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Universidad Autónoma de Chihuahua
Facultad Ciencias Políticas y Sociales
Investigación Aplicada
La falta de identidad universitaria como principal responsable en la deserción estudiantil en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Docente: Fernando Alvarado Gates
Fecha: 21 de Noviembre de 2019
Integrantes:
Arianna Nicole Torres Díaz: 327306
José Antonio Lozoya Márquez: 327310
Guadalupe Quiroz López: 327296
Iván Gerardo Gonzales Granados 327348
Índice
	
30
Dedicatoria	3
I. Introducción	4
II. Desarrollo Teórico-Conceptual	5
A. Elección y delimitación del tema	5
B. Planteamiento del problema	6
C. Justificación	7
D. Objetivos	9
E. Hipótesis	10
III. Descripción del problema	11
A. Conceptualizando la Deserción Escolar.	11
B. Causas y consecuencias en la deserción escolar.	14
C. La deserción escolar en México.	18
D. Deserción en las universidades de México.	19
E. La identidad universitaria	21
F. Psicología tras la identidad universitaria.	23
G. ¿Hay falta de identidad en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales?	30
H. El punto de vista de los trabajadores en FCPyS.	37
IV. Conclusiones, posibles soluciones y recomendaciones.	48
IV. Apéndice	50
IV. Incidentes	54
V. Fuentes	55
Dedicatoria:
El presente trabajo de investigación lo dedicamos a nuestros padres por todo su apoyo y por siempre creer en nosotros, porque gracias a ellos hemos llegado hasta aquí y estamos cumpliendo uno de nuestros sueños.
Lo dedicamos a Dios por habernos dado esta maravillosa vida, quien nos da la fuerza para no rendirnos ante la adversidad, y luchar por todo lo que nos proponemos.
Un agradecimiento especial para la Universidad Autónoma de Chihuahua, cuna de excelentes alumnos, maestros y trabajadores los cuales hacen posible cada minuto de aprendizaje. La cual es el sustento y pilar fundamental de la educación del Estado, misma que ha brindado apoyo incondicional de manera efectiva para todos y cada uno de los profesionistas en proceso.
Indudablemente damos las gracias a la Licenciado Fernando Alvarado Gates, excelente maestro y persona, e impulsor de dicha investigación. Mismo que se dio a la tarea de darle seguimiento e inspección a cada parte del proyecto, para fortalecer la credibilidad y el sustento de este. 
I. Introducción.
Nosotros, los realizadores de este trabajo de investigación, somos estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Llevamos dos años cursando la carrera de Ciencias de la Comunicación, tiempo suficiente para notar las virtudes y deficiencias que hay en nuestra Facultad. Una de estas deficiencias, la cual hemos notado de manera constante, es la de una gran deserción estudiantil por parte de muchos de nuestros compañeros que un día, y sin previo aviso, dejaron de asistir a clases. Sabemos que son muchas las causas de deserción conocidas, la más común tal vez es por razones económicos. Sin embargo, creemos que en el caso de la Facultad, esto se debe a una razón específica, al menos en la mayoría, y es la falta de identidad y aprecio a la Facultad.
II. Desarrollo Teórico-Conceptual
A. Elección y delimitación del tema
Aunque nuestro tema principal está centrado a nivel facultad, decidimos que era mucho más razonable investigar primero desde lo que es la deserción estudiantil, ya que queremos que primero se comprendan las causas y consecuencias que este problema provoca, para así poder comprender nuestro tema sobre la falta de identidad en la Facultad. Iremos abarcando los elementos principales de la deserción, como es el tema económico, pues es muy común que por la falta de recursos económicos muchos jóvenes abandonen sus estudios, pero nos iremos centrando eventualmente en la falta de identidad universitaria, esa falta de apego por la misión y los valores a las instituciones académicas, que lleva a muchos estudiantes a tener un bajo rendimiento académico y a abandonar los estudios. Al final, nos enfocaremos en la falta de identidad universitaria dentro de la Universidad Autónoma de Chihuahua, específicamente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).
B. Planteamiento del problema
Según Teresa Bracho, consejera presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), es a partir de los 12 años de edad cuando la tasa de deserción escolar va aumentando al incrementar la edad, puntualizó que casi 4.8 millones de niños y adolescentes entre 3 y 17 años no asisten a la escuela a nivel federal. En el caso de la educación superior, México tiene uno de los porcentajes más bajos de jóvenes que ingresa a la universidad (24% del total de jóvenes mayores de edad en el país). De esta cifra, solo 8 de cada 100 alumnos logra terminar sus estudios según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Se menciona que las dos principales causas de deserción a nivel universitario son el disgusto o el desinterés en el estudio (37.4%) y por situaciones económicas (35.2%).
La deserción estudiantil junto con la falta de identidad universitaria, han estado siempre presente en los jóvenes y esto puede estar incrementando debido al bajo desempeño de los alumnos y a la poca motivación por parte de estos. Cada vez son más los alumnos que no sienten interés por conocer y por involucrarse en actividades extraescolares, por lo que creemos que la deserción se ve ampliamente influenciada por la falta de identidad universitaria por parte del alumnado. El sentimiento de orgullo por pertenecer a determinado lugar, de conocer su historia y sentirse identificado, va disminuyendo con el paso de los años, lo que lleva a generar mucho abandono escolar y poco interés por parte del estudiantado.
C. Justificación
Habiendo cursado prácticamente ya la mitad de nuestra carrera nos hemos dado cuenta de que varios de nuestros compañeros con quienes habíamos compartido clases desde el inicio del primer semestre, decidieron dejar de asistir en algún momento en el transcurso de estos cuatro semestres. Basándonos en experiencias previas de interacciones con estos mismos compañeros, nos hemos dado cuenta que tal vez la causa de su decisión se deba a situaciones relacionadas a la falta de un sentido de fraternidad con la facultad, debido a varios factores como lo son: el plan de estudios de la institución, malas instalaciones, maestros faltistas, poco preparados y que dejan mucho que desear.
Prueba son los resultados de una encuesta preliminar realizada a nuestros compañeros de clase, donde al hacerles la pregunta “¿Sientes orgullo de formar parte de la UACH?” 75% respondió que sí se sentían orgullosos, mientras que al realizar la misma pregunta pero a nivel de la Facultad, era la mitad de ellos quienes decían estarlo, mientras que la otra mitad tenía opiniones negativas acerca de la Facultad. Por último, el 64% de ellos dijo estar de acuerdo en la suposición de que la falta de identidad es el problema en la deserción en la F acultad.
Con esta investigación buscamos demostrar que el grado de identidad de los estudiantes para con su universidad es esencial. Los alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales están desmotivados y con poco interés en sus estudios, no cuentan con una identidad universitaria clave para su pleno desarrollo en la universidad. Las generaciones actuales no sienten apego por los acontecimientos pasados que están ligados al presente, y la falta de identidad, relacionada con la baja calidad en los alumnos, es un problema que no solo existe en nuestra facultad, sino también en muchas universidades a nivel nacional. 
De esta manera, no solo buscamos ver que tan identificados se sienten los alumnos de la Facultad, lo cual es lo primordial en nuestro proyecto de investigación, sino proporcionarles información acerca de su universidad y por su puesto de su Facultad, para que se involucren más en esta. Además, queremos saber si la falta de una buena infraestructura y de buenos profesores afecta a que los estudiantes establezcan un sentimiento de apego a su Facultad.
D. Objetivos
1. Objetivos generales:
· Comprobarsi al no tener una identidad universitaria existe más deserción estudiantil o si causa menos interés.
2. Objetivos específicos:
· Acercarnos al estudiantado por medio de entrevistas y encuestas, para que nos expongan su sentir y su grado de identificación universitaria.
· Conocer lo que provoca la falta de identidad y de rendimiento por parte de los alumnos. 
E. Hipótesis
Como se mencionó anteriormente, durante el transcurso de nuestra carrera hemos notado desinterés en varios de nuestros compañeros en la FCPyS, tanto en la carrera de Ciencias de la Comunicación como en la de Relaciones Internacionales. Vemos como este desinterés termina destruyendo la motivación por estudiar, haciendo que los estudiantes terminen por abandonar la carrera, lo que provoca un aumento en las estadísticas sobre la deserción escolar que tanto afecta a México.
Se supondría que la causa principal podría darse debido a las limitaciones económicas de los estudiantes, una suposición razonable si se toma en cuenta que es el principal factor de deserción estudiantil en México. Sin embargo, creemos que este no es el caso particular de la FCPyS, ya que la UACH cuenta con varios tipos de apoyos para los estudiantes que así lo requieran, las cuales en realidad no son complicadas de conseguir si se demuestra la verdadera necesidad. Por ende, nuestra hipótesis se centra en investigar si la falta de identidad universitaria por parte del alumnado es la que provoca la deserción estudiantil en FCPyS.
III. Descripción del problema
Como se mencionó al inicio, antes de describir nuestro problema principal, nos gustaría definir los fenómenos que lo forman para poder dejar en claro lo que queremos exponer. Para empezar, nos gustaría hablar sobre la deserción escolar, que es lo que significa, que es lo que conlleva y cómo afecta a nuestro país.
A. Conceptualizando la Deserción Escolar.
La educación es un elemento homogenizador que olvida la existencia de diferencias sociales y económicas en los cuales los individuos están inmersos (Rojas Rodríguez, 2000). Cuando un estudiante abandona sus estudios, pierde una infinidad de oportunidades que muy difícilmente podría recibir de otra manera más que estudiando. Para entender el fenómeno de la deserción escolar, primero definamos su significado, qué es lo que conlleva y así posteriormente podremos hablar sobre qué lleva a un estudiante a abandonar sus estudios a nivel general. Luego veremos el caso específico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. 
El fenómeno de la deserción escolar (o deserción estudiantil) ha sido estudiado desde diversos ángulos y perspectivas. La Real Academia de la Lengua Española (2019) define deserción como “Acción de desertar. Abandonar las obligaciones o los ideales. Abandonar las concurrencias que se solían frecuentar”. Se entiende comúnmente como el abandono de las aulas a causa del fracaso del estudiante en su rendimiento académico, pero que mejor sería definido como el abandono de la formación académica, es una decisión personal tomada independiente de las condiciones en que se encuentre el sujeto y no obedece a un abandono forzado, por ejemplo, por la expulsión causada por una mala conducta o malas calificaciones. Algunos estudios, sin desconocer la explicación anterior, se inclinan por reconocer en el estudiante un aspecto activo para decidirse por la carrera y la institución una vez que han probado, durante algún tiempo, los estudios en un determinado lugar; en ese sentido la salida se vería como el resultado racional de haber tomado una decisión luego de aplicar un criterio de selección respecto de la carrera e incluso de la institución universitaria (Bean, 1982).
La deserción escolar es todo un proceso de alejamiento sucesivo de la escuela que culmina con el abandono por parte del estudiante (Corzo Salazar) que comúnmente se presenta durante el año en transcurso, pues es de notar que las aulas terminan con menos estudiantes de con los que empiezan. El fenómeno es influenciado positiva o negativamente por las circunstancias internas o externas del afectado, donde cada variable tiene mayor o menor grado de importancia en el proceso de decisión. Podrían citarse como variables: misión-visión de la institución educativa, ambientes educativos, modelos pedagógicos, cultura universitaria, perfil ocupacional y profesional de los programas, presiones familiares y sociales, estatus económico, intereses personales y familiares del estudiante, etc. (Páramo & Correa, 2012). Para una persona, el abandonar una institución académica, acaba alterando su salud mental para bien o para mal, es decir que puede terminar convirtiéndose en un hecho traumático, o por el contrario, en una decisión totalmente liberadora que además funcione para evitar futuras frustraciones.
Actualmente, existe una preocupación creciente acerca de la magnitud y la gravedad que implica este fenómeno, especialmente en ámbitos universitarios. (Torres González, Acevedo correa, & Gallo García, 2015). Esto no quiere decir que se dé exclusivamente en este nivel educativo, pues está presente en cualquier sistema educativo de cualquier nivel que se agrava más, ya que en la mayoría de los casos, en las instituciones de educación pública no se llevan a cabo planes efectivos que confronten estas situaciones (Torres González, Acevedo correa, & Gallo García, 2015). Ocurre independientemente de las características del alcance académico del desertor y puede añadirse con fenómenos simultáneos como el ausentismo, reprobación y el retiro forzado. Entenderemos entonces a la deserción estudiantil como el abandono de manera definitiva y la no continuidad de los programas educativos que puede ser causado por diversas razones. El proceso que lleva a una persona a decidir abandonar sus estudios puede darse de manera lenta, aunque siempre va progresando al reforzarse con sus mismos pensamientos y reflexiones. Al final, se manifiesta en la decisión definitiva de dejar sus estudios a un lado. La cantidad de desertores que puede tener una institución cambia según la institución, el programa académico, nivel socio-económico, ambiente familiar, etc. De los tipos reconocidos de deserción, no excluyentes entre sí, están:
· Deserción total: el abandono definitivo de los estudios.
· Deserción discriminada por causas: según la causa de la decisión.
· Deserción por institución: refiriéndose al cambio de una institución a otra.
· Deserción por programa: cambio del programa dentro una misma institución.
· Deserción precoz: cuando, habiendo sido aceptado, se abandona el programa educativo incluso antes de empezarlo.
· Deserción temprana: cuando se abandona durante los cuatro primeros semestres por una inadecuada adaptación a la vida universitaria.
· Deserción tardía: del quinto semestre en delante.
· Deserción parcial: refiriéndose a la baja temporal, donde el alumno eventualmente decide regresar a continuar con sus estudios.
Desde el punto de vista metodológico, la medición de la deserción escolar ostenta varios inconvenientes, primero, no puede establecerse de una manera absoluta, pues como se mencionó anteriormente, un estudiante puede abandonar en un determinado curso lectivo y reincorporarse después. A la vez, un alumno puede concluir el curso pero no inscribirse al siguiente (Torres González, Acevedo correa, & Gallo García, 2015). Nuestro sistema educativo muchas veces no tiene los recursos apropiados o efectivos, en el caso de la primaria (Torres González, Acevedo correa, & Gallo García, 2015), para poder hacer un seguimiento de todos los estudiantes que llegan a dejar de lado los estudios, para escucharles, investigar cada caso y poder ofrecerles la ayuda adecuada para re-admitirlos en el sistema.
Se le denomina a la deserción como el problema más agudo del sistema educativo, por lo que se intenta diseñar soluciones para intentar reducirlo a lo más mínimo. En los niveles de educación bajos (primaria y secundaria), no se llegan a realizar muchos esfuerzos para detenerle a diferencia de los niveles superiores,donde se realizan grandes esfuerzos, tal vez porque socialmente se le ve como el haber realizado un gran sacrificio por verles llegar a ese lugar. En nuestro país, este fenómeno se intenta controlar por medio de métodos en las reformas educativas que, aunque han dado buenos resultados durante un tiempo, terminan siendo olvidadas después de algunos años (Páramo & Correa, 2012). Es en cualquier caso una catástrofe, un fenómeno absolutamente desolador en el plano moral, humano y social, que marcan a los afectados durante el resto de sus vidas. A nivel personal, en sus efectos negativos, se puede producir soledad, depresión, desmotivación y problemas de socialización y además de todo, es un problema que aunque aparentemente afecte solamente al sujeto, al final de todo termina afectando a su familiares y eventualmente a toda la sociedad.
B. Causas y consecuencias en la deserción escolar.
Se dice que quienes están en riesgo de desertar tienen un perfil particular relacionado con su aprovechamiento escolar, casi siempre en el sentido relativo a la asistencia o a la regularidad de los estudios, al retraso de los mismos y a la calificación, todo lo cual prefigura un escenario tendiente al bajo aprovechamiento escolar. En muchos casos, es cierto que los desertores son de un tipo de aprovechamiento escolar bajo. Sin embargo, hay que señalar que quienes no tienen problemas propiamente escolares como los descritos, se ubican en problemas de otra naturaleza; como por ejemplo una mala decisión en la selección de la carrera ligado, sobre todo, a la orientación profesional o a los cambios radicales en el curso de vida personal (embarazo y/o matrimonio no previstos) o de carácter familiar (migración de la familia a otra ciudad, perdida de padres, crisis de la economía familiar). Por ende, como ya hemos indicado, se trata en todo caso de aspectos englobados en categorías de trayectorias personales, o de aspectos familiares, que generalmente ocupan un lugar más estable dentro de las explicaciones (Rodríguez Lagunas & Hernández Vázquez, 2008).
 Existen múltiples factores de tipo educativos, económicos, sociales, y políticos, por los que se genera la deserción, un problema muy fuerte en los centros educativos (Bask & Aro (2013) y Baquerizo (2014)), ya que esto afecta de manera crucial a las familias especialmente las de estratos bajos. Si los niños y/o los jóvenes no se educan, las consecuencias pueden verse reflejadas en el desempleo, la falta de oportunidades, la informalidad, la delincuencia y el estancamiento de un país (Torres González, Acevedo correa, & Gallo García, 2015). Por eso, es indispensable descubrir cuáles son los estudiantes que se encuentran en peligro de desertar, con el fin de poder atenderles y darle solución a su situación, para ello diversos autores y autoras en sus investigaciones asocian a la deserción escolar con diferentes factores, destacando los siguientes:
1. Personales: Choque (2009) y Pardo de Aguirre (1985) coinciden en que uno de los principales problemas que anteceden la deserción es la baja motivación; asimismo, Van (2012) y Navarro (2001) consideran que las personas desertan porque no quieren o no les gusta estudiar; para Álvarez (2009), Balfanz y Mac (2007), Zúñiga (2006) y Espíndola y León (2002) la reprobación de asignaturas es uno de los principales factores asociados a la deserción. La SEP (2012) enfatiza que el principal factor es que el discente se convierta en padre o madre.
2. Económicos: Diversas investigaciones concluyen que, el factor económico derivado de la insuficiencia de ingresos en los hogares, es un factor decisivo para la deserción escolar. Para Valdez (2008) los factores económicos incluyen la falta de recursos para enfrentar los gastos de la asistencia a la escuela, por lo que se incrementa la necesidad de trabajar y por ende el abandono escolar.
3. Familiares: La Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura han destacado que los factores familiares están relacionados con la falta de apoyo familiar para continuar estudiando por parte de padres, madres y otros parientes, el cambio de domicilio, la migración de las familias buscando mejores oportunidades o el bajo nivel educativo de los padres. En general, se ha encontrado que los niños que viven en hogares de bajo nivel socioeconómico tienen una mayor probabilidad de desertar (Torres González, Acevedo correa, & Gallo García, 2015). Los estudios demuestran que la composición familiar también es un predictor de deserción.
4. Docentes y el sistema educativo en general. Zúñiga (2006) y Gajardo (2004) coinciden que las malas condiciones del trabajo docente, y la enseñanza descontextualizada son factores que influyen de manera significativa en la deserción. Choque (2009) por su parte refiere que la deserción es causada por la escasa capacitación de profesores y profesoras. Los factores escolares que inciden mayormente en las tasas de deserción incluyen aquellos relacionados con el ambiente institucional, número de alumnos con el profesor, infraestructura, materiales educativos deficientes y aquellos relacionados con el acceso como la distancia entre las residencias y los centros educativos (Gibbs & Heaton, 2014).
5. Otros factores que se mencionan son: Sociales, donde es consistentemente superior la deserción en zonas rurales que en las zonas urbanas, marginalidad, violencia como el bullying, estereotipos de género, desnutrición infantil, baja asignación presupuestal para la educación pública, factores escolares como la insuficiencia de material académico e inmuebles, riesgos en la comunidad como pandillaje, problemas asociados a la edad, nivel cultural y origen étnico.
Estas variables pueden agruparse en dos marcos que son el de aspectos externos, fuera del salón de clases, como lo sería la falta de dinero, la condición laboral, la situación socio-económica del país, el de la institución educativa, etc. y los aspectos internos que abarcan todo el sentir del estudiante, su salud mental, su motivación, etc. Es por eso que resulta importante reconocer de manera precisa la tipología del estudiante con grandes posibilidades de desertar y distinguir las causas asociadas que impactan en su forma de pensar y actuar, las cuales varían de intensidad. Es igual de importante intentar medir el impacto de cada variable para poder así categorizarlas.
En 2002, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), determinó que la deserción de los estudiantes era especialmente alta en la mayoría de los países de América Latina, países como Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua e incluido México. Países donde se es conocido que los índices de pobreza también son altos, trayendo como consecuencia que las personas al abandonar los estudios, no puedan insertarse en empleos de mayor remuneración en donde pudieran terminar con el problema económico en sus familias. En un plano general, la deserción escolar tiene un grave impacto en el desarrollo de un país, ya que afecta negativamente en los aspectos sociales, pues la población desertora experimenta la exclusión social, porque la educación es transmisora de los valores socialmente aceptados. También en aspectos económicos causando muchas veces desempleo a largo plazo y por lo tanto pobreza y situaciones políticas y sociales, pues el desertor no recibe las mismas oportunidades y le cuesta comprender cómo manejar situaciones que de otra manera serían de provecho para él o ella. Además, sucede que el bolsillo de la clase media se afecta y el gobierno se ve forzado a crear programas sociales para el apoyo de los desertores quienes además derivan en la captación de una fuerza de trabajo menos calificada, agregando que en algunos casos los jóvenes pueden formar parte de grupos delictivos, entrar al mundo de las drogas o en la prostitución al verse excluidos socialmente haciéndose notar las desigualdades que hay en la sociedad.
En el caso de México, los pocos estudios sobre el comportamiento del fenómeno han encontrado que parecen existir causas que podemosidentificar como universales: las presiones económicas familiares y las dificultades de integración familiar, siguen presentes en las explicaciones, pero junto a ellas se agregan las relativas a la inadecuada orientación escolar (que muchas veces provoca una defectuosa elección profesional), la reprobación escolar reincidente, problemas de salud, la edad de ingreso, o bien el traslape de horarios estudios-trabajo. Esto último, ha sido particularmente relevante en los países menos favorecidos, donde la difícil situación económica de las familias tiende a ejercer presión sobre sus miembros en edad escolar para ingresar al mercado de trabajo (Fresán, 2001; Chaín Revueltas 2001; Muñiz Martelón, 1997).
C. La deserción escolar en México.
La deserción constituye un problema importante en los sistemas educativos en toda Latinoamérica, en donde el fenómeno, estadísticamente hablando, es considerable (alrededor del 30% en promedio), donde las altas tasas de abandono afectan negativamente los procesos económicos, sociales y culturales en el desarrollo de la región. Varios de los autores investigados afirman que la deserción en Latinoamérica es considerada como fenómenos psicosociales, que se conjugan con aspectos estructurales, sociales, comunitarios, familiares e individuales, y más que todo, tienen relación con la estructura política y las ideologías que pretenden imponer los estados (Torres González, Acevedo correa, & Gallo García, 2015). Es decir, además de observar la influencia de los aspectos relacionados con las presiones económicas de las familias y la forma de integración de las mismas, se ha observado la importancia de la violencia intrafamiliar y social, problemas de salud psicosomática, problemas con la justicia, problemas de disciplina, así como el arribo a la escuela a edad tardía. En otros estudios, se ha sugerido que también el sistema de aprendizaje y la relación docente-alumno son elementos destacados en las explicaciones de la decisión de desertar. (Páramo y Correa, 1999 y Osorio y Jaramillo, 2000, Pérez Franco, 2001).
En el caso de México la tasa anual de deserción en la educación media superior, en el ciclo escolar 2010-2011 fue de 14.93%; es decir, de 4 187,528 alumnos y alumnas que iniciaron el ciclo escolar, 625,142 abandonaron sus estudios, del total 282,213 fueron mujeres (45%) y 342,929 hombres (55%), alcanzando una tasa de deserción de 16.67% en hombres y 13.25% en mujeres, el grado escolar en que se presentó la deserción fue diferente, siendo el primer grado el de mayor deserción con 60.8% lo que equivale a casi 380 mil, en segundo grado fueron cerca de 163 mil (26%) y en tercer grado alrededor de 83 mil (13.2%) (Ruiz Ramírez, García Cue, & Pérez Olvera, 2014).
De acuerdo con el informe “La educación superior en el siglo XXI” de la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Educación Superior (ANUIES) (2000), asociación encargada de agrupar a las principales instituciones públicas de la educación superior en México, el promedio nacional de eficiencia terminal hacia el año 2000, se ubicaba en el 39%, cifra menor a la que se tenía un poco más de una década atrás: entre los ciclos de 1981-1982 y 1993-1994, la eficiencia terminal promedio de las Instituciones de educación superior (IES) a nivel licenciatura era cercana al 54%. Es decir, se observa una tendencia a la reducción de la eficiencia terminal o, si se ve de modo invertido, un crecimiento de las poblaciones que no concluyen sus estudios en la educación superior y que desde luego es necesario explicar.
Si vemos esta perspectiva del problema, es decir en términos de no conclusión de los estudios, ubicamos el espacio propio que envuelve a la deserción escolar, si la concebimos como el retiro, temporal o definitivo, del sistema educativo, ya que se presenta como uno de los factores que explican la falta de conclusión de los estudios (Rodríguez Lagunas & Hernández Vázquez, 2008).
D. Deserción en las universidades de México.
Con base en estudios realizados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico u OCDE (2015), el primer lugar con mayor cantidad de abandono de estudios universitario en el mundo lo tiene México y Turquía. Por su parte, el INEGI da datos que exponen que solo 8 de cada 100 estudiantes universitarios terminan sus estudios. En la encuesta realizada a personas de 12 a 29 años por Herlinda Suárez, académica del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, indican que el 76% si piensan cursar una carrera, aunque al final solo 23% de las personas entre 18 y 29 años tienen estudios de este nivel.
La deserción de estudiantes universitarios ha sido una preocupación de décadas (León Arenas, Romero Muñoz, & Hernández Saldaña, 2011). El creciente número de investigaciones al respecto, ha llevado a revelar diversos factores que explican la deserción en las universidades, factores como lo son personales, sociales, económicos y hasta factores institucionales, el problema puede ser del estudiante o la institución.
En este punto queremos aclarar que ya hemos hablado de los factores externos o internos en el estudiante que puedan provocar la decisión, por lo que ahora nos enfocaremos más en los factores institucionales que pudieran provocarla.
 La organización universitaria puede crear trabas para el estudiante, características que le dificulten integrarse y el involucramiento que siente el estudiante con la institución puede ser importante. Aspectos como lo son la flexibilidad curricular, la organización administrativa, la infraestructura y el ambiente académico y social, terminan influyendo en el sentimiento creciente de abandono del estudiante. La propuesta de otras investigaciones es que la diferencia entre deserción y permanencia depende muy fuertemente en el sentido de pertenencia entre la institución y el individuo. La integración del estudiante es crucial, y ocurre cuando el estudiante se adapta a los valores, normas y prácticas universitarias (León Arenas, Romero Muñoz, & Hernández Saldaña, 2011), la existencia (o la falta) de actividades culturales en las universidades influye sobre la deserción.
Hemos llegado al punto de nuestra investigación donde empieza a surgir la noción de identidad con la universidad, por ello a continuación se expondrá la significancia de este fenómeno y el comportamiento que genera que es lo que causa la presencia o falta de este.
E. La identidad universitaria
Una identidad es el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás (Real Academia Española, 2017). Es aquello que hace único a una persona, es decir lo que nos define; sexo, edad, peso, estatura, color de piel, nacionalidad, profesión, etc. Además de estas características, también puede referirse a un sistema de símbolos y valores que permiten afrontar diferentes situaciones cotidianas.
Según Alejandro Linares (2006), la identidad universitaria es “el conjunto de repertorios culturales compartidos por la comunidad universitaria, a partir de los cuales se definen a sí mismos, orientan sus acciones y otorgan sentido a sus prácticas cotidianas”. De manera más sencilla, la definimos como aquel conjunto de creencias y valores que definen a la universidad, y que son compartidos, de manera hipotética, por cada miembro de la misma. No solo es ser miembro de la comunidad universitaria, sino de ser parte del proceso social que implica conocer y compartir valores, historia, símbolos, es decir aquello que define el ser de la universidad, e implica un sentimiento de lealtad, respeto, orgullo y agradecimiento (Linares Zarate, 2006). Por ende, diremos que la identidad universitaria, es aquella que puede ser de manera simbólica, es decir, conocer los símbolos que definen a la universidad y a la facultad de pertenencia, y de conciencia, es decir, la manera en la que somos conscientes de los símbolos y de los compromisos sociales de la universidad y de las funciones que desempeña.
Armando Rugarcía(1993) expresa: “pareciera que muchos alumnos no son compatibles con los cursos y con ambientes universitarios, o quizá más bien, que muchos ambientes escolares no son compatibles con los alumnos”. Los estudiantes de la actualidad son muy diferentes a los estudiantes de los años 60 o 70, épocas marcadas por movimientos y luchas estudiantiles por la busca de la autonomía y otros ideales. Hay que admitir que a la generación actual de estudiantes, de la cual somos parte, nos cuesta sentir apego con los acontecimientos pasados, pues se perciben como eventos ya muy alejados de nuestra realidad actual; no podemos relacionar lo que se vivió en aquel entonces con lo que vivimos ahora. En el presente es muy común ver a alumnos que no se sienten tan apegados a la universidad que eligieron para cursar sus estudios. Según Hugo Aboites (2010), esta crisis en las universidades se basa en tres aspectos: (1) los miles de jóvenes que son rechazados en las universidades, (2) el alejamiento de las universidades respecto de las necesidades reales del país, la región y la ciudad, (3) y que no tienen una idea clara de para qué sirve la educación. Armando Rugarcia (1993) expresa: “pareciera que muchos alumnos no son compatibles con los cursos y con ambientes universitarios, o quizá más bien, que muchos ambientes escolares no son compatibles con los alumnos”. Es muy importante que a lo largo de la vida universitaria, los estudiantes se sientan parte de la misma, que se involucren y se sientan identificados con su universidad, y que al graduarse se sientan orgullosos. Todo esto debería inculcarse desde el principio, en el momento en que se inscribe el alumno en una universidad, luego con su historia, sus logros, objetivos, y todo lo que la representa.
Un elemento importante que contribuye a la falta de identidad universitaria es la apatía o desinterés escolar, algo que tal vez siempre ha existido, pero que actualmente va en aumento. Este desinterés puede dejar grabado recuerdos amargos de la incapacidad del alumno. Estos estudiantes apáticos comúnmente se caracterizan por su mal comportamiento y sus inasistencias a las clases, no entregan tareas ni cumplen con sus deberes. En resumen su aprovechamiento escolar es inexistente. Esta falta de interés comúnmente se traduce, eventualmente, a una deserción escolar por parte del afectado.
A veces, en casos extremos, este desinterés afecta incluso en los planes y programas de estudio, pues no se pueden llevar a cabo de la manera correcta debido al terrible descontrol que se genera. Cada vez son más los estudiantes que muestran desinterés por sus estudios y por su futuro, y en esto se ve involucrado el docente, ya que el desinterés por parte del alumnado puede provocar en el profesor desinterés por enseñar.
El problema puede darse por diversos factores muy relacionados a los causantes de la deserción estudiantil, factores como solvencia económica, la falta de dinero para transporte, libros, etc. Muchos estudiantes de universidad, especialmente en países como México, se ven en la necesidad de buscar un empleo para compensar sus gastos, ya sean universitarios o cotidianos, y esto hace que su desempeño se reduzca grandemente debido al agotamiento que su trabajo les genera. Otro factor se da por la desconexión del estudiante con su carrera. A veces la motivación del alumno se va extinguiendo conforme se va dando cuenta “que la carrera no es lo suyo” o porque el plan educativo no se apegó a sus expectativas iniciales. 
F. Psicología tras la identidad universitaria.
El término “identidad” surge de los trabajos de E. Erickson referentes a sus estudios sobre el desarrollo de los adolescentes. Su idea era que la identidad era un proceso mediante el cual el adolescente ganaba autoconocimiento, un proceso subjetivo que forma la conciencia como un sistema de autoevaluación de sus potencialidades, capacidades y debilidades, lo que le constituye un sentido de unidad personal y pertenencia a su sociedad.
La identidad es el resultado de un complejo proceso psicosocial, por medio del cual los atributos que caracterizan a un grupo son asimilados e internalizados por el individuo, para así formar parte de sí mismo y lo hacen reconocerse como perteneciente a ese grupo. El individuo se reconoce también con atributos propios que lo diferencian de los otros miembros. Al primer proceso se considera como resultante de la identidad grupal, colectiva o social, al segundo como la identidad personal o individual. En ambos casos hay un proceso de identificación, pero con resultados distintos.
1. Procesos de la identidad universitaria.
Como ya se señaló, la formación de una identidad es un fenómeno complejo en el que intervienen muchos procesos psicosociales, tales como el proceso de comparabilidad social, a la percepción social, a la estructura de las creencias, a las actitudes, a la internalización de los valores, a la formación de estereotipos, a la compartición e integración de la memoria colectiva, entre otros (Capello, 2015).
La comparabilidad social se deriva de dos procesos básicos: la apreciación comparativa y la apreciación refleja. En la primera la persona determina su posición respecto a uno o a un conjunto de atributos. En la segunda deriva una impresión de su posición respecto a uno o varios atributos, a través del comportamiento de otra u otras personas hacia él.
En su interacción con una comunidad, el individuo compara respuestas o comportamientos hacia su persona, así ubica su condición en el grupo. Este ejercicio de comparación social se da durante toda la vida, por lo que la identidad, independiente que no se perciba cambio alguno, se dan en su personalidad como a su posición en el grupo. Las identidades personales y sociales están siempre en continuo cambio, por lo que las identidades colectivas no son las mismas todo el tiempo, sino fluctuantes y diferentes de época a época.
La percepción social se refiere al proceso responsable de la formación de impresiones con relación, tanto del medio social, como de nuestra interacción con el mismo (Capello, 2015). En este proceso encontramos el reconocimiento e inferencia de las señales que se observan por parte de las personas y situaciones en las que se interactúa con ellas, y las emociones y afectos que despiertan en la persona. Cuando hay identificación, estas señales dirigen el tipo de apego hacia algún colectivo de personas. El resultado de este proceso implica que toda identidad contiene un sustrato emotivo y otro ideo-afectivo, haciendo los apegos fuertemente establecidos. Apego que no quiere decir que no pueda cambiar, cuando pierdan esta fuerza emocional e ideo-afectiva, serán sustituidas por otras más fuertes.
La disminución del apego emocional está relacionada con realizaciones de atribuciones de casualidad que la persona establece con respecto al comportamiento y su grado de atractivo como patrón de identidad. Por ejemplo, en una comunidad de la zona norte de México, las personas que pensaban emigrar ya antes de hacerlo comenzaban a devaluar los méritos de las instituciones mexicanas frente a las norteamericanas. Atribuían a estas últimas mayor atractivo y positividad (Cappello, 1994), como preparándose a su futura adaptación frente a nuevas instituciones; es decir, disminuían su sentido de pertenencia actual a las instituciones mexicanas (Capello, 2015).
a. ¿De dónde viene ese sentido de identidad?
Rokeach y Rothman (1965) consideran la creencia como una combinación única donde “un sujeto es capaz de ser caracterizado de muchas maneras y una caracterización es capaz de ser aplicada a muchos sujetos”. En la identidad personal y en las colectivas, las personas fortalecen su identidad o la derruyen, al construir un conjunto de atribuciones sobre las características de la persona o el grupo, la comunidad, el país o la patria, que descansan sobre características supuestas (sean actuales o históricas), formando una cierta mitología consensual, pero que contribuye a acentuar o debilitarla identidad personal o colectiva.
Con esto se quiere decir que una parte muy importante de nuestras identidades están basadas sobre atribuciones subjetivas que no vienen de aspectos racionales. Se cree que un símbolo de identificación atribuye al conjunto de creencias donde habita una mitología rica e imaginaría (Capello, 2015). Sin dejar de lado que la identidad se construye sobre experiencias de hechos reales.
Los valores son otro constituyente a tener una identidad. La palabra valor expresa la relación que hay entre el sentir de una persona y sus características cognoscitivos particulares. Se puede concluir que los valores son en parte cognoscitivos y en parte afectivos, los cuales están condicionados por la experiencia, se internalizan de manera que no se requiere alguna justificación para mantenerlos, forman parte de una convicción básica y un patrón inapelable sobre el cual se comparan los atributos de cualquier objeto, situación, personas y grupos, por el cual se aceptan o rechazan a los mismos.
El sustrato más profundo de la identidad, junto con las creencias, son el conjunto de valores que hemos internalizado en nuestra experiencia diaria con el mundo en que nos relacionamos. La diferencia entre la creencia y el valor es que este último nos da una dimensión comparativa que nos orienta hacia la aceptación o rechazo de las cosas. Podemos plantear, como ejemplo, que en las identidades colectivas, la condición de sentirse perteneciente a la colectividad se acepta si disfrutamos de una ecuación de reciprocidad, por así decirlo, entre obligaciones y derechos (aunque sea una pura sensación y no algo plenamente razonado). Si se da una reciprocidad justa confirmamos nuestra identidad colectiva. Si esto no ocurre así, la identidad tiende a desdibujarse en beneficio de otras posibles. Mantenemos una identidad, pero principalmente una colectiva, cuando le asignamos un conjunto suficiente de valores deseables que nos permiten satisfacer aspiraciones, expectativas, deseos, necesidades y perspectivas de un adecuado futuro personal y colectivo (Capello, 2015).
Las actitudes también son igual de importantes que los valores y las creencias, que se puede decir son la combinación de una creencia, un valor que se cree muy importante. Como indican Jones y Gerard (1977), “la importancia de un valor significa meramente que la categoría cognoscitiva que sirve como característica asociada a la creencia funge también como componente cognoscitivo (sujeto) del valor”. Relación que no es simplemente el resultado de un silogismo donde la actitud es la conclusión del mismo. También está presente la medición del componente afectivo asociado al sujeto de la actitud.
Es por esto que Thurstone (1929) definió a la actitud como el grado de afecto positivo o negativo asociado al sujeto depositario de la actitud. Esto se refiere a la dimensión evaluativa, la afectividad expresada al sujeto y la creencia asociado al mismo. Aparte de los componentes de la actitud, se deben considerar las características relevantes de la misma: la dirección y el extremismo. O sea, el grado en que un objeto o sujeto es evaluado favorable o desfavorablemente.
La importancia de considerar a las actitudes como parte de los procesos de la identidad individual y/o colectiva, es que son el vehículo que expresa el grado de consistencia con que se mantiene dicha identidad como sentido de pertenencia hacia algo, sea el grupo, la comunidad, la nación, etc. Diríamos que son como la red lógico-afectiva que integra la expresión de la identidad como sentido de pertenencia, así como previene hacia la acción. El rompimiento de la red de actitudes hacia las entidades sobre las cuales se forma o estructura la identidad hace aflorar sus procesos disruptivos. En el caso de la identidad personal, el destino sería la desintegración personal y, en las identidades colectivas, su desaparición y o recambio (Capello, 2015).
b. La memoria colectiva
Otro proceso estrechamente relacionado a la identidad es la memoria colectiva, pues se dice que “no hay identidad si no existe una memoria”. Una representación del pasado que se refleja en el presente que condiciona, construye o participa de las cogniciones de nuestras expresiones emocionales a situaciones, comportamientos o interacciones personales y sociales, dando orientaciones hacia el futuro.
Los especialistas que estudian la identidad, la consideran como un constructo. Es decir, una construcción lógica que nos permite representar todos los fenómenos que se supone se dan y que desembocan en la constitución de una identidad. Nuestro sistema nervioso está construido de manera tal que registra huellas de los acontecimientos experimentados y puede hacerlas accesibles cuando son precisas. Sin embargo, estas huellas del pasado no son registros fidedignos de lo efectivamente acaecido, sino trazas que los eventos han dejado en la materia para ser interpretadas y utilizadas más adelante.
Los tipos de “huellas” más relevantes para el tema son: (1) lo que las experiencias individuales dejan en la estructura física de los individuos vivos, y (2) las huellas físicas que quedan en el mundo como consecuencia de las acciones de las fuerzas de la naturaleza (entre ellas individuos y grupos humanos). Mientras las segundas resultan accesibles para cualquiera, las primeras sólo lo son de manera inmediata para la propia estructura individual en la que están inscritas. A éstas podemos llamarlas memorias individuales y públicas: ambas están relacionadas, pero no debemos confundirlas. Las segundas no tienen significado, a menos que resulten accesibles y sean interpretadas en experiencias memorables para personas de carne y hueso.
También hay que tomar en cuenta los grupos humanos a través del tiempo que han desarrollado procedimientos para ampliar la capacidad para mantener registros del pasado. Sistemas de notación, poemas, historias, rituales, monumentos, etc. que ayudan a mantener la memoria colectiva y hacer accesibles experiencias limitadas al tiempo de vida de cada persona, haciendo posible acceder a experiencias acumulada por algún otro grupo, haciendo posible la cultura.
Cuando los actos del recuerdo son, al mismo tiempo, actos de habla referidos a experiencias propias del hablante, hablamos de memorias individuales; cuando se refieren al pasado del grupo, las llamamos memorias sociales y, si estas últimas cumplen algunos requisitos, las llamamos historia. En cualquier caso, tanto las unas como las otras se muestran como un producto, como una producción lingüística de un autor (individual o colectivo) y, como tal, susceptible de ser sometidas a técnicas de análisis del discurso. El desarrollo de la memoria colectiva por el intercambio de recuerdos entre los miembros de un grupo o entre grupos, construye un sentido de permanencia, con símbolos comunes y características similares que forman y estructuran la identidad colectiva, a la par que permite que los individuos miembros se comparen, reconozcan y compartan consensualmente una historia común, un presente valorado y una expectativa optimista de futuro (Capello, 2015).
Una variable muy importante para el logro de una identidad colectiva se refiere al estatus que la colectividad posee, comparativamente con otras colectividades, con respecto a ciertos logros (nivel de vida, desarrollo humano, cultura reconocida, organización social adecuada, condiciones de vida notables, calidad democrática, poder, entre otros). Ellemers (1988), comentan que, en la medida en que estas características poseen mayor atractivo, propician entre los miembros del colectivo una mayor identificación, mientras que si se consideran como características de bajo estatus, provocan un proceso de desafiliación al grupo y orientación de identificación a otras agrupaciones o colectividades. Un interesante hallazgo de las investigaciones sobre la identidad colectiva, indica que la inestabilidad del estatus de las características del colectivo incita a buscar el cambio social porparte de sus miembros, con el objeto de mejorar el “estatus general del colectivo”. Esto es, provoca una mayor tendencia de identificación (Ellemers et al., 1988), que le permita potencializar la pertenencia al grupo y, con ello, regularizar la dinámica del estatus general, que en su turno dará más estabilidad a los estatus personales.
Muchas acciones de recuerdo se producen en grupo, habiendo incluso objetos y prácticas sociales de recuerdo diseñadas específicamente para ello (Radley, 1990-1991). Por supuesto que estas prácticas de recuerdo no se agotan en los actos de recordar, sino que tienen un propósito moral, cumplen la función de mover hacia una dirección particular, utilizando procedimientos de recuerdo particulares, que llegan a convertirse en símbolos, alcanzando una significación, un significado y un valor emocional particulares. De esta manera, las memorias autobiográficas se entretejen con las memorias sociales y con la historia, con las representaciones del pasado del grupo, tal como aparecen en las narraciones y en los rituales. Así, los símbolos culturales se convierten en símbolos individuales con un valor emocional añadido. Esto genera una corriente de realidad personal, llamémosla cultura personal, que entra en contacto con la vida pública. Cuando la cultura pública y la cultura personal entran en contacto, ambas se ven afectadas y se reestructuran –aunque en grado variable–, dando lugar a lo que llamamos la “realidad objetiva” (Capello, 2015).
Hasta este momento hemos enfatizado algunos procesos psicológicos que median en la producción de la identidad personal. Hemos visto que no son procesos puramente subjetivos, sino que están ligados a aspectos sociales y ambientales (físicos). Por lo que es importante señalar, para explicar y entender a las identidades colectivas, el contexto social –en su más amplio sentido– en que se dan la aparición de este tipo de entidades.
Así como existe para la persona una sola identidad individual –a menos que padezca una enfermedad mental que la disocie–, existen múltiples identidades sociales que pueden ser adoptadas por las personas, grupos y colectividades. Una persona puede ser padre, hijo, esposo, profesionista, jugador y fanático de un equipo deportivo, nativo de una región, comarca, estado o ciudad. Es decir, la identidad social de grupos y personas es multívoca. El hombre ha construido una sociedad con distintos ámbitos de diferenciación, semejanza y significación para los individuos. De la misma manera, ha construido una sociedad con distintas formas de organización sociopolítica (Capello, 2015).
G. ¿Hay falta de identidad en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales?
La Universidad Autónoma de Chihuahua, es un lugar de gran importancia histórica, es conocido por todos los chihuahuenses. Si hablamos del orgullo hacia la universidad, no es algo que solo se limite a los estudiantes, si no a muchos de los ciudadanos independientemente de si hayan formado parte de esta en alguna parte de su vida. Prueba de esto se encuentra en una de las preguntas realizadas en nuestra encuesta; en esta, se les pregunto a 80 personas (estudiantes y no estudiantes en el caso de esta pregunta) si se sentían orgullosos de tener un lugar como la UACH y casi el 90% respondió que se sentía muy bien el tener un lugar así, y solo el 12% respondió negativamente a nuestro cuestionamiento
fig. 1 “¿Sientes orgullo por la UACH?”, encuesta propia.
Este resultado es contrastante con los datos obtenidos al hacer la misma pregunta a 140 estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en cuanto a la misma:
fig. 2 “¿Sientes orgullo por tu Facultad?”, encuesta propia.
Más del 50% de los encuestados dice sentirse disconforme con la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
¿A qué se debe esta sensación de desprecio hacia este lugar? Gracias a que nosotros somos estudiantes de esta misma Facultad, podemos decir que hemos escuchado en muchas ocasiones, comentarios burlescos tanto dentro como fuera de la misma, e incluso hemos vivido experiencias que nos hacen dudar de la calidad en la misma. Es común escuchar a estudiantes quejándose de aspectos sobre deficiencias como lo son: equipo deficiente, lugares poco adecuados para dar clases, maestros poco preparados, mala atención administrativa. Hemos experimentado la felicidad de ver la construcción de un nuevo edificio que suponía mejora en la calidad del aprendizaje, el grandioso “nuevo taller de televisión”, para después decepcionarnos con el paso del tiempo, al ver que las obras ya casi por finalizar, están paralizadas desde hace ya un año, y no hay señales de que puedan terminarse pronto, incluso los estudiantes han terminado de nombrar este lugar como el “palenque”, y en forma de broma buscan nuevos usos que se le podrían dar al lugar para evitar que quede en el olvido.
Sobre todo esto, también hicimos preguntas a los estudiantes para saber que opinaban al respecto. Se les pregunto que creían que provocaba esta falta de orgullo hacía la Facultad y estas son las respuestas más relevantes seleccionadas por la repetición del contenido entre los encuestados:
“Falta de motivación de los alumnos.” 
“El alumno comúnmente se sienta perdido, no hay ganas de seguir estudiando con lo que se ofrece en la Facultad.”
“Un sentimiento de no pertenecer aquí.”
“Falta de interés de parte de los alumnos y maestros, indiferencia”
“Que realmente no hay forma de saber que te guste lo que estudias y malos maestros.”
“El no sentirse parte de la Universidad, sentirse excluido, no sentirse a gusto en la universidad.”
“Que no nos unimos como Facultad”
“Falta de interés hacia lo que sucede relacionado con nuestra Facultad y universidad.”
“Que los alumnos no se sientan identificados, o que se les esté quitando las ganas de estar en la facultad.”
En estas respuestas se habla mucho de una falta de motivación, y de cómo existe un desinterés por la carrera. No es que los alumnos en la mayoría de los casos se hayan equivocado al elegir la carrera, lo que sucede es que, y hablamos por experiencias personales, la falta de materias relacionadas a las carreras (en especial en Ciencias de la Comunicación), terminan matando el interés por continuar los estudios de estas. Nos referimos a que en los primeros tres semestres, solo se ofrecen materias de las denominadas del “tronco común”, y aunque sabemos que propósito tiene, no basta para hacer sentir a mucha gente que están desperdiciando el tiempo en una carrera que pensaban tenía otro objetivo. No es si no hasta cuarto semestre que, de nuevo, por experiencia de varios de nosotros, se empieza a sentir de nuevo esa motivación inicial que se sintió al ver que fuiste aceptado en la carrera que tanto deseaste estudiar. A pesar de todo, igual termina siendo demasiado tarde para todos aquellos que decidieron abandonar la Facultad, queriendo buscar algo donde no sintieran que se estuviera perdiendo su tiempo y que si estuviera relacionado a sus intereses.
Aquí hicimos otra pregunta para saber que pensaban los estudiantes sobre esta conjetura. Se les hizo la pregunta “¿Se han cumplido tus expectativas sobre la facultad?” a 65 de nuestros compañeros en semestres inferiores. Los resultados de esta pregunta fueron:
fig. 3 “¿Se han cumplido tus expectativas sobre la facultad?”, encuesta propia.
El 64% piensa que no y el 36% dice que sí. Aunque esto no quiere decir que todos los que dijeron que no vayan a dejar la Facultad, si es importante para saber que puede que algunos de ellos si tomen esta decisión basándose en este dato y la información anteriormente proporcionada sobre la deserción escolar y la falta de identidad universitaria.
Además de haber hecho esta pregunta, hicimos una subsecuente para saber cuál era la razón por la que sus expectativas no se habían cumplido. He aquí los resultados más importantes que encontramos:
“Las materias que llevamos siento que no tienen que ver con la carrera.”
“Quizá mis expectativas eran altas, y sentía que cambiaría en algo de todas las demás escuelas que he cursado peroa fin de cuentas es lo mismo: haces trabajos memorizas cosas y te pasan, es raro ver una clase enfocada en generar un conocimiento real que te genere el cuestionamiento de algo, en general parecer ser más memorizar que aprender.”
“Maestros malos, irresponsables.” 
“Porque no tenemos muchos programas en los cuales te puedes incluir y sentirte parte.”
“Podría estar mucho mejor, pero hay mucha indiferencia por parte de los alumnos, las instalaciones podrían mejorar y se podrían crear más eventos para animar a todos.”
“Falta infraestructura.”
“Creo que se necesitan más actividades bien organizadas para que TODOS se integren y se sientan a gusto.” 
“La falta de materias relacionadas con mi carrera.”
“Considero que falta cierto compromiso e interés por el bienestar de los alumnos.”
“Siento que es mucho tiempo para empezar con las materias de la carrera.”
“Solo es un lugar al que vienes a tomar clases y ya te vas a tu casa, a mi parecer le falta algo esencial que la identifique.”
Los alumnos creen que hace falta algo más para lograr que sus expectativas por la Facultad se cumplan, algunos si están de acuerdo que las materias poco relacionadas a su carrera están afectando su experiencia en la Facultad, otros mencionan las falta de actividades para lograr un sentido de pertenencia a ella. Sobre esto también hicimos una pregunta al respecto para saber qué tan involucrado se está con las actividades promovidas por la Universidad, pues aunque tal vez haga falta que la Facultad haga más actividades que deje a los estudiantes satisfechos, la Universidad si hace mucho énfasis en este tipo de actividades. 140 estudiantes de la Facultad respondieron:
fig. 4 “¿Qué tan involucrado estás con las actividades que hay en la universidad?”, encuesta propia.
Hay que reconocer que la falta de motivación en los estudiantes no es solo culpa de la administración y los maestros, los mismos estudiantes también deben poner de su parte para poder lograr una Facultad más activa e involucrada. La falta de infraestructura necesaria y maestros pocos preparados no sería mucho problema si nosotros como alumnos de FCPyS aportáramos nuestro granito de arena para hacer el lugar mucho más ameno. En el grafico podemos observar que los estudiantes no son tan indiferentes a los eventos organizados por la universidad, aunque tampoco son tan involucrados con estos. Calificaríamos estos resultados como buenos, si no fuera por el siguiente grafico que presentaremos a continuación:
fig. 5 “¿Crees que la obligatoriedad del carnet culturar te ayuda a sentirte más “perteneciente” a la universidad y a la facultad?”, encuesta propia.
El carnet cultural es un requisito más para poder titularse, el cual trata de registrar 36 eventos: 12 culturales, 12 deportivos y 12 artísticos. Si tomamos en cuenta estos resultados y los de la anterior gráfica, podemos deducir que la participación de los alumnos a las actividades de la Universidad, son vistas más como una obligación, que algo que de verdad se disfrute por los asistentes. Y por eso también podemos decir que hace falta que nosotros, como estudiantes de la UACH y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, también nos involucremos más con nuestra universidad. Al final de todo no se trata de solo exigir que se mejore la situación en la Facultad, si no también exigirnos nosotros a ser mejores. De nada servirá tener una Universidad de primera, si los estudiantes terminan siendo de lo peor.
H. El punto de vista de los trabajadores en FCPyS.
Teniendo los datos anteriores y con el objeto de saber qué es lo que pensaban los trabajadores de la Facultad, también quisimos realizar entrevistas a los maestros y administrativos que laboran aquí. Desafortunadamente, al no poderse realizar la entrevista a los administrativos (detalles en la sección de incidentes), solo incluiremos las entrevistas realizadas a los maestros la cuales presentaremos a continuación:
La primera entrevista, fue realizada al profesor Antonio Payan Gomez, periodista reconocido y maestro de la Facultad conocido por estar muy involucrado con los estudiantes y sus problemas. Al preguntarle por su opinión acerca de la actitud de los estudiantes de la Facultad hacia la misma, nos respondió que cada persona tiene su propio criterio, así como su personalidad y también su individualidad, “sin embargo, los objetivos a nivel grupal, a nivel de generación creo que es una constante de los alumnos el tratar de penetrar en el complejo mundo de la parte social de la comunicación de las relaciones hoy por hoy tan diversas, tan complejas, raras y profundas”. Menciona las características de lo que se puede establecer como una crisis de identidad que en muchas ocasiones llevan a los jóvenes, más en el entorno de las redes sociales a tener pensamientos de deserción. 
En general, el profesor lo que nos intenta decir es que, aunque tal vez existan pensamientos negativos hacia la Facultad por algunos alumnos, no es lo mismo para todos. En sus palabras nos dice: “No hay una unanimidad, no existe, sería una situación sumamente preocupante, pero yo creo que los alumnos de la facultad están tratando de entender, en la academia, en el deseo de convertirse en profesionales de la ciencia política, en tratar de ubicar los fenómenos que hoy por hoy están ocurriendo en nuestra sociedad y no solamente dentro de ella, sino también la parte política y económica, creo que van en un camino correcto, el pensamiento del universitario siempre es inquieto, siempre es de dudas, interrogantes y mucha exigencia, ese es el prototipo del estudiante para mí.”
Le comentamos acerca de cómo hay profesores que son los que culpan a los alumnos actuales, de la falta de motivación y la sensación de insatisfacción que se percibe en ocasiones dentro de la Facultad. Estos profesores nos cuentan que anteriormente los alumnos eran más involucrados, encontraban la forma de demostrar su orgullo hacia la facultad. El profesor, además de demostrarnos con su expresión de desconcierto que no estaba del todo del todo de acuerdo con estas afirmaciones, nos comenta:
“Cada persona, todo núcleo, cada sector maneja un tipo de cultura, no puede eso de una manera generalizarse, yo no lo veo así. El criterio que este marco trae podría ser que de generación a generación cada una tiene su característica, ninguna es igual porque el mundo va cambiando, las exigencias van cambiando. Yo sí coincido en el ámbito de que los jóvenes que están arribando a las nuevas generaciones universitarias traen el impacto de las redes sociales, de los videojuegos, traen otra conducta de asociación diferente a la que va saliendo, pero, por ejemplo; que exista una actitud de mayor distracción, al menos yo como maestro no lo he visto en mis grupos. Incluso generaciones que ya han salido se ha demostrado que no tienen tanta atención como las actuales, o sea, no es una regla general, sería imprudente e irresponsable decirlo.”
Después, se le cuestiono acerca de la forma de inculcar la identidad a los alumnos que tiene la Facultad y la Universidad, queríamos saber si creía que eran buenas o si tenían algo que el pudiera cambiar. Su respuesta fue de apoyo hacia estas actividades, pues para el sí ayudan totalmente a crear una identidad. Nos explica que “si no hay identidad en lo que el universitario en la formación para convertirse en un profesionista, no trae lo que se llama la ‘’mística’’, creo que sería una pobreza en valores, en objetivos y en ideales.”
Posteriormente nos explica cuál es el significado de este término: “Yo creo que a la facultad le falta promover más el sentido místico del estudiante para poderse formar en una comunidad, no podemos estar alejados unos de otros, ustedes tienen la capacidad y el objetivo de entre ustedes mismos impulsarse, no veo ningún caso a jugar al orgullo de pertenecer a una facultad si realmente en el interior no la sentimos.”
Por último, quisimos saber qué es lo que el agregaría el para aumentar el orgullo y el sentido de pertenencia a la Facultad.
“Necesitamos más cohesión, más comunicación internahay un síndrome de incomunicación en una facultad que habla precisamente de comunicación, nos hace falta más una agenda de extensionismo universitario, nos hace falta más una comunidad de eventos para podernos comunicar entre grupos y entre generaciones, nos hace falta tener mayor infraestructura, mayor equipo, mayor tecnología que hoy por hoy no la tenemos.”
Después, menciona algo que los mismos estudiantes en las encuestas nos mencionaron: la falta de calidad en los maestros. Además, agrega algo muy importante y que debe recalcarse:
“Hay que decirlo también, mejor capacitación de los maestros, la autocrítica debe ser también de la facultad y los alumnos deben ser los primeros en exigir que el maestro que se para frente a ustedes tenga al menos las mínimas bases y deben hacerlo con categoría y responsabilidad, no importa que el maestro en cuestión se llegue a molestar, sería un parámetro del que este no debería estar frente a un grupo si no se tiene la capacidad, y eso hoy en día, desafortunadamente es algo crítico, hay que decirlo con la verdad.”
En general, el maestro cree que aunque si hay ciertas deficiencias en la calidad de la educación en la Facultad, depende de todos los involucrados para lograr un mejor ambiente. En especial, cree que los estudiante somos los que debemos exigirle a los directivos por mejores oportunidades, materiales y mejores maestros. Es una opinión en la cual en realidad si estamos de acuerdo; si los alumnos se involucran más y exigen más, los directivos tendrán que involucrarse más y dar más de sí.
Además de él, hicimos otras dos entrevistas a otros maestros conocidos desde hace tiempo, básicamente desde el inicio de operaciones de la Facultad aquí en chihuahua. Uno de ellos, es el maestro de Fotografía, Felipe Muñoz de la Torre. A los mismos cuestionamientos presentados anteriormente nos respondió lo siguiente:
La primera pregunta fue la siguiente: ¿qué ha escuchado y qué opina de las actitudes y forma de pensar actuales de los estudiantes de la facultad hacia la misma?
Primero nos mencionó, como con el profesor Antonio Payan, que las circunstancias de los estudiantes son diferentes entre sí. Además agrego: “Son cuestiones muy encontradas, hay quienes hablan a favor y hay quienes ‘’despotrican’’ de la misma, por ejemplo, me ha tocado leer en la página de Facebook de la Facultad, y más cuando se están en vacaciones, mucha gente escribiendo muchos comentarios negativos hacia la misma, pero luego, resulta que son esas mismas personas que se la pasan en dirección intentando arreglar problemas o se lo pasan en los talleres perdiendo el tiempo. Para mí es como todo, hay buenos estudiantes y malos estudiantes, y aunque hay muchos comentarios malos hacia la Facultad, creo que son más los comentarios buenos que malos.”
A la pregunta que habla sobre el nivel de involucración que había en la facultad anteriormente a lo que hay ahora, el profesor nos comenta:
“Lo que pasa es que cada generación es diferente y en cada generación hay gente buena, gente excelente y gente que solo viene por venir, hay de todo tipo, por ejemplo, en aquel tiempo, cuando traen la Facultad al campus uno en Chihuahua, mucha gente venía motivada porque Ciencias Políticas solamente existía en Ciudad Juárez. Pero que es lo que pasa cuando ya instalándose la Facultad, se dan cuenta que no hay infraestructura, que es deficiente, es cuando sale la gente quejándose de las deficiencias, pero como siempre ha habido gente brillante, también estaba la gente que buscaba trabajar con esas deficiencias, es lo mismo que sucede actualmente.”
En su opinión, y hablando de las actividades promovidas para fomentar la identidad universitaria, el cree que no es suficiente, pero no es que sea un mal intento, lo que él cree es que siempre hay que dar más, aunque las actividades si ayuden a lograr que el estudiante siga adelante, siempre faltara dar un poco más. Lo que nos intenta decir en pocas palabras es: siempre buscar perfeccionarlo todo.
Con respecto a esto, y relacionado a la última pregunta realizada, nos dio su opinión de lo que el creería haría falta para mejorar y fomentar el sentido de identidad a la Facultad:
“Yo creo que hacer conciencia, de nuestra carrera, nuestra condición como personas y lejos de ver la cuestión negativa, ver lo positivo de las cosas. Hay gente que se dedica a solamente hablar mal de todo y así se la pasa siempre desde el inicio del primer semestre hasta que su carrera termina (si es que la termina), pero hay mucha gente muy buena y muy valiosa, entonces yo digo que hay que ver lo positivo, eso sin dejar un lado lo que pudiera generar los aspectos negativos para así solucionarlos, porque siempre la crítica constructiva es buena.”
En el caso del profesor Felipe, quien ha visto varias de las generaciones que han existido en la Facultad, no piensa que todo lo que se dice de los alumnos o lo que dicen los alumnos sobre la Facultad sea malo, él dice que si hay críticas y que si deben atenderse, pero aun a pesar de ello, siempre existen alumnos que logran superarse a pesar de las deficiencias que pudieran existir en un centro educativo. Es parecido a lo que dijo el profesor Payan: no todo depende de un lado de los involucrados, si los alumnos lograran involucrarse más, que exigieran más, los directivos de la Facultad no tendrían más que hacer los cambios necesarios que se pidieran por parte de los estudiantes. Si uno de ellos no cumpliera las expectativas de los alumnos, entonces los alumnos se encargarían de encontrar a alguien que si atendiera sus quejas.
Por último, quisimos entrevistar a quien en este semestre nos da la clase llamada Ética Profesional, el profesor y periodista Rodrigo Ramírez Tarango, una persona a quien consideramos tiene mucho criterio y que creemos aportaría mucho a esta investigación con su punto de vista.
A la respuesta a la primera pregunta sobre las actitudes que toman los estudiantes con la Facultad, nos da otro punto de vista diferente, pues aunque si ha escuchado críticas hacia la misma, también ha escuchado que se expresan con cariño hacia la Facultad “Bueno, en términos generales yo considero que he escuchado que los alumnos de la facultad se expresan con un gran cariño hacia la facultad, sin embargo están conscientes de que hay serias críticas desde fuera a nuestras carreras, que se piensan son carreras fáciles u otros aspectos de ese tipo y bueno, en algunos casos hay alumnos que consideran que esos comentarios son ciertos, cuando en realidad las carreras de aquí de la facultad de Ciencias Políticas y Sociales, como en cualquier otra carrera de la universidad tienen su grado de dificultad, tienen su nivel de especialización y esos son aspectos que necesitan reconsiderarse, pero en términos generales eso es lo que yo he percibido.’’
En cuanto a las aseveraciones de la falta de involucración de los alumnos actuales en comparación de los anteriores por parte de algunos maestros, nuestro profesor nos explica los antecedentes probables por la que cree que existan este tipo de opiniones, además de dar su punto de vista:
“Para eso necesitamos entender un poco el contexto, estamos hablando de una Facultad que en su primera generación tuvo más de mil personas buscando entrar. Solo se pensaba abrir dos grupos, es decir que entraran ochenta alumnos. Muchos de sus compañeros tuvieron que luchar por su espacio, tuvieron que exigir su lugar y manifestarse. Eso logró abrir la facultad con seis grupos, es decir de dos a seis grupos es más de la mitad, muchos de los alumnos se sintieron orgullosos de ese logro. Después de eso, estamos hablando de que esos seis grupos venían a clases y tenían que buscar baño en otro lado porque no había baño en la facultad, que tenían que ir a la cafetería de otra facultad porque no había una cafetería propia de Ciencias Políticas y Sociales, no había biblioteca, no había lugar (que por cierto sigue faltándonos) para ir a descansar y hacer alguna tarea, algo similar a la biblioteca pero donde se pueda interactuar de una manera más libre.
No habíamuchas cosas y ellos tuvieron un compromiso con la facultad de ir luchando por los espacios, de ir comprometiéndose con las clases, con los problemas de que a veces programábamos las clases en un salón, otro grupo también lo hacía y se chocaba en ese aspecto, era un relajo, esa primera generación le tocó tomar una o dos clases sin bancas, tomaron clases en los pasillos, en los patios, por falta de espacios, no les digo que fue la constante de todo un semestre, pero sí de un día o dos por semana. Después de que cambia la situación, el alegrarse porque ya tenían baños y porque ya tenían cafetería, créanme ellos lo vivieron de una manera muy distinta porque tenían un gran compromiso.
Ellos no le decían ‘’fispis’’ a la facultad, le decían ‘’Ciencias Políticas y Sociales’’, el término de ‘’fispis’’ vino ya cuando ellos habían salido, no es que yo considere que ‘’fispis’’ es una cuestión peyorativa, pero ellos no lo manejaron, fue una generación en la que muchos egresados de ella hoy en día están en puestos ejecutivos de grandes responsabilidades y bueno, es parte de lo que habla el cómo aprovecho esa generación este esfuerzo que hizo la universidad de traer las carreras de Relaciones Internacionales y Ciencias de la Comunicación a la ciudad de Chihuahua.”
En el tercer cuestionamiento, el profesor muestra estar de acuerdo con muchos alumnos de que las actividades que se intentan implementar, son insuficientes, que son faltas de una ambición mayor para poder lograr sentirse orgullosos de la Facultad y de la Universidad también. Estos son sus pensamientos:
“Pues son acciones interesantes, importantes, pero creo que hace falta más compromiso, porque si ustedes van a otras universidades y van a la cafetería, pasillos, se habla de temas académicos y en la UACH nos hace mucha falta que los temas académicos estén presentes en toda la vida del universitario, no nada más en el aula. Lamentablemente para nuestra facultad, ni siquiera en el aula están los temas académicos, vayan ustedes a otras universidades y en la cafetería se habla de problemas, de teorizaciones, de situaciones polémicas propias de sus clases.
Eso es algo que le ha faltado a la universidad para sentirnos realmente universitarios tanto bajo el lema de nuestra universidad y los temas de pertenencia. Miren hace algunos años a la UACH en basquetbol eran los dorados, en béisbol los dorados igual, en soccer eran las naranjas, en americano las águilas, ¿qué identidad es esa? Y estoy hablando de una cuestión mercadológica de estar bajo la identidad de una mascota.
¿Ustedes se sienten grillos?, ¿saben por qué somos grillos?, claro, estoy de acuerdo que cuando ustedes entraron había unos monos muy raros aquí, parecían marcianos en vez de grillos, pero, son aspectos que nosotros tendríamos que trabajar mucho, no solo en la dirección, porque hablo de maestros, alumnos, sociedad de alumnos, etc. Que requieren evocar esa identidad y esa identidad es sentirnos parte de, creo que falta mucho.”
Continuando con la última pregunta que se le realizo al profesor, sobre las sugerencias que cree él ayudarían a formar una mejor identidad de los alumnos con la Facultad y su Universidad también.
“Bueno, la comunicación, me gustaría que la identidad todos la tuviéramos, por ejemplo, en temas deportivos, culturales y científicos. Me gustaría que en las cafeterías de toda la universidad se transmitieran los mensajes y no me refiero a los mensajes que se producen en radio universidad, sino a toda la programación de radio universidad y que fuera una programación que hable de la vida universitaria, que esté viendo yo los problemas o soluciones que dieron en “conta”, en Ciencias Agrícolas, en Medicina, en todo ese tipo de cuestiones, que nos digan cómo nos fue en el americano, el juego de esta semana, que me digan cómo está el torneo de basquetbol o el de soccer, todo ese tipo de cuestiones y que me inviten a ir, nos tocó como grupo ir a juegos de basquetbol y éramos los únicos además de algunos familiares de los compañeros que jugaban, en un estadio para once mil personas, y pues no, la comunicación es indispensable para que se creen los vínculos de pertenencia y nosotros por gusto, no por cumplir con el carnet vayamos a nuestros eventos y apoyemos a nuestros deportistas, artistas etc. Pero por gusto, eso nos ayudaría mucho a que se genere ese sentido de pertenencia, porque nosotros ahorita estamos aquí, luchamos un poquito por lo que tenemos, salimos y se acabó, la universidad necesita de sus egresados.
Para pertenecer tengo que saber a qué pertenezco y ya después como segundo paso viene el sentido de identidad y por último tengo que querer esa identidad, amarla y darle para aprender a recibir de ella.”
Estamos totalmente de acuerdo con muchos de los puntos que el profesor nos concedió en la entrevista, tal vez la universidad en si no necesita impulsar más su símbolos propios, pues ya mencionamos que todos los conocemos y se demostró por medio de encuestas que la gente piensa estar feliz de tener un lugar como la UACH. Aun así, como lo dice el profesor, le hace falta impulsar el orgullo por la universidad en otros aspectos, impulsar el “orgullo de ser UACH”. El carnet cultural es la prueba de que a la gente no le interesa los eventos ofrecidos por la Universidad, si fuera de otra forma, no sería necesario su obligatoriedad, no habría casos de personas que se quedaron sin titular por haber pensado que hacerlo cumplir era una molestia. En la respuesta anterior se habla de impulsar la discusión universitaria en cada parte de esta, una propuesta que nos suena muy interesante ¿Cómo cambiaría la actitud de los alumnos en nuestra Facultad si se nos ofrecieran espacios para hacer discusiones sobre temas de los estudios y que se pudieran presentar ante todos los demás en lugares de acceso común como la cafetería? Actualmente, si se quiere hacer una discusión, solo se hacen por medios no oficiales como Facebook o WhatsApp, y con la participación de una pequeña parte de los involucrados.
Otra cosa que se menciona, es el intento fallido por parte de la Facultad de crear un sentido de identidad por medio de la presentación de una mascota que la verdad no sabemos cómo fue que se llegó a ser seleccionada, pero nunca fue el agrado de la gente. Todos los involucrados en este trabajo iniciamos al mismo tiempo hace dos años, como lo dijo el maestro, notamos la presencia de unas esculturas que ni idea de que representaban, apenas unas semanas después fueron retiradas y nos encontramos que la razón fue que alumnos de semestres anteriores se habían organizado para escribir una carta a los directivos para hacerles notar su inconformidad con estas. En resumen, esta carta decía que la supuesta mascota de la Facultad era llanamente horrible, no los representaban, que pedían que se reemplazara por una mejor versión. Esta petición fue resuelta a medias, pues las esculturas se retiraron, pero nunca se reemplazó la mascota, por lo que la Facultad no cuenta con alguna mascota que la represente, indicando esto, junto con la falta de criterio al seleccionar la mascota, una falta de comunicación entre los directivos y el alumnado.
IV. Conclusiones, posibles soluciones y recomendaciones.
Nuestra hipótesis inicial, hablaba acerca de la posibilidad de que la falta de identidad universitaria fuera la causante de la falta de deserción escolar en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Desafortunadamente, a falta de datos cuantitativos, los cuales planeábamos conseguir por medio de entrevistas a los encargados de la administración de la Facultad, se nos ha dificultado decir con certeza si nuestra hipótesis es correcta o no. Sin embargo, si tenemos los datos suficientes, obtenidos por las encuestas realizadas a parte de los alumnos y entrevistas realizadas a maestros, de que existe una fuerte pérdida de identidad y orgullo dentro de nuestra Facultad.
Debido a la experiencia anterior (y a experiencias pasadas también, hablando de manera sincera), y además a los datos obtenidos, descubrimos la existencia

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