuar trabajando con los caballos. Lo único que tenía que hacer era mantenerse fuerte durante las siguientes semanas y meses, porque seguro que el príncipe no la querría mucho tiempo más, y confiar en que no se iba a romper el cuello, metafóricamente hablando. –Entonces, Orla, ¿qué me dices? –insistió él sin esforzarse en ocultar su impaciencia. https://www.facebook.com/novelasgratis 22 –Sí –le contestó con una firmeza y determinación que no sentía en realidad–. Trato hecho, señor Khan. –Llámame Karim –le dijo él, aunque sonó más a orden que a petición. El príncipe se sacó el teléfono del bolsillo y ella se dio cuenta de que ya no la necesitaba más. –Tienes media hora para hacer las maletas. No olvides el pasaporte – le dijo con la vista clavada en la pantalla–. Haremos los papeles de la venta y el contrato relativo a nuestro compromiso cuando lleguemos a Londres. Volvió a mirarla a la cara. –Me gustaría echar otro vistazo a las caballerizas, así que nos veremos junto al Puma a las dos menos cuarto –añadió–. No me hagas esperar otra vez. Unos segundos después, sus pasos se perdían por el pasillo. Orla se quedó inmóvil en medio de la habitación y se abrazó con fuerza por la cintura, asustada. Se acercó a la ventana y miró las tierras que siempre habían sido su casa. El único lugar en el que se sentía segura, completa e importante. Lo que acababa de hacer era una locura. Aquel hombre tan arrogante, autoritario y abrumador ni siquiera le había contado para qué necesitaba una falsa prometida. Ni por qué se le había ocurrido elegirla a ella. Karim Khan, príncipe de Zafar, tenía todo el poder en aquella situación. Ella no estaba en posición de decidir y no quería arrepentirse de haber hecho un pacto con el diablo. Lo había hecho por Dervla, por los caballos y por su casa. Esa mañana, al despertar, no habría podido soñar con tener un futuro sin deudas y la oportunidad de continuar viviendo en el lugar que pensaba haber perdido. La vida había sido muy dura desde que su padre había fallecido en un accidente de coche un año antes, bueno, en realidad, desde hacía cinco años, cuando su madre había fallecido trágicamente mientras montaba a caballo. Su hermana y ella se merecían esa oportunidad. Lo único que tenía que hacer era encontrar el modo de demostrarle a todo el mundo que tenía lo que hacía falta para conquistar a un príncipe, a pesar de saber que no era verdad. Ni mucho menos. https://www.facebook.com/novelasgratis 23 Se dijo que aquello sería una aventura. Entonces, vio por la ventana al hombre alto e indomable al que iba a estar unida durante los siguientes meses y se le hizo un nudo en el estómago y sintió calor. Si ni siquiera había logrado convencer a Patrick de que podía ser una buena esposa, ¿cómo iba a fingir que estaba con un hombre cuya mera presencia le cortaba la respiración? Un hombre del que, además, no sabía casi nada, y lo que sabía le resultaba intimidante. «Orla Calhoun, ¿se puede saber qué es lo que acabas de hacer?». https://www.facebook.com/novelasgratis 24 Capítulo 4 SEÑORITA Calhoun, debe despertarse. El señor Khan desea verla. Orla parpadeó, despertando de un vívido sueño, y se encontró delante a una mujer que le sonreía. Se incorporó, notó las caras sábanas de algodón que la envolvían y se dio cuenta de que brillaba el sol. –Hola –dijo, siendo consciente de dónde estaba y de la decisión que había tomado el día anterior. Tras llegar a un acuerdo con Karim Khan, le había pedido a Dervla que se ocupase de los caballos mientras llegase el equipo contratado por él. Después, se habían subido al helicóptero y habían sobrevolado el mar de Irlanda, la campiña inglesa y los tejados de Londres antes de aterrizar en el helipuerto que había en el tejado de la mansión que Karim Khan tenía en Belgravia. Este casi no le había dirigido la palabra durante el viaje. Se había limitado a pilotar el helicóptero y a hablar con sus subordinados a través de los auriculares. Una vez en su casa, a Orla la habían llevado a su habitación y le habían servido la cena allí, después, se había metido en la cama y… –¿Es usted la señora Williams? –preguntó, intentando recordar el nombre de la mujer de la noche anterior. Era el ama de llaves de Khan, de eso estaba segura, aunque no se acordaba de mucho más, ya que le habían presentado a unas veinte personas antes de que llegase por fin a su habitación. Había soñado con él, con su intensa mirada. –Llámeme Edith, querida –le dijo la mujer mientras dejaba una bandeja con el desayuno junto a la ventana–. El señor Khan ha contratado a una estilista para que le compre ropa nueva,pero, mientras tanto, he hecho que laven y planchen la que traía anoche para la reunión de esta mañana. El ama de llaves sonrió. https://www.facebook.com/novelasgratis 25 –Espero que no le importe, pero no he encontrado ninguna otra cosa que me pareciese adecuada en su maleta. –Perfecto –le respondió Orla, recordando la humillante conversación que había mantenido con Khan antes de subirse al helicóptero en Kildare. –¿Traes ropa adecuada? –le había preguntado él. –No me has dado mucho tiempo para hacer la maleta –le había dicho ella, sin querer admitir que no tenía nada adecuado para el tipo de reuniones sociales a las que asistía él. Hacía años que no tenía dinero para comprarse ropa. Además, siempre llevaba botas, vaqueros y camisas para trabajar con los caballos. Así que lo que llevaba puesto era lo mejor que tenía. Él había asentido. Fin de la conversación. Y, evidentemente, había dado por hecho que no tenía ropa adecuada y que se la iba a comprar él. Orla intentó no sentirse todavía más humillada mientras salía de la cama y se ponía la bata de seda que Edith le había dejado a los pies. –Ya ha llegado el abogado para cerrar la venta –le dijo la otra mujer, sonriéndole de manera cariñosa y sencilla–. El señor Khan quiere verla lo antes posible en el piso de abajo. Está todavía más impaciente de lo habitual. Deben de estar ustedes muy enamorados. –Sí –murmuró Orla, intentando no ruborizarse. Así que el príncipe no había contado la verdad a sus empleados. –Por cierto, llámame Orla, por favor –añadió, acostumbrada a que los empleados de su familia la llamasen por su nombre. –Oh, no puedo hacer eso, señorita Calhoun. Al señor Khan no le parecería bien –le respondió el ama de llaves–. Al fin y al cabo, va a convertirse usted en la princesa de Zafar. Orla pensó que aquello era surrealista. –Tengo que marcharme –le dijo la mujer–. ¿Quiere que le mande a alguien para ayudarla a vestirse? –No, gracias, estoy bien –le respondió Orla. –¿Le puedo decir al príncipe que estará abajo en media hora? –le preguntó Edith. –Sí, por supuesto –le dijo Orla, aunque lo último que le apetecía era volver a verlo. https://www.facebook.com/novelasgratis 26 En cualquier caso, no tenía sentido posponer la reunión. Edith le sonrió antes de dejarla sola en la habitación. Ella se olvidó del desayuno y entró en el baño. Tenía un nudo en el estómago y no podía ni pensar en comer semejante despliegue de fruta fresca, bollos, pasteles, huevos y beicon que había sobre la mesa. Veinte minutos después, Orla bajó las escaleras y se encontró con un mayordomo que la llevó hasta el despacho de Khan. Una habitación grande y bonita, con vistas a los extensos jardines que rodeaban la mansión. El corazón se le desbocó al ver su poderosa silueta frente a la ventana. Iba vestido con unos pantalones de vestir grises oscuros y una camisa blanca remangada hasta los codos, dejando al descubierto la bronceada piel de los brazos. Su aspecto era exactamente el de lo que era: un príncipe mujeriego, rico, poderoso y muy seguro de sí mismo. «Corrección: un príncipe mujeriego, rico, poderoso, muy seguro de sí mismo y muy, muy sexy». –Orla, por fin –le dijo él. Y a ella se le aceleró el pulso todavía más al oírlo pronunciar su nombre y ver que atravesaba la habitación para saludarla, pero cuando tomó su mano y le rozó los nudillos con los labios, pensó que se iba a desmayar. Entonces, Orla se dio cuenta de que había otro hombre en el despacho. La farsa había comenzado y ella ya lo estaba haciendo mal. Aunque él había dejado de fruncir el ceño y la miraba más bien con algo parecido a escepticismo. «Actúa con naturalidad, se supone que sois amantes, idiota». –Te presento a Phillip Carstairs, el jefe de mi equipo de abogados, que ha traído unos documentos para que los firmes, Orla –añadió él. –Señorita Calhoun –la saludó el otro hombre con una sonrisa–. Me alegro mucho de conocerla por fin. Karim ya me ha contado que han tenido un flechazo. Mi mujer se va a quedar de piedra cuando se lo cuente –le dijo el abogado mientras le tendía la mano. https://www.facebook.com/novelasgratis 27 –Gracias, señor Carstairs –le respondió ella, tomando su mano e intentando parecer contenta, mientras se preguntaba qué le habría contado Khan a su abogado. –Sí, ha ocurrido todo muy deprisa –comentó, mirando con devoción al hombre que tenía al lado. Eso no le costó ningún esfuerzo. –¿Quieres que Phillip te lea el contrato de compraventa del criadero antes de firmarlo, Orla? –le preguntó él. –¿Es tal y como hablamos? –preguntó ella. –Por supuesto. –En ese caso, puedo firmarlo directamente –le dijo. Aunque pareciese extraño, confiaba en él. La naturaleza superficial de su relación le hacía pensar que el príncipe la veía como a otro de sus empleados. No había puesto pegas a ninguna de sus exigencias y, de hecho, había sido mucho más generoso de lo necesario. Era evidente que el dinero no era un problema para él. Y Orla tenía que ver aquella situación como un trabajo. Nada más. Un trabajo que quería hacer bien, ya que no podía arriesgarse a que el príncipe cambiase de opinión. Se dio cuenta de que su respuesta lo había complacido porque las arrugas que se habían formado en su frente al ver su reacción cuando le había tomado la mano habían desaparecido por completo. –Excelente. –Haremos llegar el contrato también a su hermana, a Kildare, para que lo firme. Aunque entiendo que también está de acuerdo con los términos, ¿verdad? –comentó Carstairs mientras le tendía un bolígrafo dorado. –Sí, así es –le respondió Orla. Dervla se había puesto muy contenta al saber que podrían quedarse en casa y sin deudas que saldar. Orla firmó con seguridad y pensó que las monjas que la habían educado se habrían sentido muy orgullosas de ella. Renunciar a su herencia no le resultó tan difícil como había imaginado. El criadero no era más que un negocio. Ella amaba a los caballos, a su hermana y a su casa. Y se sintió liberada al saber que se iba a https://www.facebook.com/novelasgratis 28 librar de las deudas que llevaban acuciándolas durante tanto tiempo. Entonces, Carstairs le puso otro documento delante. –¿Quiere leerlo, señorita Calhoun? –le preguntó el abogado–. Es la traducción del documento redactado en zafarí tradicional del contrato de compromiso. Me temo que es un requisito legal en el país natal del señor Khan, para asegurar que se cumplen las tradiciones culturales y que se respetan y protegen los intereses económicos de Zafar. Orla asintió, hojeó el documento y empezó a ver borroso de repente. No necesitaba leerlo porque no iba a casarse con el príncipe. –Estupendo –dijo por fin. Khan apoyó la mano en la curva de su espalda y se la frotó distraídamente mientras firmaba el original primero. Luego le dio el bolígrafo, todavía caliente de sus dedos, y Carstairs le fue señalando los lugares en los que debía firmar. Orla sintió la mirada de Khan posada en ella, y su mano en la espalda como un peso muy pesado y controlador. Dudó que fuese consciente de lo que estaba haciendo, ya que la caricia era indiferente e impersonal, todo lo contrario que la sensación que estaba recorriendo su cuerpo. Así que firmó lo más rápidamente posible. Necesitaba terminar con aquello antes de que perdiese los nervios o, lo que era peor, hiciese algo que delatase no solo su falta de intimidad con Khan, sino su falta de costumbre de que un hombre la tocase. Con Patrick se había besado, por supuesto, pero entonces había sido solo una niña, ingenua y ansiosa, protegida y completamente inexperta. Y Patrick, que había tenido mucha más experiencia que ella, también había sido solo un muchacho, no un hombre como Khan, que conseguía que le ardiese la sangre en las venas con solo acariciarle la espalda. Por fin terminaron con el papeleo. Entonces, el abogado se echó a reír y murmuró: –Tal vez deberías besar a tu prometida,Karim. –Sí –le respondió este. Orla intentó controlar los temblores, por miedo a que el príncipe se diese cuenta, mientras él la hacía girar entre sus brazos y apoyaba las manos en sus caderas. La miró fijamente, con curiosidad. https://www.facebook.com/novelasgratis 29 ¿Se habría dado cuenta de lo inexperta que era y de lo mucho que la afectaba su presencia? Orla esperó que no, aterrada por la idea de que cancelase el compromiso nada más empezar. Él llevó una mano a su cuello y Orla notó que las tenía ásperas, cosa que la sorprendió. Le acarició suavemente el hueco de la clavícula y la miró, hipnotizándola con sus ojos marrones salpicados de motas doradas. Luego inclinó la cabeza lentamente, dándole tiempo a Orla a oler la pasta de dientes en su aliento. Su dedo pulgar dejó de moverse y la presionó suavemente, atrapando los desesperados latidos de su pulso. De repente, Orla vio a uno de los mozos de cuadra de Calhoun acariciando a Cliona, una de las yeguas, para tranquilizarla antes de que Aderyn la montase. La idea la hizo estremecerse. Se puso rígida. Khan tuvo que sentirlo. Este la agarró con firmeza, pero con suavidad por la cadera y le susurró en voz muy baja. –Shh, Orla. Respira. Y por fin apoyó los labios en los suyos, con firmeza y autoridad. Ella sintió que una corriente eléctrica recorría todo su cuerpo, sintió tal deseo que se olvidó de todo, salvo del olor, del sabor y de las caricias de sus labios. Notó su sólido pecho apoyado contra los de ella mientras la abrazaba. Apoyó las manos en su delgada cintura y se agarró a los pantalones grises como a un salvavidas mientras la fuerte sensación la sacudía por completo, mientras el corazón se le salía del pecho y se le bajaba al abdomen, latiendo con fuerza entre sus muslos. Notó la punta de su lengua entre los labios, pidiéndole permiso para entrar, y ella los separó de manera instintiva. Él dejó escapar un gemido triunfante a la vez que ella sollozaba en señal de rendición y se derretía contra su cuerpo. Sus lenguas se entrelazaron y Orla sintió que no podía desearlo más, supo que, fuese lo que fuese lo que quería de él, lo quería en ese momento. Él se apartó y la miró a los ojos. Le acarició las mejillas y le hizo levantar el rostro. Orla vio sorpresa en sus ojos mientras la estudiaba con la mirada, pero supo que lo que sentía no era comparable a la sensación que había sacudido su cuerpo. Tenía la respiración tan acelerada que pensó que los pulmones se le iban a salir del pecho. https://www.facebook.com/novelasgratis 30 Oyó que el abogado se aclaraba la garganta a sus espaldas y ambos se giraron hacia él. –Enhorabuena a los dos –comentó Phillip Carstairs sonriendo–. Deberíais empezar a planear la boda cuanto antes. Orla se ruborizó. Khan le soltó el rostro por fin y se giró hacia su abogado. –Gracias, Phil, ahora, tal vez te gustaría marcharte, para que mi prometida y yo podamos tener algo de intimidad. Carstairs recogió los papeles que Orla acababa de firmar y se despidió de ellos con una reverencia. –Que disfrutes de tu compromiso, Karim, aunque ya veo que vas a hacerlo. Haré que el contrato pase por el Consejo Rector de Zafar para que este informe a tu padre de la buena nueva. Orla sintió que Karim se ponía tenso a sus espaldas, antes de que Carstairs se despidiese por fin y se marchase. La puerta se cerró tras de él. –Yo también debería marcharme –murmuró Orla, demasiado consciente del rubor de sus mejillas y de la sensación de humedad entre los muslos. Por suerte, Khan parecía estar muy lejos de allí. Su expresión era tensa, de fastidio. Orla no sabía qué había causado su disgusto, pero antes de que le diese tiempo a escapar, él la agarró por la muñeca. –No tan pronto –le dijo–. Ese beso ha sido algo inesperado. –Yo… solo he intentado actuar de manera convincente –le dijo ella, sin lograr tan siquiera convencerse a sí misma de su mentira. Vio en los ojos de Khan que tampoco lo había convencido a él, ya que arqueó las cejas y la miró con intensidad. –Pues has hecho un trabajo excelente –añadió en tono burlón. Ella intentó apartar la mirada, pero él le puso un dedo debajo de la barbilla para obligarla a mirarlo. –Dime solo una cosa… ¿eres virgen? –le preguntó. Orla abrió mucho los ojos. ¿Cómo se había dado cuenta? https://www.facebook.com/novelasgratis 31 –Porque, si lo eres –continuó él–, vamos a tener que anular nuestro trato. –No soy virgen –mintió ella, sacudiendo enérgicamente la cabeza–. He tenido varios amantes. Muchos. Yo… estuve prometida hace cinco años. No podía perder aquel acuerdo, quería quedarse en su casa, sin deudas, quería continuar trabajando con los caballos a los que adoraba, aunque todos aquellos motivos le parecieron superficiales e insignificantes en comparación con el deseo que sentía por él. –¿De verdad piensas que te habría besado así si lo fuera? –le preguntó. En el pasado había mentido fatal, pero durante los últimos cinco años había practicado bastante para convencer a todo el mundo de que su negocio no estaba luchando por mantenerse a flote. Y utilizó toda esa experiencia para convencer a Khan. Este continuó mirándola, sin intentar disimular el deseo que sentía por ella. –No, supongo que no –le respondió por fin. Sacudió la cabeza con suavidad, como intentando atar algún cabo suelto, y después le soltó la muñeca. Se metió las manos en los bolsillos de los pantalones y siguió mirándola. Ella se cruzó de brazos, sintiéndose expuesta y tímida, pero obligándose a no ser la primera que rompiese el contacto visual. Si quería convencerlo de que no era virgen, tenía que mostrarse fuerte, aunque sus hormonas siguiesen revolucionadas. Porque no se había sentido más insegura e inestable en toda su vida. No sabía qué le había ocurrido exactamente. Tal vez no tuviese mucha experiencia, pero nunca se había sentido así con un beso de Patrick. ¿Cómo se le había podido olvidar quién era aquel hombre y que su acuerdo era solo una farsa? En cuanto sus labios la habían tocado, incluso antes, en cuanto la había mirado a los ojos, había tenido la sensación de que su cuerpo ya no le pertenecía, sino que era de él. Orla pensó que no podía permitir que aquello volviese a ocurrir, o perdería aquel acuerdo y se perdería ella también. https://www.facebook.com/novelasgratis 32 Aquello era solo un medio para lograr su objetivo para él. Un objetivo que Orla no sabía cuál era, pero por el que le pagaban. Le pagaban para que fuese su falsa prometida, hasta que él ya no necesitase sus servicios. Lo vio pasarse los dedos por el pelo, despeinándose. Y, por fin, asentir. –Te veré esta noche, a las siete –le dijo. Ella suspiró al darse cuenta de que se había creído la mentira. –Repasaremos la historia que he inventado para explicar nuestra relación de camino a la fiesta –añadió–. Para que no vuelvas a dudar. Era una reprimenda, pero a Orla no le importó. Asintió y se marchó. Corrió escaleras arriba hasta su habitación, pensando que no sabía si le preocupaba más que Khan pudiese anular su acuerdo, dejándolas a su hermana y a ella sin un techo bajo el que vivir, o la inexplicable reacción de su cuerpo ante un beso. https://www.facebook.com/novelasgratis 33 Capítulo 5 ALTEZA, su prometida lo está esperando en el vestíbulo. Karim levantó la vista y vio a Muhammed, su mayordomo, en la puerta del despacho. «Su prometida». Las palabras retumbaron en su cabeza y, por desgracia, también en su bragueta, al recordar el beso que habían compartido esa mañana. Un beso que debía haber sido tan falso como todo lo relativo a aquel acuerdo. No obstante, la respuesta de Orla lo había sorprendido, aunque no tanto como la suya propia. El fresco dulzor de sus labios, oírla sollozar, el temblor de su cuerpo pegado al de él, sus dedos aferrándose a su camisa como si su vida dependiesede ello. Todo aquello junto había avivado una llama que había ido encendiéndose entre sus piernas desde el día anterior. Y eso era un problema. Había escogido a aquella mujer precisamente porque había esperado que el deseo se apagase muy pronto, pero se había equivocado. Porque, tras probarla, no había podido olvidar el efecto que había tenido en él. Ni el hecho de que deseaba más. Y eso le iba a causar complicaciones. Menos mal que no era tan inexperta como se había temido al principio. Desde que se habían besado, Karim había estado dándole vueltas al problema, y había decidido que tal vez debiesen cambiar los términos del contrato. En cualquier caso, necesitaba estar completamente seguro de que aquella atracción no se le iba de las manos. –Dile que llegaré en un momento –le contestó antes de guardarse el teléfono en el bolsillo del esmoquin. El evento de esa noche sería largo y aburrido. Los contactos de Orla le vendrían bien para entrar en aquel mundo. Además, sería una buena oportunidad para evaluar la volatilidad de sus reacciones ante aquella mujer. –Sí, Alteza –le respondió el mayordomo–. Y me gustaría volver a https://www.facebook.com/novelasgratis 34 felicitarlo por su compromiso. Su prometida es encantadora. No tenía ni idea de que Michael Calhoun tuviese una hija tan bella. No me extraña que la tuviese escondida. Karim frunció el ceño y el mayordomo se inclinó ante él y desapareció. A pesar de que Orla parecía haberlo hechizado, no era precisamente una belleza. ¿O sí? ¿Y qué significaba eso de que su padre la había tenido escondida? Karim nunca había ido a las carreras y se preguntó si no debía haberse informado mejor antes de llevar a cabo aquella transacción. Lo cierto era que no solía tomar decisiones de manera tan repentina. Dicho eso, siempre se dejaba llevar por su instinto cuando surgía una oportunidad, y las circunstancias de Orla le habían parecido perfectas para lo que él tenía en mente. Se volvió a abrochar la chaqueta del esmoquin y vio, encima del escritorio, la caja de terciopelo con el anillo que le habían llevado esa mañana. La tomó y se quedó mirándola. El anillo lo había elegido una estilista. Se la metió en el bolsillo sin abrirla, tras dudarlo un instante. Al fin y al cabo, le daba igual cómo fuese el anillo, siempre y cuando le sirviese a Orla. Salió del despacho, atravesó el pasillo que conducía a la entrada principal y se quedó de piedra al verla de espaldas. Llevaba un vestido plateado, con un gran escote en la espalda, que brillaba bajo la luz de la lámpara de araña y le sentaba como un guante. Le habían recogido las ondas rojizas del pelo con horquillas salpicadas de diamantes que también brillaban bajo la luz. El moño era muy elegante, pero, al mismo tiempo, los mechones que caían sobre su nuca le hicieron pensar en la pasión con la que Orla le había devuelto el beso. De repente, Karim se quedó sin respiración, la deseó tanto que todo su cuerpo se puso tenso. Se metió las manos en los bolsillos para contener el impulso de bajarle los delicados tirantes del vestido y apoyar los labios en la curva de su cuello, y se quedó un momento allí. –Orla –murmuró. Y ella se giró. –¿Qué te has puesto? –inquirió sin poder evitarlo. Devoró con la mirada sus pechos, que se intuían a través del tentador escote del vestido. No llevaba sujetador. –No… ¿No te gusta? –le preguntó ella, abrazándose por la cintura, usando sus brazos como escudo ante sus ojos. https://www.facebook.com/novelasgratis 35 Él apartó la mirada de sus pechos y se dio cuenta de que se había ruborizado. Le habían maquillado los ojos en un tono ahumado y le habían puesto algo brillante en los labios que hacía que desease todavía más volverlos a besar. Pero, debajo del maquillaje, Karim se dio cuenta de que había vergüenza y deseo en su expresión. Se obligó a avanzar hacia ella, intentando controlar lo que sentía por el camino. Había visto a otras mujeres con vestidos con mucha menos tela en las fiestas a las que acudía y nunca le había parecido mal. ¿Tendría aquello algo que ver con el hecho de que Orla fuese su prometida? Eso era una locura, porque el compromiso no era real. Y, aunque lo hubiese sido, él nunca había sido celoso. En realidad, el vestido no tenía nada malo, intentó convencerse. Estaba seguro de que estaba a la moda y de que había costado una fortuna. De hecho, cumplía el objetivo que él mismo le había pedido a la estilista: que realzase todas las virtudes de Orla. Por desgracia, no se había dado cuenta hasta entonces de que tenía tantas virtudes, ni de que no quería que nadie más disfrutase de ellas. –Está bien, Orla, el vestido está bien –consiguió responderle a pesar de que tenía un nudo en la garganta. «Demasiado bien». Le tocó el codo y ella se estremeció, recordándole la reacción que había tenido cuando la había tocado por primera vez esa mañana. Karim tuvo que contenerse de nuevo para no bajar los labios hacia la deliciosa curva de su cuello. –¿Estás seguro de que está bien el vestido, señor Khan? –le preguntó ella–. Si no te gusta, tal vez la estilista tenga otro… La vio morderse el labio inferior y se preguntó si realmente tenía la experiencia que la había asegurado tener el día anterior. No sabía por qué, pero su ingenuidad hacía que lo atrajese todavía más. –Me gusta –le repitió él–. Y, además, no te da tiempo a cambiarte. Y deja de llamarme señor Khan, me llamo Karim, Orla. La agarró del codo y salieron de la casa. Se dirigieron al coche que los estaba esperando y Karim deseó que aquella noche terminase cuanto antes porque necesitaba pensar. No iba a tomar más decisiones precipitadas en lo relativo a aquella mujer. https://www.facebook.com/novelasgratis 36 No sabía cuándo había sido la última vez que una mujer le había afectado de aquella manera. Abrió la puerta del descapotable que había decidido conducir él mismo esa noche y, mientras Orla subía a él, se dio cuenta de que el vestido tenía una abertura lateral que dejaba su pierna al descubierto. Juró en silencio y volvió a sentir calor en la bragueta. Cerró la puerta y, mientras se dirigía al asiento del conductor, decidió que al día siguiente despediría a la maldita estilista. Era evidente que el señor Khan, Karim, estaba enfadado con ella, y Orla no sabía qué había hecho mal. Había hecho todo lo que él le había pedido. El vestido la hacía sentirse expuesta y ridícula. Era la primera vez que se ponía algo tan revelador, y tan bonito. Pero la estilista había insistido en que era perfecto para ella y que convertiría a su prometido en su esclavo. Eso lo había dicho la estilista, no ella, sin saber, por supuesto, que su compromiso no era de verdad. Además, Orla sabía que Karim no sería su esclavo ni aunque bailase desnuda delante de él. Pero cuando se habían encontrado en el vestíbulo se había dado cuenta de que algo iba mal. Karim había estado tenso desde entonces y ella intentó pensar qué podía hacer para mejorar la situación. Nada más subirse al coche, Karim se metió la mano en el bolsillo y sacó de él una caja de terciopelo. –Ponte esto –le dijo, tendiéndosela. Ella la abrió y sintió que se le paraba la respiración al ver el anillo formado por varias bandas de oro rosa y blanco entrelazadas, salpicadas de diamantes y coronadas por una esmeralda. El color verde de esta le recordó a los campos de Kildare cuando les daba el sol al amanecer. –Es precioso –consiguió decirle. Y pensó en lo distinto que había sido aquel momento al momento en el que Patrick Quinn le había dado su anillo de compromiso. Cuando eso había ocurrido ella todavía había creído que Pat la amaba, porque había sido una niña ingenua, enamorada del amor, no una mujer adulta con un montón de deudas que no podía pagar. https://www.facebook.com/novelasgratis 37 Se le encogió el corazón al darse cuenta de que se había comprometido con un hombre por dinero. Tocó el anillo condedos temblorosos. De hecho, le temblaban tanto que fue incapaz de sacarlo de la caja. –Ven –le dijo él, tomando la caja y sacando el anillo–. Dame la mano. Ella le tendió la mano izquierda, demasiado consciente del calor de sus dedos, que la agarraron con fuerza para detener los temblores. –¿En qué dedo va? –le preguntó Karim. Ella lo miró a los ojos esperando verlo enfadado o frustrado, pero no supo descifrar su expresión. –En el anular –le respondió. Pero cuando Karim fue a ponérselo, ella dobló el dedo. –¿Ocurre algo? –le preguntó él sin dejar de mirarla a la cara. Orla se ruborizó mientras se preguntaba cómo sería que un hombre tan apasionado y poderoso como Karim Khan estuviese realmente enamorado de ella, que desease cuidarla y protegerla. –No, nada –le respondió. En realidad, no quería que aquella situación fuese real. No necesitaba que ningún hombre la cuidase ni la protegiese, mucho menos un hombre como aquel. Cerró la mano con fuerza y volvió a abrirla para permitir que le pusiese el anillo. Él le acarició el dedo anular con el pulgar y se lo puso. Después, le soltó la mano y ella echó de menos su calor. –Menos mal que te sirve –murmuró él con voz ronca. Los pequeños diamantes brillaron bajo la luz de una farola de la calle, exquisitos, pero etéreos. Orla volvió a cerrar la mano y la apoyó junto a la otra en su regazo, dolorosamente consciente del efecto que tenía el contacto con Karim y del peso de un anillo que en realidad no le pertenecía. Debía de haber costado una fortuna. La caja era de una de las joyerías más exclusivas de Londres. Tal vez el problema fuese la idea de poseer algo tan valioso, aunque fuese solo por un tiempo, no que Karim Khan se lo hubiese puesto en el dedo, ya que eso no tenía ningún significado. https://www.facebook.com/novelasgratis 38 –Lo cuidaré bien –comentó ella–. Hasta que te lo devuelva. –¿Para qué lo voy a querer yo? –le preguntó Karim en tono áspero. Y ella volvió a preguntarse si había hecho algo mal. Estudió su rostro anguloso bajo la luz de la farola. ¿Lo decía en serio? –¿No lo necesitarás cuando te comprometas de verdad? Ha debido de costarte una fortuna. Él dejó escapar una amarga carcajada, como si Orla hubiese dicho una estupidez. –Quédatelo. Lo ha elegido la estilista especialmente para ti, así que no creo que le sirva a otra mujer. Puso el coche en marcha. –Y cuando esto se haya terminado, no pretendo volver a pasar por ello. El comentario hizo que Orla se sintiese insegura. La suave brisa le rozó la piel. Ella cerró el puño todavía con más fuerza, decidida a ignorar el anillo y el nudo que se le había hecho en la garganta. «No se trata de ti, no es personal. El compromiso es un medio para conseguir un objetivo, y te lo ha dejado claro desde el principio». Pero el nudo del estómago siguió allí. Tener que pasar las siguientes horas fingiendo formar parte del extraño mundo de Karim Khan y haciendo el papel de su encantadora prometida le parecía, de repente, imposible. –Le he dicho a Phillip Carstairs y a mis abogados que nos conocimos cuando fui a visitar el criadero, y que mi decisión de saldar tus deudas fue debida a mis sentimientos por ti –¿Qué? –le preguntó ella, demasiado preocupada para escucharlo. –La historia de nuestro breve romance –le aclaró él–. No he dado muchos detalles, pero si alguien te pregunta, di sencillamente que ambos tenemos en común el amor por las carreras de caballos y… mucha química. https://www.facebook.com/novelasgratis 39 Karim la miró, atrapándola con su intensa mirada durante unos segundos antes de volver a clavar la vista en la carretera. No obstante, fue tiempo suficiente para avivar el calor en su interior. –Lo que, a juzgar por lo ocurrido esta mañana, no es ninguna mentira. Ella tragó saliva. No sabía por qué, pero saber que la respuesta de él también había sido genuina solo hacía que se sintiese más insegura. Y más nerviosa. –Eso no es precisamente la base de un matrimonio –comentó ella sin pensarlo. Él volvió a mirarla. –¿Qué has dicho? –Que eso no es la base de un matrimonio –repitió. Él arqueó las cejas mientras llegaban al semáforo que había en la esquina de Hyde Park. Las columnas corintias del Arco de Wellington, que estaba en el centro de la rotonda, y los caballos galopantes de la estatua de bronce que había encima resultaban especialmente imponentes desde abajo, pero no tanto como el silencio que se había hecho en el coche. A Orla se le aceleró el pulso y se le encogió el estómago todavía más. Volvió a sentir su rechazo, pero se negó a disculparse. Decidió que mostrarse tímida y reservada con Karim Khan no era lo mejor, porque eso solo le daba todavía más poder. Y hacía que ella se sintiese más inútil. Si quería sobrevivir a aquella noche sin dar ningún paso en falso, iba a necesitar su ayuda… No sus críticas. –No estoy de acuerdo –dijo él por fin, rompiendo el terrible silencio. La química fue el único elemento que hizo que mi padre se casase con sus cuatro esposas. ¡Su padre se había casado cuatro veces! Eso la sorprendió y después le hizo sentir pena por él, ya que había escuchado amargura en su voz. Era normal que Karim tuviese una imagen tan negativa del amor y de las relaciones. –Más a mi favor –le respondió Orla. El semáforo se puso en verde y pasaron por debajo del arco. –¿Por qué? –le preguntó él, acelerando mientras giraba hacia Picadilly. https://www.facebook.com/novelasgratis 40 –Tal vez, si hubiese tenido en cuenta algo más que la química cuando escogía a sus esposas, no se habría casado cuatro veces. Orla se arrepintió de haber dicho aquello nada más hacerlo. Quiso morderse la lengua. ¿Por qué no podía estar callada? Ponerse a discutir con él no era su mejor opción. Y si el padre de Karim se había casado cuatro veces, no era problema suyo. Pero, para su sorpresa, él contestó: –Tienes razón. Aunque no en lo que a mi padre se refiere. –¿Por qué? –le preguntó Orla. Tal vez él no quisiese hablar de aquello, pero ella necesitaba saberlo si iba a tener que fingir que estaba enamorada. A pesar de que el matrimonio de sus padres había terminado de manera trágica, todavía recordaba la cercanía que había habido entre ellos siempre que habían estado juntos, las pequeñas caricias, las bromas, las miradas que se lanzaban cuando pensaban que nadie se daba cuenta, que proclamaban su amor mucho más que cualquier otra demostración de emoción o de deseo. Por lo que Karim le había contado, este no había conocido algo así, así que le tocaría a ella fingir aquella parte… Pero, para hacerlo, necesitaba saber más de él. Lo oyó suspirar como si la pregunta lo molestase y después respondió con impaciencia. –Mi padre se casó por dos motivos: la gratificación sexual y la producción de herederos varones. Solo dos de sus esposas consiguieron lo segundo: mi madre y la madre de mi hermano pequeño, Dane, pero mi padre se aburrió de ellas con los años y prescindió de su presencia. A ella le sorprendió que Karim describiese con un tono tan insulso y aburrido a un hombre que le parecía arrogante, un monstruo. Entonces, atravesaron Picadilly y las luces de neón iluminaron el rostro tenso de Karim. Y Orla se preguntó si de verdad no le afectaba el comportamiento de su padre, o si se le daba muy bien ocultarlo. –No parece muy buen marido… ni padre –comentó ella. https://www.facebook.com/novelasgratis 41 –No lo es –admitió Karim–, pero las únicas esposas que sufrieron fueron las que cometieron el error de creer que mi padre quería más. ¿Incluía eso a su madre? –¿Y sus hijos? –preguntó Orla en voz baja. Él dejó escapar una fría carcajada. –Dane y yo hemos sobrevivido sin él. Karim parecía indiferente, casi divertido por la sugerencia de que un hijo pudiese necesitar a su padre. Y Orla sintió tristeza por él. No era de extrañar que viese las relaciones como meros negocios. Para ella, cualquierhijo merecía a un padre que se preocupase por él como persona, que no lo considerase solo un heredero. A pesar de lo mucho que había cambiado su padre tras la muerte de su madre, a pesar de que el juego había destruido sus vidas, su padre las había querido. ¿Cómo sería no haber sentido eso jamás? Se volvió a hacer el silencio. Entonces, a Orla se le ocurrió otra pregunta. –¿Y tú no tendrás que casarte y tener herederos algún día? –Eso es lo que piensa mi padre, yo, no. Su deseo de obligarme a hacerlo fue lo que motivó que te propusiese el trato que hemos firmado, por cierto. Ella se frotó los brazos a pesar de que no tenía frío. ¿Así que ese era el motivo por el que necesitaba una falsa prometida? Para evitar que su padre lo obligase a casarse. Orla supuso que tenía sentido. Aunque eso hizo que todavía le diese más pena. Tener una relación tan disfuncional con tu padre, saber desde niño que solo estabas allí con un objetivo, no podía ser bueno para nadie. Pero mientras el coche se detenía en una pequeña rotonda y Karim le daba las llaves a un aparcacoches, Orla intentó no sentir pena por él y concentrarse en la tensión de su mandíbula. Por mucho que hubiese sufrido durante su niñez, Karim Khan no era una persona que inspirase lástima. Habían cortado la calle del hotel y habían colocado una alfombra roja sobre el suelo adoquinado. A ambos lados de esta había apostado un aluvión de fotógrafos. Karim la escoltó entre la multitud, apoyando una mano en su espalda desnuda y haciendo que la temperatura de su cuerpo volviese a aumentar. https://www.facebook.com/novelasgratis 42 Al entrar juntos en el hotel, a Orla se le hizo un nudo en el estómago de los nervios y se obligó a olvidarse de todo lo que había podido averiguar acerca de la niñez de Karim. Karim Khan no era un niño al que nadie quería, sino un hombre poderoso, carismático y extremadamente cínico. Y lo que lo hubiese convertido en la persona que era no importaba en esos momentos. Además, la relación que tenía con él no era real, por mucha química que hubiese entre los dos. Era solo un contrato y, para poder cumplir con su parte del trato y hacer creer a todo el mundo que era la clase de mujer con la que el príncipe de Zafar, Karim Khan, se quería casar, Orla iba a tener que llevar a cabo una actuación digna de un Óscar. Por desgracia, lo que sabía de Karim Khan no la ayudaba a realizar aquella tarea, solo hacía que se sintiese todavía más fuera de lugar. https://www.facebook.com/novelasgratis 43 Capítulo 6 TE IMPORTARÍA que fuese al cuarto de baño, Karim? Al oír la pregunta que Orla había articulado en voz muy baja, Karim dejó de mirar al conocido jinete francés, ya retirado, con el que estaba hablando, y se giró hacia ella. A pesar de que intentaba que no se le notase, tenía la mirada cansada y los labios apretados. Llevaban más de cuatro horas en la recepción y Orla había desempeñado muy bien su papel. Karim la había notado nerviosa al principio, pero se había quedado impresionado ante su capacidad para hablar con considerable conocimiento de causa y su buen juicio acerca del mundo de las carreras de caballos. Aunque era evidente que no había socializado con los principales conocedores del sector, como él había dado de hecho en un principio, conocía bien el negocio. La velada había ido transcurriendo y no habían sido los conocimientos de Orla acerca de las carreras lo que lo había cautivado de ella, sino sus esfuerzos por fingir ser una mujer enamorada. Cualquier otra mujer se habría limitado a colgarse de su brazo y a mirarlo con admiración, pero ella incluso se había ruborizado cada vez que alguien la había felicitado por su compromiso, haciendo que la historia de su flechazo fuese mucho más creíble. De hecho, la farsa había empezado a resultar tan realista que Karim no había querido perderla de vista. Porque, si bien su compromiso no era real, la conexión física que había entre ambos era cada vez más tangible. Él nunca había sido celoso, mucho menos, con una mujer con la que ni siquiera se había acostado. Llevó una mano a la cintura de Orla, molesto de nuevo consigo mismo por no querer separarse de ella. https://www.facebook.com/novelasgratis 44 –Por supuesto –le respondió–. No tardaremos en marcharnos. Ella lo miró con cierta sorpresa. –Sí, Karim –le respondió–. Como quieras. Su actitud de sometimiento lo fastidió todavía más mientras la veía alejarse entre la multitud. ¿A dónde había ido a parar la mujer que lo había besado apasionadamente esa mañana, o que había discutido de manera tan persuasiva con él en el coche? Varios hombres la miraron al pasar y él sintió de nuevo algo parecido a celos. –Es usted un hombre muy paciente, señor Khan –comentó en tono irónico el jinete francés, de cuyo nombre Karim se había olvidado. –¿Por qué? –le preguntó él, sin apartar la mirada de Orla hasta verla desaparecer. –Si yo tuviese a una mujer así, querría tenerla en mi cama, en vez de pasarme horas permitiendo que otros hombres admirasen sus encantos. Karim se giró hacia el otro hombre, cuyo comentario avivó el calor y la frustración que llevaba toda la noche intentando controlar. –¿Qué ha dicho? –inquirió. –No se muestre tan indignado, señor –le respondió el otro hombre levantando ambas manos–. No pretendía ofender a su prometida. –Entonces, ¿qué es lo que pretendía? –Solo decirle que la señorita Calhoun es una mujer exquisita, no solo joven y bella, sino también inteligente y bien formada. Yo soy un viejo y tengo celos de usted, por tener tanta vida por delante junto a semejante mujer. Karim frunció el ceño, pero le dio las gracias, se excusó y se marchó, todavía furioso por los comentarios que acababa de escuchar. Su enfado aumentó al darse cuenta de que, en realidad, Orla no era suya. No obstante, se dijo que no quería compartirla con ningún otro hombre, así que, en cuanto volviese del cuarto de baño, se marcharían de allí. Después, tal vez pudiese calmarse lo suficiente como para descifrar cómo era posible que aquel falso compromiso hubiese podido complicar de semejante manera un sencillo acuerdo mercantil, conseguir que se le hiciese un nudo en el estómago y convertirlo en un hombre al que casi no podía reconocer, en menos de una noche. https://www.facebook.com/novelasgratis 45 –Orla, baila conmigo… A Orla no le dio tiempo ni a contestar cuando notó que una mano húmeda la agarraba por la muñeca y la hacía girarse hacia un rostro lleno de pecas que conocía muy bien. –¡Patrick! Se puso tensa y se echó hacia atrás mientras su ex—prometido apretaba su orondo vientre contra el de ella y la agarraba con la otra mano por la cintura mientras la hacía ir hacia la pista de baile. –Hola, Orla, estás para comerte… –añadió este, bajando la mirada lasciva hacia su escote. Ella intentó zafarse. –Patrick, suéltame, has bebido –le espetó ella, reconociendo el olor a cerveza y a whisky mezclado con el desagradable olor a sudor. Había visto a Patrick un rato antes entre la multitud y se había alegrado de que él no la hubiese visto a ella, y después ya no había vuelto a pensar en él, ya que había centrado todos sus esfuerzos en no cometer ningún error en su papel como prometida de Karim. Y no le había resultado nada sencillo. Karim había estado a su lado toda la noche, lo que había hecho que ella se sintiese aturdida. Había intentado hablar del sector con conocimiento de causa e inteligencia para convencerlo de que podía realizar el trabajo para el que la había contratado el día anterior, pero, según había ido avanzando la velada, le había resultado cada vez más difícil continuar hablando con coherencia. Habían bailado un par de veces, pero lo cierto era que ella no sabía bailar, llevaba cinco años sin asistir a una fiesta y no tenía el aplomo de aquel hombre que se sentía muy seguro de sí mismo.
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