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repositorio.uptc@uptc.edu.corepositorio.uptc@uptc.edu.co ISSN: 2422-1228 282 MIRAR LA PAZ CON OJOS DE NIÑOS. DESDE UNA FILOSOFÍA DEL POSTCONFLICTO José Alberto Rivera Piragauta alberto70rivera@gmail.com Docente de la Secretaría de Educación de Bogotá en el Colegio Integrado de Fontibón y de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia –UNAD– Escuela de Educación Eje temático 2. Filosofía e infancia No todo lo que se nos presenta como la historia realmente ha sucedido, y lo que realmente sucedió en realidad no sucedió de la manera que se nos presenta, más aún, lo que realmente pasó es sólo una pequeña parte de todo lo que pasó. Todo en la historia sigue siendo incierto, los eventos más grandes, así como la menor incidencia. Goethe Resumen Reconociendo que la educación es integral y se inserta en los procesos y dinámicas propias de los individuos y de las comunidades, se genera al mismo tiempo una responsabilidad ética con la historia y con la sociedad para evitar que hechos y acontecimientos sociales, económicos, políticos y culturales que niegan el humanismo y la democracia vuelvan a ejercer una acción negativa sobre la construcción de la Paz y la justicia social. De manera particular se trata de proponer nuevos horizontes y nuevas perspectivas dadas solamente por la mirada de los niños y porque no también de los adolescentes elementos que alimentan una mailto:alberto70rivera@gmail.com ISSN: 2422-1228 283 reflexión filosófica distinta y novedosa por quienes son los sujetos protagonistas de estas historias. Además, desde la Cátedra para la Paz se presenta la experiencia pedagógica de formación que posibilita la construcción de escenarios democráticos acudiendo al aporte de la filosofía para niños que facilita este tipo de debates. Es un recurso didáctico en el cual se puede plantear la construcción de futuros reales en el escenario de posconflicto, entendido como un escenario de reconfiguración socio-ética mediante la aplicación e implementación de acuerdos y normas, estrategia pedagógica que encuentra espacio en el fluir del aprendizaje y en la puesta en escena del diario de campo que recoge lo vivido en cada clase. La educación de niños y adolescentes está encaminada en formar pequeños y grandes ciudadanos, colombianos que se reconozcan desde el pleno sentido de ser humanos, ciudadanos conscientes de su papel y misión en una Colombia que presenta inmensas desigualdades sociales, económicas y políticas que se expresan de diversas formas en la cultura e identidad Nacional. Desde el enfoque pedagógico de la Filosofía para niños se busca que dicho cometido sea un proyecto realizable y vivible por nuestros estudiantes, para disponer en ellos su actitud y aptitud para que cada uno se convierte en protagonistas activos de paz. Palabras clave: Historia, Filosofía para niños, Memoria, Verdad y Paz Introducción Lo que se presenta en este escrito recoge algunas experiencias del autor vividas en las distintas clases de Catedra para la paz, es por eso que sin una metodología explícita presenta una reflexión de tipo filosófico sobre la experiencia pedagógica. ISSN: 2422-1228 284 El hilo conductor esta dado en la historia pero contada con la verada de lo que implica algo tan gravosos como es la vivencia de una realidad armónica necesaria para todos los seres humanos como lo es la Paz. Se incorpora, además, la herramienta de la construcción de la memoria como una estrategia para reconocer las historias de vida propias de la comunidad: sus luchas, orígenes, formas de pensar, sentir y actuar en los territorios. Todo ello en la perspectiva histórica de reconocernos como actores transformadores de realidades del presente, asumiendo las lecciones del pasado personal pero también desde lo colectivo. Se trata de reconocer las voces de las y los ciudadanos, sus relatos que contienen una inmensa riqueza cultural y constituyen las herramientas básicas que visibilizan la historia. Significa entonces, que las instituciones educativas deben hacer énfasis en las transformaciones o nuevas propuestas que hacen los actores del saber, –los niños y adolescentes– en su diario acontecer y que de alguna manera se hacen necesarios para construir la paz del presente que requiere el país. Se desarrollan cinco apartados que mantienen el hilo conductor ya mencionado, y en donde a partir de referentes filosóficos se busca presentar y fundamentar elementos actuales sobre el tema de paz que nos convoca no sólo a quienes por diferentes circunstancias nos ha tocado vivir la realidad del conflicto sino a todos aquellos que hacemos parte de la humanidad. 1. Empecemos con una historia Por causas del fortuito azar, en un curso de quinto grado iniciaron clase dos estudiantes nuevos. Venía de pueblos provinciales. Normal es en estos acontecimientos dar la bienvenida y presentar a los nuevos al grupo de compañeros. Asunto del caprichoso destino –dicen algunos– permitió que estos dos niños llegaran ISSN: 2422-1228 285 al mismo curso. A veces las coincidencias de la vida favorecen circunstancias que llevan sobre sí una propuesta lógica. Bueno en fin… la profesora directora de curso los recibió en el salón de clase y ella precisamente en aquel momento tenía clase con sus estudiantes por eso se le facilitó que pudieran presentarse los nuevos allegados. Sean bienvenidos, este es el curso de quinto A soy la profesora Fabiola –les dijo–, sus puestos van a ser aquel y ese otro. Por favor, nos dicen sus nombres y si quieren decirnos de que colegio vienen o de donde y luego nos iremos conociendo mejor. Así las cosas inició el primero de los niños su presentación: (con un hablado como costeño dijo) me llamo Carlos vengo de Bolívar allí estudie hasta cuarto de primaria, y continuó el niño –sin desparpajo alguno– mis padres son desmovilizados de la guerrilla y decidieron enviarnos donde una tía que vive aquí en Bogotá. Después de que se firmaron los Acuerdos con el gobierno ellos pensaron que mi hermana y yo estaríamos mejor en la capital. Terminada la presentación de Carlos se escuchó un ligero murmullo entre los demás niños y niñas compañeros de clase, que fue interrumpido por la fuete voz de la profe. Fabiola pidió al segundo niño que se presentara , y es aquí donde tiene sentido el preámbulo del primer párrafo de esta historia, veamos: se puso en pie el segundo niño y dijo: me llamo Luis y vengo de Medellín terminé cuarto en un colegio de las comunas, soy hijo de exparamilitares o “paracos” –como a veces les dicen–, vivo con mi abuela porque mis padres tiene un negocio y prefirieron enviarme a Bogotá por cosas de seguridad dicen ellos. Si ante la presentación de Carlos se produjo un murmullo, esta vez el asunto fue un poco más atronador, pero no tanto porque Luis fuera hijo de “exparacos”, sino que todos sus compañeros recordaron las realidades ISSN: 2422-1228 286 estudiadas en las clases de sociales y concluían rápidamente que a su salón de clase habían llegado dos enemigos a muerte. La profe Fabiola leyó rápidamente la situación y sin poder evitar o disfrazar la honestidad y sinceridad de Carlos y Luis quiso continuar con la clase pero por un instante en su mente se cruzaron diferentes preguntas, que confrontabanlo que ella les había enseñado a los otros niños y que podían mal interpretar ante la nueva realidad impuesta. Las preguntas que en su mente retumbaban y que muy seguramente le harían también los otros niños eran: ¿Carlos y Luis son enemigos, entonces tendré que pedir que cambien a alguno a otro colegio? ¿Ellos son culpables por lo que hicieron sus padres? ¿La historia que le tengo que enseñar a mis estudiantes diferencia a buenos y bandidos? ¿Es justo negar verdades? La maestra volvió en sí y observó a sus estudiantes que la miraban con nuevas preguntas en sus caras. Su asombro fue aún mayor cuando Carlos se puso de nuevo en píe y de la misma manera como hizo su presentación, también habló diciendo: profesora y compañeros, hasta ahora los conozco y ustedes me conocen yo no soy violento ni quiero la violencia en mi pueblo se dieron muchas muertes, vi morir a niños como yo o algunos de mis amigos se quedaron huérfanos, por eso no quiero que me vean como enemigo o me tengan compasión. Quiero cambiar mi historia de vida. En ese instante Luis se paró del puesto donde estaba y sin esperar a que Carlos terminara fue hacia él y le abrazo entre sollozos los demás niños no tuvieron más remedio que atronar el salón de clase con aplausos. Ante lo sucedido, la maestra preguntó a Luis si podía explicar lo sucedido. Luis se paso la mano por sus mejillas y respondió, profe tenía miedo con lo que fuera a decir ISSN: 2422-1228 287 Carlos, pensé que aquí otra vez no podría olvidar mi historia pasada. Creí que iba a tener un enemigo en este curso y yo tampoco soy violento, mis recuerdos no son alegres, por eso quiero construir una historia diferente y creo que Carlos y Yo vamos a contarla de otra manera. Aunque las preguntas que llegaron a la mente de Fabiola siguen siendo vigentes, ella ha encontrado nuevos elementos y distintos recursos didácticos para enseñar historia en la clase de sociales a sus estudiantes de grado quinto. Se me ocurrió construir esta corta historia, algo sencilla y sin una estructura compleja para plantear lo que nos convoca en esta reflexión. La necesidad de volver a pensar como niño un asunto, algo complejo, como lo es el de la guerra y la paz, remite a una añoranza de aquellos tiempos en que la vida se experimentaba de otro modo y la verdad se nos contaba de distintas maneras. Es un esfuerzo inverosímil empeñarnos por sacar de la historia de sangre y sufrimiento a nuestros niños. Ellos no deberían pasar por este tipo de dolor tal y como en su momento lo planteara Dostoievski (1998, p. 743) el sufrimiento de los niños lo lleva a declarar que todos somos culpables de su sufrimiento. La historia de nuestro país está siendo contada por nosotros los adultos a los niños. Al parecer se sienten vientos distintos en los cuales se quiere hablar de paz, construir una historia distinta. Aunque debo agregar que recientemente al volver sobre estas líneas suenan ruidos de guerra, es lamentable la paradoja, pero me quiero mantener en el ideal optimista. Continuemos con la idea. Si vamos a contar la historia de los últimos años de nuestro país a nuestros niños contemos lo acaecido, como eso, un asunto del pasado pero sin perpetuar el sentido de venganza o de insultos a alguna porción de la humanidad de la cual todos y cada uno de nosotros hacemos ISSN: 2422-1228 288 parte. Platón –el clásico filósofo– insistía en que antes de la gimnasia era importante enseñar a los niños la música y en ella educarlos mediante el discurso. Sin embargo, para Platón son necesarias las fábulas que aunque llenas de mentiras en ocasiones se necesitan para educar. Platón creía que las historias que los niños escuchan en los primeros años de sus vidas tienen una profunda influencia en ellos. Comencemos, pues, ante todo por vigilar a los forjadores de fábulas. Escojamos las convenientes y desechemos las demás. En seguida comprometeremos a las nodrizas y a las madres a que entretengan a sus niños con las que se escojan, y formen así sus almas con más cuidado aún que el que ponen para formar sus cuerpos. En cuanto a las fábulas que les cuentan hoy, deben desecharse en su mayor parte. (La República, Libro II). Es curioso que Platón más adelante invita a no contar las historias de los poetas Homero y Hesíodo a los niños, pues son historias que pintan a los dioses tergiversando lo que son y confundiendo a los niños pues están desprovistos de razón, según la apreciación platónica. Es obvio que los niños de los que habla Platón no tienen nada que ver con nuestros niños, cuya capacidad de comprensión permitiría entender diversas verdades, por más complejas que parezcan, como adultos pretendemos mostrara una vida agradable, y Se le esconde que la razón de que muchas cosas no funcionen, se debe a nuestra propia naturaleza, a la tendencia de los hombres a actuar de manera agresiva, antisocial o interesada. […] Por el contrario, los cuentos de hadas enseñan a los niños, divirtiéndolos, que la lucha contra las graves dificultades de la vida es inevitable, que ella hace parte de la existencia humana,…(Bettelheim, 2010, p 167) ISSN: 2422-1228 289 Para Bettelheim (2010), con los cuentos de hadas el niño se enfrenta a los conflictos existenciales humanos, uno de ellos el de la muerte. Buena parte de los cuentos de hadas describen la situación de muerte de alguno de los padres, así el pequeño oyente sabe de tal realidad existencial y poco a poco comprenderá que es también parte de su realidad como humano. En fin las historias permiten mostrar a los niños poco a poco la verdad. Sin que sea un desvelamiento total que ciegue su completa comprensión. Por otro lado, y haciendo eco a la propuesta de M. Lipman et al (2002) desde la Filosofía para niños, los cuentos o historias son un buen recurso tanto didáctico como pedagógico para pensar y dialogar filosóficamente. Es posible que nuestra historia de país esté llena de villanos vestidos de lobo, de caperucita roja o de la abuelita. Empero, al enseñar la historia a nuestros niños es importante reconocer que el concepto humanidad nos auto involucra, y nos llama a modo de imperativo ético a mantener la armonía de la humanidad. Muchos de nuestros niños y niñas han nacido y nacerán en una etapa del tiempo donde la historia del conflicto es distinta, entonces, enseñémosla desde la verdad, pero sin el resentimiento y sin el deseo de venganza, que fueron los sentimientos de quienes experimentaron la realidad de lo que pasó. Superar el pasado y asumir el presente con lo que aprendimos para que –como siempre deseamos–, el horror de la guerra no se repita nunca más, y la simple moraleja sea caminar en construcción de la armónica paz. 2. Una historia pero con memoria La memoria es una condición necesaria de la historia. No hay historia sin memoria, los acontecimientos se relatan y se transmiten de generación en generación hasta registrarlos en un escrito. Casi siempre la humanidad transmite con mayor rigor histórico y con lujo de ISSN: 2422-1228 290 detalles cronológicos, geográficos y sentimentales aquellos acontecimientos que le han causado horror y dolor, por ejemplo, para los cristianos la muerte de Jesús de Nazareth relatada por sus discípulos en los Evangelios o la muerte de miles de judíos en los campos de concentración que han generado infinidad de escritos, informes, documentales y películas sobreeste acontecimiento. Aunque a veces ocurre (caso Colombia) que el registro de lo acaecido es mandado a borrar y a su relator se le obliga a retractarse o se le amenaza de muerte si sigue buscando la verdad. En Forcadell et al (2004) se afirma que la memoria es la condición del ser para ser, “la memoria es la garantía de la identidad, de la conciencia de ser, y del ser para sí […]” (pág. 352). La humanidad prevalece por y a través de la historia. Tanto la memoria como la historia son recursos necesarios en todo proceso educativo, pues ambas, confluyen a la hora de brindar información detallada sobre acontecimientos acaecidos y por tanto posibles de transmitir. Una educación éticamente responsable será una educación emancipadora, [en el sentido que propone Freire (1982)y Ranciere (1987)] en cuanto que es capaz de realizar una correcta administración de la memoria histórica. Una historia que se educa a través de los aconteceres temporales. O como diría Jorge Luis Borges en el prefacio a Del amor y los otros desconsuelos, “La historia no es un frígido museo; es la trampa secreta de la que estamos hechos, el tiempo. En el hoy están los ayeres” (García, 1968). Con memoria, educación e historia se forma el triángulo perfecto para poder exigir argumentos éticos y morales, que permitan construir nuevas historias que sean distintas a las ya transcurridas. El recuerdo no es para repetir lo acaecido, al contrario, se trata de educar desde el recuerdo y de esta manera se aprende que el mal sufrido no se puede volver a repetir, es como si fuera un imperativo categórico moral. Construir un futuro a partir del postconflicto no puede infravalorar el pasado, hacer recuerdo en el presente mediante procesos educativos ISSN: 2422-1228 291 y formativos permitirá emancipar y liberar las conciencias con un único fin evitar que se repita lo acaecido. Filósofos como J. B. Metz (2002), W. Benjamín (2012) y Adorno (1996) han estudiado desde la filosofía política el tema del recuerdo, afirmando la imposibilidad de borrar de los relatos y de las transmisiones orales lo que ha acontecido. Recordar el dolor merece un supremo respeto. Los anteriores filósofos elaboraron un discurso ético y educativo fundamentado en uno de los hechos que marcó una huella indeleble en la historia de la humanidad del siglo XX en el entorno europeo, la persecución y aniquilación del pueblo judío por parte de los nazis. Con una sentencia implacable y era la no repetición de lo acaecido. Aunque sobre esta sentencia pesa el desacato de la historia reciente. Los actos violentos de la humanidad en Siria y otros tantos lugares del planeta dan muestra de que lo acontecido en Auswich se ha vuelto a repetir de maneras distintas. 3. En camino por las historias de vida Relatar la historia, implica descifrar lo acontecido casi con la mirada del niño. Mirar la paz con ojos de niño es mantener la transparencia y la visual sin necesidad de usar algún tipo de enfoque, sino más bien mirar tal cual es la vida y la realidad, sin prejuicios ni tergiversaciones. Quienes ejercemos la vocación de la docencia sabemos bien que la vida como historia puesta en la línea del tiempo, se mueve bajo las interpretaciones y manejos que el historiador hace de ella, seguramente hemos leído o pensado muchas veces sobre el trajinado cuento de Caperucita roja y las diferentes posibilidades que el cuento ofrece para imaginar finales distintos, como pensar que el lobo no hubiese sido el villano o que la abuelita le hubiera matado antes de disfrazarse como ella para engañar a caperucita, en fin, distintos ISSN: 2422-1228 292 finales y maneras de contar la misma historia. Quien cuenta una historia maneja el destino de la historia y es así que como niños aprendemos de la moraleja de acuerdo a la intención de quien escribe el cuento. Por lo tanto, no es posible hablar de paz a los niños enseñando los prejuicios de aquello ya superado, no es posible hablar de paz dejando cabos sueltos y forjando perpetuidades en el tiempo de temas ya superados, como el odio y el resentimiento. Si la víctima ha perdonado al victimario y, por otro lado, el conflicto que dio origen a tal situación ya desapareció, entonces porque mantener en el tiempo lo que ellos ya decidieron acabar. Al respecto tomo las palabras de uno de mis profesores de filosofía que en el marco del II Congreso Internacional Edificar la Paz en siglo XXI, realizado en la Universidad de la Salle en septiembre de 2014, decía: El nieto del verdugo no es el verdugo. Al hijo del verdugo no se le puede imputar el mal que causó su padre. El hecho de pertenecer a un colectivo, a una institución que, en el pasado, causó mal, no puede imputarse a los miembros actuales de tal colectivo, de tal institución, porque ellos no fueron responsables de tales actos, porque no existían, pero sí deben potenciar que tales colectivos o instituciones reconozcan el mal causado en el pasado, que lo lamenten públicamente y que reparen, en la medida de lo humanamente posible, el mal perpetrado. Tenemos que conocer la historia con la máxima precisión, debemos evocar la memoria de lo acaecido, pero los presentes no somos responsables de lo que pasó antes de nuestra existencia, por la tanto el resentimiento histórico es, simplemente, absurdo (Torralba 2015, p. 11). No se pueden seguir escribiendo historias del pasado para seguir acrecentando el resentimiento en el presente y en el futuro. Caminar hacia el postconflicto implica liberase ISSN: 2422-1228 293 de las viejas historias y superara el dolor, sin que esto sea fácil es importante construir a partir de las lecciones aprendidas. Pues en las generaciones presentes y futuras se sentarán en una misma mesa los hijos del victimario y de la víctima; no se pueden imputar cargos, ni generar culpabilidades a quienes no fueron actores directos de las acciones violentas, insistimos con Torralba (2015) «el hijo del verdugo no es el verdugo y el hijo de la víctima no es la víctima». Es importante reparar los daños causados a la víctima y los suyos, pero las generaciones o los hijos que no fueron actores principales del acontecimiento violento no pueden responder ni vengar lo que directamente no hicieron, ampliando el círculo de intoxicación y de muerte secuencial e infinita. Continua Torralba enfatizando que No es posible la reversibilidad histórica, pero, es posible una reconstrucción de la memoria histórica que tenga la verdad como horizonte final, como el punto de llegada, como la causa final, como el objetivo fundamental de la narración. Partimos de la idea que es posible, aunque poco probable, una administración verdadera de la memoria histórica. (2015, p. 5) Ante la vejación y el maltrato de tantas historias de vida, donde se ha padecido una lesión se reclama una justicia reparatoria que permita superar el resentimiento. Justicia no como un eufemismo que implique una venganza y por lo tanto un resentimiento como percepción subjetiva que genera un círculo que daña y va en perjuicio de las historias compartidas. Las historias son personales, pero dan un matiz a la historia que transcurre en el tiempo y de la que dejamos nuestra huella con los matices que son necesarios. 4. La importancia de decir la verdad ISSN: 2422-1228 294 Se requieren historias desde y con la verdad. La verdad de lo ocurrido, develar el acontecimiento siempreserá importante en honor a la justicia para reconstruir la paz; por el contrario, ocultar de forma deliberada el relato de un actor por miedo a lo que diga perpetua el conflicto. (Torralba, 2015) Contar la historia de lo que verdaderamente pasó devela el sentido para crear los espacios de perdón, siempre y cuando la impunidad no prevalezca en la memoria de la víctima. Con el propósito de recuperar la vida digna de las víctimas del conflicto armado que vive el país, se hace necesario construir una experiencia pedagógica que posibilite visibilizar las experiencias, las voces, la participación y el reconocimiento de los saberes personales y colectivos de las comunidades afectadas. Para ello, resulta de vital importancia generar procesos pedagógicos de acompañamiento que incorporen los saberes de las víctimas con los de las ciencias humanas, como la literatura, el arte, las ciencias sociales, etc. Lo anterior con el fin de facilitar el encuentro que posibilite la creación y comprensión de las narrativas que hacen parte de la memoria personal y colectiva de quienes han vivido el conflicto armado en Colombia. En consecuencia, las imágenes, relatos, narraciones e historias son la fuente principal para la comprensión de las experiencias que se comienzan a desarrollar a partir de la apuesta por recuperar la memoria de lo vivido. Lo anterior significa incluir desde la experiencia pedagógica a nivel de la docencia, ambientes de aprendizaje que favorezcan las condiciones para expresar y escuchar; construir sentido promoviendo la participación y potenciando la creación de alternativas para superar barreras en diferentes dimensiones humanas como la cultural-simbólica, participativa y económica en las comunidades. El encuentro en el aula de clase con las distintas historias de los niños y adolescentes, permiten que el Maestro ante las preguntas que le retan a acompañar el aprendizaje sugieran una nueva historia. Quizás desde este ejercicio pueda vincular no solo ISSN: 2422-1228 295 las memorias del conflicto, sino también el pasado de la vida cotidiana las creencias, los valores; las formas de querer, pensar y desear. Allí se encuentra el contenido pedagógico donde es posible producir nuevas representaciones e imaginarios atados a los intereses y sueños de las comunidades en sus territorios, a pesar de las múltiples situaciones de incertidumbre producto del dolor y del miedo que silencian a las víctimas. Se trata de posicionar las comprensiones de la historia “desde abajo” para no dar el campo abierto a las narrativas dominantes sobre la guerra y la historia. La propuesta de la Cátedra de la Paz como nueva asignatura de los planes de estudio, reglamenta la Ley 1732 de 2015, permite constituir la base para la organización de un proyecto formativo en memoria histórica, derechos humanos y negociación y resolución de conflictos. Las pretensiones del Ministerio de Educación Nacional se encaminan hacia la calidad de vida de la población, sin embargo, se distancia de las realidades sociales y económicas, así siempre críticas que no permiten tal calidad. Se debe trascender las concepciones hegemónicas de las relaciones entre lo público y lo privado, única manera de crear espacios para que las voces silenciadas del conflicto puedan irrumpir socialmente con la construcción de imágenes e identidades sobre lo que aconteció y acontece en sus hábitats de origen y en los territorios que ahora ocupan. En otras palabras, lenguajear o expresar públicamente la memoria a través de la creación colectiva de textos y contextos, de narraciones y narrativas. Finalmente, establecer un espacio de reflexión desde la memoria significa la construcción del sentido político de los sujetos y las comunidades, porque las historias construyen y reconstruyen las realidades, recreando la memoria de la sociedad y por ende de los pueblos. Nos invitan a comprender la posición frente al mundo, desde la visión del bien común, de “lo ISSN: 2422-1228 296 público” y de lo que podamos acompañar e intervenir en el proceso que se enuncia en los objetivos de la cátedra. 5. Finalmente el recurso pedagógico. El punto de partida de este escrito se dio a partir de una historia creada a propósito, pero con algunas verdades que hacen que la historia tenga un soporte real, ya descrito en la anterior reflexión. Muy seguramente que la profesora Fabiola genero distintas estrategias posteriores para dinamizar y orientar sus clases haciendo mucho más enriquecedor el aprendizaje de todos sus estudiantes. La filosofía para niños posee uno de los mejores recursos didácticos desde la comunidad de indagación y en la que Lipman et al (2002) insiste desde la posibilidad de brindar buenas razones a las preguntas allí planteadas. Fomentar el pensamiento crítico y a su vez creativo con nuestros estudiantes, con la gran riqueza de lo que ellos son en sus particularidades y en sus contextos. En la comunidad de indagación se pueden compartir los relatos de vida que son biografías contadas por los propios niños o adolescentes. Como reconstrucciones biográficas dinamizan y enriquecen la historia de todos inclusive la de los oyentes, a través de otros recursos complementarios como testimonios, imágenes y referencias periodísticas.es un buen pretexto para reconocernos como sujetos capaces de narrarnos y poder contar nuestras vidas, no solo de los actos humanos propios como nacer, crecer, reproducirnos y prepararnos para morir; sino narrar la vida en un relato propio de los afectos, creencias, valores, principios y acciones que marcan la vida, los referentes con los que crecimos tratando de inventarnos el propio yo, de darnos una identidad y allí donde aparecen narradas nuestras angustias, tensiones, alegrías, tristezas, luchas y formas de asumirnos en el mundo. ISSN: 2422-1228 297 La filosofía clásica con Platón definió la educación como el arte de cultivar el alma con el conocimiento para alcanzar su libertad, perfeccionándola con la sabiduría y el valor. A partir de lo escrito hasta ahora se puede plantear que todo proyecto educativo implicará necesariamente un compromiso con la paz, independientemente de una historia de conflictos. En el caso colombiano mantener la paz será un reto de siempre para las actuales y las futuras generaciones. Solamente cuando se ha sembrado y es un mensaje que se hace perdurable en el corazón de los hombres y mujeres de todo lugar y de toda condición social, se puede afirmar una cultura de paz pues el cultivo de ella se mantendrá en el corazón de todas las persona como un imperativo de bien común. Reconociendo que la educación es integral y se inserta en los procesos y dinámicas propias de los individuos y de las comunidades, se genera al mismo tiempo una responsabilidad ética con la historia y con la sociedad para evitar que ciertos acontecimientos negativos para la humanidad se vuelvan a repetir. De manera particular se trata de proponer horizontes nuevos superando las heridas causadas por la guerra y renovando los discursos de tal manera que en sus palabras no se repitan nuevos elementos que alimenten el resentimiento. En palabras de Torralba (2015), «Los resentimientos son un obstáculo para la construcción de la paz, tanto personal como social, porque “nos intoxican y nos esclavizan”, pero se pueden superar». La liberación del resentimiento en el postconflicto deberá ser la actitud que todos los colombianos asumamos como condición sine cua non, pues los resentimientos son un obstáculo parala construcción de la paz, tanto personal como social, porque “nos intoxican y nos esclavizan”, pero se pueden superar. Desde una ética comunitaria, la responsabilidad moral está en buscar y proyectar horizontes diferentes de posibles futuros, no se trata de trivializar el conflicto al decir que es necesario superarlo, se trata de dejar a la ISSN: 2422-1228 298 justicia que realice su tarea con lo que pasó y a quienes les pasó y dibujar nuevas líneas de la historia. Según Cascón (2007) se define el conflicto como: «aquellas situaciones de disputa o divergencia en las que hay contraposición de intereses (tangibles), necesidades y/o valores en pugna». Uno de los elementos interesantes que surge al definir la armonía como término polisémico, es que se reconoce que la armonía se da entre los contrarios u opuestos teniendo claro que se necesitan mutuamente. No se trata de que alguno de los opuestos tenga mayor protagonismo, se trata de que en la oposición haya armonía. No todo puede ser blanco o todo negro, tampoco gris. Por lo tanto, a pesar del ideal armónico, existe el conflicto como oposición o desacuerdos, normales y a veces necesarios en los escenarios en los que existe el ser humano. Las diferencias generan los conflictos, que a su vez se desencadenan en situaciones de polémicas, disgusto, intercambio de opiniones, hasta llegar incluso a la agresividad o violencia. Se suma una tarea más a las ya importantes de la educación, sembrar la paz en el corazón de todos y de cada uno de nosotros como Colombianos pero cuidarla para mantenerla viva por siempre. Serán los niños y adolescentes quienes darán cuenta de la posibilidad de vivir en paz y de establecer compromisos válidos en sus espacios donde manifiestan la vivencia de la paz, que demuestre que los esfuerzos y lo que acontece en el lugar de aprendizaje se refleja en lo que cada estudiante es. Conclusiones Lo escrito en este artículo, aunque se convierte en reflexión teórica de un tema determinado en el cual confluyen distintos saberes y experiencias, quiere manifestar algunas experiencias de vida en el aula de clase cuando se generan los debates o los foros con estudiantes. Como ISSN: 2422-1228 299 autor de este escrito y como docente de la asignatura de Catedra para la paz puedo inferir que vivimos el mejor tiempo privilegiado para conocer la dimensión humana que es capaz de hacerse cargo de una época de la historia de nuestro país, que puede vivir y entregar a las futuras generaciones. Por otro lado se ha expuesto referentes y sustentos teóricos que permiten entender la dinámica de lo que implica buscar la paz y vivir en ella. Los manejos políticos que se hacen sobre la paz son diversos, sin embargo, las expresiones personales de tales experiencias se justifican desde lo más diáfano que es la verdad expresada por los niños. Los adultos, y quienes tenemos la tarea de acompañar la formación de niños hemos de ser responsables desde nuestra ética profesional para no hacer mal uso de las historias de vida de nuestros niños y adolescentes. Aunque en un salón de clase tenemos distintas historias de vida, ellos, nuestros estudiantes junto con el docente hacemos parte de una historia colectiva, el aporte es individual, pero el beneficio es general. Del beneficio surgen los deberes y los derechos, que se enmarcan en una sola palabra la verdad, en honor a ella no podemos enseñar falsedades ni tampoco ocultar verdades, por lo tanto, sin extremos y sin fomentar contrariedades a lo ya expuesto, si podemos seguir fomentando un pensamiento crítico en nuestros estudiantes en donde ellos mismos reconozcan su papel y su tarea con la “gran historia” y con la humanidad. Por último, la filosofía ofrece los mejores recursos y posibilidades tanto didácticas, como pedagógicas para hacer del ambiente de aprendizaje el lugar de experimentación y de indagación. Los niños y adolescentes se expresan, aunque no hablen todos, todos si aprenden. La sagacidad del docente está en saber tejer y ofrecerles no los matices particularizados, sino la experiencia lógica de un conocimiento que se hace válido para esa comunidad de estudiantes y para otros que aprenderán del camino recorrido. Definitivamente el llamado ISSN: 2422-1228 300 será siempre a ser protagonistas y no espectadores, estar fuera de lo realmente vivido es manipular la verdad a los propios intereses. Bibliografía Adorno, Th. (1968). Introducción a la sociología. Barcelona: Gedisa. Adorno Th. (1998). Educación para la emancipación. Madrid: Ediciones Morata. Bettelheim, B. (2010). Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Barcelona: Crítica. Benjamin, W. (2012). Filosofía política de: historia, modernidad y progreso. Volumen 106 de Biblioteca Comares de ciencia jurídica: Editorial Comares, Cascón, P. (2007). Educar en y para el conflicto. Cátedra UNESCO sobre Paz y Derechos Humanos. Dostoievski, F. (1998). Los hermanos Karamazov. Barcelona: Planeta. Forcadell, C.[et al.] (editores). (2004). Usos de la historia y políticas de la memoria. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza. Freire, P. (1982). Pedagogía del oprimido (11 ed.). Río de Janeiro: Paz y tierra Lederach, J. (1998). Construyendo la paz. Reconciliación sostenible en sociedades divididas. Bilbao: Editorial Bakeaz. Lipman, M., Sharp, M. y Oscanyan F.( 2002). La filosofía en el aula. Madrid: Ediciones de la torre. Metz, J. (2002). Dios y tiempo: nueva teología política. Trotta, Torralba, F. (2015). Memoria histórica, reconciliación y postconflicto. Colección: Edificar la Paz en el Siglo XXI. Fundación Carta de la Paz dirigida a la ONU. Barcelona. Cibergrafía ISSN: 2422-1228 301 Video conferencia del profesor Torralba: https://www.youtube.com/watch?v=Mh_pIKxP- b4 Informe Basta ya: http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/informeGeneral/index.htm l Galtung, J Investigación para la paz y conflictos: presente y futuro. Recuperado de: http://www.pitangui.uepg.br/nep/artigos/Investiga%C3%A7%C3%A3o%20para%2 0a%20Paz.pdf
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