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7 Discapacidade Inclusión social Ronald Amilcar Solís Zea Acción sin Daño y Construcción de Paz Con el apoyo de: Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia Solís Zea, Ronald Amilcar, 1965- Discapacidad e inclusión social / Ronald Amilcar Solís Zea. – Bogotá : Universidad Nacional de Colombia. Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), 2010 xxx p., il. -- (Acción sin daño y construcción de paz , M7) Incluye referencias bibliográficas ISBN : 978-958-719-627-6 1. Conflicto armado 2. Personas con discapacidades - Aspectos sociales 3. Acción sin daño I. T ít. II. Serie CDD-21 303.66 / 2011 Primera edición; Bogotá D.C., 2011 Discapacidad e inclusión social Universidad Nacional de Colombia,Sede Bogotá Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Trabajo Social Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia – PIUPC- Calle 44 No. 45 – 67, Unidad Camilo Torres, Bloque 1, Oficina 601 Tel.: (57) 1 3165000 Ext.: 10261 – 10265, Bogotá D.C. Correo electrónico: proiupc_bog@unal.edu.co Dirección académica Martha Nubia Bello Albarracín Coordinación editorial Liz Yenny Vanessa Londoño Piñeros Comité editorial Olga del Pilar Vázquez Cruz, Julia Esmeralda Rodríguez Fernández Ángela Cristina Sánchez Lemus, Gloria Inés Retrepo Castañeda, Yaneris Alvis Revisión de textos Margarita Mejía Diseño y diagramación Erica Flórez Fotografías Archivo Borja Paladini Adell - www.borjapax.org Corporación ConCuerpos, Danza contemporánea integrada en Colombia. Directoras: Andrea Ochoa, Carolina Caballero, Paulina Avellaneda. danzaintegrada@gmail.com, www.concuerpos.com Foto portada: Jorge Velásquez Impresión Imágenes IPD, Bogotá D.C., 2011 Apoyo financiero Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación Cra. 9 No. 74 – 08, Piso 8, oficina 806, Bogotá D.C. Teléfono ++57 1 349 72 30, Fax ++57 12124432 bog.sdc@eda.admin.ch, www.cosude.org.co, www.eda.admin.ch/bogota Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) Calle 26 No. 13-19 piso 27 Edificio FONADE Teléfono + 57 1 3815000 Ext. 2705-2700 Fax Ext 2704 www.cercapaz.org ISBN Volumen: 978-958-719-627-6 Las opiniones y los énfasis destacados en el texto, son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la Universidad Nacional de Colombia, COSUDE, ni GIZ Autor Ronald Amilcar Solís Zea Saludmental2001@yahoo.com Contenido PRESENTACIÓN OBJETIVO MAPA CONCEPTUAL UNIDAD 1. CONCEPTO DE DISCAPACIDAD: ¿A QUE PODEMOS REFERIRNOS CON EL TÉRMINO DISCAPACIDAD?, ¿POR QUÉ NO INCAPACIDAD, INVALIDEZ, ETC.? BREVE REGISTRO HISTÓRICO DE LA EVOLUCIÓN DEL TÉRMINO 1.1. El concepto de anormal 1.2. Los conceptos más comunes 1.3. Los conceptos y las clasificaciones 1.4. Los conceptos políticamente incorrectos 1.5. Los conceptos políticamente correctos UNIDAD 2. LAS PROPUESTAS Y MECANISMOS INSTITUCIONALES PARA ATENDER O INTERVENIR LA DISCAPACIDAD: DISTINTOS MODELOS DE INTERVENCIÓN 2.1. El paradigma tradicional de la discapacidad 2.2. El paradigma rehabilitador de la discapacidad 2.3. El paradigma de vida independiente UNIDAD 3. LAS INTERVENCIONES Y LOS POSIBLES DAÑOS SOBRE LA IDENTIDAD, LA AUTONOMÍA Y LA LIBERTAD DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD. PRINCIPALES DEBATES ÉTICOS 3.1. Las condiciones de exclusión, pobreza y discapacidad 3.2. La relación discapacidad género 3.3. Una intervención que no genera mayor dependencia y relaciones de subordinación. UNIDAD 4. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA DISCAPACIDAD EN EL CONTEXTO COLOMBIANO 4.1. La situación de discapacidad en Colombia 4.2. Discapacidad y conflicto armado UNIDAD 5. RECOMENDACIONES Y ASPECTOS A TENER EN CUENTA PARA PREVENIR EL DAÑO EN LOS PROCESOS DE ATENCIÓN Y EN LAS POLÍTICAS SOBRE DISCAPA- CIDAD BIBLIOGRAFÍA CITADA Y DE REFERENCIA Anexo 1. Esfuerzos de Naciones Unidas en el tema de discapacidad los últimos 50 años Índice de gráficas Gráfica 1. Modelos de atención de la discapacidad Gráfica 2. Enfoques y modelos de atención de la discapacidad Índice de cuadros Cuadro 1. Áreas de interés de la psicología de la rehabilitación en la discapacidad 4 7 8 9 10 12 14 16 19 25 29 30 32 37 37 40 42 49 49 51 57 67 70 26 27 45 Presentación Cuando se hace referencia a las complicaciones que puede enfrentar una persona con dis- capacidad al querer concebir su vida de una manera digna, las barreras llegan de afuera y de adentro. Sin preparaciones ni herramientas, un discapacitado tiene la obligación de rein- ventarse el mundo. Pero, ¿Qué pasa cuando en este mundo, la sociedad ya ha planteado su propio modelo? Así, más que un reto personal para tener un espacio en el mundo, la labor de un discapacitado es una lucha incesante que supone un escenario tanto espiritual como espacial por el reconocimiento de su autonomía de la inclusión y por la no discriminación en la sociedad. Podemos partir de la premisa de que nadie nace queriendo ser una persona con discapaci- dad, sin embargo, para muchos es “natural” lanzarles miradas de lástima. Hoy en día la problemática de la marginación y la discriminación hacia las personas con discapacidad yace en la ignorancia de la sociedad que percibe a estas personas como inferiores y que cree que sólo una persona que cumpla con ciertos parámetros físicos y/o mentales puede desarrollar un proyecto de vida. En muchos países lo anterior ha generado situaciones de exclusión y discriminación laboral ya que en los pocos casos en los que un discapacitado logra acceder al mercado de trabajo, es contratado con bajos salarios o sin prestaciones sociales. Ahora bien, la discriminación no sólo es visible en el mundo laboral, pues las agresiones ver- bales o físicas están presentes dentro de otros contextos como el familiar lo que sin lugar a dudas para las personas con discapacidad puede dejar consecuencias como la auto-margi- nación. Es muy notorio el desinterés de la sociedad por garantizar el bienestar de una minoría que necesita ser reconocida y respetada; la sociedad ve los retos de las minorías como retos postergables, no prioritarios, poco urgentes y que son únicamente apreciables al momento de perfeccionar un mundo que, con mucha dificultad, puede ser perfecto. Por el contrario, las personas con discapacidad ven la vida desde un punto de vista diverso al que la sociedad está acostumbrada a percibir, pues encuentran dimensiones diferentes a las establecidas en un contexto en el que se les trata como ciudadanos de tercera clase, por el hecho de ser diferentes. A continuación se propone analizar la discapacidad desde el lente de la acción sin daño, te- niendo en cuenta dos consideraciones. En primer lugar, que el tema existe más allá de los conflictos políticos y sociales de una época y, por lo tanto, plantea una reflexión sobre la condición histórica de desigualdad y exclusión de estas personas remitiéndonos al plano del que-hacer, de los objetivos de las acciones y el Di a los que caminan que no somos lamento descubierto, que podemos llevar albas a la industria y trazar escala de futuro en los talleres, di que como obreros de la vida amamos la paz y la esperanza. Héctor Girón de León Poeta guatemalteco contexto en el que surgen las intervenciones. En segundo lugar, que la discapacidad no sólo convoca a un sector específico del conocimiento (medicina, psiquiatría, servicios sociales etc.) sino que se constituye en un tema clave para toda la sociedad ya que se refiere a la ma- nera como ésta define y trata a sus miembros más débiles, así que el tema se relaciona con la reflexión sobre los juicios de valor que surgen cuando se aborda la discapacidad y por lo tanto, sobre la ética que orienta las acciones y las buenas intenciones de las mismas. Partiendo de reconocer que eltema de la discapacidad propone una reflexión en diversas di- mensiones y las cuales confluyen con los planteamientos éticos y metodológicos de la Acción sin Daño; en este módulo se pretende continuar con la discusión sobre los posibles daños ocasionados cuando se realizan intervenciones con diferentes grupos poblacionales, las re- flexiones éticas derivadas de las mismas y las demandas que, en termas de construcción de paz inclusión y participación propone este tema. Así, la estructura del módulo es la siguiente: 1. En la primera unidad del módulo la reflexión se sitúa el análisis del uso y significado del lenguaje: conceptos como “anormales”, “incapacitados” o “lisiados”, surgen en contextos sociales e históricos determinados que dan cuenta de las diferentes formas de relación social de una época y las jerarquías aceptadas institucionalmente. Por lo tanto, en este apartado se presenta una reflexión sobre los conceptos y clasificaciones que intentan nombrar a las personas con algún tipo de característica física o mental diferente a lo que es considerado como “normal”. 2. La reflexión sobre las relaciones sociales que se construyen alrededor de los conceptos, propone una revisión sobre las propuestas o mecanismos institucionales para atender la discapacidad. En la segunda unidad, se mencionan algunas consideraciones sobre los distintos modelos de intervención desde los cuales es explicada. Se trata de reconocer las nociones que dan forma a la intervención con esta población y los protagonistas que surgen para intentar dar respuesta a lo que se considera como necesidades de las per- sonas discapacitadas, desde aquellas que proponen considerarla como simples sujetos de asistencia y de atención terapéutica a causa de sus limitaciones, hasta aquellos que buscan los mecanismos para que las personas con discapacidad puedan integrarse a la sociedad y puedan reconocerse como sujetos sociales. 3. En la tercera unidad, se plantea la reflexión sobre los posibles daños ocasionados a la identidad, la autonomía y la libertad de las personas con discapacidad, así como los prin- cipales dilemas y debates éticos que se presentan en las intervenciones. Se mencionan, de una parte, las condiciones de exclusión y estigmatización en la que viven gran número de personas con discapacidad reportando la relación directa que existe entre exclusión y discapacidad, y por otra parte, la importancia de realizar intervenciones que no generen mayor dependencia y relaciones de subordinación en la que son los profesionales quienes deciden qué es lo que más conviene a las personas. 4. Ahora bien, la problemática de exclusión y discriminación en relación con la discapaci- dad, se agudiza cuando se vive en un país del tercer mundo con complejos escenarios sociopolíticos y deficiencias institucionales como Colombia. Por lo tanto, en la cuarta unidad se presenta una breve reflexión sobre la discapacidad en el contexto colombiano, los avances jurídicos en materia de atención y algunas estadísticas relacionadas con la discapacidad en el país además de la relación que se puede establecer entre ésta y el conflicto armado. 5. Teniendo en cuentas las reflexiones éticas y conceptuales desarrolladas en los apartados anteriores, en la quinta unidad, se presentan algunas recomendaciones y aspectos a tener en cuenta para prevenir el daño en los procesos de atención y en las políticas sobre discapacidad. Es necesario resaltar que no se trata de formulas mágicas para realizar las intervenciones con esta población en contextos humanitarios, precisamente porque cada situación es particular y surge en diferentes contextos sociales; algunos marcados por las consecuencias de un conflicto armado altamente degradado como en el caso Colombiano. Por el contrario, se trata de reconocer que las personas con discapacidad son ciudadanos con derechos fundamentales que deben considerarse como población altamente vulnera- da y por tanto, es importante garantizar el respeto a sus derechos, el reconocimiento de la diferencia y velar porque los Estados cumplan un papel muchísimo más activo y tome medidas concretas para su bienestar. Se invita a las y los lectores a reflexionar acerca de la necesidad de incorporar en la reflexión ética de sus acciones el tema de la discapacidad, teniendo en cuenta que se trata de una perspectiva que aporta herramientas a la importante necesidad de realizar intervenciones acordes con las realidades de las personas. Este documento pretende sugerir un punto de partida para generar nuevos debates en las reflexiones sobre el enfoque de ASD y la Cons- trucción de paz, la forma como se reconoce e identifica el daño para personas con discapa- cidad; pero ante todo, el texto se constituye en una puerta de entrada para reflexionar sobre la forma de aplicar esta propuesta a las particularidades de las intervenciones y experiencias que cada uno/a vive cotidianamente. * El módulo recibió comentarios y ajustes en aspectos de edición y contenido de Esmeralda Rodríguez, Investigadora del Progra- ma PIUPC de la Universidad Nacional de Colombia. Objetivo: Aportar elementos conceptuales que permitan reconocer las dimensiones y complejida- des de contemplar una perspectiva de trabajo con discapacitados en contextos de acción humanitaria. En otras palabras, con este texto se busca brindar herramientas teóricas que ayuden en la comprensión y formulación de múltiples formas de acción, acompañamiento, asistencia, entre otros, a personas con discapacidad en contextos de acción humanitaria. Mapa Conceptual Invita al análisis de presentes en los Dilemas y debates éticos conceptos Posibles daños Contexto colombianocon el fi n de Es trabajado desde como a partir de en relación con a como anormales lisiados autonomía identidad libertad Avances jurídicos El confl icto armado incapacitados socialeshistóricos Sujetos de asistencia Sujetos sociales Responder a las necesidades de las personas discapacitadas Modelos de intervención DISCAPACIDAD E INCLUSIÓN SOCIAL Que surgen de contextos DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 9 > Algunas consideracio- nes iniciales En cada periodo de la historia, se han crea- do diferentes formas de relación social con el tema de la discapacidad; sin embargo, la manera en que se han referido al mismo no ha sido solamente a partir de una represen- tación semiológica, sino que además consti- UNIDAD 1 CONCEPTO DE DISCAPACIDAD: ¿A QUÉ NOS REFERIMOS CON EL TÉRMINO DISCAPACIDAD?, ¿POR QUÉ NO INCAPACIDAD, INVALIDEZ, ETC.? BREVE REGISTRO HISTÓRICO DE LA EVOLUCIÓN DEL TÉRMINO. “Explicaba que el censo de India de 1981…. Señalaban que la pregunta de 1981 se presentaba de un modo muy rudimentario –preguntaba por los miembros de la vivienda que eran completamente ciegos, estaban tullidos o eran mudos- y no incluía la discapacidad mental” (Javed Abidi) tuye la forma de materializar la relación que se tiene con el sujeto denominado (en este caso las personas con discapacidad); ya que, como lo defi ne Isabel Frutos, el lengua- je constituye un mecanismo de concreción social: Lenguaje y sociedad son dos conceptos que in- teractúan recíprocamente. La sociedad cambia y con ella el modo de expresarnos. Los valores que tiene una sociedad están escritos en el len- guaje, a la vez que el lenguaje refl eja y refuerza Fo to: O br a T R_ 9B 5. Co re óg ra fa Sa ra h S tor er. C om pa ñía de D an za co nte mp or án ea in teg ra da Co nC ue rp os . F otó gr afo Jo rg e V elá sq ue z, 20 09 . DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 10 En ese sentido, el lenguaje no es discrimi- natorio en sí mismo; más bien es importante reconocer que lo discriminatorio se relaciona con el uso que hagamos de él, los signifi ca- dos atribuidos y las cargas psicosociales da- das a las formas de nombrar a una persona. Así, reafi rma Frutos, que “El lenguaje es un elemento clave en la construcciónde la cul- tura y del pensamiento. Los lenguajes que hablan las diferentes sociedades surgen de la necesidad de comunicarse, de transmitir valores, expresar sentimientos” 2. Por eso, la controversia va hacia el fondo del signifi cado o al signifi cante en sí mismo. A lo largo de la historia las personas con dis- capacidad han sido llamadas de diferentes formas y esto obedece a las ideologías del momento, al tipo de relaciones sociales exis- tentes, a la forma en que se relacionan con las instituciones y, en los últimos años, al pa- pel protagónico que juegan en la formulación de programas y proyectos de desarrollo e in- fraestructura acordes con sus necesidades. Por lo anterior, merece especial atención un recorrido histórico sobre la forma y el signi- fi cado atribuido a las diferentes formas en las que han sido nombrados las personas con discapacidad y las relaciones sociales que surgen a su alrededor. Para tal efecto, a continuación se propone hacer un análisis a partir de tres elementos tomados de Andrea Benvenuto3 para ampliar la comprensión so- bre la forma en que es utilizado el lenguaje, y los signifi cados atribuidos a las personas. Estos elementos son: 1) Preguntarnos de quién hablo, 2) cómo lo explico y 3) qué tipo de relaciones se plantea entre quien lo des- cribe y quien es descrito. 1.1. El concepto de anormal El Diccionario de la Real Academia Españo- la4 realiza la siguiente descripción sobre esta palabra “anormal:-adjetivo- que accidental- mente se halla fuera de su natural estado o de las condiciones que le son inherentes”. Esta defi nición puede estar sustentada en los enfoques funcionalistas y evolucionistas cercanos a las ciencias biológicas, en los cuales las personas tienen una manera esti- pulada de actuar de acuerdo con los criterios de desarrollo. Por eso, quien no cumple ese desarrollo o adolece de dicha funcionalidad se encuentra al margen de lo que natural y socialmente se espera. En este marco de referencia, las personas con discapacidad encajan perfectamente bajo esta denominación ya que, por razo- nes funcionales y de participación, su des- empeño tendrá cualidades diferentes a las convencionales y por tanto, pueden ser con- sideradas como anormales. Es decir, se ha- bla de sujetos que se encuentran fuera de lo 1. Isabel Frutos, Guía para un uso no discriminatorio del lenguaje (en el entorno de la discapacidad) [documento en línea]. FUN- DABEM (Fundación Abulense para el Empleo). 2. Frutos, Guía. 3. Andrea Benvenuto, « ¿De qué hablamos cuando hablamos de “sordos”?», Ciudadanos, Revista de Crítica Política y Propuesta 4, 7, 8, 2004. [Nota: 1 corresponde al año 7 y 8 al número, -Número doble-]. 4. Real Academia Española, Diccionario de la lengua española - Vigésima segunda edición. los valores de cada sociedad…. El lenguaje, además, es un instrumento de clasifi cación de la realidad. A través del lenguaje nombramos la realidad, le ponemos etiquetas; también la inter- pretamos y la creamos simbólicamente cuando establecemos abstracciones o cuando gene- ralizamos. Construiremos la realidad, según la nombremos1. DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 11 que la naturaleza ha previsto, un sujeto no pensado por la creación y con ello el primer elemento referido por Benvenuto5 está cla- ro: de quien hablamos. Para ejemplifi car aquel objeto que está fuera de la norma Benvenuto propone el siguiente ejemplo: Mucho antes de que la ciencia y la fi losofía hubiesen reconocido otras moda- lidades de lenguaje oral, los sordos fueron percibidos como seres desprovistos de len- guaje y, como tales, asociados a una anima- lidad que rompía con el orden de lo viviente. Fueron tirados de lo alto del precipicio en la antigüedad; dejados en libertad pero consi- derados como los idiotas del pueblo en la Edad Media; comparados a las bestias del siglo XVIII; encerrados como locos en hos- pitales psiquiátricos en el siglo XIX e incluso hoy en día, o más aun, víctimas de campa- ñas de esterilización y luego de extermina- ción en la Alemania Nazi.6 Concretamente nos referimos a seres dife- rentes más parecidos a otros no humanos y, en algunos casos, más parecidos a los animales. Derivado de esto, debemos com- prender qué relaciones provocaban estas presencias en la sociedad; para ello resulta muy interesante recoger el análisis realizado por Foucault7 sobre los anormales del siglo XIX. Este análisis tiene su origen en tres fi - guras de los siglos XVII y XVIII: el monstruo, el incorregible y el niño masturbador; a con- tinuación se utiliza sólo la imagen del mons- truo; no se entrará en detalle en los demás, ya que la sola referencia de la monstruosi- dad es, en sí, ejemplifi cante. El monstruo, que fue referido por una noción jurídica declarada desde el derecho romano, estaba constituido por dos categorías: la de- formidad física y la monstruosidad jurídica por el hecho cometido. Lo anterior signifi ca que esta fi gura aparece en un marco de re- ferencia jurídico y posteriormente médico pero también que surge ante la incapacidad de la ley de explicarse la existencia de se- res, o mitad humano mitad bestia, ya que, según Foucault8, en el monstruo se combina lo imposible y lo prohibido. Pero para comprender la justa dimensión y el signifi cado de esta fi gura, hay que mencionar que el monstruo para considerarse tal no solo rompe las leyes del hombre sino también las le- yes de los dioses. Es decir, no bastaba con de- nominarlo de una u otra forma, era preciso darle un tratamiento a la medida de tal atrevimiento. Y el atrevimiento estaba dado en función de ser diferente a los demás. Esta condición desafi aba no sólo la naturaleza, sino las leyes de relación entre los hombres y Dios y; por lo tanto, la apa- rición del monstruo era el castigo. Retomando el segundo elemento planteado por Benvenuto9, ¿cómo lo explico?, aquí la respuesta está dada ante la difi cultad de hacer comprensible la naturaleza de estos seres. Es decir, cuando las explicaciones jurídicas, las biológicas y las divinas no logran dar cuenta de tal atrevimiento de anormalidad, y es impo- sible corregir por las vías humanas, se castiga. 5. Benvenuto, 2004. 6. Benvenuto, 92. 7. Michael, Foucault, Los Anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000. 8. Foucault. 2000. 9. Benvenuto, 2004. DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 12 Por ejemplo, en el derecho sucesorio, en la jurisprudencia, encontramos toda una se- rie de discusiones, de casos infi nitamente machacados, de los cuales el más típico es éste. Un hombre muere, si su mujer está embarazada; él ha hecho un testamento en el que indica: “si el niño que espera mi mujer llega a término, heredará todos mis bienes. Si, al contrario, el niño no nace o nace muer- to, si es martinato, en ese momento los bie- nes pasarán a mi familia”. Si nace un mons- truo. ¿A quién corresponderán los bienes? ¿Se debe considerar que el niño ha nacido o que no ha nacido? A partir del momento en que nace esa especie de mixtura de vida y muerte que es el niño monstruo, al derecho se le plantea un problema insoluble. Cuando nace un monstruo de dos cuerpos, o de dos cabezas ¿hay que darle el bautismo a dos? ¿Hay que considerar que se tuvo un hijo o dos?10 Lo anterior da pie para comprender el tercer elemento propuesto por Benvenuto11: “qué implicaciones tiene esa denominación para la relación que nos planteamos frente a es- tos sujetos anormales”. A lo largo de la histo- ria, aunque no en la mayoría de casos, esto ha implicado exclusión, marginalidad y, en la peor instancia, muerte. Los seres huma- nos legislan en contra del anormal, las expli- caciones médicas y las divinas construyen nosologías que explican dicha anormalidad y todas se yerguen en las normas de rela- ción o formas de castigo para el “diferente”. En pocos casos, el diferente es considerado desde una relación no excluyente. Tal podría ser el caso de las personas de talla peque- ña en la EdadMedia que eran consideradas consejos de los reyes. Este análisis sobre el anormal sirve para ejemplifi car que las consecuencias de las denominaciones y su construcción histórica han llevado una serie de implicaciones de di- verso orden, que se han erigido de manera general, en contra de la diferencia y del res- peto de las personas con discapacidad. El entramado social en el cual estas denomina- ciones se fueron construyendo debiera ser investigado para saber a qué nos estamos enfrentando y así poder construir no sólo el concepto, sino también las relaciones y sus implicaciones. Tarea para la cual animamos al lector a profundizar. 1.2. Los conceptos más comunes Para Ron Amundson12 es necesario aclarar con precisión el origen del concepto de disca- pacidad, debido a que existen muchos mitos alrededor de la palabra. El concepto hándi- cap tiene una connotación más universal, por su utilización en diversos idiomas. Como lo señala Remy Lucas “la palabra hándicap es de origen francés y la expresión inglesa data del Siglo XVI, “the hand in the cap” - la mano en el sombrero- o handy capp” 13, la cual es asociada a la imagen de un mendigo con discapacidad, en la calle, con un sombre- ro en la mano pidiendo limosna. La supuesta evidencia de ello radica en la In- glaterra del Rey Henry VII en 1504. cuando, reconociendo que las guerras dejaron mu- chos veteranos y que los mismos no pudieron volver a trabajar y contribuir a la sociedad, el Rey legisló para que la mendicidad, prohibida por esos años, fuera legal para las personas 10. Foucault, 70. 11. Benvenuto, 2004. 12. Amundson, Ron, About the Meaning of “Handicap [documento en línea]. Dept. of Philosophy, University of Hawaii at Hilo (Consultado el 3 de agosto de 2008). 13. Remy Lucas, «Pour une analyse du concept de handicap», Revista Le Valentin Haüy, 2000. DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 13 con discapacidad y los envió a mendigar por dinero. Aunque este relato no es confi rmado, la asociación podría considerarse válida debi- do a que, a través de los años en diferentes países y épocas, la discapacidad es una con- dición de marginalidad y pobreza. Para realizar un análisis más profundo sobre el tema, Ron Amundson14 propone acudir al Oxford English Dictionary15, que plantea tres explicaciones sobre el origen de la palabra hándicap16. Una de esas explicaciones es- taba dada a partir de equiparar, en cualquier competencia o carrera, las capacidades de uno de los participantes sobre la del otro u otros. Se trataba igual de dar una ventaja a los menos efi cientes o imponer una desven- taja a los más efi cientes. Al parecer, la vía fue siempre dar una ventaja a los menos efi - cientes y no a la inversa.17 Amundson18 hace una refl exión sobre las posiciones más importantes de algunos gru- pos de defensores de derechos de las per- sonas con discapacidad, quienes adversan la asociación de la palabra handicap frente a la condición de discapacidad. Y aquí es im- portante reconocer que no es solamente una controversia de orden semántico.19 La pala- bra comienza a usarse en 1915 a partir de un registro de la palabra dada a un niño con discapacidad física en una fotografía –han- dicapped child, physically crippled child-20. Lucas21 refi ere que en el Diccionario Crítico de Acción Social (Dictionnaire Critique d’Action Sociale) la palabra aparece nueva- mente en la década de los 50 utilizada como un estandarte por las personas que eran excluidas por ser diferentes y que lo usaron para ser identifi cadas. Por estas fechas, la palabra es utilizada para referirse a adultos y a personas con discapacidad mental. En textos ofi ciales, la palabra handicap aparece en las leyes sociales de Francia específi ca- mente en la ley del 30 de junio de 1970 a favor de las personas con discapacidad. Di- cha ley refi ere que “es considerada minus- válida toda persona reconocida como tal por la Commission Technique d’Orientation et de Reclassement Professionnel (Comisión Técnica de Orientación y Reclasifi cación 14. Admundson, About. 15. Este diccionario ofrece los mejores recursos de conocimiento de la lengua inglesa sobre la etimología de las palabras. 16. La primera tiene su origen en un deporte o juego de azar del siglo XIV. En éste participaban dos comerciantes y un árbitro llama- do matchmaker. El juego fue diseñado para recompensar al árbitro con la puesta si los comerciantes no se ponen de acuerdo con las mercancías y el precio. Este juego fue llamado hand in cap, hand i´cap y luego handicap. La segunda explicación data después en el Siglo XVIII, también vinculado a un arranque o apuesta. El medio hípico se apropia del concepto y se desarrolla dentro de las carreras de caballos. La diferencia de peso cargado por cada caballo era considerada y se trataba de hacer coincidirlo para equipa- rar las oportunidades en la competencia. Debe quedar claro que a pesar de que la diferencia de peso tiene que ver con la fuerza (a mayor peso, mayor masa muscular y por lo tanto mayor fuerza) esta diferencia no es lo que fue llamado hándicap; fue la carrera en sí misma y no las condiciones de los participantes las que fueron llamadas race handicap o solamente handicap. 17. Metafóricamente, se fue utilizando la palabra para referirse a las desventajas de los seres humanos. 18. Admundson, About. 19. Los desacuerdos plantean en principio que la palabra handicap se enmarca en un contexto de competencia y no necesaria- mente de condición o de calidad de vida, con lo cual se sobredimensiona la gran carga agónica que éste tiene. Sumado a ello, existe la necesidad de superar la adversidad que las defi ciencias traen implícita, de la misma forma que lo hacen los caballos. Indudablemente que la comparación entre hombre y animales es odiosa, sobre todo cuando es asociada a una condición que en muchas ocasiones tiene carácter realmente dramático como lo son las grandes discapacidades. 20. Vale la pena hacer el comentario que la historia registra a un niño no a una niña o no se refi ere de manera genérica a la niñez, con lo cual se puede intelegir que para entonces en el imaginario social la problemática de la discapacidad la padecían los niños. Probablemente las niñas, como en otras épocas, estaban invisibilizadas de la problemática social. 21. Lucas, 2000. DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 14 Profesional)”. Nótese que la palabra ya no es handicap sino minusválido.22 La legislación francesa fue bastante ambi- gua pero permitió hacer una interpretación amplia a favor de los “minusválidos”, afectos en aquel momento a la ley. En otros países del mundo, como Estados Unidos, el concep- to de hándicap fue utilizado desde 1975, en una ley que regula la educación para perso- nas con discapacidad física e intelectual (el concepto es usado para referirse de manera indiscriminada a personas con cualquier tipo de discapacidad). Otra referencia importante es hecha por Michael Foucault23. Él emplea la palabra li- siadura la cual ya era utilizada en los siglos XVII y XVIII y estaba dentro del marco del derecho romano asociado a la categoría de monstruo. Foucault refi ere que portentum o ostentum24 se refi ere al deforme, lisiado o defectuoso, específi camente designado a una anomalía. La utilización del concepto lisiado fue considerada peyorativo y fue de- jado en desuso. Es importante notar que la sustantivación de un adjetivo que pudo ser una referencia transitoria como una lesión, o siendo el caso de ser permanente, se hace condición única de identidad para persona, no se refi ere a una persona “con”, sino que se trata de una persona cuyo ser integral se defi ne “a partir de”. 1.3. Los conceptos y las clasificaciones Se han empleado otros conceptos tales como minusvalía y defi ciencia para nom- brar la discapacidad. Su uso se normaliza o reglamenta cuando en los años setenta un grupo de la Organización Mundial de la Salud dedicado a la «Clasifi cación, evalua- ción, encuestas y terminología» aplicables al campo de la salud, realiza la revisión de la Clasifi cación Internacional de Defi ciencias, Discapacidades y Minusvalías –CIDDM- y lo 22. Esta legislación, como puede verse, aparece en el ámbito laboral, y debe recordarse que en la anécdota descrita del Rey Henry VII de Inglaterra, la palabra aparece frente a la imposibilidad de los “veteranos de Guerra” de trabajar y contribuir a la sociedad. Quién sabe si el espíritu de la legislación francesa se posiciona desde lo que los Estados demandan al sujeto econó- micamente y no sobre las responsabilidades de estos frente a las personas con discapacidad. Aunque la duda no será resuelta en este trabajo sirva ser destacado el tema para sus consideraciones posteriores. 23. Foucault, 2000. 24. Según Marrazzo: “Entre los Romanos es frecuente el uso de palabras como monstrum, portentum, prodigium, ostentum: to- das tienen su origen en el término teras, que los griegos usaban para referirse a prodigios terrenos y que distinguían de semeia, o prodigios celestes. Sin embargo, los gramáticos latinos introducen diferencias de signifi cado: ostentum, lo que se desvía del cur- so regular; portentum, lo que anuncia un evento futuro; monstrum, lo que nace contra natura y se interpreta como amonestación; prodigium, lo que preanuncia alguna desgracia y por lo tanto tiene sentido profético. Portenta o monstra se revelan al hombre romano como signos de la voluntad divina”. T. Marrazo, «La Imagen del Monsruo en las Relaciones de Sucesos (ss. XVI-XVII): entre la Moraleja y Admiración», Artifara: Revista de lenguas y literaturas ibéricas y latinoamericanas, 2007. ntre otros conceptos referidos al tema de la discapacidad, se encuentra el de lisiado que es utilizado de manera aso- ciada a las personas que presentan una lesión en una extremidad y se asocia a personas con discapacidad física. Se asume que la palabra lisiado viene de la palabra lesión, la cual pasó de ser un adjetivo a un sustantivo y por lo tanto a ser parte contingente de una persona. El diccionario de la Real Academia Es- pañola sobre este concepto refiere: “Di- cho de una persona: que tiene alguna lesión permanente, especialmente en las extremidades. DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 15 cia) de la capacidad de realizar una ac- tividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser hu- mano. ► Una minusvalía es una situación desventajosa para un individuo determi- nado, consecuencia de una defi ciencia o una discapacidad, que limita o impide el desempeño de un rol que es normal en su caso (en función de su edad, sexo o factores sociales y culturales).28 Sin embargo esta clasifi cación fue rechaza- da por muchos grupos y personas: Una clara consecuencia del universalismo es que, subyaciendo a la diversidad de ma- nifestaciones de la discapacidad, tiene que haber un conjunto de estados funcionales que son susceptibles de identifi car científi - camente. Este grupo conjunto, subyacente, es el que trata de mostrar la OMS en estas Clasifi caciones.29 Es importante tomar en cuenta que estas consideraciones obedecen a un posiciona- miento y necesidad institucional por nombrar e identifi car a la discapacidad a pesar de las grandes difi cultades que se tenía para ello. Sobre todo al considerar que la discapaci- dad tiene una serie de matices culturales y sociales, y que por lo tanto sus expresiones son tan amplias como para contemplarse en una clasifi cación. Por ello, Egea considera a la CIDDM como: 25. Carlos Egea, Qué es la CIDDM [documento en línea], 1998. (Consultado el primero de mayo de 2008). 26. De acuerdo a la norma ISO 5963 (1985) la indización es el proceso de describir o representar el contenido temático de un recurso de información. Este proceso da como resultado un índice de términos de indización que será utilizado como herramienta de búsqueda y acceso al contenido de recursos en sistemas de recuperación de información. Consultado en http://es.wikipedia. org/wiki/Indización 27. Carlos Egea & Alicia Sarabia, Clasifi caciones de la OMS sobre discapacidad. España: Murcia, 2001. Utilizo, como texto de referencia, la edición de 1997 del libro Clasifi cación Internacional de Defi ciencias Discapacidades y Minusvalías –CIDDM- edita- do por el IMSERSO. 28. Egea & Sarabia, Clasifi caciones…, 16, 17. 29. Egea & Sarabia, Clasifi caciones…, 15. publica en 1980. El objetivo fundamental se- gún Carlos Egea25 era poner en orden una serie de ideas, malos entendidos conceptua- les y proponer un instrumento que permitie- ra: ► La elaboración de estadísticas. ► La planifi cación y la evaluación de servicios. ► La unifi cación de criterios de valoración. ► La indización26 y tratamiento de historias y expedientes. ► Los procesos de homologación e inter- cambio entre profesionales. ► El desarrollo de trabajos de investigación. ► La comunicación científi ca. Egea27, refi riéndose a la CIDDM, refi ere que esta nueva clasifi cación era un intento que apuntaba a rebasar la visión tradicional de la enfermedad, sus expresiones y manifes- taciones y plantearse las consecuencias individuales y colectivas que lleva implícita. De esa se propuso una nueva clasifi cación y entendimiento de la discapacidad. La CIDDM incluye en esa clasifi cación las siguientes categorías: ► Una defi ciencia es toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fi siológica o anatómica. ► Una discapacidad es toda restric- ción o ausencia (debida a una defi cien- DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 16 Esta pretensión se encuentra detrás de cada estudio epidemiológico, sociológico o estadísti- co que sobre la discapacidad se realiza. A ello ha tratado de dar respuesta la Organización Mundial de la Salud (OMS) con sus clasifi cacio- nes…30 Sin embargo, es necesario reconocer que estas categorías también se han sustantivi- zado31 y continúan usándose de forma indi- ferente para personas con cualquier tipo de discapacidad. Egea nos señala que: La defi ciencia es la exteriorización directa de las consecuencias de la enfermedad y se mani- fi esta tanto en los órganos del cuerpo como en sus funciones (incluidas las psicológicas). La discapacidad es la objetivación de la defi - ciencia en el sujeto y con una repercusión direc- ta en su capacidad de realizar actividades en los términos considerados normales para cualquier sujeto de sus características (edad, género,...). La minusvalía es la socialización de la proble- mática causada en un sujeto por las consecuen- cias de una enfermedad, manifestada a través de la defi ciencia y/o la discapacidad, y que afec- ta al desempeño del rol social que le es propio.32 Queda claro que la defi nición de estas cate- gorías llevaba implícito, en aquel momento, un salto cualitativo desde las visiones más tradicionales de ver a la discapacidad solo como una anormalidad hasta las categorías de orden social para explicarla tales como exteriorización, objetivación y socialización 30. Egea & Sarabia, Clasifi caciones…, 16. 31. Carlos Egea al respecto en el Seminario sobre Medios de Comunicación sin barreras señala: No construir identidades sociales sobre la discapacidad: Salvo para colectivos o individuos que vinculan expresamente su iden- tidad social con la discapacidad, parece conveniente, en función de la prevención del estigma, evitar la tendencia a presentar el menoscabo como núcleo de la condición social de las personas afectadas, en perjuicio de la atención que merecen en si los fenó- menos de la defi ciencia, la discapacidad o la minusvalía, así como las acciones de prevención, rehabilitación, equiparación de opor- tunidades, asistencia de mantenimiento y cualquier otra. Tomado de: http://74.125.47.132/search?q=cache:2Os8VRpJjcoJ:www. uch.ceu.es/amunoz/sinbarreras/textos/cegea.htm+sustantivar+adjetivos+estigmatizacion&cd=7&hl=es&ct=clnk&gl=gt 32. Egea & Sarabia, Clasifi caciones…, 16. 33. La palabra discapacitado fue utilizada antesde la CIDDM por ejemplo en la Academia Argentina de Letras al Servicio Na- cional de Rehabilitación: En las II Jornadas Nacionales que el Servicio Nacional de Rehabilitación celebró en Jujuy entre el 1º y el 4 de noviembre de 1972, y de acuerdo con lo resuelto unánimemente por los especialistas de dicha entidad, se comenzó a emplear el neologismo discapacitado para referirse a las personas afectadas por cualquier tipo de incapacidad. Se trató así de los discapacitados del aparato locomotor, de los discapacitados sensoriales y del lenguaje, de los discapacitados viscerales, todo ello dentro de un rubro general que se tituló “Integración social del discapacitado. (Subdirección de Discapacidad, Municipalidad de Campana, 2008). 34. Estas palabras tienen uso diferenciado en contextos diferentes. En España, minusválido tiene un uso frecuente y no lleva implícito esa connotante peyorativa como en los países de América Latina. que plantean escenarios más allá que el propio cuerpo. Sin embargo, al ser usadas como sustantivos se mantiene la visión de enfermo-enfermedad en donde el ser hu- mano, puede o no, ser un paciente en tanto portador de una defi ciencia, discapacidad33 o minusvalía34. 1.4. Los conceptos políticamente incorrectos Otros conceptos bastante peyorativos se han usado a la largo de la historia como idiota, imbécil, anormal referidos a personas con discapacidad intelectual; pero también tullido, cojo, chenco, referidos a personas con discapacidad física; choco, referida a personas con discapacidad visual; mudo, re- ferido a personas con discapacidad auditiva; y enano para las personas de talla pequeña Hay un concepto que resulta relevante de conocer dentro de estas denominaciones y DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 17 es el de demente. Es un concepto referido a personas con discapacidad intelectual y que frecuentemente se usa de manera peyorati- va. Su uso se inicia desde la Grecia clásica, fue utilizado por fi lósofos como Aristóteles, al cual se le atribuye la frase “ninguna men- te extraordinaria está exenta de un toque de demencia” o Platón quien dijo: Hay que conceder que la enfermedad del alma es la demencia, de las que existen dos clases, a saber, la locura y la estupidez. Toda afección que un hombre padezca y que comporte una de estas dos, debe ser llamada enfermedad y debemos establecer que las más grandes en- fermedades del alma son los placeres o dolores excesivos. En ambos casos, el concepto es referido como contrario a la sensatez y es vista como enfermedad o locura. Un dato interesante, en la Grecia clásica fue Galeno quien siguió considerando a la demencia como una en- fermedad, pero no producto de posesión de- moníaca sino una enfermedad, simplemen- te. Desde entonces la demencia empieza a transitar dentro del mundo médico. Berme- jo35 hace unas aproximaciones interesantes de cómo el concepto aparece en el discurso y práctica médica: El término demencia ha conocido en los últimos 200 años una evolución inversa a la de otros mu- chos términos médicos psiquiátricos,… que han pasado del lenguaje científi co al coloquial hasta quedar invalidados para su uso técnico. Por el contrario, demencia –del latín de mentis, fuera (del control) de la mente o fuera de sí- pasó de ser un sinónimo de locura o pérdida de razón, tal como se entendía en el siglo XIX, a denominar un estado adquirido caracterizado por el défi cit intelectual. Debemos a Pinel la introducción de la palabra demencia en el vocabulario psiquiátrico, empleándola para sustituir al término amencia al traducir al francés la obra del británico Cullen.36 Es evidente que el concepto es usado más en el lenguaje médico y menos en el lengua- je coloquial; sin embargo, existe una fuerte asociación para ser utilizado en personas con discapacidad intelectual. No debemos confundir la evolución semánti- ca o lingüística de los términos con la de los conceptos. Como es lógico, la noción de es- tados caracterizados por un défi cit de la fun- ción intelectual es muy anterior al siglo XIX, y puede rastrearse hasta los textos clásicos de Aristóteles, Platón y Cicerón. Para la vida social, el concepto era interesante sobre todo desde el punto de vista legal y contractual, y existen descripciones medievales de cómo reconocer a la persona defi ciente por la in- capacidad –por ejemplo- de conocer el valor del dinero. La incorporación de los estados de défi cit intelectual al ámbito de la medicina se produjo durante los siglos XVII y XVIII 37. Otros términos más peyorativos son descri- tos por Isabel Frutos38 entre los cuales están: Idiota: en su origen, la palabra idiota no tuvo el signifi cado de menosprecio que tiene ahora. En la Grecia Clásica, “idiota” era el hombre que vivía retirado, en oposición a quien llevaba una vida pública o se dedicaba a la política. Como a menudo quien vive apartado de las y los demás, se vuelve huraño, raro o ignorante, cuando la palabra idiota pasó del griego al latín, ya tomó el matiz peyorativo actual. Durante la edad media, 35. Francisco Bermejo, Aspectos Familiares y Sociales del Paciente con Demencia. Madrid: Ediciones Díaz, 2004. 36. Bermejo, 94. 37. Bermejo, 5 38. Frutos, Guía. DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 18 idiota servía para designar al monje que no sa- bía latín. Al que hablaba latín o latino lo llamaban ladino o ladina. Imbecil: por su origen, no es ningún insulto. El imbécil era la persona que no tenía apoyo o infl uencia; la persona débil frente a la fuerte o poderosa que contaba con buenos apoyos o infl uencias. El báculo era el bastón o signo de poder, de apoyo. El obispo tiene el báculo; el alcalde lleva la vara de mando. Pues bien, en latín, al que no tenía báculo lo llamaban “imbe- cilis”, o sea, sin bastón, que signifi ca sin apoyo, sin valedor que lo defendiera. Después imbécil, signifi caría débil de mente.39 > Los conceptos y las normas jurídicas Para ampliar la discusión sobre el tema de los conceptos políticamente incorrectos, a continuación se propone una refl exión so- bre la utilización de los términos, en función de razones o normas jurídicas, teniendo en cuenta que muchos de esos conceptos han fl orecido a la sombra de las difi cultades ins- titucionales para comprender lo que sale de la norma y de regular la propiedad privada en nombre del bien de los otros/as. En ese sentido, tanto la medicina como la legisla- ción han producido conceptos como balda- do e interdicto para referirse a una persona que no tiene la capacidad para ser sujeto de derecho, situación a la que se llega por un peritaje médico o por un criterio legal. 39. Fuente: Lengua y Literatura, 6° Curso de Educación Primaria. Ed. Anaya 40. Un ejemplo interesante de ello lo representa el manual de la Organización Panamericana de la Salud sobre Aspectos Sa- nitarios a considerar en la Construcción y Operación de Mataderos, al referirse a animales baldados. Dice así: Puerta para animales baldados: Siempre que sea posible, en el trazo de la unidad de matanza debe proveerse una puerta exterior cercana a la plataforma de degüello, para permitir el manejo de los animales baldados por medio de un elevador (grúa) desde el camión u otro transporte usado hasta el riel de sangría. Esta instalación ahorra mucho tiempo y a la vez facilita la rápida disposición, en forma humanitaria, de los animales inválidos. 41. Lamentablemente fue imposible encontrar evidencias documentales que sirvieran como ejemplos a esta relación. unque la palabra baldado según el Dic- cionario de la Lengua Española significa cansado o fatigado, es asociado a concep- tos peyorativos referidos a las personas con discapacidad. Sin embargo, el uso de la palabra data de un atributo dado a animales, así por ejemplo, un caballo baldado era aquel que había que sacrifi- car por su dificultad para caminar 40 La palabra baldado proviene quizás del uso zootecnista pero quedó refl ejada en algunas constituciones muy viejaspara referirse a personas con discapacidad.41 Al pasar los años, la palabra baldado fue sustituida por la de interdicción. La cual, a pesar de tener una mejor denominación, fue una categoría de control al referirse a la condición jurídi- ca en la que una persona con discapacidad intelectual debe sujetarse a una acción tu- telar debido a la imposibilidad de controlar conscientemente su vida y sus bienes. Véa- se cómo la interdicción, lo que propuso en aquel entonces, fue la pérdida de la ciudada- Ta lle r d e f or ma ció n a fo rm ad or es . C om pa ñía de D an za co nte mp or án ea in teg ra da C on Cu er po s. Fo tóg ra fo Jo rg e Ve lás qu ez . DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 19 nía de manera legal y eran los litigantes de aquel entonces, quienes la proponían y los jueces quienes la administraban. Hoy día la situación no ha cambiado mucho ya que en varias constituciones la interdicción se sigue aplicando, sólo a personas con discapaci- dad, después de un peritaje médico y una acción legal.42 Estas ideas alrededor de los baldados y la interdicción plantean que su uso y judiciali- zación generaban controles sobre los cuer- pos, las mentes y la ciudadanía de las per- sonas con discapacidad, cuando ellas son incapaces, a los ojos de los profesionales, de manejar algunas cosas –algunos le lla- man actividades de la vida diaria- pero no aquellas que afectaran el patrimonio, esas debían ser controladas por los tutores que la ley les adjudique. Para fi nalizar esta re- fl exión aquí hay un dilema ético importante. ¿Son los tutotes designados las personas que mejor representen los intereses de las personas con discapacidad?, ¿Quiénes son cidad. De allí aparecen conceptos como: personas con necesidades educativas es- peciales y ahora se habla de personas con habilidades diferentes o retos especiales. Años después aparece el término persona con discapacidad, que según el Dicciona- rio de la Academia Española es la: Persona o gente (grupo de individuos) con una defi - ciencia o condición de salud que se enfrenta a una situación de discapacidad o es perci- bida como discapacitada. Cabe resaltar dos elementos importantes: ► En primer lugar, el diccionario refi ere si- tuación de discapacidad, es decir, la dis- capacidad es un hecho ajeno a la propia persona, es una condición a la cual se enfrenta, pero puede igual no enfrentar- se, es decir, no debiera tener esa conno- tante mecánica; la discapacidad no debe darse inmediatamente. ► En segundo lugar, el diccionario se refi e- re a “persona que es percibida”, es decir, que es vista, sentida y pensada por otros, como un ente persona-defi ciencia, como unidad. Lo que se debe subrayar es que ambos elementos ponen el acento en lo externo, una situación y la percepción de los otros. En la actualidad, persona con discapaci- dad es el concepto que se considera correc- to políticamente, ya que refi ere que una par- te de la persona tiene una defi ciencia y que 42. Por ejemplo, las modifi caciones que el Estado mexicano proponía para el Código Civil del Distrito Federal a nombre de la Comisión de Apoyo y Atención a los Discapacitados (LVII Legislatura del Congreso de la Unión, integrantes de la Comisión de Atención y Apoyo a Discapacitados): “Es necesario que durante el procedimiento se evalúe el grado de discapacidad que sufre cada una de las personas de acuerdo a su nivel de discernimiento, siempre tomando en cuenta la opinión profesional de dos o más médicos especialistas. Por este motivo es necesario que se modifi que el hecho que dentro del juicio de interdicción se declare como incapaz a una persona con discapacidad de manera radical, debiendo defi nirse en su caso los actos que sí pue- den realizar”. Teniendo como base este diagnóstico, el juez determinará los actos jurídicos que el interdicto podrá realizar por sí mismo, y los que hará por medio de su tutor. Es importante señalar que todos los actos jurídicos que afecten directamente el patrimonio de la persona sujeta a interdicción deberán de hacerse por conducto del tutor. las personas con discapacidad que realmen- te necesiten de la presencia de un tutor para el manejo de sus vidas? 1.5. Los conceptos políticamente correctos Algunos conceptos surgen con la iniciativa de superar la carga peyorativa y proponer una denominación correcta políticamente y respetuosa de las personas con discapa- DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 20 enfrenta una situación de discapacidad en un contexto concreto y fundamentalmente es una condición que no defi ne en sí misma la esencia del ser, no se hace un sustantivo: se mantiene como un adjetivo de la persona. Es un concepto utilizado de manera indife- rente para personas con cualquier tipo de discapacidad. El concepto necesidades educativas es- peciales surge del ámbito educativo. Este concepto aparece en el informe que el De- partamento de Educación y Ciencia Britá- nico encargó al Comité de investigación sobre la Educación de los niños y jóvenes defi cientes, para analizar la situación de la Educación Especial en Inglaterra y que fue presentado en el año de 1978, informe que lleva como título Informe Warnock43. Según Cristina Martínez44 el término hace referencia a niños, jóvenes y adultos que requieren de prestaciones educativas es- peciales como: ► Provisión de medios especiales de acce- so al currículo a través de equipamientos especiales, provisión de recursos, modi- fi cación del ambiente físico o técnicas de enseñanza especializadas. ► Provisión de un currículo especial o mo- difi cado. ► Particular atención a la estructura social y clima emocional donde tiene lugar la educación. Dicho informe pone de relevancia siete as- pectos importantes y por demás insoslaya- bles para su comprensión que deberían ser en opinión de Luis Aguilar45 los siguientes: ► Ningún niño será considerado en lo su- cesivo ineducable. ► La educación es un bien al que todos tie- nen derecho. ► Los fi nes de la educación son los mis- mos para todos. ► La Educación Especial (EE) consistirá en la satisfacción de las necesidades edu- cativas (NNEE) de un niño con objeto de acercarse al logro de estos fi nes. ► Las NNEE son comunes a todos los niños. ► Ya no existirán dos grupos de alumnos, los defi cientes que reciben EE, y los no defi cien- tes que reciben simplemente educación. ► Si las NNEE forman un continuo, también la EE debe entenderse como un continuo de prestación que va desde la ayuda tem- poral hasta la adaptación permanente o a largo plazo del currículum ordinario. ► Las prestaciones educativas especiales, donde quiera que se realicen tendrán un carácter adicional o suplementario y no alternativo o paralelo. ► Actualmente los niños son clasifi cados 43. La importancia de ese informe es que da un giro epistemológico importante a la educación de las personas con discapacidad y a las instituciones involucradas en ellas. El Fondo de las Naciones Unidas Para la Ciencia, la Educación y la Cultura –UNESCO por sus siglas en inglés- publica en septiembre de 1991, Educación para la Primera Infancia y las Necesidades Educativas Especiales, con lo cual se abre el panorama de las escuelas inclusivas abandonando el modelo integrador y adoptando el desarrollo de propuestas curriculares pertinentes para todos. 44. Cristina Martínez, Las Necesidades Educativas Especiales [documento en línea]. 2007. (Consultado el 2 de agosto de 2008). 45. Luis A. Aguilar, «El Informe Warnock», Cuadernos de Pedagogía, 197, noviembre de 1991 [documento en línea]. [Nota: 197 corres- ponde al número]. (Consultado el 2 de agosto de 2008). DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 21 de acuerdo con sus defi ciencias y no se- gún sus NNEE. ► Se recomienda, por tanto, la abolición de las clasifi caciones legales de los defi cientes. ► Se utilizará, no obstante, el término “difi cultad un individuo cuya perspectiva de asegurar, retor- nar,mantener y progresar en un empleo adecua- do están sustancialmente reducidas como resul- tado de una debidamente reconocida defi ciencia física, sensorial o mental 46 Sobre el concepto de personas con habilida- des diferentes no hay referencias que per- mitan analizar de dónde surge, pero resulta útil refl exionar sobre cómo Ana Townsed47 , Ministra de la Mujer en Perú se refi ere a esta denominación: El mejor homenaje que todos los peruanos pode- mos hacerles en el Año de las Personas con Dis- capacidad es la visibilización de su creatividad y tenacidad. Ellas y ellos nos plantean la necesi- dad de cambiar nuestra actitud e incluso nues- tros conceptos, como el de aprender a referirnos a ellos como personas con habilidades diferen- tes. Este enfoque nos permite valorar aquellas habilidades que destacan en su personalidad. Aunque en parte de su discurso la ministra reconoce las condiciones de pobreza por las cuales atraviesa la población de personas con discapacidad cambia la denominación por el reconocimiento de las habilidades diferentes de alguna persona, invisibiliza la condición misma que la provoca, las relacio- nes que la denominación guarda con el su- jeto y las implicaciones de las mismas. ¿Qué persona en el mundo no tiene una habilidad diferente? La creatividad y la tenacidad son maneras de compensar las adversidades en cualquier ser humano y no una propiedad de las personas con discapacidad o ¿a qué habilidades diferentes se refería la Ministra? Indudablemente, la denominación no es pe- yorativa y puede considerarse políticamente correcta, pero diluye de fondo la diferencia que, en sí misma, no es mala. 46. A. O´Really, El derecho al trabajo decente de las personas con discapacidades .Ofi cina Internacional del Trabajo, ONU, Ginebra 2003, p. 85. 47. Ana Townsed, Personas especiales con habilidades diferentes [documento en línea]. 2003. de aprendizaje” para describir a los alumnos que necesitan alguna ayuda especial. ► Se adoptará un sistema de registro de los alumnos necesitados de prestacio- nes educativas especiales en el que no se impondría una denominación de la defi ciencia sino una explicación de la prestación requerida. Con esta aclaración la pregunta que resulta es ¿quién es una persona con necesidades educativas especiales? Particularmente se refi ere a alumnos o alumnas que presen- tan difi cultades mayores que el resto de sus compañeros para acceder a los aprendiza- jes que se determinan en el currículo como correspondiendo según su edad y por lo tanto para compensar dichas difi cultades necesitan adaptaciones de acceso y/o adap- taciones curriculares signifi cativas en varias áreas de ese currículo. En otro ámbito, la Organización Internacio- nal del Trabajo de Naciones Unidas, en el documento sobre Temas relacionados con la Equidad del año 2003, reconoce el dere- cho al trabajo decente de las personas con discapacidades y utiliza el concepto per- sona con discapacidad, en el cuerpo del documento, y persona discapacitada, en su glosario, refi riéndose a: DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 22 La relación que se tenga con la diferencia es la que puede ser mala incluso hasta per- versa. Si se invisibiliza la discapacidad se invisibilizaría la condición de marginalidad en la cual viven millones de personas en el mundo, en aras de reconocer que poseen habilidades que les hace ser diferentes, pero que cualquier persona puede desarro- llar en función de las necesidades que debe resolver. La preocupación alrededor de ello es que se plantea una visión bipolar. Por un lado, los conceptos peyorativos que dicen que las personas con discapacidad son una maledicencia, fruto del pecado, la escoria del mundo, generadores de lástima o la otra; que son seres superdotados que hacen fren- te a lo que la vida depare. Y he aquí otra contrariedad: ¿esas capacidades diferentes que pueden ser percibidas como especiales puede impedirles reconocer el dolor, la frus- tración, la cólera frente a los actos de exclu- sión de los cuales son víctimas? Esta refl exión se sustenta en la forma en la que las legislaciones hacen referencia al con- cepto. Por ejemplo, la Ley Orgánica de Edu- cación Española –LOE- de 2002, dice sobre las personas con habilidades diferentes que las administraciones educativas deben desa- rrollar políticas tendientes a compensar las limitaciones de los alumnos con estas carac- terísticas, sin embargo es importante insistir en que se asocia el tema de las habilidades diferentes a los procesos de compensación propios del ser humano y no de las personas con discapacidad, con lo cual se invisibiliza nuevamente la condición de la persona. Luego de este recorrido sobre los conceptos que se utilizan para denominar a la discapa- cidad, lo esperado sería que se avance a un panorama mucho más bondadoso y respe- tuoso para estas personas. Indudablemente, se debe refl exionar y actuar para conseguir este fi n. Muchas de nuestras prácticas pue- den estar marcadas quizás por las formas en que nos referimos a las personas con disca- pacidad o por las implicaciones de usar esos conceptos. Conociendo estas consideracio- nes la tarea está por delante y por venir. Fi- nalizaré con una refl exión que realiza Gloria Céspedes48 sobre los nuevos paradigmas que acechan el campo de la discapacidad: Desde esta perspectiva, se ha venido presen- tando una evolución signifi cativa en la manera en que la sociedad se relaciona con las perso- nas con discapacidad, fundamentada en una posición transformadora constituida por las po- sibilidades de vida digna y equitativa desde la inclusión, el apoyo, la autodeterminación y las capacidades para desarrollarse como personas autosufi cientes. Así el planteamiento de una nueva cultura de la discapacidad parte de la interacción entre la persona y el ambiente donde vive, y se apoya y fundamentalmente en la propia capacidad del individuo, en sus destrezas personales, en la posibilidad de desarrollar actividades de manera independiente, partiendo de sus intereses y de la capacidad 49 48. Gloria Céspedes, «La Nueva Cultura de la Discapacidad y los Modelos de Rehabilitación», Revista Achicah, Colombia, 5, 5, 1, Octubre 2005. [Nota: 5 corresponde al año, 5 al volumen y 1 al número]. 49. Cespedes, 109. Fo to: O br a P en die nte . C or eó gr afa N ata lia O ro zc o. Co mp añ ía de D an za co nte mp or án ea in teg ra da C on Cu er po s. Fo tóg ra fo Jo rg e V elá sq ue z, 20 10 . DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 23 continuación un ejemplo acerca de las representaciones sociales que se tienen alrededor de la discapacidad en Colombia: “Días antes, EL TIEMPO había publicado, a lo ancho de una página interior, una nota bajo el título ‘Hija ‘traviesa’ rayó 16 carros’. En letra destacada se leía que “la progeni- tora pide paciencia y comprensión”. Enseguida se recalcaba que la niña había dañado 70 almuerzos. El primer párrafo contenía una frase del celador del conjunto, quien habría dicho: “Esa niña mongólica tenía que haber salido (acompañada) de alguien”. Después de contar que la madre “se quedó fría” con las palabras del vigilante, la redac- tora detallaba el susto de la chica, las angustias de la mamá y la molestia de los vecinos. (...) La noticia terminaba con un patético relato del estado de ánimo materno: “Ella le pide fuerza a Dios. Dice entre lágrimas que si alguien ha de morirse primero” que sea su hija para que no la maltraten”. (Dissnet Press 1083:2005) El ejemplo sugiere algunas preguntas para analizar el tratamiento conceptual que so- cialmente se le da a la discapacidad y sus implicaciones. En primer lugar es importante preguntarse si la nota de prensa se hubiera publicado cuando la protagonista principal hubiera sido una niña sin discapacidad. ¿Cuál era la intención de hacerla pública? Y sobre todo, ¿con ese énfasis en la travesura? Hay que destacar entonces, que como en muchos países latinoamericanos,la magnitud de la noticia está dada por que la acción fue “cometida” por una persona con discapacidad. En segundo lugar es necesario pre- guntarse sobre ¿por qué destacar la forma en que el celador se refiere a la protagonista como niña mongólica? ¿Por qué no proteger la dignidad de la niña?, ¿acaso no debe existir un interés del medio de comunicación para proteger su integridad consideran- do las implicaciones que tiene esta connotación en la opinión pública y los posteriores efectos sobre los niños y las niñas con discapacidad? Y el último interrogante, ¿cuál fue la implicación que tuvo esta nota de prensa? “Darle semejante despliegue a un asunto privado no se compadece con la actitud que debemos inculcar en la gente para que acepte y respete las diferencias.”…La protesta de una fisioterapeuta me conmovió porque se refería a una información que presun- tamente violaba los derechos de una jovencita con síndrome de Down. “Ese tipo de artículos hace que la gente generalice y discrimine todavía más a las personas con dis- capacidad física o mental”, resaltó la profesional.” (Dissnet Press 1083:2005) Pero lamentablemente no es la única respuesta que se encuentra ante un hecho como estos. La referida fisioterapeuta consulto a un médico neuropediatra sobre el tema y su respuesta fue la siguiente: DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 24 Ejercicio sobre la Unidad 1 1. En la actualidad colombiana, ¿encuentra analogía con el signifi cado de la fi - gura del monstruo del siglo XIX, visto desde un marco de referencia jurídico? 2. Explique la diferencia que plantea la CIDDM al referirse a los términos defi - ciencia, discapacidad y minusvalía. ¿Cuál es la implicación de esa diferencia en la realidad? 3. Analice la evolución que en la sociedad han tenido los conceptos denomina- dos políticamente incorrectos en torno al tema de la discapacidad. “Neuropediatra A. La mayoría de los enfermos de síndrome de Down tiene algún gra- do de insuficiencia mental. En consecuencia, no pueden responsabilizarlos de sus ac- tos. Es común que estos pacientes sean segregados por los demás y que se depriman si perciben el rechazo social. Casi siempre son dulces pero pueden volverse tan irritables como cualquiera que se considere agredido.” (Dissnet Press 1083:2005) Fuente: nota de prensa del diário El Tiempo del 29 de mayo del año 2005 Esta información fue tomada de http://saci.org.br/?modulo=akemi¶metro=16360 DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 25 UNIDAD 2 LAS PROPUESTAS Y MECANISMOS INSTITUCIONALES PARA ATENDER O INTERVENIR LA DISCAPACIDAD: DISTINTOS MODELOS DE INTERVENCIÓN “Todo lo que sé está basado en mi experiencia personal, señaló Abidi: y le refi rió los errores de los cirujanos, la falta de rehabilitación en India, los problemas de accesibilidad, la difi cultad de encontrar un trabajo” (Javed Abidi) Desde hace algunos años se conocen pro- puestas para la atención de la discapacidad sin embargo, no hay consensos sobre los re- ferentes teóricos utilizados, lo anterior no es solamente una cuestión semántica: es un pro- blema epistemológico sobre la distinción entre enfoques, paradigmas y modelos y la forma en que podrían clasifi carse 50 Sin embargo, res- pecto al tema de la discapacidad, Puig de Be- llacasa y Casado Pérez, citados por Egea51, proponen dos maneras para clasifi carlos: La primera clasifi cación formulada por Bella- casa incluye: 50. El consenso asumido es que hay paradigmas, modelos y enfoques, el problema está en la falta de elementos teóricos para comprender qué diferencia hay entre un paradigma, un modelo o un enfoque y; es aquí cuando se hace la puntualización que es un problema de orden epistemológico, sin embargo no se desarrollará en ese trabajo, debido a la amplitud del tema y exten- sión que tomaría. Se puede consultar las siguientes paginas para más información: http://usuarios.discapnet.es/disweb2000/art/ index.html, http://netes5.blogspot.com/2008/09/carlos-egea-garca.html o el siguiente texto: Exclusión y discapacidad, Israel Cruz Velandia & ál. Centro Editorial, Universidad de Rosario. 51. Egea, Carlos & Sarabia, Alicia. Visión y modelos conceptuales de la discapacidad [documento en línea]. (Consultado el 24 febrero 2009). El modelo tradicional: asociado a una visión animista clásica de la discapacidad relacionada al castigo divino o la intervención del Maligno; Fo to: Ta lle r d e f or ma ció n a fo rm ad or es . C om pa ñía de D an za co nte mp or án ea int eg ra da C on Cu er po s. Fo tóg ra fo Jo rg e V elá sq ue z. DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 26 el paradigma de la rehabilitación: donde preva- lece la intervención médico-profesional sobre la demanda del sujeto y, el paradigma de la auto- nomía personal: con el logro de una vida inde- pendiente como objeto básico. La segunda clasifi cación, formulada por Ca- sado, incluye: El modelo de integración utilitaria: se acepta a los sujetos con menoscabo “con resignación pro- videncialista o fatalista”; el modelo de exclusión aniquiladora: al sujeto se le encierra y oculta en el hogar; el modelo de atención especializada y tecnifi cada: dominan los servicios y los agen- tes especializados sobre lo usuarios y, el mode- lo de accesibilidad: basado en el principio de “normalización”52, donde las personas con dis- capacidad tienen derecho a una vida tan normal como los demás. En estos dos modelos encuentra una coinci- dencia importante que se explica inicialmen- te en las siguientes gráfi cas. Por otro lado, Annelisa Tovar53, plantea que existen dos grandes enfoques de la discapa- cidad. El enfoque segregacionista carac- terizado por: La marginación del conjunto social, a través de la exclusión total o parcial en centros de cuidado específi cos, por considerar que la persona no es capaz de relacionarse y desenvolverse en el con- 52. Partiremos de una época relativamente reciente, y nos situaremos en los últimos años de la década de los cincuenta. N. Bank-Mikkelsen, por aquel entonces director del Servicio Danés para el Retraso Mental, lanza un nuevo principio al que denomina normalización y que formula como: “La posibilidad de que los defi cientes mentales lleven una existencia tan próxima a lo normal como sea posible” (4) Dicho principio quedaría refl ejado en la normativa danesa en el año 1959. Diez años después, en 1969, será B. Nirje, director ejecutivo de la Asociación Sueca para Niños Retrasados, quien profundice en este principio formulándolo como: “Hacer accesibles a los defi cientes mentales las pautas y condiciones de la vida cotidiana que sean tan próximos como sea posible a las normas y pautas del cuerpo principal de la sociedad”.(5) Desde los países escandinavos, este principio se extiende por toda Europa y alcanza los Estados Unidos y Canadá, donde W. Wolfensberger retocará la defi nición de este principio de normalización dándole una formulación más didáctica:”Normalización es la utilización de medios culturalmente normativos (familiares, técnicas valoradas, instrumentos, métodos?), para permitir que las condiciones de vida de una persona (ingresos, vivienda, servicios de sa- lud, etc.) sean al menos tan buenas como las de un ciudadano medio, y mejorar o apoyar en la mayor medida posible su conducta (habilidades, competencias, etc.), apariencia (vestido, aseo, etc.), experiencias (adaptación, sentimientos, etc.), estatus y reputa- ción (etiquetas, actitudes, etc.)”.(6). Ver: http://74.125.47.132/search?q=cache:ziXsZeEB_9cJ:www.iin.oea.org/Cursos_a_distan- cia/Lectura9_disc.UT2.pdf+origen+del+principio+de+normalizacion+en+discapacidad&cd=2&hl=es&ct=clnk&gl=gt 53. Annelisa Tovar, Refl exiones críticas sobre la psicología y el abordaje de la discapacidad. Guatemala: Informe de tesis, 2005. Modelo tradicional Modelo exclusión aniquiladora Modelo integración utilitaria Modelo de autonomía personal Modelo de Accesibilidad Modelo rehabilitación Modelo AtenciónEspecializada y Tecnifi cada Gráfica 1. Modelos de atención de la discapacidad Fuente: Elaboración propia. texto “normal”; Se consideran primordiales los procesos asistenciales o terapéuticos, donde la dependencia al otro (familia, escuela, terapeuta, etc.) incapacita y limita a la persona con disca- DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 27 pacidad para determinarse y actuar con libertad además de que la institucionaliza basándose en el argumento sobre la necesidad de protegerlas, ya que no están en capacidad de desarrollarse y desenvolverse en un colectivo y condiciones normales. En alguna medida este tipo de condi- cionamiento podría infl uir en la percepción que la persona con discapacidad tiene de sí misma, al introyectar su imagen como necesitada de cuidados y atenciones ajenas, subestimación de sus capacidades y de sus derechos. De otra parte infl uiría en además de su creciente institu- cionalización (sic).54 y sobre el enfoque integracionista dice que se caracteriza por: La necesidad de brindar educación a las perso- nas con discapacidad, de tal manera que pue- dan desarrollar aquellas habilidades para poder integrarse a la sociedad. Referencia a conceptos como desinstitucionalización, ambiente menos restrictivos, integración, enfoques comunitarios, inclusión, etc. y la terminología es más positiva y los enfoques podrían catalogarse como “más humanos” y sociales.55 En atención a estos enfoques la gráfi ca an- terior podría ser completada de la siguiente manera: Gráfi ca 2. Quisiera hacer tres consideraciones sobre estas clasifi caciones: ► La primera es que no son excluyen- tes; y expresan de manera diferente mi- radas similares, que hacen una división más precisa o más amplia, pero que en todas las clasifi caciones se evidencia la dicotomía entre los modelos donde la persona con discapacidad no aparece –es un objeto de atención, un paciente o alguien por excluir- y los modelos de reivindicación de derechos. 54. Tovar, 12. 55. Tovar, 12. Modelo tradicional Modelo de Exclusión Modelo Integración UtilitariaEnfoque Segregacionista Modelo autonomía personal Modelo rehabilitación Modelo de Accesibilidad Modelo Atención Especializada y Tecnifi cada Enfoque Integracionista Gráfica 2. Enfoques y modelos de atención de la discapacidad Fuente: Elaboración propia. DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 28 ► La segunda consideración es que históri- camente estos modelos han emergido en momentos precisos, pero muchos de ellos coexisten en la actualidad de diversas maneras por lo que no se puede pensar que ya han sido superados; las evidencias empí- ricas demuestran la vigencia de todos ellos. ► La tercera, es que estos modelos, en sí mis- mos, no manifi estan las expresiones cultu- rales de cada momento sobre la discapa- cidad; por ello, muchos de esos modelos coexistieron y coexisten con contrapesos importantes. Sobre esta última consideración Aguado56 señala: Dicho de forma más directa: en el tratamiento dado a los defi cientes hay variaciones históricas entre épocas y entre culturas, pero también hay ciertas líneas persistentes que, de forma muy sintetizada, giran en torno a una constante his- tórica, la marginación (15). Por otra parte, hay progresos, en efecto, pero también grandes con- tradicciones. Tales contradicciones, que también son una constante histórica, constituyen una ma- nifestación de la tensión entre las concepciones y tratamientos de que son objeto las defi cien- cias, que oscilan entre dos polos, a los que Laín (1961) alude en el título de su obra, Enfermedad y pecado, desorden físico y desorden moral, los dos extremos del camino recorrido por la psico- patología: El enfoque o actitud pasiva, en el que se en- marca la tradición demonológica, que considera la defi ciencia fruto de causas ajenas al hom- bre, p.e., del pecado, castigo de los dioses, del demonio, etc., y, por tanto, situación incontrolada e inmodifi cable, lo cual se traduce en rechazo, segregación, etc. El enfoque o actitud activa, en el que encaja la tradición naturalista, que aborda la defi ciencia como enfermedad, fruto de causas naturales y/o biológicas y/o ambientales, y, por tanto, situación modifi cable, lo cual se traduce en pre- vención, tratamientos, integración, etc.57 Indudablemente, en la balanza de la histo- ria, la discapacidad ha sido castigada por su condición de anormalidad; pero existen pequeñas irrupciones en diferentes contex- tos históricos, en donde el trato a la persona con discapacidad era más benévolo e inclu- so relevante, lamentablemente no permean la construcción de los otros modelos, pero sirvieron para disminuir el trato degradante dado a estas personas. Es importante considerar que en los enfo- ques segregacionistas la marginalidad queda consolidada por la legislación, por la ciencia imperante y fundamentada por el prejuicio frente a la anormalidad. El asistencialismo institucional creció a la sombra de los con- ventos religiosos que hacían suyos a los hi- jos e hijas del pecado y proporcionaban el lugar idóneo para la expiación de culpas. Es- pacio compartido posteriormente con la me- dicina, consolidándose la institucionalización sanitaria del pecador y del enfermo. Quizás atrás de esto se puede evidenciar el control sobre las personas a través de las visiones tutelares o declaración de mendicidad o de interdicción, que ya fueron explicadas. El enfoque integracionista es más auspicio- so para las personas con discapacidad y pone el acento en la emergencia del sujeto social. Sin embargo, no le atribuye sólo a él la responsabilidad de solventar las condicio- nes de exclusión, enfatiza la responsabilidad 56. A. Aguado, Historia de las Defi ciencias. Madrid: Tesis y Praxis, 1995. 57. Aguado, 26. DISCAPACIDAD e Inclusión social M7 29 de la sociedad en tal proceso. También está marcado por la pérdida de poder importante por parte de las instituciones y profesiones frente a las personas con discapacidad y por el protagonismo importante de estos úl- timos, razón por la cual se considera político y de derechos humanos. Teniendo en cuenta que existe una coinci- dencia importante en las clasifi caciones pre- sentadas, a continuación se desarrollan tres modelos o paradigmas alrededor de los cua- les se mueven la mayoría de propuestas de intervención en discapacidad. 2.1. El paradigma tradicional de la discapacidad Muchos años atrás, en la Esparta de Licur- go, las leyes permitían el despeñamiento de los niños que nacían con una discapacidad desde el Monte Taigeto. Tal sacrifi cio selec- tivo también se realizó en la Roma Imperial y, en el siglo pasado, en el nazismo con sus cámaras de gas, sin embargo, en el cristia- nismo, las personas con discapacidad fue- ron convertidas en objetos de caridad, en tanto eran dolientes y pobres. Esta visión, basada en la caridad, plantea las bases del paradigma tradicional de la disca- pacidad que se caracteriza por el asistencia- lismo y, la benefi cencia. Está incluido dentro del enfoque segregacionista como la margi- nación, la dependencia y la subestimación de las personas. Es decir, desde esta perspec- tiva, las personas con discapacidad no son consideradas como sujetos de iguales dere- chos que el resto de los ciudadanos. Rodrigo Jiménez58, describe concretamente cuáles son las características de este paradigma: a. El objetivo es la desaparición social de las personas con discapacidad: En nues- tra época lo anterior se ve refl ejado en las legislaciones que permiten el aborto por razones de discapacidad o la eutanasia involuntaria por las mismas razones. b. Las personas con discapacidad están sujetas a la segregación y aislamiento: Ya sea en el sistema hospitalario con los leprosarios, los hospitales de interna- miento psiquiátrico de por vida, etc.; en el sistema educativo con las aulas dife- renciadas o las instituciones educativas totalmente segregadas; en el sistema la- boral con
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