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Tres ensay os de jorge Guillén, y su encanto Lo más importante y primero que tengo que decir es el gran cariño que he tenido a Jorge Guillén. Mi amistad con él comenzó en el año 1925. Han sido unos sesenta años ele trato, con deseo ele vernos cada vez que fue posible. Ese primer conocimiento tuvo lugar cuando en 1925, en Madrid, él hacía oposiciones a cátedras ele literatura española. Obtuvo la cátedra ele Murcia. E n Madrid, le he visto y tratado muchos veces en una serie ele años distintos. Estuve con él, vi- viendo unos días, invitado en su casa ele Murcia, con él y con su primera esposa, Germaine, cuando él era catedrático ele aque- lla U niversiclacl . Le he visto luego bastantes veces en sitios dis- tintos: en Sevilla, en 1927, con él y con otros amigos (generación del 27). Estuvimos en Sevilla en diciembre ele ese año, juntos, en relación constante, casi una semana ; en Barcelona, cuando yo estaba enseñando en la Universidad ele esa ciudad a principios de 1935; Jorge estuvo un día comiendo en nuestra casa. En otro año, cercano a ese, vivimos juntos una quincena del verano en la Universidad ele Santander, U niversidad que llamábamos UI (Universidad Internacional) , y que había sido organizada por nuestro gran amigo, de los dos, Pedro Salinas. Años más tarde, cuando en los Estados Unidos yo enseñaba en la Universidad de Y ale, fui a verle, cuando él estaba recién operado ele des- prendimiento ele retina, en N ueva York (era en el año 48); es- tuve en Roma, en marzo de 1961, con él y con Irene, la que, 82 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMI A ESPAÑOLA pocas semanas después fue su segunda esposa; yo estuve con ellos (porque yo había ido a recibir un título de aquella Univer- sidad) y nos retratamos juntos varias veces, una de ellas también con nuestro amigo Max Aub. Más tarde estuve con Jorge en su piso de la m.isma casa de Gilman, en Cambridge de Massachu- setts, Estados U nidos. Después a Jorge le vi muchas veces en Madrid, en una temporada en que estuvo enfermo largo tiempo. Y luego, bastantes veces, en Málaga, donde en una ocasión, un día primero ele año, comimos con él y con Irene en su casa, jun- to al mar. En Málaga ha muerto hace muy poco, y yo, entonces enfer- mo, no pude ir a despedirle, muerto, y a lanzarle aún, directa- mente, mi gran am,or y mi gran entusiasmo. Pero ele lo que es importante que trate ahora es ele mi rela- ción con Jorge, ele cuando le pregunté dificultades del sentido especial ele poemas ele su poesía. La primera relación que tuve para esto fue, creo, en junio ele 1936. Ese año se había publicado por segunda vez su libro Cántico con 50 poemas más que los que había tenido la primera edición, de 1928. Esa vez, al hablar con Jorge, le pedí que me diera algunas expli caciones sobre su poesía. Yo tenía en mis manos un ejem- plar ele ese libro e ántico ele 1936, y anotaba en él todo lo que me decía; procuraba yo anotar sus palabras al pie ele la letra. Pero yo tenía la intención ele volver a hacerle, muchas veces, preguntas ele ese tipo, otros días, reunido con él. Hubo una causa que impidió que hubiera "otras veces" : fue el comienzo ele la guerra española. Mi gran amigo Jorge y yo quedamos, por ca- sualidad, separados entre las dos zonas enemigas_: Jorge en la una y yo en la otra. Aquel único día, en que yo le pregunté acerca del libro Cán- tico, sólo habíamos hablado ele algunos poemas, y bastantes ele ellos ele un modo parcial; yo quería volver a hab lar con Jorge ele algunos que no me habían parecido, para mí, explicados del todo. Ya he dicho cómo el comienzo ele la guerra me impidió lograrlo. Voy a hablar ahora ele tres poemas de e ántico. De los tres, TRES ENSAYOS DE JORGE GUILLÉN, Y SU ENCANTO 83 Jorge me dio algunas explicaciones, especialmente ele los dos de que hablo primero. Repetiré, en lo que sigue, las palabras que él me elijo. L A FLORIDA. E l primer poema ele que voy a hablar es "La Florida", ele gran interés para Jorge, que me elijo 1 : "Poeww amoroso . El encuentro amoroso y el enrique- cimiento, por el encuentro, de mi época de noviazgo con Ger11'Laine." E l poema designa el noviazgo ele Jorge con Germaine: fue su primera esposa, y se casaron en 1921 ... El poema se publicó con el título de "La Florida", en el primer libro que tuvo Cán- tico en 1928. Las dos primeras estrofas que tuvo "La F lorida" en 1928 fueron: El universo fue. Lo oscuro rindió su fondo ele futuro. Y el cielo, estrellado en secreto aquella noche para mí, respondió con un solo sí a mis preguntas sin ob jeto. ¡ Con la F lorida tropecé! Si el azar no era ya mi fe, mi esperanza en acto era el viaje. ¿El destino creó el azar? Una ola fue todo el mar. El mar es un solo oleaje. La realización del noviazgo resulta ahí ya clara: el universo y el cielo dieron su respuesta al poeta que con la Florida tropezó. Se unió con la F lorida; la Florida fue Germaine. Después ele e'stas dos estrofas hay otras cinco que favorecen y complemen- tan el éxito del hallazgo expresado en las dos primeras. 1 Todo lo dicho por Jorge Gui llén estará impreso en cursiva. 84 BOLETÍN DE LA REAL ACADEM I A ESPAÑOLA La estrofa inmediata a las dos prim,eras : ¡ Oh concentración prodigiosa ! Todas las rosas son la rosa : plenaria esencia universaL En el adorable volumen todos los deseos se sumen : ¡ ahínco del gozo total ! Las demás estrofas son también muy bellas, y en ellas se ase- gura el cumplimiento amoroso iniciado en el noviazgo. Las dos últimas estrofas: ¡ Tiempo todo en presente: mío, ele mi avidez -v del estío, que me arrebata· a su eminencia. Luz en redondo ciñe al día, tan levantado mediodía siempre en delicia ele evidencia! ¿ Pero hay tiempo? ¡ Sólo una vida ! ¿Cabrá en magnitud tan medida lo perennemente absoluto ? Y o necesito los tamaños astrales : presencias sin años, montes ele eternidad en bruto. Pero es necesario tener en cuenta que este poema, ele forma mucho más breve, fue publicado por primera vez bastante antes ele ese libro que habíamos citado, Cántico, ele r928. Esa primera publicación se hizo en la revista Espaí'ia en r923 2 ; y el poema se llamó también "La F lorida", pero entonces tenía sólo dos estrofas, casi iguales a las dos iniciales que dimos antes; pero la segunda como primera y la primera como segunda, y además con ligeras variaciones. Las dos estrofas aparecidas en la revista España en r923 son estas: 2 Es curioso que el poema. ya con el mismo texto de Cántico, se pu- blicó también en la Revista de Occidente (año VI, n.0 LX I, julio, 1928), pero no con el título "La Florida " (que tuvo en Espaíía y en Cántico), sino con ot ro muy distinto: "Enamorado ". ¡En 1928! ¡En el mismo año que Cántico! TRES ENSAYOS DE JORGE GUILLÉN, Y SU ENCANTO 85 Con la Florida tropecé cuando el azar era mi fe, y mi arte poético el viaje. ¿El destino se fingió azar? U na ola fue todo el mar. El mar es un solo oleaje. N o he sabido nunca por qué con la Florida tropecé. El cielo estrellado en secreto aquella noche para m,í, respondió con un solo sí a mis preguntas sin objeto. El poema en esta versión primitiva era también muy bello. Era un encanto la repetición en las dos estrofas del verso "con la Florida tropecé". Y es la dicha del amor lo dicho (lo mismo que en la otra versión) en los últimos cuatro versos ele la segun- da estrofa : El cielo estrellado en secreto aquella noche para mí, respondió con un solo sí a mis preguntas sin objeto. Hemos dicho "estrofas casi iguales" a las dos primeras, im- presas antes: sólo "casi iguales", porque en la que empieza "Con la Florida tropecé" los versos segundo y tercero, en r923, eran: Y en rg28: . . . cuando el azar era mi fe y mi arte poética el viaje, Si el azar no era ya mi fe mi esperanza en acto era el vía j e. Y en la otra estrofa, que en r923 empezaba: No he sabido nunca por qué con la Florida tropecé, esos dos versos en rg28 fueron sustituidos por 86 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIAESPAÑOLA El universo fue . Lo oscuro rindió su fondo de futuro. Es notable lo que Jorge dijo tambi én de este poema en nues- tra conversación. Me dictó : " París-lYiurcia." Se escribió primero en París y después en Murcia. Ahora que conocemos bien la diferencia de los dos casos del poema: primero con sólo dos estrofas, y luego con cinco más, comprendemos bien que Guillén lo hizo primero cuando estaba aún en París; y luego, la nueva versión, larga, la hi zo en Mur- cia, cuando en 1926 ya estaba allí y ll evaba cinco años casado. Curioso es también lo que ocurre en "La F lorida" el e la cuarta edición ele Cántico . publicada en 1950. E n las tres pri- meras ediciones (1928, 1936 y 1945), la primera estrofa del poema "La F lorida" es la que comienza por el verso "El universo fue. Lo oscuro ... " Y la segunda, "¡ Con la F lorida tropecé!" Y ahora sucede que en la edición cuarta la primera es la que empi eza : " ¡Con la F lorida tropecé!" y la segunda es la iniciada por "El universo fue. Lo oscuro ... " . Si recordamos la impre- sión de 1923 de la revista EspaFía, vemos que la cuarta edición ha vuelto a poner, como la primera edición de la revi sta Espaiía, el empiece "¡ Con la F lorida tropecé!". Buena idea : porque con ese verso está (como admirativo) el hallazgo, la unión con la Florida, es decir, con Germaine. Curiosamente además, antes el poema tenía un solo lema, el verso de Rimbaud, "J'ai heurté, savez vous?, d'incroyables Flo- rides" . Ahora, en la cuarta edición, aparece además otro lema: "Todas las rosas son la misma rosa", verso de Juan Ramón TRES ENSAYOS DE JORGE GUILLÉN, Y SU ENCANTO 87 Jiménez. Había una causa importante para la introducción de ese nuevo lem,a. La estrofa que comienza "¡ Oh concentración prodigiosa!" tiene como segundo verso, "Todas las rosas son la rosa" : ¡ Oh concentración prodigiosa ! Todas las rosas son la rosa, plenaria esencia universal. Pero ese verso "Todas las rosas son la rosa" es en realidad idéntico al ele Juan Ramón Jiménez "Todas las rosas son la misma rosa" . Es probable que Juan Ramón lo hubiera repro- bado alguna vez como reproducción ele su verso, porque él esas protestas contra los versos de otro autor las usaba mucho. Por lo menos este caso lo diría a Graciela Pala u ele N emes, pues ella compara ambos versos, el ele Juan Ramón y el ele Guillén, en su libro Vida y obra de Juan Ramón Jim.énez 3 • Jorge, con gran honradez, puso el verso ele Juan Ramón como lema de "La Flo- rida". PRESAGIO. Hay un poema más antiguo que también pedí a Jorge que me lo explicara. Es el llamado, desde 1928, "Presagio". Quiero antes que nada, anotar lo más importante y más dificultoso que tengo, comunicado por Jorge. Al oír mi petición ele explicaciones él contestó tres cosas : "De lo prim.ero del libro. " Con esto, Guillén me decía que "Presagio" era uno ele los poemas que tenían más antigüedad en el libro Cántico ele rgz8. V eremos en seguida cómo esto es claro. Lo segundo que m.e elijo fue, para "Presagio": "Y pensar que [ha] habido también noviazgo." 3 Pág. 248 (Madrid, r.a edic., 1957, Gredos). 88 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Es decir, que para "Presagio " hubo también noviazgo, como ·hemos ya dicho para "La Florida". Ahora bien, esto (el noviazgo) resulta imposible con lo que inmediatamente después añadió, que es lo siguiente: "Asi co1110 el [poema] de la <<Florida» es el encuentro, aquí no hay pasado, es el presente a11wroso proyectado, con la confianza hacia el futuro." Sí, lo dicho por él es idea ele noviazgo, pero nov~azgo no existente aún, sino deseado, proyectado. Todo viene más confuso con las distintas versiones de este poema. La antigua fue ya también citada por Jorge: "S e publica en La Pluma con el nombre de «N oc turno de Chartres»." Y añadió: "N o he11ws estado nunca en Chartres, pero hablábamos de ir." Ya esto del primer nombre "Nocturno ele Chartres", y la afirmación ele que ellos (sin duela él y Germaine) no habían es- tado nunca en Chartres, hace imposible ver en el poema la exis- tencia de un auténtico noviazgo ya realizado. He aquí esta primera versión de "Presagio", pero ahora con el título ele "El nocturno ele Chartres", que está en La Phmta (año III, núm. 24, mayo 1922). José Manuel Blecua, muy in- teligente y muy activo, ha publicado también ya esta versión en su edición de Cántico (Barcelona, 1970, Textos hispánicos mo- dernos, dirigidos por Francisco Rico). EL NOCTURNO DE CHARTRES 4 Ensayo o simulacro ele unidad, pareja estilizada en líneas mínimas. ele la memoria no solicitamos una perduración ele los contrastes. 4 "El Nocturno de Chartres " es uno de varios poemas con el título común de "Encarnaciones", en La Pluma, n.0 24. TRES ENSAYOS DE JORGE GU1LLÉN, Y SU ENC\ NTO 89 Sus ojos ahora irradian un oscuro fulgor, que los oculta y esclarece tras secretos postigos sin llavines. Inútil la congoja inquisitiva. N o farfulla balbuceos la noche, ele plenitud única pariclora. Dulce am,iga, sospecha floreciente en el recato del j arclín nocturno : ¿N o eres ya ele tu sino la fragancia, fragancia de tus rosas hipotéticas? ¡ Amargura ele expresar en anécdotas esa historia ignorada por los otros, que aletea, esencial, en nuestro orgullo ! Mas ya tu vida no vivida late tan pura en mí como en tus esperanzas. Y eres, si no más real, más verdadera adivinada en el j arclín nocturno que mentida por la luz verosímil en escorzos ele azar y compromiso. Atribuida ya a Chartres, población desconocida por Jorge, la todo lo más "dulce amiga", no era considerada como novia efec- tiva: Dulce amiga, sospecha floreciente en el recato del jardín nocturno .. . Las otras versiones del poema son dos : una con el mero título ele "Poema" en la revista Litoral, ele "Málaga (abril 1927, núm. 4), y otra en Cántico , 1928 (pág. 6o), ya con el título ele "Presagio", que se conserva después en todas las ediciones pos- teriores. Estas dos versiones, segunda y tercera (ele Litoral y ele Cán- tico) son my distintas de la primera (la de La Pluma). Logra en el lector inmediato y rápido, imaginar la segunda y tercera como totalmente distinta ele la primera. Una lectura más lenta y una búsqueda, nos hace ver que las versiones ele Litoral y de Cántico (entre sí, casi iguales)'\ aunque grandemente diferentes 5 En Cántico es 4.a, la que es r.a estrofa de Litoral. Entre estas dos 90 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA de la de La Pluma, tienen unos cuantos versos parecidos, próxi- mos y en algún caso iguales, a los de ésta. Damos aquí la versión de Cántico : Eres ya la fragancia de tu sino, tu vida no vivida, pura, late dentro de mí, tictac de ningún tiempo . ¡Qué importa que el ajeno sol no alumbre jamás estas figuras, sí, creadas, soñadas no, por nuestros dos orgullos ! N o importa. Son así más verdaderas que el semblante de luces verosímiles en escorzos de azar y compromiso. Toda tú, convertida en tu presagio, ¡oh, pero sin misterio ! : te sostiene la unidad invasora y absoluta. ¿ Qué fue ele aquella enorme, tan informe, pululación en negro de lo hondo, bajo las soledades estrelladas? Las estrellas insignes, las estrellas, no miran nuestra noche sin arcanos. Muy tranquilo se está lo tan oscuro. La oscura eternidad, ¡ oh, no es un monstruo celeste!, nuestras almas invisibles conquistan su presencia entre las cosas. Voy a señalar los pocos versos parecidos entre el poema de La Pluma y estos de Cántico. Prim,er verso, ele La Pluma; se- gundo de Cántico: versiones hay algunas diferencias de, en general, una palabra en el mismo verso. Versos de Litoral: la unidad invasora de la noche .. . ¡ Qué importa que la anécdota no alumbre ... pululación en negro del secreto. Versión de Cántico : la unidad invasora 1' absoluta ... ¡ Qué importa que ~/ ajeno sol no alumbre ... pululación en negro de lo hondo . TRES ENSAYOS DE JORGE GUILLÉN, Y SU ENCANTO 91 ¿No eres ya detu sino la fragancia ... Eres ya la fragancia de tu sino. que aletea, esencial, en nuestro orgullo! ... soñadas no, por nuestros dos orgullos ! Mas ya tu vida no vivida late tan pura en mí ... Tu vida, no vivida, pura late ... Y eres, si no más real, más verdadera .. . N o importa. Son así más verdaderas ... que mentida por la luz verosímil ... que el semblante de luces verosímiles ... en escorzos de azar y compromiso . . . en escorzos de azar y compromiso .. . La idea de la nocturnidad existe lo mismo en "El nocturno de Chartres" que en "Presagio" . Y el futuro pensado del amor conjunto en ambos. En el primero: Dulce amiga, sospecha floreciente en el recato del jardín nocturno : ¿No eres ya de tu sino la fragancia, fragancia de tus rosas hipotéticas ? Y eres, si no más real, más verdadera adivinada en el jardín nocturno que mentida por la luz verosímil en escorzos de azar y compromiso. También en "Presagio", de 1928, alabanza de la nocturnidad Las estrellas insignes, las estrellas, no mira nuestra noche sin arcanos. Muy tranquilo se está lo tan oscuro. Ya ella, la belleza que ya late en el amante, en "El nocturno de Chartres", (Eres ya la fragancia de tu sino. Tu vida no vivida, pura, late dentro de mí ... ) 92 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA está convertida en "Presagio" en su seguro presagio (Toda tú convertida en tu presagio, ¡oh, pero sin misterio!). Sí, el "presagio" es idea del noviazgo, no existente, sino de- seado, proyectado en la oscuridad. El título del poema también lo confirma: "Presagio " ; es decir, "Señal que previene, indica, anuncia un suceso favorable (o contradio) ". Así lo define el Diccionario de la Academia. Aquí se trata de un suceso favora- ble. En el título del poema "Presagio", en la definición del títu- lo y en las palabras que elijo Guillén: " . .. aquí no hay pasado, es el presente a111oroso pro- yectado, con la confianza hacia el futuro", tenemos ya la explicación del sentido que hay que dar a la lec- tura del poema. Es todo "Presagio": el título y el auténtico con- tenido del poema. SALVACIÓN DE LA PRIMAVERA. Los dos poemas ele que hemos hablado hasta ahora nos ofre- cen motivos importantes para su explicación: uno, el noviazgo con Germaine; y el otro, la aún no realización ele noviazgo pen- sado sí como indudable futuro. De modo muy distinto voy a hablar ahora ele otro poema: es "Salvación de la Primavera", in el uclablemente el mejor poema ele Cántico; para mi gusto el mejor poema que conozco ele Gui- llén. Su valor ha sido afirmado por casi todos los críticos: Gu- llón, José Manuel Blecua, Gil ele Bieclma, y especialmente lo han estudiado y explicado extensamente algunos como Casal- duero, González Muela y Macrí. Nosotros casi lo que vamos a hacer es cantarlo como honor, gozo, entusiasmo por Guillén. N o toda su extensión: muy larga, tiene nueve partes. Citaré algu- nas explicaciones que Jorge dio cuando yo, como he dicho, le preguntaba, pero estas explicaciones ele Jorge son menos y más breves que en otros poemas. TRES ENSAYOS DE JO RGE GUJLLÉN, Y SU ENCANTO 93 Al principio el verso nos presenta una belleza desnuda, com,o una primavera: AJustada a la sola desnudez ele tu cuerpo, entre el aire y la luz eres puro elemento. ¡ E res ! Y tan desnuda, tan continua, tan simple que el mundo vuelve a ser fábula irresistible. En torno, forma a fo rma, los objetos diarios aparecen. Y son prodigios, y no mágicos. La simple belleza desnuda nos consigue también mirar al mundo lleno ele objetos diarios. Vistos ahora son prodigios, pero no mágicos. Aquí había intervenido Guillén para decirme (ad- jetivando "prodigios"): "Prodig·ios humanos, y no mágicos." La desnudez está vista en una habitación. E l sol difunde to- das las dichas (desnudez y prodigios), a través ele una ventana: Incorruptibles dichas, del sol indisolubles, a través ele un cristal la evidencia difunde. El poema, como hemos dicho, está dividido en nueve partes. Para la segunda, Guillén dij o: "El cuerpo co11w paisaje." Sí, en el verso, el cuerpo está columbrado como paisaje: Mi atención, ampliada columbra. Por tu carne la atmósfera reúne términos. Hay paisaje. 94 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Es tuyo el resplandor de una tarde perpetua ¡qué cerrado equilibrio dorado, qué alameda! En la tercera parte, Jorge se lim,itó a señalar la visión ofre- cida en quietud : "Visión, regalándose en quistud, y p·ura visión." En verso : Presa en tu exactitud, inmóvil regalándote, a un poder te sometes férvido, que me invade. Esa exactitud inmóvil hace que ella se someta a un poder que causa ardor, férvido, ardor que le invade a éL Es "amor" , no en clealidacl el e él y de ella, aparte, sino ele los dos juntos ("nosotros"), y con ello el ser, unido ele ambos completo: ¿Amor : ni tú ni yo, nosotros, y por él · todas las maravillas en que el ser llego. a ser! En la parte cuarta no hubo explicación ele Guill én. En ella prometen los ojos ele la mujer, sonriendo, mientras la boca no habla, y es como asombro su silencio : Y los ojos prometen mientras la boca aguarda. Favorables, sonríen. ¡ Cómo intima callada! Pero, próximos los dos, su voz les suena oscura, porque mu- cho más expresiva, la carne. En ambos expresa la carne: Henos aquí. Tan proxtmos. ¡ Q ué oscura es nuestra voz ! La carne expresa más, Somos nuestra expresión. TRES ENSAYOS DE JORGE GUILLÉN, Y SU ENCANTO 95 Del deseo ansioso resulta un " paraíso". La piel le tiende a cautivarle los sentidos con el "embeleso" . Y "apremios" le com- pelen con ansia de arrebato " : De una vez paraíso, con mi ansiedad completo, la piel reveladora me tiende el embeleso. ¡Todo en un solo ardor se iguala ! ¡ Simultáneos apremios me conducen por círculos de rapto ! Pero ocurre que las manos, en caricias, traen ternura. Las manos se mueven lentas, reinciden, y también ellas saben con- templar: Pero más, más ternura trae la caricia. Lentas las manos se demoran, vuelven, también contemplan. En la quinta parte, la ternura anunciada en la anterior, se afirma. Hay un encanto brusco, una obsesión repentina : . . . Brusco y secreto, un encanto es un orbe, obsesión repentina se centra, se recoge. Obsesión repentina hacia la intensidad. Guillén me afirmó la formación de horizonte parcial por unión de los dos cuerpos : "Horizonte panial por aproximación de cuerpos." En el verso : Si de pronto me ahoga, te ciega un hori zonte parcial, tan inmediato que se nubla y esconde. 96 BOLETÍN DE LA REAL ACA DEMIA ESPAÑOLA Los dos cuerpos estrechamente unidos no ven los horizontes. Y el amor intenso, se intensifica ahora más y más: ¡Amar, amar, amar, ser más, ser más aún! Amar en el amor, refulgir en la luz. U na facilidad de cielo nos escoge para lanzarnos hacia lo divino sin bordes. Y acuden, se abalanzan clamando, las respuestas. ¿Está ya para suceder el éxtasis, la enajenación? ¿Ya inminente el arrobo ? Durase la inminencia. Deseo de intensidad del amor que es dulce, pero que delira hacia furia : ¡ Afán, afán, afán a favor de dulzura, dulzura que delira con delirio hacia furia, furia aun no, mas afán, afán extraordinario, terrible que sería feroz, atroz o ... ! ¡ Pasmo! La intensidad no llega a lo infinito. Los cuerpos ahora se se- paran; los cuerpos ele los dos amantes se apartan, yacen, duermen: ¿ Lo infinito ? N o. Cesa la angustia insostenible. Perfecto es el amor : se extasía en sus límites. ¡ Límites! Y la paz va apartando los cuerpos. Dos yacen, dos. Y ceden, se inclinan a dos sueños. TRES ENSAYOS DE JORGE GUILLÉN, Y SU ENCANTO 97 E l alma puede cruzar ahora: Se serena el espíritu, se sere- nan los rostros. Jorge me elijo: "Porque el alm.a no está lejos, vuelve la serenidad es- j)iritual al rostro." He aquí ahora el verso correspondiente a lo que J oge me dijo : ¿ Irá cruzando el alma por limbos sin estorbos?Lejos no está. La sombra se serena en el rostro. Así termina esta maravillosa sección quinta. Las partes seis, siete y ocho son, podríamos decir, como el mismo Jorge me dijo, "post" ele la cinco que acabamos ele citar. En la seis, los amantes tras el sentir pasado, se ven en altura: Oye ahora a la sangre. ¡ N os arrastra una altura ! Desde arriba, remotos, invulnerables, juntos ... vemos cómo se funden con el aire y se ciernen y ahondan, confundidos, lo eterno, lo presente. Todo lo encuentran, juntos, en presente y futuro. Y en la parte siete hay, así lo dijo Jorge, una 7 "Afi1'111ación del futuro como proyección del presente." Nueva intensidad ele amor en el futuro: ¿Y o querré, yo ? Querrá mi vida ... Necesito sentir que eres bajo mis labios, en el gozo ele hoy, mañana necesario. BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA ¡ N u estro mañana apenas futuro y siempre incógnito: un calor de misterio resguardado en tesoro ! Y en la parte octava se asegura ese futuro y se le desea, con la plenitud y la vitalidad de la amada : . . . un ver hondo a través de la fe y un latir a ciegas, y un velar fatalmente - por ti - para que en ese júbilo de suprema altitud, allí donde no hay muerte, seas la vida tú. En la final, parte novena, todo es una completa alabanza de la amada, exaltada con imágenes del encanto de Guillén. Él, para esta última parte, me dijo que era "letan-ía anwrosa". Me ha chocado que varios críticos han llamado también a esta parte "Letanía". En efecto, todos tienen razón. El amante llama a la amada, "profunda primavera", "río de verdor ", "ven- tana diáfana", "rosa en mediodía'' , "fiesta de horizonte", "cons- telación de campo", "desnudez única". He aquí el final del poema: ¡Tú, tú, tú, m1 mcesante primavera profunda. mi río de verdor agudo y aventura! ¡Tú, ventana a lo diáfano, desenlace ele aurora. modelación del día: mediodía en su rosa, tranquilidad ele lumbre: siesta del horizonte, lumbres de lucha y coro: poniente contra noche, TRES ENSAYOS DE JORGE GUILLÉN, Y SU ENCANTO 99 constelación de campo, fabulosa, preci sa, trémula hermosamente, universal y mía! ¡ Tú más aún : tú como tú, sin palabras toda singular, desnudez única, tú, tú sola! Esa serie ele elementos distintos, primavera, río, ventana, sur- gir ele la aurora, la rosa del clia, tranquilidad de lumbre, siesta del horizonte, encanto del campo, ella, universal, única, sola, es el conjunto maravilloso que forma la unidad ele belleza y amor de Jorge Guillén. En Cántico se nos descubre a Jorge y a su increíble unidad. Celebramos mucho también los otros tomos, Clamor, H o1nenaje. Pero Cántico es la aurora donde yo, y muchísimos, hemos vivido fundados y fu ndidos en su poesía. ¡Qué maravilla entre nosotros! ¿Y qué juramento ele total fidelidad le infundiríamos? Y o tengo otro deseo y otra verdad : Jorge Guillén vive; J or- ge vive ; es la vida inmortal ele su poesía. Es la vida permanen- te que exalta nuestro inmenso cariño. Le sentimos vivir. Sabe- mos que se eterni za su poesía y su profundidad. ¡Viva siempre su maravilloso espíritu! ¡Viva Jorge Guillén! DÁMASO ALONSO.
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