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“El acto educativo en tiempos de pandemia” Eje 1 Expositora: Ortiz Marcela Viviana DNI: 25057754 Email: marcelav.ortiz@bue.edu.ar Ref, inst.: -Directora del JII N°2 DE 16 CABA -Prof. de Sujetos de la Ed. Primaria (Normal 10) -Prof. de Sujetos de la Ed. Inicial III (Normal 3) Introducción Este es un año de la excepción, del orden de lo inédito, de lo inesperado, que irrumpió y movió muchos instituidos, para reflexionar sobre el acto educativo. Desde el comienzo se pensaron infinitas estrategias que intentaron continuar, reanudar y/o fortalecer los vínculos de una manera diferente. Surgieron muchos interrogantes dentro de tanta incertidumbre en el colectivo docente. En el siguiente trabajo se compartirá la experiencia de una institución escolar de nivel inicial, donde hubo que tomar decisiones y evaluar de manera procesual el año lectivo 2020. En el desarrollo, encontraremos distintos subtítulos que invitan a pensar, a reflexionar y a realizar nuevas construcciones, ir buceando sobre distintos puntos nodales como: los vínculos, la alteración del tiempo y el espacio, la confianza, las competencias docentes y la inclusión pensando en la continuidad pedagógica. Se enriquecerá con material teórico pertinente que aporte conceptos que enriquezcan el proceso enseñanza-aprendizaje. Desarrollo El sostenimiento de los vínculos entre los sujetos implicados Si bien siempre fue difícil sostener los vínculos en el ámbito escolar, con la llegada de la pandemia, hubo que pensar colectivamente, cómo sostener los vínculos, tanto con los/as niños/as, las familias, entre docentes, entre el equipo de ejecución y el equipo de conducción, etc. Fuimos tomando decisiones que priorizaban acompañar a la comunidad, para continuar reanudando el vínculo, que se había interrumpido abruptamente. En el caso de los/as alumnos/as nuevos/as casi no se había gestado, ya que la cuarentena obligatoria se decretó a dos semanas de empezadas las clases. Algunas cosas teníamos claras, teníamos que seguir enseñando con afecto, y construyendo confianza tratando de ir ampliando distintas vías de comunicación. El “Como” lo fuimos construyendo en equipo mediante reuniones virtuales donde circulaba la palabra, la escucha atenta y se tomaban decisiones. Coincidimos con Brailovsky, que la educación debe llegar al corazón, no solo a la mente. El aprender es algo que sucede a nivel corporal, es un encuentro entre personas, donde los afectos son singulares, capaces de teñir cualquier escena donde un gesto, una palabra, una mirada puede significar de maneras muy distintas, particulares. Cuando enseñamos transmitimos más que contenidos curriculares. Se trabajó con los docentes, mediante reuniones programadas, asesoramientos por salas e individuales, para continuar con el enfoque didáctico teniendo en cuenta el nuevo contexto. Follari, en uno de sus textos, habla de la importancia del rol del maestro en el acto educativo, diciendo que, mediante el lenguaje, es quien configura la subjetividad de aquellos a quienes se dirige, siendo el que convoca, interpela. Las palabras constituyen actos humanos por excelencia, siendo la clave para comprender y significar cualquier acto. Siguiendo esta idea, se ampliaron las estrategias de acercar los contenidos prioritarios a los/as niños/as con propuestas a través de la plataforma virtual meet, teniendo muy presente la importancia de que los/as niños/as escuchen y vean a sus docentes. No hubo mejor termómetro que sus caras en los primeros encuentros, las sonrisas, las ganas de contar sucesos cotidianos y/o saludar a sus maestras. Progresivamente se fue evaluando en proceso para ir mejorando las actividades, trabajando las planificaciones donde se pensaba al niño/a como protagonista activo de su conocimiento, acercando propuestas ricas, variadas, creativas, desafiantes, acordes a la edad y al contexto. La alteración del tiempo, el espacio y la angustia Con la alteración del tiempo y el espacio, se flexibilizaron teniendo presentes los tiempos individuales de cada niño/a y se analizó acerca de los espacios durante la pandemia. En distintos encuentros con docentes, se llegó a la conclusión que cada una debió organizar nuevos horarios en un mismo lugar, fuimos encontrando mayor organización, que se reflejó luego del receso escolar. Al evaluar las propuestas virtuales, se conversó con las familias, mediante reuniones, acerca de la necesidad que tienen los/as niños/as de moverse, sobre todo en la primera infancia, se aclaró que el/la niño/a aprende, aunque se mueva Se pautó participar de las video llamadas, dejando que los/as niños/as se muevan sin necesidad de permanecer frente a la pantalla durante toda la propuesta. También se respetó a los/as que no querían participar de video llamadas. Las familias pasaron a ser nexos mediadores del acto educativo, y luego se propuso la necesidad que los/as niños/as trabajen en pequeños grupos, para que interactúen y construyan aprendizaje con otros pares, sobre todo en las salas de 5 años. La responsabilidad pedagógica La presencia de los contenidos prioritarios fue encauzando un poco lo que había que enseñar, fuimos entrando a las casas de cada uno/a de los niños/as para continuar enseñando y aprendiendo. Partimos de entender que en todo acto educativo está presente la tríada didáctica, entendida como el entramado de tres actores intervinientes: sujeto que enseña, sujeto que aprende y objeto de conocimiento. La tríada didáctica se relaciona con el acto pedagógico, entendido como “…la unidad que contiene las relaciones y elementos esenciales del hecho educativo.”1 Marta Souto también caracteriza el acto pedagógico como un encuentro, una relación, que transcurre en un espacio y lugar determinado, surge en un contexto sociocultural, es una realidad concreta, a la vez es un escenario imaginario. Claro que con la pandemia cambió el espacio donde se da el acto educativo, la virtualidad nos permitió que haya acto educativo en cada uno de los hogares de los/as niños/as, con un espacio virtual, no sabemos si este nuevo espacio favoreció o no, si es seguro que el espacio 1 Souto, M. (1993). El acto pedagógico desde lo social, lo psíquico y lo instrumental. En Souto, M. Hacia una didáctica de lo grupal (pp. 41-49). Buenos Aires: Miño y Dávila, pág. 41. nuevo, donde el sujeto aprende estaba compartido con un adulto, que no siempre facilita la tarea a los ojos del niño/a. Pero en el nivel inicial era imprescindible la colaboración del mismo. Los docentes debieron desarrollar nuevas competencias en su labor, Toledo Pereira define la “competencia” como el saber intervenir, y distingue tres tipos de competencias en el docente: didácticas, evaluativas y metacognitivas. La competencia es: “… la capacidad del sujeto para movilizar y organizar sus recursos cognitivos y afectivos para hacer frente a una situación.”2 La competencia didáctica es la habilidad del docente en construir una relación social con los alumnos/as, poniendo en juego los contenidos prioritarios, las estrategias, el nuevo ambiente, losmateriales, el plan de acción de sus clases. La competencia evaluativa, también se fue desarrollando en los docentes mediante evaluaciones de los proyectos y secuencias didácticas que permitieron ir haciendo ajustes para ir optimizando la adquisición de los conocimientos en los/as niños/as. Tanto en los asesoramientos, como en las evaluaciones procesuales, los docentes continuaron desarrollando la competencia metacognitiva, que se define como la capacidad que tiene el docente de autoevaluarse, de poner en tela de juicio sus prácticas, tanto antes de planificar, elaborando estrategias, como luego de la clase. Es la capacidad de poder preguntarse y reajustar sus acciones pedagógicas. La fortaleza de los lazos con la comunidad, las familias y la escuela Generar confianza también resultó un desafío, entendiendo la confianza como una hipótesis a futuro de la conducta de otro, no es algo que se da de entrada, es constitutiva en todo acto pedagógico, en un doble aspecto: en la manera que el/la niño/a se vincula con el docente y la manera que el docente lo hace con el/ella. La confianza no tiene razón, puede ser absoluta e imprudente, la razón viene después de las causas. Es cotidiana, no podríamos convivir sin ella, la confianza se hace acto cuando 2 Toledo Pereira, M. (2006) Competencias didácticas, evaluativas y metacognitivas en Revista de Orientación Educacional V20 N° 38, pág. 106. asumimos el riesgo frente a lo desconocido. Funciona de manera circular, no tiene una causalidad lineal, uno actúa en función de lo que cree que el otro piensa. Al niño/a no le queda otra que tener confianza, por eso el adulto debe responder con confianza hacia ese/a niño/a, dado a que se constituye una relación decisiva pero asimétrica. Se nos ocurrió ir ampliando las vías de comunicación, para reanudar y/o construir la confianza, empezando con las madres madrinas de las salas por WhatsApp, que comunicaban a las demás familias, luego con los mails y llamados telefónicos se empezaron a restablecer los lazos de confianza, comprensión y escucha. Luego con padlets fueron acercando propuestas pedagógicas que atendían los conocimientos prioritarios a cada edad, propuestas planificadas, pensadas en poner de protagonistas a los/as niños/as. En cada entrega de canastas, se fueron construyendo y sosteniendo lazos con las familias, intercambiando ideas, escuchando sus dudas y angustias, Progresivamente se empezó a ver gran reconocimiento de las familias al trabajo docente, con dibujos, sonrisas, muestras de afecto que nos permitían seguir evaluando de manera procesual nuestro trabajo en pos de la mejora. La invención de estrategias para dar lugar al encuentro Teniendo claro que el acto educativo es el lugar del encuentro, de repente volvimos a pensar: ¿qué es “enseñar”? y ¿qué es “aprender” ?, Fenstermacher nos dirá que no puede haber enseñanza sin aprendizaje, tampoco existe una relación causal donde la enseñanza causa el aprendizaje. Nos dirá que entre ambos conceptos hay una dependencia ontológica, dependencia de la enseñanza respecto del aprendizaje, dependencia que no actúa en sentido inverso, debido a que no siempre de la enseñanza deviene un aprendizaje. Se podría decir que sin el concepto de aprendizaje no habría concepto de enseñanza. Si diferenciamos ambos conceptos, diremos que el “aprendizaje”, lo puede realizar uno mismo, se produce dentro de la propia cabeza, implica la adquisición de algo, mientras que la “enseñanza", se produce estando presente por lo menos una persona más, no es algo que ocurre dentro de la cabeza de un solo individuo, implica dar algo. La tarea de enseñar consistirá en enseñarle al estudiante como aprender. ¿Cómo conseguimos que el “otro”, cualquier “otro” aprenda lo que enseñamos? En la pandemia todo esto se modificó, las casas por momentos pasaron a ser ambientes de aprendizajes compartidos. La inclusión y continuidad pedagógica Queríamos seguir haciendo una escuela inclusiva, ¿cómo hacemos para incluir a todos/as? Partimos de tener claro que el docente tiene que poder “estar predispuesto”, “estar disponible”, siendo responsable de conversar con otro, para dar la posibilidad de acrecentar, multiplicar, alargar y diversificar el aprendizaje. Se trata de “estar disponible para recibir a quien sea”. Con esta idea, se pensó en hacer lazo con cada familia, para asegurar la confianza, y poder acercar los contenidos prioritarios. Si no contaban con conectividad o dispositivo, se pensó en acercar material concreto en la entrega de canastas y/o mediante emails o WhatsApp. En lo particular de la Institución solo 4 o 5 familias tenían algunas dificultades para conectarse o seguir las propuestas que semanalmente se ofrecían en los padlets de cada sala. Si sostenemos que educar es un encuentro, una conversación con otro, un arte artesanal, donde cada encuentro, cada relación, cada conversación es al mismo tiempo singular, particular, inédita, se intentó darle a cada uno lo que necesita, igualdad de oportunidades respetando la individualidad de cada uno/a. La relación de educar es un encuentro del docente con cada uno y de ellos entre sí. Cada niño/a espera ser reconocido/a, mirado/a, sostenido/a y hasta contenido/a, desde la palabra, desde el gesto, desde la mirada, desde la sonrisa, podríamos decir que es lo afectivo que da brillo al mágico proceso de enseñanza-aprendizaje. Los docentes, con una mirada atenta, fueron teniendo en cuenta la heterogeneidad, flexibilizando las propuestas, entendiéndolas como oportunidades para favorecer el enriquecimiento de los/as niños/as, respetando los distintos ritmos, formas de aprender, dando posibilidades de elección y de desarrollar las distintas potencialidades de cada uno/a. Conclusiones Podemos concluir con la idea de que educar es un encuentro, una conversación que se da entre los componentes de la tríada didáctica, donde la palabra y los afectos juegan de manera transversal en todo acto educativo. Es un contexto particular donde tuvimos que tener claros esos conceptos para pensar de manera colectiva como seguir dando lugar al proceso de enseñanza-aprendizaje en tiempos de pandemia. Si bien siempre resulta interesante cuestionar la práctica docente en pos de mejorar, en este contexto tan particular se hizo inevitable. Hubo que diseñar nuevas estrategias para sostener vínculos afectivos y pedagógicos que sigan siendo habilitantes del acto educativo. La creatividad se vió potenciada al igual que el trabajo en equipo que permitió la circulación de la escucha y la palabra. La flexibilidad y la autocrítica nos permite desarrollar la empatía con todos los actores de la comunidad educativa. Un docente “predispuesto”, con una mirada limpia, habilitante, capaz de construir subjetividad en cada uno de sus alumnos/as, dando lugar a que cada uno brille con luz propia, fue imprescindible para seguir haciendo escuela en tiempos de pandemia. Bibliografía consultada -Brailovsky, D. (2019) “En defensa de los afectos”, En Revista Deceducando, Edición Digital. Número 6: Sobre el discurso de las emociones en la escena escolar contemporánea. Artículos,ensayos. Buenos Aires: Ediciones Deceducando. -Cornú, L., (1999) La confianza en las relaciones pedagógicas. En: Frigerio, G. (Comp). Construyendo un saber sobre el interior de la escuela. Buenos Aires. Ed. Novedades Educativas- Centro de estudios multidisciplinarios. -Fenstermacher, G. y Soltis, J. (1998). Enfoques de la enseñanza. Buenos Aires: Amorrortu. -Follari (2005) El sujeto en lo escolar Revista Praxis Educativa Año 5 Nº 5 -GCABA, Ministerio de Educación, Diseños Curricular para 4 y 5 años, Bs As. 2019. -Litwin, E. (2008). El oficio de enseñar. Condiciones y contextos. Buenos Aires: Paidós. Voces de la Educación. -Souto, M. (1993). El acto pedagógico desde lo social, lo psíquico y lo instrumental. En Souto, M. Hacia una didáctica de lo grupal (pp. 41-49). Buenos Aires: Miño y Dávila, pág. 41. -Toledo Pereira, M. (2006) Competencias didácticas, evaluativas y metacognitivas en Revista de Orientación Educacional V20 N° 38.
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