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Diferencia entre institución y organización flashero - Maria Victoria Pintos

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Diferencia entre institución y organización
Los términos institución y organización suelen confundirse y se utilizan como sinónimos. Sin embargo, refieren a diferentes cuestiones aunque guardan cierta relación entre ellos.
El término institución refiere a un concepto abstracto. Es un cuerpo normativo jurídico-cultural compuestos de ideas, valores, creencias, leyes, etc. que determinan una forma de intercambio social. Son ejemplos de institución la sexualidad, el trabajo, la vejez, la justicia y la religión. Las instituciones pretenden ordenar, legitimar y normalizar el comportamiento. Esto lo hará a través de la adjudicación de funciones y roles.
Dentro de las instituciones hay una relación dialéctica entre lo instituido y lo instituyente. Lo instituido es lo que ya está establecido, mientras que lo instituyente es la fuerza que promueve el cambio. Generalmente lo instituyente surge como protesta y negación de lo instituido. Cuando lo instituyente triunfa, se convierte en instituido.
Por otra parte, la organización, es la concreción material de las instituciones. Schlemenson define a la organización como un sistema socio-técnico integrado, construido para la realización de un proyecto concreto, tendiente a la satisfacción de necesidades de sus miembros y población o audiencia externa, que les otorga sentido.
Schvarstein agrega que la organización es una construcción social. Nadie las puede ver ni tocar, resultando ser lugares virtuales. En las organizaciones hay un orden simbólico y preceptos a partir de los cuales el sujeto le da sentido a lo que percibe.
Dentro de la organización se conforman grupos cuyos miembros son los individuos que cumplen diferentes papeles a partir de los mecanismos de adjudicación y asunción de roles. Finalmente, la organización se caracteriza por tener una racionalidad. Pese a estas diferencias, las instituciones y las organizaciones, guardan entre sí alguna relación. En principio, las organizaciones materializan el orden social que establecen las instituciones. Por otra parte, ambas comparten el hecho de ser superestructuras dinámicas. Son superestructuras en tanto están por encima de los individuos (los preceden y los suceden) y son dinámicas porque no están cristalizadas sino que cambian de acuerdo a la sociedad y el momento histórico. Finalmente, las instituciones atraviesan a las organizaciones. A modo de ejemplo se puede mencionar que la organización Hospital ABC va a estar atravesado por diferentes instituciones tales como sexualidad, salud, trabajo, etc.
El concepto de Institución desde la perspectiva de René Lourau. Este informe se presenta a modo de síntesis de los desarrollos del concepto Institución, realizados por René Lourau, en algunos capítulos del libro “Análisis Institucional” con el fin de comprender y aprehender el concepto desde esa perspectiva, en función de la línea temática del proyecto de investigación: “Sentidos sobre el trabajo y la educación en poblaciones problemáticas: Estudio sobre Representaciones sociales y Subjetividad” (2008). Para este propósito se tendrá como referencia además de los aportes de Lourau, las fichas y notas de cátedra de Psicología Social. 
En el primer capítulo del libro mencionado, Lourau, realiza un análisis de la génesis conceptual del concepto de Institución. Para lo cual realiza un recorrido por distintas posiciones teóricas. Con respecto al modelo utópico de la Abadía de Thélème creado por Rabelais, Lourau menciona los siguientes aspectos a tener en cuenta: Por un lado, el contenido del concepto Institución designa aquí establecimientos –delimitados dentro del espacio y tiempo social - organizaciones o grupos, definidos por selección y características propias. Es un lugar clausurado, de represión libidinal, sometido a normas imperativas que acentúan las normas de la clase dominante. Por otro lado, el modelo de la Abadía acentúa el momento (del concepto Institución) de la norma universal que busca encarnarse en las formas singulares, institucionalizadas, de sociabilidad. En este caso, el momento de la universalidad del concepto de la institución Abadía, corresponde al de la educación como función social, permanente, transhistórica, institucionalizada en todas las culturas, cualesquiera que sean las formas en que se inscriba dicha función(Lourau, 1985). Se observa así que el modelo rabelaisiano revaloriza el momento de la universalidad y la singularidad a expensas del momento de la particularidad, por lo tanto, y al decir del autor antes mencionado: Sobredeterminando las particularidades de esta forma social singular, que es la institución educativa (abadía, escuela, etc.), el sistema social fragmenta la aparente universalidad de la educación como función natural de toda sociedad. Continuando Lourau en la revisión de la génesis del concepto, al hacer referencia a las ideas de Rousseau y el derecho subjetivo, plantea que en la utilización del concepto Institución, por parte de este último, se deslizan tres significados: -El significado universal, estructural o incluso tópico de la institución, se refiere a normas instituidas, a lo que ya se halla establecido.-El significado singular, morfológico, de la institución, se refiere a formas sociales visibles, de origen ya sea eclesiástico o estatal-El significado particular, dinámico, de la institución, se refiere al acto de instituir, de fundar, de modificar el sistema instituido. Aquí reside lo instituyente. (Lourau, 1985)
Más adelante, en el apartado que Lourau alude a la Sociología emigrada o a la Escuela Tradicionalista francesa, de la cual Bonald, Rivarol, Maistre, entre otros, son sus representantes, resultan relevantes, en relación al concepto de Institución los siguientes puntos considerados por los autores:
-Las instituciones son ideas dotadas de realidad, ya existen cuando el hombre aparece. Pretender modificarlas o derribarlas es atacar la naturaleza, la obra de Dios. Se busca un núcleo que garantice la ideología de la estabilidad frente a los cambios y la fragilidad. Bonald, tiene una visión pre organicista y naturalista de las instituciones como estructuras existentes de siempre y para siempre. Cuando Lourau esboza las ideas del Derecho objetivo toma como referencia los aportes de Hegel sobre los criterios objetivos de la Institución. En principio, para entender aquellos, es necesario remitir al sistema sociológico de referencia del filósofo, quien plantea que la Sociedad Civil abarca los tres momentos siguientes:
1. El sistema de necesidades refiere a la relación de los hombres con los objetos (por ejemplo alimentos, vestimentas, etc.) y de los hombres entre sí, para satisfacer sus necesidades, mediante el trabajo
 2. Defensa de la propiedad mediante la Justicia.
3. Defensa del interés particular, como algo común, mediante el poder de policía y la corporación. 
El funcionamiento de la Sociedad Civil exige o admite la pluralidad de sistema de pertenencia y referencia en su principio único y universal. Dentro de este sistema colectivo existen tres clases basadas en las necesidades, medios y trabajo:
- La Clase sustancial que se fundamenta en la posesión del suelo que trabaja, es el grupo agrícola, mediadores entre la naturaleza y la producción. Son los fundadores de la institución estatal, la propiedad privada y el matrimonio. Representan la esencia de la institución, es decir, los rasgos sobresalientes de esas instituciones en su forma universal: seguridad, consolidación y permanencia en la satisfacción de las necesidades. 
-La Clase industrial hace uso de la reflexión y el entendimiento en la elaboración de productos naturales a través de la manufactura. Hay en ella una división interna en función del tipo de actividad para satisfacer necesidades: la clase artesana (trabajo para satisfacción de necesidades más inmediatas, como el propio sustento) y la clase fabril (trabajo para una demanda más universal y satisfacción de necesidades más generales).
 -La Clase universal está formada por dirigente y funcionarios, encargados de los intereses sociales.Se encuentra eximida del trabajo directo y es remunerada por el Estado. Con respecto a lo anterior Hegel, plantea que todas las clases pueden alcanzar inmediatamente la individualidad extrema conciente y voluntaria, en ese sentido la Institución es una mediación Inconsciente e interiorizada.
Mientras que la universalidad se da inmediatamente a las clases que participan directamente en la vida del espíritu (clases sustancial y universal) a través de la pertenencia a las instituciones y a la identificación con ellas. En cambio, la clase industrial debe pasar por las corporaciones, concebida como una mediación exterior impuesta. Se enuncia así, una idea relevante sobre el concepto de Institución: Hegel plantea que mediante la Institución se adquiere la conciencia de sí. El dice: La autodeterminación del yo consiste en ponerse a sí mismo en un estado que es la negación del yo, por ser determinado y limitado y, en seguir siendo sí mismo. El yo se determina en tanto es relación de negatividad consigo mismo. Es decir, el sujeto no está dado antes de la institución, ni a pesar ni en contra de ella sino que se da en tanto instituido. El yo es un revoltijo de instituciones.
En resumen, para Hegel, las instituciones reproducen simbólicamente en el momento del Estado y de la Sociedad Civil, el sistema de parentesco objetivado en el momento de la familia (identificaciones-espíritu moral objetivo) Lo institucional tiene primacía sobre lo contractual. Institución como cosa instituida convalidada, por el hecho de ser garantizada por el Estado existente. Solamente el Estado posee el saber, en cambio el pueblo representa la parte que no sabe lo que quiere. El pueblo es lo Icc, es el deseo, pero a la vez es la negatividad actuante en la historia y el Estado. El Estado necesita de su negatividad (el pueblo) para ponerse como razón, como saber. La Consciencia solo se instaura en la negatividad, en el pueblo. Con respecto a lo mencionado Lourau, considera que Hegel:-No advirtió que para realizarse el concepto de institución debía articularse plenamente en sus tres momentos[1], no solo la universalidad.-Al confundir el poder instituido del Estado como la única acción legítima arroja al pueblo a la pura negatividad. Esta masa no tiene esperanza de alcanzar la universalidad si no es sometiéndose al orden instituido, bajo la forma intangible de las instituciones burguesas y de la organización capitalista del trabajo .Siguiendo el análisis, Lourau toma los aportes de Harriou, quien considera que las instituciones para existir necesitan de una operación de fundación, que constituye el fundamento de la sociedad y el Estado. El mismo subraya que el Estado no viene dado, sino que como institución está ligado a la génesis de las demás instituciones ya que también necesita de una operación de fundación.
D. Anzieu retoma la idea de Bion acerca de la fantasía como mediadora en la relación individuo/grupo y desarrolla la hipótesis de una analogía entre grupo y sueño. (Analiza las regresiones de ambas situaciones) y Alude a la regresión hac El grupo es una amenaza primaria para cada yo que quiere verse como una unidad independiente. Los humanos entran al grupo, como al dormir entran al sueño.
IMAGINARIO GRUPAL
El grupo como objeto y como proceso psíquico. Y Como objeto de investiduras pulsionales, de representaciones imaginarias y simbólicas y de fantasías inconscientes Y Sin imaginario no hay grupo. La representación imaginaria que el grupo constituye es indispensable para su desenvolvimiento.³en el grupo hay algo más que grupo y realidad, hay primitivamente una relación imaginaria´.
Resonancia Fantasmatica
Es el reagrupamiento de algunos participantes en torno a uno de ellos, el cual hace ver o da a entender a través de sus actos o sus palabras su manera de ser o su fantasma individual inconsciente.
El discurso del grupo es la escena, las palabras del fantasma de aquel que es el portador de un deseo reprimido y alrededor del cual los otros miembros se ubican, tomando lugares de protagonistas el escenario fantasmático del portador, en la medida en que sus propios juegos fantasmáticos les permiten incluirse.
Los miembros de un grupo al intercambiar y fomentar imágenes operan una circulación fantasmática de estas en tanto ellos forman parte de un vínculo, ofreciendo y aceptando los lugares y roles que corresponden a la estructura de su fantasía.
Elementos del contrato y encuadre terapéutico
Verbalización
Del aquí y ahora / De abstinencia / De restitución / De discreción
¿Cuál es el proceso identificatorio en la masa? ¿Cómo es? - Freud entiende que las masas están gobernadas por lazos afectivos de dos clases: uno, la ligazón con el conductor. Otro, la ligazón de los individuos entre sí. Ya que una masa es una multitud de individuos que han puesto un objeto, uno y el mismo en el lugar de su Ideal del Yo, a consecuencia de lo cual, se han identificado entre si en su yo (esto permite que rivales al comienzo, han podido identificarse entre si por parejo amor hacia el mismo objeto).i1 
- ¿Por qué para Freud no es correcto separar a la psicología individual de la psicología social? - Para Freud no es correcto separar estas disciplinas debido a que “en la vida anímica del individuo, el otro cuenta, con total regularidad, como modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo. Y por eso desde el comienzo mismo la psicología individual es simultáneamente psicología social, en este sentido mas lato, pero enteramente legitimo”.
2- Freud divide los procesos en que se desarrolla la vida de los sujetos, en dos grupos
- “La relación del individuo con sus padres y hermanos, con su objeto de amor, con su maestro, con su médico, vale decir, todos los vínculos que han sido hasta ahora indagados preferentemente por el psicoanálisis, tienen derecho a reclamar que se los considere fenómenos sociales. Así, entran en oposición con ciertos otros procesos, que hemos llamados narcisistas, en los cuales la satisfacción pulsional se sustrae del influjo de otras personas o renuncia a estas. Por lo tanto , la oposición entre actos anímicos sociales y narcisistas cae íntegramente dentro del campo de la psicología individual y no habilita a divorciar a esta última de una psicología social o de las masas”
3 - ¿Quién fue Le Bon? ¿Qué conceptos fundamentan su teoría? - Le Bon fue un escritor contemporáneo a Freud, y escribió un libro muy popular en su época llamado “psicología de las masas”. Libro que fue puntapié inicial para el trabajo elaborado de Sigmund Freud. - Le Bon en su concepción de masa psicológica nos cuenta que cuales quieran que sean los individuos que la componen (a la masa), el mero hecho de hallarse transformados por esta los dota de una especie de alma colectiva en virtud de la cual sienten, piensan y actúan de manera enteramente distinta de cómo sentirían, pensarían y actuarían cada uno de ellos en forma aislada. La masa psicológica es un ente provisional que consta de elementos heterogéneos; unidos entre si durante un cierto lapso de tiempo donde desaparecen las adquisiciones de los individuos y por tanto su peculiaridad. Aflora el “inconsciente racial”, lo heterogéneo se hunde en lo homogéneo. Así se engendraría un carácter promedio en los individuos de la masa. Esta teoría se sostiene por una serie de fundamentos-conceptos inherentes a la masa. Estos son:
 • Sentimiento de poder invencible: que le permite entregarse a instintos que, de estar solo, habría sujetado forzosamente. A esto se añade el anonimato de la masa, haciendo desaparecer totalmente el sentimiento de responsabilidad que frena de continuo a los individuos. 
• Contagio: en la multitud todo sentimiento y todo acto son contagiosos y en grado tan alto que el individuo sacrifica muy fácilmente su interés personal al interés colectivo.
• Sugestión: para la comprensión de este fenómeno recure a una comparación con el estado hipnótico, el cual supone perder la personalidad conciente obedeciendo a sugestiones impuestas por el hipnotizador. El contagio y la sugestión tienden entonces a transformarinmediatamente en actos las ideas sugeridas por la masa. 
• Contagio-conductor: la masa tiene la necesidad de un conductor que la guie. Dicho conductor deberá cumplir con ciertos requisitos que le otorgan un cierto prestigio. a Parte de la psicología social que estudia la formación y el funcionamiento de los grandes grupos, desde la perspectiva de sus conductas y de los procesos psíquicos aferentes.
En su descripción clásica, el rasgo fundamental que caracteriza a las masas, es la indiferenciación de los individuos que la componen.
La psicología de las masas se refiere al individuo que forma parte de un pueblo de una masa por un determinado tiempo y con un determinado fin; y que está influido por un gran número de personas a las que esta ligado por algo aunque también puede serle ajenas por otros aspectos.
2.- Le Bonn y su descripción del alma de las masas:
El individuo “masificado” adquiere un alma colectiva por la cual piensa y siente de distinta manera que si lo hiciese de manera aislada.
Es más fácil hallar la diferencia que existe entre el hombre aislado y el hombre que forma parte de una masa, que las causas de esta diferencia.
Para hallar estas causas hay que tener en cuenta; que los contenidos inconscientes influyen en lo orgánico y en la inteligencia y que el inconsciente es mayor que el nivel consciente.
Todos nuestros actos derivan del inconsciente creado por las influencias hereditarias que son las huellas ancestrales que forman el alma de las razas. Como consecuencia los motivos de nuestros actos son: desconocidos, secretos, profundos y ocultos.
Según Le Bonn en la masa deja funcionar la peculiaridad de cada individuo, aflorando el inconsciente racial que es uniforme en todos los individuos- lo heterogéneo se vuelve homogéneo- aparece un carácter promedio en los individuos de la masa con nuevas propiedades:
1- Primera causa
En la masa el individuo adquiere un sentimiento de poder invencible (porque son muchos).
Desaparece la responsabilidad individual - el hombre en la masa es anónimo.
En la masa puede exteriorizar sus mociones pulsionales inconscientes de su disposición que reprime aislado, ya que desaparece la conciencia moral cuyo núcleo es la angustia social.
2- Segunda causa:
-contagio de sentimientos y actos. Se aplaza el interés personal por el de la masa. El contagio hace que en las masas los rasgos especiales se exterioricen y los oriente.
3- Tercera causa:
-La más importante. - SUGESTIONABILIDAD:
Provoca características particulares al individuo en la masa.
Uno de sus efectos es el contagio. Por esta se explica la diferencia entre las características del hombre aislado y el hombre en masa.
La fisiología descubrió que el hombre puede ser hipnotizado y en este estado empujarlo a cometer actos contrarios a él - este fenómeno se compara con lo que le sucede al hombre en la masa- se pierde la conciencia, desaparecen la voluntad y el discernimiento, el sujeto queda en mano del hipnotizador.
Algunas aptitudes en la masa pueden neutralizarse o exaltarse por sugestión.
Bajo la influencia de las masas los individuos pueden desinhibirse a una libre satisfacción pulsional de instintos crueles o bien consagrarse a un ideal, el desinterés es un rasgo del individuo dentro de la masa que nunca se da en el individuo aislado (es la ventaja personal) (hacer algo por beneficio propio). Los principales rasgos del individuo integrante en la masa son: la desaparición de la personalidad consciente, de los sentimientos e ideas en el mismo sentido por sugestión y contagio, y la tendencia a transformar inmediatamente en actos las ideas sugeridas. El individuo deja de ser él mismo.
La masa es impulsiva e incitable; guiada por el inconsciente. Piensa por imágenes como sucede en las fantasías y los sueños que tienen lenguaje figurativo.
Los sentimientos son simples y exaltados, es excitada por imágenes vivas y para influirla requiere de la exageración y repetición de ideas. Es muy intolerante y obediente a la autoridad. Quiere ser dominada y temerle a sus amos. Conserva tradiciones.
Le Bonn también asemeja el alma de las masas con la de los primitivos. En el alma de las masas las ideas propuestas pueden coexistir y tolerarse. Las palabras influyen “mágicamente” en la masa. En la masa predomina la ilusión y la fantasía sobre lo real
La masa no existe sin un jefe, éste tiene:
Propiedades personales específicas, tiene que estar convencido en una creencia (idea) y tiene que poseer una voluntad poderosa.
Tanto la idea como el conductor tiene un poder misterioso: PRESTIGIO: Provoca un sentimiento similar a la fascinación hipnótica.
Prestigio puede ser:
Adquirido o artificial: usa el pasado (soy prestigioso por apellido o riquezas familiares).
Personal: Lo tienen pocas personas, y por este se adhieren los seguidores al jefe y se influye a los demás.
El prestigio depende del éxito que logra un líder y se pierde con el fracaso.
En su análisis Le Bonn expone 2 tesis:
1) Decrecimiento del rendimiento intelectual del hombre en la masa y aumento de la afectividad. Ambos puntos habían sido formulados por Sighele; pero Le Bonn 2) también considera: el inconsciente y la comparación con los primitivos.
En la masa la ética es más alta que la de hombre aislado, al igual que el entusiasmo, aunque el pensamiento del hombre es más elevado que el de la masa, ésta también logra importantes creaciones como el lenguaje o el pensamiento mítico (que origina el racional).
Mc Dougall: Habla de la organización de las masas.
Sus individuos tienen algo en común, interés por un objeto, orientación afectiva es común y capacidad de influencia recíproca. El fenómeno más importante es el aumento de afectividad. También dice que el hombre pierde su individualidad. En la masa se produce una compulsión a hacer lo mismo que los otros y este contagio aumenta, cuanto más sean las personas que comparten ese estado afectivo (los sentimientos más simples y groseros son los más compulsivos).
Sostiene que la inteligencia decrece porque las mentes inferiores hacen decrecer a los superiores y por el aumento de la afectividad. También porque el pensamiento en la masa no es libre y porque la responsabilidad por sus obras no existe.
La masa no organizada: excitable, impulsiva, sugestionable de sentimientos simples y groseros (acciones extremas).
Condiciones para que la masa sea organizada:
Continuidad; Representación común acerca de la masa que permita la formación de un vínculo afectivo entre los sentimientos.
Relacionarse con otras masas (incluso que rivalice).
Que posea tradiciones, usos e instituciones. 
Que exista una diferenciación y especialización entre sus individuos.
Sostiene que la masa se organiza cuando recupera las propiedades que eran del individuo y que éste perdió cuando la masa se formó ( por ejemplo: La inteligencia).
3.-Sugestión y Libido:
En la masa hay aumento del afecto y decrecimiento del pensamiento porque los individuos que la forman tienden a nivelarse.
Le Bonn sostiene que el aumento del afecto y el decrecimiento del pensamiento se debe a la sugestión recíproca entre sus miembros y al prestigio del conductor.
Mc. Dough; en su principio de “inducción primaria del afecto” pareciera omitir la sugestión cuando se refiere al afecto que surge en el individuo que lo recibe de otros, pero a su vez, cuantas veces rechazamos ese afecto, y esto en la masa no sucede. - Mc. Dough también se refiere a la sugestión y contagio que se da en la masa que induce en nosotros el afecto.
Sugestión: Producir influjos sin una base lógica suficiente.
Libido: Energía, magnitud cuantitativa, pulsiones de “amor” (sexuales) con la meta de unión sexual. También tiene en cuenta el amor filial, hacia objetos, así mismo, a ideas. En la palabra amor (con todas sus aceptaciones) el lenguaje creó una síntesis.
En el alma de las masas, se dan vínculos de amor, ocultos tras la sugestión la masa se mantiene cohesionada por algún poder. (amor).
Si el individuo abandona su peculiaridad en la masa y se deja sugerir por otros lo hace por amor a los otros.
4.-Dos masas artificiales: iglesia y ejército:
Masas: Efímeras o duraderas; homogéneas y no homogéneas; naturales y artificiales, primitivas y articuladas, organizadas, con o sin conductor.
Requieren una compulsión externa para su cohesión, la entrada y salida de sus miembros no es libre (no la deciden ellos por si solos) y ambas tienen una jerarquía.
Son muy organizadas y tiene nexos muy nítidos (cristo o el general) que ama por igual a todos los individuos de la masa - de esta ilusión depende todo - DEMOCRACIA.
Cristo es un hermano mayor sustituto del padre - la ligazón que une a cada individuo con Cristo es la que une a los individuos entre sí - doble ligazón - pérdida de libertad individual dentro de la masa - cambios en su personalidad.
El pánico es una ligazón libidinosa propia de la masa; se da cuando la masa (x.Ej. Ejército) se descompone o no responde al jefe - los lazos desaparecen y aumenta la angustia - porque surge? Porque; el pánico no se relaciona con el peligro que amenaza; sino que la angustia pánica supone el aflojamiento de la estructura libidinosa de la masa y la angustia crece por contagio.
Puede que el peligro no exceda límites que ya antes había excedido y sin embargo la masa siente pánico - esto se da por la angustia pánica generada por la ruptura de lazos recíprocos entre los individuos de la masa - El pánico descompone a la masa porque ; 1º , se rompen los lazos con el conductor, y luego con los demás hombres.
En la masa religiosa, sin embargo, esto no es tan fácil de ver, cuando se descompone una masa religiosa no aflora angustia, sino impulsos hostiles hacia otras personas que antes por ser parte de la masa no se exteriorizaban.
Las religiones aunque prediquen el amor son duras y sin amor hacia los que no forman parte de ella. Hoy la intolerancia hacia quienes no forman parte de la religión es - menos violenta que en los siglos pasados, no porque las costumbres humanas se pacificaron, sino porque los lazos libidinosos de los sentimientos religiosos han disminuido. Si existiera otro lazo que uniera a las masas - las luchas e intolerancia volverían a ser crueles.
5.-Otras tareas y orientaciones del trabajo:
En toda masa es fundamental la formación de lazos (con el conductor 1º y con los demás hombres).¿qué sucede cuando el conductor no existe? : Puede que se sustituya por una idea; algo abstracto, que a su vez podría encarnarse en un conductor secundario. Tambien hay que tener en cuenta que el conductor o la idea pueden volverse negativos y guiar a las masas a realizar fines negativos. El odio de las ligazones es tan fuerte como el afecto.
Problemas psicológicos básicos de la masa: En nuestras relaciones afectivas íntimas y prolongada (matrimonio, amistad, familia.) surgen sentimientos de hostilidad, desautorización que por represión no se perciben. También sucede que no se soporta una extrema aproximación demasiado íntima de los otros en nuestras relaciones afectivas. Esto se llama AMBIVALENCIA AFECTIVA; se produce un narcisismo que aspira a su auto conservación y el hombre siente que todas las divergencias de los otros hacia sus plasmaciones individuales, son una crítica. Esto no se da en la masa. En ella los individuos son homogéneos, se consideran iguales y no sienten repulsión.
En consecuencia hay una retracción narcisista provocada por la ligazón libidinosa, como sucede en la cooperación que se establecen lazos con los compañeros que van más allá de las ventajas. En la masa; dan pulsiones de amor de meta desviada inhibida!!
6.-La Identificación: Es la más temprana exteriorización de ligazón originaria afectiva con otra persona. Se ubica en la prehistoria del complejo de Edipo; el varoncito toma como ideal a su padre, es una actitud bien masculina que prepara el complejo. A la vez comienza una investidura de objeto de la madre; hay 2 tipos de lazos psicológicos; con la madre, investidura sexual de objeto y con el padre identificación como modelo. En consecuencia cuando se unen estos lazos se da el complejo. El padre le estorba con la madre; la identificación con él se hace hostil. La identificación es ambivalente por que puede darse vuelta hacia la ternura o hacia el deseo de eliminación. 
Se puede dar una inversión en el Edipo, tomar al padre como un objeto del mal las pulsiones sexuales esperan su satisfacción (en actitud femenina) en este caso el padre es lo que uno quiere tener, en el 1º caso lo que el niño quiere ser. La diferencia se da según la ligazón recaiga sobre el sujeto o en el objeto del yo. La identificación aspira a que el yo se configure a semejanza del otro; “modelo”.
Lasos de formación Neurótica de Síntoma:
 La niña que siente el mismo síntoma de sufrimiento que la madre; igual que el Edipo siente hostilidad hacia la madre y el síntoma expresa amor de objeto por el padre y sustituye a la madre por influjo de la conciencia de culpa.
 El síntoma puede ser el mismo que el de la persona amada; la identificación reemplaza la elección de objeto. En estos casos la identificación es parcial porque sólo toma un rasgo de la persona objeto.
 Una muchacha que recibe la carta de su novio y despierta celos en otras; estas se identifican queriéndose poner en la misma situación.
7.-Enamoramiento e hipnosis:
El enamoramiento es una investidura de objeto de las pulsiones sexuales que buscan la satisfacción sexual directa: se llama AMOR SENSUAL.
Hay distintos tipos de amor; En el desarrollo de la vida amorosa el 1º objeto de amor son los padres; hacia ella se dirigían las pulsiones sexuales luego por represión éstas tendrán su meta inhibida, lo que produce un cambio en al relación con nuestros padres; ahora sentimos ternura hacia ellos dejando las aspiraciones sensuales originarias en el inconsciente; siguen actuando con la pubertad, comienzan las aspiraciones (pulsiones) de meta Sexual; el adolescente puede hacer la síntesis entre el amor no sensual y el sensual; su relación con el objeto sexual une pulsiones o inhibidas y pulsiones de meta inhibidas (tiernas) ; por éstas puede medirse el grado de enamoramiento o si es sólo deseo sexual lo que siente hacía el objeto. En el enamoramiento se sobre estima al sujeto amado; se reprimen las aspiraciones sensuales; se ama al objeto por sus excelencias anímicas, pero sucede a la inversa: Estas excelencias anímicas surgen por la satisfacción sexual. Se produce así una idealización en el enamoramiento. El objeto es tratado como el propio Yo; en el enamoramiento afluye al objeto una medida mayor de libido narcisista.
En estas relaciones amorosas el objeto suele sustituir al ideal Yo no alcanzado (por eso lo idealiza.). Se aman en virtud de perfecciones a los que el propio yo ha aspirado y que buscamos procurarnos para satisfacer nuestro narcisismo a través del enamoramiento (el Yo busca un ideal “perfección” que lo ve en el objeto).
El enamoramiento es fascinación, y produce el empobrecimiento del yo que se entregó al objeto; en la identificación el yo se enriquece del objeto, lo introyecta, pero el objeto se pierde, es sólo un modelo.
En el enamoramiento el objeto se pone en el lugar del “ideal del Yo”.
El ideal del yo, del yo falla en su función, no existe la conciencia moral hacia el objeto y se produce una “ceguera de amor”.
El objeto recibe todo el amor de sí mismo del yo; el objeto devora al yo; se produce una restricción del narcisismo del yo y aumenta su humillación.
El enamoramiento es similar a la hipnósis; se produce la misma sumisión hacia el hipnotizador como al objeto amado, dado que estos ocupan el lugar del ideal del yo; todo lo que es real para el hipnotizador o para el es real para el yo, dado que el ideal del yo se encarga de examinar la realidad.
La hipnosis es una masa de 2.
La diferencia entre amor e hipnosis es que en el enamoramiento la satisfacción sexual se pospone temporaneamente, mientras que en la hipnosis no existe.
Las pulsiones sexuales de meta inhibida producen ligazones tan duraderas porque no logran una satisfacción plena como las de meta no inhibidas. El amor duradero es el que conjuga sentimientos “tiernos” (puls.De meta inhib.) y amor sensual (que se extingue con la satisfacción). La diferencia entre masa e hipnosis es el nº ; hay un conductor (el hipnotizador) y muchos seguidores.
8.-El instinto Gregario
En las masas comunes, (no organizados o artificiales) se da una regresión del individuo (de su actividad anímica) al estadio de salvaje o del niño dado que las características de esta masa son iguales; falta de autonomía del individuo, reacción uniforme de todos los individuos ante un estímulo, decae intelectual, exteriorización de los afectos y su descarga en la acción y sugestión que ejerce tanto el conductor, como los demás sujetos entre sí; sugestión recíproca- para estos fenómenos TROTTER habla de un instinto gregario; es la tendencia de todos los seres vivos que empieza por la libido a unirse con otros; dado que el hombre se siente incompleto cuando está solo; por ejemplo el bebé cuando llora; es primario y no susceptible de descomposición. Otras pulsiones que considera primarias: las de auto conservación, de nutrición y sexuales. El instinto gregario origina la sugestionabilidad y no tiene en cuenta al conductor. Esto se lo objeta Freud dado que no hay masa sin jefe. La angustia del bebé se calma sólo cuando aparece su madre, no cualquier otro (el conductor que es obligatorio para que haya masa). En consecuencia no se observa en el niño un sentimiento de masa o gregario hasta que no tiene otro hermano por el cual siente una hostilidad (celos) por el amor de los padres; como este nuevo niño también es amado por los padres y esta hostilidad que lo perjudica, se identifica con el niño; surge así su sentimiento de masa. Rivales entre si, al comienzo, se identifican por su amor parejo hacia el mismo objeto. Se produce una trasmudación y sustitución de celos por el sentimiento de masa; se deja de lado la envidia originaria y surge la justicia social; todos renuncian a algo por igual. 
El sentimiento social es 1º hostil que se transforma en ligazón de identificación. En la masa hay muchos iguales que se identifican entre sí con un único superior a ellos. En consecuencia el hombre es un animal de Horda que tiene un jefe, no un animal gregario 
9.-La masa y la Horda primordial:
Freud apela a la descripción que hace Darwin de una Horda gobernada por un macho fuerte. El totemismo incluye el comienzo de la religión, la eticidad y la estratificación social se relaciona con el violento asesinato del padre y la horda paterna se transforma en una comunidad de hermanos. La masa es un renacimiento de la Horda primordial dado que en ésta se dan las mismas características que en la masa (un conductor, el padre aumenta afectividad). El hombre primordial se conserva en cada individuo y la horda primordial se conserva en cada multitud. (o masa).
La psicología Individual es paralela a la social dado que en la Horda estaban los individuos (todos iguales) y el padre que era libre, que no estaba ligado libidinosamente amaba a los otros en cuanto se servía de ellos.
10.-Un grado en el interior del yo: En la masa el hombre resigna su ideal y lo permita por el de la masa corporizado en el conductor. El conductor debe si o sí saber conservar su vanidad narcisista. No debe haber una gran distancia entre el yo y el ideal del Yo. Cuando decrece la depresión y melancolía.
En el nacimiento pasamos del total narcisismo a la percepción de un mundo externo. Como el aparato anímico no soporta el contacto permanente con el mundo exterior, al dormir regresamos al estado de veritación del objeto.
El reprimido busca salir a la conciencia, salteando la resistencia para satisfacerse. Puede colarse a través de la significación; algo que se parece a lo reprimido, inconsciente que se cuela en el discurso; ACTOS FALLIDOS de lo reprimido, o SONIDOS SIGNIFICATIVOS, CHISTES, SUEÑOS.
El humor produce satisfacción por que se relaciona con la sexualidad.
El ideal del Yo son todas las restricciones que debe obedecer el Yo; cuando hay tensión entre el yo y el ideal de yo surgen la culpa y el complejo de inferioridad y cuando algo del Yo coincide con el Super Yo, se produce la sensación de triunfo en el individuo. Cuando estos casos suceden en los extremos niveles, los enfermos se encuentran en una oscilación entre la MANÍA y la DEPRESIÓN.
El aumento de distancia entre el YO y el ideal del YO; causa la depresión porque el ideal del YO denigra al YO, lo exige por demás.
El decrecimiento de distancia entre el YO y el ideal del YO; causa manía porque el ideal del YO se confunde en uno solo porque al no haber autoreproche nada lo perturba.
Existen melancolías simples (las que se producen una sola vez o se repiten) o melancolías que se producen por la pérdida del objeto creado.
loPrólogo.
La obra no es un solo de un tema sociológico.
El tema principal es el irremediable antagonismo entre las exigencias pulsionales y las restricciones impuestas por la cultura.
En anteriores publicaciones no había sido claro para Freud evaluar claramente el papel cumplido en las restricciones propias de la cultura (impuestas desde afuera); en general el papel cumplido en estas restricciones por las influencias interiores y exteriores, así como sus efectos recíprocos, hasta que sus investigaciones sobre la psicología del yo, lo llevaron a establecer la hipótesis del superyó y su origen en las primeras relaciones objetales del individuo. Por lo que en los capítulos VII y VIII se dedica a indagar y dilucidar la naturaleza del sentimiento de culpa y Freud declara su propósito de situar al sentimiento de culpa como el problema más importante del desarrollo cultural y sobre ello se edifica la segunda de las cuestiones colaterales tratadas: la de la pulsión de destrucción. Sobre esto, se dice que hasta que Freud no estableció la hipótesis de una “pulsión de muerte” (en varias obras, no solo este ensayo), no salió a la luz una pulsión agresiva independiente, que era secundaria y derivaba de la primaria pulsión de muerte, autodestructiva. En este trabajo esto es válido, pero acá el énfasis recae mucho más en las manifestaciones exteriores de la pulsión de muerte. James Strachey.
I Freud empieza a relacionar la discusión sobre la religión como ilusión, pues un amigo le ha indicado que la religión es un sentimiento que prefería llamar sensación de “eternidad”, sin límites y sin barreras que prefería llamar oceánico, el cual es puramente subjetivo.
Al respecto, Freud considera que no puede descubrir en sí mismo ese sentimiento oceánico, que no puede medirse fisiológica o científicamente y que más bien por asociación puede considerarse como un sentimiento de atadura indisoluble, de la copertencia con el todo del mundo exterior. Cita a Christian Dietrich para ejemplificar: “De este mundo no podemos caernos”. En su criterio, no puede convencerse de tal sentimiento, pero por ello no impugna su efectiva presencia en otros.
Señala que la idea de que el ser humano recibiría una noción de su nexo con el mundo circundante a través de un sentimiento inmediato dirigido ahí desde el comienzo mismo suena extraña y se entrama mal en el tejido de nuestra psicología que parece justificada una derivación psicoanalítica. Normalmente no tenemos más certeza que el sentimiento de nuestro sí-mismo, de nuestro propio yo. Este yo aparece autónomo, unitario y deslindado de todo lo otro. Que esta apariencia es un engaño que el yo más bien se continúa hacia adentro, sin frontera tajante, en un ser anímico inconsciente que designamos “ello” y al que sirve como fachada. Pero hacia fuera el yo parece afirmar unas fronteras claras; las cuales parecen desvanecerse en el enamoramiento, porque el enamorado asevera que yo y tu son uno y está dispuesto a comportarse como si así fuera. Señala entonces Freud que lo que puede ser cancelado por una función fisiológica, naturalmente tiene que poder ser perturbado también por procesos patológicos. La patología dice Freud- nos da a conocer gran número de estados en que el deslinde del yo respecto del mundo exterior se vuelve incierto o en que los límites se trazan de manera efectivamenteincorrecta; casos en que partes de nuestro cuerpo propio y aun fragmentos de nuestra propia vida anímica -percepciones, pensamientos y sentimientos- nos aparecen como ajenos y no pertenecientes al yo, y otros aun en que se atribuye al mundo exterior lo que manifiestamente se ha generado dentro del yo y debiera ser reconocido por él. Por eso el sentimiento yoico está expuesto a perturbaciones y los límites del yo no son fijos.
El sentimiento yoico del adulto no fue así desde el comienzo, habrá recorrido un con desarrollo que si bien no puede demostrarse, sí puede construirse con bastante probabilidad. El lactante no separa su yo de un mundo exterior como fuente de las sensaciones que le afluyen y aprende a hacerlo poco a poco, sobre la base de incitaciones diversas. Tiene que causarle la más intensa impresión el hecho de que muchas de las fuentes de excitación en que más tarde discernirá a sus órganos corporales pueden enviarle sensaciones en todo momento, mientras que otras -entre ellas la más anhelada: pecho materno- se le sustraen temporariamente y solo consigue recuperarlas reclamando. Así por primera vez se contrapone al yo un “objeto” como algo que se encuentra “afuera” y solo mediante una acción particular es forzado a aparecer. Reconocer ese mundo exterior es la que proporciona las frecuentes e inevitables sensaciones de dolor y displacer, que el principio de placer ordena cancelar y evitar. Nace la tendencia de segregar del yo, todo lo que pueda devenir fuente de un tal displacer, a arrojarlo hacia fuera a forma un puro yo-placer al que se contrapone un ahí-afuera ajeno, amenazador.
Así entonces, se aprende un procedimiento que mediante una guía intencional de la actividad de los sentidos y una apropiada acción muscular, permite distinguir lo interno -lo perteneciente al yo- y lo externo -lo que proviene del mundo exterior-. Con ello se da el primer paso para instaurar el pincipio de realidad, destinado a gobernar el desarrollo posterior. El hecho de que el yo para defenderse de ciertas excitaciones displacenteras provenientes de su interior no aplique otros métodos que aquellos que se vale contra un displacer de origen externo, será luego el punto de partida de sustanciales perturbaciones patológicas. Entonces, podría decirse que el yo lo contiene todo, más tarde segrega de sí un mundo exterior, por lo que el sentimiento yoico de hoy es solo una parte de un sentimiento más abarcador, ese sentimiento yoico primario se ha conservado en mayor o menor medida en la vida anímica de muchos seres humanos y acompañaría a modo de un correspondiente al sentimiento yoico de la madurez que es más estrecho y entonces, los contenidos de representación adecuados a él serían justamente los de la ilimitación y la atadura al todo, los mismos con los que se ilustra el sentimiento “océanico”.
En el ámbito del alma es frecuente la conservación de lo primitivo junto a lo que ha nacido de él por transformación, este hecho es casi siempre consecuencia de una escisión del desarrollo. Una porción cuantitativa de una actitud, de una moción pulsional, se ha conservado inmutada mientras que otra ha experimentado el ulterior desarrollo. Ej: Desarrollo de la Ciudad Eterna - Evolución de Roma como ciudad y su visualización en un momento de diferentes tiempos. Esto nos muestra cuán lejos estamos de dominar las peculiaridades de la vida anímica mediante una figura intuible, es decir, la conservación de todos los estadios anteriores solo es posible en lo anímico y no estamos en condiciones de obtener una imagen intuible de ese hecho.
Estando ya tan enteramente dispuestos a admitir que en muchos seres humanos existe un sentimiento “océanico”, e inclinados a reconducirlo a una fase temprana del sentimiento yocico, se nos plantea la pregunta de ¿qué título tiene se sentimiento para ser considerado como la fuente de las necesidades religiosas?; sobre lo que Freud no lo considera un título indiscutible, sino que es que un sentimiento solo puede ser una fuente de energía si él mismo constituye la expresión de una intensa necesidad y en las necesidades religiosas identifica el caso del desvalimiento infantil y la necesidad de un Padre que lo proteja. Este sentimiento oceánico ha entrado con posterioridad a las religiones y este ser-Uno con el Todo, que es el contenido de pensamiento que le corresponde, se nos presenta como un primer intento de consuelo religioso, como otro camino para desconocer el peligro que el yo discierne amenazándole desde el mundo exterior.
II.
Freud inicia retomando la idea de la religión como la protección de la Providencia que vela por su vida y resarcirá todas las frustraciones padecidas en el más acá, que no es otra cosa que un Padre de gran evergadura.
Cuestionando sobre esa relación, entre hombre y religión cita a Goethe y analiza la ubicación de la religión. Señala que la vida como nos es impuesta resulta gravosa: nos trae hartos dolores, desengaños y tareas insolubles. Para soportarla no prescindir de calmantes, que son de 3 clases: 
poderosas distracciones que nos hagan valuar un poco nuesta miseria; satisfacciones sustitutivas que la reduzcan; y sustancias embriagadoras que nos vuelvan insensibles a ellas. No es sencillo ubicar a la religión dentro de esta serie.
Señala el autor que, innumerables veces se ha planteado la pregunta por el fin de la vida humana y no hay una respuesta satisfactoria. Su premisa es manifestación de la arrogancia humana. También aquí solo la religión sabe responder a ese pregunta, e indica Freud que difícilmente se errará si se juzga que la idea misma de un fin de la vida depende por completo del sistema de la religión. Por eso pasa a una pregunta menos pretenciosa, ¿Qué es lo que los seres humanos mismos dejan discernir por su conducta, como un y propósito de su vida? Qué exigen de ella y qué quieren alcanzar?. Entonces la respuesta no es difícil: quieren alcanzar la dicha, conseguir la felicidad y mantenerla. Esta aspiración tiene dos costados una meta positiva y otra negativa; por un lado se quiere la ausencia del dolor y de displacer y por otro vivenciar intensos sentimientos de placer.
El programa del principio de placer es que fija su fin a la vida, este principio gobioerna la operación del aparato anímico desde el comienzo mismo, sobre su carácter a corda a fin de no caben dudas, no obstante lo cual su programa entra en querella con el mundo entero. Es absolutamente irrealizable, las disposiciones del todo lo contrarían y se dirá que el propósito de que el hombre sea dichoso (dicha = intensos sentimientos de placer) no está contemplado en el plan de la Creación; y lo que repentinamente se llama “felicidad” corresponde a la satisfacción más bien repentina de las necesidades retenidas con alto grado de estasis (sic) y por su propia naturaleza solo es posible como un fenómeno episódico. Si una situación anhelada por el principio de placer perdura en ningún caso se obtiene más que un sentimiento de ligero bienestar; estamos organizados de tal modo que solo podemos gozar con intensidad el contraste y muy poco el estado.
De esa forma, Freud indica que no es asombroso que bajo la presión de estas posibilidades de sufrimiento los seres humanos suelan atemperar sus exigencias de dicha, tal como el propio principio de placer se transformó bajo el influjo del mundo exterior en el principio de realidad más modesto; no es asombroso que se consideren dichosos si escaparon a la desdicha, si salieron indemnes del sufrimiento, ni tampoco dondequiera universalmente, la tarea de evitar este relegue a un segundo plano la de la ganancia de placer. Una satisfacción irrestricta de todas las necesidades quiere ser admitida como la regla de vida más tentadora, pero ello significa anteponer el goce a la precaución, lo cual tras breve ejercicio recibe su castigo. Los otros métodos, aquellos cuyo principal propósito es la evitación de displacer se diferencian según la fuente de este último a que dediquen mayor atención (p.77): soledad, como miembro de la comunidad, influir sobre el propioorganismo, método químico: la intoxicación (Freud se refiere a estos últimos diciendo entre otras cosas que, lo que se consigue mediante las sustancias embriagadoras en la lucha por la felicidad y por el alejamiento de la miseria, es apreciado como un bien tan grande que individuos y aun pueblos le han asignado una posición fija en la economía libidinal. Es notorio que esa propiedad de los medios embriagadores determina justamente su carácter peligroso y dañino y en muchos casos son culpables de la inútil dilapidación de grandes montos de energía que podrían haberse aplicado a mejorar la suerte de los seres humanos).
El complejo edificio de nuestro aparato anímico permite toda una serie de modos de influjo, además del mencionado. Así como satisfacción pulsional equivale a dicha, así también es causa de grave sufrimiento cuando el mundo exterior nos rehúsa la saciedad de nuestras necesidades. Por tanto, interviniendo sobre estas mociones pulsionales uno puede esperar liberarse de una parte del sufrimiento, este modo de defensa frente al padecer ya no injiere en el aparato de la sensación; busca enseñorarse de las fuentes internas de las necesidades (caso de las prácticas de yoga). Las que entonces gobiernan son las instancias psíquicas más elevadas que se han sometido al principio de realidad. Cuestiona sobre esta alternativa que el sentimiento de dicha provoicado por la satisfacción de una pulsión silvestre no domeñada por el yo, es incomparablemente más intenso que el obtenido a raíz de la saciedad de una pulsión enfrenada). Aquí encuentra una explicación económica el carácter incoercible de los impulsos perversos y acaso también el atractivo de lo prohibido como tal.
Otra técnica para la defensa contra el sufrimiento se vale de los desplazamientos libidinales que nuestro aparato anímico consiente y por los cuales su función gana tanto en flexibilidad. Sería trasladar las metas pulsionales de tal suerte que no puedan ser alcanzadas por la denegación del mundo exterior. Para ello la sublimación de las pulsiones presta auxilio. Se lo consigue sobretodo cuando un se las arregla para elevar suficientemente la ganancia de placer que proviene de las fuentes de un trabajo psíquico intelectual. Lo débil de este método es que no es de aplicación universal pues solo es asequible para pocos seres humanos (ej: alegría del artista en el acto de crear). Acá es nítido el proposito de independizarse del mundo exterior pues se busca sus satisfacciones en procesos internos psiquicos.
Otro método en el que se afloja más el nexo con la realidad y la satisfacción se obtiene cono ilusiones admitidas como tales, pero sin que esta divergencia suya respecto de la realidad afectiva arruine el goce. Es el ámbito de la vida de la fantasía, dice Freud que en su tiempo cuando se consumó el desarrollo del sentido de la realidad, ella fue sutraída expresamente de las exigencias del examen de la realidad y quedó destinada al cumplimiento de deseo de difícil realización. Ej: goce de obras de arte accesible mediante el artista aun para quienes no son creadores. Pero esto no es más que una sustracción pasajera de los apremios de la vida que no es lo bastante intensa para hacer olvidar una miseria objetiva.
Otro procedimiento más enérgico, discierne el único enemigo en la realidad que es la fuente de todo padecer y con la que no se puede convivir por lo que es necesario romper todo vínculo con ella si es que uno quiere ser dichoso en algún sentido. El eremita vuelve la espalda a este mundo y no quiere saber nada de él y pretende recrearlo y edificar otro en donde sus rasgos más insoportables se hayan eliminado y sustituido por los deseos propios. La realidad efectiva es demasiado fuerte y con este camino no se consigue nada, se convierte en un delirante y pocas veces halla quién lo ayude a ejecutar su delirio. Ej: ciertas religiones de la humanidad con delirios en masa.
El recuente hecho no es exhaustivo. Otro método para evitar el sufrimiento, sitúa la satisfacción de los procesos anímicos internos y para ello se vale de la desplazabilidad del líbido, pero no se extraña del mundo exterior, sino que al contrario se aferra a sus objetivos y obtiene la dicha a partir de un vínculo de sentimiento con ellos. No se queda contento con la meta de evitar displacer sino que se atiene a la aspiración originaria, apasionada hacia el cumplimiento positivo de la dicha y quizás se le aproxime más que cualquier otro método. Es aquella orientación de la vida que sitúa al amor en el punto central que espera toda satisfacción del hecho de amar y seramado. Una actitud psíquica de esta índole está al alcance de todos nosotros una de las formas de manifestación del amor, el amor sexual no ha procurado la experiencia más intensa de sensación placentera, avallasadora, dándonos el arquetipo para nuestra aspiración a la dicha. Nada más natural que obstinarnos en buscar la dicha por el mismo camino siguiendo el cual una vez la hallamos.
También puede situarse el interesante caso en que la felicidad en la vida se busca sobretodo en el goce de la belleza, dondequiera que ella se muestre a nuestros sentidos y a nuestro juicio, la belleza de formas y gestos humanos, de objetos naturales y paisajes, de creaciones artísticas y aun científicas. Esto ofrece escasa protección contra la posibilidad de sufrir pero puede resarcir de muchas cosas. El goce de la belleza se acompaña de una sensación particular de efecto embriagador. Aunque no se advierte la utilidad de la belleza, no se puede prescindir de ella y lo único seguro es que deriva del ámbito de la sensibilidad sexual, sería un ejemplo arquetípico de una moción de meta inhíbida. La belleza y el encanto son originariamente propiedades del objeto sexual. Freud hace notar que los genitales mismos cuya visión siempre tiene un efecto excitador, casi nunca se aprecian como bellos; en cambio el carácter de la belleza parece adherir a ciertos rasgos sexuales secundarios.
El Programa que nos impone el principio de placer, el de ser felices, es irrealizable empero no es lícito o posible, resignarlos empeños por acercarse de algún modo a su cumplimiento, para esto pueden emprenderse muy diversos caminos, anteponer el contenido positivo de la meta, la ganancia de placer o su contenido negativo, la evitación de displacer. Por ninguno de ellos podemos alcanzar todo lo que anhelamos. Los más diversos factores intervendrán para indicarle el camino de su opción, lo que importa es cuanta satisfacción real pueda esperar del mundo exterior y la medida en que sea movido a independizarse de él y en esto además de las circunstancias externas, es decisiva la constitución psíquica del individuo. Quien nazca con una constitución pulsional particularmente desfavorable y no haya pasado de manera regular por la transformación y reordenamiento de sus componentes libinales, indispensables para su posterior productividad encontrará arduo obtener felicidad de su situación exterior.
La religión perjudica este juego de elección y adaptación, imponiendo a todos por igual su camino para conseguir dicha y protegerse del sufrimiento. Su técnica consiste en deprimir el valor de la vida y en desfigurar de manera delirante la imagen del mundo real.
III.
Freud cuestiona por qué es tan difícil para los seres humanos conseguir la dicha?. Señala que se dio la respuesta cuando señalamos las 3 fuentes de que proviene nuestro penar: la hiperpotencia de la naturaleza, la fragilidad de nuestro cuerpo y la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los hombres en la familia, el Estado y la sociedad. En el caso de las dos primeras considera que nos vemos constreñidos a reconocer estas fuentes de sufrimiento y a declararlas inevitables. Pero diversa es nuestra conducta frente a la tercera: la social; nos negamos a admitirla en la medida que no podemos entender la razón por la cual las normas que nosotros mismos hemos creado no habrían más bien de protegernos y beneficiarnos a todos.
Considerando estas situaciones, se puede enunciar quegran parte dela culpa por nuestra miseria la tiene lo que se llama nuestra cultura; seríamos mucho más felices si la resignáramos y volviéramos a encontrarnos en condiciones primitivas. Esta aseveración es asombrosa, porque comoquiera que se defina el concepto de cultura, es indudable que todo aquello con lo cual intentamos protegernos de la amenaza que acecha desde las fuentes del sufrimiento, pertenece justamente a esa misma cultura. Cuestiona Freud, el por qué tantos seres humanos han legado a este punto de vista de hostilidad a la cultura?, sobre lo que opina que un descontento profundo y de larga data con el respectivo estado de la cultura abonó el terreno sobre el cual se levantó después, a raíz de ciertas circunstancias históricas un juicio condenatorio. La última y anteúltima de estas ocasiones las visualiza en el triunfo del cristianismo sobre religiones pagadas en lo que tiene que haber intervenido un factor de hostilidad a la cultura; lo sugiere la desvalorización de la vida terrenal consumada por la doctrina cristiana. El último ocasionamiento sobrevino cuando se dilucidó le mecanismo de la neurosis, que amenazaban con enterrar el poquito de felicidad del hombre culto; se descubrió que el ser humano se vuelve neurótico porque no puede soportar la medida de frustración que la socieda le impone en aras de sus ideales culturales y de ahí se concluyó que suprimir esas exigencias o disminuirlas en mucho significaría un regreso a las posibildades de dicha.
A lo anterior suma un facto de desengaño, sobre lo que indica que en las últimas generaciones lo seres humanos están orgullosos de sus logros, pero creen haber notado que sus conquistas sobre el espacio y el tiempo y sometimiento de las fuerzas de la naturaleza; no promueve el cumplimiento de elevar la medida de satisfacción placentera que esperan de la vida (no son más felices). De esta comprobación debería inferirse simplemente que el poder sobre la naturaleza no es la única condición de la felicidad humana, como tampoco es la única meta de los afanes de la cultura y no extraer la conclusión de que los progresos técnicos tienen un valor nulo para nuestra economía de felicidad. Ej: ganancia positiva de escuchar a mi hijo por teléfono a mucha distancia; sobre lo que se hace oir una voz crítica pesimista y advierte que la mayoría de estas satisfacciones siguieron al modelo de aquel contento barato; entonces se puede decir por ej: que de no existir ferrocarriles mi hijo no hubiera abandonado la ciudad paterna. Parece que no nos sentimos bien en la cultura actual, pero es difícil formarse un juicio de épocas anteriores para saber si los seres humanos se sintieron más felices, pero la felicidad es algo enteramente subjetivo.
En este punto de la indagación, Freud considera necesario abordar la esencia de la cultura cuyo valor de felicidad se pone en entredicho. Señala que cultura designa toda la suma de operaciones 
y normas que distancian nuestra vida de las de nuestros antepasados animales, y que sirven a dos fines: la protección del ser humano frente a la naturaleza y la regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres. Para comprender más buscará los rasgos de la cultura tal y como se presentan en las comunidades humanas. Para ello reconoce como “culturales” todas las actividades y valores que son útiles para el ser humano en tanto ponen la tierra a su servicio, lo protegen contra la violencia de las fuerzas naturales, etc. ej: domesticación del fuego, las gafas para corregir los defectos de los ojos, microscopios para vencer los límites de lo visible, con la cámara fotográfica retiene las impresiones visuales fugitivas.
En tiempos remotos se había conformado un a representación ideal de la omnipotencia y omnipresencia que encarnó en sus dioses. Les atribuyó todo lo que parecía inasequible a sus deseos o le era prohibido; por lo que es lícito decir que tales dioses eran ideales de cultura. Pero, ahora se ha acercado tanta al logro de ese idea que casi ha devenido un dios él mismo; pero no se puede olvidar que el ser humano de nuestros días no se siente feliz en su semejanza con un dios.
Se reconoce a un país una cultura elevada cuando encontramos que en él es cultivado y cuidado con arreglo a fines todo lo que puede ponerse al servicio, todo lo que es útil (ej: el suelo se siembra laboriosamente para obtener vegetales que es apto para nutrir). Pero también es cultural que el cuidado de los seres humanos se dirija a cosas que en modo alguno son útiles y hasta inútiles, por ejemplo la estima por la belleza. Requerimos además signos de limpieza y orden. El orden es una suerte de compulsión de repetición que, una vez instituida decide, cuándo, dónde y cómo algo debe ser hecho, ahorrando así vacilación y dudas en todos los casos idénticos. Se tendría derecho a esperar que se hubiese establecido desde el comienzo y sin compulsión en el obrar humano y es permisible asombrarse de que haya sido así, porque el hombre más bien posee una inclinación natural al descuido, a la falta de regularidad y de puntualidad en su trabajo y debe ser educado empeñosamente para imitar los arquetipos celestes.
Pero la utilidad no explica totalmente el afán. En ningún otro rasgo se distingue mejor según Freud la cultura, que en la estima y el cuidado dispensado a las actividades psíquicas superiores, las tareas intelectuales, científicas y artísticas, el papel rector atribuido a las ideas en la vida de los hombres; en la cúspide de estas ideas se sitúan los sistemas religiosos, las especulaciones filosóficas y formaciones de ideal de los seres humanos: sus representaciones acerca de una perfección posible del individuo, del pueblo, de la humanidad toda.
Como último rasgo, aprecia el modo en que se reglan los vínculos recíprocos entre los seres humanos: los vínculos sociales que ellos entablan como vecinos, como dispensadores de ayuda, como objeto sexual de la otra persona, como miembro de una familia o de un Estado. La convivencia humana solo es posible cuando se aglutina una mayoría más fuerte que los individuos aislados y cohesionada frente a estos. El poder de la comunidad se contrapone como “derecho” al poder del individuo que es condenado como violencia bruta. Esta sustitución del poder del individuo por el de la comunidad es el paso cultural decisivo. El siguiente requisito cultural es la justicia, osea la seguridad de que el orden jurídico no se quebrantará para favorecer a un individuo, entiéndase que ello no decide sobre el valor ético de un derecho semejante. La libertad individual no es un patrimonio de la cultura, fue máxima antes de toda cultura, pero en estos tiempos carecía de valor porque el individuo difícilmente estaba en condiciones de preservarla. Por el desarrollo cultural experimente limitaciones y la justicia exige que nadie escape a ellas. Buena parte de la brega de la humanidad gira en torno a la tarea de hallar un equilibrio acorde a fines, vale decir, dispensador de felicidad, entre esas demandas individuales y las exigencias culturales de la masa; y uno de los problemas que atañen a su destino es saber si mediante determinada configuración cultural ese equilibrio puede alcanzarse o si el conflicto es insalvable.
El desarrollo cultural es un proceso peculiar que abarca la humanidad toda y en el que muchas cosas nos parecen familiares. Puede caracterizarse por las alteraciones que emprende con las notorias disposiciones pulsionales de los seres humanos, cuya satisfacción es por cierto la tarea económica de nuestra vida. Algunas de esas pulsiones son consumidas, por lo que en su reemplazo emerge algo que describiríamos como una propiedad de carácter. El ejemplo más notable se encuentra en el erotismo anal de los seres jóvenes: su originario interés por la función excretoria, por sus órganos y productos, se trasmuda en el curso del crecimiento en el grupo de propiedades que nos son familiares como parsimonia, sentido del orden y limpieza, las que se pueden incrementar hasta alcanzar un llamativo predominio llamado carácter anal. Otraspulsiones son movidas a desplazar las condiciones de su satisfacción, a dirigirse por otros caminos, lo cual en la mayoría de los casos coincide con la sublimación (de las metas pulsionales) que nos es bien conocida, aunque en otros casos pueda separarse de ella. La sublimación de las pulsiones es un rasgo particularmente destacado del desarrollo cultural; posibilita que actividades psíquicas superiores (científicas, artísticas e ideológicas) desempeñen un papel sustantivo en la vida cultural. En tercer lugar, dice Freud que no puede negarse que la cultura se edifica sobre la renuncia de lo pulsional, el alto grado en que se basa, precisamente en la no satisfacción (sofocación, represión, otra cosa...) de poderosas pulsiones. Esta denegación cultural gobierna el ámbito de los vínculos sociales entre los hombres y esta es la causa de hostilidad a que se ven precisadas de luchar todas las culturas.
Si se quiere saber qué valor puede reclamar la concepción del desarrollo cultural comoun proceso particular comparable a la maduración normal del individuo, debe acometerse el problema: preguntarse por los influjos a que debe su origen el desarrollo cultural, por el modo de su génesis y lo que comandó su curso.
IV.
Después que el hombre primordial hubo descubierto que estaba en su mano mejorar su suerte en la tierra mediante el trabajo, no pudo serle indiferente que otro trabajara con él o contra él, por lo que el otro adquirió el valor de colaborador con quien era útil vivir en común. Esos primeros colaboradores pudieron ser las familias, y en la familia primitiva se echa de menos un rango esencial de la cultura: la arbitrariedad y albedrío del jefe era ilimitada. El tótem y el tabú han intentado mostrar el camino que llevó desde esta familia hasta el siguiente grado de convivencia en la forma de las alianzas de hermanos. Tras vencer al padre los hijos hicieron la experiencia de que una unión puede ser más fuerte que el individuo. La cultura totemista descansa en las limitaciones a que debieron someterse para mantener el nuevo estado y los preceptos del tabú fueron el primer derecho. Por consiguiente la convivencia de los seres humanos tuvo un fundamento doble: la compulsión al trabajo creada por el apremio exterior y el poder del amor pues el varón no quería estar privado de la mujer como objeto sexual, y ella no quería separarse de su hijo. Así Eros y Ananké pasaro a ser también los progenitores de la cultura humana (el amor es una de las bases de la cultura) y el primer resultado fue que una mayor cantidad de seres humanos pudieron permanecer en comunidad.
Se había indicado que la experiencia de que el amor sexual (genital) asegura al ser humano las más intensas vivencias de satisfacción, y en verdad le proporciona el modelo de toda dicha y se dijo también que por esa vía se volvía dependiente de forma más riesgosa de un fragmento del mundo exterior. Para algunos le permite hallar la dicha pero supone vastas modificaciones anímicas de la función del amor, de forma que estas personas se independizan de la aquiescencia del objeto desplazando el valor principal del ser amado al amar ellas mismas, se protegen de la pérdida no dirigiendo su amor a objetos singulares, sino a todos los hombres en igual medida y evitan desengaños del amor genital apartándose de su meta sexual mudando la pulsión en una moción de meta inhibida.
Aquel amor que fundó la familia sigue activo en la cultura tanto en su sesgo originario, sin renuncia a la satisfacción sexual directa, como en su modificación, la ternura de meta inhibida. En ambas formas prosigue su función de ligar entre sí un número mayor de seres humanos y más intensamente cuando responde al interés de la comunidad de trabajo.
Las mismas mujeres que por los reclamos de su amor habían establecido el fundamento de la cultura, pronto entran en oposición con ella y despliegan un influjo de retardo y reserva. Ellas subrogan los intereses de la familia y de la vida sexual, el trabajo de la cultura se ha ido convirtiendo cada vez más en asunto de los varones, a quienes plantea tareas de creciente dificultad, constriñéndolos a sublimaciones pasionales a cuya altura las mujeres no han llegado. Pero como el ser humano no dispone de cantidades ilimitadas de energía psíquica tiene que dar trámite a sus tareas mediante una adecuada distribución del líbido y lo que usa para fines culturales lo sustrae en buena parte de las mujeres y de la vida sexual; la permanente convivencia con varones llega a enajenarlo de sus tares de esposo y padre y la mujer, se ve empujada a un segundo plano por las exigencias de la cultura y entra en una relación de hostilidad con ella. De esa forma, la cultura se comporta respecto de la sexualidad como un pueblo o estrato de la población que ha sometido a otro para explotarlo.
El reclamo de una vida sexual uniforme para todos, que se traduce en esas prohibiciones, prescinde de las desigualdades en la constitución sexual innata y adquirida de lo seres humanos, segrega a un buen número de ellos del goce sexual y de tal modo se convierte en fuente de grave injusticia. El resultado de tales medidas limitativas podría ser que los individuos normales (no impedidos por su constitución) volcaran sin merma todos sus intereses sexuales por los canales que se dejaron abiertos; empero lo único no proscrito es el amor genital heterosexual que es estorbado también las limitaciones de la legitimidad y la monogamia. La sociedad culta entonces, se ha visto precisada a aceptar calladamente muchas transgresiones que según sus estatutos habría debido perseguir.
V.
El trabajo psicoanalítico ha enseñado que son justamente estas frustraciones (denegaciones) de la vida sexual lo que los individuos llamados neuróticos no toleran. Ellos se crean en sus síntomas satisfacciones sustitutivas, que empero los hacen padecer por sí mismas o devienen fuente de suficimeinto por depararles dificultades con el medio circundante y la sociedad. De esa forma la cultura exige otros sacrificios además del de la satisfacción sexual. Señala el autor que se ha concebido la dificultad del desarrollo cultural como una dificultad universal del desarrollo; que se ha reconducido a la inercia de la libido, a su renuencia a abandonar una posición antigua por una nueva.
La realidad efectiva nos muestra que la cultura nunca se conforma con las ligazones que se le han concedido hasta un momento dado, que pretende ligar entre sí a los miembros de la comunidad también libidinalmente, que se vale de todos los medios para establecer fuertes identificaciones entre ellos, moviliza en la máxima proporción una libido de meta inhibida a fin de fortalecer lazos comunitarios mediante vínculos de amistad, por lo que es inevitable limitar la vida sexual, pero no se intelige la necesidad objetiva que esfuerza a la cultura por este camino y funda su oposición a la sexualidad, sería un factor perturbador no descubierto. Ej: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, sobre el que Freud cuestiona el por qué se rodea de tanta solemnidad un precepto cuyo cumplimiento no puede recomendarse como racional. “Ama a tu enemigo”.
Tras todo esto, es un fragmento de realidad efectiva lo que se pretende desmentir, el ser humano no es un ser manso y amable, a lo sumo capaz de defenderse si lo atacan; sino que es lícito atribuir a su dotación pulsional una buena cuota de agresividad. En consecuencia el prójimo no es solamente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en él la agresión, explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, inflingirle dolores, martirizarlo y asesinarlo. El hombre es el lobo del hombre.
La existencia de esta inclinación agresiva que podemos registrar en nosotros mismos y con derecho de presuponemos en los demás es el factor que perturba nuestros vínculos con el prójimo y que compele a la cultura a realizar su gasto de energía. A raíz de esta hostilidad primaria y recíproca la sociedad culta se encuentra bajo una permanente amenaza de disolución.Por ello la cultura tiene que movilizarlo todo para ponerle límite a las pulsiones agresivas de los seres humanos para sofrenar mediante formaciones psíquicas reactivas sus exteriorizaciones. De ahí el recurso a métodos destinados a impulsarlos hacia identificaciones y vínculos amorosos de meta inhibida, de ahí la limitación de la vida sexual y el mandamiento ideal de amar al prójimo. Ej: sobre los comunistas y la cancelación de la propiedad privada; sobre lo cual dice que si se cancela la propiedad privada, se sustrae al humano gusto por la agresión, uno de sus instrumentos; pero la agresión no ha sido creada por la institución de la propiedad, pues la agresión en épocas primordiales (primitivas) en donde la propiedad era muy escasa y se advierte en la crianza de niños cuando la propiedad ni siquiera ha terminado a de abandonar su forma anal primordial.
No es fácil para los seres humanos, renunciar a satisfacer esta inclinación agresiva, no se sienten bien en esta renuncia. No debe menospreciarse la ventaja que brinda un círculo cultural más pequeño: ofrecer un escape a la pulsión en la hostilización a los extraños. Siempre es posible ligar en el amor a una multitud mayor de seres humanos con tal de que otros queden fuera para manifestarles la agresión. Esto Freud lo denominó narcisismo de las pequeñas diferencias, ahí se discierne una satisfacción relativamente cómoda e inofensiva de la inclinación agresiva, por cuyo intermedio se facilita la cohesión de los miembros de la comunidad. Ej: judíos frente a los pueblos que los hospedaron. Imperio germánico universal tuviera como complemento el antisemitismo. La Rusia como cultura comunista tenga su respaldo en la persecución al burgués.
El hombre culto ha cambiado un trozo de posibilidad de dicha, por un trozo de seguridad.
VI.
Además de la pulsión de conservar la sustancia viva y reunirla en unidades cada vez mayores, debía de haber otra pulsión opuesta a ella que pugnara por disolver esas unidades y reconducirlas al estado inorgánico inicial. Vale decir: junto al Eros, una pulsión de muerte; y la acción eficaz conjugada y contrapuesta de ambas permitía explicar los fenómenos de la vida. Mientras que el Eros se exteriorizaba en formas llamativas, la pulsión de muerte trabajaba muda.
La idea de que una parte de la pulsión se dirigía al mundo exterior y entonces salía a la luz como pulsión a agredir y destruir, llevó más lejos a Freud. De forma que la pulsión sería compelida a ponerse al servicio del Eros, en la medida en que el ser vivo aniquilaba a otro, animado o inanimado y no a su sí-mismo propio. A la inversa, si esta agresión hacia fuera era limitada, ello no podía menos que traer por consecuencia un incremento de la autodestrucción, por lo demás siempre presente. Estas pulsiones rara vez aparecían aisladas, sino ligadas en proporciones muy variables volviéndose irreconocibles para nuestro juicio; por ejemplo en el sadismo. Este supuesto de pulsión de muerte o de destrucción tropezó con resistencia en la medida que se prefiere atribuir todo lo es se encuentre de amenaza dar y hostil en el amor a una bipolaridad originaria de su naturaleza misma.
Así entonces, en relación con lo que se ha venido diciendo sobre el tema de cultura, Freud dice que la inclinación agresiva es una disposición pulsional autónoma, originaria, del ser humano; por lo que retomando el hilo (p. 109), sostiene que la cultura encuentra en ello su obstáculo más poderoso. En algún momento de esta indagación se impuso la idea de que la cultura es un proceso particular que abarca la humanidad toda en su transcurrir, pero agrega que sería un proceso al servicio del Eros que quiere reunir a los individuos aislados, luego a las familias, después etnias, pueblos, naciones en una gran unidad: la humanidad. Si se puede no se sabe, es precisamente obra del Eros, deben ser ligados libidinosamente entre sí, la necesidad sola, las ventas de la comunidad de trabajo no los mantendrían cohesionados.
Considera que el sentido del desarrollo cultural es la lucha entre Eros y Muerte, pulsión de vida y pulsión de destrucción, tal y como se consuma en la especie humana. Esta lucha es el contenido esencial de la vida en general. Por lo que el desarrollo cultural puede caracterizarse por la lucha por la vida de la especie humana.
VII.
Freud se cuestiona porque en nuestros parientes los animales no hay una lucha cultural semejante, sobre lo cual no tiene una respuesta. Por lo que entonces se pregunta ¿De qué medios se vale la cultura para inhibir, para volver inofensiva y erradicar la agresión contrariante?.
La agresión es introyectada, interiorizada, pero en verdad reenviada a su punto de partida, vale decir, vuela hacia el yo propio. Ahí es recogida por una parte del yo, que se contrapone al resto como superyó y entonces, como “conciencia moral” está pronta a ejercer contra el yo la misma severidad agresiva que el yo habría satisfecho de buena gana en otros individuos, ajenos a él. Así entonces, llama “conciencia de culpa” a la tensión entre el superyó que se ha vuelto severo y el yo que le está sometido. Se exterioriza como necesidad de castigo.
Las ideas sobre la génesis del sentimiento de culpa no son las corrientes y no resulta fácil encontrarla; pues si se pregunta cómo alguien puede llegar a tener un sentimiento de culpa, se recibe una respuesta que no admite contradicción: uno se siente culpable (los creyentes le llaman pecado) cuando ha hecho algo que discierne como malo. Evidentemente, malo no es lo dañino o perjudicial para el yo, al contrario, puede serlo también lo que anhela y le depara contento. Entonces, aquí se manifiesta una influencia ajena, ella determina lo que debe llamarse malo y bueno. Librado a la espontaneidad de su sentir, el hombre no habría seguido ese camino, por tanto ha de tener un motivo para someterse a ese influjo ajeno. Se lo descubre fácilmente en su desvalimiento y dependencia de otros, su mejor designación sería angustia frente a la pérdida de amor (si pierde el amor de otro de quién depende, queda desprotegido frente a diversas clases de peligros).
Lo malo es un comienzo, aquello por lo cual uno es amenazado con la pérdida de amor y es preciso evitarlo por la angustia frente a esa pérdida. De acuerdo con ello importa poco que ya se haya hecho lo malo o solo se lo quiera hacer, porque en ambos casos el peligro se cierne solamente cuando la autoridad lo descubre y ella se comportaría de manera semejante en los dos. Suele llamarse a este estado “mala conciencia” pero en verdad no merece tal nombre, pues es manifiesto que en ese grado la conciencia de culpa no es sino angustia frente a la pérdida de amor (angustia social).
Sobreviene un cambio importante cuando la autoridad es interiorizada por la instauración de un superyó. Con ello los fenómenos de la conciencia moral son elevados a nuevo grado (estadio) en el fondo, únicamente entonces corresponde hablar de conciencia moral y sentimiento de culpa. En este momento desparece la angustia frente a la posibilidad de ser descubierto y también por completo el distingo entre hacer el mal y quererlo. En efecto, ante el superyó nada puede ocultarse, ni siquiera los pensamientos. El superyó pena al yo pecador con los mismos sentimientos de angustia y acecha oportunidades de hacerlo castigar por el mundo exterior. En este segundo grado de su desarrollo, la conciencia moral presenta una peculiaridad que era ajena al primero: se comporta con severidad y desconfianza tanto mayores cuanto más virtuoso es el individuo. Señala Freud que una conciencia moral más severa y vigilante es el rasgo característicos del hombre virtuoso y que si los santos se proclaman pecadores no lo harán sin razón considerando las tentaciones de satisfacción pulsional, puesto que la denegación continuada aumenta las tentaciones, por lo que se exponen en forma más elevada.
Entonces el sentimiento de culpa tiene 2 orígenes diversos:
a) la angustia frente a la autoridad externa: compele a renunciar a satisfacciones pulsionales. Esto para no perder su amor.

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