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Diabetes, obesidad y sindrome metabolico un abordaje multidisciplinario (Isaías Balderas Rentería) - Ines Diaz

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Diabetes, obesidad y síndrome metabólico. 
Un abordaje multidisciplinario
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es un delito, sino que atenta contra la creatividad y la difusión de la cultura.
Para mayor información comuníquese con nosotros:
Diabetes, obesidad y síndrome metabólico. 
Un abordaje multidisciplinario 
DR. ISAÍAS BALDERAS RENTERÍA
Doctor en Biotecnología, Posdoctorado en 
Inmunología Experimental, 
Universidad Johannes Gutenberg, Mainz, Alemania. 
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. 
Profesor, Universidad Autónoma de Nuevo León. 
Especializado en Ingeniería Genética y Ciencias Genómicas.
Dra. Itzel Stella Pérez Campos
 Editora asociada:
 Lic. Vanessa Berenice Torres Rodríguez
 Portada:
 DG. Víctor Hugo González Antele
es marca registrada de 
Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V.
 
D.R. © 2015 Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.
ISBN: 978-607-448-481-6
ISBN: 978-607-448-483-0 versión electrónica
 
Diabetes, obesidad y síndrome metabólico. 
Un abordaje multidisciplinario
Director editorial y de producción:
Dr. José Luis Morales Saavedra
Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.,
Av. Sonora núm. 206,
Col. Hipódromo,
Deleg. Cuauhtémoc,
06100 México, D.F.
quejas@manualmoderno.com
(52-55)52-65-11-00
info@manualmoderno.com@
Nos interesa su opinión,
comuníquese con nosotros:
Miembro de la Cámara Nacional de la Industria 
Editorial Mexicana, Reg. núm. 39
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de
esta publicación puede ser reproducida, almacenada
en sistema alguno o transmitida por otro medio
—electrónico, mecánico, fotocopiador, etcétera—
sin permiso previo por escrito de la Editorial.
 Diabetes, obesidad y síndrome metabólico : un abordaje multidiscipli- 
 nario / [coordinador y autor] Isaías Balderas Rentería. -- 1ª edi- 
 ción. –- México, D.F. : Editorial El Manual Moderno, 2015. 
 xii, 347 páginas : ilustraciones ; 23 cm. 
 
 Incluye índice 
 ISBN 978-607-448-481-6 
 ISBN 978-607-448-483-0 (versión electrónica) 
 
 1. Diabetes – Tratamiento. 2. Diabetes – Tratamiento alternativo. 
 3. Obesidad – Tratamiento. 4. Enfermedades metabólicas – Tratamiento. 
 I. Balderas Rentería, Isaías. 
 
616.462-scdd21 Biblioteca Nacional de México 
Dr. Luis Gerardo Alcalá Galván
Coordinador Clínico Hospital General de Zona No. 67, 
Instituto Mexicano del Seguro Social, Apodaca Nuevo 
León. Profesor de la Carrera de Químico Farmacéutico 
Biólogo, Universidad Autónoma de Nuevo León.
Capítulo: 8
Lic. Dalila Balderas Rentería
Licenciada en Enfermería, Escuela de Enfermería del 
IMSS. Candidata a Doctora en Ciencias con acentuación 
en Biotecnología, Universidad Autónoma de Nuevo 
León. 
Capítulos: 2, 3
Dr. Virgilio Bocanegra García
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 
II. Especializado en Biología y Epidemiología Molecular, 
Instituto Politécnico Nacional.
Capítulo: 18
Dra. María del Rayo Camacho Corona
Área de Especialidad: Productos Naturales. Miembro 
del SNI. Director de 14 Tesis de Licenciatura y de 
Posgrado. Ha publicado 27 Artículos en Revistas 
Indexadas Internacionales y 17 Memorias en Extenso. 
Capítulos: 4, 9, 17
Dra. Ivonne Antonieta Camacho Mora
Profesora Titular en la Carrera de Químico Farmacéutico 
Biólogo, Universidad Autónoma de Nuevo León con 
experiencia en Farmacoterapia y estudios de utilización 
de medicamentos.
Capítulo: 14
Dra. Sandra Castillo Guzmán
Médico Cirujano y Partero con Subespecialidad en Manejo 
del Dolor. Adscrita a la Clínica del Dolor y Cuidados 
Paliativos, Hospital Universitario Dr. José E. González, 
Monterrey, N.L.
Capítulo: 6
Dr. Juan Manuel De Jesús Favela Hernández
Línea de Investigación: Química y Farmacología de 
Productos Naturales. Director de 6 Tesis de licenciatura 
y Posgrado. Publicación de 5 artículos Internacionales 
Indexados y 3 Memorias en Extenso. 
Capítulos: 9, 17
Dr. Abraham García 
Doctor en Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de 
México. Miembro Nivel I del Sistema Nacional de 
Investigadores. Profesor e Investigador, Universidad 
Autónoma de Nuevo León.
Capítulos: 7, 10
Dra. Elvira Garza González
Doctor en Ciencias con Especialidad en Microbiología 
Médica. Miembro del Sistema Nacional de 
Investigadores nivel III. Miembro de la Academia 
Mexicana de Ciencias.
Capítulo: 11
Dra. Patricia González Barranco
Profesora Investigadora, Facultad de Ciencias Químicas, 
Universidad Autónoma de Nuevo León. Doctora en 
Ciencias con Especialidad en Farmacología y Toxicología. 
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Capítulos: 5, 6, 8
Mtra. María del Rosario González González
Químico Farmacéutico Biólogo, Universidad Autónoma 
de Nuevo León. Profesor de tiempo completo 
Universidad Autónoma de Nuevo León. Maestría en 
Ciencias en Química Orgánica, Instituto Tecnológico de 
Estudios Superiores de Monterrey. Candidata a Doctor 
en Ciencias en Biotecnología, Universidad Autónoma de 
Tamaulipas.
Capítulo: 13
Dr. Omar González Santiago
Doctor en Ciencias con Orientación en Farmacología y 
Toxicología, Profesor del posgrado en Ciencias con 
orientación en Farmacia, Facultad de Ciencias Químicas, 
Universidad Autónoma de Nuevo León.
Capítulos: 1, 14, 15
Dra. Sandra Leticia Gracia Vásquez
Profesora Titular en la Carrera de Químico Farmacéutico 
Biólogo, Universidad Autónoma de Nuevo León, 
experiencia en estudios de utilización de medicamentos 
y Tecnología Farmacéutica.
Capítulos: 5, 8, 14, 15
Colaboradores 
V
ColaboradoresVI
Dr. Benito David Mata Cárdenas
Doctor en Microbiología, SNI Nivel II. Catedrático de la 
Facultad de Ciencias Químicas, Universidad Autónoma 
de Nuevo León.
Capítulos: 4, 9, 12
Dr. Antonio Moreno
Doctor en Ciencias Químicas, Universidad de Navarra, 
España. Máster en Biotecnología Molecular, Celular y 
Genética, Universidad de Córdoba, España. Técnico 
responsable del Área de Desarrollo de Métodos Analíticos 
(I+D) de 3PBiopharmaceuticals, España. Autor y revisor 
de trabajos de investigación publicados en importantes 
revistas científi cas internacionales.
Capítulo: 18
Dra. Bertha Guadalupe Navarro Wallmark
Profesora titular de Cirugía Plástica, Universidad de 
Monterrey. Miembro de la Asociación Mexicana de 
Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva, A.C. y del 
Colegio de Cirugía Plástica del Noreste, A.C. Ex Jefe de 
Cirugía Plástica y Maxilofacial, Unidad de Medicina 
Familiar No. 21, Instituto Mexicano del Seguro Social.
Capítulo: 16
Dr. Gildardo Rivera Sánchez
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel 
2, especializado en Química Medicinal y/o Farmacéutica, 
Instituto Politécnico Nacional.
Capítulo: 18
Dra. Ninfa María Rosas García
Doctora en Biotecnología, Universidad Autónoma de 
Nuevo León. Dedicada al control de plagas de insectos 
de importancia agrícola y desarrollo de bio-insecticidas, 
así como de productos biorracionales inocuos al hombre, 
fl ora y fauna.
Capítulo: 18
Dr. Manuel Alejandro Valdés Navarro
Oftalmólogo, Universidad Autónoma de Nuevo León. 
Retinólogo con entrenamiento en CODETVision 
Institute. Miembro del Colegio de Oftalmología de 
Nuevo León, AC.
Capítulo: 5
Mtra. Myrna Laura Yeverino Gutiérrez
Químico Farmacéutico Biólogo egresado, Universidad 
Autónoma de Nuevo León. Maestría en Ciencias con 
especialidad en Ciencias de los Alimentos y candidato a 
Doctor en Biotecnología, con más de 25 años de 
docencia.
Capítulo: 12
VII
La presente obra es un compendio multidisciplinario que busca abordar este trino-
mio que peligrosamente se perfi la como la pandemia del siglo XXI.
El objetivo del proyecto desde que se gestó en 2011, ha sido plasmar las expe-
riencias, tanto vivenciales como observadas bajo el ojo científi co de los autores, tra-
tando de dar al lector un panorama más o menos completo de las diversas 
perspectivas sobre las que se puede hablar de estas patologías.
Si bien es cierto todavía quedan muchos debates sobre la mesa al respecto de 
terapias, pruebas diagnósticas adecuadas, cuadros sintomáticos que permitan al mé-
dico defi nir de manera adecuada los síndromes, las enfermedades, etc., se buscó en su 
conjunto proporcionarle a la obra el mejor sentido homólogo evitando datos y evi-
dencias subjetivas, y enfocándonos en cada capítulo en cuestiones pragmáticas sin 
dejar de centrarnos en los aspectos clínico-técnicos y de avance científi co.
La obra se compone de tres secciones. La primera es una breve introducción de 
tres capítulos cuyo giro es, por un lado, una actualización epidemiológica de las en-
fermedades crónicas no transmisibles en nuestro país, a propósito de la más reciente 
encuesta nacional de salud, con el objeto de ubicar la urgencia tanto clínica como 
científi ca de abordar estas enfermedades desde todos los campos posibles, y por otro 
lado se presenta un par de manuscritos donde se ofrece un panorama clínico general 
del cuidado del paciente diabético, obeso u ambos visto como un concepto más bien 
educativo.
La segunda sección se enfoca a tratar el tema de la diabetes, y en ella se encon-
trarán capítulos que hablan tanto de la enfermedad per se, como de sus problemáti-
cas complicaciones, desde la perspectiva clínica, sin olvidar las herramientas 
diagnósticas y terapéuticas e incluso introduciendo al lector en la intrincada historia 
de los mecanismos moleculares de la enfermedad y de los fármacos para tratarla. 
Después se aborda la patología desde un concepto científi co, entregando al lector 
evidencias claras y recientes sobre los avances en el desarrollo de nuevos fármacos 
basados en productos obtenidos de fuentes naturales como las plantas, basados en 
síntesis química de acuerdo a las estructuras moleculares de los actuales medicamen-
tos y sin faltar por supuesto, los avances en terapias génicas y celulares para tratar 
tanto la propia enfermedad como algunas de sus complicaciones de mayor impacto. 
Al fi nal se incluyen también los resultados al día, de los estudios sobre la predisposi-
ción genética a padecer la enfermedad.
En la tercera y última sección se expone el tema de la obesidad y síndrome me-
tabólico. En el primer capítulo de esta sección encontraremos los diferentes criterios 
sugeridos a nivel mundial para considerar al otrora llamado síndrome X como una 
patología manifi esta. Pero además nos enfocamos también en la importancia de las 
células del tejido adiposo como efectores endócrinos y su papel en el desarrollo de 
Prefacio 
la obesidad, para después dar pie a las actuales alternativas terapéuticas tanto para la 
obesidad como para las complicaciones del síndrome metabólico, reseñando el pasa-
do de los fármacos anti-obesidad y evaluando el futuro de los mismos. Damos pie 
entonces a hablar de un tema preocupante en nuestro país que es la obesidad infan-
til, así como un capítulo muy valioso que habla sobre las opciones quirúrgicas para 
la obesidad y luego nos centramos al igual que en la sección anterior, en los avances 
científi cos recientes sobre el desarrollo de fármacos antiobesidad obtenidos de pro-
ductos naturales, por síntesis o bien mediante ingeniería genética. Concluimos el li-
bro y la sección con los hallazgos científi cos sobre la predisposición genética a 
padecer obesidad y los aspectos nutricionales que requieren mayor atención para 
poder atacar el problema de raíz.
La esencia de la presente obra, y por la cual la mayoría de los capítulos están 
escritos en un lenguaje entendible, radica en crear en el lector, lego o no, un nuevo 
paradigma (aunque no tan nuevo, pues se basa en la corriente hipocrática) en el que 
más que tratar una enfermedad, se busque conocer a ‘‘un paciente’’ y que al mismo 
tiempo, ese paciente se conozca a sí mismo, y se comprometa a educarse para cuidar 
su propia salud, en donde dicha educación comprenda no solamente conceptos téc-
nico-clínicos o incluso científi cos, sino que además sea capaz de saber escuchar su 
propio cuerpo y distinguir los llamados del mismo.
Espero sinceramente que el lector disfrute y aproveche la obra. 
Isaías Balderas Rentería
PrefacioVIII
A Lidia Rentería Ortega
A la memoria de César Eduardo Balderas Alejandro
Gracias por el regalo de la vida.
Isaías Balderas Rentería
IX
Dedicatoria 
X
Colaboradores ...................................................................................................... V
Prefacio ......... .....................................................................................................VII
Dedicatoria ... ...................................................................................................... IX
Capítulo 1. Epidemiología de las enfermedades crónicas 
no transmisibles en México ............................................................. 1
Omar González Santiago
Capítulo 2. Atención holística del paciente diabético .......................................... 8
Dalila Balderas Rentería, Isaías Balderas Rentería
Capítulo 3. Control clínico integral del sobrepeso y la obesidad ....................... 21
Dalila Balderas Rentería, Isaías Balderas Rentería
Capítulo 4. Sinopsis de la diabetes .................................................................... 34
Benito David Mata Cárdenas, María del Rayo Camacho Corona
Capítulo 5. Complicaciones de la diabetes, 
cuadros clínicos, diagnóstico y tratamientos .................................. 45
Patricia González Barranco, Manuel Alejandro Valdés Navarro,
Sandra Leticia Gracia Vásquez
Capítulo 6. Neuropatía diabética ....................................................................... 66
Sandra Castillo Guzmán, Patricia González Barranco
Capítulo 7. Bases moleculares y farmacológicas de los tratamientos 
de la diabetes mellitus tipo 2 ......................................................... 78
Abraham García
Capítulo 8. Fármacos para el tratamiento de la diabetes ................................. 114
Sandra Leticia Gracia Vásquez, Luis Gerardo Alcalá Galván,
Patricia González Barranco
Capítulo 9. Fármacos antidiabéticos de origen natural .................................... 130
María del Rayo Camacho Corona, Juan Manuel de Jesús Favela Hernández,
Benito David Mata Cárdenas
Capítulo 10. Diseño y desarrollo de nuevos fármacos antidiabéticos ................ 160
Abraham García 
Contenido 
Contenido XI
Capítulo 11. Medicina genómica y tratamiento 
génico-celular para la diabetes ..................................................... 192
Isaías Balderas Rentería, Elvira Garza González
Capítulo 12. Panorama general de la obesidad y 
el síndrome metabólico................................................................ 220
Benito David Mata Cárdenas, Myrna Laura Yeverino Gutiérrez
Capítulo 13. El adipocito como célula endocrina............................................... 228
María del Rosario González González, Isaías Balderas Rentería
Capítulo 14. Fármacos para el tratamiento del 
síndrome metabólico ................................................................... 241
Sandra Leticia Gracia Vásquez, Ivonne Antonieta Camacho Mora,
Omar González Santiago
Capítulo 15.Obesidad infantil .......................................................................... 258
Omar González Santiago, Sandra Leticia Gracia Vásquez
Capítulo 16. Alternativas terapéuticas quirúrgicas 
para la obesidad .......................................................................... 265
Bertha Guadalupe Navarro Wallmark
Capítulo 17. Alternativas de origen natural para 
el tratamiento de la obesidad ....................................................... 283
Juan Manuel De Jesús Favela Hernández, María Del Rayo Camacho Corona
Capítulo 18. Fármacos para el tratamiento de 
la obesidad: pasado, presente y futuro ......................................... 298
Gildardo Rivera Sánchez, Antonio Moreno,
Ninfa María Rosas García, Virgilio Bocanegra García
Capítulo 19. Predisposición genética a la obesidad 
y nuevos tratamientos génicos ..................................................... 323
Isaías Balderas Rentería
Índice............. .................................................................................................... 337
Epidemiología de las enfermedades crónicas 
no transmisibles en México
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Omar González Santiago
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 INTRODUCCIÓN
Las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) comprenden a un grupo de tras-
tornos de larga duración y lenta evolución que no se transmiten de una persona a otra. 
Las cuatro principales afecciones incluidas en esta categoría son las enfermedades car-
diovasculares (infartos y accidentes cerebrovasculares), diabetes, cáncer y padecimien-
tos respiratorios crónicos (enfermedad pulmonar obstructiva crónica y asma).1
En un plano mundial, las ECNT representan la principal causa de defunción. De 
las 57 millones de muertes ocurridas en el año 2008, 36 millones (63%) se debieron 
a las ECNT. Casi el 80% de estas muertes se registró en los países pobres y en vías de 
desarrollo. Además, un tercera parte de ellas se presenta a edades tempranas (< 60 
años). Varios estudios han mostrado también que las tasas de mortalidad de las 
ECNT son más altas en personas que viven en comunidades desfavorecidas y margi-
nadas que en individuos de alto nivel socioeconómico.2
Los elevados costos relacionados con el cuidado y tratamiento de las enfermeda-
des crónicas no transmisibles consumen los recursos económicos de los individuos y 
la sociedad en conjunto. En México, la obesidad y las ECNT representan para el país 
cerca de 3 500 millones de dólares anuales.3 Por su parte, el Foro Económico Mun-
dial ha calculado que para el año 2030 las ECNT causarán pérdidas en el mundo por 
47 000 millones de dólares, el equivalente al 5% del producto interno bruto mun-
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dial.4 Se ha considerado que un incremento del 10% de la mortalidad por ECNT se 
relaciona con una disminución del 0.5% del producto interno bruto. Además, las 
ECNT han reducido la calidad y cantidad de la fuerza laboral. Por ejemplo, en EUA 
los hombres y las mujeres con enfermedades crónicas trabajan 6.1 y 3.9 h menos, 
respectivamente, que las personas sanas.5 Con base en estos antecedentes, el Foro 
Económico Mundial considera que las ECNT son una amenaza para el desarrollo 
económico del planeta.
En comparación con las naciones desarrolladas, los estudios de prevalencia, inci-
dencia y mortalidad de las enfermedades crónicas no transmisibles son escasos en 
países latinoamericanos, incluido México. Sin embargo, en el caso de México existen 
tres importantes bases de datos respecto de este tema que no se han analizado de 
forma amplia. La primera corresponde a las bases de datos de la Secretaría de Salud, 
que ha recopilado datos de morbilidad hospitalaria; la segunda se refi ere a la base de 
datos de mortalidad del INEGI; y la tercera a las encuestas nacionales de salud que 
reúnen información relacionada con los factores de riesgo y hábitos saludables de la 
población mexicana. A continuación se describe el panorama epidemiológico de las 
tres principales afecciones crónicas no transmisibles en México: enfermedades car-
diovasculares, cáncer y diabetes mellitus.
 ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES
Los trastornos cardiovasculares comprenden a la cardiopatía coronaria, enfermedad 
cerebrovascular, arteriopatías periféricas, cardiopatías congénitas, trombosis venosa 
profunda y embolia pulmonar. La epidemiología cardiovascular se caracteriza por 
una etiología multifactorial; estos factores de riesgo cardiovascular se potencian en-
tre sí y, además, muestran una frecuente interrelación. Los cuatro factores de riesgo 
cardiovascular modifi cables más importantes son la hipertensión arterial, dislipide-
mias, obesidad y consumo de tabaco. Asimismo, se pueden considerar otros factores 
como diabetes, sedentarismo y consumo excesivo de alcohol.
PREVALENCIA
En México, la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares se ha descrito en 
escasa medida. Se dispone de datos indirectos a partir de egresos hospitalarios. En 
2007, del total de altas hospitalarias en las instituciones de salud pública federal, los 
padecimientos relacionados con problemas cardiacos sumaron 89 773 casos.
MORTALIDAD
A nivel mundial, los trastornos cardiovasculares son la principal causa de mortalidad. 
Se calcula que en 2008 murieron por esta causa 17.3 millones de personas, lo cual 
representa 30% de todas las defunciones. De éstas, 7.3 millones se debieron a la car-
diopatía isquémica y 6.2 millones a los accidentes cerebrovasculares.6
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En México, al igual que en el resto del mundo, las enfermedades cardiovascula-
res son la principal causa de defunción desde el año 2000. Los datos del Instituto 
Nacional de Estadística y Geografía señalan que en el 2011 se registró un total de 71 
072 muertes secundarias a cardiopatía isquémica y 31 235 a accidentes cerebrovas-
culares. Éstas representaron en conjunto 17.32% de todas las defunciones. Datos del 
grupo de trabajo del autor muestran que en México las tasas de mortalidad por in-
fartos agudos al miocardio no revelan disminuciones signifi cativas (2000 a 2010; 
datos no publicados). Esto se diferencia de otros países que ya han experimentado 
reducciones notorias de las tasas de mortalidad. En este mismo análisis, los adultos 
jóvenes < 40 años y los habitantes de estados desfavorecidos desde el punto de vista 
socioeconómico (regiones 1, 2 y 3 del INEGI) sí mostraron incrementos signifi cati-
vos de sus tasas de mortalidad. Estos alarmantes datos pueden causar enormes efec-
tos adversos a la productividad y economía del país.
 CÁNCER
Aunque este libro no describe el tema de cáncer, se ha incluido en este apartado por 
la relevancia que tiene esta problemática en la salud mundial y porque los datos 
epidemiológicos resultarían incompletos si no se incorpora el cáncer en las ECNT. 
Después de las afecciones cardiovasculares, el cáncer es una de las principales causas 
de mortalidad mundial. Casi dos tercios de los 7.6 millones de defunciones anuales 
suceden en países en vías de desarrollo. Si bien en México no se dispone de un regis-
tro exacto de la prevalencia de este trastorno, la Secretaría de Salud calcula que cada 
año 125 000 personas son diagnosticadas con esta enfermedad.7
MORBILIDAD HOSPITALARIA
Las principales neoplasias notifi cadas en el 2010 como causa de egreso hospitalario 
en menores de 20 años (33 019 casos) fueron las de los órganos hematopoyéticos 
(56.7%), tejido linfático y afi nes (7.9%), encéfalo y otras partes del sistema nervioso 
central (6.3%), hueso y cartílagos articulares (6.3%), células germinales (testículos u 
ovario)(3.7%) y vías urinarias (2.9%). En el caso de los adultos ( 20 años), las prin-
cipales tumoraciones por las que se hospitalizó a las mujeres fueron los cánceres 
mamario (24.3%), cervicouterino (9.7%) y colónico (3.2%); en los varones adultos, 
los más prevalentes fueron los cánceres prostático(7.9%), bronquial y pulmonar 
(4.9%) y colónico (4.6%).
MORTALIDAD
En el año 2011, los datos del INEGI registraron un total de 76 215 defunciones por 
cáncer. Estas muertes representaron el 12.9% de todas las muertes y fueron la terce-
ra causa de mortalidad en México durante ese año.
Del total de muertes por tumores malignos en la población menor de 20 años, 
54.7% de los casos correspondió a cáncer de órganos hematopoyéticos, en particular 
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leucemia, seguido por neoplasias malignas de encéfalo y otras partes del sistema ner-
vioso central (13.5%), cáncer en huesos y cartílago articular (7.2%) y tejido linfático 
y afi nes (7%). De acuerdo con el género, las mujeres tienen el mayor porcentaje de 
defunciones por tumores malignos en órganos hematopoyéticos (56.1 vs 53.6%), y en 
el encéfalo y otras partes del sistema nervioso central (13.7 vs 13.3%). En cuanto a la 
mortalidad en adultos ( 20 años), los cánceres mamario (13.8%), cervicouterino 
(10.4%) y gástrico (7%) fueron la causa principal de muerte en las mujeres. En los 
hombres, las neoplasias de próstata (16.9%), bronquios y pulmones (12.8%), y estó-
mago (8.6%) fueron las causas mayores de mortalidad oncológica.8
En comparación con los países latinoamericanos, México tiene las tasas más 
bajas de mortalidad. Sin embargo, en la última década (2000 a 2010) el cáncer ha 
mostrado incrementos signifi cativos de sus tasas de mortalidad, de 59.3 a 66.5 por 
cada 100 000 habitantes, lo que representa un aumento de 12.3%.9
 DIABETES MELLITUS
La diabetes mellitus es todavía uno de los principales problemas de salud pública 
mundial. El número de personas diagnosticadas con el padecimiento se ha incremen-
tado en las últimas décadas. Tan sólo en las últimas tres, el número de personas con 
diabetes mellitus se ha duplicado en el mundo. En el año 2010 se registró un total de 
285 millones de pacientes con diabetes, de los cuales 90% tenía diabetes mellitus 
tipo 2 (DM2). Se ha proyectado que para el año 2030 el número de individuos con 
esta enfermedad en el plano mundial será de 439 millones. Hasta 80% de los casos 
de diabetes en el mundo vive en los países y áreas subdesarrollados.10
PREVALENCIA
De 2000 a 2012, la prevalencia de diabetes en México se ha incrementado en grado 
considerable al pasar de 5.7 a 9.1%. De acuerdo con la ENSANUT 2012, 9.2% de la 
población adulta (> 20 años) vive con diabetes, es decir, más de 6.4 millones de 
mexicanos. El número de personas podría ser el doble si se considera a los sujetos 
que no conocen su afección. De los individuos diagnosticados con diabetes, 14.4% 
aún no ha iniciado tratamiento. En esta misma encuesta, del total de sujetos con 
diagnóstico de diabetes, 47.6% (tres millones) refi rió visión disminuida, 38% (2.4 
millones) ardor, dolor o pérdida de la sensibilidad en los pies, 13.9% (889 000) daños 
en la retina, 2% (128 000) amputaciones, 1.4% (89 000) diálisis y 2.8% (182 000) 
infartos del miocardio.11
MORTALIDAD
A causa de la diabetes murieron en el año 2011 en el mundo alrededor de 4.6 millo-
nes de personas de 20 a 79 años de edad. Esto representó 8.2% de todas las muertes 
en este grupo de edad, una cifra equivalente a una defunción cada siete segundos.12
Epidemiología de las enfermedades crónicas no transmisibles en México
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En México, la mortalidad por diabetes ha mostrado incrementos signifi cativos 
de sus tasas. En el año 2000, la tasa de mortalidad ajustada era de 77.9/100 000 ha-
bitantes y en el año 2007 fue de 89.2/100 000 habitantes. Aunque las mujeres tuvie-
ron las tasas más elevadas de mortalidad durante el periodo referido, en los últimos 
años se ha observado una transición hacia el sexo masculino.13 En el 2011, la diabetes 
fue la segunda causa de muerte en México con un total de 80 788 defunciones, lo 
cual representa el 13.68% de todas las muertes.
 FACTORES DE RIESGO
Los factores de riesgo relacionados con las enfermedades crónicas no transmisibles 
son multifactoriales. Entre los más importantes fi guran la obesidad, hipertensión, 
dislipidemia e hiperglucemia. La prevalencia de estos factores es muy variable entre 
los países y aun entre las regiones. Por ejemplo, en el 2008 la prevalencia de obesidad 
fue más alta en países de América (62% de sobrepeso y 26% de obesidad) y más baja 
en las naciones del sureste de Asia (14% de sobrepeso y 3% de obesidad). La hiper-
tensión fue más prevalente en los países africanos (46%), mientras que en las nacio-
nes de América fue la más baja (35%). El tabaquismo fue mucho más prevalente en 
países europeos (29% de la población) que en africanos (8% de la población).2
HIPERTENSIÓN ARTERIAL
De 2006 a 2012, la prevalencia de hipertensión arterial (HTA por sus siglas en in-
glés) en México se ha mantenido estable (fi gura 1-1). Los datos de la ENSANUT 
2012 indican que la prevalencia actual de HTA en México es de 31.5% (IC 95%, 
29.8 a 33.1) y es más elevada en adultos con obesidad (42.3%; IC 95%, 39.4 a 45.3) 
que en adultos con índice de masa corporal (IMC) normal (18.5%; IC 95%, 16.2 a 
21.0), y en adultos con diabetes (65.6%; IC 95%, 60.3 a 70.7) respecto de personas 
sin esta enfermedad (27.6%; IC 95%, 26.1 a 29.2). Del total de adultos con hiper-
tensión, 47.3% desconocía que padecía HTA y sólo 25.4% (5.7 millones) se hallaba 
bajo control.14
OBESIDAD
La obesidad es uno de los principales problemas de salud que enfrenta en la actuali-
dad México. Los datos de la ENSANUT 2012 revelan que la prevalencia de sobre-
peso y obesidad en adultos mexicanos es de 38.8 y 32.4%, respectivamente (fi gura 
1-2). Esto equivale a 48.6 millones de personas. Las mujeres tuvieron mayor preva-
lencia de obesidad que los hombres (37.5 y 26.8%), pero en ellas la prevalencia de 
sobrepeso fue menor que la de los hombres (42.5 y 35.9%). En los últimos 12 años, 
la prevalencia combinada de obesidad y sobrepeso ha aumentado 15.2%. En hom-
bres, el incremento fue de 16.9% y en las mujeres de 13.9%.11
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Hipertensión
Figura 1-1. Prevalencia de hipertensión en adultos mexicanos (> 20 años). 
Figura 1-2. Prevalencia de obesidad en adultos (> 20 años). 
0%
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30%
40%
50%
60%
70%
80%
Hombres
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Hombres
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Sobrepeso
Obesidad
Hipertensión arterial
Epidemiología de las enfermedades crónicas no transmisibles en México
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 CONCLUSIONES
Es evidente el efecto que tienen los problemas cardiovasculares, la obesidad y la 
diabetes dentro de las ECNT, no sólo al hablar de estadísticas actuales sino incluso 
de los desalentadores datos para el futuro. Es por ello que posee una enorme impor-
tancia en esta publicación insistir en el autocuidado de la población y el autocontrol 
del paciente. Centrar la atención en estas áreas podría, contra todo pronóstico, me-
jorar las estadísticas y evitar la catástrofe inminente, de tal manera que los servicios 
de salud futuros puedan ser sufi cientes, sin el riesgo de que la economía mundial se 
colapse por un problema que puede evitarse.
REFERENCIAS
1. OMS. Enfermedadesno transmisibles. Nota descriptiva, septiembre 2011. Recuperado de 
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs355/es/index.html. Enero, 2013.
2. World Health Organization. Global status report on non-comunicable disease 2010.
3. Calderón Hinojosa F: Discurso del Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexica-
nos. Consulta Regional de Alto Nivel de las Américas contra las Enfermedades Crónicas no 
Transmisibles (ECNT) y la Obesidad. Informe Documento para la discusión 2011.
4. Bloom DE, Cafi ero ET, Jané-Llopis E et al.: The Global Economic Burden of Noncommuni-
cable Diseases. Geneva: World Economic Forum, 2011.
5. Suhrcke M, Nugent RA, Stuckler D, Rocco L: Chronic disease: an economic perspective. 
London: Oxford Health Alliance, 2006.
6. World Health Organization. Cardiovascular disease. Fact sheet No. 317. Geneva: WHO, 
2009.
7. Secretaría de Salud. Comunicado de prensa No. 040, 2011.
8. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Estadísticas a propósito del día mundial con-
tra el cáncer. Febrero, 2013.
9. Aldaco Sarvide F, Pérez Pérez P, Cervantes Sánchez G et al.: Mortalidad por cáncer en 
México 2000-2010: el recuento de los daños. GAMO, 2012;11(6):371-379.
10. Chen L, Magliano DJ, Zimmet PZ: The worldwide epidemiology of type 2 diabetes me-
llitus-present and future perspectives. Nat Rev Endocrinol 2012;8:228-236.
11. Gutiérrez JP, Rivera-Dommarco J, Shamah-Levy T et al.: Encuesta Nacional de Salud y 
Nutrición 2012. Resultados Nacionales. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud 
Pública (MX), 2012.
12. International Diabetes Federation. Diabetes atlas. 5th ed. Recuperado de http://www.idf.
org/diabetesatlas/5e/mortality. Enero, 2013.
13. Sánchez-Barriga JJ: Mortality trends from diabetes mellitus in the seven socioeconomic 
regions of Mexico, 2000–2007. Rev Panam Salud Publica 2010;28(5):368-375.
14. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012: Hipertensión arterial en adultos mexicanos: 
importancia de mejorar el diagnóstico oportuno y el control. México: Instituto Nacional de 
Salud Pública, 2012.
Atención holística del paciente diabético
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Dalila Balderas Rentería, Isaías Balderas Rentería
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 INTRODUCCIÓN
Este capítulo describe de manera holística el tratamiento del paciente diabético des-
de un punto de vista clínico. El objetivo es delinear el concepto según el cual la 
educación del individuo con diabetes forma parte regular de la labor asistencial. Por 
fortuna, la efi cacia de esta conducta no es ya objeto de controversia, como en años 
anteriores, cuando se consideraba que aumentaba la ansiedad de los enfermos y difi -
cultaba la relación con los médicos.
El término “atención holística” destaca el hecho de que el tratamiento de la en-
fermedad crónica es por completo inefi caz si no se toman en consideración todos los 
aspectos relacionados con ella, desde la biología molecular hasta la antropología, sin 
dejar de lado la fi siopatología, farmacología, pedagogía, psicología, entre otras. El 
objetivo fi nal es tratar de recuperar los aspectos humanísticos del ejercicio de la me-
dicina sin renunciar a los descubrimientos y técnicas actuales. Este binomio (biolo-
gía-humanidades) debe preponderar en todos los programas de formación de los 
profesionales en diabetes.
En este capítulo se describe un programa de acciones sugeridas para el trata-
miento del paciente, las modifi caciones que deben introducirse en los hábitos, las 
consideraciones establecidas en relación con la dieta y, más importante aún, la vigi-
lancia del propio enfermo para un control efi caz y continuo.
Esta última parte es esencial y para que en verdad sea efectiva juega un papel 
esencial la educación efi ciente del paciente.
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Es probable que la función de la educación en pacientes diabéticos empezara a 
gestarse entre las décadas de 1930 y 1950, poco después del descubrimiento de la 
insulina. Esta evolución fue posible por la intervención de diabetólogos pioneros, 
sobre todo europeos, que transmitieron sus conocimientos a sus pacientes en algunos 
centros; son los casos de Joslin en EUA, Lawrence en Inglaterra, Ernesto Roma en 
Portugal, Pirart en Bélgica, Silvestrini en Italia y Carrasco Formiguera en Barcelona. 
No obstante, se trataba de experiencias aisladas ligadas a la fuerte personalidad de 
sus protagonistas, los cuales no siempre tuvieron en la medicina académica de la 
época el reconocimiento que su labor merecía y que hoy día se les concede.1 
La consolidación del papel terapéutico de la educación de pacientes diabéticos 
empieza con toda seguridad a partir de la clásica publicación de Miller en el año de 
1972. Pese a que se trata de un estudio abierto no aleatorizado, tuvo el gran mérito 
de describir una nueva forma de concebir la asistencia a los diabéticos y cómo de ese 
modo podían mejorarse los resultados y economizar costos. Miller organizó grupos 
de enseñanza en aspectos elementales (inyección de insulina, técnica de glucosuria y 
cetonuria, vigilancia de los pies, entre otros) y puso a disposición de los pacientes un 
teléfono para consultas. Como resultado, a los dos años la media de días de hospita-
lización/paciente/año se había reducido a la tercera parte y lo mismo había sucedido 
con las descompensaciones diabéticas graves, además de observarse una reducción 
notoria en las consultas por ulceraciones en los pies. No obstante, los resultados no 
se mantuvieron en los años siguientes inmediatos, lo cual coincidió con la salida de 
Miller del hospital, un ejemplo más del papel determinante que desempeña un líder 
en algunas actividades de la medicina.2
Al fi nal del decenio de 1970 se creó el Diabetes Education Study Group (DESG), 
que a lo largo de sus años de existencia ha cohesionado a los principales profesiona-
les de la sanidad europeos interesados en la educación de pacientes diabéticos. Su 
primer presidente fue Assal, sin duda uno de los individuos más carismáticos e ima-
ginativos en esta disciplina y auténtico revolucionario en la formación de profesio-
nales, con sus seminarios de una semana de duración de Grimentz i Zinal en Suiza. 
Los miembros del DESG han llevado a cabo en los planos internacional y local una 
importante tarea de formación de profesionales (dirigida sobre todo a personal de 
enfermería y medicina) con el desarrollo de más de 300 seminarios y cursos a lo 
ancho de toda Europa, centrados en la atención integral de la diabetes. Con el paso 
del tiempo, el término “educación terapéutica” que propuso Assal en la década de 
1990 ha ganado adeptos alrededor del mundo y su uso se ha generalizado. 
Una gran cantidad de trabajos, la mayoría sobre diabetes, ha demostrado en los 
últimos 25 años la efi cacia de la educación estructurada de pacientes. Se ha compro-
bado una notable disminución de los casos de cetoacidosis diabética en todo el mun-
do, incluso en países de América Latina donde no se dispone con facilidad de 
autoanálisis domiciliario de glucemia. Asimismo, la incidencia de amputaciones de 
las extremidades inferiores y de ceguera por esta enfermedad ha decrecido en los 
últimos años. Estas mejorías se deben a progresos técnicos, aunque sobre todo a un 
mayor nivel educativo de las personas enfermas. El efecto ahorrador de la educación 
sanitaria debe tomarse con algunas reservas, ya que a medida que aumenta la con-
ciencia social de la prevención sanitaria también lo hace la exigencia de la calidad 
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asistencial y a menudo el consumo de fármacos o material relacionado, como las tiras 
reactivas para la determinaciónde la glucemia.
No obstante, vale la pena una buena educación terapéutica del paciente, dadas 
las ventajas que pueden obtenerse en cuanto a calidad de vida y las ventajas psicoso-
ciales de crear una corresponsabilidad entre el equipo médico y el paciente. 
 PRIMERA CITA
En el primer contacto entre paciente y médico se valoran no sólo las alteraciones, 
sino los hábitos de vida saludables, además de consignar sus antecedentes personales 
y familiares y obtener parámetros clínicos con pruebas de detección de diabetes y 
prediabetes: determinación de glucemia basal venosa, índice de masa corporal 
(IMC), prueba de tolerancia oral a la glucosa de 2 h, todo ello incluido en la valora-
ción. La frecuencia de estas herramientas de detección, tanto en niños como en 
adultos o gestantes, está normada por la American Diabetes Association (ADA).
La fi nalidad es evitar la aparición y desarrollo de complicaciones específi cas con 
un adecuado control metabólico, así como las discapacidades. Se emplean para ello 
medidas terapéuticas en la diabetes (tratamiento, ejercicio y dieta), y control de los 
factores de riesgo relacionados con dichas complicaciones.
Es muy importante la negociación terapéutica con el paciente, en la cual se 
acuerdan los objetivos, así como las intervenciones a realizar. Con base en ello se 
instruye al individuo en relación con las características de la diabetes, complicacio-
nes, factores de riesgo y mejoría, con objeto de llevar a cabo el plan de cuidados con 
éxito. Por lo tanto, el siguiente es un resumen de gran valor para que el paciente 
disponga de un primer panorama general de la enfermedad:
“La diabetes se presenta cuando el páncreas deja de producir la hormona insuli-
na o el cuerpo se vuelve incapaz de utilizar la insulina producida. La glucosa no 
puede entrar en las células, a menos que la insulina esté presente y en actividad. Sin 
insulina, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo para eliminarse al fi nal por 
la orina, lo que produce el característico sabor y olor dulces. El desequilibrio en las 
concentraciones de azúcar también conduce a un aumento de la micción y la sed.
La diabetes causa asimismo un estrechamiento de los vasos sanguíneos peque-
ños de todo el cuerpo. Al parecer, cuanto más alta es la cifra de azúcar en la sangre, 
más se estrechan los pequeños vasos sanguíneos. Cuando esto ocurre, los vasos san-
guíneos conducen menos sangre y la circulación se ve afectada. La mala circulación, 
a su vez, da origen a las complicaciones de la diabetes mal controlada, enfermedad 
renal, mala cicatrización de las heridas, y problemas en los ojos y los pies. La diabetes 
altera el metabolismo de la grasa e incrementa el riesgo de que las placas de coleste-
rol se acumulen en los grandes vasos sanguíneos. Esto signifi ca que las personas que 
sufren diabetes se hallan en grave riesgo de desarrollar afecciones cardiacas.
En realidad, existen dos tipos principales de diabetes: tipo 1 (dependiente de 
insulina) y tipo 2 (no dependiente de insulina). Los individuos que tienen diabetes 
tipo 1 deben inyectarse insulina todos los días para controlar las concentraciones 
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sanguíneas de azúcar. Las personas con el tipo 2 producen su propia insulina, pero 
sus células no responden a su estímulo y no la asimilan. La diabetes tipo 2 es la forma 
más frecuente de la enfermedad y representa 85 a 90% de los casos. Se presenta con 
mucha frecuencia en sujetos con obesidad. Es frecuente que los pacientes con diabe-
tes tipo 2 puedan controlar la cifra de azúcar en la sangre mediante la pérdida de 
peso y una dieta sana, que es más efi caz y agradable que la mayor parte de las alter-
nativas farmacéuticas. Si se considera que la obesidad tiene una relación estrecha con 
la diabetes tipo 2, el control del peso es un elemento importante. Una dieta natural 
baja en grasa y el ejercicio moderado son las medidas apropiadas.”
Es función del médico que se instituyan los protocolos que permitan precisar el 
expediente inicial; a continuación se presentan los pasos dentro de dichos protocolos.
 ACCIONES SUGERIDAS EN EL TRATAMIENTO INICIAL 
DEL PACIENTE CON DIABETES MELLITUS TIPO 2
INTERROGATORIO MÉDICO
La anamnesis debe incluir los siguientes puntos: 
 Síntomas, resultados de pruebas de laboratorio y estudios especiales relacio-
nados con el diagnóstico de diabetes.
 Registros previos de glucemia.
 Patrones de alimentación, estado nutricio y antecedentes ponderales.
 Detalles de programas terapéuticos previos, incluidos educación sobre nutri-
ción y manejo personal de la diabetes.
 Tratamiento actual de la diabetes, incluidos fármacos, plan alimentario y re-
sultados de la vigilancia de la glucosa.
 Antecedentes de ejercicio físico.
 Antecedentes de complicaciones agudas de la enfermedad (cetoacidosis e hi-
poglucemia); si hay registro de éstos, es preciso conocer su frecuencia, grave-
dad y causa.
 Presencia de complicaciones crónicas de la diabetes, síntomas y tratamientos 
recibidos. Se deben investigar las complicaciones en ojos, riñones, pies y ner-
vios y las funciones genitourinaria (sin excluir la vida sexual), vesical, gas-
trointestinal, cardiaca, vascular periférica y cerebrovascular.
 Infecciones en piel, pies, cavidad bucal o genitourinarias, anteriores o actuales.
 Aplicación de otros fármacos que pueden afectar los índices de glucemia.
 Factores de riesgo para ateroesclerosis: tabaquismo, hipertensión, obesidad, 
dislipidemia y antecedentes familiares.
 Antecedentes y tratamiento de otras enfermedades, incluidas afecciones en-
docrinas y trastornos alimentarios.
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 Antecedentes familiares de diabetes y otras alteraciones endocrinas.
 Antecedentes gestacionales: hiperglucemia, parto de un niño con peso > 4.5 
kg, toxemia, óbitos, polihidramnios u otras complicaciones gestacionales.
 Estilo de vida, factores de educación, culturales, psicosociales y económicos 
que pueden infl uir en el tratamiento de la diabetes.
 Consumo de alcohol y tabaco.
 Factores psicosociales y ambientales, por ejemplo situación familiar, estado 
laboral actual, condiciones de trabajo y escolaridad, que pueden modifi car el 
control de la diabetes.
VALORACIÓN FÍSICA
 Medición de la estatura y el peso para calcular el índice de masa corporal.
 Medición de la presión arterial.
 Revisión de los ojos, de preferencia con dilatación de pupilas.
 Exploración bucodental.
 Estudios cardiológicos.
 Exploración del abdomen.
 Valoración de pulsos, en particular en los pies (mediante palpación y auscul-
tación).
 Revisión de manos y dedos.
 Exploración de la piel en búsqueda de procesos infecciosos (incluidos, en su 
caso, los sitios de inyección de insulina).
 Valoración neurológica, exploración de la sensibilidad y refl ejos osteotendinosos.
VALORACIÓN DE LABORATORIO
 Glucosa plasmática preprandial.
 Estudio de hemoglobina glucosilada.
 Perfi l de lípidos en ayuno: triglicéridos, colesterol total, lipoproteínas de alta y 
baja densidad.
 Examen general de orina: glucosa, cetonas, proteínas, sedimento.
 Creatinina sérica.
 Electrocardiograma.
 ACCIONES PARA EL CUIDADO
Los pacientes que presentan diabetes mellitus (DM), sea de tipo 1 o 2, requieren de 
forma primordial ejercicio y dieta en su manejo integral, además de tratamiento 
farmacológico complementario con hipoglucémicos orales y parenterales para el 
adecuado control de las cifras de glucosa, lo que produce una disminución de las 
complicaciones crónicas que causan.
La atención del paciente con DM tiene los siguientes objetivos:
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 Evitar descompensaciones agudas.
 Aliviar los síntomas cardinales.
 Reducir al mínimo el riesgo de desarrollo y progresión de complicaciones.
 Evitar la hipoglucemia.
 Mejorar el perfi l de lípidos.
 Disminuir la mortalidad.
 En consecuencia, el control integral del paciente con DM debe incluir una 
apropiada educación en la enfermedad, basada en:
 Determinaciones frecuentes de glucosa.
 Adecuada asesoría nutricional.
 Ejercicio físico.
Los objetivos de la atención integral del paciente diabético pueden resumirse como 
sigue: 
 Eliminar o controlar los síntomas de la enfermedad. 
 Prevenir y tratar complicaciones agudas y crónicas. 
 Promover un apropiado autocuidado. 
 Mejorar la calidad de vida del paciente. 
 Reducir la morbilidad y la mortalidad relacionadas con la diabetes. 
Por muchos años, el seguimiento y la valoración de la efectividad del tratamiento de 
la diabetes consistieron en la revisión de los síntomas (frecuencia de nicturia y otros) 
y la cuantifi cación de la glucosa urinaria mediante técnicas semicuantitativas (prue-
ba de Benedict). Debido a que el umbral para la aparición de la glucosuria en las 
personas normales se halla en el intervalo de 10 a 11 mmol/L (180 a 200 mg/dL) de 
glucemia, si bien puede incrementarse con la presencia de una afección renal, la 
medición de la glucosuria tiene poco valor en el diabético, en especial en aquél con 
varios años de evolución. 
Es por ello que se han desarrollado procedimientos para el control de las con-
centraciones de la glucosa en la sangre por el propio paciente. Entre las primeras 
técnicas introducidas se encuentra el uso de tiras reactivas que permiten determinar 
límites aproximados de las cifras de la glucosa sanguínea por el cambio de color al 
entrar en contacto con una gota de sangre capilar. 
En la actualidad, muchos diabéticos dependientes de insulina vigilan el control 
de la glucemia y modifi can el tratamiento con base en la automedición de la glucosa 
en la sangre capilar por métodos cuantitativos. Además de que esta medición perió-
dica es necesaria en cualquier esquema terapéutico que utilice dosis variables de 
insulina, la autovigilancia tiene otros benefi cios. Este procedimiento le suministra al 
paciente un sentido de confi anza e independencia, con un efecto positivo que re-
fuerza los objetivos terapéuticos. Por ejemplo, si se incurre en una alteración de la 
dieta, el efecto puede observarse de inmediato. Por otro lado, puede ser útil para 
tomar precauciones rápidas ante la hipoglucemia y aporta una información objetiva 
cuando se presentan síntomas sugestivos de su presencia. También deben tenerse en 
cuenta los aspectos psicológicos del paciente porque, pese a que pueden determinar-
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se las concentraciones de glucemia al visualizar el cambio de coloración de una tira 
reactiva, es preferible utilizar un instrumento que proporcione un valor cuantitativo. 
Es más difícil para el paciente extrapolar con precisión ante el cambio de color, dado 
que el deseo subjetivo puede infl uir en esa cuantifi cación y también es, al mismo 
tiempo, más difícil soslayar un valor registrado en un instrumento de medición. 
La aplicación de esta técnica no está exenta de algunas exigencias para garanti-
zar su efi cacia. En primer lugar, se requiere un entrenamiento inicial en la técnica y 
una revisión periódica simultánea de las cifras de la glucemia por el laboratorio para 
probar la exactitud de los autoanálisis. Los estudios y valoraciones realizados indican 
que los pacientes pueden medir sus cantidades de glucemia mediante esta técnica, 
por lo que la autovigilancia se ha convertido en un procedimiento clave para mejorar 
la calidad y la seguridad del tratamiento de estos individuos.
La frecuencia de las mediciones de la glucemia debe determinarse en consulta con 
el médico de asistencia y otros especialistas del equipo de atención al diabético. Los 
sujetos con un control metabólico estable pueden realizar la medición una vez al día, 
en diferentes horas o antes de cada comida principal y al acostarse, dos veces a la se-
mana. A los pacientes con un control metabólico inestable (por enfermedad aguda, 
cambio en sus actividades habituales o en su estilo de vida), y aquéllos con síntomas 
inesperados de hipoglucemia o hiperglucemia, se les recomienda efectuar cuantifi ca-
ciones más frecuentes. Los diabéticos que requieren múltiples dosis farmacológicas 
(tres o más) deben también vigilar sus valores de glucemia con mayor frecuencia.
De manera conjunta con la medición, el sujeto debe registrar la información de 
las comidas, la actividad física, los cambios en las dosis de insulina y otros datos de 
importancia. De igual forma, en el proceso de entrenamiento, el enfermo debe adies-
trarse de manera correcta acerca de cómo y cuándo modifi car el tratamiento de 
acuerdo con las cifras de la glucemia. En cada consulta de control o domiciliaria, el 
médico o el equipo deben revisar con el individuo los resultados de los perfi les de la 
glucemia. Este aspecto resulta de gran importancia para el propósito de lograr un 
adecuado proceso de autocuidado por parte del paciente diabético. La exactitud y 
precisión de las mediciones deben verifi carse de modo periódico, cada cuatro o seis 
meses, y compararse los valores obtenidos con la medición simultánea efectuada por 
un laboratorio de referencia.
 MODIFICACIÓN DE HÁBITOS
Si el paciente fuma debe dejar de hacerlo, ya que el tabaquismo tiene efectos sobre 
el corazón: aumenta la frecuencia cardiaca, eleva la concentración de triglicéridos y 
reduce el cHDL sérico.
La sal se debe suprimir, así como las bebidas alcohólicas, dado que éstas pueden 
elevar la presión arterial y los triglicéridos, así como ocasionar un posible aumento 
de peso.
La parte más importante en la modifi cación de hábitos, sin incluir la dieta, es la 
adopción de un programa de ejercicio físico permanente. Éste es parte fundamental 
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en el tratamiento de la DM y debe estar orientado a controlar la glucemia, el mante-
nimiento del peso ideal, mejorar la calidad de vida y evitar la aparición de complica-
ciones posibles. Su práctica debe orientarse al tipo de diabetes.
Un programa regular de ejercicio es fundamental para el control glucémico. 
Además, se ha comprobado que el deporte es efectivo para prevenir la diabetes, 
sobre todo en aquellas personas con un alto riesgo de padecerla: individuos con 
sobrepeso, presión arterial elevada y antecedentes familiares de diabetes. También 
es esencial mantener el equilibrio en la dieta una vez iniciado un programa de ejer-
cicio, puesto que si se incrementa el consumo de calorías, el efecto del ejercicio 
podría nulifi carse.
Se ha comprobado que no es necesario que el ejercicio sea intenso; sin embargo, 
sí debe realizarse por lo menos cinco días a la semana con una actividad aeróbica 
cuya duración tenga al menos 20 min cada día. Lo más recomendable, sobre todo al 
inicio o si la persona no ha practicado ejercicio con anterioridad o no está acostum-
brada a realizarlo de forma regular, es comenzar con los siguientes ejercicios: cami-
nar, trotar, utilizar bicicleta fi ja, escaladora o bicicleta móvil, nadar y practicar 
movimientos aeróbicos.
El ejercicio se debe iniciar de una manera gradual, con 5 a 10 min diarios y, de 
acuerdo con la capacidad individual, incrementar de 5 en 5 min cada semana hasta 
alcanzar 30 min, para aumentar con posterioridad la intensidad de la actividad, si así 
lo desea el sujeto. 
El ejercicio reduce la resistencia a la insulina e incrementa la captación de glu-
cosa por el sistema musculoesquelético,no sólo durante sino también después de la 
actividad. El aumento de la sensibilidad desaparece después de 48 h. En consecuen-
cia, el ejercicio practicado a intervalos regulares es el más benéfi co para reducir las 
concentraciones de glucosa plasmática. La sensibilidad a la insulina elevada por el 
ejercicio se desarrolla sin cambios en el peso corporal. Por consiguiente, es recomen-
dable realizar alguna actividad aeróbica, con una intensidad del 70% del ritmo car-
diaco por lo menos 150 min a la semana divididos en cinco días, o bien 90 min 
semanales de ejercicio vigoroso (77% del ritmo cardiaco) divididos por lo menos en 
tres días, sin que sean consecutivos. Asimismo, es conveniente la intensifi cación de la 
actividad física en quienes ya la practican. 
EJERCICIO IDEAL 
Una sesión debe constar de 10 a 20 min de estiramiento y fuerza muscular, 5 min de 
calentamiento aeróbico (carrera suave), 15 a 60 min de ejercicio aeróbico a una in-
tensidad apropiada y 5 a 10 min de ejercicio de baja intensidad al acabar la práctica 
deportiva. Las actividades más recomendables son caminar, correr y montar en bici-
cleta, pero siempre hay que tener en cuenta la historia clínica del individuo. Los 
diabéticos deben llevar un registro de entrenamiento y consultar siempre con su 
médico antes de efectuar un ejercicio de forma continua.
Además de los benefi cios ya mencionados que proporciona el ejercicio, éste 
también puede reducir las necesidades diarias de insulina o las dosis de antidiabéti-
cos orales, así como la ansiedad, depresión y tensión.
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PRECAUCIONES NECESARIAS3
Están indicadas las siguientes precauciones:
 Cuantifi car la glucemia antes de la práctica deportiva: si es menor de 100 mg/
dL, se debe tomar un complemento (fruta, galletas, bebidas energéticas) antes 
de realizar ejercicio; si se encuentra entre 100 y 150 mg/dL, se puede hacer 
ejercicio sin riesgo.
 Reducir la dosis de insulina antes de la actividad.
 No inyectar la insulina en una región muscular que se exponga a gran esfuerzo.
 Evitar el ejercicio físico en el momento del punto máximo de acción de la 
insulina.
 Determinar la glucemia durante y después del ejercicio.
 Tomar un complemento de hidratos de carbono durante los ejercicios prolon-
gados.
 Consumir líquidos (sobre todo agua) desde 2 h antes de empezar a ejercitarse 
y durante la práctica deportiva.
 Controlar el grado de deshidratación y considerar la temperatura ambiente.
 Siempre que un diabético siga un programa regular de ejercicio (que favorece 
la tolerancia a la glucosa), se deben readaptar los tratamientos con fármacos y 
considerar ciertas medidas dietéticas para evitar que durante su práctica surja 
algún episodio de hipoglucemia.
 No realizar ejercicio si la glucemia capilar es > 250 mg/dL y existen indicios 
de cetosis en la sangre y la orina, o bien si la glucemia es > 300 mg/dL aunque 
no haya signos de cetosis. Es preferible esperar a que la situación de descom-
pensación haya desaparecido para comenzar la práctica del deporte.
 Si se presenta algún síntoma de hipoglucemia antes, durante y después del 
deporte, debe tomarse una cantidad adicional de hidratos de carbono de rápi-
da absorción (p. ej., jugos).
 Es aconsejable conocer el comportamiento de la glucemia en relación con los 
diferentes tipos de ejercicio físico.
 Algunos diabéticos pueden padecer complicaciones durante la práctica del 
ejercicio, entre ellas arritmias, por lo que en caso necesario debe acudir con su 
médico de forma inmediata.
 CUIDADOS DE LA ALIMENTACIÓN
El cambio de hábitos incluye complementar una reprogramación del esquema alimen-
ticio que cubra los tres grupos de alimentos en proporciones adecuadas, a partir del 
total de calorías individual en cinco alimentos, tres de los cuales deben considerarse 
como primordiales y dos colaciones entre el desayuno y comida y la comida y la cena.
Los alimentos deben incluir carbohidratos, lípidos y proteínas. Los primeros pro-
porcionan las calorías necesarias para el adecuado crecimiento y desarrollo de una 
persona y están conformados por azúcares simples, almidones y fi bra. Los azúcares 
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simples son monosacáridos y disacáridos, que se encuentran de manera primordial en 
frutas, verduras, miel y azúcar de mesa. Algunos oligosacáridos contienen tres a nueve 
unidades de monosacáridos y están presentes sobre todo en legumbres, cereales y 
verduras. Los polisacáridos tienen más de 10 unidades de azúcares y el más importan-
te es el almidón. Por último, la fi bra es un carbohidrato no digerible que debe estar 
presente en la dieta en por lo menos 30 g de fi bra, en particular de frutas, verduras, 
legumbres y cereales integrales. Existen dos tipos de fi bra, la insoluble (celulosa, ligni-
na, hemicelulosa) y la soluble (gomas, pectina, legumbres, verduras, frutas). La fi bra 
insoluble como el salvado, cereales (celulosa) y verduras verdes pueden producir un 
mayor efecto laxante, por lo que son útiles en caso de estreñimiento. Sin embargo, la 
fi bra soluble tiene mayores benefi cios como son el equilibrio del colesterol, preven-
ción del cáncer de colon, disminución de la absorción de glucosa en los intestinos y 
mejoría del tránsito intestinal. Es un hecho conocido que las dietas con alto contenido 
de carbohidratos elevan las concentraciones de triglicéridos por un aumento de la 
síntesis hepática de triglicéridos, por lo que conviene reducir la ingestión de alimentos 
ricos en carbohidratos simples, azúcar, pan, arroz, pastas, entre otros.
Las grasas o lípidos corresponden casi de modo exclusivo a triglicéridos y en al-
gunas personas pueden constituir hasta 35 a 40% del consumo calórico total. Para 
reducir los triglicéridos es importante disminuir el aporte total de grasa, dado que los 
ácidos grasos tienen una infl uencia notoria sobre el metabolismo lipídico, e indicar 
con especial énfasis el tipo de ácidos grasos que puede ingerirse. Para lograr benefi cios 
se deben usar aceites de origen vegetal (oliva, girasol) para la preparación de alimen-
tos, pero de preferencia recurrir a la cocción al vapor y los asados, con el propósito de 
consumir un mínimo de grasas mediante este tipo de preparación. Las grasas se divi-
den en saturadas e insaturadas; las primeras se encuentran en mayor proporción en 
carnes, vísceras y derivados, embutidos, pastas, manteca, tocino, así como lácteos en-
teros, nata, natilla, huevos, aceite de coco, aceite de palma y repostería. Las grasas in-
saturadas se subdividen a su vez en monoinsaturadas y poliinsaturadas. Las primeras 
se hallan en abundancia en el aceite de oliva, aguacate, aceitunas (ácido oleico, que 
algunos estudios han mostrado que eleva el cHDL y reduce el cLDL, por lo que se 
debe usar de forma preferencial). Las grasas poliinsaturadas son los ácidos grasos 
omega 6 y 3, y se encuentran preferencialmente en el pescado azul, aceite de semillas 
(girasol, maíz, soya), margarinas vegetales, frutas secas o grasas oleaginosas.
Un tipo de grasas insaturadas, son las llamadas grasas trans, que se forman al soli-
difi car por hidrogenación estos compuestos para darle textura y estabilidad a algunos 
alimentos, tal es el caso de la margarina. Estas grasas se consideran como una amena-
za en el desarrollo de enfermedades coronarias y algunos tipos de cáncer, incluso hay 
quienes reportan que a altas concentraciones podrían incrementar el riesgo para de-
sarrollar diabetes tipo 2.
El colesterol está disponible sobre todo en alimentos de origen animal, vísceras, 
carnes, embutidos, mantequilla, lácteos, grasas animales y huevo. Las carnes animales 
no tienen casi nunca cantidades notables de colesterol,pero implican una considera-
ble contribución al colesterol de la dieta puesto que representan una proporción 
grande de la dieta en los países desarrollados. Se calcula que alrededor de un tercio 
de la ingestión diaria media de colesterol en las naciones industrializadas procede de 
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la carne, otro tercio de los huevos y el tercio restante de las grasas animales (leche y 
derivados). Se debe evitar el consumo de mariscos, que en general posee una canti-
dad alta de colesterol. Es preferible el consumo de pescado ya que posee una abun-
dante cantidad de ácidos grasos poliinsaturados, benéfi cos en su consumo. Todas las 
grasas animales, con excepción de las que proceden del pescado, son saturadas, por 
lo que es mejor limitar su consumo, además de eliminar la piel de la carne de pollo 
y consumir carne de res y cerdo de modo ocasional, con predilección por los cortes 
magros. Deben evitarse productos elaborados con leche entera y repostería industrial 
que contiene grasas de origen animal y elegir lácteos descremados. Los aceites que 
deben evitarse son los de palma y coco. 
Se ha sugerido que el tratamiento holístico de la diabetes se basa en la impor-
tancia de un pH equilibrado, ya que se ha afi rmado que la diabetes no es en verdad 
una enfermedad de las células, sino del entorno en que éstas se encuentran. Aunque 
no hay al parecer evidencia concisa de que una dieta alcalina logre modifi car el pH 
sanguíneo, sí se ha recomendado hacer énfasis en el consumo de alimentos alcalini-
zantes y ejercicio. Los alimentos alcalinizantes que se han recomendado son en su 
mayoría verduras y algunas frutas como limones, toronjas, tomates y aguacates, algu-
nas nueces, en especial las almendras, además de té verde. Los alimentos acidifi cantes 
como el azúcar, alcohol, café y harina blanca, al igual que las carnes y productos 
lácteos, deben suprimirse o restringirse en la alimentación.4
La importancia de la dieta en la diabetes también se apoya en múltiples estudios 
nutricionales, como el presentado en la Revista Americana de Nutrición Clínica de 
agosto del año 2011, en el cual los investigadores examinaron los datos y concluye-
ron que la reducción del consumo de carne roja tiene un notorio efecto positivo en 
los enfermos diabéticos; aun cuando no mencionan el equilibrio ácido-alcalino de la 
sangre, el hecho de que la carne sea uno de los productos más acidifi cantes para el 
cuerpo humano explica en parte los resultados obtenidos.5 
Otra propuesta de uso tradicional para la diabetes son las llamadas hierbas adap-
tógenas, como el ajo (Allium sativum). Del mismo modo que la cebolla, el ajo tiene 
una gran capacidad para controlar las cantidades de glucemia. Se recomienda comer 
más ajo y cebolla crudos, si es posible, o ligeramente cocidos en los alimentos. El fe-
nogreco o alholva tiene semillas que contienen seis compuestos que ayudan a regular 
el azúcar en la sangre. La alholva también eleva las concentraciones en sangre de HDL 
(colesterol “bueno”) al tiempo que reduce el colesterol total, por lo que puede ayudar 
a prevenir las enfermedades cardiovasculares, un peligro especial para las personas 
con diabetes. La canela también es otro producto que tiene múltiples aplicaciones, 
entre ellas sus efectos benéfi cos en la diabetes. Se ha demostrado que las hojas de 
laurel ayudan al cuerpo a utilizar la insulina de manera muy efi ciente. El cocimiento 
de sus hojas ha demostrado reducir las concentraciones de azúcar en la sangre.6
 TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
El tratamiento farmacológico de esta enfermedad se ha ampliado y diversifi cado de 
manera notoria en los últimos años, de tal forma que hoy en día se dispone de una 
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gran variedad de fármacos útiles en el control de la DM (para mayor detalle, véase el 
capítulo 8); sin embargo, no ha sido posible alcanzar en la mayoría de los pacientes 
las cantidades recomendadas a escala internacional. Por ello se debe insistir en la 
modifi cación de los estilos de vida y la práctica de ejercicio físico, aunado al cumpli-
miento de la toma o aplicación del fármaco correspondiente, de tal manera que los 
objetivos del tratamiento integral del paciente diabético sean los siguientes:
 Control apropiado de las cifras de glucosa.
 Disminución de las complicaciones agudas (hipoglucemia, cetoacidosis, esta-
do hiperosmolar, acidosis láctica).
 Reducción de las complicaciones crónicas (macrovasculares y microvasculares).
 Control de la DM; como objetivo aislado, la HbA1c debe ser < 7, sin hipoglu-
cemia de importancia; con HbA1c > 7 debe considerarse la modifi cación del 
control terapéutico.
FÁRMACOS PARA EL TRATAMIENTO DE LA DIABETES
Los fármacos administrados para controlar la diabetes deben tener las siguientes 
propiedades:
 Efectividad para disminuir la glucosa.
 Efecto extraglucémico que pueda reducir las complicaciones a largo plazo.
 Seguridad.
 Tolerabilidad.
 Relación costo-efecto sobre el peso corporal.
 CONCLUSIONES
La calidad de la asistencia a los pacientes con diabetes ha mejorado desde el punto 
de vista histórico. Para los profesionales que atienden las enfermedades crónicas y la 
diabetes, es un constante paradigma las frustraciones que se centran de modo mayo-
ritario en el incumplimiento de sus pacientes (en este caso mal denominados “pa-
cientes” porque en realidad son agentes activos de su enfermedad) y, junto con la 
capacidad profesional del médico, los responsables de que el tratamiento sea más o 
menos efectivo. La prescripción aislada de la insulina, autoanálisis, algoritmos del 
autocontrol, dieta, normas de vida, entre otros, por muy bien elaborados que estén, 
son por completo inefi caces sin el cumplimiento del paciente. El médico debe con-
seguir de manera ineludible cambios conductuales si desea ser efi caz. Su amplia ex-
periencia en los tipos de insulina, algoritmos de ajuste posológico, composición de 
alimentos o normas profi lácticas para prevenir lesiones en los pies es inefi caz si no 
consigue que el paciente lleve estas medidas a la práctica. Es decir, la formación en 
el campo de la comunicación y la psicología se convierte aquí en algo tan imprescin-
dible como el conocimiento biomédico.
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En las enfermedades crónicas es evidente que la formación biomédica sola no es 
sufi ciente para ejercer de forma efi caz la profesión (en 80% o más de los individuos 
que trata la mayoría de los médicos), como descubren los propios profesionales poco 
después de empezar a ejercer. Es evidente que mientras la formación de pregrado de 
médicos y enfermeros no modifi que de manera sustancial sus programas, los profe-
sionales de la salud deberán buscar en formaciones de posgrado los conocimientos, 
técnicas y capacidades que precisan para desarrollar su labor.
Por último, un programa de tratamiento de la diabetes mellitus debe basarse en un 
concepto integral que incluya ajuste alimentario (dieta), ejercicio físico, fármacos ora-
les, insulinas y técnicas de inyección, uso de compuestos parenterales, cuidados de los 
pies, cambios de horarios (en los viajes), aspectos sociales y laborables, además de que 
el paciente debe estar bien instruido acerca de los objetivos del tratamiento, las venta-
jas del autocontrol (vigilancia de glucosa), así como las complicaciones de la DM.
REFERENCIAS
1. Figuerola D, Reynals E: La educación de profesionales de la salud en diabetes. En: Gomis, 
Rovira, Felíu, Oyarzábal (eds.). Tratado SED de diabetes mellitus. BuenosAires, Ed. Médi-
ca Panamericana: 2007:433-445.
2. Miller L, Goldstein J: More effi cient care of diabetic patients in a county hospital setting. 
N Engl J Med 1972;286:1388-1391.
3. Roldán-Vences A, Ojeda-Cruz E, Roldan-Vences EA: Tratamiento de la diabetes mellitus 
tipo 2. Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM, 2011;54(1):28-40.
4. Recuperado de http://www.webmd.com/diet/features/alkaline-diets-what-to-know. 
Abril, 2013.
5. Pan A, Sun Q, Bernstein AM, Schulze MB, Manson JE, Willett WC, Hu FB: Red meat 
consumption and risk of type 2 diabetes: 3 cohorts of US adults and an updated meta-
analysis. Am J Clin Nutr 2011;94(4):1088-1096. doi: 10.3945/ajcn.111.018978.
6. Patel D, Prasad S, Kumar R, Hemalatha S: An overview on antidiabetic medicinal plants 
having insulin mimetic property. Asian Pac J Trop Biomed, 2012;2(4):320-330. doi: 
10.1016/S2221-1691(12)60032-X.
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y la obesidad
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Dalila Balderas Rentería, Isaías Balderas Rentería
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 INTRODUCCIÓN
La mayoría de los casos de obesidad tiene un origen multifactorial. Se reconocen 
factores genéticos, metabólicos, endocrinológicos y ambientales. Sin embargo, la obe-
sidad exógena o por sobrealimentación constituye la principal causa. Entre los facto-
res ambientales destacan tanto el aumento de la ingestión de alimento como la 
reducción de la actividad física. Los trastornos psicológicos provocados por el mun-
do moderno, así como el sedentarismo, la presión social y comercial para consumir 
alimentos de gran contenido calóricos, parecen ser los factores más importantes en 
la etiología de la obesidad hoy en día. El desconocimiento de conceptos básicos de 
nutrición agrava aún más el problema.
A pesar de que no se ha encontrado todavía un marcador genético específi co de 
obesidad (con excepción de las funciones del gen FTO aún imprecisas), existen al-
gunos estudios que han intentado determinar la importancia del componente gené-
tico en comparación con las infl uencias del ambiente, con resultados controvertidos 
en favor de uno u otro, según sea el estudio. El genotipo tiene mayor infl uencia sobre 
la grasa visceral en comparación con el tejido adiposo subcutáneo. Además, algunos 
estudios sugieren que el genotipo es causante de una fracción signifi cativa de las di-
ferencias individuales en el gasto energético de reposo, efecto térmico de los alimen-
tos y el gasto energético por actividad física. Asimismo, se ha descubierto una 
proteína producida en el tejido adiposo, denominada proteína ob o leptina, que po-
dría tener un papel regulador del apetito y la actividad física en el plano hipotalámi-
co (véase el capítulo 19).
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Sólo un pequeño porcentaje (2 a 3%) de los obesos tiene como causa alguna 
alteración de origen endocrinológico. Entre éstas destacan el hipotiroidismo, síndro-
me de Cushing, hipogonadismo, ovario poliquístico y lesiones hipotalámicas. Con 
anterioridad, en los niños la obesidad podía relacionarse con trastornos congénitos 
(síndrome de Prader-Willi, distrofi a adiposogenital, entre otros); hoy en día, gracias a 
los efectos del uso inadecuado del desarrollo tecnológico, es preocupante la crecien-
te cantidad de niños con obesidad exógena.
A pesar de que la obesidad rara vez se debe a una alteración hormonal, puede 
conducir a modifi caciones de las concentraciones hormonales. Debido al desarrollo 
de resistencia a la acción insulínica, aumentan las cifras plasmáticas de esta hormona. 
Las cantidades de triyodotironina se elevan en condiciones de alta ingestión calórica 
y las concentraciones de tiroxina se hallan normales. La excreción urinaria de cortisol 
libre e hidroxicorticoides se encuentra algunas veces elevada en la obesidad, tal vez 
debido a un mayor recambio de cortisol secundario al aumento de masa magra en el 
obeso. Las cifras plasmáticas de cortisol, al igual que su ciclo diurno, permanecen por 
lo general en un intervalo normal. Las cantidades de hormona de crecimiento casi 
siempre son bajas y las pruebas de estimulación muestran una pobre respuesta de 
esta hormona, la cual se normaliza cuando se pierde peso. Por otro lado, se han des-
crito alteraciones de las concentraciones de hormonas sexuales de origen testicular y 
ovárico.1
 ESTUDIO CLÍNICO2
En la valoración diagnóstica de los pacientes obesos deben tomarse en cuenta los 
siguientes aspectos:
 Edad de comienzo, duración y progresión de la obesidad. El inicio de la obe-
sidad antes de los 40 años es al parecer de mayor riesgo que a edades poste-
riores. Estudios longitudinales han demostrado que la ganancia de peso 
supone un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular que un punto estable 
de obesidad. 
 El sexo es otra variable de importancia, ya que las mujeres tienen un menor 
riesgo adjunto, lo cual podría estar relacionado con el modelo de distribución 
de la grasa.
 Probable causa del comienzo de la obesidad. Se deben buscar en el interroga-
torio algunos sucesos vitales causales, entre ellos dejar de hacer deporte, ma-
trimonio, embarazos, inicio del trabajo, problemas familiares, supresión del 
tabaquismo, entre otros.
 Tratamientos previos. Es esencial descartar el consumo de sustancias anorexí-
genas, los tipos de tratamientos y su control, y la adhesión a regímenes hipo-
calóricos.
 Horarios de alimentación. Permiten tener una visión de los hábitos alimenta-
rios. Debe preguntarse por el consumo de alimentos entre comidas, horario de 
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mayor ingestión y las preferencias por determinado tipo de alimentos. Deben 
consignarse los lugares donde el paciente come con regularidad y si lo hace 
acompañado, solo o con algún tipo de entretenimiento, como televisión, lec-
tura, u otros.
 Presión social. La intensa actividad social de algunas personas está a menudo 
relacionada con una gran ingestión alimentaria. 
 Relación del estado emocional. Debe buscarse el nexo entre el estado emocio-
nal y periodos de mayor consumo de alimentos, como la ansiedad, aburri-
miento, enojo, pena, soledad, alegría, u otros.
 Motivación para adoptar un tratamiento de la obesidad. Un paciente con un 
bajo grado de motivación tiene casi sin excepción pésimos resultados en cual-
quier tipo de tratamiento. Las motivaciones pueden ser de distinto tipo, por 
ejemplo el estado de salud, preocupaciones estéticas, laborales, mixtas, entre 
otros factores.
 Actividad física actual y previa. Permite determinar el grado de sedentarismo 
y la eventual participación en algún programa de actividad física.
 Antecedentes mórbidos personales. Descartar diagnósticos y tratamientos 
previos de hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipidemia, gota, cardio-
patía coronaria, enfermedades glandulares, apnea, trastornos broncopulmona-
res y gastrointestinales, antecedentes obstétricos y quirúrgicos, entre otros 
más.
 Hábitos. Consumo de alcohol, tabaquismo, actividades lúdicas, otros.
 Administración de fármacos. Es vital descartar los fármacos que se relacionan 
con incremento de peso, como algunos antidepresivos o ciertos anticoncepti-
vos. Asimismo, debe investigarse el consumo de sustancias empleadas para 
enfermedades concomitantes.
 Antecedentes familiares. Es necesario identifi car antecedentes de obesidad, 
enfermedad coronaria, hipertensión arterial, dislipidemia y diabetes.
 Grupo familiar. Debe reconocerse a los integrantes que lo conforman, perso-
nas obesas en la familia, individuos que cocinan, entre otros.
 Exploración física. Todo paciente obeso debe someterse a una exploración fí-
sica completa,

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