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El mundo cultural de un Mendoza del Renacimiento: 
La biblioteca de Diego Hurtado de Mendoza, 1 
conde de Mélito (1536) 
EL HOMBRE 1. 
Vuestro rebisabuelo y bisabuelo mío don Diego de Mendo-
za, después de haber sido gran parte para echar [a] los 
franceses de Italia, y vencidos los desafíos y batallas que os 
he hecho leer, y degollado [a] mil franceses con 80 espa-
ñoles, siendo él el primero que escaló en N ápoles el castillo 
de Castel N uovo, y hecho en la batalla de la Cerignola y 
Garigliano lo que es notorio, tuvo a su cargo los tres Rei-
nos de la Corona de Aragón. Quietó las comunidades, y fue 
nombrado en el primer lugar por compañero del Empera-
dor cuando le desafió el rey Francisco, entendiéndose que 
había de ser el desafío de dos a dos; y subiendo desde este 
número hasta 100, siempre le fue nombrando y repitiendo 
el Emperador hasta que se acabó el nombramiento de to-
dos los 100 2• 
1 Como la información sobre la vida de Diego Hurtado de Mendoza es 
tan pobre y lo poco que hay está repartida en diversas fuentes, no todas de 
fácil acceso y manej o, he creído oportuno ofrecer aquí un esbozo de bio-
grafía para mejor facilitar la comprensión de su biblioteca. 
2 MS Acld. 20.846, fol. 16r (de la British Library, Londres), citado en 
T. ]. Dad son, "La defensa de A ragón en 1625 y el papel desempeñado en 
su planificación por Diego de Silva y Mendoza, conde de Salinas", Revista 
de H isto-ria de J erón.imo Zm··ita, 55 (1987), 105-35 [pág. 135]. 
384 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Con estas palabras Diego de Silva y Mencloza, conde de Sa-
linas, trazaba, hacia 1625, para su primogénito Rodrigo, el perfil 
personal y político de su ilustre tatarabuelo Diego Hurtado ele 
Mendoza, I conde ele Mélito, muerto en 1536. De este retrato po-
demos sacar varias conclusiones. Primero, tenemos a graneles ras-
gos la carrera política del segundo hijo del Gran Cardenal, Pedro 
González ele Mencloza, a la cual volveremps en seguida. Segundo, 
tenemos el evidente orgullo del padre al contar a su hijo -"los 
desafíos y batallas que os HE HECHO leer", dice- éxitos ele un 
glorioso antepasado Mendoza, ele un Mencloza que luchó por dos 
reyes -por Fernando el Católico en Italia, bajo las órdenes del 
Gran Capitán, y por Carlos V en Valencia en la supresión ele las 
Germanías- y que acompañó a este último en su desafío al rey 
francés Francisco I 3. Diego ele Silva y Mencloza así mantiene 
una característica ele los Mencloza que elata del siglo xv, la ele 
transmitir a la próxima generación los éxitos e importancia ele la 
familia ele que todos se pueden enorgullecer y que en última ins-
tancia les da su razón de ser 4• 
Diego Hurtado ele Mencloza nació en el castillo del Real ele 
Manzanares hacia 1467-68, unos dos años más o menos después 
ele su hermano Rodrigo, más conocido como el I marqués ele Ce-
nete 5. Ambos fueron hijos del enlace extramarital entre don Pe-
3 El 18 ele marzo ele 1528 Carlos V escribió a Francisco I c\esafiándole 
a combate singular. El rey francés aceptó el desafío en un principio, pero 
luego se echó atrás. 
4 Sobre esto, véase H . Nac\er, The Mendoza Fa:mily in the Spanish 
Renaissance 1350 lo 1550, New Brunswick, Rutgers University Press, 
1979. 
5 Rodrigo nació, al parecer, en 1466. F. ]. Sánchez Cantón adelanta 
esta fecha basándose en la fecha de una medalla que a los veintiséis años 
mandó acuñar don Rodrigo, probablemente en la ocasión ele su matrimonio 
(La biblioteca del ·1na·rq1tés del Cenete, iniciada po¡· el Cm·denal Meudoza. 
(1470-1523), Mac\ric\, 1942, pág. 10). F. Layna Serrano también se decanta 
por la fecha ele 1466 y apunta que el cardenal llevó a doña Mencía al cas· 
tillo ele Manzanares, propiedad ele su hermano mayor, durante los distur-
bios políticos ele 1465-66 para poder gozar ele sus amores en secreto (His -
toria de Gua.dalajara y s11s Mendozas en los siglos XV y XVI , 4 tomos, 
Mac\ric\, 1942, II, 55). Sobre este último aspecto ele sus relaciones, dice 
Sala zar y Mencloza : "Tratase el negocio con mucho secreto y recato, como 
conuenia a semejantes personas. Tocio se preuino, miro y remiro, para que 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDO:ZA DEL RENACIMIENTO 385 
dro González de Mendoza, a la sazón obispo de Calahorra, y 
doña Mencía de Lemas, señora de Villanueva de Gordaliza y 
una de las damas de la infanta de Portugal, doña Juana, herma-
na de Alfonso V y segunda esposa de Enrique IV de Castilla. 
Cuenta así Francisco de Medina y Mendoza las circunstancias 
del nacimiento del primero : 
Cuando el rey don Enrique se casó con la reyna doña Jua-
na [en 1460], obligóse a dotar y casar en Castilla diez da-
mas portuguesas que ella quisiese traer consigo; y así las 
trajo muy principales señoras ... una fue doña Guiomar de 
Castro, primera duquesa de Nájera, y otra fue doña Men-
da ele Castro, que dixeron de Lemos, que entrambas eran 
primas hermanas . . . y tías de la reyna . . . Y o alcancé al-
gunas personas que conoscieron a doña Mencía, viviendo 
ella en Manzanares, y decían que era hermosísima y de 
gentil persona y graciosa y avisada y de gran brío. Como ... 
el obispo fuese mozo, que en este año havía 32, con el valor 
y persona della, con la libertad y aparejo y uso del tiempo 
comen<;Ó a tomarle afición y a servirla en palacio algún 
tiempo largo por la orden cortesana; y, como después las 
cosas del rey don Enrique se desbarataron; . . . y esta se-
ñora quedase sola, y en reyno extraño, vino a poder del 
obispo a tiempo que ya lo era de Siguen¡;a y arzobispo de 
Sevilla, y pusóla en la fortaleza de Manzanares. Hubo en 
ella a don Rodrigo, que fue marqués de Zenete 6 
Tuvo otros dos hijos el cardenal: don Diego que, como hemos 
dicho, fue habido con doña Mencía de Lemos, y don Juan, naci-
do hacia 1476-77 de una señora ele Valladolid llamada doña Inés 
de Tovar. Los Reyes Católicos legitimaron "estos frutos de la 
flaqueza humana", en palabras de Sánchez Cantón 7, por cédula 
de 15 de junio ele 1476, e Inocencia VIII hizo lo mismo el 12 de 
junio de 1486, habiendo Sixto IV antes, el 13 de julio de 1478, 
otorgado ciertas facultades y licencias para la transmisión de bie-
estuuiesse encubierto, no causasse escandalo, ni se hablase en la travessu-
ra" (C1·oniw de el Gran Cardenal de Espaíia, don Pedro González de 
M endoza, Toledo, 1625, pág. 421). 
6 Francisco de Medina y Mendoza, Vida del cardenal d. Ped1·o Gon-
zález de M endoza., en Memorial Histórico Espaíiol, tomo 6, Madrid, 1853, 
págs. 168-69 (citado por Sánchez Cantón, págs. 9-10). 
7 Sánchez Cantón, pág. 11. 
386 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
nes 8. La Bula es ele lo más explícito que el cardenal pudiera ha-
ber esperado, pues reconoce su poder para hacer testamento a 
favor ele sus hijos, "si por ilícito cohito (por la fragilidad huma-
na) hubiera tenido y procreado algunos hijos, ele cuyo defecto na-
talicio u otro qualquiera que padezcan los habilita y les pone en 
toda libertad como si lexitimamente fuesen ele lexitimo matrimo-
nio procreados" 9• Bien agradecido podía estar el cardenal a su 
sobrino el conde de Tenclilla por los buenos oficios hechos ante 
el papa como embajador en Roma. 
Sabemos bien poco sobre la infancia y educación ele los hij os 
del Gran Cardenal, aunque cabe suponer que o los tenía consigo 
en sus palacios obispales, donde se solía rodear ele "hombres ele 
letras y armas" 10 , o se quedaban con su madre en Manzana-
res 11 . De Calahorra Pedro González ele Mencloza se trasladó a la 
sede ele Sigüenza, donde llega en 1467 en momentos muy difíci-
les en la política interior del país. Seis años después Sixto IV le 
nombra cardenal con el título ele Sancta María in Domini 12. Al 
mismo tiempo, el rey Enrique IV trata ele ganarle para su causa 
y le nombra arzobispo ele Sevilla, pero con el aliciente ele poder 
seguir gozando del título y las rentas del obispado ele Sigüenza, 
diócesis a la que Mencloza no quería renunciar por el afecto que 
le había cogido. Durante los diez años que dirigió los destinos del 
arzobispado sevillanoy los ele Sigüenza es probable que Mendoza 
tuviera consigo o cerca de él a sus hijos, que ele esta manera ha-
brían sido testigos ele algunos ele los momentos más claves ele la 
historia de España: la guerra civil entre los partidarios ele Enri-
que IV y los ele los jóvenes príncipes Fernando e Isabel; la vic-
toria de estos últimos, el inicio ele la guerra contra Granada. Y 
en todo esto, el papel desempeñado por su padre el Gran Carde-
nal, tan poderoso él que llegaron a llamarle el tercer rey de Es-
s Información tomada de Layna Serrano, II, 301; Sánchez Cantón, 
pág. 11, y F. J. Villalba Ruiz de Toledo, El cardenal M endoza (1428-
1495), Madrid, Rialp, 1988, pág. 31. 
9 Layna Serrano, II, 301. 
JO Medina y Mendoza, pág. 187. 
11 Parece ser que el cardenal se separó ele doña Mencía de Lemos ha-
cia 1475 (Layna Serrano, II, 55) . 
12 Ruiz de Toledo, pág. 109. Nader (pág. 120) le da el título de carde-
nal de Santa Croce. 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 387 
paña. Aprovechándose de las buenas relaciones que mantenía con 
los jóvenes monarcas, se cuenta que el cardenal quiso presentar 
a sus hijos en la Corte, abiertamente y sin rehuir la paternidad. 
Así es que un día se presentó ante la reina diciendo que quería 
mostrarle sus pecados, a lo que respondió la soberana: "Siendo 
vos cardenal y sacerdote por tanto, más entiendo yo ser quien os 
confiese los míos." Insistió don Pedro manifestando tener sus pe-
cados en la antecámara ; al fin, accedió la reina a la pretensión 
de su consejero y el cardenal hizo pasar a los dos muchachos, 
quienes con suma gentileza se acercaron a besar la mano ele la 
reina Isabel. Cuando se hubieron retirado, se cuenta que la reina 
le elijo al Gran Cardenal: "¡Bellos, muy bellos son vuestros pe-
cados, cardenal !" 13 Anécdota verdadera o ficción literaria por 
parte ele los apologistas del cardenal, la verdad es que carecemos 
de elatos sobre la infancia ele estos dos " pecados". 
Aunque sólo podemos conjeturar sobre el tipo de educación 
que habría recibido Diego Hurtado de Mendoza de pequeño, al-
gunas conclusiones parecen obvias. En primer lugar, se educó en 
una ele las casas más modernas y cultas de la época. N o olvide-
mos que Pedro González de Mendoza fue hijo predilecto de su 
padre fñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, y que 
Santillana poseía una de las bibliotecas nobles más sustanciosas e 
importantes del siglo xv 14. El marqués había tomado muy en se-
rio la educación de Pedro y gozaba de las largas horas que dedi-
caban a la dialéctica y la discusión 15. Santillana veía en Pedro el 
verdadero jefe ele la casa ele Mendoza, a pesar ele que su hijo 
mayor Diego era el legítimo jefe y llegaría a ser nombrado I du-
que del Infantado en 1475 por una reina agradecida por el apoyo 
recibido ele los Mencloza en la guerra civil. Si bien es probable 
13 Layna Serrano, II, 300. 
14 Sobre la biblioteca del marqués de Santillana, véanse M. Schiff, L a 
bibliotheque dtt ·marquis de Santillana, París, 1905, y E.1:posición de la bi-
blioteca de los M endoza. del Infantado en el siglo XV, Madrid, Biblioteca 
Nacional, 1958. 
15 Schiff, pág. lxii . Santillana, en una famosa carta enviada a Pedro 
González ele Mencloza mientras éste estudiaba en Salamanca, le pidió que 
le tradujera la I líada de Homero del latín al castellano; Pedro también 
hizo traducciones ele la Eneida y el e algunos libros ele Los metamorfosis 
ele Oviclio (Nader, pág. 119 ; Schiff, págs. lxv-lxvi) . 
388 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
que el Gran Cardenal no heredara los ricos manuscritos de su 
padre -los que se salvaron fueron para el primogénito Diego, 
quien los constituyó en parte integrante del mayorazgo- 16, está 
claro que formó para sí mismo una buena biblioteca de que dis-
frutarían sus hijos, como él había disfrutado de la de su padre. 
Al mismo tiempo, Rodrigo y Diego se criarían dentro de un am-
biente cultural en que los Mendoza eran sin lugar a dudas la fa-
milia noble más culta de la época: desde el gran canciller Pedro 
López de Ayala hasta Fernán Pérez de Guzmán y su sobrino el 
marqués ele Santillana, los Mencloza habían dominado en gran 
medida la creación literaria de Castilla, o por sus propios esfuer-
zos como escritores y traductores o por las traducciones y edicio-
nes que habían encargado a sus parientes y allegados 17 . El pe-
queño Diego sería a la larga el beneficiario de este legado cultu-
ral, como veremos al tratar de su biblioteca. 
El Gran Cardenal se preocupó como cualquier padre por el 
futuro de sus hijos, de ahí su interés en conseguir la legitimiza-
ción de su nacimiento, tanto ele los reyes como del papa. Una vez 
conseguida ésta, empezó a mover los hilos para asegurarles una 
buena sucesión. Hacia 1489 empieza una larga serie ele traspasos 
ele propiedades y dineros que se lleva a cabo con cierta celeridad, 
"como si el prelado sintiera cierto recelo o temor de encontrar 
obstáculos para hacer estas clonaciones" 18. La incertidumbre po-
lítica, los nuevos aires eclesiásticos que no mirarían con demasia-
da benevolencia la existencia ele tres hijos, "legitimados" o no, de 
un cardenal de la Iglesia, y la avanzada edad misma de Pedro 
16 Sobre esto, véase Exposición de la biblioteca de los M endoza del 
Infantado, ¡Yágs. 16-17. El libro de Schiff, meritorio en casi todos los as-
pectos, puede dar la impresión, equivocada, de que Santillana poseyera to-
dos los manuscritos allí reseñados. El hecho es que a su muerte Santillana 
dejó a su hijo mayor, Diego Hurtado de Mendoza, futuro duque del In-
fantado, cien libros de su biblioteca solamente, mandando que los demás se 
vendieran en pública almoneda "para complimiento e descargo ele mi ánima 
e para las clehudas que mando pagar" (Exposición, pág. 16). De allí es 
bien difícil intentar una reconstrucción de los libros que poseía Santillana, 
aunque algo más fácil resulta intentar reconstruir la biblioteca ele los In-
fantado en el siglo xv. 
17 Sobre esto, véanse Nader y Schiff. 
18 Ruiz ele Toledo, pág. 222. 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 389 
González de Mendoza, todo le animaría a concluir el traspaso de 
sus propiedades cuanto antes. El 3 de noviembre de 1489, estan-
do en úbeda, funda un importante mayorazgo para don Diego. 
El núcleo del mismo, y de donde recibe el nombre, es la villa y 
castillo de la Puebla de Almenara, en otros tiempos propiedad del 
infante don Juan Manuel. En ella, Diego Hurtado ele Mendoza 
recibía la fortaleza, la jurisdicción ele la villa, varias casas, huer-
tas y dehesas, los diezmos correspondientes y la alcabala. El ma-
yorazgo ele Almenara sería con el tiempo la cuna del futuro du-
cado ele Pastrana y Estremera que fue concedido por Felipe II 
a su consejero favorito Ruy Gómez ele Silva, marido ele Ana de 
Mencloza y ele la Cerda, nieta única ele Diego Hurtado de Men-
doza pero más conocida como la princesa ele Éboli. 
Luego, Diego recibió las tercias de Guadalajara el 15 ele mayo 
ele 1494, que correspondían a un total ele 27 lugares, entre ellos 
Lupiana, Valbuena y Peñalver. Por último, el cardenal donó cua-
tro millones ele maraveclíes a su hijo Diego para la compra ele 
villas u otras propiedades 19. Destaca la diferencia entre esta cifra 
y los 13 millones que recibió don Rodrigo para el mismo fin. Y 
lo mismo se puede decir de todas las donaciones hechas al segun-
do hijo por el cardenal, por cuantiosas que fueran. No comparan 
con la herencia que recibió su hermano Rodrigo, herencia que fue 
indudablemente de las mayores de la época. A base del mayoraz-
go ele Cenete, donado el 3 de mayo ele 1491, Rodrigo recibe de 
los Reyes Católicos el título ele I marqués ele Cenete, en el mes 
ele junio ele 1492, con el cual entra en las filas de la alta nobleza. 
Su herm,ano Diego tendrá que esperar varios años antes de reci-
bir parecido tratamiento y bajo circunstancias bien diferentes. 
Años más tarde Diego recibió el mayorazgo ele su tío don Pe-
dro Hurtado ele Mendoza, adelantado ele Cazarla muertosin hi-
jos varones, en el que se encontraban varios pueblos ele Guada-
lajara. También le sucedió en la encomienda ele Usagre, fue trece 
de la Orden de Santiago y alcaide ele la villa de Huete con muy 
buena renta 20 . 
Al morir Pedro González ele Mencloza en enero de 1495, sus 
19 Sobre la herencia de Diego, véanse Ruiz de Toledo, pág. 229, y 
Layna Serrano, II, 245-56 y 305. 
20 Layna Serrano, II, 246. 
390 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
hijos ya eran mayores de edad y poseedores de tierras y rentas 
que les podrían proporcionar una vida holgada y descansada. 
Pero todavía los tiempos no eran de los en que los nobles deja-
ban la carrera militar para dedicarse al ocio y a vivir de las ren-
tas. Ambos Rodrigo y Diego se dejaron llevar por las armas y 
lucharon en el servicio de los reyes, primero en la guerra de Gra-
nada, luego en las guerras italianas 21 • Por su valentía frente al 
moro, Rodrigo fue apellidado Vivar y a su castillo de Jadraque le 
pusieron nombre de castillo del Cid. Además del título de mar-
qués de Cenete, también fue nombrado conde del Cid. Es de su-
poner que su hermano Diego le acompañara en todos estos su-
cesos. 
Ganado el reino de Granada, Rodrigo casó con doña Leonor 
de la Cerda, hija única del duque de Medinaceli, sobrina del rey 
católico (al ser nieta del príncipe de Viana don Carlos) y prima 
del propio Rodrigo, puesto que Medinaceli se había casado con 
la tercera hermana del cardenal, doña Leonor de la Vega, a la 
vez su prima 22• A pesar del aparente parentesco y la "legitima-
ción" de los hijos del cardenal, don Luis de la Cerda, I duque de 
Medinaceli, tuvo que ser presionado por los reyes para que acor-
dara el casamiento de la heredera de todos sus estados y títulos 
con Rodrigo: "por servir e conplacer al Rey e a la Reyna", dice 
en las capitulaciones matrimoniales 23. Se desposaron el 8 de abril 
de 1493 en el palacio ducal de Medinaceli, en presencia de los 
reyes. En 1494 nació un hijo de la unión de Rodrigo con Leonor 
de la Cerda, y el cardenal, al regresar, enfermo, ele Barcelona, 
adonde había ido con los reyes, quedó en Guadalajara para co-
nocerlo. Allí murió el 11 de enero del año siguiente. Dos años 
después murieron la nuera y el nieto, y con él los deseos del car-
denal ele que éste heredara y unificara los estados ele Meclinaceli 
y Cenete. 
21 "Desde muy muchacho [Diego] se inclinó a las cosas militares, y 
fue uno ele los singulares soldados ele su tiempo, si bien vbo muchos y muy 
valerosos capitanes. Hallose en mucho ele la conquista del Reyno ele Gra-
nada, y clespues en la de Napoles" (P. ele Salazar y Mencloza, Cronico de 
el Gran Ca1·denal, pág. 443). 
22 Véase Meclina y Mendoza, pág. 294. 
23 Citado por Layna Serrano, II, 307. 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 391 
Mientras vivía el cardenal fue concertada la boda de Diego 
con su prima hermana Catalina, hija del adelantado de Cazorla, 
pero por razones desconocidas fue deshecha antes de efectuarse. 
Catalina entró monja en el convento ele la Madre de Dios en To-
ledo, llegando a ser más tarde priora del monasterio ele Santo Do-
mingo el Real de la misma ciudad 24• Fracasada esta unión, Diego 
Hurtado de Mencloza contrajo matrimonio con otra de la Cerda, 
Ana, sobrina del duque de Medinaceli . Ella le llevó en dote Míe-
eles y Mandayona; después vino el señorío ele Galve, que en 
tiempos de Felipe II se convertiría en condado. De este matri-
monio nacieron varios hijos: el primero, llamado Pedro Gonzá-
lez de Mendoza, murió niño ; Diego Hurtado ele Mendoza, here-
dero del mayorazgo, fue I príncipe ele Mélito, I duque ele Fran-
cavila, virrey de Aragón, Cataluña y Valencia, presidente del Con-
sejo Supremo ele Italia, y padre de Ana ele Mencloza y de la Cer-
da, la famosa princesa ele Éboli; el tercer hijo fue Gaspar Gas-
tón de la Cerda, al que correspondieron el señorío ele Almenara 
(convertido en marquesado) y el ele Pastrana (que en sus últimos 
años vendió a su sobrino Ruy Gómez ele Silva); el cuarto, Bal-
tasar Gastón ele la Cerda, señor de Galve; tras él vinieron 
doña Brianda ele la Cerda, casada con el conde de Cocentaina; 
doña Menda, que se casó con el segundo conde ele Chinchón, y 
doña Ana y doña María, que murieron solteras 25 . 
Con la experiencia ganada en la guerra ele Granada, Diego 
luego pasó a formar parte en 1500 del ejército que Fernando el 
Católico reunía bajo las órdenes del Gran Capitán, don Gonzalo 
Fernández de Córdoba, para defender los intereses españoles -o 
n1,ás bien aragoneses en aquel entonces- en Italia, amenazados 
por los franceses . La flota española salió de Valencia el S de ju-
nio de 1500 rumbo a Italia. En las siguientes campañas militares 
Diego Hurtado ele Mendoza fue encargado de los hombres de 
armas. En julio de 1501, con el grueso del ejercicio, avanza ha-
cia Nicastro; en febrero de 1502 va con sus tropas a asediar 
Manfreclonia, que finalmente se rinde; toma parte en el cerco 
de Tarento (que no cae hasta marzo ele 1502). Defendiendo la 
24 Layna Serrano, II, 246, citando el testamento del adelantado. 
25 Información tomada de Layna Serrano, II, 246. 
392 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
línea del río Ofanto es derrotado, en junio del mismo año. Hasta 
entonces todo había sido emboscadas, asedios, pequeñas peleas, 
pero sin que se declarase abiertamente la guerra entre España y 
Francia. Todo cambia en los meses siguientes con los crecientes 
éxitos españoles. En abril ele 1503 tiene lugar la batalla ele Ce-
riñola, donde es muerto el duque ele N emours, comandante ele las 
tropas francesas. Diego Hurtado ele Mencloza, ele nuevo encarga-
do ele los hombres ele armas, ocupa el flanco derecho del ejército 
del Gran Capitán. En media hora es destruido el ejército francés, 
con su caballería pesada y piqueros suizos tan temidos, victoria 
que abre el camino a N ápoles, que cae el 16 ele mayo. Como re-
cm·clará un siglo más tarde su bisnieto Diego de Si lva y 1\tiendo-
za, Diego Hurtado ele Mendoza fue ele los primeros en escalar el 
castillo de Castel N uovo. Merced a su actuación y valentía en la 
guerra en Italia, el Gran Capitán le recomienda el 27 ele mayo a 
los reyes para que le otorguen título nobiliario. Le comunican que 
será nombrado conde de Mélito y Aniano, tierras ubicadas en el 
reino de N ápoles, y que habían pertenecido a un napolitano quien 
apoyo a los franceses; más tarde le serán dados varios señoríos en 
tierras napolitanas, entre ellos Francavila (futuro ducado para su 
hijo Diego) . 
Mientras tanto, Diego sigue luchando bajo la bandera de 
don Gonzalo Fernández ele Córdoba. Durante el cónclave papal 
convocado para designar sucesor a Alejandro VI, muerto en agos-
to ele 1503, Diego mantiene sus tropas listas para impedir que se 
nombre a un papa francés . Finalmente, toma parte en la batalla 
ele Garellano, en diciembre ele 1503, mandando de nuevo a unos 
300 hombres ele armas y a unos cuantos de infantería. Su come-
tido es defender uno ele los flancos del ejército cerca de las coli-
nas ele Sessa. La aplastante victoria española ele Garellano pone 
fin a la oposición francesa en N ápoles y con ella la guerra. E l 
30 ele enero de 1504 Luis XII acordó una tregua de tres años, 
reconociendo implícitamente que N ápoles se había perdido para 
siempre 26 . 
26 La información para la carrera militar ele Diego Hurtado de Men-
doza en Italia se ha tomado principalmente de]. N. Hillgarth, The Spamish 
Kingdoms 1250-1516, vo l. JI: 1410-1516, Oxford, Clarenclon Press, 1978, Y 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 393 
Durante la campaña italiana Diego Hurtado de Mendoza se 
distinguió por su valor, pericia militar y habilísima estrategia. 
Tal era su fama que se llegó a decir, con notoria exageración se-
guramente, que "Don Diego carda la lana y el Gran Capitán se 
lleva la fama" 27 . El Gran Capitán, a pesar de este dicho poco 
halagüeño para él, tenía a don Diego en mucha estima, no solo 
como jefe valeroso sino como hombre de claro juicio a quienpo-
día pedir consejo. En la Chronica del Gran Cap-itán se cuenta la 
siguiente anécdota, que recoge Layna Serrano : 
debió ser miope, pues cuando ya las tropas del Gran Ca-
pitán habían tomado Gaeta, se presentó un caballero cata-
lán apellidado Cervellón en una barca vistiendo rica arma-
dura y adornado con excesivos penachos muy dispuesto a 
combatir por España pero con excesivo retraso, y al pre-
guntar don Diego quién era el elegante y nada madrugador 
sujeto, contestóle Gonzalo ele Córdoba con su zumba anda-
luza: -Conw sois corto de vista. no conocísteis que es 
San Telmo, aludiendo a la estrella ele este nombre que se 
aparece a los marineros en la alborada cuando más útil fue-
ra en medio de la noche oscura 28 
Terminada la guerra y cargado ele laureles, Diego vuelve a 
España, donde recibe de manos del rey Fernando el nombramien-
to ele conde ele Mélito. Esto ocurre en Salamanca el 23 de enero 
ele 1506. Durante estos meses Diego, junto con su primo el II con-
de de Tenclilla, es ele los pocos nobles castellanos que se mantie-
nen fieles al viejo rey, que tiene que abandonar el gobierno del 
país a favor ele su yerno Felipe el Hermoso. En septiembre de 
aquel año Diego acompaña a Fernando en su viaje desde Barce-
lona a Italia, uno de solamente dos nobles castellanos en la co-
mitiva, los demás siendo aragoneses. Aunque le sorprende al rey 
Fernando durante el viaje la noticia de la repentina muerte ele su 
yerno, ocurrida el 25 de septiembre, no vuelve a España hasta 
L. Suárez Fernández y M. Fernández Alvarez, La Espa·íia de los Reyes 
Católicos 1474-1516, en R. Menéndez Pida! (ed.), Historia de Espaíia, 
tomo XVII : 2, Madrid, 1969. 
27 Layna Serrano, II, 247. 
28 Layna Serrano, II, 245. 
394 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
agosto del año siguiente. N o sabemos si le acompañó en su re-
tiro italiano el conde ele Mélito. 
A partir ele este m.omento perdemos rastro ele Diego Hurtado 
ele Mendoza durante varios años, aunque podemos suponer que 
se quedaba en España cuidando los intereses ele sus estados de 
Almenara y ocupado en la educación de sus hijos. También an-
duvo ocupado en la construcción en Toledo, en la parroquia ele 
Santa Leocaclia, de una hermosa casa-palacio para habitarla, pues 
al parecer no le gustaba demasiado residir en Guaclalajara, donde 
tal vez la plétora ele Menclozas resultaba excesiva 29 . N o obstante, 
mantuvo estrecha relación con sus diversos parientes, como dis-
cernimos ele una carta que le envió el II conde ele Tenclilla desde 
el palacio ele El Alhambra de Granada el 18 ele noviembre ele 
1512. Después de decirle a Diego Hurtado ele Mendoza que tiene 
buena salud, Tenclilla se queja ante él del comportamiento del 
hermano ele éste, el marqués ele Cenete, a quien ha tenido la mala 
suerte ele tener que recibir y alojar en Granada. Se ve que Men-
doza le había contado antes algunas casillas ele su hermano, pero 
no todo: "he conoc;iclo del señor marques vuestro herm.ano mu-
chas más cosas ele las que vuestra merced en otros tienpos me 
aviso. Y tengo razón ele ser muy quexoso del, porque sirvienclole 
mi hijo y agraclanclole y acatanclole como a mi, le a maltratado". 
Por consideración a Mendoza y porque, como dice, "yo sienpre 
fui amigo ele paz", Tenclilla deja aparte una "muy desonesta car-
ta" que Cenete ha escrito al duque del Infantado en la que habla 
mal ele él y del conde ele Coruña (otro primo). Tenclilla termina 
su carta envidiando la estancia ele tantos días que Mendoza ha 
podido pasar junto al conde ele Coruña, no sin antes expresarle 
el gran amor y amistad que les une: "porque su persona siendo 
la ques y lo que merec;e y su granel reputacc;ion obliga a los estra-
ños quanto mas a los vuestros, a que den a vuestra men;ed cuen-
ta ele sus cosas" 30. 
E l 27 de mayo del año siguiente ele 1513 Tenclilla, en carta a 
su hij o Luis, hace mención de Diego Hurtado ele Mendoza, pero 
29 Layna Serrano, II, 247. 
30 E. Meneses García (ed.), Co1'1•espo11dencia del Conde de Tendilla 
1508-1513, 2 tomos, Madrid, 1973-74, II, 71. 
EL MUNDO CULTUH/\L DE UN MENDOZA DEL HENACIMIENTO 395 
esta vez se nota un enfriamiento en sus relaciones. La muerte del 
comendador mayor Garcilaso ele la Vega en 1512 había dejado 
una vacante en la Orden ele Santiago y Gonzalo de Córdoba, el 
Gran Capitán, escribe a Tenclilla recomendando a su otrora ge-
neral Diego Hurtado ele Mencloza para el puesto, sin eluda pen-
sando que al ser primo de Tenclilla éste tendría a bien promocio-
narle. La carta llega demasiado tarde, pues Tenclilla ya ha man-
dado su voto, declarando que no puede revelar el nombre ele su 
candidato. Sin embargo, está claro por las instrucciones que da 
a su hij o que no ha votado por Mencloza: "darles as mi voto y 
suplicarle has [al rey Fernando, Gran Maestre de la Orden] que 
lo vea y lo rasgue porque no vaya a mano ele persona que se 
enemiste don Diego comigo mas ele lo que esta" 31 . Cinco días 
m.ás tarde Tenclilla escribe ele nuevo ·a su hijo, también con una 
ligera y fría referencia a su primo: 
Aquí vinieron el comendador de Espinosa y Fran~isco Vaz-
quez a nego<;ios del señor don Diego ele Mencloza y no pa-
raron mas en mi ele lo que te escrive el mayordomo Iñigo 
Lopez, publico Fran~isco Vazquez que] marques tenia ce-
dula para venir aquí y que el condestable le escrivia que] 
rey se cli sculpava mucho ele su salida claqui. Yo no merezco 
a don Diego que sus mensajeros usasen comigo claquella 
sequedad, pero vaya con Dios 32 . 
Quizás la estancia en Granada del alocado marqués ele Cenete 
había resultado demasiado para las buenas relaciones entre Ten-
clilla y Diego Hurtado ele Mencloza; el caso es que después del 
1 ele junio ele 1 S 13 no encontramos más noticias ele él en la co-
rrespondencia publicada ele su primo. 
Seguramente don Diego di sfrutaba ele lo que creía un bien 
merecido retiro ele la vida política y militar cuando el nuevo mo-
narca, Carlos V, asistiendo a las cortes en La Coruña, le llamó 
para hacerle cargo ele los asuntos más que delicados del reino ele 
Valencia que para entonces entraba en una fase de disturbios po-
pulares que desembocarían en la rebelión ele las Germanías 33• 
31 Con·esponde 11 cia, II, 334. 
32 Con·espondencia, II, 381. 
33 La información para el papel desempeñado por Mendoza en la re-
396 130LETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
E l nombramiento de Diego Hurtado de Mendoza, uno de los úl-
timos hechos por el rey antes de salir del país para ceñirse la co-
rona imperial, fue visto en Valencia com.o el inicio de otra polí-
tica regia, que otorgaba el poder al elemento militar. Como tal, 
fue un error por parte del rey, quien no entendía las caracterís-
ticas de la región valenciana. En particular, no entendía que gran 
parte del desafecto de la población derivaba de la inmoralidad 
que reinaba en Valencia, de la corrupción de las costumbres el e 
los caballeros y nobles. Por tanto, el nombramiento ele Mendoza 
significaba para la población llana un triunfo de la nobleza, que 
así lo había solicitado al rey. 
E l 21 de mayo de 1520 entró el nuevo virrey en Valencia. 
Tenía instrucciones para atajar el movimiento popular, supri-
miendo los Trece síndicos y sustituyendo las Germanías por las an-
tiguas decenas. De este modo la Corona quería dar marcha atrás, 
habiéndose dado cuenta, algo tarde, del peligroso giro que toma-
ban los acontecimientos en Valencia. A los cinco días de la lle-
gada del nuevo virrey la elección ele los nuevos jurados demostró 
la fuerza del m.ovimiento popular : no se conformaron con el sis-
tema tradicional de elección, sino que eligieron a miembros de 
las Germanías, dando así poder a los gremios en contra del po-
der tradicional de los caballeros y nobles. E l conde de Mélito se 
negó a reconocer los nuevos jurados, y a su vez los Trece recha-
zaron sus proposiciones para que renunciasen a sus cargos y se 
acogiesen al perdón real. Las Germanías habían entrado en es-
tado de franca rebeldía. 
Turbas armadas atacaron a los ministros de la Justicia,hubo 
conflictos callejeros entre la autoridad y el pueblo en armas. In-
cluso llegaron a atacar el propio palacio del virrey, el cual , te-
miendo por su vida , huyó el 6 de junio de 1520 de Valencia, re-
fugiándose primero en Cocentaina y después en Játiva. Pero aun 
en el castillo de Játiva no se sentía el virrey seguro, y huyó de 
nuevo, esta vez al puerto de Denia, pensando que aunque le cer-
casen por tierra, se podría salvar por el mar. Desde allí intentó 
belión de las Germanías se ha tomado principalmente ele M. Fernández 
Alvarez, "Las Germanías", en La Espaí'ía del Empe·rado1· C (l¡rlos V, 
tomo XVIII de la H istoria de Espaiía, ed. de R. Menéndez P ida!, Madrid, 
1966, págs. 197-215. 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 397 
organizar la resistencia real a los sublevados. Pero la pérdida del 
castillo de Játiva en 1521 supuso un duro golpe para las fuerzas 
del virrey, y éste tuvo que replegarse sobre Gandía. Lo que allí 
pasó ha hecho pensar a varios historiadores que empezaban a 
mermarse las facultades militares del virrey, pues en Gandía no 
existían ni provisiones ni defensas suficientes para resistir un 
cerco serio, por lo que el virrey se vio obligado a salir en persona 
al campo de batalla, el día de Santiago de 1521. Por uno de esos 
avatares de la historia, resultó que el grueso del ejército imperial 
lo formaban los vasallos moriscos que pudo reunir el virrey, con 
lo que ésos vení-an a ser los defensores de la causa imperial. 
No fueron suficientes, sin embargo, para evitar la derrota . 
Dando cuenta luego al emperador ele la batalla, Mendoza echó 
la culpa a la traición de su artillería y buena parte de los caste-
llanos que militaban en sus filas. Con notable presencia el virrey 
buscó la salvación en la fuga a Denia; pero de ahí tuvo que re-
tirarse en seguida a Peñíscola y su formidable plaza que había 
quedado en manos imperiales. Allí empezó la recuperación de su 
territorio. Afortunadamente, para entonces la revuelta de las Co-
munidades en Castilla se había apaciguado, y fue posible man-
darle al virrey refuerzos, dirigidos por el marqués de los V élez. 
Mientras tanto, una especie ele quinta columna se estaba organi-
zando dentro de la capital, capitaneada por el mism.o hermano del 
virrey, el marqués ele Cenete, quien había sido llamado por los 
ciudadanos, libres por una vez de la dominación tanto ele los ar-
tesanos como de los caballeros. Cenete tenía extensos estados en 
Valencia y gozaba del cariño y respeto ele las clases populares, 
algo que no ocurría con el virrey. Al enterarse ele la presencia 
allí del marqués, Carlos V sospechó inmediatamente, o le hicie-
ron sospechar, que Cenete actuaba en contra del poder real, y 
así escribió a Mendoza: "Acá se entiende por ciertas vías que el 
marqués vuestro hermano aconseja y favorece al pueblo en cosas 
que poco cumplen a nuestro servicio, por lo cual le enviamos a 
mandar que salga ele Valencia y se vaya a otra parte" 34 . La or-
den, dada en Gante el 11 de junio de 1520, no tuvo al parecer 
cumplimiento. Es probable que Diego Hurtado de Mendoza se 
34 Citado por Sánchez Cantón, págs. 18-19. 
398 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
pusiese en contacto con su brioso y caprichoso hermano y se en-
terara de que no presentaba ninguna amenaza al poder real, sino 
todo lo contrario, que intentaba hacerse con el control de Valen-
cia en ausencia del ejército de las Germanías. Tan popular re-
sultó el marqués que los jurados le eligieron gobernador ele Va-
lencia en agosto ele 1521. En todo caso, parece indudable que 
Cenete favoreció los tratos para una completa rendición ele la ca-
pital cuando se aproximó el ejército ele su hermano. Tomó parte 
personal en el "apaciguamiento" ele la germanía, como señala 
Sánchez Cantón, "a pie, al frente ele sus hombros, mandó el asalto 
a la casa del cabecilla Vicente Peris y resultó herido en la tre-
menda refriega" 35 . Para el otoño ele 1521 Valencia quedaba pa-
cificada. 
Dueño ele nuevo ele Valencia, el conde ele Mélito no mostró 
severidad alguna hacia sus adversarios, como esperaban y temían. 
Tal vez con ánimos ele desmentir la opinión popular ele que era 
hombre muy cruel, opinión fraguada después ele la toma ele On-
teniente, donde Mencloza impuso terribles castigos por la traición 
hecha a él y a su hermano en el sitio ele Játiva, el virrey conce-
dió perdón personal de las vidas y ele las mutilaciones a que se 
habían hecho acreedores los principales cabecillas de las Germa-
nías . Tal benevolencia, sin embargo, no fue bien vista por la no-
bleza del reino, y ésta hizo llegar al rey sus quejas contra el vi -
rrey y su blandura con los rebeldes. El 27 ele marzo ele 1522 
Carlos V nombró nuevos virreyes, en las personas ele Germana 
ele Foix y su segundo marido, el marqués ele Brandeburgo, y 
Mendoza pudo volver a sus estados y al retiro definitivo ele la 
vida política. 
De su vida desde 1522 hasta su muerte acaecida en Toledo 
en mayo ele 1536, sabemos muy poco. Según Salazar y Mendoza, 
"a bueltas de el año de mil y quinientos y veinte y seis, se reco-
gio a Toledo a gozar de vnas casas muy principales q [u e] aquí 
hauia labrado para su vi vi e [ n] da, en la parrochia ele Santa Leo-
cadia" 36 . Años más tarde, en 1554, su hijo y heredero las vendió 
por el precio ele 28.000 ducados al cardenal Juan Martínez Sili-
35 Sánchez Cantón, pág. 19. 
36 Salazar y Mencloza, pág. 443. 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDO.ZA DEL RENACIMIENTO 399 
ceo para la fundación de un colegio para cien doncellas pobres, 
venta que tn,otivó las siguientes duras palabras de Salazar y Men-
doza: 
De donde [del precio] se entended. la grandeza y edificio 
de las casas, pues en aquel tiempo se dio tanto dinero por 
ellas. Son tan principales que quando las vbo comprado el 
Cardenal Siliceo, clixo eran las mej ores ele Toledo, clespues 
ele los Alca~ares, y de sus Palacios Ar~obispales . . . Poco 
amor ele hijo ve [ n] cler casas, que acabaua de labrar su pa-
dre, tan sumptuosas, y a tanta costa, que por ventura no 
saco ele ellas, la mitad de lo que auian costado 37 • 
Parece ser que Mendoza gozó de la estima y confianza de 
Carlos V, especialmente en lo tocante a Francisco I. Es posible 
que el conde estuviera en Guaclalajara en agosto de 1525 para el 
fastuoso recibimiento del derrotado rey francés por parte de los 
Mendoza que asistieron en masa a las fiestas organizadas por el 
III duque del Infantado, aunque también es posible que se que-
clara en Toledo, donde a la sazón se encontraba el emperador 38 • 
Ya hemos tenido ocasión de comentar los famosos desafíos entre 
ambos soberanos, siendo nombrado Diego Hurtado de Mendoza 
en el primer lugar por compañero del emperador, cuando se en-
tendía que el combate iba a ser ele dos a dos. Como es sabido, 
ninguno de los desafíos llegó a efectuarse, "sin duda porque ni 
uno ni otro tenían muchas ganas de evitar con el derramamiento 
de la propia sangre la sangría copiosa y continuada de sus súb-
ditos", en palabras lacónicas ele Layna Serrano 39• 
Según Salazar y Mendoza, por el mes ele mayo ele 1536 (el 
mismo en que murió) Diego Hurtado ele Mendoza mandó labrar 
"muy ricamente, y a grande costa, la capilla de Nuestra Señora 
de Gracia, ele el Monasterio de San Agustín ... Dexola muy bien 
dotada, y celebranse por el muchas memorias, y sufragios" 40. 
37 Salazar y Mendoza, pág. 443. 
38 Layna Serrano, III, 96-106. No menciona su presencia en Guada-
lajara Amada López ele Meneses, "Francisco I ele Francia y otros ilustres 
extranjeros en Guaclalajara en 1525 ", Cuadernos de Hist01·ia de Espm'ia, 
39-40 (1964), 309-64. 
39 Layna Serrano, II, 248. 
40 Salazar y Meneloza, pág. 444. 
400 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMTA ESPAÑOLA 
Allí fue enterrado poco después de que se acabase la obra. A 
Diego Hurtado de Mendoza le sobrevivieron su mujer, Ana de la 
Cerda, y sus numerosos hijos 41 • El 29 de mayo de 1536 se hizo 
inventario de los bienes del conde. 
LA BIBLIOTECA. 
Diego Hurtado de l\!Iendoza, I conde de Mélito,ha vivido 
bajo bastante anonimato en las historias de su país, en parte el 
resultado de su propio nom.bre. Como se ve claramente por el ár-
bol genealógico que he trazado, el nombre de Diego Hurtado de 
Mendoza aparece con cierta frecuencia en diversas generaciones 
de los Mendoza. Por lo tanto, ha sido fácil para muchos historia-
dores confundirle a nuestro Diego Hurtado de Mendoza con va-
rios parientes suyos, con su propio hijo, con los Infantado, y en 
especial con su primo Diego, hijo del II conde de Tenclilla y afa-
mado humanista del siglo xvr. La biografía del conde de Mélito, 
escasa y difusa, se ha concentrado por tanto en su carrera militar, 
más fácil de averiguar, a expensas de cualquier otra considera-
ción. Y de este modo, hay que apuntarlo, lo recuerda su bisnieto 
Diego ele Silva y Mendoza en la cita que encabeza este estudio. 
Claro que para sus propósitos, el recordar a su hijo Rodrigo el 
glorioso pasado militar de la familia, no le interesaba otra faceta 
de su bisabuelo, aun cuando la conociera. Pero gracias al inven-
tario de los bienes del difunto conde, llevado a cabo a finales ele 
mayo de 1536 42, nosotros sí podemos conocer otra faceta de este 
soldado y virrey, faceta que nos revela no solamente un hombre 
culto y leído, sino un digno sucesor del mundo cultural creado 
y habitado por ilustres antepasados como su abuelo, el marqués 
de Santillana, com.o sus parientes Pero López ele Ayala, Fernán 
41 El mismo año de 1536 murió su madre doña Menda de Lemos, ya 
muy anciana, y fue sepultada en la iglesia toledana de San Pedro M·ártir 
(Layna Serrano, II, 55). 
42 Una copia de este inventario se encuentra en el Archivo Histórico 
Provincial, Zaragoza: Casa Ducal de Híjar, Sala 3, legajo 24-26. El In-
ventario está fechado el 29 de mayo de 1536 en Toledo. Los libros ocupan 
cuatro folios sin numerar. 
Árbol genealógico de la Casa de Mendoza 
Fernán Pérez de Ayala 
m.1378 
Pero López de Ayala Elvira - Pero Suárez de Guzmán Aldonza - Pedro González de Mendoza 
m.1385 m. 1407 
1 
Diego Hurtado de Mendoza - Leonor de la Vega Juana - Diego Gómez Manrique 
m. l404 1,_ _____ _, 
Íñigo López de Mendoza Elvira de la Vega 1 
(Santillana) 1398-1458- Catalina Suárez de Figueroa {· 
1 
Fernán Pérez de Guzmán - M. de Avellaneda 
-1376-1460 t 
Infantabo I Tendilll I --- --- -- - Ca-rdenal Men1oza - M encía de Lemas 
1 1 1428 - 1495 
1 1 . . 
Infantado II Tendilla II Cenete 1 Diego Hurtado de Mendoza - Ana de la Cerda 
1 1 lá66 - 1523 d468? 1- 1536 
J 
Diego Hurtado de Mendoza Diego Hurtado de Mendoza - Catalina de Silva 
m. 1575 m. 1578 m. 1576 
nfantado III 1 
! Ana de Mendoza y de la Cerda - Ruy Gómez de Silva 
J m. 1592 m. 1573 
infantado IV 
¡-
Rodrigo Diego [otros J 
Pastrana II Conde de Salinas 
G 
, 1 
Pedro onzalez de Mendoza 
(Arzobispo de Zaragoza) 
Árbol genealógico de los Guzmán y de la Vega 
Fernán Pérez de Ayala 
1 
1 1 
Garcilaso de la Vega 
1 
Elvira de Ayala- Pedro Suárez de Guzmán Aldonza de Ayala - Pedro González de Mendoza 
1 
Diego Hurtado de Mendoza - Leonor de la Vega 
--------- -- _j 
Fernán Pérez de Guzmán - Marquesa de Avellaneda 
1 
-- - 1 
1 
Santillana Elvira Laso de la Vega - Gómez Suárez de Figueroa 
1 1 ~ 
Pedro - María de Ribera 
1 
1 
Sancha de Guzmán 
f 
Pedro 
Pedro Lasso de la Vega 
Pedro Laso deJa Vega 
(Comunero) 
Garcilaso de J Vega y Guzmán 
(Embajador de Felipe II) 
Pedro, j Conde de los Arcos 
Garcilaso de la Vega 
(Poeta), m. 1536 
Pedro Suárez de Figueroa 
Garcilaso de la Vega 
(Comendador Mayor) 
EL MUN DO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 403 
Pérez de Guzmán, Gómez y Jorge Manrique, y como su primo 
contemporáneo, Garcilaso de la Vega 43• Difícil es imaginar una 
familia más importante en el desarrollo de la cultura española a 
finales del siglo xv y principios del xvr. Y Diego Hurtado de 
Mencloza, conde ele Mélito, aunque no fuese escritor ni traductor, 
como los que acabo ele enumerar, no es por eso menos importan-
te, pues representa dentro ele la familia una corriente de divul-
gación cultural que también merece atención. 
El inventario de sus bienes anota unos 55 libros y 11 manus-
critos, en total 66 obras. No es una cantidad muy grande para 
la época. Su hermano Rodrigo dejó en 1523 una biblioteca de 
más de 600 obras; el marqués de Priego, otro pariente, tuvo 
268 libros en 1518; el obispo de Burgos, don Luis de Acuña, ha-
bía conseguido reunir 363 para 1496; el III duque de Medinasi-
donia dejó 208 obras a su muerte en 1507. Ocho años después 
de la muerte de Diego Hurtado de Mencloza, el III duque ele 
Béjar en 1544 deja una biblioteca ele 170 libros 44• 
Sesenta y seis obras no representan desde luego una biblio-
teca grande, pero sí representan una biblioteca más que intere-
sante desde la perspectiva ele la divulgación cultural. En primer 
lugar, destaca la presencia de muchas obras que se encuentran 
en las bibliotecas citadas arriba, obras por tanto que representa-
ban para un noble de principios del siglo XVI lo esencial de cual-
quier biblioteca de hombre con pretensiones a culto y leído 45. 
Ahora bien, la biblioteca de Diego Hurtado ele Mendoza va más 
allá ele estas coincidencias. Se nota en seguida la gran cantidad 
de obras que comparte con la biblioteca de su hermano Rodrigo, 
unas 26, creo. Esto induce a pensar que bien podrían haber pro-
cedido de aquella biblioteca, hipótesis que se hace harto probable 
teniendo en cuenta que Diego fue encargado de continuar el in-
ventario de la librería del marqués de Cenete el 10 de marzo de 
1523 en Ayora, donde se encontraba en aquel entonces 46. 
43 Véanse los dos árboles genealógicos de la Casa de los Mendoza, los 
Guzmán y los de la Vega, que se incluyen con este trabajo. 
44 Para detalles ele estas bibliotecas, véanse las Referencias Bibliográ-
ficas al final de este trabajo. 
45 Se han indicado en el Inventario estas coincidencias. 
46 Sánchez Cantón, pág. 37. 
404 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Más interesante, sin embargo, resulta el conjunto de las obras 
reunidas por Diego Hurtado de Mendoza. Poniendo a un lado 
algunas obras específicamente relacionadas con sus estancias en 
Italia - los números 14 (un libro de cocina compuesto para el 
rey Fernando de Nápoles), 31 (un libro de dibujos romanos), 35 
(un manuscrito de leyes en italiano) y 47 (otro manuscrito en 
italiano)- y Valencia -el número 46 (un manuscrito sin titular 
en valenciano)- y unas pocas obras en portugués (el número 36, 
un manuscrito sin identificar) y francés (los números 13 - las 
Epístolas de César- y 15 - un libro de cocina), la mayor parte 
de sus libros y manuscritos refleja un esfuerzo singular por re-
crear la herencia cultural de los Mendoza y sus allegados. En 
este aspecto y en lo que a bibliotecas nobles se refiere, la biblio-
teca de Diego Hurtado de Mendoza resulta simplemente fasci-
nante y fuera de lo normal. 
Aquí encontramos reunidos los textos claves de la contribu-
ción Mendoza a la cultura hispánica de su época, una contribu-
ción que remonta desde el gran canciller de Castilla, Pero López 
de Ayala, a finales del siglo XIII, y pasa por Fernán Pérez de 
Guzmán y el marqués ele Santillana. A la vez se suman a este 
parnaso cultural ele la casa Mencloza los amigos y allegados que 
escribieron, tradujeron, editaron o prologaron obras para la fa-
milia, tales como Alfonso de Cartagena, Alfonso de Madrigal (el 
Tostado), Diego ele Valera, Pedro Díaz ele Toledo, Vasco ele 
Guzmán. 
Veamos cómo esto se traduce a la práctica en la biblioteca ele 
Diego Hurtado de Mendoza. Del mismo Pero López de Ayala 
tenía La crónica del rey don Pedro (n.O 61); también tenía las 
Décadas de Tito Livio (n.0 1), que si posiblemente no en la tra-
ducción de López de Ayala, sí que significan para Diego una obra 
Mendoza. Lo mismo cabe decir del número 66, Los morales de 
San Gregario, libro que López de Ayala también tradujo. López 
de Ayala comunicó y trabajó con Juan Fernánclez ele Heredia, el 
Gran Maestre ele Rodas ele la Ordende San Juan, y es bien po-
sible que el número 51 ele este inventario sea su Crónica de los 
emperadores y libro de los fechas et conquistas del principado de 
la M orea, manuscrito que pertenecía a los Infantado en Guacla-
lajara, quién sabe si no procedente de esta biblioteca. 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 405 
De Fernán Pérez de Guzmán, Mendoza tenía su Crónica del 
rey don Juan el segundo (n. 0 62) y un manuscrito con un título 
imposible, desafortunadamente, de descifrar (n.0 67), aunque po-
dría tratarse ele una obra hasta ahora desconocida. A su vez Pé-
rez ele Guzmán encargó a Pedro Díaz de Toledo la primera tra-
ducción al castellano de las Epístolas ele Séneca, que encontra-
mos con el número 43 en nuestro inventario. De hecho, los Men-
doza sentían verdadera afición a las obras de Séneca, en parte 
seguramente por su origen español, y no sorprende encontrar dos 
libros ele él en nuestro inventario (los números 43 y 44) 47 • Otro 
autor clásico relacionado con Pérez ele Guzmán es Salustio: Vas-
co ele Guzmán, primo hermano ele Pérez de Guzmán, tradujo el 
Cathilinario y Jugurtha y lo dedicó a su prim,o. El número 40 ele 
la biblioteca ele Diego Hurtado de Menc\oza es un manuscrito sin 
titular ele Salustio. 
Pedro Díaz ele Toledo, el traductor ele Séneca, fue capellán en 
la casa del marqués ele Santillana, sobrino ele P érez ele Guzmán 
y abuelo ele Diego Hurtado ele Mencloza. Además ele otros tra-
bajos literarios, glosó los Proverbios ele Santillana (Sevilla, 1494). 
Otro protegido ele Santillana, y uno ele sus hombres ele armas, 
Diego ele Valera, escribió la Crónica de España (el n.0 64 del 
inventario) . Santillana fue amigo del obispo de Burgos, Alfonso 
ele Cartagena, cuyo Doctrinal de los caballeros no podía faltar en 
la biblioteca de Diego Hurtado de Mendoza (n.0 41), y amigo 
también de Juan de Mena (n.0 60, Las trescientas). Alfonso de 
Cartagena hizo la primera traducción al español de De officiis de 
Cicerón, de la cual obra Mendoza tenía una versión en manus-
crito (n.O 30), y se le atribuye la traducción de Los cinco libros 
de Séneca, obra que Mendoza posiblemente poseía (n.0 44), en 
versión manuscrita. A su vez, Alfonso de Cartagena fue corres-
pondiente de Leonardo Bruni en Roma (n.0 12, De bello italico 
adversus Gothos, en manuscrito). Alfonso de Madrigal, más co-
nocido como el Tostado, tradujo al castellano su comentario so-
bre Eusebio a instancias de Santillana (los números 17-19 del 
inventario). 
47 Sobre el orgullo y la afición de los Mendoza hacia Séneca, véase 
Nader, pág. 83. 
406 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Como sería de esperar, Mendoza tenía Los triunfos de Apia-
no de Alejandría, en la traducción de Juan de Malina (n.0 49) 
que iba dedicada a su hermano Rodrigo, marqués de Cenete, y 
que recordaba lo ocurrido durante las Germanías de Valencia. 
Obra dedicada a su padre, el Gran Cardenal, fue la famosa gra-
mática ele Antonio ele N ebrija, Introductiones latinae (n.O 59 
aquí). Finalmente, encontramos un manuscrito titulado Erudición 
ele un tal Diego Fernánclez ele Mencloza (n.0 27), seguramente un 
pariente lejano ele la familia. 
A los Mencloza se les ha atribuido con frecuencia el haber 
introducido el renacimiento italiano en España. N o vamos a en-
trar en esta cuestión ahora, sino solamente notar que Diego Hur-
tado ele Mencloza tenía dos obras ele Petrarca, De los remedios 
contra prospera y adversa fo1'tuna (n.0 34) y otra sin título, pero 
probablemente Los seis triunfos (n.0 57), y recordar que Pero 
López ele Ayala había conocido a Petrarca en Aviñón cuando 
fue a estudiar allí a la edad ele dieciséis años en 1348 48• 
Además ele las obras clásicas y ele historia ya citadas, nota-
mos en el inventario varias obras ele devoción popular, como las 
tres partes ele la Vita Owisti ele Luclolfo ele Sajonia (los núme-
ros 7, 21 y 22), algunas hagiografías (los números 16, 20 y 42). 
diversos textos clevocionales (los números 6, 33, SO, 54, SS, 56 
y 65) y una Biblia (n.0 2). Al igual que sus abuelos Íñigo López 
de Mencloza y Fernán Pérez ele Guzmán, no poseía Diego Hur-
tado de Mencloza al parecer ninguna obra ele teología medieval 49 • 
Tampoco poseía, y esto sí sorprende en uno que fue general y 
virrey, ninguna obra de arte militar, tal como el consabido De re 
militare ele Vegecio. Otra ausencia concierne las obras del mis-
mo Santillana. Con tanta influencia indirecta de su abuelo en la 
selección ele libros para su biblioteca, es inexplicable la total 
ausencia allí de obras propias de él. Me resulta difícil creer que 
Diego Hurtado de Mencloza no tenía ningún libro o manuscrito 
de su ilustre antepasado, pero si los tenía, escaparon a la atención 
ele los tasadores. 
En cuanto a la formación o creación ele esta biblioteca, es ló-
48 Nader, págs. 58-60. 
49 Véase Nader, pág. 96. 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 407 
gico pensar en los años después de la vuelta de Diego Hurtado 
de Mendoza ele las guerras de Italia, es decir, después de 1506, 
para cuando tenía unos cuarenta años m.ás o menos. De allí hasta 
su muerte en 1536 tenía tiempo ele sobra para coleccionar los 
libros y manuscritos que hemos reseñado. En algunos casos se 
puede determinar con bastante precisión la fecha de adquisición 
de tal o cual libro, puesto que solamente existe una edición de 
ellos que pudiera haber tenido Mendoza. En otros es más difícil 
al existir diferentes impresiones a que pudiera haber tenido ac-
ceso. Por razones obvias, en el inventario se ha tratado de buscar 
y reseñar las ediciones más próximas a él, en el tiempo y el es-
pacio. Proceden de las imprentas de casi todas las principales 
ciudades españolas de aquel entonces, pero con predominancia 
ele Sevilla, Toledo y Alcalá ele Henares y ele los impresores Crom-
berger, Juan Varela de Salamanca, Arnao Guillén ele Brocar, Re-
món ele Petras, etc. La elección ele estas tres ciudades requiere 
poca explicación. Mendoza vivió en Toledo a su vuelta de Italia, 
y es probable que comprara allí gran parte de sus libros o, por 
lo menos, los que quisiera y pudiera; Alcalá de Henares estaba 
cerca del centro ele poder ele los Mendoza en Guadalajara, e ima-
ginamos que Diego Hurtado los visitara de vez en cuando; Se-
villa era el centro ele producción ele textos impresos más impor-
tante ele la península en aquellos años, y en muchos casos Diego 
Hurtado de Mendoza no habría tenido más remedio que comprar 
o encargar libros allí. La procedencia más lejana de otros libros 
de Mendoza -Valencia, Barcelona, Salamanca, Medina del Cam-
po, Valladolid, y el extranjero- demuestra la bien conocida y 
constatada disponibilidad de textos en los primeros años del si-
glo XVI. 
Para resumir lo dicho hasta ahora, y como bien ha señalado 
Helen Nader, Pero López de Ayala se convirtió para sus des-
cendientes Mendoza en un tipo de arquitecto de las fortunas y 
los mitos de la familia , al que volvían para reforzar sus creencias 
en el destino estelar de la casa: 
In his chronicles -as in Italian Renaissance historiogra-
phy- classical forms serve political purposes. This inti-
mate association of classical moclels with Enriquista pro-
paganda shapecl the humanist and Renaissance attitucles of 
408 BOLETÍN DE LA REAL ACADEM IA ESPAÑOLA 
Ayala's descendants. Throughout the fifteenth century, 
they read the Crónica del rey don P edro and absorbed 
Ayala's attitudes towards the classics, religion, and politics, 
along with his apología for the famjly ancestors ... Ayala's 
descendants absorbed his most important innovations - his 
historical perspective, his !ove of the classics, his distrust 
of theoretical systems of thought and his apología for the 
family's political past. His intellectual inheritance shaped 
the caballero renaissance in the fifteenth century 50. 
Santillana, sus parientes, Fernán Pérez de Guzmán, Gómez 
y Jorge Manrique, y sus hijos Diego Hurtado de Mendoza y 
Pedro González ele Mendoza, mantuvieron viva esta llama cultu-
ral y tradiciónde intelectualidad, hasta tal punto que el I duque 
del Infantado afirmó lo siguiente en su testamento del 14 de ju-
nio de 1475: "yo deseo mucho que él · [su hijo] e sus descen-
dentes se den al estudio de las letras commo el marqués my se-
ñor, que santa gloria aya, e yo e muchos ante¡;esores lo fesimos, 
creyendo mucho por ello ser crecidas e aic;aclas nuestras personas 
e casas" 51. A mitades del siglo XVI el IV duque, dirigiéndose a 
su hijo en el prólogo ele su Mem01·ial de las cosas notables, vuel-
ve a lo mismo : 
Muéstrase este exersicio ele letras de nuestros passaclos, no 
sólo por relaciones antiguas que de sus personas hay, sino 
también por la gran copia de libros, curiosamente escriptos, 
que en esta casa clexaron, como apropiados y quasi vincu-
lados al señor della ; los quales, en aquel tiempo faltando 
esta nueva y admirable invención de los moldes, no se pu-
dieron juntar sin gran cuidado y no pequeña costa .. . Estos 
libros dexaron ellos por bastantes testigos de sus estudios 
y por continuos despertadores de sus descendientes, para 
que en la misma ocupación se empleasen 52 . 
Con sus obras clásicas -Tito Livio, César, Virgilio, Cicerón, 
Séneca, Salustio, P lutarco, J osefo, Apuleyo, J enofonte-, sus 
50 Nader, págs. 63 y 76. 
51 Citado en Layna Serrano, 11, 474. 
52 Citado en Exposición de la bibl-ioteca de los M endoza, pág. 18. Se 
imprimió en Guadalaj ara, por Pedro de Robles y Francisco de Cormellas, 
1564 (J. Catalina, Biblioteca de esc1·itores de la provincia de Guadalajam, 
Madrid, 1899, n.0 633). 
EL MUN DO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 409 
libros de historia (crónicas antiguas y sucesos contemporáneos, 
incluidos los descubrimientos portugueses en Oriente), sus textos 
en cinco lenguas distintas (español, valenciano, portugués, fran-
cés e italiano), la biblioteca de Diego Hurtado de Mendoza, crea-
da conscientemente a partir de compras propias y obras hereda-
das, es todo un monumento a la herencia cultural y al papel fun-
damental de los Mendoza en la introducción del renacimiento en 
España más ele medio siglo antes. De ahí su enorme singularidad 
e interés. 
EL I NVENTARIO 53 . 
t 1) V N LIBRO ENCUADERNADO CON TABLAS QUE SE YNTITULA LAS 
CATORCE DECADAS. 
Tito Livio, Las quatorze decadas ... traducidas agora nueumnente 
de latin en nuestra lengua Castellana, trad. ele Fr. Pedro de la 
Vega, Zaragoza, George Cocí, 1520 (Salvá, 2786; Sánchez, 94; 
Beardsley, 27). La edición ele las Décadas impresa en Toledo, 
Juan ele Villaquirán, 1516, atribuye la traducción de ellas al can-
ciller Pedro López ele Ayala, pariente ele Mendoza (Pérez Pas-
tor, T oledo, 74). 
[Cenete, 580 ; Priego, 94 y 107 ; Béjar, 18 y 144.] 
(2) OTRO LIB RO GRANDE ENCUADERNADO CON TABLAS QUE SE 
LLAMA LA SEGUNDA PARTE DE LA BLIUIA. 
¿Se tratará del segundo tomo ele la bibli a políglota: Libri Veteris 
et N ovi Testamenti multiplici lingua impressi, Alcalá de Henares, 
Arnao Guillén ele Brocar, 1514 (Martín Abad, 28 ; Norton, 27)? 
[Nótese que Cenete (n.0 551) tenía ejemplar de la Biblia áurea 
( cf. CGIE, 1068-69). ] 
53 Las bibliotecas y bibliografías a que se hacen referencia en las des-
cripciones se encuentran en la lista de Referencias Bibliog·rá.ficas al final 
de este trabajo. 
410 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
[3] ÜTRO LIBRO GUARNECIDO DE LA MYSMA MAN(ER]A Q(UE] SE 
LLAMA LA SEGUNDA P(AR]TE DE PLUTARCO. 
Plutarco, La segunda parte de plutharco, trad. de Alfonso de Pa-
lencia, Sevilla, Cuatro compañeros alemanes, 1491 (Haebler, 550; 
Escudero, 19; Salvá, 3490; BMC, X, pág. 34; Beardsley, 7). 
Se trata de la segunda parte de Vitae parallelae o Las vidas de 
los ilustres varones gr-iegos y rom,anos. 
[Medinasidonia, 54, con idéntico título; Priego, 30 y 33; Bé-
jar, 24.] 
( 4] ÜTRO LIBRO GRANDE GUARNECIDO DE CARTALINO Q ( UE] SE 
LLAMA PLUYO (sic). 
Tal vez se trate de Apuleyo, El asno de oro, trad. de Diego Ló-
pez de Cortegana, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1513 (Escudero, 
171 ; Domínguez Guzmán, 97; Griffin, 97). Beardsley (n.0 19) 
apunta que el princeps carece de fecha y lugar de impresión, aun-
que generalmente se le ha considerado ser ele Sevilla, 1513. Tam-
bién hay edición ele Zamora, 1536. 
[Cenete, 601; Priego, 47.] 
( 5] ÜTRO LIBRO GUARNECIDO DE PERGAMINO Q ( UE] SE LLAMA 
CORONICA DEL REY D. RRODRIGO. 
Cronica del Rey don Rodrigo con la destruyrion de EspaFía. Se-
gún Gallardo, el autor ele esta crónica caballeresca es Pedro del 
Corral. Haebler (n.0 174) cita una edición de Sevilla, 1499, sin 
nombre de impresor, pero por Meinarclus Ungut y Stanislaus 
Polonus. Escudero (n.0 161), Domínguez Guzmán (n.0 72) y 
Griffin (n.0 63) citan la edición de Sevilla, Jacobo Cromberger, 
1511, con otras de 1522, 1526 y 1527; Penney (pág. 157) cita 
una edición de Valladolid, 1527. 
[Cenete, 612.] 
(6] ÜTRO LIBRO GUARNECIDO DE PERGAMINO ENTITULADO LAS 
EPISTOLAS DE FRAY AMBROSIO. 
EL MU N DO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 411 
Fray Ambrosio Montesinos, Ep-istolas y euangelios por todo el 
año con sus doct1'Ínas y sermones, Toledo, 1512 (Pérez Pastor, 
Toledo, 54), y Sevilla, Juan Varela ele Salamanca, 1526 (Domín-
guez Guzmán, 220). 
[Medinasiclonia, 60.] 
[7] ÜTRO LIBRO GUARNECIDO DE PEH.GAMINO Q (UE ] SE YNTITU-
LA VITA XPI CARTUXANO. 
Luclolfo de Sajonia, Vita Christi cart·u.xano roman(ado por fray 
Am,brosio, Alcalá, Stanislao Polono, 1502-1503 (Norton, 1; Mar-
tín Abad, 1). Hay también edición ele Sevi lla, Jmm Cromberger, 
1530 (Domínguez Guzmán, 300 ; Griffin, 314). 
[ Cenete, 576-78, las tres partes; véase infra, n.{ls 21 y 22; Prie-
go, 93; Acuña, 164; Reina I sabel , 159. ] 
[8] ÜTRO LIBRO PEQUEÑO GUARNECIDO DE TABLAS QUE SE YN-
TITULA GENOFONTE FYLOSOFO. 
Xenofonte fue autor griego poco impreso y traducido en E spaña 
en la primera mitad del s. xvr. De hecho, la primera traducción 
al español ele Xenofonte parece ser la ele Diego Gracián ele Alele-
rete, Las Obras, Salamanca, Juan de Junta, 1SS2 (Bearclsley, 
64; Rhocles, pág. 218), aunque la Económica había aparecido en 
traducción de Francisco Thámara, Alcalá ele Henares, Juan ele 
Brocar, 1549 (Martín Abad, 380 ; Bearclsley, SS), junto con va-
rias obras de Cicerón. N atamos que la portada del fol. ccixr reza: 
Dialogo de X enophon Philosopho y varon eloquentissimo, el qual 
trata. de la EconO'Inica, que se asemeja notablemente al título del 
inventario. Naturalmente, el libro ele Mendoza podía ser una ver-
sión en latín, ele las que había muchas desde fina les del siglo xv, 
impresas en Italia y Francia. 
[Cenete, 146: "opera Xenophontis"; Priego, 25S: "el libro de 
Genofonte ele mano"; Reina Isabel, 43: MS.] 
412 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
[9] VN QUADERNO GUARNEZIDO DE PERGAMYNO DE LAS CONQUIS-
TAS Q ( UE ] HIZO EN LAS YNDIAS EL RREY DE PORTUGAL. 
E l título hace pensar en Martín Fernánclez ele Figueroa, Con-
quista de las Indias de Persia y Arabia que fizo la armada del re·y 
don Manuel de Portugal, Salamanca, Lorenzo ele Liomcleclei, 1512 
(Cuesta, pág. 130 ; Gallardo, II, 542, citando el Registro ele Co-
lón, n.0 3.972; Norton, 563). Colón apunta diversas obras sobre 
la conquista portuguesa de las Indias orientales, tales como Gesta 
per Portugalem in India et Etiopia et aliis 01'ientalibus terris a 
Emamtele Po1'tugaliae rege, Roma, 1506 (n.0 3.651; STC Italy, 
pág. 232), o los diversos informes mandados al papa por el rey 
Manuel I, Epistola de victoriis in India et Malaca habitü, Roma, 
1513 (n.O 3.302; STC Italy, pág. 232). 
llü] ÜTRO LIBRO PEQUEÑO Q [ UE] SE YNTITULA REPERTORIO DE 
LOS [¿ECHOS? ] . 
1-Iubo muchos repertorios sobre los tiempos, sobre leyes, etc., en 
el s. XVI, pero ninguno con este título. ¿Se lee Repertorio de los 
hechos ? O tal vez sea "dichos", en cual caso: Auctoritates Aris-
totelis et aliorum, philosophorum maxime ... Repertorium dicto-
rum, Bononiae, Bazalerius ele Bazaleriis, 1491 (CGIE, 632). Nó-
tense también el n.0 271 ele la biblioteca ele la Reina Isabel: 
Repertorio de muchas cosas de Derechos;y el n.0 273: Reper-
torio de Derechos, ambos manuscritos en latín. 
[Cenete, 610: "Ytem altre libret chich ele emprenta e quadernat 
en pergamini yntitulat reportori ". ] 
( 11] ÜTRO QUADERNILLO PEQUEÑO GUARNECIDO DE PERGAMYNO 
DE LA HORDEN DE SANTIAGO. 
Por el tamaño debe ele ser Regla de la Orden de la Cavallería de 
Señor Santiago del Espada, Alcalá ele Henares, Arnao Guillén 
ele Brocar, c. 1511-1515? (Martín Abad, 44), en cuarto; más 
ediciones en Valladolid, Nicolás Thierry, 1527 (Alcacer, 68), y 
Toledo, Lázaro Salvago, 1529 (Pérez Pastor, Toledo, 153). Hubo 
también de Juan Fernández de la Gama, Copilacion de los esta-
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 413 
blecimientos de la orden de Caballeria de Santiago del Hspada, 
Sevilla, Juan Pegnicer, 1503 (Escudero, 132; Domínguez Guz-
mán, 25), pero en folio. 
[Reina Isabel, 221: MS.] 
(12] ÜTRO LIBRO GUARNECIDO DE TABLAS Q[UE) HABLA DE LA 
GUERRA [ ... ] LOS GODOS ESCRIPTO DE MANO. 
A pesar de lo indescifrable de la letra, está claro que se trata de 
una versión manuscrita en español ele Leonardo Bruni, el Areti -
no, De bello itahco adversus Gothos, Fulginei, Johannes Nu-
meister & Aemilianus ele Orfinis, 1470 (CGIE, 1225). Hay un 
manuscrito en español de esta obra (de traductor anónimo) en el 
Real Monasterio de El Escorial (BOOST, 226), y los duques del 
Infantado también poseían un manuscrito de esta obra en caste-
llano (Mendoza, 39-40; Santillana, págs. 357-59) . 
[ 13) ÜTRO LIBRO PEQUEÑO CUBIERTO DE CARTONES DE LAS EPI S-
TOLAS DE JULIO CESAR ESCRIPTO EN LENGUA FRANCESA. 
Tal vez una edición ele Gaio Julio César como Les com1nentaires 
de la guerre civile, trad. de E. de L' Aigue & R. Gaguin, París, 
1531 (STC French, pág. 89). 
[ 14) ÜTRO LIBRO PEQUEÑO CUBIERTO DE PERGAMINO DE COSAS 
DE COZINA. 
Seguramente Roberto N ola, Libro de cozina copuesto jJor 1'n.aes-
tre Roberto de Nota cozinero q[ue] fue d'l serenissimo señor 
rey do Hernado de Napoles ... Fue sacado este tractado de len-
gua catalana en nuestra lengua materna y vulgar castellano, To-
ledo, 1525 (Salvá, 4055; Pérez Pastor, Toledo, 109; AguiJó y 
Fustér, 2008). La primera edición catalana de la obra es ele Bar-
celona, Carlos Amorós, 1520 (AguiJó y Fustér, 2005). La estan-
cia de Diego Hurtado ele Mendoza en Nápoles le habría acos-
tumbrado a los "muchos potajes y salsas y guisados ... y man-
jares" de que habla el título. 
414 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
[ 15 j ÜTRO LIBlW PEQUEÑUELO EN LENGUA FRANCESA Q ( UE] 
HABLA DE LO MYSMO. 
A no ser que sea una traducción del libro de N ola en francés, 
difícil será identificar el título. 
[ 16] ÜTRO LIBRO PEQUEÑO CUBIERTO DE TABLAS DE LA VYDA 
DE SANTA AGUEDA ES DE FULGINO. 
Es posible que se trate del Libro de la bienauenturada sancta 
Angela de Fulgino, Toledo, 1510 (Pérez Pastor, Toledo, 40), con 
edición en latín: Liber qui dicitur Angela de Fulginio: in qua 
ostendit' nobi vera vio. .. . , Toledo, 1505 (Pérez Pastor, Tole-
do, 33). 
( 17] ÜTRO LIBRO GUARNECIDO DE TABLAS YNTITULADO EL TOS-
TADO SOBRE EL EVSEBIO. 
Alfonso ele Madrigal [el Tostado, obispo de Ávi la], Tostado so-
bre el Eusebio, 7 tomos, Salamanca, Hans Gysser, 1506-07 (Sal-
vá, 4021 ; Cuesta, pág. 122; Rhocles, pág. 206). V éanse los dos 
números siguientes. 
[Mencloza, 62-66 ; Santillana, págs. 39-48 ; Béjar, 52-56; Colón, 
3290, la s partes la, z.a y 3.a] 
( 18] ÜTRO LIBRO GUARNEZIDO DE TABLAS DE LA MYSMA YSTORIA 
DEL TOSTADO. 
Véase supra, n.0 17. 
(19] ÜTRO LIBRO Q(UE] HABLA DE LA D(IC]HA OBRA DEL TOS-
TADO GUARNE CIDO DE LA MYSMA MAN f ER l A. 
Véase S11jwa, n. 0 17. 
l20] ÜTRO LIBRO GUAHNECIDO DE PEHGAMINO DE LA VYDA DE 
SANCTA CATAL INA DE SENA. 
Miguel Pérez, La uida de sancta Catherina de sena, Valencia, 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 415 
Cristofol Cofman, alemán, 1499 (Aguiló y Fustér, 1079). Nótese 
también, Beato Raimundo de Capua, La vida de la bienaventu-
rada sancta Catalina de Sena trasladada de latín en castellano 
por ... fray Antonio de la Peña, Alcalá de Henares, Arnao Gui-
lléndeBrocar, 1511 (Martín Abad, llAyB). 
[Colón, 2717.] 
[21 ] ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE PERGAMINO QUE SE YNTITULA 
LA TERCERA PARTE DE UIDA XPI CARTUXANO. 
Ludolfo de Sajonia, La tercera parte del vita christi cartuxano, 
trad. de Fr. Ambrosio Montesinos, Sevilla, Jacobo Cromberger, 
1520 (Griffin, 205), y Sevilla, Juan Cromberger, 1531 (Domín-
guez Guzmán, 320; Griffin, 326). 
[22) ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE PERGAMINO Q[UE) SE INTITULA 
LA SEGUNDA PARTE DE VITA XPI CARTUXANO. 
Ludolfo de Sajonia, La segunda parte del vita christi cartuxano, 
trad. de Fr. Ambrosio Montesinos, Sevilla, Jacobo Cromberger, 
1521 (Domínguez Guzmán, 181; Griffin, 236), y Sevilla, Juan 
Cromberger, 1536 (Domínguez Guzmán, 428; Griffin, 400). 
[23 ) ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE PERGAMINO Q [UE) SE YNTITU-
LA VIAJE DE LA TIERRA SANCTA. 
Bernhard von Breydenbach, Viaje de la tierra sancta, Zaragoza, 
Pablo Hurus, 1498 (Haebler, 75; BMC, X, págs. 29-30). 
[Cenete, 211; Medinasidonia, 135.] 
(24) ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE PERGAMINO Q ( UE) SE INTITULA 
OBRA DE AGRICULTURA. 
Gabriel Alonso ele Herrera, Obra de agricultura, Alcalá ele He-
nares, Arnao Guillén de Brocar, 1513 (Martín Abad, 24), y To-
ledo, 1520 (Pérez Pastor, Toledo, 83). 
[Cenete, 617; Béjar, 1.] 
416 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
(25] ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE PERGAMINO Q ( UE] SE YNTITU -
LA MARCO PAULO. 
Marco Polo, El libro del famoso M arco Pauto de las cosas ma-
ravillosas que vid o en las partes orientales ... Indias, trad. de 
Rodrigo Fernández de Santaella, Sevilla, Juan Varela de Sala-
manca, 1518 (Escudero, 201; Domínguez Guzmán, 140). 
[Colón, 3279.] 
[26] ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE PERGAMINO QUE SE YNTITULA 
QUINTO CURCIO Q ( UE] HABLA DE LA YSTORIA DEL RREY ALE-
XANDRO. 
Quinto Curcio, Historia de Ale:candre magno, trad. de Pedro 
Cándido, Sevilla, Juan Varela de Salamanca, 1518 (Escudero, 
199; Domínguez Guzmán, 139). Hubo edición anterior de Sevi-
lla, Men. Ungut y Stanislao Polono, 1496 (Escudero, 59; Hae-
bler, 186), y una hecha por Juan Cromberger en 1534 (Domín-
guez Guzmán, 361 ; Griffin, 359). 
[Santillana, págs. 146-49; Cenete, 581; Béjar, 23.] 
(27] ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE PERGAMINO Q(UE] SE YNTITU-
LA YNRUDICION HECHO POR DIEGO FERNANDEZ DE MENDOZA ES-
CRITO DE MANO. 
MS en español. Existen varios manuscritos de Diego Hernández 
de Mendoza, tales como: Libro de los blasones y de las armas 
de reyes y grandes seíiores (Biblioteca del Real Monasterio de 
El Escorial, BOOST, 224; BNM, MSS 3.259 y 18.039 [Roca, 
54]); Nobiliario antiguo (BNM, MSS 1.189, 1.194); Luzero de 
la Nobleza. Trátase en él de su origen, valor, preheminencias y 
cómo se adquiere, qué naciones de gentes poblaron a España ... 
con la genealogía de los reyes y de muchos illustres y nobles, sus 
casas ... (BNM, MS 17.986 [Roca, 43]). Semejante título co-
rresponde tal vez a la descripción de Ynrudicion, aunque nota-
mos que el MS 1.189 de la BNM empieza "Es natural ynclina-
cion ... ", que bien podía haber llevado a un posible trastrueque 
de palabras o letras en la mente o el oído del escribano. 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 417 
(28] ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE PERGAMINO Q(UE) SE YNTITU-
LA RREGIM ( IENT) O DE PRINCIPES. 
Aegidius [Columna] Romanus, De regimine principum, trad. de 
Juan García de Castrojeriz [con el título de Regimiento de los 
príncipes], Sevilla, Meinardus Ungut y Stanislao Polono, 1494 
(Haebler, 156; Escudero, 42; BMC, X, pág. 40). Esta célebre 
obra, traducida del latín a mediados del s. X I V, "pronto se con-
virtió en el manual clásico de la pedagogía aristocrática" (Quin-
tanilla Raso, Priego, n.0 77). El marqués de Santillana, abuelo 
de don Diego, poseía varios ejemplares (Santillana, págs. 201-04 
y 209-11). 
[Mendoza, 74-75; Medinasidonia, 65; Priego, 77; Acuña, 280; 
Reina Isabel, 208-10.] 
(29) ÜTRO LIBRO GRANDE CUBIERTO DE PERGAMI NO YNTITULA-
DO LAS SIETE PARTIDAS. 
Las siete partidas de Alfonso X elSabio, Sevilla, Meinardus 
Ungut y Stanislao Polono, 1491 (Haebler, 518; Escudero, 13); 
otra edición en Sevilla, el mismo año, por los Cuatro compañeros 
alemanes (Haebler, 519; Escudero, 14; BMC, X, pág. 35). 
[Medinasidonia, 35; Priego, 232; Acuña, 249; Colón, 3281; 
Reina Isabel, 242. ] 
[ 30) ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE TABLAS Y ESCRITO DE MANO 
Q[UE) SE YNTITULA LIO [sic ] DE OF[ICI)O EN TRES LIBROS. 
Trátase del conocido texto de Marco Tulio Cicerón, De officiis, 
aquí en manuscrito. La única edición en español de este famoso 
texto antes de 1536, es Tulio de officis y de senectute en roman-
ce, trad. de Alonso de Cartagena. Sevilla, J oannes Pegniezer y 
Magno Herbst, 1501 (Escudero, 112 ; Domínguez Guzmán, 3; 
Beardsley, 17). Los Infantado tenían un manuscrito de Cicerón, 
De Officiis, en aragonés, que termina con las siguientes pala-
bras: "Ffinito es el tercero libro de Officios. Deo gracias" (San-
tillana, pág. 63 ; Mendoza, 53); de ahí, tal vez, la referencia en 
418 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
nuestro inventario a "tres libros". La reina Isabel la Católica 
también tenía un manuscrito titulado Tulio: De Ofi,ios (n.0 " . 21-
22). 
[Cenete, 172; Priego, 60; Acuña, 204; Béjar, 10.] 
(31] ÜTRO LIBRO GRANDE CUBIERTO DE PERGAMINO DE DIBUXOS 
ROMANOS. 
Sin identificar. 
[Cenete, 23: "Ytem altre libre deboxos"; Béjar tenía varios 
libros de dibujos.] 
(32] ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE PERGAMINO Q[UE] SE YNTITU-
LA NOBILIARIO ORDENADO POR EL HONRADO CABALLERO HERNAN 
MEXIA. 
Fernando Mejía, N o biliario, Sevilla, Pedro Brun y Juan Gentil, 
1492 (Haebler, 411; Escudero, 25; BMC, X, pág. 45). 
[ Cenete, 228.] 
( 33] ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE TABLAS Q ( UE] SE YNTITULA 
RRETABLO DE LA VIDA DE XPO. 
Juan de Padilla, Retablo d'l Cartu.xo sobre la vida d'nro redeptor 
jesu .xpo, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1516 (Escudero, 188; 
Domínguez Guzmán, 119; Griffin, 152). Obra muy popular en 
la época con ediciones en Sevilla en 1505, 1510, 1512, 1518 y 
1530. 
( 34) ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE TABLAS Q ( UE] SE INTITULA 
RREMEDIO CONTRA PROSPERA Y ADUERSA FORTUNA. 
Francisco Petrarca, De los remedios contra prospera y adversa 
fortuna; trad. de Francisco de Madrid, Sevilla, Jacobo Crom-
berger, 1513 (Escudero, 173; Domínguez Guzmán, 94; Griffin, 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 419 
95) . Otras ediciones de Valladolid, 1510; Zaragoza, 1518; Se-
villa, 1524 (Simón Díaz. "Autores extranjeros" , pág. 45). 
[Mendoza, 134; Santillana, págs. 321-22; Cenete, 598.] 
[ 35 j ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE TABLAS ESCRITO DE MANO EN 
LENGUA YTALIANA DE FUERO DE LEYES. 
MS en italiano. Será probablemente alguna compilación de leyes 
del reino de Nápoles, aunque también podía ser el Fuero de le-
'J'es o Fuero real de Castilla, del rey Alfonso X el Sabio, con glo-
sa de Alfonso Díaz de Montalvo, en versión italiana, como el 
Foro Real gloxado de Spagna, Venecia, Andree Torresani, 1500 
(STC Italy, pág. 157). 
l Acuña, 347.] 
[36] ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE TABLAS Y ESCRITO DE MANO EN 
LENGUA PORTUGUESA Q ( UE] SE YNTITULA SEMENBRAN(:A DE VIR-
TUDES. 
MS en portugués, sm identificar. 
[37] ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE CARTONES ESCRITO DE MANO 
Q ( UE] SE INTITULO EL [ ... ] ONICIL DE HERNAN PEREZ. 
NIS en español, sin identificar. ¿Se trata del Oracional de Fer-
nán Pérez ele Guzmán? Ningún título de las obras en manus-
crito conocidas de Fernán Pérez de Guzmán se asemeja al de 
este inventario (cf. BOOST, Simón Díaz, BLH, III). Por lo 
tanto, parece ser un manuscrito desconocido del célebre antepa-
sado de Mendoza. 
[Priego, 102 : "un libro que se llama el ora~ional"; Reina Isa-
bel, 176-80.] 
[38] ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE PERGAMINO Q[UE] SE YNTITU-
LA COPILACION DE BULAS CONCEDIDAS EN FAVOR DE LA YUR[IS-
DICI] ON RREAL. 
420 BOLETÍN D E LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Recopilacion de algunas bulas de nuestro muy sancto padre con-
cedidas en fauor de la jurisdicion real de sus altezas y todas las 
pragmaticas que estan fechas para la buena gouernacion del rey-
no, Sevilla, Juan Varela, 1520 (Norton, 991; Escudero, 217; 
Domínguez Guzmán, 166; Gil Ayuso, 26). La primera edición 
es de Alcalá de Henares, Stanislao Polono, 1503 (Norton, 4; 
Martín Abad, 4; Gil Ayuso, 4). 
[39) ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE CARTONES Q(UE) SE YNTITULA 
LOS SIETE LIBROS DE LA VIDA JUDAICA. 
Flavio Josephus, Guerra Judaica con los libros contra Apion, 
trad. de Alonso de Palencia, Sevilla, Meinardus Ungut y Sta-
nislao Polono, 1492 (Haebler, 344; Escudero, 28). Es probable 
que Hurtado de Mendoza tuviera la siguiente edición: Josepho 
de beZo judaico. Los siete libros de la guerra que tuvieron los 
judios con los romanos, Sevilla, Juan Cromberger, 1532 (Escu-
dero, 313; Domínguez Guzmán, 324; Griffin, 330). 
[ Santillana, pág. 135; Cenete, 419; Medinasiclonia, 61; Priego, 
227; Acuña, 100 ; Béjar, 62; Colón, 3276; Reina Isabel, 325.] 
[40) ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE TABLAS ESCRITO DE MANO Q[UE) 
SE YNTITULA SALUSTIO. 
MS en español [¿ BNM, MS 10.445 ?]. Aunque se trata de un 
manuscrito sin titular ele la obra de Salustio, es probable que se 
refiera al Cathilinario y Jugurtha, poema que se imprimió en 
traducción de Francisco Vida! ele Noya, Zaragoza, Pablo Hurus, 
1493 (Haebler, 594; Bearclsley, 8), y Vallaclolicl, Juan de Bur-
gos, 1500 (Haebler, 595; Alcacer, 24). Nótese que los Infantado 
y Fernán Pérez de Guzmán poseían esta obra en manuscrito, en 
castellano, con dedicación del traductor Vasco de Guzmán a este 
último (Santillana, págs. 68-69; Batres, 19). Vasco de Guzmán 
y Fernán Pérez de Guzmán eran primos hermanos. 
[Cenete, 205; Medinasidonia, 151; Priego, 53; Béjar, 26 ; Co-
lón, 3253; Reina Isabel, 30: MS ; Calabria: MS.J 
EL MUNDO CULTURAL DE UN MENDOZA DEL RENACIMIENTO 421 
[ 41) ÜTRO LIBRO CUBIERTO D E TABLAS Q [ UE] SE YNTITULA DO-
TRINA Y YNSTRUCION DE LA ARTE DE CAUALLER[I)A. 
Alfonso de Cartagena, Doctrinal de los caballeros, Burgos, Fa-
drique de Basilea, 1487 (Haebler, 124; BMC, X, pág. 61); la 
edición de Burgos, Juan de Burgos, 1497, trae en la portada el 
título aquí reseñado: Doctrina y instrucion de la arte de caualle-
ria (Haebler, 126; CGIE, 291 ). Aunque no aparece en el inven-
tario de la Biblioteca de Batres, sabemos por un códice de la Bi-
blioteca de Salvá (n° 3.059) que el Doct?'inal de los caballeros 
"estaba en la librería de Fernan Perez de Guzman" en Batres, 
donde lo vio Ambrosio de Morales a mitades del siglo XVI. 
[Priego, 231; Reina Isabel, 219: MS.] 
[42] ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE TABLAS YNTITULADO FLOSANCTO. 
Es difícil averiguar a cuál edición de esta obra se refiere, y más 
teniendo en cuenta que tiene que haberse impreso antes de 1536, 
fecha de la muerte ele Hurtado ele Mendoza. Citado en el Regis-
trum ele la Colombina, encontramos [Beato Jacobo de Voragine,] 
Legenda seu flos sanctorum. in lingua hispanica cum suis figuris 
depictis, Toledo, 1511 (Pérez Pastor, Toledo, 51; Simón Díaz, 
Mil biografías, 52), sin ejemplar localizado. En la British Libra-
ry se reseña un ejemplar de la Legenda aurea en castellano sin 
fechar: e omienca la lejlenda de los séictos: la qual se llama h·is-
toria lonbarda . . . Empero comun .Y vulgarmente se llama flos 
sanctoru [m.], ¿Burgos?, ¿Juan de Burgos?, [s. f.] (BMC, X, 
pág. 65). Otra posibilidad, pero también sin localizar, sería Pe-
dro ele la Vega, Flos sanctorum, Zaragoza, Jorge Coci, 1521 
(Sánchez, 106 ; Simón Díaz, Mil b1:ograjías, 53). 
[Mendoza, 89; Santillana, págs. 247-58; Cenete, 584; Priego, 
206; Acuña, 297; Colón, 2158; Reina Isabel, 135-37.] 
[ 43) ÜTRO LIBRO CUBIERTO DE PERGAMINO DE LAS EPI STO LAS 
DE SENECA. 
Seneca, Epístolas, trad. de Pedro Díaz de Toledo, Zaragoza, Pa-
blo Hurus, 1496 (Haebler, 622; Beardsley, 13); otra edición de 
422 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Alcalá de Henares, Miguel de Eguía, 1529 (Martín Abad, 206). 
Según la edición de Toledo, Hagembach, 1502, la traducción de 
las Epístolas fue encargada por Fernán Pérez de Guzmán (Nor-
ton, 1024; Pérez Pastor, Toledo, 27). No sorprende,

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