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El trabajo social y su intervención desde los ejes 
transversales un reto para asumir en la educación.1 
Sandra del Pilar Gómez Contreras2
Resumen
El presente artículo analiza las funciones y el quehacer del trabajo 
social en el ámbito educativo con los ejes transversales en educación 
que permiten a partir de la exploración del contexto identificar las 
problemáticas que afectan a los jóvenes, las cuales se evidencian en los 
espacios escolares y que están influenciadas por el contexto social y 
familiar en el que se encuentran inmersos los estudiantes. 
Palabras clave: ejes transversales, trabajo social, quehacer del trabajo 
social, funciones, intervención.
 
1. El artículo recoge los resultados del Estado del Arte de la investigación realizada en el año 2001, en el Ministerio de Educa-
ción Nacional, elaborada por las estudiantes AREVALO, A. Luz Amparo et al,de la Facultad de Ciencias Sociales del Programa 
Trabajo Social de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, en el marco de la práctica académica de investigación. En 
calidad de docente participé como asesora en todas las etapas del proceso. Igualmente se retoman las experiencias de 11 
años de trabajo en el ejercicio docente asesorando proyectos sociales de intervención a estudiantes de VII y VIII semestre que 
han adoptado esta modalidad como trabajo de grado y que han sido desarrollado en diferentes establecimientos educativos 
de la ciudad de Bogotá.
2. Trabajadora Social y Magister en Planeación Socio Económica. Docente investigadora del Programa Trabajo Social E-mail. 
sandragomezcontreras@gmail.com
Artículo de reflexión. 
Sandra del Pilar Gómez 
El trabajo social y su intervención desde los ejes transversales un reto para asumir en la educación. Artículo de reflexión.
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Social work and its intervention from cross-
cutting a challenge to be assumed in education 
Abstract
This paper aims to analyse social work roles and tasks in the field 
of education, based on crosscutting axes helping through a context 
exploration to identify problems affecting youth, which make themselves 
evident in school settings and which are influenced by social and family 
contexts in which students are immersed.
Key words: crosscutting axes, social work, social work tasks, functions, 
intervention.
Recibido:19 de septiembre 2012
Aceptado: 25 de octubre 2012
Introducción
En el ámbito educativo, no todos los establecimientos cuentan con un 
profesional en trabajo social y en aquellos en donde específicamente se han 
realizado proyectos de intervención social no se entiende la importancia del 
trabajo de campo con estudiantes en su cotidianidad escolar, y que permitan 
conocer las diferentes situaciones que enfrentan en su contexto social y familiar 
realcionados con decisiones como: vinculación a pandillas, agresión física en 
el aula de clase o ser padres a temprana edad. Dichos estudios aportarian a 
la toma de decisiones ayudados por equipos multidisciplinarios que permitan 
analizar tales situaciones y poder establecer un trabajo en red con diferentes 
establecimientos, entidades gubernamentales y ONG, en donde se asuma el 
compromiso de promover una educación integral basada en la formación en 
valores y en la defensa de los derechos humanos. 
La articulación entre la vida cotidiana del estudiante y el currículo es una tarea 
en la que deben converger todos los actores que involucra el acto educativo, 
ello implica acercarse al contexto del estudiante y revisar las dificultades 
y oportunidades que éste le provee, posibilitando la comprensión de los 
problemas que les oferta el contexto y la manera en la que pueden desarrollar 
estrategias para enfrentarlas.
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El artículo pretende entonces articular el quehacer del trabajador social en el 
campo de la educación con los ejes transversales en educación, ya que por su 
flexibilidad, posibilitan la intervención con los actores implicados en el proceso 
educativo para trabajar de manera corresponsable con la familia y la sociedad. 
Lo anterior implica un reto a todo nivel si se tiene en cuenta la coyuntura en la 
que se encuentra la familia: padres obligados por la fuerza laboral a permanecer 
fuera de casa, despreocupación del proceso educativo de los hijos, el cual se ha 
dejado en manos de los establecimientos educativos, bajos niveles de formación 
académica de los padres que les impide aportar a las tareas escolares. En esa 
realidad es necesario realizar un trabajo de campo responsable por parte del 
trabajador social, para que vuelva al patio de recreo y a los diferentes espacios 
en los que interactúan los estudiantes y pueda observar el comportamiento 
de los jóvenes fuera del aula, espacio en el cual se revierten los aprendizajes 
brindados en casa, con amigos y pares, para visualizar los comportamientos 
presentados y que permiten identificar una serie de problemáticas sociales que 
deben ser investigadas por los departamentos de orientación escolar. 
Los ejes transversales y su articulación con el trabajo social. 
A continuación se presentan los resultados de la investigación en el que fueron 
posibles identificar los núcleos temáticos que llevaron a identificar los ejes 
transversales. Al respecto investigaciones realizadas en el área de educación 
por profesionales de diferentes universidades coinciden en afirmar que “los 
niños en la actualidad muestran un alto índice de violencia en la resolución 
de sus problemas, falta de pertenencia hacia el entorno y la naturaleza, baja 
autoestima, poca disposición para llevar a cabo actividades que necesitan 
esfuerzo y una rebeldía temprana que se refleja en los distintos ambientes ...”, 
(Benítez, 2011: 144); a lo anterior se suman el incremento de las estadísticas 
de adolescentes en embarazo y el incremento de estadísticas que reportan 
enfermedades infectocontagiosas en adolescentes. En ese contexto es 
importante mostrar el contexto en el que tienen sentido los ejes transversales y 
su articulación con el trabajo social. 
El contexto de los ejes transversales 
Para la investigación se retomaron los resultados de la “Fase I Preparatoria” 
(Hoyos, 2008), planteada por la autora para la construcción de los estados del 
arte, la misma esboza en su estrategia metodológica la identificación de los 
núcleos temáticos. Que para el caso fueron los siguientes: 
• Antecedentes derivados del contexto predominante en el país de origen 
de cada uno de los autores de los textos consultados. 
• Condiciones en las que surgió el concepto de transversalidad y su definición. 
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A partir de lo anterior se estableció el análisis que permite articular la 
intervención en trabajo social en el campo de la educación, los retos que 
se presentan para la profesión en ese ámbito y las funciones que se pueden 
desarrollar desde la comprensión de lo que implican los ejes transversales.
En ese sentido el Ministerio de Educación Nacional (MEN) con el equipo de 
profesionales de la Oficina de Proyectos Intersectoriales, planteó la necesidad de 
abordar el concepto de Transversalidad, por cuanto se hizo necesario identificar 
la literatura existente sobre el tema y la posibilidad de iniciar su aplicación en 
establecimientos educativos de la ciudad, la metodología elegida permitió realizar 
una revisión de la literatura desdela perspectiva hermenéutica. Se analizaron textos 
en bibliotecas universitarias de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca 
y Universidad de la Sabana, en centros de documentación de Bogotá y Colegios 
en los municipios de Fusa y Mosquera. Otro aspecto que se identificó es que para 
la época los textos que daban cuenta del tema eran muy pocos y en su mayoría 
contenían ejemplos extraídos de currículos de establecimientos educativos de 
España en los que se presentaba la normatividad emitida por la LOGSE3. 
Para la delimitación en el tiempo de la investigación realizada en el año 2001, 
se retomaron los textos producidos de 1995 a 2001; al respecto es necesario 
mencionar la escasa productividad de textos que trataban el tema, la mayoría 
fueron elaborados por profesionales españoles cuyos contenidos presentaban 
diferentes ejemplos de la cotidianidad escolar española. 
Para la identificación de los núcleos temáticos se realizó una entrevista a cada 
uno de los documentos a través de una ficha, identificando los siguientes núcleos: 
surgimiento y evolución del concepto de transversalidad y la clasificación 
de los temas transversales en educación “moral y cívica, ambiental, salud y 
educación sexual, para la igualdad de oportunidades de ambos sexos, la paz, 
consumidor y educación vial”, (Martínez, 1995: 8).
Interesa entonces identificar el contexto en el que surge y evoluciona el 
concepto de transversalidad. Al respecto Martínez expresa que: 
Una de las décadas de mayor trascendencia en El Salvador es la del conflicto 
armado, teniendo mayor auge en los años ochenta, afectando a los diferentes 
sectores de la sociedad, entre ellos al Sistema Educativo, debido al abandono 
de los Centros Educativos por parte de niños y niñas, inasistencia a clases, 
desarrollo parcial de los programas de estudio y cierre de algunos Centros 
Educativos… en la década de los noventa el conflicto bélico disminuyo … 
a raíz de ello, en el ámbito educativo surgen cambios orientados a la mejora 
de la calidad de la educación, creándose en 1994 la Comisión de Educación, 
Ciencia y Desarrollo, … que orientaba a ampliar la cobertura y calidad, dando 
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origen al proceso de Reforma Educativa en Marcha que incluye los Niveles 
Educativos de Parvularia, (Ministerio de Educación. “Lineamientos del Plan 
Decenal” (1995-2005). Documento III Reforma Educativa en Marcha. El 
Salvador, 1995:11):
“Estos cambios dan origen a la práctica e inclusión de los Ejes Transversales 
los que permiten integrar diferentes aprendizajes, vivenciales, formativos y 
socio-afectivos en el/la educando(a); los Ejes Transversales se desarrollan en 
las diferentes asignaturas y contenidos por su naturaleza interdisciplinaria; 
también se adaptan a los Niveles Educativos desde Parvularia hasta el Nivel 
Medio y se definen de la siguiente manera: 
Los ejes transversales desempeñan un papel fundamental como contenidos 
culturales, relevantes y valiosos, necesarios para la vida y la convivencia, 
que configuran de manera especial el modelo de ciudadano que demanda 
la sociedad, a través de una educación en valores que permitan a alumnos-
alumnas sensibilizarse y posicionarse ante los problemas críticamente y 
actuar con un compromiso libremente asumido”, (Martínez, 1995).
Por su parte el Ministerio de Educación Nacional de Colombia, no se detiene 
a reflexionar en el contexto, sino que concibe la transversalidad como una 
alternativa para enfrentar los procesos de calidad de la educación y en ese sentido 
la define como “una herramienta que aproxima el currículo a la vida cotidiana, 
siendo construida en función social, con enfoques educativos para responder a 
problemáticas actuales vigentes”, (Arévalo, et al., 2001). Igualmente el MEN, 
al referirse a los ejes transversales, hace énfasis en la integración de saberes 
en los proyectos pedagógicos que diseñan los establecimientos educativos, 
en ese orden de ideas sugiere la reorientación de la enseñanza con sentido 
y utilidad de tal forma que se oriente a estudio, análisis de lo que sucede en 
el contexto, involucrando a la familia, organizaciones gubernamentales y no 
gubernamentales, en general a la comunidad organizada que está alrededor 
de la institución educativa para que en conjunto aporten a la construcción de 
un plan de estudios consecuente con las necesidades del entorno en el que se 
desarrolla el estudiante.
En los escritos de José Palos es posible identificar las problemáticas que oferta 
el contexto a los jóvenes y presenta una medida de atender tales dificultades, 
flexibilizar el currículo acercándolo a la vida cotidiana tanto de estudiantes 
como de docentes, por cuanto los temas transversales posibilitan trabajar: 
“contenidos culturales relevantes y valiosos, necesarios para la vida y la convivencia, 
que configuran de manera especial el modelo de ciudadano que demanda cada 
sociedad. Esto se logra por medio de una educación en valores, que permita 
a los estudiantes sensibilizarse y posicionarse ante los problemas, enjuiciarlos 
críticamente y actuar con un compromiso libremente asumido”, (1998, 12).
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En ese sentido, Mutis Ibarra alude la necesidad de una formación integral, que 
atienda las problemáticas sociales que oferta el contexto y que posibilite en el 
estudiante el desarrollo de un sentido crítico y asuma una postura concreta para 
enfrentarlas. En relación con lo anterior, los temas transversales posibilitan 
no solo su reflexión sino que al ser articuladas al contexto en el que viven los 
estudiantes y en el que se encuentra la institución educativa: 
“Permiten mediante sus instrumentos globalizantes de carácter 
interdisciplinario recorrer la totalidad del currículo y … de las áreas del 
conocimiento, … con la finalidad de crear condiciones favorables para 
proporcionar a los estudiantes una mayor formación en aspectos sociales, 
ambientales o de salud. Los ejes transversales se constituyen, entonces, en 
fundamentos para la práctica pedagógica al integrar los campos del ser, el 
saber, el hacer y el convivir a través de conceptos, procedimientos, valores y 
actitudes que orientan la enseñanza y el aprendizaje”, (Mutis, 2009).
Es en este sentido en el que el estudio de los ejes transversales posibilita en los 
estudiantes el desarrollo de capacidades, habilidades y destrezas para asumir 
la defensa de valores y derechos, la toma de decisiones desde una mirada 
crítica de la realidad en la que viven, se asume la importancia de defender la 
naturaleza, la preocupación por el desarrollo de “hábitos saludables, combatir 
el racismo y la xenofobia, desarrollar actitudes no sexistas o contribuir al 
equilibrio mundial mediante el apoyo a nuestros compatriotas”, (Mutis, 2009). 
Igualmente Hernández y Garza de la Huerta, al referirse al contexto expresan 
su preocupación por los “problemas y conflictos que afectan actualmente a la 
humanidad, al propio individuo y a su entorno natural”, ven en el trabajo en el 
aula la posibilidad de enfrentar tales problemáticas en la medida en que los ejes 
transversales incorporan el manejo de: 
“contenidos con un importante componente actitudinal, de valores y normas, 
que pretenden ofrecer una formación integral al estudiantado. Su carácter 
transversal, tanto en el espacio como en el tiempo en tanto que se desarrollan 
desde las asignaturas con un planteamiento globalizador o interdisciplinar, 
impregnan todo el currículum.… aproximan el currículo a la vida cotidiana, 
en la medida en que son planteados en función de las preocupaciones sociales 
más actuales y urgentes, pueden ofrecer, sin modificaciones significativas, un 
medio de adaptación y ajuste de los contenidos de las distintas asignaturas. 
Los temas que pueden ser identificados para su tratamiento transversal, 
dependen del contexto socio - cultural y de las necesidades propias de cada 
comunidad educativa, aunque existen ciertos tópicos recurrentes en torno 
a los cuales parecen girar la conflictividad social y las preocupaciones 
individuales y comunitarias”, (Hernández y Garza de la Huerta, 2005).
Reyes y Henríquez coinciden en muchos señalamientos ya planteados y al hacer 
alusión a los temas trasversales afirman que son importantes en la medida en que 
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“… los estudiantes además de recibir conocimientos sobre diferentes… disciplinas, 
adquieren elementos que los preparan para la vida y para desenvolverse como 
futuros ciudadanos en forma responsable, como agentes de cambio y capaces de 
contribuir a transformar el medio en el que les tocará vivir”, (2009:7).
En este sentido vale la pena retomar el planteamiento de Berger y Luckmann, 
que cuando se refieren a la vida cotidiana expresan que en ésta “interesa cómo 
pueda presentarse esta realidad y para ello se debe empezar por clarificar 
esa realidad tal como se ofrece al sentido común de quienes componen 
ordinariamente la sociedad”, (1968: 36). Es importante, investigar cómo se 
presenta esa realidad para los estudiantes o en los establecimientos educativos 
y ello es lo que se atiende mediante la incorporación de los ejes transversales 
a lo largo de los planes de estudio. Enfatizando en el trabajo interdisciplinar 
que se adelanta en los establecimientos educativos en la descripción de esa 
realidad que se presenta a los estudiantes, para ello es indispensable el diálogo 
con los estudiantes para conocer de la viva voz de los actores las situaciones 
conflictivas que enfrentan en su cotidianidad.
Al hacer referencia al contexto María Victoria Reyzábal y Ana Isabel Sanz, 
expresan que: 
“Vivimos en una sociedad que clama la paz, la igualdad de derechos y 
oportunidades entre el hombre y la mujer, la conservación y mejora del 
medio ambiente, vivir de una manera más saludable, por un desarrollo 
de la afectividad y de la sexualidad que permita mejorar las relaciones 
interpersonales; una sociedad que necesita formar sujetos autónomos y 
críticos, capaces de respetar a las personas que opinan de distinta manera y, 
a la vez, de defender sus derechos…”, (1995: 8).
Incorporar los ejes transversales en el proceso educativo implica la 
actualización de las problemáticas que oferta la sociedad, su tratamiento en los 
planes de estudio posibilita trabajar en cada una de las asignaturas tradicionales 
contenidos que permitan superar la barrera que impide percibir las dificultades 
que afectan a la humanidad y, simultáneamente, integrar las nuevas cualidades 
que van surgiendo como alternativas 
“… los problemas y conflictos, de gran trascendencia, que se producen en 
la época actual y frente a los que resulta urgente una toma de posiciones 
personal y colectiva. Su presencia en el ámbito escolar nace de las demandas 
concretas de diferentes grupos o movimientos sociales (ecologismo, feminismo, 
pacifismo...) y de las exigencias más difusas de la sociedad en general”, 
(Reyzábal y Sanz, 1995:8).
En ese mismo sentido Yus, advierte que el contexto económico, social y político 
juega un papel fundamental e influye en la formación del futuro ciudadano, en 
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la medida en que los efectos del modelo económico traen consigo problemáticas 
que se evidencian en la vulneración de los derechos humanos, falta de respeto 
hacia el medio ambiente, entre otros; al respecto las décadas de los años 80 y 
90 en España permiten observar en “los alrededores de las grandes ciudades …
fenómenos de asentamiento espontáneo y marginal, aparición de nuevas formas 
de delincuencia asociadas a la bolsa de marginalidad en las grandes ciudades”, 
(1999: 19). La problemática social y cultural que se advierte en España derivada 
de fenómenos internos como la migración de la población del campo a la ciudad 
y de los externos a nivel de movimientos migratorios de población proveniente de 
la Unión Europea, Iberoamérica y África, provocó en los centros metropolitanos 
desorden, marginalidad y baja calidad de vida, entre otros. 
Lo que a continuación se presenta es un pasaje que llevó a los entes 
gubernamentales españoles encargados de la educación a pensar en una forma 
diferente de acercar los currículos a la cotidianidad del estudiante: 
“niños maltratando las plantas y jardines de los establecimientos educativos, 
aulas de clase llenas de desperdicio una vez terminada la jornada escolar, 
aspectos que se trabajan desde el Eje de educación ambiental”… En materia 
de salud las revisiones médicas rutinarias realizadas desde el programa de 
salud escolar permite detectar problemas de higiene oral y una taza elevada 
de embarazos no deseados en adolescentes, aspectos estos entre otros que se 
pueden abordar desde el Eje de Salud Sexual y reproductiva en Educación 
para la salud. De otra parte los docentes encargados de supervisar los patios 
de recreo advierten que son frecuentes las peleas y los enfrentamientos 
violentos entre los niños, escasa importancia frente a problemáticas que 
enfrenta Ruanda, por ejemplo, permiten identificar la necesidad de abordar y 
trabajar el Eje de Educación para la Paz”, (Arévalo, et al., 2001).
El texto anterior da cuenta de situaciones que si bien son presentadas por 
el autor desde el contexto español, son muy similares a las presentadas 
en nuestros establecimientos educativos, al respecto el diálogo con una 
trabajadora social que labora en un establecimiento público en Bogotá permitió 
conocer la cotidianidad en la que se desenvuelven los estudiantes que acuden a éste 
establecimiento educativo: padres expendedores de droga o dedicados al hurto en 
importantes vías de la capital, niños obligados por sus padres a desarrollar trabajos 
pesados, violentados por sus padres tanto física como psicológicamente. Al respecto 
el Ministerio de Educación en Colombia identifica algunos ejes que tienen que 
ver con las situaciones antes descritas que tiene que ver con salud, convivencia 
y paz; respeto por el medio ambiente y la naturaleza. 
Las situaciones descritas se derivan de los efectos del modelo económico que 
ha imperado a lo largo de la historia que generan consecuencias a todo nivel, sin 
embargo lo que aquí se trata de visualizar es cómo los aspectos ofertados por 
el contexto permean el comportamiento humano. En España la normatividad 
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esta contenida en la Ley Orgánica y General del Sistema Educativo Español 
(LOGSE), aprobada en el año 1990. En el Primer Encuentro Regional de 
Articulación de los Programas Transversales: 
“Exploración de visiones, conocimientos y miradas construidas, en el 
marco de la gestión territorial, se identificó la necesidad de instituir unos 
ejes que pretenden abordar temáticas que atiendan algunas problemáticas 
que se derivan del contexto, en este sentido se ha asumido importantes 
retos desde susrespuestas institucionales, buscando los espacios y recursos 
necesarios para posicionar explícitamente, temáticas emergentes: educación 
para el ejercicio de los derechos humanos, educación sexual, y educación 
ambiental en las agendas educativas, abriendo la puerta para la entrada de 
las dinámicas de contexto a dialogar con la institución escolar, desde todas 
sus intencionalidades; razón por la cual, la transversalidad hoy se ubica 
como eje central del debate para la construcción de apuestas que puedan 
contribuir en la transformación institucional, en el marco de los cambios 
culturales que requiere el país para avanzar hacia un sistema de desarrollo 
sostenible que responda a las necesidades, sueños e ideales, de construcción 
de la nueva sociedad colombiana”, (2011: 1-2).
Se resalta la importancia de una formación en valores que posibilite no solo la 
formación de personas que reproduzcan los mismos saberes de generación en 
generación, sino que propicien un modelo de educación flexible, que se convierta 
en el motor de cambio para la formación de ciudadanos con un pensamiento 
crítico, que desarrolle capacidades de liderazgo con un perfil social. Lo anterior 
permite que se cumpla con una de las finalidades de la educación, que consiste 
en el desarrollo integral de la personalidad del estudiante aspecto que involucra 
factores intelectuales, corporales, sociales, afectivos y ético-morales y es en 
este sentido en el que se identifica que el surgimiento de la transversalidad se 
produce a partir de la crisis de valores que se refleja en la “falta de un plan de 
acción educativa basado en tres pilares: la violencia, la igualdad y la libertad, los 
cuales deben ser los de la educación en todos los países, cualquiera que sean sus 
creencias sus principios religiosos o sensibilidades culturales. Por tal razón se 
convirtió la Transversalidad en un reto para crear un humanismo nuevo para el 
siglo XXI”, (González, 1994: 9-40).
En ese contexto, una educación basada en valores tal como se quiere concebir 
desde el Ministerio de Educación Nacional colombiano, posibilita sensibilizar 
a los estudiantes de cara a las problemáticas que les proporciona la cotidianidad 
social, trabajar en el aula conocimientos articulados con los ejes transversales, 
permitiría realizar la construcción de un proyecto de vida para favorecer el 
entorno tanto familiar como escolar. 
En este panorama oscuro para la juventud escolarizada, es pertinente la pregunta 
¿Qué están haciendo las universidades que forman profesionales de las ciencias 
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sociales y en particular el trabajo social para enfrentar las problemáticas que 
abordan diariamente a los jóvenes (vulneración de los derechos humanos 
(violencia en el aula, matoneo), educación sexual y reproductiva (sexualidad 
activa a temprana edad, embarazo precoz e indeseado, enfermedades de 
transmisión sexual), educación vial y medio ambiente entre otros? 
Es en este sentido en el que surge la necesidad de articular el trabajo social 
como profesión con los ejes y temas transversales, para investigar el contexto 
y con ello aportar a los equipos inter y multidisciplinarios con información 
extraída de la cotidianidad de los estudiantes sobre las problemáticas que les 
oferta el contexto, retomarlas por los docentes para ser trabajadas desde el aula 
y que puedan tener un seguimiento de directivos, docentes y padres de familia.
El trabajo social e intervención en el ámbito educativo desde los ejes transversales
El contexto en el que se desenvuelven los jóvenes existen una serie de 
problemáticas sociales de difícil manejo y desde el trabajo social por su 
rigurosidad en la intervención acude a “la investigación empírica, que permite 
reconstruir a nivel diagnóstico, las experiencias cotidianas del ejercicio 
profesional y observar, de esta manera, las posibilidades y limitaciones…, en 
la diversidad de áreas y de espacios laborales en que se desenvuelve”, (García 
Salord, 1998, 73). En tal sentido es importante destacar cómo los procesos 
investigativos adelantados en colegios y en general en establecimientos 
educativos visibiliza cómo el contexto actual clama por recuperar la presencia 
activa de los padres en los procesos de formación de sus hijos; devolverles ese 
protagonismo en su educación, que por la atracción de la fuerza de trabajo les 
ha quitado a los padres de familia el asumir un rol protagónico en la formación 
de los mismos y volver a vincularlos activamente en el trabajo con directivos, 
docentes y estudiantes. Lo anterior posibilitaría en los jóvenes el desarrollo 
de una “conciencia social que mediante la intervención educativa posibilite 
su comprensión, el desarrollo de actitudes críticas, la construcción de valores 
humanistas y ecológicos…, reclamando para ello la intervención de diferentes 
ámbitos de la sociedad para mitigar y prevenir”, (Rodríguez, 2011). 
En ese contexto se requiere entonces del trabajador social mayor compromiso 
con el objeto de intervención, sensibilidad frente a las características del 
contexto que rodea a los establecimientos educativos, identificando la realidad 
social en la que se encuentran inmersos los estudiantes y a partir de ahí retomar 
en, términos de García Salord, el trabajo de investigación y elaboración acerca 
del objeto de intervención que permita:
“… identificar qué dimensión del problema social puede constituirse en 
objeto de intervención, de acuerdo a la especificidad de la misma, distinguir 
la estructura del objeto de intervención a través de identificar los elementos 
y las interrelaciones que lo componen: el fenómeno que estructura la 
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relación en la cual se interviene: salud… educación, vivienda, entre otros, 
la condición de problema social que adquiere dicho fenómeno, el espacio 
social en donde se desarrolla la intervención…”, (1998: 42).
El trabajo social responde, entonces, a objetivos particulares contemplados en 
las políticas sociales y en tanto profesional asalariado responde también a las 
necesidades y exigencias que plantea la institución, sus objetivos misionales y 
las necesidades que presentan los grupos en los cuales interviene.
Si bien el quehacer del profesional se inserta en un proceso cuyas directrices son 
planteadas por las dinámicas que rigen las instituciones, también es cierto que 
el cumplimiento de funciones por parte del profesional pueden estar articuladas 
al saber específico de la formación disciplinar en trabajo social, en palabras de 
Salord, “… pueden o no estar en el marco de las metodologías específicas, por 
lo que la intervención profesional en el ámbito institucional se compone de un 
alto porcentaje de formas de intervención no sistematizadas …”, (1998: 46). 
Al respecto en el campo de la educación esas formas de intervención 
no especializadas han posibilitado que la profesión pierda espacios 
en tanto en muchas ocasiones: “en los niveles operativos de la 
práctica profesional se diluye la especificidad de trabajo social en un 
conjunto de procedimientos administrativos y burocráticos, perdiendo 
competitividad respecto a otras prácticas profesionales, con las que 
interactúa en el ámbito institucional”, (1998: 46).
La situación es que mientras los procesos burocráticos enmarcados en el 
clientelismo que rodea a la educación provocan la pérdida de espacios o la 
distorsión de las funciones que se deben cumplir en el campo de la educación 
desde el trabajo social, día a día las problemáticas socialesderivadas del 
contexto en el que se desarrolla la vida cotidiana de niñas, niños y adolescentes 
involucran a más población en el consumo de sustancias psicoactivas, 
pandillismo, sexualidad precoz, matoneo, maltrato a la naturaleza entre otras, 
lo cual reclama la atención de dos entes corresponsables entre si en la formación 
de los jóvenes, por cuanto:
“Hoy la Familia, y la Escuela, se han visto desbordadas e incluso 
desplazadas en virtud de la fuerza de nuevos escenarios que en los medios 
de comunicación, los espectáculos, las relaciones entre pares, etc., han 
propiciado una transformación cualitativa de los procesos de educación 
y socialización que requieren nuevos recursos, técnicas y mediaciones. … 
nuevas realidades configuran posibilidades distintas”, (Mutis, 2009: 3).
Esas realidades demandan un análisis particular de las ciencias sociales, 
que exige la cualificación de docentes, trabajadores sociales y psicólogos, 
partiendo del presupuesto central de redefinir su papel dentro de la sociedad, 
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de tal manera que se participe activamente en la orientación y restructuración 
de la vida escolar. En tal sentido la formación de los estudiantes deja de ser 
responsabilidad del docente en el aula y pasa a convertirse en un elemento 
articulador en donde los diferentes profesionales de las ciencias sociales 
vinculados a los establecimientos educativos participen en la formación 
integral de niños, niñas y adolescentes integrando a la familia y la sociedad en 
el proceso de formación.
Es aquí en donde subyace la necesidad de reconocer el contexto en el que se 
desarrolla la vida cotidiana de los estudiantes e identificar la importancia de una 
formación integral que necesariamente debe estar enmarcada en la formación 
en valores, no basta, entonces, con tener cierto nivel de preparación académica, 
si no se cuenta con una formación integral, que posibilite al sujeto, responder a 
las necesidades de índole cultural e intelectual que el contexto demanda. 
Al respecto desde trabajo social se hace necesario comprender: “…los nuevos 
contextos complejos en que se expresan la nuevas realidades sociales…, que 
inevitablemente, llevan a situar la discusión en relación con el análisis de los 
procesos de transformación que viven permanentemente las sociedades en el 
mundo global y su influencia en los espacios locales”, (Gómez y Falla, 2010), 
lo que necesariamente implica la recreación de nuevas formas de acercarse a 
la realidad social y a la población sujeto de intervención desde el abordaje del 
trabajo social y en los ejes transversales existe tal posibilidad de intervención, 
por cuanto estos son sensibles a las problemáticas sociales y mediante un 
abordaje interdisciplinario “motiva al establecimiento en los planes de estudio 
de prioridades en materias de educación moral y cívica, educación para la salud, 
educación sexual, educación ambiental, educación para la paz, educación del 
consumidor, educación vial y educación para la igualdad de oportunidades de 
ambos sexos”, (Mec, en Reyzábal y Sanz, 1995: 11). 
Acercar el aula a la cotidianidad de los estudiantes supone un aprendizaje 
con sentido, de tal manera que sientan que los contenidos vistos en la escuela 
responden a sus necesidades afectivas, sociales, a sus relaciones interpersonales 
e interacciónales, los cuales inciden en conjunto en todos los ámbitos del 
desarrollo personal.
Cada institución educativa debe estar en libertad de asumir la normativa y 
hacer énfasis en el tratamiento de las problemáticas derivadas del contexto que 
afectan a los estudiantes, ello expresa la necesidad de hacer énfasis en alguna 
temática, esto debe estar acorde con las necesidades del contexto, para imprimir 
identidad al eje transversal, influye igualmente las características del contexto 
que rodea al establecimiento educativo. Desde luego el reto para trabajo social 
se orienta a establecer un lazo articulador entre autoridades académicas, 
docentes, estudiantes, padres de familia con entidades gubernamentales y 
ONG’s para que en cada establecimiento se logren los “consensos necesarios 
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que impulsen una educación básica articulada, que garantice una formación de 
calidad de las futuras generaciones”, (1995: 8). 
Se propone la conformación de equipos interdisciplinarios cuyo trabajo se dirija 
a la atención de las problemáticas que afectan a los estudiantes y al tipo de 
relaciones que éstos establecen con sus pares, el entorno, su familia y sobre todo 
las decisiones que toman influenciados por unas carencias que no les permiten 
atender sus necesidades básicas. En ese orden de ideas, se requiere del trabajador 
social, una actitud crítica y participativa, asumir un liderazgo frente al manejo 
de las problemáticas y el aporte que los docentes de carrera le dan a las mismas; 
en ellos prima el academicismo y le restan importancia a las dificultades que 
tienen los sujetos que interactúan con ellos en el aula, en ese orden de ideas “la 
transversalidad significa un cambio de orientación, de mirada, de presupuestos 
metodológicos y de finalidades educativas”, (Villodres, 2010), que a futuro se 
reviertan en procesos de calidad en pro de las nuevas generaciones.
Lo anterior permite identificar que la labor de formar no solo le compete al docente 
en el interior del aula, el contexto amerita una formación menos academicista y más 
articuladora a vida cotidiana del estudiante, en ese sentido es posible afirmar que en 
los proyectos educativos institucionales (PEI) se deben introducir modificaciones 
en sus objetivos dando prioridad a determinadas áreas curriculares o a ciertos 
contenidos de estas. El desarrollo de habilidades y destrezas en los estudiantes 
para enfrentar las problemáticas o necesidades derivadas de la realidad que viven 
los estudiantes es posible a partir de la promoción de “herramientas conceptuales 
y actitudinales que les permitan situarse en el mundo: con capacidad de actuar 
e influir en él de forma consciente y crítica”, (Villaseñor, 2001); de ahí que los 
estudiosos de la transversalidad, sugieren hablar de tres clasificaciones de los ejes 
transversales así:
a. Sociales, se refieren a temas tales como: valores, urbanidad, consumo, 
derechos humanos, respeto y convivencia.
b. Ambientales, hacen alusión a el respeto por la naturaleza, los animales, 
las plantas y el universo.
c. Salud, cuando se refieren al cuidado del cuerpo humano, a las 
prácticas de buena alimentación, prevención frente a la drogadicción 
y educación sexual, entre otras(Botero, s.f.).
La organización anterior permite la identificación de los ejes y temas a ser 
tratados, los cuales no son improvisados responden a necesidades específicas 
del contexto y tienen en cuenta la dinámica de la sociedad, ello implica su 
flexibilidad y la posibilidad de desarrollar en los estudiantes la capacidad para 
analizar las problemáticas que los afectan.
Sandra del Pilar Gómez 
El trabajo social y su intervención desde los ejes transversales un reto para asumir en la educación. Artículo de reflexión.
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Es importante tener en cuenta que los contenidos trabajados en las mallas 
curriculares de cualquier establecimiento educativo son de carácter prescriptivo; 
en ese orden de ideas es necesario tener en cuenta que el desarrollo curriculardebe estar articulado al contexto en el que se desenvuelven los estudiantes. 
Para lo anterior se requiere una visión transdisciplinar4 que permita la revisión 
de los procesos pedagógicos y de la mano con los ejes transversales puedan 
responder a una formación más humana, que haga énfasis en valores, lo cual es 
fundamental en un contexto marcado por la crisis de valores.
Así mismo, pensar en la revisión del contexto que rodea a nuestros jóvenes 
desde los procesos pedagógicos que se adelantan en la escuela, abre la puerta 
a la integración de los procesos educativos con la vida cotidiana, posibilita la 
reflexión y crítica ante los problemas sociales que los afectan indagando por 
su origen, evolución y la manera en la que pueden aportar para la atención de 
las mismas, lo anterior puede ser liderado por trabajadores sociales desde los 
departamentos de orientación escolar y apoyados en la investigación, identificar 
las problemáticas que afectan a los jóvenes en sus contextos sociales acercando 
la vida cotidiana al aula de clase.
La intervención de trabajo social en el campo de la educación 
Al hacer referencia a la especificidad en trabajo social García Salord, expresa que:
“Todo campo profesional se estructura en relación con ciertos imperativos 
sociales que plantean como necesario un tipo de práctica determinada. 
Dichos imperativos, se estructuran a partir de los obstáculos que surgen 
en el proceso de producción y reproducción de la vida social, derivados de 
las contradicciones estructurales que caracterizan a cada sociedad; y que 
se expresan como “problemas sociales”, (1998: 17).
En ese contexto se pretende mostrar la posibilidad que tiene trabajo social, al 
concebirse como una práctica profesional (Estrada, 2009), capaz de intervenir 
en las problemáticas que afectan a la población juvenil concentrada en los 
establecimientos educativos y que son afectados por una serie de problemáticas 
sociales derivadas de los efectos del perverso modelo económico que impera 
en el país y que en consecuencia le cabe responsabilidad al Estado, a la 
sociedad y a la familia para asumir tal situación en el marco del ejercicio de 
corresponsabilidad consagrado en la ley 1098.
Articular la problemática de los jóvenes con la posibilidad de la intervención por 
trabajadores sociales se plantea desde luego como un reto para asumir nuevos 
4. Se concibe como una visión del mundo que busca ubicar al hombre y a la humanidad en el centro de nuestra reflexión, 
y desarrollar una concepción integradora del conocimiento…pretende fundar una metodología que aborde la cuestión hu-
mana y del conocimiento desde una perspectiva de interconexión en el sentido de complexus o “lo que está tejido junto”, 
según la expresión de Edgar Morin. (Oliva, Disponible en http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/oliva_calvo_marisel/
transdisciplinariedad.htm Consultado el 19 de agosto de 2012).
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escenarios que se presentan en el campo de la educación, por tanto se debe 
trascender el quehacer paquidérmico del trabajo de escritorio, para recobrar 
el trabajo de campo que le permita al profesional de las ciencias sociales 
acercarse al estudiante y explorar con éste el contexto en el que se desenvuelve 
a fin de identificar las problemáticas sociales que les afectan y la posibilidad de 
devolverles un papel protagónico para enfrentar tales situaciones. 
Al respecto conviene destacar el planteamiento de la UNESCO en el que deja 
en evidencia por parte de la familia: 
“La carencia de elementos básicos para el desarrollo adecuado del niño, 
como la motivación y la ayuda para las tareas escolares, un clima afectivo 
apropiado, unas normas y valores claramente establecidos y respetados, 
unos mecanismos de refuerzo y recompensa ajustados”, (1996).
Es en ese ámbito en el que se afirma que los ejes transversales se pueden vincular 
con la participación activa de los actores involucrados en el proceso educativo, 
la tarea entonces, del trabajador social consiste en: “comprender las conductas 
verbales y físicas de las personas estudiadas, lo cual se logra cuando se puede 
captar el significado que ellas le dan a los acontecimientos que surgen en su 
medio, a su propia conducta y a la conducta de otras personas que interactúan 
con ellas”, (Briones, 2002: 108); así como también deberán tener en cuenta la 
influencia, ejercida por el contexto anterior, es necesario para sensibilizar a 
estudiantes, padres de familia, docentes, directivos y asociaciones de padres de 
familia para involucrarlos en las modificaciones permanentes a los contenidos 
de las asignaturas vistas en el aula de clase, que a futuro se constituyan en parte 
de lo modelos y proyectos educativos de la institución. 
El trabajador social no pretende invadir el campo de la pedagogía, pero 
se apoya en ella para la contribución en la formación equilibrada de la 
personalidad del estudiante e inculcar el respeto por: “los derechos humanos, 
las culturas, el desarrollo de hábitos que combaten el consumismo desaforado 
y eliminan discriminaciones existentes por razón de sexo, o por la pertenencia 
a una minoría étnica”, (Reyzábal, 1995:14). Por lo anterior, se insiste en la 
necesidad de trascender el plano de la transdisciplinariedad para acompañar los 
ejes transversales de metodologías, acciones y estrategias que los conviertan 
en instrumentos útiles y operativos. Al respecto Elena Roselló N., afirma que:
“... el sistema educativo no ha sido capaz de absorber y modificar la 
problemática que el alumnado lleva de forma individual y que está dificultando 
la consecución de los objetivos que la institución escolar se plantea, … ello 
requiere tener en cuenta que son necesarias acciones, no sólo por parte de 
los educadores, sino también por parte de otros profesionales (psicólogos, 
pedagogos, trabajadores sociales, logopedas, etc.). Estos profesionales 
tienen su razón de ser porque vienen a cubrir lagunas existentes en el propio 
Sandra del Pilar Gómez 
El trabajo social y su intervención desde los ejes transversales un reto para asumir en la educación. Artículo de reflexión.
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sistema educativo, tanto en el desarrollo en sí, mediante la superación de 
las dificultades individuales y colectivas que encierran, como en su acción 
preventiva. El quehacer del trabajador social se convierte en un eslabón 
en la cadena; su acción se orientará entonces a involucrar sus actividades 
profesionales con las del equipo educativo, es necesario identificar que el 
modelo de intervención en un centro debe tener en cuenta el contexto en 
general que rodea las actividades educativas”, (s.f.: 234).
Al puntualizar la relación entre el trabajo social y los ejes transversales, es 
necesario retomar la definición que hace la Federación Internacional de 
Trabajadores Sociales (F.I.T.S.) cuando afirma:
“... que el medio escolar es el primero en el que se pueden detectar problemas 
familiares y sociales. Considera a la institución escolar como uno de los 
pilares de prevención, ya que en ella se pueden detectar posibles anomalías 
antes que en otras instituciones, de forma globalizada, y que facilitaría una 
intervención temprana para modificar, en la medida de lo posible, la situación 
que está influyendo negativamente”, (Narváez, y Namicela, 2010: 20).
En este ámbito el sector educativo “está llamado a promover cambios en el 
sentido de conducir la formación de individuos capaces de convivir en una 
sociedad donde se desenvuelvan de forma tolerante, solidaria, honesta y justa”, 
(Rosselló, s.f., 233), los ejes transversales permiten establecer una articulación 
entre la educación fundamentadaen las disciplinas del saber, los temas y las 
asignaturas con el contexto que rodea a los estudiantes por cuanto:
 
“En el contexto educativo, el niño está integrado básicamente en tres 
subsistemas: la escuela, el grupo-clase y la familia. Dentro de cada uno de 
ellos, establece una serie de relaciones; estas relaciones y las interacciones que 
mantienen los diferentes sistemas entre sí determinarán el papel que el niño 
desempeñe tanto en la escuela como en casa; de ahí que nuestra intervención 
profesional, cuyo objetivo último es favorecer el desarrollo integral del 
estudiante, tenga que incidir en los diferentes contextos en los que el niño 
se desenvuelve. Si el medio familiar y comunitario en el que se encuentra el 
educando es un medio “normalizado” y el centro escolar responde a las 
expectativas e intereses del mismo, entonces no surgirán problemas, pero en el 
momento en que alguna de estas áreas sea deficitaria o cuando las relaciones 
que se establecen entre ellas sea disfuncional seguramente será justificada 
nuestra intervención como trabajadores sociales para intentar corregir los 
desajustes personales, familiares, sociales y/o escolares que se manifiesten en el 
estudiante. Toda situación educativa afecta al niño en su unidad como persona: 
lo biológico, lo afectivo, lo intelectual y lo social forman parte de una realidad 
interactiva, de modo que no cabe aislar en comportamientos separados cada 
una de las dimensiones constitutivas de la personalidad. El Trabajo Social en 
el ámbito educativo y dentro de un equipo interdisciplinar, como es el Servicio 
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de Orientación Educativa, Psicopedagógica y Profesional, tiene su razón de 
ser en la necesidad de abordar la realidad en la que se interviene desde una 
perspectiva globalizadora, que tenga en cuenta todos los factores y elementos 
que interactúan en el proceso educativo, tanto en el sistema escolar como en su 
relación con otros sistemas e instituciones”, (Rosselló, s.f.: 235).
En concordancia con lo anterior el trabajo social al retomar e insertarse en 
los ejes transversales los puede concebir como una estrategia más que como 
herramienta que puede ser utilizada por la profesión para trabajar en el ámbito 
educativo involucrando en sus equipos de trabajo la presencia activa de 
docentes, estudiantes, padres de familia y a las instituciones que rodean a los 
establecimientos educativos para que acompañen el proceso en la formación 
en valores y que estos sean retomados en la totalidad del currículo. Por ello a 
continuación se presenta parte de la relación que tienen los ejes transversales 
con el trabajo social, por cuanto es un tema que no solo se viene trabajando 
desde la educación básica y media, sino que ya es una preocupación de la 
educación superior. El trabajo social escolar se define como:
... la ayuda técnica que favorece el establecimiento y fortalecimiento de las 
relaciones entre el medio escolar, el familiar y el comunitario, la integración 
escolar y social de los niños que tienen dificultades de adaptación al 
contexto educativo por sus circunstancias personales, familiares o sociales 
y la intervención sobre todos aquellos obstáculos que impiden el desarrollo 
integral del menor. En la adaptación al medio escolar del alumno influyen 
enormemente factores vinculados a la familia, como el clima cultural, las 
motivaciones hacia el estudio, la valoración del trabajo escolar, el clima 
afectivo y el apoyo y seguimiento de los progresos y esfuerzos del niño, 
(Rosselló, s.f. 236).
La oportunidad de asumir la intervención en los espacios escolares implica 
asumir una actitud deliberada y comprometida en relación con el contexto 
que rodea los establecimientos educativos involucrando en este trabajo a la 
familia, el Estado y la sociedad como entes corresponsables en la formación de 
la población infantil y juvenil considerada el futuro de una nación. 
Se espera, entonces, que el artículo promueva en los trabajadores sociales el 
deseo por trabajar los ejes transversales como un tema en el que la formación 
disciplinar permite contribuir, a través de la educación a la resolución de 
problemas que son latentes en la sociedad, y que se reflejan en la población 
en actos irreflexivos como: el irrespeto a la naturaleza, la tala indiscriminada 
de bosques, explotación irracional de los recursos naturales, agresión familiar, 
intolerancia ciudadana, violencia urbana, baja educación sexual, inadecuados 
hábitos de nutrición, drogadicción, entre otros. 
Este artículo llama la atención a los profesionales que ejercen su quehacer en 
establecimientos educativos o en entidades que supervisan la educación en el
 
Sandra del Pilar Gómez 
El trabajo social y su intervención desde los ejes transversales un reto para asumir en la educación. Artículo de reflexión.
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país, para encontrar en los ejes transversales una estrategia inmediata para la 
atención a las problemáticas que cotidianamente afectan a nuestros estudiantes, 
acercando el currículum a la vida cotidiana de los mismos.
El reto es volver a los establecimientos educativos con una mirada crítica de cara a 
la realidad que afecta a los educandos y apoyados en equipos transdisciplinarios 
trascender en la calidad de la formación de las futuras generaciones para que 
esta se constituya en un talento que les posibilite transcender en la defensa de 
los derechos humanos, el respeto por la naturaleza, el respeto por su cuerpo 
concibiéndolo como un templo sagrado, lo cual necesariamente debe ser 
abordado desde una solida formación en valores.
Finalmente, la reflexión puede aportar a los equipos multidisciplinarios en los 
establecimientos educativos, para que en las investigaciones del contexto que 
rodean a los establecimientos educativos y apoyados en entrevistas con padres 
de familia, estudiantes y docentes se elaboren diagnósticos para identificar 
las problemáticas que afectan a los estudiantes y de esta manera asumir 
un proyecto de aula para cumplir esa frase de los estudiosos de los temas 
transversales de “acercar el currículo a la vida cotidiana de quienes forman 
parte del proceso educativo”, lo anterior si se tiene en cuenta que quienes 
laboran en los establecimientos educativos comparten el 80% del tiempo con 
el estudiantado; es en ese ámbito en el que existe la posibilidad de impartir 
una formación inclusiva basada en valores, en beneficio de una formación más 
humana e integral.
Conviene retomar, del programa de la Universidad Nacional de Loja, algunas 
de las funciones que desarrolla el trabajador social en el campo de la educación: 
Participar en la elaboración y desarrollo de programas de prevención y 
detección dirigidos a la comunidad educativa.
Asesorar al profesorado en la elaboración, seguimiento y evaluación de los 
programas de acción tutorial (P.A.T.) y en la atención a la diversidad.
Realizar el estudio y la valoración socio familiar de los casos detectados para 
elaborar propuestas de intervención socioeducativas.
Participar en la elaboración y realización de actividades de orientación 
educativa y socio laboral.
Colaborar con los distintos órganos de representación del centro, 
según necesidades.
Asesorar a las familias y participar, en su caso, en el desarrollo de programas 
formativos de padres y madres de alumnos.
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Elaborar documentos y materiales propios de la intervención socioeducativa.
Implementar estrategiasque posibiliten formas de intervención en beneficio 
del sector estudiantil mediante la ejecución de planes, programas y proyectos 
de acción social.
Gestionar a nivel interinstitucional la prestación de servicios que demanda 
la comunidad educativa.
Investigar la problemática social en el ámbito familiar y escolar; programar, 
dirigir y coordinar la ejecución de programas y proyectos educativos, 
culturales y sociales dirigidos a maestros padres de familia y estudiantes; 
elaborar el diagnostico socio- económico de los alumnos(as) para establecer 
la tramitación de becas; orientar al estudiante a fin de lograr su evolución 
normal en el aspecto psicológico y social; elaborar diagnósticos sociales 
para establecer las situaciones problemáticas del estudiante; realizar el 
seguimiento de los casos sociales con el fin de determinar el tipo de ayuda 
que requiere el estudiante; tratar problemas a nivel estudiantil y familiar de 
tipo afectivo y baja autoestima; intervenir en los problemas de disciplina y 
rendimiento escolar que presentan los estudiantes; remitir los casos a las 
instituciones ejecutoras de políticas sociales (Juzgados de familia, centros 
de salud, comisaría de familia entre otros) para establecer estrategias de 
solución frente a casos de violencia intrafamiliar; promover la participación 
de los integrantes del equipo interdisciplinario en la resolución de conflictos 
estudiantiles, entre otras, (Merino y Namicela, 2010).
Los aspectos planteados generan una invitación para que los profesionales que 
se encuentran laborando en este campo de intervención repiensen el quehacer 
profesional en un campo en el que los espacios se están perdiendo para la profesión 
y en donde hay mucho por decir y hacer. Se pretende aprovechar la presencia del 
profesional que esta en capacidad de analizar y explicar el contexto en el que se 
desenvuelven los estudiantes y que incide en la vida escolar para lo cual se deben 
plantear propuestas de atención orientadas al tratamiento, individual y familiar 
así como también la predisposición de los trabajadores sociales para actuar con 
,estudiantes, padres de familia, docentes, directivos y la comunidad que alterna 
con los actores sociales vinculados a los establecimientos educativos.
Lo anterior supone un reto para el trabajador, por cuanto lo lleva a participar en 
equipos interdisciplinarios socializando investigaciones realizadas en los contextos en 
los cuales se insertan los establecimientos educativos, para identificar problemáticas 
sociales que generen programas de prevención en el área socioeducativa.
Igualmente se propone, desde el paradigma interpretativo, acudir a la 
investigación como uno de los medios que le permita al trabajador social 
Sandra del Pilar Gómez 
El trabajo social y su intervención desde los ejes transversales un reto para asumir en la educación. Artículo de reflexión.
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acercarse a los sujetos para comprender la conducta humana desde los 
mismos actores; ello posibilitaría una educación más inclusiva, basada en 
las descripción de los comportamientos de los seres humanos y a la vez una 
formación más real y útil. 
Los ejes transversales, al ser asumidos en la intervención del trabajador 
social, posibilitarían el desarrollo de actuaciones preventivas con estudiantes, 
padres de familia y profesores, trabajo que debe estar coordinado en red 
interinstitucional con entidades gubernamentales, locales, regionales y por 
qué no del contexto internacional, preocupados en el desarrollo de planes, 
programas y proyectos dirigidos a atender las situaciones conflictivas derivadas 
del contexto y en particular dirigidos a la prevención en drogodependencia, 
educación sexual y reproductiva, convivencia y resolución pacífica de los 
conflictos; todo lo anterior en el marco del contexto en el que se encuentra 
inmerso tanto el estudiante como sus familias.
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