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La respuesta organizada y efectiva de los pro- fesionales de la salud ante un desastre o una catás- trofe representa uno de los mayores desafíos para la medicina asistencial y especialmente la medici- na legal. Las grandes catástrofes ocurridas a lo largo de la historia, independientemente de su origen, tie- nen como denominador común la enorme cantidad de víctimas que provocaron. En nuestro país pueden recordarse numero- sos hechos que conmocionaron a la sociedad (cuadro 26-1). La respuesta a situaciones de catástrofe con víc- timas múltiples genera numerosas dificultades en los organismos responsables que deben enfrentar los hechos. Por ello, es indispensable estar prepara- dos para resolverlas. DEFINICIÓN El término catástrofe (del latín catastrǒphe, y éste derivado de un vocablo griego que significa “destruir” o “abatir”) se refiere a un suceso fatídico que altera el orden regular de las cosas. Se define a una catástrofe como un acontecimiento desgra- ciado y casi siempre imprevisible, que conlleva la presencia simultánea o encadenada de gran núme- ro de heridos y/o muertos, con daños materiales lo suficientemente importantes como para desestabi- lizar la capacidad de los servicios de emergencias regionales, si no se toman antes las medidas que puedan mitigar el problema. Asimismo, un desastre (del provenzal: “sin es- trella”) es una situación de catástrofe en la que los daños personales y materiales son mucho mayores, con destrucción de servicios y el entorno, causan- do una elevada desproporción entre las necesida- des y los recursos disponibles, haciendo necesaria la intervención de organizaciones nacionales y/o internacionales. Son imprevistos, muchas veces in- esperados y requieren la coordinación de los orga- nismos involucrados en la solución del problema. Algunos autores consideran que la presencia de víctimas y lesionados convierte las catástrofes en desastres. Haciendo una síntesis de estos términos, podría establecerse una definición de catástrofe o desastre como aquel acontecimiento no habitual que, por su impacto en la sociedad, desborda la capacidad de la comunidad afectada para hacer frente, con sus propios medios, a los efectos producidos. Es im- portante resaltar que es justamente la despropor- ción entre los recursos de ayuda disponibles y las necesidades reales lo que caracteriza el fenómeno catastrófico. Capítulo 26 Aspectos médico-legales de los desastres y catástrofes ■ Carlos Navari 2 l Aspectos médico-legAles de los desAstres y cAtástrofes CLASIFICACIÓN De acuerdo con las causas de producción, las catástrofes y/o los desastres pueden ser: naturales, accidentales, provocados y sociológicos. Naturales: son la resultante de la energía libe- rada por la naturaleza (terremotos, inundaciones, huracanes, etc.). Los países en vías de desarrollo son los más vulnerables. Este tipo de eventos son inevitables, pero sus consecuencias negativas po- drían paliarse mediante el desarrollo de planes ade- cuados de actuación precoz. Accidentales: son consecuencia de sucesos generados por la industria o el transporte (acci- dentes ferroviarios, aéreos, derrumbes de edificios, etc.). Afectan principalmente a países desarrolla- dos y son potencialmente evitables mediante la adopción de medidas de seguridad y prevención adecuadas. Provocados: son los producidos intencional- mente con el fin de generar pánico en la sociedad (atentados terroristas). Sociológicos: con esta denominación se descri- ben los suicidios colectivos o en masa (Guyana, 1978), los genocidios (Ruanda 1994, Masacre de Srebrenica 1995 –guerra de Bosnia–), etcétera. MEDICINA LEGAL Y CATÁSTROFES El trabajo del médico legista en una catástrofe conlleva una serie de actividades periciales centra- das, por un lado, en las víctimas que sobrevivieron al hecho: determinar el tipo de lesiones, el grado de estrés postraumático, la incapacidad, etc.; y por el otro, la investigación sobre los cadáveres y restos humanos en el lugar del hecho, y la posterior rea- lización de la autopsia, para determinar las causas de la muerte, la toma de muestras para la identifi- cación, etcétera. Autopsia médico-legal La investigación de las víctimas que fallecen en una catástrofe se encuadra jurídicamente dentro de las denominadas “muertes violentas”, por lo que es ineludible la realización de una autopsia médi- co-legal. Los objetivos de la autopsia en este tipo de hechos se centran en: 1. Toma de muestras para la identificación (en los casos en que no pueda efectuarse por el registro de huellas dactilares). 2. Determinación de la causa y el mecanismo de la muerte. Cuadro 26-1. Desastres/catástrofes en la Argentina (cifras oficiales o aproximadas de otras fuentes) Desastre Año Víctimas fatales/heridos Tranvía cae al Riachuelo 1930 56/? Terremoto de San Juan 1944 10.000/60.000 Tragedia estadio de River (Puerta 12) 1968 71/200 Tornado en Santa Fe 1973 63/200 Atentado Embajada de Israel 1992 29/242 Atentado en la AMIA 1994 85/300 Accidente aviación LAPA 1999 67/32 Inundación en Pcia. de Santa Fe 2003 25/? Incendio República de Cromañón 2004 194/1.432 Accidente ferroviario de Once 2011 51/702 Aspectos médico-legAles de los desAstres y cAtástrofes l 3 3. Data de la muerte (cronotanatodiagnóstico). 4. Establecer, a través del estudio de las lesiones, la correlación entre la causa de la muerte y el elemento que generó el hecho. Durante la realización de la autopsia, por la complejidad de la misma, intervienen profesiona- les de distintas disciplinas (patólogos, radiólogos, odontólogos, químicos, bioquímicos, antropólogos, etc.). El equipo multidisciplinario determinará la estrategia a seguir en cada situación, dependiendo del tipo de catástrofe que se enfrente p. ej., identi- ficación de los cadáveres o restos sin o con autop- sia, toma de muestras para estudios toxicológicos, etcétera. En los casos en que por el tipo de suceso no pueda identificarse a las víctimas por medio del registro dactilar (accidentes aéreos con fragmen- tación de cuerpos, incendios con carbonización, etc.), se requerirá el servicio de otras especialidades que demostraron ser sumamente eficaces, como la odontología, la radiología, la genética y la antro- pología forense. La toma de muestras adecuadas para exámenes complementarios permitirá investigar y correlacio- nar los resultados de laboratorio con el elemento que presumiblemente causó el hecho (detección de carboxihemoglobina en un incendio; hisopado de piel para investigación de residuos químicos; mues- tras de pulmón para investigación de lesiones por explosiones –blast–; etcétera). Las autopsias deben ser completas y sistemá- ticas, con documentación fotográfica de las lesio- nes y de todo tipo de hallazgo de interés para la investigación. Como resultado de la misma, se de- terminarán las causas y el mecanismo de la muer- te, la vitalidad y la correlación de las lesiones con el hecho investigado, a la vez que se propiciará la elaboración de un informe final claro y completo que formará parte del expediente judicial. Poste- riormente, el médico forense a cargo emitirá el cer- tificado de defunción que permitirá la entrega del cuerpo a los deudos y la inhumación. Participación del médico asistencial en las catástrofes En situaciones como las descriptas, los mé- dicos asumen un rol protagónico al momento de participar en cada uno de los procedimientos que se llevan a cabo en la atención de este tipo de siniestros. La Ley 17.132 de Ejercicio de la Medicina esta- blece como una obligación (art. 19, inc. 1) que los médicos “presten la colaboración que les sea reque- rida por las autoridades sanitarias, en caso de epide- mias, desastres u otras emergencias”. Mitos y realidades sobre las muertes y los cadáveres Es sabido que cuando se producen eventos de esta naturaleza salen a la luz numerosas creencias que se han ido desarrollando y arraigando en el in- consciente de la población a travésde generaciones. Esas suposiciones pueden tergiversar los hechos reales y sumar nuevos conflictos sociales. La Or- ganización Panamericana de la Salud recopiló una serie de mitos relacionados con las catástrofes que están sumamente arraigados en la sociedad. Entre los más frecuentes se destacan: a. Los desastres provocan muertes al azar. Los re- gistros estadísticos demuestran que las zonas más afectadas son las regiones geográficas más vulnerables donde se asientan las poblaciones más pobres. b. Enterrar cadáveres en fosas comunes o cremarlos es la forma más rápida de disponer de los cuerpos y evitar la propagación de las enfermedades. Está de- mostrado que las poblaciones afectadas por estos sucesos quedan más tranquilas y llevan de mejor forma el dolor de la pérdida de sus familiares si se respetan las creencias y los ritos religiosos. Es de suma importancia agotar los medios para re- cuperar e identificar los cuerpos, ya que esto ayu- dará a cerrar el duelo de las familias afectadas. c. Los cadáveres siempre provocan epidemias. Debe concientizarse que los cadáveres no provocan epidemias en caso de desastres. La existencia de gran cantidad de cadáveres luego de un desastre natural crea incertidumbre y temor en la pobla- ción. Los cuerpos de víctimas que murieron a causa de traumatismos causados por el desas- tre no representan un riesgo de epidemias. El riesgo mayor es la transmisión de enfermedades gastrointestinales no específicas cuando restos humanos, animales o huesos contaminan de manera masiva las fuentes de agua. 4 l Aspectos médico-legAles de los desAstres y cAtástrofes d. Es imposible identificar gran cantidad de cadá- veres después de una catástrofe. En estas situa- ciones deben agotarse los recursos y generar las condiciones que permitan la identificación de los cuerpos y/o restos humanos. e. Es mejor restringir la información acerca de la magnitud de la tragedia. Las restricciones de información generan incertidumbre, angustia y desconfianza. Esto puede originar conductas equivocadas y hechos de violencia. A pesar de los esfuerzos desplegados por las organizaciones nacionales e internacionales, así como por los expertos en el tema en desvirtuar es- tas creencias, la desinformación sigue provocando conflictos y conductas equivocadas en el manejo de estas situaciones.
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