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Flores para Algernon (Daniel Keyes) Una reseña por Cassandra Yirsei Leal Mauricio (1794900) Flores para Algernon (1959) es un libro de ciencia ficción escrito por Daniel Keyes que nos presenta un futuro en donde es posible aumentar el coeficiente intelectual es Charlie Gordon, nuestro protagonista, quien resulta elegido y apto para la cirugía que promete elevar su CI de un 68 a más de 100, hay que tomar en cuenta que en la escala de Inteligencia de Wechsler el coeficiente intelectual promedio oscila entre los 90-109. La razón por la que Charlie ha sido seleccionado, a pesar de que resulta un caso muy complicado pues su CI está muy por debajo del promedio, es porque tiene algo que otros pacientes no tenían: motivación. Es Algernon, un pequeño ratón de laboratorio con quien Charlie empatiza al tener una vida tan similar a la suya y por ser un resultado satisfactorio en el aumento de su inteligencia, por lo que los científicos lo observan como una buena señal. En las primeras páginas, vemos las características más evidentes de la deficiencia mental que el protagonista posee, la más notoria es la disgrafía, teniendo una incapacidad de poder redactar correctamente las palabras que tenía en mente. En mi caso, leí los libros tanto en inglés y en español y vi que mientras que, en la traducción en español, los textos de Charlie eran redactados como si “se comiera letras”, en los del libro original, a veces utilizaba palabras que sonaran similares. La mala memoria también es una característica que se aprecia, aunque más adelante veremos que quizá no sea causado por su retraso mental, sino de un bloqueo de memorias como resultado de un mecanismo de defensa. Por otro lado, Charlie es incapaz de redactar ideas concretas o con profundidad, y su pensamiento abstracto no está suficientemente desarrollado eso lo podemos ver cuando se le aplica la prueba de las manchas y es incapaz de ver más allá de las simples figuras de tintas. En la página 11, después de la intervención, Charlie comienza a narrar con más detalles su experiencia, su ortografía no solo mejora, sino que es capaz de darse cuenta de los errores que ha cometido. Algunos párrafos después podemos observar no solo a Charlie, sino que las interacciones que tiene fuera de su escuela especial y los miembros del laboratorio, tras ir con una enfermera, podemos ver que su condición lo hace blanco de infantilizaciones. Es importante preguntarnos como docentes y también cómo seres humanos, ¿somos culpables de evitar un desarrollo exitoso de personas con discapacidad al menguar las habilidades de “estos angelitos” o es todo resultado de la discapacidad misma? Tras la operación, también podemos ver que Charlie comienza a tener una idea más amplia de lo que es el tiempo y sus memorias tienen un plazo más largo. El pensamiento de las ideas abstractas no solo se empieza a ver por la concepción del tiempo, sino que nuestro protagonista reconoce que el siempre pensó que la religión era Dios mismo y el señor Burt le habla un poco de religión, arte y política. En la página 13, Charlie menciona que nada sucede, esto es porque la prueba por sí misma no ha realizado ningún cambio en él, sino que tiene que desarrollarse y aprender por la experiencia, que solo logrará tener a través de la práctica. “Cómo todos lo hacen, yo también lo haré”. - Charlie. En la página 20, Alice, quien es su maestra y más adelante su interés amoroso, le enseña algunas cosas de gramática y en la puntuación, en la página 23, Charlie utiliza los signos de puntuación pues Alice le ha comentado que todo el mundo los usa; el tener un modelo a seguir es fundamental en el aprendizaje, es ahí cuando podemos ver una especie de andamiaje. Charlie quiere aplicar todos los conocimientos que adquiere y ponerlos en práctica. El utilizarlos incorrectamente es un aspecto positivo, pues así es como aprende de sus errores y en sus próximos escritos se puede notar la diferencia. Igualmente, podemos ver que batalla para clasificar objetos, pero luego va mejorando. “La gente habla como sí yo no estuviera ahí”. -Charlie. La parte más difícil de que su inteligencia vaya incrementando es que Charlie tiene problemas en cuanto a sus emociones se trata, los recuerdos vienen conforme él va entendiendo más y más cosas sobre su persona, pero eso es complicado para él y cada vez más lo vamos viendo ansioso y romperse ante esos recuerdos, de tal forma que gradualmente se van volviendo insoportables, el Doctor Neymur, quien forma parte del equipo médico que operó a Charlie mencionaba que con el desarrollo cognitivo vendría emocional, sin embargo, tenemos que tomar en cuenta que el desarrollo cognitivo y emocional si van de la mano, pero requieren tiempo y etapas que deben de cumplirse para que no altere a la persona. Hay una frase del educador José María Toro (2015) que aplica bien a la situación de Charlie: “De qué sirve que un niño sepa colocar Neptuno en el Universo si no sabe dónde poner su tristeza o su rabia”. Entre las memorias que se narran en el libro, podemos ver que en la página 71 tiene una erección y su madre lo golpea hasta el cansancio, aquí podemos ver dos cosas muy importantes, la primera es la forma en la que se desexualiza a las personas con discapacidad, poniéndolo como algo impuro y que una cosa está peleada con otra por ejemplo cuando la madre de Charlie lo golpea, menciona que es un inútil incapaz de leer y escribir bien pero si puede hacer “cosas sucias”, por otro lado, esta violencia puede ser la verdadera causante de la ausencia de memorias de Charlie y no por su misma discapacidad. Charlie no hace una conexión entre las reacciones de su cuerpo y lo que debería sentir y asocia a que una erección y el placer es algo vergonzoso. El resto del libro es una lucha constante entre los recuerdos de Charlie y el dolor de crecer y acá podemos ver que el ser adulto implica tener que aceptar el dolor, cosas que no vemos tan fácilmente cuando somos niños. Además del evidente retraso mental que tuvo Charlie en un principio del libro, otra parte que hay que abordar es la ansiedad y depresión que enfrenta en nuestro protagonista y que lo somatiza de diferentes formas: La tristeza. La despersonalización que tiene, en donde siente que el Charlie nuevo y el Charlie viejo son dos personas diferentes y uno persigue a otros, si bien no cuenta con los criterios para diagnosticar una personalidad disociativa, sí que es resultado del estrés que experimenta el que tenga esta clase de pensamientos. La agresividad que presenta, entre ellos, las respuestas que ofrece al Dr. Neymur que, si bien era cierta, no era típico de la personalidad de Charlie. Éste se percibe a sí mismo como un experimento y se identifica mucho con Algernon, por lo que la muerte de este desata una perdida de cordura hasta el final del libro, en donde el IQ de Charlie gradualmente disminuye hasta que vuelve a 68, en donde entierra a su ratón y le lleva flores. Algernon representa el conocimiento y el conocimiento viene con el crecimiento emocional y espiritual, no sabemos sí la disminución de la inteligencia es resultado del efecto Algernon-Gordon o él mismo decidió borrar las experiencias vividas. Flores para Algernón (1959) tiene muchas enseñanzas, fue una novela adelantada a su época y aunque han pasado poco más de 60 años algunas cosas no han cambiado, la falta de oportunidad laboral, el deseo de los padres por cambiar a sus hijos con ciertas condiciones y la necesidad de inscribir a alumnos con discapacidad a escuelas especiales pues las adecuaciones curriculares no siempre se realizan y abren camino a la accesibilidad y, también, nos presenta la cantidad de dilemas éticos que la neurociencia y la comunidad médica-científica experimenta en busca de la perfección. BIBLIOGRAFÍA Keyes, D. (1959). Flowers for Algernon. Nueva York:Harcourt Trade Publishers.
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