Logo Studenta

te-2253

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Zarza,	Mariano	Gastón
Horacio	como	constructor	de
poesía	y	de	ideología	en	las
"Odas	romanas":	Análisis
especial	de	la	Oda	3,	1
Tesis	presentada	para	la	obtención	del	grado	de	Licenciado	en
Letras
Director:	Martínez	Astorino,	Pablo	Leandro
Zarza,	M.	(2021).	Horacio	como	constructor	de	poesía	y	de	ideología	en	las	"Odas
romanas":	Análisis	especial	de	la	Oda	3,	1.	Tesis	de	grado.	Universidad	Nacional	de	La	Plata.
Facultad	de	Humanidades	y	Ciencias	de	la	Educación.	En	Memoria	Académica.	Disponible
en:	https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.2253/te.2253.pdf
Información	adicional	en	www.memoria.fahce.unlp.edu.ar
Esta	obra	está	bajo	una	Licencia	Creative	Commons
Atribución-NoComercial-CompartirIgual	4.0	Internacional
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
1 
 
Tesina de licenciatura 
 
Horacio como constructor de poesía y de ideología en las 
“Odas romanas”: Análisis especial de la Oda 3, 1 
 
Zarza, Mariano Gastón 
 
Director: Martínez Astorino, Pablo 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2 
 
 
ÍNDICE 
 
Presentación 4 
Agradecimientos 5 
 
Introducción 6 
 
Capítulo 1. Algunas necesarias observaciones sobre la biografía de Horacio 8 
 
Capítulo 2. Comentario sobre las “Odas romanas” en particular y su vínculo con el 
libro de las Odas en general 19 
2.1. Los cuatro libros de las Odas 19 
2.2. Las “Odas romanas” 22 
2.3. La postura de Santirocco 24 
2.4. La postura de Fraenkel 26 
2.5. La postura de Witke 28 
 
Capítulo 3. Comentario de la Oda 3, 1 31 
3.1. Texto de la Oda 3, 1 en latín y traducción 31 
3.2. Proemio y unidad 33 
3.3. El griego y el latín 36 
3.4. Necessitas 38 
3.5. Legitimum poema 39 
3.6. La espada de Damocles 40 
3.7. Iustus et tenax uir 45 
3.8. Dominus terrae fastidiosus 47 
3.9. Der Angst 48 
3.10. Desiderantem quod satis est 50 
3.11. El valle sabino 51 
3.12. Conclusión 56 
 
Capítulo 4. La crítica horaciana: algunos ejemplos y nuestra postura interpretativa 62 
4.1. Un cuarto llamado “Siracusa” 64 
3 
 
4.2. La trirreme de Mecenas 69 
4.3. Libertad y comunidad 75 
 
Capítulo 5. Conclusiones 82 
 
Bibliografía 84 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
Presentación 
 
Este trabajo ha sido elaborado para ser presentado en la Facultad de 
Humanidades de la UNLP como Tesis de grado en la Carrera Licenciatura en Letras. 
Las etapas preparatorias se cumplieron mediante una beca concedida por la CIN 
durante 2019-2020, además de la participación en diversos seminarios dictados por los 
profesores del área de Latín, en particular por los profesores Pablo Martínez Astorino, 
María Delia Buisel y Lía Galán, sobre la obra de Horacio. 
La beca y la presente tesina se insertan en el Proyecto de Investigación “La 
Naturaleza en la Literatura Latina. El campo semántico de Natura y sus funciones 
textuales: caracterización y dinámica de resemantización” (Código PICT-2015-2035), 
dirigido por la Dra. Lía Galán. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
Agradecimientos 
 
A mi familia por todo su apoyo. 
A mis amigos del barrio, de las escuelas y de la facultad. 
A mi profesor Pablo Martínez Astorino, por su acompañamiento y sus enseñanzas a lo 
largo de estos años de estudio. 
A la Prof. María Delia Buisel por sus correcciones sobre este trabajo y al Dr. Juan 
Nápoli por las correcciones que hizo de las traducciones del griego. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
Introducción 
 
A lo largo de estos años de estudio de la obra de Horacio hemos podido advertir 
su complejidad por todas las facetas que allí aparecen y por las diversas interpretaciones 
que puede provocar. Sin embargo, más allá de que podamos dividir sus escritos en lírica 
civil e individual y a la vez relacionar ambas, más allá de que unos lo interpreten como 
un fiel seguidor de Augusto y otros como uno de sus enemigos, y más allá de tantas 
otras cuestiones que puedan ser debatidas sobre el venusino, lo cierto es que nos 
encontramos ante una de las figuras, junto a Virgilio, más emblemáticas de la poesía 
romana y, sin dudas, también, de la poesía mundial. 
En el presente trabajo nos detendremos en distintos aspectos de su vida y de su 
obra (particularmente, en las “Odas romanas”), sin duda conectadas. En el primer 
capítulo nos dedicamos a hacer un breve repaso por la biografía de Horacio, destacando 
aspectos que serán de interés a lo largo de la tesina al analizar sus poemas y la 
interpretación que hagamos de ellos, especialmente en sus vínculos con el poder 
imperial. Si bien Horacio defendió en su juventud al bando republicano en la batalla de 
Filipos, no por eso debemos considerarlo un traidor al unirse años después al bando de 
Augusto, ya que, como veremos, él nunca negó ni se arrepintió de su pasado, sino que 
simplemente fueron épocas distintas con diferentes realidades políticas en Roma. Ya 
con Augusto en el gobierno, tampoco debemos ver a Horacio como un simple servidor, 
cuya poesía podría ser considerada cortesana, como muchos lo han propuesto. Por el 
contrario, destacaremos momentos significativos en su vida que demuestran que 
siempre gozó de total libertad para escribir y vivir a su manera, como ocurrió, por 
ejemplo, al rechazar el cargo de secretario ofrecido por Augusto en el año 25 a. C. 
 El capítulo 2 consiste en una introducción general al libro de las Odas y a los 
vínculos entre ellas, en especial a los existentes entre las “Odas romanas” y los otros 
poemas cercanos a ese ciclo. Las diferentes posturas al respecto las resumimos tomando 
los trabajos de tres críticos destacados, como lo son Santirocco (1986), cuyo plan es ver 
relaciones entre las seis primeras odas del libro tercero y las que les siguen; en segundo 
lugar, Fraenkel (1957), quien prefiere destacar la independencia de cada poema, si bien 
no niega las conexiones entre las odas del conjunto en cuestión; y, por último, Witke 
(1983), cuya propuesta calificamos de superadora, ya que considera el ciclo de las 
“Odas romanas” como una verdadera construcción del poeta, formada no solo por esos 
7 
 
seis poemas, ni tampoco solo por otros pertenecientes al libro tercero, sino también por 
otras odas de los libros primero y segundo. 
 En el capítulo 3 nos dedicamos a hacer un comentario estrofa por estrofa de la 
Oda 3, 1. Se destaca especialmente la tensión siempre característica en Horacio de lo 
público y lo privado, pues, si bien con las “Odas romanas” nos ubicamos en la llamada 
“lírica civil” del poeta, no por eso este hace a un lado a la lírica individual, sino que esta 
también aparece de formas destacadas, como por ejemplo en el final de la oda que 
analizamos al hacer referencia Horacio a sí mismo y a su finca en el valle sabino. Otros 
temas centrales en nuestro comentario son la oposición entre los impíos/codiciosos y los 
humildes, el temor a la muerte, la actitud del sabio ante la vida, etc. Además, se hará 
hincapié en ir vislumbrando poco a poco a qué personajes de la política romana alude 
Horacio en esta oda y en todas las del conjunto, y a quiénes ataca y a quiénes defiende. 
 En el capítulo 4 se hace un estado de la cuestión de la crítica horaciana. La 
crítica más tradicional ha interpretado su obra y la de los otros poetas augusteos como 
una alabanza (obligada) del imperio, es decir, que esos textos eran una simple 
propaganda del régimen, si bien casi ninguno de esos estudiosos niega la calidad poética 
de todos ellos. Luego, en las décadas de los 60 y 70, comenzaron a surgir lecturas que 
proponían interpretaciones irónicas y burlescas de la representación política y, 
particularmente, de la figura de Augusto, sobre la base de la idea de una rebelión tácita 
contraquien supuestamente ejercía una influencia dominante sobre los poetas. Por 
último, a fines del siglo XX, surge una serie de autores que destaca no solo la libertad 
de esos poetas durante el gobierno de Augusto, sino también su compromiso político, a 
través de su poesía, en la construcción del imperio. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
8 
 
Capítulo 1 
Algunas necesarias observaciones sobre la biografía de Horacio 
 
Toda la información sobre la vida de Horacio parte de dos fuentes: por un lado, 
de la Vida de Horacio de Suetonio y, por el otro, de la propia obra de nuestro poeta, 
especialmente de las Sátiras y de las Epístolas: “Horace tells us far more about himself, 
his character, his development, and his way of life (his Bíos), than any other great poet 
in antiquity” (Fraenkel 1957: 1). Tarrant (2019) advierte que hay que ser cuidadoso con 
ambas fuentes, ya que, con respecto a Suetonio, “he tends to present as facts what are 
actually inferences from the work of the writer in question” y, con respecto a Horacio, 
“much of what Horace tells us about himself is shaped by literary ends” (1). Esto no 
impide, sin embargo, que podamos hacer un esquema de su biografía a partir de esos 
textos antiguos. 
Quinto Horacio Flaco nació1 el 8 de diciembre del año 65 a. C. en Venusia, la 
actual Venosa (provincia de Potenza), situada a unos 250 kms. al S. E. de Roma. Es 
famoso el hecho de que fue hijo de un liberto, pero debemos hacer una aclaración al 
respecto. Al repetirse la frase “Horacio, hijo de un liberto”, pensamos que su padre 
había sido un esclavo durante toda su vida hasta que quedó libre y tuvo a su hijo. Esto 
no fue así. Su padre fue esclavo solamente durante unas semanas o meses, ya que había 
sido tomado como prisionero por los romanos durante la guerra social entre los años 91 
y 88 a. C., hasta que fue manumitido y consiguió la ciudadanía. Así lo explica West 
(2002), siguiendo la hipótesis de Williams2: 
 
If… Horace´s father was among those captured, there are parallels which suggest that he 
may have been enslaved. After the Social War Roman citizenship was granted to the 
peoples of Italy, but before this citizenship could be taken up, those who had been 
enslaved would have had to be manumitted. Such men might then have been slaves for a 
matter of weeks or a few months (xi). 
 
 
1 La fecha de su nacimiento no solo es atestiguada por Suetonio, sino también por él mismo en 
algunos de sus poemas, como por ejemplo en la Epístola 1, 20. 26, en el Epodo 13. 6 y en la 
Oda 3, 21. 1. 
2 Por su parte, Tarrant es más cauteloso y concluye que no puede asegurarse si el padre de 
Horacio era esclavo de nacimiento o si solo lo fue durante un tiempo ya siendo adulto: “It is 
unclear whether Horace’s father was born a slave or suffered enslavement as an adult, perhaps 
as a result of Venosa’s support for the losing side in the Social Wars” (1). 
9 
 
 De manera que, como también lo aclara West, no fue una persona que haya 
vivido en la extrema pobreza, aunque tampoco fue una persona adinerada. Sí fue un 
hombre trabajador, cuyo empleo era el de cobrador de subastas, que en un momento fue 
hecho esclavo (o, más bien, prisionero de guerra) y luego liberado y que, al ver crecer a 
su hijo, decidió esforzarse enormemente para brindarle la mejor educación. Su hijo no 
lo decepcionó. 
Horacio siempre valoró a su padre y así lo dejó en claro en diversos pasajes de 
su obra. Es cierto que nunca se encargó de aclarar el tema de que haya sido esclavo solo 
por un tiempo, y simplemente decía, como se comenzó a decir y se sigue diciendo 
comúnmente, que era “hijo de un padre liberto” (Sat.3 1, 6. 6 y 45 ss4.). Por un lado, 
creemos que esto fue, más bien, una imagen poética5 que quiso crear de su dura vida 
junto a su padre6: “we sense that Horace’s father as depicted in his poetry is to an extent 
a literary creation” (Tarrant: 2); y, por otro lado, lo hizo para realzar la figura de 
Mecenas y de Octavio, quienes, a pesar de que él era de condición tan humilde, lo 
aceptaron en su círculo7: 
 
In praising the agent, friend, and confidential adviser of Augustus, he is also 
engineering an oblique panegyric of Augustus and his circle. In addition Lyne (16-17) 
has argued that he is concerned to promulgate a creditable picture of himself. ´The 
picture Horace draws may be, while partial, true… we grant that the picture contains 
truth. ́ Horace ´is operating a policy of image-management… a carefully constructed 
and prominently positioned picture to counter the embarrassment of having fought for 
the Republicans in 42 BC, and so son soliciting and winning patronage from his former 
enemies´ (West: xii). 
 
 
3 Para las abreviaturas, seguimos las utilizadas por el Oxford Classical Dictionary. 
4 Ver también la Epístola 1, 20. 20. 
5 “Un escritor crea no solamente el personaje de sus sueños, sino que deja adherido otro 
personaje que es él mismo” (Borges: 1981). 
6 Para lograr esto, menciona, por ejemplo, a personajes que llegaron a ser importantes, a pesar 
de no haber tenido abolengo, como el sexto rey de Roma, Servio Tulio, quien fuera hijo de una 
esclava (Sat. 1, 6. 9). 
7 Es decir, hay mérito tanto por parte de Horacio, ya que se esforzó como poeta, pese a su origen 
humilde, y mérito de Mecenas y Augusto que lo aceptaron en su círculo, a pesar de su origen 
(Carm. 2, 20. 5-8): Non ego pauperum / sanguis parentum, non ego quem vocas, / dilecte 
Maecenas, obibo / nec Stygia cohibebor unda (“No yo, sangre de padres pobres, no yo, a quien 
llamas, oh, querido Mecenas, moriré ni seré retenido por el agua estigia”). Aclaramos que, salvo 
que se indique lo contrario, todas las traducciones de las citas latinas y griegas nos pertenecen. 
Las citas de Horacio están tomadas de la edición de Wickham-Garrod (1912); las demás citas 
latinas están tomadas del Latin Library y los textos griegos, del Perseus (excepto las de Alceo, 
de la Bibliotheca Augustana). 
10 
 
En los primeros años, Horacio vivió en su tierra natal, pero como su padre 
supuso que recibiría burlas por parte de los otros niños por su condición8, hizo un gran 
esfuerzo y decidió llevarlo a estudiar a Roma: 
qui macro pauper agello 
noluit in Flavi ludum me mittere, magni 
quo pueri magnis e centurionibus orti, 
laevo suspensi loculos tabulamque lacerto, 
ibant octonos referentes Idibus aeris: 
sed puerum est ausus Romam portare, docendum 
artis quas doceat quivis eques atque senator 
semet prognatos. vestem servosque sequentis, 
in magno ut populo, si qui vidisset, avita 
ex re praeberi sumptus mihi crederet illos. 
ipse mihi custos incorruptissimus omnes 
circum doctores aderat (Sat. 1, 6. 72-82). 
 
 … (mi padre) que, pobre, con tan solo un pequeño campo magro, no quiso enviarme a 
la escuela de Flavio, a donde iban los niños ilustres, nacidos de centuriones ilustres, con 
sus cofrecillos y su tabla colgándolos en su brazo izquierdo, llevando a mediados de 
mes sus ocho monedas, sino que se atrevió a llevarme a Roma cuando era niño para que 
me enseñaran las artes que cualquier caballero o el mismo senador les enseña a sus 
hijos. Si alguien hubiera visto mi vestimenta y a los siervos que me acompañaban, como 
en medio de una gran multitud, creería que aquellos gastos me venían de la herencia 
ancestral. Él mismo, el más incorruptible, se presentaba como un guardián alrededor de 
todos mis maestros. 
 
Sin embargo, no fue muy feliz la vida estudiantil en Roma, ya que allí tuvo que 
soportar las lecciones, acompañadas de golpes, de su maestro Orbilio, sobre quien 
escribe en un pasaje de la Epístola a Augusto (69-71): non equidem insector delendave 
carmina Livi / esse reor, memini quae plagosum mihi parvo / Orbilium dictare (“En 
efecto, no censuro ni pienso que deban ser destruidos los poemas de Livio, que recuerdoque Orbilio, el aficionado a pegar, me dictaba cuando yo era niño”). 
A mediados de los años 40, su padre hizo un nuevo gran esfuerzo que le 
permitió estudiar en Atenas, en donde se dedicó especialmente a la filosofía (Epist. 2, 2. 
43-45). Allí, según Fraenkel (9), también conoció la obra de distintos poetas griegos, a 
los que, estando en Roma, no había podido acceder9, como por ejemplo Arquíloco, 
 
8 Fraenkel supone que esas burlas por parte de los hijos de los centuriones de Sila llegaron a 
realizarse. Así recrea una posible escena de la niñez de Horacio en Venusia: “When they were 
playing together, they may have bullied and insulted him: ‘and what are you doing here, a 
freedman’s son? My father, you know,…’” (3). Por su parte, Tarrant explica que, si bien 
Horacio, como hijo de un liberto, tenía plenos derechos ciudadanos, a lo largo de su vida 
recibiría cierto desprecio debido al pasado de su progenitor: “The sons of freedmen were 
considered freeborn, and so Horace himself had full citizen rights, but his descent from a 
libertinus would expose him to scorn and resentment in later life” (1). 
9 Sabemos que en Roma, al menos, había conocido la Ilíada (Epist. 2, 2. 41-42). 
11 
 
Hiponacte, Anacreonte, Baquílides, Alceo y Píndaro. Luego, Horacio se aventuró a 
escribir poemas en esa lengua, aunque no duró mucho en esa tarea y comenzó a hacerlo 
en latín, por el motivo que relata en la Sátira 1, 10. 31-35: 
 
atque ego cum Graecos facerem, natus mare citra, 
versiculos, vetuit me tali voce Quirinus, 
post mediam noctem visus cum somnia vera, 
'in silvam non ligna feras insanius ac si 
magnas Graecorum malis implere catervas.' 
 
Y como yo, nacido de este lado del mar, compusiera versillos griegos, con tales palabras 
me lo prohibió Quirino, quien se me apareció después de la medianoche, cuando los 
sueños son veraces: “No serías más insensato si llevaras leña al bosque que al querer 
sumarte a las grandes tropas de los autores griegos”. 
 
Sin embargo, la carrera como poeta romano tuvo que esperar un poco, ya que 
antes debió cumplir con la tarea de ser soldado. Después del asesinato de César en el 
año 44 a. C., continuó la guerra civil por unos cuantos años más. En el 42, se produjo la 
batalla de Filipos, en la que Horacio se encontró luchando del lado de los 
republicanos10, luego de que Bruto reclutara a varios de los romanos que estaban 
viviendo en Grecia11. Nuestro poeta desempeñó el cargo de tribuno militar12, lo cual 
provocó mucha envidia entre sus compañeros, algo comprensible si tenemos en cuenta 
especialmente cuál era su origen y que, además, hasta ese momento, no había tenido 
ninguna experiencia en las armas13 (Sat. 1, 6. 45 ss.). 
Como tiempo después explicaría en la Sátira 2, 1 y en la Oda 1, 1, las 
inclinaciones humanas son diversas14, pues algunos aspiran a las riquezas, mientras 
 
10 Ronald Syme (2011) opina que Horacio no peleó en ese bando por convicción, sino por 
casualidad: “Horacio fue arrastrado de las conferencias de los filósofos al ejército de los 
Libertadores. Luchó en Filipos por la República, pero no por convicciones republicanas; fue la 
simple coincidencia de su estancia en una ciudad universitaria, a una edad en que se es 
impresionable, y en compañía de jóvenes de la aristocracia romana” (312). 
11 Como, por ejemplo, al hijo de Cicerón y a Pompeyo Varo, a quien se dirige en la Oda 2, 7. 
12 En cada legión había seis tribunos; en ocasiones, podía ocurrir que, al ausentarse el jefe, ellos 
tomaran el mando, y más raramente ocurría que se ausentaran cinco de esos tribunos y todo el 
mando quedara a cargo de uno, como Horacio sugiere, de manera exagerada, en la Sátira 1, 6. 
49 (Fraenkel: 11). 
13 Fraenkel explica que a Bruto, más que interesarle la experiencia militar, le interesaba la 
lealtad que pudieran llegar a tener sus soldados, y que por ese motivo eligió a Horacio: “At the 
height of the crisis it may have seemed all-important to put in charge young men whose loyalty 
could be trusted, even if they were lacking in military experience” (11). 
14 La misma idea es desarrollada por Baquílides en el Epinicio 10. 35-38: ματεύει / 
δ ἄλλ[ος ἀλλοί]αν κέλευθον,/ἅντι[να στείχ]ων ἀριγν τοιο δόξας/τεύξεται. μυρίαι
δ ἀνδρ ν ἐπιστᾶμαι πέλονται (“Y cada uno busca un camino diferente, avanzando por el 
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=mateu%2Fei&la=greek&can=mateu%2Fei0&prior=*ai)/gin%5dan
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=d%27&la=greek&can=d%273&prior=mateu/ei
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=a%29%2Fll%5Bos&la=greek&can=a%29%2Fll%5Bos0&prior=d%27
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=a%29lloi%2F%5Dan&la=greek&can=a%29lloi%2F%5Dan0&prior=a)/ll%5bos
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=ke%2Fleuqon&la=greek&can=ke%2Fleuqon0&prior=a)lloi/%5dan
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=a%28%2Fnti%5Bna&la=greek&can=a%28%2Fnti%5Bna0&prior=ke/leuqon
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=stei%2Fx%5Dwn&la=greek&can=stei%2Fx%5Dwn0&prior=a(/nti%5bna
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=a%29rignw%2Ftoio&la=greek&can=a%29rignw%2Ftoio0&prior=stei/x%5dwn
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=do%2Fcas&la=greek&can=do%2Fcas0&prior=a)rignw/toio
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=teu%2Fcetai&la=greek&can=teu%2Fcetai0&prior=do/cas
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=muri%2Fai&la=greek&can=muri%2Fai0&prior=teu/cetai
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=muri%2Fai&la=greek&can=muri%2Fai0&prior=teu/cetai
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=d%27&la=greek&can=d%274&prior=muri/ai
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=a%29ndrw%3Dn&la=greek&can=a%29ndrw%3Dn0&prior=d%27
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=e%29pista%3Dmai&la=greek&can=e%29pista%3Dmai0&prior=a)ndrw=n
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=pe%2Flontai&la=greek&can=pe%2Flontai0&prior=e)pista=mai
12 
 
otros se aplican a la vida humilde en el campo; algunos son atraídos por la caza o la 
guerra, mientras otros lo son por la poesía. Y eso mismo le ocurrió a él en el año 42, ya 
que no alcanzó ningún tipo de gloria en el campo de batalla, del que huyó15 (Carm. 2, 7. 
 
cual construirá una opinión célebre. Pues las habilidades de los hombres resultan 
innumerables”). Varios siglos después, lo mismo hará el poeta italiano Matteo Boiardo, muy 
influenciado por Horacio y por toda la literatura clásica: “El voler de ciascun molto è diverso: / 
Cui piace eser soldato e cui pastore, / Chi detro a roba, ali 'acquistar è perso, / Chi ha diletto di 
cacia e chi d'amore, / Chi navica per mar e dà ' traverso, / E qual è prete, e qual pescatore; / 
Questo in palazo vende ogni sua zanza, / Quel è zoglioso, e canta e sona e danza” (Orlando 
Innamorato 2, 13. 1) (“El deseo común está repartido: / unos soldados, otros apastores / quien 
detrás la hacienda va perdido, / quien se deleita en caza, quien de amores, / quien navega por 
mar aborrescido, / quien clérigo y quien son pescadores, / quien en palacio tiene su crianza, / 
quien con deleite suena, canta y danza”) (la traducción pertenece al poeta y traductor español 
Francisco Garrido de Villena). 
15 Si bien no sabemos exactamente de qué modo huyó Horacio, lo cierto es que no podemos 
creer totalmente en su descripción de ese momento en la Oda 2, 7. Fraenkel comenta que 
seguramente ya los lectores contemporáneos del poeta entendieron que se trataba más bien de 
una construcción poética que de un relato fiel a la verdad de los hechos: “They must have 
understood that Horace admitted unmistakably his flight from Philippi, and also that the motif 
of the shield was a conventional poetic device, in its relation to the actual happenings in noway 
different from the Homeric mist by means of which a few lines later (13 ff.) an Olympian god 
whisks the poet away from the battlefield” (12). Nisbet y Hubbard (1978) agregan que el motivo 
de la pérdida del escudo en el campo de batalla también había sido ficticio en la mayoría de los 
predecesores de Horacio, como Arquíloco, Alceo y Aanacreonte: “In view of these passages 
Horace must be making use of a poetical topic (cf. Lessing, Fraenkel) that may have been 
fictional even with some of his Greek predecessors” (113). 
De la misma opinión es Harrison (2017): “H.’s claims to have abandoned his shield and 
to have been rescued by Mercury from the battle are not literal historical reports; both details 
deliberately recall the work of his fellow-poet Archilochus (10 n., 13 n.), while the former may 
also recall a similar claim of his fellow-poet Alcaeus (10 n.) and the latter evokes Iliadic heroes 
(13–16 n.)” (163). Luego, este autor señala que esta forma de presentarse por parte de Horacio 
es más bien paródica y tiene por finalidad realzar la figura de Augusto, a cuya clemencia se 
alude con la mención de Pompeyo, el amigo anticesariano que pudo volver de Filipos a Roma: 
“This poetic stylising, employing irony and wit, eases H.’s potential embarrassment about his 
youthful military opposition to the regime which now offers him patronage: by presenting 
himself as a mere unwarlike poet in a long tradition and as a parodic Homeric hero, he can offer 
entertaining praise to Augustus as his conqueror in war” (164). Nisbet y Hubbard señalan que 
además se alude a la clemencia y amnistía de Augusto con palabras como obliuioso (107). 
West (1998) también destaca el tono de burla en esta oda, la cual opone a la Sátira 1, 6. 
48, en la que Horacio había exagerado con respecto a sus funciones como tribuno militar; en la 
Oda 2, 7, por el contrario, él mismo se presenta como un cobarde para realzar, al mismo tiempo, 
la figura de Pompeyo como alguien que siguió sufriendo en las batallas posteriores a la de 
Filipos y la figura de Augusto como alguien lleno de clemencia para con sus enemigos 
derrotados; una forma de lograr esa imagen burlesca de sí mismo es a través de la mención del 
dios que lo rescató del campo de batalla: “Then, like Aeneas and Hector, he is whisked off the 
battlefield, not by Apollo (Iliad 5. 344 and 20. 443) or Poseidon (Iliad 20. 325) but by Mercury, 
a much less serious god (so Odes 1. 10)” (52). Para Plessis-Lejay (1961), la mención de 
Mercurio se debe a que era el dios protector de los poetas: “Mercurius, favorable aux poètes, 
Mercuriales viri (Odes, II, 17, 29-30); il est l´inventeur de la lyre, cf. Odes, I, 10, 6” (81). 
Por último, Buisel (2008) ve en este pasaje mucho más que un juego literario inspirado 
en la Ilíada: “… H., ya no tan escéptico, nos brinda otra explicación que no es un mero juego 
13 
 
9 ss.), sino que aquélla llegaría posteriormente al dedicarse a su verdadera pasión; 
aunque debemos recordar que, luego de Filipos, no solo comenzó a escribir porque era 
su vocación, sino también por una cuestión económica, pues el fundo paterno había sido 
confiscado (Epist. 2, 2. 49-52): unde simul primum me dimisere Philippi, / decisis 
humilem pennis inopemque paterni / et laris et fundi, paupertas impulit audax / ut 
versus facerem (“Desde el mismo momento en el que Filipos me despidió de ahí, a mí, 
insignificante con las alas cortadas y privado no solo del lar, sino también del fundo 
paterno, la osada pobreza me empujó a que compusiera versos”). 
De todos modos, seguramente Horacio exageró al hablar de su “osada pobreza” 
(West 2002: xi), ya que, a pesar de la derrota en Filipos y de haber encontrado sus 
propiedades confiscadas al volver a Roma, pudo conseguir rápidamente un cargo de 
escribano en las cuesturas16 y, al mismo tiempo, comenzó su carrera de escritor17 con 
los Epodos y el libro primero de las Sátiras18. Poco a poco, fue haciéndose conocido, lo 
cual le permitió trabar amistad con los poetas Virgilio y Vario19, quienes fueron los 
responsables de que el venusino se encontrara con Mecenas en el año 38 e ingresara en 
su círculo20. Así recuerda Horacio ese momento clave en su vida (Sat. 1, 6. 52-62): 
 
felicem dicere non hoc 
me possim, casu quod te sortitus amicum; 
nulla etenim mihi te fors obtulit: optimus olim 
Vergilius, post hunc Varius, dixere quid essem. 
ut veni coram, singultim pauca locutus, 
infans namque pudor prohibebat plura profari, 
 
literario: Mercurio veloz, sustulit lo sustrajo elavándolo (doble valor del verbo tollo) envuelto 
en una espesa nube (denso aëre) y lo salvó sacándolo del campo de batalla” (62). 
16 En la Sátira 2, 6. 37-8, Horacio alude a sus tareas como escribano. 
17 “Given Horace’s gentleman’s education, he is more likely to have been a supervisor than a 
mere copyist, with enough leisure to begin writing poetry” (Tarrant: 3). 
18 Ronald Syme, quien, como veremos a lo largo de la tesina, insiste sobre la falta de libertad de 
los poetas durante la era de Augusto, señala que, si bien Horacio escribió sátiras, no fueron al 
modo de Lucilio, sino mucho más moderadas, pues los nuevos tiempos no hubieran permitido 
algo distinto: “Horacio entonces compuso sátiras, pero no al modo tradicional de Lucilio. Su 
tema era la vida diaria; su tratamiento del mismo no áspero ni truculento, sino humano y 
tolerante, lo cual se amoldaba a su propio temperamento. Tampoco los tiempos permitían ahora 
la sátira política o el libre ataque al orden establecido en el Estado y en la sociedad. La libertas 
republicana, denegada a los nobiles de Roma, no se le podía conceder al hijo de un liberto” 
(312-313). 
19 Fraenkel explica que, indudablemente, antes del encuentro con Mecenas, Horacio ya había 
escrito al menos algunos epodos y sátiras, pues fue eso justamente lo que le permitió ser 
recomendado por parte de Virgilio y Vario (16). 
20 “Mecenas, cuyos gustos estéticos eran genuinos y variados, aunque no siempre dignos de 
crédito, andaba en busca de talentos. Reunió a un grupo de poetas a los que brindó protección, 
consejo y subsidios” (Syme: 311). 
14 
 
non ego me claro natum patre, non ego circum 
me Satureiano vectari rura caballo, 
sed quod eram narro. respondes, ut tuus est mos, 
pauca: abeo; et revocas nono post mense iubesque 
esse in amicorum numero. 
 
No podría decirme feliz porque se echó a suertes que tú fueras mi amigo por azar; y en 
efecto ninguna fortuna me llevó a ti: un día el óptimo Virgilio, y después de este Vario, 
te dijeron qué era. Cuando vine personalmente, hablé pocas palabras de manera 
entrecortada (pues un pudor infantil me prohibía proferir más palabras). Yo no te conté 
que fuera nacido de un padre ilustre ni que hubiera sido llevado en mi tierra por un 
caballo de Saturio, sino que te conté lo que yo era. Respondes, como es tu costumbre, 
pocas palabras; me alejo, y nueve meses después me vuelves a llamar y me propones 
estar en el número de tus amigos. 
 
Al formar parte del círculo de Mecenas, Horacio también comenzó a acercarse a 
Octavio, lo que le permitió llevar a cabo su carrera de escritor de manera más cómoda, 
ya que recibió varios beneficios de parte de ellos, como por ejemplo una finca en el 
valle sabino21 en el año 3222; al mismo tiempo, Horacio debía responder con el 
cumplimiento de ciertos compromisos, como acompañar a su patrono en el viaje que 
realizó en el año 37 a Brindis, en donde se reunirían Octavio y Marco Antonio23: 
 
Virgilio no fue el único descubrimiento de Mecenas. Virgilio con poca demora le había 
presentado a Horacio a su nuevo patrono. En compañía de estadistas, diplomáticos y 
otros poetas, tales como el dramaturgo Vario Rufo, viajaron juntos a Brindis en aquella 
ocasión en que los gobernantes del mundo ibana reunirse no lejos de Tarento (37 a. C.) 
(Syme: 312). 
 
Quisiéramos hacer algunas aclaraciones sobre la posición política de Horacio, ya 
que suele caerse en dos lugares comunes al respecto que merecen ser cuestionados. En 
primer lugar, se lo ve a Horacio como una especie de traidor, porque, luego de haber 
defendido el bando republicano contra los cesarianos en la batalla de Filipos, se unió a 
estos últimos unos años después. Creemos que esto es un reduccionismo, pues debe 
recordarse que, derrotados los tiranicidas, se inició un nuevo enfrentamiento entre los 
propios cesarianos Octavio y Marco Antonio. Desde un primer momento, Horacio tomó 
 
21 “Horace’s association with Maecenas yielded benefits of several kinds. The most tangible 
came in the form of property, an estate in the Sabine hill country near Rome (sometimes 
referred to, in misleadingly modest terms, as the ´Sabine farm´), which provided Horace with 
financial independence and a retreat from the city during the warmer months of the year” 
(Tarrant: 3). 
22 “Hacia el año 32 a. C. Horacio se convirtió en propietario de la que iba a ser su morada 
preferida, su finca o villa en la región de los sabinos o, según suele decirse, en la Sabina” 
(Moralejo 2007: 29). 
23 Viaje descripto por Horacio en la Sátira 1, 5. 
15 
 
partido por el primero, ya que fue el que lo recibió con los brazos abiertos luego de las 
guerras pasadas y mucho más al enterarse de que era uno de los poetas del círculo de 
Mecenas. Es decir, en Roma ya no había republicanos y cesarianos enfrentados, sino 
que la lucha era entre los seguidores de Octavio y los seguidores de Marco Antonio. Y 
Horacio optó por uno de ellos24. 
En segundo lugar, suele decirse que Augusto ejercía un gran dominio sobre los 
poetas que formaban parte de su corte como Horacio y Virgilio, y que la obra de estos 
fue simplemente una propaganda de su gobierno25. De este pensamiento es parte, por 
ejemplo, Ronald Syme, para quien la libertad de expresión existió durante la República, 
pero no durante el Principado de Augusto: 
 
La libertad de expresión era una parte esencial de la virtud republicana de la libertas, 
más añorada que la libertad política cuando ambas fueron abolidas. Por la causa de la 
paz y del bien común, todo el poder tuvo que pasar a un hombre. Ése no fue el rasgo 
peor de la monarquía; lo fue el crecimiento del servilismo y de la adulación (193). 
 
A quienes, como Syme, condescienden a hacer este tipo de afirmaciones, 
debemos recordarles que una simple propaganda nunca podría perdurar en el tiempo 
como lo han hecho las obras de estos poetas. Ellos hicieron algo más: mucho más26. Por 
 
24 Además, debemos destacar el hecho de que Horacio nunca ocultó ni negó los años que tomó 
partido por los republicanos, en especial en la batalla de Filipos, sino que, por el contrario, los 
recordó en algunos de sus poemas durante el gobierno de Augusto, como por ejemplo en las ya 
citadas Oda 2, 7 y en la Epístola a Floro, y también en la Oda 3, 4. 26 y en la Epístola 1, 20. 23 
(Fraenkel: 12-13), lo cual habla de la honestidad y buena fe que siempre tuvo nuestro poeta. A 
propósito, Buisel (2008) comenta lo siguiente: “… al delinearse señera la figura de Octavio del 
marasmo y la descomposición política y moral, imponiéndose lenta y dificultosamente al caos, 
H. sin arrepentirse de su pasado republicano y celoso de su independencia, vislumbra 
objetivamente y sin pesimismo no sólo al restaurador del orden, sino también al expiador y 
purificador de la ofensa primigenia; pero el expiador es además el mediador entre dos esferas, la 
divina y la humana, no por voluntad propia, sino por el querer de los dioses” (66). Y en otro 
texto: “… por muy vinculado que estuviese Horacio con Augusto, no debemos olvidar que el 
poeta fue tribunus militis de Bruto y no deploró en ningún momento la muerte de César, sólo 
mencionado dos veces en su obra, ni tampoco se ruborizó jamás por su pasado republicano” 
(Buisel 1998: 36). 
25 “Equiparar con la propaganda política vulgar una poesía elevada escrita concordando con un 
régimen de autoridad, es un prejuicio absurdo, insidioso e injusto (y lo mismo vale para la 
poesía de contenido revolucionario); la poesía augustea al resultar estéticamente devaluada 
sufrió el consiguiente desprecio y es Horacio quien más lo ha padecido” (Buisel 1998: 37). 
26 Por ejemplo, al analizar la Oda 1, 12, Fraenkel explica que el poema no es directa y 
simplemente una celebración de la figura de Augusto, como sí lo fue la Olímpica 2 de Píndaro a 
Terón de Agrigento, sino que el emperador aparece de manera indirecta y sirve de objeto para la 
escritura del poeta: “Augustus himself receives his full share of glory in the last triad, but 
nowhere in this ode, which in this regard differs completely from Pindar´s epinikion for Theron, 
is he made the direct object of the poet´s celebrare, dicere, referre. The apparently obvious 
16 
 
otro lado, queremos destacar que, pese a que normalmente se diga lo contrario, durante 
el gobierno de Augusto se gozaba de libertad, y esto incluía también a los escritores27. A 
propósito, recordamos que, si bien en el año 25 Augusto le había ofrecido a Horacio el 
cargo de secretario y este lo rechazó, no hubo ningún tipo de reprimenda por parte del 
princeps (Suet. Vita Hor.): 
 
Ac ne recusanti quidem aut suscensuit quicquam aut amicitiam suam ingerere desiit. 
Exstant epistulae, e quibus argumenti gratia pauca subieci: "Sume tibi aliquid iuris 
apud me, tamquam si convictor mihi fueris; recte enim et non temere feceris, quoniam 
id usus mihi tecum esse volui, si per valitudinem tuam fieri possit." Et rursus: "Tui 
qualem habeam memoriam, poteris ex Septimio quoque nostro audire; nam incidit ut 
illo coram fieret a me tui mentio. Neque enim si tu superbus amicitiam nostram 
sprevisti, ideo nos quoque anthuperephanoumen." 
 
E incluso, a pesar de rechazarlo (el cargo), (Augusto) no se irritó ni dejó de ofrecer su 
amistad. Hay epístolas, de las cuales presento algunos pasajes como prueba de mi 
argumento: “Lleva algún derecho junto a mí, así como si fueras un comensal mío; en 
efecto, lo serías convenientemente y sin dificultad, puesto que quise tener este trato 
contigo, si, a causa de tu salud, esto pudiera suceder”. Y en otra parte: “Tengo tal 
recuerdo de ti, como lo podrás oír de nuestro Septimio; pues sucedió que en presencia 
de aquél ocurriera la mención de ti por parte de mí. Ciertamente, si tú, soberbio, 
despreciaste nuestra amistad, nosotros por eso tampoco debemos permanecer así 
separados”. 
 
Sin embargo, algunos lectores suponen que sí hubo reprimendas, pues, según 
ellos, ya en la misma carta, también citada por Suetonio, en la que le había pedido a 
Mecenas que convenciera a Horacio para aceptar el cargo, se deja ver un tono 
autoritario y burlón, a lo que Fraenkel responde del siguiente modo: 
 
In that letter the clause veniet ergo ab ista parasitica mensa ad hanc regiam has time 
and again been made the object of appalling distortions. But readers familiar with the 
ways of Augustus will not find it difficult to recognize here ´quel tono urbanamente 
scherzoso che il principe spesso assumeva nello scrivere a familiari ed amici´ 
(Malcovati 1937: 208) (18). 
 
 
answer to the oppening question Quem virum…? Is avoided or, at any rate, is given only in an 
indirect form. Had Horace been the courtier into whom many modern critics attempt to turn 
him, he would have felt obliged to write a very different poem” (293). 
27 Tal es así que, si bien en la mayoría de sus poemas Horacio acompaña las ideas augusteas, en 
algunos presenta opiniones contrarias: “Those who wish to claimall such poems as evidence of 
a desire to propagate the policy of the regime must admit that many of the odes actually run 
counter to it” (Wilkinson 1951: 82). 
17 
 
A pesar de no haber aceptado ese cargo, creemos que Horacio siempre fue un 
fiel amigo28 de Augusto y de Mecenas y además una persona muy importante en el 
proyecto político que se estaba llevando a cabo. Horacio fue un poeta que gozó de 
libertad y que siempre escribió lo que quiso y sobre lo que quiso. Trató diversos temas 
como la amistad, la guerra, la muerte, la felicidad y, además, trató el tema político 
romano de su tiempo, es decir, las ideas que formaban parte del proyecto de Augusto 
para su imperio, en el que Horacio desempeñó un papel muy importante. Las obras que 
más se destacan en este acompañamiento del programa político son, sin dudas, las 
“Odas romanas” y el Canto secular. 
En los últimos años de su vida29, Horacio se alejó finalmente de la vida política 
y también de la poesía lírica. Se dedicó, en cambio, a la escritura de las Epístolas, la 
última de las cuales fue el Arte poética, una obra en la que escribe como poeta ya 
consagrado y retirado y, a la vez, como maestro de las nuevas generaciones de poetas. 
En septiembre del año 8 a. C., murió su amigo Mecenas. Unos años antes, 
Horacio le había escrito lo siguiente en la Oda 2, 17. 5-12: 
 
A! te meae si partem animae rapit 
maturior vis, quid moror altera, 
 nec carus aeque nec superstes 
 integer? ille dies utramque 
ducet ruinam. non ego perfidum 
dixi sacramentum: ibimus, ibimus, 
 
28 Tarrant destaca la amistad entre ellos tres, a pesar de las diferencias de estatus de cada uno, y 
además señala que tanto Mecenas como Augusto sirvieron de inspiración a la poesía de 
Horacio: “Maecenas supplied Horace with a rich vein of poetic material. A number of poems in 
the Epodes, Satires, Odes 1–3, and Epistles 1 depict their relationship as a genuine friendship 
between persons of unequal status, rather than the transactional connection implied by the terms 
´patron´ and ´client´” (4); “The commission to compose the hymn for the Secular Games of 17 
(the Carmen saeculare) almost certainly came from Augustus himself, and he also had a role in 
encouraging Horace to celebrate the victories of his stepsons Tiberius and Drusus in poems that 
became Odes 4.4 and 4.14” (5). Por su parte, McNeill (2001) también menciona la amistad 
existente, más allá de las posiciones que ocupaba cada uno: “The poet here expresses a palpable 
pride at being deemed worthy of being counted as Maecenas’s friend, not simply his client” 
(15). 
29 Fraenkel señala que, sin contar los primeros años de juventud, en los que viajó mucho y 
además peleó en la guerra, Horacio no tuvo una vida en la que le sucedieran grandes 
acontecimientos y que, por ese motivo, los pocos que sí le ocurrieron, como la aventura náutica 
del cabo Palinuro, en la que la flota de Octavio que marchaba contra Sexto Pompeyo naufragó, 
con Mecenas y Horacio a bordo, en el año 36 a. C., y también la caída del árbol que casi lo mata 
en el año 30, los explotó al máximo como motivo literario en sus poesías. El primer suceso lo 
menciona en la Oda 2, 17. 20 (aunque es solamente una posible alusión) y en la 3, 4. 28; el 
segundo, en las Odas 2, 13; 3, 4. 27; 2, 17. 27-9 y en la 3, 8. 7-8: “In Horace´s external life, 
after the troubled years of his early career, very few exciting things happened; those that did 
happen the poet had to make the most of” (168). 
18 
 
 utcumque praecedes, supremum 
 carpere iter comites parati. 
 
¡Ay!, si una fuerza más prematura te arrebata a ti, parte de mi alma, ¿por qué 
permancería yo, la otra, ni siendo igualmente querido para mí ni siendo un sobreviviente 
íntegro? Aquel día nos llevará a una ruina común. Yo no dije un pérfido juramento: 
iremos, iremos, comoquiera que tú me precederás, como compañeros preparados para 
emprender el último viaje. 
 
Horacio fue fiel a su promesa, ya que, el 27 de noviembre del año 8 a. C., murió 
en Roma a los 56 años de edad. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
19 
 
Capítulo 2 
 Comentario sobre las “Odas romanas” en particular y su vínculo con 
el libro de las Odas en general 
 
2.1. Los cuatro libros de las Odas 
 Entre los años 30 y 2330 a. C., Horacio recreó en latín la lírica monódica eolia, 
desarrollada en Grecia entre los siglos VII y VI por poetas como Safo y Alceo. 
Siguiendo los temas y, sobre todo, los metros de esos escritores, nacieron los tres 
primeros31 libros de las Odas. En ellas trata diversos temas, como la amistad, el paso del 
tiempo, la muerte, las mujeres, cuestiones morales y filosóficas, entre otros. Con 
respecto a la política, debemos señalar que en las primeras odas no aparece como un 
asunto central32; su centralidad se dará sobre todo a partir del libro 3, debido 
especialmente a que, a medida que Horacio avanzaba con la escritura de sus poemas en 
la década del 20, Augusto avanzaba como figura política destacada de Roma a través de 
diversas acciones, como por ejemplo: 
 
… su retorno y celebración de los triunfos en los años 29-27 a. C., su proyectada 
expedición a Britania en el 27, su viaje a Hispania en el 26 para poner fin a la 
resistencia de cántabros y astures, tarea que no habría de concluir personalmente; sus 
intentos de vengar la vergonzosa derrota del 53 a. C. en Carras ante los partos, que sólo 
más tarde quedarían medianamente satisfechos con la devolución de las enseñas 
perdidas por Craso y la liberación de los prisioneros supervivientes; y, en fin, varias 
otras empresas o proyectos con los que Augusto aspiraba, ya más que a ampliar sus 
fronteras, a consolidar su famosa pax, el precio que quería pagar a los romanos por su 
más o menos voluntaria renuncia a buena parte de las viejas libertades republicanas 
(Moralejo: 35). 
 
Y Horacio celebró esos hechos en muchas de sus odas, particularmente en las 
seis primeras del libro 3, que forman el conjunto conocido como “Odas romanas”, 
motivo de análisis en el presente trabajo. Pero no nos adelantemos. Para empezar, 
digamos que los tres libros están dedicados a Mecenas, quien es el destinatario de la 
 
30 “By the summer of 23 B. C. Horace had written nearly a hundred odes and the time had come 
to give them to the world” (Wilkinson: 14-15). 
31 El libro cuarto, al cual nos referiremos más adelante, fue publicado en el 13 a. C. 
32 Sí aparece en algunas odas, como en la 1, 2. 41-44, en la que Mercurio toma la forma de 
Augusto como salvador de la patria. 
20 
 
Oda 1, 1 y de muchas más33. También hay varias dedicadas a Augusto34, a quien, según 
nos informa el propio Horacio en la Epístola 1, 13. 1-5, le envió un ejemplar firmado: 
 
 Vt proficiscentem docui te saepe diuque, 
Augusto reddes signata volumina, Vini, 
si validus, si laetus erit, si denique poscet; 
ne studio nostri pecces odiumque libellis 
sedulus importes opera vehemente minister. 
 
Como te expliqué frecuentemente y durante un tiempo a ti que partes, le entregarás a 
Augusto los volúmenes firmados, oh, Vinio, si él está sano, alegre y si, además, lo 
exige; no les falles a los libros de nuestro esfuerzo ni, como un servidor diligente, le 
lleves vehementemente desdén a las obras. 
 
Pese a su entusiasmo, manifestado claramente en la Oda 3, 30, la primera 
entrega de las Odas no recibió la acogida esperada. De ello se quejaría el poeta en la 
Epístola 1, 19. 35-40: 
 
scire velis mea cur ingratus opuscula lector 
laudet ametque domi, premat extra limen iniquus: 
non ego ventosae plebis suffragia venor 
impensis cenarum et tritae munere vestis; 
non ego, nobilium scriptorum auditor et ultor, 
grammaticas ambire tribus et pulpita dignor. 
 
Querrías saber por qué el ingrato lector alaba y ama mis obritasde puertas adentro, pero 
de puertas afuera, injusto, me oprime; yo no persigo los aplausos de la plebe voluble ni 
con gastos en cenas ni con regalos de ropa desgastada; yo, oidor de los escritores nobles 
y vengador de las gramáticas, no me considero digno de rodear las tribus y los estrados. 
 
Fraenkel explica que esto se debió a que Horacio siempre fue un autor exigente 
consigo mismo y con su poesía, sin interesarle mucho si luego era bien recibido por el 
público general o, más bien, como él dice en la Oda 3, 1, por el profanum vulgus: 
 
Throughout his poetic career Horace showed himself an exacting autor. He cared little 
about pleasing the average reader, but preferred to write for a few highly educated men 
who would be prepared to give him their undivided attention and who would be awake 
to the careful structure of a poem and to its minute detail, subtle hints, sometimes 
elusive transitions. Small wonder, then, that his publication of three books of carmina in 
23 B. C. proved a failure as far as the general public in Rome was concerned (vii). 
 
 
33 1, 20; 2, 12; 2, 17; 2, 20; 3, 8; 3, 16 y 3, 29. 
34 1, 2; 1, 12; 3, 3; 3, 5 y 3, 14. 
21 
 
Además, debemos recordar que la aparición de las Odas se produjo en un 
momento político muy complicado en Roma. En primer lugar, en el año 2335, Augusto 
enfermó gravemente. Luego, en el verano, se recuperó, pero sufrió el duro golpe de la 
muerte de quien estaba destinado a ser su sucesor, su sobrino y yerno, Marcelo. Para 
empeorar todo, entre ese mismo año y el siguiente, se produjo un hecho que marcó el 
fin de la gran amistad entre Mecenas y Augusto. Terencio Varrón Murena36, el medio 
hermano de Terencia, esposa de Mecenas, después de haber terminado su consulado en 
el 23, participó de una conjura organizada por Cepión para derrocar al princeps. El plan 
fue descubierto y los organizadores, condenados37. Al parecer, Mecenas, además de ser 
cuñado de Murena, le informaba, a través de su esposa, acerca de los movimientos de 
Augusto, como por ejemplo cuando este estaba preparando su venganza38. Como 
consecuencia, a partir de esa fecha, el patrono de los poetas fue alejado del poder39, si 
bien hasta el final de su vida conservó la imagen de la vieja amistad con el emperador40. 
No queda del todo claro cómo afectó este hecho a Horacio y al resto de los 
poetas del círculo. Según Syme, a partir del año 23, mengua la importancia de Mecenas 
como protector y consejero de la cultura contemporánea y, además, Augusto reclama 
para sí la tarea de mantener los contactos con la élite intelectual41. Esta información la 
 
35 “… un año que pudo ser el último, y que fue ciertamente el más crítico del largo Principado 
de Augusto” (Syme: 408). 
36 Según Nisbet y Hubbard, a este personaje, con el nombre de “Licinio”, se dirige Horacio en la 
Oda 2, 10, en donde desarrolla el tópico de la aurea mediocritas. Seguramente, a él se refiere la 
imagen poética de aquellos que, al querer escalar demasiado alto, terminan sufriendo una caída 
estrepitosa: saepius ventis agitatur ingens / pinus et celsae graviore casu / decidunt turres 
feriuntque summos / fulgura montis (9-12) (“Más frecuentemente es agitado por los vientos el 
ingente pino, las torres excelsas caen de manera estrepitosa y el relámpago golpea a los montes 
más elevados”). Ronald Syme agrega que también sería el Murena de la Oda 3, 19: “el 
´Murena ́ de Horacio, Odas 3, 19, 11, puede identificarse con el ´Licinius´ de Odas 2, 10, 1” 
(398). 
37 “Una conspiración fue urdida, o por lo menos descubierta. El autor era Fanio Cepión, 
republicano de familia y simpatías. Murena estaba implicado en ella. Los criminales fueron 
condenados en ausencia, detenidos cuando trataban de evadirse, y ejecutados” (Syme: 408). 
38 “Mecenas cometió un error garrafal: decirle a Terencia el peligro que corría su hermano. 
Augusto no podía perdonar que se traicionase su confianza” (Syme: 418). 
39 “There was no question of dismissal or of an open breach between Augustus and Maecenas, 
for the knight held no official position; but a breach there was, and it was never healed except 
on the surface. Maecenas ceased to count, and his circle must have felt it deeply” (Wilkinson: 
16). 
40 “Maecenas’s request to Augustus in his will, ´Remember Horatius Flaccus as you would me´, 
does not sound like the appeal of a man who has fallen from grace” (Tarrant: 4). 
41 “Después del 23 a. C., Mecenas perdió terreno gradualmente” (Syme: 499). 
22 
 
podemos comprobar42, por ejemplo, al repasar que, en el libro cuarto de las Odas, 
publicado en el año 13 a. C., no hay ningún poema dedicado a Mecenas43 y, en cambio, 
hay muchos dedicados a Augusto44. 
Son muchos los vínculos que podemos establecer entre las distintas odas de los 
cuatro libros. En esta tesina, si bien trataremos de tener una mirada abarcadora, nos 
centraremos en el análisis de las llamadas “Odas romanas” y, en particular, en el estudio 
de la primera de ellas. 
 
2.2. Las “Odas romanas” 
En el siglo XIX, Plüss agrupó y llamó “Odas romanas” a las seis primeras del 
libro tercero, pues notó muchas similitudes entre ellas. Podemos decir que esto ya había 
sido advertido por Porfirión, quien creía, aunque erróneamente, que las seis formaban 
un único poema. Así resume Fraenkel sus características principales: “These six odes 
are bound together by their common metre45, their solemn style, by the fact that none of 
them is addressed to an individual, by the affinity of their main themes, and by the 
central position which Augustus and his rule occupy in them” (260). 
En el libro 1, aparecen varias odas cuyo tema central es la política, pero en el 
libro 2, no. Recordemos lo que le dice Horacio a su Musa en el final de la Oda 2, 146, 
luego de haber relatado hechos recientes de la historia de Roma: Sed ne relictis, Musa 
procax, iocis / Ceae retractes munera Neniae, / mecum Dionaeo sub antro / quaere 
 
42 Por su parte, Tarrant es más cauteloso y, si bien reconoce que en el libro cuarto de las Odas 
prácticamente no se menciona a Mecenas, señala que eso no significa que la relación con el 
princeps fuera mala, y que, en el caso de que lo fuera, es difícil conocer el verdadero motivo: 
“This diminished position is often explained as the consequence of Maecenas’s having lost 
favor with Augustus, and his fall is in turn accounted for by his having divulged confidential 
information, but the facts are murky, and much tells against any such hypothesis. The reference 
to Maecenas’s birthday in Odes 4.11 has all the warmth of earlier times: Horace regards the day 
as almost more sacred than his own dies natalis (17–18)” (4). 
43 Solamente se lo menciona en la Oda 4, 11. 13-20: “The prominent place Maecenas occupies 
in so much of Horace’s poetry makes his near disappearance in the last collections especially 
striking. The fourth book of Odes contains no poem addressed to him, only a mention of his 
birthday, which Horace proposes to celebrate in the company of a woman named Phyllis” 
(Tarrant: 4). 
44 Las Odas 5, 14 y 15 y, además, recordemos la Epístola a Augusto y el Canto secular del 17 a. 
C. Tarrant opina que este hecho, más que deberse a un posible distanciamiento entre Horacio y 
Mecenas, se debió a un acercamiento cada vez mayor de aquél hacia Augusto: “Rather than 
inferring coolness toward Maecenas, it is more plausible to think of Horace as growing closer to 
Augustus” (4). 
45 A manera de anticipo, las Odas 13, 14, 15, 19 y 20 del libro segundo estaban escritas en esta 
misma estrofa, como así también las Odas 16, 17, 34 y 35 del libro primero. 
46 En la Oda 2, 12 volverá a hacer una recusatio, ya que su cítara no se aviene a los asuntos 
épicos. Lo mismo ocurre en la Oda 1, 6, y también en la Sátira 2, 1 y en la Epístola a Augusto.23 
 
modos leviore plectro (37-40) (“Pero, ya abandonadas las bromas, no emprendas de 
nuevo, oh, Musa procaz, las tareas del triste canto de Ceos; conmigo busca bajo el antro 
de Díone ritmos con un plectro más ligero”). Por este motivo, el tema político no 
aparecerá en el libro 2, sino recién en el libro 3, particularmente en el conjunto de las 
“Odas romanas”. 
Algunos autores47 han cuestionado especialmente la inclusión en ese grupo de la 
Oda 3, 1, ya que consideran que, a diferencia de las otras cinco, allí no aparece el tema 
político. En los próximos capítulos nos detendremos específicamente en el análisis de 
esta oda y en la discusión acerca de su inclusión o no en el grupo. Por el momento, 
queremos subrayar lo siguiente. Reconocemos que, como han señalado los críticos 
citados, el tema político no aparece de manera explícita. Uno de los motivos que 
consideramos válido para explicar este hecho es lo mencionado en el párrafo anterior, es 
decir, que Horacio no trataba este tema desde la Oda 2, 1, de manera que, si hubiera 
comenzado el libro tercero de ese modo, habría resultado muy brusco; por esta razón, 
creemos que la Oda 3, 1 funciona como un poema de transición e introduce de manera 
sutil el nuevo tema que será desarrollado largamente en las odas siguientes. 
Sin embargo, si bien el tema político no aparece de manera explícita, 
consideramos que hace su aparición de otras formas48. Por ejemplo, con la mención del 
mito de Júpiter y los Gigantes. Nuestra interpretación será que ese pasaje funciona como 
una alegoría de la batalla entre Augusto y Antonio. Luego, el tema que se destaca en 
esta oda es el de la ética, ya que Horacio cuestiona el modo de vida de las personas que 
solo viven interesadas por las riquezas y, por otro lado, se presenta a él mismo como un 
ejemplo a seguir49, pues vive retirado de todas esas preocupaciones en su valle sabino. 
Algunos autores han postulado que la Oda 3, 1 no merece ser incluida en el grupo 
porque es apolítica, y que mejor sería incluirla en otro grupo como “poema ético” 
(Mader: 24) en el que Horacio propone a los jóvenes un modelo de hombre para la 
nueva Roma. A esto queremos responder con las siguientes palabras de West (2002), 
para justificar que esta oda sí es política y que merece formar parte del conjunto: “In 
 
47 Por ejemplo, Mader (1987). 
48 Como anunciamos, este capítulo es solamente una introducción; en los siguientes, nos 
detendremos y desarrollaremos más detalladamente estos comentarios sobre la Oda 3, 1. 
49 “La Oda 3, 1 es un poema político-histórico en la medida en que diseña una manera de vivir 
en comunidad que continúa, con variaciones temáticas, en las siguientes Odas romanas, 
redefiniendo, como veremos, el sentido del motivo de la pobreza en el poemario: mientras la 2 y 
la 5 ponen el acento en el valor militar, la 3 y la 4 se centran en la justicia y la mesura (la 6 
retomaría la primera)” (Martínez Astorino 2020: 118). 
24 
 
Roman thinking generally, and certainly in Augustan ideology, ethics and politics were 
inseparable” (19). 
 
2.3. La postura de Santirocco 
Con respecto al vínculo entre las seis odas, Santirocco (1986) ha destacado que 
no consiste simplemente en el tema político, sino en la existencia de una tensión entre lo 
público y lo privado, que se dará entre las seis del conjunto, y que se continuará en las 
odas siguientes del libro 3. Además de ser una característica de Alceo, quien es 
considerado por Horacio como su modelo en la Oda 1, 32, pues él pudo armonizar 
ambas voces, esa tensión, en parte, fue característica también de la literatura augustea. 
No de Tibulo, ya que él nunca menciona a Augusto, ni de Propercio, quien se jacta de 
su falta de simpatía hacia el nuevo régimen, ni de Ovidio, cuyo ingenio siempre parece 
estar dirigido contra la familia imperial (Santirocco: 110). Pero sí, por ejemplo, de 
Virgilio. 
 Santirocco ha presentado algunos esquemas posibles para relacionarlas: 
1 2 3 4 5 6 
 
 
 
 
El anillo está enmarcado por los males que aquejan como plagas a la sociedad. 
En la 3, 1, son la riqueza y la ambición; en la 3, 6, la licencia sexual. En cuanto a la 
numerología, ambas tienen 48 versos. En el segundo anillo, 3, 2 y 3, 5, se destacan la 
virtud militar y la referencia al persistente problema parto. 3, 3 y 3, 4, que ocupan la 
posición central, además de ser las más extensas y pindáricas, tratan los temas 
complementarios de justicia y piedad. 
Otro esquema es posible: 
 
1 2 3 4 5 6 
 
 
 
 
 
25 
 
En primer lugar, hay que decir que este esquema se debe a que Santirocco 
previamente realiza otro agrupamiento, que consiste en calificar a las Odas 1, 2 y 3 
como romanas y a 4, 5 y 6 como augusteas. Luego, presenta este esquema y señala que 
1 y 4 tienen en común el hecho de marcar un comienzo: la 1 con el motivo calimaqueo 
de rechazar al vulgo y la 4 marca un nuevo comienzo con la invocación a la Musa; 
ambas invocan a las Musas, tienen un tono religioso, aparece el elemento personal, hay 
carencia de ambición del poeta, aparecen el valle sabino y la gigantomaquia. 3, 2 y 3, 5 
nuevamente van juntas. Con respecto a 3, 3 y 3, 6, opina que se relacionan en el sentido 
de que marcan una contraposición: 3, 3 es positiva por la bendición de Juno a Roma; 3, 
6, en cambio, es negativa porque Horacio presenta una visión desesperada del presente 
de Roma y del estado futuro50. 
Finalmente, propone este esquema: 
1 - 2 3 4 5 6 
 
 
 
La 1 funciona como introducción; 2 y 6 son poemas éticos; 3 y 5 son míticos; y 
4 es un poema místico. En resumen, al menos tres esquemas son posibles para las “Odas 
romanas”, y cada una, además, tiene paralelos con las Geórgicas de Virgilio 
(particularmente, las Odas 1 y 6 con la segunda Geórgica). 
 
50 Para West (2002), por el contrario, la Oda 3, 6 no es pesimista, sino que funciona como un 
soporte de las reformas augusteas, y el final de la Oda debe entenderse como una condición que 
el poeta le pone al pueblo, advirtiéndole que si no respeta las leyes todo terminará mal para 
Roma: “The last stanza of the ode would then contain an implied condition. ́ (If we do not 
accept a reform of sexual behaviour supported by marriage laws) the degeneration of the Roman 
state (and consequent disasters) will continue.´ Horace here avoids such explicit preaching, 
confident that his message will be understood. Augustus understood. Five years after these 
poems appeared, a committee he chaired appointed Horace to write the Secular Hymn for the 
celebration of the Augustan age with emphasis on the reform of the marriage laws (Carmen 
Saeculare 5-8, 13-20, 42, 47-8, 57). That appointment would not have been made if Augustus 
had believed that the last stanza of the last Roman Ode contradicted the case in favour of the 
laws as Horace had presented it in the first eleven” (71). 
Por su parte, Fenik (1962) recuerda que, según Kosch, Horacio tenía confianza en 
Augusto, y su mirada pesimista era más bien hacia el pueblo, de quien él esperaba, tarde o 
temprano, la vuelta a la decadencia, a menos que siguiera las propuestas del princeps: “Koch 
argued that Horace was presenting an evenly balanced picture of two sides of Rome's situation 
in terms of two sharply separated attitudes existing in his own mind. Horace had great, even 
blind (´irrational´ is Koch's word), confidence in Augustus, and at the same time a ŕealistic' 
awareness of the natural and inevitable tendency to degeneration in the populace itself. Horace 
implies, however, that if the citizenry follow and obey Augustus, they can be saved” (88). 
26 
 
Otros autores como Mommsen y Domaszewski han postulado que las “Odas 
romanas”son un homenaje a Augusto, quien había sido coronado previamente a su 
composición. Por ejemplo, en 3, 3. 11 y en 3, 5. 3, se menciona explícitamente al 
emperador, y en todas aparecen las ideas y programas asociados a él. Santirocco, en 
parte, concuerda con ellos, pero sostiene que sus interpretaciones son reduccionistas. 
Para él, un poeta hace algo más que un historiador (115). Afirma que es un error buscar 
un único tema o esquema en las “Odas romanas”, ya que no son algo estático, sino 
dinámico, particularmente en lo que se refiere a la relación entre la deidad del princeps 
y la impiedad de la gente: 
 
At the heart of the cycle there is no static pattern or conceptual abstraction but rather a 
dynamic tension. This is perhaps best described in terms of an analogy with the drama: 
against the backdrop of virtue, Horace plays out the melancholic counterpoint between 
the godhead of Augustus and the godlessness of his people (116). 
 
Para explicar cómo es este pasaje dinámico de una oda a otra, Santirocco hace 
mención de las “gliding transitions”. Por ejemplo, divitias operosiores de 3, 1, en donde 
se rechaza la riqueza, contrasta con el comienzo de 3, 2, angustam… pauperiem, en 
donde se abraza la pobreza. 3, 2 termina con el criminal y 3, 3 empieza con el varón 
justo. Al ver todas estas semejanzas y conexiones, se comprende el error de Porfirión al 
creer que eran un único poema. 
Por último, Santirocco explica que también existen transiciones y conexiones 
entre las “Odas romanas” y las otras del libro 3. Destaca a la 3, 7, pues es la que crea 
una transición con lo que sigue luego del ciclo. Ya no aparece el tono serio y público de 
las “Odas romanas”, sino un tono más ligero, y se habla de historias privadas; sin 
embargo, la idea anterior de continuar con el estándar moral se mantiene. 
 
2.4. La postura de Fraenkel 
Por otro lado, Fraenkel, autor anterior a Santirocco, no había visto una relación 
tan estrecha entre las odas, como si una le estuviera respondiendo a la otra, sino todo lo 
contrario, ya que él postulaba la independencia de cada una, con su propio comienzo y 
fin51. Esta idea la aplica tanto a las “Odas romanas” como a todos los poemas de los 
cuatro libros de las Odas. Por ejemplo, al analizar la Oda 1, 16, cuestiona a los 
 
51 Otro autor con una idea similar es Gordon Williams (1965), quien estudia las Odas 
individualmente y considera que organizarlas es “a waste of time” (23). 
27 
 
comentaristas que dicen que allí hay que resolver el enigma del nombre de la muchacha 
a la que Horacio le pide disculpas en su palinodia. Ellos proponen que la respuesta sería 
la Tíndaris de la Oda 1, 17. A lo que Fraenkel contesta lo siguiente: 
 
The reader who forgets that every Horatian ode is self-contained is in danger of being 
lured into a quagmire by any will-o´-the-wisp… More than one attentive reader must 
have seen that Horace´s odes are complete in themselves and consequently never rely 
on any additional information, whether a superscription (ad Tyndaridem and the like) or 
a gloss or anything else… Everything that Horace wants to convey to his reader is put 
into the text of the poems (208). 
 
Y en una nota al pie aclara lo siguiente: “This principle is valide even in the 
extreme-and unique- case of several odes making up a cycle (iii. 1-6)”. De manera que 
Fraenkel, si bien proclama que cada oda es autónoma, reconoce que las “Odas romanas” 
forman un ciclo y se pueden establecer vínculos entre ellas. Destaca, por ejemplo, el 
cruce que realiza Horacio entre los mitos griegos y la historia romana52. En la 3, 1 se ve 
claramente esta estructura al mencionarse la gigantomaquia, que representaría a 
aquellos que desean ir más allá de lo permitido y nunca se conforman con lo que tienen, 
como los personajes de la vida romana que presentará en las estrofas siguientes. Este 
cruce luego será desplegado en las Odas 3, 3 y 3, 5. Su estructura es la misma ya que en 
ambas hay un discurso53 que ocupa una posición central, el de Juno y el de Régulo, 
respectivamente. Pero a Fraenkel le interesa destacar que, pese a esta similitud, se 
diferencian en que una gira en torno a un mito griego y la otra, a un hecho de la historia 
 
52 No solo sucede en las “Odas romanas”, sino también en otros poemas como en la Oda 4, 7, en 
la que, por el lado romano, aparecen Eneas, Tulo y Anco y, por el lado griego, Hipólito y 
Pirítoo. 
53 En otros poemas de Horacio también aparece esta estructura conformada por una narración, 
en general, breve, y un largo discurso que ocupa una posición central. Por ejemplo, en la Oda 1, 
7, encontramos el elogio de Tíbur por sobre el de las ciudades griegas y luego se introduce el 
discurso de Teucro, quien, a pesar de haber sido desterrado de Salamina por su padre Telamón y 
de estar obligado a buscar nuevas tierras, alienta a sus compañeros a disfrutar de los últimos 
momentos en la patria bebiendo vino. También se estructuran de este modo el Epodo 13 con el 
discurso del Centauro Quirón a su alumno Aquiles, a quien le aconseja que, como no regresará 
de Troya, lo mejor es que aproveche a aliviar las penas con el vino y el canto; y las Odas 1, 15 
con el discurso de Nereo a Paris acerca de las desgracias que para él y su patria traerá el rapto de 
Helena; la 3, 11 con el discurso de Hipermestra, la única de las cincuenta Danaides que no mató 
a su marido en la noche de bodas; y la 3, 27, primero, con el discurso de Europa lamentándose 
por haber abandonado a su padre Agenor al ser raptada por Júpiter transformado en toro y, 
finalmente, con el discurso de Venus, quien, como un deus ex machina (Fraenkel: 194), aparece 
para consolarla. Según Fraenkel, esta estructura posee reminiscencias de Píndaro y Baquílides 
(269). 
28 
 
de Roma, y ambas enmarcan a la que para el autor es la oda central del conjunto, la Oda 
3, 4: 
 
… in both the centre of interest lies in the weighty speeches. Both are concerned with 
momentous decisions in Rome´s life. The setting, however, is different. In the third ode 
Juno´s address to the assembly of the Olympian gods carries on the Homeric tradition as 
modified by Ennius, in the fifth ode the narrative purports to be an account of a famous 
event of the First Punic War. Taken together, the two scenes show the streams of Greek 
myth and of Roman history flowing into a common bed. The paralelism in the structure 
of Odes iii. 3 and iii. 5 has the effect that these two poems appear as a frame in which 
Horace has set the principal piece of his cycle, iii. 4, Descende caelo (267). 
 
 Consideramos acertada la propuesta de Fraenkel de tomar a cada oda de manera 
autónoma y no esperar resolver los posibles enigmas que se presenten yendo de una a 
otra. Sin embargo, vemos que este autor, al igual que Santirocco, termina reconociendo 
los vínculos que existen entre esos poemas, si bien se limita a reconocerlos únicamente 
en el ciclo de las “Odas romanas”. También es importante tener en cuenta la métrica, 
cuyo empleo es deliberado en las 88 odas de los tres libros. 
 
2.5. La postura de Witke 
Finalmente, creemos que la postura de un autor como Witke (1983) resulta 
superadora. No solamente se interesa en vincular las seis “Odas romanas” entre sí, sino 
que se detiene especialmente en cómo ese grupo está enmarcado en otro mayor. En su 
hipótesis destaca sobre todo las Odas 1, 34; 1, 35; 2, 19; 2, 20; 3, 24 y 3, 25, y afirma 
que, si bien es importante estudiar las particularidades que pueda tener cada una, lo 
principal es considerarlas como parte de un programa artístico: “… it seems essential to 
have a full-scale discussion in order to form a basis for judging Horace´s artistic 
program for the Roman Odes as a whole before embarking on detailed interpretation of 
each ode” (7). 
Según él, el gran tema del conjunto 3, 1-6 esla política, que ya se había 
desarrollado en el libro primero en las Odas 2, 12, 14, 35 y 37. Luego, 2, 1 comienza 
con el mismo tema y hace suponer que abarcará gran parte de ese libro. Sin embargo, 
como habíamos mencionado anteriormente, al final de esa oda el poeta le dice a su 
Musa que lo mejor será tratar otras cuestiones menos elevadas. En 2, 20, uno de los 
poemas públicos, se refiere a sí mismo como un poeta biforme (biformis… vates, 2-3). 
Witke cree que esa doble forma tiene que ver con la tensión entre lo público y lo 
29 
 
privado, con el cruce de poemas con temas políticos y de otros con asuntos personales54. 
Por este motivo, el autor agrupa las Odas 2, 19 y 2, 20 como representantes de esa 
tensión, ya que el primero es un poema privado y el segundo, como anunciamos, 
público; éste, además, funciona como epílogo del libro segundo y como prólogo de las 
“Odas romanas”. Por último, agregamos que ambas odas están escritas en estrofas 
alcaicas, que luego caracterizarán al conjunto en cuestión. 
La afirmación del párrafo anterior de que 2, 20 funciona como prólogo de las 
“Odas romanas” tal vez resulte extraña para aquéllos que leen ese ciclo de poemas de 
manera cerrada y consideran que el prólogo es, por ejemplo, toda la Oda 3, 1 o, más 
bien, los primeros cuatro versos de ese poema. Pero Witke sostiene que ese conjunto 
está enmarcado en otro mayor por odas que lo anuncian. No solo menciona la Oda 2, 
20, sino, también, las Odas 1, 35 y 3, 24, cuyas fechas de composición son muy 
tempranas: la primera sería del 26 a. C. y la segunda, del 28 o 27. 
La Oda 1, 35, al igual que las “Odas romanas”, está escrita en estrofas alcaicas, 
trata un tema público, menciona a Augusto (v. 29) y utiliza palabras que luego 
aparecerán en las “Odas romanas”, como por ejemplo Necessitas (17), vulgus infidum y 
iuventus (36). Por su parte, la Oda 3, 24 también está en estrofas alcaicas y es un poema 
público en el que se profundizan temas muy importantes tratados en 3, 1-6, como la 
codicia y la lujuria, presentadas especialmente en 3, 1, y la desmoralización sexual, 
tema central de la Oda 3, 6; nuevamente, es mencionada la Necessitas (6) y se alude a 
Augusto al preguntarse el poeta quién será el encargado de salvar al pueblo de esos 
males (25-30); por último, destacamos que, al igual que en las “Odas romanas”, el poeta 
se presenta como acompañante de ese salvador y, por tanto, es partícipe de la 
moralización de la sociedad, sobre todo de la juventud55: eradenda cupidinis / pravi 
sunt elementa et tenerae nimis / mentes asperioribus / formandae studiis (Carm. 3, 24. 
51-54) (“Han de ser borrados los elementos del perverso deseo y las mentes delicadas 
en exceso han de ser formadas con afanes más severos”). 
A priori, puede resultar extraño que Witke afirme que la Oda 3, 24 anuncia al 
conjunto de 3, 1-6, pues estas aparecen antes que aquella. Por un lado, como ya 
señalamos, él recuerda que la fecha de composición de la 3, 24 fue anterior a todas las 
demás; por otro lado, justifica su hipótesis al explicar que las “Odas romanas” están 
 
54 “Horacio es poeta de múltiples facetas” (Buisel 1998: 20). 
55 Sobre los destinatarios de la Oda 3, 1, Witke comenta: “It is the young to whom the poet 
speaks, those capable of implementing the vision which he mediates” (19). 
30 
 
enmarcadas por otras odas, es decir, que no solo las que aparecen antes las anticipan, 
sino que las que aparecen luego también lo hacen. Además, señala la cuestión 
numerológica, tan analizada en obras antiguas como las Églogas de Virgilio, pues desde 
la Oda 1, 35, que iniciaría ese marco, hasta llegar a la primera “Oda romana”, hay 
veintitrés odas, la misma cantidad que hay desde la 3, 1 hasta la 3, 24. Por último, 
Witke suma a este marco a la 1, 34 y a la 3, 25, ya que con ellas se estaría señalando 
nuevamente la tensión entre lo público y lo privado, pues la 1, 34, en la que Horacio 
presenta su inconstancia en el culto de los dioses, es considerada una oda de tema 
privado (1, 35, recordemos, público) y la 3, 25, en la que abandona el escepticismo de la 
1, 34 y se entrega al dios Baco, también es considerada una oda de tema privado (3, 24, 
público). 
La propuesta de Witke nos resulta sumamente interesante, pues al destacar este 
programa artístico de Horacio, que no solo se limita a las Odas 3, 1-6, sino que abarca 
muchas más, nos permite formular la hipótesis de que este poeta fue un constructor56, 
no de edificios ni de esculturas (si bien Witke señala cómo fue influenciado por la 
arquitectura), sino de un monumento mucho mayor como lo es su poesía57: 
 
Although the chief concern of the present study is to present ways of competently 
reading the Roman Odes, nevertheless this examination of their frame, rather like a 
study of the sculpture of the Vestals and sacrificial animal son the wings of the Ara 
Pacis Augustae, its lex arae, seeks to establish a general context for the leading features 
and functions of the central monument itself (18). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
56 Pasquali (1966) también alude a esta idea cuando compara el conjunto de las “Odas romanas” 
con un edificio, y lo diferencia, a la vez, de la estructura simple que tenían las elegías: “Chi 
potrà credere che l´antica elegia, così semplice nelle sue forme, presentasse già edifici tanto 
complicati?” (653). 
57 Lo mismo señala West (2002) en su comentario de la Oda 3, 30: “Horace may be hinting at 
the difference between his own monument and tombs being built for some contemporary 
Romans” (262). 
31 
 
Capítulo 3 
 Comentario de la Oda 3, 1 
 
Analizaremos la Oda 3, 1 de Horacio partiendo de la hipótesis de que presenta, 
aparentemente, dos dificultades para ser considerada parte del conjunto de las “Odas 
romanas”. La primera consiste en que esta oda, que abre el ciclo, parece separada de las 
otras cinco58, ya que en ella no es explícito el tema histórico-político. La segunda 
dificultad reside, particularmente, en la primera estrofa, pues, paradójicamente, esta sí 
es vista como cercana al resto de las otras cinco odas, pero a la vez se ve separada de las 
demás estrofas de la Oda 1. Así resume Cremona (1982) toda esta discusión: 
 
A differenza delle altre cinque odi, con le quali è congiunta a formare un ciclo, essa pare 
tutta concentrata nell´esperienza etica personale del poeta, come ribadisce l´ultima 
strofe (cur ualle permutem Sabina / diuitias operosiores?), al punto che è stata avanzata 
l´ipotesi che solo in un secondo momento la nostra ode sia stata messa in relazione con 
le altre del ciclo e a questo fine abbia subito un ampliamente con l´aggiunta dei primi 
quattro o addirittura del primi otto versi, in funzione di proemio (180). 
 
A continuación, se estudiará la unidad que consideramos presente tanto en virtud 
de la relación entre la Oda 1 y las otras “Odas romanas” como también de la relación 
entre la primera estrofa y el resto de las estrofas de la Oda 1. 
Sin embargo, antes de comenzar con el comentario, presentamos el texto de la 
oda en latín y nuestra traducción. 
 
3.1. Texto de la Oda 3, 1 en latín59 y traducción60 
 
Odi profanum vulgus et arceo; 
favete linguis: carmina non prius 
 audita Musarum sacerdos 
 virginibus puerisque canto. 
 
 
regum timendorum in proprios greges, 5 
reges in ipsos imperium est Iovis, 
 clari Giganteo triumpho, 
 cuncta supercilio moventis. 
 
Desdeño al vulgo profano y de él me aparto. 
Haced silencio: cantos nunca antes oídos, 
como sacerdote de las Musas, para las doncellas 
y para los muchachos canto. 
 
 
El imperio de los reyes temibles está sobre sus propios rebaños; 
sobre esos mismos reyes está el imperio de Júpiter, 
famoso por su triunfo contra los Gigantes, 
moviendo todo con su ceño.

Continuar navegando