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TresnivelesdePanofsky - Alfredo Sánchez(1)

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Los tres niveles, observación, interpretación y análisis según Panofsky en la obra pintura mural de AK bel y Jair Varzate en la calle Presidente Portes Gil, Colonia Revolución, San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Por: Alfredo Humberto Pérez Sánchez
Primer nivel:
El mural es interpretado en tres cuerpos verticales rectangulares conformados en A, B y C. A la vez todo el mural está dividido en dos ejes horizontales, denominados ahora superior (en amarillo) e inferior (en azul). Contiene doce figuras en forma de rombo con sus lados escalonados, color naranja encontrados sobre la línea divisoria de ambos ejes, en la parte superior de los rombos hay velas encendidas; entre las figuras mencionadas hay óvalos blancos sin cerrarse, con contorno negro y en su interior líneas gruesas verdes; el eje superior es predominantemente amarillo y el inferior azul. El superior envuelve 29 triángulos morados en su parte más alta, entre ellos hay adornos más finos con formas redondeadas, debajo se encuentran rombos de menor tamaño en color verde colocados de tal manera que forman más rombos entre ellos. En el inferior predominan volutas o espirales grandes con forma de olas, sin patrón aparente se ven varias siluetas moradas de peces.
En el cuerpo A es posible observar encima de las características anteriores un hombre en posición de caminata, cargando un montón de hierbas. También una mujer sentada sobre sus piernas utilizando un telar de cintura pareciendo ser sostenido en el otro extremo por el medidor de luz que sobresale de la pared.
El cuerpo B es una cruz que surge de una flor roja con forma de corazón, de la que sobresalen también hierbas, maizales y dos flores moradas más pequeñas a los extremos, del medio sale la cruz, justo debajo se deja ver la palabra “AMEN”. La cruz es morada y tiene en su interior varios rombos completos o partes de ellos. La intersección horizontal de la cruz en sus extremos se forman una especie de corchetes que se abren de tal forma para dar espacio a las imágenes de un sol con rostro, en la izquierda y una luna con la cabeza de un animal en su interior, en la derecha.
El cuerpo C contiene dos animales, un ave parada, parecida a una garza, bastante grande, con piernas largas y amarillas igual que su pico de donde salen varias de volutas rojas, la monta lo que parece un hombre con sombrero y pasamontañas, quien sostiene los lazos que envuelven la cabeza del ave para domarlo. A su lado está una rana verde con la cabeza inclinada hacia arriba a la izquierda, sobre un nenúfar. 
Segundo nivel y tercer nivel:
Todo el mural está divido por dos grandes espacios que representan las aguas en oscuridad y la tierra en luz, dualidad que se representa más de una ocasión en la pintura. 
Los rombos parecen representar los cuatro puntos cardinales, los cuatro rumbos del mundo antiguo maya, al igual que la cruz que se encuentra en la obra, relacionando también el espacio que observan con sus propios cuerpos geométricos-orgánicos, en donde se repiten las características de cubo, caja y cruz, similar a la cosmovisión del mundo maya antiguo como árbol (ceiba). Grafías que siguen utilizándose en culturas mayas actuales.
Los rombos escalonados recuerdan a pirámides y se refiere a una solución de agricultura, en un terreno inclinado, escarpado para su siembra y fácil riego, así como también hace referencia a la anhelada conexión con lo alto, el cielo y lo divino, como son concebidas las montañas y las estructuras piramidales.[footnoteRef:1] El resto de rombos que inundan el mural pueden expresar una similitud con tejidos indígenas, donde los lados representan los limites del tiempo y espacio, siendo cada esquina un punto cardinal, el norte a la izquierda, sur a la derecha, el este arriba y el oeste abajo, representación de la ubicación por donde nace el sol y por donde se oculta. [1: (Ballestas Rincón, 2013, pág. 52)] 
La cruz del cuerpo B, se ha demostrado, es un símbolo utilizado desde antes de la colonización española de los años 1500, por ejemplo, visible en la llamada “cruz de San Andrés”, k’in por los mayas, una flor de cuatro pétalos.[footnoteRef:2] La carga simbólica es precisamente la localización del norte, sur, este y oeste, junto a lo mencionado anteriormente. Al llegar la colonización parece fácil adoptar la imagen de culto principal del cristianismo sin tener que ceder por completo a la idea de un Cristo y Dios único. La dualidad de la luna y el sol puede representar al mundo de arriba y el de abajo, de consciencia a la luz de día y la de sueño durante la noche, a pesar de estar a sus costados, lo cual recuerda más a una imagen similar a una cruz de hierro forjado que suelen tener estas, entre otras figuras, a su alrededor. La dualidad es importante entre el espacio y cuerpo, pues a través de ella es posible el equilibrio necesario de la vida misma, según los pueblos mayas. [2: (González, 2007)] 
Las personas del cuerpo A, recuerdan las condiciones tradicionales de personas indígenas, un hombre cargando alguna materia prima en lo que parece un mecapal, presente en México desde hace varios siglos, conocido durante la Colonia como tameme, indio cargador, ejemplo de sobre quienes se sostenía la aristocracia colonial.[footnoteRef:3] La mujer sentada representa a una tejedora tradicional, es curioso en este caso que toda la pintura está repleto precisamente de elementos igualmente presentes en tejidos tradicionales indígenas, los rombos, triángulos, maíz, aves y ranas. Si bien, puede representar este cuerpo una perpetuación de las imágenes tradicionales de hombres y mujeres indígenas, es importante reconocer la pintura como mero reflejo de la realidad que parece seguir siendo la oprimida en el orden social actual. [3: (León Portilla, 1983, pág. 329)] 
El tercer cuerpo lo constituye protagónicamente el ave montada por un hombre con sombrero y pasamontañas, las volutas que salen del pico pueden representar un habla, sino en sí la palabra del lenguaje humano, sí puede ser la expresión fonética del animal, como en canto.[footnoteRef:4] El hombre recuerda a la imagen popular de un zapatista, una persona en las filas del EZLN. Parece interesante que el ave resulta tener más capacidad de habla que las personas. De ello, discierno dos aspectos de interés, con un hombre que representa al zapatismo en el mando, a través de la manifestación denotada, podría ser posible una liberación de los pueblos, como lo había pregonado el levantamiento armado de 1994. En segundo lugar, el único actor del mural capaz de expresarse activa y directamente es esta ave. No le quito por completo la voz a los indígenas y a las personas en quienes están inspiradas estas figuras, pues al ser despojados casi por completo de una expresión verbal y escrita en el mundo occidental son más que importantes el resto de manifestaciones que imprimen, sin embargo, interpretados desde la mirada occidental y científica, terminando por conocer, más bien, ideas colonialistas del otro, del indígena. [4: (Ballestas Rincón, 2013, pág. 41)] 
El sapo o rana de la derecha está presente desde el periodo Clásico de la cultura maya, presente, por ejemplo, en el hupil de la reina de Yaxchlián y puede representar la fertilidad de la tierra y las aguas que lo permitieron nacer.
Por último, debería ser imperativo siquiera hacer un acercamiento al contexto sociocultural de la obra. Los espectadores están relacionados, sin duda a lo plasmado: personas indígenas, si bien, no todos y todas se dedican a lo que se encuentra, creo, sí se sienten identificados; universitarios y gente común, personas con responsabilidades sociales y culturales, que suelen reconocer, al menos a simple vista, a qué se refieren las imágenes por separado, identificándose muchas veces con los colores y formas que se ocupan también en vestimenta tradicional de la región; fieles de la iglesia de San José Obrero, que pueden aceptar y sentir semejanza con mayor facilidad por la presencia de una cruz, utilizada por la tradición cristiana, claro, sin darse cuenta que tiene aún más significación,remontándonos a tiempos más lejanos aún que la aparición de Cristo en la Historia. 
Bibliografía
Ballestas Rincón, L. H. (2013). Las representaciones implicitas en las formas esquemáticas prehispánicas Un enfoque gráfico comparativo de la cultura material de México y Colombia. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
González, R. N. (2007). Ak’otajel Memoria y Patrimonio. Revista en linea, FCS/UNACH.
Las Hijas del Señor de la Tierra. (2009). En W. Morris, Diseño e Iconografía de Chiapas. Geometrías de la imaginación (págs. 4-59). Chiapas, México: CONECULTA, Dirección General de Culturas Populares e Indígenas.
León Portilla, M. (1983). De Teotihuacán a los aztecas: antología de fuentes e interpretaciones históricas. México: UNAM.

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