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1 SECRETARIA DE EXTENSION UNIVERSITARIA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA BECA DE EXTENSION 2010 INFORME FINAL “PROYECTO DE PROMOCION DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR EM EL JARDIN DE INFANTES MERCEDES DE SAN MARTIN” BECARIAS: LIC. MORALES, NATALIA. LIC. SONATORE, ELISA. DIRECTORA: LIC. TOMASINI MARINA. CO-DIRECTOR: LIC. HORACIO PAULIN. UNIDAD ACADEMICA: FACULTAD DE PSICOLOGIA. CORDOBA 2011 2 INFORME FINAL DE BECA SEU – 2010 FECHA__11___/__03____/____2011__ BECARIO/S : Morales, Natalia. Sonatore, Elisa. Director de Beca : Tomasini, Marina. Categoría de la Beca : A TÍTULO DEL PROYECTO : “PROYECTO DE PROMOCION DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR EN EL JARDIN DE INFANTES MERCEDES DE SAN MARTIN”. Unidad Académica donde se presentó el proyecto: Facultad de Psicología. Lugar (geográfico) en que se desarrolla el proyecto : Jardín de Infantes “Mercedes de San Martín”. Ubicado en Barrio Crisol Sur de la Ciudad de Córdoba. 2. INSTITUCIONES PARTICIPANTES: INSTITUCIÓN RESPONSABLE TELÉFONO E- MAIL Jardín de Infantes Hilario Ascasubi Liliana Robledo 0351-4348789 Jardín de infantes José Hernández Liliana 0351-4348737 Red de escuelas de la zona 3 3. EQUIPO DE TRABAJO: APELLIDO Y NOMBRE DNI FUNCIÓN LUGAR DONDE PRESTA FUNCIONES INSTITUCIÓN A LA QUE PERTENECE Dolores Romero Observadora- Registros de trabajo. Jardín de infantes Mercedes de San Martín Facultad de Psicología Lic. Puente de Camaño, Olga. Prof. Titular de la Cátedra de Psicología y Penología. Facultad de Psicología Universidad Nacional de Córdoba. Lic. Dalmas María Elena. 11.559.890 Profesora Adjunta del seminario-taller Practica Docente y Residencia Escuela de Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de Córdoba. Jessica Artusso 32.900.958 Alumna de Licenciatura en Psicología y Ciencias de la Educación, voluntaria en el Hogar Virgen del Milagro. Facultad de Psicología Escuela de Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de Córdoba. Adriana García 22.794.063 Madre de una alumna de sala de 4 años del Jardín de Infantes Mercedes de San Martín Jardín de Infantes Mercedes de San Martín Noemí Rodriguez 23.395.897 Madre de una alumna de sala de 4 años del Jardín de Infantes Mercedes de San Martín Jardín de Infantes Mercedes de San Martín 4 1. El Informe Final deberá elaborarse teniendo en cuenta los siguientes ítemes: a) Resumen (una página) b) Introducción c) Metodología d) Marco Teórico e) Desarrollo (Considerando los siguientes puntos): 1) Descripción de la situación problema antes del proyecto. 2) Descripción de las acciones planeadas y llevadas a cabo efectivamente. Calificar el cumplimiento de las actividades programadas (alto, medio, bajo, o nulo). 3) Actores que contribuyeron al proyecto. Detallando tipo de actor (individuos, agrupaciones, ONGs., instituciones de gobierno) y contribución realizada (asistencia financiera, económica o técnica, equipamiento, etc.). 4) Descripción de los resultados obtenidos. 5) Grado de impacto del proyecto. Comparación del estado final con el inicial. f) Conclusiones; teniendo en cuenta los objetivos propuestos. g) Recomendaciones: El equipo ejecutor del proyecto deberá realizar, una evaluación global del proyecto y la problemática social intervenida y dejar establecidas recomendaciones para que tanto aquellos decisores como analistas cercanos a la problemática tratada aúnen o reorienten sus esfuerzos para potenciar y maximizar los resultados obtenidos. h) Bibliografía. NOTAS: 1.- Se sugiere que el Informe final cuente con, aproximadamente, 50 (cincuenta) páginas. 2.- El Informe del becario DEBERÁ ESTAR FIRMADO POR ÉL/LOS BECARIOS Y POR SU DIRECTOR. 3.- Plazo de Presentación: Viernes, 4 de marzo de 2011.- 4.- Se solicita envío del IF, digitalmente a: becas@seu.unc.edu.ar ………………………… .……………………….. FIRMA DIRECTOR FIRMA BECARIO/S 5 INFORME FINAL A. RESUMEN El presente proyecto tuvo como objetivo promover la convivencia y prevenir situaciones de violencia en el Jardín de Infantes “Mercedes de San Martín”, ubicado en Barrio Crisol Sur de la Ciudad de Córdoba. La iniciativa surgió de un trabajo que veníamos realizando desde el año 2009 en la institución, proceso en el cual se fueron manifestando distintas demandas. En este espacio, “el hecho de convivir con otros, constituye como en cualquier otro ámbito, un fenómeno complejo”1, que se expresa en diversas situaciones conflictivas, las cuales nos propusimos abordar desde esta intervención. La población destinataria estuvo constituida por docentes, alumnos y padres de la institución. Los niños/as que asisten al Jardín lo hacen desde barrios aledaños a Crisol Sur, principalmente de Barrio Colón, Maipú, Villa Revol, José Hernández, José Ignacio Díaz, entre otros. Tanto los niños/as como sus familias atraviesan una serie de circunstancias que vulneran sus derechos humanos y ciudadanos, presentándose hechos concretos de victimización (en niños y adultos) a causa de agresiones físicas, psíquicas y sexuales. Consideramos que si bien estos hechos suceden en todos los estratos sociales, estos sectores, atravesados por situaciones de vulnerabilidad ligadas a la pobreza y la expulsión social; son los que se encuentran más desprotegidos ante este tipo de situaciones. Sumado a esto se identificó como una problemática a abordar, las conductas agresivas entre pares y las dificultades en la posibilidad de negociar y afrontar los conflictos de manera saludable, entre docentes y padres; evidenciándose dificultades significativas en los adultos para el sostenimiento de las reglas que regulan la convivencia y obstáculos en los procesos comunicacionales. Entendemos a la escuela como un ámbito institucional donde se constituyen diversas prácticas, siendo el conflicto inmanente a ella, en tanto es una organización colectiva, un ente socializador y un escenario donde se entrecruzan y median los conflictos. Esto nos permitió pensar el espacio escolar, y principalmente el del nivel inicial, como un ámbito propicio para la implementación de un proyecto educativo que promoviera la convivencia escolar, que favoreciera la prevención y 1 Maldonado, H. Convivencia Escolar. Escritos sobre Psicología y Educación. Ed. Espartaco. Córdoba. 2001. 6 permitiera construir estrategias de abordaje de los conflictos que minimicen su manifestación bajo formas de violencia. La metodología que se utilizó para la realización del proyecto fue principalmente el dispositivo taller y la dinámica grupal, considerando las particularidades e intereses de cada grupo destinatario (niños, docentes y padres). Secuenciando la intervención en cuatro fases con la finalidad de promover progresivamente el conocimiento y afianzamiento grupal, la sensibilización, desnaturalización y formación específica en la problemática; facilitando la construcción conjunta de estrategias de abordaje de las situaciones conflictivas (y la posterior elaboración de herramientas para la identificación de situaciones de mayor vulnerabilidad en los niños), acompañando y evaluando siempre la implementación de las mismas. Durante este proceso organizado en cuatro fases se fueron manifestando cambios significativos en la intervención, entre ellos se puede mencionar un mayor involucramiento de los sujetos en las distintas situaciones que atravesaban al jardín, mediante la apropiación del trabajo grupal, lo cual también favoreció el afianzamiento de la identidad (individual y colectiva), y de la autoestima al percibirsecada uno de ellos como sujetos protagonistas y sujetos de derecho. Al mismo tiempo su participación en los espacios de reflexión, a través del proceso de sensibilización y desnaturalización de prácticas instituidas, posibilitó el surgimiento de un posicionamiento más crítico en relación a las situaciones problemáticas cotidianas. De este modo los actores asumieron roles más activos modificando el papel de receptores- espectadores que parecían asumir en un principio. También se evidenció un cuestionamiento acerca del lugar de los niños en el discurso y mirada de los adultos y de los pares; la introducción de ciertas prácticas tendientes al registro y cuidado de uno mismo y del otro; el fortalecimiento de la autoestima; la promoción del trabajo en grupo y la revalorización de la riqueza del trabajo en equipo; el uso de la expresión corporal, la fantasía, la imaginación, la creatividad y el juego como recursos válidos y necesarios en el proceso de enseñanza-aprendizaje; recuperando así mismo, el valor de las diferencias para aprender y respetar juntos los derechos de todos y cada uno. En los padres, se observó una gran apertura, confianza y apropiación del espacio del taller, reflejado en el compromiso sostenido a lo largo del año en cuanto a su participación, pudiendo visualizar al jardín como un ámbito en el cual pueden surgir y fortalecerse redes de contención y apoyo. 7 En el equipo docente se logró una mayor apertura al trabajo en equipo, reconociendo sus riquezas y beneficios y la importancia de cada miembro dentro del mismo, pudiendo repensar su propia práctica y logrando, progresivamente, mayor libertad y seguridad para participar y opinar en los talleres, así como también una mayor sensibilidad para la identificación de problemáticas de violencia social, institucional, familiar, reconociendo tanto la violencia física como la violencia simbólica que atraviesa las distintas prácticas. Esto permitió mejorar la relación con las familias, principalmente en cuanto a la comunicación y el reconocimiento del lugar que ocupan en la institución. El proceso de evaluación final se realizó a partir de la reconstrucción de la experiencia y la elaboración de una publicación escrita. Creemos que la producción y proyección posterior de este material, generará un impacto indirecto importante en la comunidad en general ya que, otras escuelas, con poblaciones de características similares, podrán beneficiarse con la producción impresa del proceso y los conocimientos construidos, al aportarles estrategias e instrumentos teórico-prácticos para futuros procesos preventivos que tiendan a la promoción de la convivencia escolar. Consideramos, que la sustentabilidad del proyecto fue posible a través de un proceso de trabajo integral con todos los actores, en el que se logró la co- construcción de herramientas que permiten sostener en el tiempo este proceso de promoción de la convivencia. 8 B. INTRODUCCION El presente trabajo constituye el informe final del Proyecto de Promoción de la Convivencia Escolar en el Jardín de infantes Mercedes de San Martín, evaluado, aprobado y financiado por la S.E.U. En cuanto a la demanda, consideramos importante destacar que la misma surgió a partir de un trabajo que se venía realizando en la institución, razón por la cual al conocer las características del funcionamiento institucional y de la realidad de quienes allí conviven, pudimos registrar además de lo “demandado”, la necesidad de reformular y complejizar el análisis, incluyendo no sólo a los niños/as o familias que presentaban alguna dificultad (desde la mirada institucional), es decir, la demanda inicial; incluyendo por el contrario, a todos los actores institucionales, desde un proyecto que promoviera los vínculos y potencialidades garantizando la sustentabilidad de la intervención. Las líneas que guiaron las acciones realizadas estuvieron basadas en un concepto de extensión, entendida como un punto de encuentro y reflexión entre el conocimiento para lo público y las problemáticas y necesidades sociales. Considerando que estas experiencias posibilitan relacionar las que reconocemos como funciones propias de nuestra universidad: investigación, docencia y extensión, creando espacios de legitimación social del trabajo que en ella se realiza mediante la articulación de los conocimientos que produce y las necesidades de los sectores más vulnerados. En tal sentido entendimos esta intervención no como mera transmisión de conocimiento sino como construcción dialógica y dialéctica entre la universidad y la comunidad, donde el conocimiento técnico y popular se retroalimentan, enriqueciéndose permanentemente. Así mismo contamos con un Proyecto Marco, Pro convi, lo cual nos permitió contar con asesoramiento de profesionales especializados en la temática de la convivencia, quienes realizan investigación, docencia e intervención en espacios educativos. Enriqueciendo la posibilidad de generar redes para articular las necesidades que puedan surgir en un futuro y que excedan las posibilidades de abordaje desde el jardín. En cuanto a la reconstrucción de la experiencia presentaremos algunos de los aspectos centrales de la misma, es decir, la descripción de la situación problema antes del proyecto; la metodología utilizada, explicitando la modalidad de las intervenciones; el marco teórico desde el cual problematizamos la convivencia; la 9 descripción de las acciones planeadas y llevadas a cabo efectivamente; los resultados obtenidos; el grado de impacto del proyecto, comparando el estado final con el inicial a partir de los objetivos propuestos; señalando los principales actores que contribuyeron al proyecto y la contribución realizada; así como también las principales conclusiones y recomendaciones para que tanto aquellos decisores como analistas cercanos a la problemática tratada aúnen o reorienten sus esfuerzos para potenciar y maximizar los resultados obtenidos. Ante este desafío, coincidimos con José Contreras Domingo2 cuando plantea que “decir algo sobre la experiencia, como hacerlo sobre la alteridad, puede llegar a ser lo mismo que intentar conservar un puñado de agua: a la vez que la sentimos, que durante un momento hemos pensado que la hemos conseguido, sin embargo, al sacar la mano del agua, solo vemos como chorrea, cómo se nos escapa. Y sin embargo, la hemos sentido, hemos podido notar la posibilidad de tenerla, de percibir las sensaciones que nos produce; mientras manteníamos la mano sumergida, la hemos ahuecado y por un momento la hemos sentido plena de líquido. No, no ha sido en vano; aun conservamos las sensaciones y, junto con la consciencia de la imposibilidad de nuestro reto, mantenemos la vivencia de haberlo hecho”. Por eso consideramos que al intentar plasmar la experiencia, los aprendizajes y vivencias, recuperamos algunos aspectos sin desconocer la dificultad de transmitir la totalidad de lo vivido. 2 Skliar, C. Larrosa, J. Experiencia y alteridad en educación. FLACSO Argentina. Ediciones HomoSapiens. Santa Fe. 2009. 10 C. METODOLOGÍA En esta intervención utilizamos como dispositivo de trabajo el taller, entendido como “el tiempo-espacio para la vivencia, la reflexión y la conceptualización, como síntesis del pensar, sentir y hacer; lugar para la participación y el aprendizaje. Es el lugar del vínculo, la comunicación y, por ende, lugar de producción social de objetos, hechos y conocimientos”3. Coincidimos con Gonzáles Cuberes cuando plantea que el taller es un método activo que posibilita la acción y la reflexión y permite combinar el trabajo individual y la tarea grupal. Es un lugar de indagación de la realidad, de cuestionamiento y de transformación, es un ámbitopara aprender que tiene como sujeto de aprendizaje a un sujeto protagonista, critico, capaz de problematizar. El taller como tiempo y espacio para el aprendizaje es un proceso activo, de transformación recíproca entre sujeto y objeto, como camino con alternativas, con equilibrios y desequilibrios en un acercamiento progresivo al objeto por conocer Ana Quiroga4 plantea que en la escuela se inmoviliza un cuerpo infantil al aislarlo tras un banco escolar, lo cual es un indicador de la incompatibilidad esencial que ese sistema educativo tiene con el niño como sujeto de la necesidad, del deseo y, desde allí, de la imaginación, de la creatividad. Considerando esto, apostamos al taller, como un espacio alternativo en el que niños y adultos pueden poner en juego sus capacidades reflexivas, su creatividad e imaginación. Comprendidos desde este esquema referencial, los talleres nacen como un tiempo, un espacio para accionar, sentir y pensar en libertad, junto a otros, como lugar de indagación de la realidad, de cuestionamiento y de transformación. El taller posibilita la búsqueda de nuevas estructuras-estructurantes. También recurrimos al grupo, como modalidad de trabajo dentro del taller, al ser una herramienta útil que facilita la generación de vínculos de confianza y el intercambio de vivencias propias. Grupo, entendido desde un lugar que promueva otro tipo de poder, que devuelva la participación, el protagonismo y el saber, donde el coordinador/coordinadora, sea facilitador/a de una construcción colectiva de saber. Pensamos el trabajo en grupo, “como instancia en la que se desarrolla el trabajo participativo, donde se manifiesta una tensión dialéctica entre el individuo y el grupo, posibilitando un proceso grupal en el que los niños y adultos de la 3 González Cuberes, M. El taller de los Talleres. Ed. Estrada Bs. As 1988. 4 Quiroga, A. El Sujeto en el Proceso de Conocimiento. En Enfoques y perspectivas en Psicología Social. Ed. Cinco. Bs As 1987. 11 institución se impliquen desde su saber, tratando de construir un saber colectivo y permitiendo la constitución de un espacio grupal que garantice la participación de todos y promueva un protagonismo diferente”5. Con el grupo de niños se utilizó también la dramatización como recurso de intervención ya que favorece la comunicación, potencia la creatividad y facilita la adquisición de conocimientos. A su vez la expresión corporal es uno de los tipos de expresión integrados en la dramatización, que permite desplegar gran libertad de movimiento y su carácter fundamental es la espontaneidad. Ambos recursos “permiten crear a través del gesto y el movimiento, experimentar y ponerse en contacto con elementos de su medio circundante, descubrir el esquema corporal y cumplir reglas simples”6, dejando sin embargo, cierto margen de acción al individuo para el despliegue de su singularidad. La finalidad de las acciones realizadas con los niños se orientan a favorecer el despliegue de procesos creativos utilizando diferentes herramientas técnicas que habilitan el hacer y volver a hacer, la reiteración, centrándonos en sus potencialidades más que en los factores que obstaculizan, más en los procesos que en los productos obtenidos a corto plazo. El proceso creativo da la posibilidad de considerar a los/las niños/as como personas que desean, que sienten y hacen o no hacen en función de sus motivaciones. Además utilizamos como recurso la música, al ser un medio que permite la expresión, ayuda a la movilización, a desplegar la particularidad de cada niño. Esta herramienta lúdica y pedagógica posibilita también el aprendizaje de diferentes valores tales como el respeto, el cuidado mutuo, la libertad, la perseverancia, la convivencia, la comprensión, la tolerancia, la solidaridad, entre otros; siendo un medio de expresión y de comunicación. A su vez el proceso de intervención se orientó a poder visibilizar luego las producciones: dibujos, mensajes, historias, elaboradas por niños, docentes y padres. Esto permitió que las mismas fueran reconocidas y apreciadas por los demás, ubicando de este modo a todos los actores destinatarios en un lugar activo, de protagonistas del espacio y constructores del mismo. 5 Algaba, Mariano. Aportes desde el Trabajo Grupal. 2005. Citado en “Pedagogía de la Resistencia, Pañuelos de la Rebeldía” Ed. Madres de Plaza de Mayo. 6 La Dramatización.- Pedagogía de la Expresión. En Apunte de Curso de Extensión. Los juguetes: Su impacto en el jugar infantil. Facultad de Psicología UNC 2010. 12 Al mismo tiempo, esta propuesta apuntó a un trabajo grupal organizado en talleres que promovieron producciones creativas por parte de los sujetos de manera conjunta. Esto se debe a que entendemos que la constitución del sujeto deviene en una doble dinámica: desde la interioridad que va construyendo autoestima, autocrítica y autonomía y desde la exterioridad en la que se construye un espacio de aprecio-respeto, de exigencia-desafío del rol social del individuo7. Así los sujetos fueron entendidos como sujetos sociales, con una identidad individual y también social-colectiva. En tal sentido, nos propusimos generar un espacio que promueva un acercamiento a aprendizajes colectivos de destrezas que, al desarrollarse en la grupalidad, fomenten la cooperación y la oportunidad para la toma de decisiones y la autorregulación. Este tipo de actividades no intentan resolver las situaciones concretas que atraviesan y afectan la vida de los actores destinatarios (negando de este modo la complejidad y conflictividad de estas problemáticas), sino más bien generar un lugar de expresión y de problematización constante de las practicas vinculadas al con-vivir con otros, utilizando para ello dispositivos que favorezcan sus procesos de socialización comunitaria, familiar y escolar. En estos talleres los sujetos pudieron manifestar de manera particular sus inquietudes, comunicarse y compartir con otros lo que pensaban y/o sentían, lo que eran capaces de hacer, crear e imaginar. En tal sentido consideramos que a lo largo de este proceso se logró promover espacios de mirada crítica sobre diversas prácticas, así como la construcción de formas alternativas de abordaje de situaciones problemáticas, a partir de un espacio de trabajo con cierto grado de sistematicidad que permitió el análisis y escucha de las demandas relacionadas con el malestar proveniente de los devenires de las relaciones vinculares en esta institución. 7 Apunte Trabajo Social y Educación Popular con Niños. Celats. Programa de Formación Profesional. Modulo III 13 D. Marco Teórico A partir de la demanda planteada, consideramos necesario partir de un marco teórico que nos permitiera realizar una lectura crítica de esta realidad, representando al mismo tiempo una herramienta de trabajo en el establecimiento de acuerdos y en la comunicación con todos los participantes del proyecto. Ante las dificultades expresadas por los miembros de la institución y las situaciones de violencia física, sexual y simbólica evidenciadas, resulta significativo señalar que si bien la violencia estuvo presente a lo largo de la historia de la humanidad (lo cual puede constatarse desde la historia de las civilizaciones más antiguas hasta las guerras más recientes), lo particular es la forma que adopta en cada momento socio-histórico-cultural y las respuestas que pueden darse en los diferentes ámbitos, especialmente la escuela, institución que tiene a su cargo “misiones sociales” significativas en lo que refiere a socialización y transmisión de la cultura. Entendemos a la escuela como un ámbito institucional donde se constituyen prácticas, siendo el conflictoinmanente a ella, en tanto es una organización colectiva, un ente socializador y un escenario donde se entrecruzan y median los conflictos8. Consideramos que “sin una intervención específica y participativa, estas situaciones pueden multiplicarse o evolucionar hacia el agravamiento del conflicto con la consiguiente manifestación de violencia”9. Esto nos permitió pensar el espacio escolar, y principalmente el del nivel inicial, como un ámbito propicio para la implementación de un proyecto educativo que promueva la convivencia escolar y permita construir estrategias de abordaje de los conflictos que minimicen su manifestación bajo formas de violencia. Esto es así dado que es posible pensar la promoción de la convivencia como una estrategia para la potenciación y generación de recursos institucionales e interinstitucionales que permitan la prevención de estas situaciones. En este sentido, cuando hablamos de Convivencia Escolar, nos referimos a “los modos de relación entre los diversos actores de la educación que se definen en la puesta en práctica de los intereses y valores socioeducativos, las formas de 8 Tal como plantea H Maldonado (2002), la convivencia resulta problemática desde siempre y concierne a todos los sujetos, grupos y sectores sociales. 9 Puente de Camaño, O. La violencia en el ámbito escolar. Ed. Lerner. Córdoba 2006. 14 abordar los conflictos y sostener acuerdos y las prácticas pedagógicas que sostienen la enseñanza y aprendizaje”10 Reconociendo que existe una implicación recíproca entre los modos de regulación de la convivencia y un clima institucional, “de trabajo cooperativo, respeto y promoción de condiciones para igualar oportunidades, valorar con otros códigos las producciones de los alumnos, etc.”11. Convivencia como el desafío de vivir con otros, en tanto se construye “en la delicada tensión entre la elaboración de acuerdos regulativos (siempre en revisión y donde todos quienes forman parte de la escuela sean reconocidos como actores habilitados para tomar parte en los asuntos atinentes a las regulaciones necesarias para la co-existencia) y el reconocimiento de la diversidad de voces, de modo que se dé cabida a un “diálogo conflictivo”, en vez de pensar en la resolución de los problemas desde prácticas de imposición unilateral”12. La manera de pensar la convivencia en la escuela ha estado fuertemente influenciada por un modelo, al que podríamos denominar paradigma de la disciplina. La palabra disciplina se fue instalando en los orígenes mismos de la educación moderna y logró consolidarse con el paso de los siglos hasta alcanzar una plena naturalización durante buena parte del siglo XX13. Entendemos entonces que la convivencia escolar “poco tiene de natural y en consecuencia debe ser producida y conquistada a través de procesos educativos que urge discutir, promover, diseñar y ejecutar”14. El paradigma de la convivencia trata fundamentalmente de transitar de un paradigma que entiende la realidad como un fenómeno simple a otro que concibe la realidad como un fenómeno complejo, teniendo en cuenta que en general, en las instituciones no se encuentra ningún paradigma puro sino que los mismos coexisten tiñendo el clima institucional 10 Paulín, H. Rodigou Nocetti, M. Tomasini, M. Recomendaciones para políticas de promoción de la convivencia escolar. 2009. 11 Maldonado, H. Convivencia Escolar. Escritos sobre Psicología y Educación. Ed. Espartaco. Córdoba. 2001. 12 Paulín, H. Tomasini, M. Inducción, apropiación y resistencia. Discusiones sobre el concepto de socialización en las prácticas educativas. Revista conciencia Social. Publicación de la Escuela de Trabajo Social. UNC. Año VII, Nº 10, agosto 2007. 13 Recién a fines de ese siglo la palabra convivencia empieza a escucharse con mayor asiduidad. Organismos ecuménicos como la UNESCO, preocupados por la suerte del planeta y también por los insoslayables crímenes (físicos y simbólicos)… comienzan a producir declaraciones que incluyen nociones como: cultura de paz, renuncia a la violencia generalizada, compromiso social para instaurar un marco de convivencia democrática entre los pueblos y los individuos. Maldonado, H. Convivencia Escolar. Escritos sobre Psicología y Educación. Ed. Espartac o. Córdoba. 2001. 14 Maldonado, H. Convivencia Escolar. Escritos sobre Psicología y Educación. Ed. Espartaco. Córdoba. 2001. 15 de acuerdo a la primacía de alguno de ellos. En rasgos generales, el paradigma de la disciplina se caracteriza por promover una cultura autocrática; el ejercicio centralizado del poder; ignora la diversidad; establece vínculos heterónomos; disciplina rígida y organización expulsiva; está basada en el control; posee un sistema de regulación burocrática; promueve una actitud pasiva en los miembros de la comunidad educativa; aplica sanciones punitivas; genera un clima de malestar institucional; minimiza el trabajo grupal; niega o desestima los conflictos; la comunicación es unidireccional y vertical; otorga mayor significancia a la violencia física que a la simbólica. El paradigma de la convivencia en cambio, promueve una cultura democrática; descentralizar el ejercicio del poder; reconoce y auspicia la diversidad; establece vínculos autónomos; plantea construir la convivencia dinámicamente y funcionar de forma retentiva; promueve confianza; fomenta la participación activa; genera normas protectoras; establece un clima de bienestar emocional; maximiza el trabajo grupal y la producción en equipo; admite el conflicto como constitutivo de las relaciones humanas; la comunicación es multidireccional y horizontal; otorga igual significación a la violencia física que a la simbólica, entre otras15. Pensar y hablar sobre los conflictos en la escuela en términos de "disciplina" o de "convivencia escolar" supone distinguir el modo en que operan diversas posiciones y paradigmas de intervención frente a aquello que emerge como conflicto. “Desde el paradigma del disciplinamiento, el conflicto es visto como algo disruptivo que debe ser evitado o sancionado y por ende la preocupación está centrada en administrar y regular estas situaciones a través de modelos de intervención basados en el castigo y la sanción. Por el contrario, el paradigma de la convivencia escolar concibe a los conflictos como algo inherente a la dinámica de toda institución social y desde este punto de vista su preocupación es favorecer la apropiación de valores y vínculos que promuevan experiencias significativas para el aprendizaje de habilidades de resolución no violenta”16. Por lo señalado, la promoción de la convivencia escolar, aparece explícitamente como una preocupación relevante, es decir, “alcanza un status equivalente al de otros aprendizajes que se consideran indispensables de conquistar en la 15 Maldonado, H. Convivencia Escolar. Escritos sobre Psicología y Educación. Ed. Espartaco. Córdoba. 2001. 16 Aportes de la tutoría a la convivencia en las escuelas. Coordinación de Programas para la Construcción de la Ciudadanía en las Escuelas. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 16 escuela…es motivo de aprendizaje, lo cual nos lleva a inferir que deja de ser visualizada simplemente como un asunto natural y espontáneo; se trata ahora de una cuestión cultural que debe ser construida y apropiada de manera sistemática”17. Partimos de considerar que implementar el proyecto en este jardín de infantes resulta significativo dado que “una intervención temprana en los factores de vulnerabilidad a menudo tiene un impacto mayor que una intervención tardía”18. En función de esto, cuando un niño ingresa al sistema educativo para convertirse en alumno, le toca afrontar múltiples aprendizajes, “uno deesos aprendizajes tan primario como imprescindible, es relativo a cómo convivir en ese nuevo espacio social. El convivir en la escuela representa para el niño una situación inédita, en tanto esa institución regula la convivencia en función de reglas específicas y distintas a las que ha experimentado previamente…cada niño que llega al sistema cuenta con un rico historial en lo que hace a experiencias de convivencia. Lejos está de acceder desprovisto o carente de aprendizajes en esa materia. Dispone antecedentes vastos en tanto origina vínculos apenas ocurre su nacimiento y los complejiza vertiginosamente en una etapa de la vida de máxima significación. El sistema familiar configura así una especie de matriz fecunda en que se forjan estilos, rutinas y costumbres en eso de vivir con otros”19. La escuela se instituye como una institución fundamental en la vida de los niños dado que da cuenta del pasaje del mundo de lo privado a lo público. “En ese pasaje se ponen en juego aspectos de la constitución psíquica del niño y de la continuidad de lo social. La escuela, ocupa un lugar privilegiado en la vida de los niños para el despliegue de la función simbólica, en la medida en que oferta símbolos socialmente consensuados que les permite relacionarlos con acciones, pensamientos o afectos; de tal modo que puedan representarlos para sí y para los demás. Es fundamentalmente entonces, en las aulas de nivel inicial, donde pueden generarse respuestas orientadas al mejoramiento de la convivencia escolar y la 17 Maldonado, H. Convivencia Escolar. Escritos sobre Psicología y Educación. Ed. Espartaco. Córdoba. 2001. 18 Andrés Gómez, S. Barrios, A. De la violencia a la convivencia en la escuela. Revista Complutense de Educación Vol. 20 n1. Universidad Autónoma de Madrid. 2009. 19 Maldonado, H. Convivencia Escolar. Escritos sobre Psicología y Educación. Ed. Espartaco. Córdoba. 2001. 17 prevención de la violencia”20, lo cual resulta aun más significativo si tenemos en cuenta que en nuestro medio son escasas las intervenciones dirigidas a la prevención de la violencia en este nivel, centrándose las acciones principalmente en el nivel primario y secundario. Sabemos que convivir con la violencia aumenta el riesgo de ejercerla o de convertirse en su víctima, especialmente cuando la exposición cotidiana se produce en etapas de la vida de mayor vulnerabilidad como la infancia. Los adultos más significativos para la vida de los niños y las niñas “son aquellos que han convivido con ellos bajo el mismo techo desde la primera infancia. Aquellos que se han ocupado de alimentarlos y cuidarlos. Es fácil concluir que cualquier actividad que los niños emprendan será sustentable sólo con un apoyo básico de esos adultos de referencia. Es muy importante aceptar y valorar a los adultos que de hecho son los referentes reales que tienen a su cargo el cuidado de los niños y establecer un acuerdo concreto de cooperación con ellos”21. Por tal razón consideramos necesaria la participación activa de la familia en este proceso, al ser el primer agente de socialización y al ser los padres quienes poseen saberes y recursos esenciales para la formación de sus hijos en la convivencia, proceso que continúa durante toda la vida. Las investigaciones recientes señalan que “las actividades de prevención desarrolladas con la familia en su conjunto son las que tienen mayor impacto”22, siendo necesario promover iniciativas que los impliquen en estos programas. Esta acción permite también fortalecer los vínculos entre institución educativa, comunidad y familia rescatando el papel educativo de cada uno de los actores y potenciando sus recursos. De este modo, la escuela puede ser concebida no sólo como una agencia reproductiva, de limitación y obligación “sino que tiene como potencia la posibilidad de instalar formatos de deliberación, espacios de sociabilidad creativa en los cuales se puedan instituir nuevas reglas de convivencia través de acciones intersubjetivas entre toda la comunidad educativa”23. 20 Paulín, H. Lemme, D. Zurita, A. Tomasini, M y otros. Orden normativo escolar, alumnos y conflictos. UCC. Secretaria de Ciencia y Tecnología UNC- CIFFYH. Área Psicología. 2004. 21 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 1. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 22 Convivencia escolar: un enfoque práctico. Publicaciones de la FECO. Política Educativa. España 2005. 23 Paulín, H; Tomasini, M. Inducción; Apropiación y Resistencias. Discusiones sobre el concepto de Socialización en las prácticas educativas. Revista Conciencia Social, Año VII N° 10. 2007. 18 En cuanto a estas acciones para fortalecer los vínculos entre institución educativa, comunidad y familia, sabemos que “colocar al otro en la posición de destinatario pasivo que sólo recibe y acata no es la mejor manera de convocarlo a apropiarse de una propuesta. Por este motivo, los adultos referentes cotidianos a cargo de los/as alumnos/as no debieran ser sólo destinatarios, sino fundamentalmente protagonistas de este proceso”24. La alianza extrafamiliar se alcanza cuando la familia se reconoce como tal y reconoce a otras instancias sociales como sistemas diversos con los que inevitablemente deberá interactuar. “Un caso típico es su relación con la escuela. Este nuevo desafío de superación del propiocentrismo exige a los padres reconocer que tendrán que compartir la educación de sus hijos con otros adultos a quienes, en general, no conocen. Revivirán sus propias historias infantiles y escolares, se expondrán a ser juzgados por esos adultos y comparados por sus hijos respecto de otros padres… Para los niños, el desafío consistirá en lograr ser reconocidos en un ámbito “no familiar”. Habrá que desarrollar nuevas destrezas y ponerlas a prueba. Por primera vez, unos adultos que no son los padres evaluarán su comportamiento. Y con otros chicos deberán reconocerse recíprocamente, en sus semejanzas y sus diferencias”25. Parece evidente entonces que el reconocimiento mutuo entre escuela y familia es una meta altamente deseable y que, como en todos los casos, dicho reconocimiento deberá incluir “el reconocimiento de los propios límites y debilidades, junto con la necesidad que se tiene del otro para llevar a cabo la tarea común”26. Cada escuela ha construido un modo de abordar y resolver su relación con los adultos a cargo de los alumnos, “esta práctica tiene raíces en la tradición y la cultura de cada escuela. Allí somos potentes para actuar”27. Pero este actuar, no significa que las escuelas deban adaptar sus prácticas a las teorías sino de que las teorías se pongan en función de los problemas de la práctica. Es necesario el saber académico, pero haciendo un uso reflexivo de ese saber. Para pensar esta 24 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 1. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 25 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 2. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 26 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 2. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 27 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 1. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 19 intervención retomamos los planteos teóricos de Enríquez, cuando sostiene que hay tres supuestos claves a los que debe responder una intervención:“intervenir supone la necesidad de modificar algo de la realidad, remitiendo a una determinada representación de la misma y también supone la idea de una realidad deseable, la dirección del cambio o transformación. El fin de cualquier intervención es permitir a las personas moverse, pensar de otra manera, hacerse nuevas preguntas y plantear otras relaciones, temiendo menos a sus deseos y a sus prohibiciones. Es decir que la apuesta de la intervención es que las personas puedan tener una palabra más libre y que puedan desprenderse de ciertas creencias ilusorias que podían tener. En síntesis, se trata de que se pueda desplegar el sujeto, aumentando su posibilidad de actuar y vivir de una manera más intensa, pudiendo tomar conciencia de esta experiencia”28. Los procesos humanos, por ejemplo los vinculados al reconocimiento que se han descripto antes, siempre se dan en el marco de sistemas de comunicación; cuanto más fluida, transparente y sincera sea la comunicación, mayor será su funcionalidad al servicio de los objetivos propuestos. La comunicación presenta facetas ambiguas, problemáticas y complejas. “Es importante considerar el encuadre comunicacional, es decir, las pautas de tiempo y espacio. Este encuadre establece no el qué de la comunicación, sino especialmente el cómo, el cuándo, el cuánto y el dónde. Las instituciones suelen establecer esas pautas con mayor o menor rigor, y en el caso particular de la escuela, la presión de la lógica administrativa suele pautar los intercambios desde el supuesto implícito de que hay poco tiempo para decir y para escuchar”29. Las escuelas realizan múltiples prácticas de vinculación con las familias de sus alumnos. Cada escuela tiene un modo de hacer y de pensar esta relación. “Hacer un “microanálisis” es poner el foco en una porción de esa práctica profesional para valorarla, entenderla y resolver los problemas que presenta”30. En función de lo cual, el Programa Nacional de Convivencia Escolar31 señala como sugerencias: 28 Enriquez. Citado en Correa, A y Pan, M. Cuadernos de Investigación, Intervención, Formación y Capacitación del campo Psicosocial. N°2. Córdoba Ed. Brujas. 2005. 29 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 2. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 30 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 2. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 31 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 2. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 20 -Respecto de la comunicación escuela-padres sería conveniente tomar en consideración todo lo dicho e incluirlo como tema de análisis institucional. Es importante tomar en cuenta que cuando los niños ingresan a la escuela son portadores de significados familiares, que forman parte importante de su identidad. Por lo tanto, es recomendable que la institución escolar sea cuidadosa en no participar en juegos paradojales que los confundan. Y para esto las familias y la escuela deben establecer acuerdos educativos. -Siempre conviene tomar debidamente en cuenta la regla de no descalificación, tanto en la comunicación con los chicos como con los padres. Un caso bastante lesivo es el de padres que hablan mal de los maestros delante de sus hijos y maestros que hablan mal de los padres de sus alumnos delante de ellos. Una pauta general indica que los niños deberían quedar siempre a salvo de las diferencias entre los mayores, especialmente las referidas a ellos. Y nunca funcionar como intermediarios explícitos o implícitos de tales diferencias. -Suele ser beneficioso que padres y maestros intercambien información útil para sus respectivas tareas con los niños, incluso a través de éstos. Ambos interlocutores deberían empezar por reconocer que se necesitan mutuamente, que cada uno sabe diferentes cosas sobre los niños y que el intercambio puede ser bueno para todos. -Finalmente, si bien la comunicación teje la trama de los vínculos, no siempre puede, por sí misma resolver las diferencias entre los interlocutores. A veces, una comunicación fluida y efectiva sirve justamente para poner de relieve que hay valores opuestos en juego y que son inconciliables. Así mismo plantea criterios que darían marco a una buena cooperación entre las familias y las escuelas: Una buena calidad de la comunicación. Una distribución de roles que respete los campos de incumbencia. Un intercambio que accede a acuerdos operativos. Junto a la comunicación, otro proceso relevante a tener en cuenta en la promoción de la convivencia escolar, es la cooperación y participación, es decir, el trabajo conjunto en pos de una meta; la cooperación implica un hacer con el otro en función de objetivos comunes. “En ocasiones la cooperación adquiere el carácter de la ayuda al otro para que éste supere obstáculos, dificultades y realice sus aspiraciones. Esto supone una cierta empatía con los deseos de los otros y, en 21 algunos casos, un poder percibir y conectarse con su sufrimiento. También la cooperación puede surgir del “sentido común” que en su origen remitía entre otros significados a una percepción de lo comunitario, un “tener sentido de lo común”, del interés colectivo. Siempre es bueno recordar que estos valores se construyen en la libertad y no en la coerción. No sería deseable imponer la cooperación”32. Para evitarlo, es importante aceptar que hay diferentes grados, formas y modos de cooperar. Es decir que no se trata de juzgar, ni de dar consignas a las familias sobre cómo educar a sus hijos, “lo que cada familia hace en su hogar cotidianamente no es nuestro campo de incumbencia, tampoco lo es evaluar sus costumbres, sus creencias, sus valores o su modo de resolver los problemas cotidianos en casa; nuestra zona de incumbencia es ocuparnos de ciertas prácticas institucionales y profesionales: de comunicación, de convocatoria, de construcción de acuerdos y de cooperación con las familias”33. Es a partir de estas acciones que las alianzas establecidas pueden constituirse en redes, lo que implica un proceso de construcción permanente tanto singular como colectivo, “…que acontece en múltiples espacios y (a) sincrónicamente. Podemos pensarla como un sistema abierto, multicéntrico y heterárquico, a través de la interacción permanente, el intercambio dinámico y diverso entre los actores de un colectivo (familia, equipo de trabajo, barrio, organización, tal como el hospital, la escuela, la asociación de profesionales, el centro comunitario, entre otros) y con integrantes de otros colectivos, posibilita la potencialización de los recursos que poseen y la creación de alternativas novedosas para fortalecer la trama de la vida. Cada miembro del colectivo se enriquece a través de las múltiples relaciones que cada uno de los otros desarrolla, optimizando los aprendizajes al ser éstos socialmente compartidos”34. Entendemos entonces que la escuela no sólo recibe demandas del medio social, sino que también puede dirigirse a él para obtener apoyos y servicios. Es posible concertarse para trabajar conjuntamente y potenciar los recursos institucionales. Cuando hablamos de recursos no nos referimos sólo a los económicos y 32 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 3. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 33 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 2. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación.34 Dabas, E. Redes Sociales. Revista Comunicación comunitaria. Enredados. 2007. 22 materiales, sino básicamente a aquellos que pueden aportar al mejoramiento de la actividad específica de la escuela. En cuanto a estas redes, es importante visibilizarlas y fortalecerlas, reconociendo tanto los recursos institucionales como los interinstitucionales, lo cual constituye una demanda de las instituciones educativas cuando se enfrentan a situaciones que exceden las posibilidades de abordaje desde el rol docente. En este caso, como lo planteamos a lo largo del trabajo, resultó significativo recuperar a nivel teórico, conceptos, indicadores y redes de asistencia y derivación, de casos de maltrato infantil y violencia familiar. Siguiendo la línea de la intervención, la modalidad de abordaje estuvo vinculada a identificar situaciones de mayor vulnerabilidad así como también recursos institucionales y vinculación con instituciones y programas de asistencia. Resulta significativo referirnos brevemente a la Ley de Violencia Familiar de nuestra provincia (Ley 9.283), en la cual se define el concepto de violencia y maltrato, los tipos y modalidades de las mismas; y donde se establece también el compromiso social ante estas problemáticas que exceden el ámbito de lo privado, ubicando al docente (junto a otros profesionales) como un agente reconocido por la legislación para intervenir, no sólo desde la denuncia sino también desde la derivación. En conjunto con la temática de la convivencia escolar, este eje de abordaje específico de violencia, se fundamentó en el pedido explícito de la comunidad educativa; demanda que nos recuerda que “si bien habitualmente las escuelas reciben capacitación sobre estos temas e incluso asesoramiento profesional desde distintos ámbitos, se observa que además de estas instancias, es clave favorecer espacios de intercambio para el análisis de las problemáticas particulares junto con procesos de reflexión sobre la práctica docente e institucional (incluyendo aportes desde el estado del arte de investigación e intervención en la promoción de la convivencia y prevención de la violencia) de manera que se apunte al fortalecimiento institucional y el desarrollo sustentable de proyectos con cierto grado de autogestión”35. Además, la posibilidad de que una misma problemática sea tratada desde diferentes ámbitos y miradas, favorece el abordaje de situaciones de convivencia “…en una perspectiva de proceso, que involucra marchas y contramarchas, 35 PROCONVI. Proyecto Marco. 23 momentos de dificultad y estabilidad, puntos de tensión y de revisión de las modalidades habituales de respuesta”36. Pensamos que para que los conflictos que acontecen en la escuela puedan convertirse en oportunidades de aprendizaje para la vida, “resulta importante generar situaciones en las que las partes involucradas avancen en el reconocimiento de problemas, consideren los efectos que en cada uno producen, admitan la existencia de diferencias, busquen alternativas para resolver las situaciones en el marco de una convivencia democrática. Y esto se logra promoviendo el diálogo permanente, la discusión y la reflexión colectiva entre aquellos actores escolares que estén, de un modo u otro, involucrados. Generar espacios para intercambiar y reflexionar sobre los modos de abordar/transitar los conflictos, así como también analizar en forma conjunta qué es lo que la escuela ofrece, genera o inhibe en términos de vinculaciones entre sus diferentes actores, puede ayudar sin duda a mejorar la convivencia. De este modo, la convivencia puede ser pensada como una construcción en permanente movimiento que incluye a la institución entera”37. Para finalizar, coincidimos en que “la convivencia saludable es una convivencia pacífica, en la cual la resolución de los conflictos descarta tanto la violencia física como la violencia simbólica…es aquella que posibilita mejorar la productividad en las escuelas, esto puede constatarse cuando se ocupa de la calidad y equidad educativa de los aprendientes… una convivencia saludable tiene indicadores fehacientes: el alumno desea ir, estar y aprender en la escuela (entre otros asuntos), el docente tiene ganas de ir, estar y enseñar en la escuela (desestima la queja depresiva y evita la enajenación). La convivencia saludable es aquella que puede soportar el malestar inevitable y construir un bienestar saludable, esto es, placentero. La convivencia saludable, aquella que compatibiliza las semejanzas con las diferencias, lejos está de ser un punto de llegada o un punto de partida, es así un estado dinámico en construcción/reconstrucción permanente y posible”38. 36 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 3. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 37 Programa Nacional de Convivencia Escolar. Familias con la Escuela 3. Renovación del pacto educativo entre la familia y la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación. 38 Maldonado, H. En: Vínculo Docente Alumno. Un abordaje de la subjetividad en la escuela desde una propuesta de extensión universitaria. Maria Elena Duarte. Compiladora. Universidad Nacional de Córdoba. 2006. 24 E. Desarrollo 1) Descripción de la situación problema antes del p royecto. Esta experiencia de trabajo conjunto surge en el año 2009 en un Jardín de Infantes en el que se venía realizando una intervención. A partir de una serie de encuentros con la comunidad educativa y el vínculo establecido con docentes y padres, se empiezan a evidenciar diversas problemáticas en relación a la convivencia y situaciones de violencia en el nivel inicial. Con respecto a los niños que asisten al jardín los mismos provienen de sectores vulnerables de nuestra ciudad cuyas familias manifiestan encontrarse en una serie de situaciones que, puede pensarse, acentúan la situación de vulnerabilidad ligadas principalmente a la pobreza y la expulsión social; entre ellas se identifican dificultades para acceder a fuentes de trabajo formal; atravesar o haber atravesado situaciones de violencia en el ámbito familiar y social; contar con escasas oportunidades para la participación en espacios culturales y sociales que les permitan ejercitar sus derechos humanos y ciudadanos Luego de un análisis en el espacio escolar, identificamos problemáticas a nivel individual, familiar e institucional que evidenciaban las diversas situaciones de vulnerabilidad que atraviesan a estos sujetos, como casos concretos de niños/as víctima de abuso sexual, casos de violencia intrafamiliar, situaciones de desempleo, etc. Por otro lado, los docentes planteaban que los padres demandan al jardín la formación en valores para sus hijos, la identificación de límites y el respeto hacia los demás, etc. En función de ello realizamos una selección conjunta con los docentes y padres, focalizando el trabajo sobre lo que ellos manifestaban como más significativo: en los alumnos, conductas agresivas entre pares; entre padres y docentes, dificultades para negociar y afrontar los conflictos de manera saludable. A nivel institucional, se evidenciaron obstáculos significativos en los adultos para el sostenimiento de las reglas que regulan la convivencia y en los procesos comunicacionales, principalmente ante situaciones de violencia. A partir de la lectura que como equipo hicimos de estas demandas entendemos que, si bien el emergente de las situaciones conflictivas son los/as niños/as, hay nudos críticos en las relaciones entre adultos (principalmente en el vínculo familia- escuela), identificándose ciertas manifestaciones de violencia simbólica, amenazas, dificultades de trabajo entre educadores, etc. 25 A partirde esto co-construimos un proyecto de Promoción de la Convivencia Escolar con el fin de abordar las problemáticas seleccionadas y acompañar un proceso de problematización y reflexión en los tres grupos destinatarios del proyecto: alumnos, docentes-directivo y familias. Desde el comienzo de la intervención pensamos las situaciones de violencia en la escuela “como un fenómeno que ocurre dentro de un microsistema de convivencia (la institución escolar), pero que está rodeado de otros sistemas sociales, igualmente interactivos y significativos, que ejercen influencias relevantes en él”39 ( Ante esta problemática, apostamos a la promoción de la convivencia escolar para prevenir futuros incidentes de violencia (no solo física sino también simbólica) en la escuela, teniendo en cuenta que estos hechos pueden producir graves consecuencias para todos los implicados directa o indirectamente en las mismas. Consideramos a la escuela como un espacio institucional en el que la intervención debe posibilitar un primer momento de análisis de las demandas con los actores educativos, que permita una tematización y problematización de dichos emergentes para luego co-construir, a partir de esta propuesta de extensión, una abordaje conjunto de la problemática que favorezca no sólo la sustentabilidad de las acciones una vez finalizado el proyecto sino el protagonismo activo de los educadores en el tema. Por tal razón consideramos a la escuela como escenario donde se pueden implementar estrategias orientadas a tal fin, al ser el espacio en el que los mencionados actores sociales se encuentran y desde donde pueden pensar y problematizar estas situaciones. Por todo esto resulta de suma importancia favorecer instancias de intercambio para el análisis de las problemáticas particulares junto con procesos de reflexión sobre la práctica docente e institucional y el desarrollo sustentable de proyectos con cierto grado de autogestión. 2) Descripción de las acciones planeadas y llevadas a cabo efectivamente. Calificar el cumplimiento de las actividades programadas (alto, medio, bajo, o nulo). En función de los objetivos propuestos inicialmente: - Promover la convivencia y prevenir situaciones de violencia en el Jardín de Infantes Mercedes de San Martín. 39 Ortega, R. Lo mejor y lo peor de las redes de iguales: juego, conflicto y violencia. Revista Interamericana de Formación del Profesorado. España 2002. 26 -Fortalecer vínculos entre institución educativa, familia y comunidad a través de espacios democráticos de participación e intercambio. - Promover la desnaturalización de diferentes formas de ejercicio de violencia en docentes y padres a través de la reflexión sobre la temática en espacios vivenciales. -Co- diseñar actividades y microproyectos a nivel áulico e institucional, que permitan sostener en el tiempo un proceso de promoción de la convivencia para asegurar la sustentatibilidad del proyecto -Visibilizar en la red inter-institucional del barrio la experiencia y fomentar un trabajo participativo y conjunto. -Co-construir con los agentes educativos herramientas para la identificación de situaciones de mayor vulnerabilidad en estos niños/as, sistematizando y compartiendo esta experiencia mediante la publicación de las actividades realizadas. Y comparando las actividades planeadas y lo efectivamente logrado, se considera que el cumplimiento de los objetivos es alto. Destacándose sin embargo que en función de los tiempos estimados, debido a la organización institucional, algunas actividades debieron reformularse en cuanto a frecuencia debido a demoras en el inicio del proceso. El plan de trabajo consistió en cuatro fases de intervención. Presentaremos a continuación las mismas junto a las etapas de trabajo (diagnóstica, de intervención y de evaluación). FASE 1 -Revisión bibliográfica. -Convocatoria para la realización de las actividades. En cuanto a las convocatorias, en los talleres con docentes se elaboraron alternativas para invitar a los padres dado que esa era una de las dificultades que se evidenciaban en el jardín; a partir de lo cual surgió la idea de plantear una invitación informal para poder lograr un acercamiento mayor por parte de ellos, especialmente de aquellos padres que tienen determinadas experiencias con las instituciones escolares (que se los cite únicamente para comunicarle dificultades con sus hijos, entre otras). Asimismo se trabajó intentando promover la difusión del proyecto y de estos 27 espacios, por parte de los mismos padres hacia aquellos que no habían podido asistir, teniendo siempre en cuenta que muchas veces los padres no asisten por dificultades inherentes al rol (otros hijos que cuidar), por sus horarios laborales, etc., intentando desmitificar que “el padre que no asiste a los encuentros es un padre que no se interesa por su hijo”. -Actividades de presentación de todos los destinatarios del proyecto. Aquí se trabajó fundamentalmente con docentes y padres a los fines de establecer con claridad cuál era la finalidad del espacio. Observándose como significativo el lugar de “espectador” que asumían los actores en el comienzo, lo cual se fue transformando a partir de los encuentros, logrando un clima de participación efectiva (respetando las diferentes formas de participar de cada sujeto, e intentando promover esta tolerancia en los miembros de la institución). -Afianzamiento grupal. Instancia que fortaleció los vínculos entre docentes, entre padres e impactó positivamente en el acercamiento del vínculo familia-escuela. -Establecimiento de acuerdos institucionales y con los sujetos involucrados sobre la modalidad de trabajo (en relación a los horarios, días, temáticas principales y modalidad de implementación de los talleres). Espacio que sirvió para realizar un nuevo diagnóstico teniendo en cuenta los cambios y transformaciones que se producen continuamente en las instituciones. A partir de estos encuentros (talleres), con dinámicas de trabajo individual y grupal, pudimos identificar una forma de vinculación en el que primaban ciertas miradas, construcciones y mensajes de los adultos de la institución que reflejaban cuestionamientos, prejuicios y desvalorizaciones hacia los niños/as y sus familias. Situación que generaba en parte, una relación difícil entre los tres grupos en lo que hace a la convivencia escolar. Esto nos llevó a reflexionar y problematizar juntos, los lugares y modelos que se estaban promoviendo a través de diferentes prácticas (de los adultos) que tienen lugar en el jardín. Así mismo observamos con mayor claridad las dificultades de comunicación presentes en el equipo docente y en su relación con los padres de los alumnos. En tal sentido se comenzó a trabajar y repensar conjuntamente otras modalidades de convocatoria y acercamiento del jardín para con las familias (mensaje que damos, cómo es la invitación, convocatoria informal: “mateada”, entre otras), con la finalidad de lograr la apropiación del espacio escolar como un espacio que también es de la familia. Intentando transformar esta relación de reclamos y quejas en un 28 vínculo de encuentro e intercambio. Ante esto contamos con el compromiso, trabajo, participación y saberes de los destinatarios. En cuanto a los niños se evidenciaron mayores recursos (que en los adultos) para expresar situaciones de malestar en el convivir con otros, principalmente a través de la comunicación (oral y lúdica), lo cual permitió generar un clima de confianza en los espacios de taller. En los mismos se realizó la presentación de los niños y las becarias mediante el uso de títeres, explicando que estábamos en el jardín para conocernos y promover la construcción de la convivencia escolar a lo largo del año. Se utilizaron diferentes estrategiascomo el trabajo individual, en pequeños grupos y con toda la sala para abordar temáticas como: lo que nos gusta recibir y dar en la convivencia; lo que nos gusta de nosotros y lo que les gusta a los otros de nosotros mismos; la importancia del trabajo en equipo, entre otras. ETAPA DIAGNOSTICA El comienzo de la intervención estuvo atravesado por las particularidades propias de toda institución, especialmente las instituciones educativas, lo cual significó considerar tiempos y espacios institucionales, organización interna, adaptación a la dinámica escolar, re vinculación con los miembros de la comunidad educativa, entre otros. Lo cual marcó la necesidad de realizar una nueva valoración diagnóstica para recontratar y generar nuevos acuerdos de trabajo con todos los actores institucionales. A partir estos acuerdos se definieron conjuntamente las siguientes líneas de trabajo durante la etapa diagnóstica. - Identificación de dificultades observadas y expectativas expresadas por los diferentes actores en relación a la institución, alumnos y familia. - Identificación de los modos de vinculación de los niños con sus pares y con adultos; la autorregulación del grupo; el reconocimiento de situaciones cotidianas del convivir con otros. - Visibilizar la importancia de la participación y la comunicación entre todos los actores institucionales. -Evaluación de la relación familia- escuela desde la mirada de padres, docentes y niños, a partir de diferentes dinámicas. Desde esta primera etapa se realizaron observaciones en el aula, en reuniones docentes y de padres, en celebraciones institucionales, y en espacios comunes, a 29 los fines de identificar las características de la participación, el acercamiento y la comunicación entre los diferentes actores. Observándose en estos espacios muchas dificultades en cuanto a la posibilidad de escucha y respeto de los turnos de conversación, así como en dar sus opiniones ante un tema, tanto en el grupo de docentes como en el de padres. Algo significativo que se evidenció en esta etapa es que en los docentes se ponían de manifiesto constantes demandas de mayor reconocimiento, quejas en cuanto a la disposición e interés de la familia, con una marcada necesidad de ser valoradas desde su rol docente. En los padres y madres, desde las primeras observaciones, notamos que les costaba correrse del lugar que siempre se les otorgaba desde la escuela (de meros receptores), por lo cual una línea de intervención se centró en intentar repensar este lugar y visibilizar su importancia para la construcción de la convivencia. Un aspecto a destacar de este primer momento fue que los padres expresaban la necesidad de ser reconocidos en la particularidad que tiene cada familia y respetados en sus diferencias, teniendo en cuenta que muchos trabajan todo el día, atraviesan situaciones singulares y en algunas oportunidades sienten que no pueden responder a todas las demandas que se les plantean desde diferentes espacios (escuela, familia, hijos, trabajo, etc.). FASE 2. -Desarrollo de talleres con docentes. Con este grupo en particular se optó por brindar un momento inicial de trabajo individual y luego un momento de trabajo grupal, a los fines de promover la participación desde la postura de cada uno evidenciando luego acuerdos y desacuerdos para construir desde allí. En estos talleres se abordaron temáticas tales como el concepto de convivencia escolar y la diferencia con el paradigma de la disciplina; analizando los alcances de las prácticas en la convivencia institucional cotidiana y en cada uno de los actores. Los conceptos de comunicación y participación registrando las formas que las mismas asumían en este jardín, intentando promover el cuestionamiento crítico de ciertas prácticas que impactan en la relación con las familias: como por ejemplo la modalidad de la convocatoria, las expectativas hacia los padres y niños/as, el lugar que les brindan desde la institución y la tolerancia hacia las diferentes formas y posibilidades de comunicación y participación de las familias, entre otras. La 30 importancia del trabajo en equipo; el valor de cada uno de los miembros y del reconocimiento y acompañamiento entre docentes y por parte de la directora. El concepto de violencia y las diferentes formas en las que la misma se manifiesta, señalando el impacto de la misma y la importancia de prevenirla desde la promoción de la convivencia. Así como también el lugar de los adultos en la promoción de climas de convivencia democráticos, con todas las implicancias a nivel preventivo y de formación ciudadana. Se abordó así mismo el vínculo familia-escuela, indagando sobre la historia de transformación del mismo en este jardín y con estas familias, y las posibilidades de generar un mayor acercamiento entre los mismos. Identificando y recuperando también los recursos personales, familiares, institucionales e interinstitucionales con los que cuentan. Al mismo tiempo se presentaron las principales redes de consulta, asistencia y derivación existentes en el barrio, la ciudad, la provincia, etc., a las que pueden recurrir cuando alguna situación exceda la posibilidad de abordaje institucional. -Formación y capacitación de los docentes en la temática con material bibliográfico específico. -Desarrollo de talleres con los padres. Espacio en el cual se promovió desde un primer momento la posibilidad de los padres de apropiarse de un espacio dentro del jardín, desde el cual se puedan pensar, cuestionar y proponer ciertas acciones; así como también un lugar y tiempo dónde compartir experiencias, plantear dudas y formar redes con otros padres. Con este grupo observamos un cambio significativo de posicionamiento, dado que en los primeros talleres la actitud fue de espectadores que venían a escuchar o recibir alguna sugerencia o explicación sobre “cómo ser padres”. Lo cual se transformó en un espacio de participación efectiva dónde generalmente se podía hablar de muchos temas en los cuales siempre tenían saberes y experiencias para compartir; ante lo cual se señaló la importancia de la red que habían conformado como grupo de padres y cómo podían gestionar recursos de manera conjunta a partir de esta herramienta. La modalidad de trabajo consistió en algún recurso disparador (preguntas, pautas publicitarias, juegos, canciones, completar frases, construcción grupal de historias, 31 gráficos con alguna temática específica, entre otras) y una actividad concreta donde se plasmaba lo que se había trabajado. Las temáticas centrales que se abordaron fueron la importancia de la familia en la socialización temprana, la convivencia en diferentes ámbitos, el quehacer de los padres y las dificultades que se les presentan como grupo particular en el contexto socio-histórico-político actual; cómo vivencian la relación familia-escuela, el lugar que les brinda la institución, el reconocimiento mutuo, y en que lo podían evidenciar; Identificar cuando se sentían escuchados, consultados e incluidos por parte de la institución; y otras problemáticas que surgieron como emergentes en función de la convivencia a lo largo del ciclo. -Desarrollo de los talleres y actividades con los niños/as del Jardín. Los talleres con niños/as se realizaron utilizando dinámicas lúdicas y expresivas (expresión corporal con pañuelos de colores, títeres, dibujos y juegos); la proyección de dibujos animados (“La noche y el día” de Pixar); cuentos, títeres y canciones. Brindando al final de cada encuentro, la posibilidad de compartir y recuperar las experiencias y vivencias de los niños. En este espacio se observó la autorregulación del grupo, registrando también ciertas conductas e ideas sobre este desafío de vivir con otros. A través de lo cual evidenciamos mayores posibilidades de expresar conflictos a travésde la comunicación oral y lúdica. Se trabajó principalmente el reconocimiento y cuidado del propio cuerpo; la autoestima y la riqueza de cada uno y cada una; el cuidado de los otros; la solución alternativa de conflictos en el aula y en el patio de juegos; la importancia de las diferencias y del trabajo en equipo; los derechos de niños y niñas, entre otros. Promoviendo el juego, la creatividad y la fantasía como recursos válidos para pensar el complejo proceso de enseñanza y aprendizaje. A partir de lo cual se logró una articulación de las temáticas abordadas en los talleres con los niños y las actividades áulicas luego desarrolladas. ETAPA DE INTERVENCIÓN En esta etapa se pueden mencionar varios ejes de trabajo abordados de manera transversal con todos los grupos destinatarios, ellos son: 32 - Convivencia escolar. - Afianzamiento de la relación familia-escuela. - Autoestima-cuidado de sí y de los otros. - Diferentes modos de participación. - Trabajo cooperativo y el respeto por las diferencias. A lo largo del proceso se intentó facilitar un acercamiento y generación de una alianza significativa entre la familia y la escuela, trabajando para ello tanto con los docentes como con los papas. Con los docentes la intervención se centró en: - Indagar acerca de los sentidos que le otorgaba el equipo docente a la participación reconociendo la existencia de diferentes maneras de participar. - Identificar y diferenciar el paradigma de la convivencia y el paradigma de la disciplina40. - Propiciar la posibilidad de repensar el texto de acuerdos institucionales para que incluya los intereses y necesidades de todos/as. -Repensar las propias prácticas en función de la convivencia escolar. -Co-construcción de herramientas para la detección de situaciones de maltrato y abuso e identificación de redes de derivación y asistencia ante dichos casos. Con los niños los objetivos fueron: - Facilitar la identificación de situaciones en las que nos cuidamos y respetamos a los otros y situaciones en las que no lo hacemos. - Facilitar la valoración del trabajo en equipo y la cooperación grupal a partir del reconocimiento de aspectos positivos en cada niño/a. 40 P. Disciplina : Cultura autocrática; ejercicio centralizado del poder; ignora la diversidad; establece vínculos heterónomos; disciplina rígida y organización expulsiva; control; sistema de regulación burocrática; actitud pasiva en los miembros de la comunidad educativa; sanciones punitivas; clima de malestar institucional; minimizar el trabajo grupal; negar o desestimar los conflictos; comunicación unidireccional y vertical; otorgar mayor significancia a la violencia física que a la simbólica. P. convivencia : Cultura democrática; descentralizar el ejercicio del poder; reconocer y auspiciar la diversidad; establecer vínculos autónomos; construir la convivencia dinámicamente y funcionar de forma retentiva; confianza; fomentar la participación activa; generar normas protectoras; clima de bienestar emocional; maximizar el trabajo grupal y la producción en equipo; admitir el conflicto como constitutivo de las relaciones humanas; comunicación multidireccional y horizontal; otorgar igual significación a la violencia física que a la simbólica. Extraído de Maldonado, H. Convivencia Escolar. Escritos sobre Psicología y Educación. Ed. Espartac o. Córdoba. 2001. 33 -Promover el fortalecimiento de la autoestima a partir de la expresión de aspectos positivos en cada uno de ellos/as y en sus compañeros/as. -Reconocer la importancia del respeto por cada niño/a. -Favorecer el intercambio grupal y la participación de todos. -Descubrir la importancia de la expresión corporal. -Abordar con los niños la temática de los parecidos y las diferencias mediante recursos lúdicos y gráficos, con la finalidad de visualizar cómo actúan ante las diferencias. En los encuentros con padres la intervención se centró en: -Ofrecer información acerca de la importancia de los límites en la constitución subjetiva de los niños/as. -Propiciar el espacio del taller para reflexionar sobre su función como padres y la importancia del acompañamiento de sus hijos en el proceso de socialización escolar. -Reconocer y evidenciar las potencialidades de los padres (participación, cooperación y ayuda mutua) en la construcción de la convivencia escolar. -Señalar el rol activo de las familias en la transmisión de mensajes a los niños. -Identificar tanto las dificultades en la participación y la comunicación, como las situaciones en las que los papas se sienten reconocidos por parte de la escuela, intentando visualizar aspectos que ellos necesitan para sentirse escuchados, consultados, etc. -Identificación de espacios y/o proyectos en los que les gustaría participar en un futuro Estos espacios de trabajo con cierto grado de sistematicidad que permitía el análisis y escucha de las demandas relacionadas con el malestar proveniente de los devenires de las relaciones vinculares en estas organizaciones, y que incluyó especialmente el acompañamiento en terreno de las acciones propuestas con su respectiva evaluación y monitoreo, permitió promover espacios de mirada crítica sobre las prácticas y la construcción de formas alternativas de abordaje de situaciones problemáticas, a partir de lo que los actores enuncian como aspectos críticos y problemas, abordando las dificultades institucionales que existen a través de la promoción de la convivencia 34 FASE 3 -Acompañamiento. A lo largo de todo el proceso se brindó la posibilidad de acompañar a los grupos en las necesidades que pudieran tener fuera del espacio del taller. Principalmente surgieron algunas consultas de algunos papás que se encontraban atravesando situaciones particulares, a quienes se escuchó y orientó. Por parte del equipo docente, las principales consultas tuvieron que ver con situaciones que se les planteaban en el aula y con casos de maltrato infantil que habían detectado en sus salas, ante lo cual, si bien se brindó un espacio de formación en el tema, se las pudo asesorar de manera más específica sobre las redes de asistencia y derivación y sobre las formas de resguardo institucional. -Sistematización de lo trabajado en la fase 2. -Co-construcción con las docentes de estrategias de abordaje de circunstancias conflictivas. En el taller de capacitación sobre situaciones de violencia familiar y maltrato infantil, que fue explícitamente solicitado por las docentes, se brindaron herramientas teórico-técnicas sobre la temática y se recuperaron las estrategias y recursos utilizados previamente a nivel institucional, identificando la necesidad de que las acciones realizadas tengan un apoyo institucional para resguardar al docente que se encuentra con la situación. Así mismo se identificaron los límites y posibilidades de abordaje, brindando información sobre las redes de asistencia y derivación. Observando que en estas situaciones, si no se realizan acciones conjuntas, el más desprotegido resulta ser el niño/a. En este proceso de desnaturalización y reconocimiento de ciertas formas de violencia, no siempre físicas o sexuales, sino también emocionales y simbólicas, se observaron los distintos posicionamientos del equipo, lo cual resultó significativo para resaltar la importancia de no minimizar ni naturalizar estas expresiones en ningún contexto o nivel. -Co- construcción con docentes y padres de herramientas para la identificación de situaciones de mayor vulnerabilidad en los niños. Si bien esta actividad estuvo planificada como un momento puntual en la intervención, los diferentes emergentes llevaron a que esta temática estuviera presente a lo largo de todos los encuentros, 35 es decir, que se fue construyendo conjuntamente a partir de las experiencias
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