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- 1 - Curso: Curso: Actualización en Temas de Medicina de Emergencias Módulo: Accidente cerebro-vascular (ACV): manejo actual en la Central de Emergencias Clase: Accidente cerebro-vascular (ACV): manejo actual en la Central de Emergencias INTRODUCCIÓN Hoy se sabe que el ACV es la tercera causa de muerte y la primera causa de incapacidad en Estados Unidos, afectando a 700.000 pacientes por año. Se estima una mortalidad intrahospitalaria del 15% y, a los 30 días, del 20 al 25%. De los que pacientes que sobreviven, la mitad persiste con una secuela permanente de diferente grado y 1/3 necesita asistencia en la actividad de la vida diaria. El costo anual en la atención global es de 30 billones de dólares (1). Es importante, además, tener en cuenta que años atrás la modalidad terapéutica cuando se presentaban pacientes con síndrome neurológico agudo de causa vascular era observar, estabilizar y rehabilitar. El paciente llegaba a la Central de Emergencias y la resolución de su problema de salud no era considerada prioritaria, por lo que se lo dejaba para lo último. Era considerado “el menos grave” o por quien “menos se podía hacer”. Los importantes avances realizados en la última década en lo que respecta al diagnóstico y tratamiento generaron un cambio significativo en el manejo inicial de estos pacientes. Esto nos impulsa y obliga a identificar de manera temprana a quienes padecen este problema y nos da cuenta de la importancia de cambiar el modo de manejo inicial. En esta sexta clase del curso nos centraremos en el síndrome neurológico agudo con causas vasculares, sin detenernos en las causas no vasculares. Lo haremos de esta manera debido a la importante y creciente frecuencia de esta patología en la Central de Emergencia. Básicamente nos proponemos brindarles información, conceptos y herramientas para: • reconocer a los pacientes que se presentan con un síndrome neurológico agudo, • definir accidente cerebrovascular isquémico y hemorrágico agudos, • establecer criterios de gravedad para categorizar estas patologías y reconocer rápidamente a los pacientes con riesgo de vida, • conocer los criterios para solicitar estudios complementarios, guiar el tratamiento y definir la internación de los pacientes, • jerarquizar el rol de la tomografía computada de cerebro para la toma de decisiones y conocer las tendencias actuales de tratamiento. Comenzaremos haciendo referencia al diagnóstico inicial del paciente con síndrome neurológico agudo. Luego nos avocaremos a la terapéutica de las causas isquémicas y hemorrágicas por separado, haciendo un breve comentario acerca de la fisiopatología de cada una. Esperamos una vez más que esta clase, así como los recursos y las propuestas que la acompañan, continúen contribuyendo a su formación y fortalecimiento como profesionales de la Emergentología. ALGUNAS DEFINICIONES PARA COMENZAR Definimos como síndrome neurológico agudo al conjunto de signos y síntomas neurológicos, con o sin alteración de la conciencia, de instalación brusca y/o progresiva en el tiempo, que requieren de un diagnóstico y tratamiento a la brevedad para evitar y/o perpetuar el daño secundario. Cuando en la Central de Emergencias recibimos a un paciente que encuadra dentro del concepto de síndrome neurológico, el punto principal es diferenciar si el daño es secundario a una lesión vascular o a otra causa no vascular, dado que las terapéuticas son diferentes. - 3 - El accidente cerebro-vascular (ACV) o causa vascular del síndrome neurológico agudo se puede definir como cualquier injuria vascular, que reduzca el flujo sanguíneo cerebral en una región específica del sistema nervioso central, causando daño neurológico. El foco neurológico secundario al ACV se define como aquella alteración en el examen físico neurológico que se correlaciona con un daño estructural puntual en el sistema nervioso central (SNC). UN CASO EN LA CENTRAL DE EMERGENCIA Para comenzar, les proponemos imaginar que se encuentran trabajando en una Central de Emergencias y se encuentran con el siguiente caso: Recibimos a un paciente de sexo masculino de 67 años de edad que ingresa traído por un familiar en taxi por dificultad en el habla y debilidad en hemicuerpo derecho. En el interrogatorio dirigido al familiar nos informa que comenzó 45 minutos previos al ingreso con dificultad en la movilización del hemicuerpo derecho y lateralización a la derecha durante la marcha asociado a dificultad en el habla y deterioro del sensorio (somnolencia). En el examen físico obtenemos la siguiente información: TA: 170/100, FC. 90 irregular, hemiplejía facio-braquio-crural derecha, afasia mixta, heminegligencia derecha, clonus y Babinsky positivo derecho, reflejos vivos en hemicuerpo derecho. La sensibilidad no resulta evaluable por falta de colaboración del paciente. Observamos una buena entrada de aire bilateral, sin ruidos agregados. Encontramos ruidos cardiacos presentes, con soplo sistólico 3/6. El resto no presenta particularidades. Solicitamos laboratorio con resultados sin particularidades, y en el ECG se constata fibrilación auricular con respuesta ventricular normal. La tomografía computada (TC) de cerebro sin contraste endovenoso no evidenció lesión aguda. Decidimos tratarlo con ácido acetil salicilico (AAS) por vía oral y decidimos internarlo en el piso de Neurología. EL DIAGNÓSTICO Y LA EVALUACIÓN INMEDIATA ¿Cómo llegamos al diagnóstico definitivo del caso descripto? ¿En qué aspectos del examen físico debemos centrarnos? ¿Qué estudios complementarios debemos solicitar? Para llegar al diagnóstico definitivo del caso clínico presentado debemos utilizar diferentes herramientas: • historia clínica, • examen físico, • test de sangre, • ECG, • TC de cerebro, • e imágenes vasculares. Esta metodología de trabajo nos ayudará a realizar numerosos diagnósticos diferenciales y luego llegar al diagnóstico definitivo. Veamos entonces, algunos aspectos de cada una de estas herramientas. La historia clínica Los datos demográficos del paciente y sus antecedentes pueden aclarar en parte la causa del ACV. Generalmente, la forma de presentación es con un foco neurológico de instalación rápida y repentina. Si se asocia a una historia de alteraciones repetitivas similares a la actual y de características fluctuantes, se puede pensar en un origen trombótico o por - 5 - hipoperfusión cerebral. En cambio, si la instalación es sin pródromo sugiere un ACV embólico o hemorrágico. La mayoría de los pacientes están alertas y sin otro síntoma asociado fuera del déficit neurológico focal al momento del inicio del cuadro clínico. En algunas ocasiones pueden presentar cefalea, náuseas, vómitos o deterioro del sensorio. Dichas situaciones nos hacen pensar en compromiso hemisférico mayor, de tronco o cerebelo. El tiempo de instalación de los síntomas es el tiempo en el que el paciente comienza con el cuadro clínico. Marcar el comienzo de los síntomas es crítico en el manejo inicial del ACV, dado que define las conductas terapéuticas a seguir, como veremos más adelante. Se interpreta como el inicio del ACV, el momento en el que el paciente fue visto por última vez libre de síntomas. Por ejemplo, si los síntomas se identifican 45 minutos antes del ingreso, el tiempo cero de evolución del cuadro clínico es 45 minutos. Una situación especial es si los síntomas se detectaron cuando el paciente se despertó. Entonces, se interpreta como tiempo cero el último momento en que fue visto sin síntomas. Otra información importante incluye el reporte de diferentes datos médicos o neurológico recientes, como: trauma, IAM, cirugía, hemorragia, ACV previo. Siempre debemos interrogarsobre el uso de medicación, como anticoagulantes o antiagregantes plaquetarios. Los antecedentes de hipertensión, síndrome coronario, diabetes mellitus son sugestivos de patología aterotrombótica. La presencia de fibrilación auricular, recambio valvular o IAM reciente sugiere el origen embólico. El examen físico Hasta aquí hemos analizado los datos que se deben obtener en el interrogatorio al paciente o familiar. A continuación, nos centraremos en los aspectos centrales a considerar en el momento de realizar el examen físico. El objetivo del examen físico es localizar anatómicamente la lesión cerebral en cuestión y descartar otros trastornos neurológicos. Debemos prestar especial atención a los signos vitales del paciente en el momento del ingreso, dado que pueden proveer datos significativos sobre la causa del ACV: • un ritmo cardiaco irregular sugiere la presencia de fibrilación auricular, • la HTA debe hacer pensar en encefalopatía hipertensiva o sangrado intracerebral primario, • la fiebre obliga a descartar una causa infecciosa. Dentro de lo que es el examen físico general debemos evaluar la presencia de signos que indique trauma reciente, sangrado activo o enfermedad cardiovascular (insuficiencia cardiaca, IAM, etc.). Patentes de anormalidades neurológicas El siguiente cuadro presenta las patentes de anormalidades neurológicas más frecuentes: - 7 - Cuadro N° 1 Patrones comunes de daño neurológico entre los pacientes con stroke agudo A- Daño cortical hemisférico izq. (dominante) Afasia Hemiparesia der. Hemihipoestesia der. Heminegligencia der. Hemianopsia homónima der. Daño en la mirada conjugada a la der. B- Daño cortical hemisférico der. (no dominante) Hemiparesia izq. Hemihipoestesia izq. Heminegligencia izq. Hemianopsia homónima izq. Daño en la mirada conjugada a la izq. C- Daño subcortical hemisférico Stroke motor puro o stroke sensitivo puro Disartria o disartria con mano torpe Ataxia y hemiparesia Sin anormalidades cognitivas, del lenguaje o la visión D- Daño en tronco del encéfalo Pérdida motora o sensorial en los 4 miembros Nistagmus Ataxia Disartria Disfagia Signos cruzados (signos en el mismo lado de la cara y en lado contralateral del cuerpo) Mirada desconjugada E- Daño cerebeloso Ataxia ipsilateral de los miembros Ataxia al caminar Determinación de la severidad del ACV La determinación de la severidad del ACV, sobre la base de los hallazgos del examen físico neurológico, es un fuerte indicador de pronóstico. A partir de dichos hallazgos se han desarrollado diferentes sistemas de estratificación de riego y pronóstico. El más utilizado es el Score del National Institutes of Health Stroke Scale (NIHSS). Esta escala es una prueba neurológica que consta de 15 aspectos. Es fácilmente reproducible y, con un entrenamiento previo, se puede realizar en un tiempo de no más de 7 a 10 minutos. Por otro lado, se correlaciona con el volumen de la lesión y su realización continua en el tiempo nos daría la posibilidad de evaluar la evolutividad neurológica del paciente. Más aún, ayuda a identificar a aquellos pacientes con ACV isquémico elegibles para trombolíticos, y detectar aquellos que presentan alto riesgo de transformación hemorrágica. Aproximadamente el 60 – 70% de los pacientes con un ACV isquémico, con un score de NIHSS < 10 al ingreso tienen un pronóstico favorable al año, comparado con el 4 al 16 % de aquellos con un NIHSS > 20. Escala del NIHSS Cuadro N° 2 - Escala del NIHSS 1-A: Nivel de conciencia 0-alerta 1-somnoliento 2-estuporoso 3-coma o sin respuesta 1-B: Preguntas de orientación (dos) 0-responde las dos correctamente 1-responde una sola 2- no responde ninguna 1-C: Respuesta a órdenes simples (dos) 0-realiza ambas tareas correctamente 1-solo realiza una de las dos indicadas 2-no realiza ninguna tarea correctamente 2: Mejor mirada horizontal 0-movimientos horizontales normales 1-parálisis parcial de la mirada 2-desviación forzada o paresia total de la mirada - 9 - 3: Campo visual 0-sin defecto en el campo visual 1-hemianopsia parcial 2-hemianopsia completa 3-hemianopsia bilateral o ceguera 4: Movimientos faciales 0-movimientos simétricos normales 1-parálisis facial menor 2-parálisis facial parcial o en la parte inferior de la cara 3-parálisis facial total (superior e inferior) 5: Función motora en miembros superiores 0-sin caída 1-caída antes de los 10 seg. 2-caída antes de los 5 seg. 3-no hay fuerza contra la gravedad 4-no hay movimiento 5-A izquierdo 5-B derecho 6: Función motora de los MMII 0-sin caída 1-caída antes de los 10 seg. 2-caída antes de los 5 seg. 3-no hay fuerza contra la gravedad 4-no hay movimiento 6-A izquierdo 6-B derecho 7: Ataxia de los miembros 0-sin ataxia 1-ataxia en un miembro 2-ataxia en dos miembros 8: Sensibilidad 0-sin pérdida de la sensibilidad 1-pérdida leve a moderada de la sensibilidad 2-pérdida grave a total de la sensibilidad 9: Lenguaje 0-sin afasia 1-afasia leve a moderada 2-afasia grave 3-mudo, afasia global 10: Articulación de la palabra 0-normal 1-disatria leve 2-disatria severa (lenguaje ininteligible) 11: Extinción o inatención (antes negligencia) 0-ausente 1-leve (pérdida de 1 solo modo sensorial) 2-severa (pérdida de más de un modo sensorial) El test de sangre Al ingreso, con la colocación del acceso venoso periférico, debemos realizar una extracción de sangre para estudiar causas que imiten un ACV o influyan en la elección del tratamiento agudo del ACV. En este contexto, la prueba que requiere de una intervención inmediata en la Central de Emergencias es la de glucemia, dado que la hipoglucemia puede imitar el trastorno neurológico agudo. Otros estudios que debemos realizar son: • hemograma, • función renal y hepática, • ionograma, • coagulación con recuento plaquetario, • perfil toxicológico. El hematocrito permite identificar policitemia, lo que justificaría el aumento de la viscosidad de la sangre y la afección del flujo sanguíneo cerebral. El recuento plaquetario detecta causas de trombosis o hemorragia, al igual que el estudio de la coagulación. Cabe aclarar que en pacientes en tratamiento con anticoagulantes (warfarina, acenocumarol, heparinas) debemos evaluar los valores de coagulación antes de implementar el uso de trombolíticos. La sospecha de uso de drogas como cocaína, alcohol o anfetaminas obliga a realizar pruebas toxicológicas. Los niveles de gases en sangre arterial sólo se realizarán ante la sospecha de hipoxemia y el estudio de enzimas cardiacas sólo se pedirá si se sospecha IAM. - 11 - Un punto importante a tener en cuenta en lo que respecta al test de sangre es que, en aquellos pacientes con ACV isquémico candidatos a trombolisis, no es necesario esperar el resultado del estudio de la coagulación u otro resultado, a no ser que se sospeche alguna alteración que lo contraindique. El electrocardiograma Al ingreso de todos los pacientes debemos realizar un examen clínico cardiovascular y un ECG de 12 derivaciones para orientar la causa del ACV y detectar condiciones cardiacas agudas que demanden tratamiento urgente. El ACV puede desencadenar una isquemia miocárdica, y un IAM o una FA crónica pueden ser la causa del ACV. La FA crónica no tratada aumenta el riesgo de ACV isquémico de un 1,4% con placebo a un 4,5% con warfarina, ahorrando 3 ACV por año cada 100 pacientes tratados (2). Además, en aquellos pacientes con IAM reciente existe un riesgo del 2,5% de ACV en los siguientes 4 meses (3). El compromiso del hemisferio derecho duranteel ACV aumenta el riesgo de arritmias, presumiblemente secundario a una descarga del sistema simpático y parasimpático. En el ECG debemos detectar cambios secundarios al ACV como: • depresión de segmento ST • prolongación del intervalo QT • inversión de la onda T • onda U prominente. La arritmia más frecuentemente hallada durante la evolución del ACV es la FA. La Tomografía Axial Computada de cerebro La imagen cerebral juega un rol preponderante en el manejo inicial del paciente con ACV, y fue incrementando su protagonismo con el correr de los años y los avances tecnológicos. Los hallazgos en la imagen se asocian con el pronóstico del paciente y nos ayudan a definir el camino a seguir en la terapéutica. Fundamentalmente, nos permite discriminar a los pacientes con patología hemorrágica de los que presentan probable origen isquémico. La tomografía computada (TC) de cerebro sin contraste endovenoso es la neuroimagen más comúnmente utilizada. Hay un acuerdo uniforme en la literatura en que dicho estudio identifica casi todas las lesiones hemorrágicas mayores a 1 cm. y hasta el 95% de las HSA (4). Por otro lado, ayuda a discriminar las causas no vasculares del síndrome neurológico agudo, como los tumores cerebrales. En la mayoría de los casos, el contraste endovenoso no provee mayor información por lo que no es necesario utilizarlo, a no ser que se sospeche de situaciones puntuales como tumor cerebral o proceso infeccioso (absceso en SNC). A la fecha, no se ha demostrado que otro tipo de neuroimagen como la resonancia magnética (RMN) tenga mayor utilidad clínica que la TC de cerebro sin contraste endovenoso en el manejo del paciente en la Central de Emergencia. Hay acuerdo en que otra imagen cerebral no debe retrasar terapéuticas como trombolíticos. Lo que sí justificaría la realización de la RMN es la necesidad de confirmar una lesión en el tronco del encéfalo o la duda en el diagnóstico definitivo del síndrome neurológico agudo. La mayoría de los ACV isquémicos no se detectan en la TC de cerebro sin contraste endovenoso, por lo menos durante las primeras 6 a 12 horas y dependiendo del tamaño del infarto. A pesar de que es el “gold estándar”, es relativamente insensible en detectar infarto corticales y subcorticales, especialmente de fosa posterior, y más aún si son agudos y pequeños. - 13 - Su baja sensibilidad hace importante la evaluación de aquellos signos tomográficos (signos tempranos de injuria cerebral) que nos hacen sospechar ACV isquémico, especialmente en aquellos pacientes candidatos a trombolíticos. Dichos signos se hacen presente en más de 1/3 de los pacientes con ACV evaluados con TC sin contraste antes de las 3 horas de evolución. Los signos tempranos son: • hiperdensidad en la arteria cerebral media, • hipodensidad aguda y pérdida del limite de la sustancia gris-blanca (ínsula, lenticular, otras), • efecto de masa. La interpretación de la TC de cerebro La TC de cerebro debe ser interpretada dentro de los 45 minutos en que el paciente ingresa en la Central de Emergencias. La presencia de alguno de los signos tempranos se correlaciona con un aumento en el riesgo de transformación hemorrágica luego de la terapéutica con trombolíticos. Así y todo, la presencia de los signos tempranos no contraindica el uso de trombolíticos. En aquellos pacientes con ACV hemorrágico se debe determinar la causa del sangrado (hemorragia subaracnoidea, hematoma intracerebral espontáneo (HIC), hematoma subdural o extradural) y se debe estratificar el riesgo por medio de la Escala de Fisher en la HSA (Cuadro N° 3) o la Fórmula de elipsoide en el HIC espontáneo (Cuadro N° 4). Escala de Fisher Cuadro N° 3 - Escala de Fisher Grado I No hay sangre detectable en la TC. Grado II Disposición difusa de la sangre en el espacio subaracnoideo, sin coágulo localizado y una capa vertical < a 1 mm. Grado III Coágulo localizado en espacio subaracnoideo o capa vertical de sangre > o = a 1 mm. Grado IV Sangre intraparenquimatosa o intraventricular, en ausencia de coágulo o capa gruesa en espacio subaracnoideo. : Fórmula de elipsoide Cuadro N° 4 Fórmula derivada de la estimación del volumen del elipsoide A x B x C 2 A: diámetro mayor del hematoma. B: diámetro a 90° de éste. C: número de cortes en el que se observa el hematoma. Las imágenes vasculares Diversas imágenes vasculares se pueden utilizar en el estudio de los pacientes con patología cerebrovascular. Entre ellas se encuentran: • doppler transcraneano, • angioresonancia magnética, • angio TC, • angiografía digital. - 15 - El objetivo es tratar de detectar lesiones vasculares agudas como obstrucciones, aneurismas y malformaciones. Aún no se ha establecido la necesidad de obtener dichos estudios como urgentes en el manejo inicial en la Central de Emergencias. Diagnósticos diferenciales Es muy importante tener en cuenta que diversas condiciones “imitan” el ACV por lo que se debe hacer diagnóstico diferencial con otras causas con el fin de optimizar la terapéutica a seguir. Las alternativas diagnósticas más frecuentes incluyen: • Convulsiones no reconocidas • Síndrome confusional • Síncope • Desórdenes metabólicos y/o tóxicos • Tumor cerebral • Hematoma extradural o subdural • Parálisis de Bell • Encefalopatía hipertensiva • Neuropatía infecciosa (encefalitis, meningitis, absceso) • Migraña complicada • Cetoacidosis diabética • Coma hiperosmolar • Laberintitis • Enfermedad de Meniere Hasta aquí hemos presentado y analizado diferentes herramientas a utilizar para lograr un diagnóstico definitivo del ACV. También hicimos referencia a la determinación del grado de severidad y nos detuvimos en los diagnósticos diferenciales. Para continuar, les proponemos centrarnos en el tratamiento. EL TRATAMIENTO Para referirnos a la terapéutica profundizaremos en los cuidados generales, teniendo en cuenta que éstos son comunes a todas las entidades que componen el síndrome neurológico agudo. Luego, continuaremos con en el tratamiento puntual de los eventos isquémicos y hemorrágicos. Durante el desarrollo del tratamiento de los pacientes con ACV haremos hincapié en el concepto de disminución del daño secundario. Esto significa todo aquel daño que se genera luego del impacto inicial (ACV) y conduce al daño definitivo (hipoxemia, hipotensión arterial, fiebre, alteraciones de la glucemia, entre otros). Cuidados generales y tratamiento de las complicaciones agudas Vía aérea, soporte ventilatorio y oxígeno suplementario Al ingreso del paciente en la Central de Emergencias el manejo de la vía aérea debe ser prioritario, tanto en la permeabilidad como en la oxigenación. Mantener una adecuada oxigenación y perfusión tisular es lo más importante durante el período de isquemia cerebral aguda, dado que se debe prevenir la hipoxia tisular para evitar el consecuente empeoramiento de la lesión neurológica aguda irreversible. Las principales causas de hipoxemia son: • obstrucción parcial de la vía aérea, • hipoventilación, • neumonía aspirativa • atelectasia. En los citados casos, se evaluará la necesidad de oxígeno suplementario y/o intubación endotraqueal. - 17 - En general, el pronóstico de aquel paciente con ACV que requieren de intubación endotraqueal es pobre: aproximadamente el 50% mueren a los 30 días del evento. Por otro lado, no hay evidencia contundente que avale el uso rutinario de suplemento de O2 en todos los pacientes con ACV al ingreso en la Central de Emergencias. Todos los pacientes deben ser monitoreados por oximetría de pulso para constatar el nivel de saturación de O2 en sangre (Sat O2). Si la Sat O2 es < o = a 95% debemos aportarun suplemento de O2 a demanda con el objetivo de corregir a la brevedad la hipoxemia y evaluar la presencia de una causa corregible. De persistir la hipoxemia consideraremos la necesidad intubación endotraqueal (Recuerde que este tema se trató en la Unidad de Manejo de la vía aérea). Soporte hemodinámico La alteración temprana de la tensión arterial en los pacientes con ACV es un factor pronóstico independiente en cuanto a mortalidad y morbilidad, principalmente en el ACV isquémico agudo. Esta situación debe ser evaluada inmediatamente (5). La hipotensión arterial persistente al ingreso del paciente en la Central de Emergencias es infrecuente, por lo que debemos corregirla y buscar la causa a la brevedad. Debemos descartar la presencia concomitante de otras patologías que comprometan el estado hemodinámico del paciente tales como disección aórtica, depleción de volumen, IAM o arritmia aguda. Una vez corregida la causa, repondremos la volemia teniendo en cuenta que las consecuencias de la hipotensión arterial son similares a las de la hipoxemia: disminución del flujo sanguíneo cerebral y aumento del área de isquemia. Las soluciones a usar son cristaloides (solución fisiológica al 0,9% o ringer lactato). Es importante tener en cuenta que debemos evitar el uso de soluciones hipotónicas (dextrosa al 5%) ya que aumentan la probabilidad de daño secundario. La prevalencia de la hipertensión arterial en pacientes con ACV es alta y su manejo óptimo no se ha establecido definitivamente. Medidas a tomar en el manejo de la hipertensión arterial La primera medida a tomar es tratar aquellas causas que pueden elevar por sí mismas la tensión arterial. Se debe tratar el dolor con analgésicos, evacuar un globo vesical (sonda vesical), tratar la hipertensión arterial preexistente, buscar signos clínicos de hipertensión endocraneana (ver Cuadro N° 5) y tratarla. Cuadro N° 5 Signos clínicos de hipertensión endocraneana 1- Tempranos Fluctuaciones sutiles en la respuesta a órdenes y conductas Cambios en el nivel de conciencia 2- Tardíos Alteración en el tamaño y la reactividad pupilar Movimientos oculares involuntarios (ojos de muñeca) Patrón respiratorio anormal (respiración de Cheine-Stoke) Signos de foco neurológico motor Una vez descartada una causa secundaria de hipertensión arterial, se debe evaluar la necesidad de tratamiento. Así y todo, el tratamiento debe ser cuidadoso y paulatino dado que la terapéutica agresiva de los valores de TA puede ser perjudicial para el paciente porque puede expandir el área de infarto por hipoflujo cerebral. - 19 - Una situación muy importante es detectar patologías que requieran tratamiento urgente como encefalopatía hipertensiva, disección aórtica, fallo renal agudo, edema agudo de pulmón o IAM. Por consenso, los valores que se deben tomar como objetivo terapéutico son TAS < a 220 mmHg o TAD < a 120 mmHg. En el Cuadro N° 6 se presenta el modo en que se debe encarar el tratamiento de la hipertensión arterial (6). Abordaje de la HTA Cuadro N° 6 Abordaje de la HTA en pacientes con stroke isquémico agudo No elegibles para trombolíticos TAS < o = 220 o TAD < o = 120 mmHg: • Observación a no ser que involucre otro órgano blanco (disección aórtica, IAM, EAP, encefalopatía hipertensiva) • Tratar otros síntomas del Stroke (cefalea, otro dolor, agitación, náusea, vómitos) • Tratar otras complicaciones agudas del Stroke (hipoxia, aumento de la PIC, convulsiones, hipoglucemia) TAS > 220 o TAD 121-140 mmHg: • Labetalol 10 a 20 mg vía endovenosa en 1 a 2 min. Se puede repetir la dosis o el doble de la dosis cada 10 min. (máxima dosis: 300 mg) • Si la TA no se controla con labetalol se considerará el uso e NPS (ver dosis abajo) • El objetivo es la reducción de la TA en un 10 a 15% con respecto al valor de ingreso. TAD > 141 mmHg: • NPS 0,5 mcg/kg/min. en infusión continua por vía endovenosa como dosis inicial con monitoreo continuo de la TA. • El objetivo es la reducción de la TA en un 10 a 15% con respecto al valor de ingreso. Elegibles para trombolíticos PRETRATAMIENTO TAS >185 o TAD > 110 mmHg: • Labetalol 10 a 20 mg vía endovenosa en 1 a 2 min. Se puede repetir la dosis una única vez. • Si la TA no desciende y mantiene los valores antes dichos no se administrará r-TPA. DURANTE Y LUEGO DEL TTO. CON r-TPA Monitoreo de la TA: • Control de la TA cada 15 min. por 2 hs, luego cada 30 min. por 6 hs. y luego cada 1 hora por 16 hs. TAD > 140 mmHg: • NPS a 0,5 mcg/kg/min. en infusión vía endovenosa continua como dosis inicial y titular la dosis hasta la TA deseada. TAS > 230 o TAD entre 120-140 mmHg: • Labetalol 10 mg vía endovenosa en 1 a 2 min. Se puede repetir la dosis o el doble de la dosis cada 10 min. (máxima dosis: 300 mg) o dar la dosis inicial de labetalol para luego comenzar con goteo continuo a 2 a 8 mg/min. • Si la TA no se controla con labetalol se debe considerar el uso e NPS. TAS 180-230 o TAD 105-120 mmHg: • Labetalol 10 mg vía endovenosa en 1 a 2 min. Se puede repetir la dosis o el doble de la dosis cada 10 min. (máxima dosis: 300 mg) o dar la dosis inicial de labetalol para luego comenzar con goteo continuo a 2 a 8 mg/min. Debemos tener en cuenta que el uso de nifedipina sublingual será descartado como posibilidad terapéutica en el manejo inicial. Genera un rápido descenso de la tensión arterial debido a su rápida absorción (7). El manejo de la fiebre La fiebre se asocia con significativo deterioro del pronóstico neurológico, dado que desencadena aumento del consumo metabólico de O2, liberación de neurotransmisores y aumento de radicales libres en el sitio de la lesión. Se relaciona asimismo con un aumento en la morbilidad y en la mortalidad. En consecuencia, la conducta a seguir ante la fiebre es el tratamiento agresivo y la detección de su causa a la brevedad. Debemos utilizar Paracetamol (por vía oral o sonda naso-enteral) como antipirético, por su baja probabilidad de efectos adversos. Por otro lado, la hipotermia ha mostrado efectos neuroprotectores en pacientes con lesión neurológica aguda, pero la evidencia clínica actual no es contundente como para recomendar dicho tratamiento. - 21 - El monitoreo del ritmo cardiaco El objetivo del monitoreo es detectar cambios en el ritmo cardiaco (arritmias) o signos sugestivos de IAM para implementar la terapéutica correspondiente. Debemos realizar telemetría continua en un área óptima para este fin (UTI, Shock- room). El control de la glucemia Se debe monitorear y luego realizar el consecuente control de la glucemia luego de la instalación del ACV. Ésta es la única alteración de laboratorio a corregir a la brevedad. La hipoglucemia puede causar un estado neurológico que imite al ACV, por lo que debemos realizar una punción digital y una medición de glucemia con test rápido al lado de la cama del paciente. Debemos corregir los valores por debajo de 80 mg% con el aporte de solución glucosada hipertónica al 25% por via endovenosa (VE). Con respecto a la hiperglucemia, no hay datos contundentes que evalúen el impacto de mantener la euglucemia, en el pronóstico de los pacientes con ACV durante el período agudo (7). Algunos autores sugieren no corregir la hiperglucemia dentro de las primeras 6 horas de instalado el evento, a excepción de valores por encima de 300 mg%. Esta sugerencia se basa en el riesgo de hipoglucemia brusca posterior a la corrección, interpretando que como causal de la hiperglucemia al ingreso del paciente, puede haber una influencia preponderante de la descarga adrenérgica endógena secundaria al stress situacional. El seguimiento del paciente se continúa con monitoreo horario de glucemia porpunción digital. El tratamiento del ACV isquémico agudo y el ACV hemorrágico agudo Hasta aquí hemos hecho un recorrido por los cuidados generales requeridos cuando se presenta un caso de ACV en la Central de Emergencias. Para continuar haremos referencia en particular al tratamiento requerido en: • el ACV isquémico agudo • ACV hemorrágico agudo ACV isquémico agudo El flujo sanguíneo cerebral (FSC) óptimo es de 50 a 100 ml/100 g de tejido/min. De producirse un stop global en el FSC, el intervalo de tiempo hasta que se generen cambios neuronales irreversibles es de 4 min. Dado que la circulación cerebral humana provee de un flujo colateral, se genera una perfusión residual que evita y disminuye el daño neurológico irreversible. Ahora bien, una disminución del FSC entre 50 y 18 ml/100g/min. desencadena vasodilatación en la región comprometida, con aumento de la extracción de O2 y glucosa. El objetivo del tratamiento entonces es mantener la tasa metabólica cerebral de O2. Si el FSC continúa descendiendo (entre 18 y 10 ml/100g/min.) se generan cambios neuronales como: • cese de las comunicaciones eléctricas neuronales, • disminución del metabolismo oxidativo, • inhibición de bombas metabólicas, • aumento del glutamato extracelular, • apertura de canales de calcio. Pero, a pesar de dichos cambios, se conserva la viabilidad neuronal. Finalmente, cuando el FSC es menor a 10 ml/100g/min. se produce la muerte celular secundaria al cese de la síntesis de ATP, fallo en las bombas iónicas y aumento del calcio intracelular. - 23 - La alteración progresiva y escalonada del FSC, asociada a la circulación colateral neurológica y al tiempo de instalación del evento, generan diferentes áreas de isquemia: • una zona central de lesión isquémica severa y/o infarto, no recuperable; • y una zona periférica, llamada área de penumbra, donde el nivel de hipoperfusión es menor por lo que el tejido recuperable es mayor. El concepto de área de penumbra nos hace entender que cuanto más temprano instauremos la terapéutica correspondiente -destapar el vaso y evitar el daño secundario- menor será la secuela. Podemos entonces señalar que el ACV isquémico es una condición crítica y el tiempo sin tratamiento es “cerebro que no recuperaremos”. Algunas consideraciones El objetivo en el manejo inicial del ACV isquémico es disminuir el daño secundario y, de ser posible, destapar el vaso comprometido. Un número importante de estrategias han sido implementadas para mejorar el flujo sanguíneo cerebral en la zona de isquemia. Hoy en día, sólo la infusión endovenosa del activador tisular del plasminógeno recombinante (r-TPA) ha sido probada como efectiva. La aprobación del uso de r-TPA por la FDA en el año 1996 se basó en los resultados del estudio del National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NINDS). En dicho estudio (9), 624 pacientes fueron tratados con placebo vs r-TPA dentro de las 3 horas de instalado el evento isquémico agudo. El estudio se realizó en 2 partes. En la parte 1, el end point primario fue la mejoría neurológica en las primeras 24 horas de infundida la droga. En la parte 2 se evaluó el pronóstico a los 3 meses. Los resultados fueron contundentes: mejoría neurológica significativa a los 3 meses en el grupo tratado con r-TPA, sin cambios en la mortalidad a los 3 meses y al año. El mayor riesgo en el grupo r-TPA fue de sangrado cerebral sintomático. La conclusión fue que, a pesar del incremento en la incidencia de HIC, una mejoría en el pronóstico clínico a 3 meses fue encontrada en pacientes tratados con r-TPA dentro de las 3 horas de instalado el evento agudo. Múltiples trabajo hasta la actualidad avalan el uso de dicha terapéutica. Cabe aclarar que en dos estudios europeos no se evidenció diferencia entre droga y placebo, pero los protocolos, dosis y tiempos de tratamiento no eran comparables. En los cuadros que incluimos a continuación se presentan las indicaciones de r- TPA y el régimen para el tratamiento endovenoso. Indicaciones de r-TPA Cuadro N° 7 - Régimen para el tratamiento con r-TPA • Infusión de 0,9 mg/kg (máximo 90 mg/dosis). El 10 % en bolo inicial y el resto en 60 min. en infusión continua. • Paciente en Central de Emergencias, UTI o en Unidad de Stroke. El objetivo es que se debe internar en un área donde se puede realizar un monitoreo hemodinámico y neurológico continuo. • Evaluación neurológica (escala de NIHSS) al ingreso y previo a administrar la droga; cada 15 min. durante la infusión, cada 30 min. las 6 hs. pos infusión y cada 1 hora hasta completar 24 hs. • Si evoluciona con cefalea severa, náuseas, vómitos o HTA aguda, suspender r-TPA y TC de cerebro a la brevedad para descartar HIC. • Monitoreo de TA cada 15 min/2 hs, 30 min/6 hs, 1 hora/24 hs. • Incrementar la frecuencia del monitoreo de TA si TAS > 185 Mª y TAD > 110 Mª. • Si TAD 105-120 mmHg o TAS 180-230, labetalol VE 10 mg. en bolo. Repetir la dosis o el doble de la dosis cada 10 a 20 min. hasta un máximo de 300 mg. Se puede realizar infusión continua (2-8 mg/min). - 25 - • Si TAD 121-140 mmHg o TAS > 230 mmHg, labetalol. Si la TA no se controla evaluar la necesidad de NPS. • Si TAD > 140 mmHg, NPS 0,5 mg/kg/min. • Posponer medidas invasivas (SNG, SV, punciones arteriales innecesarias) hasta 24 horas post infusión. Régimen para el tratamiento endovenoso Cuadro N° 8 - Trombolisis endovenosa 1- Criterios de inclusión • Stroke isquémico con un tiempo de instalación claro y definido de menos de 3 hs. • Déficit neurológico mensurable por la escala de NIHSS. • TC de cerebro de ingreso sin evidencia de HIC. 2- Criterios de exclusión • Stroke isquémico o TEC serio en los últimos 3 meses. • Cirugía mayor en los 14 días previos. • Historia de HIC. • HTA de difícil manejo (TAS > 185 o TAD > 110 mmHg). • Rápida mejoría en la escala del NIHSS (4 puntos con respecto al de ingreso) • Síntomas menores (NIHSS < o = a 10 puntos) • Síntomas sugestivos de HSA. • Hemorragia gastrointestinal o sangrado en vía urinaria dentro de los 21 días previos. • Punción arterial no compresible dentro de los 7 días previos. • Convulsiones en la instalación del stroke. • Paciente que está recibiendo anticoagulante a no ser que el RIN sea < 1,7. • Historia de uso de heparina dentro de las 48 hs. previas a la instalación del stroke a no ser que el APTT sea normal. • Recuento de plaquetas < 100.000 Mm. • Glucemia < 50 mg% o > 400 mg%. • Infarto multilobar en la TC de ingreso (hipodensidad > a 1/3 del hemisferio cerebral comprometido) • Falta de entendimiento por parte del pte. o de la familia del potencial riego y/o beneficio del tratamiento. Acerca del uso de r-TPA Los cambios isquémicos agudos en la TC no contraindican el uso de r-TPA ni se asocian con peor pronóstico (7). Lo contundente es que el éxito en pacientes con NIHSS < 20 y edad < 75 años es mayor y la respuesta terapéutica en pacientes con NIHSS > a 20 es menor. Un estudio reciente muestra que la mejor respuesta se ve en aquellos pacientes con NIHSS < 10 y TC de cerebro sin evidencia de lesión aguda (8). La crítica realizada a dicha conclusión es que el riesgo de HIC es muy importante comparado con el beneficio terapéutico, y la duda es si no se estará tratando a pacientes con accidentes isquémicos transitorios (AIT) o ACV reversible. En conclusión y concretamente, las medidas que disminuyen el riesgo de HIC son selección cuidadosa del paciente, los cuidados auxiliares escrupulosos, la observación y el monitoreo en área cerrada, el control temprano de la HTA, anticoagulación y antiagregación luego de las 24 horas de la infusión. Es primordial no violar el protocolo de trabajo para la infusión der-TPA. Tiempos recomendados para el manejo de ACV isquémico El siguiente cuadro presenta los tiempos recomendados por el NINDS para el manejo de los pacientes con ACV isquémico: Recordar:ves necesario contar con un team Stroke preparado para poder implementar este tratamiento, sin este, ni el recurso físico adecuado no puede implementarse este esquema terapéutico. - 27 - Cuadro N° 9 Tiempos recomendados para el manejo de ACV isquémico Puerta del paciente a ser visto por el médico en la Central de Emergencias 10 minutos Puerta a que se complete la TC de cerebro 25 minutos Puerta a que se lea la TC 45 minutos Puerta a tratamiento 60 minutos Acceso a neurólogo experto 15 minutos Acceso a neurocirujano experto 2 horas Admitido en una cama monitorizada 3 horas Acerca de la terapéutica intra-arterial Hasta aquí hemos analizado la trombolisis endovenosa. A continuación haremos un breve comentario sobre la terapéutica intra-arterial. Por consenso, la droga a utilizar es el r-TPA y no la pro-uroquinasa recombinante (7). Se trata de una opción terapéutica para pacientes cuidadosamente seleccionados, dentro de las 6 horas de evolución del evento y con una oclusión evidenciada de la arteria cerebral media a nivel de M1 o M2. No hay diferencias en cuanto al resto de las indicaciones y contraindicaciones. El neurocirujano tiene un papel preponderante en este grupo de pacientes. El beneficio en pacientes con oclusión de la arteria basilar se ve incluso con periodos de ventana de hasta 12 hs. En aquellos pacientes que no son candidatos a tratamiento de reperfusión con trombolíticos, debemos centrar la terapéutica principalmente en evitar el daño secundario (hipoxemia, hipotensión, hipo e hiperglucemia, fiebre, etc.). Debemos instaurar la antiagregación plaquetaria dentro de las 24 a 48 hs. posteriores al ingreso. Dicha conducta demostró que previene el evento combinado muerte y ACV no fatal en las primeras semanas de tratamiento. Así y todo, se evidencia un leve incremento en las complicaciones hemorrágicas menores (7). Es importante aclarar que no se recomienda el uso de anticoagulación en el manejo del ACV agudo, y menos en los moderados a severos dado el riesgo de HIC. No hay evidencia contundente que la hemodilución ni la optimización de la presión de perfusión cerebral sean beneficiosos en pacientes con ACV isquémico. El uso de corticoides endovenoso está contraindicado. El tratamiento del ACV hemorrágico agudo Les proponemos ahora centrarnos en el tratamiento del ACV hemorrágico. En los pacientes con hematoma intracerebral (HIC) o hemorragia subaracnoidea (HSA) espontánea, luego de la ruptura de un vaso se genera el volcado abrupto de sangre al sitio de la lesión, aumentando de manera dramática la presión intracerebral. La consecuencia inmediata es la disminución de la presión de perfusión cerebral global e isquemia secundaria en la región periférica al sangrado que dura varios minutos. Luego, las presiones tienden a normalizarse, pero sin llegar a sus valores basales. En conclusión, la lesión sangrante produce compresión local por efecto de masa y si su tamaño es grande producirá hipertensión endocraneana. Ambas situaciones generan hipoperfusión cerebral global con un marcado daño en la zona periférica a la lesión sangrante. La respuesta fisiológica a la caída del flujo sanguíneo cerebral (FSC) es la hipertensión arterial (reflejo de Cushing), en especial en pacientes con lesiones de gran tamaño. Esta respuesta trata de mantener un adecuado FSC alrededor del área de lesión, lo que explicaría la tendencia a no tomar medidas agresivas para controlar la tensión arterial en el manejo inicial de los pacientes con ACV hemorrágico. - 29 - El tratamiento del hematoma intracerebral (HIC) Como ya señalamos, en esta clase desarrollaremos solamente el tratamiento del HIC, dejando de lado la HSA y las causas traumáticas para clases futuras. El volumen y la localización del HIC son marcadores independientes de mortalidad y morbilidad luego del sangrado, y su crecimiento temprano es una causa importante de deterioro neurológico progresivo. Dicho crecimiento puede llegar a ser de hasta el 33% del volumen inicial. En el 38% de los casos, se produce dentro de las 3 horas de instalado el evento; y en el 16% entre las 3 y 6 horas. En general, no existe el antecedente de coagulopatía. A partir de estos datos, el crecimiento del HIC parece ser secundario a un fenómeno dinámico, con un sangrado inicial y posibles resangrados continuos, en diferentes sitios de la lesión y durante varias horas. El enfoque terapéutico de los pacientes con HIC se dirige a disminuir el daño secundario (ver el apartado sobre Cuidados Generales descripto anteriormente) y actuar sobre el tamaño del hematoma. La intervención en la Central de Emergencias Veamos ahora de qué modo actuar sobre el tamaño del HIC, dejando de lado la conducta quirúrgica. La intervención con una terapéutica hemostática ultra-temprana en la Central de Emergencias tiene por objetivo parar el sangrado continuo y minimizar el crecimiento temprano del HIC espontáneo. Como consecuencia, se lograría mejorar el pronóstico de estos pacientes. El factor VII recombinante activado es una droga aprobada para usar en el tratamiento de sangrados en pacientes con hemofilia con anticuerpos anti F VII y IX. Su uso se probó también en pacientes sin coagulopatía, tanto por sangrado perioperatorio como en trauma grave. A partir de estos datos, en el año 2005 se publicó un trabajo multicéntrico, controlado contra placebo y doble ciego conducido a determinar como el factor VII recombinante activado puede reducir eficazmente el crecimiento temprano del HIC agudo, y esto mejorar su pronóstico (10). Se randomizaron 399 pacientes, desde agosto del año 2002 a marzo del 2004 en 4 grupos (placebo, 40 mcg, 80 mcg y 160 mcg). Las características de los grupos fueron similares. Los criterios de inclusión fueron: • Mayor a 18 años. • Hematoma intracerebral espontáneo con un tiempo de instalación claro y definido de menos de 3 hs. • TC de cerebro de ingreso con evidencia de HIC. Se excluyó a los pacientes con las siguientes características: • GCS de 3 a 5 sobre 15 (indicando coma profundo). • Programación de evacuación quirúrgica del HIC dentro de las 24 hs. de ingreso del paciente. • HIC secundario relacionado a HSA, MAV u otras causas. • Uso conocido de anticoagulantes orales. • Trombocitopenia conocida. • Historia de coagulopatía, sepsis aguda, CID, injuria por aplastamiento. • Embarazo. • Secuela neurológica previa. • Enfermedad trombótica o vaso-oclusiva sintomática (angina, TVP, claudicación, IAM, infarto cerebral) dentro de los 30 días previos a instalado el HIC. Luego de randomizados, los pacientes recibieron la droga correspondiente dentro de la 1° hora de realizada la TC de cerebro sin contraste y no más tarde que 4 horas posteriores al evento. La administración fue endovenosa en 1 a 2 min. Se realizó TC de cerebro a las 24 y 72 horas post droga y evaluación clínica al ingreso; 1 y 24 horas; 2, 3, 15 y 90 días con diferentes scores. Se evaluó la presencia de evento trombóticos severos. - 31 - La conclusión de este trabajo es que el uso de la terapéutica hemostática ultra-temprana limita el crecimiento del HIC, reduce la mortalidad y mejora el pronóstico funcional luego del sangrado. Sin embargo, los resultados no son contundentes como para sugerir su uso de manera rutinaria. Siempre se debe evaluar cuidadosamente a qué paciente se le indicará el tratamiento, dado el riesgo potencial de evento trombótico severo. Es necesaria mayor información clínica para recomendar la utilizacióndel factor VII recombinante activado. CONCLUSIONES Históricamente, los pacientes que sufrían ACV eran considerados “aburridos”. Había poco por hacer y su pronóstico era ominoso. El manejo inicial terminaba en el soporte vital avanzado y, luego, lo primordial era la rehabilitación. La historia cambió. Hoy por hoy sabemos que no hacer nada con estos pacientes es un crimen. La bibliografía es contundente con conceptos como tiempo es cerebro, evitar la lesión secundaria, destapar el vaso responsable de ser posible o parar el sangrado. No obstante, aún nos hallamos a mitad de camino y muchos son los interrogantes que tenemos que responder. Ante esta realidad, hemos dedicado nuestra clase a presentar y analizar diferentes aspectos vinculados con el diagnóstico y el tratamiento de esta patología para que, como profesionales del campo de la emergentología, cuenten con los recursos necesarios para desempeñarse con criterio y seguridad. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Marx: Rosen´s Emergency Medicine: Concepts and Clincal Practice, 5th ed. Hernán C. Doval, Carlos D. Tajer: Evidencias en Cardiología, 4° ed. Tintinalli Marx: Rosen´s Emergency Medicine: Concepts and Clincal Practice, 5th ed. Stead L y col. Initial emergency department blood pressure as predictor of survival after acute ischemic stroke. Neurology 2005; 65:1179-1183 Adams H y col. Guidelines for the early management of patients with ischemic stroke. Stroke. 2005;36:916-921. Adams H y col. Guidelines for the early management of patients with ischemic stroke. Stroke. 2003;34:1056-1083. Demechuk AM y col. Predictors of good outcome after intravenous tPA for acute ischemic stroke. Neurology. 2001;57:474-480. The National Institute of Neurological Disorders, and Stroke rt-PA Stroke Study Group. Tissue plasminogen activator for acute ischemic stroke. NEJM. 1995;333:1581-1587. Mayer SA y col. Recombinant activated factor VII for acute intracerebral hemorraghe. NEJM. 2005;352:777-785. INTRODUCCIÓN ALGUNAS DEFINICIONES PARA COMENZAR UN CASO EN LA CENTRAL DE EMERGENCIA EL DIAGNÓSTICO Y LA EVALUACIÓN INMEDIATA La historia clínica El examen físico Patentes de anormalidades neurológicas Determinación de la severidad del ACV Escala del NIHSS El test de sangre El electrocardiograma La Tomografía Axial Computada de cerebro La interpretación de la TC de cerebro Escala de Fisher Fórmula de elipsoide Las imágenes vasculares Diagnósticos diferenciales EL TRATAMIENTO Cuidados generales y tratamiento de las complicaciones agudas Vía aérea, soporte ventilatorio y oxígeno suplementario Soporte hemodinámico Medidas a tomar en el manejo de la hipertensión arterial Abordaje de la HTA en pacientes con stroke isquémico agudo El manejo de la fiebre El monitoreo del ritmo cardiaco El control de la glucemia El tratamiento del ACV isquémico agudo y el ACV hemorrágico agudo ACV isquémico agudo Algunas consideraciones Indicaciones de r-TPA Cuadro N° 8 - Trombolisis endovenosa Acerca del uso de r-TPA Tiempos recomendados para el manejo de ACV isquémico Acerca de la terapéutica intra-arterial El tratamiento del ACV hemorrágico agudo El tratamiento del hematoma intracerebral (HIC) La intervención en la Central de Emergencias CONCLUSIONES REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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