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Universidad de Buenos Aires Facultad de Filosofía y Letras Decana: Graciela Morgade Vicedecano: Américo Cristófalo Secretario General: Jorge Gugliotta Secretaria Académica: Sofía Thisted Secretaria de Extensión: Ivanna Petz Secretario de Posgrado: Alberto Damiani Secretaria de Investigación: Cecilia Pérez de Micou Secretaria de Hacienda y Administración: Marcela Lamelza Subsecretario de Transferencia y Desarrollo: Alejandro Valitutti Subsecretaria de Cooperación Internacional: Silvana Campanini Subsecretaria de Bibliotecas: María Rosa Mostaccio Subsecretario de Publicaciones: Matías Cordo Dirección de Imprenta: Rosa Gómez Comité Organizador: Elisabeth Caballero de del Sastre Nora Domínguez Ana Laura Martin Jimena Palacios Valeria Pita Elsa Rodriguez Cidre Alicia Schniebs Marcela Suárez Asistentes: Ana Verónica Ferrari Ivana Otero Vanessa Soledad Cuccia Organización: Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género Facultad de Filosofía y Letras - Universidad de Buenos Aires Puán 480, 4to piso, oficina 417 1406 Ciudad de Buenos Aires Teléfonos: 4432-0606, internos 205 y 161 iiege @filo.uba.ar jornadasmonstruos2010@gmail.com Tabla de contenido Presentación Hernán Martignone. “Los monstruos de la historieta argentina: los herederos de gurbos, cascarudos, manos y ellos”. Estética y política Carlos A. Rossi Elgue. “Lope de Aguirre y el Amazonas: la representación de lo monstruoso” Laura Cilento. “Monstruos de la literatura popular: el bestiario de Caras y Caretas (1900-‐1910)” Silvia Ferreiro y Tatiana Guevara. “Uso de lo fantástico en la representación de lo político (1946-‐ 1955)” Tania Diz. “´¿Cuándo nacerá la mujer que venza al monstruo y lo rompa?´ Variaciones de la masculinidad monstruosa en Arlt” Jéssica Tamietti de Almeida. “Os monstros/criminosos em Gota d’água, proposta de leitura a partir da obra de Foucault” Pilar de León. “Cuando los ogros se callaban. Un testimonio de la dictadura en Cuentos de hadas de Raquel Diana” Mariana Blanco. “Los alcances de una representación estética de la monstruosidad en el drama inglés de los años ’90. El escenario devastado de Sarah Kane.” Claudia Pérez. “Tiempo y monstruo, una figuración proustiana” Géneros sexuales Diana Frenkel. “Aléjate de la mujer perversa…” Viviana Diez “‘sagax nasum habet’. La vieja guardiana de Curculio y lo “otro” de lo femenino” Braga Bianchet, “Magia, sedução e monstruosidades nos romances Satyricon de Petrônio e Metamorphoseon de Apuleio ” Leticia Lopes Damasco. “Amazonas: a monstruosidade motivada pela alteridade” Paola Druille “La mujer en Clemente de Alejandría” María Violeta Pereyra. “De lo femenino misterioso y su poder en el Cuento de los Dos Hermanos” Agustina Veronelli. “¿Las brujas, mujeres o femeninas? Una respuesta desde los Estudios de Género” Josiane Felix dos Santos. “As duas máscaras: figurações do feminino e do masculino em Yerma de García Lorca” Silka Freire. “Es un monstruo grande y (pega) fuerte...” Georgina Gluzman “La mujer-‐vegetal. Algunas reflexiones en torno a las representaciones del vello axilar femenino en una campaña publicitaria contemporánea” Violencia, cuerpo, política Liliana Pégolo. “Immitis Achilles: sexualidad y violencia en los Commentarii de Servio a la Eneida” Laura Pérez. “Violencia y lascivia. La crítica a los misterios en Protr. II.12-‐22 de Clemente de Alejandría” Analía Sapere. “Enfrentamientos con seres monstruosos en la Vida de Teseo de Plutarco”. Cássio Henrique Rocha Moura. “Harold Bloom e a monstruosidade de Shylock em O mercador de Veneza” Lesle de Souza Nascimento. “Da cidade monstro e da cidade devorada” César Martín Barletta. “Monstruosidad, peligrosidad y degeneración: literatura y anarquismo en el inicio de la nación argentina” Sandra Gasparini. “Dos mujeres que aterran: magnetizadoras y asesinas en los umbrales de dos géneros modernos” Lyslei Nascimento “O centauro judeu: o outro, o monstro” Sergio Tonkonoff. “Violencia y Apoteosis. Los Monstruos de Georges Bataille” Isabel Quintana. “Cohesión y desintegración en paisajes futuristas” Monstruosidad e infancia Tereza Virgínia Ribeiro Barbosa. “Duerme chiquito duerme, ya viene Mormó a pegarte” Ana Cristina Fonseca dos Santos. “A desmonstrificação da imagem do vampiro na literatura infanto-‐juvenil contemporânea” María José Punte. “De niñas y de lobos, de cuando los monstruos no vivían precisamente en los bosques” Gabriela Fernández. “Monstruos y monstruosidades en el canon escolar: lecturas y construcción de sentidos” Genealogía e historia Carlos Eduardo de Souza Lima Gomes. “F 9 W e F 12 W de Sólon: natureza como metáfora política” Flávia Freitas Moreira. “As mostras da monstruosidade em Héracles” María Cecilia Colombani. “De monstruos y monstruosidades: Un abordaje arqueológico de la monstruosidad en Hesíodo” Agostina Chiavassa -‐ Arias, Pablo Martín Llanos. “Una manada de híbridos en Argonáuticas de Apolonio de Rodas” Andrea Vanina Neyra. “Ilusiones y enseñanzas diabólicas: algunas pistas sobre la interpretación de las supersticiones en el cristianismo altomedieval” María Estrella. “Monstruos en el roman medieval: entre seres mitológicos y mujeres rebeldes” Alejandro Morin. “Los sueños del derecho producen monstruos (o mulas). El montaje de ficciones jurídicas en el derecho medieval” Lucía Orsanic. “Lo monstruoso caballeresco en su vertiente femenina, a propósito del Palmerín de Olivia [1511]” Rodrigo Cabrera. “La ‘circulación ritual’ hacia el Kurnugi. La semántica del descenso y la inmolación de Inanna” Silvana E. Fantechi. “El simbolismo del tekenu en la procesión funeraria” Rodrigo Núñez Bascuñan. “La doble modalidad de lo ajeno. Forma de acceso del difunto al Más Allá y participación de un ser monstruoso: Amit” João Henrique Ribeiro Barbosa. “Médico e monstro” María Inés Aldao. “La inversión de la monstruosidad: Comentarios, de Álvar NúñezCabeza de Vaca” María Amelia Arancet Ruda. “Cuán normal es arrancar el corazón. El Himalaya o la moral de los pájaros, de Miguel Ángel Bustos” Micaela Finkielsztoyn. “En historias abiertas no entran Monstruos” Carlos Garay. “El monstruo neuronal” Andrea Arismendi. “Los monstruos en la medicina de la España Moderna” Roberto Toscano. “El Sacro Bosco de Bomarzo: lo monstruoso extraordinario” Mauro Vallejo. “La saturación de mismidad: lo monstruoso. Una lectura de la teoría de la degeneración de Morel” Paulo Augusto de Melo Wagatsuma. “Cultura e corrupção: O monstro cultural em O retrato de Dorian Gray” Wingeyer, Hugo Roberto; Gusberti, Jimena Verónica y Trevisán, Olga Natalia. “Monstruos y monstruosidades en estudios de disponibilidad léxica de Resistencia y Corrientes” Representaciones estéticas. Grecia y Roma Marta Sagristani y Noemí A. Córdoba. “El discurso mítico en la antigüedad clásica: ¿mujeres o monstruos?” Gustavo Daujotas. “El inframundo y la visita de los muertos en Propercio 4.7” Julieta Cardigni. “La construcción del otro en las lecturas ejemplares de Servio (Comentarii in Aeneidam)” Maricel Radiminski. “Videt totumque inquirit in orbem: la figura de la Fama como agente de control en OV. Met. XII.39-‐63” Martín Pozzi. “Los verdaderos monstruos de la naturaleza: cuerpos, volcanes y fantasmas en el Etna” Roxana Nenadic “Los prodigios de la escritura: Gelio y los cuerpos maravillosos (Noches Áticas 9.4)” Vanessa Ribeiro Brandão. “Los sátiros: marginalización o representación del humano” Representaciones estéticas. Literatura y medialidad moderna y contemporánea Federico D. Uicich. “El otro Frankenstein: de la ciencia prometeica al reconocimiento de la identidad” Juliana Ciambra Rahe. “A morte do mundo e o nascimento do monstro: entre revelações e regressos” Paula Labeur. “Del espacio exterior al hipergueto: las amenazas de los nuevos extraterrestres” Mariano Veliz. “Los monstruos y las políticas de inclusión y exclusión en el cine gótico contemporáneo” Martín Azar. “La representación de lo monstruoso en “El señor consejero público”, de Theodor Storm” Mercedes Merino Fontal “Biotecnología: ciencia ficción o realidad. Un análisis de La posibilidad de una isla de Michel Houellebecq” Representaciones estéticas. Literaturas argentina y latinoamericanas Ludmila Rogel. “Del sueño a la pesadilla: el umbral de lo fantástico” Marcos Zangrandi. “Monstruos de Bomarzo: cuerpo, linaje y medida” Paulo R. B. Caetano. “Três faces do monstro: Beemot, Golem e Lilit como itens de um catálogo infinito, em O livro dos seres imaginários, de Jorge Luis Borges” Marcos Antônio Alexandre. “Rito y performance: la hybris en Balbina de Iansã y en María Antonia” Andréia Garavello Martins. “Dr. Rosa & Mr. Cara-‐de-‐Bronze” Laura Arnés. “La voz de la abyección. Lesbianismo y monstruosidad en Monte de Venus de Reina Roffé” Silvia Jurovietzky. “Comer el seso. Sobre Los papeles salvajes de Marosa Di Giorgio” Cristina Fangmann y Alfredo Grieco y Bavio “Los monstruos contraatacan: una venganza de los indios en las literaturas andinas del siglo XXI” Marcela Crespo Buitrón. “La ciudad criminal: Espacio de alienación y violencia en El oficinista de Guillermo Saccomanno” Presentación Entre el 21 y 23 de octubre del 2010 realizamos las IV Jornadas de Reflexión Monstruos y Monstruosidades en el Museo Roca de la Ciudad de Buenos Aires, espacio que cobijó y auspició las sucesivas versiones de estas reuniones. La idea central que orientó al conjunto de los encuentros (1998, 2002, 2006 y 2010) fue que los monstruos se sostienen, solicitan e inspiran un haz de diferencias bajo la forma de amenazas culturales que acechan los límites de lo humano y emergen en distintos momentos históricos. Diferencias de índole cultural, política, racial, económica y sexual que siempre arrastran modos del exceso, el horror y la deformación. A lo largo de estos encuentros fuimos constatando que el interés por el tema se renovaba tanto como se extendía el repertorio de materiales culturales indagados y se ensanchaba su capacidad para provocar interpretaciones, abrir y reordenar corpus y archivos. Cada una de las publicaciones que editamos (los CD Monstruos y Monstruosidades. Perspectivas disciplinares 1 (2003) y 2 (2007) y el libro Criaturas y saberes de lo monstruoso, 2008) intentaron ser un reflejo de los diversos cauces de interés que cada disciplina o espacio de saber tramitaba con las criaturas, temas y miradas sobre/de la monstruosidad. Como hemos sostenido en nuestra convocatoria los monstruos conviven con todas las estéticas y filosofías de la alteridad y condensan y animan poéticas y políticas de exclusión. Abundan, sobreabundan, saturan. En el juego pendular que estas figuras de la diferencia dibujan entre exterioridad/interioridad, visibilidad/ocultamiento, continuidad/discontinuidad producen una crítica de la cultura que las engendra y a la que sin duda constituyen. En el conjunto amplio de trabajos aquí incluidos se podrá advertir una puesta al día de los movimientos, desfasajes y desplazamientos de los imaginarios culturales ligados con lo monstruoso y el juego de las nociones y conceptos que ellos favorecen de manera que la lectura sucesiva o discontinua de los escritos sitúa entre ellos posibles diálogos entre épocas, contactos entre territorios reales o virtuales, ecos o afinidades sobre lo humano y sus frágilesfronteras. Esta publicación no reproduce exactamente el desarrollo del encuentro. Contiene solamente los trabajos de aquellas personas que lo enviaron para su publicación; están presentados en su lengua original (español o portugués) ya que se contó con una amplia participación de investigadores, profesores y estudiantes brasileños. La totalidad del material se distribuye en diferentes secciones que sirven a los efectos de diseñar un orden pero que no impiden la posibilidad de establecer otros conexiones entre ellos: Estética y política, Géneros sexuales, Violencia, cuerpo y política, Monstruosidad e infancia, Genealogías e historia, Representaciones estéticas a la que le corresponden tres sub-‐secciones: Grecia y Roma, Literatura y medialidad moderna y contemporánea y Literaturas argentina y latinoamericanas. Los textos permiten constatar un cierto predominio de algunas líneas temáticas sobre estética y sus modos de articularse con la cultura y la política. En el marco IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 1 de las Jornadas pudimos asistir a una conferencia de la escritora Luisa Valenzuela que pasó revista a sus monstruos personales y a los que inspiraron su literatura. Una sección aparte se destaca en esta compilación. Se trata de la presentación del panel “Los monstruos de la historieta argentina: los herederos de gurbos, cascarudos, manos y ellos”, coordinado por Hernán Martignone que reunió a jóvenes historietistas argentinos quienes dialogaron acerca de la fuerte presencia de estas figuras en sus imaginarios visuales. Figuras que son parte de la cultura actual y que, como contemporáneos de nuestros sueños y pesadillas nos forjan y representan. Comité Editorial Elizabeth Caballero de del Sastre Nora Domínguez Ana Laura Martin Jimena Palacios Elsa Rodríguez Cidre Marcela Suárez IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 2 Los monstruos de la historieta argentina: los herederos de gurbos, cascarudos, manos y ellos Hernán Martignone / UBA Historietistas: Cecilia “Gato” Fernández, Salvador Sanz, Luciano Saracino Mesa redonda A Carlos Trillo que casi forma parte de esta mesa › Presentación Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López llenaron, en su magnífica historieta El Eternauta (1957-‐1959), la ciudad de Buenos Aires con monstruos de otro mundo, mostrados o no mostrados, que hasta ese momento pertenecían a países exóticos o por lo menos extranjeros. Otros monstruos han poblado, después, las ricas páginas de la historieta argentina, como aquellos que el Sueñero de Enrique Breccia iba cazando por mundos reales y fantásticos o los Mariscales del Perramus de Sasturain y Breccia o el torturador que Carlos Trillo y Juan Sáenz Valiente presentaron irónicamente con la pinta de un galán de cine en la tremenda Sarna (Iron Eggs) o el infame y desquiciado Guastavino de El síndrome Guastavino (Sudamericana), de Trillo y Varela. Salvador Sanz, en Desfigurado (Exabrupto), Legión y Nocturno (Ivrea), Angela Della Morte (Ovni Press), vuelve a ubicar criaturas monstruosas en la conocida geografía porteña y argentina; Cecilia “Gato” Fernández, en Ailin (work in progress), pasa de la vigilia al sueño con una protagonista montada en lagartijas gigantes y amenazada por ballenas y parásitos, al tiempo que nos muestra sus miedos más profundos –por cotidianos y familiares– en su álbum autobiográfico El invierno de la cucaracha; Luciano Saracino, guionista de El feo (Fierro), Corina y el pistolero (Llanto de Mudo) y la tira Ciro Todorov, el niño lúgubre –además de autor de libros infantiles como Agendas monstruosas–, juega con diversas concepciones de lo monstruoso desde el humor, desde la estética del tango, desde la ingenua perversidad de la infancia. Para realizar este recorrido por las obras de una nueva generación de historietistas entablamos un diálogo ameno con los autores sobre la significación de lo monstruoso en sus propias creaciones y en la historieta argentina, que a través del tiempo ha sabido mostrar – desde la conjunción de palabras e imágenes– la otra cara del sueño argentino. Hernán Martignone: ¿Cómo llegan los monstruos o lo monstruoso a ustedes y a sus IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 3 historias? Cecilia “Gato” Fernández: Los monstruos llegaron a mi vida saliendo de debajo de la cama, como le pasa a todo el mundo, ¿no? Hasta que unos años más tarde me di cuenta de que los monstruos eran los padres y eso me aterró mucho más. Desde infante me encantaban las películas de terror. A los cuatro vi El exorcista y me maravilló. Quería bajar las escaleras como la chica poseída, pero no podía porque no tenía escaleras en casa. Si tenía pesadillas a la noche, nunca llamaba a mis papás, porque ya sabía que los monstruos eran ellos y solo estaban esperando un momento de debilidad para atacar. Salvador Sanz: Los monstruos llegan a mi vida de muy chico. Recuerdo que a mi hermano, mayor que yo, le pasaron un libro ilustrado sobre monstruos y fantasmas. Las imágenes me generaban mucho miedo; por primera vez conocí a Medusa, la Gorgona de la mitología griega, y no solo la imagen me daba pavor, sino su historia. La próxima criatura que perturbó mi infancia fue el tiburón de Spielberg. Recién meanimé a ver la película entera ya de adolescente. Luciano Saracino: En realidad, en mi caso yo llegué a los monstruos. Pensá que nací en Buenos Aires, en 1978. Todo estaba lleno de monstruos. Las sombras estaban llenas de monstruos. El ascensor que subía de madrugada era un monstruo. No era fácil vivir así. Uno nunca se acostumbra a sentirse tan rodeado. Yo lo que hice fue estudiarlos para perderles el miedo. Y la literatura (o el cine) fue el lugar donde más simples se me hicieron, porque los otros, los de carne y hueso, era mejor ni mirarlos. Desde muy chico fui una especie de estudioso de todo lo que girara en torno a los monstruos. Desde las revistitas más baratas hasta la maravilla del Eternauta y sus seres extraterrestres. Desde las películas más bizarras hasta joyitas como El exorcista o La profecía. Vino de fábrica: los monstruos y yo. HM: ¿Qué pueden decir de los monstruos en la historieta en general y en la historieta argentina en particular? Imagen 1. Ailin, de Cecilia Gato Fernández. IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 4 CGF: Tengo que mencionar a Robert Crumb y sus monstruosidades (más allá de que el tipo es en sí un monstruo); a Neil Gaiman y sus cuentos lúgubres y llenos de magia; a Charles Burns con esas viñetas que podrían ser cuadros, llenos de elementos retorcidos y aterradores, y a Daniel Clowes con, por ejemplo, Como un guante de seda forjado en hierro (un libro plagado de monstruos). En la historieta argentina tendría que mencionar al Eternauta, pero no tengo ganas. Así que llamo a mención a Sarna, la historieta de Carlos Trillo y Juan Sáenz Valiente, donde los monstruos son personas reales, son gente que camina por la calle cumpliendo mejor su papel de monstruo que cualquier criatura sobrenatural que nos podamos imaginar. Anita, la hija del verdugo, de Juan Bobillo, con monstruos maravillosamente creados. Y las historietas del querido y aquí presente Salvador Sanz, que entendió perfecto la definición de la palabra terror. Y no quiero olvidarme de mi maestro, Horacio Lalia, otro gran dibujante de historietas de horror. Elijo estas historietas por variadas, por hermosamente creadas, porque hablan de los monstruos en muchas de sus formas. Pero si me preguntan a mí, por el monstruo en general, el que más me aterra es el monstruo interno, que dependiendo de cómo lo enfrentes te puede cagar la vida o empujarte a vivirla enfrentándote cada día a él. SS: Todas las criaturas de El Eternauta: cascarudos, manos, gurbos y ellos eran mis favoritos. De mucho más grande accedí a las adaptaciones de Lovecraft realizadas por Alberto Breccia y me voló la cabeza. De adolescente leía la revista Creepy, la versión española, y allí me hice fan de la historieta de horror en blanco y negro. LS: No es raro que la historieta argentina haya tenido tanta presencia de lo monstruoso. Y claro que no es solo de seres putrefactos o de criaturas abominables de las que hablamos: los policías que vienen a buscar al protagonista de “El corazón delator” (de Trillo y Breccia) son Monstruos; la “Mujer Hermosa” de Perramus (de Sasturain y Breccia) es monstruosa; el crecer toma tintes de monstruoso en El último recreo (de Trillo y Altuna)… ¡La esposa de López! (también de Trillo y Altuna). Naturalmente, en la tradición historietística argentina abundan los monstruos tradicionales: mucho se ha escrito y dibujado sobre vampiros, demonios, aliens y demás cuestiones que tan interesantes son para hacer análisis sobre la sociedad en que vivimos y, claro, para divertirnos un rato. Porque, vamos, no nos vamos a hacer ahora los superserios porque estamos en una charla sobre la filosofía de lo monstruoso: los monstruos nos encantan –a Gato, a Salvador y a mí– porque, también, son divertidísimos… y quedan muy bien cuando los dibujan genios como los que me rodean. HM: ¿Qué importancia le dan ustedes a lo monstruoso en sus obras? CGF: Yo quiero un monstruo que importe, que te persiga, que te aterrorice. Que te haga hacer cosas, que de tan real sea la excusa perfecta para no hacer otras. Mis historietas están Imagen 2. Ilustración de Salvador Sanz. IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 5 plagadas de monstruos, porque todos tenemos miedo, yo tengo miedo y me parece una manera linda de enfrentar el tema. ¿Cuál era la pregunta? Ah, sí. Mucha importancia. SS: Lo monstruoso está presente en todas. Es un desafío visual y conceptual. Siempre me propongo crear alguna criatura nueva salida de mi imaginación. Claro que las influencias son miles, pero no me interesa contar historias de vampiros, hombres lobos o zombies. Mi desafío es crear mi propia mitología de criaturas. LS: En mi caso, los monstruos son fundacionales. No tengo obra sin “lo monstruoso” en algún lado, aunque más no sea en un par de viñetas. Tengo algunas obras de tintes costumbristas en las que, en algún momento, lo monstruoso es citado aunque más no sea en una pesadilla. Me gusta trabajar el concepto. Por un lado, cuando escribo libros para chicos me gusta jugar con lo divertidos que pueden ser los monstruos. Convertir en risa lo que debería ser pavoroso. Bastante complejaes la infancia como para que, encima, se le añadan temores (ojo: también tengo algunos libros para chicos que son directamente aterradores; lo que estoy queriendo decir es que, si puedo, elijo la risa; y los monstruos son un código con los chicos que siempre funciona). Los monstruos son los mismos en todos lados y en todas las edades. Un nene le tiene miedo a un vampiro. ¿Te cuento una cosa? Algunas veces yo también. Por eso son tan magníficos. Tengo un libro sobre monstruos que fue traducido a un montón de idiomas (ponele: coreano, serbio, griego…). Yo qué sé cómo es un chico croata o qué cosas le gustan, qué golosinas come, qué juegos prefiere. Lo que te aseguro es que en Croacia conocen tan bien mis monstruos como los conocía el pibe que fui y que vivía en Villa del Parque. Por ahí a La Llorona le dice de otra manera. Pero te aseguro que el concepto lo tiene. Y ese pibe, además, tiene el mismo miedo que tenía mi abuelo cuando era chiquito. Ahora bien, si los monstruos saltan las fronteras y le ganan al tiempo mismo… ¿cómo vas a dejarlos de lado a la hora de escribir? Te cuento una: una vez escribí una historieta que era sobre un gorila policía (King Cop, ilustrada por Omar Hechtenkopf). Si vos en Argentina hablás sobre un gorila policía está más que claro lo que querés decir, ¿no? ¡No hay nada más monstruoso que un gorila policía! (o un policía gorila…). Bueno, el libro se publicó primero en Francia. Y nadie le encontró el chiste. Leyeron una historieta de superhéroes con un monstruo como protagonista. Las críticas fueron estupendas, pero a nadie se le ocurrió ver el costado –si se quiere– político del asunto. Cuando se publicó en Argentina la lectura era tan obvia que no hizo falta ni siquiera mencionarla. Y en los dos casos funcionó: el gorila divierte. El monstruo salta las fronteras. Gusta. IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 6 HM: ¿Qué son para ustedes los monstruos o cómo entienden la idea de lo monstruoso? Para muchos se trata de gigantes, zombies, freaks, cosas horribles y fantásticas, pero también torturadores, personas terribles, etc. CGF: Todo eso, ¿no? Me gusta variadito. Lo monstruoso tiene muchas lecturas y formas de verlo. Por ejemplo, mi monstruo personal son las cucarachas. Hay gente a la que le pueden asustar las sillas. Lo monstruoso está donde canalices tu terror. SS: Para mí los monstruos son los diferentes y muchas veces únicos. Siempre me interesó lo diferente y la estética brutal. Pero tratar de encontrar belleza en lo horrible. En lo diferente. El Alien de Giger es el mejor ejemplo de eso. Es una criatura tan bella como horrible. Es tan amenazante que infunde respeto. Me interesa más representar esa sensación, que hacer una criatura que infunda lástima. LS: Dice Camus que el infierno es la mirada de los demás. No hay monstruo más tremendo que el cómo nos ven. De esa manera, nosotros también somos monstruos, porque miramos. Somos un espejo que refleja otro espejo. Monstruos observando monstruos. Y eso sirve porque cada monstruo cuida que los otros monstruos no se devoren entre sí. Nos vigilamos. Nos castigamos. Vigilar y castigar: ¿qué otra cosa puede hacer un monstruo? Claro que en el mundo que vivimos el monstruo también es el diferente. Es el pobre que viene a golpearte la ventanilla del auto. Aquel al que hay que destruir. A mí me encanta el concepto de zombie: te rodean; son igualitos a vos (visten como vos, no vienen de Transilvania ni de Marte ni de ningún lugar lejano); tienen hambre… Si te agarran te comen desde adentro. Hay algunas lecturas muy interesantes que plantean que el zombie representa al sistema capitalista que quiere comerte (fijate que piden “cerebros”, por sobre el resto de opciones que tiene el cuerpo para ofrecer). Eso me gusta. Buscar en “lo monstruoso” lo que estamos diciendo como cultura, como sociedad… Imagen 3. El feo, de Luciano Saracino (guión) y Omar Hechtenkopf (dibujos). IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 7 como autores. HM: ¿Hay temas monstruosos en sí o lo monstruoso depende más bien de un enfoque que se le da a un cierto tema? CGF: Hay temas monstruosos, pero sin en el enfoque no son nada. No sé qué más decir... La respuesta es: enfoque. LS: Las dos cosas. Una violación es monstruosa. Un asedio de vampiros a un autobús es monstruoso. Claro que podés girar la cámara (o la viñeta) y contar algo que no debería ser monstruoso y volverlo bestial. ¿No nos explicó Barthes que el amor puede ser monstruoso? ¿Conocen una situación más monstruosa que la de estar sumido en amor? ¿Han visto alguna vez a un monstruo más atroz que aquel que sufre de enamoramiento? Ahí tenés un tema que a simple vista no es monstruoso, pero que si le das el enfoque justo lo volvés monstruoso. ¡Por dios! Prefiero un vampiro a un enamorado… SS: Creo que a todo tema se le puede encontrar el lado monstruoso. Todo lo podemos teñir de oscuridad. HM: ¿La historieta presenta lo monstruoso solamente a través de la imagen? ¿Qué papel cumple la palabra? CGF: La historieta se compone de dos cosas para ser creada: el guióny el dibujo. Es la bisexual de las artes. Una cosa no es sin la otra: la palabra justa en el momento justo, y la imagen correcta, con lo que se deja ver y lo que no, en el momento correcto, hacen a una buena historieta monstruosa. SS: Se puede hacer una historieta muda y sigue siendo historieta. Pero la palabra nos permite darle una profundidad mayor al relato. Es muy difícil contar absolutamente todo solo con la imagen, pero es un desafío mayor. LS: La historieta es un medio visual. No inventamos nada diciéndolo. Sin embargo (y acá Imagen 4. Ilustración de Cecilia Gato Fernández. IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 8 tampoco descubro América), la palabra sugiere. Añade. Suma. Una de las viñetas más monstruosas que yo he leído alguna vez la dibujó y escribió el colega aquí presente, Salvador Sanz. En ella, una joven se asoma a una ventanita absolutamente oscura (la página es enorme, el negro es absoluto). La chica pregunta: “Ey, señor diablo. ¿Es usted?”… ¡Y todo lo que vemos es negro! ¡Vos te construís con lo que llevás adentro de tu alma lo que hay adentro de esa ventanita! HM: ¿Es preferible sugerir o mostrar abiertamente lo monstruoso? ¿Qué ventajas y desventajas habría entre hacer una cosa o la otra? SS: Me gusta jugar con las dos maneras, ambos recursos son interesantes. A mí me gusta escatimar, generar suspenso mostrando poco, pero en algún momento pelar. A veces cuando uno creó mucha expectativa y al final muestra, se producen grandes decepciones. Pero a veces no mostrar nunca nada me resulta cobarde. CGF: Crear el clima es esencial, y eso se logra sugiriendo, creando momentos de tensión. Pero creo que en algún momento hay que “cumplir”. Algo hay que mostrar. La ventaja de sugerir es que dejás al lector crear su propia pesadilla con los elementos que le entregás. Pero si no mostrás algo, lo dejás con sabor a poco. Pero creo que cuesta mucho crear un clima mostrando abiertamente todo. LS: No hace falta dibujar al monstruo para que esté ahí. Te aseguro que en esa viñeta de Sanz a la que me refería antes el “lobo está”. Y da mucho más miedo lo que no ves. Lo que habita detrás del punto donde la visión no llega a ver porque la oscuridad se adueñó de todo. Lovecraft no contaba casi nunca cómo eran los monstruos. Por eso Lovecraft sobrevivió. Porque sabía que los monstruos los tenemos adentro y que no hace falta que venga nadie a describírnoslos… Dame una palabra justa y te ayudaré a que el dibujo sea más monstruoso aún… aunque solo muestres una ventanita vacía. HM: ¿Cuál sería el límite entre lo monstruoso, lo absurdo y lo ridículo? Piensen, por ejemplo, en lo que pasa con las películas de terror viejas, que hoy causan más gracia que miedo. CGF: Uh, son duras las preguntas... Preguntame algo chistoso. Hacé un ruido de monstruo, o algo. En fin... El límite es muy delgado. Es más, hay todo un género que se dedica a Imagen 5. Epígrafe: Nocturno, de Salvador Sanz. IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 9 eso. Las películas clase B, por ejemplo, están para pasar un buen rato, ¿no? LS: Es una línea muy difusa. Tenés que saber bien los códigos, como en todo. ¿Sabés lo jodido que debe ser escribir una historia de amor y que no quede cursi? Tenés que conocer el terreno. Estudiarlo. Y sí: el riesgo es mucho. Los que sabemos del género sabemos cuándo nos están tomando para la chacota, cuándo el que cuenta no tiene ni idea de lo que significa mantener un clima, tensar un hilo, mantenerte en la silla. ¡Y claro que los monstruos más truchos son los más divertidos! A mí me encanta mirar películas que fueron realizadas para producir pavor y lo que hacen hoy en día es desternillarte a carcajadas. Me dan mucha ternura. ¿Se reirán dentro de cincuenta de las cosas que hacemos nosotros hoy? Quién te dice… Por ahí sí. SS: Por eso me resulta tan interesante el terror. Se tienen que conocer los límites, en qué momento lo terrorífico deja de serlo y se convierte en absurdo y ridículo. Es una línea muy delicada. No es nada fácil. Pero el receptor tiene que ver en esto. Hay personas muy sensibles e impresionables a todo, y hay lectores a prueba de balas. HM: ¿Por qué les parece que los monstruos y lo monstruoso generan una atracción en los lectores cuando en principio se supone que deberían generar rechazo? Si es que eso efectivamente es así y no lo contrario: que en realidad generan más rechazo que atracción. CGF: Porque todos nos relacionamos con los monstruos. Todos tenemos miedos. Y hay una identificación inmediata si la monstruosidad está bien lograda. Aunque hay gente que no lo disfruta, porque ¡vamos! es un tanto difícil enfrentarnos con ello... SS: A mí me cuesta dar una explicación. De chico quería que ganaran los malos de muchas películas; más se esmeraba el director en que odiara al malo y más me seducía. Pero siempre pensé que me pasaba a mí solo, que era un niño retorcido y nunca supe bien por qué. Siempre me parecieron más interesantes los malos. Darth Vader era uno de mis favoritos y lo sigue siendo, je. LS: Eso pasa por lo que decíaantes: hay algo en lo más profundo del ser humano que pasa de cultura en cultura y de generación en generación: los monstruos, lo monstruoso. Nos da miedo lo que se oculta en la oscuridad. Nos da miedo –en definitiva– la muerte. Nos dan miedo las enfermedades… y a la vez nos atraen. Es esa cosa de niño que siempre vamos a tener de saber que a eso nunca vamos a poder acceder. Imagen 6. Ciro Todorov, el niño lúgubre, de Luciano Saracino (guión) y Fernando Rossia (dibujos). IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 10 HM: ¿Habría una diferencia entre el monstruo como villano (algo más tradicional) y el monstruo como protagonista? El monstruo como protagonista ¿está humanizado? ¿Por eso genera identificación? CGF: Por supuesto que genera identificación. Lo tenemos, por ejemplo, al monstruo del doctor Frankenstein. ¿Quién no lo quiere o no se identifica con él? La monstruosidad también viene por el lado de lo distinto. Todos nos sentimos bichos raros en el fondo (o no tan en el fondo). SS: Se puede generar identificación con los monstruos, humanizarlos. Hay miles de ejemplos de eso en el arte. Supongo que a Frankenstein, en sus muchas adaptaciones, se lo encaró de las dos maneras. LS: Te podría decir que cuando el monstruo se vuelve bueno es porque deja de ser “el otro” y pasa a ser un “monstruo como nosotros”. La Bestia, de La Bella y la Bestia, es un “monstruo como nosotros”. Cuasimodo es un “monstruo como nosotros”. El Fantasma de la Ópera… Sienten amor. ¡Hasta son capaces de morir por amor! ¿Cuántos hijos de vecino son capaces de morir por amor? Yo no lloré cuando Di Caprio se hunde en el Titanic, pero me deshice en lágrimas cuando bajan a balazos a King Kong. King Kong está humanizado. King Kong ama. A mí también me han bajado a balazos por amar a la mujer no correspondida. ¿Cómo no sentirme hermanado con el pobre simio? Claro que los monstruos identifican. Yo también volvería de la muerte como Drácula para seguir el deseo de mi corazón. Y eso no me haría menos monstruo. Me haría, en todo caso, un monstruo que, en cierto punto, produce empatía con el espectador. HM: ¿Hay algún tipo de mensaje o de moraleja en una historia con monstruos? ¿Qué pasa si los monstruos no son derrotados, si los fantasmas persisten? ¿Deberían ser derrotados? CGF: Empiezo a sospechar que tenés un monstruo en tu placard y querés saber qué hacer. No te voy a solucionar el problema, porque eso es cosa tuya. Pero te voy a dar un consejo... Los monstruos son como las cucarachas: donde matás uno, hay mil más. LS: Cuando ganan los malos… Cuando los zombies toman la ciudad… Cuando los extraterrestres se apoderan de la tierra… Eso es algo que no pasaba tanto antes. Antes vos te quedabas siempre tranquilo porque los buenos ganaban. Ahora no. Ahora estamos contando – nosotros, los que hacemos los relatos– historias donde los malos no siempre pierden. ¿Será que nos dimos cuenta de que los malos ganaron hace rato? ¿Será que si los buenos son estos tenemos ganas de que vengan los malos y nos hagan pelota? ¿Será que la fórmula se agotó y es hora de contar el mismo cuento de otra manera? No tengo la respuesta. Sé que, a veces, es mucho más divertido escribir que el monstruo se come a la rubiecita. Sobre el mensaje… Yo no creo que haya relato con más mensaje (llamalo como quieras, filosófico, bajada de línea, panfleto…) que aquel que tiene monstruos entre sus líneas. Vivimos en una película de terror: ¿por qué habría de extrañarnos que nos fascine el tema? Me explico: Jason es un tipo que se la pasa matando a los que tienen sexo antes del matrimonio, a los que se drogan, a los que no se toman las cosas en serio, a los que profesan modas “no aceptadas”… a los negros. ¿No es un buen modo de decirte – IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 11 al adolescente que mira esas películas– que si sos parte de alguno de esos arquetipos te va a ir mal en la vida? Jason te va a reventar con un machete. El sistema (que, claro, es un monstruo) te va a castigar de otros modos (te va a encerrar, te va a dar trabajos peores, te va a discriminar…). Más claro echale sangre. El terror sirve para educar: “Caperucita, no vayas al bosque”, “Mujer, no abras la puerta de Barbazul”, “Eva, no escuches a la serpiente”, “Esposa de Lot, no mires para atrás”… El miedo fija. SS: Muchos autores destruyen al monstruo para transmitir tranquilidad al receptor. El famoso “final moral”. Personalmente no me interesa dar mensajes morales cuando hablo de monstruos. Espacio para preguntas del público —Las historietas de monstruos ¿envejecen como el cine de terror, como Frankenstein? LS: Yo creo que menos, y es una cuestión meramente presupuestaria. Era muy difícil hacer un monstruo creíble hace cincuenta años en el cine. Sin embargo, las historietas se dibujaban casi como ahora. Claro que cambió el modo de contar y la estructura que se utiliza para llegar a ese tipo de relatos… pero en una historieta es muy difícil que se le vea el cierre al monstruo del pantano. Existen algunas historietas de la editorial EC que, a mí, me resultanbastante aterradoras. Lo que no quiere decir que la historieta no haya crecido muchísimo en estas décadas, claro. Si envejece, lo hace más lento que el cine. CGF: Todo envejece, los estilos envejecen, las historias también. Pero eso no nos impide apreciar y disfrutar un buen clásico. SS: Parece que sí. Lo único que parece no envejecer es la literatura. Pero siempre están las grandes obras que se resisten al tiempo; hace poco volví a ver Alien y el tiempo no le ha hecho nada, sigue siendo una película increíble y actual para mi gusto. —¿La historieta es narrativamente más simple que la literatura? CGF: La historieta tiene otros recursos diferentes, que mezclan el dibujo con la narrativa. Se pueden hacer cosas maravillosas con las viñetas (lean a Chris Ware), con los dibujos, con las formas. Hay otras que solo las podés disfrutar en un buen libro. Pero no, no es más simple, es diferente (como un buen monstruo). LS: Yo creo que la historieta es literatura. Es un modo de hacer literatura. Naturalmente, tiene sus modos que la diferencian de la prosa o la poesía o del ensayo. Es difícil verlo en términos de simple o complejo. Seguramente hay historietas infinitamente más complejas que ciertas obras literarias, y viceversa. Vos con la prosa (por ejemplo) te metés dentro de la cabeza del lector. Las cosas le suceden adentro. Con la historieta o el cine, la historia sucede afuera. Ahí está el reto: tenés que mostrar, pero eso que muestres tiene que dejar lugar para que el lector pueda “entrar”, como lo hace en una novela, por ejemplo. Ahí está la complejidad. Ahí el juego. SS: No estoy seguro. Nunca hice literatura. La literatura tiene mucho más años y ha madurado mucho más que la historieta. Pero en la historieta aún no se ha dicho todo. Eso la hace más interesante. —¿Se siguen produciendo historietas? ¿Cómo está el mercado actualmente? LS: Nos encantaría decir que estamos viviendo unos aires nuevos que nos llenan de fuerzas y le dan al medio una fuerza descomunal… pero la verdad es que estamos haciendo todos –dibujantes, guionistas, editores, lectores– un esfuerzo muy grande. Lo que se hace –que sigue IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 12 siendo poquito– está muy bien. Hay grandes obras. Se está publicando más que en las últimas dos décadas… pero falta algo muy importante: la masa de lectores. Sin eso, seguimos hablándonos a nosotros y a –ponele– diez mil personas más. Falta mucho para que tengamos un mercado fuerte, con lectores interesados en las novedades y editoriales dispuestas a jugar este juego. Pero vamos bien. ¡Somos pocos pero buenos! CGF: No, las historietas dejaron de realizarse en 1930. Fran López es el único historietista en el mundo que sigue trabajando, y vive exiliado en un zepelín en alguna parte remota del mundo, creando historietas. Ahora en serio, las historietas siguen siendo producidas; de hecho, todos los que formamos parte de esta mesa las producimos. Y hay cosas maravillosas para ser disfrutadas. ¿El mercado? En EEUU y en Europa está que explota. Acá está lleno de historietistas y pocos medios para ser publicados. Pero está tomando fuerza nuevamente. Yo confío en que, dentro de poco, no solo Liniers va a estar de moda... Y quisiera agradecer especialmente, en nombre los participantes de esta mesa, a los organizadores de estas jornadas por este espacio que le brindaron a la historieta en el congreso de monstruos. IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 13 Lope de Aguirre y el Amazonas: la representación de lo monstruoso Carlos A. Rossi Elgue / Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras “A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos.” (Jorge Luis Borges, “El sur”) En 1539 Gonzalo Pizarro llega a Quito, sin tener aún 30 años y siendo uno de los hombres más ricos del Perú, con el objetivo de dirigirse por el oriente al País de la Canela, en el territorio denominado El Dorado, el país del oro. La columna de hombres entre los que se encuentra Francisco de Orellana se pone en marcha. A medida que avanzan en la navegación aumenta el calor y la humedad. La lluvia y el vapor sirven de marco a una progresiva descomposición del orden entre los hombres y las cosas: hasta las embarcaciones comienzan a pudrirse. Este poder destructivo de la Naturaleza cada vez mayor parece encerrar la promesa de una proporción equivalente de riquezas, lo cual impulsa a seguir. A causa de los padecimientos y el hambre, Gonzalo envía a Orellana río abajo a buscar provisiones. Orellana traiciona a Gonzalo Pizarro, se deja ir a la deriva “donde la suerte lo guiase”. El dominico Gaspar de Carvajal registra la navegación hasta llegar a un inmenso río, no comparable con ninguno otro visto hasta entonces. En esta tierra desmesurada los indios refieren por gestos la existencia de una tierra llena de oro y plata, que se encuentra en el interior del continente, protegida por las temibles amazonas. Desde la cultura occidental que rige la mirada de los conquistadores se interpreta el relato de los indios, por lo que en un arranque de la imaginación creen ver las Amazonas con sus propios ojos: emerge el imaginariode la Edad Media y los mitos grecolatinos. A pesar del intento por representar lo desconocido y ordenarlo dentro de los parámetros de la razón, una atmósfera irreal y onírica envuelve la expedición. Mientras se avanza por el río, la desmesura es una constante en el discurso sobre el paisaje, así como el imaginario sobre las amazonas y el tesoro del Dorado, de difícil acceso, que se inaugura con estos primeros relatos. El mundo conocido se imprime sobre la realidad desconocida posibilitando un orden dentro del horizonte de expectativas de los conquistadores, pero al hacerlo encuentra lo inabarcable de su tamaño, la desproporción que lo vuelve monstruoso. En este marco, el cronista José de Acosta escribe Historia natural y moral de las Indias (1590), intentando explicar las características del río Amazonas, en la zona inhabitable de la región equinoccial: Es tal la grandeza de este río, que, si se juntan en uno el Nilo y Ganges, y Éufrates no le llegan con mucho. […] Mas hablándose de ríos, con razón pone silencio a todos los demás aquel gran río, que unos llaman de las Amazonas, otros Marañón, otros el río de Orellana, al cual hallaron y navegaron los nuestros españoles; y cierto estoy en duda si le llame río o si mar. (Acosta, 2003: 128) La representación del Amazonas se realiza a partir de la desmesura: inmenso, destructor, indefinido en tanto se lo confunde con un mar, inimaginable en tanto la comparación no sirve y sólo puede determinar que la imagen supera el límite conocido –el Nilo, el Ganges, el Éufrates. Lo nuevo se presenta ante la mirada como aquello de lo que emana el desborde, el caos que la mirada debe organizar dentro del sistema de valores reconocible. Por eso Acosta concluirá que IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 14 es “el emperador de los ríos”. 1 Las características de la región vinculadas a la promesa del Dorado, y la historia de codicia y traición en torno a su búsqueda, son fundamentales para comprender la dimensión del personaje de Lope de Aguirre, central en la historia del “río de Orellana”. Él instiga el asesinato de Pedro de Ursúa, capitán de la expedición en la que se encontraba y se declara traidor al rey Felipe II, a quien enfrenta en una carta. Analizaremos la valoración histórica del personaje de Lope de Aguirre en relación con la representación del paisaje, en dos textos distanciados temporalmente que expresan dos visiones diferentes de su imagen y que responden a dos modos de concebirlo a partir de sus respectivos contextos de producción. Este contraste permite redimensionar la figura de Lope de Aguirre que Miguel Otero Silva explora al reconstruir los acontecimientos históricos, bajo una nueva perspectiva, en su novela Lope de Aguirre, príncipe de la libertad, de 1975. Aquí Otero Silva toma como fuente principal la relación Jornada de Omagua y Dorado (1561) de Francisco Vázquez, integrante de la expedición. El 26 de septiembre de 1560 Ursúa emprende la jornada en busca del Dorado, con un contingente de 620 hombres, en dos bergantines y once chatas con provisiones y ganado, de las cuales sólo quedan tres al momento de echarlas al agua, ya que las restantes se quiebran podridas a causa de las carcomas y la lluvia permanente. El espacio que se recorre, lo enmarañado de la vegetación y el recorrido serpenteante de los ríos, aparece como imagen simétrica a las intrincadas relaciones de poder entre los hombres, autodenominados “marañones”. La podredumbre que impone el territorio acompaña la posible traición entre los hombres: […] nos echamos río abajo, harto descontentos por dejar los caballos y mucha ropa y ganados y otras cosas que por la falta de barcos no se pudieron llevar; y con mucho riesgo de nuestras vidas, porque el río es poderosísimo y los navíos que llevábamos estaban quebrados y podridos, y también porque al tiempo de la partida hubo algunos motines. (Vázquez 1945: 37). Lope de Aguirre organiza la traición que elimina a Ursúa y promueve el nombramiento de Fernando de Guzmán, quien también es finalmente asesinado. Él asume el poder, luego de la cadena de traiciones que conduce a la derrota de sus adversarios, sabiendo que las promesas del Dorado no son más que una ilusión, un invento de los indios para enloquecer a los conquistadores y con la convicción de que su verdadero objetivo es la gloria personal. El itinerario a seguir está señalado por la continuidad del camino que impone el río o el afluente que se tome en un cruce. El riesgo, tal como se expresa en la cita, proviene de dos fuentes equiparables: la Naturaleza y los motines. Cuando Lope toma el poder ese riesgo se vuelve absoluto y el espacio se desorganiza. Dice Vázquez: […] anduvimos perdidos entre muchas islas y brazos del río, que no sabíamos hacia dónde corría, porque las corrientes, con las mareas, eran tan grandes y tan continuas arriba como abajo, y los pilotos y gente del mar que allí había estaban desatinados y no entendían el río ni conocían las mareas. (Vázquez 1945: 88-‐9) 1 En el mismo sentido FranciscoVázquez, cronista de la expedición al Dorado de Pedro de Ursúa, observa que el Amazonas es sin comparación mayor que los ríos de España. IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 15 Lope deAguirre representa el caos, por lo que provoca la misma incertidumbre que el río a los experimentados navegantes. Para ellos deja de haber parámetros que los guíen y sienten la desorientación. Microcosmos y macrocosmos se construyen de manera simétrica. En este caos surge Lope de Aguirre, figura señalada por el cronista como encarnación del mal, quien articula los mecanismos de la traición, según la mirada de sus compañeros: Era este tirano Lope de Aguirre hombre casi de cincuenta años, muy pequeño de cuerpo […] Era bullicioso y determinado, y en cuadrilla era esto; y fue gran sufridor de trabajos, especialmente del sueño, que en todo el tiempo de su tiranía pocas veces le vieron dormir, si no era algún rato del día, que siempre le hallaban velando. Caminaba mucho a pie y cargando con mucho peso […] Tuvo por vicio ordinario encomendar al demonio su alma y cuerpo y persona, […] (Vázquez 1945: 166-‐7) Para Francisco Vázquez, Lope de Aguirre, -‐pequeño de cuerpo, mutilado, resistente, duro, maligno-‐, representa la monstruosidad, entendida como lo demoníaco. Y las quimeras vinculadas al paisaje, asociadas a lo paradisíaco, se transforman, en contacto con el mal y el peligro de muerte. A medida que el riesgo se intensifica, durante la travesía, el espíritu maléfico de Lope de Aguirre se manifiesta y reina. El caos emerge de la contradicción que pretende sintetizar, en un mismo escenario, lo paradisíaco y lo infernal. Bajo estas condiciones la realidad deviene universo proclive a la locura, donde emerge la presencia de lo monstruoso en el espacio amazónico, ligado a la figura de Lope de Aguirre. La Naturaleza incomprensible se resiste a ser aprehendida e impone su reino caótico. De la lejanía llegan los ruidos insólitos de la selva, tal como si una compañía de músicos enloquecidos tocaran en bárbaro desorden sus instrumentos y desataran una melodía irracional y tenebrosa. (Otero Silva 1975: 198) En la reescritura de Miguel Otero Silva no sólo se produce una correspondencia entre espacio y personaje sino que el espacio se significa a partir de Lope de Aguirre, evocando, una y otra vez, más allá de la anécdota, la presencia de la criatura monstruosa. Otero Silva recupera la figura de Lope de Aguirre a partir de las fuentes que consulta, entre las que se encuentra la crónica de Vázquez y concibe una novela fragmentaria en la que, de manera explícita, el autor-‐novelista pone al descubierto su dificultad para avanzar sobre el pasado, entenderlo y reconstruirlo, con los medios disponibles. Por esta razón emergen las voces de los protagonistas bajo distintos tipos de discursos que intentan dar cuenta de los acontecimientos. De pronto nos cae por la margen izquierda el caudaloso y ancho río de la Canela, por esa poderosa corriente tributaria entró el descubridor Orellana con su barco “San Pedro”, en ese punto el Marañón se vuelve irreparablemente universal, el navegante comienza a sentirse mínimo o infinito según la opinión que de sí mismo tiene. En mi caso un soplo de grandeza se me enrisca en el pecho entretanto el gran cristal del río crece ante mis ojos. Es algo como si volviera a nacer del vientre de mi madre, para el bien y para el mal. […] Ahora la majestad de este río me devuelve la conciencia de lo que realmente soy, no anciano renco y desdentado sino brazo dispuesto a coronar las hazañas más insignes, fuerte caudillo de más valer por encima de todos cuanto vales, valgo más y mucho más que el gobernador Pedro de Ursúa, valgo tanto como el rey Felipe, a quien Dios guarde, llegarás a valer menos que yo, rey español. (Otero Silva 1975: 185) La figura de Lope de Aguirre incorpora el espíritu del paisaje y se engrandece sobrepasando el límite de lo imaginable ya que su poder excede al del rey. El personaje expone el IV Jornadas Monstruos y Monstruosidades ISBN 978-987-3617-74-4 16 contraste entre el pasado de padecimientos y un momento inaugural de rebeldía vinculado a la utopía americana: él encarna la desilusión que provoca América para aquellos que desembarcan con el sueño de realizar grandes hazañas. En una carta hipotética de Lope de Aguirre dirigida al rey, él se queja por ver frustrada su misión de extender los límites del imperio y, por el contrario, encontrarse envuelto en una trama de traiciones por oro -‐y no por gloria, aclara Lope-‐, por lo cual las luchas en nombre del rey sólo consisten en sofocar sucesivas rebeliones, sin que esto traiga algún provecho. Cuando Lope de Aguirre se suma a la expedición de Ursúa, ya había participado en las guerras civiles al servicio de la causa oficial, contra Gonzalo Pizarro, Pedro Alonso de Hinojosa, y Francisco Hernández de Girón. Aguirre participa en la lucha contra los traidores, lo cual le cuesta quemaduras en las manos por el disparo del arcabuz, la cojera de una pierna y poca recompensa por sus servicios. Esto traza el camino hacia su transformación en traidor, según la progresión establecida en la novela de Otero Silva: […] comenzaron a brotar las traiciones como gusanos, yo las había oído maldecirlas mil veces mas nunca había sentido en mi rostro su saliva pegajosa y verde, la historia del Nuevo Mundo ha sido amasado con barro de traiciones, […] (Otero Silva 1975: 142-‐3) La traición se presenta como aquello que corroe las bases del imperio, y lo que lo conduce a su destrucción. Por consiguiente, cuando durante la expedición todavía estaba al mando de Ursúa, el capitán envía a García de Arce a buscar bastimentos y Lope, recordando los acontecimientos sucedidos años antes, cuando Orellana traicionó a Gonzalo Pizarro, piensa: A propósito de estos sucesos recuerdo yo que por estas