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1 Manual de Sociología del Ocio Turístico J. Rosa Marrero Rodríguez Manuel González Ramallal (directores) Manuel Santana Turégano 2 Manual de Sociología del Ocio Turístico E-S EPTEM Edición: octubre, 2012 © 2012 J. Rosa Marrero Rodríguez, Manuel González Ramallal y Manuel Santana Turégano © de esta edición: Septem Ediciones, S.L., Oviedo, 2012 e-mail: info@septemediciones.com www.septemediciones.com Blog: www.septemediciones.es También en Facebook, Linkedin y Twitter Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin previo permiso escrito del editor. Derechos exclusivos reservados para todo el mundo. El Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) vela por el respeto de los citados derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. La editorial no se hace responsable, en ningún caso, de las opiniones expresadas por el autor. La editorial no tiene obligación legal alguna de verificar ni la veracidad, vigencia, exhaustividad y/o autenticidad de los datos incluidos en el texto, por lo que carece de responsabilidad ante los posibles daños y perjuicios de toda naturaleza que pudieran derivarse de la utilización de aquéllos o que puedan deberse a la posible ilicitud, carácter lesivo, falta de veracidad, vigencia, exhaustividad y/o autenticidad de la información proporcionada. DISEÑO CUBIERTA Y COMPAGINACIÓN: M & R Studio ISBN: 978-84-15279-51-8 S EPTEM E DICIONES Cimadevilla 15, es. A 1º C 33003- Oviedo Principado de Asturias (España) 3 Índice INTRODUCCIÓN 11 1 EL LUGAR DEL OCIO Y DEL TURISMO EN LA SOCIOLOGÍA 15 MANUEL G ONZÁLEZ R AMALLAL Objeto y método de la sociología 16 La presencia marginal del ocio en los inicios de la sociología 18 Sociología actual y atención creciente al ocio 21 El estudio sociológico del turismo 23 Reflexiones generales del capítulo 29 Para seguir aprendiendo 30 2 LA INVESTIGACIÓN SOCIAL 31 MANUEL G ONZÁLEZ R AMALLAL El proceso de investigación científica 32 Selección y definición del problema a investigar 33 Revisión de las evidencias y precisión de los fundamentos teóricos y conceptuales 34 Diseño metodológico de la investigación 36 Obtención de datos de investigación 37 Análisis e interpretación de los resultados obtenidos 38 El informe final 39 Las técnicas de investigación en sociología 40 La encuesta 41 Los datos secundarios 42 La observación participante 43 La entrevista personal 45 La historia de vida 46 El análisis documental 47 El análisis de contenido 48 Los grupos de discusión 48 Las fuentes de información para el estudio del turismo 49 4 Reflexiones generales del capítulo 53 Para seguir aprendiendo 54 3 OCIO Y TRABAJO DESDE UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA 55 M ANUEL G ONZÁLEZ R AMALLAL Estructura y cambio social 56 El ocio en la antigüedad 58 El ocio en el Medievo 61 Sociedad moderna y conformación de la oposición entre trabajo y ocio 64 Reflexiones generales del capítulo 69 Para seguir aprendiendo 70 4 FASES EN EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO Y CAMBIOS EN LA CONSIDERACIÓN DEL OCIO 71 J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ Capitalismo de producción 72 La explosión del consumo y la creciente valoración del ocio: capitalismo de consumo 75 Las transformaciones en el capitalismo de consumo posteriores a la década de los setenta del siglo XX: posmodernidad y capitalismo informacional 80 Clases sociales, estilos de vida y ocio 83 Reflexiones generales del capítulo 86 Para seguir aprendiendo 87 5 PRIMERAS APROXIMACIONES AL ESTUDIO SOCIOLÓGICO DEL OCIO 89 J ROSA M ARRERO R ODRÍGUEZ Los antecedentes: K Marx, Saint-Simon y P Lafargue 90 Saint-Simon (Francia, 1760-1825) 90 Karl Marx (Alemania, 1818-1883) 91 Paul Lafargue (Cuba 1842 - Francia 1911) 92 El planteamiento pionero de Thorstein Veblen (Estados Unidos, 1857-1929) 94 El planteamiento liberal de la década de los cincuenta y sesenta 96 David Riesman (Estados Unidos, 1909-2002) 98 5 Sebastián de Grazia (Estados Unidos, 1917-2001) 100 Joffre Dumazedier (Francia, 1915-2002) 101 Ocio y alienación: la Escuela de Frankfurt 102 Eric Fromm (Alemania 1900 - Suiza 1980) 105 Herbert Marcuse (Alemania 1898-1979) 105 Reflexiones generales del capítulo 107 Para seguir aprendiendo 108 6 TRES SOCIÓLOGOS CONTEMPORÁNEOS 109 J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ El ocio como actividad mimética: Norbert Elias (Alemania 1897 - Ámsterdam 1990) 110 El proceso de civilización 111 Ocio y deporte en el proceso de civilización 113 Ocio y distinción social: P Bourdieu (Francia, 1930-2002) 114 Habitus y campo 115 El enfoque bourdiano acerca de los estilos de vida 116 Individualidad y modernidad: A Giddens 119 Consecuencias de los procesos de modernidad tardía en las vivencias de los individuos 120 Modernidad, elección individual y estilo de vida 122 Reflexiones generales del capítulo 124 Para seguir aprendiendo 126 7 PERSPECTIVAS TEÓRICAS EN EL ANÁLISIS SOCIOLÓGICO DEL TURISMO 127 J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ Problemas conceptuales 128 Aproximaciones teóricas al estudio sociológico del turismo 129 1 Enfoques estructurales 131 11 Perspectivas neodurkheimianas 132 12 Perspectivas funcionalistas 132 13 Perspectivas críticas y conflictuales 134 14 Perspectivas feministas 134 2 Planteamientos subjetivistas 135 6 21 Perspectivas weberianas 135 22 Perspectivas del interaccionismo simbólico 136 23 Perspectivas fenomenológicas y etnometodológicas 137 24 Perspectivas posmodernas 138 Reflexiones generales del capítulo 140 Para seguir aprendiendo 142 Lecturas de perspectivas estructurales: 142 8 LAS BASES DEL TURISMO MODERNO Y EL DESARROLLO DEL TURISMO DE MASAS 143 J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ El Grand Tour 146 La influencia del Romanticismo 147 De los balnearios a la costa 148 La invención del viaje organizado: Thomas Cook 150 La moda del bronceado 152 El acceso al turismo de las clases medias y obreras británicas 154 Turismo de masas: factores estructurales y expresivos que conducen a su desarrollo 155 Características del modelo de producción y consumo turístico masivo 157 1 Democratización 157 2 Los protagonistas del proceso 158 3 Integración vertical de la oferta 158 4 Predominio de la oferta sobre la demanda 158 5 La centralidad del producto turístico ‘sol y playa’ 159 6 Mecanismos de producción rígidos 159 7 El turismo emblema de la sociedad de masas 159 8 La publicidad y la creación de imágenes deseables 160 9 Internacionalización de la actividad turística 161 10 Concentración espacial, temporal y separación de otras actividades sociales 161 11 El comportamiento turístico 162 12 Racionalización de la actividad y del comportamiento turístico 162 13 Viaje turístico y desigualdad social 163 7 Reflexiones generales de este capítulo 164 Para seguir aprendiendo 165 9 TRANSFORMACIONES RECIENTES EN LA ACTIVIDAD Y COMPORTAMIENTO TURÍSTICOS 167 J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ Turismo de masas versus turismo alternativo: acerca de los tópicos 168 Factores socioeconómicos y culturales que contribuyen a la ‘crisis’ del turismo de masas 168 Cambios productivos 168 El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información 170 Globalización e internacionalización de la economía 171 Cambios en las estructuras sociales, demográficas y laborales 172 Cambios en el sector turístico 173Características de la actividad y comportamiento turísticos ‘posfordistas’ o ‘posmodernos’ 174 Procesos cambiantes en la producción y consumo 174 1 Economías de escala y de red 174 2 Aparición de operadores especializados 175 3 El marketing se dirige a nichos especializados 175 4 Proliferación de productos turísticos ‘específicos’ 175 5 La demanda influye crecientemente en la oferta turística 176 6 Desconcentración temporal 177 7 Desconcentración espacial 177 8 Desarrollo de la industria del ocio-turismo 177 9 Consumo de espacios turísticos 178 10 Importancia creciente de la experiencia 178 Hipótesis acerca de los ejes articuladores de la actividad turística reciente 178 Reflexiones generales de este capítulo 181 Para seguir aprendiendo 181 10 LOS IMPACTOS DEL TURISMO EN LAS SOCIEDADES RECEPTORAS 183 J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ Definiciones y problemas 185 8 La delimitación del turismo como elemento causal en los procesos de cambio social 185 Planteamientos teóricos 186 Área de impacto 187 Tipos de impactos 188 Los impactos socio-culturales 188 Estructura social e impactos del turismo 190 El ciclo de vida y los procesos de aceptación-rechazo del turismo 192 Impactos del turismo sobre las dimensiones culturales 196 Reflexiones generales del capítulo 200 Para seguir aprendiendo 201 11 APROXIMACIÓN SOCIOLÓGICA A LAS MOTIVACIONES DE LOS TURISTAS 203 J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ El impacto del turismo en las sociedades emisoras 204 El concepto de motivación 205 El estudio de la experiencia turística 207 Reflexiones generales de este capítulo 220 Para seguir aprendiendo 221 12 LAS PARTICULARIDADES DEL TURISMO COMO ACTIVIDAD ECONÓMICA DE SERVICIOS 223 J R OSA M ARRERO R ODRÍGUEZ Las actividades de servicios frente a la producción industrial: en torno a su ‘especificidad’ 224 Particulares circunstancias que concurren a las que deben atender las empresas turísticas para organizarse 230 Acerca de las cualificaciones o competencias sociales 231 La gestión empresarial de las actividades de servicios 235 Reflexiones generales de este capítulo 240 Para seguir aprendiendo 241 13 ¿PARA QUÉ SIRVE LA SOCIOLOGÍA DEL TURISMO? EL ANÁLISIS DEL CICLOTURISMO 243 M ANUEL S ANTANA T URÉGANO Desarrollo de la investigación 245 9 Selección y definición del problema a investigar 245 Revisión de las evidencias y precisión de los fundamentos teóricos y conceptuales 249 Diseño metodológico de la investigación 250 Obtención de datos de investigación 251 Análisis e interpretación de los resultados obtenidos 253 El comportamiento como turistas de los cicloturistas 253 El cicloturismo como actividad de ocio 256 Acerca de la utilidad de este tipo de planteamientos teórico-empíricos 258 Para seguir aprendiendo 262 GLOSARIO 263 BIBLIOGRAFÍA CITADA 273 LOS AUTORES 291 10 INTRODUCCIÓN El objetivo de este manual de sociología del ocio turístico es aproximar al estudiante universitario a la disciplina de la sociología del turismo La progresiva implantación en las universidades españolas de la titulación de turismo hace razonable la existencia de este tipo de manuales, de gran utilidad para los futuros graduados en turismo y también para los estudiantes de sociología El análisis sistemático de la actividad turística en España necesita de perspectivas como la sociológica, que contribuye a superar la dinámica, que había venido siendo la norma hasta hace poco, de desatención hacia la industria de servicios turísticos, tan importante espacial, económica y socialmente Este manual se compone de trece capítulos, organizados en torno a dos grandes apartados El primero de ellos denominado “Sociología, ocio y turismo” consta de seis capítulos y tiene el objetivo general de abordar las dimensiones teóricas, históricas y metodológicas del estudio del ocio turístico En el capítulo primero nos aproximamos a la sociología como disciplina científica, tratando además algunas de las causas del escaso interés que los primeros sociólogos prestaron al ocio y cómo existe una mayor disposición al estudio del mismo a medida que se va desarrollando la sociedad moderna y la misma sociología. En el segundo capítulo abordamos lo relativo a la investigación sociológica, las características que comporta la investigación científica, entendida esta como un método sistemático, racional y lógico para la obtención de conocimiento; se señalan los pasos que hay que llevar a cabo para estudiar científicamente una realidad social determinada, circunstancia que se concreta en las fases del proceso de investigación Indicamos, así mismo, las principales técnicas de recogida de datos que se emplean en la investigación, los procedimientos básicos para llevarlas a cabo y sus potencialidades y debilidades. En el tercer capítulo, a partir de la importancia que tienen en la explicación sociológica los conceptos de estructura y de cambio social, así como sus vínculos con las nociones de sociedad e individuo, afrontamos una aproximación a la evolución histórica del ocio, desde el período más antiguo hasta el contemporáneo, en el que el ocio ha alcanzado un estatus privilegiado y se ha convertido en un fin en sí mismo, separado de otras actividades e instituciones sociales como las religiosas o las económicas. En el cuarto capítulo, se tratan dos cuestiones, intentar comprender cómo se ha conformado la oposición trabajo-ocio en las sociedades modernas, al tiempo que se precisan también los cambios que a lo largo del siglo XX van a experimentar ambas realidades, sobre todo por la importancia creciente del consumo Por estas razones se profundiza en la importancia subjetiva y objetiva que tiene hoy el ocio y su cada vez más estrecha vinculación con el consumo Los cambios económicos, sociales y 11 políticos producidos en el último siglo y medio han favorecido que el trabajo pase a tener una menor centralidad social, mientras el ocio y el consumo van a ser cada vez más importantes, lo cual afectará a las reflexiones e investigaciones sociológicas sobre los mismos. El capítulo cinco se centra en las primeras formulaciones sociológicas acerca del ocio Abarca un período de tiempo bastante amplio, aproximadamente desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la década de los setenta del siglo XX. Finalmente, el sexto capítulo de la primera parte del manual ofrece una panorámica general de las propuestas de tres autores cuyas aportaciones al análisis de la sociología contemporánea han influido enormemente en la sociología del ocio turístico durante la segunda mitad del siglo XX: Norbert Elias, Pierre Bourdieu y Anthony Giddens La segunda parte del manual, denominada “La sociología del turismo”, contiene siete capítulos, esta vez dedicados a asuntos específicos de la sociología del turismo. En el capítulo siete nos aproximamos a los problemas conceptuales que implica el análisis sociológico del turismo y también recorremos las diferentes perspectivas sociológicas en torno al fenómeno turístico, detallando aquellos aspectos que cada perspectiva analiza y los desarrollos a que conduce. El capítulo ocho está dedicado al turismo de masas En una primera parte se exponen diversos factores y acontecimientos sociales y económicos que consideramos antecedentes del mismo (el Grand Tour , el Romanticismo, el desplazamientos a los balnearios y la influencia de las orientaciones médicas del siglo XIX, la impronta histórica de Thomas Cook, la moda del bronceado y la importancia creciente del cuerpo en las sociedades modernas, y también la afición al viaje a la costa de la sociedad inglesa); y en una segunda parte, se describen los factores estructurales y expresivos que explican y nos permiten comprender el aceleradodesarrollo del turismo de masas después de los años cincuenta del siglo XX, así como las principales características que presenta. En el capítulo nueve nos situamos en el final de una larga etapa de crecimiento económico que contribuyó a la conformación de la sociedad masiva de consumo y turística (a partir de la década de los setenta del siglo XX), y en el análisis de aquellos factores que han favorecido una profunda transformación en el turismo de masas. Por tanto, tiene por objeto el estudio de las tendencias recientes en la actividad y experiencia turísticas Dado que este proceso está en marcha, es inevitable que algunos de los planteamientos considerados presenten conclusiones provisionales, por el carácter inacabado y en formación de las características de este nuevo modelo turístico. El capítulo diez aborda un tema ya clásico en la sociología del turismo, los impactos sociales del turismo Al igual que a partir de mediados del siglo XIX los historiadores, los sociólogos y los 12 economistas analizaron las consecuencias del desarrollo del capitalismo industrial, se estudian desde hace tiempo los impactos o consecuencias de la implantación del turismo en las sociedades modernas. El turismo, considerado como un factor socioeconómico de modernización, ha sido estudiado a partir de los procesos sociales, económicos y políticos que desencadena. En el capítulo once analizamos las motivaciones turísticas y las tipologías a la que éstas dan lugar. Cada vez hay más personas que se desplazan periódicamente a otros lugares para llevar a cabo diferentes tipos de actividades recreativas o una combinación de estas con otros comportamientos Esto implica que hay una decisión relativa a la organización del tiempo de ocio y que este comportamiento tiene detrás unas motivaciones Además, dicha actividad va a tener una serie de consecuencias en las sociedades receptoras y emisoras En tanto se dan todas estas circunstancias, resulta necesario realizar una aproximación a los turistas En concreto abordamos en este capítulo los siguientes asuntos: el impacto general que la actividad turística tiene sobre las sociedades emisoras y los factores que favorecen su crecimiento; el problema del concepto de motivación y sus repercusiones en los análisis sociológicos; y finalmente, el debate sobre las motivaciones turísticas y las tipologías resultantes El objetivo del capítulo doce es aproximar al estudiante a algunas de las particularidades que la actividad turística presenta como sector económico y las consecuencias que se derivan para la organización empresarial y la gestión de los recursos humanos En cierta medida, se trata de un capítulo que podríamos considerar derivado del dedicado a los impactos del turismo, puesto que a partir de las particularidades que el turismo presenta como sector económico se puede comprender mejor el tipo de empleo, de empresas, de cualificaciones o de relaciones con el territorio a que da lugar Por último, en el capítulo trece presentamos a modo de ejemplo un producto turístico, el cicloturismo, a través de una investigación empírica Se trata de aplicar las herramientas teóricas y metodológicas a una actividad turística actual. Referente a la estructura de los capítulos, indicar que cada uno de ellos comienza con una introducción donde se indican los objetivos y contenidos principales del mismo, finalizando con un apartado que hemos titulado ‘Para seguir aprendiendo’, que incluye propuestas de lecturas para ampliar lo tratado en cada tema, prácticas y ejercicios que ayudan a los estudiantes a un mejor y más práctico conocimiento de los contenidos abordados, así como páginas web donde pueden encontrar información complementaria Este apartado pretende ser de utilidad para profesores y estudiantes. Asimismo, el manual se completa con una bibliografía que recoge las citas de todos los capítulos, pero también con un pequeño glosario de términos sociológicos o económicos que permiten una mejor comprensión sin tener que acudir necesariamente a los diccionarios Conviene recordar que el manual 13 contiene un capítulo eminentemente práctico, que pretende servir de ilustración para el estudio de los fenómenos turísticos actuales y que, aunque los capítulos se pueden leer y trabajar de forma independiente, al mismo tiempo, constituyen una unidad en sentido académico y docente. Queremos finalizar esta introducción vinculando este manual con la trayectoria de sus autores Pues viene a ser el fruto de años de docencia, de varias asignaturas (sociología, técnicas de investigación social, sociología del ocio y del turismo, sociología del deporte) y en diversas titulaciones (Turismo, Sociología, Economía, Empresa), y de su actividad investigadora en el campo de la sociología Los autores, profesores del Departamento de Sociología de la Universidad de La Laguna, han materializado en el presente texto lo que consideran la mejor aproximación a la preocupación académica del fenómeno del ocio turístico actual, y lo han hecho a partir de la experiencia tanto docente como investigadora Queda ahora que sea de utilidad a nuevos estudiantes y profesores En La Laguna a 10 de febrero de 2009 14 Capítulo 1: EL LUGAR DEL OCIO Y DEL TURISMO EN LA SOCIOLOGÍA Manuel González Ramallal Objeto y método de la sociología La presencia marginal del ocio en la sociología clásica Sociología contemporánea y atención creciente a las prácticas de ocio El estudio sociológico del turismo En este capítulo vamos a aproximarnos al conocimiento de la sociología como disciplina científica que se ocupa del estudio de la sociedad y de las singularidades que dicho estudio conlleva, tanto desde el punto de vista teórico como práctico Así mismo, señalamos algunas de las causas del porqué los primeros sociólogos le prestaron una escasa atención al ocio, y como creció el interés por su estudio a medida que se iba desarrollando la sociedad moderna Destacamos también las diferencias existentes entre dos conceptos relacionados, mas no equiparables, como son tiempo libre y ocio Finalmente, en el marco de las actividades de ocio hacemos especial hincapié en el turismo y en su estudio, a partir de la década de los cincuenta, desde una perspectiva sociológica que aborda el estudio del fenómeno turístico desde un pluralismo teórico, metodológico y temático Exponemos las principales líneas de investigación en sociología del turismo tanto a nivel internacional como español OBJETO Y MÉTODO DE LA SOCIOLOGÍA Cuando nos preguntamos qué es la sociología son muchas las preguntas y algunas las respuestas que nos vienen a la mente Como señalan Osborne y Van Loon (2005: 3) “la sociología se parece bastante a aprender a montar en bici Cuando sabes hacerlo parece fácil, aunque increíblemente difícil de explicar a otra persona” De manera genérica podemos pensar en ella como en el estudio de la sociedad Efectivamente, la propia etimología del término así nos lo indica De la palabra latina socius (socio, y por extensión societas , sociedad) y del término griego logos (saber, conocimiento), la sociología consiste en el estudio de la vida social humana Pero, al fin y al cabo, y desde un punto de vista histórico, ¿no es esto lo que desde tiempos inmemoriales habían hecho ya algunos filósofos como Aristóteles o Platón? La respuesta a esta pregunta es que algunos de estos pensadores, con planteamientos próximos a la ética, la metafísica, la religión o la ideología, se ocupaban preferentemente de cómo debían de ser las sociedades más que de conocer como funcionaban realmente Se trataba, por tanto, más de una ideología parasociológica justificadora de la organización Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado 15 social y, en el mejorde los casos, de una sociología implícita, latente, que de una auténtica sociología (Bouthoul, 1979). Y es que la sociología en su forma moderna no comienza a pergeñarse hasta los albores del XVIII y sobre todo en el devenir del XIX, cuando una serie de acontecimientos sociales, económicos y políticos, acaecidos fundamentalmente en Europa y Norteamérica y que transformaron sustancialmente el mundo, comenzaron a ser estudiados de manera rigurosa, sistemática y científica De este modo se pretendían abandonar los acientíficos planteamientos éticos, metafísicos, teológicos e ideológicos que venían caracterizando el análisis social Algunos de los fenómenos sociales a los que nos estamos refiriendo y que alentaron el desarrollo de la sociología fueron, según Ritzer (1993), la Revolución Francesa, la revolución industrial, el nacimiento del capitalismo, el surgimiento del socialismo, los crecientes procesos de urbanización, los cambios en el mundo religioso, la progresiva secularización y el desarrollo de la ciencia. August Comte (1798-1857), pensador francés, fue el primero en denominar a esta incipiente disciplina por el nombre que actualmente la conocemos: sociología Fue en 1838. Desde entonces la sociología se ha ido desarrollando enormemente como actividad científica tanto en su dimensión teórica como en su dimensión práctica, siendo su principal objeto de estudio “la sociedad humana y, más concretamente, las diversas colectividades, asociaciones, grupos e instituciones sociales que los humanos forman […]. La sociología estudia también al ser humano en la medida en que su condición debe ser explicada socialmente, así como los resultados sociales de sus intenciones y comportamiento […]. Lo que distingue a la sociología de […] otras ramas del saber social es el hecho de que ella investiga la estructura, los procesos y la naturaleza de la sociedad humana en general” (Giner, 2004: 9- 10). Aunque resulta obvio, en un sentido práctico, suele afirmarse que sociología es lo que hacen los sociólogos, los cuales desarrollan su tarea de manera específica en algunos de estos campos (Morales y Abad, 2002): a) estudios sobre las formas de agrupación, estructura y funcionamiento de las sociedades y de los grupos sociales; b) estudios sobre las instituciones sociales de carácter económico, político, familiar, religioso, cultural, etc; c) estudios sobre conformidad, desviación y control social; d) estudios sobre los cambios y los conflictos sociales; e) estudios sobre la estratificación social (castas, estamentos, clases sociales, mayorías y minorías, marginados, etc); f) estudios sobre población y medio ambiente (ecología, demografía, urbanismo, etc); g) estudios teóricos sobre la propia disciplina de la sociología y su carácter científico (definición y categorización de conceptos, validación y elaboración Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado 16 de teorías, etc); y h) metodologías de investigación para analizar la realidad social (recogida y análisis de datos, encuestas, observación, entrevistas, etc). Estamos pues, ante una disciplina teórica y práctica que se ocupa de una multiplicidad de cuestiones que tienen que ver con “lo social” Una disciplina que estudia tanto realidades estáticas (por ejemplo, estructuras sociales, estructuras económicas), como procesos dinámicos (por ejemplo, procesos de estratificación o de pauperización) y que, además, lo hace desde diferentes perspectivas teórico-prácticas. Esta variedad en temas y perspectivas podría llevar a cuestionarnos tanto la unidad interna de la sociología como su condición de disciplina científica. Sin embargo, es justamente ese carácter multidimensional de la realidad social, el que exige un pluralismo cognitivo (diferentes enfoques teóricos para interpretar la realidad) y metodológico (uso amplio y extensivo de métodos para investigar la realidad) tan característico de la sociología. Una de las cualidades de la sociología es, precisamente, la de poner en interconexión diferentes ámbitos de la realidad social (economía, política, ideología, religión, cultura, ética, etc.) y analizarlos desde una perspectiva particular que se denomina perspectiva sociológica (Macionis y Plummer, 2003) o imaginación (inteligencia) sociológica (Mills, 1999), que básicamente consiste en distanciarse y cuestionar lo que nos es familiar o damos por supuesto, al tiempo que adoptamos un punto de vista global y general sobre los fenómenos que nos rodean. Dedica, por ejemplo, unos minutos a pensar seriamente porqué viajan las personas en el mundo… Si realmente has llevado a cabo este ejercicio mental es posible que hayas encontrado varias posibles respuestas además de aquellas que nos dicta el sentido común y nuestra propia experiencia particular. Respuestas que aluden al hecho de conocer nuevos lugares, pasárselo bien, romper con la rutina, relajarse, adquirir prestigio y diferenciarse de otros grupos sociales, relacionarse con personas pertenecientes a otras culturas, “buscarse la vida”, negocios, y un largo etcétera. Pues bien, la sociología trata precisamente de clarificar, ordenar e interpretar la compleja realidad social mediante la aplicación de un método científico, esto es, de una estrategia de investigación científica específica (principios, supuestos y normas comunes) para tratar y resolver los problemas que se le presentan. Sobre este asunto volveremos en el capítulo dos. LA PRESENCIA SOCIOLOGÍA MARGINAL DEL OCIO EN LOS INICIOS DE LA SOCIOLOGÍA Para caracterizar globalmente a nuestra sociedad se han encontrado múltiples denominaciones: desde sociedad de la información hasta sociedad virtual, pasando por sociedad red, sociedad global, sociedad mediática, sociedad moderna, sociedad posmoderna, sociedad del riesgo, y sociedad de Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado 17 consumo, entre otros. Pero también nos encontramos con la llamada sociedad del ocio, donde este último término se erige como elemento central y definidor global de la actividad social. Sin embargo, la atención que desde la sociología clásica se le ha prestado al ocio ha sido, en el mejor de los casos, meramente secundaria y circunstancial. Incluso hace no más de cuarenta años Dumazedier (1971: 9) declaraba que “la idea del ocio, está lejos de estar integrada en los sistemas de pensamiento que guían la reflexión de los intelectuales”. Aún siendo discutible esta cuestión en nuestro días, no nos equivocamos al afirmar la presencia marginal del ocio en la teoría sociológica clásica. Y ello a pesar que de una u otra forma el ocio puede ser considerado cómo un fenómeno social total en términos maussianos1. Más allá de los vaivenes históricos que ha experimentado el ocio a lo largo del tiempo, cuestión que revisaremos de manera más detallada en el capítulo tres, podemos apuntar algunas causas del porqué de este “olvido” del ocio por parte de la sociología clásica. Una primera razón, de carácter paradójico, radica precisamente en la cualidad que el ocio tiene como fenómeno social total, susceptible de ser estudiado científicamente desde diferentes perspectivas (pedagogía, psicología, economía, derecho, filosofía, sociología) y que, sin embargo, hasta épocas bastante recientes no ha sido investigado de manera amplia, rigurosa y sistemática por ninguna de ellas. Esta circunstancia está relacionada con la segunda de las causas a reseñar, la referida al estereotipo del bajo contenido científico que conllevan las actividadesde ocio, aún a pesar del alto impacto social y económico que generan (García Ferrando, Álvarez Sousa, y Latiesa, 2007). Es por ello que la sociología del ocio, área de especialización reciente, ha sido desatendida por las teorías sociológicas clásicas y convencionales. Cómo señala Elias (1992: 12) en su “Prefacio” a Deporte y ocio en el proceso de civilización, el ocio, al igual que el deporte, “no era —o tal vez para decirlo con más exactitud, los «padres fundadores» no consideraron que era— el locus de problemas sociales serios en la época en la que estaban definiéndose los perfiles básicos de la sociología moderna. Además, muchos alegarían que tampoco constituye una propiedad básica y universal de los «sistemas sociales»”. Este déficit en la consideración científica del estudio del ocio dificultó, por un lado, la conformación de un consistente marco teórico y metodológico en torno al ocio y, por otro lado, bien ha podido actuar como freno para que los sociólogos se orientasen hacia un ámbito intelectual, el del ocio, poco valorado y estimado desde el punto de vista académico y profesional. 1 Marcel Mauss en su obra Ensayo sobre el don. Forma y razón del intercambio en las sociedades (1925) entiende como hecho social total aquel en el que se expresan conjuntamente y al mismo tiempo sus dimensiones económicas, políticas, jurídicas, religiosas y morales, sin que se puedan desligar unas de otras. 18 Otra razón que podemos señalar se refiere a la dicotomía clásica que se ha establecido entre trabajo y ocio, dualidad en la cual el ocio ha salido como el gran derrotado, al haber sido catalogado como una actividad banal, intrascendente, orientada al mero placer y, sobre todo, carente de valor e interés económico. El análisis que el sociólogo clásico Max Weber (1864-1920) realizó en torno a la expansión de la mentalidad capitalista en su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1904), contribuyó a reforzar esta idea, presente en la ética religiosa protestante, de que el ocio, el desaprovechamiento del tiempo en actividades no lucrativas (perder el tiempo por hacer vida social, por cotillear, por el lujo, por dormir más de lo necesario, por la contemplación inactiva), se considera no sólo una actividad menor e inútil, sino “el primero y el más grave de los pecados” (Weber, 2001: 197). Junto a las ya señaladas, también podemos apuntar cómo elemento negativo para la consolidación teórica del ocio, la mencionada por Ruiz Olabuénaga (1996: 16) cuando afirma que se entiende el ocio más “como práctica social ideologizada en lugar de cómo práctica social estructurada”. En este sentido, el de Thorstein Veblen (1857-1929) es un caso paradigmático, ya que en su Teoría de la clase ociosa (1899) crítica radicalmente el mercantilismo y el capitalismo imperante en la sociedad americana de su época, que agudiza las diferencias existentes entre una privilegiada y acomodada clase ociosa burguesa y los asalariados. En su crítica Veblen hace referencia a una serie de hábitos característicos y actividades de ocio a los que se entrega esta clase ociosa como son, entre otros, el gobierno, la guerra, las prácticas religiosas, el deporte o la ciencia. Todas ellas actividades consideradas dignas y propias de esta clase ociosa. También el planteamiento de Marx (1818-1883) con respecto al ocio está en la línea de considerarlo, en el sistema capitalista, como una práctica social ideologizada, si bien su preocupación por el ocio es, en el mejor de los casos, tangencial, y subsumida en la crítica general que hace de la sociedad burguesa. Esta crítica ha de contextualizarse bajo la más amplia perspectiva del materialismo histórico, que entiende las transformaciones sociales en relación a la importancia que, en cada etapa histórica, mantienen las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción. El ocio, desde la perspectiva marxista, surge en la sociedad antigua o clásica , cuando ciertos grupos sociales privilegiados comienzan a desestimar el trabajo en favor de otras actividades consideradas más propias de dicho grupo: contemplación de los fenómenos de la naturaleza, dedicación a la filosofía y al gobierno. Se trata de una concepción negativa del ocio ya que, el hecho de que éste se vincule a la desestimación del trabajo por parte de unos (los hombres libres), hace que el producto del trabajo, e incluso las propias vidas, no les pertenezcan a otros (los esclavos). Ya, en el marco de la sociedad 19 capitalista, esta visión negativa del ocio se refuerza al considerarse que se trata de un ocio vacío, no liberador y al servicio del capital. Por consiguiente, la tendencia por parte de algunos clásicos a entender e incluso a identificar el ocio y, más concretamente, el consumo de ocio con una ideología determinada, normalmente la capitalista, refuerza sobremanera el carácter accidental del ocio como elemento de análisis, que aparece no sólo al servicio de otras realidades consideradas más trascendentes (particularmente el trabajo), sino que también es valorado negativamente. El último factor que podemos apuntar del porqué de esta omisión del ocio en los escritos de los sociólogos clásicos, es que normalmente éste ha aparecido reflejado a través de sus actividades concretas o, dicho de otro modo, existe la tendencia a reflexionar sobre toda una serie de actividades particulares de ocio, algunas altamente ambiguas (filosofar, contemplar, perder el tiempo, cotillear, dormir, etc), más que a establecer a una reflexión general sobre el ocio como fenómeno con entidad y sentido propio. Este hecho sumado a la tradicional consideración del ocio como un problema menor y poco serio o como una suerte de actividades “varias” sin más trascendencia que su mera descripción y taxonomización, constituyen algunas de las causas que explican la ausencia de análisis concienzudos del ocio por parte de los clásicos en sociología. SOCIOLOGÍA ACTUAL Y ATENCIÓN CRECIENTE AL OCIO La actual caracterización del ocio como fenómeno central en la vida cotidiana de las personas y grupos sociales generó una atención creciente por parte de la sociología contemporánea a esta realidad cada vez más universal. Área de reciente especialización, el campo de la sociología del ocio ha avanzado y mejorado, con el consiguiente incremento no sólo de las teorías, métodos e investigaciones científicas vinculadas al ocio, sino también en lo que se refiere a su reconocimiento e institucionalización social y académica. Sin ir más lejos, desde el último cuarto de siglo XX en España se cuenta con departamentos universitarios, doctorados, asociaciones, congresos, equipos y proyectos de investigación, publicaciones y estadísticas consolidadas sobre diversos aspectos relacionados con el ocio. La sociología no podía permanecer más tiempo dándole la espalada al ocio, el cual no sólo no es ya privilegio y exclusividad de unos pocos ni depende únicamente de la iniciativa individual, sino que hoy en día constituye un derecho social que las administraciones deben de proteger y fomentar. Esta consolidación de la denominada por algunos como Dumazedier (1964) sociedad o civilización del ocio (también VV AA, 1968) tiene mucho que ver con el incremento del tiempo libre disponible de buena parte de la población debido a, entre otras causas, las transformaciones 20 tecnológicas en el trabajo, la inserción laboral tardía y las jubilaciones anticipadas, así como la existencia de una mayor esperanza de vida asociada a las mejoras en la calidad de vida en general y, en particular, en el ámbito higiénico-sanitario. Pero antes de continuar, conviene aclarar y establecer la diferencia existente ente ocio y tiempo libre ya que, como advierten Elías y Dunning (1992: 120) “los análisis sociológicos de los problemas del ocio tienden a confundirseconsiderablemente en el uso de los términos”, circunstancia que se debe a que son dos conceptos semánticamente muy relacionados, pero no idénticos. Según Ispizua y Monteagudo (1998: 234) “el concepto de tiempo libre hace referencia a la existencia de una determinada cantidad de tiempo, generalmente ajena a las obligaciones laborales, sociales o de otro tipo, y que constituye en potencia, un tiempo para el ejercicio de la expresión y libertad personal. Disponer de tiempo libre no significa necesariamente disfrutar de ocio […]. El ocio supone llenar de sentido personal y/o social el tiempo libre a través de una acción libremente elegida y que no persigue fines utilitarios, sino que se lleva a cabo como fin en sí misma”. En definitiva, no todo tiempo libre constituye ocio, mas el tiempo libre es condición sine qua non para que podamos disfrutar de ocio. Junto a esta expansión en el tiempo libre algunos elementos significativos que han coadyuvado a consolidar la atención que se le va a prestar al ocio por parte de la sociología contemporánea residen en su importancia como factor económico y político; en el cambio (en positivo) en su consideración sociocultural; y en las múltiples formas en que éste puede expresarse. Es habitual resaltar la importancia de un fenómeno por la repercusión económica que éste tiene. Contrariamente a las primeras concepciones sociológicas del ocio que lo excluían totalmente del ámbito económico, hoy en día se resalta precisamente lo contrario. La denominada industria de la cultura y el ocio, —ámbito que engloba los sectores y subsectores económicos que se dedican a una o ambas actividades (cultura y / u ocio)—, se presenta como un factor económico de primera magnitud. Desde el estudio inicial de García, Encinar y Muñoz (1997), el aporte que esta industria hace al PIB español ha ido creciendo progresivamente desde el 3% hasta el anunciado 15% que aportará en torno al primer cuarto del siglo XXI (Lausén, 2002). Actualmente se sitúa próximo al 6%, lo que le hace estar por encima de sectores económicos tan importantes como el transporte marítimo y terrestre, la hostelería, la restauración, la fabricación de productos farmacéuticos, la industria petroquímica y química básica, la elaboración de bebidas y tabacos, o la fabricación de vehículos y automóviles. Si a la trascendencia que supone que buena parte de las actividades de ocio estén vinculadas a la esfera económica, le sumamos la consideración y el reconocimiento político que se le da al tiempo libre como derecho social y como espacio potencial para el disfrute del ocio, estamos hablando ya de dos 21 grandes pilares institucionales que prestigian significativamente al ocio. Sin ir más lejos la Declaración Universal de los Derechos Humanos recoge en su artículo 24 que “toda persona tiene derecho al disfrute del tiempo libre”. Así mismo, el texto constitucional español de 1978 recoge en diferentes artículos (43, 50, 148) la necesidad de que los poderes públicos atiendan tanto los problemas específicos relacionados con el ocio como su adecuada utilización, fomento y promoción. Se ha pasado, pues, desde la consideración del ocio como un vicio, a su reconocimiento social como un derecho y una exigencia inalienable de los individuos y de las sociedades modernas. En esta línea, la estima económica y política del ocio es paralela su positiva valoración sociocultural. El ocio contemporáneo es definido y redefinido constantemente, mas siempre como reflejo de un contexto social donde “los avances del bienestar y del tiempo libre […] han propiciado cambios importantes en el sistema de valores sociales de tal manera que el ocio en tanto que diversión, descanso y cultivo de la personalidad ha desplazado, al menos, parcialmente, a un sentido del trabajo como esfuerzo y rutina alienadora” (García Ferrando, Álvarez Sousa, y Latiesa, 2007: 243). Esta revolución cultural y conceptual que ha supuesto el ociohace que se le considere como un ámbito de la experiencia humana al margen de las obligaciones habituales, como una actividad libremente elegida y definida que genera placer, satisfacción, y que constituye un fin en sí mismo (Cuenca, 2004) Sin embargo, no conviene olvidar que esta dimensión personal y subjetiva del ocio (Neulinger, 1980; Iso- Ahola, 1980) se complementa con la influencia del contexto social, especialmente en lo que se refiere a los condicionantes socioeconómicos que limitan ciertas prácticas de ocio. Dentro de esta nueva concepción contemporánea del ocio existe la tendencia a resaltar sus beneficios en el ámbito de la salud y el bienestar, tanto en lo que respecta a lo meramente físico (principalmente a través de la actividad física y deportiva), como en lo psíquico (sobre todo por su función de sociabilidad) y social (el ocio como indicador de la calidad de vida de una sociedad). Pero además, el ocio cumple una importante función simbólica, como señal de que se pertenece a un grupo social determinado y como signo de distinción personal frente a otros (Bourdieu, 1998). Esto nos lleva a hablar de las múltiples formas en las que éste puede manifestarse. La manifestación objetiva del ocio se lleva a cabo a partir del desempeño de actividades concretas de ocio. En este sentido han sido múltiples los intentos de ordenamiento de las mismas a partir de diferentes criterios como las funciones que cumple (Sue, 1980), el grado de control-emoción existente (Elias y Dunning, 1992), las necesidades que cubre entre diferentes grupos ocupacionales (Kabanoff, 1986), las vivencias que experimentamos gracias a él (Cuenca, 2000) y, sobre todo, según el tipo y características concretas de la actividad, es decir, si ésta es activa o pasiva; si se lleva a cabo en Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado 22 una estación determinada del año o en otra; si se realiza en solitario o de forma grupal; si es al aire libre o no; si implican aprendizaje previo o son más espontáneas, y así hasta un largo etcétera. Pero independiente de la manera de entender el ocio y, por tanto, de clasificarlo de forma más o menos detallada, podemos señalar que los tres grandes ámbitos en los cuáles éste se expresa mayoritariamente son la cultura, el deporte y, por supuesto, el turismo. EL ESTUDIO SOCIOLÓGICO DEL TURISMO La sociología, al igual que ocurría con el ocio, ha sido especialmente “perezosa” a la hora de prestarle atención al turismo. De hecho, parece existir un consenso absoluto respecto a que las actividades turísticas como manifestaciones de ocio no han sido lo suficientemente estudiadas por la sociología, ni desde el punto de vista teórico, ni desde el punto de vista práctico. Esta afirmación es válida tanto a nivel internacional (Mazón, 2001: 39) como español (Méndez Muela, 2003: 44). Esto se debe en buena medida a que no ha sido hasta hace apenas medio siglo cuando el turismo se ha configurado como un fenómeno socioeconómico y cultural de magnitud planetaria, ya que en principio era una práctica exclusiva de las capas sociales más privilegiadas como la nobleza aristocrática y la alta burguesía, que eran quienes se podían permitir los primeros viajes en el marco del denominado Grand Tour Sólo a partir de la década de los cincuenta podemos hablar de un turismo masivo en Europa occidental gracias, entre otras cuestiones, a las revoluciones tecnológicas (especialmente por el desarrollo y abaratamiento de los transportes aéreos), las vacaciones pagadas, el aumento de los recursos económicos disponibles, y el cambio en los hábitos y estilos de vida de la población (para más detalles sobre las bases del turismo moderno y el turismo de masas ver capítulo ocho). El turismo, o como se decía por entonces “la ciencia del movimiento de forasteros”, comenzó a serconsiderado como objeto de investigación en la Europa del período de entreguerras, aunque la primera referencia que encontramos en torno al estudio científico del turismo es el artículo de L Bodio Sobre el movimiento de forasteros en Italia y sobre el dinero que gastan (1899). Los inicios y buena parte de los subsiguientes primeros trabajos que estudian el turismo lo enfocan, más que como fenómeno social total, como una realidad vinculada principalmente al ámbito económico. El título de la obra de Angelo Mariotti resulta significativa en este sentido: La industria del forastero en Italia: Economía Política del Turismo (1922). En Alemania y Suiza tiene lugar en torno a los años 30 lo que podríamos denominar los primeros antecedentes de una “protosociología del turismo”, con la obra de autores como Morgenroth (1929), Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado 23 Leopold Von Wiese (1930), Arthur Bormann (1931) o Robert Glücksmann (1935)2, quienes van a estudiar científicamente el tránsito de forasteros desde perspectivas más amplias como la psicología de la motivación del viaje, las relaciones interpersonales lucrativas y no lucrativas, o la significación cultural del forastero, perspectivas todas ellas orientadas por una sociología muy próxima a la del sociólogo alemán George Simmel (1858-1918), cuya visión de la sociología es claramente interdisciplinar y abierta al estudio de todos aquellos fenómenos (formas) sociales que afectan a las relaciones interhumanas3. En el ámbito anglosajón tenemos las obras de F W Ogilvie (1933) y de A J Norval (1936), como primeras aproximaciones al estudio científico del turismo en Gran Bretaña y Sudáfrica, respectivamente Ambos autores proponen la necesidad del análisis estadístico, histórico y comparativo del fenómeno turístico en su vertiente política, económica y sociológica. Aunque a nivel institucional y académico se estaba pergeñando el estudio sociológico del turismo, no será hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando podamos hablar de una sociología del turismo en un sentido moderno4. Un primer gran referente académico sobre el tema es el del sociólogo alemán Hans-Joachin Knebel con su Sociología del turismo. Los cambios estructurales en el turismo moderno (1960), en el que conecta la tradición inicial de la sociología del turismo con los primeros intentos de sistematizar su complejo análisis desde el punto de vista teórico y práctico, destacando la importancia que tienen tanto los aspectos objetivos (datos estadísticos) como los subjetivos (rol del turista). Otros títulos a destacar, especialmente por el carácter crítico con el que abordan el rápido crecimiento del turismo son los de Mitford “El turista ” (1959) y Boorstin La imagen: una guía para los pseudos-eventos en América (1964), así como los de Nuñez Turismo, tradición y aculturación: weekendismo en una aldea mexicana (1963) y Forster The sociological consequences of tourism (1964), en este caso por el carácter empírico de los trabajos5. A partir de la década de los setenta, comienzan los primeros intentos de establecer unas bases teóricas que consoliden la disciplina con trabajos como los de Cohen (1972, 1974) y MacCannell (1976). Cohen establece una primera tipología de los turistas y las motivaciones que los llevan a emprender esta práctica. MacCannell realiza una síntesis teórica inicial en torno al fenómeno turístico enmarcándolo en el ámbito del ocio. Los trabajos de estos autores suponen un hito a partir del cual 2 Referencias tomadas de Knebel (1974) y Savelli (1989). 3 De hecho, el propio Simmel es considerado uno de los iniciadores del análisis sociológico acerca del movimiento de los forasteros (por ejemplo en Discurso sobre el forastero o La metrópolis y la vida mental ) en el marco de sus estudios sobre sociología urbana. 4 El antecedente inmediato de la Organización Mundial del Turismo (OMT) tiene lugar en 1925 en el Congreso Internacional de Asociaciones Oficiales de Tráfico Turístico de La Haya. Para un conocimiento más detallado de la evolución institucional y política del turismo a nivel internacional ver Montaner (2002). 5 Referencias tomadas de Méndez Muela (2003: 44). 1 Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado 24 comienzan a proliferar los estudios e investigaciones del turismo desde una perspectiva sociológica que comienza a consolidarse en los ochenta sobre unos puntos clave que, para Cohen (1996), son: a) el turista, b) la interacción que se genera (si es que se genera) entre turistas y locales, c) el desarrollo de la estructura del sistema turístico y, especialmente, d) el impacto del turismo. Estos puntos clave constituyen el pilar desde el que se han enfocado ocho de las grandes aproximaciones contemporáneas al fenómeno turístico (Cohen, 1996: 52-53): como una hospitalidad mercantilizada; como un viaje democratizado; como una moderna actividad de ocio; como una moderna variedad de las peregrinaciones tradicionales; como una expresión de los temas culturales básicos; como un proceso de aculturación; como una forma de relaciones étnicas; y como una forma de neocolonialismo. Las perspectivas sociológicas a través de las cuáles se han abordado estos temas han sido múltiples y abarcan prácticamente todo el espectro de la teoría sociológica (Dann y Cohen (1996)6: desde las teorías evolucionistas y cíclicas del desarrollo, hasta las del interaccionismo simbólico, pasando por las corrientes neodurkheimianas, las perspectivas críticas y conflictivistas, las funcionalistas, las weberianas, o las propias de la fenomenología y etnometodología. Dann y Cohen ponen de manifiesto que todas estas teorías han contribuido, con mayor o menor éxito, a apuntalar la especialidad de la sociología del turismo, y reclaman una interpretación teórica plural del complejo y multifacético fenómeno turístico, que además habrá de llevarse a cabo en conexión con otras disciplinas de las ciencias sociales como la economía, la geografía, la antropología, la educación, la ecología, la ciencia política, o la religión, entre otras que menciona Jafari (2005). A lo largo de la década de los noventa se afianzan algunos de los ámbitos temáticos antes señalados y se enmarcan y adaptan a algunas de las nuevas realidades y cambios sociales característicos de las sociedades posmodernas, hablándose de la experiencia turística como de una esfera separada de las obligaciones y rutinas de la vida cotidiana. Una esfera turística, cuyo marco es el del tiempo de ocio, en la que se buscan y se consumen significados y símbolos culturales La práctica turística se convierte así en una suerte de competición distintiva con los demás, marcada por la moda y el buen o mal gusto a la hora de viajar (Bourdieu, 1998). Desde esta perspectiva el turista, —su mirada, su experiencia—, se configura como el protagonista del análisis sociológico del turismo (Urry, 1990). En este contexto el turista pasa a ser considerado más que nada como cliente, como agente consumidor, de un mercado turístico donde se comercializan productos y servicios turísticos altamente flexibles y diversificados Esta acusada mercantilización de las actividades turísticas conlleva unas altas dosis de 6 Para un mayor conocimiento de las principales perspectivas contemporáneas en teoría sociológica ver Flecha; Gómez y Puigvert (2001), Giner (2003), Baert (2001), Ritzer (2001). Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado 25 calculabilidad,control y racionalización (Ritzer, 2007) que, según Lash y Urry (1998), finalmente puede dar lugar a la muerte del turismo como dimensión antagónica a las prácticas sociales no turísticas como son el ámbito laboral y hogareño. De alguna manera lo que estos autores quieren poner de manifiesto es que lo mismo que somos trabajadores y miembros de una familia todo el tiempo , la desregulación laboral, la fragmentación de los períodos vacacionales, las jubilaciones anticipadas, la tardía inserción laboral y, en general, la centralidad del ocio orientado a la práctica turística, nos convierte también en turistas todo el tiempo. Es una vuelta al tema de la autenticidad (MacCannel, 1976), las rutinas “no rutinarias” (Giddens, 1997; Elias y Dunning, 1992) y los pseudoseventos (Boorstin, 1964). En España, encontramos las primeras aproximaciones al análisis científico del turismo en la década de los sesenta. Estos iniciales estudios se llevan a cabo, al igual que había sucedió en el ámbito internacional, desde una perspectiva fundamentalmente económica orientada por una visión del turismo como agente de desarrollo regional (González Paz, 1963)7. A nivel institucional hay que destacar que en el año 1963 se crea en Madrid la Escuela Oficial de Turismo. El desmesurado crecimiento en determinadas zonas turísticas españolas como la Costa Brava y el Maresme, llevo a algunos autores como al sacerdote y sociólogo barcelonés Duocastella (1969) a preocuparse por los impactos socioculturales y, sobre todo, ético-morales que los turistas generaban entre la población local. Otro apunte crítico, lo hallamos en el tecnócrata franquista López de Letona (1968) cuando aborda el tema de la falsa autenticidad que experimenta el turista medio, a quien se le ofrecen productos y servicios “typical spanish” en el marco de un montaje, una farsa y, en definitiva, un pseudo-evento meramente consumista8. En esta línea, y ya en la década de los setenta González Seara (1971) y Nieto (1975) señalan, respectivamente, el creciente consumismo en el ámbito del ocio y del turismo. A Gaviria (1974) le preocupa que el turismo español se haya desarrollado desde finales de los 50 con terrenos y mano de obra española, pero con una fuerte especulación y enriquecimiento extranjero. También le inquieta el deterioro de los entornos y paisajes rurales a raíz de la creciente urbanización generada por el turismo. Por su parte, Estivill (1979) denuncia el fenómeno de aculturación y radical 7 Las referencias españolas hasta la década de los ochenta han sido tomadas fundamentalmente de Mazón (2001). En esa misma obra se abunda en torno a las razones de la carencia de estudios de sociología del turismo en España (Mazón, 2001: 42-45). 8 En Rey-Reguillo (2007) podemos encontrar diferentes ejemplos de esta estrategia de seducción del turista a través de algunos los tópicos españoles, con especial referencia al cine. Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado 26 transformación que experimenta Lloret de Mar fruto, entre otras cuestiones, de la presión a la que se ve sometida esta localidad debido a la actividad turística. En el marco institucional la década de los ochenta comienza con la implantación del título de Técnico en Empresas y Actividades Turísticas (TEAT), equivalente a una diplomatura universitaria, aunque sin reconocimiento por parte de éstas hasta el año 1996. Así mismo, con la creación de nuevas Facultades de Sociología comienza a plasmarse en sus planes de estudio la posibilidad de cursar la asignatura optativa de “Sociología del Turismo” (en la Diplomatura de Turismo es obligatoria)9, con el consiguiente empuje que esto supuso para la lectura de tesis doctorales y tesinas de licenciatura, organización de doctorados, masteres e investigaciones. También se incrementa el número y la calidad de las publicaciones (artículos, comunicaciones, libros, manuales) sobre el turismo desde una perspectiva sociológica como las de Álvarez Sousa (1994 y 2004); Latiesa y Álvarez Sousa (2000); Díaz Martínez y Martínez Quintana (2002); Martínez Quintana (2006); Rubio (2003) y Mazón (2001) entre otros. Es destacable también que desde el VII Congreso Español de Sociología celebrado en Salamanca, la mención al turismo se incluye explícitamente como grupo de trabajo junto al ocio y al deporte. Y a partir del IX Congreso Español de Sociología de Barcelona, existe un grupo de trabajo denominado exclusivamente “Turismo y Ocio”. Esta plausible consolidación de la disciplina parece que tendrá continuidad en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), según se recoge en el Libro Blanco del Grado de Turismo (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, 2004). A pesar de la necesaria juventud de los estudios del turismo desde una perspectiva sociológica, —tanto por el desarrollo relativamente reciente del turismo como fenómeno social generalizado como por su complejo enfoque multidisciplinar—, la sociología del turismo en el presente siglo, entendida como “el estudio de las relaciones, roles y motivaciones turísticas, sus instituciones y su impacto en las sociedades receptoras” (Méndez Muela, 2003: 44), presenta en España unas líneas de investigación relativamente estables. Estas son según García Ferrando, Álvarez Sousa, y Latiesa (2007: 254-256): a) el comportamiento turístico; b) la gestión cultural; c) el turismo de sol y playa; d) el turismo alternativo (turismo rural, de aventura, ecológico, deportivo, etc); e) la calidad y la innovación turística; y f) los efectos del turismo en diferentes campos (empleo y mercado, nuevas formas de colonialismo, efectos no deseados como el denominado turismo sexual, etc). 9 Si bien aquí denominamos a esta asignatura “Sociología del Turismo”, puede aparecer con diferentes denominaciones en los planes de estudio, normalmente como “Sociología del Ocio y del Turismo” o como “Sociología del tiempo libre y el turismo”. Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado 27 En definitiva, tanto a nivel nacional como internacional ha crecido el número de publicaciones, investigaciones e instituciones que tienen como referente el ámbito de la sociología del turismo; sin embargo esto supone un incremento meramente cuantitativo de la disciplina, que ha de estar acompañado ineludiblemente por la sistematicidad y rigurosidad que exige el conocimiento científico tanto en el plano teórico como en el práctico. Una tarea que no es sencilla dada la complejidad de la cuestión que estamos abordando: el turismo, interconectado con múltiples esferas de la (también compleja) realidad social y por tanto vinculado también a otras disciplinas científicas. Teniendo esto presente la Sociología del Turismo puede aportar más luces que sombras en favor de un conocimiento más amplio y de mayor calidad en torno al fenómeno turístico. Tal vez, de este modo, el epígrafe “sociología del turismo” sea merecedor de aparecer en el Diccionario de Sociología (Giner, Lamo de Espinosa y Torres, 2002) al mismo nivel que la sociología del trabajo, del ocio o del deporte. REFLEXIONES GENERALES DEL CAPÍTULO 1. La sociología como disciplina científica que estudia la sociedad de manera rigurosa y sistemática comienza a perfilarse en el siglo XIX, en un contexto social, económico y político enormemente cambiante con respecto a otras épocas históricas 2. La sociología es una actividad científica, teórica y práctica que, dado el carácter multidimensional de la realidad social, exige un pluralismo cognitivo (diferentes enfoques teóricos para interpretar la realidad) y metodológico (uso amplio y extensivo de métodosprácticos para investigar la realidad) guiado por lo que se denomina la perspectiva sociológica, que trata de poner en interconexión los diferentes ámbitos de la realidad cuestionando las “verdades” que nos indica el sentido común 3. La centralidad del trabajo y la tradicional consideración del ocio como una actividad negativa, banal, intrascendente y carente de valor económico, así como su estimación como práctica social de consumo vinculada a una ideología determinada, la capitalista, e instrumento de dominación al servicio de unos poco frente a la gran mayoría, son algunas de las causas que hicieron que los primeros sociólogos apenas si dedicaran tiempo al análisis sistemático y riguroso del ocio 4. El creciente interés por parte de la sociología hacia el ocio tiene que ver con determinados cambios producidos en la sociedad contemporánea que modificaron (en positivo) la consideración cultural (experiencia humana, salud, bienestar), política (derecho individual y colectivo) y económica (negocio) del ocio 5. Aunque a menudo se confunden, hay que diferenciar los conceptos de tiempo libre y ocio El primero hace referencia a un tiempo ajeno al cumplimiento de obligaciones (laborales, sociales) Celeste Resaltado Celeste Resaltado Celeste Resaltado 28 El segundo constituye un fin en sí mismo y un ejercicio de libertad y expresión personal en relación a un contexto social concreto 6. A partir de la década de los cincuenta, con el desarrollo del turismo masivo en occidente, este comienza a configurarse como un elemento de interés específico por parte de la sociología Teniendo en cuenta la complejidad del fenómeno turístico y su interconexión con diferentes dimensiones de la realidad social y con otras disciplinas científicas, se aborda su estudio con planteamientos temáticos, teóricos y metodológicos plurales PARA SEGUIR APRENDIENDO Para una amena aproximación a la sociología, centrada en algunas de sus ideas principales, sus precursores, sus contemporáneos y sus metodologías, acompañado todo ello además de sugerentes ilustraciones, se recomienda Osborne, R, y B Van Loon, (2005), Sociología para todos , Barcelona, Paidós Sobre lo que es y significa la imaginación sociológica, ver el capítulo I “La promesa” de Mills, C W (1999 / [1959]), La imaginación sociológica , México, Fondo de Cultura Económica Para un mayor conocimiento de las principales perspectivas contemporáneas en teoría sociológica ver Giner, S (2003), Teoría sociológica moderna , Barcelona, Ariel Baert, P (2001), La teoría social en el siglo XX , Madrid, Alianza Ritzer, G (2001), Teoría sociológica moderna , Madrid, McGraw-Hill. Este sitio web, que está en inglés, www.sociosite.net, contiene amplia información organizada sobre diversas cuestiones relativas a la sociología como autores, áreas temáticas de estudio, revistas especializadas, mailing list , bases de datos, universidades y departamentos, etc. Este sitio web, en español, wwwsociologicus.com, permite acceder a recursos de sociología organizados por temas: aproximación a la sociología, autores clásicos y contemporáneos, aspectos metodológicos, sociología por temas, relatos sociológicos, etc. Reflexiona en torno a las actividades de ocio que has llevado a cabo en los últimos años Trata de aplicar la imaginación sociológica y piensa cuáles de ellas tienen relación directa con el fenómeno turístico Intenta ir un poco más allá y piensa si alguna de las que consideras que no tienen relación con el turismo podrían tenerla en algún sentido Por ejemplo, llevar a cabo actividades deportivas, visitar un museo, etc. Pon algunos ejemplos de actividades de tiempo libre y posteriormente valora cuáles pueden ser consideradas como ocio y cuáles no Justifica tus respuestas. 29 Capítulo 2: LA INVESTIGACIÓN SOCIAL Manuel González Ramallal El proceso de investigación científica Las técnicas de investigación en sociología Las fuentes de información para el estudio del turismo Exponemos a continuación las características que comporta la investigación científica, entendida como un método sistemático, racional y lógico para la obtención de conocimiento. Señalamos los pasos que hay que llevar a cabo para estudiar científicamente una realidad social determinada, circunstancia que se concreta en las etapas o fases del proceso de investigación. Indicamos, así mismo, las principales técnicas de recogida de datos que se emplean en la investigación social, los procedimientos básicos para llevarlas a cabo y sus potencialidades y debilidades. Concluimos el capítulo mencionando las fuentes más importantes de información de las cuales podemos obtener datos relacionados con el turismo a nivel mundial, europeo, nacional y autonómico, provincial y local. EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA En el capítulo anterior hemos resaltado el carácter científico de la sociología. También hemos señalado la atención creciente que desde el punto de vista teórico le han prestado al ocio y al turismo los contemporáneos en sociología, aún teniendo en cuenta que queda mucho camino por andar. Sin embargo, todavía podemos preguntarnos ¿cómo hacemos realmente sociología?, ¿cómo observamos y obtenemos evidencias sobre un fenómeno social? Las respuestas a estas preguntas nos sitúan en el plano de la praxis, de la práctica sociológica. Y, al igual que hablamos de un pluralismo cognitivo (múltiples teorías para interpretar la realidad), también podemos hablar de un pluralismo metodológico, ya que existen diferentes formas de afrontar la obtención de evidencias acerca de un fenómeno social determinado. Ahora bien, no conviene olvidar que tanto teoría como práctica sociológica han de caminar en un mismo sentido cuando afrontamos el proceso de investigación científica. Ambas son las dos caras de una misma moneda y no hay una buena praxis sin teoría, ni una buena teoría si no forma parte de la experiencia. La investigación científica alude a la existencia de un método sistemático para obtener conocimiento. Un método es una forma racional de proceder y constituye una lógica de acción fiable y precisa que se lleva a cabo para obtener un mayor y un mejor conocimiento sobre alguna esfera de la 30 realidad. Toda disciplina científica fundamenta en el método su patrón general, su plan, su guía normativa y orientadora del proceso de investigación científica. La sociología no es ajena a esta necesidad, aunque por el hecho de estudiar los complejos, variados y variables sucesos del mundo humano necesita de un planteamiento específico, de un método particular, si bien “del método sociológico como procedimiento único sólo se puede hablar en abstracto […] lo cierto es que, en lo referente a investigación, el criterio de la sociología es a menudo marcadamente utilitario: si el método da resultados convincentes, si sirve, se emplea” (Giner, 2004: 29). Esta afirmación consolida las palabras de Giddens (1991: 55) respecto a que “el trabajo científico depende de una mezcla de pensamiento osadamente innovador y de la disposición y el control cuidadosos de la evidencia para apoyar o desechar hipótesis y teorías”. Estamos, pues, ante un proceso dinámico de conocimiento de la realidad social, que recorre una ordenada trayectoria de ida y vuelta, vinculada tanto a planteamientos abstractos (teoría) como concretos (práctica), y tanto deductivos (de la teoría a la práctica) como inductivos (de la práctica a la teoría). Al mismo tiempo habrá que considerar una serie de elementos inherentes y necesarios para proceder de acuerdo al método científico general y al método científico de la sociología en particular. Nos referimos a conceptos, hipótesis y leyes10 (González Seara, 1983), y a un procedimiento ordenado en varias etapas (Bourdieu, Chamboredon y Passeron, 1989; Quivy y Campenhoudt, 1992), cuyas reglas no son, enabsoluto, ni inmutables ni infalibles, ya que están en función tanto de la especificidad de la investigación como de la creación, imaginación e inteligencia del propio investigador (Mills, 1993). Es evidente, pues, que la imaginación-innovación-osadía en el proceso de investigación necesita de un control-método-estructura de producción de conocimiento acorde a los planteamientos científicos. En este sentido, el proceso de investigación científica se planea atendiendo a una serie de pasos ordenados formalmente. Sin embargo y teniendo en cuenta que lo que vamos a estudiar es la compleja realidad social, en la práctica investigadora real estos pasos no se diferencian tan claramente entre sí y ni siquiera suelen atender plenamente al ordenamiento formal previo, mas resulta necesario contar y respetar, en la medida de lo posible, con un plan de ruta, una guía de investigación. El número de etapas o fases de investigación varía atendiendo al mayor o menor detalle con que se quiera programar la investigación, si bien tiende a existir cierto consenso básico en torno a ciertas 10 Señala el propio Seara que en sociología más que hablar de leyes hay que hablar de “tendencias”, lo cual no niega en absoluto su carácter científico, sino que la mayoría de las regularidades y de las denominadas “leyes” sociales han de ser formuladas en términos de probabilidad o de tendencia. En una línea similar, Gibson (1982) alude a los postulados de tendencia, de gran importancia en la investigación social, para referirse a cosas que ocurren siempre en función de unas circunstancias y en ausencia de otras que lo impiden. 31 fases necesarias e imprescindibles en el proceso de investigación científica en sociología11. Nosotros hemos resumido estas etapas en seis (Macionis y Plummer, 2003; Giddens, 1991; Giner; 2004; Gutiérrez Brito, 2007). SELECCIÓN Y DEFINICIÓN DEL PROBLEMA A INVESTIGAR La selección del tema a investigar alude a un problema teórico y/o práctico no resuelto sobre el que se tratará de aportar nuevos conocimientos. Normalmente la selección de una u otra problemática concreta se justifica por la relevancia social que tiene y por los beneficios que la investigación tendría para las personas, grupos e instituciones sociales implicadas de manera directa o indirecta con dicho problema. El valor inicial de una investigación tiene que ver con un buen planteamiento en torno al qué quiero investigar y por qué quiero hacerlo. Es decir, en torno a los objetivos de la investigación. Una investigación consiste, en última instancia, en resolver un enigma. De ahí que a lo largo de este proceso de selección haya que acotar y definir claramente qué aspecto o aspectos específicos de la realidad van a ser estudiados, delimitando lo que va a ser y lo que no va a ser objeto de nuestro estudio. Se trata de ir afinando y dándole forma concreta a nuestra investigación. Para ello inicialmente podemos partir de lo que se denomina la pregunta de investigación que, necesariamente, habrá de ir reformulándose y concretándose a lo largo de las diferentes etapas del proceso mismo de investigación. Por ejemplo, podemos formular la pregunta preliminar “¿por qué viajan los jóvenes?”, pero habrá que ir puntualizando y definiendo, entre otras cuestiones, a qué tipo de viajes nos referimos, en qué época del año, a qué destinos, qué entendemos por joven, y algunas otras cuestiones que habrán de estar en relación directa con el tema a investigar En definitiva, estamos tratando de dar un primer salto de calidad desde nuestro saber inicial y cotidiano, fundamentado en el sentido común, a un saber más específico y riguroso, sometido al control científico. REVISIÓN DE LAS EVIDENCIAS Y PRECISIÓN DE LOS FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y CONCEPTUALES Antes de continuar avanzando en nuestra investigación se hace necesaria una pausa para revisar los antecedentes y las evidencias ya existentes, tanto las teóricas como las empíricas, en torno a lo que deseamos estudiar. Es posible que algunas partes del problema que queremos investigar se hallen ya resueltas y concluidas de manera satisfactoria y, en todo caso, los resultados ya obtenidos por otras 11 Normalmente las fases del proceso de investigación suelen concretarse redactándose por escrito en un proyecto de investigación. Sobre la elaboración de proyectos de investigación en turismo puede consultarse Latiesa (2003: 93-95) y Gutiérrez Brito (2007: 301-313). 32 investigaciones nos permitirán comprobar qué aspectos del problema no se abordaron en la primera fase, o bien cuáles quedaron sin resolver. Además, la consulta de las investigaciones previas puede facilitarnos la tarea que supone precisar los fundamentos teóricos y conceptuales de nuestro estudio, ya que algunos de ellos pueden haber sido ya claramente explicitados y definidos en los trabajos precedentes. En todo caso en esta fase hay que ilustrar de manera manifiesta cual va a ser nuestra perspectiva teórica12, y también si, junto a la orientación sociológica general que le vayamos a dar a nuestra investigación, introducimos algunas otras orientaciones preferentes, por ejemplo, la histórica (evolución y presencia histórica del fenómeno), la antropológica (diferentes manifestaciones culturales), la económica (producción, intercambio, consumo, valor), etc. Así mismo, y en relación con el marco teórico y la revisión de los antecedentes, es el momento de formular y concretar con la mayor precisión posible la pregunta de investigación. Estamos ante uno de los momentos más trascendentes del proceso de investigación científica, ya que hemos de formular hipótesis y definir conceptos operativos que nos permitan resolver el problema de investigación. Una hipótesis es una conjetura que se establece en torno a la realidad, siendo el propio resultado de la investigación el que determinará su (grado de) veracidad o falsedad. Las hipótesis constituyen el mejor modo de formular claramente el problema de investigación. Una hipótesis es una suposición fundamentada sobre lo que está ocurriendo y, aunque es fruto de la intuición, de la creatividad, de los resultados previos de otros estudios, y de la experiencia acumulada por el investigador, también es cierto que ha de tratarse de una afirmación basada en la lógica, la reflexión y la racionalidad. Todo proceso de investigación se consolida a partir de la formulación de una o varias hipótesis formuladas en forma enunciativa. Por ejemplo, “cuanto mayor sea el número de veces que hayan viajado los padres al extranjero, mayor será el número de viajes que hagan sus hijos”. Esta hipótesis podría ser una de las que habría que contrastar a lo largo de una investigación y nos permitiría en última instancia obtener un conocimiento más preciso sobre algunas de las variables que tienen que ver con el fenómeno del turismo entre los jóvenes. Claro que, para ello, habrá que haber definido con anterioridad los conceptos de manera operativa. Operacionalizar conceptos significa conocer su alcance y su significación exacta al margen de toda ambigüedad. Es evidente que en torno a muchos de los conceptos que empleamos en nuestra cotidianeidad no existe consenso Si ir más lejos ¿a qué nos referimos cuando hablamos de jóvenes? Es 12 Sin conocimientos teóricos los problemas prácticos de la investigación se presentan más difíciles, sino imposibles, de solucionar. 33 evidente que la franja de edad para categorizar a alguien como joven es variable, no sólo a la largo de la historia y comparativamente entre diferentes sociedades, sino incluso dentro de una misma sociedad no existe un acuerdo pleno respecto a ello. Por tanto es necesario operacionalizar el concepto para poder trabajar con él.
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