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LOS BIBLIÓFILOS Y SUS LIBROS ANOTADOS. COLECCIONISMO, LECTURA, ESCRITURA Y EDICIÓN DE LIBROS DESDE LAS BIBLIOTECAS PERSONALES ColeCCión Debate y Reflexión Comité editorial del CEIICH María Eugenia Alvarado Rodríguez Carlos Arturo Flores Villela Marina Garone Gravier Lev Jardón Barbolla Elke Koppen Prubmann Octavio Reymundo Miramontes Vidal María Elena Olivera Córdova Mauricio Sánchez Menchero María del Consuelo Yerena Capistrán Marina Garone Gravier Mauricio Sánchez Menchero (editores) Los bibliófilos y sus libros anotados. Coleccionismo, lectura, escritura y edición de libros desde las bibliotecas personales Centro de InvestIgaCIones InterdIsCIplInarIas en CIenCIas y HumanIdades méxICo, 2022 unIversIdad naCIonal autónoma de méxICo Primera edición electrónica, 2022 D. R. © Universidad Nacional Autónoma de México Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades Torre II de Humanidades 4º piso Circuito Escolar, Ciudad Universitaria Coyoacán 04510, México, CDMX www.ceiich.unam.mx Esta obra fue sometida a un proceso de dictamen en la modalidad doble ciego por académicos especialistas en el tema. Los dictámenes resultaron favorables para la totalidad de la obra, en todas sus secciones, partes y capítulos; por lo cual el Comité Editorial del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades dio visto bueno para su publicación. Cuidado de la edición: Concepción Alida Casale Núñez Diseño de portada: Laura Martínez Cuevas ISBN del volumen: 978-607-30-5612-0 ISBN de la colección: 978-607-30-1052-8 Esta obra contó con recursos del Proyecto PAPIIT AG400319. Título: Las bibliotecas personales: un estudio sobre coleccionismo, escritura, lectura y edición de libros. Los casos de J. L. Martínez, J. García Terrés, A. Castro Leal, A. Chumacero y C. Monsiváis. Responsable: Mauricio Sánchez Menchero. La edición y sus características son propiedad de la Universidad Nacional Autónoma de México. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales. Hecho en México ÍndICe Tras las huellas de seis bibliotecas personales: una introducción Marina Garone Gravier y Mauricio Sánchez Menchero . . . . . . . . . . . . 9 prImer apartado ColeCCIonIsmo, lIbros y leCturas Los editores y sus lecturas: una reflexión del oficio impresor desde las bibliotecas personales Mauricio Sánchez Menchero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 El libro antiguo mexicano en las bibliotecas personales de la Biblioteca de México Marina Garone Gravier . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 segundo apartado las bIblIoteCas personales y algunos temas de sus aCervos Apuntes sobre libros de autores militares de la época de la Revolución en las bibliotecas de Antonio Castro Leal y Luis Garrido Víctor Salazar Velázquez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159 El tema cine y su consulta en una biblioteca personal. El caso de Carlos Monsiváis Carlos Arturo Flores Villela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187 8 Índice terCer apartado las bIblIoteCas personales y la dIfusIón Cultural de la bIblIoteCa de méxICo Acercar al lector: políticas de difusión cultural en torno a las bibliotecas personales de la Biblioteca de México Minerva Rojas Ruiz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213 anexos Cuerpo de obras analizado en el capítulo “El libro antiguo mexicano en las bibliotecas personales de la Biblioteca de México” Marina Garone Gravier . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235 Sobre los autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251 9 tras las Huellas de seIs bIblIoteCas personales: una IntroduCCIón Marina Garone Gravier* Mauricio Sánchez Menchero** Con el libro Los bibliófilos y sus libros anotados. Coleccionismo, lectura, escri- tura y edición de libros desde las bibliotecas personales, se busca analizar cómo se esconden, en los acervos de seis bibliotecas personales1 resguardadas en la Biblioteca de México, libros o revistas que posibilitaron a sus dueños la lectura, la apropiación y la puesta en práctica mediante la escritura y edición de textos de los contenidos impresos. Es decir, se pretende in- vestigar cómo y de qué manera seis bibliófilos mexicanos coleccionaron, leyeron y consultaron, se apropiaron y resignificaron el contenido de sus bibliotecas y cómo, a partir de estas lecturas, criticaron, aplicaron y divulgaron sus estudios en diferentes campos del conocimiento social y humanista, abordando temas relacionados con la creación literaria y la edición de libros. Ciertamente se trató de una amplia meta que fue posible desarro- llar a través de una investigación multidisciplinaria propuesta bajo el proyecto “Las bibliotecas personales: un estudio sobre coleccionismo, escritura, lectura y edición de libros. Los casos de J. L. Martínez, J. García Terrés, A. Castro Leal, A. Chumacero y C. Monsiváis” (papIIt IG400319), aprobado para desarrollarse durante el bienio 2019-2020. De esta forma, nos dimos a la tarea de revisar una selección de las diferentes anotaciones en los libros (marcas de lectura o “marginalia”, así como de “testigos”, apuntes y recortes “trufados”, es decir, resguardados, de forma aparentemente azarosa, entre las hojas de algún volumen) hechas por sus dueños; todo lo cual da rastros sobre las posibles apropiaciones de los diversos contenidos de sus bibliotecas conformadas por ellos a * Seminario Interdisciplinario de Bibliología-IIb-unam. ** Seminario de Estudios de la Cultura Visual, CeIICH-unam. 1 A lo largo del trabajo desarrollado fue posible consultar parte del material correspondiente al fondo Luis Garrido Díaz (1898-1973), que se espera cuente con una sala propia de consulta y lectura en fechas próximas dentro de la Biblioteca México. 10 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados lo largo del siglo pasado. En un primer momento, se buscó reconstruir tan solo algunas bibliografías temáticas contenidas en las cinco biblio- tecas personales ya en su totalidad funcionando. Todo ello en lo que conforman media decena de fondos que fueron adquiridos desde 2008 y que, a partir de 2011, comenzaron a estar ordenados, conservados y dispuestos para la consulta pública y al cobijo de la Biblioteca de Mé- xico, en la Ciudad de México. Se trata de las bibliotecas personales, enumeradas a continuación por el año de nacimiento de sus dueños y que cuentan con el siguiente número de volúmenes: Antonio Castro Leal (1896-1981): 50,000; José Luis Martínez (1918-2007): 70,000; Alí Chumacero (1918-2010): 46,000; Jaime García Terrés (1924-1966): 20,000; Carlos Monsiváis (1938-2015): 25,000 y Luis Garrido (1898- 1973): 33,000 (biblioteca fusionada junto con la de su hijo Luis Javier Garrido (1941-2012)). Conviene aclarar que nuestro proyecto, desde su planteamiento, no pretendió analizar el contenido sumado de más de 200,000 libros; revisar esa cantidad hubiese implicado un trabajo de más de los dos años de apoyo que solicitamos. Así pues, el análisis total de los libros no fue la meta final; en cambio, los diferentes temas de análisis que deman- daron estos acervos sí lo fueron. Por lo tanto, si se han dado las cifras del total de volúmenes por cada biblioteca fue para exponer la riqueza bibliográfica de los acervos, lo cual ha facultado la propuesta de los cuatro objetivos con su particular selección y estudio de libros. Es decir, de estas colecciones se lograron revisar al menos cuatro líneas temáticas: bibliográfica, libresca, militar y cinematográfica, que las atraviesan y que arrojan un primer mapa de apropiación por parte de sus dueños. Cabe anotar una quinta línea referida a las políticas de promoción a la lectura desarrollada porla Biblioteca México. Con todo el trabajo llevado a cabo se logró, en primer término, un registro de las anotaciones hechas por sus propietarios y lectores en los libros contenidos en sus bibliotecas, mediante lo cual se pudo cons- truir una base de datos con una serie suficiente de documentos para inferir y comparar el tipo de información que fue apropiada por estos intelectuales. En un segundo término, se pudo hacer un estudio del desarrollo del conocimiento libresco y editorial de dichos pensadores. De este modo, se analizaron las claves de lectura y de escritura de estos eruditos: ¿qué y cómo leyeron?, ¿cómo se apropiaron de sus conteni- dos?, ¿qué saberes resignificaron a la luz de su contexto?, ¿qué tipo de conocimiento humanista y social les interesó producir y difundir para el 11 Tras las huellas de seis biblioTecas personales: una inTroducción México de su época? Y, en tercer término, en los capítulos de este libro se brindan los resultados de estas pesquisas y los análisis de algunas de las obras resguardas en los acervos. Con este esfuerzo académico, se pretende aportar y sumar al estu- dio de los libros contenidos en bibliotecas conventuales o universitarias, públicas o privadas, que en México han sido estudiados desde diferen- tes disciplinas. Desde la historia, se ha recuperado la conformación de acervos a lo largo del periodo colonial, de la Independencia o de la Reforma, hasta la Revolución mexicana y la construcción del Estado mexicano durante el siglo xx. Desde el análisis bibliotecológico se han desarrollado trabajos sobre la composición de antiguos acervos conser- vados hasta nuestros días, o que han sido dispersos. Por su parte, desde el análisis bibliográfico y bibliológico se ha buscado dar cuenta de la materialidad de los libros —desde su tamaño y tipo de papel, encua- dernaciones, hasta las familias tipográficas, tintas y grabados utilizados. Por otro lado, desde la historia sociocultural, el estudio del libro ha demandado una aproximación multidisciplinaria al momento de analizar las diferentes etapas de su producción, circulación y prácticas de escritura y lectura. En este ámbito, y desde el mundo occidental, los estudios sobre el libro han tomado diferentes caminos. Algunos trabajos han hecho hincapié en la materialidad de los textos y la cultura escrita (McKenzie, 1991; Castillo, 2006). La etapa de distribución ha inspirado trabajos alrededor de las redes de tráfico, contrabando y localización de la oferta y demanda de mercados (Burke, 2002 y 2012; Darnton, 2003 y 2006; Rueda, 2005). También destacan los estudios de libros con un enfoque filológico y bibliográfico, como los elaborados por Millares Carlo (1986), Escolar (1990) y Cátedra (2004). Desde luego, el apartado sobre recepción y consumos arroja interesantes propuestas que van desde los modos de censura y de lecturas —privados o colectivos— (Chartier, 2001), los registros comparados de bibliotecas personales (Rueda y Gar- cía, 2010; Wittmann, 2001), hasta las anotaciones o comentarios hechos al margen de los textos (Petrucci, 1999; Grafton, 1998). En México, se pueden mencionar los trabajos llevados a cabo desde las clásicas obras sobre bibliografía de Eguiara y Eguren (1996) y Medina (1913), a las que pueden sumarse las de Irving (2006) y la de Torre Villar (1990) sobre la edición y la circulación del libro en suelo mexicano; sin embargo, en éstas últimas no tenía entrada el análisis de la lectura. Un paso más adelante es el que da Roberto Moreno (1986) en la reconstrucción de bibliografías. En este sentido, cabe destacar el 12 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados análisis sobre la circulación del libro que ha realizado Cristina Gómez Álvarez, a partir de la reconstrucción de bibliografías contenidas en bi- bliotecas personales, localizando obras relacionadas con ideas políticas (Gómez Álvarez, 2001 y 2009). También hay que señalar las publicacio- nes de Carmen Castañeda (2004) y Dorothy Tanck (2005) ceñidas a la enseñanza de la lecto–escritura en Nueva España. Y en el ámbito de la transferencia y apropiación de ideas a partir de la lectura pueden citarse las obras de Laura Suárez (2010). Todas estas líneas de investigación expuestas son, de manera muy acotada, trabajos que requieren de la suma de más estudios que sirvan de base para responder a la incógnita sobre qué significa el campo de la escritura, lectura, y su papel en la transmisión, circulación y apropiación de las ideas. Y es precisamente en esta dirección donde el presente volumen se ubica y busca dar cuenta de lo que sucede en el ámbito de las bibliotecas y de las empresas culturales (editoriales, revistas, librerías) del país. Con el marco de referencia antes señalado, en el presente libro se pretende aportar no solo nueva información sobre los acervos conteni- dos en las bibliotecas personales, sino desarrollar elementos teóricos, metodológicos y técnicos de factura novedosa que sirvan para dar cuenta de las formas de lectura, escritura y edición de libros localizada en esta comunidad de coleccionistas y bibliófilos. De lo que se trata, a fin de cuentas, es de animar la multiplicación de estudios en este campo para entender el desarrollo cultural del conocimiento en torno al libro en sus manifestaciones académicas y de circulación en diversos ámbitos sociales en México y Latinoamérica.2 Coleccionismo mexicano durante el siglo xx: seis bibliotecas personales en la Biblioteca de México Las seis bibliotecas que estudiamos se encuentran en la Biblioteca de México, también conocida como “La ciudad de los libros”. El espacio 2 Al respecto cabe mencionar otro volumen resultado del presente papIIt, Todos mis libros. Re- flexiones en torno a las bibliotecas personales en México y América Latina (CeIICH-unam, 2020), coordinado por Garone Gravier y Sánchez Menchero, en donde se recogen la mayor parte de las reflexiones y algunas contribuciones más que fueron presentadas en el VII Encuentro Internacional de Bibliología que con el tema “Las bibliotecas personales: estudios multi e interdisciplinarios sobre coleccio- nismo, lectura, bibliología, escritura y edición de libros”, se llevó a cabo en septiembre de 2019. 13 Tras las huellas de seis biblioTecas personales: una inTroducción arquitectónico que ocupa la Biblioteca de México se construyó en 1793 y hasta 1807 albergó a la Real Fábrica de Tabacos. El edificio de La Ciudadela también cumplió otras funciones: “fue fábrica de armas, prisión militar, hospital, cuartel.”3 La biblioteca se inauguró el 27 de noviembre de 1946 con la presencia de Manuel Ávila Camacho, el se- cretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, y José Vasconcelos, que fue el primer director del establecimiento hasta 1959, año de su muerte. Sin embargo, el acervo no inició labores formales hasta marzo de 1947. Contaba con una sala general de lectura, otra de consulta, y un acervo de 40,000 volúmenes. El acervo incluía dos bibliotecas personales: la de Antonio Caso y la de Carlos Basave,4 además de la colección Palafox, con obras de teología en latín que había perteneci- do a varias órdenes religiosas.5 De 1959 a 1979 la dirección estuvo a cargo de la bibliotecóloga María Teresa Chávez Campomanes. En la década de 1980 se creó el Centro Cultural Ciudadela. En ese periodo las instalaciones tuvieron adecuaciones a cargo del arquitecto Abraham Zabludovsky,6 se ampliaron las áreas de lectura, y el inmueble fue rei- naugurado el 21 de noviembre de 1988 ante presencia del presidente Miguel de la Madrid, dentro del Programa Nacional de Bibliotecas Públicas que durante su sexenio se impulsó desde el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). Entre 1988 y 1996 la Biblioteca renovada estuvo dirigida por Jaime García Terrés y más tarde estuvo a cargo de Eduardo Lizalde hasta 2018. Desde 2019 su director es José Mariano Leyva Pérez-Gay.7 3 “Introducción”, en La Ciudadela. La ciudad de los libros y la imagen. Proyecto culturaldel siglo xxi mexicano, México, Conaculta, 2012, p. 10. Una amplia reseña histórica del edificio se puede leer en Guzmán Urbiola (2012: 40-55). 4 Especialmente rica en obras en lenguas indígenas, como se puede apreciar en el Catálogo de obras en lenguas indígenas de la Biblioteca de México (en adelante BdM) publicado en ocasión del 50 aniversario de la institución, en 1996. Otras colecciones de la BdM con este perfil son las de Joaquín García Icazbalceta, Roberto Valles, Felipe Teixidor, Raúl Cordero Amador y Jesús Reyes Heroles. 5 En el Catálogo del Fondo Reservado de la BdM (1996), se señala que hay obras que perte- necieron a las siguientes instancias: Convento de Toluca, Noviciado de Dieguinos de San José de Tacubaya, Convento de nuestra Señora de Tepepan, Convento grande de San Francisco de México, Colegio de la Compañía de Jesús (sic), Librería de San Andrés de Cholula, Colegio de la Compañía de Jesús de Oaxaca, Convento de San Joaquín de Tacuba, entre otras. 6 En ese periodo también se diseñaron las instalaciones del Centro de la Imagen, que abrió en 1994. 7 Información sobre la historia y los directores de la BdM pueden consultarse en el enlace correspondiente en Wikipedia: <https://es.wikipedia.org/wiki/Biblioteca_de_México_José_Vas- concelos>. 14 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados Durante el sexenio de Felipe Calderón (2007-2012) y como parte del proyecto cultural que llevó a cabo el Conaculta, se tuvo la iniciativa de adquirir varias bibliotecas personales de intelectuales mexicanos que incrementarían el acervo de la Biblioteca de México.8 Para llevar a cabo dicha labor se emprendieron nuevas adecuaciones al inmueble, el pro- yecto se llamó “La Ciudadela: ciudad de los libros”.9 La primera biblio- teca adquirida fue la de José Luis Martínez,10 quien murió en 2007, esa adquisición determinó la ruta de las otras incorporaciones bibliográficas. Ordenadas cronológicamente por el año de nacimiento de sus dueños, las demás bibliotecas fueron las de Antonio Castro Leal, Alí Chumacero, Jaime García Terrés y Carlos Monsiváis, que sumadas a la de Martínez, forman una especie de cartografía de las letras y la cultura mexicanas del siglo xx. Así, entre 2011 y 2012, estas bibliotecas personales —ubicadas en las calles Tolsá, E. Martínez, José María Morelos y Balderas— fueron instaladas buscando recrear si no el espacio físico que habían tenido en sus lugares originales —como fue el caso de la de José Luis Martínez—, sí al menos una atmósfera confortable.11 El plan maestro corrió a cargo de Alejandro García y Bernardo Gómez-Pimienta, y en la adecuación de la Ciudadela participaron varios arquitectos y artistas.12 Como explica Rafael Vargas en un texto sobre bibliotecas de escritores:13 8 El proyecto encabezado por Consuelo Sáizar, quien entonces era presidenta de Conaculta, contó con un consejo asesor integrado por José Moreno de Alba, Eduardo Matos Moctezuma, Javier Garcíadiego, Enrique Flores Cano, Héctor Aguilar Camín, Margo Glantz, Juliana González, Enrique Krauze, Eduardo Lizalde, José Emilio Pacheco, Juan Villoro, Jorge Volpi, Joaquín Díez-Canedo, Ernesto de la Peña, Luz Eleba Gutíerrez, Guadalupe Curiel, Gisela von Wobeser, Alfonso de María y Campos, Arturo Menchaca, Louise Noelle, Miguel Limón, Lorena Salazar y Teresa Vicencio. 9 Hubo abundante seguimiento en la prensa periódica de cada paso de este magno proyecto, en el artículo de Jorge Cisneros (s.f.: 32-41), “La Ciudadela, casa de arte visual y letras”, se hace un recuento de las diversas tareas de intervención y rescate de ese inmueble histórico. 10 Alonso Urrutia y Ángel Vargas, “Disponen acceso público al Fondo Bibliográfico José Luis Martínez”, La Jornada, jueves 20 de enero de 2011, 3. 11 Redacción, “Biblioteca de México: un oasis para la lectura”, El Universal <https:// www.eluniversal.com.mx/articulo/cultura/letras/2017/06/29/biblioteca-de-mexico-oasis-para-la- lectura#imagen-1>, consultado el 12 de julio de 2019. 12 Los arquitectos fueron: José Castillo, Saidee Springall, Jorge Calvillo, José Vigil, Javier Sánchez Corral, Fernando Romero, Mauricio Ceballos, María Carrillo, Aisha Ballesteros, Mauricio Rocha, Esterlina Campuzano, Tatiana Bilbao, David Vaner, y Juan Pablo Benlliure. Más información en La Ciudadela, la ciudad de los libros y la imagen, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes- Moleskine srl, México, 2012. 13 Vargas (2012: 20-29). 15 Tras las huellas de seis biblioTecas personales: una inTroducción Alfonso Reyes, por cierto, mucho tiene que ver con la formación de las bibliotecas que ahora se reúnen en la Ciudadela. No solo porque fue el primer escritor mexicano que mostró lo que es conjuntar un acervo bi- bliográfico de gran magnitud y calidad, sino también porque fue maestro intelectual y moral —y amigo personal— de Martínez, Castro Leal, García Terrés y Alí Chumacero.14 Además, los vínculos establecidos en vida de los mismo dueños de estas bibliotecas fueron muchos, sostenidos en el tiempo y con varios puntos de encuentro claros: oficinas gubernamentales, instituciones educativas, casas editoriales, y redacciones de periódicos y revistas; ámbitos que les permitieron la construcción de lazos afectivos e intelec- tuales que perduraron por años y aún hoy se mantienen en conjunción a través de sus preciados libros. Para que el lector tenga una idea de estos personajes, en las líneas siguientes daremos un brevísimo esbozo biográfico de cada uno, y nos detendremos en algunos de los rasgos y características generales del contenido de sus bibliotecas. Semblanza biográfica de los bibliófilos y comentarios sobre sus bibliotecas Antonio Castro Leal [Castro Leal] se significa por sus dotes de valoración y de ordenaniento en el campo de nuestras letras. Porque su talento es crítico. Desde el principio supo que hay que conocer directa y personalmente los textos, no fiando en imprecisiones ajenas. Genaro Fernández Mac Gregor15 Iniciaremos por el decano del grupo, Antonio Castro Leal, quien fue oriundo de San Luis Potosí, donde nació el 2 de abril de 1896. Se graduó 14 Ibidem, 28. 15 Contestación de Fernández Mac Gregor al discurso de recepción de Castro Leal leído por su autor, ante la Academia Mexicana de la Lengua, el 11 de julio de 1953. Genaro Fernández Mac Gregor, “Constestación al Discurso [de Antonio Castro Leal], Memorias de la Academia Mexicana correspondiente de la Española (Discursos Académicos), tomo XIV, México, Editorial Jus, 1956, 232-233. 16 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) y obtuvo su doctorado en filosofía por la Universidad de Georgetown, en Washington, D. C. Entre los cargos que ostentó en su vida es posible mencionar el rectorado de la Universidad Nacional entre 1928 y 1929, casa con la que siempre mantendría un estrecho vínculo, llegando más tarde a ser Coordinador de Humanidades (1952-1954), director de Cur- sos Temporales, y de los Cursos de Extensión Universitaria de México en San Antonio, Texas. Además de los cargos en la unam, fue director de Bellas Artes; jefe de Supervisión Cinematográfica de la Secretaría de Gobernación; presidente de la Comisión Nacional de Cinematografía; embajador ante la Organización de las Nacional Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesCo) y miembro del consejo directivo de dicha organiza- ción. Tuvo también puestos a nivel internacional como, por ejemplo, la presidencia de la Comisión de Monumentos y Sitios Arqueológicos de la unesCo y de la Sociedad de Críticos de Arte. En el servicio diplomático mexicano trabajó durante tres lustros visitando Chile, Estados Unidos, Francia, España, Polonia, Holanda e Inglaterra. Su amplia producción escrita y su labor intelectual se centraron en la crítica literaria del pe- riodo colonial y de la Revolución mexicana.16 Castro Leal murió en la Ciudad de México, el 7 de enero de 1981.17 Como es de esperarse por un derrotero vital tan amplio yvariado, su colección expresa muchos intereses con algunos énfasis en ciertas ramas del conocimiento que dieron estructura a su pensamiento. Según la información disponible de la Biblioteca de México,18 su colección se puede dividir en tres apartados: a) documentos bibliográficos de alto nivel, especialmente los que se consideran libro con valor histórico o artístico, ejemplares escasos y valiosos; b) colección de obras de temas generales de varias ramas del saber, y, c) la colección de revistas y do- cumentos vinculados con los temas de interés de este personaje.19 El volumen de los materiales de la biblioteca se distribuyó entre más de 40 16 Entre otros espacios más, se puede obtener mayor información en la página de El Colegio Nacional <http://colnal.mx/members/antonio-castro-leal>. 17 Mayor información biográfica se puede consultar en las semblanzas disponibles en El Colegio Nacional <colnal.mx/members/antonio-castro-leal> y en la Enciclopedia de la Literatura en México <http://www.elem.mx/autor/datos/220>. 18 El fondo fue adquirido el 18 de junio de 2010 e inaugurado el 21 de noviembre de 2012. 19 Fernando Álvarez del Castillo, oficio de la Dirección General de Bibliotecas, 21 de abril de 2010. 17 Tras las huellas de seis biblioTecas personales: una inTroducción mil volúmenes de libros impresos y manuscritos, y un fondo con cerca de 10 mil documentos, que comprende revistas, folletos, boletines, periódicos y mapas. Las temáticas que destacan en su colección son literatura, historia del arte y música de México de los siglos xIx y xx, así como la filosofía. De literatura, el mayor conjunto de obras lo representa la poesía mexicana (del siglo xvI hasta finales del siglo xx), literatura española del Siglo de Oro y literatura mexicana en prosa de los años veinte a los sesenta. En otros idiomas, la colección contiene más de 8,000 libros en latín, publi- caciones en francés de autores como Diderot, Hugo, Balzac y Dumas; una colección de literatura y crítica en inglés, con textos de Shakespeare, Dickens y Wilde, y una sección de letras alemanas con textos de Goethe, Heine y Hegel. Algunas de las ediciones autógrafas que poseyó Castro Leal son de Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Salvador Novo, Mauricio Magdaleno, Andrés Henestrosa, Rubén Bonifaz Nuño, y de varios ex- tranjeros como Pablo Neruda o Luis Cardoza y Aragón, entre otros. Entre los libros antiguos identificados en este acervo figuran: La Poé- tica de Aristóteles (1692);20 Introducción a la vida devota de Francisco de Sales (1703);21 Vida del pícaro Guzmán de Alfarache de Matheo Alemán (1604);22 Suma teológica, en latín (1886),23 así como las Obras de Tácito (1827).24 José Luis Martínez […] rememoro las múltiples maneras de amar los libros, de amarlos para siempre o por un rato, de procurarlos con amor, devoción, afecto, morbosidad o curiosidad, de desearlos como amores imposibles, o de enorgullecernos por las pequeñas joyas que sólo existen para un grupo de maniáticos. José Luis Martínez25 20 Aristoteles (1692). Por cuestiones de espacio, las referencias a los títulos de los libros de la BdM se darán de modo abreviado. 21 Sales Ginori (1793). 22 Alemán (1604). 23 No localizamos esta obra en el catálogo electrónico de la BdM. 24 Tácito (1827). 25 Martínez (2004a: 57). 18 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados José Luis Martínez nació en Atoyac, Jalisco, el 19 de enero de 1918. Estudió letras españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam y de forma simultánea tomó clases de historia, filosofía y arte. Desempeñó labores docentes en el área de literatura en la misma Casa de estudio y como profesor invitado en la Facultad de Humanidades de El Salvador. Martínez desempeñó varias facetas profesionales, tanto en el ámbito de la administración pública como de la edición y producción escrita. En el primer caso, fue embajador ante la unesCo en París, y de México en Atenas. También fue director general del Instituto Nacional de Bellas Artes, consejero de la Fundación Cultural Televisa y presidió las celebraciones de los centenarios de Ramón López Velarde y Alfonso Reyes. Fundó el Sistema Nacional de Creadores de Arte y fue director de la Academia Mexicana de la Lengua, así como miembro de número de la Academia Mexicana de Historia. En el rubro de la edición fue gerente general de Talleres Gráficos de la Nación y director del Fondo de Cultura Económica. Su obra escrita es amplia y cubre facetas tanto de creación literaria, en particular poética, de estudios críticos de letras y autores nacionales, así como estudios históricos y culturales.26 Murió en la Ciudad de México, el 20 de marzo de 2007. En “Repaso de mis libros, al agradecer el homenaje de la Academia Mexicana de la Lengua”, Martínez hizo una reflexión de la producción e intereses de su escritura y la organizaba en seis secciones y un anexo, a saber: I. Primeros estudios; II. Monografías; III. Ciclo Cortesiano; IV. Estudios sobre Alfonso Reyes y otros temas; V. Pedro Henríquez Ureña, Justo Sierra; VI. Antología de la luna, Ramón López Velarde y el mundo antiguo, y el anexo conformado por los libros no concluidos, esbozos iniciales.27 Describir sus numerosas publicaciones excede los objetivos de esta breve semblanza, pero es relevante indicar que están 26 Información sobre su producción escrita se puede consultar en la página de la Academia Mexicana de la Lengua <http://www.academia.org.mx/academicos-2007/item/jose-luis-martinez- rodriguez> y de la página de la BdM: <www.elem.mx/autor/datos/1465>. Consultado: 12 de julio de 2019. 27 José Luis Martínez (2007: 58-97). “Repaso de mis libros. Para agradecer el homenaje de la Academia Mexicana de la Lengua”. Este texto retoma en espíritu y en algunas citas al que años antes había escrito “Para agradecer la celebración de mis setenta años”, compilado en el volumen de autores varios Celebración de José Luis Martínez en sus setenta años, Editorial de la Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 1990, 38-40. 19 Tras las huellas de seis biblioTecas personales: una inTroducción en diálogo directo con la biblioteca que forjó porque ella es justamente un acervo personal de trabajo, y, retomando expresiones de Enrique Krauze, podemos agregar: “No es la suya una biblioteca de incunables —aunque contiene obras únicas o raras. Es una biblioteca de conjuntos que fue integrando, con infinita paciencia, para servir, en el espíritu de educación vasconceliano, al lector mexicano interesado en la literatura, la historia y la historia literaria.”28 De todos sus escritos su obra Origen y desarrollo del libro en Hispanoamérica (1984) se relaciona de forma directa con la historia del libro y en ella dedica varias páginas a las bibliotecas, en general, y a varias particulares. Hablando estrictamente sobre su biblioteca personal, Gabriel Zaid y otros estudiosos han considerado que es una de las más amplias y coherentes referente a literatura mexicana.29 El fondo está integrado por más de 73 mil documentos, entre libros y publicaciones periódi- cas, contiene obras de literatura mexicana y universal, historia, arte y de consulta general. Su hemeroteca merece mención especial porque incluye títulos sobre historia de México, literatura, filosofía, filología y suplementos culturales. También cuenta con un fondo documental de más de 2,500 volúmenes incluidos mapas, catálogos, folletos y fotogra- fías, entre varios materiales más. Varios elementos pueden ser considerados valiosos del fondo de José Luis Martínez: tienen impresos antiguos como la Retórica Cristiana,30 las Obras Espirituales de San Juan de la Cruz;31 entre los libros modernos están las colecciones Biblioteca del Estudiante Universitario y Biblioteca Porrúa, además del Diccionario de Historia y Geografía de Orozco y Berra;32 La Catedral de México y el Sagrario Metropolitano de Manuel Toussaint;33 y obras de Alfonso Reyes y José Vasconcelos, por mencionar solo algunos de los grandes pensadoresmexicanos presentes en el fondo. 28 Enrique Krauze, discurso de inauguración de la Biblioteca José Luis Martínez, Biblioteca de México, 19 de enero de 2011. 29 Zaid (2007). 30 No localizamos la referencia de este libro en el catálogo en línea de la biblioteca. 31 Juan de la Cruz (1774). 32 Localizamos una edición moderna de esta obra en el catálogo en línea de la biblioteca, pero no la edición del siglo xIx. 33 Toussaint Ritter (1948). 20 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados Alí Chumacero Sí, tengo una buena biblioteca, aunque hace poco la limpié y dejé solamente algunas materias, sobre todo, de literatura. Tenía de todo: sociología, economía (claro, si yo trabajaba aquí, tenía que tener economía a fuerza). Pero limpié y me quedé con libros de psicología, porque yo leo psicología desde los 14 años, literatura y filosofía…34 Alí Chumacero nació en Acaponeta, Nayarit, el 9 de julio de 1918. De muy joven se trasladó a Guadalajara para concluir la preparatoria y de ahí se mudó a la Ciudad de México para estudiar en la Facultad de Fi- losofía y Letras de la unam. Participó en la creación de la revista Tierra Nueva35 junto con José Luis Martínez, Leopoldo Zea y Jorge González Durán, y más tarde también participaría en el nacimiento de México en la Cultura.36 Además, fue reseñista y director ocasional de Letras de México,37 y colaborador de El Hijo Pródigo.38 Desde 1950, se integró al Fondo de Cultura Económica donde desempeñó diversas actividades y llegó a ocupar la subgerencia y gerencia de la producción. En el ámbito editorial fue director y fundador de la serie SepSetentas. Fue miembro honorario del Consejo Nacional del Seminario de Cultura Mexicana y miembro del Sistema Nacional de Creadores y Artistas (snCa). Su producción escrita fue breve pero le valió un amplio y perdurable reconocimiento.39 Reci- bió numerosos reconocimientos como, por ejemplo, el Premio Rueca (1944), el Premio Xavier Villaurrutia (1980) y el Premio Rafael Helio- doro Valle (1985). A nivel editorial, obtuvo el Premio Ignacio Cumplido 34 Herrera Kuri y Arriaga (2010: 15). 35 Sobre la revista, véase la entrada en la Enciclopedia para las Letras Mexicanas (elem): <www.elem.mx/institucion/datos/2910>, sobre la generación en torno a esta publicación ver: <http://www.elem.mx/estgrp/datos/13>. Consultado el 12 de julio de 2019. Sobre la revista, en 2018 se llevó a cabo la muestra “Alí Chumacero y Jorge González en Tierra Nueva”, exposición co- curada por Gabriela Silva y Mariana López para la Biblioteca de México. Recuperado de <https:// bibliotecavirtualdemexico.cultura.gob.mx/AliDuran.phpen la BdM>. 36 Más información en <www.elem.mx/obra/datos/205435>. Consultado el 13 de julio de 2019. 37 Mayor información en <www.elem.mx/institucion/datos/1872> instituciones datos. Con- sultado el 12 de julio de 2019. 38 Mayor información en <www.elem.mx/institucion/datos/1848>. Consultado el 12 de julio de 2019. 39 Información disponible en la página de la Academia Mexicana de la Lengua <http:// www.academia.org.mx/academicos-2010/item/ali-chumacero>. Consultado el 12 de julio de 2019. 21 Tras las huellas de seis biblioTecas personales: una inTroducción de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (1996) y el Reconocimiento al Mérito Editorial de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2001. Chumacero murió el 22 de octubre de 2010.40 Su biblioteca está integrada por aproximadamente 46 mil volúme- nes, entre libros, publicaciones periódicas y folletería mexicana. Entre los temas son mayoría las obras sobre literatura, historia (por caso, las culturas de la antigüedad o los facsímiles de códices) y filosofía, seguidas por las de arte (con la representación de escuelas artísticas internacio- nales), sociología, antropología, psicoanálisis, arqueología, psiquismo, espiritismo, ciencias sociales y humanidades en general. La organiza- ción que guardan sus libros sigue parámetros históricos, geográficos, cronológicos y onomásticos. Jaime García Terrés Si no todos los libros cuando menos he leído decenas, cientos, miles, y no lo digo, no, por vanidad, muy al contrario: después de tantos piélagos de letras en el sistema vascular adquiérense deberes máximos y apenas el derecho mínimo a preguntarse con delicadeza cuántas calladas horas faltan aún para reconocer el fruto verdadero, los prístinos ecos de la lectura sazonados aprisa por un amanecer. Jaime García Terrés,41 Sazón del alba (1980) Jaime García Terrés nació en la Ciudad de México, el 24 de mayo de 1924. Se formó en derecho en la unam, en estética en la Universidad de 40 Más información biográfica de Chumacero la Enciclopedia de la Literatura en México (en adelante elem): <www.elem.mx/autor/datos/2193>. La faceta editorial se ofrece en el artículo Garone Gravier (2020: 93-103). 41 García Terrés (2003: 60). 22 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados París y en filosofía medieval en el Collège de France. Desempeñó varios cargos en política y cultura: fue consejero del Instituto Internacional de Teatro de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, director de Difusión Cultural de la unam, y embajador de México en Grecia. En su faceta editorial y vinculada con el mundo de los libros destacan haber sido consejero, subdirector general e interino y jefe del Departamento Editorial del Instituto Nacional de Bellas Artes; las direcciones de la revista México en el Arte, de la revista Universidad de México y de “México en la cultura”, suplemento cultural de Nove- dades; la subdirección y dirección del Fondo de Cultura Económica y de La Gaceta del fce; la dirección de la Biblioteca de México y de su revista; la dirección general de la Biblioteca y Archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores y la dirección de Biblioteca de México. Su producción escrita está recogida en numerosos espacios, empezando por los tres volúmenes que preparó el fCe,42 las entradas que ofrece la Enciclopedia para las Letras Mexicanas,43 y la su semblanza de El Co- legio Nacional.44 El poeta y crítico Rafael Vargas, colaborador y amigo personal de García Terrés, hacía las siguientes reflexiones sobre la biblioteca del poeta: […] convergen en ella grandes líneas de lectores por las dos ramas de su familia. Su abuelo paterno, el historiador Genaro García,45 fue director de la Escuela Nacional Preparatoria y de la Biblioteca Nacional de Mé- xico, y su padre, Trinidad García, abogado, fue, si no un bibliófilo, sí un hombre de libros, y le dejó a su hijo Jaime algunas de las obras que este más apreciaba. Por el lado materno, su abuelo, José Terrés, fue uno de los grandes nombres del mundo de la medicina y un gran educador en su campo. […] La biblioteca de García Terrés es una biblioteca de trabajo, la biblioteca de un poeta con intereses muy refinados.46 42 García Terrés (1995, 1997 y 2000). 43 Información tomada de la página de la Enciclopedia para las Letras Mexicanas: <http://www. elem.mx/autor/obra/directa/1454/>. 44 Información tomada de la página de El Colegio Nacional <http://colnal.mx/members/ jaime-garcia-terres>. 45 Sin embargo, no se debe olvidar que la biblioteca de Genaro García fue vendida en 1921 a la Universidad de Texas en Austin por su viuda, y hoy forma parte de la biblioteca Nettie Lee Benson. Martínez, [1984] (1987: 83-84). 46 Vargas (2012). 23 Tras las huellas de seis biblioTecas personales: una inTroducción Como se señala en el dictamen de avalúo, la biblioteca de García Terrés es una “Colección rica, sobre todo en literatura y bibliofilia, así como por reunir las principales imprentas de los siglos xIx y xx mexicanas, también por ser fuente de estudio sobre las letras extranjeras.”47 Compuesta por poco más de 19 mil volúmenes,48 más de mil publicaciones periódicas y un archivo personal, la biblioteca de García Terrés fue heredera de la de su padre, y de la que perteneció a Ignacio Chávez,49 su suegro. El fondo fue adquirido el 30 deabril de 2011 e inaugurado el 21 de noviembre de 2012. Los temas más representativos de su colección son la literatura mexicana e iberoamericana, así como de obras originalmente publicadas en otras lenguas (francesa, inglesa, alemana, italiana, portuguesa, rusa, eslovaca, húngara, grecolatina y griega moderna, en lenguas habladas en Asia y África). Además de literatura, tiene obras de lingüística y poética, teoría literaria, ciencias, historia de México, erotismo y sexología, filosofía, antropología, arte prehispánico, colonial y moderno, así como arte universal, sociología, economía, política y derecho, religiones y esoterismo. Los géneros no- tables de su fondo son la poesía mexicana (quizá una de las colecciones más completas que hay en México) y literatura inglesa (siglos xIx y xx), obras de consulta especializada (concretamente diccionarios), en- sayos, y crítica. Su acervo cuenta con casi 500 obras autografiadas por Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Alfonso Reyes, León Felipe, William Styron, Rosario Castellanos, Carlos Monsiváis y Ernesto Sábato, entre otros. Completa la colección un conjunto de libros antiguos de los siglos xvI al xIx.50 El archivo es amplio y cuenta con 47 Dictamen de avalúo, 11 de agosto al 25 de octubre de 2010. 48 Según información disponible en la página de la BdM, el fondo cuenta con 19,386 volú- menes y 1,098 de publicaciones periódicas. 49 Conaculta (2012). 50 A manera de ejemplo transcribimos las referencias de tres obras del siglo xvI, una del xvII, otras del xvIII y una más del xIx: Illescas, Gonzalo de, Historia pontifical y católica…; Martín de Victoria M., 1583-1630, No. de sistema: 000320897, Clasificación: 282 I45; Mondani, Cervelli, Il theatro de vari, e diversi… Venetia, Appreffo Gio. Battifta Somafco, 1591, No. de sistema: 000326367, Clasificación: fre 852 M66 T53; Núñez de Avendaño, Pedro, De exequendis mandatis Regum His- paniae… Madriti: Apud Petrum Madrigal, 1593, No. de sistema: 000320864, Clasificación: 340.1 N86; Planis Campy, David de, L’ovvertvre de L’escolle de philosophie transmvtatoire metalliqve… París: Charles Sevestre, 1636, No. de sistema: 000326776, Clasificación: 540.112 P52; Rauch, Nicolas, Voyages… [s.l.]: Servir, 1793, No. de sistema: 000326604; Gessner, Salomon, Oeuvres completes de M. Gessner… París: Chez Patris... Gilbert ..., 1796, No. de sistema: 000321304, Clasificación: 838S 24 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados correspondencia con escritores como Max Aub, Mario Benedetti, Jorge Luis Borges, Luis Buñuel, Alejo Carpentier, Henry Kissinger y Diego Rivera, entre varios más. Carlos Monsiváis Supongo que aquí hay entre veinte y treinta mil volúmenes. Diario le dedico un tiempo a arreglarla, pero es un desastre, porque me topo con un libro que me interesa y me pongo a leerlo. Por lo general prefiero los libros en ediciones recientes que estén actualizadas, porque las primeras ediciones son complicadas de leer. En épocas recientes me he vuelto bibliófilo, antes era bibliómano. Entre las joyas de mi biblioteca hay libros que datan de principio de siglo xix, y la primera edición de las obras de San Juan de la Cruz. Paso alrededor de seis horas en mi biblioteca, una arreglando y cinco leyendo. Carlos Monsiváis.51 Carlos Monsiváis nació en la Ciudad de México, el 4 de mayo de 1938. Estudió en las facultades de Economía y de Filosofía y Letras de la unam. Su obra giró en torno de la crónica, el ensayo y la narrativa y se manifestó en publicaciones periódicas como Novedades, El Día, Excélsior, Uno Más Uno, La Jornada, El Universal, las revistas Proceso, Eros, Personas, Nexos, Letras Libres, Este País, entre otras publicaciones. Fue secretario de redacción en las revistas Medio Siglo y Estaciones, director del suplemento La Cultura en México y director de la colección de discos Voz Viva de México de la unam. Recibió varias becas como la del Centro Mexicano de Escritores, del Cen- tro de Estudios Internacionales de Harvard y la del “Fideicomiso para la Cultura”.52 Monsiváis murió el 19 de junio de 2010. Justamente por su amplia labor periodística, la obra escrita que dejó es muy abundante, pero no la expondremos aquí porque excede los alcances de este apartado G47; Genlis, Stéphanie Félicité, La botanique…, Madame de Genlis, París: Chez Maradan libraire, 1810, No. de sistema: 000321195, Clasificación: fre 843 G45 B67. 51 Citado en Glantz (2008:117). Texto aparecido por primera vez en Este País, s/a, reseña a propósito de la obra de Corina Amelia de Fernández Castello, Entre libros, México, Landucci, 2007. 52 Información tomada de la página <https://www.escritores.org/biografias/106-carlos- monsivais>. 25 Tras las huellas de seis biblioTecas personales: una inTroducción Uno de los elementos que han dado valor a su acervo, además del prestigio de su poseedor, es lo que se señala en el dictamen de compra:53 “Esta colección […] conjunta algunas obras que son clara muestra de las tendencias de varios movimientos culturales de México. En particular, su hemeroteca tiene un valor singular, así como varios libros del siglo xIx”.54 La biblioteca de Monsiváis está integrada por 50 mil materiales (25 mil volúmenes de libros y el otro tanto de materiales en distintos formatos, sobre todo publicaciones periódicas). Los géneros que des- tacan son la literatura, principalmente cuento, teatro, novela y poesía, dramaturgia y narrativa,55 y también numerosos temas de la cultura universal y popular mexicana y latinoamericana. Además de libros de arte y obras en gran formato tiene una im- portante colección de cine, fotografía artística y ciencias sociales. Son muchos los libros autografiados que tiene: Elías Nandino, Salvador Novo, Fernando Benítez, Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Eliseo Diego, Manuel Álvarez Bravo, Vicente Leñero, Daniel Sada, Margo Glantz y Elena Poniatowska, entre otros más. La hemeroteca cuenta con colecciones de revistas de México y el extranjero como Tiempo, Siempre, Sur, Heavy Metal, mad, Proceso, Esqui- rre, Somos, Rino, Architectural Digest, Universal ilustrado, Semana ilustrada, Fantoche, Revista de Revistas. Es preciso señalar que también tiene cómics como Pepín, La pandilla, The Spirit y La Familia Burrón. Algunas de las obras antiguas, raras y curiosas de su acervo son: Conquest of Mexico, con ilustraciones de Miguel Covarrubias;56 Juárez y su tiempo de Justo Sierra (1905);57 Obras espirituales de San Juan de la Cruz (1703);58 Pensil americano florido en el rigor del invierno de Ignacio Carrillo y Pérez (1845);59 Escritores y poetas sudamericanos de Francisco Sosa (1890);60 Recreación filosófica o diálogo sobre la filosofía natural para la instrucción de personas curiosas (1877);61 Panorama mexicano: Luchas, costumbres y su- 53 El fondo fue adquirido el 15 de junio de 2012 e inaugurado el 21 de noviembre de 2012. 54 Dictamen de avalúo, 11 de agosto al 25 de octubre de 2010. 55 Vargas (2012). 56 Prescott [1949?]. 57 Sierra (1905). 58 Jvan de la Crvz (1703). 59 Carrillo y Pérez (1845). 60 Sosa (1890). 61 Almeida (1787). 26 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados persticiones de un pueblo heroico de Carleton Beals;62 El paraíso perdido de John Milton (1863);63 Red de Bernardo Ortiz de Montellano;64 Historia de América Española de Carlos Pereyra;65 El crimen de Santa Julia: Defensa gráfica de Francisco A. Serralde (1899);66 El café de nadie de Arqueles Vela;67 y Liberales ilustres mexicanos de Enrique M. de los Ríos (1890).68 Luis Garrido Díaz69 En mis figuraciones sobre su persona, ahora que lo he estudiado en sus libros —que es como hay que estudiar a los escritores—, pienso que mi dilecto amigo [Luis Garrido] va repitiendo cotidianamente para sí la frase de Azorín: “Solo la bondad, la bondad para todos, la bondad en todas ocasiones puede salvarnos... Antes que llegue el naufragio ineluctable, abramos nuestro pecho a la bondad”. Isidro Fabela70 En la biblioteca personal de Luis Garrido Díaz convergentanto su acervo como el de su hijo Luis Javier Garrido Platas, ambos juristas vinculados con la Universidad Nacional Autónoma de México. Luis Garrido Díaz, nacido en 1898 en la Ciudad de México, realizó estudios en la Escuela Nacional Preparatoria, se tituló en Derecho en la Escuela Nacional de 62 Beals (1942). 63 Milton (1883). 64 Ortiz de Montellano (1925). 65 Pereyra (1920). 66 Serralde (1899). 67 Vela (1926). 68 Enrique M. de los Ríos... et al. (1890). 69 Este apartado está basado casi en su totalidad en el artículo de Adriana Mira Correa, “Donación de colecciones a la Biblioteca de México”, El Bibliotecario, año 15, n. 104 (febrero- abril/2017), 27-32. También se consultó la nota biográfica de Luis Garrido hecha por Francisco Monterde que aprece en José Luis Martínez (ed.), Semblanzas de Académicos. Antiguas, recientes y nuevas (2004b: 219-220). 70 Contestación de Isidro Fabela al discurso de recepción de Luis Garrido leído por su autor, ante la Academia Mexicana de la Lengua, el 11 de junio de 1956. Isidro Fabela, “Constestación al Discurso [de Luis Garrido], Memorias de la Academia Mexicana correspondiente de la Española (Discursos Académicos), tomo XV, México, Editorial Jus, 1956, 289. 27 Tras las huellas de seis biblioTecas personales: una inTroducción Jurisprudencia y realizó una maestría en Filosofía en la Escuela Nacio- nal de Altos Estudios. Con una gran vocación académica, se dedicó a la docencia durante varios años impartiendo clases en diversas insti- tuciones. Fue fundador de la Asociación Mexicana de Universidades. Obtuvo doctorados por la Universidad Veracruzana, la unam y la Western University. Asimismo, fue rector de la unam de 1948 a 1953 y durante su gestión se llevaron a cabo acontecimientos fundamentales para la Máxima Casa de Estudios como la colocación de la primera piedra para la construcción de la Ciudad Universitaria (1950), correspondiente a la Facultad de Ciencias Políticas, la conmemoración del IV Centenario de la Universidad (1951), y la inauguración oficial de la Ciudad Universitaria el 20 de noviembre de 1952. Perteneció, entre otras instituciones, a la Academia Mexicana de Jurisprudencia y Legislación y al Ateneo de Ciencias y Artes de Méxi- co. La Academia Mexicana lo nombró correspondiente el 22 de abril de 1955, y al ascenderlo a académico de número (1956) ocupó la silla xxII, que al morir había dejado vacante Francisco Castillo Nájera. A su discurso, acerca de “La criminología en la obra de Cervantes”, dio respuesta don Isidro Fabela. Fue el sexto tesorero de la corporación y desempeñó ese cargo desde el año de 1960 hasta su fallecimiento, ocu- rrido el 19 de octubre de 1973, en París, Francia, cuando se disponía a regresar a México. Fundó y dirigió la revista Criminalia, de la que fue colaborador asiduo. Narrador y ensayista, escribió estudios sobre temas jurídicos, impresiones de viajes, discursos y prólogos, acerca de obras, artistas y escritores de México y España. Publicó más de veinte obras entre las que se pueden citar: El valor doctrinario de la Revolución mexicana (1946), Notas de un penalista (1947), Espíritu de Francia (1947), Trasuntos de Egipto (1951), Discursos y mensajes (1952), Ensayos penales (1952), Alfonso Reyes (1954), Itinerario de amor (1954), Voces de Francia (1957), Evocaciones de Italia (1958), Visión de Israel (1959), Antonio Caso. Una vida profunda (1961), La sonrisa de París (1962), José Vasconcelos (1963), Días y hombres de España (1966), Venecia la incomparable (1966), Discursos conmemorativos (1966), Azorín (1967), Mensajes a un joven estudiante universitario mexicano (1968), Carlos Pereyra (1969), Saturnino Herrán (1971), Memorias (pós- tumo) (1974). Luis Javier Garrido Platas (1941-2012), originario de la Ciudad de México al igual que su padre, estudió en la Escuela Nacional Prepara- toria, se tituló en Derecho y también tuvo una importante trayectoria 28 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados como docente. Realizó estudios de posgrado en la prestigiosa Univer- sidad de París I (Pantheon-Sorbonne), donde obtuvo el doctorado en Ciencia Política. Garrido Platas se desarrolló en un entorno familiar de intelectuales como Antonio Castro Leal, Isidro Fabela y José Vasconcelos. A partir de la biblioteca de su padre, Garrido Platas formó una biblioteca con obras adquiridas, muchas de ellas en las librerías de viejo tanto de la calles de Donceles, en la Ciudad de México, como las de Cuesta de Moyano, en Madrid. Forman parte también de este importante acervo las tesis de licenciatura y doctorado escritas por el propio Garrido Platas. La colección de estos dos destacados bibliófilos, integrada por cerca de 31 mil volúmenes, además de fotografías, revistas, objetos personales y mobiliario, es reflejo no solo de su formación y actividad profesionales, sino de sus preferencias e intereses muy personales, entre ellas la tau- romaquia y el cine, como se puede constatar en la diversidad de libros sobre estos temas y en particular las monografías dedicadas a directores, actores e historias del cine mundial. La biblioteca abarca también temas como derecho, filosofía, historia, sociología, política, educación, arte, literatura mexicana, española, francesa, norteamericana e inglesa. La biblioteca de los Garrido, cedida por la generosidad de Elena Garrido Platas, hija del doctor Luis Garrido Díaz, contiene también li- bros relevantes dedicados por reconocidos autores. Las obras completas de Alfonso Reyes, también autografiadas, son muestra de la cercanía entre Luis Garrido padre y el poeta, sobre quien escribió un interesante estudio publicado por la Imprenta Universitaria en 1954. De especial importancia son también los documentos y piezas de archivo que dan testimonio de la trayectoria del ex rector de la unam, Luis Garrido: todos los títulos de los libros escritos por él, fotografías, diplomas, condecoraciones entregadas por gobiernos de diversos paí- ses y una carpeta relativa al proyecto de la construcción de la Ciudad Universitaria, que incluye fotografías y croquis. Organización de esta obra El libro cuenta con cinco capítulos organizados en tres apartados. El primer aparado inicia con el capítulo “Los editores y sus lecturas: una reflexión del oficio impresor desde las bibliotecas personales” de Mau- ricio Sánchez Menchero, en donde se investiga, a partir de seis campos temáticos, la bibliografía de contenido científico y técnico relacionada 29 Tras las huellas de seis biblioTecas personales: una inTroducción con la producción editorial que aparece en tres de las seis bibliotecas personales. Así, se ha tomado en cuenta un contexto socioeconómico de la edición y de la circulación de libros, particularmente en los casos de José Luis Martínez, Jaime García Terrés y Alí Chumacero que trabajaron en el Fondo de Cultura Económica; los dos primeros como directores, el último como corrector y editor. Es decir, interesa conocer y explicar cómo estos lectores se autoformaron en las artes editoriales y cómo produjeron varias colecciones de libros y revistas, además de escribir y editar su propia obra. Marina Garone Gravier, en su capítulo “El libro antiguo mexicano en las bibliotecas personales de la Biblioteca de México”, se dio a la tarea de identificar los impresos editados e impresos en Nueva España de cinco bibliotecas personales de la Biblioteca de México. Con ello, su autora logra enlazar el conjunto de libros localizados con una historia más amplia del coleccionismo del libro impreso mexicano colonial. Asimismo, a partir de la selección y análisis de una muestra, logró ca- racterizar los rasgos del coleccionismo y la bibliofilia de sus poseedores, con proyectos previos de la historia de las bibliotecas, en particular, ver el papel que jugaron los ex libris y las encuadernaciones, además de poder comparar comportamientos comunes en esas prácticas, entre los propietarios. El segundo apartado está compuesto por los ensayos de SalazárVelázquez y Flores Villela. En el capítulo “Apuntes sobre libros de autores militares de la época de la Revolución en las bibliotecas de Antonio Cas- tro Leal y Luis Garrido”, se dirigió al seguimiento de dos intelectuales con acervos bibliotecarios muy próximos debido a que compartieron la formación como abogados y también su trabajo como rectores de la unam. Pero, sobre todo, interesa a su autor reflexionar sobre la presen- cia de obras de generales que participaron en la Revolución mexicana como Juan Manuel Torrea, Miguel Ángel Sánchez Lamego, Vito Alessio Robles, Francisco L. Urquizo y Felipe Ángeles. Carlos Arturo Flores Villela, en su capítulo “El tema cine y su con- sulta en una biblioteca personal. El caso de Carlos Monsiváis”, se abocó al estudio de la bibliografía y la hemerografía contenida en el acervo del máximo experto mexicano en cuanto a cine, como gustaba reconocer Carlos Fuentes, materializado en le biblioteca “monsivasiana”, referida en los estudios visuales, particularmente al mundo de la cinematografía. Finalmente, en “Acercar al lector: políticas de difusión cultural en torno a las bibliotecas personales de la Biblioteca de México”. Minerva 30 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados Rojas Ruiz estudió la política de difusión cultural de la Biblioteca de México, en particular las actividades organizadas por la institución referidas a las cinco bibliotecas personales que están bajo su resguardo, o que emplean materiales provenientes de estas para apoyar exposicio- nes, lecturas en voz alta, conciertos, obras de teatro y otras acciones que hacen de la biblioteca un espacio no solo de lectura, sino de acceso a la cultura en general y a las artes académicas en particular. Antes de concluir este apartado queremos reconocer el trabajo de todos las y los investigadores y alumnos que participaron en el desa- rrollo de este proyecto. En particular, agradecemos el trabajo de las y los becarios Alejandra Mejía Rodríguez, Raquel Villegas Suárez, Karina Moyao González, Juan Carlos Lojero Espinosa y Fernanda de la Peña Juárez. Esperamos que la experiencia del análisis de los libros dentro de las bibliotecas haya dejado sembrado en todas y todos el deseo de convertirse en futuros académicos especialistas en la cultura escrita. Puede señalarse, entonces, que con este libro se abre un conjunto de posibilidades para el estudio interdisciplinario, a la vez que sistemático y riguroso, de uno de los conjuntos bibliográficos más ricos, diversos y representativo de las letras, las artes, la historia y la cultura mexicanas del siglo xx, en los ojos de sus antiguos poseedores. Referencias Libros raros, curiosos y antiguos Alemán, Mateo. 1604. Vida del picaro Gvzman de Alfarache. Brvcellas: Juan Mommarte. No. de sistema: 000008785. Clasificación: 251 V35 1579. Almeida, Teodoro de. 1787. Recreación filosófica… Madrid: Imprenta de la Viuda de Ibarra. No. de sistema: 000308076. Clasificación: fre 101 A45. Aristoteles.1692. La Poëtique D’Aristote. París: [D’Antoine Lambin] . No. de sistema: 000116528. Clasificación: 808.1 A74. [Por cuestiones de espacio, las referencias a los títulos de los libros de la BdM se darán de modo abreviado]. Beals, Carleton.1942. Panorama mexicano… Santiago de Chile: Zig-Zag. No. de sistema: 000066866. Clasificación: 917.2 B42. 31 Tras las huellas de seis biblioTecas personales: una inTroducción Carrillo y Pérez, Ignacio1845. Pensil americano… México: Impr. A Cargo de Manuel N. De la Vega. No. de sistema: 000310414. Clasificación: fre 232.917 C37. Enrique M. de los Ríos... et al. 1890. Liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención. México: Imprenta del Hijo del Ahuizote. No. de sistema: 000080642. Escolar, Hipólito. 1990. Historia de las bibliotecas. Madrid: Fundación Germán Sánchez. Gessner, Salomon.1796. Oeuvres completes de M. Gessner… París: Chez Patris... Gilbert ... No. de sistema: 000321304. Clasificación: 838S G47. Genlis, Stéphanie Félicité.1810. La botanique…, Madame de Genlis, París: Chez Maradan libraire. No. de sistema: 000321195. Clasificación: fre 843 G45 B67. Illescas, Gonzalo de. 1583-1630. Historia pontifical y católica… Martín de Victoria M. No. de sistema: 000320897. Clasificación: 282 I45. Juan de la Cruz. 1774. Obras espirituales que encaminan a una alma… Pamplona: Pascal Ibáñez. No. de sistema: 000304843. Clasificación: FRE 248.22 J82 1774. Jvan de la Crvz. 1703. Obras espirituales… Pamplona: Pascal Ibañez, 511, 23, (ca. 36) p.; 30 cm. T1. No. de sistema: 000318079. Clasificación: fre 248.22 J82. Milton, John. 1883. El paraíso perdido. Barcelona: Nueva San Fran- cisco. No. de sistema: 000304877. Clasificación: fre 821 M54 P374 1883. Mondani, Cervelli.1591. Il theatro de vari, e diversi… Venetia: Appreffo Gio. Battifta Somafco. No. de sistema: 000326367. Clasificación: fre 852 M66 T53. Núñez de Avendaño, Pedro.1593. De exequendis mandatis Regum Hispa- niae… Madriti: Apud Petrum Madrigal. No. de sistema: 000320864. Clasificación: 340.1 N86. Ortiz de Montellano, Bernardo. 1925. Red. México: Contemporáneos. No. de sistema: 000041584. Clasificación: 861M O776 R42. Pereyra, Carlos. 1920. Historia de America Española. Madrid: Edit. Saturni- no Calleja. No. de sistema: 000030389. Clasificación: 980.013 P47. Planis Campy, David de. 1636. L’ovvertvre de L’escolle de philosophie transmvtatoire metalliqve… París: Charles Sevestre. No. de sistema: 000326776. Clasificación: 540.112 P52. 32 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados Prescott, William Hickling. [1949?]. A history of the conquest of Mexico. New York: Heritage Press. No. de sistema: 000336337. Clasificación: 972.02 P7385. 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Pero no se sentirían encadenados a ellas: ciertos días saldrían en busca de la aventura. Ningún plan sería imposible para ellos. George Perec. Las cosas.1 Preámbulo La pasión desbordada por la cultura escrita es el factor que impulsa al lector coleccionista a buscar el paradero de un libro y su contenido. Se establece así una constante persecución intelectual de rastros o hue- llas de ideas expresadas por autores en los infinitos párrafos escritos o en los trazos dejados por los libros en su circulación por imprentas o librerías, casa de subastas o librerías de viejo, bibliotecas u hogares. Dicha acechanza de referencias o de obras no cesa hasta que se da con su paradero y podríamos considerarla como parte de una neoicnología.2 Por eso, las imágenes retóricas del detective —mencionada por Carlo * Seminario de Estudios de la Cultura Visual, CeIICH-unam. 1 Perec (1967: 17). 2 Ciertamente la icnología es una rama de la paleontología que estudia las pistas hechas por organismos vivos sobre o en el interior de sustratos, mientras que la neoicnología se dedica al estudio de los trazos recientes de organismos vivos. Pero aun así, puede pensarse en una adap- tación al campo de la bibliología mediante la cual la neoicnología estaría dedicada al estudio de los trazos hechos por los lectores en las páginas de los libros. 40 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados Ginzburg—3 o del cazador furtivo —referidapor Michel de Certeau—4 nos sirven aquí para describir y comprender la actividad del lector en su aplicación de los cinco sentidos que, en el bosque de las letras y los significados, realizan disparos, colocan trampas o detectan huellas para apresar ideas, capturar pensamientos o aprehender conocimientos.5 Desde luego es necesario realizar una primera distinción entre las imágenes retóricas del detective o del cazador furtivo. Y es que existe una pequeña gran diferencia entre un investigador profesional o un montero experimentado, frente al policía que deambula por aceras o al acechador inexperto. En el ámbito de los lectores, puede distinguirse el descifrador que lee de manera obsesiva del “leyente” distraído o light. Igualmente, de los coleccionistas de obras escritas, puede decirse que existen diferencias entre la propensión desmedida a acumular material impreso a diestra y siniestra, que el gusto por coleccionar libros con conocimiento de causa, especialmente los raros y curiosos. Así, mientras a la primera actividad se le denomina llanamente como bibliomanía,6 al segundo modo de relacionarse con los libros es lo que se le considera como bibliofilia. Pero volvemos ahora nuevamente a la imagen de las huellas que siguen los cazadores para dar con su presa o la que analizan los detectives para encontrar al sospechoso. Traemos esta imagen, la de las huellas, haciendo eco a lo que metodológicamente Carlo Ginzburg designó como “paradigma indicial”;7 es decir, las huellas como parte del proceso cog- noscitivo que vincula las pisadas y los rastros dejados durante la cacería o la indagación detectivesca. Por ello, para el microhistoriador italiano, el análisis historiográfico requiere partir de los indicios retrotrayendo o haciendo marcha atrás a través de la observación de los más mínimos rasgos. Tales señas, manifiestas en la actividad cinegética del cazador, 3 Ginzburg (1999: 140). 4 Certeau (2007: 186). 5 Sánchez Menchero (2012: 28). 6 “El valor bibliofílico de un libro se establece según estos tres criterios: interés, belleza y rareza. El interés pude radicar, por ejemplo, en poseer la primera edición de una obra, con su primer texto y con la presentación original, o bien en encontrar un ejemplar que haya pertenecido a un personaje importante, mejor aún si está dedicado, anotado, glosado, etcétera. En cuanto a la belleza, se persigue una buena tipografía, ilustración muy buscada, encuadernación atractiva que enriquezca la biblioteca. Finalmente, el libro raro o curioso, aquel del que se han tirado o del que quedan pocos ejemplares, o ejemplares que se distinguen de los demás por alguna peculiaridad.” José Martínez de Sousa, Diccionario de bibliología y ciencias afines, Asturias, Trea, 2004, 93. 7 Ginzburg (1999: 163). 41 Los editores y sus Lecturas: una refLexión deL oficio impresor desde Las bibLiotecas también son las que aparecen en los indicios ficcionales que describía Arthur Conan Doyle y que Ginzburg pone de ejemplo.8 Para tener mayor claridad al respecto, citamos el caso descrito por Doyle en el relato “La corona de berilos” contenido en Las aventuras de Sherlock Holmes: —Cuando yo llegué a la casa —continuó Holmes—, lo primero que hice fue examinar atentamente los alrededores, por si había huellas en la nieve que pudieran ayudarme. Sabía que no había nevado desde la noche an- terior, y que la fuerte helada habría conservado las huellas. […] cuando llegué al sendero de los establos, encontré escrita en la nieve una larga y complicada historia. Había una doble línea de pisadas de un hombre con botas, y una segunda línea, también doble, que, como comprobé con satisfacción, correspondían a un hombre con los pies descalzos. Por lo que usted me había contado, quedé convencido de que pertenecían a su hijo. El primer hombre había andado a la ida y a la venida, pero el segundo había corrido a gran velocidad, y sus huellas, superpuestas a las de las botas, demostraban que corría detrás del otro. Las seguí en una dirección y comprobé que llegaban hasta la ventana del vestíbulo, donde el de las botas había permanecido tanto tiempo que dejó la nieve completamente pisada. Luego las seguí en la otra dirección, hasta unos cien metros sendero adelante. Allí, el de las botas se había dado la vuel- ta, y las huellas en la nieve parecían indicar que se había producido una pelea. Incluso habían caído unas gotas de sangre, que confirmaban mi teoría. Después, el de las botas había seguido corriendo por el sendero; una pequeña mancha de sangre indicaba que era él el que había resultado herido. Su pista se perdía al llegar a la carretera, donde habían limpiado la nieve del pavimento.9 En nuestro caso de estudio, desde luego, se trataría no de seguir los rastros de sangre observados por algún cazador furtivo o por el detective Holmes, sino de los trazos de tinta manuscritos de autores, impresos por editores y leídos por algunos bibliófilos mexicanos relativos al tema especializado de la producción editorial.10 Un bosque de ideas o cono- cimientos que, para el lector cazador de Michel de Certeau, implican 8 Ibidem, 143. 9 Doyle (2012: 218-219). 10 Desafortunadamente no se pudieron consultar los archivos del Fondo de Cultura Eco- nómica debido a la crisis sanitaria provocada por el Covid-19. Será en futuros estudios donde se podrán confrontar estos primeros análisis. 42 Los bibLiófiLos y sus Libros anotados seguir las huellas que indican sus diversas apropiaciones. Se trataría, por un lado, de la “marginalia” o comentarios acotados por el lector al margen de los libros o sus transcripciones en cuadernillos, a manera de citas, que luego pueden ser utilizados, ya como autores, en artículos o en libros. Por otro lado, de los materiales “trufados” o “testigos”, es decir, los apuntes y recortes resguardados, de forma aparentemente azarosa, entre las hojas de algún volumen. Por ejemplo, notas de compra, boletos de transporte o separadores de libro. Incluso, son de vital importancia, los elementos de adquisición de cada uno de los libros: información que se obtiene, por ejemplo, a partir de las dedicatorias o de las etiquetas de venta de alguna librería o casa de subasta. Por eso mismo, nuestro estudio buscó dar cuenta de las huellas —“marginalia” o “testigos”— dejadas en los libros de las bibliotecas personales de José Luis Martínez, Jaime García Terrés, Antonio Castro Leal, Alí Chumacero, Carlos Monsiváis y Luis Garrido. Todo lo cual resulta interesante de entrada pues revela un mismo perfil lector: no es casual que en los seis acervos se encuentren obras de Conan Doyle. En particular destacan los numerosos volúmenes referidos a Sherlock Holmes como los 22 en la biblioteca de Castro Leal y los 19 en la de Luis Garrido. Aunque Carlos Monsiváis también supo hacerse de di- versas ediciones de la obra de Doyle, una de ellas editada en inglés y adquirida posiblemente en Texas, como se infiere de la información proporcionada por el testigo en él resguardado: un pase de abordar de un vuelo de San Antonio a la Ciudad de México por Mexicana (imágenes 1 y 2).11 Pero al lado de la obra detectivesca, y para concluir esta parte intro- ductoria, nos gustaría mencionar la presencia de nueve libros referidos al tema de la cetrería, de los cuales Garrido conservó cinco y Martínez un par. De estos últimos destaca La caza en España escrito en 1972 por el novelista y aficionado a la cacería Miguel Delibes. Y aquí nos atenemos a la figura retórica del mise en abyme, es decir, una construcción literaria donde, dentro de una narración, se imbrica un tema con otro similar. En este caso, podemos ver cómo Delibes habla de libros sobre cacería, obra que a su vez se conserva en la biblioteca de Martínez. En el capítulo “La caza hace un siglo”, el novelista hace referencia a la apropiación del contenido de ambos libros como un “cazador furtivo”: 11 Doyle (1986). 43 Los editores y sus Lecturas: una refLexión deL oficio impresor desde
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