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1 - Linguistica - Unidad 1, 2, 3, 4 y 5 - 2022

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Lingüística y 
Discursividad Social
Unidad 1, 2, 3, 4 y 5
3-Benveniste- La filosofía analítica y el lenguaje. Pág 17 a 22.
4-Bourdieu-El lenguaje autorizado. . Pág 23 a 28.
5-Searle-¿Qué es un acto de habla?. Pág 29 a 38.
Unidad 2:
1 -Bajtin, M. -El problema de los géneros discursivos. Pág 39 a 50.
2-eros, E.-El sujeto cultural. De E. Benveniste a J. Lacan. Pág 51 a 62.
3-Silvestre-La organización semiótica de la conciencia. Pág 63 a 78.
4-Voloshinov, V.-Interacción verbal en El signo ideológico.... Pág 79 a 88. 
Unidad 3: 
1 -Benveniste, E.-De la subjetividad en el lenguaje. Pág 89 a 94. 
2-Benveniste, E.-El aparato formal de la enunciación. Pág 95 a 100.
3-Benveniste, E.-El lenguaje y la experiencia humana. Pág 101 a 106.
4-Bourdieu, P. Cómo se forma la opinión pública. Pág 107 a 110.
5-Bourdieu, P. La opinión pública no existe. Pág 111 a 114.
6-Chomsky, N. Notas sobre el problema de Orwell. Pág 115 a 120.
7 -jakobson, R. Dos tipos de lenguaje y dos tipos de trastornos afásicos. Pág 121 a 124.
8-Todorov, T. Sinécdoques. Pág 125 a 134.
Unidad 4:
1 - Benveniste - Naturaleza del signo lingüístico. Pág 135 a 158.
2 - Saussure - Curso de lingüística general. Pág 159 a 188.
3 - Todorov - Lo simbólico en Saussure. Pág 189 a 198.
Unidad 5:
1 - Chomsky - El conocimiento del lenguaje. Pág 199 a 230.
2 - Chomsky - Naturaleza humana: justicia vs poder. Pág 231 a 240.
3 - Lorenzo Gonzalez - El tercer factor. Pág 241 a 248.
4 - Lorenzo Gonzalez - Devo-Darwinismo. Pág 249 a 262.
Índice
Unidad 1: 
1 -Austin -Conferencia VIII. Como hacer cosas con palabras. Pág 1 a 9. 
2-Austin-Emisiones realizativas. Pág 7 a 16.
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CONFERENCIA VIII 
Al embarcarnos en el programa de encontrar una lista de verbos realizativos 
explícitos, tuvimos la impresión de que no iba a ser siempre fácil distinguir las 
expresiones realizativas de las cónstatativas. Por lo tanto, nos pareció conveniente 
volver por un momento a cuestiones fundamentales, esto es, a'tonsiderar desde la 
base en cuántos sentidos puede entenderse que decir algo es l}acer algo, o que al 
decir algo hacernos algo e, incluso, que porque decimos a:Jgo hacernos algo. 
Comenzarnos distinguiendo todo un grupo de sentidos de "ha�er algo", todos los 
cuales quedan incluidos en la afirmación obvia de que decir algo es, en sentido 
normal y pleno, hacer algo. Esto incluye la emisión de ciertos ruidos, la de ciertas 
palabras en una determinada construcción y con un cierto "significado" en la 
acepción filosófica preferida del término, esto es, con una referencia y un sentido 
determinados. 
Uarno al acto de "decir algo", en esta acepción plena y normal, realizar un 
acto locucionario (locutionanJ act) y denomino al estudio de las expresiones, en esa 
medida y en esos respectos, estudio de las locuciones, o de las unidades completas 
del discurso. Nuestro interés en el acto locucionario radica principalmente, por 
supuesto, en poner totalmente en claro en qué consiste el misrnp, para distinguirlo 
de otros actos de los que vamos a ocuparnos de manera prinqpal. Quiero añadir 
simplemente que si nos propusiéramos examinar el terna en sí mismo seria sin 
duda necesario y posible hacer un análisis mucho más fino. Este análisis reviste 
gran importancia no sólo para los filósofos sino también, entre otros, para los 
gramáticos y los lingüistas. 
Hemos distinguido entre el acto fonético, el acto "fático" y el acto "rético". 
El acto fonético consiste,rnerarnente en la emisión de ciertos ruidos. El acto "fático" 
consiste en la emisión de ciertos términos o palabras, es decir, ruidos de ciertos 
tipos, considerados corno pertenecientes a un vocabulario, y er[ euanto pertenecen 
a él, y corno adecuados a cierta gramática, y en cuanto se adecitan a ella� El acto 
"rético" consiste en realizar el acto de usar esos términos con hn cierto sentido y 
referencia, más o menos definidos. Así, "X dijo 'el gato está sobre el felpudo"', 
registra un acto "fático", mientras que "X dijo que el gato estal:¡a sobre el felpudo" 
registra un acto "rético". Las siguientes parejas de expresiones ejemplifican ese tipo 
de contraste: 
162/ 
"X dijo 'estaré en tu casa'", "X dijo que estaría en mi casa"; 
"X dijo 'vetf!'; "X dijo que me fuera"; 
"X dijo: '¿está en Oxford o en Cambridge?"'; "X preguntó si estaba en 
Oxford o en Cambridge". 
En relación con esto, y aunque. ello nos lleva más allá de lo que nuestro 
interés especifico requiere, haré algunas observaciones generales dignas de ser 
tenidas en cuenta: 
1) Es obviq que para realizar un acto "fático" tengo que realizar un acto 
fonético, o, si se pte�ere, al realizar uno estoy realizando el otro. (Esto no, significa, 
sin embargo, que los actos "fáticos" sean una subclase de los fonéticos, esto es, que 1 
pertenezcan a la pase de estos últimos.) Pero la afirmación conversa no es 
verdadera, porque, aunque un mono haga un ruido que suene exactamente igual 
que la palabra "voy", eso no es un acto "fático". 
2) Es obviq que. al definir el acto "fático" agruparnos dos cosas: el 
vocabulario y la gramática. Así, no hemos dado un nombre . especial a la persona 
que expresa, por ejemplo, "gato concienzudamente el entonces" o "los inidosos 
tringles fragaron" .· Otro punto que se presenta, además del de la gramática y el del 
vocabulario, es el de la entonación. 
3) El acto "f�tico", sin embargo, corno el fonético, es esencialmente imitable, 
reproducible (inclitso en su entonación, muecas, gesticulaciones, etc.). Se puede 
imitar no solamente el enunciado entre comillas "su cabello es rubio natural", sino ill! 
el hecho más complejo de que ese enunciado fue dicho de la siguiente manera: "su 
cabello es rubio natwal" (sonrisa irónica). 
Este es el u.So de "dijo" seguido o precedido de una expresión entre comillas 
que aparee� en lé1s rtovelas: toda expresión puede ser exactamente reproducida 
entre comillas, o eqtre comillas precedida de "él dijo" o, más a menudo, seguida de 
"dijo ella", etcéter�.' 
Pero el acto "rético" es el que registrarnos, en el caso de aserciones, diciendo 
"él dijo que el gatp estaba sobre el felpudo", "dijo que se iría", "dijo que me tenía 
que ir" (sus palabras fueron "tienes que irte"). Este es el llamado "discurso in­
directo". Si el sentido o la referencia no han sido entendidos con claridad, entonces 
toda la expresión, ? parte de ella, tienen que ir entre comillas. Así, podria decir "X 
dijo que fuera a ver al 'ministro' pero no dijo a qué ministro", o "dije que X se 
estaba comportando mal y él me contestó que 'mientras más alto uno sube menos 
es"'. Sin embargo, no siempre podernos usar "dijo que" con comodidad: si se ha 
usado el modo imperativo diríamos "indicó", "aconsejó" o frases equivalentes. 
Compárese "dijo cÍue" con "presentó sus disculpas", "dio las gracias", etcétera. 
1631 1
Añadiré una cosa más a propósito del acto "rético". El �entido y la referencia 
(nombrar y referirse), son en sí actos accesorios realizado� al realizar el acto 
"rético". Así, podemos decir "usé 'banco' con el significado de ... ", y también 
"cuando dije 'él' me estaba refiriendo a ... " ¿Podemos realizar tm acto "rético" sin 
hacer referencia a algo o alguien o sin nombrarlo? En general parecería que la 
respuesta es negativa, pero hay casos desconcertantes. ¿Cuál es la referencia en el 
caso de "todos los triángulos tienen tres lados?" En forma correspondiente, resulta 
claro que podemos realizar un acto "fático" que no sea un acto "rético", aunque no 
a la inversa. Así, podemos repetir las observaciones de otro, o mascullar alguna 
oración, o podemos leer una frase en latín sin conocer el significado de las 
palabras. 
· 
Aquí no nos interesan mucho cuestiones como la de saber cuándoun pheme 
o un rheme es el mismo, sea en el sentido del "tipo" o del "caso concreto" (token), ni 
si hay uno o más phemes o rhemes, etc. Pero, por supuesto, es importante recordar 
que el mismo pheme (ejemplo concreto del mismo tipo) puede ser usado en 
distintas ocasiones de expresión con un sentido o referencia diferentes. Y ser así un 
rheme diferente. Cuando se usan phemes distintos con el mismo sentido y referencia, 
podríamos hablar de actos "réticamente" equivalentes (en cierto sentido, el 
"mismo enunciado") pero no del mismo rheme o de los mismos actos "réticos" (que 
son el mismo enunciado en otro sentido, que importa el riso de las mismas 
palabras). 
El pheme es una unidad de lenguaje (language); su deficiencia típica es la de 
carecer de sentido. Pero el rheme es una unidad del habla (s¡Yeech); su deficiencia 
típica es ser vago o vacuo u oscuro, etcétera. 
' 
Pero aunque estas cuestiones tienen mucho interés, ellas no arrojan luz 
alguna sobre nuestro problema que consiste en distinguir, como cosas opuestas, l¡;¡. 
expresión constatativa y la expresión realizativa. Por ejÉ!ínplo, podría . ser 
perfectamente posible, con respecto a una expresión, v.gr.: "está por atacar", que 
. • 1 
tuviéramos completamente en claro "qué estamos diciendo" al emitirla, en todos 
los sentidos que acabamos de distinguir, y sin embargo qqe no tuviéramos en 
absoluto en claro si al emitir la expresión se estaba realizanqo o no el acto de ,, ' 
advertir, o el que fuere. Puede ser perfectamente claro lo que qUiere decir "está por 
atacar" o "cierre la puerta", pero puede faltar claridad acerca i:Ie si la expresión fue 
formulada como un enunciado o una advertencia, etcétera. 
Podemos decir que realizar un acto locucionario es, én general, y eo ipso, 
realizar un acto ilocucionario- (illocutionary act), como propong� denominarlo. Para 
determinar qué acto ilocucionario estamos realizando, tenemos que determinar de 
qué manera estamos usando la locución: 
preguntando o respondiendo a una pregunta 
164/ 
dando alguna información, o dando seguridad, o formulando una advertencia 
anunciando un veredicto o un propósito dictando sentencia 
concertando tina entrevista, o haciendo una exhortación o una crítica 
haciendo una identificación o una descripción 
y muchos otros semejantes. (No estoy sugiriendo, en modo alguno, que esta sea 
una clase claramente definida.) No hay nada misterioso aquí acerca Cle nuestro eo 
ipso. La dificultad radica más bien en el número de sentidos distintos de una 
expresión tan vaga como "de qué manera estamos usando" la locución. Esto se 
puede .referir también al acto locucionario y, además, a los actos perlocucionarios 
que mencionaremos un poco más adelante. Cuando realizamos un acto 
locucionario, usamos el habla; pero, ¿en qué modo preciso la estamos usando en 
esta ocasión? Porque hay muchísimas funciones o maneras en que usamos el 
lenguaje, y constituye una gran diferencia para nuestro acto en algún sentido 
sentido (B)1- de qué manera y en qué sentido la estábamos "usando" en esta 
ocasión. Es muy diferente que estemos aconsejando, o meramente sugiriendo, o 
realmente ordenando, o que estemos prometiendo en un sentido estricto o sólo 
anunciando una vaga intención, etc. Estas cuestiones entran un poco, y no sin 
confusión, en el terreno de la gramática (ver anteriormente), pero constantemente 
las discutimos preguntando si ciertas palabras (una determinada locución) tenían la 
fuerza de una pregunta, o debían haber sido tomadas como una apreciación, etcétera. 
Expresé que realizar un acto en este nuevo sentido era realizar un acto 
"ilocucionario". Esto es, llevar a cabo un acto al decir algo, como cosa diferente de 
realizar el acto de decir algo. Me referiré a la doctrina de los distintos tipos de 
función del lengu�je que aquí nos ocupan, llamándola doctrina de las "fuerzas 
ilocucionarias". 
. Puede decirse que durante demasiado tiempo los filósofos han desatendido 
este estudio y tratado todos los problemas como problemas de "uso (usage) 
locucionario". Puede decirse también que la "falacia descriptiva", mencionada en 
la Conferencia I, surge comúnmente como consecuencia de confundir un problema 
del primer tipo cdn uno del segundo. Es cierto que estamos librándonos de esa 
• 1 
confusión; desde hace algunos años venimos advirtiendo cada vez con mayor 
claridad que la ocasión en que una expresión se emite tiene gran importancia, y 
que las palabras usadas tienen que ser "explicadas", en alguna medida, por el 
"contexto" dentro del cual se intenta usarlas o fueron realmente usadas en un 
intercambio lingüístico. Sin embargo quizá, todavía, nos sentimos demasiado 
inclinados a explicar estas cosas en términos del "significado de las palabras". Es 
cierto que también podemos hablar de "significado" para referimos a la fuerza 
1 ver infra, págs. 66-67. 
1651 2
ilocucionaria: "sus palabras tuvieron el significado de una ord�", etc. Pero deseo 
distinguir fuerza y significado, entendiendo por·este último sentido y referencia, tal 
como ha llegado a ser esencial distinguir sentido y referencia dentro del 
significado. 
Además, aquí tenemos un ejemplo de los diferentes usos de la expresión 
"usos del lenguaje", o "uso de una oración", etc. "Uso" es una palabra demasiado 
amplia, incurablemente ambigua, tal como lo es la palabra ."significado", que 
muchos no toman hoy con seriedad. Pero "uso", su reemplazarj.te, no está en una 
posición mucho mejor. Podemos poner totalmente en claro cuál ha sido el "uso de 
una oración" en una· ocasión particular, en el sentido de acto locU.cionario, sin tocar 
siquiera el problema de su uso en el sentido de acto ilocucionario. 
Antes de seguir afinando esta noción del acto ilocucionqrio, contrastemos el 
acto locucionario y el acto ilocucionario, por un lado, con un tercer tipo de acto, 
por otro. 
Hay un tercer sentido (C), según el cual realizar un acto locucionario, y, con 
él, un acto ilocucionario, puede ser también realizar un ad:o de otro tipo. A 
menudo, e incluso normalmente, decir algo producirá cierj:as consecuencias o 
efectos sobre los sentimientos, pensa$entos o acciones del a1.1ditorio, o de quien 
emite la expresión, o de otras persorí�, Y es posible que al decir algo lo hagamos 
con el propósito, intención o designio de producir tales efectos. Podemos decir 
entonces, pensando en esto, que quien emite la expresión ha realizado un acto que 
puede ser descripto haciendo referencia meramente oblicu� (C.a), o bien no 
haciendo referencia alguna (C.b), a la realización del acto locucipnario o 
ilocucionario. Uamaremos a la realización .de un acto de este tipo la realización de 
un acto perlocucionario o perlocución. Por ahora no definiremos esta idea con más 
cuidado -por cierto que lo necesita- sino que nos limitaremos a dar ejemplos: 
Ejemplo 1: 
Acto (A) o Locución 
Él me dijo "déselo a eJ.la", queriendo decir con "déselo", déselo, y refiriéndose con 
"ella" a ella. 
Acto (B) o llocución 
Me aconsejó (ordenó, instó a, etc.) que se lo diera a ella 
Acto (C.a.) o Perlocudón 
Me persuadió que se io diera a ella 
Acto (C.b.) 
Hizo (consiguió) que se lo diera a ella 
166/ 
Ejemplo 2: 
Acto (A) o Lpcución 
Me dijo: "No �uedes hacer eso" 
Acto (B) o llocución 
Él protestó porque me proponía hacer eso 
Acto (C.a.) o Perlocución 
Él me contuvo 
Él me refrenÓ 
Acto (C.b.) 
Él me volvió a la realidad 
Él me fastidió 
De modo shnilar podemos distinguir el acto locucionario "dijo que ... ", el 
acto ilocucionario "sostuvo que ... ", y el acto perlocucionario "me convenció de 
que ... ". 
Veremos que los efectos o consecuencias de las perlocuciones son realmente 
consecuencias, que no incluyen efectos convencionales tales como, por ejemplo, el 
hecho de que el que emite la expresión queda comprometido por su promesa (esto 
corresponde al acto ilocucionario). Quizá sea menester hacer algunas distinciones, 
puesto que clarrupente existe una diferencia entre lo que consideramos la 
producción real de efectos realesy lo que consideramos como meras consecuencias 
convencionales. Volveremos sobre el particular más adelante. 1 , 
Hemos dist;inguido, pues, en forma gruesa, tres tipos de actos: el 
locucionario, el ilocucionario y el perlocucionario2• Agreguemos algunas 
observaciones generales sobre estas tres clases, sin precisar demasiado, por ahora, 
la distinción entre eÜas. Las tres primeras observaciones se referirán nuevamente a 
la expresión "el usd del lenguaje". 
1) En esb1s conferencias nuestro interés consiste esencialmente en 
aprehender el acto ilocucionario y en contrastarlo con los otros dos. Hay una ten­
dencia constante en filosofía a pasar por alto este tipo de acto asimilándolo a 
alguno de aquellos otros dos. Sin embargo es distinto de ambos. Hemos visto ya 
2 [Aquí se lee en el manuscrito una nota escrita en 1958, que dice: "(1) Todo esto no está claro (2) y 
en todos los sentidos relevantes (A) y (B) como cosas distintas a (C) todas las expresiones ¿no serán 
realizativas?"] J. O. U. 
1671 3
cómo las expresiones "significado" y "uso de una oración" pueden hacer borrosa la 
diferencia entre los actos locucionarios e ilocucionarios. Advertimos ahora que . 
hablar del "uso" del lenguaje puede, de igual modo, hacer borrosa la distinción 
entre el acto ilocucionario y el perlocucionario. Por ello los distinguiremos coJ) más 
cuidado dentro de un momento. Hablar del "uso del 'lenguaje' para prometer o 
advertir", parece exactamente igual a hablar del "uso del'lengtiaje' para persuadir, 
excitar, alarmar, etc." Sin embargo, el primer tipo de "uso", puede, para decirlo sin 
mayor precisión, ser considerado convencional, en el sentido de que por lo menos es 
posible explicarlo mediante la fórmula realizativa, cosa que no ocurre con el 
último. Así, podemos decir "te prometo que" o "te advjerto que", pero no 
podemos decir "te persuado que" o "te alarmo que". Además, podemos poner 
totalmente en claro si alguien estaba o no recomendando algo sin tocar la cuestión 
de si estaba o no persuadiendo a su interlocutor. 
2) Pai:a dar un paso más, aclaremos que la expresión "uso del lenguaje" 
puede abarcar otras cuestiones además de los actos ilocucionarios y 
perlocucionarios. Por ejemplo, podemos hablar del "uso del lenguaje" para algo, 
por ejemplo, para bromear. Y podemos usar "al" de una m<mera que difiere en 
mucho del "al" ilocucionario, como cuando afirmamos que "¡:¡1 decir 'p' yo estaba 
bromeando", o "representando un papel" o "escribiendo poesía". O podemos 
hablar de un "uso poético del lenguaje" como cosa distinta deÍ "uso del lenguaje en 
poesía". Estas referencias al "uso del lenguaje" nada tienen que ver con el acto 
ilocucionario. Por ejemplo, si digo "ve a ver si llueve", puede. ser perfectamente 
claro el significado de mi expresión y también su fuerza, pero p�eden caber dudas 
muy serias acerca de estos otros tipos de cosas que puedo estar haciendo. Hay usos 
"parásitos" del lenguaje, que no son "en serio", o no constituyen su "uso normal 
pleno". Pueden estar suspendidas las condiciones normales de referencia, o puede 
estar ausente todo intento de llevar a cabo un acto perlocticionario típico, todo 
intento de obtener que mi interlocutor haga algo. Así, Walt Whitman no incita 
realmente al águila de la libertad a remontar vuelo. 
· 
3) Además, puede haber cosas que "hacemos" en alguna conexión con el 
decir algo, sin que la situación quede exactamente inclUida, por lo menos 
intuitivamente, en ninguna de estas clases que hemos 4elfm.itado en forma 
aproximada, o también que parezca quedar vagamente incl�da en más de una. 
Pero, de todas maneras, no vemos aquí desde un principio q�e las cosas estén tan 
alejadas de nuestros tres tipos de actos como lo está el bromear o el escribir poesía. 
Por ejemplo, insinuar, como cuando insinúo algo al emitir un\} cixpresión o porque 
emito una expresión. Esto parece suponer alguna convención, tal como ocurre con 
los actos ilocucionarios, pero no podemos decir "yo insinúo .. ,,., pues el insinuar, al 
• Aquí "insinuar" no está usada en el sentido -quizás "incorrecto"- de "hacer tímidamente una 
168/ 
igual que el dar a entender, parece ser el efecto de cierta habilidad, más que un 
mero acto. Otro ejemplo es el de demostrar o exteriorizar emociones. Podemos 
exteriorizar emoción al emitir una expresión o porque la emitimos, como cuando 
insulta.nios; pero tampoco hay aquí cabida para fórmulas realizativas ni para los 
restantes recursos de los actos ilocucionarios. Podemos decir que en muchos casos 
usamos el insultar para dar rienda suelta a nuestros sentimientos. Debemos 
advertir que el ap:o ilocucionario es un acto convencional; un acto hecho de 
conformidad con uÍla convención. 
4) Puesto que los actos de los tres tipos consisten en la realización de 
acciones, es neces�o que tomemos en cuenta los males que pueden afectar a toda 
acción. Tenemos que estar siempre preparados para distinguir. entre "el acto de 
hacer x", esto es, de lograr x, y "el acto de intentar hacer x". Por ejemplo, tenemos 
que distinguir enhe prevenir e intentar prevenir. Aquí cabe esperar infortunios. 
Los próximos tres puntos se presentan principalmente porque nuestros 
actos son actos. 
5) Puesto que nuestros actos son actos, siempre tenemos que recordar la 
distinción entre producir consecuencias o efectos queridos o no queridos. Debemos 
tener presente, en conexión con esto, (i) que aunque el que usa una expresión se 
proponga alcanzar con ella un cierto efecto, éste puede no ocurrir, (ü) que aunque 
no quiera producirlo o quiera no producirlo, el efecto puede sin embargo ocurrir. 
Para hacemos cargó de la complicación (i) invocamos, como ya ló hemos hecho, la 
distinción entre intento y logro; para hacemos cargo de la complicación (ü) 
invocamos los recursos lingüísticos normales para rechazar nuestra responsa­
bilidad (v.gr.: mediante formas adverbiales como sin intención", y análogas), 
disponibles para riso personal en todos los casos de realización de acciones. 
6) Además, debemos admitir, por supuesto, que nuestros actos, en cuanto 
tales, pueden ser cosas que en realidad no hemos hecho, en el sentido de que las 
hemos realizado por la fuerza o de alguna otra manera característica. En el punto 
2) hemos aludido a otros casos en los que podemos no haber hecho plenamente la 
acción. 
7) Por último, tenemos que hacemos cargo de una objeción acerca de 
nuestros actos ilocucionarios y perlocucionarios -a saber, que la noción de acto no 
es clara- mediante una doctrina general de las acciones. Tenemos la idea de que 
un "acto" es una cosa física determinada, que se distingue tanto de las 
convenciones como de las consecuencias. Pero 
a) el acto ilocucionario, y aun el acto locucionario, suponen convenciones. 
Consideremos el caso de rendir pleitesía. Algo constituye un acto de pleitesía 
proposición", sino en el sentido del diccionario: "dar a entender una cosa, no haciendo más que 
indicarla o apuntarla ligeramente". Es en este sentido que no podemos decir "Yo insinúo ... " (T.) 
169/ 4
porque es convencional, y sólo se lo lleva a cabo así porque es convencional. 
Compárese la distinción entre dar un puntapié a una pared y pátear un tiro libre en 
el fútbol. 
b) El acto perlocucionario puede incluir lo que en cierto modo son 
consecuencias, como cuando decimos "porque hice x hice y" (en el sentido de que 
como consecuencia de hacer x hice y). Siempre introducimos aquí un tramo mayor 
o menor de "consecuencias", algunas de las cuales pueden ser "no intencionales". 
La expresión "un acto" no es usada, en inodo alguno, para aludir únicamente al 
acto físico mínimo. El hecho de que podemos incluir en el acto mismo un tramo 
indefinidamente largo de lo que podría también llamarse "consecuencias" de él es, 
o debiera ser, un lugar común fundamental de la teoría de nuestro lenguaje acerca 
de toda "acción" en general. Así, si se nos pregunta, "¿qué es lo que hizo él?", 
podríamos contestar cualquiera de estas cosas: "mató un burro", o "disparóun 
arma de fuego", o "apretó el gatillo", o "movió el dedo que estaba en el gatillo", y 
todas pueden ser correctas. Si en tales casos mencionamos tanto un acto B (ilocución) 
como un acto C (perlocución), diremos que "por (que) hizo B hizo C" y no "al 
hacer B ... " Esta es la razón para llamar a C un acto perlocucionario como cosa 
distinta de un acto ilocucionario. 
En la próxima conferencia volveremos a ocuparnos de la distinción entre 
nuestros tres tipos de actos, y de las expresiones "al hacer x e¡;¡toy haciendo y", y 
"por(que) hago x estoy haciendo y". Nos guiará el propósito de obtener mayor 
claridad respecto de las tres clases y de los casos que son o no son miembros de 
ellas. Veremos que tal como el acto locucionario, para ser compieto, abarca la reali­
zación de mucl1as cosas a la vez, así puede ocurrir con los actos ilocucionarios y 
perlocucionarios. 
/70/ 
5
6
-r . r- ---··-- · 
EMISIONES REALIZATIV AS 
J L ALISllN 
Tienen ustedes inás que derecho a no saber lo que significa la pa­
labra «rcalizativo» 1.�s una palabra nueva y una palabra fea. y acaso 
no signifique nada qf!masiado. Pero en cualquier caso hay algo en su 
favor. que no es u�� palabra profunda. Recuerdo que una vez. cuan­
do yo había hablado de este tema. alguien dijo después: <<Sabes. no 
tengo la menor ide� de lo que quiere decir. a menos que pudiera ser 
que simplemente q'uiera decir lo que dice » Pues bien. esto es lo que 
• '1 • . me gustana querer aectr 
Consideremos primero cómo surge este asunto No tenemos que 
retroceder muy lejos en la historia de la filosofía para encontrar filó­
sofos dando por sen�ado como algo más o menos natural que la única 
ocupación, la única ocupación interesante, de cualquier emisión -es 
decir, de cualquier cosa que decimos- es ser verdadera o al menos 
falsa. Naturalmente, siempre han sabido que hay otros tipos de cosas 
que decimos --cosas como imperativos, las expresiones de deseos, y 
exclamaciones- algunas de las cuales han incluso sido clasificadas 
por los gramáticos.' aunque tal vez no era demasiado fácil decir siem­
pre cuál era cuáL Pero con todo, los filósofos han dado por sentado 
• Versión castellana de Alfonso Garcla Suárcz. 
Traduzco wrermrce co�o «emisión» y performmil•e como «rcalizativo.. La alterna· 
tiva de traducir la prim�ta como ucxprcsión» -tal como hacen G. lt Carrió y E A 
l'tabossi en Fnlabms .1' acciones, Paidós, Buenos Aires, 1971 (traducción de las confc· 
rcncias de Austin Ho11' i� clo Tlrirrgs with Worcls)- no me parece aceptable porque 
prefiero reservar esta r,alabra para pirrase: segmento lingüístico que no llega a ora· 
ción: i e , lo que los grarniÍ!icos europeos llaman sintagma Tampoco •<locución» pare­
ce adecuada porque Al!slin la utiliza, en Palabras y acciorres, para referirse al contcni· 
do de un acto locucionario. uEmisión» goza adcm¡is de la ventaja -de la que carece 
«locución�>- de tener asociado el verbo emitir, correspondiente al inglés ro rmer En 
cambio la traducción de Carrió y l'tabossi de perfomuuil•e por •<realizativo» me parece 
perfecta y preferible a la alternativa «ejecutivo" La razón es que «rcalizativo .. es un 
neologismo sobre la base de palabras ya en uso: urcalizar» y urcalización•• -<lcl 
mismo modo que performtllii'C cs. como dice Austin, una nueva y fea palabra sobre la 
base de perform y performn11ce- «Ejecutivo, equivaldría en cambio .. a e:rewtil'e 
(cfr.. «poder ejecutivo») (N ele/ T:) 
[415] 7
416 LA BLJSQLIED:\ DEL SIGNIFICADO 
que las únicas cosas en las que esuin interesadós �on las emisiones 
que registran hechos o que describen situaciones con verdad o con 
falsedad . . En los tiempos rc.:cientes este tipo de posttira ha sido put:sto 
en duda -en dos etapas. creo yo-- Lo primero qe todo la gente co­
menzó a decir: «Está bien. si estas cosas son verdaderas o falsas debt: 
ser posible decidir qué son. y si no podemos decidir qué son no son 
nada buenas sino que son. en resumen. sinsentidos , Y esta nueva 
postura hizo muchísimo bien: una gran cantidad qe' cosas que proba­
blemente son sinsentidos se descubrieron como tales Sin embargo. 
no creo que sea cierto que se hayan clasificado adf!2uadmnente todos 
los tipos de sinsentido. y tal vez algunas cosas que han sido rechaza­
das por sinsentidos no lo sean realmente; pero coÓ todo este movi­
miento, el movimiento verificacionista. fue. a su rrlunera. excelente. 
Con Toaa;·llc.gümas· erúonces ií'Tii- segunda b�upa. Después dt: 
todo. ponemos unos límites a la cantidad de sinsep'�ido que decimos, 
o al menos a la cantidad de sinsentido que estamos qispuestos a admi­
tir que decimos; y así la gente comenzó a preguntarse si después de 
todo algunas de las cosas que, tratadas comq enunciados .. estaban en 
peligro de ser rechazadas como sinsentidos fuerdh después ele todo 
realmente propuestas como enunciados. l��Q.JtqQlli!.!l.t..!!!..Y.C.�llQ..Pr�­
tender registrar hechos sino influir en la gente de esta o aquella ma­
nera. o dar rienda sueltl.l a·nrs·emócióiies de· esta ó·aqüella·mane'fa? o 
tal vez en cualquier caso algunos elementos de ·estas emisiones reali­
zaban esas funciones, o, por ejemplo, llamaban la atención de alguna 
forma (sin registrarlo efectivamente) hacia algún rasgo importante 
de las circunstancias en que la emisión se hacía. Sobre estas líneas la 
gente ha adoptado ahora un nuevo eslogan, el eslogan de los «dife­
rentes usos del lenguaje». La vieja postura, la vieja postura enuncia� 
tiva-;·es-incliisiflliirrüida a veces una falacia. la ftilacia descriptiya:. 
Ciertamente hay una gran cantidad de usos aéneñgtúJ.je."Es más 
bien una pena el que la gente tienda a invocar un nuevo uso del len­
guaje siempre que se sienten inclinados a hacerlo, para que les ayude 
a salir de este, de aquel o del otro bien conocidq enredo filosófico; 
necesitamos más de un entramado en el que discutir estos usos del 
lenguaje; y también creo que no debiéramos desesperarnos tan fácil­
mente y hablar, como tiende a hacer la gente, de !o� infinitos usos del 
lenguaje .. Los filósofos hacen esto cuando han enumerado tantos 
como, digamos, diecisiete; pero i.nf!�@. .. S.!.h.�Ql�_s_E __ jl._��� diez .!_Tlil usos 
df!.l.leng!l_!!J��. segu�().9.l:l.� pgdríamos enumerarlqsJQd_Q_�_'=.on tiemp·a-: 
Esto, después detodo, no es mayor que el número de especiesoee·s,_ 
carabajo que Jos entomólogos se han tomado la inplestia de enume­
rar. Pero sean cuales fueren los defectos de cualquiera de ambos mo­
vimientos -el movimiento «Verificacionista)) o el movimiento del 
«USO del lenguaje>>-, en cualquier caso han dado lugar, nadie podría 
negarlo, a una gran revolución en filosofía y. dirían muchos, la más 
EMISIONES REr\LIZ:\TIV:\S 417 
saludable t:n sti historia (Una prettnsión. si se punm u pc:-nsarh no 
muv inmodesta. ) 
· ·Pues bien. es una de esas suertes de uso dd lenguajt: la que quiero examinar aquí Quiero discutir un tipo de emisión que part:ce un enunciado y supongo que gramaticalmente sería clasificada como un>· un· enunciado que no es carente de sentido. y sin embargo no es vt:r­
dadera o falsa. fStas no van a ser emisiones que contienen verbos cu­
riosos como «ptidon o «podría, .. o palabras curiosas como .. hu e rHl.". 
que muchos filosofas consideran hoy en día sencillamente como sc­
i1ales peligrosas Serán emisiones perfectamt:ntt: claras. con wrbos 
corrientes en ptirilera persona del singular del prest:nte de indicativo 
ele la voz activa. y no obstante veremos de inmediato que no tienen la 
posibilidad de ser verdaderas o falsas Mús aún. si una persona hact: 
una emisión de este tipo. diríamos que estü haciendo algo en vez de 
meramente diciendo algo Esto puede sonar un poco extraño. pero los ejemplos que daré de hecho no son extraños en absoluto. y puede 
que incluso parezcan decididamente grises. He aquí tres o cuatro 
Supongamos. ppr ejemplo. que en el transcurso de una cert:monia 
nupcial digo, como la gente hace, <<Sí quiero» *-(.se . tomar a esta 
mujer por mi esposa legalmente desposada) O también. suponga­
mas que le pisoa usted en el pie y digo «Le pido disculpas, ,,,�, O 
también, supongamos que tengo la botella de champán en la mano y 
digo <• Bautizo este barco el Queim Elizabeflz, O supongamos que 
digo <<Te apuesto cinco duros que lloverá mañana» En todos estos 
casos seria absurdo considerar la cosa que digo como un registro de la 
realización de la acción que indudablemente se hace -la acción de 
apostar, o bautizar, o disculparse..:..... Diríamos más bien que, al decir 
lo que digo, realizo efectivamente esa acción .. Cuando digo «Bautizo 
este barco el Queen Elizabeth» no describo la ceremonia de bautizo, 
realizo efectivamente el bautizo; y cuando digo «Si quiero» (se , 
tomar esta mujer como mi esposa legalmente desposada). no estoy 
informando de Ufl matrimonio. estoy satisfaciéndolo 
Pues bien, e�tos tipos de emisiones son las que llamamos CJ:l].ÍSÍ.I?..: 
neS¡_"l'éáliiiili� Esta es una palabra �n po�o �ea, y una palabra nueva. pero parece que no hay ya en ex1stenc1a nmguna palabra que haga su oficio. La aproximación más cercana que se me ocurre es la 
palabra «Operativo», tal como la usan los abogados. Los abogados 
cuando hablan de instrumentos legales distinguen entre el preámbu­lo, que recita las circunstancias en que se efectúa una transacción, y 
por otro lado la parte operativa -la parte que realiza efectivamente 
el acto legal que el instrumento se propone realizar-'- De manera 
• .. ¡ do .. (N. clt•l T.) 
" ,.¡ apologizc.•• (N rM 7 ) 
8
!, 
t.'! ( 
. ·f. . ¡ -�J • 
418 L.:\ B(JSOUEDA DEL SIGNifiCADO 
que la palabra ••operativo•> estü muy cerca de lo que queremos 
alego mi reloj a mi hermano, sería una clüusula operativa y es una 
emisión realizativa . Sin embargo. la palabra «operat!vo .. tiene otros 
usos. y parece preferible tener una palabra especialmente asignada 
para el uso que queremos .. 
Ahora bien. en este punto a lguien podría objetar. quizü incluso 
con cierta a larma. que parezco estar sugiriendo que casarse es sim­
plemente decir unas cuantas palabras. que justamente el decir unas 
cuantas palabras e� casarse Bien. esto ciertamente np es el caso Las 
palabras tienen tlue decirse en las circunstancias apropiadas., y ésta es 
una cuestión que volverá a surgir después. Pero lo que no debemos 
suponer es que lo t¡ue se necesita en tales casos aderhás de decir las 
palabras es la realización de un acto espiri tual interno. del cual 
las palabras senín entonces un registro. Es muy f<ícil deslizarse hacia 
esta opinión al menos en casos-difíciles. portentosos . aunque quizá 
no sea tan fácil en casos simples como el de pedir disculpas. En el 
caso de prometer -por ejemplo. «Prometo estar a)lí maüana>>-- es 
muy fücil pensar que la emisión es simplemente e l signo externo y vi­
sible (es decir. verbal) de la realización de un acto espiritual interior 
de prometer. y esta opinión ciertamente ha sido expresada en mu­
chos lugares cl<ísicos. T enemas el caso del Hipólito dG Eurípidcs que 
dijo «Mi lengua lo j uró . pero mi corazón no» -quizá debiera ser 
«mente» o «espíritU>• en vez de •<Corazón» pero en cualquier caso 
una especie de artista de candilejas-. Ahora bien, �s claro con este 
tipo de ejemplo que, si nos deslizamos hacia la creencia de que esas 
emisiones son registros, verdaderos o falsos. de la realización de 
actos espiritua les e interiores, abrimos una fisura a perjuros y estafa­
dores y bígamos, etc , de manera que tiene desventajas el ser excesi­
vamente solemne de esta forma Tal vez sea mejor aferrarnos al viejo 
dicho de que la palabra empeña . 
S in embargo. aunque estas emisiones no registran ellas mismas 
hechos y no son el las mismas verdaderas o falsas. el decir estas cosas 
muy a menudo implica que determinadas cosas son verdaderas y no 
falsas, en a lgún sentido a l menos de la palabra un tanto enredosa 
<<implicar». Por ejemplo, cuando digo .. Tomo a esta mujer como mi 
esposa legalmente desposada», o alguna otra fórmula de la ceremo­
nia matrimonial, implico que no estoy ya casado. cdn esposa viva . 
cuerda, no divorciada, y demás cosas No obstante. es muy im­
portante darse cuenta de que implicar que esto o lo o�ro es verdade­
·ro, ·no es en absoluto lo mismo que decir algo que e� ello mismo ver­
·dadero 
Estas .�misiones realizativas no son, pnes, verdaderas o falsas. 
Pero sufren de ciertas incapacidades propias Pueden fracasar de ma­
neras especiales y esto es lo que quiero considerar áhora .. Las diver­
sas maneras en que una emisión realizativa puede ser insatisfactoria 
El\IISIONES RE:\LIZATI\1:\S ..¡] L) 
las llamamos. por darles un nombre. infortunios ':y un infununin 
surge --es decir, 'la emisión es desafortunada- si se rompen deter­
minadas reglas. reglas transparentemente simples Mencionaré aigu­
mis de estas reglas y daré entonces ejemplos de algunas infracciones. 
Ante todo. �s obvio que debe efectivamente existir .el procedi­
miento convencional que nos estamos proponiendo emplear con 
nuestra emisión. �.n los ejemplos dados aquí este procedimiento será 
verbal. un procedi¡niento verbal para casarse n donar o lo que fuere: 
pero debe tenerse en cuenta que hay muchos procedimientos no­
verbales por los que realizar exactamente los mismos actos que reali­
zamos por estos medios verbales Vale la re na recordar también que 
una gran cantida� de las cosas que hacemos son al menos en rarte de 
este género convencional. Los filósofos al menos tienden demasiado 
a dar por sentado que una acción es siempre en ú ltimo extremo el lle­
var a cabo ·un movimiento físico. mientras que es usualmente. al 
menos en parte. una cuestión de convención . 
La_ru:i!n�.rª-_n�gla es. pues. que la convención invocada debe exis­
tir y ser aceptáda Y la �cgunda regla, también muy obvia. es que las 
circunstancias en que·ñoifpfopóne-mos invocar este procedimiento 
deben ser apropiadas para su invocación Si esto no se observa. en­
tonces el acto que nos proponemos realizar no saldría -se ni. podría­
mos decir, un fallo **. Esto también ocurriní si, por ejemplo, no lleva­
mos a cabo el procedimiento -sea lo que fuera- correcta y 
completamente, sin ningún defecto *** y sin ninguna obstruc­
ción ****. Si a lguna de estas reglas no se observa. decimos que el 
que nos proponíamos realizar es nulo, s in efecto Si . por ejemplo, el 
pretendido acto era un acto de casarse. entonces diríamos que «to­
mamos parte en una formalidad» de matrimonio. pero que no logra­
mos efectivamente casarnos 
. _He aquí algunos ejemplos de este tipo de fal lo Supongamos que, v1v1endo en un país como el nuestro. deseamos divorciarnos de nues­
tra esposa. Podemos intentar colocarla directamente frente a naso- · 
tras en l a sala y d�cir. en voz lo bastante alta para que lo oigan todos, 
«Me divorcio de H>>. Ahora bien, este procedimiento no es aceptado 
No hemos logrado con é.l divorciarnos de nuestra esposa, al menos en 
este país y ?tros como él Este es un caso en que la convención, diría­
mos, no ex1ste o qo es aceptada . Por otra parte . supongamos que, es­
cogiendo compa��ros en una fiesta infantil, digo <<Escojo a Jorge» 
Pero Jorge se sonroja y dice <<No juego». En este caso obviamente, 
' infelidrier. (N el el T J 
•' mirjlre (N c/1!1 T J 
• •• )71111' (N ele/T.) 
••• • hirdw (N ele/ T J 
9
-
420 LA BlJSOUEDA D EL S I G N I F I CADO 
por una ,r�zón u otra . no escogí a Jorge -ya sea porHue no existe la convencwn de que puedes escoger gente que no juega. o porque 
Jorge en esas circunstancias es un objeto inapropiiü:lo del procedi­
miento de escoger-. O consideremos el caso en que digo «Te n<:1ni­
bro cónsul», y resulta que ya has sido nombrado-<> quiz¡í pueda in­
cluso trascender que eres un cabal lo--: aquí de !11..\evo tenemos el 
infortunio de circunstancias inapropiadas. objetos inapropiados .. o 
cosas por el estilo. Ejemplos de defectos y obstrucciÓnes tal véz ape­
nas sean necesarios -una parte en la ceremonia de �atrimonio dice 
«Sí querré», la otra dice «No querré»; yo digo «Apuesto cinco 
duros)), pero nadie dice <•Hecho>•. nadie aceptala oferta- En todos 
estos casos y otros similares. el acto que nos proponemos realizar. o 
que nos ponemos a realizar .. no es logrado. · 
Pero hay otra manera un tanto diferente en que este tipo de emi­
sión puede ir maL Una buena cantidad de estos procedimientos ver­
¡··bales están disei1ados para ser usados por personas q�e sostienen de­
.:·' terminadas creencias o tienen determinados . sentimientos o 
·intenciones. Y si usted usa una de estas fórmulas cú�ndo no tiene los 
'-- pensamientos o sentimientos o intenciones requeddos entonces hay 
'un abuso del procedimiento, hay una _insincerid�.Tomemos. por 
ejemplo. l a expresión <<Te felicito». Esta expresión está diseñada 
para ser usada por person.as que se a!egran de que lH persona a ludida haya logrado una determmada hazana. que creen que el la fue perso­
nalmente responsable del éxito , etc. Si digo «Te feliCito» cuando no 
me alegro o cuando no creo que el mérito fuese tuyo, entonces hay 
una insinceridad. Asimismo si digo que prometo hl.\cer algo, sin tener 
la menor intención de hacerlo o sin creerlo factible¡' En estos casos 
hay algo que va mal ciertamente , pero no es igual gue un fallo. No 
diríamos que yo no prometí de- hecho, sino más pien que prometí 
pero prometí insinceramente; te felicité pero las fejitjtaciones fueron 
huecas. Y puede haber un infortunio de una espei::Je' un tanto seme­
jante cuando la emisión realizativa compromete hl: hablante a con­
ducta futura de determinado tipo y luego en el futu(·o él no se com­
porta de hecho -de la manera esperada EstÓ .. es muy obvio. 
náturalmente, si prometo hacer a lgo y luego rofTlpO mi promesa, 
pero hay muchos tipos de compromiso de una fontia bastante menos 
tangible que la del caso de prometer. Por ejemplo, yo puedo decir 
«Te doy la bienvenida>> , dándote por bienvenido a mi casa o a donde 
fuere, pero luego empiezo a tratarte como si fueses �!Xtremadamente 
mal recibido . En este caso se ha abusado del proceq\miento de decir 
«Te doy la bienvenida» de una manera un tanto diferente de la de 
simple insinceridad. 
Podríamos preguntarnos ahora si esta lista de infortunios es com­
pleta, si los tipos de infortunio son mutuamente exclusivos, etc. Pues 
bien, no es completa, y no son mutuamente exclusivos; nunca lo son 
EMJS I ONES REALIZATI \·AS -121 
Supongamos que cst<is a punto de bautizar d barco. has sido nombra­
do para buutizarlo. y estüs u punto de estal lnr In botelln contra el 
cusca: pero en ese mismo instante un tipo burdo apmece. te nrrebma 
la bote l la de la mano. la rompe contrn e l casco. exclamo ··Bnutizo 
este barco el Generalísimo Stalin. y luego retira las cuñas con buen 
compás Pues bien. estamos de_ Ítcuerdo nnturalmente en varias 
cosos. Estamos de ncuerdo en que el bm'co no se l lnma nhora el Ciene­
ralisimo Stalin. y �stumos de ncuerdo en que �e trata de un u inferrml 
vergüenza. etc .,'etc Pero puede que no estemos de acuerdo en cunn­
to a cómo clasificar el infortunio concreto de este caso Podrínrnos 
decir que aquí tenemos el cnso de un procedimiento perfectamente 
l .egitimo y ndmitil:io que. sin embargo. ha sido invocndo en circuns­
tancias · incorred�s. concretamente p·or la persona incorrecta. este 
tipo burdo en vez de la persona designado pnrn hacerlo Pero por 
otro lado podríti¡�os verlo de manera diferente y decir que éste es un 
caso en que el Rtocedimieilto en su totnlidnd no se ha llevndo u cabo 
correctnmente.1 porque parte del procedimiento pam bnutizar un 
barco es que tú �ayas sido designado como la persona que debe hacer 
el bautizo y estd es lo que este compadre no fue. Así pues. la forma 
en que debemq� tlasificnr los infortunios en cosos diferdntes quizá 
sen un asunto bnst<lnte difícil. e incluso puede que en último extre­
mo sea un tanto ¡_¡rbitmrio .. Pero por cierto los abogados. que tienen 
que vérselns m�;�chísimo con este género de cosos, han inventado 
todos los tipos d� términos técnicos y han formulado npmer.osas re­
glns sobre diferéntes tipos de casos, q ue les permiten ciasificar bas­
tante rápidnmeilte lo que en pnrticular anda mal en cualquier caso 
dado. 
En cunnto u si esta l isto es completa. ciertamente no lo es Una 
formo ulterior r;9r In que las cosas pueden ir mal es, por ejemplo, por 
lo que en geneml puede l lnmarse malentendido. Puede que no oigas lo 
que digo . o pu¿de que entiendas que me refiero a algo distinto de 
nquello a lo qué pretendí referirme. etc. Y aparte de u lteriores adi­
ciones que pudién1m.os hncer a la l ista. está la prevnlente considera­
ción geneml de qt1e;en cuanto que estamos renlizando un neto cuan­
do proferimos �stns emisiones realizntivas. puede por cierto que 
lo estemos haciendo bajo coerción o en otms circunstancins que no 
nos hagnn enteramente responsables de hacer l o que estamos ha­
ciendo. Esto seríp ciertnmente una infe licidad de unn cierta especie 
-cualquier especie de no-responsnbilidad podría l lnmarse una infe­
l icidad; pero nufumlmente es un tipo de cosa completamente dife­
rente de nquellas de las que hemos estudo hablnndo. Y podrín men­
cionar que , de nuevo de manera muy diferente, podríamos proferir 
cualquiera de estas emisiqnes, tul como podemos proferir unn emi­
sión de cunlquier tipo, en el transcurso, por ejemplo, de representnr 
un papel o de hacer un chiste o escribir un poema-, en cuyo cnso na-
10
.���-.,_. 
·.j��� .. ! 
--' ll.' ... ··� ·. �f.i�-.r:: 
;\,,· 
' .. : 'i! � 
_,; 
' ' ;;: 
,• . ' 
422 LA BúSQUEDA DEL SIGNIFICADÚ 
turalmente no sería presentado seriamente y no podremos decir que 
realizamos seriamente el acto en cuestión. Si el poetq dice «Ve y re­
coge una estrel la cadente>> o lo que fuere . no profiere ,seriamente una 
orden Consideraciones de este género se aplican absolutamente a 
cualquier emisión. no _solamente a las realizativas. ' 
Esto. pues. tal vez sea bastante para seguir con e llo Hemos dis­
cutido la emisión realizativa y sus infortunios. Ello nos equipa. pode­
mos suponer, con dos nuevas y relucientes herramientas para resque­
brajar acaso la cuna de la realidad También nos equi�a -siempre lo 
hace- con dos nuevas y relucientes zapatas bajo nuestros pies meta­
físicos La cuestión cs�ü en cómo las usamos 
[[ 
Hasta aquí hemos estado haciendo firmes progfesos. sintiendo 
deslizarse bajo nuestros pies el firme piso del prejuicio. lo cual es 
siempre bastante regocijante. ¿pero qué pasa ahora'? Ustedes esta­
rán esperando el momento en que nos embarranquemos. el momen­
to en que nos retractemos de todo. y con bastante seguridad que l le­
gará pero tomará tiempo Ante todo fomulémonps una pregunta 
bastante sencil l a. ¿Cómo podemos estar seguros de, cómo podemos 
distinguir. si una emisión cualquiera ha de ser clasificada como reali­
zativa o no? Seguramente, sentimos. debemos poder hacerlo Y ob­
viamente nos gustaría muchísimo poder decir que hay un criterio gra­
matical para e l lo, algún medio gramatical de decidir !;;I una emisión es 
realizativa Todos los ejemplos que he dado hasta aquí tienen de 
hecho la misma forma gramatical; todos e l los comienzan con e l verbo 
en primera persona del singular del presente de indÜ:ativo de la voz 
activa -no precisamente cualquier tipo de verbo por cierto, pero 
con todo todos e llos son de hecho de esa forma-_ Además. en e l 
caso de los verbos que he usado hay una asimetría típ¡ca entre el uso 
de esta persona y tiempo del verbo y el uso del mismo verbo en otras 
personas y otros tiempos, y esta asimetría es una clave ciertamente 
tmportante 
Por ejemplo, cuando decimos «Yo prometo que. -''• el caso es 
muy diferente de cuando·decimos «E l promete que ... », o en tiempo 
pasado «Yo prometí que ... >> . Pues cuando decimos «Yo prometo 
que .... » realizamos un acto de prometer -hacemos una promesa­
Lo que no hacemos es informar de que alguien realiza un acto de pro­
meter --en particular, no informamos de que algúien usa la expre­
sión «Yo prometo>�. E fectivamente la usamos y hacemos la prome­
sa . Pe�o si digo «El promete», o en tiempo pasado«Yo prometí», 
informo precisamente de un acto de prometer, esto es, de un acro de 
usar la fórmula «Yo prometo»-informo de un acto presente de pro-
EIVIISIONES REALIZAriVAS 423 
meter por su parje. o de un ac10 pasado por mi parte--_ Hay asi una 
clara diferencia qrltrc l a primera persona ticl singular del presente de 
indicativo de la a�tiva, y las demás personas y tiempos. Esto es puesto 
de manifiesto con el típico caso del pcqueilo Guillcrmito . cuyo tÍt) 
dice que k daní h\edia corona si promete no rumar nunca hasta que 
tenga 55 arios .. El1 ansioso padre del pequciio Guil lermito dice «N atu­
ralmente que lo promete . ¿verdad. Guillermito?, _ _ d1índole un coda­
zo. y el pequeño puil lermito ni siquiera dice esw boca cs m fa La gra­
cia reside aquí en que él debe hacer la promesa por sí mismo diciendo 
'<Lo prometo»._ y su padre va demasiado rüpido al decir que prometc _ 
Esto. pues. e� un ejemplo de una prueba de si una emisión es rca­
lizutiva o no .. perO no debemos suponer que toda emisión realiza ti va 
haya de adoptar esta forma cstündar. Hay al menos otra forma est<in­
dar. igual de com�f! que ésta., en que el verbo estü en la voz pasiva (o 
reflexiva ) '"y en la segunda o tercera persona . no en la primera. El 
tipo de caso al que me refiero es e l de un aviso que reza «Se advierte a 
los pasajeros de que crucen las vías por el puente solamente ... o de un 
documento que dice «Por la presente está usted autorizado .. a hacer 
tal y cual Éstos soh indudablemente realizativos. y de hecho a menu­
do se requiere una firma a fin de mostrar quién es-el que estü hacien­
do e l acto de advertir, o autorizar. o lo que fuere Muy típico de este 
tipo de realizativb -especia lmente susceptible de figurar en docu­
mentos escritos naturalmente- es que la expresión «por la presen­
te» * * o bien figura de hecho o podría con natura lidad insertarse 
Desgraciadamf!nte, sin embargo . todavía no nos es posible suge­
rir que toda .emisión que vaya a ser clasificada como un realizativo 
haya de adoptar una u otra de estas dos. por l lamarlas así. formas es­
tándares Después de todo sería una emisión rea lizativa muy típica 
decir « Te ordeno que cierres la puerta>>. Satisface todos los criterios 
Realiza el acto de: ordenarte cerrar la puerta . y no es verdadera o 
falsa Pero en l as �ircunstancias apropiadas seguramente que pudi­
mos realizar exactamente el mismo acto diciendo senci l lamente 
«Cierra l a puertal>, en imperativo __ O también, supongamos que al­
guien coloca un aviso «Este toro es_ pe'ligroso», o simplemente «Toro 
peligroso». o simplemente «Toro» . ¿Di fiere esto necesariamente de 
colocar un aviso, apropiadamente firmado. diciendo «Por l a presente 
se advierte que este toro es peligroso»? Parece que el simple aviso 
« Toro>>_puede �ealizar l a_rnisma función que la fórmula más elabora­
da. Naturalmente. la diferencia está en que si colocamos sólo «Toro» 
• Añado la punt�alización del paréntesis porque en castellano, frente al inglés_ 
resulta forzado el u tilizar la voz pasiva y se emplea. en cambio, de modo natural, la 
construcción con �e: .. �e advierte a los pasajeros de que. , y no «Los pasajeros son 
advertidos de que ;, (N. ele/ T) 
•• En el original .. ¡_f tlwt the liule word "herehy" (N del T ) 
11
·�v.; -: 
424 LA BLJSOUEDA D E L S I GNIFICADO 
no quedaría del todo claro que es una advertencia: podría estar allí 
sólo por interés o información . como «Wallabi» ante !a jaula del zoo. 
o <<Monumento antiguo» . Sin duda que sabríamos pdr la naturaleza 
del caso que era una advertencia. pero no sería explícita . 
Pues bien. en vista de este derrumbamiento de lbs criterios gra­
maticales. lo que nos gustaría suponer -y es bastante suponer- es 
que cualquier emisión que sea realizativa podría ser reducida a, o de­
sarrollada en. una de estas dos formas estándares que comienzan con 
" Yo . . » tal y cual o que comienzan con «Usted (o él } por la presen­
te : . » tal y cual Si hubiese alguna justificación para esta esperanza. 
como en alguna medida la hay . entonces podríam�� esperar hacer 
una lista de todos los verbos que pueden aparecer en estas formas es­
tándares. y luego podríamos clasificar los tipos de actos que pueden 
realizarse con emisiones realizativas. Podríamos · hacerlo con la 
ayuda de un diccionario, usando una prueba como ll.j ya mencionada 
-el que haya la asimetría característica entre la primera persona del 
singular del presente de indicativo de la activa y las de'más personas y 
tiempos- a fin de decidir si un verbo entra en nuestra lista o no Pues 
bien, si hacemos esta lista encontram·os de hecho que caen en deter­
minadas clases bastante bien diferenciadas. Tenemos la clase en que 
emitimos veredictos y hacemos estimaciones y valorliciones de diver­
sos géneros . Tenemos la Clase en que hacemos cqh1promisos. nos 
comprometemos de diversas formas al decir algo. Tenemos la clase 
en que al decir algo ejercitamos diversos derechos' y poderes. tales 
como nombrar. votar. etc. Y tenemos una o dos más Clases bastante 
bien diferenciadas 
. ¡ , 
Supongamos realizada esta tarea. Entonces llamaríamos a los 
verbos de nuestra lista verb.os realizativos explícitos, y a cualquier 
emisión que· se redujese a una u otra de nuestras for¡has estándares la 
llamaríamos una emisión realizativa explícita. «Te 'ordeno cerrar la 
puerta» sería una emisión realizativa explícita. mienttas que <<Cierra 
la puerta�· no lo sería --esto es, una emisión realiz�t¡va «p�imaria» o como qutera que deseemos llamarla- Al usar el tillperattvo puede 
que estemos ordenándote cerrar la puerta, pero no queda justamen­
te claro si estamos ordenándote o rogándote o implotóndote o solici­
tándote o incitándote o tentándote, o uno u otro de entre muchos 
otros actos sutilmente diferentes que, en un lenguaje primitivo poco 
sofisticado, es muy probable que no sean discriminados Pero necesi­
tamos no sobreestimar la no sofisticación de Jos leng��jes primitivos. 
Hay una gran cantidad de recursos utilizables para a�larar, incluso al 
nivel primitivo, qué acto estamos realizando cuan9o decimos algo 
-el tono de voz, la cadencia, los gestos- y ante todo podemos con­
fiar en la naturaleza de las circunstancias, en el contexto en que la 
emisión es proferida. Esto muy a menudo hace totaf�ente inconfun­
dible si se trata de una orden que se está dando o si, pongamos por 
E M I S I ONES REALIZA ! IV AS .:¡·! <; 
caso. estoy simplemente instig!indotc o rogündote Puede que .. por 
ejemplo. digamos.algo de este tipo: «Viniendo de él yo estaba obliga­
do a tomarlo conio una orden )\ No obstante. a pesar de todos estos 
recursos. hay una desafortunada cantidad de ambigüedad y falta de 
discriminación en ausencia de nuestros verbos realizativos explícitos. 
Si digo algo como <<Estaré allí» , puede que no quede determinado si 
es una promesa. o una expresión de intención. o tal vez incluso una 
predicción de mi conducta futura. de lo que va a succderme ; y puede 
que importe bast�nte. al menos en sociedades desarrolladas. cuál de 
estas cosas es precisamente Y por esto es por lo que se ha desarrolla­
do el verbo realii<Hivo explícito -para aclarar exactamente cmíl es 
hast� qué punto ¡fle compromete y de qué manera. etc.-. 
Este es justamente un modo en que el lenguaje se desarrolla a 
tono con la socieaad de la cual es el lenguaje Los hábitos sociales de 
la sociedad pueden afectar considerablemente qué verbos realizati­
vos se desarrollan y cuáles. a veces por razones más bien irrelevantes .. 
no lo hacen Por ejemplo. si digo «Eres un cobarde» , pudiera ser que 
te estoy censurahdo o pudiera ser que te estoy insultando. Ahora 
bien, dado que al parecer la sociedad aprueba el censurar o reprobar, 
hemos, en este c��p. desarrollado una fórmula << Te reprueban , o «Te 
censuro». que nos permite llevar a cabo expeditivamente esta desea­
ble empresa Pero por otro lado. dado que al parecer no apro_bamos 
el insultar. no hefuos desarrollado una fórmula simple del tipo " Te 
insultan,cosa que pudiéramos haber hecho exactamente igUaL 
Por medio d� estos verbos realizativos explícitos y de algunos 
otros recursos, p4es. explicitamos qué acto preciso es el que estamos 
realizando cuando proferimos nuestra emisión Pero aquí me gusta­
ría añadir unas pillabras de advertencia Debemos distinguir entre la 
función de explicitar qué acto es el que estamos realizando. y la muy 
diferente cuestión pe enunciar qué acto es el que estamos realizando. 
Podemos dibujar' �n valioso paralelo aqui con otro caso en que el 
acto. el acto conyencional que realizamos. no es un acto del habla 
sino una realización física . Supongamos que aparezco ante usted un 
día y doblo proftihdamente el espinazo Bien. esto es ambiguo. 
Puedo estar simplemente observando la flora del lugar. atando el 
cordón de mi zapato. o algo de este tipo; por otro lado, es concebible 
que pudiera estar haciéndole una reverencia Pues bien, para escla­
recer esta ambigü�dad tenemos algunos recursos tales como levantar 
el sombrero. decir c<Salaam», o algo de este tipo, para dejar comple­
tamente claro que el acto que se realiza es el convencional de hacer 
una reverencia eri vez de otro acto Ahora bien, nadie querría decir 
que levantar el sombrero fue enunciar que usted estaba realizando 
un acto de reverencia; ciertamente no lo es, pero deja completamen­
te claro que lo estaba haciendo . Y así de la misma manera decir ccTe 
advierto que . . )> d «Te ordeno que. » o «Prometo que .» no es 
12
42t1 LA BllSOUEDA D EL S IGNIFICADO 
enunciar que estü usted haciendo algo . pero deja clqro que lo estü ha­
ciendo -constituYe su realización verbal . una realización de un gé-
nero particular-: 
.. 
Hasta ahora hemos estado avanzando como si hubiese una dife­
rencia totalmente clara entre nuestras emisiones realizativas y aque­
llo con lo que las hemos contrastado . enunciados o informes o des­
cripciones. Pero ahora comenzamos a encontrar que esta distinción 
no es tan clara como podría ser. Es ahora cuando empezamos a hun­
dirnos un poco En primer lugar. naturalmente . podemos sentir 
duelas en cuanto a cuán ampliamente se extienden nuestros real iza ti� 
vos Si nos paramos a pensar en algunos tipos raros de expresión que 
usamos en casos raros. pudiéramos muy bien preguntarnos si satisfa­
cen o no nuestros criterios un tanto vagos para ser emisiones realiza­
ti vas Supongamos .. por ejemplo. que alguien dice HBravtD>>. Bien. no 
es verdadero o falso ; estü realizando el acto de vitorear ¿La hace 
esto una emisión realizativa en nuestro sentido o no·? O supongamos 
que él dice «Demonios)) ; está realizando e l acto de jurar . y no es ver­
dadera o falsa ¿La hace esto real izativa'? Sentimbs que en cierto 
modo si y sin embargo es bastante diferente. Por otro lado. conside­
remos c<Ísos tie «dicho y hecho>> * : éstos también pueden hacer que 
nos preguntemos s i tal vez la emisión debiera clasifichrse como reali­
za ti va. O a veces. si alguien dice <<Lo siento» . no� preguntamos si 
esto es justamente lo mismo que «Le pido disculpas» --en cuyo caso . 
naturalmente, hemos dicho que es una emisión re�.Iizativa- o si tal 
vez ha de ser tomada como una descripción, verda�era o falsa . del 
estado de sus sentimientos Si hubiese dicho «Me �¡ento profunda­
mente apenado por e llo)) , entonces pensaríamos que debe entender­
se como una descripción del estado de sus sentimientos Si hubiese 
d,icho «Le pido disculpas» , sentiríamos que ésta es claramente una 
emisión realizativa , que l leva a cabo el ritual de pedir disculpas _ Pero 
si dice «Lo sientO>> * * hay un a leteo entre las dos. Este fenómeno es 
muy común . F recuentemente encontramos casos en que hay una 
obvia emisión realizativa pura y otras obvias emisiones conectadas 
con e l la que no son realizativas sino descriptivas, peto por otro lado 
muchas en el medio de manera que no estamos enteramente seguros 
de lo que son. En a lgunas ocasiones por cierto son qbviamente em­
pleadas de una forma , en a lgunas ocasionés de otra . pero en algunas 
ocasiones parecen gozarse positivamente en la ampigüedad. 
Por otro lado, consideremos el caso del árbitro cuando dice 
• En el original ucases of ··suiting thc action to thc word . . , . (N cM 7 } • • Quizá resulte un tanto forzado el ejemplo en castellano: en inglés no resulta 
forzado porque «1 am ssrry» tiene todas las trazas de una emisión que describe el esta­
do de los sentimientos del que la profiere (N. ele/ T ). 
Elvi i S IONES REALIZA'I !VAS · ·) ­..,_ ¡ 
.. Fuera., o .. cambio •.- . o la emisi6n del jurado cuando dken q ue cn· 
cuentran al detenido culpable . N aturalmente . decimos. és tos son 
casos de dar vercdi�tos. de real izar el acto de valorar. etc . pL m no 
obstante en ciertq modo tienen alguna conexión con los hechos Pa­
recen tener algo parecido al deber de ser verdaderos o l'alsus. y pare­
cen no estar por �anta muy alej ados de los enunciados Si e l úrbitro 
dice «Cambio» . esto seguramente que tiene al menos algo que \'Cr 
con el hecho de que se hayan lanzado seis pelotas mús bien que si ele 
etc De hecho podemos en general acordarnos de que « Enuncio 
que .. " no parece muy difcrenH� de "Te advierto que . . . .. o « Prome­
to . . " · Aclara seguramente que el acto que estamos realizando es un 
acto de enunciar. y por tanto funciona exactamente como "Advier­
to» u «Ordeno,. Por tanto. ¿no es «Enuncio que . ... una emisión rea­
lizativa'? Pero entonces uno puede sentir que las emisiones que co­
mienzan con <<En tiricia que . _, tienen que ser verdaderas o falsas. 
que son enunciaqos 
Consideraciones de esta especie . entonces . bien puede que nos 
hagan sentirnos bastante incómodos Si volvemos la vista por un mo­
mento a nuestro contraste entre enunciados y emisiones real izativas .. 
nos damos cuenta' de que estábamos considerando los enunciados 
fiándonos demasiado en . como dij imos . el tratamiento tradicional 
Teníamos que los enunciados habían de ser verdaderos o falsos; las 
emisiones realizativas por otra parte habían de ser afortunadas o de­
safortunadas. Cqnsistían en hacer algo. mientras que con todo lo 
dicho el formular enunciados no era hacer a lgo Ahora bien, seguro 
que este contraste. es insatisfactorio si volvemos a examinarlo. Natu­
ralmente los enunciados son susceptibles de ser evaluados en la cues­
tión de su corre�pondencia o falta de correspondencia con los he· 
chos, es decir, de: ser verdaderos o falsos. Pero son también suscep­
tibles de infortunio al igual que lo son l as emisiones realizativas De 
hecho puede derrlpstrarse que algunas dificultades que han surgido 
en el estudio de los enunciados recientemente son sencil lamente difi­
cultades de infort�J;liO. Por ejemplo, se ha señalado que hay algo muy 
extraño en decir álgo como esto: ((E l gato está sobre la a lfombra pero 
yo no creo que est�» Pues bien, el decir esto es una cosa chocante . 
pero no es contradi�torio. No hay ninguna razón por l a que el gato no 
debiera estar sobre la a lfombra sin que yo crea que lo está Por tanto , 
¿cómo hemos de clhsificar lo que anda mal en este enunciado pecu­
l iar? Si recordamps ahora la doctrina del infortunio veremos que la 
persona que hace esta observación sobre el gato está en gran medida 
en la misma posición que alguien que diga algo como esto: «Prometo 
que estaré allí , perp no tengo la menor intención de estar al lí . » Una 
vez más usted pu��e. por cierto, perfectamente bien prometer estar 
allí sin tener la meqpr intención de estar allí, pero hay algo chocante 
en decirlo, en confesar efectivamente la insinceridad de la promesa 
13
428 LA B ÚSQUEDA DEL S I G N I F I CADO 
que hace De la misma manera hay insinceridad en el caso de la per­
sona que dice ••El gato estü sobre la alfombra pero yp no creo que 
esté». y está confesando efectivamente esa insinceridad -lo cual 
forma un tipo peculiar de sinsentido--
· · 
Un segundo caso que ha salido a discusión es el referente a los 
hijos de Juan -el casó en que se supone que alguien dice « Todoslos 
hijos de Juan son calvos, pero Juan no ha tenido h ijos••- O quiztis 
alguien dice « Todos los hijos de Juan son calVOS>> . cuando de hecho 
-él no lo dice- Juan no tiene hijos. Pues bien . los que estudian 
enunciados se han hecho un lío con esto: ¿deben decir que e l enun­
ciado " Todos los hijos de Juan son calvos•• es carente tle significado 
en este caso? Bueno. si lo es . no se parece ni una pizca a muchísimos 
otros tipos más est<indares de carencia de significado: y vemos. si nos · 
volvemos a mirar nuestra lista de infortunios. que lo que anda mal 
aquí es en gran medida lo mismo que lo que anda mal en. por ejem­
plo , el caso de un contrato de venta de un trozo de tierra cuando e l 
trozo de tierra al que se refiere no existe Pues bie n , lb que decimos 
en el caso de esta venta ele tierra . que por cierto sería efectuada por 
una emisión realizativa. es que la venta es nula -nula por falta de 
referenci<) o .ambigüedad de referencia-; y así podetTios ver que el 
enunciado sobre todos los hijos de Juan es igualment(! nulo por. fa_l�l:l 
de referencia. Y si el hombre e n cuestión dice efectivamente que 
Juan no tiene hijos de la misma sentada que dice que son todos cal­
vos, está haciendo e l mismo tipo de emisión chocante que e l hombre 
que dice ••El gato está sobre la alfombra y yo no creo que esté» . o e l 
hombre que dice « Prometo pero no tengo la intencipn de hacerlo>> 
De esta manera, pues . los males que se ha encon trado que afec­
tan a los enunciados pueden ser puestos precisame�te en paralelo 
con los males que son característicos' de las emisiones realizativas Y 
después de todo, cuando enunciamos algo o describilt]os algo o infor­
mamos de algo, realizamos un acto que es con igual j:jerecho un acto 
que el acto de ordenar o de advertir. No parece que haya ninguna 
buena razón por la que debamos darle al acto de e�Lnciar una posi­
ción especialmente única . Ciertamente los filósofos nan estado acos­
tumbrados a hablar como si usted o yo o cualquier�· pudiera justa­
mente ponerse a enunciar cualquier cosa sobre cuakj�ier cosa y esto 
estuviese perfectamente en orden , sólo que hay just'amente una pe­
queña cuestión: ¿es verdadero o falso? Pero además 1de la pequeña 
cuestión, es verdadero o falso, hay seguramente la cuestión : ¿(!.,JJÉ.E.!!..../ 
orden? ¿ Puede usted ponerse precisamente a hacer e�tinciados sobre 
cualquier cosa? Sup�ngamos , por ejemplo , que ustei:l me dice ••Esta 
mañana tengo la sensación de estar muy anticuado» . ?ien , yo le digo 
«No la tiene»; y usted dice «¿Qué demonios quiere decir. no la 
tengo?>> . Yo digo «Oh, nada -sólo estoy enunciá'ndo que no la 
tiene-, ¿es verdadero o falso?>>. Y usted dice ••Esper� un momento 
EI\.I I S IONES REA LI ZXriVAS -129 
sobre si es \ erdadero o fa lso. la cuestión es ¡ q u é q uiere u� tt.:LI decir ; i l 
hacer enunciadl)S sobre l os semi mkn t os de otro ! Y o k dijL' q u t.: 
tengo la sensación de estar muy anticuado. Usted no est:i p recisa­
mente en posicióp de decir. de enunciar. que no la tengll . •· Esto pone 
de manifiesto que usted no puede j ustamente hacer e n u nciado� 
sobre los sentimieqtos de otras personas ( aunque pu ede hacer conje­
t u ras si gusta ) : y �ay muchas cosas que . no t e niendo co rHH:i mie n t o lk 
dlas no estando en posición de pronunciarse sobre e l las. usted no 
puede justamente enunciar. Lo que necesitamos hace r con d caso de 
enunciar . y por la misma regla de tres describir e i n formar . es !)aja r­
los un poco de su pedestal. darnos cuenta de que son acws del habla 
no menos que todos esos otros actos del habla que hemos estado 
mencionando y discutiendo como realizativos 
Entonces consideremos por un momento nuestro contraste orig.i­
nal entre el realizativo y el enunciado desde el otro tingulo Al mane­
jar realizativos hemos estado expres<indonos todo el tiempo como si 
la única cosa que una emisión realizativa tuviera que hacer fuera ser 
afortunada. salir. no ser un fal lo, no ser un abuso Sí. pero esto no es 
el final de la cuestión Al menos en el caso de muchas emisiones que. 
basándonos en lo que hemos dicho, tendríamos que clasificar como 
realizativas· �asas en que decimos «Te advierto , . , , «Te aconse­
jo. n, etc.- habrá otras cuestiones además de simplemente : ¿estaba 
en orden?, ¿fue cbrrecto? . ¿salió? Después ele esto seguro que ven­
drá la cuestión: ¿fue un consejo bueno o sensato? ¿Fue una adverten­
cia j ustificada? O en el caso, digamos, de un .veredicto o una estima­
ción: ¿fue una buena estimación . o un justo veredicto? Y éstas son 
cuestiones que sólo pueden decidirse considerando cómo se relacio­
na el contenido del veredicto o de la estimación realizativas en una 
dimensión general de correspondencia con e l hecho. Puede que aún 
se diga, por ciertb, que esto no las hace muy parecidas a los enuncia­
dos porque todav(a no son verdaderas o falsas, y que ésta es una pe­
queña particularí4ad en blanco y negro que distingue a los enuncia­
dos como una clase aparte Pero de hecho -aunque nos l levaría 
mucho proseguir ton esto-, cuanto más se piensa en la verdad y la 
falsedad más se e�cuentra que muy pocos enunciados de los que emi­
timos son justam�nte verdaderos o justamente falsos , Usualmente se 
plantea la cuestión de si son justos o injustos, de si son adecuados o 
inadecuados, de s\ son exagerados o no exagerados. ¿Son demasiado 
toscos. o son perfé�tamente precisos, exactos, etc .. ? «Verdadero•• y 
«falso» son justamente etiquetas generales para toda una dimensión 
de diferentes valdraciones que tienen una cosa u otra que ver con la 
relación entre lo que decimos y los hechos. Si, entonces, relajamos 
nuestras ideas de verdad y falsedad veremos que los enunciados, 
cuando son evaluados en relación a los hechos, no son tan distintos 
después de todo de consejos, advertencias, veredictos , etc 
14
430 LA BLJSOUEDA DEL S IGNIFICADO 
Vemos entonces que enunciar algo es realizar un acto j ustamente 
igual que lo es dar una orden o hacer una advertencia ; y vemos. por 
otro lado. que . cuando damos una orden o hacemos una advertencia 
o damos un consejo . hay la cuestión de cómo esto está relacionado 
con los hechos. la cual no es quizá muy distinta del tipo de cuestión 
que surge cuando discutimos cómo está un enunciado relacionado 
con el hecho Bien. esto parece significar que en su forma original 
nuestra distinción entre el real izativo v el enunciado se debil i ta consi­
derablemente . y en realidad se derruÍnba Haré sólo una sugerencia 
respecto a cómo tratar este asunto. Necesitamos retroceder mucho 
para considerar todas las maneras y sentidos en qu� decir algo es 
hacer esto o aquello -porque por cierto es siempre hacer una buena 
cantidad de cosas diferentes-. Y una cosa que sale a la luz cuando 
hacemos esto es que, además de la cuestión que ha sido muy estudia­
da en el pasado concerniente a lo que una determinaqa emisión .l igni­
fica, hay una cuestión ul terior distinta de ésta concerniente a cuál era 
la fuerza, por así l lamarla , de la emisión Puede que nos resulte total­
mente claro lo que c<Cierra la puerta» significa. perp no tengamos 
claro todavía en absoluto el punto ulterior concerniente a si en cuan­
to emitida en un momento determinado era una ord!!n , un ruego o 
cosas por e l esti lo Lo que necesitamos además de la vieja doctrina 
sobre los significados es una nueva doctrina sobre topas las posibles 
fuerzas de emisiones. y nuestra lista propuesta de verbos realizativos 
expl ícitos constituiría una gran ayuda para su desc!Jbrimiento; y 
luego, partiendo de al lí , una investigación de los diVersos términos 
de valoración que usamos al discutir actos del habla dC este . de ese o 
de aquel tipo preciso -órdenes, advertencias y demás-. 
Las nociones que hemos, pues, considerado son el real izativo, e l 
infortunio . e l realizativo expl ícito . y finalmente , un tanto apresura­
damente , la noción de las fuerzas de emisiones . No sé si decir que 
todo esto pareceun poco estéri l , un poco complicado B ueno, supon­
go que en algunos respectos es estéri l , y supongo q uG qebe ser benefi­
cioso . Al menos, sin embargo, creo que s i prestamos atención a estas 
cuestiones podemos aclarar algunos confusiones que se dan en filoso­
fía ; y después de todo la fil osofía se usa como un chivo expiatorio . 
exhibe confusiones que son realmente las confusiones de todo e l 
m undo. Podríamos incluso aclarar a lgunas confusiones q ue se dan en 
gramática , que tal vez sea un poco más respetable. 
¿Y es complicado? Bueno, es un poco complicado; pero la vida y 
la verdad y las cosas tienden a ser complicadas. No son las cosas, son 
los filósofos los que son simples Supongo que habrán o ido decir que 
la simplificación excesiva es la enfermedad profesional de los filóso­
fos, y en cierto modo se podría estar de acuerdo con e l lo Pero por 
una secreta sospecha de que es su profesión. 
15
16
DE LA. SUBJETIVIDAD EN EL LENGUAJE 1 87 
Bastantes nociones en lingüística, quizá hasta en psicología, apare­
cerán bajo una n ueva luz si se las restablece en el marco d el discurso, 
que es la lengua en tanto que asumida por el hombre que habla, y 
en la condición de intersubjetividad, única que hace posible la comu­
nicación Hngüística. 
CAPÍTULO XVI 
LA FILOSOFfA ANALlTICA Y EL LENGUAJE 1 
L.as in terpretaciones fil osóficas del l enguaje suelen suscitar en el 
lingüista cierd a prensión . Como está poco enten1do d el movimiento 
de las ideas, �� lingüista es l levado a pensar que l os problemas pro­
pios del l enguaje, que son ante todo problemas formales, no plleden 
entretener al filósofo y, a la inversa, que éste se interesa sobre 
todo, en el l enguaje, por nociones de las que él, l ingüista, no puede 
sacar partido. En tal actitud interviene acaso a lgo de timidez ante 
las i deas genera les. Pero la aversión clel lingüista hacia to do Jo que 
cal ifica, sun{ahamenle, de "metafísica" procede a n te toclo de una 
conciencia d.da vez más viva de la especificidad formal d e los hechos 
l ingüísticos, a la que los filósofas no son bastante sensibles. 
Con tanto mayor interés, pues, estudiará el l ingüis ta las concep­
ciones de la filosofía llamada analítica . Los filóso fos de Oxford se 
ded ica n al anál isis del lenguaje 'o rd inario, tal como es hablado, para 
renovar el fclndamento mismo de la filosofía, l iberándola de las abs­
t racciones y de los marcos convencionales. Se ha realizado un coloquio 
en · Royaumont, cuyo objeto fue precisamente exponer y discut ir esta 
filosofía.2 De acuerd o con uno de sus representan tes, la escuela d e 
Oxford concede a las lenguas naturales el val or d e u n objeto excep­
cional, que merece las investigaciones más detenidas, por razones que 
nos son expuestas claramente y que val e la pena reproducir : 
. . . Los filóso�os d e Oxford abordan la filoso fía, casi sin excep­
ción, después dc un es tudio muy adelantado de las humanidades 
clásicas . ftor lo tanto, se interesan espontáneamente en ]as pala· 
bras, la sintaxis, l os idiotismos. No quisieran utilizar el a nál isis 
l ingüístico con los solos fines de resolver los p roblemas d e la 
filosofía, pues el examen de una l engua les interesa por sí mismo . 
1 Les rttudes philosophiques, n úm. l , enero-marzo de 1 963, P. U. F. 
2 La Philósophie analytique, París, Éditions de Min uit, 1 962 ( Cahiers de 
Royaumont, Philosophie, n úm. JV ) . Es lamen table que en la publicación no conste 
en ninguna pal:te la fecha en que fue este coloquio. 
[ 1 8 8 ) 
17
LA FILOSOFÍA ANAlÍTICA Y EL LENGUA JE 1 89 
. Así, estos filósofos son quizá más aptos para las d istinciones l in­
güísticas, y se inclinan más a ellas, que la mayoría de los filósofos. 
Para ellos, las lenguas natural es, que los filósofos acostumbran 
estigmatizar por torpes e impropias para el pensamiento, con tie­
nen en realidad una riqueza de conceptos y distinciones de lo más 
sutiles, y desempeñan variadas funciones a las que suelen ser 
ciegos los filósofos. Por lo demás, como estas ·lenguas se han 
desarrollado para responder a las necesidades de quienes se sirven 
de ellas, ellos estiman probable que sólo se queden con los con­
ceptos útiles y las distinciones suficientes; qut sean precisas donde 
sea necesario ser preciso, y vagas · donde la precisiói1 no haga falta . 
Todos l os que saben hablar una lengua tienen sin duda una 
i mpronta implícita de estos conceptos y matices. Pero -siempre 
según la escuela de Oxford- los filósofos que se empeñan en 
describir tales conceptos y distinciones, o bien no l os · apreeian 
bien o los simplifican en extremo. En todo caso, apenas l os han 
examinado superficialmente. Las verdaderas riqueza� que ocultan 
las lenguas permanecen sepultadas. 
Por eso la escuela de Oxford se ha entregado a estudios muy 
hondos, muy minuciosos del l enguaje ordinario, estudios merced 
a los que espera descubrir riquezas ocultas y tornar expl ícitas .dis­
t inciones d e l as que no tenemos sino un conocimiento confuso, 
describiendo las dispares funciones de todas las clases de expre­
siones lingüísticas. Me es difícil describir en términos generales 
este método. A menudo serán estudiadas dos o tres expresiones, 
a primera vista sinónimas; se demostrará que no se pueden usar 
indiferentemente. Serán escrutados los contextos de empleo, in­
tentando sacar a la l uz el principio implícito que preside ] a 
clección.3 
A los filósofos de otras tendencias toca decir si así se hace obra 
filosófica o no. .Pero para los l ingüistas, al menos para los que no 
dan la espalda a los problemas de la significación y consideran que 
el contenido de las clases de expresión l es corresponde también, 
semejante programa está lleno de interés . Es la pi:irpera vez -te­
niendo en cuenta los ensayos anteriores, orientados de otra manera, 
de Wittgenstein- que filósofos se entregan a una incjagación ahon­
dada sobre los recursos conceptuales de una lengua natural y que 
3 J. Urmson, op. cit ., pp. 19 s. 
190 EL HOMBRE EN LA LENGUA 
aportan a elio el espíritu de objetividad, la curiosidad y la paciencia 
requeridos, pues, nos d ice el mismo autor, 
todos los grandes filósofos o casi han exigido que fueran escrutadas 
las palabras que se emplearlan y reconocido que una palabra mal 
in terpretada puede cegar. Pero, según los actuales filósofos de 
Oxford, nunca se h a reconocido bastante la importancia y la com­
plejidad del trabajo que exige tal indagación previa. Consagran 
artículos o l ibros enteros a estudios que en ot-ro tiempo eran des· 
pachados en unas cuantas líneas.' 
Es muy natural entonces remitirse a la exposición que presenta, 
en la misma compilación , el fiJósofo considerado como "el maestro 
incontestado d e esta d iscip]ina", J.-L. Austin, con e] título Perform­
atif: constdtif.5 Tenemos a quí un espécimen de este tipo de análi­
sis, aplicado a ]os enunciados Uamados performativos, por oposición 
a los que son declarativos o constativos. El enunciado performativo 
tiene su función, suya, sirve para efectuar una acción. Formular 
semejante enunciado es efectuar la acción, tal vez, que no podría 
realizarse, al menos con tanta precisión, de ninguna otra manera. 
He aquí ejemplos: 
Bdutíw este barco Libertad. 
Pido disculpas. 
Doy a usted la bien·wmida. 
Le aconse¡o a usted hacerlo. 
· . . . Decir "prometo", formular, como se dice, este acto perfor-
mativo, es el acto mismo d e hacer la promesa . . . 6 
Pero ¿puede reconocerse de seguro un enunciado así? Austin vacila 
y al fin niega que se posea un criterio cierto : juzga "exagerada y en 
gran parte vana" la esperanza de encontrar "algún criterio, sea de 
gramática, s� de vocabulario, que· nos permitiera resolver en cada 
caso la cuestión de saber si tal o cual enunciado es performativo 
o no" . Hay, es verdad, formas "normales", que comprenden como 
en los anteriores ejemplos un verbo en primera persona d el singu-
4 Jbid., p. 2 1 
S Jbid., pp, 271 ·28 1 . 
e Jbid., p. 271 . 
18
LA FTI.OSOFfA

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