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Leer en Comunidad: Terceras Jornadas de Bibliotecas Escolares Abiertas Proyectar Leer en Comunidad: Terceras Jornadas de Bibliotecas Escolares Abiertas “Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro” (Emily Dickinson) La Dirección de Educación de Jóvenes, Adultos y Adultos Mayores, propone para la diversidad de ofertas educativas que conforman nuestra Modalidad (EPAs-CENS-Programa FinES), la participación activa de la jornada Bibliotecas Escolares Abiertas: ‘‘Leer en comunidad”, como una oportunidad de descubrir, habitar y proyectar espacios de lectura y de escritura, que permita a nuestros jóvenes y adultos, interactuar con la diversidad de textos que acompañen los procesos de alfabetización. Concebir la biblioteca como un ámbito en el cual la presencia de libros no sea indiferente a las necesidades e intereses de nuestros y nuestras estudiantes. Entender la biblioteca, no como un espacio físico, sino como el clima creado entre el lector y el texto, para favorecer la formación de lectores y escritores con creciente autonomía. Pensar la experiencia lectora como un momento que favorezca la información, el debate, la discusión, la duda, el análisis, como así también el disfrute y la emoción de leer solo, por el placer de leer. Leer es también tomarse el tiempo y la posibilidad de interactuar con otros mundos para ser internalizados, evocados, imaginados… Pensar el espacio desde un enfoque constructivista, en el cual se ejerza la lectura y la escritura como una práctica social que acompañe las propuestas docentes de nuestra Modalidad con la comunidad educativa. PROPÓSITOS: -Reconocer y registrar los espacios de lectura y de escritura que se desarrollan en cada una de nuestras instituciones y su impacto en los procesos alfabetizadores. -Identificar qué modelo de espacio lector desea e incentiva a la comunidad educativa -Pensar y proyectar un modelo de biblioteca abierta, no como un espacio físico, sino como una situación que favorezca el encuentro de lectores PRIMER MOMENTO: Compartires literarios 1- Luego de presentar brevemente a la autora, los y las invitamos a disfrutar de un texto literario e interactuar con el mismo desde sus experiencias y recuerdos como estudiantes “El esqueleto de la biblioteca” de Silvia Schujer, forma parte del libro “Puro huesos”, (editorial Sudamericana, 1994) y fue publicado por el Plan Nacional de Lectura 2013 en el marco de la colección “Las Abuelas nos cuentan”. Se encuentra disponible en: https://planlectura.educ.ar/wp-content/uploads/2021/09/Elesqueletodelabiblioteca-SilviaSch ujer_menos2mb.pdf Breve biografía de Silvia Schujer: (Olivos, Buenos Aires; 28 de diciembre de 1956 Silvia, es una escritora y compositora argentina dedicada a la literatura infantil, aunque ha trabajado con otros géneros. En 1978, inició su vinculación con distintas empresas discográficas de Buenos Aires (CBS, MUSIC HALL, RCA). Ese mismo año, grabó un disco solista (Silvia y los chicos del mundo – Music Hall). Temas de su autoría fueron grabados en sucesivos álbumes de Cantaniño (CBS) y junto a su hijo, el compositor Mariano Fernández, realizó la producción de los soportes musicales que acompañaban los libros "Palabras para jugar con los más chicos", "Canciones de cuna para dormir cachorros" y "Pasen y vean – canciones del circo". Ha recibido numerosos premios y menciones, tanto nacionales como internacionales en reconocimiento por sus obras. https://planlectura.educ.ar/wp-content/uploads/2021/09/Elesqueletodelabiblioteca-SilviaSchujer_menos2mb.pdf https://planlectura.educ.ar/wp-content/uploads/2021/09/Elesqueletodelabiblioteca-SilviaSchujer_menos2mb.pdf EL ESQUELETO DE LA BIBLIOTECA (Silvia Schujer) Ahí estaba yo. Entre un montón de mapas enrollados como tubos y el armario con puertas de vidrio. Me pararon en ese lugar cuando estrenaron la biblioteca y ahí quedé hasta que pasaron las cosas. La biblioteca se inauguró una mañana. Hubo gran revuelo en la escuela ese día. En principio, suspendieron las clases. Los únicos invitados a presenciar el acto fueron los maestros, los directores, los vices, los inspectores y por supuesto, el intendente. Las autoridades se ubicaron ante la puerta. Cortaron una cinta, descubrieron una placa, aplaudieron y entraron (días más tarde la secretaria recordaría que olvidaron entonar el Himno). Brillaba todo. EI piso recién encerado, los vidrios de las ventanas, los libros forrados con papel araña azul, los frasquitos con formol que contenían -por orden de aparición- un cerebro, una nariz, una dentadura perfecta, un par de ojos, una mano, una víbora y otros bichos muy bien conservados; el grupo de mapas, los retratos de próceres recolectados de todas las aulas para decorar un poco el ambiente y, por supuesto, yo: el esqueleto que estaba parado como un centinela. Las personas allí reunidas recorrieron el salón con la mirada en pocos segundos y, en menos aún, descorcharon unas botellas de champan para acompañar -Iuego del brindis- las masas y sandwichitos de miga ubicados en cuatro escritorios con manteles blancos y almidonados para la ocasión. Concluido el acto, la gente se fue retirando, y a los pocos minutos una señora sacó los restos de comida, los vasos, los manteles y hasta los escritorios. Pasó un escobillón, bajó las persianas y así, en penumbras, abandono el recinto inaugurado y nos encerró con llave.I día siguiente, la biblioteca se abrió apenas los chicos terminaron de cantar Aurora para izar la bandera. De a un grado por vez, arrancando con los de séptimo, los alumnos empezaron a Ilegar con sus maestras a conocer el lugar. A casi todos se les ocurría lo mismo: pararse frente a la puerta, observar la placa, formar tomando distancia para no amontonarse al atravesar la puerta y entrar en silencio. Hacían un recorrido que empezaba por los libros: los de texto por allí, las enciclopedias por acá, los de entretenimiento por el otro rincón, etcetera. (Había que aprender a distinguir unos libros de otras por el tamaño, ya que todos estaban forrados del mismo color). Continuaban por los mapas: los alumnos debían estar encantados de asistir a una escuela con semejante cantidad de material para conocer mejor la geografía del mundo. Acto seguido, una rápida mirada a los frascos con formol: el cerebro, la dentadura, (algunas maestras, algo impresionadas, desviaban la vista antes de llegar a la víbora mientras los chicos se baboseaban deslumbrados). Por último, me mostraban a mi aclarando que el cuerpo humano está formado por 206 huesos y que eso (o sea yo) era una réplica perfecta. La única persona que encaró las cosas de otra manera fue la señorita Ofelia. Primero, porque no hizo formar a los chicos para entrar. Segundo, porque se sentó en el suelo con ellos. Tercero, porque les empezó a leer los cuentos de un libro que encontró. Y cuarto, porque no me presentó como el esqueleto. "Saluden al flaco", dijo, y me señaló como al pasar. Leyó un cuento gracioso y los chicos se rieron hasta contagiarme. Supongo que los huesos se me movieron y en el tumulto no se notó. Después del gracioso, contó un cuento de amor. Triste, para mi gusto. EI tercero fue una historia de flamencos de la selva. Dejó para el final el de terror. A partir de este último cuento, el clima en la biblioteca pareció cambiar. Los ojos de todos empezaron a abrirse y los corazones a inquietarse. Los latidos de unos cuantos retumbaron en el silencio, acrecentando el misterio y la desazón. Por mi parte, la tenebrosa historia que la señorita Ofelia contaba empezó a aterrorizarme y a ponerme los huesos de punta desde el empeine hasta el occipital. EI pánico me fue ganando de tal modo que cuando me quise acordar estaba temblando como un cobarde. Los desencantos de un vampiro a punto de atacar a una muchacha hermosa pusieron mis nervios a la miseria y los 206 huesos de mi estructura empezaron a golpearse unos contra otros haciendo el mismo ruido que las cortinas de caña cuando se mueven. Asíse encadenaron los sucesos desde entonces. EI que más miedo tenia de los chicos fue el primero en descubrirme y al principio solo atinó a patalear para que lo escucharan. "EI esqueleto se mueve", trataba de decir y las palabras se Ie quedaban pegadas en la boca. "EI esqueleto se mueve", insistía mientras los demás intentaban descifrar sus extraños sonidos. Hasta que al fin Ie entendieron, me vieron y todo fue mucho peor. Los gritos atravesaron las paredes del colegio. Los chicos atravesaron en masa la puerta de salida de la biblioteca y la señorita Ofelia, desconcertada, caía desmayada a mis pies. La ambulancia llegó a los quince minutos del hecho. Los enfermeros se llevaron a la maestra. La directora bajo la persiana y la biblioteca se cerró hasta nuevo aviso. EI nuevo aviso fue a los pocos días. Cuando los ánimos se tranquilizaron y todo pareció volver a la normalidad. De más está decir que nadie creyó la historia que la señorita Ofelia y los chicos contaron con respecto a mí. No obstante, y seguramente por las dudas, a partir de ese entonces la biblioteca solo fue visitada por alumnos que eran enviados a buscar mapas, maestros de ciencias que Ilevaban frascos con formol para sus clases y revoltosos que, en vez de ser despachados a la dirección por portarse mal, cumplían su condena entre los libros, los mapas y yo. Fue precisamente uno de los revoltosos, Jaime, el que cambió mi vida. Aburrido de tener que pasar tantas y tan largas horas castigado en la biblioteca, una mañana se puso a leer. Abrió el primer libro que encontró (total, todos estaban forrados de azul como si fueran el mismo), y en voz alta leyó lo que sigue: LOS HACEDORES DE LEONES En cierto lugar vivían cuatro hermanos que se querían mucho. Tres de ellos habían estudiado todas las ciencias. Pero no habían aprendido cómo ser prudentes y humildes. El cuarto no había estudiado más que lo necesario, pero era un joven sencillo y muy ingenioso. Una vez, decidieron salir juntos de viaje y a poco de iniciar el camino por el bosque se encontraron con el esqueleto desarmado de un león. Dijo el primero: —Vamos a probar nuestra ciencia: aquí hay un animal muerto. Podemos devolverle la vida con nuestro saber. Yo sé ordenar y juntar los huesos. Dijo el segundo: —Yo sé poner la piel, la carne y la sangre. Dijo el tercero: —Yo sé darle la vida. Y tras hablar así, el primero juntó los huesos y el segundo les puso la piel, la carne y la sangre. Y cuando el tercero estaba a punto de darles vida se lo impidió el cuarto hermano diciendo: —Es un león. Si le das vida nos matará a todos. Pero el otro contestó: —¡Tonto! No permitiré que la ciencia sea algo inútil en mis manos. —Pues espera un momento hasta que yo haya subido a árbol —dijo el cuarto. Así lo hizo. El león recobró la vida, dio un salto y mató los tres sabios hermanos. El prudente y astuto bajó del árbol cuando el león ya se había alejado. Lloró por la muerte de sus seres, pero volvió vivo a su casa. Cuando Jaime termino de leer el cuento, me miro, se rio de costado y yo supe que algo me iba a pasar. Lo presentí a la altura de las costillas, en la zona donde hubiera tenido que estar mi corazón. Me cuidé de no temblar para no arruinar las cosas. Sin embargo, sonó el timbre y esta vez el chico no hizo nada más importante que desaparecer. Los días empezaron a pasar sin novedades desde entonces. Hasta que una mañana de viernes, ayer mismo, la puerta de la biblioteca se abrió sigilosamente y entró Jaime con una bolsita en la mano. Dio instrucciones a unos cuantos para que vigilaran desde afuera y cerró. Primero sacó los ojos del frasco de formol y me los colocó con goma de pegar en las cavidades correspondientes. Después me metió la dentadura como pudo. La nariz. Me puso una peluca que venía pegada a un gorro y por último me vistió. De la bolsa también sacó una camisa celeste, una corbata, un pantalón largo grande. Por fin me puso un delantal como el de él, zapatillas tipo botines y una bufanda para disimular el cuello. -Bueno, flaco -me dijo cuando sonó el timbre de salida-. A formar. Entre él y otros me ayudaron a llegar hasta el patio donde estaban las filas. Me sentí el esqueleto más feliz del mundo, a pesar de las risas de mis compañeros. Todos me querían tocar. Me agarraban la mano huesuda para saludarme y hacían un barullo espantoso. Cuando se fueron me quedé solo en el patio. No supe qué hacer. No tenía adónde ir. Entonces traté de recordar cómo articular los movimientos y poco a poco me fui acercando a la biblioteca otra vez. Ahí estaba mi lugar. Llegué cansado, pero con el ánimo y las ideas renovadas. Así es como me siento ahora mientras trabajo sin pausa. Tengo solo este fin de semana para mejorar las cosas. Ayer, con la ayuda de la portera que es medio chicata, nos trajimos unas sillas. Hoy ya cosí unos almohadones. Descolgué los retratos de los próceres y los cambié por unos afiches con personajes de cuentos que encontré en unas revistas. Lo que sigue es sacar el papel araña que forra los libros, y dejar al aire las tapas que están llenas de dibujos y dicen cosas que pueden interesar. EI domingo, cuando termine, me voy a pegar un baño. Quiero estar limpio y fresquito para cuando lIegue el lunes. Me propongo contarle el secreto a la señorita Ofelia. Con su ayuda y un poco de suerte, capaz que me nombran bibliotecario. Y todo 2- Después de esta lectura compartida Apertura de un espacio de intercambio entre lectores: En este texto literario, de alguna manera, la autora nos muestra dos modelos de Bibliotecas escolares, como así también maneras de habitar este espacio entre docentes y estudiantes. Tal vez sea interesante reflexionar colectivamente acerca de qué modelo de biblioteca transitaron ustedes (ahora docentes, antes alumnos) en su trayectoria educativa: Algunas intervenciones posibles para acompañar el intercambio: Apelando a nuestra propia biografía escolar: ¿Recuerdan al esqueleto rodeado por frascos de formol? ¿Por qué estarían en la biblioteca? ¿La presentación de los textos despertaba el interés por la lectura? ¿Existían propuestas de posibles recorridos lectores? ¿Se trataba de un lugar de encuentro entre lectores o de un “sagrado lugar de silencio”? ¿Entre esos recuerdos, hubo en sus trayectorias una docente como la Señorita Ofelia que invitaba a habitar el espacio de la biblioteca incentivando el goce por lo literario? Les proponemos volver a leer el siguiente fragmento: - “Cuando Jaime termino de leer el cuento, me miro, se rio de costado y yo supe que algo me iba a pasar. Lo presentí a la altura de las costillas, en la zona donde hubiera tenido que estar mi corazón” -¿Por qué piensan que dirá “Cuando Jaime terminó de leer el cuento, me miró, se rio de costado y yo supe que algo me iba a pasar”? ¿Qué le podría pasar luego de leer? - Más preguntas para seguir reflexionando de manera colectiva: Habitualmente, luego de compartir lecturas con nuestros estudiantes: ¿Qué espacio la damos a un verdadero intercambio entre lectores donde habiten ideas, hipótesis de nuestros estudiantes lectores sobre lo leído? ¿Priman más intervenciones “de desguace” del texto en búsqueda de “introducción-nudo-desenlace” o hallazgos de personajes principales o secundarios o favorecemos un verdadero diálogo entre lectores? ¿El/la docente suele anteponer su interpretación como “única válida posible”? ¿Solemos favorecer la vuelta al texto para “dirimir” esas interpretaciones con el propio texto? ¿Cómo piensan que impactan las maneras de compartir literatura en la formación literaria de nuestros estudiantes? SEGUNDO MOMENTO: Las bibliotecas escolares en espacios de educación de personas adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores A continuación, les proponemos, pensar en los espacios que la institución educativa ha propuesto como Biblioteca Escolar. a) Propuesta de reflexión para las instituciones que cuentan con Bibliotecas como espacios definidos ¿La biblioteca es unespacio de uso exclusivo, o es compartido? ¿Cómo está organizada? ¿Qué tipos de textos circulan habitualmente para la lectura? ¿Quién o quiénes cuidan y organizan los textos que conforman la biblioteca? ¿Es un espacio que favorece la disposición de los libros para su selección y lectura? ¿Los y las estudiantes proponen selección de textos organizando agendas literarias o la selección de géneros y autores están siempre a cargo de los y las docentes? ¿Qué consideraciones expresarían como equipo docente de la biblioteca institucional? b) Propuesta de reflexión para las instituciones que no cuentan con un espacio definido como Biblioteca, pero han pensado en un espacio para la organización y consulta de textos: ¿Qué espacio o sector se ha organizado como biblioteca escolar? ¿Qué tipo de dinámica se ha acordado institucionalmente para su uso? ¿Cómo se difunde el material entre docentes y estudiantes? ¿Cuenta con textos para organizar agendas de lectura propuestas por estudiantes y orientada por docentes? TERCER MOMENTO: ( Pensando el 2023) 1- La necesidad de establecer recorridos literarios: La presencia de la literatura en nuestros espacios educativos nunca es indiferente. No parece ser lo mismo que lo literario habite a nuestros estudiantes a que esté ausente. Es desde allí que la presencia de espacios y momentos donde compartir literatura, dentro y fuera del aula puede pensarse desde una perspectiva de derechos ante una población a la cual lo literario, como insumo de crecimiento muchas veces estuvo ausente. En palabras de la Dra. Marcela Kurlat, dar acceso a los textos históricamente negados a esta población. La manera de presentar los textos también debe ir en la misma dirección. Hacerlos presentes como “aparecen en la vida misma” diseñando posibles recorridos con distintos temas o hilos conductores constituye un desafío pedagógico y puede ser una ventana de entrada no solamente a nuevas experiencias lectoras y nuevas vivencias, sino también a establecer relaciones intertextuales y profundizar en diferentes autoras/es y posibles formas de contar en lugar de presentarlos fragmentados por géneros como única manera posible. Proponer de forma habitual mesas de libros como verdaderos banquetes a los que todos/as estamos invitados/as, planificar recorridos de lectura donde por ejemplo transitemos “el amor”, o visitar textos “de mujeres”, de infancias”, “viajes” u otros miles de tópicos y recorridos posibles donde sí, convivan géneros y autores, podría ser una invitación a adentrarnos en ese maravilloso mundo de ser lectores/as y compartir esa experiencia con otros/as 2- Hacia 2023: Lo registrado en relación a cómo se piensa y habita el espacio de biblioteca para la formación de lectores y de escritores, formará parte del diagnóstico institucional como insumo para pensar el Plan Anual 2023. Para terminar, a la luz de lo reflexionado colectivamente les proponemos pensar, discutir y registrar: - Qué propuestas de lectura y de escritura, del presente ciclo lectivo, consideran sostener en el próximo 2023 - Qué iniciativas podrían ser incluidas para favorecer espacios lectores de bibliotecas abiertas con la participación de la comunidad educativa. A modo de cierre, esperamos que este encuentro haya sido una valiosa oportunidad de interacción entre los equipos de trabajo docente y haya permitido generar y proyectar acciones que promuevan y favorezcan la formación de lectores y de escritores. Como rezaba Liliana Bodoc “porque amasar un pan y escribir un cuento son cosas muy parecidas. Porque repartir un pan entre todos y leer un cuento en voz alta son las más antiguas costumbres del amor” es que sería muy grato que compartan sus experiencias y trayectos lectores en nuestra Modalidad. Equipo de Trabajo DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN DE JÓVENES, ADULTOS Y ADULTOS MAYORES
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