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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
SISTEMA DE UNIVERSIDAD ABIERTA Y EDUCACIÓN A 
DISTANCIA (SUAYED) 
 
 
 
LOS PERSONAJES OBJETO Y EL AMBIENTE COMO 
CREADORES DE UNA FANTASÍA ESPERPÉNTICA EN 
TRES CUENTOS DE LA NOCHE DE FRANCISCO TARIO 
 
 
 
TESIS 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE 
LICENCIADO EN LENGUA Y LITERATURAS 
HISPÁNICAS 
 
 
 
PRESENTA 
OSCAR JUÁREZ BECERRIL 
 
 
 
ASESOR DE LA TESIS 
MTRO. HUGO ENRIQUE DEL CASTILLO REYES 
 
 
 
CIUDAD UNIVERSITARIA, CD. MX., 2016 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
 
 
A ustedes, mamá y papá, 
por su dedicación y amor sin límites 
 
 
 
A Raquel, 
porque eres la esencia de este maravilloso sueño 
 
 
 
A mis hermanos, 
compañeros de vida 
 
 
 
Al Mtro. Hugo Enrique del Castillo Reyes, 
por los conocimientos, el tiempo y la constancia aportados a este trabajo 
 
 
 
A Francisco Tario, 
creador de espléndidas fantasías nocturnas 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Hay gritos en la noche, gritos perdidos tras las puertas, que pueden ser los gritos de 
todos aquellos que se están muriendo. 
 
Francisco Tario, Equinoccio 
 
 
 
 
 
 
NOCTURNO MIEDO 
 
Todo en la noche vive una duda secreta: 
el silencio y el ruido, el tiempo y el lugar. 
Inmóviles dormidos o despiertos sonámbulos 
nada podemos contra la secreta ansiedad. 
 
Y no basta cerrar los ojos en la sombra 
ni hundirlos en el sueño para ya no mirar, 
porque en la dura sombra y en la gruta del sueño 
la misma luz nocturna nos vuelve a desvelar. 
 
Entonces, con el paso de un dormido despierto, 
sin rumbo y sin objeto nos echamos a andar. 
La noche vierte sobre nosotros su misterio, 
y algo nos dice que morir es despertar. 
 
¿Y quién entre las sombras de una calle desierta, 
en el muro, lívido espejo de soledad, 
no se ha visto pasar o venir a su encuentro 
y no ha sentido miedo, angustia, duda mortal? 
 
El miedo de no ser sino un cuerpo vacío 
que alguien, yo mismo o cualquier otro, puede ocupar, 
y la angustia de verse fuera de sí, viviendo, 
y la duda de ser o no ser realidad. 
 
Xavier Villaurrutia, Nocturnos 
 
 
 
ÍNDICE 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
CAPÍTULO I. ANTECEDENTES 
 
1.1 Tario y La Noche 
 1.1.1 El mundo de Francisco Tario 
 1.1.2 Contexto literario de La noche 
1.2 Literatura fantástica, horror y manifestaciones en México 
 1.2.1 La literatura fantástica 
 1.2.1.1 Un acercamiento al miedo en la literatura 
 1.2.1.2 Panorama de la literatura fantástica mexicana 
1.3 Personajes objeto 
 1.3.1 El mundo de los objetos 
 1.3.2 La fábula 
1.4 El esperpento 
 
CAPÍTULO II. EL MIEDO Y LA LOCURA 
 
 2.1 El miedo 
 2.1.1 El miedo a la decrepitud 
 2.2 La locura 
 2.2.1 La locura gris 
 
CAPÍTULO III. LA DESILUSIÓN IRÓNICA 
 
 3.1 La desilusión 
 3.1.1 Espacio transgresor 
 3.1.2 Ilusiones quebrantadas 
 3.2 La ironía y la burla 
1 
 
7 
 
7 
7 
12 
17 
17 
22 
25 
31 
31 
36 
39 
 
44 
 
44 
45 
52 
55 
 
62 
 
62 
62 
66 
69 
 3.2.1 Incursión en el mundo humano 
 
CAPÍTULO IV. LA MUERTE 
 
4.1 El suicidio como liberación 
 4.1.1 El tedio 
 4.1.2 Lo estrepitoso 
4.2 La noche y la muerte 
 4.2.1 Viaje nocturno 
 4.2.2 La noche irracional 
4.2.3 La última noche 
 
CONCLUSIONES 
 
LISTA DE REFERENCIAS 
78 
 
82 
 
82 
84 
87 
90 
95 
100 
103 
 
106 
 
110 
 
 
 
1 
INTRODUCCIÓN 
 
La obra de Francisco Tario (1911–1977), en su tiempo, no fue de grandes tirajes ni 
acaparadora de muchos adeptos; llena de una mística propia, sus lectores han 
reconocido la originalidad que permea las líneas de sus textos. Quizá esta originalidad 
y una cierta falta de apego a los convencionalismos de su época, han logrado que su 
trabajo se relacione continuamente con la llamada “literatura fantástica”. 
En el trabajo del escritor capitalino identificamos diversos personajes que nacen 
de una imaginación rebosada y que parecen pertenecer a sectores que no entran en lo 
que comúnmente llamamos sociedad: locos, animales que hablan, almas que narran, 
fantasmas, inadaptados sociales y objetos humanizados, entre otros. El presente 
trabajo se enfocará en el análisis de estos objetos que, por medio de una animación con 
características humanas, irrumpen en un mundo demarcado por la noche. De acuerdo 
con lo anterior, los cuentos que se revisarán serán “La noche del buque naufrago”, “La 
noche del traje gris” y “La noche del féretro”, incluidos en La noche1 de 1943. 
Con respecto a los objetos como personajes, el cubano Reinaldo Arenas (1943-
1990), quien también recurrió al uso de animales parlantes, asienta en su obra El portero 
una proclama que coincide con la otra realidad que pretende mostrar Tario: 
Algún día […] todas las cosas, aparatos y objetos, cobrarán la 
independencia que es patrimonio natural de ellas mismas y que duermen 
en algún recoveco de su aparente inconsciencia. Entonces esos objetos 
llamados inanimados por el hombre, quebrantarán las leyes humanas, 
asumiendo las suyas, que son las de la libertad y por lo tanto las de la 
rebeldía (1990, p. 151). 
 
 
1 En 1.1.2 Contexto literario de La noche, se ampliará el panorama de los textos que integran la opera prima de 
Tario. 
 
2 
¿Por qué narrar? ¿Por qué estudiar las narraciones? Son preguntas que surgen al 
momento de enfrentarnos con una investigación literaria y para contestarlas sería 
primordial considerar que la comunicación siempre ha sido una necesidad del ser 
humano en la cual se basan sus actividades y sus relaciones cotidianas. En el caso 
específico del arte y de la literatura, esta necesidad se exterioriza por medio de un 
lenguaje que pueda transmitir la experiencia del hombre. En cuanto a la actividad 
específica de narrar, Luz Aurora Pimentel en su obra El relato en perspectiva (2002) dice 
que “Tendría entonces la experiencia humana una suerte de narratividad incoativa que 
no surge, como se dice, de la proyección de la literatura sobre la vida, sino que 
constituye una ‘auténtica exigencia del relato’” (p. 7). Dicho lo anterior, la relación 
entre la experiencia humana y el narrar un suceso, es un hecho cultural del hombre. En 
otras palabras, digamos que una selección orientada de nuestra experiencia2, hace al 
narrador llevar a cabo una composición que represente esa experiencia. 
A su vez, existen diferentes definiciones de lo que es el relato, en este caso me 
basaré en lo dicho por la misma autora, quien lo define como “la construcción 
progresiva, por la mediación de un narrador, de un mundo de acción e interacción 
humanas, cuyo referente puede ser real o ficcional” (p. 10). A su vez, esta teórica 
literaria hace dos clasificaciones del relato, la primera atendiendo al modo de 
enunciación, donde el relato puede dividirse en narrador y mundo narrado; y por otro 
lado existe la clasificación desde la perspectiva del relato como texto, donde se 
localizan tres aspectos de la realidad narrativa: la historia o contenido narrativo, el discurso 
o textonarrativo y el acto de la narración (pp. 10-11). 
 
2Según Luz Aurora Pimentel, la memoria y el interés son los detonadores que recapitulan nuestra vida, la vida de 
otros y del mundo. 
 
 
3 
La historia se constituye por los eventos ocurridos en un espacio dado, que 
Pimentel llama universo diegético, que es un universo espacio temporal específico, que 
representa “un mundo en el que lugares, objetos y actores entran en relaciones 
especiales que sólo en ese mundo son posibles” (p. 11). El discurso es la forma en que se 
organiza la historia y al mismo tiempo le da cohesión. Por último, el acto de la narración 
es la forma en que se relacionan el narrador, el universo diegético y el lector (p. 11). 
En lo que respecta a la presente investigación, el punto a considerar será el 
contenido narrativo ya que es donde se ubican los personajes, aunque cabe anotar que el 
análisis refiere de forma implícita a los otros dos aspectos, pues no es posible su 
separación porque no son fenómenos aislados, sino que están internamente 
relacionados. 
Regresando con Tario, el entorno es un aspecto determinante en sus narraciones. 
La atmósfera dominante en La noche es el ambiente nocturno, que representa el marco 
donde los personajes se tienen que desenvolver. Para poder desarrollar lo anterior, será 
necesario recurrir nuevamente (como en el caso de los personajes) al conocimiento de 
lo que es el relato, así como el contenido narrativo ya que es donde se ubica el universo 
diegético. 
En cuanto a la teoría relativa a la literatura fantástica, tomaré como base lo 
expuesto por el búlgaro Tzvetan Todorov en su Introducción a la literatura fantástica, 
quien analiza este tipo de literatura, identificando tres categorías: lo extraño, lo 
maravilloso y lo fantástico. Lo fantástico será sólo un momento fugaz en la 
incertidumbre entre lo extraño y lo maravilloso. 
 
4 
Por otro lado, también trataré la teoría desarrollada por Flora Botton Burlá, 
quien maneja tres clases en las cuales se puede ubicar un hecho extraordinario. Los 
terrenos por ella descritos son los de lo maravilloso, lo extraordinario y lo fantástico. 
En cuanto al esperpento, basaré mis comentarios en la obra Luces de Bohemia de 
Ramón Del Valle-Inclán, de donde se desprenden los aspectos más importantes de este 
género inaugurado por el escritor español. 
Además de la presente introducción, el trabajo se dividirá en cuatro capítulos y 
en una conclusión donde la constante serán los paralelismos entre “La noche del 
buque náufrago”, “La noche del féretro” y “La noche del traje gris”, con aspectos 
puntuales de la literatura fantástica y del esperpento. 
En el primer capítulo se tratarán los antecedentes generales como un 
fundamento para el resto del trabajo. Primero hablaré sobre el trabajo literario de 
Tario, donde expondré los géneros y las temáticas más importantes, para confluir en el 
conocimiento del contexto literario en el que se generó La noche por ser la obra de la 
cual se desprenden los tres cuentos en estudio. Continuaré con teoría referente a la 
literatura fantástica para posteriormente dar un repaso por la literatura de horror y 
hacer un recorrido por algunas de las manifestaciones de lo fantástico en México, con el 
fin de ampliar la visión de lo que esta corriente ha significado en las letras de este país. 
Después trataré algunas particularidades teóricas de los personajes, en específico de los 
personajes objeto, indagando en conceptos fundamentales como la prosopopeya y la 
fábula. Al final del apartado haré un repaso por el esperpento y sus particularidades, 
con el fin de utilizarlas en el resto de la investigación. 
 
5 
El segundo capítulo se enfocará al miedo y a la locura. Iniciaré comentando 
aspectos del miedo como una manifestación de la literatura de horror presente en la 
obra de Tario, para ahondar en el miedo a la decrepitud manifestado principalmente 
en "La noche del buque náufrago". Después, sentaré las bases literarias y teóricas de la 
locura, para continuar con el análisis de la misma en "La noche del traje gis", con el fin 
de conocer la forma en que se manifiesta en los personajes, modificando el entorno de 
los mismos. 
En el tercer capítulo hablaré sobre la desilusión y la ironía. El primer punto a 
considerar será la desilusión, donde se verá la forma en que esta se presenta en “La 
noche del féretro” y trataré al espacio como un transgresor del orden de los personajes. 
Continuaré el apartado comentando aspectos de la ironía y la burla en los relatos 
analizados, con base en cualidades humanas presentes en los personajes y en la crítica 
social que emana de los cuentos. Para terminar, daré a conocer la incursión de los 
objetos en el mundo humano como parte de la ironía. 
El cuarto capítulo tratará sobre la muerte. En un principio explicaré 
características del suicidio que llevarán a identificarlas, aunque con características 
diferentes, en “La noche del traje gris” y en “La noche del buque náufrago”. Seguiré 
con aspectos fundamentales de la noche y su influencia sobre los personajes y el 
entorno de los mismos, donde la desilusión, el miedo, la locura y la muerte serán sus 
principales expresiones. 
Enfocando los aspectos antes comentados dentro del presente estudio, el dato 
objetivable que se pretende investigar es la construcción de personajes objeto y su 
relación con el entorno, como creadores de una fantasía esperpéntica en los cuentos: 
 
6 
“La noche del buque náufrago”, “La noche del féretro” y “La noche del traje gris”, los 
cuales pertenecen a La noche, el primer libro de cuentos de Francisco Tario. 
El tema lo origina una interrogante sobre la forma en que el uso de personajes 
objeto puede funcionar en situaciones inherentes a personajes humanos y modificar, 
por este hecho, la atmósfera del relato. Se trata de una trasposición de características 
humanas a objetos, lo cual es propio de la personificación y que se tratará a lo largo de 
la investigación. 
Por otro lado, el ambiente nocturno en el que se desarrollan los relatos es el 
marco donde los personajes sucumben al miedo, a la soledad, a la desilusión, etc. y 
donde la muerte hace su aparición como una forma apaciguadora para terminar con 
estos trastornos. 
El tema de los personajes y sus implicaciones con el ambiente ya se ha 
estudiado en múltiples ocasiones, pero en el caso específico de los cuentos de La noche, 
no se ha profundizado. Además, esta relación se analizará tomando como base las 
teorías literarias pertinentes referentes a los personajes, al ambiente, a la literatura 
fantástica y al esperpento. 
 
 
 
 
 
 
 
 
7 
CAPÍTULO I 
ANTECEDENTES 
 
1.1 TARIO Y LA NOCHE 
 
1.1.1 EL MUNDO DE FRANCISCO TARIO 
 
Francisco Peláez Vega (posteriormente adoptó el pseudónimo de Francisco Tario) 
nació en la Ciudad de México en 1911 y murió en Madrid el 30 de diciembre de 1977. 
Los datos biográficos más comentados son el hecho de haber sido portero del Asturias 
y del España (ambos equipos de la liga mexicana de futbol soccer, hoy desaparecidos), 
el de ser un astrónomo aficionado, su gusto por tocar el piano y haber sido dueño de 
un par de cines en el puerto de Acapulco, entre otras ocupaciones, oficios y 
pasatiempos que el capitalino conjugó con la creación literaria. 
Según la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas 
Artes, la obra publicada del escritor capitalino es la siguiente3: 
La noche (1943), Aquí abajo (1943), La puerta en el muro (1946), Equinoccio (1946), 
Yo de amores qué sabía (1950), Breve diario de un amor perdido (1951), Acapulco en el sueño 
(1951), Tapioca Inn: mansión para fantasmas (1952), Una violeta de más (1968), El caballo 
asesinado y otras piezas teatrales (edición póstuma) (1988) y Jardín secreto (edición 
póstuma) (1993).3Información recuperada el 2 de septiembre de 2015, de 
http://www.literatura.bellasartes.gob.mx/acervos/index.php/catalogo-biobibliografico/indice 
geografico/mexico/ciudad-de-mexico/1272-tario-francisco?start=1 
 
8 
Además, existen las siguientes compilaciones de su obra: La noche del féretro y 
otros cuentos de la noche (1958), Entre tus dedos helados y otros cuentos (1988), Cuentos 
completos (II Tomos) (2004), Algunas noches, algunos fantasmas (2004), Dos guantes negros 
para mis hijos (2011), La noche (2012), La desconocida del mar y otros textos recuperados 
(2013), La semana escarlata y otros relatos (2013) y Universo Francisco Tario (2014), estudio 
biográfico y crítico sobre la obra del escritor de ascendencia española (2015). Por 
último, en 2015 se publicó Obras completas. I. Cuentos. Varia invención, primera de las dos 
partes que conformarán su obra reunida. 
De acuerdo con estos datos, identificamos la flexibilidad que tuvo el escritor 
capitalino para transitar a través de diferentes géneros literarios a lo largo de su 
quehacer artístico. De la misma manera, ubicamos algunos periodos de sequía en su 
producción, el más extenso va de 1952, fecha de aparición de Tapioca Inn: mansión para 
fantasmas, a 1968 año de la publicación de Una violeta de más. 
El cuento es el género que Francisco Tario desarrolló con mayor amplitud. Sus 
tres libros de cuentos más importantes son La noche, Tapioca Inn: mansión para fantasmas 
y Una violeta de más, donde lo fantástico, lo onírico y lo oscuro son permeados por la 
ironía, como se analizará más adelante. 
La única novela publicada en vida fue Aquí abajo, texto alejado de lo que 
posteriormente desarrollaría Tario. En este libro “se destaca el juego entre la miseria y 
la opulencia, entre los oprimidos y los triunfadores, definidos los unos y los otros por 
la posesión de bienes materiales y la aceptación social” (Martínez Gutiérrez, 2007). De 
manera póstuma, se publicaron la novela Jardín secreto y las obras El caballo asesinado y 
otras piezas teatrales. 
 
9 
Existen un par de obras de Tario cuya clasificación en un género literario 
resulta complicada, la primera de ellas es Equinoccio, un libro donde el escritor, en un 
ejercicio de creatividad, da rienda suelta a sus ideas y las convierte en textos escritos a 
modo de aforismos. La otra es Acapulco en el sueño, donde la escritura fragmentaria 
también hace su aparición; las líneas que ejecuta el escritor capitalino son el 
complemento para una serie de fotografías de Lola Álvarez Bravo, y que en su 
conjunto dan a conocer un lugar fascinante, convirtiéndose a su vez en un documento 
invaluable de este puerto mexicano. 
Acerca de las temáticas abordadas por Tario, en “La noche de los cincuenta 
libros” (relato incluido en La noche), el escritor reflexiona sobre la escritura decadente, 
y con un comentario del personaje principal del relato, transmite una imagen abyecta 
acerca de los fines de su escritura, construida a partir de una soledad aplastante: 
Me encerraré entre los murallones de una fortaleza que levantaré con mis 
propias manos en el corazón de la montaña. Me serviré por mí mismo. Ni 
un criado, ni un amigo, ni un simple visitante, ¡nadie! Sembraré y 
cultivaré aquello que haya de comer y haré venir hasta mis dominios el 
agua que haya de beber. Ni un festín, ni una tertulia, ni un paréntesis, 
¡nada! (2006, p. 62) 
 
El fin de este encierro será plasmar las peores perversiones humanas en textos 
que buscarán transgredir el orden establecido por los hombres, ocasionando pavor, 
asco e incertidumbre en quien los lea: 
Y escribiré libros. Libros que paralizarán de terror a los hombres que 
tanto me odian; que les menguarán el apetito; que les espantarán el 
sueño; que trastornarán sus facultades y les emponzoñarán la sangre. 
Libros que expondrán con precisión inigualable lo grotesco de la muerte, 
lo execrable de la enfermedad, lo risible de la religión, lo mugroso de la 
familia y lo nauseabundo del amor, de la piedad, del patriotismo, y de 
cualquiera otra fe o mito. Libros, en fin, que estrangulen las conciencias, 
que aniquilen la salud, que sepulten los principios y trituren las virtudes. 
Exaltaré la lujuria, el satanismo, la herejía, el vandalismo, la gula, el 
 
10 
sacrilegio: todos los excesos y las obsesiones más sombrías, los vicios más 
abyectos, las aberraciones más tortuosas… (p. 62) 
 
Además, comenta acerca de los personajes que poblarán sus historias: objetos, 
enfermos, deformes y, en general, entidades alejadas de “lo normal”. Seres anti 
heroicos, contrarios a lo épico: 
Nutriré a los hombres de morfina, peste y hedor. Más no conforme con 
eso, daré vida a los objetos, devolveré la razón a los muertos, y haré bullir 
en torno a los vivos una heterogénea muchedumbre de monstruos, 
carroñas e incongruencias: niños idiotas, con las cabezas como sandías; 
vírgenes desdentadas y sin cabello; paralíticos vesánicos, con falos de 
piedra; hermafroditas cubiertos de fístulas y tumores; mutilados de 
uniforme, con las arterias enredadas en los galones; sexagenarias encinta, 
con las ubres sanguinolentas; perros biliosos y castrados; esqueletos que 
sangran; vaginas que ululan; fetos que muerden, planetas que estallan; 
íncubos que devoran, campanas que fenecen; sepulcros que gimen en la 
claridad helada de la noche… (p. 62). 
 
Este extracto es importante porque toca dos temas trascendentes para este 
trabajo, que son la prosopopeya (“daré vida a los objetos”) y el esperpento (la 
“muchedumbre de monstruos, carroñas e incongruencias”). Finalmente, concluye 
hablando de los efectos de sus atmósferas nocivas en los hombres: 
Vaciaré en las gargantas de los hombres el pus de los leprosos, el 
excremento de los tifosos, el esputo de los tísicos, el semen de los 
contaminados y la sangre de las poseídas. Haré del mundo un antro 
infernal e irrespirable. Volveré histérica a cuanta criatura se agita (pp. 62-
63). 
 
En varios sentidos, este texto posee una similitud autobiográfica con la obra del 
mismo escritor capitalino, con atmósferas sombrías, personajes inquietantes y el 
evidenciar excesos, errores y una naturaleza, en ocasiones adversa, propios de la raza 
humana. 
Por otro lado, posicionándonos en 1943, año en el cual aparecieron las primeras 
obras del autor mexicano, La noche y Aquí abajo, nos cercioramos de la cercanía 
 
11 
generacional con la obra de Juan José Arreola (1918-2001) y de Juan Rulfo (1917-
1986), quienes publicaron, respectivamente, Confabulario en 1952 (su primer trabajo fue 
Varia invención de 1949) y El llano en llamas en 1953. Por otro lado, según Ricardo 
Bernal (2011), refiriéndose al primer libro de cuentos de Tario, dice: “Tario publicó La 
noche, una colección de quince cuentos fantásticos y siniestros que se adelantaron con 
mucho a los relatos del mismo estilo que publicarían autores como Guadalupe 
Dueñas, Carlos Fuentes y, posteriormente, Emiliano González” (pp. 9-10)4. 
Aunque no podemos hablar de Francisco Tario como la punta de lanza de una 
“literatura fantástica mexicana”, dado que los relatos donde aparecen fenómenos 
fantásticos han poblado el ambiente literario mexicano desde sus primeras 
manifestaciones (como se verá después), sí podemos considerarlo un escritor diferente 
al del canon que existía en la década de los cuarentas. Recordemos que los 
contemporáneos y los estridentistas eran los movimientos más importantes en la escena 
literaria mexicana durante las dos décadas anteriores, y que sólo con los primeros 
compartiría ciertos puntos de contacto, principalmente con Xavier Villaurrutia (1903-
1950), por las alusiones a la noche y a los ambientes corrompidos. 
Francisco Tario fue un escritor que no perteneció a ninguna corriente o grupo 
literario específico y su originalidad se impuso sobre modas o esquemas. Olvidado por 
muchos años, lentamente se ha posicionado en el panorama de las letras mexicanas del 
sigloXX. 
 
 
4 Para entender mejor esta cita, es importante comentar que diversos pensadores han disertado acerca de lo 
siniestro, entre ellos Sigmund Freud (1856-1939), quien en su artículo llamado Lo Siniestro de 1919, habla de la 
palabra alemana unheimliche, para referirse a lo que no es familiar. En términos generales, dice que se trata de lo que 
está ligado a lo inhóspito, a lo extraño; aquello que poco a poco deja de ser familiar para volverse insólito, oscuro, 
raro. Lo siniestro se manifiesta en el momento donde confunden los límites de la realidad y la fantasía, cuando un 
hecho que consideramos fantástico cruza el umbral del mundo real (pp. 1-14). 
 
12 
1.1.2 CONTEXTO LITERARIO DE LA NOCHE 
 
Como ya se comentó, Francisco Tario publicó en 1943 La noche, libro integrado por 
quince cuentos donde el tema recurrente es, como su nombre lo indica, las referencias 
a ambientes nocturnos. Estas atmósferas son el escenario donde se desarrollan las 
narraciones y, a su vez, quedaron asentadas en el nombre de cada uno de los relatos, 
culminando con la experiencia personal en “Mi noche”. 
El cuento con el que inicia el libro es “La noche del féretro”, donde un ataúd 
deja su morada para enfrentarse con un destino inesperado. El segundo relato es “La 
noche del buque náufrago”, en el que un barco decide terminar su vida al no aceptar el 
envejecimiento. “La noche del loco” trata acerca de un hombre que no puede 
relacionarse con las mujeres y enloquece hasta cometer un acto de necrofilia. Después, 
“La noche del vals y el nocturno” es el relato de personajes invisibles, que un hombre 
termina haciendo perceptibles. “La noche de los cincuenta libros” versa sobre la vida 
de un chico que no logra relacionarse con su entorno social y en uno de sus desvaríos 
cree ser un escritor maldito que plasma sus odios contra el mundo por medio de 
personajes aterradores. En “La noche de la gallina”, un ave envenena a sus dueños 
como venganza a su gula. Posteriormente, “La noche del perro” es un texto que narra 
la forma en que un animal fallece en el olvido. “La noche de Margaret Rose” es la 
historia de un ser que piensa estar frente a un fantasma hasta que se entera que él es el 
espectro. “La noche del muñeco” es la historia de un juguete despreciado por su 
 
13 
fealdad que añora un cambio de suerte que llega sólo en sus ilusiones5. A continuación, 
“La noche de los genios raros” es una pieza teatral del absurdo, que nos conduce por 
diálogos surrealistas. “La noche del traje gris” es la historia de un ser que abandona su 
estancia y se dirige a la aventura, descubriendo que los excesos no eran lo que añoraba. 
“La noche de La Valse” narra la relación entre un pintor y su obra, que se materializa 
por la fuerza de los restos de vida que cada uno debe ir dejando para completarla. En 
seguida, en “La noche del indio”, describe las carencias a las que se enfrenta este sector 
de la población. “La noche del hombre” narra la historia de un individuo enclaustrado 
en su monotonía, que decide terminar con ella en la libertad del mar. Por último, en 
“Mi noche”, Tario explora los últimos instantes de la vida de un hombre que coinciden 
con el redentor advenimiento de la noche. 
La primera edición de La noche se publicó en la década de los cuarenta por parte 
de la Antigua Librería Robredo y posteriormente por Novaro con el nombre de La 
noche del féretro y otros cuentos de la noche en 1958. Además, en 2004 se editó por el 
Fondo de Cultura Económica Algunas noches, algunos fantasmas, donde se recogen seis 
cuentos de La noche6. Asimismo, ha conformado junto con La puerta en el muro, Yo de 
amores que sabía, Breve diario de un amor perdido y Tapioca Inn. Mansión para fantasmas, el 
tomo uno de los Cuentos completos de Francisco Tario, editado por Lectorum en 2007; y 
La noche, compilación por parte de la editorial española Atalanta en 20127. Finalmente, 
en 2015, el Fondo de Cultura Económica editó el primer volumen de la obra completa 
 
5 Aunque “La noche del muñeco” también tiene como protagonista a un objeto, quise elegir “La noche del buque 
naufrago”, “La noche del traje gris” y “La noche del féretro” por incluir objetos utilitarios, asumiendo que el 
muñeco representa un juguete. 
6 Los textos incluidos son: “La noche de la gallina“, “La noche del féretro“, “La noche del buque naufrago“, “La 
noche del traje gris“, “La noche de Margaret Rose“ y “La noche del loco“. 
7La compilación incluye cuentos pertenecientes a los libros: La noche, Tapioca Inn. Mansión para fantasmas y Una 
violeta de más. 
 
14 
del escritor capitalino, que incluye La noche, Tapioca Inn. Mansión para fantasmas, Una 
violeta de más, junto con aforismos y textos breves. 
Las narraciones contenidas en este libro surgen en un momento en el cual la 
literatura mexicana estaba dominada por temas “realistas” propios de la vida nacional. 
Mario González Suárez, en el prólogo a los Cuentos Completos del escritor capitalino, 
nos dice que algunas de estas narraciones “parecen la transcripción de signos que se 
leen en una pesadilla, por eso resultan inquietantes, ominosos y hasta insanos, como 
quien se burla de un muerto” (2006, p. 17). Este crítico le confiere a la obra de Tario 
dos características principales que son su “regodeo en lo esperpéntico y el humor 
macabro” (2006, p. 17), que, según él, no fueron del agrado del círculo literario 
mexicano. 
Juan Ramón Vélez (2008), en su artículo “Cuentos lívidos y crueles: La Noche, 
de Francisco Tario”, considera la opera prima de Tario como heredera del 
romanticismo negro, la tradición gótica y el decadentismo, y considera a la obra de un 
ánimo “cruel, morboso, perverso y desencantado” (p. 59). Le asocia ciertas 
características de la generación previa, que a su vez serán conferidas a la generación 
posterior. 
Podría decirse que Tario, con un marcado goût du sombre, maneja a 
modo de ingredientes de los cuentos de La noche lo que Hjalmar Hjorth 
Boyesen bautizó como “the conventional machinery of Romantic fiction: 
night, moonlight, dreams”, abrevando también de algunos elementos 
surrealistas y expresionistas para cimentar una escenografía que 
sincrónicamente comparte ciertos rasgos con la obra de algunos de los 
Contemporáneos (fundamentalmente, Xavier Villaurrutia), sintomática 
de una corriente no por subterránea menos relevante en las letras 
mexicanas y que en décadas posteriores cristalizará en un proyecto más 
colectivo con la obra de la llamada “Generación del Medio Siglo”, 
nómina de autores de los cuales se ha dicho que estaban empeñados “en 
 
15 
la búsqueda de la desmesura, la perversión y la oscuridad”. La obra de 
Tario funcionaría como un puente o gozne que durante unos años de 
sequía insufla caudal a esa corriente que fluye en sordina (pp. 59-60). 
 
Además de las corrientes que permeaban el ambiente literario mexicano en la 
mitad del siglo pasado, una de las posibles influencias en la obra de Tario es el 
movimiento decadentista mexicano, el cual arremetía contra la moral y las costumbres 
burguesas, y mostraba de frente la enfermedad y la podredumbre. En específico, 
escritores como Alberto Leduc (1867-1908) con Fragatita y Bernardo Couto Castillo 
(1880-1901) con Asfódelos, comparten ese ambiente mortecino y decrepito, con 
personajes que acceden a la muerte como forma de liberación. 
En cuanto al género en el cual se puedan enmarcar las narraciones del escritor 
mexicano, Juan Tomás Martínez Gutiérrez analiza las narraciones de La noche y 
concluye que no pertenecen específicamente al género fantástico, sino que más bien 
corresponden a lo maravilloso (Martínez Gutiérrez, 2007). Esta aclaración se basa en 
los parámetros expuestos por Todorov, dado que los relatos se desarrollan con base en 
unas leyes del mundo creadas para la habitabilidad delos personajes tarianos. Lo 
anterior es aplicable de una forma general para la obra, aunque cabe mencionar que 
cada cuento tiene características propias. 
 Este mismo analista define a La noche como “… una miscelánea de crónicas del 
fracaso, de seres que sucumben ante el mundo que los subyuga, a pesar de que 
generalmente sea la revelación contra su destino lo que motive su final” (2007). 
Aclarado con mayor amplitud posteriormente, se puede remarcar esa constante de 
Tario por exponerle al lector temas que la sociedad no suele o no quiere observar. 
 
16 
Diversas son las características que están presentes en La noche, una de ellas y 
alrededor de la cual giran los relatos es lo monstruoso. Martínez Gutiérrez ahonda en 
ellas y nos refiere lo siguiente: 
Lo monstruoso en estos relatos va más allá del aspecto físico: incluye la 
abyección y lo mórbido que se liga de manera invariable a la sexualidad. 
Del mismo modo, a lo monstruoso se une la tristeza. No se trata de seres 
de una sola cara. A veces ellos mismos ahondan en los motivos que los 
han llevado a actuar contra su mundo: la negligencia y el utilitarismo del 
hombre; su ingratitud y enajenamiento. Tario no es un escritor que escape 
al compromiso y que elija la tangente como salida: el compromiso, parece 
decirnos, va más allá de las nacionalidades y los crepúsculos: partiendo 
de los objetos y seres periféricos llegamos a la condición humana; 
gradualmente se alcanza lo propio. No es casualidad que los dos últimos 
relatos se titulen “La noche del hombre” y “Mi noche”, en una 
progresión de lo ajeno a lo propio, del otro al yo (2007). 
 
Con respecto al párrafo anterior y hablando en específico de los relatos de La 
noche que serán analizados, se puede decir que en “La noche del traje gris” se hace 
presente lo estentóreo de una noche de desenfreno donde el personaje reconoce la 
superflua vida los hombres que lo termina conduciendo al suicidio. En “La noche del 
féretro” se habla de un gran pesar del protagonista por no consumar su matrimonio con 
un ser femenino (como marcan los cánones) sino con uno masculino. Por otro lado, la 
tristeza por el deterioro de su forma, hace del protagonista de “La noche del buque 
náufrago” preferir la muerte a una imagen deteriorada. 
En general, se puede hablar de La noche como la opera prima de un escritor que 
desarrolló en sus cuentos contenidos poco comunes en la literatura mexicana e 
hispanoamericana en general. La valía de su análisis está representada en el 
conocimiento de la obra de un autor que se está revalorando, para recuperarlo del 
olvido en que estuvo inmerso durante muchos años. 
 
17 
1.2 LITERATURA FANTÁSTICA, HORROR Y MANIFESTACIONES EN 
MÉXICO 
 
1.2.1 LA LITERATURA FANTÁSTICA 
 
De acuerdo con la definición que presenta el Diccionario de la Real Academia 
Española de la Lengua, el término fantástico se refiere a lo “Quimérico, fingido, que no 
tiene realidad y consiste solo en la imaginación” (Real Academia Española, 2001), lo 
cual no se ciñe específicamente al término que se busca en literatura, dado que el 
ejercicio literario representa, en lo general, una ficción. Dentro del mismo documento, 
existe otro concepto que explica mejor lo que se está buscando, que es el término 
sobrenatural, aplicado a lo “que excede los términos de la naturaleza” (2001). 
Entendido de esta manera, tener la noción de este exceso nos puede aportar una visión 
más amplia para una mejor comprensión. 
En este sentido, el término “fantástico” aplicado a la literatura se acuñó por 
primera vez en 1827 por Walter Scott (1771-1832) para criticar los cuentos de E. T. A. 
Hoffmann (1776-1822). Cabe destacar que lo anterior es sólo aplicado al campo del 
arte literario, dado que en investigaciones posteriores se ha encontrado que el término 
ya era usado desde la época medieval, proveniente del phastasticus latín, que procede a 
su vez del griego φανταστιχός (“hacer visible”, “imaginar”, “tener visiones”) (De Beni, 
2010, p. 47). 
Es interesante considerar que por lo que afecta a España, el uso en el campo 
literario del término “fantástico” se acuña alrededor de los años 1830-1831 como 
http://es.wikipedia.org/wiki/1771
http://es.wikipedia.org/wiki/1832
http://es.wikipedia.org/wiki/1776
http://es.wikipedia.org/wiki/1822
 
18 
traducción del francés fantastique. El origen extranjero del término es significativo. De 
hecho, en aquella época hubo abundancia de traducciones de cuentos fantásticos a 
partir del francés. En España lo fantástico siguió considerándose un género foráneo e 
incluso algo irrespetuoso hacia la tradición literaria vernácula. En palabras de 
Menéndez Pidal (1869-1968): “es propensión esencial de la imaginación española el 
tratar lo maravilloso, no como puramente fantástico, sino como una realidad 
extraordinaria, una segunda realidad” (De Beni, 2010, pp. 51-52). 
Lo anterior nos aporta una idea general de lo fantástico, aunque habrá que 
circunscribirnos a la teoría literaria inherente al tema en estudio para identificar a la 
literatura de Francisco Tario, y en específico a los cuentos de La noche, en esta 
categoría. 
En cuanto a los estudios que aborden específicamente a la literatura fantástica, 
es indudable recurrir a Tzvetan Todorov para profundizar en las características de esta 
categoría literaria. Este pensador publicó en 1970 su Introducción a la literatura fantástica, 
en la cual nos habla de un género cuyas reglas es posible determinar. El teórico búlgaro 
dice: 
Lo fantástico se basa esencialmente en una vacilación del lector –de un 
lector que se identifica con el personaje principal– referida a la naturaleza 
de un acontecimiento extraño. Esta vacilación puede resolverse ya 
admitiendo que el acontecimiento pertenece a la realidad, ya sea diciendo 
que este es producto de la imaginación o el resultado de una ilusión; en 
otras palabras, se puede decir que el acontecimiento es o no es. Por otra 
parte, lo fantástico exige un cierto tipo de lectura, sin el cual se corre el 
peligro de caer en la alegoría o en la poesía. (2009, p. 125). 
 
Por lo tanto, este tipo de literatura debe contar con la colaboración de un lector 
que tenga claro, al menos someramente, lo que está leyendo; identificando primero un 
http://es.wikipedia.org/wiki/1869
http://es.wikipedia.org/wiki/1968
 
19 
acontecimiento extraño y ajustándolo después a la realidad, a la imaginación o a la 
ilusión. 
El pensador búlgaro ilustra lo antes dicho con un ejemplo práctico, que en este 
caso es la presencia del diablo en un relato; esta aparición podría ser una ilusión, un 
ente imaginario, o un ser real, con la salvedad de que se le encuentra solo 
ocasionalmente (2009, p. 24). 
Recapitulando, si las leyes de la realidad persisten como las conocemos y 
permiten explicar los fenómenos descritos, el texto pertenece a lo extraño. En cambio, 
si es necesario admitir nuevos códigos mediante los cuales el fenómeno pueda ser 
explicado, entramos en el género de lo maravilloso (2009, p. 37). De esta forma, lo 
fantástico será sólo un momento fugaz en esta incertidumbre: 
En cuanto se elige una de las dos respuestas, se deja el terreno de lo 
fantástico para entrar en un género vecino: lo extraño o lo maravilloso. 
Lo fantástico es la vacilación experimentada por un ser que no conoce 
más que las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente 
sobrenatural (2009, p. 24). 
 
Siguiendo con estas clasificaciones para desentrañar el concepto de lo fantástico 
en la literatura, Flora Botton Burlá (2010) propone tres categorías en las cuales se 
puede ubicar un hecho extraordinario, los terrenos por ella descritos son los de lo 
maravilloso, lo extraordinario y lo fantástico. 
El universo de lo maravilloso lo ubica con las mismas características que lo 
hace Todorov, o sea, cuando el hecho extraordinario obedece a reglas de un sistema 
diferente al nuestro. Por otro lado, la contraparte deBotton con respecto al mundo de 
lo extraño en el escritor búlgaro, es lo extraordinario, donde el fenómeno extraño se 
explica por medio de las leyes del mundo conocido. 
 
20 
Lo fantástico es definido por Botton Burlá de la siguiente manera: “Cuando el 
fenómeno insólito no es explicable mediante las leyes del mundo conocido, ni se nos 
da una explicación que lo colocaría clara y definitivamente dentro de un mundo otro, 
entonces nos encontramos en presencia de lo fantástico” (p. 19). 
Por otro lado, Adolfo Bioy Casares (1914-1999) en la introducción de la 
Antología de la literatura fantástica, compilada junto con Jorge Luis Borges (1899-1986) y 
Silvina Ocampo (1903-1993), dice que es muy complicado obtener leyes generales que 
agrupen la literatura fantástica en su conjunto, debido a que la literatura se encuentra 
en continua transformación. Por lo tanto, habrá que estudiar las narraciones de 
manera particular: 
Pedimos leyes para el cuento fantástico; pero ya veremos que no hay un 
tipo, sino muchos, de cuentos fantásticos. Habrá que indagar las leyes 
generales de cada tipo de cuento y las leyes especiales para cada cuento. 
El escritor deberá, pues, considerar su trabajo como un problema que 
puede resolverse, en parte, por las leyes generales y preestablecidas, y, en 
parte, por leyes especiales que él debe descubrir y acatar (1999, p. 8). 
 
Además, estos escritores ofrecen una clasificación minuciosa del fenómeno 
fantástico en la literatura, enumerando los diferentes tipos de argumentos fantásticos8 y 
una clasificación de acuerdo a su explicación9. 
Con respecto a estos aspectos teóricos que se están analizando, cabe aclarar que 
este trabajo no tiene como uno de sus fines el agotar la teoría referente a la literatura 
 
8 1. Argumentos en que aparecen fantasmas, 2. Viajes por el tiempo, 3. Argumentos con acción que sigue en el 
infierno, 4. Con personaje soñado, 5. Con metamorfosis, 6. Acciones paralelas que obran por analogía. 
7. Tema de la inmortalidad, 8. Fantasías metafísicas, 9. Cuentos y novelas de Kafka, 10. Vampiros y castillos (1999, 
pp. 10-13). 
9a) Los que se explican por la agencia de un ser o de un hecho sobrenatural. 
b) Los que tienen explicación fantástica, pero no sobrenatural ("científica" no me parece el epíteto conveniente para 
estas intenciones rigurosas, verosímiles, a fuerza de sintaxis). 
c) Los que se explican por la intervención de un ser o de un hecho sobrenatural, pero insinúan, también, la 
posibilidad de una explicación natural ("Sredni Vashtar" de Saki); los que admiten una explicativa alucinación. Esta 
posibilidad de explicaciones naturales puede ser un acierto, una complejidad mayor; generalmente es una debilidad, 
una escapatoria del autor, que no ha sabido proponer con verosimilitud lo fantástico (1999, p. 13). 
 
21 
fantástica y su relación con Francisco Tario, dado que existen investigaciones previas 
que ahondan en esta temática10. Más bien, se busca un acercamiento a la teoría como 
una forma de caracterizar a La noche y buscar referencias tangibles al no poderla 
ubicar, en primera instancia, dentro de grupos literarios establecidos. 
En cuanto a esta ópera prima del escritor capitalino y su relación con lo 
fantástico, Mario González Suárez (2006) en el prólogo a los Cuentos completos de 
Francisco Tario, comenta que es posible que los cuentos contenidos en esta obra puedan 
ser clasificados como fantásticos, siempre y cuando se convenga en que la literatura 
fantástica “se deriva de la asunción de la propia experiencia y del profundo 
escepticismo hacia los valores de la sociedad donde ha surgido” (p. 17). 
González nos habla de un escritor que no siguió los convencionalismos 
literarios de su época y que mediante sus textos enunció aspectos de la vida que otros 
literatos no se atrevieron a expresar. El prologuista maneja la idea de un artista 
diferente, cuya prosa: “…es la de un ángel que cae mientras se eleva su consciencia, 
insobornable y vehemente, enemiga de cualquier optimismo fácil, ideología o 
distractor que le impida al hombre dar fe de su existencia por sus propios medios” (p. 
17). 
Por otro lado, además de considerar los aspectos teóricos citados anteriormente, 
será importante tomar en cuenta una clasificación general de los relatos. En este 
sentido, Lauro Zavala (2006) identifica tres tipos de cuentos: cuento clásico, cuento 
 
10 Algunos ejemplos de estos trabajos son los siguientes: 
 Aragón Díaz, Felipe Francisco. (2006). Lo fantástico en cuatro cuentos de Francisco Tario. Tesis de Maestría. 
Universidad Nacional Autónoma de México. 
 Jiménez Sánchez, David. (2013). Elementos de la literatura fantástica en la obra El Caballo Asesinado de 
Francisco Tario. Tesis de Licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México. 
 Pineda Maldonado, Mariana. (2000). Aquí abajo (1943), novela de Francisco Tario, uno de los pioneros de la 
literatura fantástica en México en la década de los cuarenta. Tesis de Licenciatura. Universidad Nacional 
Autónoma de México. 
 
22 
moderno y cuento posmoderno. Y basa su teoría en lo desarrollado por Jorge Luis 
Borges, quien identificaba dos historias en todo cuento. En el cuento clásico, la 
segunda historia es implícita en la mayor parte del relato haciéndose explícita al final 
de forma concluyente. En el cuento moderno “la primera historia que se cuenta puede 
ser convencional, pero la segunda puede tomar un carácter alegórico, o bien puede 
consistir en un género distinto al narrativo, o no surgir nunca a la superficie del texto 
(al menos no de manera explícita en el final del relato)” (Zavala, 2006, pp. 28-29). En 
el caso de los cuentos posmodernos, las reglas del discurso pueden estar yuxtapuestas, 
sean éstas literarias o no (2006, pp. 29-30). 
En cuanto a las características del espacio en el relato, cabe hacer algunas 
consideraciones, aclarando que esto se analizará posteriormente: en el cuento 
moderno, que es en el que podríamos enmarcar la obra de Tario, el espacio no es 
descrito necesariamente de manera realista (cuento clásico), ni construido de manera 
que se muestren realidades virtuales (cuento posmoderno), sino que “es presentado 
desde la perspectiva distorsionada del narrador o protagonista, el cual dirige su 
atención a ciertos elementos específicos del mundo exterior. Son descripciones 
antirrealistas, es decir, opuestas a la tradición clásica” (2006, pp. 29). 
 
1.2.1.1 UN ACERCAMIENTO AL MIEDO EN LA LITERATURA 
 
El humano, en su afán por dominar la naturaleza, se ha encontrado de frente con 
situaciones cuya explicación, en primera instancia, es muy difícil. De esta forma, el 
 
23 
miedo, derivado de la superstición, se ha convertido en el detonador de historias que 
han alimentado a la literatura oral desde el inicio de la historia del hombre. 
En la obra de Francisco Tario, como se ha podido advertir hasta el momento, 
no existe una afiliación formal con alguno de los movimientos literarios mexicanos del 
siglo pasado, por lo que las características de su obra se nutren de un amplio corpus que 
constituye la literatura fantástica. Ahondando en este punto, y considerando los 
ambientes nocturnos y temáticas decadentes presentes en el primer libro del escritor de 
ascendencia española, será importante hacer un recorrido por algunas manifestaciones 
presentes en la literatura universal, en específico en la llamada literatura de terror. 
En este sentido, a manera de bosquejo, en el siglo XVIII surge en Inglaterra la 
novela gótica, ligada con escenarios tétricos como viejos castillos, vetustas 
construcciones religiosas y en general, arquitectura menguada derivada de la época 
medieval, lo cual constituyó un ambiente propicio para la aparición de fantasmas y 
seres monstruosos. El castillo de Otranto de 1764, escrita por Horace Walpole, esconsiderada la primera obra de este movimiento, al que luego le seguirían obras 
notables como El Monje (1796) y Melmoth el errabundo (1820). 
Posteriormente, en el siglo XIX, se abandonan paulatinamente las temáticas 
góticas y se conforma una narrativa de horror más apegada a lo que conocemos en la 
actualidad. En este periodo, cabe destacar obras maestras de la literatura universal 
como Frankenstein (1818) de Mary Shelley (1797-1851), diversos relatos de Edgar Allan 
Poe (1809-1849) que de alguna forma configuraron al cuento moderno, Drácula (1897) 
de Bram Stoker (1847-1912), Otra vuelta de tuerca (1898) de Henry James (1843-1916), 
etc. 
 
24 
En el siglo pasado, surgió una gran cantidad de escritores que trataron el horror 
en su obra. Howard Phillips Lovecraft (1890-1937), Robert Bloch (1917-1994), Richard 
Matheson (1926-2013) o Stephen King (1947) son autores imprescindibles en el género 
que nos ocupa. 
Acerca de la temática de este tipo de literatura, el crítico español Rafael Llopis 
(2007) en su Antología de cuentos de terror habla acerca de los mecanismos de los que se 
han valido escritor y lector a lo largo de la historia del cuento de miedo: 
… la historia del cuento de miedo es la del juego que traen el lector y el 
autor, entre la habituación del lector a unos métodos del autor que ya no 
son capaces de ayudarle a traspasar la barrera de la incredulidad, y la 
invención, por parte del autor, de artificios nuevos que cojan 
desprevenido al lector y lo coloquen en el estado de conciencia citado (p. 
10). 
 
Por otro lado, la moderna narrativa de terror va más allá de los miedos 
primigenios ligados al lado no conocido de la naturaleza, supersticiones, etc., y puede 
llegar inclusive a un miedo generado por nosotros mismos11: 
El terror numinoso ya no lo produce la aparición de un muerto ajeno, 
sino la insinuación de que existe un desconocido en mi propio yo. Ese 
más allá que el cuento de miedo permite sentir aunque no se crea en él ya 
no es la supervivencia del alma después de la muerte, sino su presencia en 
vida (pp. 12-13). 
 
Siguiendo con Llopis, la principal característica de esta narrativa de horror, es la 
irrupción fulminante de un elemento insólito dentro del mundo real: 
Lo que caracteriza al verdadero cuento de miedo es la aparición de un 
elemento sobrenatural e inexplicable, totalmente irreductible al universo 
conocido, que rompe los esquemas conceptuales vigentes e insinúa la 
existencia de leyes y dimensiones que no podemos ni intentar 
comprender, so pena de sufrir graves cortocircuitos cerebrales (p. 9). 
 
11 Con respecto a lo numinoso, Eugenia Olavarría aporta información útil sobre el término en relación con el terror: 
“neologismo forjado por Rudolf Otto (1980) para designar tanto una categoría explicativa y valorativa, como una 
disposición o estado de ánimo que consiste en un temor especial o más bien, en un temor que es algo más que 
temor” (1989, p. 113). 
 
25 
 
Por otro lado, centrándonos en el mundo hispanoamericano, y más allá de que 
la literatura de horror no tiene un arraigo tan marcado en el mundo hispánico como en 
el anglosajón, existen ejemplos interesantes de esta manifestación literaria; algunas 
muestras son el uruguayo Horacio Quiroga (1878-1937), el peruano Clemente Palma 
(1872-1946) y el argentino Leopoldo Lugones (1874-1938). 
El mexicano Emiliano González Campos, en su obra Miedo en castellano de 
1973, hace un recorrido por las distintas manifestaciones del miedo en la literatura de 
habla española. Además, nos introduce en esta vasta cosmogonía ofreciendo un 
panorama global del miedo en la literatura: 
La literatura de miedo tiene dos modalidades. La primera y más familiar 
es quizá la fantástica. Vax y Caillois han insistido siempre en lo fantástico 
como una irrupción violenta de lo sobrenatural en un mundo regido por 
leyes inmutables. Cuando estas leyes no se ven quebrantadas sino 
elevadas al nivel del absurdo, el resultado es puramente macabro. Si todo 
lo fantástico es en sí mismo macabro (gracias a Poe) lo macabro no es 
necesariamente fantástico. No hubo fantasmas en Auschwitz. Un 
incidente grotesco de la casualidad puede ser o no sobrenatural, pero es 
irónicamente macabro por su misma gratuidad (p. 7). 
 
De acuerdo a lo anterior, contamos con una idea de lo que el cuento de miedo 
busca transmitir, que en términos generales es la incursión de un elemento 
insospechado en un medio conocido. 
 
1.2.1.2 PANORAMA DE LA LITERATURA FANTÁSTICA MEXICANA 
 
Al asumir que la obra de Francisco Tario tiene características de la llamada literatura 
fantástica, es sustancial contar con un panorama de lo que esta manifestación literaria 
ha significado en las letras mexicanas. 
 
26 
Las obras en las que se hace presente algún elemento fantástico se remontan 
prácticamente a sus inicios12, con episodios que la mayor parte de las veces eran 
incluidos en historias realistas. Para efectos de esta investigación iniciaré en el siglo 
XIX, donde aparecen muestras palpables de esta expresión artística. 
En esta época, autores como José María Roa Barcena, José López Portillo y 
Rojas y Justo Sierra, iniciaron con la configuración de lo que en el siglo posterior sería 
ya una manifestación literaria reconocida e inclusive estudiada. Además de su 
actividad en el ámbito político mexicano, estos escritores entregaron muestras de gran 
calidad en el ámbito de las letras. Ejemplos de relatos de corte fantástico los 
encontramos en la recreación de la historia de un ser mitológico en Campeche, con 
“La sirena” (1869)13 de Justo Sierra (1848-1912); el cuento de fantasmas “Lanchitas” 
(1877)14 de José María Roa Bárcena (1827-1908); y un final estrepitoso en “El espejo” 
(1900)15 de José López Portillo y Rojas (1850-1923). 
Por otro lado, en ese mismo siglo, Amado Nervo (1870-1919), afamado poeta 
modernista, también cultivó la narrativa fantástica. Novelas cortas como El donador de 
almas (1899) y Amnesia (1918), y cuentos como “La novia de Corinto” son un ejemplo 
de su trabajo en este género. Además, cabe destacar la antología de José Ricardo 
Cháves El castillo de lo inconsciente: antología de literatura fantástica, editada en el año 
2000, donde hace un recorrido por el quehacer fantástico de Nervo. 
 
12 Uno de los primeros ejemplos lo encontramos en el siglo XVI con Bernardo de Balbuena (1562-1627), quien en su 
poema épico El Bernardo (1624) describe la manera en que el sabio Malgesí viaja a la luna y a la Nueva España en 
un artefacto volador. 
13 Publicado, con el subtítulo "Recuerdos del mar", en El Renacimiento, México, 1869, t. I, pp. 475-477. 
14 Publicado originalmente en La Voz de México, Diario Político, Religioso, Científico y Literario, 7 y 9 de octubre de 1877 
(p. 1 y pp. 2, respectivamente). 
15 Publicado en Obras del licenciado don José López portillo y Rojas. Tomo II. Novelas cortas. México. Imp. de V. Agüeros, 
Editor, 1900 (Biblioteca de Autores Mexicanos, 27). 
 
27 
En el siglo XX, existen invaluables muestras de autores que han dedicado parte 
o la totalidad de su obra a manifestar este sentimiento imaginativo: Francisco Tario, 
Amparo Dávila, Guadalupe Dueñas, Juan José Arreola, Juan Rulfo o Emiliano 
González Campos, sin olvidar autores como Alfonso Reyes, José Emilio Pacheco y 
Carlos Fuentes. 
Amparo Dávila (1928), que inició su carrera literaria como poeta, ha escrito tres 
libros de cuentos donde lo desconcertante, nebuloso y el uso de personajes difíciles de 
definir, son algunas de sus principales particularidades. Tiempo 
destrozado (1959), Música concreta (1964) y Árboles petrificados (1977), que le valió el 
premio Xavier Villaurrutia, contienen obras como “El huésped”, “La quinta de las 
celosías” y “Árboles petrificados”. 
Guadalupe Dueñas (1920-1992) con Tiene la noche árbol (1958), plantearelatos 
donde la realidad y la figuración se mezclan en un ambiente misterioso. “Los piojos”, 
“Guía en la muerte” y “Las ratas” son narraciones que confirman lo antes dicho. 
Juan Rulfo (1917-1986), un indispensable de las letras mexicanas, escribió en 
1955 Pedro Páramo, una de las más afamadas novelas de la literatura mexicana, donde 
los vivos conviven con los muertos en una realidad nacional representativa de la 
provincia. Anteriormente, en 1953, El llano en llamas había configurado, con cuentos 
como “Luvina”, el universo de Comala. 
Emiliano González Campos (1955) compiló en 1973 Miedo en castellano, donde 
hace un recorrido por la literatura de horror latinoamericana. Su obra más conocida es 
Los sueños de la bella durmiente (1978), que le valió el Premio Xavier Villaurrutia y que 
 
28 
reúne fantasías extrañas y decadentes. Además, tiene otras aportaciones sobresalientes 
en el género en sus obras La habitación secreta (1988) y Casa de horror y de magia (1989). 
Alfonso Reyes (1889-1959), un referente de la literatura mexicana, quien abordó 
el teatro, la poesía, el ensayo, el cuento y la crítica literaria, escribió algunas de las 
obras maestras del género como el relato desconcertante y nebuloso “La cena” escrito 
en 191216 o la historia de una mano seccionada en acción de guerra que con el tiempo 
toma conciencia y aprende conductas insospechadas en “La mano del comandante 
Aranda” (1949)17. 
Juan José Arreola (1918-2001) es un ejemplo auténtico del escritor imaginativo. 
En 1952 publica Confabulario que contiene textos indispensables como “El 
guardagujas” y “La migala”. Posteriormente, siguiendo la tradición de los bestiarios 
que tuvieron gran auge en la edad Media, publica Bestiario (1959) donde nos hace 
participes del conocimiento de cualidades animales que no percibimos a simple vista. 
En La feria (1963) lo fantástico radica en la realidad jalisciense. En general, Arreola 
mezcla el genio y el ingenio en una escritura libre e indefinible. 
Carlos Fuentes (1928-2012) inició su carrera literaria con Los días enmascarados 
(1954), que incluye, entre otros, relatos como “Tlatocatzine, del jardín de Flandes”, 
“Por boca de los dioses” y “Chac mool” (el cual se ha convertido con el tiempo en uno 
de los cuentos fantásticos mexicanos más representativos). Otro texto clásico de 
Fuentes es Aura (1962), el cual remite a un ambiente de incertidumbre onírica. 
Asimismo, obras como Constancia y otras novelas para vírgenes (1990), Instinto de Inez 
(2001) e Inquieta compañía (2004), complementan el trabajo de un escritor que, además 
 
16 Incorporado en el libro El plano oblicuo. Cuentos y diálogos. Publicado en 1920. 
17 Publicado en la compilación Quince presencias de 1955. 
 
29 
de una vasta producción literaria en diversos géneros, ha dedicado parte de su obra a 
los asuntos de difícil explicación. 
José Emilio Pacheco (1939-2014), afamado poeta que además contribuyó a las 
letras mexicanas como novelista, ensayista, traductor y gran cuentista, inició su trabajo 
en ese género con La sangre de medusa (1958) y El viento distante (1963), donde va 
configurando sus propios universos, para posteriormente publicar en 1972 El principio 
del placer que contiene relatos como “Tenga para que se entretenga”, donde 
Chapultepec es el lugar en que un niño desaparece de forma insólita y “La fiesta 
brava”, que revive mitologías ancestrales. 
En ese mismo período, escritores como Artemio de Valle-Arizpe (1884-1961) y 
Luis González Obregón (1865-1938), nos transportan en sus textos a escenarios 
coloniales con libros como Leyendas de México (1943) del primero, y Las calles de México 
(1922) del segundo, donde leyendas como “La Llorona”, “La Mulata de Córdoba” o 
“El callejón del muerto”, reviven la tradición oral mexicana colonial. 
Ya entrados en el siglo XXI, diversos autores, entre los que se encuentran José 
Luis Zárate, Bernardo Fernández, Alberto Chimal y Bernardo Esquinca, han hecho 
interesantes aportaciones al corpus de la literatura fantástica mexicana. 
José Luis Zárate (1966) publicó en 1998 la novela La ruta del hielo y la sal, donde 
retoma el tema del vampiro y profundiza en una de las escenas de Drácula de Bram 
Stoker. Además, ha sido un gran entusiasta de la ciencia ficción, escritor de 
minificciones y precursor de la llamada twitteratura18. 
Bernardo Fernández (BEF) (1972), además de su trabajo como diseñador, ha 
dado significativos aportes al campo literario con novelas en la línea de la ciencia 
 
18 Textos con un límite de 140 caracteres, según lo permitido por la red social Twitter. 
 
30 
ficción y la novela policiaca como Gel Azul (2006)19 y Hielo negro (2011). Además, ha 
contribuido al conocimiento de las nuevas tendencias de la ciencia ficción con las 
antologías: 25 minutos en el futuro: Nueva ciencia ficción norteamericana (2013) compilada 
en colaboración con Pepe Rojo, y Los viajeros. 25 años de ciencia ficción mexicana (2010), 
donde da un recorrido por la literatura mexicana de ciencia ficción. 
Alberto Chimal (1970) es uno de los escritores mexicanos contemporáneos más 
activo en el panorama de la literatura de imaginación20. Cuenta con una obra extensa 
donde emplea universos ingeniosos en simbiosis con el terror y la ciencia ficción. 
Novelas como Los esclavos (2009) y La torre y el jardín (2012), y libros de cuento como 
Éstos son los días (2004) y Siete (2012), son la evidencia de una gran calidad literaria que 
lo han hecho imprescindible al hablar de la fantasía en la literatura. 
Bernardo Esquinca (1972) conjuga el tema de lo fantástico dentro de ambientes 
mórbidos. Los niños de paja (2008), Demonia (2012) y Toda la sangre (2013), son obras 
que lo han convertido en uno de los escritores contemporáneos más sobresalientes en 
el campo de la literatura de terror. 
Actualmente, existen muestras de la vitalidad y calidad de este tipo de 
manifestación literaria, como la colección Ciudad Fantasma (tomos I y II) seleccionada 
 
19 Esta novela ganó en 2007 el premio Ignotus a la mejor novela corta de ciencia ficción que concede la Asociación 
Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror. 
20 Sobre el significado de la “literatura de imaginación”, el mismo Chimal comenta: “No es un ‘nuevo género’, sino 
el intento de proponer otro modo de leer literatura que ya existe: lo que suele llamarse ‘fantástica’. No habría 
necesidad de proponer otro nombre si el más conocido no estuviese ‘secuestrado’ en cierto modo por el mercado 
editorial, que lo usa para nombrar un tipo muy preciso de obras (derivadas de autores como Tolkien o Rowling), y 
que en el proceso se ha vuelto víctima de numerosos prejuicios. Mi intención y la de varios colegas que han 
comenzado a usar el término ‘literatura de imaginación’ en años recientes es dar a notar que en México, por lo 
menos, se escriben obras que van por caminos distintos del realismo pero no son imitaciones de lo que se escribe en 
otros países: que son una literatura mucho más viva y más amplia. En los autores de este proyecto y en muchos 
otros la imaginación fantástica no es una serie de reglas que todos aplican del mismo modo, sino un recurso que 
cada quien utiliza a su manera para escribir literatura que se asoma a los bordes de nuestra idea de lo real. (Desde 
luego, en la cultura autoritaria que vivimos, cuestionar una idea fija de lo real puede llegar a ser, incluso, un acto 
subversivo…)” 
Texto recuperado el 20 de agosto de 2015 de la página del autor: 
 http://www.lashistorias.com.mx/index.php/archivo/literatura-mexicana-de-imaginacion/. 
 
31 
por Vicente Quirate y Bernardo Esquinca, en el que la Ciudad de México es el 
escenario donde se llevan a cabo todos los relatos, o la compilación norteamericana 
Three messages and a warning (2013), quees la primera selección de cuentos mexicanos 
fantásticos traducida al inglés21. 
Aunado a los escritores y obras citados anteriormente, nombres como Salvador 
Elizondo, Vicente Quirarte, Ricardo Bernal, Bernardo Couto Castillo, Elena Garro, 
Mauricio-José Schwarz, Mauricio Molina, Efrén Hernández, Mario Cruz, Inés 
Arredondo, René Avilés Fabila, Gerardo Horacio Porcayo, Norma Lazo, Julio Torri, 
Hugo Hiriart, Pedro F. Miret, Ignacio Solares y un largo etcétera, son sólo una 
muestra mínima de lo que las letras mexicanas han aportado al universo de la 
literatura fantástica. 
Como hemos podido advertir, la literatura fantástica mexicana (por nombrarla 
según el canon literario) nos ha entregado obras que van del horror a la ciencia ficción, 
pasando por el surrealismo, las leyendas coloniales y los mundos oníricos. La 
imaginación es el punto de partida para el desarrollo de una literatura sin fronteras que 
permite al escritor y al lector una libertad creativa. 
 
1.3 PERSONAJES OBJETO 
 
1.3.1 EL MUNDO DE LOS OBJETOS 
 
Los personajes principales de los relatos a analizar son elementos de gran 
trascendencia, por lo cual es imprescindible estudiar sus funciones dentro de la obra 
 
21 Esta compilación fue nominada para los premios World Fantasy Awards en su edición 2013. 
 
32 
tariana. Además, funcionan como narradores de las historias, representados por 
objetos, usualmente inanimados, que interactúan con el mundo humano. 
En cuanto al uso de estas figuras por Tario, Ignacio Ruiz Pérez nos dice que “El 
encuentro con los objetos, a semejanza del artífice que reconoce su materia prima, 
permitirá al autor hacer calas preliminares a los temas que después formarán su arsenal 
narrativo: la locura, el erotismo y el incesto…” (2004). Lo cual proporciona una idea 
de lo que nos encontramos en La noche y que serán temas presentes en su literatura 
posterior. 
Ruiz desmenuza la obra de Tario y nos expone las coordenadas hacia las cuales 
se dirige su literatura: “El personaje es el fantasma; el género, lo extraño y lo 
fantástico; el marco, el sueño; la estructura, el cuento; el tono, la ironía. La figura 
dominante en Tario son las paradojas que producen humor e ironía, o bien, llevan al 
absurdo” (2004)22. 
En lo que respecta a los personajes objeto, constante presente en los textos que 
se están analizando, Juan Tomás Martínez Gutiérrez habla del uso de la prosopopeya 
en las narraciones de La noche: 
…sus protagonistas son objetos, animales o individuos que resultan 
doblemente decadentes, primero por su carácter marginal: un perro, una 
gallina, un buque que naufraga... y segundo porque ese carácter se 
acentúa por el hecho de que narra desde su propia decadencia, 
representada ésta por la ruina física, la locura, la enfermedad o la muerte 
(2007). 
 
Esta asignación de cualidades propias de seres animados a objetos que no lo 
son, es la característica principal de los tres relatos en análisis. En “La noche del buque 
naufrago”, un navío es el que cuenta su historia de decadencia; en “La noche del 
 
22 En el capítulo III de este trabajo se tratará este tono irónico. 
 
33 
féretro”, un ataúd habla de la naturaleza de los de su especie; y en “La noche del traje 
gris”, un elegante conjunto masculino se encarga de narrar las peripecias en una noche 
de desenfreno. 
Para Regina Freyman (2011) el uso de personajes objeto es justificado ya que 
“… los objetos sienten con mayor intensidad que los hombres, quienes, solitarios y 
grises, son sombras, espectros que viven en el exilio y desprecian a la sociedad y sus 
convenciones, a la (absurda) familia y las ridículas aspiraciones” (p. 58). 
La misma investigadora, examina las cualidades humanas de los personajes de 
La noche y los describe como fantasmas que reconocen en la muerte su fin inevitable, 
pero sin dejar de perder la individualidad, que es la que los hace libres (p. 58). En los 
tres relatos en estudio, el tema de la muerte está presente como el fin último de los 
personajes. En “La noche del buque naufrago”, el barco prefiere morir a permitir que 
la decadencia se apodere de su ser, prefiere terminar sus días con la vitalidad intacta. 
En “La noche del féretro”, la muerte llega como una consecuencia imposible de evitar, 
después de un nacimiento consagrado a pasar los días junto con otro ser, a manera de 
matrimonio. En “La noche del traje gris”, una noche de desenfreno termina con los 
días de un ser que rompe las normas y se atreve a realizar lo inimaginable, desafiando 
a una sociedad conservadora. Cabe destacar que el tema del suicidio es propio tanto de 
“La noche del buque naufrago” como de “La noche del traje gris”, representando la 
única salida para una existencia que ha llegado a su punto máximo. 
Tanto Freyman como Ruíz, asocian los personajes de Tario con fantasmas 
dado lo difuso de su aparición; rasgo que está presente en la mayor parte de su obra. 
 
34 
Con respecto a esto último, recordemos que el fantasma es un elemento ligado 
históricamente a lo fantástico, a lo imposible. 
Para entender mejor el concepto de prosopopeya, que ya he citado, me basaré 
en el Diccionario de retórica y poética de Helena Beristáin (1995), quien identifica al 
término como equivalente de metáfora, la cual se entiende de la siguiente manera: 
…relación de semejanza entre los significados de las palabras que en ella 
participan, a pesar de que asocia términos que se refieren a aspectos de la 
realidad que habitualmente no se vinculan. Es decir, la metáfora implica 
la coposesión de semas que se da en el plano conceptual o semántico y en 
esta figura se manifiesta la identidad parcial de dos significados, 
paralelamente a la no identidad de los dos significantes correspondientes 
(p. 308). 
 
A lo largo de los textos en estudio, son múltiples las ocasiones en que las partes 
o sensaciones del barco, del traje o del ataúd se relacionan con características 
humanas. Ilustremos lo anterior con algunos ejemplos, el primero proveniente de “La 
noche del buque náufrago” donde las paredes del barco se usan como extremidades: 
“He tenido entre mis brazos a hombres de todas las razas” (Tario, 2006, p. 38). El 
siguiente pertenece a “La noche del féretro” en el que el ataúd habla de la madera 
semejándola con piel: “El cierzo me penetraba a través de los poros, helándome la 
sangre” (p. 34). Una tercera muestra viene incluida en “La noche del traje gris” donde 
el personaje compara las bolsas con partes del cuerpo: “Los bolsillos son nuestros 
órganos capitales: el hígado, los pulmones, el corazón, el estómago” (p. 111). En 
concreto, la valía del recurso de la prosopopeya en estos textos, radica en dotar de voz 
a los objetos para que cuenten su propia historia. 
Siguiendo con la explicación del término, Beristáin aporta otra idea interesante 
respecto a la metáfora: 
 
35 
Para los antiguos, los tropos eran giros lingüísticos artificiosos, lujos que 
formaban parte del ornato, y cuyo cuerpo léxico se desviaba de su 
contenido original en el discurso lógico dialéctico, para dirigirse hacia un 
contenido distinto, con el propósito de evitar el tedio al provocar el 
"shock" psíquico que la presencia de lo inesperado origina al significar "lo 
vario" o lo diferente inscrito entre "lo habitual", al negarse el autor a 
reconocer lo familiar, describiéndolo en cambio como si acabara de 
descubrirlo y revelando sus aspectos más raramente advertidos; es decir, 
al producir lo que entonces se llamaba alienación y en este siglo ha sido 
llamado extrañamiento ("ostranenie"), desautomatización o 
singularización a partir del formalismo ruso (p. 311). 
 
En este caso, el “shock” del que habla la autora puede ser aplicado en varios de 
los cuentos de esta obra para mostrarnos el mundo cotidiano desde una perspectiva 
alterna (la de los objetos).Al exponerlo de esta manera, observamos con asombro 
asuntos que creíamos evidentes. 
Resumiendo, los personajes de La noche son presentados por Francisco Tario 
como objetos que actúan con características humanas, llenos de problemas propios de 
seres desesperados y decadentes, siendo casi siempre estas dificultades temas tabúes 
para la sociedad convencional. 
Por otro lado, hablando acerca del relato, Luz Aurora Pimentel dice que éste 
“será posible a partir de una acción y de una temporalidad primordialmente humanas” 
(2002, p. 18). Enfocando esta premisa en la presente investigación, y después de haber 
dado un repaso inicial a los personajes objeto, estamos en posibilidades de aplicar estos 
conceptos a los relatos en el plano de la acción, advirtiendo que los personajes sí 
cuentan con una conciencia de su cualidad de objetos, aunque para ellos no son 
inanimados (concepción de los hombres). 
En “La noche del traje gris”, la acción inicial del personaje principal no tiene 
características humanas, ya que, de alguna forma, funciona como objeto y no como 
 
36 
actor. Es a partir del momento en que decide dejar su cotidianeidad, cuando sus 
acciones toman características humanas, que inclusive llegan a atemorizar a las 
personas que lo observan por el rompimiento de esa “realidad” humana donde los 
objetos existen inmóviles. Aunque en primera instancia el traje no logra una 
corporalidad, puede caminar; es en el momento que contiene un cuerpo cuando busca 
comportarse como hombre, aunque al final su naturaleza se impone y termina 
actuando a su manera, de acuerdo con las reglas de su realidad (interactuando con las 
ropas femeninas y no con las mujeres). 
Por otro lado, en “La noche del buque náufrago” y en “La noche del féretro”, la 
acción de los personajes nunca llega a ser humana, aunque la temporalidad exterior 
sea inmanente al mundo humano que los rodea. En ambos cuentos se hace referencia a 
las reglas de un universo propio que convive a la par del humano (el transportar 
personas en un viaje o el esperar en una funeraria el matrimonio anhelado a lo largo de 
su existencia). Aunque en estricto sentido los personajes principales viven de acuerdo a 
sus condiciones, se terminan apegando a los quehaceres y tiempos humanos. 
 
1.3.2 LA FÁBULA 
 
Después de revisar el uso de personajes objeto, podemos advertir la cercanía con 
géneros como las fábulas y los cuentos maravillosos con función edificante. Lo 
anterior, con la salvedad de que el escritor capitalino no tiene como propósito una 
moralización tangible, sino mostrar acontecimientos que suelen evitar comentarse 
dentro de una sociedad conservadora por ser temas prohibidos. 
 
37 
José Luis Martínez, en su estudio sobre la literatura mexicana del siglo XX, 
habla sobre los personajes de La noche en este tenor: “como en las viejas fábulas, 
asistimos a la intimidad de unas criaturas cuyo lenguaje solemos ignorar” (Martínez, p. 
228). Vidas paralelas (imaginarias en la concepción racional pero reales en los mundos 
de Tario), dan cuenta de una visión desde otro plano que el hombre no siempre puede 
(o quiere) descubrir. 
Los cuentos de Tario contienen muchas similitudes con la fábula, entendida 
esta, de forma general, de la siguiente manera: 
Fábula designa una narración breve, de carácter didáctico-moral, 
protagonizada por animales. De ella se desprende una enseñanza o 
moraleja de validez universal y los animales y cosas inanimadas que 
hablan o actúan encarnan vicios y virtudes propias de los hombres a los 
que van dirigidas. En esta modalidad literaria predomina la invención y la 
ficción como los recursos para describir y censurar dicha realidad humana 
(Guijarro, 1998, p. 328). 
 
En nuestro caso, los protagonistas de las historias son objetos, quienes de 
manera implícita nos dan su versión del mundo de los hombres. Por otro lado, 
indagando un poco más en las características de este género literario, encontramos 
propuestas interesantes para su interpretación, una de ellas de Bernardo Canal Feijóo 
(1960, citado por Dido, 2009), quien lo define así: 
La fábula es género del pueblo y constituye el instrumento típico de 
expresión de un sentimiento filosófico, quizá épico, de la vida. Por 
razones de remoto atavismo religioso y mágico -que acaso reviven 
infusamente para el hombre culto ante los dibujos animados- el pueblo 
sigue sintiendo la necesidad de delegar a los animales la enunciación de 
sus esquemas mentales de juicio. Un rastreo del oscuro linaje de este 
género, hace forzoso ligarlo, en última línea, a la razón de los cultos 
zoolátricos y al primitivo relato totémico. Pero quede aquí postulado sólo 
ese hecho de ser del pueblo, de su patrimonio espiritual auténtico; la 
forma ingenua y necesaria de proyectar un pensamiento filosófico 
empírico (Dido, 2009). 
 
 
38 
Si el uso de objetos proviene de un atavismo primigenio, es difícil asegurarlo 
con certeza dado que no se cuenta con los elementos necesarios para hacerlo, además 
de que este trabajo no tiene como fin dilucidar este punto. Lo importante es pensar que 
los cuentos de Tario funcionan como el instrumento de expresión del pueblo expuesto 
por Canal Feijóo. 
Entendida la fábula como género, no podríamos reducir los textos de Tario a 
esta categoría, ya que más bien poseen elementos del cuento. No obstante, el escritor 
capitalino se sirve de algunos elementos de la misma para el desarrollo de sus 
narraciones, como el dotar a los objetos de palabra y personificar en ellos inmoralidad 
y dignidad, o el dejar una moraleja implícita para demostrar excesos humanos. 
Aunque esto se verá más adelante, vale la pena ejemplificar algunos resabios de 
estas manifestaciones intrínsecas. En “La noche del buque náufrago”, al momento de 
hundirse, el barco sostiene que ese acto lo realiza de forma cruel, dado que traslada a 
los pasajeros en su interior. No obstante, esas vidas no le importan, la observación de 
su existencia banal lo lleva a convencerse de su inutilidad. En lo que respecta a “La 
noche del traje gris”, a diferencia del buque, el traje vive por sí mismo actitudes 
humanas, que lo llevan a renegar de ellos y de su falaz existencia. Por último, en “La 
noche del féretro”, la desilusión ante lo añorado se muestra como un desenlace propio 
de la vida, aunque, por lo regular, se trate con optimismo de velar su advenimiento. 
 
 
 
 
 
39 
1.4 EL ESPERPENTO 
 
Como hemos podido advertir en los apartados anteriores, no existe una influencia 
tangible de las letras mexicanas inmediatamente anteriores en La noche. Se han podido 
encontrar ciertos rasgos aislados en algunos grupos (decadentistas y contemporáneos) 
y, en sentido especial, se ha realizado un panorama general de la literatura fantástica 
mexicana dados los contenidos generales presentes en la obra de Tario. De esta 
manera, ubicamos a la literatura fantástica como una de las influencias en la obra del 
escritor capitalino. 
Por otro lado, dadas las raíces familiares europeas de Francisco Tario, una 
incursión en el pasado reciente de la literatura española, previa a la publicación de La 
noche, puede aportarnos información valiosa sobre algún tipo de influjo de los 
escritores ibéricos en esta obra de 1943. 
En este sentido, los grupos predominantes con los que se inició el siglo eran el 
Modernismo y la Generación del 98. Posteriormente, antes de la Generación del 
medio siglo, ubicamos al Novecentismo (Generación del 14), al Vanguardismo y a la 
Generación del 27. 
En términos generales, se puede comentar que modernistas y noventayochistas 
alcanzaron su madurez durante la primera década del siglo veinte. Teniendo los 
primeros su preocupación esencial en la estética de sus textos y los segundos en una 
reflexión más profunda de la realidad. 
En especial, existe un escritor que revolucionó el teatro español, y que en 1920 
creó un nuevo género literario donde se deforma la realidad

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