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Caperucita Roja Narrador - Había una vez una niña llamada Caperucita Roja, quien recibió ese apodo porque desde pequeña le gustaba usar sombreros y capas de este color. Un día, su madre le preguntó: Madre - Querida, tu abuela está enferma, entonces preparé esos dulces y frutas que están en la canasta. ¿Podrías llevarlo a su casa? Caperucita- Por supuesto, mamá. ¡La casa de la abuela está muy cerca! Madre- Pero ten mucho cuidado. No hables con extraños, no digas a dónde vas ni te detengas por nada. Ve por el camino del río, como escuché que hay un lobo muy malo en el camino del bosque, devorando a cualquiera que pase. Caperucita Roja - ¡Está bien, mamá, voy por el camino del río y lo haré todo bien! Narrador- Y así fue. O casi, porque la niña estaba recogiendo flores en la canasta para su abuela, y se distrajo con las mariposas, saliendo del camino del río, sin darse cuenta. Narrador: Caperucita Roja ni siquiera se dio cuenta de lo cerca que estaba el lobo... Nunca antes había visto un lobo, y mucho menos un lobo mau. Se sobresaltó cuando escuchó: Lobo - ¿Adónde vas, niña? Caperucita Roja - Voy a casa de mi abuela, que vive en la casa a la vuelta del río. ¿Y quien eres tu? Narrador- El lobo respondió: Lobo: soy un ángel del bosque y estoy aquí para proteger a los niños como tú. Caperucita - ¡Ah! ¡Que bien! Mi mamá dijo que no hablemos con extraños, y también dijo que hay un lobo mau caminando por aquí. Lobo - Está bien puedes seguir tranquila, yo me adelantaré y me encargaré de todo en el camino. Caperucita Roja - Muchas gracias, ángel. De esa manera, mamá ni siquiera necesita saber que accidentalmente tomé el camino equivocado. Narrador: Entonces el lobo caminó hacia adelante. Narrador- Llegando a la casa de la abuela, el lobo, haciéndose pasar por Caperucita Roja, tocó a la puerta: Lobo - ¡Abuela, soy yo, Caperucita Roja! Abuela - Puedes pasar, mi nieta. Narrador: Tan pronto como el lobo entró, atrapó a la abuela dentro del armario y se acuesto en su lugar. Narrador- Llegando a la casa de la abuela, Caperucita Roja toca la puerta: Caperucita Roja - ¡Abuela, soy yo, Caperucita Roja! Lobo- Puedes pasar, mi nieta. Narrador- La niña pensó que su abuela estaba realmente enferma, por no levantarse y abrir la puerta. Y hablando con esa extraña voz... Caperucita Roja - Traje estas flores y los dulces que hizo mamá. Quiero que te recuperes pronto, abuela, y que recuperes tu vieja voz. Lobo- Gracias mi nieta Caperucita Roja - Abuela, te ves tan diferente: ¿por qué esos ojos tan grandes? Lobo- - Es para mirarte mejor, nieta mía. Caperucita Roja - Pero, abuela, ¿por qué una nariz tan grande? Lobo- - Es para oler mejor, nieta mía. Caperucita Roja - Pero, abuela, ¿por qué esa boca tan grande? Lobo - ¿De verdad quieres saber? Es para comerte!!!! Caperucita - ¡Guau! ¡Ayuda! ¡Es el lobo! Narrador- La niña salió corriendo gritando, con el lobo corriendo justo detrás de ella. Por suerte, un cazador pasaba justo a tiempo y escuchó los gritos. Narrador- Y rápidamente, ató al lobo, muy fuerte para que no se escapara. Todos estaban a punto de celebrar, cuando Caperucita Roja dijo: Caperucita Roja - Creo que el lobo se comió a mi abuela. Cazador - No te desesperes, pequeña. Creo que puedo escuchar a tu abuela golpeando y gritando, a ver... Narrador: el cazador abrió la puerta del armario y soltó a la abuela. - ¡Viva! ¡Abuela! ¡Viva! ¡Abuela! Narrador- Caperucita Roja aprendió que siempre debemos escuchar los consejos de mamá y no hablar con extraños. Y todos celebraron la libertad conquistada, hasta la abuela, se fue de juerga.
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