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nisterio de Guerra. — Construccién de dos pol-
vorines y un depdsito de municiones, y de un
taller de carga, en la Fabrica Militar de Muni-
cién de Artilleria, en Rio Tercero, provincia de
Cérdoba;- presupuesto oficial, $ 120.873.25
Yy $ 246 136 .44, respectivamente:
PROPONENTES
Benito Roggio e Hijos .
De Miguel y Seeber .
Cia. Gral. de Construcciones .
Febeton, Schwarz y Lépez Silva
Atilio R. Vallania .
Rafael Casali .o
Sebastidin Maronese ¢ Hijos . Co
Todzs las propuestas son con aumento
—Direccion General de Fabricaciones Mili-
tares. — Construccién de cuarenta czsas para
obreros en 10 grupos de 4 casas; enfermeria
y farmacia, proveeduria y cantina, en el esta-
blecimiento Metalargico Capillitas, uybicado en
el lugar del mismo nombre en la provincia de
Catamarca:
Sebastian Maronese . 21,62 %
De Zorzi y Bossini 33,00 ,,
Ambas propuestas son con aumento del pre-
supuesto oficial que es:
4 grupos de 10 czsas c-u.
pesos 35 991 .78 $ 359.917.80
Proveeduria y cantina . r ., 36 288 00
Enfermeria |y farmacia . 43 191 .82
Total . $ 489.397.62
 
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de municiones de\ carga Ambas obras
1.50 — 3.50
— — 3.50
— —_ 18.55
18.21 18.18 —
32 81 21.38 26.14
37 .50 —_ —_
49 .75 42.00 —
del presupuesto ficial.
A REALIZARSE
Octubre:
4 .—Consejo Agrario Nacional. — Construc-
cién de 25 viviendas rurales en la colonia
ubicada en el Departamento Concordia,
distrito Yuqueri, provincia de Entre Rios,
Y 29 viviendas rurales en la colonia ubi-
cada en estacién La Lucila, F. C. N. A,
provincia de Santa Fe, a las 16 horas.
6 .—Yacimientos Petroliferos Fiscales, Avda.
P. R. S. Pefia 777, 3er. piso, Oficina.
315. — Construccién de 6 casas habita-
ci6n en Campo Vespucio, de los Yaci-
 
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Capital e Interior.
 
mientos de Salta; pliego 4078, a las
15 45 horas.
7 .—Ministerio de Marina. — Direccién Ge-
neral del Material. — Construccidn de la
kscue.a para operarios zprendices en la
Base Naval de Puerto Belgrano, a las 17.
Pliego y consultas en la Divisién de In-
genwnia Civil, Casa de Gobierno, 2o. pi-
so. Consulta de pliegos en el Juzgado Fe-
deral de Bahia Blanca. Entrega de pro-
puestas, Direccion General del Material,
Casa de Gobierno, planta baja y Juzgado
citado, el dia y hora indicado.
 
LETRAS DE LUTO
DON ENRIQUE G. GIBELLI
El 14 del actual dejé de existir en esta Ca-
pital, después de una laboriosa y fructifera exis-
tencia, consagrada al trabajo, el sefior Enrique
Gregorio Gibelli, viejo amigo de nuestro Centro.
Hombre modesto, pero de clara inteligencia
¥ especiales aptitudes para los negocios, cr:6, pa-
so a paso, hasta llegar a un lugar de privile-
gio en el pais, un establecimiento metaliirgico,
modelo en su género, cuya produccién goza de
merecido renombre.
Era, ademis, el sefior Gibelli, persona de
acrisolada honradez, bondadoso y sencillo, que
se hacia estimar por cuantos le trataron. Su des-
aparicién, pues, ha sido sinceramente lamenta-
da, constituyendo el acto de su sezpelio una s:n-
tida exteriorizaciéon de los afectos y simpatias
que inspird por doquier.
A las infinitas manifestaciones de condolen-
ca que sus familiares han recibido por tzn sen-
sible pérdida, agregamos las de esta Revista, en
cuyas paginas nos cabe el honor de venir di-
fundiendo su nombre desde hace mas de tres
lustros.
 
La Direccién de esta Revista advierte a
los sefiores oolaboradores espontémeos
que no le es posible mantener correspon-
dencia sobre los trabajos que se le remi-
ten para su publicacién, sin haberlos
especialmente solicitado, aun cuando
agradece el envio de los mismos y los
inserta gratuitamente sl los halla intere-
santes, 
 
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canchas de bochas del Club Municipalided de la Ciudad de Buenos .
 
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loymado por una losa de hormigén de 3
 
 
 
 
 
 
 
centimetros de espesor, sin cabriadas ni \ensores {
wisibles. apoyado 30bre dos cabeceras de bormigon
armadoe y cuairo columnas laterales. Se han construido
dos techos gomelos de 12.50 5 27 melros, empleindose
en toda la obra cemento portland “SAN MARTIN™.
Cobertizo de hormigén para cuatro canchas de bochas.
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Club Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.
Progecto: Ingeniero sefior Atilio D. Gallo. - Empresa
Constructora: sedores Gallo, Berg y Cia.
 
 
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del edilicio
en el que
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I. kstrban F. Sanguinetii. - Ingeniero: Sr. Atilio D. Ga-
'?‘."h:':.-lo. - Empresa Construciora: Sres. Gallo, Berg y Ciu.
Este adllicic posse un gran salda central cublerio por una cipula de hormigén de
planta reclanguler de 13 x 22 metros. Su losa de bormigén tiene 3 cenlimetros de
sspenor g cuatro nervadur ateriores ademias de fa claraboge euln}.
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Director: Arq. FELIXSLUZKI
Editor: LUIS A. ROMER_O
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ORIGEN Y NECESIDAD DEL CODIGO
Ing. LUIS A. HERBIN
Sefior Intendente Municival de la Cludad de Bue-
nos Alres;
Sefior Dccano de la Facultad de Cienclas Exactas,
Fisicas y Naturales:
Scefior Secretario de Obras Publicas, Higiene y
Seguridad: :
Senores:
Sean mis primeras palabras, para agradecer las con-
cep.uosas apreclaciones hechas en m: obsequio por el
Sefior Secretario de Obras Pub’icas, Higiene y S:guri-
dad, ar que comprometen mi més vivo reconocimien-
to. Sé blen que ellas, de suyo tan gratas a mi ¢s»iri-
tu al provenir de una p<rscnal dad de tan a ta jerar-
quia, me obligan a declinarlas por lo que involucran
como expresién enccmiable de mi persona, compren-diendo que més que a los méritos que e me nucdan
atribuir, en cuanto respecta a mi acluacién re’acio-
nada con e Codigo de la Ed ficacién, antes corres.
ponde asigndrselas a los inteligentes y eficaces cole-
gas y amigos que han tenido parte principalisima en
sU concepcién y estructuracidn; y si las circunstancias
han quer.do que ocuve la presidencia de la Comisién
que tuvo a su cargo esa tarca, no se vea en esto mas
que los motivos de consideracién personal que pue-
dan haber det<rminado la deslgnacién, y permitaseme,
por ser de justicla que al recoger y agradecer tan sen-
tidas palabras o haga como figura os‘ensible de to-
go§ los que con igual carifio hemos realizado ese tra-
ajo.
DE LA EDIFICACION
Porellnqeniero'
LUIS AL HERBIN
La presencia en este acto del Sefior In‘endente Mu-
n'cinal de la Ciudad de Buenos Aires, General de Di-
visién Don Basllio B. Pertiné, bien que determinada
por la indole de la disertacién a mi cargo, (tan in-
{imamente vinculada con .03 problemas <diliclos),
conct tuye para mi un honor que reconozco y agradez.
co en su justa medida, y "a tengo con 10s demés miem-
bros de la Comisidn como de un gran auspicio. Y apro.
vecho esa circunstancia para exwresar publicam<n.
te al Sefior Intendente, mi agradecimisnto por el ho-
nor con que ya me distinguié al designarme, ultima-
mente, para el cargo de representante municipal en
la Ccmisién Especial.
No menos in‘enso es mi reconocimiento hacia el
sefior Decano de esta Facultad. Ingeniero Don Luls
M. Igartua, por el doble mot vo de haber concedide
el aula magna para quc la ocupe en esta conferencia
inaugural, lo que constituye para mi un insigne ho-
nor, como también por enaltecer con su presencia es-
te acto. que vor virtud de tan calificada y distinguida
concurrencia asume una mportancia que di la me-
dida del interés que prcmueve la consideracién de un
tema de tanta trascendencia e importancia para nues-
tra ciudad como lo es el C6digo de la Edificacion.
Al hadlar del “origen” del Cédigo, se sospechard
sn duda alguna, la ci a de una fecha préxima unids
a los detalles do 'a iniziacién de los trabajo~, que die-
ron lugar al éxito que Vds. conocen, »ero esta es na-
da mas que un accidente en el transcurso general
de la historia del proceso edi iclo d= Buenos Aires. Ei
origen v:rdadero del Cddigo se confunde, alé, con
las neces dades primeras de nuestra ciudad. Parecerd
un tanto extraordinaria esta aseveracion, pero podré
ccnvenceros de ello f1 con bcnevolencia, me acom-
pafiais a hacer una breve resefia re.rospectiva
Mal médico serfa una persona. que wrescribieses el
tratamiento de una dolencia si, previamente, no resu-
miera en un cuadro c in co “os antecedentes o sinto-
matologia de su enfermo. Lo mismo. mal pod:fa es-
tructurar un conjun‘o de disposiciones armonicas pa-
ra presidir e desarrollo y crecimiento de la ciudad
si, la Comi-ién Espccial que com3uso el Céd go, no
hubiese analizado con el de‘enimiznto que €l casore-
querfa, 'a evoiucién edilicia de Buenos Aires antes de
producir su despacho: y asf sin lugar a dudas lo ¢n-
tend 6 el Tercer Congreso de Ingenieria que tuvo lugar
en Coérdoba e .afio pasado, cuando acordd una distin.
cién sin precedentes en los anales de la Municipalidad,
ya que, por orimera vez, una disposicién emanada de
su seno merecié Diploma de Honor y Medalla de Oro.
 
tad de Ciencias Ezactas el 31 de Agosto ppdo.
manejo’. 
A fin de divulgar el “como” y el “porqué” de las diversas disposiciones del nuevo Cédigo de la Edi-
ficacion, la Comisién autore del mismo ha organizado un cclo de conferencias, la primera de las cuales,
a cargo del Ing. Luis A. Herbin, que insertamos en estas pdginas, se dicté en el qula magna de la Facul-
€n 3 Hizo la presentacién del distinguido orador el Secretario de
Obr_as Publicas de la Municipalidad, Dr. Oscar S. Sacheri, quien tuvo cdlidos elogios para aquél, y pare
la ingente labor cumplida por la Comision Especial del Cédigo.
El 17 del corriente tuvo lugar la segunda conferencia del mencionado ciclo, a cargo del Ing. César
B, Rocco Perna, quien diserlo acerca de “La evolucién en el estudio del Cddigo de la Edificacin y su
El texto de esta disertacion aparecerd en nuestro proximo niumero.
 
78
Estaconcagracién otorgada por undnime voluntad del
autorizado cuerpo, ‘importa un acto de justo discerni.
mien.o, no ya a los profesionales de esa Comisién si-
‘'n6, & las autor dades comunales- que suple:on com-
prender .a nececsidad de este paso progresista tan
anhelado.
Remontémonos ahora al 11 de junio de 1580, cuan-
do Don Juan de Garay al frente de su memorable ex-
pedicién, fundé por segunda vez esta ciudad, adoptan-
do 1a forma giométrica de damero, ciguiendo en esto
‘1as no:mas vigentes dictadas por Carlos V y Fe ipe
II. Es as normas constituian entonces una novedad
“en la costumbre de erigir pcblaciones, y fueron ins-
plradas en las dificultades. urbanisticas dirfamos hoy,
sentidas en los ceniros habitados de ague. entonces.
Las humildes células originarias de nuestra ciudad
abarcaban 72 manzanas. recostadas cobre la tranquila
ribera Este del Mi'r Dulce o Rio de Solis, y en ella
dormitaba la recién nacida Buenos Alres.
El exceso de tierra y la escasez de casas na ocaslora.
ban todavia preecupaciones de orden edilicio, ya que
Hmi‘adas eran las n:cesicgdes de aqueua peyuena po-
#lacién. Taullard dice: “Los primeros pcbladores da-
“ban poco valor a _a tlerra y es asi que, cuenta la
“tradicion que, e cuario de manzana de Bolivar y
“Victoria fué permutado en 1584 por un cabzllo y
“ung guitarra, y el solar donde est4 actualmente la
“lglesia del Pilar vor unas ropas usadas”...
Sin embargo, el previcor Garay, a' acordar un pe-
dazo de tierra donde con facll dad pueda vigilara y
sea apta para labrarla, prohibia man‘ener ganados,
:lju?j se reservaban para las estanclas fuera de la ciu-
ad.
Dificil es hallar disnosiclones de caracter edilicio
que puedan hacer porible un estudio ninterrumpido
de elas a través de. tlempo. En los afios que siguieron
a la fundacién, los docum<ntos que se conocen, muy
poca luz arrojan sobre este tan interesan'e punto,
Como Garay, al parecer, omitiera hacer mencura y
si 1a hizo. no ha ilegado a documentarse, 1o clerto es
que hasta 1590 se propone como medida de necesidad
“medir los solares, para que n ngu.a vacino “sea osa-
-~ do a edificar en el o ar suyo sin permiso”..., pero esta
propuesta na se concreta hasta 1608 por intervencién
de Hernando Arias de Saavedra. Es'os son los prime-
ros documentos de carécter administrativo que inci-
den sobre .a edif.cacién varticular.
Nuevamente se oscurece el horizonte edliliclo, y sin
"embargo. sabemos por la historia, que la ciudad con
. la vigorosidad de un cuerpo joven rigue creciendo y
se ex:iende pau.atinamente haca el Odste sobre ¢l
“camino por donde se viene de la ciudad de San‘a
Fe”.., pero manttniéndose a mayor densldad edifi.
cada en los alrededores de 1a Plaza Mayor. Los demés,
al Sur y al Norte, quedaron bastante tiempo en la
deroladacondicién de baldio, en donde no prosmera-
ron més que juncos, tunas y, zarzamoras. Deacia en
1756 el R. P. Francisco Javier de Charleroise ref rién-
dose a Buenos Aires que *“.as casas del pueb o son
“construidas en barro, techadas de cafia y paja y no
- “tlenen altos; todas las piezas son de un solo piso y
¢ “muy espaciosas, con grandes palios y de.réas de las
.-“rcasas estda el huerto y los frutales”...
- La llegada de Don Francisco de Paula Bucarelll en
" 1766, import6é un impulso renovador y progresista pa-
"ra el villorrio olvidado junto a las sucias azuas dsl
' Plata. Hcmbre emprendedor y d2 largas vistas, orde-
* £6 entre sus primeras medidas. el arreglo de las ca-
:lles 7 1a mejora del poblado en los alradsdores de ia
. plaza. Algunas burnas disposiciones no pudieron cum-
plirse, por la opociclién que le hicieron los ediles de
equslla época. Buenos Alres tenia entonces una po-
‘blacién de 22.000 habitantes., de los cuales 4.000 eran
esclavos.
- La pobrzza de la edlificacién no llegaba a més pre-
" ocupaciénque en la de algunos edificlos publicos, co-
" mo el Fuerte, el Cabildo, el *Hospital y los Temples
. de 8an Igrarin, La Merced y San Francisco. ¥n cuen-
* to & los edificlos ptivados, el pauperismo parecia ha-
¢er presa de todas las casas, cuando en la micma épo-
ca, Chuquisaca, Iima, Cuzco, Méjico, lucian un mag-
nifico esplendor arquitecténico dzl cua-l quedan adn
1lustres muestras.
El Virrey Juan José de Vértiz y Salcedo, inscribe
por alld en 1778 su nombre con caracteres singulares
en la histarla edilicla de Buenos Alres. “Hombre de
serena energ.a, — dice Taullard — en pugna constan-
te con la patriatcal modorra del Cabildo, supo ins-
pirar confiarnza y entusiasmo, inicidndose d:cde enton-
ces el acelunto real de la ciudad, la prosp:ridad en
lcs nego.ios y el incremento en la edificaciéon”...
Buenos Alres cuenta en 1810 con una poblacién ds
45,000 habitantzs, pero las ardizntes preocupaciones de
mayo, dejaron de lado las necesidades edilicias, y to-
dos los esfuerzos convergieron en favor de la prospe-
ricad del movimiento revolucionario,
Puede decirse que es reclén en 1820, cuando aflan-
zado el éxito del afio diez, la ciudad colonial despler-
ta nuevamente al ritmo de la vida edilicla, tiene ya
60.030 habitantes y 6.000 edificios, sie:do por consi-
guient2 la cuarta ciudad de Sudamérica, después de
L._ma, Cuzzo y Santiago de Chile,
Al afio siguiente, comienza el ministerio de Bernar-
dino Rivadavia bajo el Goblerno de Don Martin Ro-
driguez; por sus claras concepciones y su enérgica ac-
cién, la cludad d:be acatar una disciplina hasta en-
tonces desconocida. Muchas son las iniclativas de su
genio que determinan progresos destinados a proyec-
tarse benéficamente en el futuro. Dispuso que las ca-
ll=s — hoy llamadas — Corrientes, Cérdoba, Santa Fe,
Eelgraro e Independencia, a partir de las de Callao
y Entre Rios tendrian, lo mismo que éstas, 30 varas
de an.ho, ¥y que las calles que se abrizsen fusra de
la linea de demarcaciéon debian alcanzar a 16 varas,
Reglamenté la forma y medida de las ochavas en las
esquinas. Cred el Dapartamento de Ingenieros a cuyo
fre.te puso al ingeniero Catel.n, dictandose un deccre-
to en que hacfa obligatoria la presentacién de planos
y solicitud de permiso para edificar, estableciendo asi-
mismo la observancia de la linea municipal.
Durante el Gobierno de Don Juan Manuel de Ro-
sas la edificaciéon privada se mantiere estaclonaria
conservando el estilo espafiol, Escasisimas son las dis-
posiciores de caractsr edilicio y casl todas tlenen por
objeto la actualizacion de otras ya existentes. cafdas
en desuso porque no se cumplian,
H:cla 1852, Puenos Aires, no obstante, ha progresado;
76.000 arroja el computo de sus habitantes, y como s}
los acontec.mientos politicos dzl momento hubiesen
inyectado un estimulo poderoso. la ciudad lbertada
del peso de tarntos afios de lucha fratricida, parzsce
despertar de su letargo. “La fiebre de edificar — dice
el diario “La Tribuna” en enero de 1855 — que 52 ha-
ce epldémica en los vecincs de Buzros Aires, ha in-
vadido también las regiones oficiales”...
En 1854 se sanciona la primera Ley crzando la Mu-
niciralidad de Buenos Aires, paro no st constituye
sino dos anos después, en. virtud de una nueva Ley.
Mucha tarea tuvo que realizar esa Municipalidad mo-
d:zlo, en sus dos primercs afnos de existencia, y todo lo
cumplié6 ccn una simpl: comisi¢n honoraria da argen-
tinos bien intercionados y media docena de activos
empleados.
Paclficada la Repiblica y en vias de concretarse la
uridad nacional, a medida que ¢l ti2mvo corre. cre-
cen las n:ces'dades de la ciudad aumentando y com-
plictndcse cada vez mis, la inmensa varieced de di-
versioves administrativas. La edificazidn privada sizue
siendo la de grandss casonas, huérfanas de ornato,
con varios patlos sucesivos rodeados de grandes es-
tancias artesonadas con troncos de palma, excepto en
las salas y salones cuyo lujo se halleba en los cielo-
rasos de madera blanqueada, decorados para mayor
digridad con dorados festones de pretenclosos y re-
torcidos estilos.
A partir del afio 1860 las iniciativas progresistns
abundan ex la vida de nusstro municipio. E]l ritmo
del proceso ediliclo se acelera. Buenos Aires estd por
79
fin en marcha ascendente, dejando de ser la gryn
aldea. -
Dlez afios después se roaliza el levantamiento del
primer plano catastral de la cludad. que cuenta ya
con 180.000 habitartes.
El optimismo dinidmico de sus habitantes estd pues-
to a prusba al afio s‘gulente al soportar la epidemia
de ‘¢ fiebrz amarilla”. La economia de la ciudad se
re<iznte » el paso del flagelo, aunque es afrontado con
valor por el temple inclvidable de !a poblacién, deja
un seldo de pena, de luto y una experizncia que se
aprovecho en el orden sanitario.
Pero las r:servhs materiales y morales de la ciudad,
no fueron agotadas por esa dura prueba. Buenos Ai-
res estd otra vez de pie, en la tarea de estructurar
por el trabajo su propla grandeza. En 1872. se dicta
la Ley que dispon: la altura méxima de 14 varas pa-
ra los edificios contruicos socbre las czlles de esta an-
chura, y hasta 20 varas en las de mayor ancho. Eta
Ler fué el primer paso hacla la regularizacisn orgi-
nica de la cdificacién. Un afio después, en la memo-
ria cficial de la Municipalidad. sz d4& a publi-idad
urn reglsmentacién circunstanciada sobre construc-
ciones privadas. En realidad no es un reglame=nto, si-
ro una compilazién de leyes. ord=nanzas y ce-retos
existent:s, destinados a rtg'r la creacidn y manteni-
miento de lcs edificios particulares. Es f4cil advertir,
en es=s diennsiciones, ot-as tentas soluciones a rroble-
mas inmediatos. Pero, de todos modos, ellas imnortan
en suma, la base histérica, diré. de las ord:znanzas
pester'ores insniradas en el prondsito de un mejcra-
miento edilicio, y vieren a constituir andando el tiem.-
po n piedra fundamental de las sucesivas ord:nan-
zas de corctruccionzs que ha tenido la cidad.
En 1875 se organiza el Departamento Muni-i~al de
Ingenicros y se crea el Consejo dz Obras Puxlitas;
‘se dicta una d’'socsicién por la cual 1a construccion ¥y
refaccién de edificios sobre la via publica debsn ser
autorizadas por la Municipalidad: re estable~en las
categorias para las distintas s:zcci~nes v s2 fija vna
escala de derechos para cada vara de frente a edifi-
carse o refeccionarse; des afiss después. se ineormn-
ran las disvos’ciones referent:s a los impuestos de li-
n:a y nivel y especificaciones sobre esresores dz mu-
ros.
La fecderalizacion de la ciudad de Buenos Alr:s, pro-
clamada el 20 d=z sentiembre de 1880, puede ccnsile-
rarse un nuevo avance en el veloz proceso de su des-
arrollo. No obstante alzunos esfuerzos mas o menos
aislados, la edificacién sin embargo ccnserva aun
una acentuada fisonomia hispano-colonial. A partir de
ent-nces, se advizrte una intensa acelerecidén del pro-
ceso formativo; la cludad, integrada por las secciones
.de Belgrano y San José de Flores. alcanza una suver-
ficle de 18.000 Hs. y una poblacion de 450.0(0 a'mas,
emp:zando A adquirlr de modo dezisivo las caracte-
risticas desordenadas; de las hasta entonces cn-ci-
das ciudades modernas. Un par de afos despuds de
su federalizacidn, se2 da prinelpio a la construccion del
puerto Madero; y la implacable piqueta renovadora
inicia la dsmolizién de la histdérica recobla que civi-
dia en dos la Plaza de Mayo. Una ordenanza dictada
en ese mismo ario, establsce que los edificios s’tuados
sobre las malles de un ancho no mayor de 865 me-
tros tendrdn una altura maxima de 12.12 m. y de 14
metros los erigidos en las més amplias.
Aunque intedesantz desde cierto punto de vista, su-
primo por fatigosa la enumeracién de las iniciativas
cumplidas por los ediles de Buenos Aires en los afios
subsiguientes de intensa actividad muricipal. En ob-
sequio a la paclencia de quiznes me escuchan, sélo
mencionaré las més notables correspondientes a las
realizaciones de ese fructifero periodo. 1904 es un
efio digno de recordacién. En él se dicté la Ley crea-
dora de uno de los rasgos més caracteristicosde la
fisonomia de nuestra ciudad, la apertura de la Ave-
nida de Mayo; en la Ley respectiva, se establzcié en-
tre 20 y 24 metros las alturas minimas y méaximas
de los edificlos a construirse sobre la importante via.
“Algunos afios después, relacionada con la apertura
80
de las diagonales, aparece ura nuevtr manifestacién
de criterio ponderable, estableciendo alturasunifer-
mes para los edificios de esas avenidas y con conci-
ciones dirigidas a lograr qus ellas consultzn necest:
dades estéticas que nunca pueden estar ausentes en
la edificacidn. o
En cuanto se refiere a reglamentos generales de cons.
truccién, la primer composicién organica de ellos data
de hace més de 50 afios, pues fué en 1890 que se dicta,
siendo seguida tres afios despuég por otra més amnvlia,
p.ro ambas s:mejactes en su estructura a la regla-.
mentacijn vizente hoy. En 1898 el reglamz:nto de cons-
trucciones formado por decretos y ordenanzas afines,
que se van dic'r.ndo a requerimiento de las n2cesida-
ces creadas por el progreso edilicio, prese-ta clerto
orden. Otra reglamentacién’ que forma la Ordenanza
del 4 de noviembre de 1910. contiene con relacién a
sus antecesores una serie de restrizcioncs a 1a edifica-
cién, que presizrten uwa marcada influencia france-
sa, pero que no respinde al esniritu de la tierra ame-
ricana. Finalmente en 1929, basado en el anterior, en-
tra en vigencia el cuarto y ultimo reglamento. que
€s el aquz en la actualidad rige }a edificacién en Bue-
nos Aires.
Los habitantes de esta ciudad somos testigos de su
crecimiento, y nos admiramos y enorgullzcemos de
ello. Sin embargo, la apreciacisn visual de este encr-
mes desarcllo, ne da aproxima i'mente una exacta
idea de las proporciones alcanzadas, y sdlo a través
de las estadisticas ouede comreretrarsz de sus mag-
nitudes, Hace apenas 70 afios, cuendo se tomé la pri-
mera, resolucitn decid!da, relacionada con la efifiza-
ci“n privada, (todavig no se trataba de una rezlamen-
tacién), Buznos Aires contaba con 210.000 habi‘a-tes;
hcy su poblacién exced= los 2.502.000. En aqué! en-
tonces s6lo existian 20.002 casas, y en la actualidad
exceden de 200.000, cifras estas que si dan una idea
cuantivativa del rumero de edificios. no det:rminan
con exactitud la relacién del crecimiento, desde que
las 20.000 casas de hace 70 afios, eran en su casi tota-
lidad de solo vl=nta baja iy las 302.00 de ahora in-
cluyen en cantidades muy crecidas construcciones de
muchos pisos. De 2.000 establecimientos irdustriales,
hemos ll:gado a los 19.000. El ritmo siempre en au-
mento de la edificacidn, con €l desarrollo sorprenden-
te de la ciudad en todas sus manifestaciones y acpec-
tes. v la comnlejid=d de los problem¥s de todo ordsn
creades por las actividedes humanas, en el transcur-
so de los ultimos 70 afios, no han tenido paralelismo;
en materla de edificacién segu‘mos, — con cons:ruen-
cia digna de mejor ¢dausa —, con el mismo criterio y
esviritu de hace ma< de medio siglo, cuando la sim-
plicidad de los problemas no exigia mas que simples
m:didas. Predomina un criterio anacrénico. a cuyo
amparo el protlema ce la edificaci®n, pareclera. cir-
cunscripto a levantar una casa al lado de la otra. sin
orcden, rfin método v cin discivlina, ajenos en abs-lu-
to, desde luego, a 12s ensefianzas y sugerencias dicta-
das por la renovacién dz conceptos en materia de edi-
ficacién y de urbarismo, que imponen a las ciuda-
des udr hueva técnica, concorde con las exigencias
creadas por la concentracién de grandes masas huma.
nas.
Puede afirmarse en términos generalss, que en una
ciudad moderna no hay problemas aislados, tino por
el contrario, cuestiones interdependientss, intimamen-
te vinculadas y que ‘censtituyen en su conjunto un
dinico problema: la ciudad. Todos los esfuerzos que
te hagan para resolver esas cucstiones plantehdas
por la casa-habitacién, la fabrica, el establecimiento
industrial, el edificio publico, 1la salubridad, la higle-
ne, sino responden a un plan urbanistico de conjunte,
0 a una visién integral de todos los fen6menos con-
currentes, podr4 lmportar una solucién parcial, pero
corstituirda tamb'én un nuevo problema cuya soluzién
2 su turnp, determinaré una nueva cuestién. Los es-
fuerzos dispersos por falta de un criterio rector, resul.
tarén estériles, Faltard a la obra el vinculo necesario
~
})la.xi'a. determinar la armonfa entre la cludad y el edi-
clo.
Ei crecimiento de Buenos Alres, reclama impe-
rativamente que se ponga término al caos urbano,
0 cCua.udo menos, que se imcie en esta materia
una poutica aamuni.trativa de orden en las c.ns.
truccicnes, para no comprometer el futuro de nues-
ta ciudad, y ue nos ob.igue mas adelante a g.a..des
£ACT1IC.0S economicos pala borrar l.s etectos de la
imp.evis.én. kl aivorcio existente entre el eduicio 'y
la uuaaa, ya no pLueue contunuar,
Ei p1oaiema de la edi-lcacién, no puede contem-
plaise sino, en la vastedad de sus proyecciones. kn
la a.tuail.ad, un edilicio puede ser perfecto =n sus
cenaiciones particulares de cistribuc.on, de higizre
y de seguridad; p=i:o esas pertecciones sdélo pcdiéan
man.entrse mi.ntrag el capricho o arbitrio de los
vecincs no anulen esas ventajas, mediante una cous-
truccicn lindera que no cunsulte los prcb.emas- ae la
colectividad. No es posibie que la editicacidn res-
ponda t6i0 sl propdsico ae levantar edif.cios, amcn-
tonandolos sin piah ni criter.o. como s1 ia cluwad
fueia el deposito general de la opulenctia urbana.
No es admisible, si se consultan exigencias e.t.t._
cas, higi_nicas y arquetecton.cas, que inmediata a
una m.gni.ica resiaércia rodeada de jaraines, se
plante en onoloroso ccntraste una {ébrica de jabon
o una herreif2; y que vecino a2 un hospital o a un
sanatoriy lu_aies ce dolor y de shenc.o. funcione
un teatro, un c.rematégiafo o una 1mnaustiia rui-
dosa. Tampoco czbe pCr mAés que se respeten los
derechos indiviZuales, olvidar los no mencs r.s._eta-
bles dere:r.os de la colectividad, y consentir que el
prop.etar.o ae tierras las civida hasta tra.cicnes in-
verosim les, atendizndo sélo y exclutivamentz a sus
intereses patrimoniales, en detrimento ae las c.mu.
nes a todos. M.entras estos problemas, —que cito
& titulo‘de ejemplo—. no t.ngan adecuada solucién
de conjunts, las ordenanzas mejor irspiradas que
s0lo ccneulten el arte del tien censtruir, resulta-
rdn normas inconducentes rara resoi/er ot.os as-
pectos de la ciudad, tan impcrtantes o maés, que la
construcc 6n en si misma. tecnicamente conciderada.
CUANDO SE CONSTRUYE UN EDIFICIO. DE-
BE TENERSE PRESENTE QUE SE ESTA CONS-
TRUYENDO L.A CIUDAD. tal es el principio solre
el cuzl c¢zte reposar y sustentarse toda considera-
cién del p-oblema egilicio.
Las rezlament.ciones existentes en materia de
econstruccién y de urbanismo, no consultan ni las ne-
cesidades del moments ni mucho menos, desie lueg,
las que crea el cre.im.ento constante de la ciudad en
el ritmo vertiginzso que es deble apreciar, con los
problemas multiples que son su consecuencia. L-s
transformacicnes que sufre a diario Busnos Alires
y las proporciones que estd llamado a tener su cre-
cimiento asombros?, supcnen frroblemas de diversa
fndole cuya scluzién no debe buscarse cuando ellos
se presentzn, sino que exlzen la solucién previa me-
diante normas que los consulten y resuelvan. hasta
con algunos afos de anticipacién,
Coocidos como son, ciertos principios, relaciona-
dos con la edificacién y el urkanismo, hay que dar-
lss realidad mediante las dispos'ciones fertinentes
. Prepésites a que resvonde el Cdédigo de la Edi’ica-
clén, que no sélo aprecia las necesidades presentes,
sino que va méas alld: mira hacia el futuro.
Precisamente, porgue los reglamentos vigentes no
constitu’an irstrumentos eficzces para resolver tan
complicacas sitvac’ones, se rensé que se hacfa acon-
sejable la codificacisn de las dirposiciones con ellos
relaclonados Para ello, el H. C. D. designé en el afin
193¢ una Comisién, remruesta por delegados del
Centro Argentino de Ingenieros, de la Sociejad Cen-
. tral de Arquitectos. del Departamento Ejecutivo¥y
cinco Concejales. Recién en noviemhre de 1937 fué
factitle con la arictencla de los delegados del De-
partamento Ejecutlvo. snallzar el problema y pro-
. yectar las exigencias del caso; a partir de enero de
1938, 1la Comisién amplada por las delegaciones del
Miricterio de O. P. y del Centro de Arqts. y Cons.
tuctores de Obras, realizd periédicamente reuniones,
llegando a la conclusién de que se imponfa la total
revision del Rezlamento General de Construcciones
en vigencia, y se debian codificar otras d.spocicio-
Lo ¢ 1espondleran, no solo a los resuitaaos. dc la
evolucién de la construccién edllicia, sino a las posi-
bilidades futuras de la ciudad, .encauzadas dentro de
una moderna concercién. En 1941, los cinco Con-
cejales, iueron rzemplazados por un representante,
miembro de la Comislén de Vecinos. Al iina.izar
ese ano, dicha Comisién de Vecinos sancioné la Or-
reranza N° 13.094, pe:o no con cardcter defin.tivo,
pues abria a la encuesta puablica, una critiza cons-
p.ractiva del Cbodizo aprobado aceptando cualauier
uase de colakoraciéon., Con las fropuestas y suge-
rencias recilidas, la Comisién Especial continué el
estud 0 de todo el articulado, para producir un se-
gundo despacho que fué aceptado por la Comisi‘n
ce Vecinos el 17 de diciembre de 1942, por Ordenan-
za, Nc 14.029.
El Cécigo de la Edificacién es el resultado de una
larga experiencia administrativa y una consccuen-
ca de las recesidades ediliclas, armonizadas vnnr la
labor desinte esada de ryrofesionales especiaiistas.
Msas de cuatro:ientas reuniones de Comisién, son el
‘estimoniy de cinco afos ae trabajo continuo, tra-
bzjo que no es fruto de la fafitasia ni de la impro-
visacién. Las dispesiciones del Coédigo han gido com-
puestas atcndiendo también los resultados de la ex-
periencia atena, las consecuencias obtenidas tor
aplicaclén de los principios universales, comunss a
todos los crntros habitados, —asf se h2n ten'do a
la vista c¢dizos y leyes de mas de 40 ciudades. tales
como: Nueva York, Barcelona, Madrid, Rio de Ja-
neiro San Pablo. Santiage de Chile, Lisboa, Berlip
Londres. Faris y muches otras que no cito para no
alargar inatilmente la lista. No se ha eludido nin-
guna insinuacién bene’iciosa para. Buenos Aires y
se han tratado todas las suges‘iones utlles valoran-
do hasta las ideas mas simples, en procura de la
fina'idad perscguida. Al llegar aquf es justo ocue no
clvidemos los nombres de las personas Integrantes
de la Comisién Redactora y sobre quienes recayd
la resncnsalilidad de mr-todivar el texto de las dis-
posiciones que forman el Codizo. los Inzenieros Al-
berto Klzin y César Rocco Perna.
Cualqu'er clud:d que crezca por obra espontinea
de sus vecinos, més inclinados a usar gus dcrehos,
en bereficio personal que en el colzctivo, no podrd
glcanzar jamas un ertado de discivlina racional. de
crec’miento y desarrolld. “La ciudad moderna, fun-
cional, sana, practica y cémoda, no serd pcsible m'en-
tras no se acepte el concepto de que es un or a-
nismo vivo y que ccmo éstos. tlene sus necesidades
ineludibles que ge requieren para prosTerar, desarro-
liarse y cre-er, en medio de condiclones propicias”.
Estas condiciones las facllitan los instrumen’os le-
gales: Leyes, Ordenanzas y Reglamentos adecuados.
El c4di~o de la E-ifi~acién es el instrumento de
que hablaba y est4 destinado a evitar que en nom-
bre cel progreso, se cometan los mayores desmanes
edili-ios, ma! al oue nocotres Irs portefios permane-
cemos inexplicablemente aferrados. Estas normas, que
con“fo presidirdn el desenvolv'miento fisico de la
ciudad, contribuirdn adem4s a hacer mas grande,
més hermosa y mas higiénica a la opulenta Bue-
nes Alres.
En sucesivas conferencias a careco de los miembros
de la Comisién Especial serdn consideradas las di-
versas se-cones del Cédigo. y las vprincipales refor-
mas que contienen en relacién al reglamento vizente;
pero habran de permitirme, no obstante, una ligera
referencia sobre algunas de sus disposiciones.
La tendencia a obtener de los terrenos el méaximo
de tsu rendimiento econémico, ha determinado cons-
trucciones monumentales, de eran altwrs, que s¢ hHien
consultan los adelantos arquitecténicos, descuidan
mrchas veces factores imvortanticimos para la sa-
lud de sus habitantes. Los espacios para el aire .y
81
Ia luz son lamentablemente reducldos por el egoista
efan de obtener mayores lucros. ‘Ponemos culdadosa
atencién en la calidad del agua que bebemos, pero
no nos preocupzmos de la salubridad del aire que
respiramos, Fhcilmente nos convencemos de lus
_bondades de la luz_del sol, pero parecerfa que bus-
camos de que el:a no penetre en nuestros patios y
_habitaciones y que su accién benéfica no llegue ‘al
Ple de los edli:los en que vivimos. 8i exigimos al
- cs.ado la purllicacién del agua que bzlemos ¢Cémo
podemos nezarle la facultad de alcanzar la purifi-
cacion del a're que respiramog?; sl dejamos en ma-
‘"nos del Estado la garantfa de nuestra seguridad
pe:scnal, ¢podemos nezarle la facuitad de garanti-
zar nusstra salud? Somos rropensos a li exigencla
de los derechos que nos benefizian y nos encontra-
mos reacios a sa:rificios minimos en interés de (a
colectiv.idad; por no aceptar que la vida colectiva
Irpcne una serie de renunclamientos parti:uares,
el caos urbano se Intensifica A evitar esto respon-
den: las resiricciones a ia slturg de los edificios, se
pide la formacién de grandes espacios interiores,
y la limita ién del uso cel suelo, propé:itos funda-
mentales del Coéd.go de la Ed:Ificacién. Res.rvar
una cierta prcporcion de terreno libiz en ‘el fondo de
los lotes y res:rinzir la altura d= los edificlos, sig-
nifica obtener la formacién de grandes espaclos pa-
ra que llegue €l s0l al centro de las manzinas y a
las calles.
Vn.oulase tamkién la limitacién de altura y la con-
sigulentz reduccién del volumen edi.icable, con la
densidad de pobl:cisn v sus relaciones con los de-
.més problemas urbanos.
. El Codigo establece la zoniZicacién, régimen no-
vedoso en Buenos Aires, destnado al mantenimisn-
to o a la formacién de los barrios dentro de funda-
_mentales ccndiclones de vida y trabajo de la ciudad-
-Bu implant:2¢ién responde al propdgito de evitar de-
terminados usos no compaftilles con los barrios re-
s'denciales.- No .hay que temer que la zonificacién
impida la construeciin de edificlos. o influya en de-
tr.mento de su valor. Ella simplemente ragula su
ubicacién, conserva sy utilidad y mejora las con-
dicicnes paiticulares de czda barrio y generales de
la ciudad. De ahi que se disponga que las industrias
pesadas 0 que representen un peligro, deban ubi-
carse en zonas exprofsso légicamente prévimas al
Riachuzlo, cistribuyendo las menos incémodas en
otrcs lugares de la ciudad. No se han agrupado en
un sélo tarrio tcdas las indust-ias, poraue no se
consultarian entonces, las modernas teorias mili-
tares que titnen a su desceniralizacién; pero se res-
petan las Instalaciones existentes, hasti consintiéndo-
se un porcentaje dz ampllacién de l'a sun-rficle = -
tual; pero no se admite la instalacién de nuevas,
-sino con’orme al uso acignado al predio de la zunu-
fica&ién,
s
El paisajista francés, Mr. Forestier, que nos visltd
en 1924, sostiene que, nmlté,ndose la poblacién a 200
hab tahtes for Ha. cada habit:nte necesita dispo-
ner de 7 m2 de espaclo libre como minimo (em-
tendiéndose por espacio llbre el ‘accesibl: al pabil.
co), de conde reswta qué nuestia ciuaad, ne.esis
tarfa dispcner de 2.500 Ha. de espacios lilres, re-
rilesentanao un 14 % de cu extensién. Tenemcsen
cambigp escasamente un- 10 % proporcién muy redu-
cid2 en comparacién con €l 25 % ae Viena y el 20 %
ée Lon.res e inferior al 15% de Berlin, 14 % de
Bruxelas y 13 % de Pafis. El aumento de transpor-
te y otras muchas causas han puesto de manifiesto,
wue aciuabinciitz, Buenos Aires no satisface las con-
diciones de blenestar y de esparcimiento que los ha-
b.tantes requieren como compensacién a las preocu-
rac.ones de la vida ciudadana.
La aplicacién de lus disposiclones del Cédigo de Ia
Edificaci6n, serdn sin duda demuy saiuasbies y be-
néiicos e ec.0s. H:y restricciones que afectardn quizé
a aigunos partl ulares, pero constituirin en camblo
unaventaja colectiva. Es realmente un atentado edi-
licio, autorizar. en algunas recuefas zonas de nuestra
‘ciudad, que se levanten monumentales casas de ren-
ta en sustitucién de la noble residencia. Como ejeme
rlo, cito €l barrio de Belgrano, tan caracters.i.o wo-
mo hermoso, rincén privilegiado de Buenos Aires,
pleno de jardnes y graclosos edificios, ve:jladero
refugio para la tranquiiidad del espiritu y regalo
para la vista, que debemos e los progresistas pro-
petarios que lo hicleron sin ninguna obligacisn, co-
mo no fuera la imposicién del buen gusto. El va-
lor de ese barrio, producto de sus mismos encantos,
atrajo esp-culadores, que construyeron edificlos de
renta de siste y ocho pisos de alto, frente a cual-
quier czlle, pero eso sf. aprovechando la luz, el aire
y el sol, que obtlenen a expensas de los jardines
privados, atentando contra los deizchos adquiridos,
no soln en nesos sino en saiubridad colectiva. De
sguir asi y sin las limitacicnes previstas por el
Cédigo, ece delcioso barrio, situado en un parale
alio y sano, sz convertiri répidamente en un ba-
rr.o vulgar, econémicamente desvalorizado y oon
todos los in-onvenientes de los barrios centrales.
Bajo muchos aspectos. nuestra ciudad llegdé s nos-
o‘ros como un legado precicso. No s6lo ncs estd ve-
dado deleriorarla, sino que cada generaciin tlene
el imperoso deber, de entregarla a la siguiente mfs
grands, més sana y méis beila,
Sefiores: temo haber abusado de la henevolencla
de~ ustedes. fatigdndolos con esta larga dis:rta i6m,
sobre un tema ds suyo pocp atrayente; pero me
consuela 1a conviccién de que el amor que todos te-
nemos pcr nuestra ciuded. y el anhelo comtGn de
qu= ella sea por siemvre iamés la gran capital del
Sur, vendr4 en mi auxilio para obtiner el perdén
de usteces.
 
- Orador: Sr. 
 
82
CICLO DE CONFERENCIAS
Sobre el Cédigo de la Edificacion
A redlizarse en el Salén de Actos — ler. piso
Martes 28 de Setiembre de 1943: -
Tema: DE LA ADMINISTRACION: POLICIA DE ‘OBRAS.
USOS Y HABILITACION DE LAS FINCAS.
PENALlDADES. R}EC_L—AMAC|0NES.
ESTEBAN F. SANGUINETTI
Presidente del Ceniro de Arquitectos,: Constructores de Obrcxs vy Anexos
ENTRADA LIBRE
— del H. Concejo Deliberante
 
EDIFICIO DE
 
1
Arquitecto
MARCISCO S. DIGHERO
Constructores
INO L. DE FILIPPO Y CIA.
RENTA, CULPINA 240
Erigido entre medianeras, en un clasico solar
de diez varas de frente, este edificio, _propieda:d
de los sefiores Zunino y Hoyos, consta de cuatro
pequefiogs departamentos, confortables, pero sin
lujo, compuestos de Living-Comedor, dos dormi-
torios, bafio y cocina.
La distribucién es compacta, y contempla una
iluminacién y aereacién convenientes.
83
EDIFICIO DE RENTA
CALLE CULPINA NUM. 240
CAPITAL FEDERAL
 
 
Planta baja.
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Piso alto.
Arquitecto
FRANCISCO S. DIGHERO
Constuctores
LINO L. DE FILIPPO Y CIA.
 
PETIT-HOTEL, GASPAR CAMPOS 434
Arquitacto
FRANCISCO S. DIGHERO
o
Ccnstructores
LINO L. DE FILIPPO Y CIA.
 
P:oyfict"da para una familia en desahogada situa-
cién eccném ca, y compussta de cuatro personas cuyas
coswumbres han sido debidamente estudiadas, esta re-
sidencia del sefior Enriqus Bindels ofrece un atractivo
aspzcto exterior y ha sido dofada de todas las venta-
jas que pe.mite el ccniort modermno.
Ub.cada sobre la linea municipal, cuenta al fando
con un pequefio jardin, al que mira una terraza cu-
kieria.
Todos los ambientes disfrutan de luz y aire ea
abundancia, como pusde apreciarse en las plantus
respectivas.
85
 
 
 
 
PETIT-HOTEL
CALLE GASPAR CAMPOS - 434
Ai'quitecto
FRANCISCO S. DIGHERO 
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00 Constructores
LINO L. DE FILIPPO Y CIA.
 
 
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TELLALA
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Arquitectos
DAIREAUX., GARAT Y FOX
*
Ceonstructores
L'ND L. DE FILIPPO Y CIA.
PEQUENA CASA DE RENTA
: FELIX LORA 98
*
Las dimensiones del terreno, y la fovorable
circunstancia de su ubicacién en esquina, han
permitido a les arquitectos dar a los amhbientss
de esta propiedad dimensiones y disposicién ado-
cuadas, s'n sacrificar las naturales exigencias de
una buena iluminacién vy ventilacién.
Cada uno de los dos departamentos que com-
ponen el edificio, — perteneciente a lag sefioras
de Capmany — ofrece amplias comodidades para una familia poco num=-
rosa, inciuso una modernainstalacién de calefaccion.
Las lineas de la fachada son scbrias y elegantes, en armonia con la
edificacién circunvecina.
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- EDIFICIO DE RENTA, CHARCAS 878-86
El terreno en que se ha construido este edificio, tiene,
como se ve en las plantas insertas en las siguientes paginas,
un frente de mts. 15.08 por 10.80 de profundidad y esta
* limitado por tres medianeras.
La planta baja estd censtituida por dos locales destina-
Arquitecto dos a negocio, con sus respectivos sotancs, y las de los
pisos primero y segundo comprenden, cada una, dos depar-
SEBASTIAN DIMARTINO tamientos acertadamente distribuidos y dotados de todo el
confort necesario para llenar las necesidades de una familia
* pOCO NumMerosa.
La fachada, como se ve en la foto, responde a la moda
Constructores actual: ladrillo aparente y vanos enmarcados en blanco
LINO L. DE FILIPPO Y CIA. Pertenece este edificio al Dr. Miguel Ghiso. 
 
 
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Planta baja.
 
DLPOSITO
JOTANO ML LOCAL JOTANO DEL LOCAL Sotano.
EDIFICIO DE RENTA, CHARCAS 878-86
Arq. SEBASTIAN DIMARTINO
‘Censtructores: Lino L. De Filippo y Cia.
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EDIFICIO DE RENTA, CHARCAS 878-86
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Pisos 1° y 2°
Arq. SEBASTIAN DIMARTINO
Constructores: Lino L. De Filippe y Cia.
 
 
 
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NATATORIO EN UNA RESIDENCIA DECAMPO
 
 
 
 
 
 
 
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Colaboracién es) 
 para esta Reu 
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Construida en hormigén simple, esta pileta presenta una
solucién econdémica para el campo por cucnto no exige mano da
. obra especializada, ccmo el hormigin armado.
Se ha economizado el volimen de la excavacién utilizando
Por ¢l Ingeniero la tisrra excavada para formar el terraplén alrededor de 1a piletsy,
BORIS SLEMENSON ademdas de facilitar esto el trcbajo de instalacidon del desagile.
Instalando la pilela sobre una pendiente, dentro de un trecho
° corto, el conducto del desaglie puede salir a la supzrlicie pu-
diendo aprovecharse para riego o construyendo una cascadi
decorativa.
L . 12.004 " 
 
 
 
 
77RN,
 
Hormigen:/2.CINE “SALAMANCA” EN MADRID
 
Arq. FRANCISCO ALONSO MARTOS
-“No podemos decir que sea el construir un
cine 12 suprema ilusién de un arquitecto. Se hzn
prodigado ya tanto estos edificios, que son muy
pocos los que no cuentan entre sus obras una
sala de especticulos.
Y digo esto porque aunque nunca se llegara
a la suprema perfeccién en lo que se refiere i
cinematdgrafos y teatros, podemos afirmar que.
por ahora, estd todo ya resuelto y que, por
consiguiente, cuando se nos presenta un proble-
ma de esta indole, es muy dificil crear nada
nuevo. No he pretendido, por tanto, en el “'Sa-
lamanca”, cine de barriada, con algunos hono-
res de sala céntrica resolver ningin prcblema
trzscendental, sino construir un lozal cémodo,
dentro de la mayor economia posible.
No era el solar, aparte de su buena situacién,
el mis adecuado para la construccién d2 una
sala de especticulos. D& zqui que fuera preciso,
para darle la mayor amplitud, tomar como e’e
una linea anroximada a una de las dizgonales
del rectingulo, linea que parte de uno de los
vértices del chaflan al opuesto, sin que por con-
siguiente, se2 la diagonal, buscando con ello
que la entrada principal tuviera mis desarrollo
por la calle de mas importancia. Como puede
verse en los planos, queda resuelto el chaflan de
esta manera, sin mal efecto aparente.
Dificultades constructivas no hubo ninguna,
salvo que, una vez comenzadas las obras y, por
tanto, hecho el proyecto, e incluso construidos
algunos elementos de él, ‘‘aparecidé’’, pues nada
se nos habia advertido, el tianel del *'Metro” ba-
jo los elementos sustentantes mas importantes
de la construccidén, encontrindonos con sopor-
tes con carga de 550 toneladzs sobre la misma
béveda del “Metro”’. Esta dificultad no tuvo
mas contratiempo que el retraso consiguiente al
avmento de obra.
En las plantas del proyecto seguimos una dis-
posicidn que podemos llamar clisica en las sa-
las de especticulos y que yo estimo la mis con-
veniente, ya que la ha sancionado la experien-
cia y que es el resultado 1dgico dz la aplica-
cién de los principios de la acistica para una
perfecta audicidn, ya que el cine, al convertirse
en sonoro, asi lo requiere, y de la disposicién
necesaria para una perfecta visualidad desde to-
das lzs localidades. De aqui que haya dicho al
principio de este articulo que en las salas de es-
23
pectaculos estd todo resuelto, pues lo mejor es,
por hoy, lo sancionado por la éxperiencia.
Es explicable que cuando el cine era sdlo
mudo, —los locales no habian de emplearse en
otra cosa y solo se tendia a darles la mayor ca-
pacidad posible— se hayan construido salas de
especticulos con condiciones aciisticas defectuo-
sas, que en muchas -ocasiones lo han sido por
un afin de crear una forma nueva, a mi juicio
innecesaria. Yo afirmo, y asi lo he com-
probado sobre el tablero, que el trazado de las
lineas Opticas para una buena visién .desde
todas las localidades y el estudio de las con-
diciones acusticas coff una minuciosa proyec-
cién de los rayos sonoros y con el estudio de
sus frentes en paredes y techos, nos conducen
siempre a lo que llamamos formes clasicas. De
aqui que insensiblemente el cine Salamanca ten-
ga en su seccion, notoriamente en el techo y en
las localidades altas, una disposicién parecida a
la del teatro de la Opera, dispos'c'6n no impues-
ta de antemano, sino resultado del estudio.
No quiero insistir en teorias acdsticzs, que
me harian diferir de un modo concreto de mu-
cho de lo que ya se expone en textos modernos.
Tenemos en el cine Salamanca, ademis de la
sala de especticulos propiamente dicha, una
Sala de Fiestas, que por razones constructivas y
decorativas estd cubierta por una cipula o bé-
veda delgada de hormigén, sobre la que de:-
cansa todo el patio de butacas. En esta Sala de
Fiestas, no estudiada, ncturalmente, desde el
punto de vista de la aclstica, pues ni era este
su objeto ni tampoco la estructura permitia otra
cosa, se observan fendmienos de eco y resonan-
cia, casi exclusivamente de ecos multiples.
Poco mis hemos de adadir a la descripcién
de este edificio como sala de especticulos, ca-
p2z no sdlo para audiciones cinematograficas,
sino también para conciertos y representzciones
teatrales, y a la Sala de Fiestas, situada en el
sdtano. Los planos y fotografias que zcompa-
nan estas lineas dan prueba de cémo se han
procurado resolver los problemas dificiles qu:
se han presentado, especialmente los 2ccesos in-
dependientes de ambos locales, amplitud de pa-
sillos y vestibulos.
Se ha hecho una instalacién completa de ca-
lefaccién, combinada con ventilacién y refrige-
racién, estudiandose el alumbrado y policromfa
de las paredes y techos conjuntamente; nbotin-
dose, como en casi todas las obras, especial-
mente al finzl, la falta de medios econémicos y.
la necesidad, inexcusable todavia entre los pro-
fesionales, de satisfacer algunas ideas de los pro-
pietarios, en pugna con la buena légica y cen
la independencia que debe tener siempre toda
obra arquitectdnica. .
Vestuario.
94
 
 
 
CINE “SALAMANCA” EN MADRID
Arcquitecto
VFRA.NCISC'O ALONSO MARTOS
 
 
 Detalles de la sala y plantas baja
¥ p-imer piso dalto
 
 
95 
CINE ” SALAMANCA “ EN MADRID
Arquitecto '
FRANCISCO ALONSO MARTOS :I
Detalle superior de la sala y plantas del
2° y 3° pisos daltos.
 
OPORTUNAS INICIATIVAS DEL INTENDENTE
En una extensa nota que dirigié 21 ministro
del Interior, estudia el intedznte municipal los
diversos problemas’ crezdos por el actual siste-
ma de locacién de fincas destinadas a habita-
cién colectiva en la Capital Federal, e incluye
dos proyectos de decreto y otro de ordenanza
destinados a conjurar, a su juicio, tal estado de
cosas y a estimular al mismo tiempo la edifica-
cién privada y la reclizacién de mejoras de or-
den edilicio e higiénico en los inquilinatos.
Segun cilculos recientes —expresa el general
Pertiné— existen en la Tapital Federal 9776
fincas de habitaciones colectivas, es d:cir, ca-
sas de-inquilinato promiscuo, con un total de
93 728 piezas habitadas por mis de 250 000
person:s. que se ven obligadas a compartir en
comin sus dependencias esenciales— cocinas,
patios, lavaderos b:fios, obras sanitarias, etc.—
en desmedro de elemental-s prescripciores - de
la seguridad e higiene publica afectadas. De esas
fincas. solamente 1331 estin registradas bao
la denominccion genérica de inquilinatos y su-
jetas a fiscalizacidn e inspeccién municipal; en
cuanto al resto, ha escapado hasta ahora a esz
control. en la mayoria de los casos por falta de
inscripcion, cuya efectividad se hace dificil lo-
grar, salvo denuacias concretas.
PAPELES PINTADOS
Para todos los ambientes
Para todos los gustos
Para todos los presupuestos
 
Francisco Galvany
Victoria 1926 U. T. 47 Cuyo 7151
BUENOS AIRES
PAPELES PINTADOS 
Esta Intenden-ia estid decidida a encarar fir-
me y resueltamente tal situacidon, estudiando la’
reforma de las pertinentes ordenanzas, proyec-
tando dentro de sus recursos la construccién de
algunos barrios obreros, y estimulando muy es-
pecialmente la iniciativa privada para la reali-
zaciéon de un amplio plan de construcci.n
de casas baratas, que en breve tendrd principio
de ejecucién. Pero la magnitud del problema,
tal cual surge de las cifras antes citadas, de-
muestra que no bastardn esas medidas en base
a la ejecucién de obras nuevas, para resolverlo
en forma total y en un futuro inmediato. Bas-
ta pensar que es una d‘cima parte de la pobla-
cién total de la Capital Federal la que se aloja
en los actuales inquilinatos, para comprender
que la solucién del punto impone obtener, con
caricter de urgencia y con anticipscién al le-
vantamiento de las 15 000 viviendas nuevas
calculadas como necesarias para el alojamiento
de ese importznte nucleo de poblacién, que se
opere la transformacién y mejoramiento de las
actuales viviendas colectivas, iniciando con me-
didas prudentcs y adecuadas a los propietarios
de las mismas para que sean ellos quienes co-
loquen, por naturalconveniencia, a los inmue-
bles actualmente d-ficientes, en las condiciones
reglamentarias e introduzcan, ademdis, mejoras
destinadas a zdaptar y subdividir las actuales
viviendas colectivas. e¢n viviendas individuales,
independientes, dotadas de los requisitos mas
elementales exizidos por la higicne y la moral
de la vida familizr.
Después de csegurar que esta transformaciéon
no puede ser alcanzada solamente por disposi-
ciones municipales, sino que requiere la coo~e-
racion de disposiciones del gcbierno nacional,
expresa la nota que una de ellas consistiria en
ordenar unz importante rebaja —el 50 del pre-
cio que regia a fin de 1942— para los alqui-
leres de las casas destinadas a ser habitadas por
varios individuos que fijan lzs ordenanzas mu-
nicipales.
 
 
i 97
En tal forma —agrégase— en vez de llevar
el problema a los inquilinos, con el desalojo de
la finca. se radicaria éste en la persona del pro-
pietario, que es quien debe resolverlo, y serian -
los propios inquilinos quienes denunciarian la
existenc.a de esas viviendas inadecuadas, faci-
litando, la fiscalizacién municipal. Pero como la
finalidad ‘buscada no es la de imponer sanciones
a los propietarios remisos, sino lozrar el meo-
ramieanto de la vivienda modesta, resultara con-
veniente estimularlos a introducir mejoras des-
tinadcs a subdividirlas en departamentos fami-
liares independientes, beneficidndolos con la
exencion. de impuestos y tasas municipales, con-
tribuciones y gastos de.igual indole, y con la
autorizaciéon para cobrar, ademis ael alquiler
actuclmente en vigencia, un aumento propor-
cional hasta del 7 9 sobre los capitales in-
vertidos.en las mejoras
Con independencia de lo expuesto —y d¢
aqui el otro proyecto de decreto elevado al Mi-
nisterio del Interior, con la ordenanza munici-
pal crorelativa—, juzga el intendente que la si-
tuacién econémicz del pais, frente a la gran can-
tidad de capitales nacionales que permanaczn
retraidos de toda inversién util, y ante la con-
ven‘encia de arraigar en forma definitiva los
capitales extranjeros que en grandes masas
afluyen al nuestro, hace propicio el momento
actual para iniciar, mediante la colaboracién
privada, la ejecucién de un vasto plan de cons-
 
 
 
 
MMM 2NNMNDIDHDHhnnnnnnea
FRAGUE NORMAL
FRAGUE RAPIDO Y
ULTRA -RAPIDO
DELLAZOPPA
CHACABUCO 175 o s A c e BUENOS AIRES
- L) L
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SIBERD)
LRI
\Nos AIRE4
 
FABRICA ARGENTINA
" CANOS oc ACERD
trucciones genérales que abarque teda clase
edificacién destinada a . vivienda. comercio o in
dustria.
Para lograr este scno prondsito, excep
ceptuariase del pago de la contribucién terri:
rial, por el término de 5 afos, a las consrt
ciones levantad:s con cualquier destino; y
10 afios a las realizadas para vivienda fa
liar econémica, con un minimo de dos habi
ciones, cocina, patio o balecén y denendencd
sanitarizs, cuyo prec'o de arriendo por todo cc
cepto no exceda de 50 pesos mensuales. Los d¢
rechos y contribuciones municipales serian a
vez, considerablemznte reba‘ados, todo ello
favor del impulso de otras tales.
Acompzia la nota del general Pertiné de
talle de los estudios realizados por las oficis
técnicas municipales para demostrar la oporiu
nidad de estas iniciatives, y afirmar que tzn
la posibilidad de introducir mejoras en for
econdmica en los inquilinatos como la de ¢
mir o reducir proporcionalmente las contribu
ciones que gravan 2 los biznes inmobiliarios,
ra todas las obras de edificacién que se inicie
a partir de la fecha del decreto que dispusa
reduccidén de los alquileres —junio 28 del af
actval— y sean hcbilitadas antes del 31 de 'di
ciembre de 1945, sefialan medidas de »mpli
sentido econdmico y social, que justificarian sg
bradamente la szncién que se procura.
z
 
PROPIEDAD LITERARIA Y ARTISTICA — Mode-
don industrinles — Plaglo
1.—La ley 11.723, como parte Integrante de nues-
tra legislacién civil no modifica la orientaclién
del cédig', respecto a la ley que debe aplicarse
cuando se {rata de actos o hechos realizados bajo
la vigencia de una ley, nero cuyos efectos se
prcducen bajo la ley nueva.
2.—La ley 11.723 protege no s6lo las nuevas pro-
ducclones, sinc también a todas aguellas que na-
¢'das en ¢énocas anteriores a su premulgacién y
pub'leacion, fuesen usurpadas con posterioridad
a olla,
, 3.~T1 depbsito de una obra literaria o artfstica,
! 8l blen no censtituye en favor del dep'-sitante
; la pruecba misma de su derecho de propledad, es,
" por 1o menos, una presuncién que el juez debe
aceptar en ausencia de D»ruebas o presunciones
. contrarlas.
4.—F1 mer') depbsito o inscripeion es sé6'o una for-
, malidad para gozar de los beneficlos lega'es que,
. como t1l, no basta por sf. para conferir a un
autor la prepledad intelectual, si
. contlene algo or'ginal.
§.—NI la lev 7092 nl la 11.723 han fijado expresa-
mente cuiles son las condiciones requeridas para
! que una obra sea suscentible de la pr-tecc!6n;
pero la finalidad de el'as es conceder una pro-
_teccién amnlia v comvrensiva, no s6lo a las pro-
duc~tones cientificas, literarias y artistlcas, sino
tamb'én a tndas aque'las cuve imw'-rten un es-
fucrzo Intelectual con caracterfsticas prorias.
Slendo asf, el arte a que sec refleren dlchas leyes
debe entenderse en su sentido mas general, esto
es, .como “todo aqguell'> gque no enccntramos slno
que producimos con invencién y con esfuerzo”.
§.—Para cenferir la nroniedad intelectual se exige
que la obra sea original, pero no en un sentido
estricto, s!lno com's obra “debida al
agtor, que no es ccpia de otra.y que se distingue
por algo nuevo, .
A.—En caso de existlr plaglo de una obra prote-
glda por la ley 11.723, el hecho debe ccnsiderarse
ecnsumado con posterior!dad a la fecha del de-
p6sito ‘de la obra ‘eriminal, ¥y a la de promviga-
clén de dicha ley a falta de nrueba en ccntrarlo,
que drbe avnortar rmien pretenda excepcionarse
afirmando lo contrario.
8.—Los ditujos industriales (disefio de una verja de
hierro en el caso) prctegidos por la ley 11.123,
Jo estaban tamblén por la 7092 que en su art. 2¢
menciona entre las obras artistlicas los “disefivs”,
sin distinguir sobre su destino (1).
9.—La ley de nroniedad literarla y artfstica en-
clerra dcs exigencias rara otorgar sus benefi-
cios: el depdsito ¢ insripeidn y que el objeto de-
psitado tenga las caracteristicas que ela deter-
mina. Una y otra son absolulamente ind'speneas
bles. ’
10.—La originalldad de una obra, requerida para
acordarle protecclon legal, puede resultar de una
nueva combinacién de elementos ya conocldos.
11.—No ex ste copla o plagio sl 1a verja del deman-
" dado. sl blen es Igual a 1a del actor en determi-
nados elementos, no es igual en su coniunto.
12.—" a elrcunstancia de mediar la inseripcién de la
propledad intelectual, no autoriza al tltular del
mode.o o disefio plaglado a obtener el retiro de la
" verja reproduclda, que se encuentra colocada en
una finca pues tal procedimlento no esta fijado
por la ley. HWsta faculla al interesado a solicltar
JdubDiClAlLs>4
 
la obra ko
Asesoria Legal del
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ingenlo del.
 
todas aquellas med’das tendientes a impedir se
repita la usurpacién. En tal sentido autoriza el
gecuestro de una edlclén ilfclta, pero no ¢l de los
eJemplares ya vendldos que se encuentran en el
dominlo particular de los lectores. Para reparar
estos perjucios, es la indemnizaclién retributiva
que establece a cargo del usurpador.
13.—El derecho del autor a los frutos de Bu obra
intelectual, implica su no reproduccién y, en con-
secuencia, la sola violacién de este derecho le
causa un dafio susceptible ¢e apreciacién pecunia-
ria, que a falta de just'ficaci6n del monto del) per-
Julein, cabe deferir al juramento. estimatorio del
damnlficadu dentro de la suma a que tendrfa de-
recho en conceptode remuneracién en el caso de
haber hecho el dibujo o modelo plaglado, para la
verja colocada por ¢l demandado en la finea de
(ue se trata.
18.53%4 — Camara Civil 2a. de la Capital, julio 17-942.
— Sudrez, Viclor c. Offredl, Carlos.
Juez: Custodio Maturana
Secretario: Rodolfo M. Senet
1% Instancia. — Buenos Aires, abril 23 de 1942, —
a) Se presenta Victor Suarez, pod derecho groplo, Ini-
ciando demanda contra Carlos Offredi por cokro de
la suma de § 4.000, en la que estlma los perjuicios que
le ha causado la copia de una verja de hierrn, Ideada
v registrada por €1, que afirma fué reproducida por
¢! demandado en los frentes de las fincas calle Rai-
gorria N¢ 3.540 y calle Concordia Ne¢ 2453. Solicita
también se condene al retiro inmediato de las mismas
v al pago ce los intereses y las costas del julclo.
Man:fiesta que el dibujs correspondiente a dicha
verja fué registrado por ¢él, cumpliendo con lo dis-
puesto en el art. 57 de la ley 11.723. Compirueba este
requisito con-el certificado correspondiente quc acom-
pafia.
I'xpresa que la referida veria fué colocada en el
frente de la finca calle Cé6rdoba Ne¢ 3280, en la cual
20mo ingen.ero. constructor, hizo grandes rc¢formas,
Cuando se le encomend6 cambiar la verja por una
de linea moderna, hizo un estudio minucioso ya que
en esa época, poco o nada se habfa aplicado ——aquf y
. 29
 
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LA CALIDAD DEL ACERO
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Articulos para Dibujo
T
R
T
R 
en el exterlor— las tendencias de la arquitectura al
dibujo de verjas. Como se puede observar en la foto-
graffa quq acompaiia, no interviene en su dibujo mAs
que la lfnea recta, consiguiéndose a pesar de elln, una
armonia y un equllibriy tal del conjunto, que su con-
templacion satisface las exigencins extéticas del es-
piritu, .
Agrega que determinar por gudé es artistica dicha
verja es tarea dificil, como diffcil es definir el arte.
T'ero gue el espiritu Intultivamente lo descubre, por-
que la apreciaciébn de la obra artistica surge como
consecuencia del delelte que se experimenta al con-
templar la obra ¢ue se analiza.
" Dice que los dafios son evidentes, teniendo en cuen-
ta 1n cantidad de verjas que se ha reproducido y co-
locado en los frentes de distintas propiedades de la
Capital; ¥ que como consecuencia de ello, ha fracasa-
do un convenio que tenfa con una herrerfa artistica,
pues, al comprobar dicha empresa que el dibujo de
la verja se reproducfa y» que el registro de nada va-
lfa, consideraron que no tenfan garantfa para llevar
.a cabo el negocio concertado.
Funda su derecho en el art. 12 de la ley 11.723 y
aus concordantes.
b) Corrido traslado de la demanda, lo contesta Do-
mingo F. Casadevall, en representaciéon de Carlos Of-
fredi, como lo justifica con el testimonio del poder
que‘acompafia, solicitando el rechazo de la demanda,
con costas.
Afirma que es inexacto que las verjas colocadas por
su mandante sean copia de la registrada por el actor,
pues aquél mandé forjar y colocar aquéllas con an-
terioridad al registro hecho per Sudrez. La coinciden-
cla de ciertos rasgos se debe a las tendenciag propias,
del estilo moderno que se caracteriza por el desplie-
.gue de formas geométricas, de lineas preferentemen-
te rectas, sobre las cuales el actor no puede arrogar-
se exclusividad ni monopolio alguno.
Termina este orden de ideas, sosteniendo que la ver-
ja del actor no contiene suficientes elementos indivi-
duales que las distingan entre las demés.
Alega que al actor no le asiste razén para promo-
ver la presente accién, por cuanto el titulo en que
la funda, ha sido inscripto con anterioridad a 1la
"promulgacién de la ley 11.723, y por consiguiente, el
derecho que podria resultar del certificado que ad-
. junta, se regirfa por la ley 7092, ley ésta que no am-
para las expresiones del arte aplicadas al comercio o
a la industria. La ley 11.723 comprende estas produc-
ciones siempre gue contengan rasgos especificos de
coriginalidad
En cambio a los dahos y perjuicios reclamados, dice
que no existiendo violacién de disposicion legal al-
guna ni apropiaciéon intelectual, no cahe invocar per-
juicios. Por lo demds, la suma que reclama el actor es
tan exorbitante como injustificada en autos.
Considerando: l¢ — Se persigue en este juicio la
proteccion que acuerda la ley 11.723 sobre el d@ibujo
de una verja que afirma el aclor es de su creacién, a
cuyo efecto acompaina la fotografia que corre agrega-
da a fs. 2 de estos autos, de la que resulta que, con
fecha 18 de abril de 1933, se inscribié a nombre de
Victor Sudrez, como autor y depositante, una fotogra-
fa de un modelo industrial denominado “verja ar-
tistica™ (frente de un edificio con una verja).
Iis de hacer notar que si bien se acompaifia copia
fotografica del cerlificado de depésito, ho se ha traf-
do a lcs autos prueba alguna, demostrativa de que el
certificado se refiema concrel:mmente a la verja cues-
tionada.
Pero, como el demandado no observé en momento
alguno del juicio tal circunstancia y, por el contra-
rio, acept6é implicitamente, al esgrimir sus defensas,
que dicha fotografia del certificado fuera del depb-
sito de la copia fotografica de la verja motivo de la
copia de¢l sub lite, el juzgado no puede desconocerle
alor. .
20 — Kl demandado en su escrito de responde, plan-
ted cuestiones de hecho y de derecho; las primeras, al
afirmar que las verjas impugnadas fueron forjadas y
colocadas, coh anterioridad al 18 de abril de 1933 ¥
que la verja del actor carece de originalidad; y las
segundas, al sostener que el caso se rige por la ley
7092 v ésta no comprende las expresiones de arte apli-
cadas al comercio ¥y o la industiria.
3¢ — En antos no se ha probado que las verjas del
demandnado sean anteriores a la del actor, ya que la
prueba testimonial trafda al efecto ¢s insuficlente pa-
ra tener por acreditado tal extremo, por cuanto los
testigos Julio Coureiro y Antonio Cirigliano, que de-
claran el 5 de febrero de 1941, manifiestan no poder
precisar cuando fué hecha la verja que se menciona
en la 3* pregunta del interrogatorio de fs. 75, aunque
saben que hace muchos afios.
IEn cuanto a que la verja del actor carece de origi-
nalidad. estando tan fntimamente vinculada a la cues-
tion legal, la trataré conjuntamente con ésta.
{2 — RSostiene el demandado, que la ley 7092, vi-
génte en la fecha en que se realiz6 la inscripci6n (18
de abril de 1933), es la que rige el presente caso y
(ue ella

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