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Modulo1CuentosBrevesPSINEO - Natalia Burgardt

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¡Gracias por adquirir nuestro material de trabajo! 
A continuación, tendrás a tu disposición más de treinta relatos y cuentos 
breves para ser utilizados en espacios de reflexión individuales, grupales y 
cuentoterapia, como por ejemplo grupos terapéuticos, grupos de apoyo, 
clases, espacios académicos, talleres o trabajos con grupos humanos en 
general). 
Las temáticas de los cuentos son múltiples y diversas, y también pueden ser 
adaptadas al trabajo con distintos grupos etarios. 
 
 
 
Lic. Nicolás Cavallero 
Psicólogo UBA. Formación en Psicología Comunitaria. 
Coordinador de Talleres recreativo-terapéuticos. 
Docente teatral. 
Contacto: 
www.instagram.com/psi.neo 
www.facebook.com/psi.neo 
consultapsi.neo@gmail.com 
 
 
http://www.instagram.com/psi.neo
http://www.facebook.com/psi.neo
mailto:consultapsi.neo@gmail.com
 
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• Puntos de vista 
Un relato de origen chino describe la vida de un campesino que era 
considerado muy próspero porque era dueño de un caballo que utilizaba 
para arar la tierra y trasladarse. 
Un día un rayo rompió la entrada del corral y el animal se escapó. Los 
vecinos al enterarse fueron a verle apenados por la pérdida diciéndole: 
«Qué mala suerte ha tenido vecino, de no ser por esta tormenta no habría 
perdido su único caballo». El campesino simplemente dijo: «¿Buena suerte? 
¿Mala suerte? Solo son puntos de vista”. 
Unos pocos días después, el animal volvió acompañado de dos caballos 
salvajes de las montañas. Todos los vecinos se regocijaron por su buena 
fortuna y fueron a felicitarlo por su buena suerte. El campesino solo dijo: 
«¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Solo son puntos de vista» 
Al día siguiente, el hijo del campesino trató de montar a uno de los caballos 
salvajes; el animal lo tiró y el joven se quebró una pierna. Debió ser 
entablillado y se le indicó guardar cama por un par de meses. Naturalmente 
todos los vecinos ofrecieron su consuelo por la mala fortuna. Y el campesino 
nuevamente dijo: 
«¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Solo son puntos de vista. 
Una semana más tarde, los oficiales de reclutamiento llegaron al lugar para 
alistar a los jóvenes para el ejército ya que se había desatado una guerra en 
las fronteras de la China. Ellos rechazaron al hijo del campesino porque 
tenía la pierna fracturada. Cuando los vecinos le dijeron lo afortunado que 
era porque su hijo no había sido alistado, el campesino contestó: «¿Buena 
suerte? ¿Mala suerte? Solo son puntos de vista» 
 
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• La punta del jamón 
Juan y Mariana acaban de casarse. Están felices de haber decidido recorrer 
juntos el camino de la vida, se aman profundamente y buscan demostrarlo 
en también en los detalles cotidianos. 
 A Juan le encanta disfrutar de una buena mesa y a Mariana le da mucho 
placer cocinar. El plato preferido de Juan es el jamón al horno, la pata 
entera asada lentamente. 
 Al saberlo Mariana, decide consultar por la mejor receta posible para 
agasajar a su amado con su manjar preferido. Se acuerda de que madre 
cocina muy bien este platillo y le pide la receta. Recibe las instrucciones del 
caso y pone manos a la obra. 
 Cuando lleva el jamón a la mesa, Juan se da cuenta de un detalle y le hace 
una pregunta: 
 - "¿Por qué le cortaste la punta? ¡Es la parte que más me gusta!" 
 Mariana piensa un momento y le responde: 
 - "Bueno, mi madre me dio la receta y decía que había que cortarle la punta 
al jamón para cocinarlo" 
 - "¡Qué extraño!", responde Juan. "Justamente es la parte que más me 
gusta y no entiendo por qué habría que quitarla." 
 Con esta duda en mente, días después Mariana le pregunta a su madre el 
porqué de tener que cortarle la punta al jamón. La madre piensa un 
momento y sólo tiene una respuesta: 
http://cuentosqueyocuento.blogspot.com/2009/03/la-punta-del-jamon.html
 
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- "Tu abuela siempre cocinó el jamón de esta manera, siempre le cortó la 
punta. Creo que mejor le preguntas a la abuela para saber el motivo." 
 Sin perder tiempo y queriendo descubrir el misterio del jamón al horno, 
Mariana llama a su abuela y le pregunta: 
 - "Abuela, por qué siempre le cortas la punta al jamón antes de cocinarlo?" 
 La abuela, sorprendida por lo obvio de la pregunta le responde: 
 - "¡Porque mi horno es muy pequeño, y el jamón no cabe entero!" 
 
 
• El Obstáculo en el Camino 
Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un 
camino. Se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda piedra. 
Algunos pasaron simplemente dando una vuelta. Muchos culparon al rey 
por no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo nada para 
sacar la piedra del camino. 
Un campesino, que pasaba por allí con una carga de verduras, la vio. Al 
aproximarse a ella, puso su carga en el piso y trato de mover la roca a un 
lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, con gran esfuerzo, 
lo logró. Mientras recogía su carga de vegetales, vio una bolsa en el suelo, 
justo donde había estado la roca. 
 
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La bolsa contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey 
diciendo que el oro era la recompensa para la persona que removiera la 
piedra del camino. 
El campesino aprendió ese día que cada obstáculo puede estar disfrazando 
una oportunidad. 
 
• La flor 
Se cuenta que hace muchos años en la China antigua, un príncipe de la 
región norte del país estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo 
con la ley, él debía casarse. Sabiendo esto, decidió hacer una competencia 
entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. 
Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una audiencia especial 
a todas las pretendientes y lanzaría un desafío. 
Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los 
comentarios sobre los preparativos y sintió una leve tristeza porque sabía 
que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al 
llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella 
quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó: 
- ¿Hija mía, qué vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de 
la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes 
estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura. 
Y la hija le respondió: 
 
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- No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que 
jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos algunos 
momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz. 
Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más 
bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más firmes 
intenciones. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío: "Daré a 
cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella 
dentro de seis meses, será escogida por mí para ser mi esposa y futura 
emperatriz de China". 
La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que 
valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean costumbres, 
amistades, relaciones... El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía 
mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia 
y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su 
amor, no tendría que preocuparse con el resultado. 
Pero pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos 
que conocía pero ninguno consiguió que alguna planta brotara. Día tras día 
veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. 
Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su 
esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que, sin 
importar las circunstancias, ella regresaría al palacio en la fecha y hora 
acordadas sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos. 
En la hora señalada estaba allí, con su vasovacío. Todas las otras 
pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más 
variadas formas y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una 
escena tan bella. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe 
 
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observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. 
Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado. 
Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa. Todos los 
presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué 
él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. 
Entonces, con calma el príncipe explicó: "Esta fue la única que cultivó la flor 
que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. 
Todas las semillas que entregué eran estériles". 
 
• La creatividad 
Después de una fuerte tormenta, un árbol frondoso y centenario cedió y 
cayó quedando con las raíces de fuera, casi al instante un leñador que 
andaba cerca en el bosque llegó y comenzó a cortar la madera. Era tan 
grande el árbol que aquel leñador necesitó de la ayuda de sus compañeros. 
Al final se logró obtener la mejor madera del árbol, solo la parte del tronco 
con las raíces quedo sobrando, el leñador decidió llevarlo a su casa, aunque 
le pareció que no serviría de mucho. Pasaron los días y aquel tronco estaba 
tirado, soportando el sol y la lluvia en las afueras de la casa. Un día pasó un 
hombre y vio aquel tronco, se acercó y le pregunto al leñador si podía 
vendérselo. El leñador le contestó: este tronco no me sirve para nada, se lo 
regalo, puede llevárselo. 
En el momento aquel hombre pidió que le llevaran ese tronco a su casa y 
agradeció al leñador por el gentil regalo. El hombre era un importante 
escultor. Al tener aquel rústico tronco en su casa, comenzó a tallarlo y 
 
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esculpirlo, tardó días y logró hacer una hermosa obra de arte que llegó a 
venderse a un precio impensable. 
Él escultor vio más allá de lo que todos podían ver en aquel pedazo de 
madera, vio lo que podía llegar a ser después de transformarlo: una obra 
perfecta. 
 
 
• La casa de los mil espejos 
Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa 
abandonada. Cierto día, un perrito, buscando refugio del sol, logró meterse 
por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió 
lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir las escaleras 
se topó con una puerta semiabierta; lentamente se adentró en el cuarto. 
Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había 1000 
perritos más, observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. El 
perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 
1000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró 
alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 
1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. 
Cuando salió del cuarto, se quedó pensando para sí mismo: - "¡Qué lugar 
tan agradable! Voy a venir más seguido a visitarlo." Tiempo después, otro 
perrito callejero entro al mismo sitio y se encontró entrando al mismo 
cuarto. Pero a diferencia del primero, al ver a los otros 1000 perritos del 
cuarto se sintió amenazado, ya que lo estaban viendo de una manera 
agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; obviamente vio como los 1000 
 
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perritos le gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1000 
perritos le ladraron también a él. Cuando salió del cuarto pensó: - "¡Qué 
lugar tan horrible es este !¡Nunca más volveré a entrar" 
En el frente de dicha casa, se encontraba un viejo letrero que decía: 
"La casa de los 1000 espejos" 
 
• Escuela de Animales 
Un conejo, un pájaro, un pez, una ardilla, un pato y otros animalitos, se 
reunieron para fundar un colegio y se sentaron a redactar el programa de 
estudios. El conejo quiso que en el programa se incluyera la carrera. El 
pájaro quiso que se incluyera la técnica de volar. El pez, la natación. La 
ardilla insistió en que debía agregarse el modo de trepar a los árboles en 
forma perpendicular. Los demás animales también quisieron incluir su 
especialidad en el programa de modo que anotaron todo y cometieron el 
gran error de exigir que todos los animales cursasen la totalidad de las 
materias. El conejo era excelente en carrera. Nadie corría tan bien como él, 
pero le exigieron que aprendiera a volar. Lo subieron entonces a un árbol y 
le ordenaron: - ¡Vuela conejo! Y el pobrecito se lanzó, se quebró una pata 
de manera que en vez de obtener la máxima calificación en carrera obtuvo 
una inferior y sacó la mínima en vuelo puesto que estaba aprendiendo. Y el 
Consejo de estudios estaba feliz. Lo mismo le sucedió al pájaro. Era capaz 
de volar por todas partes, dar volteretas y sacar las notas más altas hasta 
que le pidieron que cavara hoyos en la tierra como topo. Por supuesto que 
se quebró las alas y el pico y no pudo volar más, pero sus maestros se 
contentaron con bajarle la calificación en vuelo, y así sucesivamente. Uno 
 
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puede ser un genio, uno de los mayores escritores del mundo, pero no 
puede ingresar a la universidad porque no aprueba trigonometría ¿Con qué 
objeto? No importa quién es uno. Escuchen estos nombres que 
abandonaron sus estudios: William Faulkner; John F. Kennedy; Thomas 
Edison. No pudieron enfrentar al colegio, no lo soportaron. El pájaro dice: 
"No quiero aprender a trepar árboles en forma perpendicular. Soy capaz de 
volar hasta la copa del árbol sin necesidad de hacer eso" y le responden: 
"No importa se trata de una buena disciplina intelectual" 
 
 
• Siempre criticando 
Un abuelo, una mujer y un niño salen de un pueblo hacia otro. El abuelo va 
sobre una mula y los otros caminan. 
Al pasar por un caserío, la gente comenta que el abuelo es bien 
desconsiderado y poco caballeroso, que debería cederle su puesto a la 
mujer. Ellos oyen el comentario, entonces el abuelo baja de la mula y le 
cede el puesto a la mujer. Siguen su camino. 
Al pasar por otro caserío, la gente comenta lo desconsiderada que es esa 
mujer que está cómodamente sentada mientras ese pobre niño camina con 
la lengua afuera bajo el sol inclemente. Oyen nuevamente el comentario, 
entonces la mujer se baja y sube al niño sobre la mula mientras siguen el 
camino. 
Cuando pasan por otro caserío, la gente critica el hecho que el niño va 
sentado en la mula mientras el pobre abuelo pasa tanto trabajo. Frente a 
 
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tanta crítica contradictoria, entonces deciden subirse los tres juntos en la 
mula. 
Pasan felices por otro caserío y entonces los habitantes se quejan porque 
tanto peso es demasiado para la pobre mula. Cabizbajos los tres se bajan 
de la mula y se ponen a caminar. 
Cuando finalmente llegan a su destino, la gente en la plaza se burla de ellos: 
“Que tontos… venirse caminando en lugar subirse en la mula”. 
 
 
• El tiburón y los peces pequeños 
Durante un experimento de investigación, un biólogo marino colocó un 
tiburón en un gran tanque de retención y luego lanzó varios peces 
pequeños adentro. 
Como era de esperarse, el tiburón nadó rápidamente alrededor del tanque, 
atacó y se comió a los peces. 
El biólogo luego insertó una pieza fuerte de fibra de vidrio transparente en 
el tanque, creando dos particiones separadas. Puso el tiburón a un lado y 
un nuevo grupo de peces en el otro. 
El tiburón atacó rápidamente. Esta vez, sin embargo, se estrelló contra el 
divisor y rebotó. Sin inmutarse siguió repitiendo este comportamiento en 
vano. Mientras tanto, los peces nadaban ilesos en la segunda partición. 
Finalmente, aproximadamente una hora después del experimento, el 
tiburón se rindió. 
 
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Este experimento se repitió varias docenas de veces durante las siguientes 
semanas. Cada vez, el tiburón se volvió menos agresivo e intentó menos 
atacar a los peces, hasta que finalmente se cansó de golpearel divisor y 
simplemente dejó de atacar por completo. 
El biólogo luego retiró el divisor, pero el tiburón no atacó. Fue entrenado 
para creer que existía una barrera entre él y los otros peces, por lo que 
ahora nadaban donde quisieran, libres de daño. 
 
 
• Erizos 
Durante la pequeña glaciación, muchos animales murieron de frío. Algunos 
descubrieron que si juntaban sus cuerpos y permanecían unidos, 
mantenían el calor corporal. Los que estaban en los extremos, se turnaban 
con los que estaban en el centro y así muchos lograron sobrevivir durante 
ese gélido periodo. 
Pero los erizos lo tuvieron más difícil. Al juntar sus cuerpos, sus espinas se 
clavaban en los cuerpos de sus iguales, así que algunos al no soportar las 
heridas, decidían separarse y alejarse y a los pocos metros morían 
congelados. 
Sólo aquellos que conseguían acercarse con cuidado para acomodar sus 
espinas delicadamente en el cuerpo de su compañero y soportando la 
presión sobre la piel de las espinas del otro conseguían sobrevivir. Era 
extremadamente difícil no arañar o clavar las espinas en esa situación. Cada 
vez que debían intercambiar posiciones en condiciones extremas de 
 
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cansancio y hambruna era fácil perder la paciencia y hacer algún 
movimiento brusco que dañase al erizo más cercano o incluso a todos. 
Los erizos más rudos, debieron pulir sus formas y quienes eran demasiado 
irascibles o nerviosos debieron adaptarse. Muchos no lo lograron y sus 
cuerpos yacían inertes no demasiado lejos del resto del grupo. 
Sólo aquellos que aceptaron las espinas de los demás y aprendieron que 
cada movimiento podía dañar a los compañeros más cercanos consiguieron 
mantener el calor conjunto y la convivencia necesaria para sobrevivir a la 
pequeña glaciación. 
 
• Un pequeño punto negro 
Un grupo de discípulos le preguntó una vez a su maestro Zen: 
-“¿De dónde viene el lado negativo de nuestra mente?” El maestro se retiró 
un momento y enseguida regresó con un gigante lienzo en blanco. En medio 
del lienzo había un pequeño punto negro. 
-“¿Qué véis en este lienzo?” preguntó el maestro. 
 -“Un pequeño punto,” respondieron todos. 
El maestro dijo: 
- “Ese es el origen de la mente negativa. Ninguno de vosotros ve la enorme 
extensión blanca que lo rodea.” 
 
 
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• El cartero de muñecas de Jordi 
Sierra 
Franz Kafka se encontró con una niña en el parque al que iba a caminar 
todos los días. La niña lloraba desconsolada porque había perdido su 
muñeca. Ayudó a la niña a buscar la muñeca, aunque no tuvieron éxito. 
Quedaron al día siguiente para seguir buscándola. Como no la habían 
encontrado, Kafka inventó ser cartero de muñecas y le entregó una carta 
“escrita” por la muñeca donde le decía a la niña que no llorase su ausencia, 
que había salido de viaje a ver mundo: 
- "Te escribiré mis aventuras ." - concluía la carta. 
Este fue el comienzo de muchas cartas. Cuando él y la niña se reunían, él le 
leía las cartas que escribía de aventuras imaginarias de la muñeca. La niña 
quedaba así consolada. 
Kafka se puso enfermo y tuvieron que poner fin a sus encuentros. Le regaló 
una muñeca con una carta. La muñeca obviamente era diferente que la 
muñeca original. La carta explicaba que los viajes la habían cambiado. 
Años más tarde, la chica ahora crecida, encontró una carta metida en una 
grieta desapercibida dentro de la muñeca que decía: - "Cada cosa que amas, 
es muy probable que la pierdas, pero al final, el amor volverá de una forma 
diferente". 
 
 
 
 
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• Esperanza 
Hace años, un diario del interior del país publicó una serie de notas 
pronosticando una cosecha excepcional. Los agricultores, advertidos de la 
buena noticia, sembraron con más confianza y diversidad que de 
costumbre. El entusiasmo se generalizaba a medida que la prensa local 
reiteraba el vaticinio alentador, más deseado que real. Y por el poder de la 
esperanza generalizada, la cosecha resultó extraordinaria, aunque las 
fuentes de información fueron osadamente inventadas por el Jefe de 
Redacción. 
El estímulo social fue aceptado por los hombres de la comunidad rural y se 
transformó en un hecho concreto de ganancias compartidas. 
Imaginar hace que suceda lo que se imagina. 
 
 
• Música anónima 
Un hombre se sentó en una estación de metro en Washington DC y 
comenzó a tocar el violín, era una fría mañana de enero. Tocó seis piezas 
de Bach durante unos 45 minutos. Durante ese tiempo se calcula que 
pasaron 1.100 personas por la estación, la mayoría de ellos de camino al 
trabajo. 
 
 
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Pasados tres minutos, un hombre de mediana edad notó que había un 
músico que tocaba. Aminoró el paso y se detuvo por unos segundos, 
enseguida se apresuró a cumplir con su agenda. 
>>Un minuto más tarde, el violinista recibió su primer dólar de propina: una 
mujer arrojó el dinero en la caja, sin detenerse y siguió caminando. Minutos 
más tarde, una persona se apoyó contra la pared a escuchar, pero miró su 
reloj y comenzó a caminar de nuevo. Seguramente, se le hacía tarde. El que 
prestó mayor atención fue un niño de 3 años. Su madre se apresuró, pero 
el chico se detuvo a mirar al violinista. Por último, la madre empujó fuerte 
y el niño siguió caminando, volviendo la cabeza todo el tiempo. Esta acción 
fue repetida por varios otros niños. Todos los padres, sin excepción, los 
forzaban a seguir caminando. En los 45 minutos que el músico tocó, sólo 6 
personas se detuvieron y permanecieron por un tiempo. Alrededor de 20 
personas le dieron dinero, pero siguieron caminando a su ritmo normal. 
Recaudó $ 32. Cuando terminó de tocar y se hizo el silencio, nadie pareció 
darse cuenta. Nadie aplaudió ni hubo ningún reconocimiento. Nadie lo 
sabía, pero el violinista era Joshua Bell, ¡¡uno de los músicos más talentosos 
del mundo!! Tocó una de las piezas más complejas jamás escritas, en un 
violín por valor de 3,5 millones de dólares. Dos días antes de tocar en el 
metro, Joshua Bell había agotado las entradas en un teatro en Boston, 
donde los asientos costaban un promedio de $100. 
Joshua Bell tocando de incógnito en la estación de metro, el diario The 
Washington Post la organizó como parte de un experimento social sobre la 
percepción, el gusto y las prioridades de la gente. 
 
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Las líneas generales fueron los siguientes: en un entorno común a una hora 
inapropiada: ¿Percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? 
¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado? 
 
 
• Ajedrez 
Jefferson era un excelente jugador de ajedrez, distinguido en distintas 
competencias locales logró convertirse en una celebridad en su distrito. 
Nadie podía derrotarlo, logrando así la etiqueta del rival más temido. Cierta 
vez, en una entrevista radial, le preguntaron al ajedrecista cuál era su 
secreto para ganar siempre. 
Su respuesta fue: "Gano equivocándome". Ante la mirada atónita de los 
presentes, el ajedrecista continuó diciendo: "El ajedrez es un juego de 
estrategia que no se puede ganar solo avanzando. En ocasiones, para 
posicionarnos mejor, debemos retroceder. 
En muchas ocasiones nos podemos llegar a deprimir porque recibimos un 
revés en la vida que nos hace retroceder. Al igual que en el ajedrez, en la 
vida, podemos ganar dando una vuelta en forma de “u”. Hay una enorme 
diferencia entre rendirse y volver a comenzar de nuevo. 
De hecho, en muchos casos es necesario dar marcha atrás, abandonar algo, 
dejar ir algo, para posicionarte mejor y volver a avanzar. Y acabamos con 
esta última metáfora que probablemente ya conozcáis, pero que no está de 
más repetirla y recordarla" 
 
 
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• El desconfiado en el desierto. 
Dos hombres que necesitan ir de una ciudad a otra, deciden cruzar a pie el 
desierto que las separa para acortar camino y no tener que dar una enorme 
vuelta que les llevaría unas dos semanas a pie. Con varias cantimploras 
llenas de agua emprenden su andar bajo el sol inclemente.A los dos días se 
dan cuenta que tienen agua suficiente, pero ninguno trajo comida. 
Preocupados y cabizbajo, siguen caminando hasta que uno de los dos 
observa a lo lejos una vieja y dañada carreta llena de enlatados en su 
interior. Están eufóricos, pero tras muchos intentos empiezan a 
desesperarse ya que no hallan la manera de abrir ninguna de las latas. 
Cansados y desanimados, deciden que uno de los dos regresará al pueblo a 
buscar un abrelatas y más agua, mientras que el otro se quedará cuidando 
el preciado tesoro que acaban de encontrar. El primero se despide 
calculando que en 3 días estará de vuelta. El que se quedó empieza a contar 
primero las horas y luego los días: 1, 2, 3... al quinto día, preocupado y casi 
moribundo decide intentar nuevamente abrir siquiera una de las latas para 
no morir de hambre. Con las pocas fuerzas que le quedaban levanta una 
pesada piedra y cuando está a punto de lanzarla sobre una de las latas surge 
detrás de una gran roca el primer hombre gritando: 
- ¡Detente, traidor, detente! 
- ¡Llegaste, por fin llegaste! - contestó el otro- ¿Qué te pasó? 
- Nunca me fui. Yo sabía que no podía confiar en ti. He estado todo este 
tiempo vigilándote detrás de esa roca y ahora te he descubierto infraganti, 
con las manos en la masa. 
 
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- ¿No fuiste al pueblo? ¿No buscaste el abrelatas? ¡Claro, tampoco trajiste 
agua! Ahora, por tu desconfianza los dos estamos destinados a morir en 
este desierto. 
 
• Las estaciones 
Había un hombre que tenía cuatro hijos. Como buen padre quería que sus 
hijos aprendieran a no juzgar las cosas rápidamente; entonces envió a cada 
hijo, por turnos, a ver un árbol de peras que estaba a una gran distancia. 
El primer hijo fue en el Invierno, el segundo en Primavera, el tercero en 
Verano y el hijo más joven en Otoño. Cuando todos ellos habían ido y 
regresado, el padre los llamo y juntos les pidió que describieran lo que 
habían visto. El primer hijo menciono que el árbol era horrible, parecía seco, 
estaba sin hojas, doblado y retorcido. El segundo dijo que no, que estaba 
cubierto con finos brotes verdes y lo encontró lleno de promesas. El tercer 
hijo no estuvo de acuerdo, dijo que estaba cargado de flores con un aroma 
muy dulce y se veía muy hermoso, que era el árbol más lleno de gracia que 
jamás había visto. El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno 
de ellos, afirmó que había visto un árbol maduro, cargado de fruto, 
empezándosele a caer algunas hojas pero pleno de vida. 
Entonces el hombre les explico a sus hijos que todos tenían razón, pero una 
razón parcial porque ellos solo habían visto el árbol en una de las estaciones 
de la vida. Les dijo que no deben de juzgar a un árbol, o a una persona, por 
ver tan sólo una de sus temporadas, y que la esencia de lo que la vida es, el 
placer y el amor que acompañan a la vida, solo puede ser medida al final, 
cuando todas las estaciones han pasado. 
 
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Si te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de la 
primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño. Persevera a 
través de las dificultades y malas rachas… mejores tiempos vendrán. 
 
• Clavos 
Esta es la historia de una persona que tenía muy mal carácter. 
Su madre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la 
paciencia, tendría que clavar un clavo detrás de la puerta. 
El primer día, clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que 
siguieron, a medida que aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez 
menos clavos detrás de la puerta. Descubría que cada vez le costaba menos 
controlar su genio y que era más fácil que clavar clavos detrás de la puerta. 
Un día consiguió controlar su carácter durante toda la jornada y así informó 
a su madre. Ella le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra 
controlar su carácter. 
Los días pasaron y finalmente pudo anunciar a su madre que no quedaban 
más clavos para retirar de la puerta. Su madre tomó su mano y se acercaron 
a la puerta y le dijo: 
Has trabajado duro. Pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más 
será la misma. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. 
Presta atención a tu comunicación. Es tu mayor tesoro. 
 
 
 
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• La mascota 
Esta historia ocurre en Argentina; más específicamente en el pueblo de 
Chascomús. Un tendero estaba clavando sobre la puerta de su tienda un 
letrero que decía "Se venden cachorros". Letreros como ese tienen una 
atracción especial para los niños pequeños y efectivamente, un niño 
apareció bajo el letrero del tendero. 
- ¿Cuánto cuestan los cachorros? -preguntó. -Entre treinta y cincuenta 
euros- respondió el tendero. 
El niño metió la mano en su bolsillo y sacó algunas monedas, -tengo dos 
euros con treinta y siete céntimos- dijo -¿puedo verlos, por favor? 
El tendero sonrió y silbó, y de la caseta de los perros salió "Dama", que 
corrió por el pasillo de la tienda seguida de cinco pequeñitas, diminutas 
bolas de pelo. Un cachorro se estaba demorando considerablemente. El 
niño inmediatamente distinguió al cachorro rezagado: ¡era cojo!. 
- ¿Qué le pasa a ese perrito?- preguntó. El tendero le explicó que el 
veterinario había examinado al cachorro y había descubierto que le faltaba 
una cavidad de la cadera y que cojearía por siempre. Estaría lisiado toda su 
vida. El niño se entusiasmó. 
- Ese es el cachorro que quiero comprar -dijo. 
- Si realmente quieres ese perrito, te lo regalo -dijo el tendero. 
El niño con cara de enfado miró al tendero a los ojos y le replicó: 
 
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- No quiero que me lo regale. Ese perrito vale exactamente tanto como los 
otros perros y voy a pagar su precio completo. De hecho, ahora le voy a dar 
2,37€ y luego 50 céntimos al mes hasta terminar de pagarlo. 
El tendero replicó: 
- Realmente no quieres este perrito. Nunca va a poder correr, brincar ni 
jugar contigo como los otros cachorritos. 
Al oír esto, el niño se agachó y se enrolló la pierna del pantalón para mostrar 
una pierna izquierda gravemente torcida, lisiada, sostenida por un gran 
aparato ortopédico de metal. Miró al tendero y suavemente le respondió: 
- Bueno, pues yo tampoco corro tan bien como los otros niños y el 
cachorrito va a necesitar a alguien que lo entienda. 
 
 
• El Triple Filtro 
En la Grecia antigua, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran 
respeto que profesaba a todos. 
Un día, un conocido se encontró con Sócrates y le dijo: 
- ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo? 
- Espera un minuto - replicó Sócrates - Antes de decirme nada, quisiera que 
pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro. 
- ¿Triple filtro? - preguntó el otro 
 
 
 24 
 
 
- Correcto - continúo Sócrates - antes de que me hables sobre mi amigo, 
puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Por eso que 
lo llamo el “Examen del triple filtro” 
El primer filtro es la VERDAD 
¿estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto? 
- No - dijo el hombre - realmente sólo escuche sobre eso y... 
- Bien - dijo Sócrates - entonces realmente no sabes si es cierto o no. 
Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la BONDAD. 
¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo ? 
- No, por el contrario … 
- Entonces, deseas decirme algo malo de él, pero no estás seguro que sea 
cierto. 
- Pero aún podría querer escucharlo porque queda un filtro, el filtro de la 
UTILIDAD. 
¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo? 
- No, la verdad que no. 
- Bien, concluyó Sócrates. 
Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno e incluso no me es útil... 
para qué querría yo saberlo? 
 
 
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• La fábula de Olivier Clerc 
Imagínate una cacerola llena de agua fría en la cual nada tranquilamente 
una pequeña ranita. Un pequeño fuego se enciende bajo la cacerola, y el 
agua se calienta lentamente. 
El agua despacio, despaciose va poniendo tibia, y la ranita encuentra esto 
más bien agradable, y continúa nadando. La temperatura del agua, sin 
embargo, sigue subiendo. 
Ahora el agua está caliente, más de lo que la ranita pueda gozar, se siente 
un poco cansada pero no obstante no se asusta. 
Ahora el agua está verdaderamente caliente y la ranita comienza a 
encontrar esto desagradable. Está tan debilitada, que soporta el calor y no 
hace nada. 
La temperatura continúa subiendo, hasta que la ranita termina 
simplemente cocinándose para el plato principal del Restaurant. Si la misma 
ranita hubiera estado metida directamente en el agua a 50 grados, con un 
golpe de sus patas inmediatamente habría saltado fuera de la cacerola. 
 
 
 
 
 
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• Tormentas 
 
Cuentan que un día un campesino le pidió a la Madre Naturaleza para que, 
según él, le rindieran mejor sus cosechas. 
Entonces cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía; cuando 
pedía sol, éste brillaba en su esplendor; si necesitaba más agua, llovía más 
regularmente. 
Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa y estupor fueron 
grandes porque resultó un total fracaso. 
Desconcertado y medio molesto le preguntó a la Madre Naturaleza el 
motivo del fracaso, si él había puesto los climas que creía convenientes. 
La Naturaleza le contestó: - "Tú pediste lo que quisiste, más no lo que de 
verdad convenía. Nunca pediste tormentas, y éstas son esenciales para 
limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la consuman, y purificarla 
de plagas que la destruyan. Y es que, mi querido campesino, a veces son 
necesarias las tormentas". 
 
• La sed 
Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed. 
Por ventura, llegó a una cabaña vieja, desmoronada, sin ventanas, sin 
techos, el hombre anduvo por ahí y se encontró con una pequeña sombra 
dónde acomodarse para huir del calor y del sol desértico. 
 
 27 
Mirando a su alrededor, vio una vieja bomba de agua, toda oxidada, se 
arrastró hacia allí, tomó la manivela y comenzó a bombear, a bombear y a 
bombear sin parar, pero nada sucedía! 
Desilusionado, cayó postrado hacia atrás; notó que a su lado había una 
botella vieja, la miró, la limpió de todo el polvo que la rodeaba, y pudo leer 
un recado que decía: Usted necesita primero purgar la bomba con toda el 
agua que contiene esta botella mi amigo, después, por favor tenga la 
gentileza de llenarla nuevamente antes de marchar. 
El hombre desenroscó la tapa de la botella, y en realidad, ahí estaba el agua. 
¡La botella estaba llena de agua! 
De repente, él se vio en un dilema: 
Si bebía aquel agua podría sobrevivir, pero si la vertía en esa bomba vieja y 
oxidada, tal vez obtendría agua fresca, bien fría, del fondo del pozo, y podría 
tomar toda el agua que él quisiese, o tal vez no, tal vez, la bomba no 
funcionase y el agua de la botella sería desperdiciada... 
 
 
• Perder una sandalia 
En cierta ocasión, cuando Mahatma Gandhi estaba subiendo a un tren, una 
de sus sandalias se cayó a la vía. Sus acompañantes trataron de recuperarla, 
pero sin éxito pues el tren ya se encontraba en marcha. Ante la sorpresa de 
todos, Gandhi con total calma se sacó su otra sandalia y la arrojó igualmente 
a la vía. Los acompañantes de Gandhi asombrados le preguntaron: ¿Por qué 
 
 28 
has hecho esto? a lo que él respondió: Una sola sandalia no le sirve a nadie. 
Ahora quien encuentre las dos podrá usarlas sin ningún problema. 
 
 
• Piedra, árbol, espada y agua 
En tiempos de batallas en las montañas, mientras las personas dormían, de 
madrugada, se reunieron las cosas. La espada habló: 
- Yo soy la más fuerte y puedo destruirlo todo. Mi filo corta y doy poder a 
quien me toma y muerte a quien me enfrenta. 
- ¡Mentira! - replicó el árbol - Yo soy más fuerte, he resistido el viento y la 
más feroz tormenta. Pelearon espada y árbol. Fuerte y duro se mantuvo el 
árbol. La espada golpeó y golpeó cortando el tronco hasta derribar el árbol. 
- Soy la más fuerte, gritó triunfante la espada. 
- ¡Mentira! - replicó la piedra - Yo soy la más fuerte. Soy dura y antigua, soy 
pesada y llena. 
Y pelearon espada y piedra. 
Dura y firme se mantuvo la piedra. La espada golpeó y golpeó, pero no podía 
destruir la piedra. Mientras golpeaba, se quedó sin filo y la piedra quedó 
hecha añicos. 
- Es un empate, dijeron espada y piedra y lloraron lo inútil de su pelea. 
Mientras el agua del arroyo miraba la escena sin decir nada, había 
presenciado la pelea. La espada al darse cuenta de la presencia del agua, 
dijo: 
 
 29 
- ¡Tú eres la más débil! Nada puedes hacer. ¡Yo soy más fuerte que tú! 
Y se lanzó con toda su fuerza contra el agua del arroyo. Hizo un gran 
escándalo, espantó los peces y el agua no opuso resistencia al golpe de la 
espada. Poco a poco, sin decir nada, el agua recuperó su forma, envolvió la 
espada y siguió su curso hacia el río hacia el agua grande. Pasó el tiempo y 
la espada en el agua empezó a hacerse vieja y a oxidarse; perdió 
completamente todo el filo y los peces se acercaban sin miedo a burlarse 
de ella. Con pena, la espada se retiró del agua del arroyo. Sin filo y derrotada 
se quejó: 
- Soy más fuerte que ella, pero no puedo hacerle daño y ella a mí, sin pelear, 
me ha vencido. 
 A veces, debemos pelear como espada frente a seres vivos, a veces, 
debemos pelear como árbol frente a la tormenta, a veces debemos pelear 
como piedra frente al tiempo. Otras debemos ser como el agua frente a la 
espada, el árbol y la piedra, hacernos agua y seguir nuestro curso hasta el 
río de agua que alivia y sacia. 
 
 
• La reparación del carpintero 
Esta es la historia de dos hermanos que convivieron en armonía durante 
muchos años, vivían en granjas separadas, pero cultivaban y trabajaban 
juntos, compartiendo maquinaria, intercambiando cosechas y bienes año 
tras año. 
 
 30 
Un día tuvieron un problema. Comenzó con un pequeño malentendido que 
fue creciendo hasta que explotó en una amarga discusión seguida de 
semanas de silencio. 
Una mañana un hombre con herramientas de carpintero llamó a la puerta 
del hermano mayor. 
- "Estoy de paso por aquí y necesitaría trabajo para poder proseguir mi 
camino ", dijo el extraño, - "quizás usted requiera alguna pequeña 
reparación que yo pueda realizar" 
 El mayor de los hermanos reflexionó un momento y dijo: 
-"Tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo, en aquella 
granja vive mi vecino, de hecho, es mi hermano menor. La semana pasada 
había una hermosa pradera entre nosotros, pero él desvió el cauce del 
arroyo para que quedara entre nosotros. Hizo eso para enfurecerme, pero 
le voy a demostrar quien enfurece a quien. ¿Ve usted aquella pila de 
desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de 
dos metros de alto, no quiero verlo nunca más." 
El carpintero le dijo: 
-"Creo que puedo hacerme cargo de la situación" 
El hermano mayor ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y se fue 
de la granja para buscar provisiones al pueblo. 
Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero terminaba su 
trabajo. El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, con la boca 
abierta. No había ninguna cerca de dos metros. En su lugar había un puente 
que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con 
toda suerte de detalles y con un cómodo pasamanos. 
 
 31 
 
• El tesoro en el viñedo 
 
Un hombre labrador dueño de un viñedo tenía tres hijos. A ninguno le 
gustaba el trabajo y habían confiado su vida a la buena suerte. Como el 
hombre estaba por jubilarse: 
 - “Les voy a revelar un secreto... en mi campo, cerca de alguna de las vides, 
hay enterrado un tesoro, a poca profundidad... si lo encuentran, los tres 
podrán vivir cómodamente”. 
 Los hijos repartieron la tierra en partes iguales y comenzaron a cavarla. No 
contrataron peones para no correr riesgos. 
 Fue un trabajolento y prolijo en el que daban vuelta a cada terrón. 
 Tardaron un mes y medio y no encontraron nada. Cambiaron los lotes y 
repitieron la operación sin hallar nada. Otra vez rotaron las parcelas con 
igual resultado. Pero al cabo de cuatro meses, descubrieron que las vides 
estaban cargadas de enormes racimos de uvas. 
 Como la tierra había sido removida con tanta dedicación, la cosecha fue 
muy abundante y les dio una ganancia superior al valor del tesoro que 
buscaban. 
 Así que descubrieron que, si repetían el esfuerzo todos los años, podrían 
vivir cómodamente. 
 El tesoro estaba en la tierra, pero había que buscarlo de otra manera. 
 
http://cuentosqueyocuento.blogspot.com/2007/10/el-tesoro-en-el-viedo.html
 
 32 
• La parábola del colibrí 
 
El bosque está en llamas, y, mientras todos los animales huyen para salvar 
su pellejo, un picaflor recoge una y otra vez agua del río para verterla sobre 
el fuego. 
 - "¿Es que acaso crees que con ese pico pequeño vas a apagar el incendio?", 
le pregunta el León. 
 - "Yo sé que no puedo solo", responde el pajarito, "pero estoy haciendo mi 
parte”. 
 
• Un regalo 
Una niña le dio a su maestra un regalo de cumpleaños. 
Se trataba de un hermoso caracol. 
- "¿Dónde lo encontraste?", le preguntó la maestra. 
La niña le dijo que esos caracoles se encontraban solamente en cierta playa 
lejana. 
La maestra se conmovió profundamente porque sabía que la niña había 
caminado muchos kilómetros para buscar el caracol. 
- "No debiste haber ido tan lejos sólo para buscarme un regalo" 
La sabia sonrió y le contestó: 
- "Maestra, la larga caminata que hice por usted es también parte del 
regalo" 
http://cuentosqueyocuento.blogspot.com/2007/06/la-parbola-del-colibr.html
http://cuentosqueyocuento.blogspot.com/2007/10/un-regalo.html
 
 33 
 
• La hoja que no quería agua 
 
Había una vez una planta muy joven en la que se ponían grandes 
esperanzas. Tenía exactamente cuatro hojas. Cuatro bonitas hojas, 
resplandecientes al rocío y al sol. Un día las cuatro hojas tuvieron una 
reunión. 
 Una dijo que su vocación clara consistía en permanecer unida al naciente 
arbolito, pero que en lo sucesivo había decidido prescindir del agua. 
Cuestión de proyecto personal: “Que sus compañeras estudiasen el asunto 
y una vez entendido respetaran su libertad”. 
 Las otras tres hojas estaban repletas de buenas disposiciones y decidieron 
aceptar lo que su compañera les pedía. 
 Se instaló un ingenioso sistema de paraguas: con el buen tiempo el 
paraguas se cerraba y se abría en cuanto amenazaba lluvia. 
 Y he aquí que el arbolito tan prometedor dio signos de languidez y murió. 
Cada hoja fue llevada por el viento a un sitio distinto. 
 ¿Qué se podía haber hecho? ¿Pedir a la hoja que no quería agua que se 
marchara a otro sitio? ¿Llegar a un compromiso? 
 Hay grupos en que para respetar la libertad de uno, no se respeta a los 
otros. Y, finalmente,la planta se terminó secando en su totalidad. 
 
 
http://cuentosqueyocuento.blogspot.com/2008/10/la-hoja-que-no-quera-agua.html
 
 34 
• El pescador, el consultor y las 
metas 
 
En un pueblecito de la costa mejicana, arriba a puerto un barco con su pesca 
de atunes. Sobre el muelle, un admirado canadiense alaba al pescador 
sobre la calidad de su pesca y le pregunta cuanto tiempo le ha llevado el 
capturar todos esos peces. “No mucho” responde el pescador. 
“Entonces, ¿por qué no se ha quedado más tiempo en el mar para pescar 
más?” pregunta el canadiense. El mejicano responde que esos atunes son 
suficientes para cubrir las necesidades de su familia. 
El canadiense sigue preguntando: “¿Y qué hace el resto del tiempo?”. El 
mejicano comienza a explicar: “Pues, paseo con mi mujer por la playa, juego 
con mis hijos, pesco un ratito, hago la siesta; algunas noches voy al pueblo 
a ver a mis amigos, bebemos unos vinos y tocamos la guitarra. Tengo una 
vida bien llena...” 
El canadiense le interrumpe: “Mire, tengo un MBA por la Universidad de 
Harvard y podría ayudarle a mejorar. Tendría que comenzar por pescar más 
tiempo; con los beneficios podría comprarse un barco más grande. Con el 
dinero que ganaría con ese barco podría comprar otro y otro, hasta 
conseguir una flota pesquera. En lugar de vender su pescado a un 
intermediario, podría negociar directamente con alguna empresa 
conservera, e incluso montarla usted mismo. Podría dejar su pueblecito y 
vivir en Mexico City o en Nueva Yory, desde donde dirigiría todos sus 
negocios. 
 
 35 
El pescador le pregunta: “¿Y cuánto tiempo me llevaría conseguir todo 
eso?”. “Entre quince y veinte años” responde el canadiense. 
“¿Y después?” “Después es cuando se convierte en realmente interesante, 
ya que su empresa podría cotizar en bolsa y ganar millones de dólares” 
“¿Millones? Vaya, pero, ¿Y después?” añade el mejicano. El canadiense, 
exultante, responde: “Después se podría jubilar, mudarse a un tranquilo 
pueblecito de la costa, dar paseos por la playa con su mujer, jugar con sus 
hijos, pescar un poco, hacer la siesta, y salir alguna noche con sus amigos a 
tomar unos vinos y a tocar la guitarra!!! 
A lo que el pescador responde: Eso ya lo estoy haciendo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 36 
 
 
 
 
 
 
 
 
Lic. Nicolás Cavallero 
Psicólogo UBA. Formación en Psicología Comunitaria. 
Coordinador de Talleres recreativo-terapéuticos. 
Docente teatral. 
Contacto: 
www.instagram.com/psi.neo 
www.facebook.com/psi.neo 
consultapsi.neo@gmail.com 
 
 
 
 
 
 
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