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SíntesisOralidadyEscritura - Cecilia Flores

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UNIDAD 8: Oralidad y escritura 
Carlos Alberto Rincón Castellanos 
 
ORALIDAD / ESCRITURA
 
Por: Carlos Alberto Rincón C. 
 
 
La oralidad no es un ideal, y nunca lo ha sido. Enfocarla de manera positiva no significa enaltecerla como un estado permanente para toda cultura. El conocimiento de la escritura abre posibilidades para la palabra y la existencia humana que resultarían 
inimaginables sin la escritura. [...] 
Asimismo, la oralidad nunca puede eliminarse por completo: 
al leer un texto se le “oraliza”. Tanto la oralidad como el surgimiento de la escritura a partir de la oralidad son necesarias para la evolución de la conciencia. 
 
Walter Ong 
 
 
La relación entre oralidad y escritura ha sido abordada desde la antigüedad. Platón (¿427?-347 a. de C.), en el Fedro y en su Carta VII, expresa severas objeciones sobre la escritura, pues la consideraba una manera inhumana y mecánica de procesar el conocimiento, insensible a las dudas y destructora de la memoria. Lo paradójico de este argumento de Platón es que el filósofo manifestaba por escrito sus reservas sobre la escritura[footnoteRef:1]. Incluso, algunos estudios lingüísticos aún comparten la visión de Aristóteles, quien también consideraba la escritura como un “código de segundo orden” o, para expresarlo en términos más comunes, como una “transcripción gráfica de la lengua oral”. [1: En realidad, la epistemología entera de Platón fue, sin advertirlo, un rechazo programado del antiguo mundo vital oral; el pensamiento filosófico por el que luchaba dependía por completo de la escritura. ] 
 
Por fortuna, diversas investigaciones han logrado establecer las características propias tanto de la oralidad como de la escritura, sus ventajas y desventajas en la práctica comunicativa. Hoy en día, sabemos que unas necesidades comunicativas sólo pueden ser satisfechas culturalmente por medio del discurso oral, mientras que otras sólo pueden serlo por medio del discurso escrito. Esto es muy importante porque pone de relieve que la capacidad de comprender y producir discursos escritos es diferente, y relativamente independiente, de la de comprender y producir discursos orales. Asimismo, no es posible tratar de construir una lógica de la escritura sin investigar a fondo la oralidad de la cual surgió. 
 
Pues bien, vamos a desarrollar entonces las características que les son propias a la oralidad y a la escritura. 
LA ORALIDAD 
 
· Es la primera manifestación del lenguaje verbal humano. 
· La adquieren y la desarrollan todos los hablantes por el sólo hecho de convivir con una determinada comunidad lingüística. 
· Se manifiesta por medio de sonidos articulados producidos por el aparato fonador. 
· Utiliza como canal o vía de transmisión el aire. 
· El mensaje se codifica, por lo tanto, haciendo uso de las cualidades físicas del sonido: timbre, tono, intensidad y cantidad. 
· Es de mayor uso, práctica y frecuencia que la escritura. 
· Es fugaz y, por consiguiente, posee poca duración en el tiempo. 
· Tiene un número limitado de receptores. 
· Permite una modificación inmediata del mensaje y está sujeta a interrupciones. 
· Debido generalmente a la presencia del interlocutor, permite una interacción continua y un proceso permanente de feedback (señal retorno o realimentación): un simple gesto del interlocutor, por ejemplo, le puede indicar al hablante que debe replantear lo que está diciendo. 
· El mensaje se refuerza con recursos adicionales como pausas, cambios de ritmo, de entonación, de tono. La información se complementa con gestos, ademanes, movimientos (códigos extralingüísticos). 
· Con frecuencia, su planeación y organización son simultáneas con su producción. 
· No demanda una esmerada organización gramatical. 
· Es menos refinada, más espontánea y más descuidada que la escritura; esto conlleva a que los errores cometidos durante su emisión posean poca censura social. 
· Siempre tiene lugar en un contexto situacional y en un contexto físico, es decir, está enmarcada por un conjunto de circunstancias de carácter social, discursivo, psicológico, cultural, espacial y temporal. Estos contextos determinan el acto lingüístico, y es por ello que gran parte de la significación en la oralidad se encuentra por fuera del texto. En muchas ocasiones, cuando hablamos no necesitamos ser demasiado explícitos, ya que parte de la significación de lo que decimos está en el contexto situacional o en el contexto físico. La oralidad nos permite desarrollar destrezas comunicativas y cognitivas vinculadas a situaciones de intercambio oral contextualizado, es decir, la comunicación se asocia a un contexto espacio-temporal y discursivo concreto, a un interlocutor presente y, con mucha frecuencia, a una actividad cotidiana. 
· Es más dinámica e innovadora que la escritura, debido a que facilita el uso de palabras nuevas (neologismos) y de expresiones coloquiales. 
· Cuando hablamos, no tenemos la manera de operar una reflexión metódica sobre lo que decimos. Las psicodinámicas de pensamiento propias de la oralidad no nos permiten autoanalizar nuestro propio pensamiento.
LA ESCRITURA 
 
La escritura significa la puerta de entrada a un paradigma nuevo del conocimiento, a una forma distinta de relacionarnos con la realidad. Significa aprender a pensar de otro modo. 
 Daniel Cassany 
 
· Aunque aceptamos que no es la primera manifestación del lenguaje verbal humano sino un “sistema secundario de modelado”, queremos advertir con toda claridad que la escritura no es un simple sucedáneo de la oralidad. 
· Se adquiere a partir de una instrucción especial. Para aprender a escribir, es necesario someterse a un largo proceso de formación, de entrenamiento y de práctica. Ese largo proceso exige dedicación y constancia. En contraste con la oralidad, la escritura es completamente artificial, no hay manera de escribir “naturalmente”[footnoteRef:2]. Esto se debe a que la escritura está regida por unas reglas que han sido ideadas conscientemente y que son, por tanto, definibles. [2: “Afirmar que la escritura es artificial no significa condenarla sino elogiarla. Como otras creaciones artificiales y, en efecto, más que cualquier otra, tiene un valor inestimable y de hecho esencial para la realización de aptitudes humanas más plenas, interiores” (ONG, 1987: 85). ] 
· Se manifiesta por medio de signos gráficos: grafemas y signos de puntuación. 
· Normalmente utiliza el papel como canal o medio. 
· Por consiguiente, el mensaje se codifica mediante esos signos gráficos, esos grafemas y signos de puntuación que se plasman en el papel. 
· Es de menor uso, práctica y frecuencia que la oralidad. 
· Es duradera o estable porque se conserva a través del tiempo y del espacio. Ha permitido fijar y conservar la información. Sin embargo, la escritura no sólo sirve para registrar información y transmitirla a otros, sino que también encierra un enorme potencial epistémico, pues nos permite aprender, adquirir conocimiento, evaluarlo y transformarlo. 
· Puede tener un número ilimitado de receptores. 
· Si el mensaje ya ha sido emitido, no permite una corrección inmediata. 
· La relación entre el emisor (o enunciador) y el receptor (o enunciatario) es indirecta y mediata. 
· Los elementos de los que se dispone para construir el mensaje son de carácter estrictamente lingüístico (grafemas) o paralingüístico (signos de puntuación, espacios, sangrías, negrilla, subrayado, etc.). La información que se trasmite no se puede complementar con el recurso de códigos extralingüísticos. 
· Exige una planeación previa y una organización cuidadosa. Su ejecución siempre debe ser posterior a unas etapas previas de planeación. La planeación debe considerar no únicamente lo que se va a decir, sino también cómo, para qué y a quién se le va a decir. Lo anterior nos recuerda que la escritura es un proceso semiótico complejo que requiere de unas fases o subprocesos cíclicos, de unos momentos creativos que no siguen una secuencia lineal. Esas fases puedendenominarse: invención, redacción de borradores, evaluación, revisión y edición. 
· Demanda una esmerada organización gramatical. Está mejor estructurada que la oralidad. He aquí la explicación de por qué nadie puede pretender escribir de la misma forma como habla. 
· Por ser más refinada y más estructurada que la oralidad, los errores que se cometen en la elaboración de textos escritos tienen una censura social mucho mayor. 
· Carece de contextos situacional y físico, es preciso crearlos lingüísticamente. La escritura establece lo que se ha llamado un lenguaje “libre de contextos” o un discurso “autónomo”[footnoteRef:3]. El escritor sabe que por estar aislado de su lector en el tiempo y en el espacio, debe ser lo suficientemente explícito, pues la significación de lo que desea comunicar radicará enteramente en el texto, el cual deberá concentrar, mediante el código lingüístico, todas las pistas que permitan al lector interpretar debidamente la finalidad comunicativa del escritor. [3: La autonomía del discurso escrito radica, precisamente, en que hace explícitas, mediante un proceso de expansión, las circunstancias del contexto situacional. Además, en su estructura se plasman las condiciones sociales de los participantes y se tiene en cuenta el nivel de conocimiento de los lectores potenciales. ] 
· Es más conservadora y menos dinámica que la oralidad. El hecho de ser más estable y selectiva en el empleo de palabras y expresiones, hace que la escritura se caracterice por su discreción para aceptar neologismos y formas coloquiales. 
· Para terminar, vamos a referirnos a dos características de la escritura que consideramos de trascendental importancia: sólo la escritura nos permite autoanalizar nuestro propio pensamiento y, por tanto, sólo ella nos conduce a la conquista de nuestro propio YO. Además, nos proporciona modelos —un conjunto de nuevas categorías— que nos permiten ver el lenguaje, el mundo y nuestra mente de una nueva forma. 
 
La escritura ha transformado la conciencia humana, la ha vigorizado. En palabras de Walter Ong: “Para vivir y comprender totalmente, no necesitamos sólo la proximidad, sino también la distancia. Y esto es lo que la escritura aporta a la conciencia como nada más puede hacerlo”. 
 
Cuando pretendamos saber qué tanto hemos comprendido un texto, el mejor reto será escribir sobre él, porque la escritura nos orienta, nos interroga una y otra vez, discute y dialoga con nosotros mismos, nos exige retornar al texto. Esta posibilidad que nos brinda la escritura de problematizar el acto mismo de escribir, está estrechamente relacionada con la liberación del hombre: función primordial de la educación en general. 
 
COMENTARIO FINAL 
 
En una sociedad alfabetizada hay dos formas de lenguaje —oral y escrita— que son paralelas entre sí. Ambas son totalmente capaces de lograr la comunicación. 
 Kenneth Goodman 
La cultura escrita es la competencia requerida para la participación en dominios privilegiados. Y esto vale tanto para los dominios más técnicos como para los más sociales. Somos los lenguajes que nos hablan. Somos los lenguajes que hablamos. Multiplicar nuestra competencia lingüística es ensanchar nuestra longitud de onda cognitiva y emocional. 
 Raffaele Simone 
 
Reconocer que la escritura es una tecnología no significa de ninguna manera que ella sea sólo un proceso meramente técnico, un simple instrumento de comunicación, aislado de las relaciones sociales, de condiciones de tipo individual, de tipo textual e, incluso, de tipo pedagógico. Como técnica, ella ejerce diferentes funciones en la vida cotidiana, es un instrumento de trabajo que nos permite desarrollar actividades tanto intrapersonales como interpersonales. 
 
“La escritura va más allá de las circunstancias del mundo cotidiano, vivido con certeza inmediata, y da cuenta de la acción mediante enunciados problematizables y racionalmente discutibles, con pretensiones de universalidad”, (Jurado Valencia y Bustamante Zamudio, 1996: 8). Es decir, la escritura rompe con la inmediatez del mundo vital, la trasciende para interpretarla mediante significados indirectamente relacionados con la base material. Cómo negar, además, que la escritura tiene efectos sobre la conciencia del sujeto y que está íntimamente ligada a su deseo. 
 
Debido a su estabilidad y permanencia, la escritura potencia la acción comunicativa al permitir afianzar y acumular las indagaciones realizadas.
Es cierto, las tecnologías son artificiales; pero en el caso de la escritura estamos ante una tecnología que, paradójicamente, se ha vuelto natural (y esencial) para el ser humano. Al igual que la música, la escritura se ha convertido en atributo esencial de la condición humana. Porque la escritura ha sido interiorizada por el hombre tan profundamente como la ejecución de la música instrumental. Esta tecnología ha enriquecido el psiquismo del ser humano, ha desarrollado su espíritu y ha intensificado su vida interior. Cualquier tecnología de esta naturaleza, que no degrade la vida sino que, por el contrario, la enriquezca, por supuesto siempre será bienvenida. 
 
Carlos Alberto Rincón Castellanos 
 
BIBLIOGRAFÍA 
· CASSANY, Daniel. Describir el escribir. Barcelona: Paidós, 1993. 
· ________. Funciones, representaciones y prácticas de lo escrito. Actas de las IIIas. Jornadas sobre la Enseñanza de la Lengua Española. Granada: 1997. 
· DÍAZ, Álvaro. Aproximación al texto escrito. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 1995. 
· FRÍAS NAVARRO, Matilde. Procesos creativos para la construcción de textos. Santafé de Bogotá: Magisterio, 1996. 
· NIÑO ROJAS, Víctor Miguel. Los procesos de la comunicación y del lenguaje. Santafé de Bogotá: Ecoe, 1998. 
· ONG, Walter. Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. México: Fondo de Cultura Económica, 1987. 
· PARRA, Marina. Cómo se produce el texto escrito. Santafé de Bogotá: Magisterio, 1996. 
· PÉREZ GRAJALES, Héctor. Comunicación escrita. Santafé de Bogotá: Magisterio, 1995. 
ACTIVIDAD PROPUESTA
1- Identifique en el siguiente texto cuáles son las características de la oralidad presentes. ¿En el discurso de quién aparecen? Ejemplifique.
“La pastora Torralba” - Fragmento del capítulo XX de Don Quijote de la Mancha (1605) de Miguel de Cervantes Saavedra. 
Digo, pues, prosiguió Sancho, que en un lugar de Extremadura había un pastor cabrerizo, quiero decir, que guardaba cabras, el cual pastor o cabrerizo, como digo de mi cuento, se llamaba Lope Ruiz, y este Lope Ruiz andaba enamorado de una pastora que se llamaba Torralba, la cual pastora llamada Torralba era hija de un ganadero rico, y este ganadero rico... Si desa manera cuentas tu cuento, Sancho, dijo Don Quijote, repitiendo dos veces lo que vas diciendo, no acabarás en dos días; dílo seguidamente y cuéntalo como hombre de entendimiento, y si no, no digas nada. De la misma manera que yo lo cuento, respondió Sancho, se cuentan en mi tierra todas las consejas, y yo no sé contarlo de otra, ni es bien que vuestra merced me pida que haga usos nuevos. Di como quisieres, respondió Don Quijote, que pues la suerte quiere que no pueda dejar de escucharte, prosigue.
Así que, señor mío de mi ánima, prosiguió Sancho, que como ya tengo dicho, este pastor andaba enamorado de Torralba la pastora, que era una moza rolliza, zahareña, y tiraba algo a hombruna, porque tenía unos pocos bigotes, que parece que ahora la veo. ¿Luego conocístela tú? dijo Don Quijote. No la conocí yo, respondió Sancho, pero quien me contó este cuento me dijo que era tan cierto y verdadero, que podía bien cuando lo contase a otro afirmar y jurar que lo había visto todo: así que yendo días y viniendo días, el diablo, que no duerme y que todo lo añasca, hizo de manera que el amor que el pastor tenía a la pastora se volviese en homecillo y mala voluntad; y la causa fue, según malas lenguas, una cierta cantidad de celillosque ella le dió, tales que pasaban de la raya y llegaban a lo vedado; y fue tanto lo que el pastor la aborreció de allí adelante, que por no verla se quiso ausentar de aquella tierra, e irse donde sus ojos no la viesen jamás. La Torralba que se vio desdeñada del Lope, luego le quiso bien, más que nunca le había querido. Esa es natural condición de mujeres, dijo Don Quijote, desdeñar a quien las quiere, y amar a quien las aborrece: pasa adelante, Sancho.
Sucedió, dijo Sancho, que le pastor puso por obra su determinación, y antecogiendo sus cabras, se encaminó por los campos de Extremadura para pasarse a los reinos de Portugal: la Torralba, que lo supo, fue tras él, y seguíale a pie y descalza desde lejos con un bordón en la mano y con unas alforjas al cuello, donde llevaba, según es fama, un pedazo de espejo y otro de un peine, y no sé qué botecillo de mudas para la cara; mas llevase lo que llevase, que yo no me quiero meter ahora en averiguallo, sólo diré que dicen que el pastor llegó con su ganado a pasar el río Guadiana, y en aquella sazón iba crecido y casi fuera de madre, y por la parte que llegó no había barca ni barco, ni quien le pasase a él ni a su ganado de la otra parte, de lo que se congojó mucho, porque veía que la Torralva venía ya muy cerca, y le había de dar mucha pesadumbre con sus ruegos y lágrimas, mas tanto anduvo mirando, que vio un pescador que tenía junto a sí un barco tan pequeño, que solamente podían caber en él una persona y una cabra, y con todo esto le habló y concertó con él que le pasase a él y a trescientas cabras que llevaba. Entró el pescador en el barco y pasó una cabra, volvió y pasó otra, tornó a volver y tornó a pasar otra: tenga vuestra merced cuenta con las cabras que el pescador va pasando, porque si se pierde una de la memoria se acabará el cuento, y no será posible contar más palabra dél: sigo, pues, y digo, que el desembarcadero de la otra parte estaba lleno de cieno y resbaloso, y tardaba el pescador mucho tiempo en ir y volver: con todo esto volvió por otra cabra, y otra y otra.
Haz cuenta que las pasó todas, dijo Don Quijote; no andes yendo y viniendo desa manera, que no acabarás de pasarlas en un año. ¿Cuántas han pasado hasta ahora? dijo Sancho. ¿Yo qué diablos sé? respondió Don Quijote. He ahí lo que yo dije que tuviese buena cuenta; pues por Dios que se ha acabado el cuento, que no hay pasar adelante. ¿Cómo puede ser eso? respondió Don Quijote. ¿Tan de esencia de la historia es saber las cabras que han pasado por extenso, que si se yerra una del número no puedes seguir adelante con la historia? No, señor, en ninguna manera, respondió Sancho, porque así como yo pregunté a vuestra merced que me dijese cuántas cabras habían pasado, y me respondió que no sabía, en aquel mismo instante se me fue a mí de la memoria cuanto me quedaba por decir, y a fe que era de mucha virtud y contento. ¿De modo, dijo Don Quijote, que ya la historia es acabada? Tan acabada es como mi madre, dijo Sancho.
Dígote de verdad, respondió Don Quijote, que tú has contado una de las más nuevas consejas, cuento o historia que nadie pudo pensar en el mundo, y que tal modo de contarla, ni dejarla, jamás se podrá ver ni habrá visto en toda la vida, aunque no esperaba yo otra cosa de tu buen discurso; mas no me maravillo, pues quizá estos golpes, que no cesan, te deben tener turbado el entendimiento. Todo puede ser, respondió Sancho; mas yo sé que en lo de mi cuento no hay más que decir, que allí se acaba do comienza el yerro de la cuenta del pasaje de las cabras. Acabe norabuena donde quisiere, dijo Don Quijote, y veamos si se puede mover Rocinante.

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