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DESARROLLO-3-Primer-parcial - Maria Victoria Pintos

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DESARROLLO 3 
Texto 1- Psicología del ciclo vital: hacia una visión comprehensiva de la vida humana. Dulcey Ruiz y Valdivieso
Estos autores refieren que: 
· La psicología del ciclo vital es más amplia que la psicología del desarrollo.
· Coherente con una visión integral del curso del ciclo vital enfatiza: la irrelevancia de la edad, los cambios permanentes, la multidimensionalidad, la plasticidad como también la importancia del contexto y la historia. 
· Refiere al proceso de envejecimiento, a la adultez, la vejez y la muerte en el marco del ciclo vital.
· Enfatiza posibilidades relacionadas con el envejecimiento exitoso, el bienestar subjetivo y la sabiduría, posibles de lograr mediante el aprendizaje durante toda la vida o la educación vitalicia (permanente). 
Aludir a una psicología del ciclo vital implica postular una perspectiva más amplia que la habitualmente considerada psicología del desarrollo. Más que una teoría, se convierte en un marco de referencia de tipo contextual y dialectico, que considera la totalidad de la vida como una continuidad con cambios, destacando parámetros históricos, socioculturales, contextuales, y del acontecer cotidiano e individual, como parámetros que prevalecen por sobre cualquier clasificación etaria, o en la que predomine la edad como criterio. 
La perspectiva del ciclo vital representa un intento para superar la dicotomía crecimiento-declinación, reconociendo que en cualquier momento de la vida hay pérdidas y ganancias. 
Postulados relacionados con la perspectiva del ciclo vital 
1-Ciclo vital como envejecimiento diferencial y progresivo. Envejecimiento como un proceso de diferenciación progresiva, el cual comienza con la vida y termina con la muerte. Su complejidad difiere de las distintas especies, individuos y épocas de la vida, y las formas de envejecer son tantas como individuos existen. 
2- Re conceptualización del desarrollo y envejecimiento. Tanto el desarrollo como el envejecimiento tienen significados, no solo biológicos, sino culturales que, muchas veces, superan concepciones unidimensionales, estáticas y limitantes. Desarrollo y envejecimiento han de entenderse como procesos simultáneos y permanentes durante la vida, en los cuales se conjugan ganancias y pérdidas, así como influencias y orientaciones. 
3- Irrelevancia de la edad cronológica. Neugarten afirma, que la importancia de la edad cronológica (constructo demográfico más que funcional) es relativa, debido a que la edad por sí misma no es un factor causal, explicativo o descriptivo, ni tampoco una variable organizadora de la vida humana. Es menos importante el tiempo que pasa, que lo que ocurre durante ese tiempo. Esto permite a que cualquier clasificación de la vida por etapas, pierda importancia. 
4- Revisión del modelo deficitario y de estereotipos sobre el envejecimiento y la vejez. Es importante tener en cuenta como las expectativas de otros, influyen en el concepto que cada persona tenga de sí misma. Esta revisión es en base a fundamentos científicos que refutan el énfasis deficitario y las generalizaciones injustificadas y sugiere la revisión de la imagen que tenemos de la vejez y de las personas ancianas. Los problemas relacionados con la vejez no empiezan a una edad o a una época determinada, sino cuando se comienza a etiquetar a las personas como “de edad madura” o como “trabajador retirado” (Lehr y Thomae). “Nos comportamos en las situaciones y con las personas de acuerdo con la imagen que tengamos de las mismas”. 
5- Multidimensionalidad, multidireccionalidad, plasticidad y discontinuidad. Quienes comparten la perspectiva del Ciclo Vital (Thomae, Lehr, Birren, Neugarten, Baltes, entre otros) consideran a estos términos como rasgos característicos del curso de la existencia. Diferentes factores y sistemas se conjugan e interactúan en disimiles direcciones, en la construcción de la vida de cada persona: cada vida individual implica, al mismo tiempo, continuidad y discontinuidad o rupturas: algunos aspectos se mantienen, a la vez que en cualquier tiempo surgen otros nuevos. 
6- Selectividad, Optimización y Compensación (SOC). La selectividad equivale a darse cuenta de oportunidades y restricciones específicas en los distintos dominios de funcionamiento (biológico, social e individual) y actuar en consecuencia, ya sea diseñando en forma intencional metas alcanzables (selección centrada en las ganancias), o cambiando metas y acomodándose a pautas distintas (selección centrada en las perdidas) La optimización significa “identificar procesos generales involucrados en la adquisición, la aplicación y el refinamiento de medios para el logro de metas relevantes”. Significa optimizar la utilización de recursos necesarios para lograr cualquier meta. Mientras que la compensación se refiere a la posibilidad de regular las perdidas (capacidades o recursos) diseñando alternativas centradas en formas de superar dichas perdidas sin necesidad de cambiar las metas. En todas las épocas de la vida, incluso en la vejez, esto es factible, porque el self (si mismo) puede continuar siendo un sistema de afrontamiento y mantenimiento de la integridad poderoso y resiliente. 
7- Importancia del contexto y de la historia. Algunos autores plantean 3 conjuntos de factores que inciden en el curso del ciclo vital: expectativas sociales relacionadas con la edad, influencias históricas y acontecimientos personales únicos. A los dos primeros tipos de influencias se las considera normativas, en el sentido de incidir en la conformación de una identidad social, en términos de pertenencia a una sociedad. Las últimas (no normativas) son de carácter individual, más no general, pero inciden igualmente en el ciclo vital de las personas. 
· Influencias normativas relacionadas con la edad y también con el género. Se refieren a expectativas sociales que tienen en cuenta “relojes biológicos”: edad de caminar, hablar, de la pubertad, de la menopausia; así como también “relojes sociales”: edad de ir a la escuela, al colegio, de dejar la casa materna/paterna, de trabajar, de jubilarse, de ser independiente económicamente, de conformar una familia, etc. Toda sociedad controla el desarrollo individual teniendo en cuenta criterios de edad y de género. En toda sociedad se resuelven numerosas tareas convirtiéndolas en roles de edad o de género. Sin embargo, tanto lo biológico como lo socio-cultural son realidades cada vez más cambiantes y flexibles, y por esto mismo, las influencias normativas en cuanto a la edad y el género van quedando carentes de sentido. 
· Influencias normativas relacionadas con la historia. Tienen que ver con hechos históricos que ocurren durante el ciclo de vida de una generación, los cuales tienen impacto (positivo o negativo) en quienes la conforman. Hechos que pueden ser socioculturales o geográficos: guerras, desastres naturales, etc. 
· Influencias no normativas, o de carácter individual. Desde el punto de vista de la psicologia social cognoscitiva, Bandura se refiere a “determinantes fortuitos del curso de la vida” haciendo referencia a acontecimientos cotidianos, “encuentros imprevistos”, los cuales ejercen un papel determinante en el moldeamiento de la vida posterior, inclusive cambiando su rumbo. Algo análogo plantean Lehr y Thomae al mencionar la importancia de investigar los “eventos críticos de la vida” cotidiana, entendidos como sucesos que interrumpen el curso habitual de la misma y exigen re-estructuraciones en las vivencias y en el comportamiento (cambios de trabajo, de lugar, de ciudad, país). 
Envejecimiento, adultez, vejez y muerte en el contexto del ciclo vital. 
Procesode envejecimiento. Vivir es envejecer. En nuestro mundo, lleno de diversidad y constante cambio, el envejecimiento es una de las pocas características que nos definen y nos unifican a todos. (OMS)
Más allá de su significación biológica, comúnmente asociada con disminución progresiva de la capacidad funcional orgánica, envejecer significa aumentar la edad y volverse más viejo por el hecho de haber vivido más tiempo. Así, cada año más de vida es también un año menos que vivir. 
Algunos autores diferencian entre envejecimiento primario, como proceso orgánico y envejecimiento secundario como relacionado con aspectos psicológicos y sociales: “aunque tengo 70 años, me siento como de 50”. A propósito de esto, un estudio realizado en España acerca de la relación entre la edad cronológica y la subjetiva, encontró que el número de personas que consideran que su edad subjetiva coincide con su edad cronológica, decrece a medida que se incrementa esta última. La edad es un punto de marca, como lo transito es subjetivo. 
¿Qué significa ser adulto? Ser adulto significa haber crecido. Desde la perspectiva del ciclo vital, es la consecuencia de un proceso de desarrollo durante la vida, en el cual inciden múltiples influencias en permanente interjuego. Se pueden tener en cuenta diferentes criterios para señalar la adultez:
Desde el contexto socio-económico, en contextos económicos y socio-culturalmente más pobres, se asumen mas temprano en la vida los roles considerados adultos, como los reproductivos y laborales. 
Desde el punto de vista psicológico existen diversos criterios, como los cognoscitivos (referidos a la posibilidad de desarrollar un pensamiento abstracto y formal, inclusive post-formal- confianza en la intuición, posibilidad de entender y asumir las contradicciones), afectivos (posibilidad de intimidad y la responsabilidad del cuidado, tanto de otros, como de si mismo); morales (pensamiento autónomo y responsable de si mismo y de otros).
Culturalmente, la adultez se relaciona con los “relojes sociales”, así como con múltiples transiciones. La adultez es quizá la época de la vida en que se presentan mas transiciones y cambios en general, en la que se viven mas ritos de paso (salidas de los hijos del hogar, retiro del empleo formal, viudez, etc) y en la que pueden surgir las más diversas interacciones, así como muchos nuevos factores y posibilidades. La definición cultural de la adultez depende de la propia historia y biografia, del contexto y del espíritu cambiante de los tiempos. 
¿Qué es la vejez? Adultez mayor. Es la cualidad de ser viejo. Ser viejo significa haber envejecido o haber vivido mas que otras personas, comparativamente hablando. Sin embargo, la vejez depende del contexto y del grupo de personas al que se refiera. 
La vejez carece de límites, excepto el de la muerte y varia, no solo de un individuo a otro, sino de acuerdo con las expectativas sociales y culturales, con la posición social y económica de la persona. (Marc Fried). En un estudio realizo por los autores de este artículo, las categorías más empleadas para describir a las personas viejas fueron “experiencia” y “ser cansadoras”. Casi ninguno de estos términos empleados por otros para describir a las personas viejas (calma, edad, cansancio, seguridad, poca inteligencia) fue utilizado por estas personas para describirse a si mismas. Las percepciones de las personas viejas fueron mas favorables que las percepciones ajenas acerca de la vejez. 
La muerte como estadio final del ciclo vital. ¿Por qué la muerte y el morir se considera solo al terminar de estudiar la psicología del desarrollo, y justamente después de la vejez? ¿acaso los niños y los jóvenes son inmortales? Este interrogante surge con mayor fuerza en un país donde por causa de la violencia se han perdido generaciones enteras de jóvenes. 
La muerte provee la clave para entender el significado de la existencia, al mismo tiempo que, la aceptación de la propia finitud permite el crecimiento personal. 
El desafio es poder pensar “patrones de envejecimiento exitoso”, en términos de salud, funcionamiento cognoscitivo y ajuste personal positivo, en contraste con salud y funcionamiento intelectual pobres, bajo grado de actividad social y baja moral. Lehr observa que el bienestar subjetivo o la satisfacción con la vida durante la vejez es indicador de envejecimiento exitoso. 
Texto 2 En busca de independencia y productividad: cómo influyen las culturas occidentales en las explicaciones individuales y científicas del envejecimiento- Rice, Carstensen y Corina Lockenhoff
Este artículo analiza y sobre todo cuestiona, la influencia de la cultura occidental en expectativas culturales, teorías implícitas y estereotipos acerca del envejecimiento y la vejez; en dichas formas de vivir y envejecer; así como en la formulación de políticas públicas. 
El propósito es explorar las formas mediante las cuales la cultura moldea y dirige las vidas y el envejecimiento de las personas. Específicamente como las expectativas culturales acerca del envejecimiento influyen sobre las metas y las motivaciones individuales y construyen trayectorias del curso de la vida. En este sentido, se define cultura, como una constelación de estructuras sociales e institucionales, de prácticas comportamentales y características psicológicas comunes compartidas por un determinado grupo social. Su influencia sobre los individuos puede muchas veces, no reconocerse conscientemente, derivando muchas veces en profundos efectos sobre ellos. Las creencias y valores culturales también influyen directamente en las expectativas de la gente acerca del envejecimiento, así como sobre sus metas, decisiones y trayectorias en la vida. 
El análisis se estos autores se centrara fundamentalmente en las culturas Occidentales (Europa, EE.UU, y Canadá) sobre todo porque sus consideraciones sobre el envejecimiento se han convertido en la voz predominante dentro de la gerontología. Sus investigaciones se han divulgado mundialmente. 
Estas culturas tienen profundamente arraigados valores de independencia y productividad, lo que hace que el envejecimiento sea visto desde el lado donde se acentúan las pérdidas, y disminuye lo relacionado con al autoeficacia y las realizaciones. 
Expectativas culturales acerca del envejecimiento
Desde el punto de vista demográfico, la vejez ya no es lo que solía ser. Hay una mayor longevidad y una declinación de las tasas de nacimiento, que significan que familias y comunidades estarán constituidas cada vez más por adultos mayores. No solo aumentaran en tamaño, sino también serán más saludables y mejor educadas que las de generaciones precedentes. Se piensa desde esta perspectiva que las sociedades podrían comenzar a desarrollar políticas para aprovechar una base poblacional más madura. Infortunadamente, las expectativas culturales occidentales sobre el envejecimiento no han cambiado; la respuesta cultural predominante ha sido negativa. En la sociedad, el envejecimiento se considera una amenaza al sistema de cuidado de la salud y una carga para las familias. En el plano individual la vejez es una época de pérdidas ubicuas y muy pocas ganancias. Parecería que la mejor manera de llegar a la vejez es evitar del todo envejecer, o al menos, aparentar que no se envejece. 
Todo esto, parece ser producto de las perspectivas culturales que dan prioridad a la productividad y la independencia por sobre todos los demás aspectos de la vida. La contribución productiva, la ética protestante del trabajo y el foco del funcionamiento independiente, son sellos del pensamiento occidental. 
Envejecimiento cognoscitivo
El estatus cognoscitivo de los adultos mayores se evalúa con base a estándares que se desarrollaron para utilizar con personas más jóvenes (pruebas de inteligencia). Pasados los años escolares, tales pruebas se transforman, y el estatus cognoscitivose mide con el grado de éxito en el trabajo y en las relaciones personales. 
Debido a que esta cultura idealiza la eficiencia, no sorprende que en las investigaciones sobre envejecimiento cognoscitivo se haga énfasis en la rapidez con que se aprende un material nuevo. En las mediciones tradicionales se toma el tiempo y se califica según la rapidez con que se terminan las tareas. Y en este sentido, podemos decir que una disminución en la velocidad del procesamiento relacionada con la edad, explica la reducción de la inteligencia en la edad mediana y avanzada. 
Tal observación estímulo al investigador John Horn a preguntarse si sería posible pensar, al mismo tiempo, despacio y bien. Horn y sus colegas argumentan que la declinación en la inteligencia o en el procesamiento de la información nueva, que esta biológicamente determinado, se compensa frecuentemente con lo que se llama “inteligencia cristalizada” o “conocimientos o habilidades adquiridos”. Este último tipo de inteligencia aumenta a lo largo del ciclo vital en función de la experiencia acumulada y la aculturación. 
El énfasis puesto en la rapidez como indicador principal de la inteligencia acentúa la idea sobre la declinación relacionada con la edad. 
Envejecimiento socioemocional 
Durante décadas se presumía que la constante declinación que se observa en la cantidad de contactos sociales de las personas mayores reflejaba otra pérdida gradual (junto a la salud física, la importancia social, la habilidad mental). La teoría de la actividad y la de la continuidad, veían las disminuciones de los contactos sociales a medida que se envejece, como resultado de un prejuicio: el edadismo social, el cual reduce las posibilidades de continuar desempeñando papeles y actividades sociales. La teoría de la desvinculación afirmaba que la disminución de contactos sociales era señal de una retirada adaptativa de los roles sociales, como preparación a la muerte. Por su parte, la teoría del intercambio social, sugería la disminución de la participación social porque los ancianos tienen menos recursos y se vuelve menos atractivo interactuar con ellos, debido a que se reduce su habilidad para tener reciprocidad en las relaciones. 
El denominador común de estas perspectivas teóricas es el supuesto de que la declinación social con la edad es un desarrollo problemático, asociado con soledad y con la proximidad de la muerte. Sin embargo, las investigaciones empíricas han demostrado que contactos sociales poco frecuentes no se relacionan necesariamente con sentimientos de soledad. Es más, la declinación del tamaño de las redes sociales aparece como un proceso continuo que comienza mucho antes de la vejez.
La teoría de la selectividad socioemocional (Cartensen) explica que cambios en la composición de la red social relacionados con la edad no constituyen una perdida, sino que son el resultado de un cambio motivacional en las metas sociales. El principio social de dicha teoría es que la gente, regularmente, considera el tiempo que tiene por delante en su vida y fija sus metas de acuerdo con esto. Cuando el tiempo se percibe como algo abierto, son más importantes las metas relacionadas con el futuro y con la información. Cuando el tiempo por vivir parece limitarse cada vez más, como resultado del avance en la edad cronológica, las metas emocionales se vuelven más importantes y las personas prefieren interactuar con quienes mantienen relaciones más estrechas. Si esta interpretación es acertada, la preocupación acerca de los altos niveles de soledad entre los adultos mayores y los intentos por aumentar superficialmente sus redes sociales son errados. Podría incluso pensarse que hay efectos perjudiciales en los programas que estimulan más contactos sociales entre los adultos mayores, porque pueden sentirse presionados por las expectativas sociales a participar en actividades que no satisfacen sus necesidades propias. 
Con respecto a la vida social, con frecuencia se supone que el bienestar emocional empeora con la edad. Clínicos e investigadores interesados en la salud emocional de los adultos mayores creen con frecuencia que las tasas de depresión aumentan con la edad, pero la evidencia empírica no apoya estas hipótesis. Existen bases para creer que los síntomas depresivos aumentan en edades muy avanzadas, pero es probable que esto se relacione con enfermedades próximas a la muerte, más que con el envejecimiento en si mismo. Incluso, con excepción de los casos de demencia, los adultos mayores parecen tener tasas más bajas de todo tipo de psicopatología, en comparación con todos los demás grupos de edad. 
Influencia de las creencias culturales en las trayectorias del desarrollo individual
Las expectativas culturales acerca del proceso de envejecimiento tienen la tendencia a convertirse en profecías que se cumplen a sí mismas, preservando las miradas negativas con respecto al envejecimiento, a pesar de sus fallas fundamentales. 
Las teorías implícitas sobre el envejecimiento abarcan tanto las teorías sociales internalizadas, como las experiencias personales relacionadas con el propio desarrollo. Inicialmente, las teorías se derivaron de las expectativas culturales acerca del envejecimiento, más que de experiencias individuales. Aquellas teorías que ponen de relieve los cambios y no reconocen las continuidades, en última instancia pueden traer como consecuencia percepciones distorsionadas del propio proceso de envejecimiento. 
Las teorías implícitas pueden también ejercer influencia sobre la autoevaluación, al proporcionar referencias para procesos de comparación social. Algunas investigaciones llegaron a la conclusión de que era mas probable que los adultos jóvenes se compararan a sí mismos con coetáneos que se encontraban mejor que ellos, lo cual les llevaba a trazarse metas de auto mejoramiento e inspiración, pero los adultos mayores se comparaban con sus coetáneos que estaban en peores circunstancias, lo cual les proporcionaba emociones positivas de auto valía, como resultado de su mejor estatus. Sin embargo, esto puede traer consecuencias también negativas, si la misma se percibe como un estado futuro en el propio desarrollo, mientras que, si la situación con la cual se compara tiene estatus mas elevado, puede llegar a percibirse como inaccesible. 
Las expectativas culturales van a influir en muchas esferas de la persona. En cuanto a las metas y aspiraciones, se ha demostrado que aquellas metas que representan un reto, pero que son alcanzables, aumentan la persistencia y mejoran la ejecución de un amplio rango de dominios. Puede resultar beneficioso para el adulto mayor fijarse determinadas metas, pero teniendo en cuenta sus limitaciones, evaluando sus destrezas y habilidades en forma realista. En lugar de adoptar expectativas culturales de una declinación continúa. Las expectativas culturales también van a influir en la salud física durante la vejez. El énfasis en las culturas occidentales es puesto en la independencia y la confianza en sí mismo, cosa que llevaría a los adultos mayores a sentirse responsables por optimizar su estado de salud. Dado que la probabilidad de dependencia aumenta con la edad, sobre todo en los más viejos, la definición de una “vejez exitosa” como salud física óptima y funcionamiento independiente, es un ideal que puede disponer al fracaso. El ejercicio y un estilo de vida saludable pueden contribuir a mejorar el funcionamiento de la persona. Algunos autores sugieren que muchas declinacionesen lo físico en edad avanzada realmente se deben a un estilo de vida sedentario. También, el sentir que ya no están en capacidad de trabajar al mismo nivel de antes, puede llevar a los adultos mayores a trabajar menos, o a retirarse por miedo a mostrar evidencias de la inadecuación con la cual se percibe. Aunque sus habilidades físicas y mentales sean todavía suficientes para hacer un buen trabajo, en las sociedades occidentales los trabajadores más viejos probablemente se desvinculan del trabajo, legitimando así el retiro como vía de escape por disminución de las habilidades. 
¿Puede la cultura ayudarnos a envejecer? 
Los ideales y creencias culturales influyen bastante en la experiencia de envejecer, produciendo con mucha frecuencia, resultados lamentables. Sin embargo, de ninguna manera se trata de un proceso determinista. La cultura puede ayudarnos, no solo a vivir vidas más largas, sino también a que estas sean mejores.
No solo debe evitarse las miradas negativas acerca del envejecimiento, sino ante todo, cualquier circunstancia en que se utilice inapropiadamente la edad como variable explicativa. Los estudios no deben originarse en la expectativa de pérdidas y de declinación, como sucede con tanta frecuencia. 
Las autoras creen que el aumento en la esperanza de vida en el siglo XX demanda cambios culturales profundos que impliquen el desarrollo de concepciones más amplias sobre lo que son las contribuciones productivas. Si se continua relacionando el envejecimiento con perdidas y manteniéndolo como opuesto a valores culturales fundamentales, las personas seguirán temiendo, evitando y negando el proceso de envejecimiento. Si en cambio, los valores y creencias culturales comienzan a cambiar, los años que se han aumentado a la propia vida podrían anticiparse como la culminación de aquellos que le precedieron. Consideran que es necesario fortalecer las narrativas de vida que caracterizan el envejecer como un proceso continuo y no como un estado prefijado, como opuesto a la juventud. 
Para que los individuos optimicen su propio proceso de envejecimiento parece ventajoso fijarse metas que constituyan retos conseguibles, y realizar comparaciones sociales realistas con lo que se considera superior. 
Para optimizar la experiencia de envejecer se requiere a los investigadores cuestionen sus propias creencias y suposiciones sobre el envejecimiento y permitan surjan diversos modelos sin sesgos implícitos al respecto. Deben desarrollarse definiciones mas realistas y completas del envejecimiento y diseñarse sociedades al servicio de las personas de todas las edades. 
Texto 3 -Psicología de la mediana edad y la vejez- Ricardo Iacub y Luisa Acrich Capítulos 1, 2 y 3. 
Capítulo 1: identidades y envejecimiento. 
Estos autores destacaran la importancia de la dimensión cultural en el proceso tanto de envejecimiento como de vejez, ya que tendrá una incidencia directa sobre esta problemática. Además, de que ambos estén caracterizados por cambios bio psicológicos, resulta fundamental señalar que son interpretados a la luz de una cultura que le da una significación en un contexto particular y cambiante. 
Este capítulo hace referencia a las identidades. Dentro de las identidades se deben tener en cuenta ciertas dimensiones, como lo cultural, lo contextual, y el cambio bio.psico-social. Identidad viene del latín “Ídem” que alude a “el mismo”, o “lo mismo”. La configuración de la identidad, en un sentido psicosocial, es necesaria pensarla en contextos donde la multiplicidad de interacciones mantiene al sujeto, o a una cultura en permanente agitación y cambio. Lacan destacara al otro en toda elaboración de la propia identidad. El mero acto de mirarnos, desde el esquema básico del espejo, es situarnos en relación a otro que nos da significados. Este Otro al cual Lacan describe con mayúsculas (por el nivel de determinación que tiene sobre el sujeto) incidirá permanentemente en nuestras autopercepciones y autoconceptos. Ciertas lecturas del otro, particularmente en la infancia aunque continúen a lo largo de la vida, podrán centrarnos, dándonos la ilusión de una identidad más o menos estable y reconocible que permita enfrentar la vida sin temor de perder el hilo subjetivo.
La identidad narrativa para Ricoeur
Para Ricoeur la vida nos muta, nos cambia. Todo sujeto es escritor y lector de su propia vida. Desde este sentido, podemos pensar que la identidad narrativa acontece en su interpretación, es la propia interpretación. No es precisamente lo real, lo idéntico, no es importante si los hechos que se relatan son mas o menos verdaderos, lo que se valora es que sean verosímiles en el relato. Este relato tiene dos características esenciales: la dimensión lingüística (que le proporcionamos a la dimensión temporal de la vida), y la posibilidad de encadenar historias discontinuas de la propia vida que dificultarían reconocer un sentido de identidad. Todo relato para ser comprensible y verosímil debe seguir las leyes de completud: del comienzo al fin; totalidad: debe incluir el conjunto de los elementos; y unidad de la trama: que este texto sea seguible a través de nexos narrativos claros. De este modo, el conocimiento de sí mismo consiste en una interpretación, mediante la cual uno se apropia del personaje. 
Transformaciones y crisis frente al envejecimiento
Si pensamos que la crisis transcurre en un individuo y que le afecta a este solamente, desconoceríamos un ámbito en el cual la dinámica de la vida humana transcurre. Haciendo con ello el padecimiento individual el principio de una patología. Pero si hiciésemos recaer la noción de crisis en lo social, irresponsabilizariamos absolutamente al sujeto padeciente. 
El termino crisis deriva de la palabra griega “krinein”, que significa separar, separación o abismo. Para los existencialistas en los momentos de crisis se revela ante el hombre lo que este siempre había tenido ante sí y lo desplazaba con creencias, roles e ideales sociales: la desesperación. Si el hombre se desespera es porque esta desorientado, porque ha perdido referentes sociales que lo guiaban. Ante la inminencia de un cambio en la continuidad de cierto orden subjetivo, aparece la desesperación. Ante la crisis, nuestra propia significación se encuentra alterada. Nuestra identidad fue construida desde ciertos limites que nos alojaban en un mapa conocido, ya sea por los roles laborales o familiares. El límite significa entonces identidad, ya que nos dice quiénes somos, diferenciándonos de aquello que no somos. La crisis se define como una experiencia límite o una experiencia en el margen de lo aceptable. Frente a esto, quedan dos opciones: encontrar una vía de retorno, o ir mas allá penetrando en otro dominio que incluya nuevas formas identitarias que no promuevan la sensación de exclusión. 
¿Qué encontramos en el proceso de la mediana edad? 
Según Dittmann- Kohli no existen factores biológicos o funcionales claramente diferenciables que permitan delimitar la mediana edad. A fines prácticos, se define como el periodo entre los 40 y los 60/70. La elección de estas edades es producto de las reglas en el interior de una sociedad, entre las que se ponen en juego variables socio-psicológicas, económicas y culturales. La mediana edad puede tomarse generalmente como el inicio de la vejez y como el punto final de la juventud o temprana adultez. 
Es importante destacar la presencia de algunos cambios biológicos propios de la edad que afectan las facultades y capacidades que interfieren directamente la ejecución de planes y obligaciones,los cuales van a permitir reconocer al sujeto de mediana edad. 
Las culturas que acentúan la edad cronológica como marcador de los periodos de la vida tienen un efecto diferente en la reconstrucción del yo, que aquellas culturas que tienen reglas indiferentes a la edad. Lo que es de fundamental valor es que la percepción de cambio, se relaciona principalmente con una situacion de ruptura con un cierto equilibrio anterior, que pone en juego un nuevo sentido de la identidad personal. Por ello, se puede entender a la aparición de la mediana edad con una crisis, sin que por ello se ponga en juego una vivencia depresogena. 
Ciertos autores se refieren a la mediana edad como un momento paradójico de cierta estabilización económica y afectiva, pero a su vez, como un momento de ruptura con este equilibrio que emerge desde las preocupaciones por los cambios corporales, en cuanto a aspecto físico, laborales u otros, que suponen un cambio de posicionamiento personal y en relación a los otros. 
Factores claves que aparecen en personas de mediana edad: 
· Roles familiares. Una de las temáticas más divulgadas, coincidentes con esta etapa, es el “síndrome del nido vacío”, el cual describe la sensación de desamparo que vive la mujer ante la ida de sus hijos del hogar. La vivencia suele describirse como de tristeza frente a la perdida, no solo de la cercanía de los hijos sino de un rol social que justifique su existencia. El trabajo de elaboración será el de duelo, ya que deberá ir separándose de ese espacio con el dolor que implica, al tiempo que buscar nuevos espacios personales. La resolución dependerá de las capacidades personales, consideraciones acerca de las posiciones relativas al género, así como de los diversos roles sociales que lleve a cabo. La abuelidad suele aparecer como uno de los logros de esta etapa vital, ya que se logra recuperar una posibilidad de vínculo afectivo intenso, renovar la relación con sus hijos, reparar situaciones que no pudieron compartir con los mismos, y sentir que la vivencia de finitud y de perdidas físicas se compensa con la continuidad que brindan los más jóvenes. También es posible hallar celos y envidia, tanto del lado de los padres como de los hijos por perder un espacio sin sentir que los nietos sean una reparación. 
· Las vivencias personales: el cuestionamiento sobre el rol seguido en la vida parece hacer referencia a un cuestionamiento existencial sobre el cómo seguir y hacia dónde. La preocupación por el cuerpo envejecido toma un lugar especial, particularmente a nivel estético. Pero por otro lado, la menopausia, más allá de sus molestias, las libera del miedo a quedar embarazadas. En los hombres la preocupación sobre el incremento de la presión en sus trabajos o, un hastio o aburrimiento en sus trabajos y el sentimiento de estar prendido con alfileres en un camino que tanto puede llevar al éxito como al fracaso. También otra categoría es el desempleo, tanto su temor como sus consecuencias. 
Características de los informes narrativos del yo y de esta etapa vital
Crecimiento del yo existencial. Una característica de la mediana edad es la percepción emergente del si mismo con una existencia temporal y dependiente de su propio cuerpo. Estos aspectos se vuelven cada vez más frecuentes en los pensamientos, contenido sentimental, y en las propias narrativas. 
El yo físico. Se relaciona con la tarea de adaptación a la edad biológica. Desde el comienzo hasta el final del periodo de la mediana edad, el paso de la edad biológica se experimenta con más fuerza y resultan más frecuentes en el relato. Ciertas incertidumbres sobre las enfermedades, la salud son fuertes en la mediana edad y van aumentando hacia el final de esta etapa. En la cultura Occidental el énfasis en verse joven resulta una problemática para las mujeres de mediana edad que para los hombres. 
El yo temporal. Este concepto tiene que ver con el incremento que realiza el sujeto, en la mediana edad, de referencias temporales para dar cuenta de su identidad. (Cuando yo era, cuando yo tenía). Por otro lado, también tiene que ver con el incremento de contenidos y declaraciones acerca del pasado y anticipaciones futuras del yo y de la vida. 
Memorias autobiográficas y reminiscencias. La mediana edad es el momento en que el pasado de uno es largo y una considerable parte de la vida se ha materializado (vivido). El conocimiento acerca de cómo será la vejez aumenta, y también lo hace la conciencia de tiempo. 
Perspectivas futuras. La perspectiva a futuro es un factor motivacional y del comportamiento muy importante a lo largo del curso de la vida. A partir de los 45, los pensamientos acerca de la edad perturban cada vez más. Las personas del grupo mayor de edad reflejan un estado de “ser viejos” en vez de estar envejeciendo. 
Identidad en el trabajo. Para todas las personas, la identidad laboral es un aspecto central de la vida. Generalmente, se observa que la segunda etapa del trabajo en la vida se caracteriza por una mayor satisfacción laboral, motivación positiva, experiencia social y profesional, madurez en las relaciones sociales y responsabilidad. Sin embargo, la identidad laboral puede verse amenazada en la temprana y en la tardía mediana edad. Bajo tales circunstancias se puede ver afectado la autoestima y la satisfacción de vida. 
La perspectiva de Neugarten
Desde una perspectiva fenomenológica, la psicóloga norteamericana describe 3 características claves de este momento: el incremento de la interioridad, el cambio en la percepción del tiempo y personalización de la muerte. El incremento de la interioridad supone una mirada introspectiva frente a alguna limitación personal subjetivamente vivida. Esta mirada implica un balance acerca de lo que uno fue, acentuándose la función de la memoria como defensa. Aparece la reminiscencia como un trabajo psíquico necesario para mantener la economía mental en un estado equilibrado, a través del acto o hábito de pensar sobre, relatar eventos o el recuento de experiencias pasadas, especialmente las más significativas de la vida personal. 
La reminiscencia es fundamentalmente un proceso reflexivo, a través del cual el individuo es capaz de definirse y redefinirse introspectivamente, también es altamente simbólico y significativo. Hay dos tipos de recuerdos: el recuerdo reminiscente, en donde hay un balance de lo sucedido y a pesar de ello, sigo. Mientras que el recuerdo nostalgioso, tiene que ver con un recuerdo de un pasado que fue mejor y que no volverá. En este sentido, la memoria como posibilidad de reconstrucción positiva falla y es por ello que aparece la sensación de vulnerabilidad por no haber alcanzado los objetivos esperados. 
El cambio en la percepción del tiempo es la inversión que se produce al pensar el futuro como “lo que me queda por vivir”. Jacques dice que se pierde el lirismo (expresión profunda de sentimientos) de la adultez joven para pasar a un sentido trágico de la existencia. La tragedia implicaría saber el final de la historia. 
La personalización de la muerte aparece como la apropiación de un saber que siempre estuvo aunque no aparecía como cierto. 
Teorías y enfoques sobre la personalidad en el envejecimiento y vejez
Estas teorías buscaron situar o volver comprensibles ciertos cambios que se sucedían en las personas mayores. Dieron lugar a múltiples investigaciones y debates en las que se pusieron sobre la mesa concepciones diversas tanto psicológicas como ideológicas. Cada una de estas teorías respondió a lecturas sociales sobre la vejez a las que hoy debemos leerlas no solo desdesu grado de verificación empírica sino también en su ubicación histórica. 
· La teoría de la desvinculación. Teoría presentada por Cumming y Henry (1961). Esta teoría se basa en la disminución de contactos sociales que ocurren con la vejez. Sus autores en base a una pequeña investigación concluyeron que existe una retirada gradual y natural de los contactos sociales, como un proceso lógico y universal de adaptación a las nuevas circunstancias vitales y a sus disminuciones capacidades sensorio motrices. Este proceso seria por lo tanto, deseable y normal. Según esta teoría, la retirada social “está acompañada” por una preocupación creciente por el yo y por una disminución de vínculos emocionales en personas y objetos del ambiente. La desvinculación seria así un proceso natural más que impuesto. La desvinculación tiene 3 factores fundamentales: uno más del orden de lo social, que tiene que ver con las pérdidas de roles al cambiar la posición del individuo en la sociedad (Jubilación); otro más del orden de lo psicológico, en donde el aumento de la conciencia de que el futuro es limitado y que la muerte no solo es inevitable sino que está cercana, el individuo quizá se centre más en si mismo y en aquello que él considere lo más importante para él, dejando aparte lo que no es importante; el ultimo es más del orden de lo biológico, y tiene que ver con que el asumir las perdida de las capacidades sensorio motrices, esto no permitiría mantener el nivel de actividades, produciéndose con ello una desvinculación biológica. Esta teoría recibió muchas críticas, ya que lleva a la segregación de este grupo poblacional, apartándose del mundo social, para enfocarse en lo individual, y dar paso a nuevas generaciones. 
· La teoría de la actividad. Planteada por Havighrst (1963), sostiene la importancia de los contactos sociales y de las actividades que realizan los sujetos. Lemon, Bengston y Peterson entendían que “cuanto más actividad más satisfacción vital”. Describían 3 tipos de actividades: la informal (con amigos y vecinos); la formal (participando en grupos voluntarios o socio-recreativos); la solitaria, que tiene que ver con aquella que se realiza de forma independiente, como el ocio por ejemplo. En este sentido, se puede decir que una gran parte de cierto retraimiento por parte de los viejos, es causado por determinados prejuicios existentes, pero que la continuidad en estas actividades dependen sumamente de motivaciones personales, y del ajuste de esas actividades a las posibilidades y deseos. No es la actividad por si misma lo que es provechoso, sino el sentido que le da el individuo. 
· Teoría de la continuidad. Planteada por Rosow, Neugarten y Atchley. Esta teoría propone que no hay una ruptura radical ni transición brusca entre la edad adulta y la tercera edad, sino que mas bien, solo se tratan de cambios menores que surgen de las dificultades de la adaptación a la vejez. Proponen que se mantiene cierta continuidad y estabilidad entre estas 2 etapas. Esta teoría se basa en dos postulados básicos: El primero sostiene que, el paso a la vejez es una prolongación de experiencias, proyectos y hábitos de vida. A veces se mantienen, a veces cambian y otras veces se abandonan. Pero prácticamente la personalidad así como el sistema de valores se mantiene intacto. El segundo, sostiene que al envejecer los individuos aprenden a utilizar diversas estrategias de adaptación que los ayudan a reaccionar eficazmente ante las dificultades de la vida. 
· Teoría del ciclo vital. Esta teoría tiene como precursor a Erikson y Neugarten. Esta teoría es fundamental, porque rompe con lo decrepito de la vejez, proponiendo una visión en la cual cada etapa del ciclo vital tiene crecimientos y perdidas, la cual según Erickson se postularan como “crisis”. Según la resolución de cada una de estas crisis, permitirá afrontar otras nuevas y dejaran al sujeto con diversas limitaciones en su desarrollo personal. Entre sus postulados básicos aparecen: la multidimensionalidad, multidireccionalidad, discontinuidad y plasticidad. 
· Teoría del intercambio social. Dowd y Bengtson consideraban que la razón por la cual había una disminución en la interacción entre los viejos y los jóvenes, era que los viejos tenían menos recursos para ofrecer en el intercambio social y de esa manera tenían menos para contribuir al encuentro. El presupuesto central del “intercambio social” es que los actores involucrados contribuye con determinados recursos para la interacción o el intercambio, y que esos recursos no necesariamente tienen que ser materiales. Un segundo presupuesto es que los actores solo continuaran participando del intercambio en la medida en que los beneficios sean mayores que los costos y mientras no haya mejores alternativas. Tercero, se supone que los intercambios están sometidos a normas de reciprocidad: en la medida en que damos, recibimos. Se sostiene que los lazos facilitan la integración social. La carencia de integración, debido a carencias en cuanto a intercambios con los demás, produce falta de integración en la comunidad, quita sentido a la vida y genera depresión y estrés. 
· Teoría de la selectividad socio emocional. Planteada por Cartensen (1992), explica que los cambios en la red social no son resultado de una perdida, sino de un cambio motivacional en las metas sociales. La gente considera el tiempo que tiene por delante y fija sus metas de acuerdo a esto. Cuando el tiempo se percibe como abierto, las metas tienden a ser hacia el futuro; sin embargo, cuando el tiempo es más limitado, las metas emocionales se vuelven más importantes y las personas prefieren interactuar con quienes mantienen relaciones más estrechas. Clínicos e investigadores creen con frecuencia que existen mayores tasas de depresión con la edad, pero la evidencia empírica no apoya esta hipótesis. Existen bases para creer que hay mayores síntomas depresivos en la vejez, pero estos se deben a enfermedades relacionadas a la muerte, más que al envejecimiento. Por otro lado, los adultos mayores parecen tener tasas más bajas de todo tipo de psicopatología que los demás grupos de edad. Los adultos mayores, según un estudio, parecen vivenciar una mezcla de emociones más compleja que los más jóvenes, por lo cual es probable que indiquen sensaciones positivas y negativas. Esto es denominado “patetismo”, lo cual tiene que ver con qu algo del orden emocional es exagerado como muy positivo o muy negativo. 
· Teoría del apego. Bianchi (1992) toma este concepto para poder pensar el apego como un vínculo afectivo muy fuerte, que demarca situaciones, estados, signos asociado a objetos. Vinculo que puede tomar las formas extremas del amor de objeto y de identificación, recorriendo el abanico de modos de amor intermediarios. Lo que caracteriza al apego es su carácter incondicional e imperativo. Bianchi sostiene que a cada edad le corresponden determinados objetos, los cuales serán sustituibles a lo largo de la vida, y que aquello que parecería no sustituirse es el apego. En el momento de la vejez, aparecen menos vías de apegos posibles, por la carencia de objetos (duelos, perdidas, etc), entonces lo que postula es si el duelo a realizar no debiese ser el del objeto vida. Pero muchas veces, esto no es elaborado tan fácilmente. Y muchas veces frente a esto aparece el retorno al apego primario. La sublimación mantendría una carga libidinal del mundo tan amplia como sea posible que dé lugar a un yo activo,manteniendo soportes identificatorios, es decir, la posibilidad de encarnar roles o figuras, y que encuentre en ellas una gratificación suficiente que lo haga permanecer con deseo e interés vital. 
Capítulo 2: dolor psíquico en el envejecimiento 
Este capítulo presenta aquellas problemáticas que resultan mas habituales en esta etapa vital como los duelos, las depresiones, la ansiedad, la hipocondría y los problemas de personalidad. 
Butler propone determinadas situaciones vitales que darán lugar a ciertas reacciones emocionales que darán lugar a la idea de crisis emocional. Entendiendo por crisis un cambio de posición subjetiva no deseado que acarrea cierto trabajo psíquico para su resolución, el cual al mismo tiempo puede llevar a una patología psicológica. 
· Viudez. Uno de los mayores temas, ya que representa una serie de cambios que involucra lo afectivo, el sentirse apoyado y cuidado, etc. 
· Cambios en la pareja. Relacionados en parte con la ida de los hijos o la jubilación, que implican cambios en la forma de convivencia. 
· Cambios a nivel sexual. Debido a cambios en la capacidad, nuevas maneras de relación en la pareja, la no percepción de si o del otro como alguien erótico. 
· La jubilación, implica no solo un cambio de rol, sino la propia identidad del sujeto. 
· Cambios económicos, que producen una cierta sensación de dependencia.
· Perdidas a nivel de los sentidos y capacidades, como la vista el oído, las capacidades cognitivas, que pueden provocar aislamiento, e inseguridad personal. 
· Enfermedades y discapacidades, sin que la vejez sea caracterizada por estas dos, tienen mayor probabilidad de ocurrir en esta etapa de la vida, sumado a los mitos que tienden a exagerarlos, dándole mayor gravedad de lo que tienen. 
· Temor frente a la hospitalización o institucionalización, que tiende a aumentar la pérdida de control emocional o de autonomía. 
· Preocupación y ansiedad frente al cambio de imagen o de la capacidad física. 
· Miedo a la muerte. Particularmente en la mediana edad y posteriormente el temor ante el momento y el modo en que se va a producir. 
Duelo. Para Freud, en una de sus conferencias publicadas en 1915- 17, es definido como “la reacción ante la pérdida de un ser querido o de una abstracción equivalente”. Bajo estas mismas influencias, en algunas personas surge la melancolía en lugar del duelo. 
Siguiendo a Freud, el duelo es un examen de realidad en donde el objeto amado no existe más y la libido deberá abandonar a ese objeto. Muchas veces, la resistencia a ese apartamiento podría generar un alejamiento de la realidad dando lugar a la psicosis alucinatoria de deseo, en la cual el sujeto puede alucinar la presencia del objeto, aunque lo normal sea su resolución exitosa. 
Momentos del duelo
· 1° etapa: negación. Momento que se caracteriza por la sensación de shock y fuerte angustia. Aparecen conductas defensivas maniacas, con preponderancia a la negación. Aparece lo disociativo y lo proyectivo, echándole la culpa a los médicos, familiares acerca de lo sucedido. Es el momento donde más se manifiesta el llanto, la angustia. Negación a la perdida. 
· 2° etapa: resignación. La pérdida del objeto hace que la persona incremente la relación con los objetos ligados a esa persona que se perdió. Hay una identificación con el objeto al rasgo. El estado es de aceptacion, tristeza y resignación. 
· 3° etapa: aceptacion. La relación con los objetos internos se va debilitando y el sujeto es capaz de reestablecer los vínculos con los objetos externos. Se da la aceptacion de lo sucedido. 
En cuanto a la elaboración y la duración del duelo, eso va a depender de distintas circunstancias: 
· Estructura psíquica previa: capacidad de tolerancia que pueda tener un sujeto a lo largo de su vida, para afrontar determinados tipos de pérdidas. 
· Significación del objeto perdido: no resulta fácil comprender que es lo que se ha perdido con el objeto y pone en juego la capacidad subjetiva de resolución considerando que los tiempos y las formas de aceptacion son centrales para poder elaborar el duelo. 
· Expectativas de luto: cada sociedad establece ritos y modalidades acerca de cómo elaborar el duelo.
· Integración psicosocial del sujeto: mientras más resortes emocionales tenga una persona, más exitosamente resolverá el duelo. 
· Forma en que se produjo el suceso: perdidas inesperadas como los accidentes, enfermedades o vivencias traumáticas como crímenes o desapariciones, pueden generar modalidades de resolución particulares, generando más angustia, culpa, horror, incomprensión, etc. 
Duelo desde Lacan. El modifica la dimensión de sujeto- objeto y parte de dos dimensiones: el sujeto y el Otro. Para L. la dimensión del duelo es fundante. A partir del deseo del otro, (en tanto me posiciono como sujeto del deseo del otro), construyo m subjetividad. Puedo desear porque primero tuve una perdida, (de mi madre, de mi padre). Duelamos en dejar de ser objeto de deseo del otro. “solo se puede hacer duelo de aquel cuya falta fuimos, de aquel cuyo deseo causamos” razón por la cual pueden aparecer dos modos de identificación: la primera es ser objeto causa del deseo del otro: al perder un ser querido podemos duelar el objeto que fuimos para el otro, lo cual habilita a otros espacios de deseo (otras personas, u otros ámbitos donde seamos reconocidos) que nos ayuden a recuperar un espacio distinto. La segunda, es ser objeto irremediablemente perdido en donde el valor del sujeto no tiene mas representación que ser objeto para el otro. 
Duelo patológico. Es un modo de resolución que puede producirse en cualquier estructura psíquica y es asimilable a una depresión. Freud sostiene que, a diferencia del duelo normal, en el patológico existe una relación muy ambivalente hacia el objeto. Se puede considerar que el modo de relación con el objeto era dependiente narcisista y la posición de sujeto aparece objetalizada en un rol y posición especifica que le resta capacidad de reinstalarse subjetivamente como objeto de deseo para otros. 
Las características mas importantes del duelo patológico son: 
· Sensación de ansiedad y angustia.
· Malestar en el dormir, pesadillas, sensación de que el objeto perdido viene a buscar al sujeto.
· Necesidad de reencontrar al objeto perdido
· Debilitamiento físico, malestares cardiacos, deseo sexual disminuido. 
· Reproches sobre los últimos cuidados.
· Posibilidades de suicidio.
· Posibilidades de delirios. 
Es usual en la clínica con la vejez hallar duelos patologizados en los que se torna particularmente difícil salir del segundo paso del duelo ya sea por falta de objetos reemplazantes, por la cantidad de duelos que se producen o por fantasmas constituidos en común. También es posible encontrar duelos que aparentemente fueron elaborados y que en determinado momento re aparecen con toda su manifestación de dolor. En el primer caso hallamos sujetos para quienes terminar un duelo implica encontrase con un vacío de objetos que puede resultar mas atemorizante que el seguir llorando por alguien para quien fuimos amados o deseados. En el segundo caso hallamos personas mayores que hablan de una suma de duelos en los cuales es difícil precisar cual fue la perdida que motiva su penar. Por ultimo existen parejas que cuando uno de los cónyuges muere, al poco tiempo fallece el otro. Le Goués plantea que estos han armado un sistema defensivo de a dos, donde fuertes identificaciones y proyecciones pueden dificultar la individualidad. La falta del otro es sentida como una alta vulnerabilidad personal que incide en el deterioro físico. 
Tratamiento del duelo. Freud consideraba al duelo sin tratamiento, ya que era un proceso normal. La cura psicoanalítica se basa en una serie de presupuestos, uno de ellos es hacer consciente lo inconsciente, lo que lleva a una lectura profunda acerca de la relación del sujeto con el otro. En este sentido, para aquel que realiza el duelo, este tipo de indagación podría producirle un aumento en la ambivalencia afectiva hacia el objeto. 
El sujeto atraviesa por una situaciónde gran inestabilidad emocional que puede provocar que una interpretación poco oportuna (al tiempo y a los significados del duelo) pueda desestabilizar al sujeto de un modo muy poco conveniente. Sin embargo, es muy importante el apoyo y el acompañamiento, como modos de ayudar a elaborar procesos que no son sencillos, que no siempre tienen el sostén necesario y que pueden tomar el curso menos deseado. 
Se puede proponer un trabajo psicológico, que no resulta necesario en todos los duelos, pero que si pueden ser necesarios en múltiples situaciones. Este sostén se basa en el apoyo de las redes sociales, en el trabajo psicoterapéutico y en algunos casos farmacológicos. 
La depresión. Una de las formas mas claras en la que se expresa el dolor psíquico es en ella. Dentro de los síntomas encontramos en el DSM-IV los siguientes: 
· Estado de ánimo depresivo la mayor parte del dia. El sujeto se siente triste y vacío. Aparece el llanto o el deseo de llorar. Estado de ánimo irritable. 
· Disminución del interés. En todas o en casi todas las actividades, la mayor parte del dia. 
· Trastornos en el apetito. En algunos casos se pierde el apetito, en otros se incrementa. 
· Insomnio o hipersomnia.
· Agitación o enlentecimiento psicomotor, sensaciones de estar inquieto o estar enlentecido. 
· Fatiga o perdida de energía. Incluso sin hacer ningún esfuerzo.
· Sentimientos de inutilidad y culpa excesivos, con autorreproches. 
· Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse 
· Pensamientos recurrentes de muerte, ideación suicida 
Estos síntomas pueden provocar un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes del individuo. El curso y la duración dependerá tanto de las características de la personalidad como del contexto socio cultural donde se desarrolle. 
Punto de vista psicoanalítico de la depresión. Freud al respecto habla de la melancolía. Va a decir que en ella la perdida que se produce es de naturaleza mas ideal, es decir, la perdida no es fácilmente comprensible, aunque la persona sienta que algo ha perdido o no sabe bien que es lo que ha perdido con ese objeto. La pérdida actual, aparentemente carente de valor como para generar tal nivel de tristeza, cobra sentido en la medida en que resignifica una perdida anterior que el sujeto no elaboro adecuadamente. El melancólico sufre un notorio empobrecimiento de su yo que se refleja en una extraordinaria disminución de su autoestima. (los reproches con los que el enfermo se abruma corresponden en realidad, a otra persona, a un objeto erotico perdido, y han sido vueltas contra el propio yo. Sus lamentos son acusaciones, Freud)
La depresión en la vejez. Es el diagnóstico más frecuente en las personas de edad y constituye un problema serio que entraña el sufrimiento y el aislamiento social, una tasa de suicidio y un aumento de la morbilidad (índice de personas) y la mortalidad. Esta subdiagnosticada, se la trata poco y muchas veces de manera poco adecuada. Aquellas caracterizadas por quejas somáticas o por su coexistencia con síndromes orgánicos complican su diagnóstico. Debido a ciertas creencias, ciertos síntomas depresivos son confundidos con “cambios debidos a la edad”, incluso la depresión puede ser tomada como una consecuencia normal del envejecimiento. 
La depresión en la vejez se diferencia por género y edad. Los viejos- viejos tienen más posibilidades de padecer depresión que los más jóvenes, y las mujeres viejas-viejas más que los hombres del mismo grupo etario. Es importante remarcar que los síntomas depresivos del hombre suelen estar más influenciados por la pérdida de roles laborales, de capacidad física y de vigor, mientras que en la mujer aparecen más asociados con la ida de los hijos, el no sentirse deseadas, etc. 
Teorías de las depresiones en la vejez. 
Teorías de base biológica. Los factores a considerar son: predisposición genética, disminución de la tasa de neurotransmisores, déficits sensoriales, presencia de enfermedades físicas y la ingesta de medicamentos. Las denominadas depresiones secundarias hacen mención a aquellas derivadas de una patología de base. Las que más frecuentemente pueden producir un estado depresivo son el hipotiroidismo, el mal del Parkinson, las demencias, los síndromes infecciosos y las afecciones cardiacas. 
Teorías de base psicológica y social. La incidencia de los eventos y estresores vitales negativos: tiene que ver con aquellos acontecimientos negativos ocurridos en la vida y particularmente tener en cuenta dicha situación como dato que permita entender una mayor probabilidad de síntomas depresivos. Se considera que tienen una mayor probabilidad de deprimirse en la vejez aquellos sobrevivientes de situaciones traumáticas como por ejemplo el holocausto, las guerras. Se supone que las pérdidas que se suelen transitar en el envejecimiento como la jubilación, reducción de ingresos, enfermedades y duelos, pueden conducir a que se desencadene una aparición o exacerbación tardía de aquellas vivencias penosas de su vida. 
Teoría de la selectividad socioemocional. Cartensen considera la importancia de los afectos en la vejez y las relaciones con personas más cercanas. Esta teoría considera que cuando el sujeto tiene poco tiempo busca gratificaciones más cercanas. Este tipo de relación puede iluminar ciertas áreas de vulnerabilidad para los adultos mayores ya que son sujetos más dependientes de los otros. 
Teoría de la integración social y los intercambios equitativos. Por integración social se comprende los lazos interpersonales con los que cuente el sujeto, tales como el número de miembros de una red de relaciones de una persona, como el número de papeles sociales que una persona posee. Estas formas de integración son muy importantes y deben ser consideradas porque: a- la falta de integración social le quita sentido a la vida, generando depresión o estrés; b- fortalece el acceso a fuentes de ayuda y; c- fortalece un contexto dentro del cual las relaciones de soporte y ayuda pueden desenvolverse fuera de la familia. Cuanto mayor sea la integración social, menor el número de síntomas depresivos. 
Teoría de la pérdida de control. Los sujetos expresan haber comenzado con síntomas depresivos ante la falta de control que sienten por haber perdido fuerza física, belleza, capacidad, etc y sentir que no pueden manejar su vida tal como lo hacían previamente. 
El tratamiento de la depresión implica el apoyo en 3 grandes ejes: la psicoterapia, las redes de apoyo social y el farmacológico. La evaluación y mapeo de la red de apoyo social constituye una herramienta primordial en el trabajo con adultos mayores, la cual permite obtener información sobre los sostenes del que disponen los adultos mayores, permitiendo conocer de antemano si es posible que la red pueda responder adecuadamente y brindar los apoyos suficientes frente a situaciones críticas o a problemáticas ya sean puntuales o que se extiendan en el tiempo. Los profesionales deben promover (cuando existan situaciones de carencias afectivas o de encuentros sociales) nuevas redes sociales, ya sea de amigos o grupos. 
Ansiedad. Es un afecto caracterizado por 3 ítems: 
· Un sentimiento de peligro inminente. Temor a algo indefinido o desconocido.
· Una actitud de espera frente al peligro. 
· Desconcierto por la incertidumbre en la experiencia vivida o anticipada de algo que se encuentra oculto. 
La ansiedad se acompaña de fenómenos somáticos, la sensación física es definida como angustia (opresión en el pecho) mientras que la ansiedad es fundamentalmente psíquica. 
Puede ser flotante, es decir, desprovista de un factor detonante (no tiene objeto); o puede estar asociada a fobias definidas, como el temor persistente e irracional de un objeto, de una actividad o de una situación que detona un deseo compulsivo. 
Ansiedad en la vejez. Hay ciertos factores que contribuyen a niveles de ansiedad en la vejez: 
· La personalidad: personalidad ansiosa, como también aquellas dominadas por trazos obsesivos, histéricos o fóbicos. La historiaindividual, la experiencia acumulada, los modos de reacción juegan un papel determinante. 
· La afectividad. El estado de humor determina el grado de resistencia a la fragilidad psicológica. Carencia de objetos. 
· Funcionamiento intelectual. Ciertas limitaciones intelectuales juegan un papel fundamental en la ansiedad. Hay olvidos benignos, no peligrosos, donde la persona comienza a olvidar nombres propios; y otros olvidos que son malignos, más del orden semántico, donde la persona olvida el significado de algunas cosas.
· La vida de relación. La vejez puede acarrear un aislamiento progresivo por la pérdida de pareja y de amigos. Estas carencias afectivas pueden resultar ansiogenas debido a la falta de recursos seguros con los que el sujeto puede contar. 
· La percepción del cuerpo. Las pérdidas en la eficacia y control del propio cuerpo pueden producir una pérdida de seguridad y limitaciones en las actividades que pueden llevar a incrementar los montos de ansiedad frente a la carencia de recursos. 
· La enfermedad física. Encontrarse enfermo o accidentado produce un sentimiento de vulnerabilidad y angustia. 
· La vida social. El corte con la vida social, las miradas prejuiciosas sobre la vejez llevan a que la imagen de si se ponga en duda y se vea de un modo negativo. Particularmente la entrada en una institución geriátrica puede ser un hecho altamente ansiogeno. 
La hipocondría. Sobreviene generalmente después de los 50 años. La persona está convencida que está afectado, o tiene posibilidades de estarlo de una o varias enfermedades. Expresa quejas múltiples, repetidas, a menudo alimentadas por signos o sensaciones físicas normales o no. La ansiedad o depresión pueden acompañar este cuadro. Muchos estiman a la hipocondría como un síntoma de la depresión por la atención exagerada al cuerpo y su funcionamiento, asi como la detección de trastornos en la esfera somática. Sin embargo, existen otras causas. 
Dentro de sus manifestaciones encontramos, el síndrome de Cotard que se caracteriza por la negación de órganos o de funciones vitales. Este síndrome puede comenzar con un alto monto de sufrimiento, que puede derivar en un cuadro de negativismo y pasividad absoluta, con alta desconexión en el medio. 
Otro de los delirios con mayor prevalencia en adultos mayores es el síndrome de Ekbom en el cual la persona piensa y cree que se encuentra infectada por pequeños animalitos que recorren su piel. 
Capítulo 3: Deterioro cognitivo y demencias 
Las quejas sobre la memoria son muy frecuentes entre los adultos mayores y resulta importante discernir en qué medida muchas de estas son el resultado de problemas psicobiologicos y cuáles de tipo emocional. La depresión incide sobre la disminución de las capacidades cognitivas, como así también la ansiedad puede afectar a la memoria. Es decir que, no toda queja de memoria debe ser remitida a una patología psicobiologica tal como se presume socialmente. 
Hipocondría mnésica: las personas con este perfil clínico presentan quejas sobre eventuales pérdidas de memoria tanto semántica como autobiográfica. A menudo aparecen fuertes miedos al envejecimiento, fallecimientos de sres queridos, o historia no comprobada de ataques cardiacos. Es más frecuente en hombres con perfiles perfeccionistas, alto nivel educativo, con altos montos de ansiedad encubierta y controlada. 
Desorganización cognitiva-funcional: los sujetos con este tipo de trastorno suelen consultar después de un duelo o cambio estresante, cuyos síntomas son la manifestación de ciertos olvidos, distracción, confusión, ausencias y en algunos casos, incapacidad para organizar cognitiva y emocionalmente su vida, mostrándose incapaces de vivir solos. Suele confundirse con demencia, pero en los test da buenos puntajes. 
Pseudodemencia: actualmente es encuadrada bajo el DSM-IV como una depresión mayor o trastorno facticio. Kiloh sostenía que en ella se manifiestan síntomas de demencia, pero en los que no hay un correlato orgánico y que desaparecen con tratamiento psicológico o medicamentos antidepresivos. Dentro de sus características: 
· Aparece bruscamente y el deterioro no progresa
· La persona refiere un negativismo que lo distingue de las demencias severas
· El nivel intelectual resulta desparejo por lo que puede mostrarse absolutamente impedido a realizar gran parte de las actividades, aunque pueda hacer algunas de mayor requerimiento intelectual.
· Los problemas mnesicos son variables en el tiempo tocando tanto los antiguos como los recientes, o sea, sin respetar la lógica de los olvidos. 
· La orientación temporo espacial es buena, a diferencia de las demencias donde se pierde tempranamente.
· A nivel del lenguaje puede haber una desorganización. Las frases pueden resultar inconexas aunque el uso y la interpretación del lenguaje es correcto. 
Suele llamarse también trastorno facticio y esto se debe a que se supone cierta farsa o teatralización diseñada de un modo consciente, sin tener en cuenta los propósitos inconscientes que la determinan. 
Es importante considerar que esta patología es particularmente frecuente en la vejez aunque no se reduzca a esta porción etaria. 
Perfiles de deterioro: en las demencias, según las regiones neuroanatómicas afectadas se determinará cuáles son los rasgos cognitivos-conductuales afectados. Un perfil de deterioro de tipo cortical está caracterizado fundamentalmente por alteraciones que comprometen a la corteza cerebral y que afecta con: afasia, agnosia, apraxia, alteraciones visuoespaciales y visuoconstructivas, acalculia, alteraciones en la abstracción y empobrecimiento del juicio. El prototipo de este perfil cortical es la demencia tipo Alzheimer: alteraciones en la memoria inmediata, reducción del nivel general del funcionamiento intelectual, cociente intelectual de ejecución menor que el verbal, fluencia verbal disminuida, alteraciones en la visuoconstruccion y en el lenguaje. 
Un perfil de deterioro de tipo subcortical es caracterizado por un enlentecimiento cognitivo general y dificultad de emplear estrategias cognitivas necesarias para abordar problemas, olvidos frecuentes, alteraciones mnesicas principalmente con los procesos de evocación y de la puesta en marcha de los procesos de búsqueda de la información y alteración en el estado de ánimo. En este perfil de deterioro se encuentra afectada las áreas subcorticales, fundamentalmente los ganglios de la base. El prototipo de este perfil es la enfermedad de Hungtington que presenta: alteraciones en la atención, disfunción moderada de la memoria (principalmente en evocación en memoria episódica como semántica), déficits visuoperceptuales y constructivos, déficit en la resolución de problemas. 
También encontramos los perfiles mixtos que son aquellos que reúnen rasgos corticales y subcorticales pero que generalmente presentan un predominio de rasgos subcorticales: con lentitud psicomotora, déficits en funciones ejecutivas y alteración en el estado de ánimo. 
Las demencias se entienden bajo la denominación de “deterioro global, progresivo e irreductible de las funciones cognitivas, debiendo evidenciar un trastorno tal que impida al sujeto cumplir con sus actividades cotidianas. Entre las funciones intelectuales mas dañadas se evidencian: 
· Deterioro de la memoria: en los comienzos pueden presentarse olvidos benignos: olvido de nombres propios, por ejemplo. Estas pérdidas son comunes tanto en el envejecimiento normal como en las demencias, pero sin embargo, lo que resulta propio de las demencias son los olvidos malignos, donde la falla es semántica, por ejemplo, la comprensión del uso de un objeto. 
· Deterioro del pensamiento abstracto: dificultad en encontrar similitudes y diferencias entre las palabras y también para definir los conceptos. 
· Deterioro del juicio: se pueden encontrar pequeños delirios, actos irracionales y junto lo que se llama problemas de autocrítica, el sujeto es incapaz de juzgar sus propios actos, pudiendo mostrar comportamientos groseros o asociales especialmente en el dominio sexual. 
· Disturbiosde las funciones corticales superiores: apraxia (incapacidad para realizar actividades motoras como escribir, vestirse, etc); agnosia (fallos en el reconocimiento o identificación de objetos); afasia (alteración sobre el lenguaje).
· Cambios en la personalidad.
Síndrome confusional agudo: no es una demencia aunque comparte ciertas similitudes. Es un trastorno cognitivo de comienzo brusco que se debe a patologías clínicas, neurológicas o toxicas agudas tratables, por lo que el cuadro es reversible. Predominan de forma típica trastornos en la atención, la percepción y la psicomotricidad. Dentro de los síntomas: 
· Reducción en la capacidad para mantener la atención a los estímulos externos y dirigirla a otros. 
· Pensamiento desorganizado, lenguaje vago, irrelevante e incoherente.
· Reducción del nivel de conciencia.
· Alteraciones en el ciclo de sueño y vigilia.
· Desorientación en el tiempo, en el espacio y en el reconocimiento de personas.
· Deterioro de la memoria
· Alucinaciones y falsas interpretaciones sensoriales 
· Suele haber una convicción delirante de las alucinaciones y una respuesta emocional congruente con esto. 
· Frecuencia de pesadillas y sueños de apariencia real 
· Actividad psicomotora alterada
· Trastornos emocionales muy frecuentes. 
La duración suele ser breve y la evolución a la curación es sin secuelas, aunque la evolución hacia la muerte o la demencia no es infrecuente. Dentro de sus causas podemos encontrar afecciones sistémicas (respiratorias y urinarias), trastornos hidroelectrolíticos (deshidratación, acidosis) y otras causas sistémicas (insuficiencia respiratoria, hipoglucemia, traumatismos severos con fracturas, hipotiroidismo, etc). 
Dentro de los síntomas psicológicos encontramos: 
· Delirios. Los más comunes son los persecutorios favoreciendo la agresión física, muchas veces dirigidas hacia el cuidador. El Alzheimer da cuenta de 5 temas delirantes: personas que roban cosas, mi casa no es mi casa, el cónyuge o cuidador es un impostor, abandono e infidelidad. 
· Alucinaciones. Las más frecuentes son las visuales, en segundo lugar las auditivas. 
· Falsos reconocimientos. Son trastornos en la percepción. La creencia de que hay otras personas en el hogar, la incapacidad de reconocerse a si mismo o a otros, y la convicción de que los eventos que suceden en la televisión ocurren en la realidad. 
· Ansiedad. Puede aparecer formando parte de algunos síntomas o aisladamente. Una de las expresiones mas habituales en personas con demencias es aquella llamada “síndrome de godot” que se refiere a aquella ansiedad vinculada con eventos que vendrán y que manifiesta por preguntas de esta persona sobre que es lo que está por suceder y que tiene que hacer. Otro síntoma característico es el temor a quedarse solo, derivando en un seguimiento continuo al cuidador. 
· Animo depresivo. 
· Apatía. Disminución de las interacciones sociales, de la reactividad emocional y de la expresión facial, la perdida de la iniciativa y del interés por las actividades de la vida diaria y por el cuidado personal. 
Demencia desde el psicoanálisis 
En las últimas décadas apareció una gran preocupación por esta temática, que en gran medida tuvo que ver con el crecimiento de la población y por la mayor expectativa de vida que se presentaba. Es por ello la necesidad de trabajar con estos pacientes y no solo apunta a una mejoría objetiva a nivel de la farmacología, sino que también se está pensando en la calidad de vida de estas personas. 
Es necesario insistir que hay etapas en las que se tiene mayor o menor registro de la enfermedad, con lo cual veremos como un sujeto ira gradualmente aceptando o no su declinación y frente a esto responderá de acuerdo a su personalidad previa. También es necesario tener en cuenta la sintomatología propia de la enfermedad, ya que puede ir desde ciertos trastornos de la memoria a una perdida casi total de las facultades psíquicas. 
Desde los estudios del psicoanalista Le Goues se pueden describir ciertos elementos que permiten pensar la clínica: 
· La depresión frente a la afrenta narcisista que supone la pérdida de sus facultades psíquicas. 
· La regresión en la que el sujeto se ubica como más incapaz de lo que realmente es, intentando hallar un modo de reconquistar un placer ya perdido o una coherencia subjetiva. 
· El deterioro que será pensado en función de la imagen negativa o positiva que la familia posea del paciente, la cual determinará en gran medida las posibilidades de mejora del mismo. 
Texto 4-Psicología del desarrollo. Enfoques y perspectivas del Curso Vital- Claudio Urbano y Jose Yuni
Yuni y Urbano, hablan de ciclos de desarrollos, entendiendo a los ciclos como una línea de continuidad. 
Ciclo de la adultez. La adultez surge de la juventud y su trabajo psicosocial consiste en abandonar paulatinamente la moratoria psicosocial y en asumir el compromiso de participar en la vida social, ejecutando una tarea que le otorgue una posición dentro de una comunidad. Ocupar una posición social posibilita que el adulto se responsabilice de sus propias necesidades y deseos, en un trabajo que concilie las demandas sociales con los ideales personales, respecto de lo que es ser un adulto. 
En este ciclo, el sujeto pone en juego la integridad conseguida en el trabajo de elaborar su propia identidad, como también la flexibilidad de sus autoconceptos y expectativas para ir al encuentro afectivo con otro que lo complemente en aquello que le falta. Vinculo que requiere descentrarse de las propias necesidades y deseos para idear un proyecto compartido. Elaborar este proyecto compartido exige establecer una relación de intimidad en donde se conjugue la convicción de establecer una alianza e estilo de vidas diferentes que tiendan solidariamente a generar un espacio común gobernado por pautas de reciprocidad. Este proyecto se sustenta en la idea de que para ir al encuentro con otro se debe sacrificar algo de sí. El no poder descentrarse de sí mismo puede provocar en el adulto un ensimismamiento egoísta que no promueva la intimidad en el amor con otro. 
El adulto ya maduro psicosexualmente, busca satisfacer una necesidad psicobiologica de “procrear” junto con la persona con la que ha establecido una adhesión de mutua solidaridad afectiva. Generar una nueva vida es sintetizar en un nuevo ser el producto del proyecto compartido y es abrir un espacio para canalizar la necesidad de cuidar de otro ser al cual se le transfiera el anhelo de los ideales propios. (Se puede cuestionar). 
Los adultos se encuentran dispuestos a ofrecerse como “modelos ejemplares”, capaces de preocuparse de la generación anterior (los padres) y de ocuparse de la generación próxima (los hijos), en un intercambio donde se trasmitan los valores ideales aprendidos en el trabajo de hacerse cargo de si mismo. 
La adultez, en tanto ciclo generacional que se encuentra entre la adolescencia juvenil y la vejez, exige al adulto la comprensión “amorosa” de estas dos generaciones antagónicas: la comprensión paciente respecto de la “moratoria psicosocial de los jóvenes”; por el lado de la relación con los mayores, se le exige una tolerancia y una reserva en los juicios respecto de los modos en que esta generación ha ejercido la función de cuidado. De lo contrario, el adulto se convierte en un juez autoritario y crítico que señala con el dedo las equivocaciones ajenas y que no favorece pautas de cuidado tendientes a la convivencia y comunicación intergeneracional. 
El trabajo psicosocial de la adultez consiste en gestar creativamente algún producto que represente y refleje el trabajo realizado en pos de un proyecto. De ahí, deriva la urgencia por “generar” algo productivo que dé cuenta de que el movimiento de la energía no se estanca. Estancarse representa no ser productivo, no manifestar en el afuera la concreción de un proyecto. 
El aprendizaje psicosocial del ciclo vital de la adultez, está dado en el

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