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Esta obra está bajo licencia 2.5 de Creative Commons Argentina. Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Paroncini, Ana Laura "Cuando se invisibilizan los muros..." La escuela como posibilidad de libertad en el encierro: Un estudio sobre la construcción de representaciones sociales de la escuela en el contexto carcelario Tesis para la obtención del grado de Licenciada en Sociología Directora: Rosboch, María Eugenia Cita sugerida: Paroncini, A. L. (2014) "Cuando se invisibilizan los muros..." La escuela como posibilidad de libertad en el encierro: Un estudio sobre la construcción de representaciones sociales de la escuela en el contexto carcelario. Trabajo final de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1026/te.1026.pdf Documento disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la Universidad Nacional de La Plata. Gestionado por Bibhuma, biblioteca de la FaHCE. Para más información consulte los sitios: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar http://www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/ http://www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar/ UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA TRABAJO FINAL “Cuando se invisibilizan los muros…” La escuela como posibilidad de libertad en el encierro. Un estudio sobre la construcción de representaciones sociales de la escuela en el contexto carcelario. Alumna: Ana Laura Paroncini Legajo: 42578/4 Correo electrónico: analauraparoncini@yahoo.com.ar Directora: Dra. María Eugenia Rosboch Fecha: 20 de mayo de 2014 A Mariano, Luca y Vicente. 2 AGRADECIMIENTOS Estoy enormemente agradecida a la Dra. María Eugenia Rosboch por su permanente estímulo y dedicación en la elaboración de este trabajo final. Del mismo modo, deseo expresar mi gratitud a mis abuelos, especialmente a Kika por animar mis sueños; a mis padres Nelba y Hugo que me allanaron el camino; a mi hermano y gran amigo Diego; y a mis queridos e incondicionales amigos: Vanesa, Luciana, Marcela y Walter. Sin el apoyo de ellos hubiera sido imposible la culminación de este último tramo de mi carrera. ¡Gracias! 3 RESUMEN El presente estudio se dedica a explorar y analizar, en los relatos y experiencias de los alumnos privados de libertad de la Escuela Secundaria Media N° 12 de la Unidad Penitenciaria N° 31 ubicada en la localidad de La Capilla partido de Florencio Varela, las representaciones que los mismos construyen acerca de los sentidos de la escuela. Para ello, se realizó un abordaje metodológico de tipo cualitativo, buscando hacer emerger lo relevante del área de estudio siguiendo un análisis inductivo basado en datos empíricos. De este modo, se busca captar la definición de la situación que efectúa el propio actor social y el significado que le atribuye a sus prácticas. La organización de los capítulos refleja el recorrido realizado para abordar los diversos sentidos construidos, representaciones sociales que se entienden como aquellos presupuestos, distinciones, aprendizajes edificados por estos sujetos sociales, a partir de los cuales actúan. Producto de la investigación realizada, se puede identificar un particular posicionamiento subjetivo, construido a partir de las distintas interacciones sociales de las que son parte los internos, pasadas y presentes, incluida la relación entablada con el investigador, el cual inviste un vínculo con los mismos asentado en el rol docente. TÉRMINOS CLAVES: contexto de encierro, escuela, representaciones sociales, poder, interacción social. 4 INDICE INTRODUCCION……………………………………………… ……….. 6 CAPITULO 1. Atravesando los muros. La visibilización de un problema………………. 16 CAPITULO 2. La educación y sus muros…. ……………………………………………. 43 CAPITULO 3. Instantes de libertad. Cuando se desvanecen los muros........................ 61 CONCLUSIONES Lo visible y lo invisible de la escuela en la cárcel……. ……………….. 96 BIBLIOGRAFIA……………………………………………… ………….. 105 5 INTRODUCCIÓN El presente trabajo aborda la temática general vinculada a la educación en contexto de encierro. Dicho interés se origina en la particular relación, que el investigador sostiene con los alumnos de la Escuela Secundaria Media N°12 perteneciente a la Unidad Penitenciaria N° 31 de Florencio Varela, establecida por su rol docente. Este acercamiento posibilitó el despertar de diversos interrogantes y por qué no, preocupaciones arraigadas a la noción de justicia social. De esta manera, la urgencia por comprender los avatares construidos por los sujetos en un ámbito cerrado fue lentamente dando forma al presente estudio. Así, esta línea de investigación busca dar cuenta del espacio que ocupa la escuela secundaria media en las representaciones que construyen los internos de la Escuela Media nº 12 de la Unidad Penitenciaria Nº 31 de Florencia Varela. Frente a la resemantización que sufre la educación ante la crisis de representación por la que atraviesan las instituciones modernas y tomando como punto de análisis a sujetos que por su situación de encierro solo se relacionan con instituciones formales, cabe preguntarse: ¿qué espacio ocupa la escuela secundaria media en las representaciones que construyen los sujetos en situaciones de encierro? y, para ello indagar ¿qué sentidos inviste la escuela secundaria media para los internos de la Unidad Nº 31 de Florencia Varela? En la búsqueda por establecer el espacio que ocupa la escuela secundaria media en las representaciones que construyen los alumnos de la Escuela Media N°12, también se indagará en los sentidos que los internos, escogidos para el análisis, construyeron históricamente sobre la escuela; por ello, entendemos que esta perspectiva no puede comprenderse sin reconocer las representaciones sociales de la escuela 6 propuesta desde su momento de gestación, la modernidad y su reconfiguración frente a la crisis que atraviesan las instituciones estatales. Tanto la escuela como la cárcel son instituciones que han sido legitimadas en el proceso de construcción de los Estados Nacionales guiados por lógicas modernas de pensamiento y acción en sociedad, es por ello que nos pareció acertado incluir en nuestras reflexiones aspectos que narren este proceso para poder enmarcar y dimensionar la organización, objeto de nuestro estudio. Una vez realizado ese recorrido, propondremos categorías analíticas que permitan comprender los procesos de construcción de significado que producen los internos en relación a la escuela y poder así, dar cuenta de las preguntas que guían esta investigación. Para ello es trascendental seleccionar el grupo de internos que constituyen el objeto de este análisis. A partir de allí, la acción estará apuntalada en la indagación tanto de los sentidos que los internos, escogidos para el análisis, construyeron históricamente sobre la escuela como en los significados que, en el presente, cobra la escuela para los mismos sujetos frente a la situación de encierro. En este trabajo también señalamos la necesidad de profundizar la realización de la recopilación bibliográfica sobre el tema y los conceptos teóricos propuestos para su resolución. Por lo expuesto, el lector puede observar que el trabajo propuesto es de carácter empírico, ya que tanto la construcción de su objeto de estudio como la formulación del interrogante a investigar, conducen y abrevan de los datos que surgen del análisis de la prácticas sociales que se producen en el aula de la escuela que funciona en la unidadpenitenciaria descripta. Desde esa concepción se sistematizan los trabajos realizados sobre el tema agrupándolos en categorías que creemos enmarcan las perspectivas analizadas; describimos el espacio que ocupa la unidad penitenciaria escogida en el 7 entramado del servicio penitenciario provincial y el sitio físico que ocupa la escuela en la cárcel mostrando aspectos de la situación por la que atraviesa esa institución en relación a los reclusos; caminos todos, que confluyen en analizar las representaciones que los internos tienen de la escuela en tanto alumnos frente al docente que desarrolla la clase. La posibilidad irrumpe sobre la limitación El trabajo que presentamos se inscribe en el marco de la educación en contexto de encierro cuyo espacio, dentro de las Ciencias Sociales, ha sido escasamente estudiado. La escuela, a la que hacemos referencia, se ubica dentro de una unidad penitenciaria donde la penetrabilidad es restringida. Esta es una de las razones por la cual el abordaje exploratorio, de esta temática, ha poseído históricamente dificultades. Asimismo, consideramos que la particularidad del tema y su insuficiente conocimiento, legitima el esfuerzo de investigación. Igualmente, las contingencias de atravesar los rígidos muros se presentan facilitadas por la labor docente que desempeña la persona que realiza la indagación en la escuela secundaria media nº 12. Por ende, el espacio elegido también está en relación con la labor del investigador ya que la posibilidad del encuentro con las personas privadas de la libertad está supeditada a la tarea asentada en el vínculo pedagógico. Los internos de las prisiones entendidas como instituciones totales están aislados de la sociedad, por un período de tiempo prolongado, no por voluntad propia. Los mismos se encuentran en esa situación por estar procesados o penados en relación a algún hecho delictivo. En su generalidad, forman parte de grupos sociales que viven en condiciones socio-históricas de vulnerabilidad por la precarización de los soportes sociales, familiares y comunitarios. Esta vulnerabilidad social remite a ausencias, pero 8 es necesario aclarar que las mismas surgen de procesos dinámicos, por ello son denominadas carencias “no cristalizadas” por la propiedad de ser cambiantes. (Alonso F. J, 1994) Una de las aristas de la dimensión central de la vulnerabilidad social es el déficit educativo. Por lo tanto, la inserción en el sistema educativo junto a los recursos propiamente dichos que éste brinda (conocimiento, saberes, destrezas, habilidades) remite a que las personas privadas de la libertad consigan posicionarse frente a las futuras demandas del contexto exterior, favoreciendo fundamentalmente su destino social. Asimismo, como señala Erwin GOFFMAN (1984), frente a las características de las instituciones totales, como son la despersonalización y el despojamiento del yo, la educación que se desarrolla en las prisiones logra favorecer procesos de autodeterminación, autonomía y libertad de acción. La investigación aquí desplegada se ajusta a la concepción que certifica que la tarea de la educación es movilizar todo lo necesario para que el sujeto entre en el mundo y se sostenga en él, se apropie de los principales interrogantes que forman parte de la cultura humana, reúna los saberes que los hombres han elaborado en respuesta a esos interrogantes e incorpore sus propias respuestas, subvirtiéndolos si es necesario. Esa es, en definitiva, la finalidad del proceso educativo: que aquél que llega al mundo sea acompañado y obtenga el conocimiento del mismo, que sea introducido en ese conocimiento por quienes le han precedido pero de manera que no sea moldeado, ayudado o fabricado. (Blasich, Gladys S., 2007). La educación, de esta manera, escapa al mito de la fabricación de sujetos homogéneos, de creación de individuos en serie sino posibilitando un movimiento, un acompañar un acto, nunca acabado, consistente en hacer sitio al que llega y ofrecerle los medios para ocuparlo. 9 Consecuentemente, la educación opera, esencialmente, como resistencia contra la concepción de destinos pre-fijados, de que cada ser humano queda inscripto para siempre en trayectorias personales y sociales, de las que no puede salir. Por lo tanto, la educación es la garantía de no continuar reproduciendo la condena del origen, al menos para ciertos sectores sociales. La importancia de la autonomía, en el sentido de apropiación de un saber, hacerlo parte de uno y reutilizarlo en otro ámbito, es central en todo proceso educativo y preside cada uno de los momentos del mismo, vinculado a la noción de aprendizajes emancipadores consistentes en la posibilidad de transferir lo aprendido a otras áreas de la vida del sujeto, fuera de la vista y del control de quien lo imparte y saliendo del contexto de la formación. La autonomía es imprescindible en nuestra constitución como sujetos capaces de discernimiento y pensamiento crítico y juega un papel central en relación con la finalidad de la ley de ejecución de la pena privativa de la libertad, esto es, lograr que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley. La acción educativa intenta legitimar los intereses del sujeto, proporcionando recursos culturales para que puedan llegar a un despliegue socialmente valioso de aquellos y a formas socialmente aceptables de realizar sus intereses. Ahora bien, analizado el concepto de educación en el contexto de encierro percibimos que la escuela secundaria media acciona en algunos sujetos como como un espacio de invisibilización de los muros carcelarios, posibilitado, a partir de la interacción de los agentes y su capacidad de movilizar recursos .Sin embargo, no todos los internos poseen la misma concepción acerca de la institución. Así, el abordaje de la temática nos sitúa frente a un campo de estudio que consideramos importante profundizar: las representaciones sociales construidas por los internos acerca del sentido de la escuela. En esta perspectiva, entendemos, que el tópico 10 propuesto no puede comprenderse sin tener en cuenta la resemantización que sufre la educación ante la crisis de representación por la que atraviesan las instituciones modernas, como desarrollaremos con mayor especificidad en apartados siguientes. El abordaje del sentido de la educación en contexto de encierro, desde la perspectiva de la representación social es fundamental para los que sostenemos la imperiosa necesidad de superar el estadio actual y avanzar hacia formas de organización social basadas en criterios de justicia social. De esta manera, la preocupación por los sujetos en contexto de encierro rebasa la motivación académica para anclarse en una necesidad social. A la sazón, sólo una reconstrucción de los procesos sociales y los sujetos –como condensadores de historicidad- nos puede hablar de las posibilidades y obstáculos para proyectos viables de sociedades justas. Lo dicho y hecho sobre el tema La temática general que indagamos en esta investigación, la educación en contexto de encierro, vislumbra antecedentes que fueron abordados, básicamente, desde tres perspectivas específicas. La primera de ellas vincula la educación en contexto de encierro con los derechos humanos. Al respecto encontramos los trabajos de Scarfó (2012) y Aued (2012). En esta línea de investigación nos interesa destacar el trabajo que hicieran en conjunto sobre la idea que sostiene la necesidad que la educación, en el contexto de encierro, se fortalezca como un derecho y no como un “beneficio”. “La educación es un derecho humano fundamental, esencial para poder ejercitar todos los demás derechos y que tiene como fin el desarrollo integral del sujeto.Que una persona acceda a la educación implica entonces que pueda crear un lazo de pertenencia a la sociedad y, en pocas palabras, a la transmisión y recreación de la cultura. Es el Estado quien debe garantizar y promover el goce efectivo de éste y de todos los derechos 11 humanos, ya que en teoría la persona encarcelada sólo está privada de su libertad ambulatoria”. (Scarfó y Aude, 2012: pág. 1). De esta manera, los autores señalan que el desarrollo de este derecho en el contexto de la cárcel (entendida ésta como dispositivo no sólo de encierro sino de castigo, disciplinamiento, segregación, control, etc.) está atravesado por la complejidad del proceso social en un contexto determinado. La segunda perspectiva relaciona a la Educación en contexto de encierro con la descripción y el análisis de la institución escuela en relación al sistema carcelario. En este lineamiento encontramos varios trabajos pero nos resultó pertinaz el pensamiento de Gladys Susana Blazich (2007). La autora analiza prioritariamente, los contextos institucionales relacionados, cárcel y escuela, considerando sus orígenes y su estatuto actual. En segundo lugar, considera a la educación para las personas privadas de libertad desde líneas teóricas vinculadas con la educación de jóvenes y adultos, con una mirada puesta en generar un proyecto de vida asentado en consideraciones distintas. La tercer mirada, es la que seguimos en nuestra línea de investigación, es decir, la que indaga en la correspondencia entre la Educación en contexto de encierro con el análisis de las representaciones y/ o sentidos que inviste la escuela en la institución carcelaria. En la búsqueda temática encontramos el trabajo de Martel, María Ximena y Perez Lalli, M. Florencia (2007). El mismo nos resultó muy interesante ya que vincula a la educación en contextos de encierro, con una práctica denominada “de libertad”, la cual sostiene que la misma permite al “sujeto enjaulado” hallar un espacio de liberación en medio del ambiente de confinamiento. Para ello, las autoras utilizan la palabra de las/los docentes. De este modo, la meta principal de la línea de investigación busca establecer el significado de lo educativo en las personas privadas de libertad pero visto desde intermediarios como son los maestros/as. Es aquí donde nuestra investigación despliega su tópico de particularidad, en el momento de exploración que potencia el 12 encuentro sin terceros dando lugar a la importancia del acercamiento, y a todo lo que el mismo posibilita en el proceso de la investigación. Por lo tanto, si bien, encontramos aspectos destacables en la investigación anteriormente nombrada, consideramos que el trabajo que propone este proyecto inviste la particularidad de tener acceso directo a la fuente, esto es, como se señala en la justificación y en el desarrollo de la metodología, los datos se recabarán directamente de las personas privadas de libertad. La organización de los capítulos de esta investigación refleja el recorrido realizado para abordar los diversos sentidos construidos por los alumnos acerca de la escuela, en sus diferentes contextos de socialización. Representaciones sociales que se entienden como aquellos presupuestos, distinciones, aprendizajes construidos por estos sujetos sociales, cuya importancia no es menor dado que las mismas guían sus prácticas. Por lo expuesto, el lector encontrará que el primer capítulo desarrolla, en primera instancia, el sostén teórico de la investigación para luego caracterizar a la metodología que se ha tenido en cuenta para posibilitar la sistematización de dicho proceso. Asimismo, se enmarca a la escuela en su proceso de gestación y actual trasformación de sentidos considerando sus matrices históricas la modernidad y su crisis frente a la posmodernidad o segunda modernidad como prefieren denominarlos algunos autores, sin olvidar la dinámica vinculada a la estructuración social y las consiguientes representaciones sociales construidas por los sujetos seleccionados para el presente estudio. El esclarecimiento del rol del investigador finaliza la narración del capítulo, no sin antes mencionar la delimitación del objeto de estudio y las herramientas utilizadas en dicho emprendimiento. El segundo capítulo comienza con una descripción general referida al orden penitenciario bonaerense. Para ello se precisan ciertos datos que hacen referencia a 13 diversas cuestiones que caracterizan al sistema penitenciario, desde la cantidad de personas privadas de libertad, los complejos carcelarios, las unidades que comprenden y sus ubicaciones regionales hasta la cantidad de unidades según el tipo de régimen. La finalidad primordial de esta decisión es generar un espacio de articulación que permita luego individualizar a la Unidad Penitenciaria N°31 de Florencio Varela donde reside la Escuela Secundaria Media N°12. De este modo, se aproximará la instancia en la cual se particularizará el establecimiento escolar, permitiendo una descripción minuciosa de su organización, espacio físico que ocupa en la cárcel, equipamiento y matrícula. Toda esta última labor empírica mencionada, llevada adelante, ayuda a contextualizar la investigación, brindado datos certeros acerca de los espacios donde el estudio fue llevado adelante. Por último, se hace referencia acerca de las generalidades de la escuela en dicho contexto y se referencia cómo las características que adquiere la escuela en el ámbito penitenciario, condiciona la interacción de los sujetos. En el tercer capítulo se desarrolla la información fruto de las técnicas de recolección de datos aplicadas y se procede a la sistematización de los datos obtenidos. Para ello se describe las generalidades del contexto tempo-espacial en el que fueron aplicadas, con aclaraciones pertinentes que manifiestan las diferenciaciones entre las técnicas. En un segundo momento, se analiza el material recolectado en los cuestionarios, en las entrevistas espontáneas y los datos surgidos de la observación participante conformando ejes de interpretación con la intención de captar la definición de la situación que efectúa el propio actor social y el significado que le atribuye a sus prácticas. Por último, en las conclusiones, se delinean aquellas proposiciones construidas con carácter de hipótesis, producto de la comparación constante realizada entre la 14 codificación construida y la teoría consultada, que abren luz sobre el universo de significados explorados y analizados en este grupo de alumnos en contexto de encierro. 15 CAPÍTULO 1 “A mí me gustaba la escuela, me iba bien pero tuve que dejar para ayudar a mi mamá con mis hermanitos” 16 Atravesando los muros. La visibilización de un problema. El presente capítulo desarrolla, en primera instancia, el sostén teórico de la investigación para luego caracterizar a la metodología que se ha tenido en cuenta para posibilitar la sistematización de dicho proceso. Asimismo, la escuela es dimensionada desde dos momentos históricos caracterizados bajo la denominación modernidad y posmodernidad, considerándolos como un paso necesario para poder dimensionar el espacio que esta institución ocupa en el entramado social en términos de las representaciones sociales que enarbolaban y que en la actualidad, enfrentan procesos de reformulación dada la pérdida de legitimidad que han sufrido frente a profundos cambios de sentir y vivir en sociedad. Una vez situado ese proceso, se desarrollan los conceptos que guiarán el trabajo de recolección de datos en el campo de estudio, abordando la dinámica vinculada a la estructuración social y las consiguientes representaciones sociales construidas por los sujetosseleccionados para el presente estudio. El esclarecimiento del rol del investigador finaliza la narración del capítulo no sin antes mencionar la delimitación del objeto de estudio y las herramientas utilizadas en dicho emprendimiento. Los amarres de la búsqueda En primera instancia, y en relación a la problemática planteada por la investigación nos pareció apropiado dimensionar, en primer lugar, a la escuela en distintos momentos históricos. De este modo, consideramos oportuno remitirnos a las construcciones modernas de sentido con la finalidad de poder apreciar los cambios que 17 se condicen con el advenimiento de otros modos de pensar y percibir el mundo, propios del contexto actual atravesado por la globalización. Ahora bien, sobre el fenómeno de la Modernidad dos autores, arrojan luz desde postulados opuestos. Uno de ellos, Benedit Anderson (1991), lo formaliza haciendo referencia al concepto de Comunidades Imaginadas mientras que el otro autor, Ernest Gellner (1993), elabora su recorrido teórico desarrollando el concepto de nación. La discrepancia básica que existe entre ambos se asienta en que Gellner, realiza su análisis dimensionando la incidencia del sistema capitalista en la configuración de la nación; aspecto que Anderson restringe al capitalismo impreso, desarrollando en consecuencia otros fenómenos como la caída de los reinos monárquicos y las cosmovisiones religiosas universalistas, mirada que le permite comprender los mundos simbólicos que posibilitan la conformación de las naciones. Si bien es necesario marcar dichas distinciones, también es importante considerar los puntos de encuentro que existen entre uno y otro autor. Así, en lo que refiere a los imaginarios sociales que posibilitan la conformación de los regímenes nacionalistas, ambos coinciden en que para que ese sistema se adopte y difunda, fue necesario que se produzca un cambio en las concepciones sociales de tiempo y espacio: para que la nación surja como tal, advierte Anderson, se conforma la idea de un tiempo vacío, homogéneo, o en términos de Gellner, una amnesia colectiva; noción de tiempo que es acompañada por una nueva concepción de espacio que abandona la percepción basada en extensas comarcas que se pierden en el horizonte, por una noción territorial de límites precisos propias del sistema moderno de acumulación capitalista. En el campo de la educación esta perspectiva, en particular la propuesta por Anderson, es retomada por Caruso y Dussel (1996). Los autores sostienen que la modernidad es un movimiento social y cultural que podría fecharse a partir de los siglos 18 XV y XVI en el cual el orden empieza a concebirse sin Dios, es decir, la actividad del hombre comienza a pensarse y justificarse con criterios independientes a los divinos. Recién, a partir de los siglos XVIII y XIX, surgieron las visiones sobre el vínculo entre educación y sociedad que predominaron hasta hace muy poco tiempo. Las mismas sostenían que la extensión, de las tareas educativas en general y de la escuela en particular era necesaria para la transformación de las sociedades. En estas posiciones se inscriben movimientos como el de la Ilustración y algunas corrientes del Liberalismo. Durante la Revolución Francesa emergieron las primeras propuestas estructuradas para organizar un sistema educativo nacional que “formara al ciudadano”. Se fundaban en un optimismo pedagógico basado en que todo ser humano era educable y en que esa educación podía provocar los cambios económicos, sociales y políticos que la Revolución deseaba institucionalizar. En este marco, aparecieron las ideas de obligatoriedad y gratuidad educativas a las que se agregó la de laicidad como un intento de incluir a las minorías de las nacientes naciones y coartar el poder de la Iglesia Católica, aliada al viejo orden. Otras tradiciones del liberalismo hicieron hincapié en las virtudes prácticas de la educación. Educadores ingleses y alemanes desarrollaron ideas y programas tendientes a recalcar los mejoramientos industriales, comerciales y económicos que sobrevendrían con la expansión de la educación. Ni siquiera los movimientos conservadores y autoritarios escapaban a este ambiente de optimismo educacional. Algunos Estados que se mantenían en el más firme absolutismo fueron pioneros en promover leyes de obligatoriedad escolar. Según Guillermina Tiramonti (2005), la conformación de los Estados Nacionales asociada a las exigencias del gobierno de una población definida como libre es uno de los referentes a considerar cuando se sitúa el surgimiento de la Escuela moderna y se 19 intenta reconstruir el sentido político de esta creación institucional. En el caso argentino, se trata de un modelo que propone la integración y articulación del conjunto de la sociedad a partir de un proceso de fuerte homogeneización cultural consumado por el Estado a través de la educación pública. El sistema que se constituye a fines del siglo XIX y principios del XX reconoce en el Estado Nacional su principal referente material y simbólico tanto para la administración, la gestión y el financiamiento de las instituciones escolares como para la provisión de un sentido que se pretendía universalista. La escuela estuvo doblemente asociada a la creación de este espacio en común: por una parte como portadora de una propuesta universalista que expresaba el conjunto de los valores, los principios y las creencias en los que se fundamentaba la comunidad, a la que debían incorporarse las nuevas generaciones y por otra, como dispositivo de regulación social y en consecuencia, como instrumento de gobernabilidad. Para Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) la moderna educación que conduciría a un modelo más democrático y productivo solo era posible a costa de exterminar a una parte de la población; buscó comprender los conflictos acudiendo a explicaciones culturales: la “barbarie” era el escollo para construir una nación. (Dussel y Finocchio, 2003). Entonces, desde 1870 en Argentina tuvo lugar la construcción del sistema educativo. La base legal fue la ley 1420 de enseñanza gratuita, obligatoria y laica, a partir de 1884. Entre 1945 y 1955 se produjo una segunda oleada de incorporación al sistema. Durante el primer gobierno peronista una serie de nuevos sujetos (los inmigrantes del interior, los “cabecitas negras”, los descamisados y las mujeres) fueron incluidos en el sistema educativo. 20 La fundación y expansión de los sistemas escolares se dio al calor de un arraigado optimismo pedagógico que implicaba que personas educadas construirán sociedades modernas. Este consenso optimista se agrietó en los últimos tiempos. Los primeros malestares aparecieron en las décadas de 1960 y 1970 cuando se percibe que el desarrollo de la educación no ha terminado con el hambre, la pobreza, la guerra o las injusticias. Mientras la escuela sostenía que distribuía conocimientos para todos, los estudios teóricos y empíricos demostraban que la escuela era una poderosa agencia destinada a preservar el orden social de manera desigual e injusta. Las escuelas eran agencias de la ideología dominante y los conocimientos que parecían neutrales eran en realidad discriminadores (Gvirtz, S y otros, 2006). Entre los teóricos críticos creció el consenso sobre el servicio que la escuela prestaba a la reproducción de las relaciones de dominación en las sociedades capitalistas y en los socialismos reales. Tales teorías son conocidas con el nombre de reproductivistas en tanto que postulan que la escuela no es palanca de transformación sino un mecanismo para reproducir el orden de la injusticia actual. (Tenti Fanfani, Emilio 2011).La función de la educación es la reproducción de las desigualdades sociales. Es a través de la reproducción de la cultura dominante que la reproducción más amplia de la sociedad queda garantizada. La educación refuerza la marginalidad. (Bourdieu y Passeron, 1970). El modelo escolar comienza a entrar en crisis con el advenimiento de los procesos globales de producción de sentidos. Instituciones nacionales en tiempos de globalización Los sistemas nacionales cuyo organización se encuentra altamente burocratizada, son “amenazados” por la paulatina “invasión” trasnacional regida por políticas neoliberales que consideran que la injerencia de los gobiernos estatales se 21 restrinja a regular o mediar entre los intereses privados y públicos (Milán, 1994). Estamos en presencia del proceso de flexibilización en la acumulación del capital, producido por diversos factores intrínsecamente relacionados. Los procesos de globalización que constituyen la actual conformación de sentido, rompen con los principios generadores de la concepción moderna del mundo. David Harvey plantea claramente esa transformación: “El colapso de los horizontes temporales y la preocupación por la instantaneidad han surgido en parte de la actual insistencia en la producción cultural de acontecimientos, espectáculos, happenings e imágenes de los medios. Los productores culturales han aprendido a explorar y usar las nuevas tecnologías, los medios y, por último, las posibilidades multimediáticas”. (1998:77) El aniquilamiento del espacio por la velocidad del tiempo, provoca un nuevo cambio en las concepciones sociales sobre esas categorías: se derrumban las nociones espacio-temporales que estructuran los sistemas nacionales bajo territorios claramente definidos; y, la recreación de una historia lineal, única, que avanza regida por el progreso. Ese proceso tiene al menos dos consecuencias: -La penetración transnacional en los espacios nacionales conlleva a la creación de una sociedad de consumo sin anclaje territorial que propone nuevos espacios de poder en la negociación de los intereses privados con los Estados-Nacionales, así como, la creación de nuevos mundos simbólicos de las industrias culturales. 22 -Como contra cara de ese proceso global, se recrudecen los conflictos socioculturales al rasgarse el manto homogeneizador de las fronteras territoriales nacionales, siendo los más conflictivos y acuciantes los reclamos de los sectores sociales minoritarios y los, cada día más, numerosos sectores de excluidos (Castells, 1997; Beck, 1998; Sennet, 1999; Appadurai, 1990; Friedman, 1990; Wallman, 1993; García Canclini, 1990). Ulrich Beck en ese entramado indaga sobre la conformación de “nuevas” construcciones identitarias, asumiéndolas como topopoligámicas, es decir, la globalización de la biografía: “La globalización de la biografía significa lo siguiente: que los contrastes y las contradicciones del mundo tienen lugar no sólo ahí afuera, sino también en el centro de la propia vida, en los matrimonios y familias multiculturales, en el trabajo, en el círculo de amigos, en la escuela, en el cine, comprando en la tienda de la esquina, oyendo música, cenando, o haciendo el amor, etc. (…) Lo global no acecha ni amenaza como un gran todo que está ahí afuera, anida y se agita en el espacio de la propia vida: la propia vida es el lugar de lo glocal”. (1998:110/111) En ese juego dialéctico, se puede apreciar la construcción, en términos de Beck, del lugar glocal, es decir, atravesado por imaginarios nacionales, transnacionales y locales que, en el caso que analizamos, hacen de la escuela una práctica compleja, contradictoria y cuestionadora de representaciones hegemónicas. 23 Ahora bien, como se observa, el proceso de globalización rompe la matriz societal y deshace el entramado institucional en el que se sostenía y con ello, el campo común al que se integran y articulan individuos e instituciones. El Estado y por ende la acción política y los criterios que esta definía para la organización del campo nacional, pierde centralidad, en favor de una presencia fuerte del mercado y la competencia en la definición del orden societal1. Es evidente que la red institucional que caracterizó a la sociedad moderna se está modificando y que esto cambia los marcos estructurantes de la acción y el terreno en que se mueven las instituciones escolares. El modelo societal integrado por la acción política de un Estado con capacidad de articular e incluir material y simbólicamente al conjunto de la población, está roto. Es claro también, que el conjunto de las instituciones que caracterizaron a la sociedad industrial está atravesando profundas modificaciones y que esto da cuenta de una sociedad que está reconfigurando sus dispositivos de control y reproducción social (Tiramonti, 2005). Para comprender más acabadamente este proceso es ineludible comentar que el término posindustrial no plantea la desaparición del mundo industrial sino que evidencia que éste ordena cada vez menos la vida de los sujetos sociales2. En la posmodernidad se reconoce que la imagen de una realidad ordenada racionalmente sobre la base de un fundamento es solo un mito tranquilizador. Entonces, se visualizan las sociedades pequeñas, las complicidades multiplicadas. Ya no puede sostenerse que la cultura es una, sino que se identifican identidades más locales. Así, se hace difícil plantear generalidades para las sociedades y, por ende, para la educación. 1 Hubo también cambios políticos muy significativos. La caída del muro de Berlín en 1989 implicó la desaparición abrupta de las divisiones que habían atravesado la política internacional durante más de un siglo: comunismo- capitalismo. Aparecen en la escena otros discursos que dan nuevos significados. La ecología, las relaciones entre los sexos, la democratización de las sociedades, los movimientos por los derechos humanos. Esto también tiene repercusiones en el sistema político: es notoria la crisis de representatividad de los partidos. Esta serie de cambios no podía ser comprendida desde una perspectiva estrictamente moderna. 2 También es preciso indicar que aquí no sólo se entiende por posfordismo, la forma de organización laboral que no supone ya la existencia de cadenas productivas o líneas de montaje en las que cada trabajador se especializaba en un segmento, sino también a la flexibilidad de los trabajadores para ocupar puestos laborales en mundos menos estables y más precarios. 24 A modo de síntesis, nos interesa señalar que la modernidad deja, en el legado escolar, representaciones que la sitúan como espacio potenciador de ascenso social. La pérdida de legitimidad de la institución escolar, en las actuales configuraciones de sentido, redimensionan el papel social de la escuela con la concebido deterioro de ese sentido trasformador. Ambas dimensiones emergen en el trabajo realizado con los internos, en tanto, que algunos le otorgan esa privilegiada significación, mientras que otros sólo la observan en una dimensión estratégica, por ejemplo, situándola en relación al ámbito de su procesamiento penal. Esa situación nos obliga a plantearnos sobre el papel que juegan ambas situaciones en la práctica áulica de los internos y para ello es necesario construir conceptos que sirvan para comprender cómo los internos se posicionan frente a la escuela ya sea desde una mirada meramente práctica en busca de un beneficio para su causa penal o lo hacen desde una perspectiva reflexiva que los impulse a transgredir los muros carcelarios en busca de objetivos conducentes haciauna posible trasformación de su situación social. Continuidad o innovación: las representaciones Por lo expuesto en el apartado anterior, vemos que es necesario detenernos en el desarrollo de un concepto de representación, dado que es este significante el que orienta y da sentido a nuestra acción en relación a la profundidad de su significado. Este concepto se desarrolla desde diversas disciplinas, una de las principales es la propuesta por la Psicología Social, que la define como un sistema de creencias compartidas y de prácticas sociales ampliamente determinadas por factores históricos, sociales y culturales. 25 Desde esa amplia concepción y al reconocerla como una categoría presente en todas las ciencias humanas y sociales, su conceptualización está orientada por la búsqueda del diálogo interdisciplinar. Específicamente en el campo educativo, numerosos trabajos se proponen indagar las “representaciones” que los alumnos y otros actores del sistema educativo tienen sobre diversos temas. Como es de amplio conocimiento, un importante referente a la hora de hablar de representación es el propuesto por Serge Mocovici. La finalidad del psicólogo social es la de reformular en términos psicosociales el concepto durkheimniano de representación colectiva. Para Durkheim (1898) las representaciones colectivas son formas de conocimiento o ideación construidas socialmente y que no pueden explicarse como epifenómenos de la vida individual. Según Serge Moscovici, el concepto de representación social difiere del de representación colectiva en que el primero tiene un carácter más dinámico. En opinión de este investigador, las representaciones sociales no son sólo productos mentales sino que son construcciones simbólicas que se crean y recrean en el curso de las interacciones sociales; no tienen un carácter estático ni determinan inexorablemente las representaciones individuales. Son definidas como maneras específicas de entender y comunicar la realidad e influyen a la vez que son determinadas por las personas a través de sus interacciones. (1981, p.181) Serge Mocovici (1981) conceptualiza a las representaciones como: un "conjunto de conceptos, declaraciones y explicaciones originadas en la vida cotidiana, en el curso de las comunicaciones interindividuales. Estas formas de pensar y crear la realidad social están constituidas por elementos de carácter simbólico ya que no son sólo formas de adquirir y reproducir el conocimiento, sino que tienen la capacidad de dotar de sentido a la realidad social. En síntesis, las representaciones sirven para dar sentido y comprender la realidad social ya que están constituidas por un conjunto de conceptos, 26 enunciados y explicaciones originados en la vida diaria, en el curso de las comunicaciones interindividuales. Constituye también un instrumento de orientación de la percepción de situaciones y de la elaboración de respuestas. Sin embargo, ejerciendo una “vigilancia” sobre muestro campo de reflexión exploramos la categoría de representación social a la luz de los aportes señalados por Mabel Grimberg (2003)3, las críticas realizadas al concepto por Ibáñez (1995) y los debates que reseña Rodríguez Salazar (2003), que nos permiten re-situar el concepto de representación: de modo general, las representaciones sociales constituyen una formación subjetiva, multifacética y polimorfa, donde fenómenos de la cultura, la ideología y la pertenencia socio-estructural dejan su impronta; al mismo tiempo que elementos afectivos, cognitivos, simbólicos y valorativos participan en su configuración. Cuando nos referimos al contexto sociocultural que determina una representación, debemos tener en cuenta las condiciones históricas, económicas e ideológicas en que surgen, se desarrollan y desenvuelven los grupos y objetos de representación que estudiamos. Son importantes además, las instituciones u organizaciones con las que interactúan los sujetos y grupos, así como la inserción social de los individuos en términos de pertenencia a determinados grupos y las prácticas sociales en los que estos participan. A los fines de este trabajo es importante destacar el rol de la escuela como institución moderna en la producción significante de representaciones sociales, que tenderán a crear diálogos y puentes en el imaginario de los reclusos en relación a las representaciones que propicia el espacio carcelario. Lo instituido y el cambio: la dinámica social 3(En su intervención en las “Primeras Jornadas sobre Representaciones Sociales”, CBC-UBA, 17 de octubre de 2003.) 27 En apartados precedentes, conceptualizamos a la escuela en los entramados propuestos por los sistemas modernos y posmodernos de producción de sentidos a los fines de situar desde donde nos posicionamos para comprender la construcción que proponen las representaciones sociales que se enarbolan desde la escuela. Queda ahora desentrañar cómo se dinamizan estos sistemas, con la finalidad de dar cuenta de la compleja trama de producción sociocultural donde la escuela es una institución de referencia. Un autor indiscutido a la hora de comprender las dinámicas socioculturales es Pierre Bourdieu (1990) quien postula la teoría del habitus como principio regulador y generador de las prácticas. En este sentido sostiene que la visión que cada agente tiene del espacio social en que se inscribe, depende de su posición en el mismo. Los agentes construyen su visión del mundo pero bajo coacciones estructurales ya que existen estructuras objetivas, que son independientes de la conciencia. Las estructuras mentales a través de las cuales se aprehende el mundo social son el producto de la interiorización de las estructuras del mismo, las cuales orientan prácticas y representaciones. Asimismo, las disposiciones perceptivas tienden a ser ajustadas a la posición que ocupan los agentes. Por lo tanto, Bourdieu hace referencia a la cultura como un proceso “estructural, estructurado y estructurante”, el “habitus”, que se construye en la práctica social y condiciona el accionar de los agentes: “La teoría del habitus está dirigida a fundamentar la posibilidad de una ciencia de las prácticas que escape a la alternativa del finalismo o el mecanicismo” (1990:141) 28 Al destacar esta idea, el autor presume que la historia y la sociedad están gobernadas por esquemas “clasificatorios, organizacionales y evaluativos”. Así, al plantear el tema de la cultura, Bourdieu la considera como una dimensión simbólica que le permite explicar cómo los sujetos se apropian de ella y la expresan en prácticas significantes. El autor recibió influencias, entre las corrientes principales, del estructuralismo, por un lado y del constructivismo, por el otro. Por lo tanto, lo que él utiliza es un doble sentido del concepto de cultura: como dimensión histórica, simbólica y objetiva (“estructura estructurada” que existe independientemente de los sujetos, pero que ejerce determinaciones sobre ellos”) y como dimensión simbólica subjetiva (“estructura estructurante”, en tanto que es lo incorporado e institucionalizado por los sujetos, quienes la actualizan a través de sus prácticas). De este modo, el estudio de las formas simbólicas o de la cultura se constituye, para Bourdieu, en el estudio de las prácticas significantes de los sujetos históricamente situados. En esta investigación es sumamente importante “Ver desde donde se ve lo que se ve” y para ello nos asentamos en la concepción que sostiene que las representaciones de los internos varían según su posición y según sus habitus. Ahora bien, a través de la distribución delas propiedades, el mundo social se presenta objetivamente como un sistema simbólico que está organizado según la lógica de la diferenciación. El espacio social tiende a funcionar como un espacio simbólico, un espacio de estilos de vida donde se hace presente la competencia por el sentido común. Y es aquí, donde es necesario tener en cuenta que los objetos del mundo social siempre comportan una parte de indeterminación. Esto provee una base a la pluralidad de visiones, base para las luchas simbólicas por el poder de imponer la visión del mundo legítima. 29 Al producirse, entre los actores sociales, luchas simbólicas por el poder de defender las “visiones del mundo" que consideren más legítimas, según sean los motivos que rigen su accionar, puede ocasionarse o no desequilibrios en sus “posiciones de poder”. Hablar de relaciones exclusivamente complementarias implica hacer referencia al poder desde un punto de vista estructural. Así, Foucault (1992), concibe las relaciones de desigualdad existentes en la sociedad en términos de un universo de reglas, consideradas como disposiciones históricas permanentes “incrustadas en los cuerpos” (esquemas de pensamiento y acción) de ciertos sujetos que imponen la dominación al imponer un cierto saber social y cultivado, como más legítimo que otro. Así, el cuerpo social está constituido históricamente por múltiples relaciones de poder, las que funcionan y se establecen por la producción, acumulación, circulación y funcionamiento de significados. Los diferentes saberes al luchar por imponerse circulan, produciendo la emergencia de “nuevas” significaciones e interpretaciones. Estas últimas son, para Foucault, los intersticios que permiten la transformación de la estructura; espacios de resistencia que producen, así, la contradicción existente entre la continuidad y el cambio social. Se desprende de lo dicho por Foucault que no hay agentes que construyan y ejerzan el poder; a este mismo lo dimensiona como algo omnipresente y sin agente manifestando la imposibilidad de intervención en las relaciones de poder. Sin embargo, la presente investigación a pesar de estar ubicada en un ámbito carcelario y reconocer que en este contexto particular se pueden encontrar un mayor delineado de poder en algunas direcciones más que en otras, sostenemos que cada uno de los internos poseen recursos para intervenir e influir sobre el estado situacional. De esta manera, acentuamos la relación de equivalencia, sostenida por Giddens, acerca de la posesión de poder y su puesta en práctica, así, el sujeto al intervenir sobre algo erige y pone en acto su poder. Esto último será explicitado con mayor detalle en los párrafos siguientes. 30 El espacio de la práctica El establecimiento de la interacción social, a la vez que permite la articulación entre permanencia y cambio social, supone, como señalamos en el apartado anterior, la movilización simbólica entre actores sociales que interactúan posicionados simétrica o complementariamente en la estructura. Al producirse entre ellos luchas simbólicas por el poder de defender las “visiones del mundo” que consideren más legítimas, según sean los motivos que rigen su accionar, puede producirse o no desequilibrios en sus “posiciones de poder”. Hablar de relaciones exclusivamente complementarias implica hacer referencia al poder, como afirmamos, desde un punto de vista estructural. En consecuencia, para entender la conformación del orden social en el marco del proceso de estructuración ya presentado, hay que conceptualizar las relaciones de poder en términos, no sólo estructurales o complementarios, sino también de prácticas simbólicas en transformación. La práctica, en ese sentido implica, para Giddens (1993), la aplicación de medios (tanto materiales como simbólicos) para conseguir resultados y la capacidad de los agentes de movilizar recursos para obtener esos medios y alcanzar esos resultados. Por tanto, poder significa también la capacidad transformadora de la práctica humana (que incluye, por ejemplo, destrezas, autoridad, uso de la fuerza, influencia, control sobre la conducta de otros, etc.) ya que al intervenir el sujeto, altera el curso de los eventos. Por tanto, para conceptualizar esas características de movilidad del poder centramos el análisis en términos de interacción social. En ese sentido, el proceso de estructuración es en principio, por su doble cualidad, incontrolable y no planificado pues, al expresar el entramado de acciones de muchos individuos interactuando, no 31 garantiza exclusivamente la continuidad de la estructura, sino que esta última se caracteriza por la existencia de multiplicidad de individuos interdependientes que se organizan en un continuo equilibrio entre tendencias a la permanencia o al cambio. Por una parte, los tipos de relaciones que establecen los sujetos, simétricas o complementarias, provocan construcciones simbólicas diferenciales movilizando sentidos en detrimento de otros en procura de imponer, como ya señalamos, “visiones del mundo” más legítimas, posibilitando la existencia de relaciones basadas en la igualdad o la desigualdad, respectivamente. Los significados, así, reproducen relaciones complementarias de poder pero, a su vez hemos considerado que al entrar en interacción, desafían las construcciones simbólicas dominantes, lo que nos permite decir que éstas no están cerradas. En consecuencia, al elaborar una interpretación el sujeto puede alterar el curso de las significaciones; un significado posible puede variar o entrar en contradicción o conflicto con otros significados: la movilización de significados produce, no sólo reproduce el poder. En definitiva, la interacción de significados genera también poder, movimiento que no sólo es legitimador de un orden simbólico sino que acciona como “fuerza creativa” que posibilita la transformación del orden social. Como se desarrolló anteriormente, comprendemos que la sociedad y/o la cultura son “producidas” y “reproducidas” a través de las prácticas de interacción humana. Aceptamos que la sociedad es una estructura poderosamente constrictiva, esto es, que la acción por sí misma tiene estructura y opera en función de ella. Aunque hemos reconocido el papel central de la práctica humana como productor (transformador) de esa estructura, dado que esta última contiene el germen de su propia contradicción. En este marco, consideramos que la movilización de los significados que se da en la interacción social se produce a partir de motivos que la orientan: uno referido a un 32 “orden obligado” que tiende a reproducir las representaciones legitimadas (en nuestro caso de la escuela) en el terreno de las valoraciones morales; otro que se plantea en un plano que podríamos denominar como “estratégico” donde la motivación se produce tanto por causas “cortoplacistas” o por una “acción reflexiva”. Esta última es la que a nuestro entender supone un empoderamiento del sujeto que lo puede conducir a una transformación de la situación que atraviesa. El esquema conceptual sugerido, permite dimensionar las prácticas de los internos en el ámbito áulico dentro del contexto carcelario, intentando desentrañar las motivaciones que los reclusos tienen en términos tanto, de expectativas como de posibilidades prácticas, con respecto a la escuela. En este sentido, consideraremos de importancia construir esquemas de pensamiento que nos permita posicionar al interno en tanto sujeto capaz de tomar decisiones que lo conduzcan a generar estrategias de poder que posibiliten un cambio ya sea inmediato (mejorar la calidad de vida dentro de la cárcel o su situación procesal) o una trasformación que abra laposibilidad o perspectiva de producir cambios en su situación estructural de vida y, en consecuencia, romper con el circuito carcelario que impone, en mucho, su situación social. El diseño del proceso Para comenzar a reflexionar sobre las herramientas que se proponen para desarrollar el trabajo aquí planteado, es necesario, en primer lugar, dar cuenta de algunos principios metodológicos y epistemológicos que guían todo nuestro estudio. Pensamos a la investigación en su conjunto como un proceso dinámico y creativo, una actividad que plantea reflexión crítica en cada uno de los momentos que componen el curso de la investigación y, al mismo tiempo, como un proceso no lineal en el cual cada uno de esos momentos se encuentra íntimamente vinculado. 33 En consecuencia, cuando la aproximación es cualitativa, la información es recogida con pautas flexibles y, por tanto, no sujetas a lógicas cuantificables. La intención es captar la definición de la situación que efectúa el propio actor social y el significado que le atribuye a su práctica (Sautu y otros; 2005). En ese sentido, a lo largo de la investigación pretendemos dar cuenta de las representaciones sociales, sus prácticas y significaciones. Afirmar que la investigación se inscribe dentro del paradigma cualitativo, es sostener, “que la realidad es subjetiva y múltiple, que se construye a partir de categorías y conceptos propuestos por el investigador, que emergen de forma inductiva a lo largo de todo el proceso de investigación” (Sautu y otros; 2005: 40). Por otra parte, este paradigma lleva implícito comprender a la investigación como un proceso diseñado de manera flexible e interactiva, otorgando una importancia fundamental al investigador como participante activo de ese proceso y como sujeto reflexivo de su actividad. El investigador está inmerso en el contexto de investigación que desea investigar y es por eso que coincidiendo con Rosana Guber (2008) se asume que la interacción entre ambas, la mutua influencia, son parte de la investigación. Desde esta perspectiva se utilizan para la recolección de datos a la observación participante, las entrevistas informales y el cuestionario. Las técnicas, anteriormente señaladas, sumadas al registro escrito llevado a cabo mediante notas de campo ubican a la investigadora como un agente dinámico en el proceso analizado. De esta manera, la observación del fenómeno se realiza desde la participación, en este caso, de la práctica educativa entre los internos y el docente. La recolección de datos se realiza en el espacio áulico donde la investigadora también inviste el rol de docente. Es por ello que la aplicación del cuestionario es realizada en el horario de clases, siendo una herramienta indispensable a la hora de la 34 obtención de la palabra del alumnado debido a que la dinámica de la institución tanto carcelaria como educativa, impide que se aplique otro tipo de técnica de recolección de datos como, por ejemplo, la entrevista estructurada o semi-estructurada porque no se cuenta con la autorización para poder llevarla a cabo. Por lo tanto, frente a las limitaciones del contexto, la utilización de la técnica del cuestionario constituido con preguntas abiertas salva las dificultades pertinentes a esta situación restrictiva. Consecuentemente, luego de la lectura profunda de las respuestas del mencionado instrumento y para contrarrestar los riesgos que conlleva la aplicación del mismo como son, por ejemplo, la posible falta de sinceridad en las respuestas por el deseo de causar una buena impresión o de disfrazar la realidad, como también la sospecha de que la información puede revertirse en contra del encuestado, o la influencia de la simpatía o la antipatía tanto con respecto al investigador como con respecto al asunto que se investiga; se decidió la aplicación de la entrevista de características espontáneas que se traducirán en la utilización de la repregunta realizada por el docente-investigador en su doble rol. En este sentido, los datos obtenidos mediante la técnica ofrecida por la observación participante y la utilización del cuestionario, con la posibilidad de volver a preguntar lo que deje lugar a dudas, van a ser fundamentales para la realización de la presente investigación. Este conjunto de circunstancias facilita la posibilidad de profundizar en las averiguaciones intentando contrastar el discurso con la práctica misma de los internos; esto es, una vez que se responde al cuestionario y luego de la lectura profunda del investigador (en una charla que goza de mayor informalidad, siempre en el espacio áulico) el interno realiza aclaraciones que se tornan sustanciales para los fines de esta investigación. 35 El cuestionario y sus tópicos El cuestionario construido como herramienta de recolección de datos consta de preguntas claras y comprensibles para los respondientes. El mismo tiene la intención de no incomodar y por supuesto, no inducir a la respuesta. Las preguntas son abiertas ya que no delimitan de antemano las alternativas de respuestas; situación que se abre a la diversidad de respuestas complejizando el posterior análisis y sistematización de las mismas. La idea primordial que se sostuvo en el momento de la creación del instrumento mencionado, fue su utilidad para profundizar en las representaciones de los entrevistados. Ahora bien, la confección del cuestionario consiste en un primer grupo de preguntas que indagan en la trayectoria escolar del interno; las mismas están pensadas como un dispositivo de índole descriptivo y situacional. A continuación se proponen preguntas que bucean en las representaciones que los sujetos formulan sobre la escuela, fuera y dentro del ámbito carcelario, para indagar en el plano de lo “obligado” en tanto ejercicio de poder de la representación escolar. Por último, se formulan preguntas que apuntan a conocer las representaciones para profundizar en las motivaciones que movilizan a los internos a asistir a la escuela. Cuestionario. La escuela 1) ¿A qué edad iniciaste y finalizaste el primario? Edad de inicio_____ Edad de finalización _______ 2) El primario fue realizado en: 36 Cárcel ___ Exterior____ 3) ¿Dejaste en algún momento de ir a la escuela? Sí_____ No____ ¿Por qué?_________________________________________________ 4) ¿Quién o qué te incentivaba a ir a la escuela? __________________________________________________________ 5) ¿Qué pensabas antes sobre la escuela? __________________________________________________________ 6) Ahora ¿seguís pensando lo mismo de la escuela? __________________________________________________________ 7) ¿Quién o qué HOY te impulsa a venir a la escuela? __________________________________________________________ 8) ¿Qué es la escuela para vos? __________________________________________________________ 9) ¿En qué te beneficia la escuela? __________________________________________________________ 10) ¿La escuela te diferencia de otros internos? Sí __________No__________ ¿Por qué?______________________________________________________ En el caso de la utilización de la observación participante, es ineludible remitirse a los aportes de Cliffor Geertz, quien postula que: “El concepto de cultura que propongo y cuya utilidad procuran demostrar los ensayos que siguen es esencialmente un concepto 37 semiótico. Creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones” (1997 :20) Partiendo, entonces, de esaconcepción, en párrafos seguidos considera que: …“La finalidad de la antropología consiste en ampliar el universo del discurso humano (…) Entendida como sistema en interacción de signos interpretables (que, ignorando las acepciones provinciales, yo llamaría símbolos), la cultura no es una entidad, algo a lo que puedan atribuirse de manera casual acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o procesos sociales; la cultura es un contexto dentro del cual pueden describirse todos esos fenómenos de manera inteligible, es decir, densa.” (1997:27) Mediante la propuesta metodológica llamada “descripción densa” Geertz propone interpretar el hecho cultural desde una visión microsociológica, esto es, fijar el discurso social en “enunciaciones etnográficas” que permitan el debate, poner en conversación nuestras interpretaciones, de forma tal que podamos descubrir las estructuras conceptuales de esa trama de significaciones que logramos plasmar. La cultura así es comprendida como texto, ese recorte que el analista social pudo recrear en su etnografía. 38 Si bien a esta postura se le realizan muchas críticas en particular al enfoque metodológico y epistemológico que promulga el “relativismo cultural”, es importante rescatar las posibilidades que abre para el analista la propuesta semiótico/interpretativa del estudio cultural en tanto marco crítico de la práctica científica, así como, la apertura del análisis hacia una formulación metodológica que permite entretejer observaciones con marcos teóricos profundizando en la semiosis social. Al respecto es necesario aclarar que, a la hora de situar el trabajo de campo desde una perspectiva etnográfica, la propuesta de Geertz no se puede desconocer, pero si bien situamos este trabajo dentro de una perspectiva semiótica en tanto analizamos procesos de construcción de sentidos en prácticas sociales históricamente situadas, no abordaremos en su complejidad la propuesta metodológica del autor por considerar que escapa a los lineamientos propuestos en este trabajo. Queda, por tanto, abierto a futuras investigaciones la posibilidad de ahondar en estas tramas hoy abiertas y sin dudad no clausuradas. En este sentido, el lector encontrará, en particular en el desarrollo del capítulo 3, la descripción del espacio que ocupa la escuela en la cárcel, así cómo las relaciones intersubjetivas que la descripción de la situación proponen. La misma posibilita no solo la ubicación física de la escuela, sino también narrar la mirada que sobre ella tiene el investigador, pues, en términos de Geertz, es su mirada la que construye el relato. A lo descripto es necesario sumar, que esta técnica también es utilizada en el ámbito áulico. En principio porque, como se aclara en reiterados apartados, el investigador es el docente que se desempeña en la clase lo que lo coloca como parte sustantiva de la interacción escolar; y, a su vez, sus percepciones e interpretaciones son sostenidas comprendiendo la relación de poder inherente a la interacción 39 docente/alumno, a la hora de la implementación tanto del cuestionario como de las entrevistas espontaneas. La escuela secundaria n° 12 en la cárcel de la unidad 31 El trabajo de investigación se realiza sobre la Escuela Media nº 12 de la Unidad Penitenciaria Nº 31 de la localidad de La Capilla perteneciente al partido de Florencia Varela, la cual está compuesta por dos cursos de primer año, dos cursos de segundo año, un curso de tercero y uno de cuarto con orientación en Ciencias Sociales. Sin embargo, la investigación se lleva adelante específicamente en uno de los cursos de primero, en tercero y en cuarto por razones de acceso a los alumnos, ya que la persona que realiza la investigación cumple su función docente en esa área. Los cursos poseen alumnos varones de entre 18 y 60 años. Asimismo la cantidad de alumnos durante el ciclo lectivo no es constante, la misma va variando desde el comienzo del año, contrastando una descendencia acentuada a lo largo del período educacional debido a traslados hacia otras unidades penales, pérdida de interés, obtención de un trabajo, desesperanza por noticias de sus causas penales y por diversos inconvenientes de distinta índole dentro de los pabellones que los hace permanecer encerrados por un tiempo prolongado (castigos). El espacio donde se lleva adelante el estudio es en las aulas de la escuela en el momento que se realizan las actividades educacionales, por este motivo, las técnicas aplicadas están acotadas al espacio tempo-espacial donde alumnos y docentes se ponen en contacto. Una de las herramientas utilizadas para comprender la situación de estudio es la denominada observación participante. Ésta, fue llevada adelante con flexibilidad a lo largo de todo el proceso en busca de un equilibrio entre observación y participación. Es importante señalar que, las observaciones de campo no pudieron contar con 40 descripciones verbales grabadas ni escenas fotografiadas ya que el contexto carcelario no permite la entrada de esos elementos tecnológicos. Por lo tanto, los registros efectuados fueron únicamente transcriptos a papel. Consecuentemente, el cuestionario de preguntas abiertas también fue aplicado en clase. Los alumnos respondieron las preguntas antes señaladas por escrito, luego de las instrucciones pertinentes dadas por la docente. Hubieron también aclaraciones específicas explicando los propósitos del cuestionario y la confidencialidad de la información, donde se explicitó la inexistencia de respuestas correctas e incorrectas. Los alumnos trabajaron el cuestionario teniendo la seguridad que no era una herramienta utilizada para calificarlos ni evaluarlos pedagógicamente. En cuanto a las entrevistas espontáneas especialmente referidas a dudas de la investigadora acerca de las respuestas contestadas, tuvieron el cuidado de no herir susceptibilidades fundamentalmente referidas a hacer públicas las opiniones. La espontaneidad siempre estuvo ligada a la oportunidad relacionada con la certeza de que ese era el momento para ahondar en las cuestiones pertinentes. El rol del investigador Esta investigación va a generar un aporte al campo de la sociología de la educación en contexto de encierro en la temática de las representaciones sociales que los internos poseen de la institución escuela, habiéndose concebido el conocimiento sin intermediarios. Es decir, la contribución de esta exploración, se asienta en la propuesta del trabajo de campo donde no hay mediadores entre el objeto de estudio y el investigador. En un contexto tan complejo y de difícil acceso, con todas las limitaciones que caracterizan al mismo, lograr el encuentro con la fuente de información, interactuar con la misma durante un tiempo prolongado, poder observar y efectuar anotaciones 41 pertinentes creemos que tiene una gran valoración para el campo de las Ciencias Sociales. Los límites que contempla este estudio están en referencia a la delimitación del grupo de estudio, debido a que la persona que realiza esta investigación no puede relacionarse y utilizar las técnicas pertinentes con otros cursos de alumnos que no sean con los que ella realiza su labor docente. 42 CAPÍTULO 2 “Yo estoy todo el día nervioso menos cuando estoy en la escuela, acá tengo confianza, en cambio en el pabellón no sabés cuando te la van a dar” 43 La educación y sus muros El segundo capítulo comienza con una descripción general referida al orden penitenciario bonaerense. Para ello se precisan ciertos datos que hacen referencia a diversas cuestiones que caracterizan al sistema penitenciario, desde la cantidad de personas privadas de libertad, los complejos carcelarios, las unidades que comprendeny sus ubicaciones regionales hasta la cantidad de unidades según el tipo de régimen. La finalidad primordial de esta decisión es generar un espacio de articulación que permita luego individualizar a la Unidad Penitenciaria N°31 de Florencio Varela donde reside la Escuela Secundaria Media N°12. De este modo, se aproximará la instancia en la cual se particularizará el establecimiento escolar, permitiendo una descripción minuciosa de su organización, ubicación física, equipamiento y matrícula. Toda esta última labor empírica mencionada, refuerza la contextualización de la investigación, brindado datos certeros acerca de los espacios donde el estudio fue llevado adelante. Por último, se hace referencia acerca de las generalidades de la escuela en dicho contexto y se referencia cómo las características que adquiere la escuela en el ámbito penitenciario, condiciona la interacción de los sujetos. El Sistema Educativo Carcelario: una descripción situada El Derecho a la educación La Ley de Educación Nacional N° 26.206/06, entre sus prescripciones, establece la obligatoriedad de la escuela secundaria y crea la Modalidad Educación en Contextos de Privación de Libertad en el sistema educativo nacional. En este marco, se considera como privación de libertad a toda situación de encierro originada en cuestiones penales, terapéuticas o de otro orden. 44 El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en su art. 13 prescribe que “la educación debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad, y debe fortalecer el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales”. Asimismo establece en los incs. a, b y c del apartado 2 que la enseñanza primaria, secundaria y superior debe hacerse accesible a todas las personas. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, establece en el art. XII, el derecho de toda persona de acceder a la educación, y lo considera como recurso para acceder a un nivel de vida digno4. A su vez la normativa específica establece que se debe asegurar la participación en la cultura y en la educación a todas las personas privadas de libertad5. Puede decirse, que “quien no reciba o no haga uso de este derecho pierde la oportunidad de incluirse en la sociedad, a participar de manera real y constituirse en un ciudadano, que haga uso de sus derechos y cumpla con sus deberes a favor del desarrollo de la sociedad”6 En cuanto al trabajo en un Centro Penitenciario tiene el carácter de obligatorio sólo para los internos que tienen la calidad de condenados. Sin embargo, dichas labores pueden ser desarrolladas por los internos del centro de reclusión atendiendo sus aptitudes y capacidades. La reducción de la pena vinculada a las actividades educacionales es concedida por el juez competente, ya que es el mismo el que determina si dicha labor cumple con los requisitos exigidos para tal efecto. 4 Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. Art. 12 (Derecho a la Educación)-Toda persona tiene derecho a la educación, lo que debe estar inspirada en los principios de libertad, moralidad, y solidaridad humanas. Asimismo tiene derecho de que, mediante esta educación, se le capacite para lograr una digna subsistencia, en mejoramiento del nivel de vida y para ser útil a lasociedad”. 5 Principios básicos para el tratamiento de los Reclusos (Aprobados por la Asamblea General en su resolución 45/111 14/12/1990), 6. “Todos los reclusos tendrán derecho a participar en actividades culturales y educativas encaminadas a desarrollar plenamente la personalidad humana”. 6 El Derecho a la Educación en las cárceles como garantía de la Educación en Derechos, Humanos, Scarfó, Francisco José 45 Unidades Penitenciarias Bonaerenses. Algunos datos disponibles Como se comentó anteriormente, en el presente escrito, es muy difícil obtener datos y visibilizar a las personas que habitan en Contextos de Encierro. El sector pasible de abordar es el de cárceles, que dependen del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación que trabaja desde el Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (SNEEP), elaborando y publicando Informes anuales desde la Dirección Nacional de Política Criminal de la Subsecretaría de Política Criminal. El último informe disponible, es del año 2007, según el cual del total de detenidos (100%), el 58 % están en calidad de procesados, esto quiere decir que no se encuentran condenados porque no se demostró su culpabilidad en el delito que se le imputa. En el momento de la detención, del total el 46% se encontraba desocupado y el 55 % no tenía oficio o profesión. Los delitos más cometidos son Robo y Tentativa de robo, muy vinculados a la desocupación y a la oferta laboral existente que exige capacitación y que la población mencionada no posee. Del total de los detenidos el 62 % no participa de programa educativo alguno. Sólo un 2% de los detenidos tiene el terciario / universitario completo y un 5% tiene el secundario completo. En otras palabras: el 93% de los detenidos no tiene la escuela secundaria acreditada, y en muchos casos ni siquiera iniciada. Desde el año 2008, la CMECE (Coordinación Nacional de Modalidad Educación en Contextos de Encierro) está trabajando en la recolección y actualización permanente de información acerca de todas las instituciones educativas, dependientes de los Ministerios de Educación provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que desempeñan su tarea en contextos de encierro. A partir de esta información se puede conocer que en el año 2008 la matrícula de la escuela secundaria en el país en ECE (educación en contexto de encierro) fue de 10580 alumnos, mientras que en el año 2009 46 alcanzó la cantidad de 11650 alumnos en el mismo nivel y modalidad. Esto implica un aumento de 1070 alumnos, es decir un incremento del 10% en la matrícula de la escuela secundaria en el último año. Los diversos complejos del sistema penitenciario de la provincia de Buenos Aires El sistema penitenciario bonaerense está dividido en los siguientes complejos7: Complejo Penitenciario CENTRO Comprende las Unidades 2, 7, 14, 17, 27, 30, 38 y 52. Aloja internos de los Departamentos Judiciales de Azul y Tres Arroyos. Complejo Penitenciario CONURBANO BONAERENSE NORTE Comprende las Unidades 21, 41, 46, 47 y 48. Aloja internos de los Departamentos Judiciales de San Martín, San Isidro y Campana. Complejo Penitenciario CONURBANO BONAERENSE SUR/OESTE Comprende las Unidades 39, 40 y 43. Aloja internos de los Departamentos Judiciales de Lomas de Zamora, Morón y La Matanza. Complejo Penitenciario ESTE Comprende las Unidades 6, 15, 37, 44 y 50. Aloja internos de los Departamentos Judiciales de Dolores, Mar del Plata, Necochea y Tandil. Complejo Penitenciario FLORENCIO VARELA Comprende las Unidades 23, 24, 31, 32 y 42. Aloja internos de los Departamentos Judiciales de Quilmes y Lomas de Zamora. 7 http://www.spb.gba.gov.ar/site/index.php/misiones-y-funciones/42-complejos 47 Complejo Penitenciario LA PLATA (Mujeres) Comprende las Unidades 8, 33 y 51. Aloja internos de los Departamentos Judiciales de La Plata, Lomas de Zamora, Morón y La Matanza. Complejo Penitenciario LA PLATA (Varones) Comprende las Unidades 1, 9, 12, 25 y 26. Aloja internos de los Departamentos Judiciales de La Plata, Lomas de Zamora, Morón y La Matanza. Complejo Penitenciario MAGDALENA (Varones) Comprende las Unidades 28, 35 y 36. Aloja internos de los Departamentos Judiciales de La Plata, Lomas de Zamora, Morón y La Matanza. Complejo Penitenciario NORTE Comprende las Unidades 3, 5, 11, 13, 16, 20 y 49. Aloja internos de
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