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Arte-Modulo-7--Hojas-internas

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7 Discapacidade Inclusión social
Ronald Amilcar Solís Zea 
Acción sin Daño
 y Construcción de Paz
Con el apoyo de:
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia
 Solís Zea, Ronald Amilcar, 1965-
 Discapacidad e inclusión social / Ronald Amilcar Solís Zea. – Bogotá : Universidad Nacional de Colombia. 
 Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), 2010
 xxx p., il. -- (Acción sin daño y construcción de paz , M7)
 
 Incluye referencias bibliográficas
 ISBN : 978-958-719-627-6
 1. Conflicto armado 2. Personas con discapacidades - Aspectos sociales 3. Acción sin daño I. T ít. II. Serie
 CDD-21 303.66 / 2011
Primera edición; Bogotá D.C., 2011
 Discapacidad e inclusión social
 Universidad Nacional de Colombia,Sede Bogotá 
Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Trabajo Social
Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia – PIUPC-
Calle 44 No. 45 – 67, Unidad Camilo Torres, Bloque 1, Oficina 601
Tel.: (57) 1 3165000 Ext.: 10261 – 10265, Bogotá D.C.
Correo electrónico: proiupc_bog@unal.edu.co 
Dirección académica
Martha Nubia Bello Albarracín 
Coordinación editorial 
Liz Yenny Vanessa Londoño Piñeros
Comité editorial
Olga del Pilar Vázquez Cruz, Julia Esmeralda Rodríguez Fernández 
Ángela Cristina Sánchez Lemus, Gloria Inés Retrepo Castañeda, Yaneris Alvis
Revisión de textos
Margarita Mejía
Diseño y diagramación
Erica Flórez
Fotografías
Archivo Borja Paladini Adell - www.borjapax.org
Corporación ConCuerpos, Danza contemporánea integrada en Colombia. 
Directoras: Andrea Ochoa, Carolina Caballero, Paulina Avellaneda.
danzaintegrada@gmail.com, www.concuerpos.com
Foto portada:
Jorge Velásquez
Impresión
Imágenes IPD, Bogotá D.C., 2011
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www.cercapaz.org
ISBN Volumen: 978-958-719-627-6
Las opiniones y los énfasis destacados en el texto, son de exclusiva
responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista 
de la Universidad Nacional de Colombia, COSUDE, ni GIZ
Autor 
Ronald Amilcar Solís Zea
Saludmental2001@yahoo.com
Contenido
PRESENTACIÓN 
OBJETIVO
MAPA CONCEPTUAL
 
UNIDAD 1. CONCEPTO DE DISCAPACIDAD: ¿A QUE PODEMOS REFERIRNOS CON EL 
TÉRMINO DISCAPACIDAD?, ¿POR QUÉ NO INCAPACIDAD, INVALIDEZ, ETC.? BREVE 
REGISTRO HISTÓRICO DE LA EVOLUCIÓN DEL TÉRMINO 
1.1. El concepto de anormal 
1.2. Los conceptos más comunes
1.3. Los conceptos y las clasificaciones 
1.4. Los conceptos políticamente incorrectos
1.5. Los conceptos políticamente correctos
UNIDAD 2. LAS PROPUESTAS Y MECANISMOS INSTITUCIONALES PARA ATENDER O 
INTERVENIR LA DISCAPACIDAD: DISTINTOS MODELOS DE INTERVENCIÓN 
2.1. El paradigma tradicional de la discapacidad 
2.2. El paradigma rehabilitador de la discapacidad
2.3. El paradigma de vida independiente
UNIDAD 3. LAS INTERVENCIONES Y LOS POSIBLES DAÑOS SOBRE LA IDENTIDAD, LA 
AUTONOMÍA Y LA LIBERTAD DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD. PRINCIPALES 
DEBATES ÉTICOS 
3.1. Las condiciones de exclusión, pobreza y discapacidad 
3.2. La relación discapacidad género 
3.3. Una intervención que no genera mayor dependencia y relaciones de subordinación.
UNIDAD 4. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA DISCAPACIDAD EN EL CONTEXTO 
COLOMBIANO
4.1. La situación de discapacidad en Colombia 
4.2. Discapacidad y conflicto armado 
 
UNIDAD 5. RECOMENDACIONES Y ASPECTOS A TENER EN CUENTA PARA PREVENIR 
EL DAÑO EN LOS PROCESOS DE ATENCIÓN Y EN LAS POLÍTICAS SOBRE DISCAPA-
CIDAD 
 
BIBLIOGRAFÍA CITADA Y DE REFERENCIA 
 
Anexo 1. Esfuerzos de Naciones Unidas en el tema de discapacidad los últimos 50 años
Índice de gráficas
Gráfica 1. Modelos de atención de la discapacidad
Gráfica 2. Enfoques y modelos de atención de la discapacidad
Índice de cuadros
Cuadro 1. Áreas de interés de la psicología de la rehabilitación en la discapacidad
4
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Presentación 
Cuando se hace referencia a las complicaciones que puede enfrentar una persona con dis-
capacidad al querer concebir su vida de una manera digna, las barreras llegan de afuera y 
de adentro. Sin preparaciones ni herramientas, un discapacitado tiene la obligación de rein-
ventarse el mundo. Pero, ¿Qué pasa cuando en este mundo, la sociedad ya ha planteado su 
propio modelo? Así, más que un reto personal para tener un espacio en el mundo, la labor 
de un discapacitado es una lucha incesante que supone un escenario tanto espiritual como 
espacial por el reconocimiento de su autonomía de la inclusión y por la no discriminación en 
la sociedad.
Podemos partir de la premisa de que nadie nace queriendo ser una persona con discapaci-
dad, sin embargo, para muchos es “natural” lanzarles miradas de lástima. Hoy en día la 
problemática de la marginación y la discriminación hacia las personas con discapacidad yace 
en la ignorancia de la sociedad que percibe a estas personas como inferiores y que cree que 
sólo una persona que cumpla con ciertos parámetros físicos y/o mentales puede desarrollar 
un proyecto de vida. En muchos países lo anterior ha generado situaciones de exclusión y 
discriminación laboral ya que en los pocos casos en los que un discapacitado logra acceder al 
mercado de trabajo, es contratado con bajos salarios o sin prestaciones sociales.
Ahora bien, la discriminación no sólo es visible en el mundo laboral, pues las agresiones ver-
bales o físicas están presentes dentro de otros contextos como el familiar lo que sin lugar a 
dudas para las personas con discapacidad puede dejar consecuencias como la auto-margi-
nación. Es muy notorio el desinterés de la sociedad por garantizar el bienestar de una minoría 
que necesita ser reconocida y respetada; la sociedad ve los retos de las minorías como retos 
postergables, no prioritarios, poco urgentes y que son únicamente apreciables al momento 
de perfeccionar un mundo que, con mucha dificultad, puede ser perfecto. Por el contrario, las 
personas con discapacidad ven la vida desde un punto de vista diverso al que la sociedad 
está acostumbrada a percibir, pues encuentran dimensiones diferentes a las establecidas 
en un contexto en el que se les trata como ciudadanos de tercera clase, por el hecho de ser 
diferentes.
A continuación se propone analizar la discapacidad desde el lente de la acción sin daño, te-
niendo en cuenta dos consideraciones. 
En primer lugar, que el tema existe más allá de los conflictos políticos y sociales de una época 
y, por lo tanto, plantea una reflexión sobre la condición histórica de desigualdad y exclusión 
de estas personas remitiéndonos al plano del que-hacer, de los objetivos de las acciones y el 
Di a los que caminan que no somos lamento descubierto, que podemos llevar albas a la industria y trazar 
escala de futuro en los talleres, di que como obreros de la vida amamos la paz y la esperanza.
Héctor Girón de León
Poeta guatemalteco
contexto en el que surgen las intervenciones. En segundo lugar, que la discapacidad no sólo 
convoca a un sector específico del conocimiento (medicina, psiquiatría, servicios sociales 
etc.) sino que se constituye en un tema clave para toda la sociedad ya que se refiere a la ma-
nera como ésta define y trata a sus miembros más débiles, así que el tema se relaciona con la 
reflexión sobre los juicios de valor que surgen cuando se aborda la discapacidad y por lo tanto, 
sobre la ética que orienta las acciones y las buenas intenciones de las mismas.
Partiendo de reconocer que eltema de la discapacidad propone una reflexión en diversas di-
mensiones y las cuales confluyen con los planteamientos éticos y metodológicos de la Acción 
sin Daño; en este módulo se pretende continuar con la discusión sobre los posibles daños 
ocasionados cuando se realizan intervenciones con diferentes grupos poblacionales, las re-
flexiones éticas derivadas de las mismas y las demandas que, en termas de construcción de 
paz inclusión y participación propone este tema. 
Así, la estructura del módulo es la siguiente:
1. En la primera unidad del módulo la reflexión se sitúa el análisis del uso y significado del 
lenguaje: conceptos como “anormales”, “incapacitados” o “lisiados”, surgen en contextos 
sociales e históricos determinados que dan cuenta de las diferentes formas de relación 
social de una época y las jerarquías aceptadas institucionalmente. Por lo tanto, en este 
apartado se presenta una reflexión sobre los conceptos y clasificaciones que intentan 
nombrar a las personas con algún tipo de característica física o mental diferente a lo que 
es considerado como “normal”. 
2. La reflexión sobre las relaciones sociales que se construyen alrededor de los conceptos, 
propone una revisión sobre las propuestas o mecanismos institucionales para atender la 
discapacidad. En la segunda unidad, se mencionan algunas consideraciones sobre los 
distintos modelos de intervención desde los cuales es explicada. Se trata de reconocer 
las nociones que dan forma a la intervención con esta población y los protagonistas que 
surgen para intentar dar respuesta a lo que se considera como necesidades de las per-
sonas discapacitadas, desde aquellas que proponen considerarla como simples sujetos 
de asistencia y de atención terapéutica a causa de sus limitaciones, hasta aquellos que 
buscan los mecanismos para que las personas con discapacidad puedan integrarse a la 
sociedad y puedan reconocerse como sujetos sociales. 
3. En la tercera unidad, se plantea la reflexión sobre los posibles daños ocasionados a la 
identidad, la autonomía y la libertad de las personas con discapacidad, así como los prin-
cipales dilemas y debates éticos que se presentan en las intervenciones. Se mencionan, 
de una parte, las condiciones de exclusión y estigmatización en la que viven gran número 
de personas con discapacidad reportando la relación directa que existe entre exclusión y 
discapacidad, y por otra parte, la importancia de realizar intervenciones que no generen 
mayor dependencia y relaciones de subordinación en la que son los profesionales quienes 
deciden qué es lo que más conviene a las personas. 
4. Ahora bien, la problemática de exclusión y discriminación en relación con la discapaci-
dad, se agudiza cuando se vive en un país del tercer mundo con complejos escenarios 
sociopolíticos y deficiencias institucionales como Colombia. Por lo tanto, en la cuarta 
unidad se presenta una breve reflexión sobre la discapacidad en el contexto colombiano, 
los avances jurídicos en materia de atención y algunas estadísticas relacionadas con la 
discapacidad en el país además de la relación que se puede establecer entre ésta y el 
conflicto armado.
5. Teniendo en cuentas las reflexiones éticas y conceptuales desarrolladas en los apartados 
anteriores, en la quinta unidad, se presentan algunas recomendaciones y aspectos a 
tener en cuenta para prevenir el daño en los procesos de atención y en las políticas sobre 
discapacidad. Es necesario resaltar que no se trata de formulas mágicas para realizar las 
intervenciones con esta población en contextos humanitarios, precisamente porque cada 
situación es particular y surge en diferentes contextos sociales; algunos marcados por las 
consecuencias de un conflicto armado altamente degradado como en el caso Colombiano. 
Por el contrario, se trata de reconocer que las personas con discapacidad son ciudadanos 
con derechos fundamentales que deben considerarse como población altamente vulnera-
da y por tanto, es importante garantizar el respeto a sus derechos, el reconocimiento de 
la diferencia y velar porque los Estados cumplan un papel muchísimo más activo y tome 
medidas concretas para su bienestar. 
Se invita a las y los lectores a reflexionar acerca de la necesidad de incorporar en la reflexión 
ética de sus acciones el tema de la discapacidad, teniendo en cuenta que se trata de una 
perspectiva que aporta herramientas a la importante necesidad de realizar intervenciones 
acordes con las realidades de las personas. Este documento pretende sugerir un punto de 
partida para generar nuevos debates en las reflexiones sobre el enfoque de ASD y la Cons-
trucción de paz, la forma como se reconoce e identifica el daño para personas con discapa-
cidad; pero ante todo, el texto se constituye en una puerta de entrada para reflexionar sobre 
la forma de aplicar esta propuesta a las particularidades de las intervenciones y experiencias 
que cada uno/a vive cotidianamente. 
* El módulo recibió comentarios y ajustes en aspectos de edición y contenido de Esmeralda Rodríguez, Investigadora del Progra-
ma PIUPC de la Universidad Nacional de Colombia.
Objetivo: 
Aportar elementos conceptuales que permitan reconocer las dimensiones y complejida-
des de contemplar una perspectiva de trabajo con discapacitados en contextos de acción 
humanitaria. En otras palabras, con este texto se busca brindar herramientas teóricas que 
ayuden en la comprensión y formulación de múltiples formas de acción, acompañamiento, 
asistencia, entre otros, a personas con discapacidad en contextos de acción humanitaria.
Mapa Conceptual
Invita al análisis de
presentes 
en los
Dilemas y 
debates éticos
conceptos Posibles 
daños
Contexto 
colombianocon el fi n de
Es trabajado desde
como
a partir de
en relación con 
a
como
anormales lisiados
autonomía
identidad libertad
Avances 
jurídicos
El 
confl icto 
armado
incapacitados
socialeshistóricos
Sujetos de 
asistencia
Sujetos 
sociales
Responder a las 
necesidades de las 
personas discapacitadas
Modelos de 
intervención
DISCAPACIDAD E INCLUSIÓN SOCIAL
Que surgen de 
contextos
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
9
> Algunas consideracio-
nes iniciales
En cada periodo de la historia, se han crea-
do diferentes formas de relación social con 
el tema de la discapacidad; sin embargo, la 
manera en que se han referido al mismo no 
ha sido solamente a partir de una represen-
tación semiológica, sino que además consti-
UNIDAD 1
CONCEPTO DE DISCAPACIDAD: ¿A QUÉ NOS REFERIMOS 
CON EL TÉRMINO DISCAPACIDAD?, ¿POR QUÉ NO 
INCAPACIDAD, INVALIDEZ, ETC.? BREVE REGISTRO 
HISTÓRICO DE LA EVOLUCIÓN DEL TÉRMINO.
“Explicaba que el censo de India de 1981…. 
Señalaban que la pregunta de 1981 
se presentaba de un modo muy rudimentario 
–preguntaba por los miembros de la vivienda
que eran completamente ciegos, 
estaban tullidos o eran mudos- 
y no incluía la discapacidad mental”
(Javed Abidi)
tuye la forma de materializar la relación que 
se tiene con el sujeto denominado (en este 
caso las personas con discapacidad); ya 
que, como lo defi ne Isabel Frutos, el lengua-
je constituye un mecanismo de concreción 
social: 
Lenguaje y sociedad son dos conceptos que in-
teractúan recíprocamente. La sociedad cambia 
y con ella el modo de expresarnos. Los valores 
que tiene una sociedad están escritos en el len-
guaje, a la vez que el lenguaje refl eja y refuerza 
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DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
10
En ese sentido, el lenguaje no es discrimi-
natorio en sí mismo; más bien es importante 
reconocer que lo discriminatorio se relaciona 
con el uso que hagamos de él, los signifi ca-
dos atribuidos y las cargas psicosociales da-
das a las formas de nombrar a una persona. 
Así, reafi rma Frutos, que “El lenguaje es un 
elemento clave en la construcciónde la cul-
tura y del pensamiento. Los lenguajes que 
hablan las diferentes sociedades surgen de 
la necesidad de comunicarse, de transmitir 
valores, expresar sentimientos” 2. Por eso, la 
controversia va hacia el fondo del signifi cado 
o al signifi cante en sí mismo. 
A lo largo de la historia las personas con dis-
capacidad han sido llamadas de diferentes 
formas y esto obedece a las ideologías del 
momento, al tipo de relaciones sociales exis-
tentes, a la forma en que se relacionan con 
las instituciones y, en los últimos años, al pa-
pel protagónico que juegan en la formulación 
de programas y proyectos de desarrollo e in-
fraestructura acordes con sus necesidades.
Por lo anterior, merece especial atención un 
recorrido histórico sobre la forma y el signi-
fi cado atribuido a las diferentes formas en 
las que han sido nombrados las personas 
con discapacidad y las relaciones sociales 
que surgen a su alrededor. Para tal efecto, a 
continuación se propone hacer un análisis a 
partir de tres elementos tomados de Andrea 
Benvenuto3 para ampliar la comprensión so-
bre la forma en que es utilizado el lenguaje, 
y los signifi cados atribuidos a las personas. 
Estos elementos son: 1) Preguntarnos de 
quién hablo, 2) cómo lo explico y 3) qué tipo 
de relaciones se plantea entre quien lo des-
cribe y quien es descrito. 
1.1. El concepto de 
anormal
El Diccionario de la Real Academia Españo-
la4 realiza la siguiente descripción sobre esta 
palabra “anormal:-adjetivo- que accidental-
mente se halla fuera de su natural estado o 
de las condiciones que le son inherentes”. 
Esta defi nición puede estar sustentada en 
los enfoques funcionalistas y evolucionistas 
cercanos a las ciencias biológicas, en los 
cuales las personas tienen una manera esti-
pulada de actuar de acuerdo con los criterios 
de desarrollo. Por eso, quien no cumple ese 
desarrollo o adolece de dicha funcionalidad 
se encuentra al margen de lo que natural y 
socialmente se espera.
En este marco de referencia, las personas 
con discapacidad encajan perfectamente 
bajo esta denominación ya que, por razo-
nes funcionales y de participación, su des-
empeño tendrá cualidades diferentes a las 
convencionales y por tanto, pueden ser con-
sideradas como anormales. Es decir, se ha-
bla de sujetos que se encuentran fuera de lo 
1. Isabel Frutos, Guía para un uso no discriminatorio del lenguaje (en el entorno de la discapacidad) [documento en línea]. FUN-
DABEM (Fundación Abulense para el Empleo). 
2. Frutos, Guía.
3. Andrea Benvenuto, « ¿De qué hablamos cuando hablamos de “sordos”?», Ciudadanos, Revista de Crítica Política y Propuesta 
4, 7, 8, 2004. [Nota: 1 corresponde al año 7 y 8 al número, -Número doble-].
4. Real Academia Española, Diccionario de la lengua española - Vigésima segunda edición.
los valores de cada sociedad…. El lenguaje, 
además, es un instrumento de clasifi cación de 
la realidad. A través del lenguaje nombramos la 
realidad, le ponemos etiquetas; también la inter-
pretamos y la creamos simbólicamente cuando 
establecemos abstracciones o cuando gene-
ralizamos. Construiremos la realidad, según la 
nombremos1. 
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
11
que la naturaleza ha previsto, un sujeto no 
pensado por la creación y con ello el primer 
elemento referido por Benvenuto5 está cla-
ro: de quien hablamos. 
Para ejemplifi car aquel objeto que está fuera 
de la norma Benvenuto propone el siguiente 
ejemplo: Mucho antes de que la ciencia y 
la fi losofía hubiesen reconocido otras moda-
lidades de lenguaje oral, los sordos fueron 
percibidos como seres desprovistos de len-
guaje y, como tales, asociados a una anima-
lidad que rompía con el orden de lo viviente. 
Fueron tirados de lo alto del precipicio en la 
antigüedad; dejados en libertad pero consi-
derados como los idiotas del pueblo en la 
Edad Media; comparados a las bestias del 
siglo XVIII; encerrados como locos en hos-
pitales psiquiátricos en el siglo XIX e incluso 
hoy en día, o más aun, víctimas de campa-
ñas de esterilización y luego de extermina-
ción en la Alemania Nazi.6
Concretamente nos referimos a seres dife-
rentes más parecidos a otros no humanos 
y, en algunos casos, más parecidos a los 
animales. Derivado de esto, debemos com-
prender qué relaciones provocaban estas 
presencias en la sociedad; para ello resulta 
muy interesante recoger el análisis realizado 
por Foucault7 sobre los anormales del siglo 
XIX. Este análisis tiene su origen en tres fi -
guras de los siglos XVII y XVIII: el monstruo, 
el incorregible y el niño masturbador; a con-
tinuación se utiliza sólo la imagen del mons-
truo; no se entrará en detalle en los demás, 
ya que la sola referencia de la monstruosi-
dad es, en sí, ejemplifi cante. 
El monstruo, que fue referido por una noción 
jurídica declarada desde el derecho romano, 
estaba constituido por dos categorías: la de-
formidad física y la monstruosidad jurídica 
por el hecho cometido. Lo anterior signifi ca 
que esta fi gura aparece en un marco de re-
ferencia jurídico y posteriormente médico 
pero también que surge ante la incapacidad 
de la ley de explicarse la existencia de se-
res, o mitad humano mitad bestia, ya que, 
según Foucault8, en el monstruo se combina 
lo imposible y lo prohibido. 
Pero para comprender la justa dimensión y el 
signifi cado de esta fi gura, hay que mencionar 
que el monstruo para considerarse tal no solo 
rompe las leyes del hombre sino también las le-
yes de los dioses. Es decir, no bastaba con de-
nominarlo de una u otra forma, era preciso darle 
un tratamiento a la medida de tal atrevimiento. 
Y el atrevimiento estaba dado en función de ser 
diferente a los demás. Esta condición desafi aba 
no sólo la naturaleza, sino las leyes de relación 
entre los hombres y Dios y; por lo tanto, la apa-
rición del monstruo era el castigo.
Retomando el segundo elemento planteado 
por Benvenuto9, ¿cómo lo explico?, aquí la 
respuesta está dada ante la difi cultad de hacer 
comprensible la naturaleza de estos seres. Es 
decir, cuando las explicaciones jurídicas, las 
biológicas y las divinas no logran dar cuenta 
de tal atrevimiento de anormalidad, y es impo-
sible corregir por las vías humanas, se castiga.
5. Benvenuto, 2004. 
6. Benvenuto, 92.
7. Michael, Foucault, Los Anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000. 
8. Foucault. 2000.
9. Benvenuto, 2004.
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
12
Por ejemplo, en el derecho sucesorio, en la 
jurisprudencia, encontramos toda una se-
rie de discusiones, de casos infi nitamente 
machacados, de los cuales el más típico es 
éste. Un hombre muere, si su mujer está 
embarazada; él ha hecho un testamento en 
el que indica: “si el niño que espera mi mujer 
llega a término, heredará todos mis bienes. 
Si, al contrario, el niño no nace o nace muer-
to, si es martinato, en ese momento los bie-
nes pasarán a mi familia”. Si nace un mons-
truo. ¿A quién corresponderán los bienes? 
¿Se debe considerar que el niño ha nacido o 
que no ha nacido? A partir del momento en 
que nace esa especie de mixtura de vida y 
muerte que es el niño monstruo, al derecho 
se le plantea un problema insoluble. Cuando 
nace un monstruo de dos cuerpos, o de dos 
cabezas ¿hay que darle el bautismo a dos? 
¿Hay que considerar que se tuvo un hijo o 
dos?10
Lo anterior da pie para comprender el tercer 
elemento propuesto por Benvenuto11: “qué 
implicaciones tiene esa denominación para 
la relación que nos planteamos frente a es-
tos sujetos anormales”. A lo largo de la histo-
ria, aunque no en la mayoría de casos, esto 
ha implicado exclusión, marginalidad y, en 
la peor instancia, muerte. Los seres huma-
nos legislan en contra del anormal, las expli-
caciones médicas y las divinas construyen 
nosologías que explican dicha anormalidad 
y todas se yerguen en las normas de rela-
ción o formas de castigo para el “diferente”. 
En pocos casos, el diferente es considerado 
desde una relación no excluyente. Tal podría 
ser el caso de las personas de talla peque-
ña en la EdadMedia que eran consideradas 
consejos de los reyes. 
Este análisis sobre el anormal sirve para 
ejemplifi car que las consecuencias de las 
denominaciones y su construcción histórica 
han llevado una serie de implicaciones de di-
verso orden, que se han erigido de manera 
general, en contra de la diferencia y del res-
peto de las personas con discapacidad. El 
entramado social en el cual estas denomina-
ciones se fueron construyendo debiera ser 
investigado para saber a qué nos estamos 
enfrentando y así poder construir no sólo el 
concepto, sino también las relaciones y sus 
implicaciones. Tarea para la cual animamos 
al lector a profundizar. 
1.2. Los conceptos 
más comunes
Para Ron Amundson12 es necesario aclarar 
con precisión el origen del concepto de disca-
pacidad, debido a que existen muchos mitos 
alrededor de la palabra. El concepto hándi-
cap tiene una connotación más universal, 
por su utilización en diversos idiomas. Como 
lo señala Remy Lucas “la palabra hándicap 
es de origen francés y la expresión inglesa 
data del Siglo XVI, “the hand in the cap” - la 
mano en el sombrero- o handy capp” 13, la 
cual es asociada a la imagen de un mendigo 
con discapacidad, en la calle, con un sombre-
ro en la mano pidiendo limosna. 
La supuesta evidencia de ello radica en la In-
glaterra del Rey Henry VII en 1504. cuando, 
reconociendo que las guerras dejaron mu-
chos veteranos y que los mismos no pudieron 
volver a trabajar y contribuir a la sociedad, el 
Rey legisló para que la mendicidad, prohibida 
por esos años, fuera legal para las personas 
10. Foucault, 70.
11. Benvenuto, 2004.
12. Amundson, Ron, About the Meaning of “Handicap [documento en línea]. Dept. of Philosophy, University of Hawaii at Hilo 
(Consultado el 3 de agosto de 2008).
13. Remy Lucas, «Pour une analyse du concept de handicap», Revista Le Valentin Haüy, 2000.
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
13
con discapacidad y los envió a mendigar por 
dinero. Aunque este relato no es confi rmado, 
la asociación podría considerarse válida debi-
do a que, a través de los años en diferentes 
países y épocas, la discapacidad es una con-
dición de marginalidad y pobreza.
Para realizar un análisis más profundo sobre 
el tema, Ron Amundson14 propone acudir al 
Oxford English Dictionary15, que plantea tres 
explicaciones sobre el origen de la palabra 
hándicap16. Una de esas explicaciones es-
taba dada a partir de equiparar, en cualquier 
competencia o carrera, las capacidades de 
uno de los participantes sobre la del otro u 
otros. Se trataba igual de dar una ventaja a 
los menos efi cientes o imponer una desven-
taja a los más efi cientes. Al parecer, la vía 
fue siempre dar una ventaja a los menos efi -
cientes y no a la inversa.17 
Amundson18 hace una refl exión sobre las 
posiciones más importantes de algunos gru-
pos de defensores de derechos de las per-
sonas con discapacidad, quienes adversan 
la asociación de la palabra handicap frente a 
la condición de discapacidad. Y aquí es im-
portante reconocer que no es solamente una 
controversia de orden semántico.19 La pala-
bra comienza a usarse en 1915 a partir de 
un registro de la palabra dada a un niño con 
discapacidad física en una fotografía –han-
dicapped child, physically crippled child-20.
Lucas21 refi ere que en el Diccionario Crítico 
de Acción Social (Dictionnaire Critique 
d’Action Sociale) la palabra aparece nueva-
mente en la década de los 50 utilizada como 
un estandarte por las personas que eran 
excluidas por ser diferentes y que lo usaron 
para ser identifi cadas. Por estas fechas, la 
palabra es utilizada para referirse a adultos 
y a personas con discapacidad mental. En 
textos ofi ciales, la palabra handicap aparece 
en las leyes sociales de Francia específi ca-
mente en la ley del 30 de junio de 1970 a 
favor de las personas con discapacidad. Di-
cha ley refi ere que “es considerada minus-
válida toda persona reconocida como tal por 
la Commission Technique d’Orientation et 
de Reclassement Professionnel (Comisión 
Técnica de Orientación y Reclasifi cación 
14. Admundson, About.
15. Este diccionario ofrece los mejores recursos de conocimiento de la lengua inglesa sobre la etimología de las palabras.
16. La primera tiene su origen en un deporte o juego de azar del siglo XIV. En éste participaban dos comerciantes y un árbitro llama-
do matchmaker. El juego fue diseñado para recompensar al árbitro con la puesta si los comerciantes no se ponen de acuerdo con 
las mercancías y el precio. Este juego fue llamado hand in cap, hand i´cap y luego handicap. La segunda explicación data después 
en el Siglo XVIII, también vinculado a un arranque o apuesta. El medio hípico se apropia del concepto y se desarrolla dentro de las 
carreras de caballos. La diferencia de peso cargado por cada caballo era considerada y se trataba de hacer coincidirlo para equipa-
rar las oportunidades en la competencia. Debe quedar claro que a pesar de que la diferencia de peso tiene que ver con la fuerza (a 
mayor peso, mayor masa muscular y por lo tanto mayor fuerza) esta diferencia no es lo que fue llamado hándicap; fue la carrera en 
sí misma y no las condiciones de los participantes las que fueron llamadas race handicap o solamente handicap. 
17. Metafóricamente, se fue utilizando la palabra para referirse a las desventajas de los seres humanos.
18. Admundson, About.
19. Los desacuerdos plantean en principio que la palabra handicap se enmarca en un contexto de competencia y no necesaria-
mente de condición o de calidad de vida, con lo cual se sobredimensiona la gran carga agónica que éste tiene. Sumado a ello, 
existe la necesidad de superar la adversidad que las defi ciencias traen implícita, de la misma forma que lo hacen los caballos. 
Indudablemente que la comparación entre hombre y animales es odiosa, sobre todo cuando es asociada a una condición que en 
muchas ocasiones tiene carácter realmente dramático como lo son las grandes discapacidades.
20. Vale la pena hacer el comentario que la historia registra a un niño no a una niña o no se refi ere de manera genérica a la niñez, 
con lo cual se puede intelegir que para entonces en el imaginario social la problemática de la discapacidad la padecían los niños. 
Probablemente las niñas, como en otras épocas, estaban invisibilizadas de la problemática social. 
21. Lucas, 2000.
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
14
Profesional)”. Nótese que la palabra ya no 
es handicap sino minusválido.22 
La legislación francesa fue bastante ambi-
gua pero permitió hacer una interpretación 
amplia a favor de los “minusválidos”, afectos 
en aquel momento a la ley. En otros países 
del mundo, como Estados Unidos, el concep-
to de hándicap fue utilizado desde 1975, en 
una ley que regula la educación para perso-
nas con discapacidad física e intelectual (el 
concepto es usado para referirse de manera 
indiscriminada a personas con cualquier tipo 
de discapacidad). 
Otra referencia importante es hecha por 
Michael Foucault23. Él emplea la palabra li-
siadura la cual ya era utilizada en los siglos 
XVII y XVIII y estaba dentro del marco del 
derecho romano asociado a la categoría de 
monstruo. Foucault refi ere que portentum 
o ostentum24 se refi ere al deforme, lisiado 
o defectuoso, específi camente designado a 
una anomalía. La utilización del concepto 
lisiado fue considerada peyorativo y fue de-
jado en desuso. Es importante notar que la 
sustantivación de un adjetivo que pudo ser 
una referencia transitoria como una lesión, o 
siendo el caso de ser permanente, se hace 
condición única de identidad para persona, 
no se refi ere a una persona “con”, sino que 
se trata de una persona cuyo ser integral se 
defi ne “a partir de”. 
1.3. Los conceptos y 
las clasificaciones
Se han empleado otros conceptos tales 
como minusvalía y defi ciencia para nom-
brar la discapacidad. Su uso se normaliza 
o reglamenta cuando en los años setenta 
un grupo de la Organización Mundial de la 
Salud dedicado a la «Clasifi cación, evalua-
ción, encuestas y terminología» aplicables 
al campo de la salud, realiza la revisión de la 
Clasifi cación Internacional de Defi ciencias, 
Discapacidades y Minusvalías –CIDDM- y lo 
22. Esta legislación, como puede verse, aparece en el ámbito laboral, y debe recordarse que en la anécdota descrita del Rey 
Henry VII de Inglaterra, la palabra aparece frente a la imposibilidad de los “veteranos de Guerra” de trabajar y contribuir a la 
sociedad. Quién sabe si el espíritu de la legislación francesa se posiciona desde lo que los Estados demandan al sujeto econó-
micamente y no sobre las responsabilidades de estos frente a las personas con discapacidad. Aunque la duda no será resuelta 
en este trabajo sirva ser destacado el tema para sus consideraciones posteriores.
23. Foucault, 2000.
24. Según Marrazzo: “Entre los Romanos es frecuente el uso de palabras como monstrum, portentum, prodigium, ostentum: to-
das tienen su origen en el término teras, que los griegos usaban para referirse a prodigios terrenos y que distinguían de semeia, o 
prodigios celestes. Sin embargo, los gramáticos latinos introducen diferencias de signifi cado: ostentum, lo que se desvía del cur-
so regular; portentum, lo que anuncia un evento futuro; monstrum, lo que nace contra natura y se interpreta como amonestación; 
prodigium, lo que preanuncia alguna desgracia y por lo tanto tiene sentido profético. Portenta o monstra se revelan al hombre 
romano como signos de la voluntad divina”. T. Marrazo, «La Imagen del Monsruo en las Relaciones de Sucesos (ss. XVI-XVII): 
entre la Moraleja y Admiración», Artifara: Revista de lenguas y literaturas ibéricas y latinoamericanas, 2007.
 ntre otros conceptos referidos al tema 
de la discapacidad, se encuentra el de 
lisiado que es utilizado de manera aso-
ciada a las personas que presentan una 
lesión en una extremidad y se asocia 
a personas con discapacidad física. Se 
asume que la palabra lisiado viene de 
la palabra lesión, la cual pasó de ser un 
adjetivo a un sustantivo y por lo tanto 
a ser parte contingente de una persona. 
El diccionario de la Real Academia Es-
pañola sobre este concepto refiere: “Di-
cho de una persona: que tiene alguna 
lesión permanente, especialmente en 
las extremidades. 
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
15
cia) de la capacidad de realizar una ac-
tividad en la forma o dentro del margen 
que se considera normal para un ser hu-
mano.
 ► Una minusvalía es una situación 
desventajosa para un individuo determi-
nado, consecuencia de una defi ciencia o 
una discapacidad, que limita o impide el 
desempeño de un rol que es normal en 
su caso (en función de su edad, sexo o 
factores sociales y culturales).28
Sin embargo esta clasifi cación fue rechaza-
da por muchos grupos y personas: 
Una clara consecuencia del universalismo 
es que, subyaciendo a la diversidad de ma-
nifestaciones de la discapacidad, tiene que 
haber un conjunto de estados funcionales 
que son susceptibles de identifi car científi -
camente. Este grupo conjunto, subyacente, 
es el que trata de mostrar la OMS en estas 
Clasifi caciones.29
Es importante tomar en cuenta que estas 
consideraciones obedecen a un posiciona-
miento y necesidad institucional por nombrar 
e identifi car a la discapacidad a pesar de las 
grandes difi cultades que se tenía para ello. 
Sobre todo al considerar que la discapaci-
dad tiene una serie de matices culturales y 
sociales, y que por lo tanto sus expresiones 
son tan amplias como para contemplarse en 
una clasifi cación. Por ello, Egea considera a 
la CIDDM como: 
25. Carlos Egea, Qué es la CIDDM [documento en línea], 1998. (Consultado el primero de mayo de 2008). 
26. De acuerdo a la norma ISO 5963 (1985) la indización es el proceso de describir o representar el contenido temático de un 
recurso de información. Este proceso da como resultado un índice de términos de indización que será utilizado como herramienta 
de búsqueda y acceso al contenido de recursos en sistemas de recuperación de información. Consultado en http://es.wikipedia.
org/wiki/Indización
27. Carlos Egea & Alicia Sarabia, Clasifi caciones de la OMS sobre discapacidad. España: Murcia, 2001. Utilizo, como texto de 
referencia, la edición de 1997 del libro Clasifi cación Internacional de Defi ciencias Discapacidades y Minusvalías –CIDDM- edita-
do por el IMSERSO.
28. Egea & Sarabia, Clasifi caciones…, 16, 17.
29. Egea & Sarabia, Clasifi caciones…, 15.
publica en 1980. El objetivo fundamental se-
gún Carlos Egea25 era poner en orden una 
serie de ideas, malos entendidos conceptua-
les y proponer un instrumento que permitie-
ra: 
 ► La elaboración de estadísticas.
 ► La planifi cación y la evaluación de servicios. 
 ► La unifi cación de criterios de valoración. 
 ► La indización26 y tratamiento de historias 
y expedientes. 
 ► Los procesos de homologación e inter-
cambio entre profesionales. 
 ► El desarrollo de trabajos de investigación.
 ► La comunicación científi ca.
Egea27, refi riéndose a la CIDDM, refi ere que 
esta nueva clasifi cación era un intento que 
apuntaba a rebasar la visión tradicional de 
la enfermedad, sus expresiones y manifes-
taciones y plantearse las consecuencias 
individuales y colectivas que lleva implícita. 
De esa se propuso una nueva clasifi cación y 
entendimiento de la discapacidad. 
La CIDDM incluye en esa clasifi cación las 
siguientes categorías: 
 ► Una defi ciencia es toda pérdida o 
anormalidad de una estructura o función 
psicológica, fi siológica o anatómica. 
 ► Una discapacidad es toda restric-
ción o ausencia (debida a una defi cien-
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
16
Esta pretensión se encuentra detrás de cada 
estudio epidemiológico, sociológico o estadísti-
co que sobre la discapacidad se realiza. A ello 
ha tratado de dar respuesta la Organización 
Mundial de la Salud (OMS) con sus clasifi cacio-
nes…30
Sin embargo, es necesario reconocer que 
estas categorías también se han sustantivi-
zado31 y continúan usándose de forma indi-
ferente para personas con cualquier tipo de 
discapacidad. Egea nos señala que:
La defi ciencia es la exteriorización directa de 
las consecuencias de la enfermedad y se mani-
fi esta tanto en los órganos del cuerpo como en 
sus funciones (incluidas las psicológicas).
La discapacidad es la objetivación de la defi -
ciencia en el sujeto y con una repercusión direc-
ta en su capacidad de realizar actividades en los 
términos considerados normales para cualquier 
sujeto de sus características (edad, género,...).
La minusvalía es la socialización de la proble-
mática causada en un sujeto por las consecuen-
cias de una enfermedad, manifestada a través 
de la defi ciencia y/o la discapacidad, y que afec-
ta al desempeño del rol social que le es propio.32
Queda claro que la defi nición de estas cate-
gorías llevaba implícito, en aquel momento, 
un salto cualitativo desde las visiones más 
tradicionales de ver a la discapacidad solo 
como una anormalidad hasta las categorías 
de orden social para explicarla tales como 
exteriorización, objetivación y socialización 
30. Egea & Sarabia, Clasifi caciones…, 16.
31. Carlos Egea al respecto en el Seminario sobre Medios de Comunicación sin barreras señala: 
No construir identidades sociales sobre la discapacidad: Salvo para colectivos o individuos que vinculan expresamente su iden-
tidad social con la discapacidad, parece conveniente, en función de la prevención del estigma, evitar la tendencia a presentar el 
menoscabo como núcleo de la condición social de las personas afectadas, en perjuicio de la atención que merecen en si los fenó-
menos de la defi ciencia, la discapacidad o la minusvalía, así como las acciones de prevención, rehabilitación, equiparación de opor-
tunidades, asistencia de mantenimiento y cualquier otra. Tomado de: http://74.125.47.132/search?q=cache:2Os8VRpJjcoJ:www.
uch.ceu.es/amunoz/sinbarreras/textos/cegea.htm+sustantivar+adjetivos+estigmatizacion&cd=7&hl=es&ct=clnk&gl=gt
32. Egea & Sarabia, Clasifi caciones…, 16. 
33. La palabra discapacitado fue utilizada antesde la CIDDM por ejemplo en la Academia Argentina de Letras al Servicio Na-
cional de Rehabilitación: En las II Jornadas Nacionales que el Servicio Nacional de Rehabilitación celebró en Jujuy entre el 1º 
y el 4 de noviembre de 1972, y de acuerdo con lo resuelto unánimemente por los especialistas de dicha entidad, se comenzó a 
emplear el neologismo discapacitado para referirse a las personas afectadas por cualquier tipo de incapacidad. Se trató así de 
los discapacitados del aparato locomotor, de los discapacitados sensoriales y del lenguaje, de los discapacitados viscerales, todo 
ello dentro de un rubro general que se tituló “Integración social del discapacitado. (Subdirección de Discapacidad, Municipalidad 
de Campana, 2008).
34. Estas palabras tienen uso diferenciado en contextos diferentes. En España, minusválido tiene un uso frecuente y no lleva 
implícito esa connotante peyorativa como en los países de América Latina. 
que plantean escenarios más allá que el 
propio cuerpo. Sin embargo, al ser usadas 
como sustantivos se mantiene la visión de 
enfermo-enfermedad en donde el ser hu-
mano, puede o no, ser un paciente en tanto 
portador de una defi ciencia, discapacidad33 
o minusvalía34. 
1.4. Los conceptos 
políticamente incorrectos
Otros conceptos bastante peyorativos se 
han usado a la largo de la historia como 
idiota, imbécil, anormal referidos a personas 
con discapacidad intelectual; pero también 
tullido, cojo, chenco, referidos a personas 
con discapacidad física; choco, referida a 
personas con discapacidad visual; mudo, re-
ferido a personas con discapacidad auditiva; 
y enano para las personas de talla pequeña
Hay un concepto que resulta relevante de 
conocer dentro de estas denominaciones y 
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
17
es el de demente. Es un concepto referido a 
personas con discapacidad intelectual y que 
frecuentemente se usa de manera peyorati-
va. Su uso se inicia desde la Grecia clásica, 
fue utilizado por fi lósofos como Aristóteles, 
al cual se le atribuye la frase “ninguna men-
te extraordinaria está exenta de un toque de 
demencia” o Platón quien dijo:
Hay que conceder que la enfermedad del alma 
es la demencia, de las que existen dos clases, 
a saber, la locura y la estupidez. Toda afección 
que un hombre padezca y que comporte una 
de estas dos, debe ser llamada enfermedad y 
debemos establecer que las más grandes en-
fermedades del alma son los placeres o dolores 
excesivos. 
En ambos casos, el concepto es referido 
como contrario a la sensatez y es vista como 
enfermedad o locura. Un dato interesante, 
en la Grecia clásica fue Galeno quien siguió 
considerando a la demencia como una en-
fermedad, pero no producto de posesión de-
moníaca sino una enfermedad, simplemen-
te. Desde entonces la demencia empieza a 
transitar dentro del mundo médico. Berme-
jo35 hace unas aproximaciones interesantes 
de cómo el concepto aparece en el discurso 
y práctica médica:
El término demencia ha conocido en los últimos 
200 años una evolución inversa a la de otros mu-
chos términos médicos psiquiátricos,… que han 
pasado del lenguaje científi co al coloquial hasta 
quedar invalidados para su uso técnico. Por el 
contrario, demencia –del latín de mentis, fuera 
(del control) de la mente o fuera de sí- pasó de 
ser un sinónimo de locura o pérdida de razón, tal 
como se entendía en el siglo XIX, a denominar 
un estado adquirido caracterizado por el défi cit 
intelectual. Debemos a Pinel la introducción de la 
palabra demencia en el vocabulario psiquiátrico, 
empleándola para sustituir al término amencia al 
traducir al francés la obra del británico Cullen.36
Es evidente que el concepto es usado más 
en el lenguaje médico y menos en el lengua-
je coloquial; sin embargo, existe una fuerte 
asociación para ser utilizado en personas 
con discapacidad intelectual.
No debemos confundir la evolución semánti-
ca o lingüística de los términos con la de los 
conceptos. Como es lógico, la noción de es-
tados caracterizados por un défi cit de la fun-
ción intelectual es muy anterior al siglo XIX, 
y puede rastrearse hasta los textos clásicos 
de Aristóteles, Platón y Cicerón. Para la vida 
social, el concepto era interesante sobre todo 
desde el punto de vista legal y contractual, 
y existen descripciones medievales de cómo 
reconocer a la persona defi ciente por la in-
capacidad –por ejemplo- de conocer el valor 
del dinero. La incorporación de los estados 
de défi cit intelectual al ámbito de la medicina 
se produjo durante los siglos XVII y XVIII 37. 
Otros términos más peyorativos son descri-
tos por Isabel Frutos38 entre los cuales están: 
Idiota: en su origen, la palabra idiota no tuvo 
el signifi cado de menosprecio que tiene ahora. 
En la Grecia Clásica, “idiota” era el hombre que 
vivía retirado, en oposición a quien llevaba una 
vida pública o se dedicaba a la política. Como a 
menudo quien vive apartado de las y los demás, 
se vuelve huraño, raro o ignorante, cuando la 
palabra idiota pasó del griego al latín, ya tomó el 
matiz peyorativo actual. Durante la edad media, 
35. Francisco Bermejo, Aspectos Familiares y Sociales del Paciente con Demencia. Madrid: Ediciones Díaz, 2004. 
36. Bermejo, 94.
37. Bermejo, 5
38. Frutos, Guía.
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
18
idiota servía para designar al monje que no sa-
bía latín. Al que hablaba latín o latino lo llamaban 
ladino o ladina.
Imbecil: por su origen, no es ningún insulto. 
El imbécil era la persona que no tenía apoyo 
o infl uencia; la persona débil frente a la fuerte 
o poderosa que contaba con buenos apoyos o 
infl uencias. El báculo era el bastón o signo de 
poder, de apoyo. El obispo tiene el báculo; el 
alcalde lleva la vara de mando. Pues bien, en 
latín, al que no tenía báculo lo llamaban “imbe-
cilis”, o sea, sin bastón, que signifi ca sin apoyo, 
sin valedor que lo defendiera. Después imbécil, 
signifi caría débil de mente.39
 > Los conceptos y las normas 
jurídicas
Para ampliar la discusión sobre el tema de 
los conceptos políticamente incorrectos, a 
continuación se propone una refl exión so-
bre la utilización de los términos, en función 
de razones o normas jurídicas, teniendo en 
cuenta que muchos de esos conceptos han 
fl orecido a la sombra de las difi cultades ins-
titucionales para comprender lo que sale de 
la norma y de regular la propiedad privada 
en nombre del bien de los otros/as. En ese 
sentido, tanto la medicina como la legisla-
ción han producido conceptos como balda-
do e interdicto para referirse a una persona 
que no tiene la capacidad para ser sujeto de 
derecho, situación a la que se llega por un 
peritaje médico o por un criterio legal. 
39. Fuente: Lengua y Literatura, 6° Curso de Educación Primaria. Ed. Anaya 
40. Un ejemplo interesante de ello lo representa el manual de la Organización Panamericana de la Salud sobre Aspectos Sa-
nitarios a considerar en la Construcción y Operación de Mataderos, al referirse a animales baldados. Dice así: Puerta para 
animales baldados: Siempre que sea posible, en el trazo de la unidad de matanza debe proveerse una puerta exterior cercana 
a la plataforma de degüello, para permitir el manejo de los animales baldados por medio de un elevador (grúa) desde el camión 
u otro transporte usado hasta el riel de sangría. Esta instalación ahorra mucho tiempo y a la vez facilita la rápida disposición, en 
forma humanitaria, de los animales inválidos. 
41. Lamentablemente fue imposible encontrar evidencias documentales que sirvieran como ejemplos a esta relación.
 unque la palabra baldado según el Dic-
cionario de la Lengua Española significa 
cansado o fatigado, es asociado a concep-
tos peyorativos referidos a las personas 
con discapacidad. Sin embargo, el uso 
de la palabra data de un atributo dado 
a animales, así por ejemplo, un caballo 
baldado era aquel que había que sacrifi-
car por su dificultad para caminar 40
La palabra baldado proviene quizás del uso 
zootecnista pero quedó refl ejada en algunas 
constituciones muy viejaspara referirse a 
personas con discapacidad.41 Al pasar los 
años, la palabra baldado fue sustituida por 
la de interdicción. La cual, a pesar de tener 
una mejor denominación, fue una categoría 
de control al referirse a la condición jurídi-
ca en la que una persona con discapacidad 
intelectual debe sujetarse a una acción tu-
telar debido a la imposibilidad de controlar 
conscientemente su vida y sus bienes. Véa-
se cómo la interdicción, lo que propuso en 
aquel entonces, fue la pérdida de la ciudada-
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DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
19
nía de manera legal y eran los litigantes de 
aquel entonces, quienes la proponían y los 
jueces quienes la administraban. Hoy día la 
situación no ha cambiado mucho ya que en 
varias constituciones la interdicción se sigue 
aplicando, sólo a personas con discapaci-
dad, después de un peritaje médico y una 
acción legal.42
Estas ideas alrededor de los baldados y la 
interdicción plantean que su uso y judiciali-
zación generaban controles sobre los cuer-
pos, las mentes y la ciudadanía de las per-
sonas con discapacidad, cuando ellas son 
incapaces, a los ojos de los profesionales, 
de manejar algunas cosas –algunos le lla-
man actividades de la vida diaria- pero no 
aquellas que afectaran el patrimonio, esas 
debían ser controladas por los tutores que 
la ley les adjudique. Para fi nalizar esta re-
fl exión aquí hay un dilema ético importante. 
¿Son los tutotes designados las personas 
que mejor representen los intereses de las 
personas con discapacidad?, ¿Quiénes son 
cidad. De allí aparecen conceptos como: 
personas con necesidades educativas es-
peciales y ahora se habla de personas con 
habilidades diferentes o retos especiales.
Años después aparece el término persona 
con discapacidad, que según el Dicciona-
rio de la Academia Española es la: Persona 
o gente (grupo de individuos) con una defi -
ciencia o condición de salud que se enfrenta 
a una situación de discapacidad o es perci-
bida como discapacitada. Cabe resaltar dos 
elementos importantes:
 ► En primer lugar, el diccionario refi ere si-
tuación de discapacidad, es decir, la dis-
capacidad es un hecho ajeno a la propia 
persona, es una condición a la cual se 
enfrenta, pero puede igual no enfrentar-
se, es decir, no debiera tener esa conno-
tante mecánica; la discapacidad no debe 
darse inmediatamente. 
 ► En segundo lugar, el diccionario se refi e-
re a “persona que es percibida”, es decir, 
que es vista, sentida y pensada por otros, 
como un ente persona-defi ciencia, como 
unidad. Lo que se debe subrayar es que 
ambos elementos ponen el acento en lo 
externo, una situación y la percepción de 
los otros. 
En la actualidad, persona con discapaci-
dad es el concepto que se considera correc-
to políticamente, ya que refi ere que una par-
te de la persona tiene una defi ciencia y que 
42. Por ejemplo, las modifi caciones que el Estado mexicano proponía para el Código Civil del Distrito Federal a nombre de la 
Comisión de Apoyo y Atención a los Discapacitados (LVII Legislatura del Congreso de la Unión, integrantes de la Comisión de 
Atención y Apoyo a Discapacitados): “Es necesario que durante el procedimiento se evalúe el grado de discapacidad que sufre 
cada una de las personas de acuerdo a su nivel de discernimiento, siempre tomando en cuenta la opinión profesional de dos 
o más médicos especialistas. Por este motivo es necesario que se modifi que el hecho que dentro del juicio de interdicción se 
declare como incapaz a una persona con discapacidad de manera radical, debiendo defi nirse en su caso los actos que sí pue-
den realizar”. Teniendo como base este diagnóstico, el juez determinará los actos jurídicos que el interdicto podrá realizar por 
sí mismo, y los que hará por medio de su tutor. Es importante señalar que todos los actos jurídicos que afecten directamente el 
patrimonio de la persona sujeta a interdicción deberán de hacerse por conducto del tutor.
las personas con discapacidad que realmen-
te necesiten de la presencia de un tutor para 
el manejo de sus vidas?
1.5. Los conceptos 
políticamente correctos
Algunos conceptos surgen con la iniciativa 
de superar la carga peyorativa y proponer 
una denominación correcta políticamente 
y respetuosa de las personas con discapa-
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
20
enfrenta una situación de discapacidad en 
un contexto concreto y fundamentalmente 
es una condición que no defi ne en sí misma 
la esencia del ser, no se hace un sustantivo: 
se mantiene como un adjetivo de la persona. 
Es un concepto utilizado de manera indife-
rente para personas con cualquier tipo de 
discapacidad.
El concepto necesidades educativas es-
peciales surge del ámbito educativo. Este 
concepto aparece en el informe que el De-
partamento de Educación y Ciencia Britá-
nico encargó al Comité de investigación 
sobre la Educación de los niños y jóvenes 
defi cientes, para analizar la situación de 
la Educación Especial en Inglaterra y que 
fue presentado en el año de 1978, informe 
que lleva como título Informe Warnock43. 
Según Cristina Martínez44 el término hace 
referencia a niños, jóvenes y adultos que 
requieren de prestaciones educativas es-
peciales como:
 ► Provisión de medios especiales de acce-
so al currículo a través de equipamientos 
especiales, provisión de recursos, modi-
fi cación del ambiente físico o técnicas de 
enseñanza especializadas.
 ► Provisión de un currículo especial o mo-
difi cado.
 ► Particular atención a la estructura social 
y clima emocional donde tiene lugar la 
educación.
Dicho informe pone de relevancia siete as-
pectos importantes y por demás insoslaya-
bles para su comprensión que deberían ser 
en opinión de Luis Aguilar45 los siguientes:
 ► Ningún niño será considerado en lo su-
cesivo ineducable.
 ► La educación es un bien al que todos tie-
nen derecho. 
 ► Los fi nes de la educación son los mis-
mos para todos.
 ► La Educación Especial (EE) consistirá en 
la satisfacción de las necesidades edu-
cativas (NNEE) de un niño con objeto de 
acercarse al logro de estos fi nes.
 ► Las NNEE son comunes a todos los niños. 
 ► Ya no existirán dos grupos de alumnos, los 
defi cientes que reciben EE, y los no defi cien-
tes que reciben simplemente educación.
 ► Si las NNEE forman un continuo, también 
la EE debe entenderse como un continuo 
de prestación que va desde la ayuda tem-
poral hasta la adaptación permanente o a 
largo plazo del currículum ordinario.
 ► Las prestaciones educativas especiales, 
donde quiera que se realicen tendrán un 
carácter adicional o suplementario y no 
alternativo o paralelo. 
 ► Actualmente los niños son clasifi cados 
43. La importancia de ese informe es que da un giro epistemológico importante a la educación de las personas con discapacidad y a las 
instituciones involucradas en ellas. El Fondo de las Naciones Unidas Para la Ciencia, la Educación y la Cultura –UNESCO por sus siglas 
en inglés- publica en septiembre de 1991, Educación para la Primera Infancia y las Necesidades Educativas Especiales, con lo cual se 
abre el panorama de las escuelas inclusivas abandonando el modelo integrador y adoptando el desarrollo de propuestas curriculares 
pertinentes para todos.
44. Cristina Martínez, Las Necesidades Educativas Especiales [documento en línea]. 2007. (Consultado el 2 de agosto de 2008).
45. Luis A. Aguilar, «El Informe Warnock», Cuadernos de Pedagogía, 197, noviembre de 1991 [documento en línea]. [Nota: 197 corres-
ponde al número]. (Consultado el 2 de agosto de 2008).
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
21
de acuerdo con sus defi ciencias y no se-
gún sus NNEE. 
 ► Se recomienda, por tanto, la abolición de las 
clasifi caciones legales de los defi cientes. 
 ► Se utilizará, no obstante, el término “difi cultad 
un individuo cuya perspectiva de asegurar, retor-
nar,mantener y progresar en un empleo adecua-
do están sustancialmente reducidas como resul-
tado de una debidamente reconocida defi ciencia 
física, sensorial o mental 46
Sobre el concepto de personas con habilida-
des diferentes no hay referencias que per-
mitan analizar de dónde surge, pero resulta 
útil refl exionar sobre cómo Ana Townsed47 , 
Ministra de la Mujer en Perú se refi ere a esta 
denominación:
El mejor homenaje que todos los peruanos pode-
mos hacerles en el Año de las Personas con Dis-
capacidad es la visibilización de su creatividad y 
tenacidad. Ellas y ellos nos plantean la necesi-
dad de cambiar nuestra actitud e incluso nues-
tros conceptos, como el de aprender a referirnos 
a ellos como personas con habilidades diferen-
tes. Este enfoque nos permite valorar aquellas 
habilidades que destacan en su personalidad. 
Aunque en parte de su discurso la ministra 
reconoce las condiciones de pobreza por las 
cuales atraviesa la población de personas 
con discapacidad cambia la denominación 
por el reconocimiento de las habilidades 
diferentes de alguna persona, invisibiliza la 
condición misma que la provoca, las relacio-
nes que la denominación guarda con el su-
jeto y las implicaciones de las mismas. ¿Qué 
persona en el mundo no tiene una habilidad 
diferente? La creatividad y la tenacidad son 
maneras de compensar las adversidades en 
cualquier ser humano y no una propiedad 
de las personas con discapacidad o ¿a qué 
habilidades diferentes se refería la Ministra? 
Indudablemente, la denominación no es pe-
yorativa y puede considerarse políticamente 
correcta, pero diluye de fondo la diferencia 
que, en sí misma, no es mala. 
46. A. O´Really, El derecho al trabajo decente de las personas con discapacidades .Ofi cina Internacional del Trabajo, ONU, 
Ginebra 2003, p. 85.
47. Ana Townsed, Personas especiales con habilidades diferentes [documento en línea]. 2003.
de aprendizaje” para describir a los alumnos 
que necesitan alguna ayuda especial.
 ► Se adoptará un sistema de registro de 
los alumnos necesitados de prestacio-
nes educativas especiales en el que no 
se impondría una denominación de la 
defi ciencia sino una explicación de la 
prestación requerida.
Con esta aclaración la pregunta que resulta 
es ¿quién es una persona con necesidades 
educativas especiales? Particularmente se 
refi ere a alumnos o alumnas que presen-
tan difi cultades mayores que el resto de sus 
compañeros para acceder a los aprendiza-
jes que se determinan en el currículo como 
correspondiendo según su edad y por lo 
tanto para compensar dichas difi cultades 
necesitan adaptaciones de acceso y/o adap-
taciones curriculares signifi cativas en varias 
áreas de ese currículo. 
En otro ámbito, la Organización Internacio-
nal del Trabajo de Naciones Unidas, en el 
documento sobre Temas relacionados con 
la Equidad del año 2003, reconoce el dere-
cho al trabajo decente de las personas con 
discapacidades y utiliza el concepto per-
sona con discapacidad, en el cuerpo del 
documento, y persona discapacitada, en su 
glosario, refi riéndose a:
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
22
La relación que se tenga con la diferencia 
es la que puede ser mala incluso hasta per-
versa. Si se invisibiliza la discapacidad se 
invisibilizaría la condición de marginalidad 
en la cual viven millones de personas en el 
mundo, en aras de reconocer que poseen 
habilidades que les hace ser diferentes, 
pero que cualquier persona puede desarro-
llar en función de las necesidades que debe 
resolver. La preocupación alrededor de ello 
es que se plantea una visión bipolar. Por un 
lado, los conceptos peyorativos que dicen 
que las personas con discapacidad son una 
maledicencia, fruto del pecado, la escoria 
del mundo, generadores de lástima o la otra; 
que son seres superdotados que hacen fren-
te a lo que la vida depare. Y he aquí otra 
contrariedad: ¿esas capacidades diferentes 
que pueden ser percibidas como especiales 
puede impedirles reconocer el dolor, la frus-
tración, la cólera frente a los actos de exclu-
sión de los cuales son víctimas? 
Esta refl exión se sustenta en la forma en la 
que las legislaciones hacen referencia al con-
cepto. Por ejemplo, la Ley Orgánica de Edu-
cación Española –LOE- de 2002, dice sobre 
las personas con habilidades diferentes que 
las administraciones educativas deben desa-
rrollar políticas tendientes a compensar las 
limitaciones de los alumnos con estas carac-
terísticas, sin embargo es importante insistir 
en que se asocia el tema de las habilidades 
diferentes a los procesos de compensación 
propios del ser humano y no de las personas 
con discapacidad, con lo cual se invisibiliza 
nuevamente la condición de la persona. 
Luego de este recorrido sobre los conceptos 
que se utilizan para denominar a la discapa-
cidad, lo esperado sería que se avance a un 
panorama mucho más bondadoso y respe-
tuoso para estas personas. Indudablemente, 
se debe refl exionar y actuar para conseguir 
este fi n. Muchas de nuestras prácticas pue-
den estar marcadas quizás por las formas en 
que nos referimos a las personas con disca-
pacidad o por las implicaciones de usar esos 
conceptos. Conociendo estas consideracio-
nes la tarea está por delante y por venir. Fi-
nalizaré con una refl exión que realiza Gloria 
Céspedes48 sobre los nuevos paradigmas 
que acechan el campo de la discapacidad:
Desde esta perspectiva, se ha venido presen-
tando una evolución signifi cativa en la manera 
en que la sociedad se relaciona con las perso-
nas con discapacidad, fundamentada en una 
posición transformadora constituida por las po-
sibilidades de vida digna y equitativa desde la 
inclusión, el apoyo, la autodeterminación y las 
capacidades para desarrollarse como personas 
autosufi cientes. 
Así el planteamiento de una nueva cultura de 
la discapacidad parte de la interacción entre la 
persona y el ambiente donde vive, y se apoya 
y fundamentalmente en la propia capacidad del 
individuo, en sus destrezas personales, en la 
posibilidad de desarrollar actividades de manera 
independiente, partiendo de sus intereses y de 
la capacidad 49 
48. Gloria Céspedes, «La Nueva Cultura de la Discapacidad y los Modelos de Rehabilitación», Revista Achicah, Colombia, 5, 5, 
1, Octubre 2005. [Nota: 5 corresponde al año, 5 al volumen y 1 al número].
49. Cespedes, 109. 
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 continuación un ejemplo acerca de las representaciones sociales que se tienen alrededor de 
la discapacidad en Colombia:
“Días antes, EL TIEMPO había publicado, a lo ancho de una página interior, una nota 
bajo el título ‘Hija ‘traviesa’ rayó 16 carros’. En letra destacada se leía que “la progeni-
tora pide paciencia y comprensión”. Enseguida se recalcaba que la niña había dañado 
70 almuerzos. El primer párrafo contenía una frase del celador del conjunto, quien 
habría dicho: “Esa niña mongólica tenía que haber salido (acompañada) de alguien”. 
Después de contar que la madre “se quedó fría” con las palabras del vigilante, la redac-
tora detallaba el susto de la chica, las angustias de la mamá y la molestia de los vecinos. 
(...) La noticia terminaba con un patético relato del estado de ánimo materno: “Ella le 
pide fuerza a Dios. Dice entre lágrimas que si alguien ha de morirse primero” que sea 
su hija para que no la maltraten”. (Dissnet Press 1083:2005)
El ejemplo sugiere algunas preguntas para analizar el tratamiento conceptual que so-
cialmente se le da a la discapacidad y sus implicaciones. En primer lugar es importante 
preguntarse si la nota de prensa se hubiera publicado cuando la protagonista principal 
hubiera sido una niña sin discapacidad. ¿Cuál era la intención de hacerla pública? Y 
sobre todo, ¿con ese énfasis en la travesura? Hay que destacar entonces, que como en 
muchos países latinoamericanos,la magnitud de la noticia está dada por que la acción 
fue “cometida” por una persona con discapacidad. En segundo lugar es necesario pre-
guntarse sobre ¿por qué destacar la forma en que el celador se refiere a la protagonista 
como niña mongólica? ¿Por qué no proteger la dignidad de la niña?, ¿acaso no debe 
existir un interés del medio de comunicación para proteger su integridad consideran-
do las implicaciones que tiene esta connotación en la opinión pública y los posteriores 
efectos sobre los niños y las niñas con discapacidad? Y el último interrogante, ¿cuál fue 
la implicación que tuvo esta nota de prensa? 
“Darle semejante despliegue a un asunto privado no se compadece con la actitud que 
debemos inculcar en la gente para que acepte y respete las diferencias.”…La protesta 
de una fisioterapeuta me conmovió porque se refería a una información que presun-
tamente violaba los derechos de una jovencita con síndrome de Down. “Ese tipo de 
artículos hace que la gente generalice y discrimine todavía más a las personas con dis-
capacidad física o mental”, resaltó la profesional.” (Dissnet Press 1083:2005)
Pero lamentablemente no es la única respuesta que se encuentra ante un hecho como 
estos. La referida fisioterapeuta consulto a un médico neuropediatra sobre el tema y su 
respuesta fue la siguiente:
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
24
 
 Ejercicio sobre la Unidad 1
1. En la actualidad colombiana, ¿encuentra analogía con el signifi cado de la fi -
gura del monstruo del siglo XIX, visto desde un marco de referencia jurídico? 
2. Explique la diferencia que plantea la CIDDM al referirse a los términos defi -
ciencia, discapacidad y minusvalía. ¿Cuál es la implicación de esa diferencia 
en la realidad? 
3. Analice la evolución que en la sociedad han tenido los conceptos denomina-
dos políticamente incorrectos en torno al tema de la discapacidad.
“Neuropediatra A. La mayoría de los enfermos de síndrome de Down tiene algún gra-
do de insuficiencia mental. En consecuencia, no pueden responsabilizarlos de sus ac-
tos. Es común que estos pacientes sean segregados por los demás y que se depriman si 
perciben el rechazo social. Casi siempre son dulces pero pueden volverse tan irritables 
como cualquiera que se considere agredido.” (Dissnet Press 1083:2005)
Fuente: nota de prensa del diário El Tiempo del 29 de mayo del año 2005 Esta información fue tomada de 
http://saci.org.br/?modulo=akemi&parametro=16360
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
25
UNIDAD 2
LAS PROPUESTAS Y MECANISMOS INSTITUCIONALES 
PARA ATENDER O INTERVENIR LA DISCAPACIDAD: 
DISTINTOS MODELOS DE INTERVENCIÓN
“Todo lo que sé está basado en mi experiencia personal, 
señaló Abidi: 
y le refi rió los errores de los cirujanos, 
la falta de rehabilitación en India, 
los problemas de accesibilidad, 
la difi cultad de encontrar un trabajo”
(Javed Abidi)
Desde hace algunos años se conocen pro-
puestas para la atención de la discapacidad 
sin embargo, no hay consensos sobre los re-
ferentes teóricos utilizados, lo anterior no es 
solamente una cuestión semántica: es un pro-
blema epistemológico sobre la distinción entre 
enfoques, paradigmas y modelos y la forma en 
que podrían clasifi carse 50 Sin embargo, res-
pecto al tema de la discapacidad, Puig de Be-
llacasa y Casado Pérez, citados por Egea51, 
proponen dos maneras para clasifi carlos: 
La primera clasifi cación formulada por Bella-
casa incluye:
50. El consenso asumido es que hay paradigmas, modelos y enfoques, el problema está en la falta de elementos teóricos para 
comprender qué diferencia hay entre un paradigma, un modelo o un enfoque y; es aquí cuando se hace la puntualización que 
es un problema de orden epistemológico, sin embargo no se desarrollará en ese trabajo, debido a la amplitud del tema y exten-
sión que tomaría. Se puede consultar las siguientes paginas para más información: http://usuarios.discapnet.es/disweb2000/art/
index.html, http://netes5.blogspot.com/2008/09/carlos-egea-garca.html o el siguiente texto: Exclusión y discapacidad, Israel Cruz 
Velandia & ál. Centro Editorial, Universidad de Rosario.
51. Egea, Carlos & Sarabia, Alicia. Visión y modelos conceptuales de la discapacidad [documento en línea]. (Consultado el 24 
febrero 2009).
El modelo tradicional: asociado a una visión 
animista clásica de la discapacidad relacionada 
al castigo divino o la intervención del Maligno; 
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DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
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el paradigma de la rehabilitación: donde preva-
lece la intervención médico-profesional sobre la 
demanda del sujeto y, el paradigma de la auto-
nomía personal: con el logro de una vida inde-
pendiente como objeto básico. 
La segunda clasifi cación, formulada por Ca-
sado, incluye:
El modelo de integración utilitaria: se acepta a 
los sujetos con menoscabo “con resignación pro-
videncialista o fatalista”; el modelo de exclusión 
aniquiladora: al sujeto se le encierra y oculta en 
el hogar; el modelo de atención especializada 
y tecnifi cada: dominan los servicios y los agen-
tes especializados sobre lo usuarios y, el mode-
lo de accesibilidad: basado en el principio de 
“normalización”52, donde las personas con dis-
capacidad tienen derecho a una vida tan normal 
como los demás.
En estos dos modelos encuentra una coinci-
dencia importante que se explica inicialmen-
te en las siguientes gráfi cas.
Por otro lado, Annelisa Tovar53, plantea que 
existen dos grandes enfoques de la discapa-
cidad. El enfoque segregacionista carac-
terizado por: 
La marginación del conjunto social, a través de 
la exclusión total o parcial en centros de cuidado 
específi cos, por considerar que la persona no es 
capaz de relacionarse y desenvolverse en el con-
52. Partiremos de una época relativamente reciente, y nos situaremos en los últimos años de la década de los cincuenta. N. 
Bank-Mikkelsen, por aquel entonces director del Servicio Danés para el Retraso Mental, lanza un nuevo principio al que denomina 
normalización y que formula como: “La posibilidad de que los defi cientes mentales lleven una existencia tan próxima a lo normal 
como sea posible” (4) Dicho principio quedaría refl ejado en la normativa danesa en el año 1959. Diez años después, en 1969, será 
B. Nirje, director ejecutivo de la Asociación Sueca para Niños Retrasados, quien profundice en este principio formulándolo como: 
“Hacer accesibles a los defi cientes mentales las pautas y condiciones de la vida cotidiana que sean tan próximos como sea posible 
a las normas y pautas del cuerpo principal de la sociedad”.(5) Desde los países escandinavos, este principio se extiende por toda 
Europa y alcanza los Estados Unidos y Canadá, donde W. Wolfensberger retocará la defi nición de este principio de normalización 
dándole una formulación más didáctica:”Normalización es la utilización de medios culturalmente normativos (familiares, técnicas 
valoradas, instrumentos, métodos?), para permitir que las condiciones de vida de una persona (ingresos, vivienda, servicios de sa-
lud, etc.) sean al menos tan buenas como las de un ciudadano medio, y mejorar o apoyar en la mayor medida posible su conducta 
(habilidades, competencias, etc.), apariencia (vestido, aseo, etc.), experiencias (adaptación, sentimientos, etc.), estatus y reputa-
ción (etiquetas, actitudes, etc.)”.(6). Ver: http://74.125.47.132/search?q=cache:ziXsZeEB_9cJ:www.iin.oea.org/Cursos_a_distan-
cia/Lectura9_disc.UT2.pdf+origen+del+principio+de+normalizacion+en+discapacidad&cd=2&hl=es&ct=clnk&gl=gt
53. Annelisa Tovar, Refl exiones críticas sobre la psicología y el abordaje de la discapacidad. Guatemala: Informe de tesis, 2005.
Modelo tradicional
Modelo exclusión aniquiladora
Modelo integración utilitaria
Modelo de autonomía 
personal
Modelo de Accesibilidad
Modelo rehabilitación
Modelo AtenciónEspecializada y Tecnifi cada
Gráfica 1. Modelos de atención de la 
discapacidad
Fuente: Elaboración propia.
texto “normal”; Se consideran primordiales los 
procesos asistenciales o terapéuticos, donde la 
dependencia al otro (familia, escuela, terapeuta, 
etc.) incapacita y limita a la persona con disca-
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
27
pacidad para determinarse y actuar con libertad 
además de que la institucionaliza basándose en 
el argumento sobre la necesidad de protegerlas, 
ya que no están en capacidad de desarrollarse 
y desenvolverse en un colectivo y condiciones 
normales. En alguna medida este tipo de condi-
cionamiento podría infl uir en la percepción que 
la persona con discapacidad tiene de sí misma, 
al introyectar su imagen como necesitada de 
cuidados y atenciones ajenas, subestimación 
de sus capacidades y de sus derechos. De otra 
parte infl uiría en además de su creciente institu-
cionalización (sic).54
y sobre el enfoque integracionista dice 
que se caracteriza por: 
La necesidad de brindar educación a las perso-
nas con discapacidad, de tal manera que pue-
dan desarrollar aquellas habilidades para poder 
integrarse a la sociedad. Referencia a conceptos 
como desinstitucionalización, ambiente menos 
restrictivos, integración, enfoques comunitarios, 
inclusión, etc. y la terminología es más positiva 
y los enfoques podrían catalogarse como “más 
humanos” y sociales.55 
En atención a estos enfoques la gráfi ca an-
terior podría ser completada de la siguiente 
manera: Gráfi ca 2.
Quisiera hacer tres consideraciones sobre 
estas clasifi caciones:
 ► La primera es que no son excluyen-
tes; y expresan de manera diferente mi-
radas similares, que hacen una división 
más precisa o más amplia, pero que en 
todas las clasifi caciones se evidencia la 
dicotomía entre los modelos donde la 
persona con discapacidad no aparece 
–es un objeto de atención, un paciente 
o alguien por excluir- y los modelos de 
reivindicación de derechos. 
54. Tovar, 12. 
55. Tovar, 12. 
Modelo tradicional
Modelo de Exclusión
Modelo Integración UtilitariaEnfoque 
Segregacionista
Modelo autonomía personal
Modelo rehabilitación
Modelo de Accesibilidad
Modelo Atención Especializada y 
Tecnifi cada
Enfoque 
Integracionista
Gráfica 2. Enfoques y modelos de atención de la discapacidad
Fuente: Elaboración propia.
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
28
 ► La segunda consideración es que históri-
camente estos modelos han emergido en 
momentos precisos, pero muchos de ellos 
coexisten en la actualidad de diversas 
maneras por lo que no se puede pensar que 
ya han sido superados; las evidencias empí-
ricas demuestran la vigencia de todos ellos. 
 ► La tercera, es que estos modelos, en sí mis-
mos, no manifi estan las expresiones cultu-
rales de cada momento sobre la discapa-
cidad; por ello, muchos de esos modelos 
coexistieron y coexisten con contrapesos 
importantes.
Sobre esta última consideración Aguado56 
señala: 
Dicho de forma más directa: en el tratamiento 
dado a los defi cientes hay variaciones históricas 
entre épocas y entre culturas, pero también hay 
ciertas líneas persistentes que, de forma muy 
sintetizada, giran en torno a una constante his-
tórica, la marginación (15). Por otra parte, hay 
progresos, en efecto, pero también grandes con-
tradicciones. Tales contradicciones, que también 
son una constante histórica, constituyen una ma-
nifestación de la tensión entre las concepciones 
y tratamientos de que son objeto las defi cien-
cias, que oscilan entre dos polos, a los que Laín 
(1961) alude en el título de su obra, Enfermedad 
y pecado, desorden físico y desorden moral, los 
dos extremos del camino recorrido por la psico-
patología: 
El enfoque o actitud pasiva, en el que se en-
marca la tradición demonológica, que considera 
la defi ciencia fruto de causas ajenas al hom-
bre, p.e., del pecado, castigo de los dioses, del 
demonio, etc., y, por tanto, situación incontrolada 
e inmodifi cable, lo cual se traduce en rechazo, 
segregación, etc.
El enfoque o actitud activa, en el que encaja 
la tradición naturalista, que aborda la defi ciencia 
como enfermedad, fruto de causas naturales 
y/o biológicas y/o ambientales, y, por tanto, 
situación modifi cable, lo cual se traduce en pre-
vención, tratamientos, integración, etc.57
Indudablemente, en la balanza de la histo-
ria, la discapacidad ha sido castigada por 
su condición de anormalidad; pero existen 
pequeñas irrupciones en diferentes contex-
tos históricos, en donde el trato a la persona 
con discapacidad era más benévolo e inclu-
so relevante, lamentablemente no permean 
la construcción de los otros modelos, pero 
sirvieron para disminuir el trato degradante 
dado a estas personas. 
Es importante considerar que en los enfo-
ques segregacionistas la marginalidad queda 
consolidada por la legislación, por la ciencia 
imperante y fundamentada por el prejuicio 
frente a la anormalidad. El asistencialismo 
institucional creció a la sombra de los con-
ventos religiosos que hacían suyos a los hi-
jos e hijas del pecado y proporcionaban el 
lugar idóneo para la expiación de culpas. Es-
pacio compartido posteriormente con la me-
dicina, consolidándose la institucionalización 
sanitaria del pecador y del enfermo. Quizás 
atrás de esto se puede evidenciar el control 
sobre las personas a través de las visiones 
tutelares o declaración de mendicidad o de 
interdicción, que ya fueron explicadas.
El enfoque integracionista es más auspicio-
so para las personas con discapacidad y 
pone el acento en la emergencia del sujeto 
social. Sin embargo, no le atribuye sólo a él 
la responsabilidad de solventar las condicio-
nes de exclusión, enfatiza la responsabilidad 
56. A. Aguado, Historia de las Defi ciencias. Madrid: Tesis y Praxis, 1995. 
57. Aguado, 26.
 
DISCAPACIDAD e Inclusión social M7
29
de la sociedad en tal proceso. También está 
marcado por la pérdida de poder importante 
por parte de las instituciones y profesiones 
frente a las personas con discapacidad y 
por el protagonismo importante de estos úl-
timos, razón por la cual se considera político 
y de derechos humanos.
Teniendo en cuenta que existe una coinci-
dencia importante en las clasifi caciones pre-
sentadas, a continuación se desarrollan tres 
modelos o paradigmas alrededor de los cua-
les se mueven la mayoría de propuestas de 
intervención en discapacidad.
2.1. El paradigma 
tradicional de la 
discapacidad
Muchos años atrás, en la Esparta de Licur-
go, las leyes permitían el despeñamiento de 
los niños que nacían con una discapacidad 
desde el Monte Taigeto. Tal sacrifi cio selec-
tivo también se realizó en la Roma Imperial 
y, en el siglo pasado, en el nazismo con sus 
cámaras de gas, sin embargo, en el cristia-
nismo, las personas con discapacidad fue-
ron convertidas en objetos de caridad, en 
tanto eran dolientes y pobres. 
Esta visión, basada en la caridad, plantea las 
bases del paradigma tradicional de la disca-
pacidad que se caracteriza por el asistencia-
lismo y, la benefi cencia. Está incluido dentro 
del enfoque segregacionista como la margi-
nación, la dependencia y la subestimación de 
las personas. Es decir, desde esta perspec-
tiva, las personas con discapacidad no son 
consideradas como sujetos de iguales dere-
chos que el resto de los ciudadanos. Rodrigo 
Jiménez58, describe concretamente cuáles 
son las características de este paradigma:
a. El objetivo es la desaparición social de 
las personas con discapacidad: En nues-
tra época lo anterior se ve refl ejado en las 
legislaciones que permiten el aborto por 
razones de discapacidad o la eutanasia 
involuntaria por las mismas razones. 
b. Las personas con discapacidad están 
sujetas a la segregación y aislamiento: 
Ya sea en el sistema hospitalario con los 
leprosarios, los hospitales de interna-
miento psiquiátrico de por vida, etc.; en 
el sistema educativo con las aulas dife-
renciadas o las instituciones educativas 
totalmente segregadas; en el sistema la-
boral con

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