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Embarazo de riesgo: problemas pregestacionales Ca p í t u l o 1 2 Cuando se trabaja en la unidad de alto riesgo de una maternidad, a veces es fácil abandonarse en manos de la tecnología y las maniobras técnicas, pero nuestra especialidad se dedica a las familias: sus miedos, su dolor, su salud, su futuro. No podemos perder de vista esta realidad si queremos ser unas enfermeras eficaces. Jamás. E n f e r m e r a d e u n a m a t e r n i d a d d e d i c a d a a e m b a r a z a d a s d e a l t o r i e s g o O B J E T I V O S • Resumir los efectos del alcohol y las drogas ilegales sobre la mujer fértil y el feto o el recién nacido. • Poner en relación el cuadro y el tratamiento clínico de la diabetes mellitus gestacional con sus implicaciones para la asistencia de enfermería. • Distinguir entre los diversos tipos de anemia asociados a la gestación según sus signos, su tratamiento y su influencia sobre el embarazo. • Comentar el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), incluida la asistencia a la embarazada seropositiva para el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), sus repercusiones fetales y neonatales, y las secuelas en su familia. • Describir la influencia de las diversas cardiopatías sobre la gestación, incluidas sus implicaciones sobre la asistencia de enfermería. • Esbozar los efectos de determinadas enfermedades previas sobre la gestación. Diabetes mellitus gestacional 300 Macrosomía 301 Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) 309 Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) 310 P A L A B R A S C L A V E unque se trate de un proceso normal, en algu- nos casos el embarazo puede llegar a ser peli- groso para la vida por sus complicaciones posibles o reales. Estas complicaciones pue- den ser el resultado de factores como la edad, el número de partos, el grupo sanguíneo, la situación socioeconó- mica, el estado de salud psicológico o los antecedentes de enfermedades crónicas. Una asistencia prenatal eficaz va dirigida a identificar los factores que aumentan el riesgo de una embarazada y a poner a punto medidas de sopor- te que favorezcan una salud óptima de la madre y el feto. Este capítulo se centra en las mujeres con problemas médicos previos a la gestación, y los posibles efectos de estos trastornos sobre el embarazo. Asistencia a la mujer con problemas de drogadicción Se considera que una persona sufre alcoholismo o dro- gadicción cuando experimenta problemas en los ámbitos laboral, familiar, de las relaciones sociales y de la salud como consecuencia del abuso del alcohol o de las dro- gas. Los estudios realizados indican que más del 5 % de las embarazadas emplea drogas ilegales durante la gesta- ción, llegando a cifras aún más altas en determinados subgrupos (Howell, Heiser y Harrington, 1999). Casi el 19 % de las embarazadas toma alcohol, y más del 20 % fuma (Andres, 1999). Las sustancias de las que se abusa habitualmente son el alcohol, la cocaína, la marihuana, las anfetaminas, los barbitúricos, los alucinógenos, la heroína y otros estupe- facientes. El Cuadro 12-1 señala los productos más fre- cuentes capaces de crear adicción y sus efectos sobre el feto y el recién nacido. El empleo de estas sustancias durante la gestación, sobre todo en su primer trimestre, puede influir negativamente sobre la salud de la madre y sobre el crecimiento y el desa- rrollo del feto. Por desgracia, su consumo prenatal tal vez constituya el error diagnóstico más frecuente en el con- texto de los cuidados maternos. Los médicos y las enfer- meras pueden olvidarse de interrogar a las mujeres sobre la utilización del alcohol y las drogas por su propia igno- rancia, para no crear una situación violenta, o por su pro- pia predisposición frente al tema. Muchas veces las muje- res que consumen estas sustancias esperan hasta el final de la gestación para solicitar asistencia médica. Además, en el caso de que acudan pronto es posible que no revelen espon- táneamente su adicción, por lo que el cuidador de turno debería estar atento si observa unos antecedentes o unos signos físicos indicativos de esta situación. La prestación de una asistencia prenatal eficaz a las mujeres adictas a sustancias químicas plantea múltiples problemas al médico. Sin embargo, la gestación repre- senta un período durante la vida de la mayor parte de las mujeres en el cual admiten que necesitan intervención y se muestran receptivas ante los cuidados. SUSTANCIAS ADICTIVAS MÁS FRECUENTES DURANTE LA GESTACIÓN ALCOHOL El alcohol es un depresor del sistema nervioso central (SNC) y un potente teratógeno. En realidad, se ha des- crito que su consumo durante la gestación es la princi- pal causa de retraso mental evitable (Andres, 1999). Su incidencia es más elevada en las mujeres de 20 a 40 años de edad; el alcoholismo también se observa entre las ado- lescentes. Su ingesta prolongada puede socavar la salud materna, provocando desnutrición (especialmente una carencia de ácido fólico y de tiamina), depresión de la médula ósea, mayor incidencia de infecciones y hepato- patía. El alcohol resulta tóxico para el feto, aunque sus efec- tos exactos sean complejos y no se conozcan más que en parte. El etanol puede interferir la síntesis de proteínas y la transferencia placentaria de glucosa y aminoácidos, así como favorecer la vasoconstricción, con la consiguiente hipoxemia en el feto (Andres, 1999). Los efectos del alcohol sobre el feto pueden dar lugar a un conjunto de signos denominado síndrome alcohóli- co fetal (SAF). Este síndrome incluye una serie de altera- ciones típicas de carácter físico y mental que varía en su gravedad y combinación. (Véase su análisis en el Capí- tulo 25.) No existe una respuesta definitiva acerca de la cantidad de alcohol que puede tomar una mujer sin peli- gro durante la gestación. La embarazada debería evitar A CONSEJOS PRÁCTICOS Tenga presente que como mínimo 1 de cada 10 mujeres es víctima de una toxicomanía en EE.UU., sea cual sea su situación socioeconómica o su origen étnico. Si piensa en esta posibilidad ante cualquier mujer, hará las preguntas oportunas con respecto al consumo de sustancias y estará pendiente de los signos pertinentes. 295Capítulo 12 ♦ Embarazo de riesgo: problemas pregestacionales 296 Parte III ♦ El embarazo y la familia por completo su consumo a lo largo de las primeras semanas, cuando tiene lugar la organogénesis. Durante el resto, su ingestión esporádica no entraña ningún ries- go conocido en la actualidad; sin embargo, siempre es más seguro prescindir por completo de él (Niebyl, 1999). Como fruto de la dependencia del alcohol, una mujer puede sufrir convulsiones por la abstinencia durante el parto, 12 a 48 horas después de haber dejado de beber. En el período puerperal cabe la posibilidad de que surja un delirium tremens y que el recién nacido padezca un síndrome de abstinencia. El personal de enfermería inte- grante de una unidad materno-neonatal debe conocer las manifestaciones de la adicción al alcohol para adelantar- se a las necesidades especiales de sus pacientes. Las pau- tas asistenciales comprenden la sedación para reducir la irritabilidad y los temblores, las medidas de precaución contra las convulsiones, la administración de líquidos intravenosos para la hidratación, y la preparación ante un recién nacido con una adicción. Aunque la mujer a veces requiere dosis altas de sedantes y analgésicos, se reco- mienda tener cuidado porque estas medicaciones pueden provocar depresión fetal. La lactancia natural no está contraindicada en gene- ral, aunque el alcohol se excreta en la leche materna. Su Sustancia química materna Efecto sobre el feto y el recién nacido Depresores Alcohol Retraso mental, microcefalia, hipoplasia de la línea media facial, cardiopatías, crecimiento intrauterino retardado (CIR), posibles efectos teratógenos, síndrome alcohólico fetal (SAF), efectos del alcohol sobre el feto (EAF) Estupefacientes Heroína Síntomas de abstinencia, convulsiones, muerte, CIR, alcalosis respiratoria, hiperbilirrubinemiaMetadona Sufrimiento fetal, aspiración de meconio; si se suspende bruscamente su consumo, graves síntomas de abstinencia, muerte neonatal Barbitúricos Depresión neonatal, aumento de las anomalías; ¿efecto teratógeno?; síntomas de abstinencia, convulsiones, hiperactividad, hiperreflexia, inestabilidad vasomotora Fenobarbital Hemorragia (con dosis excesivas) Combinación de los siguientes productos: Pentazocina (narcótico) Seguro durante el embarazo; deprime la respiración si se toma cerca del momento del parto Amobarbital (barbitúrico) Véanse barbitúricos Tranquilizantes Derivados de la fenotiacina Abstinencia, disfunción extrapiramidal, retraso del comienzo de la respiración, hiperbilirrubinemia, hipotonía o hiperactividad, plaquetopenia Diazepam Hipotonía, hipotermia, puntuación de Apgar baja, depresión respiratoria, reflejo de succión alterado, posible labio leporino Ansiolíticos Litio Anomalías congénitas, sobre todo la anomalía de Ebstein; obnubilación y cianosis en el recién nacido Estimulantes Anfetaminas Sulfato de anfetamina (bencedrina) Artritis generalizada, defectos del aprendizaje, problemas de coordinación motora, transposición de los grandes vasos, paladar hendido Sulfato de dextroanfetamina Cardiopatías congénitas, hiperbilirrubinemia (sulfato de dexedrina) Cocaína Infartos cerebrales, microcefalia, defectos del aprendizaje, alteraciones del estado de vigilia, disminución de las conductas de interacción, anomalías en el sistema nervioso central (SNC), cardíacas, genitourinarias, muerte súbita del lactante (MSL) Cafeína (por encima de 600 mg/día) Aborto espontáneo, CIR, mayor incidencia de paladar hendido, sospecha de otras anomalías Nicotina (de medio a un paquete Mayor frecuencia de abortos espontáneos, mayor incidencia de desprendimiento prematuro de cigarrillos diario) de la placenta, pequeño para la edad gestacional (PEG), perímetro cefálico menor, disminución de la longitud, MSL Psicofármacos Fenciclidina (PCP, polvo de ángel) Aspecto flácido, mal control de la cabeza, perturbación del desarrollo nervioso Lisergida (LSD) ¿Rotura cromosómica? Marihuana CIR, posible perturbación de los mecanismos inmunitarios CUADRO 12-1 Posibles efectos de determinadas sustancias adictivas o de la adicción, sobre el feto y el recién nacido 297Capítulo 12 ♦ Embarazo de riesgo: problemas pregestacionales consumo excesivo puede tener efectos tóxicos sobre el lactante e inhibir el reflejo para la bajada de la leche. Los planes de alta en las madres adictas al alcohol y sus recién nacidos han de coordinarse con el departamento de ser- vicios sociales del hospital. COCAÍNA Y CRACK Se cree que aproximadamente 1 de cada 10 embarazadas consume cocaína, siendo aún más altas estas cifras en las áreas urbanas (Kenner y D’Apolito, 1997). Su acción se produce en las terminales nerviosas, impidiendo la recap- tación de la dopamina y la noradrenalina, lo que a su vez da lugar a una vasoconstricción con taquicardia e hiper- tensión. La vasoconstricción placentaria reduce el flujo sanguíneo hacia el feto. Los efectos de la cocaína comien- zan con rapidez, pero la euforia no dura más de unos 30 minutos. Una vez superadas la euforia y la excitación, suele producirse irritabilidad, depresión, pesimismo, can- sancio e intenso deseo de consumir más. Este patrón nor- malmente lleva al consumidor a tomar dosis repetidas para mantener su efecto. En la orina de una embarazada puede haber metabolitos de la cocaína hasta 4-7 días des- pués de su consumo. La cocaína se puede administrar por inyección intra- venosa o esnifando su preparado en polvo. El crack, una forma de cristales de cocaína que está integrada por bicar- bonato sódico, agua y cocaína mezclados en una pasta y calentados con microondas hasta formar una «roca», se puede fumar. Este método «coloca» al consumidor con mayor rapidez y fuerza porque la droga se absorbe a tra- vés de la gran superficie pulmonar. Es difícil detectar a una usuaria de cocaína en el perío- do prenatal. Como se trata de una sustancia ilegal, muchas mujeres se muestran reacias a informar espontáneamente de su situación. La enfermera más familiarizada con ella habrá de identificar los sutiles signos propios del consumo de cocaína, como las oscilaciones del humor y los cambios de apetito, así como los síntomas de la abstinencia, como la depresión, la irritabilidad, las náuseas, la falta de moti- vación y los cambios psicomotores. Los principales efectos adversos del consumo de cocaí- na para la madre son las convulsiones y alucinaciones, el edema pulmonar, la hemorragia cerebral, la insuficiencia respiratoria y los problemas cardíacos. Las mujeres adictas a la cocaína tienen una mayor incidencia de abortos espon- táneos, desprendimientos de placenta, partos prematuros y mortinatalidad. La exposición intrauterina del feto a la cocaína eleva la probabilidad de crecimiento intrauterino retrasado (CIR), de perímetro cefálico pequeño, de una menor lon- gitud corporal, de malformaciones de las vías genitouri- narias y de puntuaciones de Apgar bajas. Los recién naci- dos expuestos a la cocaína en el útero pueden tener alte- raciones neuroconductuales, acusada irritabilidad y exal- tación del reflejo de sobresalto, inestabilidad emocional, y un mayor riesgo de muerte súbita del lactante (MSL). (Véase el Capítulo 25 para un análisis detallado.) La cocaína pasa a la leche materna y puede generar síntomas en el lactante, como una extrema irritabilidad, vómitos, diarrea, midriasis y apnea. Por tanto, las muje- res que sigan consumiéndola tras el parto deberían evi- tar la lactancia natural. MARIHUANA Las estimaciones acerca del consumo de marihuana durante la gestación varían mucho y van desde el 3 % (según sus propios testimonios) hasta el 35 % (por los análisis de orina) (Andres, 1999). Hasta hoy, no existen pruebas concluyentes que indiquen sus efectos teratóge- nos (Niebyl, 1999); sin embargo, es difícil valorar el impacto de su consumo intenso sobre la gestación debi- do a la diversidad de factores sociales capaces de influir sobre los resultados. HEROÍNA La heroína es un estupefaciente ilícito con propiedades depresoras del SNC que altera la percepción y produce euforia. Se trata de una droga que crea adicción y habi- tualmente se administra por vía intravenosa, aunque exis- te una forma que se puede esnifar denominada Karachi. El embarazo de las mujeres que consumen heroína se considera de alto riesgo debido a su mayor incidencia de desnutrición, anemia ferropénica y preeclampsia. Las mujeres adictas a la heroína también tienen una inci- dencia más alta de infecciones de transmisión sexual, ya que muchas ejercen la prostitución para costearse su toxi- comanía. El feto de una heroinómana presenta mayor riesgo de CIR, aspiración de meconio e hipoxia. El recién nacido suele mostrar signos de adicción a la heroína como agi- tación, llanto estridente de tono agudo, irritabilidad, ten- dencia a chuparse los puños, vómitos y convulsiones. Los signos de abstinencia normalmente aparecen en un pla- zo de 72 horas y pueden durar varios días. (Véase su aná- lisis en el Capítulo 25.) METADONA La metadona es el tratamiento empleado más a menudo en las mujeres con una adicción a los opiáceos como la heroína. Este producto impide los síntomas de la absti- 298 Parte III ♦ El embarazo y la familia nencia y reduce o elimina la ansiedad por consumir estupefacientes. Sus dosis deberían particularizarse al menor nivel terapéutico posible. La metadona atravie- sa la placenta y se ha asociado a preeclampsia, proble- mas placentarios y una presentación anormal del feto (Kearney, 1997). La exposición prenatal a la metadona puede traducir- se en una reducción del perímetro cefálico y un menor peso al nacer. El recién nacido corre el peligro de sufrir síntomas de abstinencia que a menudo son más intensos y duraderos que los vinculados a la heroína, tal vez debi- do a que su semivida es más prolongada (Wang, 1999). TRATAMIENTO CLÍNICO La asistencia prenatal de una embarazada conun pro- blema de adicción implica aspectos médicos, socioeco- nómicos y legales. Los planteamientos en equipo facili- tan el enfoque integral necesario para conseguir un embarazo y parto seguros para la madre y el niño. El tratamiento de la drogadicción puede incluir hos- pitalización como paso necesario para poner en marcha la deshabituación. No es recomendable que la mujer sufra «mono» durante la gestación debido al posible peli- gro para el feto. En las visitas semanales prenatales se administra un tratamiento de mantenimiento y soporte. También se realiza con regularidad un análisis de orina a lo largo del embarazo si se detecta un problema de tipo adictivo o se sospecha su existencia. Esta prueba sirve para identificar la clase y la cantidad de producto que se está tomando. h PLANTEAMIENTO ASISTENCIAL EN ENFERMERÍA Valoración y diagnóstico de enfermería Debido a la prevalencia de la drogadicción en la sociedad actual, tanto las enfermeras como los demás profesiona- les sanitarios deberán investigar esta cuestión al efectuar la anamnesis de cualquier embarazada. Existen varias herramientas sencillas para ello. Además, las enfermeras tienen que estar atentas para descubrir los indicios que apunten en este sentido entre sus antecedentes o por su aspecto. Si se sospecha su presencia, la enfermera ha de formular preguntas directas, partiendo de las menos inti- midatorias, como el consumo de tabaco, de cafeína y de medicamentos sin receta. A continuación, se puede pasar a las cuestiones sobre el alcohol y, finalmente, a las que giran en torno al consumo antiguo y actual de drogas ile- gales. Una actitud directa y libre de prejuicios tiene mayor probabilidad de suscitar respuestas sinceras. En las mujeres con un problema de drogadicción conocido, la valoración de enfermería se centra en su estado general de salud, prestando una atención especial a su situación nutritiva y a su predisposición a las infec- ciones, así como a la evaluación de todos los sistemas del organismo. También hay que valorar si comprende la influencia de la drogadicción sobre su persona y sobre el embarazo. Los diagnósticos de enfermería aplicables a una mujer de riesgo como consecuencia de la drogadicción son los siguientes: • Alteración de la nutrición: consumo inferior a las necesidades corporales en relación con una ingesta de comida insuficiente secundaria a la drogadicción. • Riesgo de infección vinculado al uso de jeringuillas y agujas sin la limpieza conveniente, en el caso del consumo de drogas por vía intravenosa. • Escasez de conocimientos, debida a una falta de información en torno a los efectos de la drogadicción sobre el feto. Planes de enfermería y su ejecución La prevención de la drogadicción durante la gestación es el principal objetivo de la enfermería, y la información es el mejor camino para conseguirlo. Por desgracia, muchas mujeres que son víctimas de esta situación no reciben una atención sanitaria regular ni acuden en su busca hasta que la gestación está ya muy avanzada. El cometido de la enfermera dentro de la asistencia pre- natal a una mujer toxicómana se centra en llevar a cabo su valoración continua y el asesoramiento de la paciente. La enfermera puede proporcionar información sobre la relación entre la drogadicción y los problemas de salud existentes, así como las implicaciones derivadas para el feto. Si crea un vínculo de confianza y apoyo, consegui- rá garantizar la cooperación de la mujer. Una enfermera bien capacitada es capaz de exponer las diversas estrate- gias posibles para ayudarla a abandonar la droga (planes para el tratamiento de la adicción, programas de 12 pasos, asesoramiento individual) y plantear su envío a un espe- cialista para efectuar un estudio más a fondo. La preparación para el parto ha de ser un elemento integrante de la asistencia prenatal. Se puede lograr el ali- vio de sus miedos, de sus tensiones o de sus inquietudes con apoyo psicológico sin necesidad de recurrir a los 299Capítulo 12 ♦ Embarazo de riesgo: problemas pregestacionales opiáceos y con una explicación exhaustiva del proceso del parto. Si hacen falta analgésicos, no se debería negar su administración; es errónea la idea de que van a favorecer una adicción posterior. Los métodos de elección para este fin consisten en el uso de la psicoprofilaxis y los bloqueos regionales, como son los epidurales, o los anestésicos locales, como los bloqueos de los pudendos y la infiltra- ción a nivel local. Habría que disponer de inmediato los cuidados intensivos para el recién nacido, que a menu- do nace deprimido, es pequeño para su edad gestacional (PEG) y prematuro. (Acerca de los cuidados del recién nacido con una adicción, véase el Capítulo 25.) Evaluación Los resultados esperados tras la asistencia de enfermería son los siguientes: • La mujer es capaz de describir el impacto de su drogadicción sobre ella y sobre su feto. • La mujer da a luz un niño sano. • La mujer está dispuesta a aceptar su paso a los servicios sociales (o a otro organismo pertinente de la comunidad) para su seguimiento tras el alta. h Asistencia a la mujer con diabetes mellitus La diabetes mellitus (DM), un trastorno endocrino que afecta al metabolismo de los hidratos de carbono como consecuencia de la producción o el uso insuficiente de insulina, aparece entre el 1 y el 14 % de todos los emba- razos, dependiendo de la población estudiada (American Diabetes Association [ADA], 2000a). La insulina, fabrica- da por las células ß de los islotes de Langerhans en el páncreas, reduce la glucemia al permitir el paso de la glu- cosa desde la sangre a los miocitos y los adipocitos. METABOLISMO DE LOS HIDRATOS DE CARBONO EN UNA GESTACIÓN NORMAL Al comienzo de la gestación, la elevación experimentada por las concentraciones séricas de estrógenos, progeste- rona y otras hormonas estimula un aumento en la pro- ducción de insulina por el páncreas de la madre y una respuesta tisular más potente a esta sustancia. Por tanto, existe un estado anabólico (sintético) durante la primera mitad del embarazo, con acumulación de glucógeno en el hígado y en otros tejidos. En la segunda mitad de la gestación, la secreción por la placenta de lactógeno placentario humano (LPH) y prolactina (por la decidua), junto con las grandes con- centraciones de cortisol y glucógeno, provocan una resis- tencia mayor a la insulina y una tolerancia menor a la glucosa. Este descenso en su eficacia deriva en un estado catabólico (destructivo) durante los períodos de ayuno, como sucede por la noche o después de haber absorbido una comida. Como cada vez son mayores las cantidades de glucosa y aminoácidos circulantes que se desvían des- de la madre hacia el feto, la grasa materna se metaboliza con mucha mayor facilidad en los períodos de ayuno que si la mujer no está embarazada. Como consecuencia de esta lipólisis (metabolismo materno de la grasa), puede producirse una cetonuria. El delicado sistema de control y equilibrio que existe entre la producción y el uso de la glucosa se ve sobre- cargado por el feto en crecimiento, que no extrae ener- gía más que de su contenido procedente de las reservas maternas. Esta situación se conoce como efecto diabetó- geno de la gestación. Por tanto, toda perturbación pree- xistente en el metabolismo de los hidratos de carbono queda potenciada en el embarazo, y cualquier predispo- sición a la diabetes puede desencadenar una diabetes ges- tacional. FISIOPATOLOGÍA DE LA DIABETES MELLITUS En la diabetes mellitus, el páncreas no produce una can- tidad suficiente de insulina para posibilitar el metabolis- mo necesario de los hidratos de carbono. Sin la insulina precisa, la glucosa no entra en las células, cuya energía se agota. La glucemia será alta (hiperglucemia) y las células degradan sus reservas de grasas y proteínas con fines ener- géticos. El catabolismo de las proteínas origina un balan- ce negativo de nitrógeno; el metabolismo de la grasa pro- voca una cetosis. Estos procesos patológicos generan los cuatro signos y síntomascardinales de la diabetes mellitus: poliuria, poli- dipsia, polifagia y adelgazamiento. La poliuria (micción frecuente) se produce porque el agua no se reabsorbe en los túbulos renales debido a la acción osmótica de la glu- cosa. La polidipsia (sed excesiva) deriva de la deshidrata- ción debida a la poliuria. La polifagia (hambre excesivo) está ocasionada por la desaparición de tejido y el estado de inanición creado por la pérdida de la capacidad para utilizar la glucosa sanguínea por parte de las células. El 300 Parte III ♦ El embarazo y la familia adelgazamiento (observado junto a una notable hiperglu- cemia) se debe al uso de la grasa y el tejido muscular para producir energía. CLASIFICACIÓN Las situaciones en las que existe una alteración del metabo- lismo de los hidratos de carbono se han clasificado de varias formas. El Cuadro 12-2 ofrece la clasificación de la diabe- tes mellitus propuesta en 1999, que se basa en la causa del proceso. Este sistema contiene cuatro categorías funda- mentales: diabetes de tipo 1, diabetes de tipo 2, otros tipos específicos, y la diabetes gestacional (DG). La clasifica- ción anterior, elaborada por el National Diabetes Data Group en 1979, hasta cierto punto se basaba en el tipo de tratamiento farmacológico empleado. Así, incluía el tipo I (diabetes mellitus dependiente de la insulina [DMDI]) y el tipo II (diabetes mellitus no dependiente de la insu- lina[DMNDI]), junto con las amplias categorías integra- das por la alteración de la tolerancia a la glucosa y la dia- betes gestacional. Durante esta época de transición, a medida que el sistema sanitario va adoptando el nuevo criterio etiológico, en determinados medios se emplean aún los antiguos términos de DMDI y DMNDI. El Cuadro 12-3 contiene la clasificación de White de la diabetes gestacional. Este sistema es útil con objeto de describir la extensión de la enfermedad. La diabetes gestacional (DG) se define como la into- lerancia a la glucosa de cualquier grado que aparece o se diagnostica por primera vez durante la gestación. Salvo esta alteración en la tolerancia a la glucosa, la mujer pue- de seguir asintomática o sufrir una forma leve de la enfer- medad. Sin embargo, es muy importante realizar su diag- nóstico porque incluso la diabetes leve aumenta el peli- gro de morbilidad y mortalidad perinatal. Asimismo, con el tiempo muchas mujeres con una DG evolucionan a una franca diabetes mellitus de tipo 1 o de tipo 2. INFLUENCIA DE LA GESTACIÓN SOBRE LA DIABETES La gestación puede influir considerablemente sobre la diabetes, ya que los cambios fisiológicos que provoca tie- nen la capacidad de modificar drásticamente las necesi- dades de insulina. La gestación también puede alterar la evolución de una vasculopatía secundaria a la DM. Su influencia sigue las siguientes vías: • Hay problemas para controlar la DM porque las necesidades de insulina son variables. • Durante el primer trimestre, normalmente desciende la demanda. Las concentraciones del LPH, un antagonista de la insulina, son bajas, las necesidades fetales mínimas, y cabe la posibilidad de que la mujer coma menos por las náuseas y los vómitos. • Las náuseas y los vómitos pueden provocar fluctuaciones en la alimentación y acentuar el riesgo de hipoglucemia, lo que antiguamente se denominaba shock insulínico. I. Diabetes de tipo 1* (destrucción de células ß, que normalmente da lugar a una deficiencia total de insulina) A. Inmunitaria B. Idiopática II. Diabetes de tipo 2* (puede oscilar desde una resistencia predominante a la insulina con una deficiencia relativa de esta sustancia hasta un defecto básicamente de la secreción con resistencia a la insulina) III. Otros tipos específicos† IV. Diabetes gestacional * Los pacientes que sufren cualquier forma de diabetes pueden necesitar un tratamiento insulínico en algún momento de su enfermedad. Esta circunstancia no permite clasificarlos. † La clasificación más detallada, que se puede consultar en los textos medicoquirúrgicos y en las fuentes, proporciona una división en ocho subtipos. Fuente: adaptado del 1999 Report of the Expert Committee on the Diagnosis and Classification of Diabetes Mellitus. Diabetes Care, Supl. 5. CUADRO 12-2 Clasificación etiológica de la diabetes mellitus CUADRO 12-3 Clasificación de White de la diabetes gestacional Clase Criterio A Diabetes química B Comienzo en la madurez (edad superior a 20 años), duración menor de 10 años, sin lesiones vasculares C1 Edad de comienzo entre 10 y 19 años C2 Duración de 10 a 19 años D1 Edad de comienzo menor de 10 años D2 Duración mayor de 20 años D3 Retinopatía benigna D4 Vasos calcificados en las piernas D5 Hipertensión E Sin nuevos exámenes F Nefropatía G Múltiples fallos H Cardiopatía R Retinopatía proliferativa T Trasplante renal (añadido por Tagatz y colaboradores de la Universidad de Minnesota) Fuente: White, P. (1978). Classification of obstetric diabetes. American Journal of Obstetrics and Gynecology, 130, 228. Utilizado con autorización. 301Capítulo 12 ♦ Embarazo de riesgo: problemas pregestacionales • Las necesidades de insulina empiezan a crecer en el segundo trimestre debido al aumento en el consumo y la acumulación de glucosa por parte de la mujer y del feto. Su demanda puede duplicarse o cuadruplicarse al final de la gestación como consecuencia de la maduración placentaria y la producción de LPH. • Las grandes exigencias energéticas del parto pueden requerir más insulina para compensar la glucosa intravenosa. • Normalmente se produce un brusco descenso en las necesidades de insulina tras la expulsión de la placenta y la desaparición correspondiente del LPH en la circulación materna. • El descenso en el umbral renal para la glucosa provoca un aumento en la incidencia de glucosuria. • Se agrava el riesgo de cetoacidosis, que en la mujer embarazada con DM puede aparecer con una glucemia menor que en la mujer diabética no embarazada. • La vasculopatía que acompaña a la DM puede progresar durante la gestación. • Puede aparecer una hipertensión, que favorece los cambios vasculares. • También pueden desarrollarse una nefropatía por el deterioro renal y una retinopatía. INFLUENCIA DE LA DIABETES SOBRE EL DESENLACE DE LA GESTACIÓN El embarazo de una mujer dibética acarrea un mayor ries- go de complicaciones, sobre todo en lo que respecta a la mortalidad perinatal y las anomalías congénitas. Este peli- gro se ha atenuado una vez admitida la importancia del estricto control metabólico (glucosa entre 70 y 120 mg/dL). Las nuevas técnicas para vigilar la glucemia, administrar insulina y seguir al feto también han redu- cido la mortalidad perinatal. RIESGOS PARA LA MADRE El pronóstico es favorable para la mujer embarazada con una diabetes gestacional, de tipo 1 o de tipo 2 sin un daño vascular importante. Sin embargo, esta gestación se asocia con un mayor riesgo de complicaciones que un embarazo normal. El polihidramnios, o aumento del volumen de líqui- do amniótico, se da en el 10-20 % de las diabéticas embarazadas. Se cree que es el resultado de la micción excesiva del feto debida a su hiperglucemia (Spellacy, 1999). La rotura prematura de membranas y el comien- zo del parto a veces es un problema asociado al polihi- dramnios. La preeclampsia y la eclampsia (hipertensión inducida por la gestación) (HIG) se producen más a menudo en los emba- razos de las mujeres diabéticas que en los normales, sobre todo cuando ya existen cambios vasculares (Moore, 1999). La hiperglucemia puede provocar una cetoacidosis como consecuencia del aumento de los cuerpos cetóni- cos (de carácter ácido) liberados a la sangre a partir del metabolismo de los ácidos grasos. La reducción de la motilidad gástrica y los efectos antiinsulínicos del LPH también predisponen a la mujer a este cuadro. La ceto- acidosis suele aparecer gradualmente pero, si no se trata, puede llevar al coma y a la muerte de la madre y el feto. La mujer diabética embarazada también presenta un mayor riesgo de vaginitis candidiásica y de infecciones uri-narias debido al aumento de la glucosuria, que contribuye a crear un medio favorable para el crecimiento bacteriano. RIESGOS FETALES Y NEONATALES Muchos de los problemas del recién nacido derivan direc- tamente de la hiperglucemia de su madre. En presencia de una cetoacidosis materna no tratada, el peligro de muerte fetal asciende hasta el 50 % (Spellacy, 1999). Entre la población general, el riesgo de dar a luz a un niño con una anomalía congénita importante es del 1-2 %. Para las mujeres diabéticas, este porcentaje se triplica (Spe- llacy, 1999). Las investigaciones señalan que el aumento de la incidencia está relacionado con la hiperglucemia al comienzo de la gestación (Moore, 1999). La mayor parte de las anomalías afectan al corazón, al sistema nervioso cen- tral y al esqueleto. Una de ellas, la agenesia del sacro, apa- rece casi exclusivamente en los lactantes de madres diabé- ticas. En este caso queda sin desarrollarse la columna sacra y lumbar y las extremidades inferiores lo hacen de forma incompleta. Para reducir la incidencia de anomalías con- génitas está indicado el asesoramiento previo a la concep- ción y un estricto control de la diabetes. Específicamente, los lactantes de madres diabéticas que reciben un tratamiento con insulina (o que pertenecen a las clases A, B y C de White; véase el Cuadro 12-3) son grandes para su edad gestacional (GEG) como conse- cuencia de las elevadas cifras de glucemia de la madre, de la que el feto extrae su glucosa. Estas concentraciones altas estimulan continuamente los islotes de Langerhans fetales para la producción de insulina. El estado hiperinsulínico hace que el feto emplee la glucosa existente, lo que se tra- duce en un crecimiento excesivo (denominado macroso- mía) y depósitos de grasa. Si el nacimiento sigue la vía vaginal, el niño macrosómico tiene un mayor riesgo de sufrir una distocia de hombros y lesiones traumáticas en el parto, así como una alteración de la tolerancia a la glu- cosa más adelante durante la infancia (Moore, 1999). 302 Parte III ♦ El embarazo y la familia Tras el nacimiento, se corta el cordón umbilical y desa- parece el generoso aporte de glucosa desde la sangre materna. Sin embargo, la hiperactividad mantenida en las células de los islotes ocasiona unos valores de insuli- na excesivos y el agotamiento de la glucosa sanguínea (hipoglucemia) en un plazo de 2 a 4 horas. La macroso- mía puede reducirse considerablemente mediante un estricto control de la glucemia materna. Los lactantes de madres con una diabetes avanzada (con afectación vascular) pueden manifestar un CIR. Este proceso se debe a que los cambios vasculares de la mujer diabética disminuyen la eficacia de la perfusión placen- taria y el feto tiene más problemas para mantenerse en el interior del útero. El síndrome de dificultad respiratoria neonatal parece deberse a la inhibición de ciertas enzimas fetales necesa- rias para la producción del surfactante, como conse- cuencia de las elevadas concentraciones de insulina. La policitemia (número excesivo de eritrocitos) en el recién nacido deriva básicamente de la menor capacidad de la hemoglobina glucosilada para liberar el oxígeno en la san- gre materna. La hiperbilirrubinemia es el resultado direc- to de la imposibilidad de que las enzimas hepáticas inma- duras metabolicen la mayor cantidad de bilirrubina producida por la situación de policitemia. TRATAMIENTO CLÍNICO Hasta hace poco tiempo, todas las mujeres embarazadas se sometían entre la semana 24 y la 28 de gestación a una prueba oral de tolerancia a la glucosa (POTG) de 1 hora, con objeto de detectar una diabetes gestacional. La Ame- rican Diabetes Association ha dejado de recomendar este examen con carácter universal. En su lugar, en la actuali- dad la ADA aconseja explorar en ese momento median- te la POTG de 1 hora sólo a aquellas mujeres con un ries- go medio. Estas mujeres son las siguientes (ADA, 2000a): • Edad mínima de 25 años. • Obesas a cualquier edad. • Con antecedentes familiares de DM en un pariente de primer grado. • Perteneciente a una etnia con una prevalencia de diabetes alta (hispanos, negros, indios, orientales). • Con antecedentes de tolerancia a la glucosa anormal. • Con antecedentes de problemas obstétricos. Para llevar a cabo la POTG de 1 hora, la mujer toma una solución de glucosa de 50 g por vía oral en cualquier momento del día. Una hora después se recoge una mues- tra de sangre. Si la glucemia supera los 130 mg/dL, se debe realizar una POTG a las 3 horas (ADA, 2000a). Durante la gestación, la diabetes gestacional se diag- nostica mediante una POTG con 100 g a las 3 horas. Para ello, la mujer sigue una alimentación rica en hidra- tos de carbono (por encima de 200 g diarios) durante 3 días antes del examen previsto. A continuación, la maña- na después de un ayuno nocturno de 8 a 14 horas de duración, toma una solución de 100 g de glucosa por vía oral. La glucemia se determina en el ayuno y pasadas 1, 2 y 3 horas. Se diagnostica una diabetes gestacional si se alcanzan o se superan un mínimo de dos de los valores siguientes: Ayuno 95 mg/dL 1 hora 180 mg/dL 2 horas 155 mg/dL 3 horas 140 mg/dL Las mujeres embarazadas que se consideren de alto ries- go para la DM deberían revisar su glucemia lo antes posi- ble. Una concentración plasmática superior a 126 mg/dL en ayunas o un valor aleatorio (en cualquier momento del día) superior a 200 mg/dL tiene carácter diagnóstico de DG si se confirma otro día distinto. Si no, está indicada la POTG a las 3 horas. A las mujeres de alto riesgo para la DM con unos resultados iniciales negativos habría que volver a explo- rarlas al llegar a las 24 ó 28 semanas (ADA, 2000a). Por otro lado, para el diagnóstico de la DG la Orga- nización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una POTG con 75 g a las 2 horas. Según su sistema, un valor superior a 162 mg/dL a las 2 horas se considera diag- nóstico (Curet, 2000). SEGUIMIENTO ANALÍTICO A LARGO PLAZO DEL CONTROL DE LA GLUCOSA La medición de las concentraciones de hemoglobina glu- cosilada aporta información acerca del control a largo plazo de la hiperglucemia (durante las 4 a 8 últimas semanas): se mide el porcentaje de glucohemoglobina en la sangre. Este compuesto, o HbA1c, es la hemoglobina a la que se liga una molécula de glucosa. Dado que la glucosilación es un proceso bastante lento y básicamen- te irreversible, esta prueba no sirve para explorar una dia- betes gestacional ni para su estricto control diario. Las mujeres con unos valores anormales de HbA1c entre el 9.2 y el 11.1% tienen un riesgo del 23 % de que su hijo nazca con una malformación (Moore, 1999). TRATAMIENTO PRENATAL DE LA DIABETES MELLITUS Los principales objetivos de la asistencia clínica en todas las mujeres embarazadas con diabetes son los siguientes: 303Capítulo 12 ♦ Embarazo de riesgo: problemas pregestacionales 1) mantener un equilibrio fisiológico entre la disponibi- lidad de insulina y la utilización de la glucosa durante la gestación, y 2) garantizar la salud óptima de la madre y de su hijo. Para alcanzar estas metas, una de las máximas prioridades ha de ser los cuidados prenatales de calidad con un planteamiento multidisciplinar. El diagnóstico de diabetes gestacional puede resultar impactante y terrible para la mujer. Hay que ofrecerle unas explicaciones cla- ras y un asesoramiento adecuado para recabar su coope- ración con el fin de conseguir un buen desenlace. El ase- sor en cuestiones de enfermería cumple una labor fundamental en este sentido. La mujer con una diabetes previa ha de entender los cambios con los que cabe con- tar durante la gestación y recibir esta información den- tro del asesoramiento previo a la fecundación. Regulación de la alimentación La embarazada diabética debe incrementar su ingesta calórica en unas 300 kcal/día. Durante el primer tri- mestre, en general necesita unas 30 kcal/kg de su peso corporal ideal (PCI). En el segundo y tercer trimestres pasa a unas 35 kcal/kg (Spellacy, 1999). Más o menos el 40-50 % debería proceder dehidratos de carbono complejos, un 15-20 % de las proteínas, y un 30 % de las grasas (Curet, 2000). La dieta se divide en tres comi- das y tres pequeños tentempiés. El más importante de éstos es el que se toma antes de acostarse y debería incluir proteínas e hidratos de carbono complejos para evitar la hipoglucemia nocturna. Un bromatólogo debe- ría elaborar un plan de comidas para la mujer según su estilo de vida, su cultura y sus gustos culinarios. Es bue- no que se familiarice con la posibilidad de intercambiar productos para que pueda proyectar sus propias comi- das por sí sola. Vigilancia de la glucosa La vigilancia de la glucosa es fundamental para determi- nar las necesidades de insulina y valorar el control de la glucemia. Muchos médicos hacen que la mujer acuda todas las semanas para revisar estas cifras en ayunas y uno o dos valores posprandiales. Además, la autovigilancia asidua de la glucemia es primordial para mantener un buen control de la glucosa. Este procedimiento se exa- mina en la página 305. Administración de insulina Muchas mujeres con diabetes gestacional necesitan insu- lina para mantener unas concentraciones normales de glucosa. Las que tienen una diabetes previa normalmen- te ya lo hacen. En cualquiera de los casos, habría que emplear insulina humana porque es la que plantea un menor riesgo de reacción alérgica. Su administración se realiza en inyecciones múltiples o por medio de una infu- sión subcutánea continua. El primer procedimiento es más frecuente y en general produce unos resultados excelentes. La mayor parte de las mujeres recibe una combinación de insulina intermedia y regular. Recientemente, algunos médicos han abandonado el empleo de la insulina huma- na regular, sustituyéndola por un análogo humano de acción rápida llamado lispro, que permite un control más adecuado de la glucosa (Jovanovic, 2000). A menudo se emplea una estrategia de cuatro dosis, con insulina regular o lispro antes de cada comida, añadiendo insulina NPH o lenta al acostarse (Curet, 2000). Otros médicos cambian un poco los patrones de insulina NPH y regular, pero aun así se inclinan por un planteamiento de cuatro dosis. Durante la gestación nunca se emplean hipogluce- miantes orales porque las mujeres que los usan se alejan de su control normal y sufren una grave hiperglucemia, que plantea un riesgo para el feto; su utilización se ha asociado a una hipoglucemia fetal prolongada; además, pueden ser teratógenos (Spellacy, 1999). Evaluación del estado fetal La información acerca del bienestar, el tamaño y la maduración del feto es importante para planificar el curso del embarazo y el momento del parto. Teniendo en cuenta que las gestaciones complicadas con una dia- betes presentan un riesgo mayor de defectos en el tubo neural, como por ejemplo la espina bífida fetal, se lle- va a cabo la determinación de la alfafetoproteína (AFP) sérica materna a las 16 ó 20 semanas de gestación (véa- se el Capítulo 14). A las 18 semanas se efectúa una ecografía para deter- minar la edad gestacional y detectar la presencia de ano- malías. Más tarde, se repite a las 28 semanas con objeto de seguir el crecimiento fetal por si hay un CIR o una macrosomía. Algunas instituciones realizan perfiles biofí- sicos fetales (PBF) (valoración ecográfica del bienestar fetal en la que se analizan los movimientos respiratorios del feto, su actividad, su reactividad, su tono muscular y el volumen de líquido amniótico) como parte de una eva- luación continua del estado fetal. La valoración materna diaria de la actividad fetal comienza alrededor de la semana 28. A las 32 semanas se empieza a realizar una cardiotocografía en reposo (CTR) dos veces a la semana utilizando un monitor fetal en las mujeres con una DM previa y en las que tengan una DG que requiera insulina. Otros médicos postergan la realización de la CTR en las mujeres con una DG has- ta una época más próxima al parto (Landon, 2000). Si la CTR es arreactiva, se efectúa un perfil biofísico fetal o una cardiotocografía con contracciones. (Para la expli- cación de estas pruebas, véase el Capítulo 14.) 304 Parte III ♦ El embarazo y la familia TRATAMIENTO DE LA DIABETES MELLITUS DURANTE EL PARTO Durante el parto, el tratamiento médico se centra en los siguientes aspectos: • Momento del parto. Normalmente se permite llegar a término a la mayor parte de las embarazadas diabéticas, sea cual sea su tipo, con una inducción programada del parto por vía vaginal a las 38-40 semanas de gestación. La cesárea puede estar indicada si existen signos de sufrimiento fetal. El parto antes de término está indicado en las mujeres diabéticas con cambios vasculares y un agravamiento de la hipertensión, o cuando haya pruebas de CIR (Landon, 2000). Para determinar la madurez pulmonar fetal se valora el cociente lecitina/esfingomielina (L/S) en el líquido amniótico (extraído por amniocentesis) y la presencia de fosfatidilglicerol (FG) (véase el Capítulo 14). Si los análisis prenatales indican un deterioro del estado fetal, hay que pensar en la inducción prematura del parto, a menudo por cesárea. • Control del parto. Frecuentemente, las necesidades maternas de insulina disminuyen radicalmente durante el parto, y para determinarlas se mide la glucemia cada hora. El objetivo fundamental del control durante el parto de las concentraciones maternas de glucosa consiste en prevenir la hipoglucemia neonatal (Curet, 2000). Muchas veces se emplean dos vías intravenosas, una con una solución de dextrosa al 5 % y la otra con solución salina. Esta última queda disponible más adelante para la insulina intercalada (piggybacking) o por si hace falta administrar una embolada. Como la insulina se adhiere a las bolsas y tubos IV de plástico, habría que lavarlos con ella antes de añadir la cantidad prescrita. Durante la segunda fase del parto y en el período puerperal inmediato, puede que la mujer no necesite más insulina. Su administración intravenosa se suspende una vez finalizada la tercera fase. TRATAMIENTO PUERPERAL DE LA DIABETES MELLITUS En líneas generales, las necesidades maternas de insuli- na descienden considerablemente durante el período puerperal en las mujeres diabéticas de todo tipo, pues al separarse la placenta se reducen las concentraciones hormonales y cesa el efecto antiinsulínico. Durante las primeras 24 horas tras el parto, es típico que las muje- res diabéticas previas necesiten muy poca insulina. Nor- malmente se las trata mediante dosis variables y después se puede restablecer una pauta posológica de insulina más regular. Muchas veces, el control de la glucosa es sufi- ciente en las mujeres con una diabetes leve que no requie- ra el aporte de insulina y no necesitan ningún trata- miento mientras están ingresadas. Los antidiabéticos se encuentran contraindicados durante la lactancia. Por consiguiente, una mujer diabética que esté dando el pecho a su hijo y no se controle sólo con la dieta, pue- de necesitar insulina durante cierto tiempo (Kjos, 2000). Las mujeres con DG en las que no hizo falta recurrir a la insulina durante la gestación tampoco la suelen nece- sitar en el período puerperal. Los médicos suspenden sis- temáticamente su administración tras el parto en las mujeres con DG, y a continuación sólo vigilan la gluce- mia. Si se observan unas concentraciones elevadas de glu- cosa, puede probarse con antidiabéticos orales en el caso de que no esté siguiendo la lactancia natural (Curet, 2000). El examen se repite 6 semanas después del parto para determinar si los valores de glucosa son normales. Cuando lo son, su situación debería seguirse a intervalos mínimos de 3 años (ADA, 2000a). El establecimiento de las relaciones madre-hijo es una prioridad máxima durante el período puerperal para todas las mujeres con una DM y para su familia. Si el recién nacido debe permanecer en una sala bajo cuida- dos especiales, hay que facilitar información y apoyo con- tinuo a sus padres, y animarles a visitarlo y a participar en la atención que reciba. La lactancia materna se fomentapor los beneficios que depara a la madre y a su hijo. Los datos indican que los niños sometidos a lactancia natural tienen menor riesgo de contraer una diabetes que los que toman biberón (Moore, 1999). Las necesidades calóricas suben durante esta fase de 500 a 800 kcal por encima de las existentes antes del embarazo, y la insulina debe corregirse en con- sonancia. La vigilancia de la glucemia debería mantener- se en su domicilio en el caso de las mujeres diabéticas dependientes de la insulina. La mujer también debería recibir información sobre planificación familiar, lo mismo que su pareja, si va a par- ticipar en ella. Los métodos anticonceptivos de barrera (diafragma, capuchón cervical, preservativo) empleados con un espermicida son seguros, eficaces y baratos, y representan la mejor opción para las mujeres diabéticas dependientes de la insulina. El uso de anticonceptivos orales (ACO) por estas mujeres es un tanto polémico. Muchos médicos los prescriben en dosis bajas, pero sólo para las que no tengan vasculopatía ni fumen. La píldo- ra pura de progesterona tiene una tasa de fracasos más alta, pero en contrapartida es más inocua. Muchas pare- jas que ya han completado su familia se decantan por la esterilización programada. 305Capítulo 12 ♦ Embarazo de riesgo: problemas pregestacionales h PLANTEAMIENTO ASISTENCIAL EN ENFERMERÍA El protocolo para una mujer con diabetes mellitus de la página 306 resume el planteamiento de enfermería en el período prenatal, durante el parto y en el puerperio. Valoración y diagnóstico de enfermería Tanto si la diabetes se ha diagnosticado antes de comen- zar la gestación como si se ha determinado durante la misma (DG), es importante una minuciosa valoración del proceso patológico y de los conocimientos que tiene la mujer sobre el tema. La exploración física a fondo (incluida la valoración de las complicaciones vasculares de la enfermedad, de cualquier signo de enfermedad infecciosa y de la glucosa en el análisis de sangre y de ori- na) es fundamental durante la primera visita prenatal. El seguimiento suele programarse dos veces al mes durante los dos primeros trimestres, y una vez por semana duran- te el último. Esta valoración también suministra una información vital acerca de la capacidad de la madre para enfrentarse a la presión combinada de la gestación y la diabetes, así como para seguir la pauta de cuidados recomendada. Es preciso averiguar la información que posee sobre la dia- betes y sus cuidados personales antes de formular un plan para su enseñanza. Entre los diagnósticos de enfermería que se pueden aplicar a la embarazada diabética figuran los siguientes: • Riesgo de alteración en la nutrición: aumento de las necesidades corporales vinculado a un desequilibrio entre la ingesta y la cantidad de insulina disponible. • Riesgo de lesión relacionado con las posibles complicaciones secundarias a la hipoglucemia o a la hiperglucemia. • Alteración de la dinámica familiar ligada a la necesidad de hospitalización derivada de la diabetes mellitus. Planes de enfermería y su ejecución En el caso de la mujer con una diabetes previa, la enfer- mera y el médico deben aportar consejo previo a la ges- tación, recurriendo a un planteamiento en equipo. Lo ideal es que vean a la pareja antes de su embarazo con objeto de valorar la diabetes mellitus. Las perspectivas para la gestación son buenas si la diabetes es de comien- zo reciente, sin complicaciones vasculares, siempre que se puedan controlar las glucemias. Para las mujeres con una diabetes gestacional, la asis- tencia de enfermería básicamente se centra en asesorar a la mujer acerca de la enfermedad, sus implicaciones y su tratamiento. ASISTENCIA DE ENFERMERÍA EN ATENCIÓN PRIMARIA En muchos casos, las mujeres con diabetes gravídica se estabilizan en el hospital, donde se inicia el asesoramiento necesario para que sean capaces de aplicarse sus cuidados personales. Las mujeres con una diabetes preexistente tam- bién pueden necesitar su ingreso para estabilizar el proce- so. En cualquier caso, la mayor parte del asesoramiento y la supervisión continua de las embarazadas con diabetes la llevan a cabo las enfermeras en las clínicas, los servicios extrahospitalarios y las instituciones para la mujer. USO EFICAZ DE LA INSULINA La enfermera se ocupa de que la mujer y su compañero entiendan el objetivo de la insulina, los tipos que se van a usar, y su método correcto de administración. También se asesora a su pareja sobre el modo de empleo por si fue- se necesaria su intervención. En aquellas mujeres muy motivadas cuyas concentraciones de glucosa no se con- trolen bien con la realización de múltiples inyecciones, la bomba de infusión continua puede mejorar la situación. La enfermera enseña a la mujer el modo y el momento en que ha de comprobar su glucemia, el intervalo ideal en el que deben hallarse sus valores, y la importancia que tie- ne su control (Fig. 12-1♦). La mayor parte recurre a un apa- rato para medir la glucosa con el fin de vigilar la concen- tración sanguínea de azúcar por su mayor precisión, pero FIGURA 12–1 ♦ La enfermera enseña a la mujer embarazada con diabetes gestacional cómo llevar a cabo la vigilancia domiciliaria de la glucosa. 306 Parte III ♦ El embarazo y la familia PROTOCOLO: Para una mujer diabética Nivel Derivación Tratamiento prenatal • Perinatólogo • Endocrinólogo • Neonatólogo • Trabajador social • Enfermero practicante de psicología clínica • Educador en los aspectos de enfermería de la diabetes • Dietista o bromatólogo • Fisioterapeuta, ergoterapeuta Tratamiento durante el parto* • Obtención de una historia clínica prenatal Tratamiento puerperal* • Envío de una enfermera ambulatoria si está indicado • Educador en aspectos de enfermería para la diabetes Resultados esperados Identificación y utilización de los recursos adecuados Valoración • Monitorización electrónica fetal si está indicada • Cardiotocografía en reposo si está indicada • Ecografía si está indicada • Amniocentesis para comprobar la madurez pulmonar a las 34-36 semanas • Alfafetoproteína (normalmente en la semana 16) • Valoración de los signos y síntomas de hipoglucemia (sudación, hormigueo periódico, desorientación, temblor, palidez, piel húmeda, irritabilidad, hambre, cefalea y visión borrosa) durante el parto • Monitorización electrónica fetal continua • Estudio de la glucemia con un glucómetro si se solicita o si existen signos y síntomas de hipoglucemia • Estudio de la glucemia con un glucómetro: en general, las necesidades de insulina descienden considerablemente en la fase puerperal • Valoración puerperal normal continua cada 8 horas • Técnica de alimentación del recién nacido: debería progresar • Valoración de los signos vitales: cada 8 horas; todos dentro de los límites normales; avisar de una temperatura >38 °C • Evaluación continua del grado de bienestar Resultados esperados Los resultados de la valoración indican el control de la glucemia con una reducción al mínimo de las complicaciones asociadas; crecimiento y desarrollo fetal sin alteraciones Enseñanza/psicosocial • Orientación de la habitación • Aviso a la enfermera de los signos y síntomas de hiperglucemia o hipoglucemia, de las contracciones uterinas, del descenso de los movimientos fetales, del flujo o la hemorragia vaginal y de la disuria • Valoración de la situación familiar y de las demás demandas psicosociales • Evaluación de las necesidades de aprendizaje de la paciente • Importancia de seguir la dieta • Paso a la sala de cuidados intensivos para recién nacidos • Enseñanza previa al parto para su realización por vía vaginal o por cesárea • Valoración de la eficacia del aprendizaje • Valoración de la eficacia del aprendizaje • Evaluación continua de las necesidades de aprendizaje actuales • Enseñanza puerperal normal completa Resultados esperados La paciente verbaliza y manifiesta haber entendido la información para la mujer diabética y sobre la asistencia sanitaria Asistencia e informes deenfermería • Hemograma completo • Análisis de orina y tira reactiva para proteínas y cuerpos cetónicos • Características bioquímicas • Concentración de hemoglobina glucosilada (HbA1C) diaria • Orina de 24 horas para el estudio de las proteínas y el aclaramiento de creatinina • Pinchazo en el dedo para controlar la glucemia, todas las mañanas, en ayunas y 2 horas después de la ingesta • Signos vitales cada 4 horas • Altura del fondo uterino todas las semanas • Peso diario • Vigilancia de la glucemia según corresponda • Mantener los baños en agua tibia cuando sean necesarios • Se puede duchar si deambula sin problemas • Catéter intravenoso heparinizado DC, si lo hay Resultados esperados Los informes y resultados de laboratorio ponen de manifiesto una glucemia estable y controlada Bienestar materno y fetal mantenidos Participación activa de la paciente en un plan de cuidados para el tratamiento de la diabetes 307Capítulo 12 ♦ Embarazo de riesgo: problemas pregestacionales PROTOCOLO continuación Nivel Actividad Tratamiento prenatal • Reposo en cama con prioridades para el baño • Actividades de distracción Tratamiento durante el parto* • Reposo en cama según se tolere Tratamiento puerperal* • Se levanta a voluntad Resultados esperados El grado de actividad no ha agravado la situación Comodidad • Valorar sus molestias • Ofrecer las medidas necesarias para su comodidad • Valorar sus molestias • Ofrecer las medidas necesarias para su comodidad • Seguir con las técnicas para el tratamiento del dolor Resultados esperados Mantenimiento del bienestar óptimo Nutrición • American Dietetic Association (ADA) por prescripción • Fomentar los líquidos • Astillas de hielo Barra de caramelo, según se desee • Fomentar la lactancia natural • Aumento de las necesidades calóricas en 500-800 kcal • Mantener la dieta y los líquidos Resultados esperados Cumplir las necesidades alimentarias, con especial énfasis en el control de la diabetes Eliminación • Reconsiderar las medidas para evitar una infección urinaria Resultados esperados Vigilar y anotar la ingesta y las pérdidas Resultados esperados Consumo y pérdidas dentro de los límites normales Medicación • IV _____ y _____ mL/h IV. en catéter heparinizado • Insulina según corresponda k __________ • Vitaminas y hierro prenatales • Normalmente se emplean dos vías IV, una con una solución de dextrosa al 5 % y la otra con una solución salina (esta última se utiliza para la insulina si es necesaria) • La insulina IV suele suspenderse cuando se completa la tercera fase del parto • Puede tomar las mismas vitaminas prenatales • Se administra inmunoglobulina Rh (RhoGAM) y vacuna de la rubéola si está indicada Resultados esperados Los valores de glucemia se hallan dentro de unos parámetros médicos aceptables Participación familiar Fecha *Las intervenciones para una mujer con un parto normal y durante el período puerperal inicial se pueden consultar en los protocolos correspondientes. Nota: IV, intravenosa. • Identificar las personas de apoyo disponibles • Valorar la percepción de la situación por parte de la familia • Implicar a las personas de apoyo en la asistencia • Existencia de una conducta clara de vínculo paternofilial • Implicar a las personas de apoyo en la asistencia: educación • Realizar planes para ofrecer apoyo a la madre tras el alta Resultados esperados La familia aprovecha los recursos Planes para el alta/asistencia domiciliaria • Explicar los objetivos de las pruebas y técnicas previstas • Implicar a la familia en la educación sobre la diabetes • Valorar el apoyo familiar • Valorar el apoyo familiar • Examinar la hoja de instrucciones para el alta y comprobar la lista • Describir los signos de alerta puerperales y cuándo llamar al médico o a la enfermera obstétrica • Suministrar recetas • Dar sus regalos a la madre • Disponer las cosas para tomar imágenes al niño si así se desea • Programar las visitas puerperales • Planificar las revisiones neonatales Resultados esperados Finalizar la educación en el momento del alta, con un especial énfasis en la necesidad de una asistencia sanitaria de seguimiento y una red de apoyo suficiente 308 Parte III ♦ El embarazo y la familia algunas emplean un método de seguimiento visual. Sea cual sea la decisión, la enfermera se encarga de que la mujer siga las instrucciones del fabricante escrupulosamente; que se lave las manos a conciencia antes de pincharse el dedo; que toque la gotita de sangre con la almohadilla de la tira reac- tiva y no con el dedo; y que las guarde según se la indique y las tire una vez que hayan caducado. La enfermera puede ofrecer los siguientes consejos referidos a la punción del dedo: 1) existen varios apara- tos con resorte que simplifican el proceso; 2) si se deja el brazo colgando durante 30 minutos, aumenta el flujo sanguíneo que les llega; y 3) habría que pinchar la zona lateral de los dedos en vez de la más distal, por su mayor inervación sensitiva para el dolor. Las pacientes diabéticas han de mantener un registro de la glucemia en cada lectura como orientación para su tratamiento. Existen hojas específicas con este fin. PROGRAMA PLANIFICADO DE EJERCICIOS En cualquiera de los tipos de diabetes, cuando no existe ninguna contraindicación médica de otro tipo, se fomen- ta el ejercicio para el bienestar general de la mujer. Si está acostumbrada a seguir un programa de este tipo con regularidad, la enfermera la anima a mantenerlo. Asi- mismo, la aconseja realizarlo después de las comidas, cuando la glucemia está alta, ponerse la correspondiente identificación como diabética, llevar encima un mono- sacárido, como las barras de caramelo (por la posibilidad de que se produzca una hipoglucemia inducida por el ejercicio), vigilar la glucosa sanguínea de forma regular, y evitar la inyección de insulina en una extremidad que vaya a utilizarse poco después en los ejercicios. Si la mujer no ha seguido un programa de ejercicios de forma sistemática, la enfermera puede animarla a adoptarlo paulatinamente. Debido a las alteraciones del metabolismo que acompañan a su realización, habría que controlar bien la glucemia antes de ponerlo en marcha. Enseñanza de los cuidados personales Tras la valoración de enfermería, partiendo de la infor- mación obtenida de la embarazada con diabetes, la enfer- mera imparte las enseñanzas oportunas a la mujer y a su familia para poder satisfacer lo mejor posible sus necesi- dades asistenciales. • Vigilancia de la glucosa. La vigilancia domiciliaria de la glucemia es el método más adecuado y pertinente para determinar la dosis de insulina y valorar su control. Se enseñan técnicas de autoseguimiento para que las pongan en práctica de cuatro a seis veces diarias según un programa concreto. Así, regulan las dosis de insulina según los valores de la glucemia y el grado de actividad previsto. Se las recomienda que mantengan sus cifras dentro de los intervalos normales siguientes: antes de las comidas, de 70 a 100 mg/dL; 2 horas después de una comida, por debajo de 120 mg/dL (ADA, 2000b). • Síntomas de hipoglucemia y cetoacidosis. La embarazada diabética ha de identificar los síntomas correspondientes a un cambio en las concentraciones de glucosa y adoptar las medidas pertinentes para comprobar la glucemia capilar sin demora. Si se encuentra por debajo de 60 mg/dL, se recomienda que ingiera 20 g de hidratos de carbono, que deje pasar 20 minutos, y que a continuación vuelva a medirla. La cantidad requerida se puede obtener tomando 425 mL de leche entera, 350 mL de zumo de naranja o de manzana, o 375 mL de una bebida de cola (Mandeville, 1992). Muchas personas se exceden en el tratamiento de sus síntomas y siguen comiendo, pero al hacerlo pueden provocar una hiperglucemia de rebote. La mujer siempre debería llevar encima algo de comer y tener a mano con rapidez otras fuentes de glucosa (monosacáridos) para tratar una reacción insulínica si no dispone de leche. También se enseña a los componentes de su familia cómo inyectarglucagón por si la comida no basta o resulta inviable (p. ej., ante unas náuseas intensas por el embarazo). • Tabaco. El tabaco tiene efectos perjudiciales sobre el aparato circulatorio de la madre y sobre el feto en desarrollo, y está contraindicado en la gestación y en la diabetes. • Viajes. La insulina se puede mantener a temperatura ambiente durante el viaje. Sus reservas deben estar al uesta en práctica del pensamiento crítico Patti Chang es una embarazada americana de origen chino, de 35 años, G3P2, activa y de alto nivel educativo, sin antecedentes de intolerancia a la glucosa. Sus dos hijos anteriores nacieron sanos a las 36 semanas de gestación. Se le realizó la prueba de tolerancia oral a la glucosa con 50 g a las 26 semanas de gestación y se midió una glucemia de 160 mg/dL. La paciente pareció disgustada y molesta cuando el obstetra le dijo que había que realizarle una prueba de tolerancia a la glucosa tras 3 horas de ayuno. Cuando el médico salió de la habitación, Patti le preguntó a la enfemera: ¿Le hará daño la glucosa al niño? ¿Qué tratamiento tendré que tomar? ¿Cómo debe responder la enfermera a estas dudas? ¿Por qué se siente tan afectada Patti? Las respuestas se encuentran en el Apéndice 1. P 309Capítulo 12 ♦ Embarazo de riesgo: problemas pregestacionales alcance del viajero y no ir guardadas con el equipaje. Si se avisa unos días antes de la salida, la mayoría de las compañías aéreas puede preparar una comida especial. La mujer debe llevar un brazalete o un collar de identificación como diabética, y consultar a su médico para recibir instrucciones o recomendaciones antes de emprender el viaje. • Grupos de apoyo. Muchas poblaciones tienen grupos de apoyo para los diabéticos o clases educativas que resultan útiles para las mujeres a las que recientemente se haya diagnosticado esta enfermedad. • Parto por cesárea. Las posibilidades de un parto por cesárea aumentan en las mujeres diabéticas. Habría que prever esta situación; los profesionales sanitarios pueden aconsejar su incorporación a las clases de preparación para la cesárea, ofrecidas por muchos hospitales, además de la información existente en organizaciones de ámbito provincial o nacional. A veces, la pareja se inclina por debatir sencillamente el parto por cesárea con la enfermera y el obstetra y leer unos cuantos libros sobre el tema. Asistencia de enfermería hospitalaria El ingreso puede ser preciso durante la gestación para evaluar la glucemia y corregir las dosis de insulina. En tales circunstancias, la enfermera vigila la situación de la mujer y sigue informándola para que esté enterada de su afección, así como de su tratamiento. Durante el parto, la enfermera sigue vigilando el esta- do de la mujer, mantiene los líquidos intravenosos, está pendiente para descubrir cualquier signo de hipoglucemia, y ofrece los cuidados indicados en cualquier mujer de par- to. Si fuera precisa la cesárea, también suministra la asis- tencia oportuna, tal como se describe en el Capítulo 20. Evaluación Los resultados esperados tras la asistencia de enfermería son los siguientes: • La mujer es capaz de analizar su dolencia y su posible impacto sobre la gestación, el parto y el período puerperal. • La mujer participa en la elaboración de una pauta de asistencia sanitaria para satisfacer sus necesidades y la sigue a lo largo de todo el embarazo. • La mujer evita la aparición de una hipoglucemia o una hiperglucemia. • La mujer da a luz a un recién nacido sano. • La mujer puede cuidar a su hijo. h Asistencia a la mujer con anemia La anemia indica la presencia de unos valores insuficien- tes de hemoglobina en la sangre. Durante la gestación, se define como las cifras por debajo de 10 g/dL (Wenstrom y Malee, 1999). Las anemias más frecuentes de la gesta- ción se deben a una producción insuficiente de hemoglo- bina en relación con una carencia alimentaria de hierro o de ácido fólico durante este período o a su destrucción por un trastorno hereditario, como la drepanocitosis. El Cuadro 12-4 describe estas anemias más frecuentes. Asistencia de la mujer con una infección por el VIH La infección por el virus de la inmunodeficiencia huma- na (VIH) constituye una de las principales preocupaciones sanitarias en la actualidad, y produce una enfermedad pro- gresiva que acaba desembocando en la aparición de un sín- drome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). En junio de 2000 se habían descrito 753 907 casos de SIDA en EE.UU. (Centers for Disease Control and Prevention [CDC], 2000). Desde 1996 hasta la actualidad, la incidencia del SIDA ha ido disminuyendo, aunque este descenso ha dis- minuido; simultáneamente, el número de personas que viven con la enfermedad ha crecido. Estos cambios se han atribuido a los efectos de las nuevas opciones terapéuticas (CDC, 2000). Los hombres homosexuales y bisexuales aún constituyen el grupo más amplio de personas infectadas. Las mujeres representan el 17 % de los casos. Aunque en EE.UU. menos de la cuarta parte del total de enfermos son mujeres negras o hispanoamericanas, estos grupos repre- sentaron el 77 % de los casos de mujeres con SIDA en el año 2000. En este sentido, el VIH sigue siendo la tercera causa de muerte entre las mujeres de 25 a 44 años, pero ocupa el primer puesto si sólo se consideran las de raza negra del mismo intervalo de edad (Hoffman-Terry, 1999). Durante los últimos años también han descendido consi- derablemente los casos de SIDA perinatal, sobre todo por el uso de la zidovudina (ZDV) en las embarazadas con VIH (Lindegren, Byers, Thomas y cols., 1999). FISIOPATOLOGÍA DEL VIH Y EL SIDA El VIH, que es la causa del SIDA, penetra habitualmente en el cuerpo a través de la sangre, los hemoderivados u 310 Parte III ♦ El embarazo y la familia Enfermedad Anemia ferropénica Drepanocitosis Anemia por deficiencia de ácido fólico Breve descripción Enfermedad ocasionada por un consumo insuficiente de hierro que da lugar a concentraciones de hemoglobina por debajo de 11 g/dL. Para prevenirla, a la mayoría de las mujeres se les recomienda que tomen complementos de hierro durante la gestación. Enfermedad autosómica recesiva que afecta a 1 de cada 600 personas de raza negra en EE.UU. (el 8 % porta el rasgo drepanocitósico) (Scioscia, 1999). La enfermedad se caracteriza por la existencia de eritrocitos falciformes en presencia de una menor oxigenación. El cuadro puede caracterizarse por una crisis con profunda anemia, ictericia, fiebre, infarto y dolor agudo. La crisis se trata mediante una exanguinotransfusión parcial, rehidratación con líquidos intravenosos, antibióticos y analgésicos. Se vigila al feto todo el tiempo. La deficiencia de ácido fólico es la causa más frecuente de anemia megaloblástica. Si falta esta sustancia, los eritrocitos inmaduros no se dividen, crecen de tamaño (megaloblastos) y su número baja. El aumento del metabolismo del ácido fólico durante la gestación y la lactancia puede derivar en su deficiencia. Como el proceso es difícil de diagnosticar, el mejor planteamiento consiste en su prevención. Todas las mujeres que puedan quedar embarazadas deberían tomar un complejo vitamínico que contenga 400 μg (0.4 mg) diarios (en general, presentes en las vitaminas prenatales) antes de la concepción, y como mínimo a lo largo del primer trimestre de la gestación (Mersereau, 2000). Algunos expertos recomiendan subir la cantidad de folato sintético hasta 0.6 mg diarios una vez que se confirma el embarazo (Institute of Medicine, 1998). El proceso se trata con 1.0 mg de folato diario (véase el Capítulo 11). Implicaciones maternas La embarazada con esta anemia se cansa con facilidad, está más predispuesta a contraer una infección, tiene un mayor riesgo de sufrir una hipertensión inducida por la gestación y una hemorragia puerperal, y ni siquiera es capaz de tolerar una pérdida mínima de sangre durante el parto. La gestación puede agravar la anemia y provocar una crisis mayor. Aumenta el riesgo de sufrir una preeclampsia. Lo mismo sucede con la infección urinaria,la neumonía, la insuficiencia cardíaca congestiva y el infarto de pulmón. El objetivo del tratamiento consiste en reducir la anemia y mantener un buen estado de salud. Durante el parto habría que emplear continuamente suplementos de oxígeno. Debería prepararse más sangre por si es necesaria una transfusión tras haber finalizado. La deficiencia de folato es la segunda causa más frecuente de anemia durante la gestación. Si su carencia es importante, aumenta la posibilidad de que la madre pueda necesitar una transfusión sanguínea tras el parto debido a la anemia. También tiene un mayor riesgo de sufrir una hemorragia debido a la trombocitopenia y está más predispuesta a las infecciones. El ácido fólico se encuentra siempre disponible en alimentos como las verduras frescas, la carne roja, el pescado, las aves de corral y las legumbres, pero se destruye con facilidad si se toman muy cocinados o se cocinan en grandes cantidades de agua. Implicaciones fetales y neonatales El riesgo de peso bajo al nacer, parto prematuro, mortinato y muerte neonatal aumenta en las mujeres con una intensa anemia ferropénica (Hb materna por debajo de 6 g/dL). El feto puede estar hipóxico durante el parto debido a la alteración en la oxigenación uteroplacentaria. Puede producirse un aborto, la muerte del feto o su nacimiento prematuro. El CIR también es un dato característico en los recién nacidos de mujeres con drepanocitosis. La deficiencia materna de ácido fólico se ha asociado a un mayor riesgo de que el recién nacido sufra defectos en el tubo neural, como la espina bífida, el mielomeningocele y la anencefalia. Su consumo suficiente puede reducir la incidencia de estos defectos en un 50-70 % (CDC, 1999c). El ácido fólico también puede servir para prevenir otros defectos congénitos, como el labio leporino o el paladar hendido (March of Dimes [MOD], 1999). En general, se recomienda que las mujeres que ya han tenido otro hijo con un defecto del tubo neural tomen una dosis diaria mayor de ácido fólico, normalmente 4.0 mg (MOD, 1999). CUADRO 12-4 Anemia y gestación 311Capítulo 12 ♦ Embarazo de riesgo: problemas pregestacionales otros líquidos corporales, como el semen, el líquido vagi- nal o la leche materna. El virus afecta de forma específi- ca a los linfocitos T, reduciendo así la respuesta inmuni- taria del organismo. Esto predispone a la persona afectada a sufrir infecciones por gérmenes oportunistas, como Pneumocystis carinii, que ocasiona una grave neumonía; la candidiasis; la afectación por citomegalovirus; la tuber- culosis y la toxoplasmosis. Una vez infectada por el virus, la persona fabrica anti- cuerpos que se pueden detectar mediante la prueba de inmunoadsorción ligada a enzimas (ELISA), y confirmar con el método Western blot. Los anticuerpos suelen for- marse en el plazo de 6 a 12 semanas después de la expo- sición, aunque en algunas personas esta fase de latencia es más larga. Tras la seroconversión transcurre un perío- do asintomático de unos 5 a 11 años (Minkoff, 1999). La mayor parte de las mujeres embarazadas se incluye en esta categoría. El diagnóstico de SIDA se efectúa cuando una perso- na resulta seropositiva frente al VIH y se identifica la pre- sencia de alguna de las diversas infecciones oportunistas específicas. RIESGOS PARA LA MADRE Las enfermedades definidoras del SIDA que afectan más a menudo a las mujeres que a los hombres son el sín- drome caquéctico, la candidiasis esofágica y la infección por el virus del herpes simple. Los trastornos gineco- lógicos no definidores del SIDA, como la candidiasis o las afecciones cervicales, son prevalentes en cualquier fase del VIH. Muchas mujeres seropositivas optan por evitar la ges- tación ante el peligro de infectar al feto y la probabili- dad de haber muerto antes de que el niño haya crecido. A las que queden embarazadas habría que advertirlas que no crean que la gestación acelera la progresión del VIH- SIDA, que el uso de la zidovudina durante el embarazo reduce considerablemente el peligro de transmitir el VIH al feto, y que la mayoría de los medicamentos emplea- dos para tratar el virus se puede tomar durante la gesta- ción (Minkoff, 1999). RIESGOS FETALES Y NEONATALES El SIDA puede aparecer en lactantes cuyas madres sean seropositivas, en general por transmisión perinatal. Este proceso sigue una vía transplacentaria, o en el momento del parto cuando el recién nacido queda expuesto a la sangre y a las secreciones vaginales de la madre, o a tra- vés de la leche materna. Se calcula que el peligro para los recién nacidos de madres seropositivas es del 25 % más o menos. Cuando la mujer embarazada recibe un trata- miento con zidovudina, este riesgo se reduce al 5-8 %. Si dicho tratamiento se combina con una cesárea progra- mada, aún desciende más, hasta el 2 % aproximadamen- te (American College of Obstetricians and Gynecologists [ACOG], 1999). Muchas veces los lactantes tienen anticuerpos posi- tivos hasta 15 meses después de nacer, por su transfe- rencia pasiva desde la madre. Para un análisis más a fondo sobre el lactante seropositivo, consúltese el Capí- tulo 25. TRATAMIENTO CLÍNICO El objetivo de los cuidados prenatales consiste en la iden- tificación de la embarazada que está en peligro de sufrir una infección por el VIH. Habría que ofrecer una prue- ba de anticuerpos contra el VIH mediante la técnica de ELISA a todas las mujeres durante la gestación, y a las que tengan intención de quedarse embarazadas. Si sus resultados son positivos, se recurre al método Western blot para confirmar el diagnóstico. En el caso de que también sea positivo, habría que advertir acerca de las implicaciones que conlleva este diagnóstico para ellas y para el feto, con objeto de garantizar la información al tomar su decisión. La asistencia de la mujer que elija con- tinuar con la gestación gira en torno a la estabilización de la enfermedad, la prevención de las infecciones opor- tunistas y de la transmisión maternofetal del virus, y la facilitación de un apoyo psicosocial y educativo. Habría que recomendar el tratamiento con zidovudina a todas las embarazadas infectadas para reducir la frecuencia de la transmisión perinatal. Este método supone la admi- nistración del fármaco durante la gestación y el parto, y también al recién nacido a lo largo de las 6 primeras semanas de vida (Mofenson, 1999). La mujer infectada por el VIH debería someterse a una evaluación y un tratamiento contra otras infecciones de transmisión sexual, y también frente a los procesos que las afectan más a menudo debido a sus circunstancias, como la tuberculosis, la infección por citomegalovirus, la toxoplasmosis y la displasia cervical. Si no hay antece- dentes de hepatitis B, debería recibir la vacuna, y tam- bién la de neumococos y una dosis anual de la vacuna de la gripe. Además de los análisis clínicos prenatales habituales, en la primera visita prenatal habría que obte- ner un recuento de plaquetas y un hemograma comple- to con fórmula leucocitaria, y repetirlo todos los trimes- tres para identificar una anemia, una trombocitopenia y 312 Parte III ♦ El embarazo y la familia una leucocitopenia, situaciones que se asocian a la infec- ción por el VIH y al tratamiento antiviral. En cada visita prenatal, se vigila a las mujeres asinto- máticas que estén infectadas por el VIH buscando los primeros signos de sus complicaciones, como la pérdida de peso en el segundo o tercer trimestre, o la fiebre. Se explora la boca para comprobar si existen signos de infec- ciones como el muguet (candidiasis) o la leucoplasia vellosa; se auscultan los pulmones por si existen datos de neumonía; y se palpan los ganglios linfáticos, el hígado y el bazo para observar signos de aumento de tamaño. Todos los trimestres habría que someter a la mujer a un examen visual y una oftalmoscopia de la retina para detectar complicaciones del tipo de la toxoplasmosis. Además de las pruebas prenatales acostumbradas, las mujeres positivas frente al VIH deberían someterse con regularidad a una valoración buscando
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