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Manual de Sociología del Ocio Turístico Cap 1 a 3

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Manual de Sociología del Ocio Turístico 
J. Rosa Marrero Rodríguez 
Manuel González Ramallal (directores) 
Manuel Santana Turégano 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Manual de Sociología del Ocio Turístico 
E-S EPTEM Edición: octubre, 2012 © 
2012 J. Rosa Marrero Rodríguez, Manuel González Ramallal y Manuel Santana Turégano © de esta edición: Septem 
Ediciones, S.L., Oviedo, 2012 e-mail: info@septemediciones.com www.septemediciones.com Blog: 
www.septemediciones.es También en Facebook, Linkedin y Twitter 
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ilicitud, carácter lesivo, falta de veracidad, vigencia, exhaustividad y/o autenticidad de la información proporcionada. 
DISEÑO CUBIERTA Y COMPAGINACIÓN: M & R Studio 
ISBN: 978-84-15279-51-8 
S EPTEM E DICIONES 
Cimadevilla 15, es. A 1º C 33003- 
Oviedo Principado de Asturias (España) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
Índice 
INTRODUCCIÓN 11 
1 EL LUGAR DEL OCIO Y DEL TURISMO EN LA SOCIOLOGÍA 15 
MANUEL G ONZÁLEZ R AMALLAL 
Objeto y método de la sociología 16 
La presencia marginal del ocio en los inicios de la sociología 18 
Sociología actual y atención creciente al ocio 21 
El estudio sociológico del turismo 23 
Reflexiones generales del capítulo 29 
Para seguir aprendiendo 30 
 
2 LA INVESTIGACIÓN SOCIAL 31 
MANUEL G ONZÁLEZ R AMALLAL 
El proceso de investigación científica 32 
Selección y definición del problema a investigar 33 
Revisión de las evidencias y precisión de los fundamentos teóricos y conceptuales 34 
Diseño metodológico de la investigación 36 
Obtención de datos de investigación 37 
Análisis e interpretación de los resultados obtenidos 38 
El informe final 39 
Las técnicas de investigación en sociología 40 
La encuesta 41 
Los datos secundarios 42 
La observación participante 43 
La entrevista personal 45 
La historia de vida 46 
El análisis documental 47 
El análisis de contenido 48 
Los grupos de discusión 48 
Las fuentes de información para el estudio del turismo 49 
 
4 
Reflexiones generales del capítulo 53 
Para seguir aprendiendo 54 
 
3 OCIO Y TRABAJO DESDE UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA 55 
M ANUEL G ONZÁLEZ R AMALLAL 
Estructura y cambio social 56 
El ocio en la antigüedad 58 
El ocio en el Medievo 61 
Sociedad moderna y conformación de la oposición entre trabajo y ocio 64 
Reflexiones generales del capítulo 69 
Para seguir aprendiendo 70 
 
4 FASES EN EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO Y CAMBIOS EN LA CONSIDERACIÓN DEL OCIO 71 
J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ 
Capitalismo de producción 72 
La explosión del consumo y la creciente valoración del ocio: capitalismo de consumo 75 
Las transformaciones en el capitalismo de consumo posteriores a la década de los setenta del siglo XX: posmodernidad y 
capitalismo informacional 80 
Clases sociales, estilos de vida y ocio 83 
Reflexiones generales del capítulo 86 
Para seguir aprendiendo 87 
 
5 PRIMERAS APROXIMACIONES AL ESTUDIO SOCIOLÓGICO DEL OCIO 89 
J ROSA M ARRERO R ODRÍGUEZ 
Los antecedentes: K Marx, Saint-Simon y P Lafargue 90 
Saint-Simon (Francia, 1760-1825) 90 
Karl Marx (Alemania, 1818-1883) 91 
Paul Lafargue (Cuba 1842 - Francia 1911) 92 
El planteamiento pionero de Thorstein Veblen (Estados Unidos, 1857-1929) 94 
El planteamiento liberal de la década de los cincuenta y sesenta 96 
David Riesman (Estados Unidos, 1909-2002) 98 
 
5 
Sebastián de Grazia (Estados Unidos, 1917-2001) 100 
Joffre Dumazedier (Francia, 1915-2002) 101 
Ocio y alienación: la Escuela de Frankfurt 102 
Eric Fromm (Alemania 1900 - Suiza 1980) 105 
Herbert Marcuse (Alemania 1898-1979) 105 
Reflexiones generales del capítulo 107 Para seguir aprendiendo 108 
 
6 TRES SOCIÓLOGOS CONTEMPORÁNEOS 109 
J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ 
El ocio como actividad mimética: Norbert Elias (Alemania 1897 - Ámsterdam 1990) 110 
El proceso de civilización 111 
Ocio y deporte en el proceso de civilización 113 
Ocio y distinción social: P Bourdieu (Francia, 1930-2002) 114 
Habitus y campo 115 
El enfoque bourdiano acerca de los estilos de vida 116 
Individualidad y modernidad: A Giddens 119 
Consecuencias de los procesos de modernidad tardía en las vivencias de los individuos 120 
Modernidad, elección individual y estilo de vida 122 
Reflexiones generales del capítulo 124 
Para seguir aprendiendo 126 
 
7 PERSPECTIVAS TEÓRICAS EN EL ANÁLISIS SOCIOLÓGICO DEL TURISMO 127 
J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ 
Problemas conceptuales 128 
Aproximaciones teóricas al estudio sociológico del turismo 129 
1 Enfoques estructurales 131 
11 Perspectivas neodurkheimianas 132 
12 Perspectivas funcionalistas 132 
13 Perspectivas críticas y conflictuales 134 
14 Perspectivas feministas 134 
2 Planteamientos subjetivistas 135 
 
6 
21 Perspectivas weberianas 135 
22 Perspectivas del interaccionismo simbólico 136 
23 Perspectivas fenomenológicas y etnometodológicas 137 
24 Perspectivas posmodernas 138 
Reflexiones generales del capítulo 140 
Para seguir aprendiendo 142 
Lecturas de perspectivas estructurales: 142 
 
8 LAS BASES DEL TURISMO MODERNO Y EL DESARROLLO DEL TURISMO DE MASAS 143 
J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ 
El Grand Tour 146 
La influencia del Romanticismo 147 
De los balnearios a la costa 148 
La invención del viaje organizado: Thomas Cook 150 
La moda del bronceado 152 
El acceso al turismo de las clases medias y obreras británicas 154 
Turismo de masas: factores estructurales y expresivos que conducen a su desarrollo 155 
Características del modelo de producción y consumo turístico masivo 157 
1 Democratización 157 
2 Los protagonistas del proceso 158 
3 Integración vertical de la oferta 158 
4 Predominio de la oferta sobre la demanda 158 
5 La centralidad del producto turístico ‘sol y playa’ 159 
6 Mecanismos de producción rígidos 159 
7 El turismo emblema de la sociedad de masas 159 
8 La publicidad y la creación de imágenes deseables 160 
9 Internacionalización de la actividad turística 161 
10 Concentración espacial, temporal y separación de otras actividades sociales 161 
11 El comportamiento turístico 162 
12 Racionalización de la actividad y del comportamiento turístico 162 
13 Viaje turístico y desigualdad social 163 
 
7 
Reflexiones generales de este capítulo 164 
Para seguir aprendiendo 165 
 
9 TRANSFORMACIONES RECIENTES EN LA ACTIVIDAD Y COMPORTAMIENTO TURÍSTICOS 167 
J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ 
Turismo de masas versus turismo alternativo: acerca de los tópicos 168 
Factores socioeconómicos y culturales que contribuyen a la ‘crisis’ del turismo de masas 168 
Cambios productivos 168 
El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información 170 
Globalización e internacionalización de la economía 171 
Cambios en las estructuras sociales, demográficas y laborales 172 
Cambios en el sector turístico 173Características de la actividad y comportamiento turísticos ‘posfordistas’ o 
‘posmodernos’ 174 
Procesos cambiantes en la producción y consumo 174 
1 Economías de escala y de red 174 
2 Aparición de operadores especializados 175 
3 El marketing se dirige a nichos especializados 175 
4 Proliferación de productos turísticos ‘específicos’ 175 
5 La demanda influye crecientemente en la oferta turística 176 
6 Desconcentración temporal 177 
7 Desconcentración espacial 177 
8 Desarrollo de la industria del ocio-turismo 177 
9 Consumo de espacios turísticos 178 
10 Importancia creciente de la experiencia 178 
Hipótesis acerca de los ejes articuladores de la actividad turística reciente 178 
Reflexiones generales de este capítulo 181 
Para seguir aprendiendo 181 
 
10 LOS IMPACTOS DEL TURISMO EN LAS SOCIEDADES RECEPTORAS 183 
J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ 
Definiciones y problemas 185 
 
8 
La delimitación del turismo como elemento causal en los procesos de cambio social 185 
Planteamientos teóricos 186 
Área de impacto 187 
Tipos de impactos 188 
Los impactos socio-culturales 188 
Estructura social e impactos del turismo 190 
El ciclo de vida y los procesos de aceptación-rechazo del turismo 192 
Impactos del turismo sobre las dimensiones culturales 196 
Reflexiones generales del capítulo 200 
Para seguir aprendiendo 201 
 
11 APROXIMACIÓN SOCIOLÓGICA A LAS MOTIVACIONES DE LOS TURISTAS 203 
J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ 
El impacto del turismo en las sociedades emisoras 204 
El concepto de motivación 205 
El estudio de la experiencia turística 207 
Reflexiones generales de este capítulo 220 
Para seguir aprendiendo 221 
 
12 LAS PARTICULARIDADES DEL TURISMO COMO ACTIVIDAD ECONÓMICA DE SERVICIOS 223 
J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ 
Las actividades de servicios frente a la producción industrial: en torno a su ‘especificidad’ 224 
Particulares circunstancias que concurren a las que deben atender las empresas turísticas para organizarse 230 
Acerca de las cualificaciones o competencias sociales 231 
La gestión empresarial de las actividades de servicios 235 
Reflexiones generales de este capítulo 240 
Para seguir aprendiendo 241 
 
13 ¿PARA QUÉ SIRVE LA SOCIOLOGÍA DEL TURISMO? EL ANÁLISIS DEL CICLOTURISMO 243 
M ANUEL S ANTANA T URÉGANO 
Desarrollo de la investigación 245 
 
9 
Selección y definición del problema a investigar 245 
Revisión de las evidencias y precisión de los fundamentos teóricos y conceptuales 249 
Diseño metodológico de la investigación 250 
Obtención de datos de investigación 251 
Análisis e interpretación de los resultados obtenidos 253 
El comportamiento como turistas de los cicloturistas 253 
El cicloturismo como actividad de ocio 256 
Acerca de la utilidad de este tipo de planteamientos teórico-empíricos 258 
Para seguir aprendiendo 262 
 
GLOSARIO 263 
 
BIBLIOGRAFÍA CITADA 273 
 
LOS AUTORES 291 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
10 
INTRODUCCIÓN 
El objetivo de este manual de sociología del ocio turístico es aproximar al estudiante universitario 
a la disciplina de la sociología del turismo La progresiva implantación en las universidades españolas 
de la titulación de turismo hace razonable la existencia de este tipo de manuales, de gran utilidad para 
los futuros graduados en turismo y también para los estudiantes de sociología El análisis sistemático de 
la actividad turística en España necesita de perspectivas como la sociológica, que contribuye a superar 
la dinámica, que había venido siendo la norma hasta hace poco, de desatención hacia la industria de 
servicios turísticos, tan importante espacial, económica y socialmente 
Este manual se compone de trece capítulos, organizados en torno a dos grandes apartados El 
primero de ellos denominado “Sociología, ocio y turismo” consta de seis capítulos y tiene el objetivo 
general de abordar las dimensiones teóricas, históricas y metodológicas del estudio del ocio turístico En 
el capítulo primero nos aproximamos a la sociología como disciplina científica, tratando además 
algunas de las causas del escaso interés que los primeros sociólogos prestaron al ocio y cómo existe 
una mayor disposición al estudio del mismo a medida que se va desarrollando la sociedad moderna y la 
misma sociología. 
En el segundo capítulo abordamos lo relativo a la investigación sociológica, las características 
que comporta la investigación científica, entendida esta como un método sistemático, racional y lógico 
para la obtención de conocimiento; se señalan los pasos que hay que llevar a cabo para estudiar 
científicamente una realidad social determinada, circunstancia que se concreta en las fases del proceso 
de investigación Indicamos, así mismo, las principales técnicas de recogida de datos que se emplean en 
la investigación, los procedimientos básicos para llevarlas a cabo y sus potencialidades y debilidades. 
En el tercer capítulo, a partir de la importancia que tienen en la explicación sociológica los 
conceptos de estructura y de cambio social, así como sus vínculos con las nociones de sociedad e 
individuo, afrontamos una aproximación a la evolución histórica del ocio, desde el período más antiguo 
hasta el contemporáneo, en el que el ocio ha alcanzado un estatus privilegiado y se ha convertido en un 
fin en sí mismo, separado de otras actividades e instituciones sociales como las religiosas o las 
económicas. 
En el cuarto capítulo, se tratan dos cuestiones, intentar comprender cómo se ha conformado la 
oposición trabajo-ocio en las sociedades modernas, al tiempo que se precisan también los cambios que 
a lo largo del siglo XX van a experimentar ambas realidades, sobre todo por la importancia creciente 
del consumo Por estas razones se profundiza en la importancia subjetiva y objetiva que tiene hoy el 
ocio y su cada vez más estrecha vinculación con el consumo Los cambios económicos, sociales y 
 
11 
políticos producidos en el último siglo y medio han favorecido que el trabajo pase a tener una menor 
centralidad social, mientras el ocio y el consumo van a ser cada vez más importantes, lo cual afectará a 
las reflexiones e investigaciones sociológicas sobre los mismos. 
El capítulo cinco se centra en las primeras formulaciones sociológicas acerca del ocio Abarca un 
período de tiempo bastante amplio, aproximadamente desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la 
década de los setenta del siglo XX. 
Finalmente, el sexto capítulo de la primera parte del manual ofrece una panorámica general de las 
propuestas de tres autores cuyas aportaciones al análisis de la sociología contemporánea han influido 
enormemente en la sociología del ocio turístico durante la segunda mitad del siglo XX: Norbert Elias, 
Pierre Bourdieu y Anthony Giddens La segunda parte del manual, denominada “La sociología del 
turismo”, contiene siete capítulos, esta vez dedicados a asuntos específicos de la sociología del turismo. 
En el capítulo siete nos aproximamos a los problemas conceptuales que implica el análisis 
sociológico del turismo y también recorremos las diferentes perspectivas sociológicas en torno al 
fenómeno turístico, detallando aquellos aspectos que cada perspectiva analiza y los desarrollos a que 
conduce. 
El capítulo ocho está dedicado al turismo de masas En una primera parte se exponen diversos 
factores y acontecimientos sociales y económicos que consideramos antecedentes del mismo (el Grand 
Tour , el Romanticismo, el desplazamientos a los balnearios y la influencia de las orientaciones 
médicas del siglo XIX, la impronta histórica de Thomas Cook, la moda del bronceado y la importancia 
creciente del cuerpo en las sociedades modernas, y también la afición al viaje a la costa de la sociedad 
inglesa); y en una segunda parte, se describen los factores estructurales y expresivos que explican y nos 
permiten comprender el aceleradodesarrollo del turismo de masas después de los años cincuenta del 
siglo XX, así como las principales características que presenta. 
En el capítulo nueve nos situamos en el final de una larga etapa de crecimiento económico que 
contribuyó a la conformación de la sociedad masiva de consumo y turística (a partir de la década de los 
setenta del siglo XX), y en el análisis de aquellos factores que han favorecido una profunda 
transformación en el turismo de masas. Por tanto, tiene por objeto el estudio de las tendencias recientes 
en la actividad y experiencia turísticas Dado que este proceso está en marcha, es inevitable que algunos 
de los planteamientos considerados presenten conclusiones provisionales, por el carácter inacabado y 
en formación de las características de este nuevo modelo turístico. 
El capítulo diez aborda un tema ya clásico en la sociología del turismo, los impactos sociales del 
turismo Al igual que a partir de mediados del siglo XIX los historiadores, los sociólogos y los 
 
12 
economistas analizaron las consecuencias del desarrollo del capitalismo industrial, se estudian desde 
hace tiempo los impactos o consecuencias de la implantación del turismo en las sociedades modernas. 
El turismo, considerado como un factor socioeconómico de modernización, ha sido estudiado a partir 
de los procesos sociales, económicos y políticos que desencadena. 
En el capítulo once analizamos las motivaciones turísticas y las tipologías a la que éstas dan 
lugar. Cada vez hay más personas que se desplazan periódicamente a otros lugares para llevar a cabo 
diferentes tipos de actividades recreativas o una combinación de estas con otros comportamientos Esto 
implica que hay una decisión relativa a la organización del tiempo de ocio y que este comportamiento 
tiene detrás unas motivaciones Además, dicha actividad va a tener una serie de consecuencias en las 
sociedades receptoras y emisoras En tanto se dan todas estas circunstancias, resulta necesario realizar 
una aproximación a los turistas En concreto abordamos en este capítulo los siguientes asuntos: el 
impacto general que la actividad turística tiene sobre las sociedades emisoras y los factores que 
favorecen su crecimiento; el problema del concepto de motivación y sus repercusiones en los análisis 
sociológicos; y finalmente, el debate sobre las motivaciones turísticas y las tipologías resultantes 
El objetivo del capítulo doce es aproximar al estudiante a algunas de las particularidades que la 
actividad turística presenta como sector económico y las consecuencias que se derivan para la 
organización empresarial y la gestión de los recursos humanos En cierta medida, se trata de un capítulo 
que podríamos considerar derivado del dedicado a los impactos del turismo, puesto que a partir de las 
particularidades que el turismo presenta como sector económico se puede comprender mejor el tipo de 
empleo, de empresas, de cualificaciones o de relaciones con el territorio a que da lugar 
Por último, en el capítulo trece presentamos a modo de ejemplo un producto turístico, el 
cicloturismo, a través de una investigación empírica Se trata de aplicar las herramientas teóricas y 
metodológicas a una actividad turística actual. 
Referente a la estructura de los capítulos, indicar que cada uno de ellos comienza con una 
introducción donde se indican los objetivos y contenidos principales del mismo, finalizando con un 
apartado que hemos titulado ‘Para seguir aprendiendo’, que incluye propuestas de lecturas para ampliar 
lo tratado en cada tema, prácticas y ejercicios que ayudan a los estudiantes a un mejor y más práctico 
conocimiento de los contenidos abordados, así como páginas web donde pueden encontrar información 
complementaria Este apartado pretende ser de utilidad para profesores y estudiantes. 
Asimismo, el manual se completa con una bibliografía que recoge las citas de todos los capítulos, 
pero también con un pequeño glosario de términos sociológicos o económicos que permiten una mejor 
comprensión sin tener que acudir necesariamente a los diccionarios Conviene recordar que el manual 
 
13 
contiene un capítulo eminentemente práctico, que pretende servir de ilustración para el estudio de los 
fenómenos turísticos actuales y que, aunque los capítulos se pueden leer y trabajar de forma 
independiente, al mismo tiempo, constituyen una unidad en sentido académico y docente. 
Queremos finalizar esta introducción vinculando este manual con la trayectoria de sus autores 
Pues viene a ser el fruto de años de docencia, de varias asignaturas (sociología, técnicas de 
investigación social, sociología del ocio y del turismo, sociología del deporte) y en diversas titulaciones 
(Turismo, Sociología, Economía, Empresa), y de su actividad investigadora en el campo de la 
sociología Los autores, profesores del Departamento de Sociología de la Universidad de La Laguna, 
han materializado en el presente texto lo que consideran la mejor aproximación a la preocupación 
académica del fenómeno del ocio turístico actual, y lo han hecho a partir de la experiencia tanto 
docente como investigadora Queda ahora que sea de utilidad a nuevos estudiantes y profesores 
En La Laguna a 10 de febrero de 2009 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
14 
Capítulo 1: EL LUGAR DEL OCIO Y DEL TURISMO EN LA SOCIOLOGÍA 
Manuel González Ramallal 
 
 Objeto y método de la sociología 
 La presencia marginal del ocio en la sociología clásica 
 Sociología contemporánea y atención creciente a las prácticas de ocio 
 El estudio sociológico del turismo 
 
En este capítulo vamos a aproximarnos al conocimiento de la sociología como disciplina 
científica que se ocupa del estudio de la sociedad y de las singularidades que dicho estudio conlleva, 
tanto desde el punto de vista teórico como práctico Así mismo, señalamos algunas de las causas del 
porqué los primeros sociólogos le prestaron una escasa atención al ocio, y como creció el interés por su 
estudio a medida que se iba desarrollando la sociedad moderna Destacamos también las diferencias 
existentes entre dos conceptos relacionados, mas no equiparables, como son tiempo libre y ocio 
Finalmente, en el marco de las actividades de ocio hacemos especial hincapié en el turismo y en su 
estudio, a partir de la década de los cincuenta, desde una perspectiva sociológica que aborda el estudio 
del fenómeno turístico desde un pluralismo teórico, metodológico y temático Exponemos las 
principales líneas de investigación en sociología del turismo tanto a nivel internacional como español 
 
OBJETO Y MÉTODO DE LA SOCIOLOGÍA 
Cuando nos preguntamos qué es la sociología son muchas las preguntas y algunas las respuestas 
que nos vienen a la mente Como señalan Osborne y Van Loon (2005: 3) “la sociología se parece 
bastante a aprender a montar en bici Cuando sabes hacerlo parece fácil, aunque increíblemente difícil 
de explicar a otra persona” De manera genérica podemos pensar en ella como en el estudio de la 
sociedad Efectivamente, la propia etimología del término así nos lo indica De la palabra latina socius 
(socio, y por extensión societas , sociedad) y del término griego logos (saber, conocimiento), la 
sociología consiste en el estudio de la vida social humana Pero, al fin y al cabo, y desde un punto de 
vista histórico, ¿no es esto lo que desde tiempos inmemoriales habían hecho ya algunos filósofos como 
Aristóteles o Platón? La respuesta a esta pregunta es que algunos de estos pensadores, con 
planteamientos próximos a la ética, la metafísica, la religión o la ideología, se ocupaban 
preferentemente de cómo debían de ser las sociedades más que de conocer como funcionaban 
realmente Se trataba, por tanto, más de una ideología parasociológica justificadora de la organización 
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15 
social y, en el mejorde los casos, de una sociología implícita, latente, que de una auténtica sociología 
(Bouthoul, 1979). 
Y es que la sociología en su forma moderna no comienza a pergeñarse hasta los albores del XVIII 
y sobre todo en el devenir del XIX, cuando una serie de acontecimientos sociales, económicos y 
políticos, acaecidos fundamentalmente en Europa y Norteamérica y que transformaron sustancialmente 
el mundo, comenzaron a ser estudiados de manera rigurosa, sistemática y científica De este modo se 
pretendían abandonar los acientíficos planteamientos éticos, metafísicos, teológicos e ideológicos que 
venían caracterizando el análisis social Algunos de los fenómenos sociales a los que nos estamos 
refiriendo y que alentaron el desarrollo de la sociología fueron, según Ritzer (1993), la Revolución 
Francesa, la revolución industrial, el nacimiento del capitalismo, el surgimiento del socialismo, los 
crecientes procesos de urbanización, los cambios en el mundo religioso, la progresiva secularización y 
el desarrollo de la ciencia. 
August Comte (1798-1857), pensador francés, fue el primero en denominar a esta incipiente 
disciplina por el nombre que actualmente la conocemos: sociología Fue en 1838. Desde entonces la 
sociología se ha ido desarrollando enormemente como actividad científica tanto en su dimensión 
teórica como en su dimensión práctica, siendo su principal objeto de estudio “la sociedad humana y, 
más concretamente, las diversas colectividades, asociaciones, grupos e instituciones sociales que los 
humanos forman […]. La sociología estudia también al ser humano en la medida en que su condición 
debe ser explicada socialmente, así como los resultados sociales de sus intenciones y comportamiento 
[…]. Lo que distingue a la sociología de […] otras ramas del saber social es el hecho de que ella 
investiga la estructura, los procesos y la naturaleza de la sociedad humana en general” (Giner, 2004: 9-
10). 
Aunque resulta obvio, en un sentido práctico, suele afirmarse que sociología es lo que hacen los 
sociólogos, los cuales desarrollan su tarea de manera específica en algunos de estos campos (Morales y 
Abad, 2002): a) estudios sobre las formas de agrupación, estructura y funcionamiento de las sociedades 
y de los grupos sociales; b) estudios sobre las instituciones sociales de carácter económico, político, 
familiar, religioso, cultural, etc; c) estudios sobre conformidad, desviación y control social; d) estudios 
sobre los cambios y los conflictos sociales; e) estudios sobre la estratificación social (castas, 
estamentos, clases sociales, mayorías y minorías, marginados, etc); f) estudios sobre población y medio 
ambiente (ecología, demografía, urbanismo, etc); g) estudios teóricos sobre la propia disciplina de la 
sociología y su carácter científico (definición y categorización de conceptos, validación y elaboración 
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16 
de teorías, etc); y h) metodologías de investigación para analizar la realidad social (recogida y análisis 
de datos, encuestas, observación, entrevistas, etc). 
Estamos pues, ante una disciplina teórica y práctica que se ocupa de una multiplicidad de 
cuestiones que tienen que ver con “lo social” Una disciplina que estudia tanto realidades estáticas (por 
ejemplo, estructuras sociales, estructuras económicas), como procesos dinámicos (por ejemplo, 
procesos de estratificación o de pauperización) y que, además, lo hace desde diferentes perspectivas 
teórico-prácticas. Esta variedad en temas y perspectivas podría llevar a cuestionarnos tanto la unidad 
interna de la sociología como su condición de disciplina científica. Sin embargo, es justamente ese 
carácter multidimensional de la realidad social, el que exige un pluralismo cognitivo (diferentes 
enfoques teóricos para interpretar la realidad) y metodológico (uso amplio y extensivo de métodos para 
investigar la realidad) tan característico de la sociología. 
Una de las cualidades de la sociología es, precisamente, la de poner en interconexión diferentes 
ámbitos de la realidad social (economía, política, ideología, religión, cultura, ética, etc.) y analizarlos 
desde una perspectiva particular que se denomina perspectiva sociológica (Macionis y Plummer, 2003) 
o imaginación (inteligencia) sociológica (Mills, 1999), que básicamente consiste en distanciarse y 
cuestionar lo que nos es familiar o damos por supuesto, al tiempo que adoptamos un punto de vista 
global y general sobre los fenómenos que nos rodean. Dedica, por ejemplo, unos minutos a pensar 
seriamente porqué viajan las personas en el mundo… Si realmente has llevado a cabo este ejercicio 
mental es posible que hayas encontrado varias posibles respuestas además de aquellas que nos dicta el 
sentido común y nuestra propia experiencia particular. Respuestas que aluden al hecho de conocer 
nuevos lugares, pasárselo bien, romper con la rutina, relajarse, adquirir prestigio y diferenciarse de 
otros grupos sociales, relacionarse con personas pertenecientes a otras culturas, “buscarse la vida”, 
negocios, y un largo etcétera. Pues bien, la sociología trata precisamente de clarificar, ordenar e 
interpretar la compleja realidad social mediante la aplicación de un método científico, esto es, de una 
estrategia de investigación científica específica (principios, supuestos y normas comunes) para tratar y 
resolver los problemas que se le presentan. Sobre este asunto volveremos en el capítulo dos. 
 
LA PRESENCIA SOCIOLOGÍA MARGINAL DEL OCIO EN LOS INICIOS DE LA 
SOCIOLOGÍA 
Para caracterizar globalmente a nuestra sociedad se han encontrado múltiples denominaciones: 
desde sociedad de la información hasta sociedad virtual, pasando por sociedad red, sociedad global, 
sociedad mediática, sociedad moderna, sociedad posmoderna, sociedad del riesgo, y sociedad de 
Celeste
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Celeste
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Celeste
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Celeste
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Celeste
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Celeste
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Celeste
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Celeste
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Celeste
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consumo, entre otros. Pero también nos encontramos con la llamada sociedad del ocio, donde este 
último término se erige como elemento central y definidor global de la actividad social. Sin embargo, la 
atención que desde la sociología clásica se le ha prestado al ocio ha sido, en el mejor de los casos, 
meramente secundaria y circunstancial. Incluso hace no más de cuarenta años Dumazedier (1971: 9) 
declaraba que “la idea del ocio, está lejos de estar integrada en los sistemas de pensamiento que guían 
la reflexión de los intelectuales”. Aún siendo discutible esta cuestión en nuestro días, no nos 
equivocamos al afirmar la presencia marginal del ocio en la teoría sociológica clásica. Y ello a pesar 
que de una u otra forma el ocio puede ser considerado cómo un fenómeno social total en términos 
maussianos1. 
Más allá de los vaivenes históricos que ha experimentado el ocio a lo largo del tiempo, cuestión 
que revisaremos de manera más detallada en el capítulo tres, podemos apuntar algunas causas del 
porqué de este “olvido” del ocio por parte de la sociología clásica. 
Una primera razón, de carácter paradójico, radica precisamente en la cualidad que el ocio tiene 
como fenómeno social total, susceptible de ser estudiado científicamente desde diferentes perspectivas 
(pedagogía, psicología, economía, derecho, filosofía, sociología) y que, sin embargo, hasta épocas 
bastante recientes no ha sido investigado de manera amplia, rigurosa y sistemática por ninguna de ellas. 
Esta circunstancia está relacionada con la segunda de las causas a reseñar, la referida al estereotipo del 
bajo contenido científico que conllevan las actividadesde ocio, aún a pesar del alto impacto social y 
económico que generan (García Ferrando, Álvarez Sousa, y Latiesa, 2007). Es por ello que la 
sociología del ocio, área de especialización reciente, ha sido desatendida por las teorías sociológicas 
clásicas y convencionales. Cómo señala Elias (1992: 12) en su “Prefacio” a Deporte y ocio en el 
proceso de civilización, el ocio, al igual que el deporte, “no era —o tal vez para decirlo con más 
exactitud, los «padres fundadores» no consideraron que era— el locus de problemas sociales serios en 
la época en la que estaban definiéndose los perfiles básicos de la sociología moderna. Además, muchos 
alegarían que tampoco constituye una propiedad básica y universal de los «sistemas sociales»”. Este 
déficit en la consideración científica del estudio del ocio dificultó, por un lado, la conformación de un 
consistente marco teórico y metodológico en torno al ocio y, por otro lado, bien ha podido actuar como 
freno para que los sociólogos se orientasen hacia un ámbito intelectual, el del ocio, poco valorado y 
estimado desde el punto de vista académico y profesional. 
 
1 Marcel Mauss en su obra Ensayo sobre el don. Forma y razón del intercambio en las sociedades (1925) entiende como 
hecho social total aquel en el que se expresan conjuntamente y al mismo tiempo sus dimensiones económicas, políticas, 
jurídicas, religiosas y morales, sin que se puedan desligar unas de otras. 
 
 
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Otra razón que podemos señalar se refiere a la dicotomía clásica que se ha establecido entre 
trabajo y ocio, dualidad en la cual el ocio ha salido como el gran derrotado, al haber sido catalogado 
como una actividad banal, intrascendente, orientada al mero placer y, sobre todo, carente de valor e 
interés económico. El análisis que el sociólogo clásico Max Weber (1864-1920) realizó en torno a la 
expansión de la mentalidad capitalista en su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo 
(1904), contribuyó a reforzar esta idea, presente en la ética religiosa protestante, de que el ocio, el 
desaprovechamiento del tiempo en actividades no lucrativas (perder el tiempo por hacer vida social, 
por cotillear, por el lujo, por dormir más de lo necesario, por la contemplación inactiva), se considera 
no sólo una actividad menor e inútil, sino “el primero y el más grave de los pecados” (Weber, 2001: 
197). 
Junto a las ya señaladas, también podemos apuntar cómo elemento negativo para la consolidación 
teórica del ocio, la mencionada por Ruiz Olabuénaga (1996: 16) cuando afirma que se entiende el ocio 
más “como práctica social ideologizada en lugar de cómo práctica social estructurada”. En este sentido, 
el de Thorstein Veblen (1857-1929) es un caso paradigmático, ya que en su Teoría de la clase ociosa 
(1899) crítica radicalmente el mercantilismo y el capitalismo imperante en la sociedad americana de su 
época, que agudiza las diferencias existentes entre una privilegiada y acomodada clase ociosa burguesa 
y los asalariados. En su crítica Veblen hace referencia a una serie de hábitos característicos y 
actividades de ocio a los que se entrega esta clase ociosa como son, entre otros, el gobierno, la guerra, 
las prácticas religiosas, el deporte o la ciencia. Todas ellas actividades consideradas dignas y propias de 
esta clase ociosa. También el planteamiento de Marx (1818-1883) con respecto al ocio está en la línea 
de considerarlo, en el sistema capitalista, como una práctica social ideologizada, si bien su 
preocupación por el ocio es, en el mejor de los casos, tangencial, y subsumida en la crítica general que 
hace de la sociedad burguesa. Esta crítica ha de contextualizarse bajo la más amplia perspectiva del 
materialismo histórico, que entiende las transformaciones sociales en relación a la importancia que, en 
cada etapa histórica, mantienen las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción. El ocio, 
desde la perspectiva marxista, surge en la sociedad antigua o clásica , cuando ciertos grupos sociales 
privilegiados comienzan a desestimar el trabajo en favor de otras actividades consideradas más propias 
de dicho grupo: contemplación de los fenómenos de la naturaleza, dedicación a la filosofía y al 
gobierno. Se trata de una concepción negativa del ocio ya que, el hecho de que éste se vincule a la 
desestimación del trabajo por parte de unos (los hombres libres), hace que el producto del trabajo, e 
incluso las propias vidas, no les pertenezcan a otros (los esclavos). Ya, en el marco de la sociedad 
 
19 
capitalista, esta visión negativa del ocio se refuerza al considerarse que se trata de un ocio vacío, no 
liberador y al servicio del capital. 
Por consiguiente, la tendencia por parte de algunos clásicos a entender e incluso a identificar el 
ocio y, más concretamente, el consumo de ocio con una ideología determinada, normalmente la 
capitalista, refuerza sobremanera el carácter accidental del ocio como elemento de análisis, que aparece 
no sólo al servicio de otras realidades consideradas más trascendentes (particularmente el trabajo), sino 
que también es valorado negativamente. 
El último factor que podemos apuntar del porqué de esta omisión del ocio en los escritos de los 
sociólogos clásicos, es que normalmente éste ha aparecido reflejado a través de sus actividades 
concretas o, dicho de otro modo, existe la tendencia a reflexionar sobre toda una serie de actividades 
particulares de ocio, algunas altamente ambiguas (filosofar, contemplar, perder el tiempo, cotillear, 
dormir, etc), más que a establecer a una reflexión general sobre el ocio como fenómeno con entidad y 
sentido propio. Este hecho sumado a la tradicional consideración del ocio como un problema menor y 
poco serio o como una suerte de actividades “varias” sin más trascendencia que su mera descripción y 
taxonomización, constituyen algunas de las causas que explican la ausencia de análisis concienzudos 
del ocio por parte de los clásicos en sociología. 
 
SOCIOLOGÍA ACTUAL Y ATENCIÓN CRECIENTE AL OCIO 
La actual caracterización del ocio como fenómeno central en la vida cotidiana de las personas y 
grupos sociales generó una atención creciente por parte de la sociología contemporánea a esta realidad 
cada vez más universal. Área de reciente especialización, el campo de la sociología del ocio ha 
avanzado y mejorado, con el consiguiente incremento no sólo de las teorías, métodos e investigaciones 
científicas vinculadas al ocio, sino también en lo que se refiere a su reconocimiento e 
institucionalización social y académica. Sin ir más lejos, desde el último cuarto de siglo XX en España 
se cuenta con departamentos universitarios, doctorados, asociaciones, congresos, equipos y proyectos 
de investigación, publicaciones y estadísticas consolidadas sobre diversos aspectos relacionados con el 
ocio. La sociología no podía permanecer más tiempo dándole la espalada al ocio, el cual no sólo no es 
ya privilegio y exclusividad de unos pocos ni depende únicamente de la iniciativa individual, sino que 
hoy en día constituye un derecho social que las administraciones deben de proteger y fomentar. 
Esta consolidación de la denominada por algunos como Dumazedier (1964) sociedad o 
civilización del ocio (también VV AA, 1968) tiene mucho que ver con el incremento del tiempo libre 
disponible de buena parte de la población debido a, entre otras causas, las transformaciones 
 
20 
tecnológicas en el trabajo, la inserción laboral tardía y las jubilaciones anticipadas, así como la 
existencia de una mayor esperanza de vida asociada a las mejoras en la calidad de vida en general y, en 
particular, en el ámbito higiénico-sanitario. Pero antes de continuar, conviene aclarar y establecer la 
diferencia existente ente ocio y tiempo libre ya que, como advierten Elías y Dunning (1992: 120) “los 
análisis sociológicos de los problemas del ocio tienden a confundirseconsiderablemente en el uso de 
los términos”, circunstancia que se debe a que son dos conceptos semánticamente muy relacionados, 
pero no idénticos. Según Ispizua y Monteagudo (1998: 234) “el concepto de tiempo libre hace 
referencia a la existencia de una determinada cantidad de tiempo, generalmente ajena a las obligaciones 
laborales, sociales o de otro tipo, y que constituye en potencia, un tiempo para el ejercicio de la 
expresión y libertad personal. Disponer de tiempo libre no significa necesariamente disfrutar de ocio 
[…]. El ocio supone llenar de sentido personal y/o social el tiempo libre a través de una acción 
libremente elegida y que no persigue fines utilitarios, sino que se lleva a cabo como fin en sí misma”. 
En definitiva, no todo tiempo libre constituye ocio, mas el tiempo libre es condición sine qua non para 
que podamos disfrutar de ocio. 
Junto a esta expansión en el tiempo libre algunos elementos significativos que han coadyuvado a 
consolidar la atención que se le va a prestar al ocio por parte de la sociología contemporánea residen en 
su importancia como factor económico y político; en el cambio (en positivo) en su consideración 
sociocultural; y en las múltiples formas en que éste puede expresarse. 
Es habitual resaltar la importancia de un fenómeno por la repercusión económica que éste tiene. 
Contrariamente a las primeras concepciones sociológicas del ocio que lo excluían totalmente del 
ámbito económico, hoy en día se resalta precisamente lo contrario. La denominada industria de la 
cultura y el ocio, —ámbito que engloba los sectores y subsectores económicos que se dedican a una o 
ambas actividades (cultura y / u ocio)—, se presenta como un factor económico de primera magnitud. 
Desde el estudio inicial de García, Encinar y Muñoz (1997), el aporte que esta industria hace al PIB 
español ha ido creciendo progresivamente desde el 3% hasta el anunciado 15% que aportará en torno al 
primer cuarto del siglo XXI (Lausén, 2002). Actualmente se sitúa próximo al 6%, lo que le hace estar 
por encima de sectores económicos tan importantes como el transporte marítimo y terrestre, la 
hostelería, la restauración, la fabricación de productos farmacéuticos, la industria petroquímica y 
química básica, la elaboración de bebidas y tabacos, o la fabricación de vehículos y automóviles. 
Si a la trascendencia que supone que buena parte de las actividades de ocio estén vinculadas a la 
esfera económica, le sumamos la consideración y el reconocimiento político que se le da al tiempo libre 
como derecho social y como espacio potencial para el disfrute del ocio, estamos hablando ya de dos 
 
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grandes pilares institucionales que prestigian significativamente al ocio. Sin ir más lejos la Declaración 
Universal de los Derechos Humanos recoge en su artículo 24 que “toda persona tiene derecho al 
disfrute del tiempo libre”. Así mismo, el texto constitucional español de 1978 recoge en diferentes 
artículos (43, 50, 148) la necesidad de que los poderes públicos atiendan tanto los problemas 
específicos relacionados con el ocio como su adecuada utilización, fomento y promoción. Se ha 
pasado, pues, desde la consideración del ocio como un vicio, a su reconocimiento social como un 
derecho y una exigencia inalienable de los individuos y de las sociedades modernas. 
En esta línea, la estima económica y política del ocio es paralela su positiva valoración 
sociocultural. El ocio contemporáneo es definido y redefinido constantemente, mas siempre como 
reflejo de un contexto social donde “los avances del bienestar y del tiempo libre […] han propiciado 
cambios importantes en el sistema de valores sociales de tal manera que el ocio en tanto que diversión, 
descanso y cultivo de la personalidad ha desplazado, al menos, parcialmente, a un sentido del trabajo 
como esfuerzo y rutina alienadora” (García Ferrando, Álvarez Sousa, y Latiesa, 2007: 243). Esta 
revolución cultural y conceptual que ha supuesto el ociohace que se le considere como un ámbito de la 
experiencia humana al margen de las obligaciones habituales, como una actividad libremente elegida y 
definida que genera placer, satisfacción, y que constituye un fin en sí mismo (Cuenca, 2004) Sin 
embargo, no conviene olvidar que esta dimensión personal y subjetiva del ocio (Neulinger, 1980; Iso-
Ahola, 1980) se complementa con la influencia del contexto social, especialmente en lo que se refiere a 
los condicionantes socioeconómicos que limitan ciertas prácticas de ocio. 
Dentro de esta nueva concepción contemporánea del ocio existe la tendencia a resaltar sus 
beneficios en el ámbito de la salud y el bienestar, tanto en lo que respecta a lo meramente físico 
(principalmente a través de la actividad física y deportiva), como en lo psíquico (sobre todo por su 
función de sociabilidad) y social (el ocio como indicador de la calidad de vida de una sociedad). Pero 
además, el ocio cumple una importante función simbólica, como señal de que se pertenece a un grupo 
social determinado y como signo de distinción personal frente a otros (Bourdieu, 1998). Esto nos lleva 
a hablar de las múltiples formas en las que éste puede manifestarse. 
La manifestación objetiva del ocio se lleva a cabo a partir del desempeño de actividades 
concretas de ocio. En este sentido han sido múltiples los intentos de ordenamiento de las mismas a 
partir de diferentes criterios como las funciones que cumple (Sue, 1980), el grado de control-emoción 
existente (Elias y Dunning, 1992), las necesidades que cubre entre diferentes grupos ocupacionales 
(Kabanoff, 1986), las vivencias que experimentamos gracias a él (Cuenca, 2000) y, sobre todo, según el 
tipo y características concretas de la actividad, es decir, si ésta es activa o pasiva; si se lleva a cabo en 
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una estación determinada del año o en otra; si se realiza en solitario o de forma grupal; si es al aire libre 
o no; si implican aprendizaje previo o son más espontáneas, y así hasta un largo etcétera. Pero 
independiente de la manera de entender el ocio y, por tanto, de clasificarlo de forma más o menos 
detallada, podemos señalar que los tres grandes ámbitos en los cuáles éste se expresa mayoritariamente 
son la cultura, el deporte y, por supuesto, el turismo. 
 
EL ESTUDIO SOCIOLÓGICO DEL TURISMO 
La sociología, al igual que ocurría con el ocio, ha sido especialmente “perezosa” a la hora de 
prestarle atención al turismo. De hecho, parece existir un consenso absoluto respecto a que las 
actividades turísticas como manifestaciones de ocio no han sido lo suficientemente estudiadas por la 
sociología, ni desde el punto de vista teórico, ni desde el punto de vista práctico. Esta afirmación es 
válida tanto a nivel internacional (Mazón, 2001: 39) como español (Méndez Muela, 2003: 44). Esto se 
debe en buena medida a que no ha sido hasta hace apenas medio siglo cuando el turismo se ha 
configurado como un fenómeno socioeconómico y cultural de magnitud planetaria, ya que en principio 
era una práctica exclusiva de las capas sociales más privilegiadas como la nobleza aristocrática y la alta 
burguesía, que eran quienes se podían permitir los primeros viajes en el marco del denominado Grand 
Tour Sólo a partir de la década de los cincuenta podemos hablar de un turismo masivo en Europa 
occidental gracias, entre otras cuestiones, a las revoluciones tecnológicas (especialmente por el 
desarrollo y abaratamiento de los transportes aéreos), las vacaciones pagadas, el aumento de los 
recursos económicos disponibles, y el cambio en los hábitos y estilos de vida de la población (para más 
detalles sobre las bases del turismo moderno y el turismo de masas ver capítulo ocho). 
El turismo, o como se decía por entonces “la ciencia del movimiento de forasteros”, comenzó a 
serconsiderado como objeto de investigación en la Europa del período de entreguerras, aunque la 
primera referencia que encontramos en torno al estudio científico del turismo es el artículo de L Bodio 
Sobre el movimiento de forasteros en Italia y sobre el dinero que gastan (1899). Los inicios y buena 
parte de los subsiguientes primeros trabajos que estudian el turismo lo enfocan, más que como 
fenómeno social total, como una realidad vinculada principalmente al ámbito económico. El título de la 
obra de Angelo Mariotti resulta significativa en este sentido: La industria del forastero en Italia: 
Economía Política del Turismo (1922). 
En Alemania y Suiza tiene lugar en torno a los años 30 lo que podríamos denominar los primeros 
antecedentes de una “protosociología del turismo”, con la obra de autores como Morgenroth (1929), 
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Leopold Von Wiese (1930), Arthur Bormann (1931) o Robert Glücksmann (1935)2, quienes van a 
estudiar científicamente el tránsito de forasteros desde perspectivas más amplias como la psicología de 
la motivación del viaje, las relaciones interpersonales lucrativas y no lucrativas, o la significación 
cultural del forastero, perspectivas todas ellas orientadas por una sociología muy próxima a la del 
sociólogo alemán George Simmel (1858-1918), cuya visión de la sociología es claramente 
interdisciplinar y abierta al estudio de todos aquellos fenómenos (formas) sociales que afectan a las 
relaciones interhumanas3. En el ámbito anglosajón tenemos las obras de F W Ogilvie (1933) y de A J 
Norval (1936), como primeras aproximaciones al estudio científico del turismo en Gran Bretaña y 
Sudáfrica, respectivamente Ambos autores proponen la necesidad del análisis estadístico, histórico y 
comparativo del fenómeno turístico en su vertiente política, económica y sociológica. 
Aunque a nivel institucional y académico se estaba pergeñando el estudio sociológico del 
turismo, no será hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando podamos hablar de una 
sociología del turismo en un sentido moderno4. Un primer gran referente académico sobre el tema es el 
del sociólogo alemán Hans-Joachin Knebel con su Sociología del turismo. Los cambios estructurales en 
el turismo moderno (1960), en el que conecta la tradición inicial de la sociología del turismo con los 
primeros intentos de sistematizar su complejo análisis desde el punto de vista teórico y práctico, 
destacando la importancia que tienen tanto los aspectos objetivos (datos estadísticos) como los 
subjetivos (rol del turista). Otros títulos a destacar, especialmente por el carácter crítico con el que 
abordan el rápido crecimiento del turismo son los de Mitford “El turista ” (1959) y Boorstin La 
imagen: una guía para los pseudos-eventos en América (1964), así como los de Nuñez Turismo, 
tradición y aculturación: weekendismo en una aldea mexicana (1963) y Forster The sociological 
consequences of tourism (1964), en este caso por el carácter empírico de los trabajos5. 
A partir de la década de los setenta, comienzan los primeros intentos de establecer unas bases 
teóricas que consoliden la disciplina con trabajos como los de Cohen (1972, 1974) y MacCannell 
(1976). Cohen establece una primera tipología de los turistas y las motivaciones que los llevan a 
emprender esta práctica. MacCannell realiza una síntesis teórica inicial en torno al fenómeno turístico 
enmarcándolo en el ámbito del ocio. Los trabajos de estos autores suponen un hito a partir del cual 
 
2 Referencias tomadas de Knebel (1974) y Savelli (1989). 
3 De hecho, el propio Simmel es considerado uno de los iniciadores del análisis sociológico acerca del movimiento de los 
forasteros (por ejemplo en Discurso sobre el forastero o La metrópolis y la vida mental ) en el marco de sus estudios sobre 
sociología urbana. 
4 El antecedente inmediato de la Organización Mundial del Turismo (OMT) tiene lugar en 1925 en el Congreso 
Internacional de Asociaciones Oficiales de Tráfico Turístico de La Haya. Para un conocimiento más detallado de la 
evolución institucional y política del turismo a nivel internacional ver Montaner (2002). 
5 Referencias tomadas de Méndez Muela (2003: 44). 1 
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comienzan a proliferar los estudios e investigaciones del turismo desde una perspectiva sociológica que 
comienza a consolidarse en los ochenta sobre unos puntos clave que, para Cohen (1996), son: a) el 
turista, b) la interacción que se genera (si es que se genera) entre turistas y locales, c) el desarrollo de la 
estructura del sistema turístico y, especialmente, d) el impacto del turismo. Estos puntos clave 
constituyen el pilar desde el que se han enfocado ocho de las grandes aproximaciones contemporáneas 
al fenómeno turístico (Cohen, 1996: 52-53): como una hospitalidad mercantilizada; como un viaje 
democratizado; como una moderna actividad de ocio; como una moderna variedad de las 
peregrinaciones tradicionales; como una expresión de los temas culturales básicos; como un proceso de 
aculturación; como una forma de relaciones étnicas; y como una forma de neocolonialismo. 
Las perspectivas sociológicas a través de las cuáles se han abordado estos temas han sido 
múltiples y abarcan prácticamente todo el espectro de la teoría sociológica (Dann y Cohen (1996)6: 
desde las teorías evolucionistas y cíclicas del desarrollo, hasta las del interaccionismo simbólico, 
pasando por las corrientes neodurkheimianas, las perspectivas críticas y conflictivistas, las 
funcionalistas, las weberianas, o las propias de la fenomenología y etnometodología. Dann y Cohen 
ponen de manifiesto que todas estas teorías han contribuido, con mayor o menor éxito, a apuntalar la 
especialidad de la sociología del turismo, y reclaman una interpretación teórica plural del complejo y 
multifacético fenómeno turístico, que además habrá de llevarse a cabo en conexión con otras 
disciplinas de las ciencias sociales como la economía, la geografía, la antropología, la educación, la 
ecología, la ciencia política, o la religión, entre otras que menciona Jafari (2005). 
A lo largo de la década de los noventa se afianzan algunos de los ámbitos temáticos antes 
señalados y se enmarcan y adaptan a algunas de las nuevas realidades y cambios sociales 
característicos de las sociedades posmodernas, hablándose de la experiencia turística como de una 
esfera separada de las obligaciones y rutinas de la vida cotidiana. Una esfera turística, cuyo marco es el 
del tiempo de ocio, en la que se buscan y se consumen significados y símbolos culturales La práctica 
turística se convierte así en una suerte de competición distintiva con los demás, marcada por la moda y 
el buen o mal gusto a la hora de viajar (Bourdieu, 1998). Desde esta perspectiva el turista, —su mirada, 
su experiencia—, se configura como el protagonista del análisis sociológico del turismo (Urry, 1990). 
En este contexto el turista pasa a ser considerado más que nada como cliente, como agente consumidor, 
de un mercado turístico donde se comercializan productos y servicios turísticos altamente flexibles y 
diversificados Esta acusada mercantilización de las actividades turísticas conlleva unas altas dosis de 
 
6 Para un mayor conocimiento de las principales perspectivas contemporáneas en teoría sociológica ver Flecha; Gómez y 
Puigvert (2001), Giner (2003), Baert (2001), Ritzer (2001). 
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calculabilidad,control y racionalización (Ritzer, 2007) que, según Lash y Urry (1998), finalmente 
puede dar lugar a la muerte del turismo como dimensión antagónica a las prácticas sociales no turísticas 
como son el ámbito laboral y hogareño. De alguna manera lo que estos autores quieren poner de 
manifiesto es que lo mismo que somos trabajadores y miembros de una familia todo el tiempo , la 
desregulación laboral, la fragmentación de los períodos vacacionales, las jubilaciones anticipadas, la 
tardía inserción laboral y, en general, la centralidad del ocio orientado a la práctica turística, nos 
convierte también en turistas todo el tiempo. Es una vuelta al tema de la autenticidad (MacCannel, 
1976), las rutinas “no rutinarias” (Giddens, 1997; Elias y Dunning, 1992) y los pseudoseventos 
(Boorstin, 1964). 
En España, encontramos las primeras aproximaciones al análisis científico del turismo en la 
década de los sesenta. Estos iniciales estudios se llevan a cabo, al igual que había sucedió en el ámbito 
internacional, desde una perspectiva fundamentalmente económica orientada por una visión del turismo 
como agente de desarrollo regional (González Paz, 1963)7. A nivel institucional hay que destacar que 
en el año 1963 se crea en Madrid la Escuela Oficial de Turismo. 
El desmesurado crecimiento en determinadas zonas turísticas españolas como la Costa Brava y el 
Maresme, llevo a algunos autores como al sacerdote y sociólogo barcelonés Duocastella (1969) a 
preocuparse por los impactos socioculturales y, sobre todo, ético-morales que los turistas generaban 
entre la población local. Otro apunte crítico, lo hallamos en el tecnócrata franquista López de Letona 
(1968) cuando aborda el tema de la falsa autenticidad que experimenta el turista medio, a quien se le 
ofrecen productos y servicios “typical spanish” en el marco de un montaje, una farsa y, en definitiva, 
un pseudo-evento meramente consumista8. En esta línea, y ya en la década de los setenta González 
Seara (1971) y Nieto (1975) señalan, respectivamente, el creciente consumismo en el ámbito del ocio y 
del turismo. 
A Gaviria (1974) le preocupa que el turismo español se haya desarrollado desde finales de los 50 
con terrenos y mano de obra española, pero con una fuerte especulación y enriquecimiento extranjero. 
También le inquieta el deterioro de los entornos y paisajes rurales a raíz de la creciente urbanización 
generada por el turismo. Por su parte, Estivill (1979) denuncia el fenómeno de aculturación y radical 
 
7 Las referencias españolas hasta la década de los ochenta han sido tomadas fundamentalmente de Mazón (2001). En esa 
misma obra se abunda en torno a las razones de la carencia de estudios de sociología del turismo en España (Mazón, 
2001: 42-45). 
8 En Rey-Reguillo (2007) podemos encontrar diferentes ejemplos de esta estrategia de seducción del turista a través de 
algunos los tópicos españoles, con especial referencia al cine. 
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transformación que experimenta Lloret de Mar fruto, entre otras cuestiones, de la presión a la que se ve 
sometida esta localidad debido a la actividad turística. 
En el marco institucional la década de los ochenta comienza con la implantación del título de 
Técnico en Empresas y Actividades Turísticas (TEAT), equivalente a una diplomatura universitaria, 
aunque sin reconocimiento por parte de éstas hasta el año 1996. Así mismo, con la creación de nuevas 
Facultades de Sociología comienza a plasmarse en sus planes de estudio la posibilidad de cursar la 
asignatura optativa de “Sociología del Turismo” (en la Diplomatura de Turismo es obligatoria)9, con el 
consiguiente empuje que esto supuso para la lectura de tesis doctorales y tesinas de licenciatura, 
organización de doctorados, masteres e investigaciones. También se incrementa el número y la calidad 
de las publicaciones (artículos, comunicaciones, libros, manuales) sobre el turismo desde una 
perspectiva sociológica como las de Álvarez Sousa (1994 y 2004); Latiesa y Álvarez Sousa (2000); 
Díaz Martínez y Martínez Quintana (2002); Martínez Quintana (2006); Rubio (2003) y Mazón (2001) 
entre otros. Es destacable también que desde el VII Congreso Español de Sociología celebrado en 
Salamanca, la mención al turismo se incluye explícitamente como grupo de trabajo junto al ocio y al 
deporte. Y a partir del IX Congreso Español de Sociología de Barcelona, existe un grupo de trabajo 
denominado exclusivamente “Turismo y Ocio”. Esta plausible consolidación de la disciplina parece 
que tendrá continuidad en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), según se 
recoge en el Libro Blanco del Grado de Turismo (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y 
Acreditación, 2004). 
A pesar de la necesaria juventud de los estudios del turismo desde una perspectiva sociológica, 
—tanto por el desarrollo relativamente reciente del turismo como fenómeno social generalizado como 
por su complejo enfoque multidisciplinar—, la sociología del turismo en el presente siglo, entendida 
como “el estudio de las relaciones, roles y motivaciones turísticas, sus instituciones y su impacto en las 
sociedades receptoras” (Méndez Muela, 2003: 44), presenta en España unas líneas de investigación 
relativamente estables. Estas son según García Ferrando, Álvarez Sousa, y Latiesa (2007: 254-256): a) 
el comportamiento turístico; b) la gestión cultural; c) el turismo de sol y playa; d) el turismo alternativo 
(turismo rural, de aventura, ecológico, deportivo, etc); e) la calidad y la innovación turística; y f) los 
efectos del turismo en diferentes campos (empleo y mercado, nuevas formas de colonialismo, efectos 
no deseados como el denominado turismo sexual, etc). 
 
9 Si bien aquí denominamos a esta asignatura “Sociología del Turismo”, puede aparecer con diferentes denominaciones en 
los planes de estudio, normalmente como “Sociología del Ocio y del Turismo” o como “Sociología del tiempo libre y el 
turismo”. 
 
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En definitiva, tanto a nivel nacional como internacional ha crecido el número de publicaciones, 
investigaciones e instituciones que tienen como referente el ámbito de la sociología del turismo; sin 
embargo esto supone un incremento meramente cuantitativo de la disciplina, que ha de estar 
acompañado ineludiblemente por la sistematicidad y rigurosidad que exige el conocimiento científico 
tanto en el plano teórico como en el práctico. Una tarea que no es sencilla dada la complejidad de la 
cuestión que estamos abordando: el turismo, interconectado con múltiples esferas de la (también 
compleja) realidad social y por tanto vinculado también a otras disciplinas científicas. Teniendo esto 
presente la Sociología del Turismo puede aportar más luces que sombras en favor de un conocimiento 
más amplio y de mayor calidad en torno al fenómeno turístico. Tal vez, de este modo, el epígrafe 
“sociología del turismo” sea merecedor de aparecer en el Diccionario de Sociología (Giner, Lamo de 
Espinosa y Torres, 2002) al mismo nivel que la sociología del trabajo, del ocio o del deporte. 
 
REFLEXIONES GENERALES DEL CAPÍTULO 
1. La sociología como disciplina científica que estudia la sociedad de manera rigurosa y 
sistemática comienza a perfilarse en el siglo XIX, en un contexto social, económico y político 
enormemente cambiante con respecto a otras épocas históricas 
2. La sociología es una actividad científica, teórica y práctica que, dado el carácter 
multidimensional de la realidad social, exige un pluralismo cognitivo (diferentes enfoques teóricos para 
interpretar la realidad) y metodológico (uso amplio y extensivo de métodosprácticos para investigar la 
realidad) guiado por lo que se denomina la perspectiva sociológica, que trata de poner en interconexión 
los diferentes ámbitos de la realidad cuestionando las “verdades” que nos indica el sentido común 
3. La centralidad del trabajo y la tradicional consideración del ocio como una actividad 
negativa, banal, intrascendente y carente de valor económico, así como su estimación como práctica 
social de consumo vinculada a una ideología determinada, la capitalista, e instrumento de dominación 
al servicio de unos poco frente a la gran mayoría, son algunas de las causas que hicieron que los 
primeros sociólogos apenas si dedicaran tiempo al análisis sistemático y riguroso del ocio 
4. El creciente interés por parte de la sociología hacia el ocio tiene que ver con 
determinados cambios producidos en la sociedad contemporánea que modificaron (en positivo) la 
consideración cultural (experiencia humana, salud, bienestar), política (derecho individual y colectivo) 
y económica (negocio) del ocio 
5. Aunque a menudo se confunden, hay que diferenciar los conceptos de tiempo libre y 
ocio El primero hace referencia a un tiempo ajeno al cumplimiento de obligaciones (laborales, sociales) 
Celeste
Resaltado
Celeste
Resaltado
Celeste
Resaltado
 
28 
El segundo constituye un fin en sí mismo y un ejercicio de libertad y expresión personal en relación a 
un contexto social concreto 
6. A partir de la década de los cincuenta, con el desarrollo del turismo masivo en occidente, 
este comienza a configurarse como un elemento de interés específico por parte de la sociología 
Teniendo en cuenta la complejidad del fenómeno turístico y su interconexión con diferentes 
dimensiones de la realidad social y con otras disciplinas científicas, se aborda su estudio con 
planteamientos temáticos, teóricos y metodológicos plurales 
 
PARA SEGUIR APRENDIENDO 
 Para una amena aproximación a la sociología, centrada en algunas de sus ideas principales, sus 
precursores, sus contemporáneos y sus metodologías, acompañado todo ello además de sugerentes 
ilustraciones, se recomienda Osborne, R, y B Van Loon, (2005), Sociología para todos , Barcelona, 
Paidós 
 Sobre lo que es y significa la imaginación sociológica, ver el capítulo I “La promesa” de Mills, 
C W (1999 / [1959]), La imaginación sociológica , México, Fondo de Cultura Económica 
 Para un mayor conocimiento de las principales perspectivas contemporáneas en teoría 
sociológica ver Giner, S (2003), Teoría sociológica moderna , Barcelona, Ariel Baert, P (2001), La 
teoría social en el siglo XX , Madrid, Alianza Ritzer, G (2001), Teoría sociológica moderna , Madrid, 
McGraw-Hill. 
 Este sitio web, que está en inglés, www.sociosite.net, contiene amplia información organizada 
sobre diversas cuestiones relativas a la sociología como autores, áreas temáticas de estudio, revistas 
especializadas, mailing list , bases de datos, universidades y departamentos, etc. 
 Este sitio web, en español, wwwsociologicus.com, permite acceder a recursos de sociología 
organizados por temas: aproximación a la sociología, autores clásicos y contemporáneos, aspectos 
metodológicos, sociología por temas, relatos sociológicos, etc. 
 Reflexiona en torno a las actividades de ocio que has llevado a cabo en los últimos años Trata 
de aplicar la imaginación sociológica y piensa cuáles de ellas tienen relación directa con el fenómeno 
turístico Intenta ir un poco más allá y piensa si alguna de las que consideras que no tienen relación con 
el turismo podrían tenerla en algún sentido Por ejemplo, llevar a cabo actividades deportivas, visitar un 
museo, etc. 
 Pon algunos ejemplos de actividades de tiempo libre y posteriormente valora cuáles pueden ser 
consideradas como ocio y cuáles no Justifica tus respuestas. 
 
29 
Capítulo 2: LA INVESTIGACIÓN SOCIAL 
Manuel González Ramallal 
 
 El proceso de investigación científica 
 Las técnicas de investigación en sociología 
 Las fuentes de información para el estudio del turismo 
 
Exponemos a continuación las características que comporta la investigación científica, entendida 
como un método sistemático, racional y lógico para la obtención de conocimiento. Señalamos los pasos 
que hay que llevar a cabo para estudiar científicamente una realidad social determinada, circunstancia 
que se concreta en las etapas o fases del proceso de investigación. Indicamos, así mismo, las 
principales técnicas de recogida de datos que se emplean en la investigación social, los procedimientos 
básicos para llevarlas a cabo y sus potencialidades y debilidades. Concluimos el capítulo mencionando 
las fuentes más importantes de información de las cuales podemos obtener datos relacionados con el 
turismo a nivel mundial, europeo, nacional y autonómico, provincial y local. 
 
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA 
En el capítulo anterior hemos resaltado el carácter científico de la sociología. También hemos 
señalado la atención creciente que desde el punto de vista teórico le han prestado al ocio y al turismo 
los contemporáneos en sociología, aún teniendo en cuenta que queda mucho camino por andar. Sin 
embargo, todavía podemos preguntarnos ¿cómo hacemos realmente sociología?, ¿cómo observamos y 
obtenemos evidencias sobre un fenómeno social? Las respuestas a estas preguntas nos sitúan en el 
plano de la praxis, de la práctica sociológica. Y, al igual que hablamos de un pluralismo cognitivo 
(múltiples teorías para interpretar la realidad), también podemos hablar de un pluralismo metodológico, 
ya que existen diferentes formas de afrontar la obtención de evidencias acerca de un fenómeno social 
determinado. Ahora bien, no conviene olvidar que tanto teoría como práctica sociológica han de 
caminar en un mismo sentido cuando afrontamos el proceso de investigación científica. Ambas son las 
dos caras de una misma moneda y no hay una buena praxis sin teoría, ni una buena teoría si no forma 
parte de la experiencia. 
La investigación científica alude a la existencia de un método sistemático para obtener 
conocimiento. Un método es una forma racional de proceder y constituye una lógica de acción fiable y 
precisa que se lleva a cabo para obtener un mayor y un mejor conocimiento sobre alguna esfera de la 
 
30 
realidad. Toda disciplina científica fundamenta en el método su patrón general, su plan, su guía 
normativa y orientadora del proceso de investigación científica. La sociología no es ajena a esta 
necesidad, aunque por el hecho de estudiar los complejos, variados y variables sucesos del mundo 
humano necesita de un planteamiento específico, de un método particular, si bien “del método 
sociológico como procedimiento único sólo se puede hablar en abstracto […] lo cierto es que, en lo 
referente a investigación, el criterio de la sociología es a menudo marcadamente utilitario: si el método 
da resultados convincentes, si sirve, se emplea” (Giner, 2004: 29). Esta afirmación consolida las 
palabras de Giddens (1991: 55) respecto a que “el trabajo científico depende de una mezcla de 
pensamiento osadamente innovador y de la disposición y el control cuidadosos de la evidencia para 
apoyar o desechar hipótesis y teorías”. 
Estamos, pues, ante un proceso dinámico de conocimiento de la realidad social, que recorre una 
ordenada trayectoria de ida y vuelta, vinculada tanto a planteamientos abstractos (teoría) como 
concretos (práctica), y tanto deductivos (de la teoría a la práctica) como inductivos (de la práctica a la 
teoría). Al mismo tiempo habrá que considerar una serie de elementos inherentes y necesarios para 
proceder de acuerdo al método científico general y al método científico de la sociología en particular. 
Nos referimos a conceptos, hipótesis y leyes10 (González Seara, 1983), y a un procedimiento ordenado 
en varias etapas (Bourdieu, Chamboredon y Passeron, 1989; Quivy y Campenhoudt, 1992), cuyas 
reglas no son, enabsoluto, ni inmutables ni infalibles, ya que están en función tanto de la especificidad 
de la investigación como de la creación, imaginación e inteligencia del propio investigador (Mills, 
1993). Es evidente, pues, que la imaginación-innovación-osadía en el proceso de investigación necesita 
de un control-método-estructura de producción de conocimiento acorde a los planteamientos 
científicos. En este sentido, el proceso de investigación científica se planea atendiendo a una serie de 
pasos ordenados formalmente. Sin embargo y teniendo en cuenta que lo que vamos a estudiar es la 
compleja realidad social, en la práctica investigadora real estos pasos no se diferencian tan claramente 
entre sí y ni siquiera suelen atender plenamente al ordenamiento formal previo, mas resulta necesario 
contar y respetar, en la medida de lo posible, con un plan de ruta, una guía de investigación. 
El número de etapas o fases de investigación varía atendiendo al mayor o menor detalle con que 
se quiera programar la investigación, si bien tiende a existir cierto consenso básico en torno a ciertas 
 
10 Señala el propio Seara que en sociología más que hablar de leyes hay que hablar de “tendencias”, lo cual no niega en 
absoluto su carácter científico, sino que la mayoría de las regularidades y de las denominadas “leyes” sociales han de ser 
formuladas en términos de probabilidad o de tendencia. En una línea similar, Gibson (1982) alude a los postulados de 
tendencia, de gran importancia en la investigación social, para referirse a cosas que ocurren siempre en función de unas 
circunstancias y en ausencia de otras que lo impiden. 
 
31 
fases necesarias e imprescindibles en el proceso de investigación científica en sociología11. Nosotros 
hemos resumido estas etapas en seis (Macionis y Plummer, 2003; Giddens, 1991; Giner; 2004; 
Gutiérrez Brito, 2007). 
 
SELECCIÓN Y DEFINICIÓN DEL PROBLEMA A INVESTIGAR 
La selección del tema a investigar alude a un problema teórico y/o práctico no resuelto sobre el 
que se tratará de aportar nuevos conocimientos. Normalmente la selección de una u otra problemática 
concreta se justifica por la relevancia social que tiene y por los beneficios que la investigación tendría 
para las personas, grupos e instituciones sociales implicadas de manera directa o indirecta con dicho 
problema. El valor inicial de una investigación tiene que ver con un buen planteamiento en torno al qué 
quiero investigar y por qué quiero hacerlo. Es decir, en torno a los objetivos de la investigación. 
Una investigación consiste, en última instancia, en resolver un enigma. De ahí que a lo largo de 
este proceso de selección haya que acotar y definir claramente qué aspecto o aspectos específicos de la 
realidad van a ser estudiados, delimitando lo que va a ser y lo que no va a ser objeto de nuestro estudio. 
Se trata de ir afinando y dándole forma concreta a nuestra investigación. Para ello inicialmente 
podemos partir de lo que se denomina la pregunta de investigación que, necesariamente, habrá de ir 
reformulándose y concretándose a lo largo de las diferentes etapas del proceso mismo de investigación. 
Por ejemplo, podemos formular la pregunta preliminar “¿por qué viajan los jóvenes?”, pero habrá que 
ir puntualizando y definiendo, entre otras cuestiones, a qué tipo de viajes nos referimos, en qué época 
del año, a qué destinos, qué entendemos por joven, y algunas otras cuestiones que habrán de estar en 
relación directa con el tema a investigar En definitiva, estamos tratando de dar un primer salto de 
calidad desde nuestro saber inicial y cotidiano, fundamentado en el sentido común, a un saber más 
específico y riguroso, sometido al control científico. 
 
REVISIÓN DE LAS EVIDENCIAS Y PRECISIÓN DE LOS FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y 
CONCEPTUALES 
Antes de continuar avanzando en nuestra investigación se hace necesaria una pausa para revisar 
los antecedentes y las evidencias ya existentes, tanto las teóricas como las empíricas, en torno a lo que 
deseamos estudiar. Es posible que algunas partes del problema que queremos investigar se hallen ya 
resueltas y concluidas de manera satisfactoria y, en todo caso, los resultados ya obtenidos por otras 
 
11 Normalmente las fases del proceso de investigación suelen concretarse redactándose por escrito en un proyecto de 
investigación. Sobre la elaboración de proyectos de investigación en turismo puede consultarse Latiesa (2003: 93-95) y 
Gutiérrez Brito (2007: 301-313). 
 
32 
investigaciones nos permitirán comprobar qué aspectos del problema no se abordaron en la primera 
fase, o bien cuáles quedaron sin resolver. Además, la consulta de las investigaciones previas puede 
facilitarnos la tarea que supone precisar los fundamentos teóricos y conceptuales de nuestro estudio, ya 
que algunos de ellos pueden haber sido ya claramente explicitados y definidos en los trabajos 
precedentes. 
En todo caso en esta fase hay que ilustrar de manera manifiesta cual va a ser nuestra perspectiva 
teórica12, y también si, junto a la orientación sociológica general que le vayamos a dar a nuestra 
investigación, introducimos algunas otras orientaciones preferentes, por ejemplo, la histórica 
(evolución y presencia histórica del fenómeno), la antropológica (diferentes manifestaciones 
culturales), la económica (producción, intercambio, consumo, valor), etc. Así mismo, y en relación con 
el marco teórico y la revisión de los antecedentes, es el momento de formular y concretar con la mayor 
precisión posible la pregunta de investigación. Estamos ante uno de los momentos más trascendentes 
del proceso de investigación científica, ya que hemos de formular hipótesis y definir conceptos 
operativos que nos permitan resolver el problema de investigación. 
Una hipótesis es una conjetura que se establece en torno a la realidad, siendo el propio resultado 
de la investigación el que determinará su (grado de) veracidad o falsedad. Las hipótesis constituyen el 
mejor modo de formular claramente el problema de investigación. Una hipótesis es una suposición 
fundamentada sobre lo que está ocurriendo y, aunque es fruto de la intuición, de la creatividad, de los 
resultados previos de otros estudios, y de la experiencia acumulada por el investigador, también es 
cierto que ha de tratarse de una afirmación basada en la lógica, la reflexión y la racionalidad. Todo 
proceso de investigación se consolida a partir de la formulación de una o varias hipótesis formuladas en 
forma enunciativa. Por ejemplo, “cuanto mayor sea el número de veces que hayan viajado los padres al 
extranjero, mayor será el número de viajes que hagan sus hijos”. Esta hipótesis podría ser una de las 
que habría que contrastar a lo largo de una investigación y nos permitiría en última instancia obtener un 
conocimiento más preciso sobre algunas de las variables que tienen que ver con el fenómeno del 
turismo entre los jóvenes. Claro que, para ello, habrá que haber definido con anterioridad los conceptos 
de manera operativa. 
Operacionalizar conceptos significa conocer su alcance y su significación exacta al margen de 
toda ambigüedad. Es evidente que en torno a muchos de los conceptos que empleamos en nuestra 
cotidianeidad no existe consenso Si ir más lejos ¿a qué nos referimos cuando hablamos de jóvenes? Es 
 
12 Sin conocimientos teóricos los problemas prácticos de la investigación se presentan más difíciles, sino imposibles, de 
solucionar. 
 
33 
evidente que la franja de edad para categorizar a alguien como joven es variable, no sólo a la largo de 
la historia y comparativamente entre diferentes sociedades, sino incluso dentro de una misma sociedad 
no existe un acuerdo pleno respecto a ello. Por tanto es necesario operacionalizar el concepto para 
poder trabajar con él.

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