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LAS POLÍTICAS ECONÓMICAS (PLANES SEXENALES CONTEMPORÁNEOS). QUINTA ETAPA DE LAS POLITICAS ECONOMICAS DESARROLLO COMPARTIDO Lo que inicio el cambio de la política fue el poco avance que se observaba en mejorar las condiciones de vida de los obreros y la clase con mas carencias, se dan una serie de huelgas que inician en 1959 los trabajadores ferrocarrileros se van a la huelga ante la negativa patronal de proceder a la revisión contractual, en donde uno de los temas más álgidos era el incremento salarial. En 1964 los médicos hacen lo propio, la huelga enhestaba demandas de mejores condiciones salariales y de trabajo. 1968 los estudiantes protestan por el autoritarismo del gobierno y exigen un cambio de régimen político. Lo anterior fue el preludio de una serie de huelgas que como alud se suscitaron en los años 70’s, síntoma de la severa anomia que el Estado padecía. Así entonces, se fueron a huelga: Nissan, Rivetex, Celanese y Medalla de Oro… en 1973; la General Electric. Cinsa-Cifunda y Lido en 1974; las Spicer y Manufacturas Metálicas de Monterrey; la de Lacsa de Cuernavaca y las de Texlamex, Harper Wayman, Cofisa, Searle, Hilaturas Azteca, Panam y Duramil, en Naucalpan, Estado de México, durante 1975, hasta culminar con la gran marcha electricista del 15 de noviembre de ese año en la ciudad de México. Ante tal escenario, la economía comienza a dar signos de debilidad en 1970, entonces, se pone en marcha un nuevo modelo, denominado “Desarrollo Compartido”. Bajo este nuevo estado de cosas, las políticas comercial, salarial, agropecuaria y de fomento a la inversión extranjera no sufrieron cambios, la transformación se dio de manera radical en la política fiscal y monetaria, con el propósito de que el eje de la inversión nacional lo ejerciera el sector público. El crecimiento económico se mantuvo muy alto entre 1970 y 1980, pero el país había empezado a endeudarse; primero pidió prestado a los bancos nacionales y, luego, a los extranjeros. Después tuvo que pagar los intereses y devolver los capitales recibidos. Esto salió muy caro y debilitó la economía del país. El valor del peso disminuyó tanto que en 1976 sufrió, una devaluación muy fuerte. Entre 1954 y 1976 se había mantenido en 12.50 pesos, en 1976 pasó a 29 pesos por dólar, En 1982, hubo fuertes devaluaciones y, a finales del año, el cambio llegó a 125 pesos por dólar. Para llegar a este punto, se conjugaron una serie de factores: 1. El crecimiento exponencial de la población. En la década de 1940, la población en México era de 19,653,552 personas; para 1980 ya eran 66,846,833 personas (INEGI), esto significa que en 40 años el número de habitantes prácticamente se triplicó. 2. Los problemas de devaluación del peso frente al dólar. En 1982 el peso se devaluó en 121.6% en relación con el dólar, lo que repercutió directamente en el crecimiento del PIB, ese año, el de la devaluación, fue negativo, creció sólo 0.5% (Huerta y Chávez, 2003, p. 64). 3. Los elevados índices de inflación que comenzaban a generarse. Para finales de 1982, la tasa inflacionaria se ubicó en un escandaloso y alarmante 98.84%, lo que provocó que el promedio mensual fuera altísimo, 10.68%, cuando a finales de 1970 la tasa era de 4.69%, con un promedio mensual de 0.85%. Aunado a lo anterior, debemos destacar otros tres aspectos que contribuyeron enormemente a que la crisis fuera más profunda. El primero fue la apuesta al petróleo como principal fuente de ingreso; el segundo, el boquete en el déficit presupuestal que como consecuencia de la política de Estado empresario -más de mil empresas eran propiedad del Estado en 1985- se tuvo; y el tercero, la excesiva obesidad burocrática que persistía. Si bien la política social estuvo presente en esta etapa de crisis, lo cierto es que se volvió clientelar, esto es, los programas o políticas públicas estaban encaminadas a asegurar un voto seguro para el partido en el poder, sin importar si con ella se lograba disminuir los índices de pobreza que ya comenzaban a ser preocupantes.
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