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Interacción y Perspectiva Dep. Legal 201002Z43506 
Revista de Trabajo Social ISSN 2244-808X 
Vol. 5 No. 1 pp. 113-129 Copyright © 2015 
Enero-Junio 
 
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN 
 
 La familia de la persona con discapacidad mental: una intervención 
desde trabajo social 
Tomas Silva Montealegre 
 Universidad Nacional Autónoma de México 
 Resumen 
El proceso de intervención en el campo de la discapacidad mental, hoy día ha 
resultado ser un espacio de suma importancia, pues a través de ésta no solo se 
reivindica la calidad de vida de las personas con discapacidad mental, sino también 
sus derechos. Ante esto un escenario fundamental del desarrollo de la persona con 
discapacidad mental es la familia, ya que en ella se establecen las primeras 
relaciones sociales y cada uno comienza a desarrollar una imagen de sí mismo y del 
mundo que lo rodea. Por lo que la aparición de la discapacidad mental dentro de 
unos de sus miembros puede representar un serio problema en su dinámica. Así 
pues, al Trabajo Social como disciplina y al trabajador social como actor de la 
misma, no le es ajeno proporcionar herramientas y estrategias de intervención 
socio-familiar, ya que resulta que ésta es uno de los escenarios principales de 
intervención de la disciplina, así que el presente texto esboza la práctica profesional 
que se ha desarrollado en familias con personas con discapacidad mental, 
denominada “Intervención Familiar en la Discapacidad Mental”, la cual tiene por 
objetivo atender de manera integral a la familia de la persona con discapacidad 
mental, con el fin de elevar la calidad de vida, autonomía y desarrolla social de la 
persona y su familia. Cuya metodología se forma a partir del método tradicional de 
atención individualizada en Trabajo Social, consolidando así la mirada de la 
inclusión social. 
Palabras clave: intervención, familia, trabajo social, discapacidad mental, 
inclusión social. 
 
Correo electrónico: tomas.1889@hotmail.com 
 
 
 
 
 
Recibido 29-10-12 / Aceptado 06-12-12 
mailto:tomas.1889@hotmail.com
Silva Montealegre/ La familia de la persona con discapacidad mental: una intervención desde trabajo 
social 
 
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Abstract 
The family of people with mental disabilities: an intervention from Social 
Work 
The intervention process in the field of mental disability, today has proved to be a 
very important space, since through it not only is claimed the quality of life of 
people with mental disabilities, but also are their rights. Given this, a critical stage 
of development of the person with mental disabilities is the family, because in it are 
established early social relations and everyone starts to develop a picture of himself 
and the world around him. So the appearance of mental disability in a few of its 
members can be a serious problem in its dynamic. Therefore the Social Work as a 
discipline and the social worker as an actor of Mass is no stranger to provide tools 
and strategies for socio-family intervention, since it appears that this is a major 
intervention scenarios of the discipline, so this text outlines the professional 
practice that has developed in families of people with mental disabilities, called 
"family Intervention in Mental disabilities", which aims to deal comprehensively with 
the family of the person with mental disabilities, in order to improve the quality of 
life, autonomy and social development of the individual and his family. Whose 
methodology is formed from the traditional method of individualized attention in 
Social Work, consolidating the look of social inclusion. 
Key words: intervention, family, social work, mental disability, social inclusion 
Introducción 
Departir entorno a la familia en los albores actuales, resulta ser una 
actividad de suma importancia y de interés para quienes intervienen en ella, ya que 
se convierte en una oportunidad de analizar y reflexionar sobre los múltiples 
canales temáticos que muestra la familia del siglo XXI. 
Es cierto entonces, que al hablar del escenario familiar se convierte en una 
extensa madeja de preguntas y respuestas, pues la dinámica, los roles, la nuevas 
taxonomías, así como lo nuevos retos socio-culturales y económicos, reclaman 
nuevas respuestas y formas de entender y atender a la familia. Pero cuando a este 
escenario se le suma un factor más que altera su dinámica, se convierte, quizá, aún 
más complicado de desmadejar aquellas preguntas, pues quien intervenga tendrá 
que conocer dos puntos: A) el contexto familiar y B) el factor de alteración. 
Así pues al hablar de familias y personas con discapacidad mental, se 
convierte en un espacio de trabajo y conocimiento donde un equipo 
multidisciplinario tendrá a bien verter técnicas e instrumentos que beneficien el 
desarrollo, tanto de la familia como de la persona con discapacidad mental. 
Por ello que el trabajador social, no se exime de intervenir en un espacio que 
por tradición se ha desarrollado en la disciplina, es decir la familia resulta ser uno 
de los primeros escenarios en los que la disciplina ha vertido su atención en un 
sistema natural, con el objetivo de modificar la problemática de todos o algunos de 
sus miembros. 
Interacción y Perspectiva. Revista de Trabajo Social Vol. 5 No. 1/enero- junio, 2015 
 
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Así pues, al intervenir en un grupo socialmente vulnerable como las 
personas con discapacidad mental, el trabajador social, busca el fortalecimiento de 
la capacidad del sujeto y de su familia para ser autosuficientes. 
Por esta razón y en aras de compartir la práctica desarrolla por el Comité de 
Atención a las Personas con Discapacidad de la Escuela Nacional de Trabajo Social, 
CAD-ENTS, sobre la intervención que hace en la familia de las personas con 
dicacidad mental 
Por ello es que el presente texto esboza la práctica llevada a cabo por el 
CAD-ENTS, encontrándose, así, distribuido en cinco momentos a desarrollar: 
primeramente se aborda lo que se refiere a la discapacidad de manera general, 
para así entender concretamente lo qué es discapacidad mental, acto seguido se 
expone cómo es que el Trabajo Social actúa ante la discapacidad, permitiendo 
entender la intervención propia de la disciplina, seguidamente se desarrolla cómo 
es que la familia se muestra ante la discapacidad mental, para así concluir con la 
descripción empírica del trabajo realizado por el CAD-ENTS. 
Descifrando la discapacidad 
Al iniciar el acto de intervención del trabajador social, se requiere de conocer 
el campo de atención, así entonces resulta transcendental, delinear primeramente 
lo que refiere la discapacidad, por lo que descifrar la condicen de la discapacidad, 
permite al trabajador social saber la forma de entender y actuar frente a la persona 
con discapacidad mental y su familia. 
 Ciertamente al hablar de discapacidad se convierte en dimensionar una 
condición que suele ser visto desde el sentido común, pues la dinámica social gesta 
nuevos formas tanto teóricas como conceptuales, es por ello que documentos como 
la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en su sección 
del preámbulo, indica que: 
La discapacidad es un concepto que evoluciona y que resulta de la 
interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y 
al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad 
de condiciones con las demás. (S/A; 2007: 2) 
Por lo tanto, es que se exponen diversas concepciones de lo que es la 
discapacidad, sin embargo con la finalidad de precisar a lo que se refiere el termino, 
es que se recuperala definición marcada por la Organización Mundial de la Salud, 
OMS, a través de la Clasificación Internacional del Funcionamiento de la 
Discapacidad y de la Salud, CIF. Así que se entiende, por discapacidad como: 
Un término genérico que incluye déficits, limitaciones en la actividad y 
restricciones en la participación. Indica los aspectos negativos de la interacción 
entre un individuo (con una “condición de salud”) y sus factores contextuales 
(factores ambientales y personales). (Organización Mundial de la Salud [OMS]; 
2001:20) 
Silva Montealegre/ La familia de la persona con discapacidad mental: una intervención desde trabajo 
social 
 
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Ante lo estructurado por la CIF, donde la discapacidad es una articulación 
de aspectos sociales de salud y personales, hay que entender los componentes de 
los que se integran el concepto de discapacidad, así que: 
Deficiencia es la anormalidad o pérdida de una estructura corporal o de una 
función fisiológica. Las funciones fisiológicas incluyen las funciones mentales. Con 
“anormalidad” se hace referencia, estrictamente, a una desviación significativa 
respecto a la norma estadística establecida (ej. la desviación respecto a la media de 
la población obtenida a partir de normas de evaluación estandarizadas) y sólo debe 
usarse en este sentido. 
Limitaciones en la actividad son las dificultades que un individuo puede tener 
para realizar actividades. Una “limitación en la actividad” abarca desde una 
desviación leve hasta una grave en términos de cantidad o calidad, en la realización 
de la actividad, comparándola con la manera, extensión o intensidad en que se 
espera que la realizaría una persona sin esa condición de salud. 
Restricciones en la participación son los problemas que puede experimentar 
un individuo para implicarse en situaciones vitales. La presencia de una restricción 
en la participación viene determinada por la comparación de la colaboración de esa 
persona con la esperable de una persona sin discapacidad en esa cultura o 
sociedad. (OMS; 2001:24) 
Al analizar el concepto de discapacidad, que expone la OMS, da como 
resultado saber que hoy por hoy se enmarca desde la triada bio-psico-social, donde 
los efectos culturales y sociales participan activamente en la formación de la 
discapacidad, a partir de las barreras sean culturales o físicas, sin embargo a pesar 
de que en la actualidad se subraya en ver a la persona y no la condición, es que 
aún se mira un peso hacia el cuerpo; por lo que la “deformación” corporal pare ser 
el referente inicial al marcar la discapacidad. Por esta razón, de acuerdo a Bernal 
(2008) es que cuerpo y sociedad se convierten en piezas claves de los mecanismos 
del poder para enjuiciar al otro, darle un nombre propio que ira variando con el 
tiempo y con el proceso paulatino de un reconocimiento propio hacia lo extraño, 
pues de una indiferencia y de un silencio atroz se pasa a una paulatina compresión 
del otro de su manera de sentir y comportarse. 
Así pues, de acuerdo a Bernal (2008), conocer la relación entre cuerpo y 
sociedad, permite comprender al otro desde el cuerpo, gestando una naturaleza y 
cultura de los cuerpos “normales-anormales”, como espacios de representación 
social y de actuar individual en una estructura social que construimos con 
expectativas, saberes y prácticas a través de los tiempos, permitiendo delineando 
así una genealogía de la discapacidad en el que se ve inmerso la historia social y las 
formas o paradigmas de descripción de la discapacidad. 
 
 
 
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 Tabla 1.- Genealogía de la discapacidad 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fuente: Elaboración propia 
 
La tabla número 1, bosqueja de forma “didáctica” los tres momentos 
históricos y su interrelación con los enfoques de descripción de la discapacidad con 
los que se interrelaciona, así entonces la prehistoria de la discapacidad, es remitirse 
al inicio de las civilizaciones y culturas; en este corte espacial, la presencia de la 
discapacidad se justificaba en base a una cosmovisión religiosa indicando que la 
discapacidad era ocasionado por una falta hacia los dioses y donde la figura de la 
persona con discapacidad era el símbolo de un mal augurio para la sociedad, así 
pues se optaba por prescindir de la persona a través de las practicas del 
infanticidio. 
Ante este hecho, a partir del siglo XIX se comienza a entender la 
discapacidad ya no como un mal augurio o castigo divino sino como un problema de 
la persona, siendo la medicina quien fortaleciera el postulado de que la 
discapacidad fungía como un problema de salud, por lo cual tenía que ser curado o 
rehabilitado el enfermo, es decir la persona con discapacidad tenía que ser curada, 
naciendo así el enfoque médico-rehabilitador. Si bien tuvo una gran aceptación 
social y profesional, es para los inicios del siglo XX que se da una nueva forma de 
entender la discapacidad y la persona con discapacidad, siendo las propias personas 
con discapacidad quienes forman el enfoque social, postulando que es la sociedad 
quien discapacita, pues ésta impone las barreras físicas y sociales que impiden la 
inclusión social y así ejercer sus derechos como cualquier otra persona. 
Tabla 2. Principales paradigmas de la discapacidad 
Paradigma Ideología Imagen de la 
Persona 
Práctica social 
Prescindencia Místico y 
religioso 
Deforme, adefesio, 
monstruo, mendigo y 
pobre 
Infanticidio 
Exclusión 
Médico-
Rehabilitador 
Normalizador Enfermo, lisiado, 
loco, idiota. 
Rehabilitación 
Social Inclusión Persona con 
Discapacidad 
Inclusión social 
Fuente: Elaboración propia. 
 
Momento 
Enfoque 
Prehistoria Prescindencia 
Historia Médico-rehabilitador 
Modernidad Social 
Diversidad funcional 
Silva Montealegre/ La familia de la persona con discapacidad mental: una intervención desde trabajo 
social 
 
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De forma resumida la tabla número 2, rescata los principales putos que se 
deben considerar de cada uno de los paradigmas o enfoques de la discapacidad, sin 
embargo en la actualidad resulta necesario mirar el nuevo paradigma de la 
diversidad funcional. 
El paradigma de la diversidad funcional, va más allá del eje teórico de la 
capacidad, superando el binomio capacidad-discapacidad, ya que éste no da 
respuesta a los nuevos retos bioéticos y además viene derivado de la aceptación 
inconsciente de los modelos anteriores. 
El eje teórico es la dignidad de las personas que pertenecen a la diversidad, 
en este caso a la diversidad funcional. Una dignidad que es inherente a todos los 
seres humanos y que no está vinculada a su capacidad. Para promover este cambio 
de eje teórico, resultó imprescindible la eliminación de los conceptos capacidad o 
valía del lenguaje buscando un nuevo término en el que una persona con diversidad 
funcional pudiera encontrar una identidad que no sea fuera como negativa. El 
término propuesto y defendido en el modelo de la diversidad es el de “mujeres y 
hombres discriminados por su diversidad funcional” o, más breve, “personas con 
diversidad funcional” (Romañach; 2009:26-27) 
En suma, el bosquejo contextual de la discapacidad, a través de los cuatro 
paradigmas, debela la arista de cómo es que se ha ido construyendo, lo que hoy se 
ha denominado como campo de la discapacidad y en así comprender, que tanto la 
condición como el actor, no son ajenos a los efectos culturales y lingüísticos que se 
van reconfigurando al paso de la historia del ser humano en cada etapa. 
Si bien es cierto que hoy se habla de diversidad funcional, el lector se 
preguntara ¿Por qué no utilizar personas con diversidad funcional mental? La razón 
es que, al menos en México, aun se sigue consolidando el modelo social en la vida 
cotidiana de la sociedad e institucional, por ello que al hablar de persona con 
diversidad funcional, resultaser incomprensible para la sociedad, así pues aún se 
utiliza en el lenguaje cotidiano el termino personas con discapacidad, además por el 
motivo de que es el “políticamente correcto” por la legislación internacional y 
nacional. 
El rostro de la discapacidad mental 
Ante el hecho de conocer de forma general lo que refiere la discapacidad, es 
importante conocer ahora lo que se entiende por discapacidad mental, siendo el eje 
de la práctica aquí expuesta. Así pues, que para la Comisión de Política 
Gubernamental en Materia de Derechos Humanos (2009), CPGMDH, la discapacidad 
mental son: 
Alteraciones o deficiencias en el sistema neuronal, que aunado a una 
sucesión de hechos que la persona no puede manejar, detonando una situación 
alterada de la realidad (CPGMDH; 2009:20) 
Es decir la discapacidad mental, es la alteración neurológica y/o psíquica de 
las funciones globales del cerebro como: la conciencia, la energía y los impulso, así 
como las funciones específicas como: memoria, lenguaje y cálculo mental. 
Encontrándose perturbadas, sea por patología clínica o adquisición a través de 
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eventos como accidentes automovilísticos, accidentes laborales, lesiones por 
terceros, entre otros. 
Así entonces las personas con discapacidad mental, se encuentran en un 
contexto de vulnerabilidad, pues siguen siendo limitadas en su autonomía, 
rechazadas, estigmatizadas y discriminadas. Por lo que muchas personas, siguen 
siendo víctimas de encierros arbitrarios o involuntarios, tanto en instituciones 
psiquiátricas como en centros de reclusión y readaptación social, donde sufren 
graves violaciones a sus derechos humanos, además de padecer efectos nocivos 
irreversibles sobre su integridad y el desarrollo de su personalidad. 
Por consiguiente, que la familia se vea también vulnerada ante la presencia 
de la discapacidad mental, ya que en la mayoría de los casos al ser un discapacidad 
adquirida, se convierte en un sisma familiar, provocando diversos mecanismos de 
estrés, agotamiento o rechazo de la persona con discapacidad mental. 
Además, aunado al impacto emocional se suma un impacto económico y es 
que de acuerdo al OMS (2011) a través del Informe Mundial de la Discapacidad, se 
expone que la discapacidad es una cuestión de desarrollo, debido a que posee un 
vínculo bidireccional con la pobreza, pues la discapacidad puede aumentar el riesgo 
de pobreza y la pobreza puede aumentar el riesgo de discapacidad. Por ello, que un 
creciente conjunto de datos empíricos de todo el mundo indican que es más 
probable que las personas con discapacidad y sus familias experimenten 
desventajas económicas y sociales que aquellas que no experimentan una 
discapacidad. 
El surgimiento de una discapacidad puede generar el empeoramiento del 
bienestar social y económico y la pobreza a través de una multitud de canales que 
incluyen la repercusión negativa sobre la educación, el empleo, las ganancias y el 
aumento de los gastos vinculados a la discapacidad. (OMS; 2011: 34) 
Así que, de acuerdo a la OMS (2011), la discapacidad mental genera costos 
económicos y sociales significativos, que resultan ser difíciles de cuantificar. Dentro 
de estos gastos se incluyen los costos directos e indirectos, algunos sufragados por 
las personas con discapacidad y sus familias, amigos y empleadores, y otros, por la 
sociedad. 
Muchos de estos costos son consecuencia de ambientes inaccesibles y 
podrían reducirse en un marco más inclusivo. Conocer el costo de la discapacidad 
es importante no solo para exponer argumentos a favor de la inversión, sino 
también para diseñar programas públicos. (OMS, 2011:59) 
Así entonces, las personas con discapacidad mental y sus familiares se 
encuentran entre los grupos más marginados en los países en desarrollo. Aunque 
los agentes de desarrollo y organizaciones centran su trabajo y planes de desarrollo 
social en grupos vulnerables, muchos programas siguen desatendiendo y 
excluyendo a este grupo específico. 
Por lo tanto el rostro de la discapacidad mental resulta ser un rostro 
lacerado, pues se direcciona hacia dos polos: los descritos a nivel social y hacia la 
familia. 
Silva Montealegre/ La familia de la persona con discapacidad mental: una intervención desde trabajo 
social 
 
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Trabajo Social frente a la discapacidad 
Ahora bien, cómo es que el Trabajo Social se enfrenta ante el rostro de las 
personas con discapacidad mental y sobre todo hacia su familia, De Lorenzo (2007) 
indica que el trabajador social desde su primer contacto con las personas con 
discapacidad comienza su intervención social, entablando una situación de escucha 
activa y acompañamiento; por lo que este proceso se entiende como una acción 
profesional que requiere de una relación profesional continuada, valorando su 
situación personal, familiar o del entorno y detectando las posibles necesidades, al 
objeto de que se consiga niveles aceptables de bienestar social. 
Ante ello, el trabajador social debe apoyar a las familias y personas con 
discapacidad mental, a mejorar sus posibilidades de éxitos en la consecuencia de 
sus objetivos. Dentro de este apoyo es importante considerar el respeto a los 
elementos de la autonomía y la autodeterminación, quienes son imprescindibles 
para responder a las exigencias de los modelos actuales, como se ha visto en líneas 
atrás, de abordaje de la discapacidad. 
De igual forma, De Lorenzo (2004) explica que se hace preciso diseñar y 
poner en marcha estrategias de intervención en la que los trabajadores sociales y 
otros profesionales operen simultáneamente sobre las condiciones personales y las 
condiciones ambientales que rodean a la persona con discapacidad. Por lo que se 
podría decir que el profesional de trabajo social ha tenido y debe tener en el futuro 
un papel activo en la intervención con las personas con discapacidad mental y 
familiares, no sólo como intermediario de la prestación de servicios, sino como 
asesor, orientador y mediador familiar. Así pues: 
 Los profesionales que trabajen con personas con discapacidad precisan disponer 
de los conocimientos siguientes: 
A. El campo de las discapacidades y sus problemáticas, así como del mundo 
asociativo. 
B. Las dinámicas y características de las familias: ciclo vital de la familia, 
subsistemas de la familia. 
C. Dominio de técnicas y recursos para el trabajo con familias (ciencias de la 
conducta, teoría e intervención con familias, teoría de grupos y teorías de la 
comunicación). 
D. Conocimiento actualizado de los recursos comunitarios (trabajo en redes). 
E. Habilidades y destrezas respecto al manejo y conducción de grupos 
(dinámica de grupos). 
En cuanto a sus capacidades y actitudes, el trabajador social debe tener: 
A. Capacidad de empatía, escucha, receptividad, discreción, colaboración y 
mentalidad abierta y sin prejuicios. 
B. Motivación e iniciativa. 
C. Apoyo emocional. 
D. Capacidad de observación, control de lenguaje oral y gestual. 
E. Apertura y flexibilidad para poder adaptarse a distintas situaciones. 
F. Saber promover el cambio ante situaciones negativas o erróneas. 
G. Capacidad para elevar la autoestima. 
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H. Mostrar actitudes de sensibilidad, aceptación y respeto hacia las personas 
con discapacidad y sus familias. (De Lorenzo; 2004:369) 
Es decir, más allá de cumplir con una formación base como trabajador 
social, la cual se dota en la educación superior, se tendría que cumplir un perfil 
profesional, e inclusive personal, que facilite el proceso de intervención, sea 
proyectos, programas o planes, dejando conocer las dimensiones de lo que implica 
la intervención en el campo de la discapacidad mental. Ante esto, es que Jordi 
Planella (2006) muestra unaclasificación de los tipos de profesionales que se 
pueden encontrar en el campo de la discapacidad mental. 
Tabla 3.-Taxonomía del profesional en el campo de la discapacidad. 
PROFESIONAL CARACTERÍSTICAS 
Buena madre 
Es muy próximo a esta concepción o denominación 
popular de una determinada manera de hacer de este 
profesional. En su tarea, el aspecto afectivo es una de las 
características más básicas. 
Animador 
Algunas de éstas son: carácter abierto y optimista, una 
persona extrovertida, disposición personal positiva hacia 
la actividad socioeducativa, creativo y capaz de afrontar 
situaciones no previstas, empático, con una personalidad 
equilibrada, con capacidad de estimular y motivar 
cambios positivos, etc. El animador es un especialista en 
dar la vuelta a aquellas situaciones que nos parece que 
no tiene salida, y que no pueden presentar una cara B. 
Intelectual 
Lo que le pasa es que encuentra que la intervención en la 
vida cotidiana es demasiado trivial. Pasa mucho tiempo 
pensando sobre lo que le pasa a éste o aquel sujeto y 
planteándose hipótesis para posibles soluciones. Le hacen 
falta otros espacios más clínicos, más organizados, más 
terapéuticos donde se sienta un verdadero profesional 
(de la reflexión y la gestión). Opta por un modelo de 
trabajo, un marco teórico donde poder buscar soluciones 
a sus preguntas (sistémico, gestalt, psicoanálisis, PNL, 
AT, etc.). 
Técnico del campo 
social 
Éste será el que lleva al día todos los archivos, los 
expedientes, las actas de las reuniones, los documentos, 
los Proyectos Educativos Individuales, los ficheros y 
protocolos de observación, se ha leído la última ley o el 
último decreto, se apunta a los múltiples cursillos y 
cursos en busca de nuevos modelos sociales y 
educativos, y de nuevas propuestas teóricas para 
intervenir. Piensa que la acumulación de datos le tiene 
que permitir mejorar la gestión del servicio y el trabajo 
social y educativo. 
Fuente: elaboración propia a partir de Planella, 2006. 
Silva Montealegre/ La familia de la persona con discapacidad mental: una intervención desde trabajo 
social 
 
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Después de observar la tabla número 3, en el que ciertamente cada tipo de 
profesional define la forma en la que intervendrá ante su objeto, es que resultaría 
muy complicado mirar a un profesional tipo buena madre que desarrolle una 
intervención que tenga como finalidad la inclusión social de la familia hacia la 
persona con discapacidad mental, pero también resultaría solo encasillar la 
intervención como un técnico del campo social, así que Planella (2006) indica que el 
profesional “ideal" es el que toma un poco de cada uno de los cuatro tipos de los 
que se describieron, generando así un metamodelo, implicando que: 
Un profesional hecho con las piezas de un metamodelo, haciendo uso de 
diferentes aspectos de acuerdo con lo que en el momento sea necesario. No puede 
perder nunca de vista que su tarea se debe a la mejora de la calidad de vida de los 
sujetos con los cuales trabaja, y que la relación con ellos es la clave para hacerlo 
(Planella; 2006:192) 
El acto de intervenir en la discapacidad mental 
En las líneas anteriores se ha marcado lo que refiere a la discapacidad y 
discapacidad metal mental, así como la mirada del trabajador social frente a está, 
es momento entonces de delinear aún más el acto de intervención del trabajador 
social ante la familia de las personas con discapacidad mental. 
Es cierto que al hablar de familia y discapacidad mental, no sólo interviene el 
trabajador social, sino también psicólogos, médicos, psiquiatras, terapistas 
familiares, entre otros. Por ello ante el trabajo multidisciplinario, es necesario 
entender cómo interviene el trabajador social y así como dista de los otros 
profesionales. 
Por lo que para entender el acto de intervenir del trabajador social es 
importante entender lo que es Trabajo Social, así que desde quien suscribe es: 
Una disciplina que mediante su metodología de intervención, promueve el 
cambio social contribuyendo al conocimiento y transformación de los procesos para 
incidir en la participación de los sujetos y en el desarrollo social de forma integral; 
así el Trabajo Social involucra a las personas y las estructuras para hacer frente a 
desafíos de la vida y aumentar el bienestar. 
A causa de ello y de acuerdo a Payne (2006), se ubicaría tanto desde el 
contexto histórico y conceptual del Trabajo Social, un reclamo con el que se 
diferencia la disciplina de otras. Dicho reclamo es buscar la mejora social, la cual se 
logra por la influencia y la acción interpersonal del individuo; así el cambio social 
puede ser aprovechado para el desarrollo personal. Por lo que los trabajadores 
sociales buscan la mejora social, desde una cosmovisión holística, por ello otros 
profesionales como los médicos, maestros, enfermeras, psicólogos y consejeros que 
se centran en sus pacientes, estudiantes o las preocupaciones e intereses de los 
clientes, se distan del Trabajo Social. 
Así que la intervención profesional del trabajador social, siguiendo el 
planteamiento de Cifuentes (2004), comienza con la forma de entender o 
conceptualizar la disciplina, el cual ya se ha hecho, a partir de dimensionar al 
Trabajo Social como disciplina o profesión, se teje la intervención de Trabajo Social 
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a través de componentes, condicionantes y de una consolidación de misma 
disciplina e intervención. 
Por naturaleza la intervención que se hace desde Trabajo Social, es una 
intervención social la cual se compone de dos objetos, siendo estos: A) los 
problemas a atender y b) los sujetos de dicha atención; la intención se guía bajo 
una interrogante, ¿para qué intervenir?, además se sustenta con una 
fundamentación y propuesta metodológica, así entonces la injerencia que hace el 
trabajador social se verá influenciada por la formación que ha recibido, el espacio 
desde donde intervendrá, sector público o privado, los sectores poblacionales o 
temáticas; todo ello enmarcándose desde las políticas sociales que consoliden y 
aporten la forma de intervención. Así entonces, se va consolidando una 
intervención social que dota de identidad al Trabajo Social y desencadena un 
reconocimiento social, tanto disciplinar como profesional. 
Por tanto, se remite a concebir que, la intervención de Trabajo Social se 
pueda entender como una forma de acción social, consciente y deliberada, que se 
realiza de manera expresa, integra supuestos ideológicos, políticos, filosóficos, con 
propuestas metodológicas. Supone un proceso que parte del conocimiento de 
problemáticas: identificar actores, situaciones y circunstancias para promover su 
desarrollo humano; reconocer diferentes realidades subjetivas, desde perspectivas 
particularizantes; se apoya en teorías sociales que juegan un papel explicativo y 
guían el conocimiento, proceso y resultados. (Cifuentes; 2004:5) 
Por tanto el acto de intervenir del trabajador social en la discapacidad 
mental remite, a que el objeto de intervención será la familia, cuya intencionalidad 
es re-educar a la familia en la atención hacia la persona con discapacidad mental, 
así como dotar de herramientas y apoyos que la misma familia regula, generando 
una conversión de elementos negativos en áreas de oportunidad. 
La familia ante la discapacidad mental 
Cuando se habla de familia, se ubica una realidad compleja de entender, 
pues ésta se va construyendo de diversas dimisiones como por ejemplo la biológica, 
psicológica, sociológica, económica, entre otras. Entonces, la familia al ser una 
instancia heterogénea en sus manifestaciones internas y externas de su dinámica, 
resulta ser un escenario cambiante en el que la persona con discapacidad mental, 
va configurando sus esquemas socio-culturales y así comoexperiencias personales. 
Así entonces la familia es el primer contexto socializador por excelencia, el 
primer entorno natural en donde los miembros que la forman evolucionan y se 
desarrollan a nivel afectivo, físico, intelectual y social. Por lo que las experiencias 
que se adquieren en la primera infancia, de cualquier tipo y los vínculos de apego 
que se dan en ella van a estar determinadas por el propio entorno familiar 
En el escenario contemporáneo, la familia sigue siendo el mejor organismo 
para el cuidado del niño y su socialización, la interacción madre-hijo sigue siendo 
primordial. Para el padre el hijo es como la prolongación de su figura y para la 
madre el hijo es percibido inteligente, guapo y sus esperanzas están puestas en el 
futuro. 
Silva Montealegre/ La familia de la persona con discapacidad mental: una intervención desde trabajo 
social 
 
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¿Qué es la familia? Si ya se ha mencionado la importancia de la familia y 
cómo es que está prepara al sujeto, desde la etapa infantil, para enfrentarse a la 
vida social, resulta importante saber qué es familia, así pues se entiende por familia 
como la: 
Organización social básica en la reproducción de la vida en sus aspectos 
biológicos, psicológicos y sociales, y en el mundo de la vida cotidiana, es un espacio 
complejo y contradictorio en tanto emerge como producto de múltiples condiciones 
de lo real en un determinado contexto socio-político, económico y cultural. (De 
Jong; 2001:11) 
Es claro que conceptualizar a la familia resulta tan complejo e inacabado, 
pues no solo es analizarla desde una postura teórica, sino también desde un 
contexto social; así que desde la mirada de De Jong (2001) se puede ubicar a la 
familia como una organización bio-psico-social, cuya dinámica se inserta en la vida 
cotidiana a partir de una realidad. 
Dicha realidad en el campo de la discapacidad mental, reestructura el 
proyecto de los padres al saber que su hijo nacerá con algún tipo de discapacidad, 
pues cuando ésta se presenta, generalmente es un médico quien da la noticia y 
ante esta noticia se puede llegar a dar en un primer momento el rechazo al hijo o 
en su caso sentar las bases para enfrentar ésta situación de forma constructiva. 
De acuerdo a Rosas (2012), la respuesta de los padres ante el nacimiento de 
un hijo con discapacidad es en primer lugar, un periodo de crisis emocional, que se 
caracteriza por conmoción, negación e incredibilidad. Esta reacción inicial es 
seguida por un periodo de desorganización emocional, que incluye sentimientos 
alternados de ira, culpa, depresión, vergüenza, poca estima, rechazo del niño, 
sobreprotección y así sucesivamente. Por último, se presume que los padres llegan 
a una tercera etapa en la cual aceptan a su hijo con discapacidad. 
Otros autores sustentan que la mayoría de los padres ante la noticia de la 
discapacidad sufren un proceso integrado por las etapas de: 
1ª) “shock” con rechazo al niño, lo que puede romper los lazos emocionales 
madre/hijo afectando el desarrollo del niño, cuando esto se presenta es muy difícil 
recuperarlo. 
2ª) Frustración y culpabilidad, en ella los esposos se culpan mutuamente, 
situación que se agrava cuando intervienen otros familiares, que generalmente 
culpan a la familia política, o bien al cónyuge que no es su consanguíneo, es por 
ello que se señaló anteriormente la importancia de que el médico informe de la 
etiología del padecimiento que provocó la discapacidad si este fuese el caso. 
3ª) Aceptación, para lograrla es necesaria la ayuda externa de tipo 
profesional, a través de ella los padres se preparan para apoyar a su hijo en su 
desarrollo (Rosas; 2012:6) 
Sin embargo la discapacidad, no solo queda sujeta a la etapa infantil o al 
nacimiento del hijo, pues se puede adquirir en cualquier etapa del desarrollo 
humano, desencadenando así una reorganización en la dinámica de la familia; ya 
Interacción y Perspectiva. Revista de Trabajo Social Vol. 5 No. 1/enero- junio, 2015 
 
125 
 
que la aparición de la discapacidad puede representar un serio “problema” para la 
familia tanto en su funcionamiento como en su composición. 
Para adaptarse a esta nueva situación, la familia pone en marcha 
mecanismos de autorregulación que le permite seguir funcionando, de tal manera 
que se generan cambios en las interacciones familiares que tienen un propósito 
específico, consciente o inconsciente, y que pueden llevar a la familia a situaciones 
complejas de equilibrio o desequilibrio, poniendo en riesgo el bienestar y manejo de 
la persona, así como la funcionalidad del sistema familiar, según explica Rosas y 
Montiel (2012). 
Así entonces, la presencia de la discapacidad mental en la familia, desata 
una serie de momentos o agentes estresantes que a la vez se van convirtiendo ya 
sea en áreas de oportunidad o en áreas de sobreprotección. Según sea la 
orientación y apoyo hacia la familia, ante la presencia de la discapacidad mental. 
El actuar del trabajador social ante la discapacidad mental 
Las secciones anteriores develaron todo un constructo teórico, el cual resulta 
ser importante para la intervención del trabajador social, que permite conocer los 
mecanismos técnicos en la práctica profesional del trabajador social con la familia 
de la persona con discapacidad mental. 
Pero ¿Por qué trabajar con la familia? Resulta que la familia suele ser el 
principal espacio de inclusión social, además de dotar apoyo afectivo-económico 
hacia las persona con discapacidad mental y aunado a esto de acuerdo a Céspedes 
y Tirapu (2001) es el principal auxilio en los procesos de rehabilitación o 
tratamiento clínico, pues los familiares pueden proporcionar más horas de contacto 
con la persona con discapacidad mental, que las que ofrece el profesional dentro de 
las instituciones, además de que la familia, dentro de los procesos de rehabilitación, 
puede beneficiarse ya que llega a entender y comprender mejor lo que le ocurre a 
la persona con discapacidad mental. 
Así entonces, ante la premisa de que la familia es el primero espacio en 
desarrollar y fraguar los mecanismos de inclusión social de la persona con 
discapacidad mental, es que el CAD-ENTS desde el año 2013 ha desarrollado la 
estrategia de intervención denominada “Intervención Familiar en la Discapacidad 
Mental” cuyo objetivo es atender de manera integral a la familia de la persona con 
discapacidad mental, con el fin de elevar la calidad de vida, autonomía y desarrolla 
social de la persona y su familia. 
Dicho lo anterior, es que la intervención que efectúa en el CAD-ENTS ante la 
discapacidad mental, se estructura a partir de los siguientes puntos: 
I. Objeto de intervención: El cual se traduce en el campo de la discapacidad y 
las problemáticas familiares que se presentan en la condición de la 
discapacidad mental. 
II. Sujeto de intervención: Resultan ser la familia y la propia personas con 
discapacidad mental. 
III. Intencionalidad de la intervención: La intencionalidad se acentúa en la atención 
integral del sisma familiar, resultado de la presencia de la discapacidad mental, 
Silva Montealegre/ La familia de la persona con discapacidad mental: una intervención desde trabajo 
social 
 
126 
 
que permita tanto a la familia cono la misma personas con discapacidad 
modificar su ambiente próximo de relación. 
IV. Fundamentación teórica: Se recupera a partir de elementos ya descritos en el 
presente trabajo. 
V. Marco metodológico: El cual tiene como base la metodología de intervención 
individualizada en Trabajo Social. 
VI. Marco normativo: Siendo un elemento del cual se sustenta el acto de la 
intervención, a partir de legislación internacional como: Declaración Universal 
de los Derechos Humanos y Convención sobre los Derechos de las Personas con 
Discapacidad, así como de legislación nacional como la Ley general para la 
inclusión de las personascon discapacidad. 
Así entonces que al tener la premisa de la inclusión social, cuyo propósito es 
crear situaciones de igualdad para todos los individuos de una sociedad y cada uno 
de los entornos a los cuales se puede tener acceso, sin hacer diferencias, sin 
sobreproteger, ni rechazar al otro por sus características, necesidades, intereses y 
potencialidades, ni mucho menos por sus limitaciones. Es que La práctica 
profesional de quienes integran el CAD-ENTS se desarrolla a través de tres núcleos, 
los cuales se denominan: 1) SOS, 2) Todos somos importantes y 3) Conviviendo 
con mi familiar con discapacidad mental. 
En lo que refiere al núcleo SOS, resulta ser el primer contacto que se tiene 
con la familia, así una vez que ha sido transferido o solicitado directamente la 
atención al Comité, se comienza con la fase de investigación y diagnóstico, y el cual 
a través de instrumentos como el expediente y cuaderno de notas, se registran los 
aspectos como datos de identificación, familiograma, datos de la persona con 
discapacidad y el motivo de consulta. Durante este núcleo se procede desarrollar un 
proceso de resiliencia y orientación familiar, que permita disminuir los niveles de 
estrés que produce la discapacidad mental. 
Así pues, una vez que la familia ha controlado el estrés y lo ha convertido en 
áreas de oportunidad el siguiente núcleo, todos somos importantes, busca reeducar 
a la familia en lo que es la discapacidad y la discapacidad mental, el cual se 
desarrollar a través de la planeación social y tratamiento, por lo que en conjunto 
con el área de psicología, se indica cuáles son las herramienta que necesita la 
personas con discapacidad mental, es decir se forma a la familia como un “agente” 
rehabilitador donde la familia tiene que estar en constante comunicación para así 
poder desarrollar acciones que favorezcan a tanto a la persona con discapacidad 
metal, como la misma familia. 
Cabe señalar que durante el segundo núcleo, en el caso de que la familia o 
la persona con discapacidad mental, no tuviese apoyo familiar tanto nuclear como 
extenso, se procede a diseñar una red inmediata, a partir de vecinos, amigos o 
instituciones, y la cual se reúne en una sesión dentro del domicilio para llevar a 
cabo un taller de sensibilización e información, sobre como poder auxiliar a la 
persona con discapacidad mental y a su familia. 
Al paso de que la familia fortalece sus áreas de oportunidad, se procede al 
tercer núcleo, en este espacio se cuenta con la presencia ya no solo de la familia 
sino también de la persona con discapacidad mental, pues el objetivo es fortalecer 
Interacción y Perspectiva. Revista de Trabajo Social Vol. 5 No. 1/enero- junio, 2015 
 
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los lazos de convivencia sana y comunicación entre familia-personas con 
discapacidad mental. 
Dentro de estos tres núcleos el trabajador social además de acompañar el 
estado emocional de la familia, mantiene estrecha comunicación con el personal 
médico correspondiente y así identificar los posibles costos económicos que 
llegasen afectar a la familia, para así desarrollar mecanismos de gestión de apoyos 
materiales y/o financieros. 
Al terminar el proceso de los tres núcleos, el expediente de intervención 
familiar sigue activo y con el cual se da el proceso de seguimiento. Por lo tanto se 
da un acompañamiento post-intervención. Así mimo los procesos concluidos se 
presentan en sesiones con el equipo del CAD-ENTS para ser evaluado el proceso de 
intervención, llevado a cabo por el trabajador social correspondiente. Además de 
que durante el proceso el mismo lleva una supervisión. 
Los trabajos desarrollados durante la intervención, se efectúan 
principalmente en el hogar de la familia, con la finalidad de tener una intervención 
eficaz y eficiente acorde a la realidad inmediata de la familia y la persona con 
discapacidad, por lo que además de utilizar la metodología de la atención 
individualizada como base, se ocupa igualmente las bases de la Rehabilitación 
Basada en la Comunidad (RBC), la cual de acuerdo a la OMS, (2004), promueve la 
colaboración entre las personas con discapacidad, sus familias y otros ciudadanos 
involucrados para ofrecer igualdad de oportunidades a todas las personas con 
discapacidad en la comunidad. 
Así pues, en la RBC, deben proseguirse los esfuerzos por garantizar que 
todas las personas con discapacidad, independientemente de su edad, sexo, tipo de 
discapacidad y nivel socioeconómico, ejerzan los mismos derechos y oportunidades 
que los demás miembros de la sociedad, una sociedad para todos. 
Conclusiones 
El tema de la discapacidad en general como mental, es una arista que hoy 
día ha tomado fuerza en los diverso espacios como los científicos, culturales, 
educativos, políticos, deportivos, entre otros más; esta fuerza genera que hoy día 
se dé un reconocimiento a la presencia del tema, pues a pesar de que siempre ha 
existido, no ha llegado a tener el impacto que hoy se muestra en diversos medios 
como por ejemplo investigaciones y/o comunicación social. 
Ante lo expresado resulta que la práctica profesional del trabajador social 
con la familia en la discapacidad mental, ha formado una experiencia que revela la 
necesidades de atender todo un escenario que resulta transcendental para la 
personas con discapacidad. 
Pues la discapacidad mental impacta a cada uno de los miembros de la 
familia. En el cual la personas con discapacidad mental advierte que su vida ha 
sufrido una transformación radical, pero también los familiares y los amigos más 
cercanos, quienes se dan cuenta de que habrá cambios significativos en sus vidas. 
Pues deben aprender a convivir con una persona que presenta síntomas de cambios 
de humor, problemas cognitivos y de coordinación. 
Silva Montealegre/ La familia de la persona con discapacidad mental: una intervención desde trabajo 
social 
 
128 
 
Ante ello, la dinámica de la familia se ve inmersa en un constante proceso 
de cambios habituales de la vida cotidiana, sin embargo estos cambios familiares se 
encuentran acompañados por un tejido y confrontación de emociones que podrán 
jugar con un obstáculo para enfrentar o guiar la discapacidad mental dentro del 
núcleo familiar de la persona. 
En ese sentido la construcción de la experiencia ante la discapacidad mental 
es un tema muy complejo alrededor que ha generado reflexiones y debates muy 
variados, dentro del equipo inter y multidisciplinario. Pues de acuerdo a lo descrito 
por Vargas (2010), la percepción de la familia sobre una arista que la afecte, en 
este caso la discapacidad mental, es, una forma de conducta humana que 
comprende el proceso de selección y elaboración simbólica de la experiencia 
sensible; concepto que tiene como límites las capacidades biológicas humanas y el 
desarrollo de la cualidad para la producción simbólica que, a través de la vivencia, 
atribuye características cualitativas a los sujetos o circunstancias, mediante 
referentes que se elaboran desde sistemas culturales e ideológicos específicos 
construidos y reconstruidos por el grupo social. 
Por lo que la familia y las personas con discapacidad mental perciben el 
mundo y la discapacidad mental dentro de diversos contextos como el personal y 
familiar, permitiendo comprender desde su propio entorno hacia la patología que 
limita su desarrollo. 
Lo que lleva a mirar que estas experiencias familiares sobre la discapacidad 
mental, no solo se enfocan al desarrollo del diagnóstico, tratamiento y en su casó 
rehabilitación, sino que dentro de este proceso se ven enmarcados los elementos 
emocionales, sociales y económicos, generando así un impacto familiar. 
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